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4 Estadios iniciales en el desarrollo

grupal

Este capítulo y el siguiente tratan de ser un mapa de carreteras a lo largo


de los estadios del progreso grupal. Se basa en mi propia experiencia y en los
textos de otros autores y describe los factores fundamentales que caracterizan
el desarrollo de un grupo.
Los estadios descritos en este capítulo no responden a las fases discretas y
fácilmente diferenciables de la vida de un grupo real. Entre los estadios hay
una diferencia considerable y los grupos no se adaptan exactamente a las
secuencias de tiempo preordenadas que teóricamente separan una fase de la
siguiente. Además, el contenido del proceso varía de un grupo a otro y se
pueden encontrar diferentes aspectos del proceso dependiendo de la orienta-
ción teórica del terapeuta, de la finalidad del grupo y de la población que lo
integra. A pesar de estas diferencias parece haber algunos patrones generali-
zados en la evolución de un grupo.
Un repaso de los estadios del desarrollo grupal, incluyendo los factores
que facilitan e interfieren el proceso grupal maximizará su capacidad para
ayudar a los miembros de sus grupos a alcanzar las metas que se propongan.
Al conocer los problemas y las posibles crisis de cada estadio, usted aprende
cuándo y cómo debe intervenir. Según vaya adquiriendo la imagen de la evo-
lución sistemática de los grupos, será más consciente de las tareas evolutivas
que deben efectuarse satisfactoriamente si se desea que el grupo avance y
puede también predecir problemas e intervenir terapéuticamente. Por último,
el conocimiento de la secuencia evolutiva de los grupos le dará la perspectiva
ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

118 que necesita para dirigir a los miembros en direcciones constructivas,


reduciendo la confusión y ansiedad innecesaria.
Muchos autores han comentado los estadios del proceso evolutivo del
grupo y de estas descripciones se deduce que, aunque el contenido específico
de los grupos varía considerablemente, las tendencias y procesos son muy
similares. En otras palabras, independientemente de la naturaleza del grupo y
la orientación teórica del terapeuta, algunas tendencias generalizadas se
muestran en la mayoría de los grupos que se encuentran durante un período
de tiempo. Gazda (1989) observa que los estadios a través de los cuales pro-
gresan los grupos terapéuticos son más visibles en los grupos cerrados, aque-
llos que mantienen los mismos miembros durante toda la existencia del
grupo. Schutz (1973b) describe tres estadios: inclusión, poder y afecto.
Mah-1er (1969) se refiere a cinco estadios: formación, implicación,
transición, trabajo y finalización. Los cuatro estadios de Gazda son similares
a los de Mahler: exploración, transición, acción y finalización. Hansen,
Warner y Smith (1980) mencionan cinco estadios: iniciación del grupo,
conflicto y confrontación, desarrollo de la cohesión, producción y
finalización. Yalom (1985) identifica tres estadios. El estadio inicial se
caracteriza por la orientación, participación vacilante y búsqueda de
significado; el segundo por el conflicto, dominio y rebelión, y el tercero, el
estadio de la cohesión, por un aumento de la moral, confianza y
auto-apertura.
Este capítulo empieza con el examen de las responsabilidades del terapeuta
en la formación del grupo: preparación, presentación del grupo, selección de
miembros y preparación de los mismos para una experiencia satisfactoria. El
Estadio 1 , según mi propia distribución en cuatro fases, constituye la fase de
orientación, un tiempo de exploración durante las sesiones iniciales. El
Estadio 2 , la fase de transición caracterizada por el manejo de conflictos,
actitudes defensivas y resistencia. En el Capítulo 5 seguiremos con el Estadio
3, denominado fase de trabajo. Esta fase está dominada por la acción, manejo
de los asuntos personales significativos y traslado del insight a acción dentro y
fuera del grupo. En el Estadio 4, lafase de consolidación, el centro de interés
reside en la aplicación de lo aprendido en el grupo a las situaciones cotidianas.
Acabaremos con el examen de los problemas postgrupo, incluyendo el
seguimiento y la evaluación. La descripción de estos estadios se basa en los
modelos presentados por varios escritores así como en mis propias obser-
vaciones sobre la evolución de los grupos.

ASPECTOS PREVIOS: FORMACIÓN DEL GRUPO

Si usted desea que un grupo tenga éxito, necesita dedicar un tiempo consi-
derable a la planificación. En mi opinión, la planificación debería empezar
con la elaboración de un borrador de la propuesta. Los aspectos que deberán
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 119

incluirse en la propuesta son los principales objetivos del grupo, la población


a la que va dirigida, una justificación clara del mismo, formas de presentar el
grupo y captar miembros, la selección de miembros, el tamaño y duración del
grupo, la frecuencia y tiempo de las sesiones, estructura y formato del grupo,
los métodos de preparación de los miembros, si el grupo será abierto o cerra-
do, si la participación será voluntaria o involuntaria y los procedimientos de
seguimiento y evaluación.
La preparación del terapeuta para esta fase formativa influye de forma
capital en los resultados del grupo. Así, los terapeutas experimentados dedi-
can tiempo a pensar en el tipo de grupo que desean y a prepararse psicológi-
camente. Si sus expectativas son inciertas y los objetivos y estructura del
grupo son vagos, los miembros adoptarán una actitud innecesariamente titu-
beante.

Presentación del Grupo y Captación de Miembros

La presentación de un grupo influye sobre las formas de recepción de los


posibles miembros y sobre el tipo de personas que se sentirán atraídos por él.
Es imprescindible expresar las ideas suficientes para que los futuros miem-
bros puedan hacerse una idea de la razón de ser y de las metas del grupo.
Aunque los anuncios impresos tienen cierto valor si llegan al sector de
población al que van dirigidos, presentan algunas limitaciones. Indepen-
dientemente de la especificidad con que se exprese en los anuncios, los lecto-
res, como mínimo algunos de ellos, pueden malinterpretarlos. Teniendo en
cuenta este riesgo, soy partidario de establecer un contacto directo con la
población que probablemente más se beneficiará del grupo. Por ejemplo, si
usted programa un grupo escolar, es una idea válida visitar múltiples clases
para presentarse a sí mismo y contar a los estudiantes las características más
significativas del grupo. Podría también distribuir una hoja de solicitud para
los interesados en recibir más información sobre el grupo.

Selección de los Miembros del Grupo

La ACÁ y la ASGW incluyen normas éticas relacionadas con la selección


de los miembros del grupo. La norma de la ACÁ (1988) correspondiente a
este aspecto dice: "El miembro [terapeuta] debe cuidar la compatibilidad de
los participantes en el grupo durante todo el transcurso del mismo". La norma
propuesta por el ACÁ (1993) referente a la selección de miembros afirma:
"Los Terapeutas Profesionales seleccionan a los futuros participantes del
grupo y se preocupan por la idoneidad de los participantes durante todo el
transcurso del grupo" (p. 17). La norma de la ASGW (1989) dice: "El cónsul-
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tor del grupo selecciona a los futuros miembros (cuando se adecúen a su


orientación teórica). En la medida de lo posible, el consultor selecciona los
miembros cuyas necesidades y metas son compatibles con las metas del
grupo, que no impidan el progreso del grupo y cuyo bienestar no será afecta-
do por la experiencia grupal".
El entorno en el que trabajan los terapeutas puede dificultar la selección
individual de los miembros. Existen vías alternativas para cumplir los mis-
mos objetivos. Por ejemplo, los terapeutas pueden hacer que los futuros
miembros cumplimenten un cuestionario escrito y posteriormente pueden
establecer entrevistas con ellos. Si estos métodos de selección no son realis-
tas, la sesión inicial puede ser usada como sesión de recogida de información
y de selección. Esta idea de reunión previa tiene una importancia especial en
los entornos donde no es posible entrevistar individualmente a los miembros.
En este mismo orden, el terapeuta tras captar a los posibles miembros,
debe determinar seguidamente quién de ellos (si procede) será excluido. Una
buena selección disminuye los riesgos psicológicos de la participación inade-
cuada en el grupo (comentado en el Capítulo 2). Durante la sesión de selec-
ción, el terapeuta puede dedicar algún tiempo a examinar con los posibles
miembros sus temores o preocupaciones con respecto a la participación en un
grupo. El terapeuta puede ayudarles a evaluar su disposición para participar
en grupo y comentar los posibles cambios que pueden sobrevenir en sus
vidas. Los miembros deberían saber que existe un precio si permanecen como
hasta el momento y también existe otro si efectúan cambios sustanciales. Si
participan en el grupo sin conocer los posibles impactos que sus cambios per-
sonales tendrán sobre sus vidas su motivación puede reducirse cuando se
encuentren con problemas familiares. Los esfuerzos que efectúe el terapeuta
para la selección y orientación de los miembros pueden generar la motivación
y disposición del grupo a trabajar y contribuir.
Las siguientes preguntas también le ayudarán a seleccionar a los miem-
bros del grupo: "¿Cómo puedo decidir quién se beneficiará más del grupo
que pretendo planificar?", "¿Quién tiene más probabilidades de ser perturba-
do por la participación grupal o de ser negativamente influido por el resto de
los miembros?".
La selección debería de ser un proceso de doble vía. Por lo tanto, los posi-
bles miembros deberían disponer de la posibilidad de una entrevista privada
para formular dudas y determinar si el grupo es idóneo para ellos. Los tera-
peutas deberían animar a los futuros miembros a implicarse en la decisión de
la idoneidad de su participación en el grupo.
Evidentemente siempre existe la posibilidad de que el terapeuta tenga
algunas reservas sobre la participación en el grupo de algunas personas que
están dispuestas a ello. En última instancia es tarea del terapeuta tomar la
decisión. Es una decisión difícil y reconozco que los procedimientos de selec-
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 121

ción son subjetivos. De cualquier modo, ciertas reglas pueden ayudar al tera-
peuta a tomar esta decisión de forma más consciente. Encuentro que a menu-
do es difícil prever cuál de los candidatos saldrá beneficiado del grupo.
Durante la entrevista individual muchas veces las personas describen de
forma vaga sus expectativas del proceso grupal. Pueden sentirse asustados,
tensos, pueden adoptar una actitud defensiva y pueden enfocar la entrevista
individual del mismo modo que harían con una entrevista laboral, especial-
mente si piensan que la admisión en el grupo depende de ésta. En mi expe-
riencia he encontrado personas que tratan de ser vagas es sus respuestas y que
se esfuerzan por contestar lo que creen que yo espero oír, casi de forma idén-
tica a lo que harían en una entrevista laboral.
El criterio básico para la selección de los miembros del grupo es determi-
nar si contribuirán a la labor del grupo o por el contrario serán contraprodu-
centes. Algunas personas pueden absorber de tal forma la energía del grupo
que quede poco para el trabajo productivo. En el mismo orden, la presencia
de determinadas personas puede dificultar el logro de la cohesión del grupo.
Esto es frecuente con los individuos que sienten necesidad de monopolizar y
dominar, con los clientes hostiles o agresivos con necesidad de actuar y con
las personas excesivamente centradas en sí mismas que conciben el grupo
como una audiencia. Otros que también deberían ser excluidos de la mayoría
de los grupos son las personas en situaciones de crisis extremas, personas con
tendencias suicidas, con personalidades sociopáticas, personas excesivamente
suspicaces o aquellas que carecen de la suficiente fuerza del ego y tienen ten-
dencia a la conducta fragmentada y extraña. Es difícil afirmar categóricamen-
te que cierto tipo de persona debería ser excluida de todos los grupos, como
norma podríamos decir que el tipo de grupo debería determinar la admisión o
rechazo de los miembros. Así, un alcohólico puede ser excluido de un grupo
de crecimiento personal pero puede ser un candidato idóneo para un grupo de
individuos afectados por problemas de adicción, adictos al alcohol, a otras
drogas o a los alimentos.
Si la entrevista individual de selección es una oportunidad para que el
terapeuta evalúe a los candidatos y determine lo que estos desean lograr de la
experiencia grupal, es también una posibilidad para que los futuros miembros
lleguen a conocer al terapeuta y desarrollen un sentimiento de confianza. La
forma eft que esta entrevista inicial sea dirigida está muy vinculada al estable-
cimiento del nivel de confianza en el grupo. Por esta razón subrayo el inter-
cambio de doble vía durante la entrevista, en espera de que los miembros se
sientan libres para preguntar cualquier aspecto que les ayude a decidir si
desean o no participar en el grupo. Algunas consideraciones que yo hago son:
¿Parece esta persona dispuesta a hacer lo necesario para ser un miembro pro-
ductivo del grupo?, ¿Ha tomado la persona la decisión de participar en el
grupo o ha estado influido por opinión de alguna otra persona?, ¿Dispone el
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candidato de metas claras y entiende la utilidad del grupo para ayudarle a


conseguirlas?, ¿Tiene la persona voluntad y disposición para compartir algo
personal?.
La selección de miembros para garantizar el equilibrio óptimo del grupo a
menudo parece ser una tarea imposible. Yalom (1985) propone que la cohe-
sión es el principal criterio de selección de los participantes. Por lo tanto, lo
más importante es seleccionar personas que preferentemente sean compati-
bles, incluso aunque el grupo sea heterogéneo.
En el contexto de la psicoterapia de grupo, Yalom plantea que los clientes
pueden sentirse frustrados salvo que se hayan empleado unos criterios de
selección muy prudentes. Mantiene que es más fácil identificar a las personas
que deberían ser excluidas que a quienes deberían ser incluidas. En sus citas
de estudios clínicos, menciona a los siguientes como candidatos poco apro-
piados para una terapia intensiva de grupo, extema y heterogénea: personas
con trastornos cerebrales, hipocondriacos, adictos al alcohol o drogas, indivi-
duos psicóticos y personalidades sociopáticas. En términos de criterios para
la admisión, Yalom mantiene que la variable más importante es el nivel de
motivación del cliente para trabajar. Desde su perspectiva los grupos son titi-
les para las personas que tienen problemas interpersonales como soledad,
incapacidad para establecer o mantener relaciones íntimas, sentimientos de
incapacidad para amar, temor a mostrarse asertivo y dependencia. Los clien-
tes que carecen de un sentido en la vida, que sufren de ansiedad difusa, que
buscan su identidad, que temen el éxito y que son trabajadores compulsivos
pueden beneficiarse de una experiencia grupal.
El punto clave consiste en seleccionar a los candidatos dentro del contexto
del tipo de grupo que ofrece un profesional. Si un cliente es admitido o
excluido depende sobre todo de los objetivos del grupo.

Aspectos Prácticos en la Formación de un Grupo

GRUPOS CERRADOS VERSUS ABIERTOS. La población y el entorno


determinará en parte si los grupos son cerrados o abiertos. De cualquier modo
este aspecto debe comentarse y decidirse durante la sesión inicial. Cada tipo
de grupo presenta sus propias ventajas . En los grupos cerrados ningún miem-
bro nuevo se admite al grupo hasta que el actual finalice. Esta práctica ofrece
estabilidad a sus miembros porque posibilita la continuidad y potencia la
cohesión. El problema que plantean los grupos cerrados es que cuando
muchos miembros abandonan el grupo, el proceso grupal se ve drásticamente
afectado.
En un grupo abierto, los miembros nuevos reemplazan a los que abando-
nan y esto puede imprimir un nuevo estímulo. Una desventaja de los grupos
abiertos es la dificultad de los nuevos miembros para llegar a ser parte del
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 123

grupo porque desconocen lo comentado hasta el momento de su admisión.


Otra desventaja es que la modificación de los miembros puede producir efec-
tos indeseados sobre la cohesión del grupo. Por lo tanto, si el flujo del grupo
se mantiene, el terapeuta debe dedicar tiempo y atención a preparar a los nue-
vos miembros y ayudarles a integrarse.

PARTICIPACIÓN VOLUNTARIA VERSUS INVOLUNTARIA. ¿Deberían


estar formados los grupos sólo por miembros cuya participación es voluntaria
o también pueden funcionar con miembros involuntarios?. Previsiblemente,
existen ventajas al trabajar con un grupo de clientes que desean invertir sus
esfuerzos en el proceso grupal. Como hemos visto, Yalom (1985) mantiene
que para beneficiarse de la experiencia grupal, es fundamental que la persona
se encuentre motivada. Participar en un grupo porque alguien le ha "manda-
do" allí reduce las posibilidades de éxito. Yalom cree que las personas con
involuntariedad manifiesta a participar en el grupo no deberían ser aceptadas.
Sin embargo, opina también que muchas de las actitudes negativas que mues-
tran los candidatos involuntarios hacia los grupos pueden ser modificadas
mediante la adecuada preparación de los miembros.
En la misma línea de Yalom, he descubierto que muchos miembros invo-
luntarios aprenden que la experiencia grupal puede ayudarles a efectuar cam-
bios que ellos desean lograr. En muchos centros e instituciones, los
profesionales tienen que dirigir grupos de clientela involuntaria. Por lo tanto
es importante que dichos profesionales aprendan a trabajar dentro de tal con-
texto en vez de aferrarse a la idea de que sólo son efectivos cuando trabajan
con grupos integrados por miembros voluntarios. Si al presentar la experien-
cia grupal bajo una perspectiva favorable el terapeuta ayuda a los miembros
involuntarios a ver los posibles beneficios de la experiencia, aumentarán las
posibilidades de efectuar un trabajo productivo. La clave de la participación
satisfactoria reside en la orientación y preparación de los miembros así como
en la confianza del terapeuta en que el proceso grupal tiene algo que ofrecer a
estos futuros miembros.

GRUPOS HOMOGÉNEOS VERSUS HETEROGÉNEOS. Los terapeutas


deben decidir las bases de la homogeneidad de sus grupos. Por homogenei-
dad entiendo el grupo compuesto por personas que, por ejemplo, son de eda-
des similares, tales como grupos de niños, de adolescentes o de ancianos.
Otros grupos homogéneos son aquellos basados en un interés o problema
común. Así, existen grupos diseñados para personas con problemas de sobre-
peso o personas adictas a drogas o alcohol, o grupos de concienciación de
hombres o de mujeres. Algunos grupos escolares están diseñados exclusiva-
mente para niños y adolescentes con dificultades de aprendizaje o para niños
con problemas graves de adaptación al contexto del aula.
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Para una determinada población con ciertas necesidades, un grupo com-


puesto por miembros homogéneos es más funcional que uno compuesto por
miembros diferentes. Piense por ejemplo en un grupo de adolescentes. Tal
grupo puede centrarse exclusivamente en los problemas evolutivos únicos
que encaran los adolescentes tales como las relaciones interpersonales, el
desarrollo y la identidad sexual y la lucha por la autonomía. En un grupo
diseñado y compuesto exclusivamente por adolescentes, se anima a los parti-
cipantes a expresar muchos de los sentimientos que han guardado para sí;
mediante la interacción con otros de su misma edad, pueden compartir sus
conflictos y recibir apoyo y comprensión.
Aunque los grupos homogéneos sean más apropiados para ciertas pobla-
ciones con necesidades específicas, los grupos heterogéneos presentan algu-
nas ventajas decisivas para el crecimiento personal. Un grupo heterogéneo,
como microcosmo de la estructura social que existe en el mundo cotidiano,
ofrece a los participantes la oportunidad de experimentar una nueva conduc-
ta, desarrollar habilidades sociales y obtener feedback de muchas y diversas
fuentes. Si se desea simular la vida cotidiana es preferible disponer de miem-
bros de diferentes edades, entornos sociales, intereses y problemas.

TAMAÑO DEL GRUPO. El tamaño deseable del grupo depende de facto-


res como la edad de los clientes, el tipo de grupo, la experiencia de los tera-
peutas y el tipo de problema examinado. Otro elemento a considerar es el
número de terapeutas con que cuenta el grupo. Para grupos continuados con
adultos, una proporción adecuada parece ser la de ocho miembros por cada
terapeuta. Los grupos de niños pueden reducirse a tres o cuatro niños. En
general, el grupo debería tener suficientes miembros como para permitir la
amplitud de interacciones y al mismo tiempo ser lo suficientemente pequeño
como para dar a todos la oportunidad de participar frecuentemente sin perder
la sensación de "grupo".

FRECUENCIA Y DURACIÓN DE LOS ENCUENTROS. ¿Con qué fre-


cuencia deberían reunirse los grupos? y ¿Durante cuánto tiempo?. Estos
aspectos dependen también del tipo de grupo y en alguna medida de la expe-
riencia del terapeuta. La frecuencia más común es la semanal. Con niños y
adolescentes normalmente suele ser mejor establecer sesiones de menor dura-
ción y mayor frecuencia. Con adultos que funcionan relativamente bien las
sesiones semanales de dos horas son suficientemente prolongadas para posi-
bilitar cierto trabajo intensivo.

DURACIÓN DEL GRUPO. En mi opinión, durante la fase de planificación


del grupo cerrado es conveniente establecer una fecha de finalización para
que los miembros sean conscientes de los límites de tiempo con que cuentan.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 125

La duración varía de un grupo a otro, dependiendo del tipo de grupo y de la


población. En la práctica privada los grupos pueden durar entre 30 y 50
semanas. Muchos grupos escolares y universitarios se mantienen a lo largo de
un semestre (unas 15 semanas). Un grupo debería ser lo suficientemente pro-
longado como para permitir la cohesión de los miembros y el trabajo produc-
tivo pero sin que genere la sensación de interminable.

LUGAR DE ENCUENTRO. Otro aspecto previo a la consolidación del


grupo es el entorno. Es fundamental disponer de un espacio con cierto grado
de atractivo que posibilite la intimidad y las interacciones cara a cara de los
miembros. Un entorno inapropiado puede establecer un ambiente negativo
que afectará negativamente sobre la cohesión del grupo, se debería hacer un
esfuerzo por garantizar un lugar de reunión que posibilite el trabajo en pro-
fundidad.

Las Utilidades de la Reunión Previa o la Sesión Inicial

Cuando los miembros del grupo han sido seleccionados, surge la siguiente
cuestión: ¿Cuál es la responsabilidad del terapeuta en la preparación de los
miembros para que obtengan el máximo beneficio de la experiencia grupal?.
En mi opinión la preparación sistemática es imprescindible y se inicia duran-
te la entrevista individual de selección y continua durante las primeras sesio-
nes iniciales. La preparación consiste en examinar con los miembros sus
temores, metas y malentendidos, los aspectos básicos del proceso grupal, los
riesgos psicológicos asociados a la participación grupal y las formas para
minimizarlos, los valores y limitaciones de los grupos, la experiencia grupal
y la necesidad de confidencialidad. Esta preparación puede realizarse en una
reunión preliminar de todos los miembros que vayan a formar parte del
grupo.
Además de la entrevista individual con cada persona anterior a la forma-
ción del grupo, dedico la sesión inicial como instrumento de selección. La
sesión inicial es un buen momento para hablar de los objetivos del grupo,
para comunicar a los miembros la distribución temporal, para examinar algu-
nos posibles aspectos que serán considerados en el grupo, para comentar las
normas y pautas básicas y para iniciar la puesta en contacto de los miembros.
Como soy partidario de que las personas decidan cuanto antes si están dis-
puestos o no a participar en el grupo y a ser miembros activos, animo a los
participantes a considerar la primera sesión como una oportunidad para ayu-
darles a tomar tal decisión.
La estructuración del grupo, incluida la especificación de las normas y
procedimientos debería efectuarse al inicio de la historia grupal. Aunque
parte de esta estructuración se haya realizado o al menos iniciado en la sesión
126 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO GRUPAL

individual de acogida, será necesario continuar con este proceso la primera


vez que se retina con el grupo. De hecho, la estructuración es un proceso con-
tinuo que constituye un apartado vital de las fases iniciales del grupo.
La preparación es particularmente importante para los clientes minorita-
rios y procedentes de diversas étnias porque muchos de ellos mantienen valo-
res que dificultan su participación completa en la experiencia grupal. Por
ejemplo, los grupos de participación libre e intercambio de ideas parecen
entrar en conflicto con los valores asiáticos de humildad y modestia. Además,
muchos asiáticos no comparten los valores occidentales de independencia,
individualismo, comunicación directa, expresión de sentimientos y
asertivi-dad (Lee, Juan & Hom, 1984; Leong, 1992). Tales clientes pueden
amedrentarse ante la experiencia grupal, especialmente si se espera que
durante las primeras sesiones efectúen revelaciones personales. Por lo tanto,
la preparación adecuada será fundamental para los clientes
asiático-americanos que carezcan de experiencia terapéutica previa en grupo.
La preparación cautelosa reducirá el índice de abandono de estos clientes y les
ayudará a maximizar sus logros (Ho, 1984). La preparación no es menos
importante para los individuos procedentes de otros grupos étnicos. Es
fundamental que conozcan los objetivos del grupo así como la forma en que
pueden salir personalmente beneficiados de la experiencia grupal. Los
terapeutas deben tener presente que el rechazo o resistencia puede ser más el
resultado de los antecedentes culturales que de una actitud poco cooperativa.
Bowman y DeLucia (1993) sostienen que cada vez se insiste más en los
métodos de preparación que reducen la ansiedad inicial del cliente, clarifican
sus expectativas y les educan sobre el proceso grupal. Mantienen también que
esto puede ayudar a los miembros a adquirir destrezas que contribuyan a una
experiencia grupal satisfactoria. Por último, la preparación puede aportar a
los terapeutas noveles una perspectiva más completa del proceso grupal e
incrementar así su confianza en el rol del terapeuta del grupo.
Yalom (1985) es otro de los defensores de la preparación sistemática de
los participantes. Su preparación incluye la explicación de la teoría al grupo,
examen de expectativas y malentendidos, predicción de los problemas inicia-
les y obstáculos, comentario sobre la forma óptima de cooperación entre
miembros, comentario sobre la confianza y auto-apertura y examen de los
riesgos asociados a la experimentación de nuevas conductas. Yalom comenta
también aspectos como las metas de la terapia grupal, la confidencialidad y la
socialización fuera del grupo.
Aunque confío plenamente en el valor de la preparación sistemática y
completa de los participantes, considero también el peligro de la
sobreprepa-ración. Por ejemplo, normalmente pido a los miembros que sean
ellos quienes comenten sus temores o reservas. Examino también algunos
riesgos asociados a la participación grupal. Sin embargo si, en este aspecto
en parti-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 127
calar, el terapeuta especifica excesivamente, los miembros pueden desarrollar
miedos o preocupaciones que no tenían antes y que pueden convertirse en
profecías autocumplidas. Por otra parte, un exceso de estructura impuesta por
el terapeuta puede inhibir cualquier iniciativa de los miembros. Los riesgos
inherentes a la sobrepreparación deberían contrapesarse con los de la prepara-
ción insuficiente. El exceso de debates y los conflictos inútiles que a menudo
surgen durante los estadios finales del grupo pueden ser el resultado de no
haber adquirido las destrezas básicas y la comprensión suficiente del proceso
grupal.

Mis Pautas de Orientación y Preparación de los Miembros

Inicio mi programa de preparación durante la selección de cada miembro


potencial y dedico la mayor parte de la primera sesión (lo que denomino
encuentro pregrupo) a la orientación del proceso grupal. Esta orientación
continua durante la fase inicial del grupo. Mientras el grupo va tomando
forma, emergen espontáneamente y se manejan los aspectos relacionados con
el proceso grupal.
Empiezo comentando con los participantes la importancia de su prepara-
ción para el trabajo en grupo. Subrayo que las metas conseguidas dependerán
en gran medida de su nivel de implicación. Durante la reunión de pregrupo y
en las sesiones iniciales del grupo, ayudo a los miembros a examinar y deci-
dir su nivel de compromiso. Nos centramos en lo que desean conseguir con
su participación en el grupo y colaboro con ellos en la definición de metas
personales claras, específicas y significativas. Después de que hayan optado
por algunas metas personales que guíen su trabajo en el grupo se pide a los
miembros que definan estas metas mediante la elaboración de un contrato
'Para más detalles sobre la ayuda a los miembros en la definición de metas
personales y formulación de contratos, ver los comentarios sobre el análisis
iransaccional, terapia conductual, terapia racional emotiva y terapia realista
en los Capítulos 12, 13, 14 y 15).
En el encuentro pregrupo se pide a los miembros que comenten sus expec-
tativas, razones para participar en el grupo, temores ante dicha participación
y esperanzas. A menudo les ofrezco algunos indicadores con el fin de
maxi-mizar las posibilidades que ofrece el grupo para efectuar los cambios
que deseen en sus vidas. Comento con ellos el tema de la auto-apertura
necesaria. Los miembros saben que son ellos quienes deciden los aspectos
personales que desean examinar en el grupo. Se les comunica también la
necesidad de atenerse a las reacciones que se muestran en el aquí y ahora de
las interacciones grupales. Mi objetivo es enseñarles que el grupo sólo
funcionará si tienen voluntad para expresar sus pensamientos y sentimientos
sobre su presencia en el grupo. De hecho, sus reacciones determinarán
nuestro proceder durante las
128 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

primeras sesiones. Les animo a formular cualquier duda o pregunta que tuvie-
ran sobre el proceso grupal.
Pido a los miembros que antes de acudir a cada sesión piensen en los
aspectos personales que desearían plantear en el grupo para proceder a su
examen. Aunque tengan un índice establecido cuando llegan a la sesión, pro-
curo que mantengan una actitud flexible hacia el trabajo de otros aspectos
que puedan surgir espontáneamente en las interacciones con otros miembros.
Como sigo pensando que la lectura, reflexión y escritura ayudan a los miem-
bros a centrarse en sí mismos, trato de motivarles para que lean determinados
libros. Les pido también que escriban un diario donde pueden anotar espontá-
neamente las diferentes reacciones que tienen en el transcurso de la sesión y
en los períodos que transcurren entre dos sesiones. Se les anima a presentar
en el grupo lo esencial o la síntesis de lo escrito en sus diarios. De este modo
se les enseña a valorar el trabajo continuado que se ha iniciado durante la
sesión. Se repite una y otra vez la importancia del grupo para poner en prácti-
ca las conductas nuevas, que el grupo no es un fin sino el medio para adquirir
nuevas formas de pensamiento, sentimiento y conducta. Así, se les invita
continuamente a probar nuevos estilos de conducta durante las sesiones para
comprobar si desean efectuar algunos cambios.

Resumen de los Factores Pregrupo

FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Antes de


integrarse en un grupo, los individuos deberían disponer de los conocimientos
necesarios para adoptar una decisión informada sobre su participación. Los
miembros deberían ser activos en el proceso de toma de decisiones sobre la
utilidad del grupo para resolver problemas. A continuación se adjuntan algu-
nos aspectos relacionados con el rol de miembro en este estadio:

* Los miembros deberían conocer todos los detalles relativos al grupo que
pueden influir sobre ellos.
* Los miembros deberían aprender a formular preguntas al terapeuta para
decidir si el grupo con ese terapeuta particular es conveniente para ellos
en ese momento.
* Los miembros pueden beneficiarse si preparan su participación en el
grupo pensando en sus propósitos o en sus expectativas de la experiencia.

Pueden surgir problemas como:


* Los miembros han sido obligados a participar en el grupo involuntaria-
mente.
* Los miembros carecen de la información suficiente sobre la naturaleza
del grupo.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 129

* Los miembros son pasivos y no dedican tiempo a pensar en lo que quie


ren o esperan del grupo.

FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Las principales tareas que debe efectuar


terapeuta durante la formación del grupo son:

* elaborar una propuesta escrita clara sobre la formación de un grupo


* presentar la propuesta a las autoridades competentes e impulsar su acep-
tación
* anunciar el grupo con toda la información necesaria y posible para los
futuros participantes
* dirigir las entrevistas pregrupo con fines selectivos y orientadores
* tomar decisiones sobre la selección de los miembros
* organizar los detalles prácticos necesarios para poner en marcha satis-
factoriamente un grupo

ESTADIO 1: ESTADIO INICIAL - ORIENTACIÓN Y EXPLORACIÓN

Características del Estadio Inicial

El estadio inicial de un grupo es el momento de la orientación y explora-


ción: determinar la estructura del grupo, conocerse unos a otros y examinar
las expectativas de los miembros. Durante esta fase los miembros aprenden a
funcionar en grupo, definen sus propias metas, clarifican sus expectativas y
crean su espacio en el grupo. Durante las sesiones iniciales los miembros
nenden a mantener una "imagen pública", es decir, presentan las dimensiones
Je sí mismos que consideran socialmente aceptables. Esta fase se caracteriza
generalmente por cierto grado de ansiedad e inseguridad en la estructura
gru-pal. Los miembros se hallan dubitativos porque buscan y examinan los
lími-:es y se preguntan si serán aceptados.
Normalmente los miembros llegan al grupo con ciertas expectativas, preo-
cupaciones y ansiedades y es vital que dispongan de la oportunidad para
expresarlas abiertamente. En este momento el terapeuta debe aclarar los
malentendidos y si fuera necesario desmitificar los grupos. Asemejo esta fase
inicial con los primeros días que una persona pasa en un país extranjero, que
sufre la necesidad de aprender los rudimentos de un nuevo idioma y las dife-
rentes formas de expresarse.

Principales Tareas del Estadio Inicial: Inclusión e Identidad

Las principales tareas del estadio inicial consisten en hallar la identidad


130 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

personal en el grupo y decidir el grado de implicación que se va a tener como


miembro.
Schutz (1973a) sostiene que esta fase conlleva el hallazgo del equilibrio
entre el mantenimiento de la propia individualidad en el seno del grupo y los
compromisos que se adoptan. Las siguientes preguntas son las que normal-
mente se cuestionan los miembros durante las sesiones iniciales:

* "¿Estaré fuera o dentro de este grupo?"


* "¿Cuánto de mí mismo deseo revelar?"
* "¿Cuánto deseo arriesgar?"
* "¿Con qué garantías contamos al adoptar riesgos?"
* "¿Puedo confiar en estas
* personas?" "¿Coincido con esta
personas?"
"¿Quiénes me gustan y quiénes me disgustan?"
"¿Me aceptarán o me rechazarán?"
"¿Puedo seguir siendo yo mismo y al mismo tiempo ser parte del
grupo?"

La Fundación del Grupo: Confianza

La mayoría de los escritores coinciden en la importancia de establecer


confianza en el seno del grupo para que sea posible su desarrollo continuo.
Sin confianza la interacción grupal será superficial, la auto-exploración será
escasa, no se producirá el desafío constructivo entre los miembros y el grupo
operará bajo los handicaps de sus sentimientos ocultos.
Es un error asumir que las personas confiarán "por naturaleza" unos en
otros cuando se constituya el grupo. ¿Por qué van a fiarse directamente?,
¿Cómo saben que el grupo les ofrecerá un clima más seguro y de mayor
aceptación que la sociedad en general?. En mi opinión son las personas quie-
nes deciden si van a confiar o no en el grupo, tal decisión depende en parte de
la capacidad del terapeuta para mostrar que el grupo puede ser un espacio
seguro donde uno puede mostrarse a sí mismo ; el terapeuta también puede
favorecer una atmósfera terapéutica de apertura y adopción de riesgos ani-
mando a los miembros a comentar los factores que inhiben su confianza.

FORMAS DE ESTABLECER LA CONFIANZA. La forma en que los tera-


peutas se presentan produce un profundo efecto en la atmósfera del grupo.
¿Es el terapeuta entusiasta, atractivo, psicológicamente presente y abierto?,
¿En qué grado confía el terapeuta en sí mismo?. Muchas veces he oído
comentar a los miembros que es positiva la confianza de los terapeutas.
El éxito del terapeuta al establecer una base de confianza y seguridad
depende en gran parte del grado de preparación del grupo. La prudente selec-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 131

ción de los miembros y los esfuerzos por asegurar que el grupo sea adecuado
para sus posibilidades es muy importante, como también lo es la forma de
presentar las reglas básicas del grupo. Los terapeutas que se muestran intere-
sados en el bienestar de los miembros individuales y del grupo en su totalidad
engendran confianza. Comentar cuestiones como los derechos de los partici-
pantes, la necesidad de confidencialidad y la necesidad del respeto mutuo
demuestra que el terapeuta dispone de una actitud seria hacia el grupo. Si los
terapeutas tienen interés es probable que los miembros también inviertan
esfuerzo propio en el grupo.
De estos comentarios no debería deducirse que el desarrollo de la confian-
za es tarea exclusiva de los terapeutas. Es cierto que los terapeutas pueden
engendrar confianza a través de sus actitudes y conductas, pero el nivel de
confianza depende también en gran parte de los miembros, individual y
colectivamente.
Los miembros plantean normalmente algunos temores y algunas esperan-
zas en el grupo. Los participantes confiarán más en el grupo si se les motiva
para exponer sus temores porque al comentarlos es probable descubrir que
muchos de ellos son compartidos por los restantes miembros. Si un miembro,
por ejemplo, se preocupa por su incapacidad para expresarse efectivamente y
alguna otra persona expresa el mismo problema, casi invariablemente se esta-
blecerá un vínculo entre ambos.
Los silencios y la incomodidad son características de la sesión inicial.
Mientras más desestructurado sea el grupo, mayor será la ansiedad y la ambi-
güedad sobre el comportamiento en el grupo. Los miembros dudan y tratan
de hallar la forma de participar. Según progresan las sesiones, los miembros
encuentran más fácil plantear aspectos y participar en la discusión. La mayo-
ría de las veces estos aspectos tienden a ser seguros (al principio) y se hacen
comentarios sobre terceras personas o sobre material lejano. Esta es una
forma en que los miembros prueban las aguas. Es como si estuvieran dicien-
do "Yo revelo una parte de mí, ni profunda ni sensible, y veré como me tratan
los demás".

FORMAS DE MANTENER LA CONFIANZA. Otro aspecto característico


de la fase inicial es la tendencia de algunos participantes a introducirse e
intentar aconsejar sobre los problemas que se plantean en el grupo. Es tarea
del terapeuta asegurar que estas "intervenciones de resolución de problemas"
no se convierten en un patrón porque provocaría la irritación y la confronta-
ción de algunos miembros contra aquellos que se precipitan por ofrecer reme-
dios inmediatos para los problemas ajenos.
La atmósfera de confianza del grupo también puede verse afectada por los
sentimientos negativos que a menudo en la fase inicial experimentan los
miembros del grupo contra algunos de los miembros restantes o contra el
132 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

terapeuta y por el hecho de que el grupo no procede de la forma que les gus-
taría. Este es un factor central en el grupo y la confianza puede verse dañada
o reforzada dependiendo de la forma en que se manejen los sentimientos
negativos. Si el conflicto se plantea abiertamente en el grupo y los sentimien-
tos negativos se reciben de forma no defensiva, existen más posibilidades de
modificar la situación que provoca dichos sentimientos. Sólo entonces, el
grupo puede avanzar a un nivel más profundo de trabajo. Los miembros se
sentirán seguros para arriesgarse más y ser capaces de centrarse en problemas
personales significativos y de expresar sentimientos presentes.
Según los miembros revelen más de sí mismos, el grupo incrementa la
cohesión, recíprocamente esta cohesión incipiente fortalece la confianza que
existe en el grupo y crea la atmósfera conveniente para que los miembros
prueben nuevas formas de comportamiento en el grupo. Cuando los miem-
bros confían unos en otros, confían también en el feedback que reciben, que
pueden usar en la medida que ensayan conductas recientemente adquiridas en
sus entornos cotidianos.

Rol del Terapeuta en el Estadio Inicial

MODELADO. Cuando usted dirige un grupo, usted establece el tono y


moldea las normas como miembro que establece un modelo y como experto
técnico (Yalom, 1985). Es importante que usted exprese abiertamente sus
propias expectativas con respecto al grupo durante la primera sesión y que
presente el modelo de la honestidad y espontaneidad interpersonal. Usted
deberá ser consciente de su propia conducta y del impacto que tiene sobre el
grupo y de la práctica de las destrezas que generan un ambiente terapéutico.
Para ser efectivo, un terapeuta debe ser capaz y estar dispuesto a permane-
cer psicológicamente presente en el grupo y a ser genuino. La autenticidad
implica un nivel de entusiasmo e implicación en el propio trabajo como tera-
peuta. ¿Cómo podemos esperar que los participantes se impliquen y confíen
en el potencial del grupo si usted no cree en lo que hace o si se muestra apáti-
co?.
En referencia a la empatia, tanto cognitiva como afectiva, usted puede
crear una situación terapéutica observando y comprendiendo el mundo desde
la perspectiva de los miembros. Otra característica clave hace referencia a su
sensibilidad para atender y responder no sólo a lo que se dice sino también a
los mensajes encubiertos transmitidos entre líneas. Esto puede aplicarse a los
individuos y al grupo en general. Por último, las personas que constituyen su
grupo tienen necesidad de sentirse respetados y apoyados por usted.
Todos estos aspectos adquieren un significado especial si recuerda que en
el estadio inicial los participantes dependen mucho de usted. Se dirigirán a
usted en solicitud de dirección y estructura y muchas veces se centrarán tanto
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 133

en usted que no prestarán ninguna atención a sus propios recursos. Esta situa-
ción, que se produce en la mayoría de los grupos, le obliga a permanecer con-
tinuamente alerta de sus propias necesidades de ser una figura de autoridad y
de mantener un control estrecho del grupo. Si usted no es consciente de estas
necesidades puede impedir que los miembros de su grupo sean autónomos.

AYUDA EN LA IDENTIFICACIÓN DE METAS. Otra de sus tareas funda-


mentales como terapeuta del grupo consiste en ayudar a los miembros a
implicarse. Usted puede hacer mucho para motivar, inspirar y retar a las per-
sonas para que deseen obtener lo máximo del grupo. En este estadio usted lo
hace fundamentalmente ayudándoles a identificar, clarificar y elaborar metas
significativas. Existen metas generales de grupo, que varían de un grupo a
otro porque dependen de los propósitos del grupo y existen metas del proceso
grupal, que son comunes a la mayoría de los grupos. Algunos ejemplos de
estas metas del proceso grupal son la permanencia en el aquí y el ahora,
dejarse conocer por los otros, desafiarse a sí mismo y a los demás, arriesgar-
se, dar y recibir feedback, escuchar a los otros, manejar los sentimientos que
surgen en el grupo, decidir el tema a trabajar y aplicar las' nuevas conductas
dentro y fuera del grupo.
Además de establecer estas metas referentes al proceso grupal, usted
deberá ayudar a los miembros a establecer sus metas personales. Normalmen-
te en los estadios iniciales del grupo las personas sólo presentan ideas vagas
sobre sus expectativas en la experiencia grupal. Estas ideas vagas deben ser
traducidas en metas específicas y concretas en relación a los cambios desea-
dos y a los esfuerzos que está dispuesto a hacer para obtener tales cambios.
Este proceso deberá efectuarse durante la fase inicial para que los miembros
se beneficien al máximo de la experiencia grupal. Como he comentado ante-
riormente, usted puede favorecer este proceso asumiendo la responsabilidad
de practicar y modelar las destrezas y actitudes necesarias para una interac-
ción grupal efectiva.
Una de las tareas básicas de los terapeutas, y la más desafiante, es presen-
tar ante el grupo las agendas ocultas. Por ejemplo, algunos miembros pueden
tener metas ocultas que chocan con las metas del grupo. Pueden tener una
necesidad especial de ser el centro de atención o pueden sabotear la intimidad
en el grupo porque no desean acercarse al resto. La función del terapeuta es
hacer lo necesario para explicitar estas agendas ocultas. Si tales metas perso-
nales permanecen ocultas minarán probablemente la efectividad del grupo.

LA DIVISIÓN DE RESPONSABILIDADES. Un factor importante que


deben considerar los terapeutas es la responsabilidad en la dirección y resul-
tados del grupo. ¿Es un grupo improductivo el resultado de la falta de destre-
zas del terapeuta o recae la responsabilidad en los miembros del grupo?.
ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

I 134 Una forma de conceptualizar el factor relativo a la responsabilidad del


terapeuta es pensar en ello como en un continuo. En uno de los extremos el
terapeuta adopta toda la responsabilidad de la dirección y de los resultados
del grupo. Tales terapeutas opinan que o son muy directivos o el grupo se
estanca. Perciben su rol como expertos e intervienen activamente para mante-
ner el grupo en marcha siguiendo pautas que ellos pronostican como produc-
tivas. La desventaja de esta forma extrema de responsabilidad del terapeuta
es que elimina toda responsabilidad de los miembros, incluso aquella que les
corresponde por derecho; si los miembros son percibidos por el terapeuta
como incapaces para preocuparse de sí mismos, pronto se acostumbran a esta
expectativa adoptando una actitud irresponsable, por lo menos en el grupo.
En el otro extremo del continuo de la responsabilidad se halla el terapeuta
que proclama: "Soy responsable de mí y ustedes son responsables de sí mis-
mos. Sólo de ustedes depende salir del grupo con algo válido. No puedo
hacer nada por ustedes salvo que me ayuden".
Teóricamente cada terapeuta encontrará su equilibrio, aceptando una parte
compartida de responsabilidad pero sin usurpar los derechos de los miem-
bros. Este factor es central porque el enfoque del terapeuta hacia otros aspec-
tos como la estructuración y la auto-apertura depende de su enfoque hacia la
responsabilidad. La cantidad de responsabilidad que asume el terapeuta y
específicamente lo que se incluye en la misma, está determinada en cierto
grado por su personalidad.

ESTRUCTURA. Como la responsabilidad, la estructura existe en un conti-


nuo. La orientación teórica del terapeuta, el tipo de grupo y los miembros son
los factores que determinan el grado y el tipo de estructuración empleados. En
el estadio inicial, cuando los miembros del grupo se encuentran algo indecisos
sobre la conducta esperada en el grupo y consecuentemente algo ansiosos, es
importante que el terapeuta estructure la sesión. La estructura puede favorecer
o inhibir el desarrollo del grupo. La falta de estructura provoca la ansiedad
innecesaria de los miembros y la inhibición de la espontaneidad. E'i exceso de
estructura y dirección, por el contrario, puede potenciar actitudes y conductas
dependientes. Los miembros pueden esperar que sea el terapeuta "quien haga
algo" en vez de responsabilizarse por encontrar su propia dirección.
En mis grupos el tipo de estructura que se propongo durante las sesiones
iniciales va dirigido a ayudar a los miembros a identificar y expresar sus
temores, expectativas y metas personales. Por ejemplo, los miembros trabajan
en parejas, y con preguntas estructuradas como formas para facilitar que
hablen unos con otros sobre sus vidas. Después de hablar de dos en dos con
bastantes miembros, se sienten más cómodos para dirigirse abiertamente a
todo el grupo. Desde el principio trato de ayudaries a ser conscientes de sus
pensamientos y sentimientos presentes y les animo a expresar sus reacciones.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 135

Mis intervenciones van dirigidas a incrementar el grado de interacción en el


grupo en oposición a crear la norma de que unos pocos trabajen durante
mucho tiempo mientras que otros se limitan a observar. Este tipo de estructu-
ración está diseñado para permitir que los miembros asuman progresivamente
más y más responsabilidad en el aprovechamiento del grupo. Según aprenden
normas básicas, tienden a tomar la iniciativa sin esperar que sea yo quien
dirija.
¿Qué dice la investigación con respecto al valor de la estructuración
durante los estadios iniciales del grupo?. Yalom (1983, 1985) cita un cuerpo
de pruebas indicando que la ambigüedad con respecto a las metas, a los pro-
cedimientos del grupo y a la conducta que se espera de los miembros aumenta
la ansiedad, frustración y desinterés de éstos. Yalom descubrió que la falta de
actividad o dirección del terapeuta así como el exceso de la misma producía
efectos negativos sobre el crecimiento de los miembros y sobre la autonomía
del grupo. La excesiva dirección del terapeuta tiende a limitar el crecimiento
de los miembros y la insuficiencia de dirección produce grupos carentes de
metas. Yalom considera que la principal tarea del terapeuta es proporcionar
al grupo suficiente estructura para imprimir a los miembros la dirección
general evitando al mismo tiempo la dependencia en el terapeuta.
Recomienda a los terapeutas estructurar el grupo de forma que promueva el
funcionamiento autónomo de cada miembro. En vez de invitar o sugerir a los
miembros que hablen, por ejemplo, los terapeutas pueden enseñar a éstos a
intervenir en el grupo sin necesidad de ser llamados.
La investigación muestra el valor de la estructura inicial que construye
normas de grupo y subraya las interacciones positivas entre los miembros. El
terapeuta debe controlar y asesorar con prudencia esta estructura terapéutica
durante todo el transcurso del grupo en vez de esperar hasta el estadio final
para evaluarla. La estructura que ofrece un marco de trabajo coherente para
entender las experiencias individuales y el proceso grupal será de gran valor.
Cuando las metas terapéuticas están claras, cuando se identifican conductas
apropiadas en los miembros y cuando el proceso terapéutico se estructura
para proporcionar el marco del cambio, los miembros tienden a iniciar más
rápidamente sus tareas terapéuticas (Dies, 1983b). De acuerdo con los hallaz-
gos de Dies. las primeras fases de un grupo tienden a potenciar la cohesión y
la voluntad de los miembros a arriesgarse, bien dejando conocer aspectos per-
sonales o bien ofreciendo feedback (Stockton & Morran, 1982).
Otra tarea del terapeuta durante el estadio inicial del grupo implica ser
consciente de la naturaleza de los problemas de los miembros con respecto a
la auto-apertura. Los terapeutas pueden intervenir ayudando a los miembros a
identificar y procesar sus problemas desde el principio de la formación del
grupo. Robinson, Stockton y Morran (1990) citan investigaciones mostrando
que la estructura impuesta por el terapeuta durante la fase inicial tiende a
*3" ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL
j
I

aumentar la frecuencia terapéuticamente significativa de auto-apertura,


feed-back y confrontación. Parece que esta estructura puede reducir también
la> actitudes defensivas hacia la auto-apertura.
En resumen, aunque muchas variables se refieran al establecimiento de
normas y confianza durante la primera fase del desarrollo, el equilibrio
ópti-nfio entre e\ exceso y \a insuficiencia de \a dirección dei terapeuta parece
ser lo más importante. El arte reside en proporcionar una estructura que no
sea tan restrictiva como para eliminar la responsabilidad de los miembros del
grupo a encontrar su propia estructura. Implicar a los miembros en el proceso
continuo de evaluación de los progresos individuales y del grupo en general
constituye una forma efectiva de comprobar la idoneidad del grado de estruc-
tura. Los miembros necesitan aprender destrezas específicas para controlar el
proceso grupal si han de adoptar esta responsabilidad.

Resumen de la Fase Inicial

CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. La primera fase de un grupo es el


momento de la orientación y de la determinación de la estructura del grupo.
Algunos de los acontecimientos específicos de este estadio son:

* Los participantes examinan la atmósfera y se conocen entre sí.


* Los miembros aprenden las normas y lo que se espera de ellos, aprenden
cuál es el funcionamiento del grupo y a participar en él.
* Los miembros muestran una conducta socialmente aceptable, se arries-
gan poco y hacen algunos intentos de exploración.
* La cohesión del grupo y la confianza se establecen gradualmente si los
miembros desean expresar sus pensamientos y sentimientos.
• * Los miembros se preocupan sobre su inclusión o exclusión y empiezan i
definir su espacio en el grupo.
* Un factor fundamental es la confianza frente a la desconfianza.
* Existen períodos de silencio e incomodidad; los miembros busca !i
dirección y se cuestionan la utilidad del grupo.
* Los miembros deciden en quién confiar, la cantidad de auto-apertura
quién les gusta y quién les disgusta y el grado de implicación.
* Los miembros aprenden las actitudes básicas de respeto, empatia, acep
tación, precaución y respuesta, todas e\ias actitudes que facilitan el desde
rrollo de la confianza.

FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Al inic


del proceso grupal, algunos roles y tareas específicas de los miembros s(
críticas para la formación del grupo:
* Ser activo en la creación del clima de confianza.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 137

* Aprender a expresar pensamientos y sentimientos, especialmente los


correspondientes a las interacciones grupales.
* Tener disposición para expresar temores, esperanzas, preocupaciones,
reservas y expectativas relacionadas con el grupo.
* Darse a conocer en el grupo.
* Implicarse en la creación de las normas del grupo.
* Establecer las metas personales específicas que guían la participación
grupal.
* Aprender las bases del proceso grupal, especialmente el modo de impli-
carse en las interacciones del grupo.

Algunos problemas que pueden surgir son:

* Los miembros esperan pasivamente que "algo pase".


* Los miembros se reservan los sentimientos de desconfianza o temor
relacionados con el grupo y fortalecen así su propia resistencia.
* Los miembros no se dan a conocer o lo hacen de forma vaga y ambigua
dificultando la interacción significativa.
* Los miembros tratan de resolver los problemas ajenos o aconsejan a los
otros miembros.

FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Las principales tareas que corresponden


al terapeuta durante la fase de orientación y exploración del grupo son:

* enseñar a los participantes algunas pautas y formas generales de partici-


pación activa que aumenten sus posibilidades para disfrutar de un grupo
productivo.
* elaborar reglas básicas y establecer normas.
* enseñar los aspectos básicos del proceso grupal.
* ayudar a los miembros a expresar temores y expectativas y a trabajar
para el desarrollo de la confianza.
* modelar dimensiones que fomenten la conducta terapéutica.
* ser abierto y mostrarse psicológicamente presente con los miembros.
* clarificar la distribución de responsabilidades.
* ayudar a los miembros a establecer metas personales concretas.
* manejar abiertamente las preguntas y problemas de los miembros.
* proporcionar un grado de estructura que ni aumente la dependencia de
los miembros ni favorezca su estancamiento.
* ayudar a los miembros a compartir sus pensamientos y sentimientos
sobre los sucesos del grupo.
* enseñar a los miembros las destrezas interpersonales básicas como la
escucha activa o la respuesta.

.
138 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

* evaluar las necesidades del grupo y facilitar la satisfacción de las mis-


mas.
* mostrar a los miembros su responsabilidad en la dirección y resultados
del grupo.

ESTADIO 2: ESTADIO DE TRANSICIÓN


-MANEJO DE LA RESISTENCIA

Un grupo debe atravesar normalmente una fase de transición algo dificul-


tosa antes de iniciar el trabajo productivo. Durante este estadio, los miembros
manejan su ansiedad, resistencia y conflictos y el terapeuta les ayuda a iniciar
el trabajo de sus problemas.

Características del Estadio de Transición

ANSIEDAD. El estadio de transición se caracteriza normalmente por el


aumento de la ansiedad y la actitud defensiva. Estos sentimientos general-
mente posibilitan la apertura y la confianza en los siguientes estadios. A
menudo los participantes articulan sus ansiedades en forma de afirmación o
interrogantes formulados a sí mismos o al grupo tales como:

* "Me pregunto si estas personas me entienden realmente y si se interesan


por mf.
* "¿Para qué sirve hacer revelaciones aquí?, ¿Qué pasará cuando intento
hacer lo mismo fuera del grupo?".
* "¿Qué pasa si pierdo el control?, ¿y si me pongo a llorar?".
* "Me veo frente a una puerta cerrada pero sin ganas de abrirla por temor
a lo que encuentre detrás. Temo abrir la puerta hacia el interior de mí
mismo porque una vez que haya abierto una grieta no sé si seré capaz
de cerrarla de nuevo. No sé si me gustará lo que encuentro allí ni pre-
veo vuestras respuestas al mostraros lo que llevo guardado dentro".
* "¿Qué grado de cercanía se puede establecer aquí?, ¿en qué grado puedo
confiar mis sentimientos a estas personas?".

La ansiedad brota del miedo a dejarse conocer por los otros más allá del
nivel de la imagen pública. La ansiedad resulta también del temor a ser juzga-
do e incomprendido, de la necesidad de más estructura y de la falta de clari-
dad en las metas, normas y conducta esperadas en la situación grupal. Según
los participantes vayan confiando más en los miembros del grupo y en el
terapeuta, serán cada vez más capaces de compartir sus asuntos personales y
esta apertura reducirá su ansiedad a dejarse conocer.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 139

CONFLICTO Y LUCHA DE CONTROL. Muchos escritores mencionan la


importancia del conflicto durante el estadio de transición de un grupo. Yalom
(1985) señala que este estadio se caracteriza por los comentarios negativos y
la crí'tica. Las personas pueden enjuiciar a los demás y mostrarse poco recep-
tivas hacia las percepciones que los otros tienen de uno. En opinión de
Yalom, el estadio de transición es un momento de lucha por el poder - entre
los miembros del grupo y con el terapeuta - y por el establecimiento de una
jerarquía. La lucha por el control es un apartado integral de cualquier grupo:
"Está siempre presente, algunas veces inactiva, algunas latente, algunas en
plena conflagración" (Yalom, 1985, p. 34).
Schutz (1973a) también considera el control como un factor central del
segundo estadio de un grupo. Las conductas características del grupo son la
competitividad, la rivalidad, las posturas cambiantes, la lucha por el liderazgo
y las discusiones frecuentes por el procedimiento de toma de decisiones y
división de responsabilidades. Schutz (1973a) señala que en este punto la
ansiedad de los participantes se relaciona con el exceso o falta de responsabi-
lidad y el exceso o defecto de influencia.
Antes de analizar y manejar un conflicto es necesario reconocerlo.
Muchas veces los miembros y también el terapeuta desean evitar el conflicto
por la falsa presunción de que es negativo e indicativo de relaciones deterio-
radas. Si el conflicto se ignora en el grupo, el origen del mismo se encona y
destruye la posibilidad del contacto genuino. Cuando se reconoce un conflicto
y se maneja de manera tal que las personas implicadas en el mismo man-
tienen su integridad, los cimientos de la confianza entre las partes se
fortalecen. Reconocer que el conflicto es inevitable y que favorece la con-
fianza suele reducir la probabilidad de que los miembros y el terapeuta inten-
ten esquivar los conflictos naturales del desarrollo grupal.
Ignorar los conflictos y los sentimientos negativos requiere energía y esa
misma energía puede emplearse mejor en el desarrollo de un estilo honesto
de encarar y trabajar con los conflictos que sean inevitables. Rogers (1970)
señala que la primera expresión de los sentimientos del aquí y ahora se refie-
re frecuentemente a las actitudes negativas hacia otros miembros del grupo o
hacia el terapeuta. Según Rogers, la expresión de los sentimientos negativos
es una forma de comprobar la libertad y confianza del grupo. Los miembros
investigan si el grupo es un lugar seguro para mostrarse en desacuerdo, para
expresar sentimientos negativos y para experimentar conflictos interpersona-
les. Ellos examinan el grado en que son aceptados cuando no son "amables".
El modo de reconocer, aceptar y manejar el conflicto produce efectos críticos
en el progreso del grupo. Cuando es pobremente manejado, el grupo puede
retraerse y no alcanzar nunca el estadio del trabajo productivo. Si se maneja
con sinceridad e interés, los miembros descubren que sus relaciones son lo
suficientemente fuertes como para tolerar un nivel honesto de desafío.
140 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

Ciertas conductas del grupo tienden a elicitar sentimientos negativos que


reflejan el conflicto:

* Permanecer al margen y ocultarse tras la postura de observador.


* Hablar demasiado e interferir activamente en el progreso grupal a través
de conductas como la formulación insistente de preguntas, la presenta-
ción de consejos abundantes o distrayendo a las personas que ejecutan
un trabajo.
* Dominar al grupo usando el sarcasmo, despreciando los esfuerzos aje-
nos y exigiendo atención.

El conflicto entre los miembros del grupo suele ser con frecuencia el
resultado de la transferencia. Los miembros pueden tener reacciones intensas
hacia el resto de sus compañeros; examinando estas reacciones hacia indivi-
duos específicos del grupo, pueden descubrir algunos vínculos importantes en
el modo de transferir sentimientos por personas significativas de sus vidas
hacia los otros. A continuación se añaden algunas afirmaciones que pueden
ser representativas de las reacciones de transferencia:

* "Pareces tan virtuoso. Cada vez que empiezas a hablar desearía abando-
nar la sala".
* "Me preocupas porque tienes el aspecto de un ordenador en buen estado.
No percibo ningún sentimiento tuyo".
* "Tus esfuerzos por preocuparte por todos los presentes me preocupan.
Rara vez pides nada para ti pero siempre estás dispuesto a ofrecer
algo".

DESAFÍO AL TERAPEUTA DEL GRUPO. Los conflictos también suelen


implicar al terapeuta del grupo. Usted puede verse desafiado en su área profe-
sional o personal. Puede verse criticado por ser "tan reservado" y no revelar
suficiente sobre sus cuestiones personales, o puede ser criticado por ser "uno
del grupo" y revelar demasiado sobre su vida privada. Aquí se presentan
algunos comentarios que puede oír de los miembros de su grupo:

* "Usted se comporta como un juez, fría e impasiblemente".


* "Independientemente de lo que haga, siento que nunca será suficiente
para agradarle. Espera demasiado de nosotros".
* "Realmente usted no tienen interés personal por nosotros. Siento que
usted sólo realiza su trabajo y que nosotros no contamos".
* "No nos concede libertad suficiente. Usted controla todo".
* "Usted presiona demasiado a las personas. Siento que no se muestra dis-
puesto a aceptar una negativa".
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 141

Es útil diferenciar entre el desafío y el ataque. Un ataque adopta la forma


de conducta de "tirar la piedra y esconder la mano". Los miembros que ata-
can a los terapeutas con afirmaciones como "Así es usted", no les dan dema-
siadas oportunidades para responder porque los terapeutas ya han sido
juzgados, categorizados y rechazados. Otra cuestión es confrontar abierta-
mente a los terapeutas con el modo en que son percibidos por los miembros
del grupo. Un miembro permite el espacio del diálogo cuando dice: "Soy
consciente de que no me abro aquí. Una de las razones por la que no lo hago
es que siento que usted me va a presionar para llegar más allá de donde deseo
llegar". Este miembro afirma'abiertamente sus temores y permite al terapeuta
responder y examinar este aspecto con mayor profundidad. Este es un desafío
y no un ataque.
Desafiar al terapeuta es, a menudo, el primer paso significativo de los par-
ticipantes hacia la autonomía. La mayoría de los miembros experimentan la
lucha de la dependencia frente a la independencia. Si los miembros deben
liberarse de su dependencia del terapeuta, que es característico del estadio
inicial del grupo, el terapeuta debe permitir y manejar directamente tales
desafíos reveladores contra su autoridad.
El modo en que usted acepta y maneja los desafíos contra su persona y su
estilo de liderazgo determinan en gran medida su efectividad en la dirección
del grupo hacia los niveles superiores de desarrollo. Yo valoro positivamente
las oportunidades que me ofrecen los desafíos que me plantean los miembros
del grupo y trato de manejarlos directa y honestamente, de compartir el efec-
to de la confrontación, de pedir a los miembros que comprueben sus presun-
ciones y de describir cómo me veo en referencia a su crítica. Yo confío en
mantener abiertas las vías de comunicación y consistentemente trato de evitar
el error de adoptar el "rol del terapeuta" que se ésfuerza por diluir el desafío
como medio de auto-defensa.

RESISTENCIA. La resistencia es una conducta que impide a uno mismo y


a los demás, el examen en profundidad de aspectos personales o sentimientos
dolorosos. Es un fenómeno inevitable de los grupos y salvo que se reconozca y
examine puede interferir seriamente en el proceso grupal. La resistencia, sin
embargo, no es solamente algo a superar. Como es parte integral del enfoque
defensivo propio ante la vida, debe ser reconocida como forma de
auto-protec-ción ante la ansiedad que acabamos de analizar. Que los
terapeutas no respeten la resistencia de los membros es equivalente a que los
miembros no se respeten a sí mismos. Una manera efectiva de manejar la
resistencia consiste en tratarla como un aspecto inevitable del proceso grupal,
es decir, el terapeuta reconoce que la resistencia es una respuesta natural del
miembro al implicarse y arriesgarse. Una atmósfera abierta que anima a las
personas a reconocer y trabajar cualquier duda y ansiedad que puedan
experimentar es fundamental.
142 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO GRUPAL

Los participantes deben estar dispuestos a reconocer su resistencia y a comen-


tar los obstáculos que les impiden participar plenamente.
Antes de proceder con otro tema, deben hacerse dos anotaciones. Una es
que la falta de voluntad de los miembros a cooperar no siempre es una forma
de resistencia en el sentido correcto del término. Hay momentos en que la
"resistencia" de los miembros es el resultado de factores como la inadecuidad
del terapeuta, el conflicto entre los dos terapeutas que dirigen el grupo, un
estilo de liderazgo dogmático o autoritario, errores del terapeuta en la prepa-
ración de los participantes para la experiencia grupal y la desconfianza
engendrada por el terapeuta. En otras palabras, los miembros del grupo pue-
den evitar la expresión de sentimientos porque no confían en el terapeuta del
grupo o simplemente porque el grupo no es un lugar seguro para hacer reve-
laciones. Es imprescindible que las personas que dirijan grupos analicen
honestamente las fuentes de resistencia y recuerden que no todo tipo de resis-
tencia surge de la falta de voluntad de los miembros a encarar apartados
inconscientes y amenazantes de sus vidas.
El segundo comentario es una advertencia contra el peligro de categorizar
a las personas y reducirlas a etiquetas como "el monopolizador", "el intelec-
tual", "el dependiente" o "el seductor tranquilo". Aunque es comprensible
que los terapeutas noveles se interesen por aprender a manejar a los "miem-
bros problemáticos" y las dificultades que éstos pueden generar, se debería
hacer hincapié en las conductas presentes prescindiendo de las etiquetas.
Independientemente del tipo de conducta que muestre el miembro como estilo
característico, tal persona es más que dicha conducta. Si usted observa y trata
a una persona sólo como "monopolizador", "consejero" o "quejica", usted
contribuye a reforzar la conducta específica en vez de ayudar a la persona a
trabajar sobre los problemas que se esconden tras la misma.
Por ejemplo, si tratamos a María como "monopolizadora" y no se le
impulsa a examinar el impacto que produce su conducta en el grupo, conti-
nuará viéndose a sí misma como le observa y responde el resto. Usted puede
ayudar a María y al grupo entero buscando las razones de su necesidad de
atención y los efectos de su conducta en el grupo. Las personas necesitan ser
conscientes de las defensas que les impiden implicarse en el grupo y de los
efectos de estas defensas sobre el resto de los miembros. Sin embargo, debe-
rían ser confrontadas cautelosamente y de tal manera que se les desafíe a
reconocer sus connductas defensivas y se les invite a superarlas.
Otro peligro derivado de la identificación de los "miembros problemáti-
cos" y no de las conductas problemáticas es que la mayoría de quienes parti-
cipan en los grupos muestran, en un momento o en otro, alguna forma de
resistencia. Dar consejos, formular preguntas o intelectualizar
ocasional-mente no son en sí mismas conductas problemáticas. De hecho, el
terapeuta debería ser consciente del peligro que conlleva la excesiva
concienciación
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 143

de los pacientes sobre su conducta en el grupo. Si los clientes se preocupan


demasiado por la posibilidad de ser identificados como "miembros proble-
máticos del grupo", no serán capaces de comportarse espontánea y abierta-
mente.

Resumen del Estadio de Transición

CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. La fase de transición en el desarro-


llo de un grupo se caracteriza por los sentimientos de ansiedad y defensas en
forma de resistencia. En este momento los miembros:

* se preguntan qué pensarán sobre sí mismos cuando aumenten su


conciencia y se cuestionan la aceptación o rechazo que experimentarán
de los miembros.
* prueban al terapeuta y al resto de los miembros para determinar el grado
de seguridad del entorno.
* se debaten entre la periferia y el riesgo a la implicación.
* experimentan cierta lucha por el control y el poder y cierto conflicto con
los miembros restantes y con el terapeuta.
* aprenden a resolver el conflicto y la confrontación.
* se muestran reacios a implicarse mucho en el trabajo de sus problemas
personales porque no saben con certeza si los restantes miembros están
interesados por ellos.
* observan al terapeuta para determinar si se merece confianza y para
aprender a resolver conflictos.
* aprenden a expresarse para ser escuchados por los miembros restantes.

FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Un rol


central de los miembros consiste en reconocer y manejar las diversas formas
de resistencia. Las tareas incluyen:

* reconocer y expresar diferentes sentimientos.


* respetar las resistencias propias pero trabajarlas.
* avanzar desde la dependencia hacia la independencia.
* aprender a enfrentarse a los otros de forma constructiva.
* reconocer los sentimientos no resueltos del pasado en la medida que
hayan sido actualizados en relación con el terapeuta del grupo.
* estar dispuesto a encarar y manejar las reacciones hacia lo que ocurre en
el grupo.
* estar dispuesto a resolver conflictos en vez de evitarlos.

Los problemas que pueden surgir entre los miembros son:


144 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

* Los miembros pueden negarse a expresar sentimientos^ negativos persis-


tentes, contribuyendo así a crear un clima de desconfianza.
* los miembros pueden ser caracterizados como "tipo problemático" o
pueden limitarse con una etiqueta auto-impuesta.
* Si las confrontaciones no son convenientemente manejadas, los miem-
bros pueden retraerse tras posturas defensivas y aspectos ocultos.
* Los miembros pueden confabularse formando subgrupos y clichés,
expresando reacciones negativas fuera del grupo pero permaneciendo en
silencio dentro del mismo.

FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Probablemente el desafío más impor-


tante que deben encarar los terapeutas durante la fase de transición es la nece-
sidad de intervenir en el grupo de modo sensible en el momento apropiado.
La tarea básica consiste en proporcionar el ánimo y el desafío necesarios para
que los miembros encaren y resuelvan los conflictos que existen en el seno
grupal y sus propias resistencias y defensas ante la ansiedad. Como se ha
indicado con anterioridad, la cohesión genuina permite un trabajo productivo
para que el desarrollo las demandas sea satisfactotio en esta compleja fase de
actitud defensiva y conflicto.
Algunas de las principales tareas que usted deberá ejecutar durante este
período crítico del desarrollo grupal son:

* mostrar a los miembros del grupo la importancia del reconocimiento y


expresión de la ansiedad.
* yudar a los participantes a reconocer las formas de reacción defensiva
que presentan y crear un clima donde puedan manejar abiertamente sus
resistencias.
* registrar las señales de resistencia y comunicar a los participantes que
algunas de estas resistencias son naturales y sanas.
* enseñar a ios miembros el valor del reconocimiento y manejo abierto de
los conflictos que suceden en el grupo.
* proporcionar un modelo a los miembros manejando directa y honesta
mente los desafíos dirigidos hacia su persona y su profesionalidad.
' * ayudar a los miembros a manejar cualquier problema que influya
sobre su capacidad de autonomía e independencia.

Los terapeutas deben ser especialmente activos durante los estadios pri-
mero y segundo del grupo. Durante el estadio de transición son importantes
la intervención y estructuración activas porque normalmente los participantes
no han aprendido aún a trabajar con efectividad a solas. Cuando surge un
conflicto, por ejemplo, algunos miembros pueden intentar cambiar de tema y
plantear uno más agradable u otras formas de evitar el conflicto. Los terapeu-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 145
tas deben mostrar a los miembros el valor de la expresión de sentimientos,
pensamientos y reacciones.
La confrontación destructiva, a modo de ataque, puede conducir al atrin-
cheramiento de la resistencia y al cultivo de la hostilidad y desconfianza,
pero la confrontación es adecuada incluso durante los primeros estadios de un
grupo si se efectúa con sensibilidad y respeto. De hecho, la confianza puede
verse facilitada cuando el terapeuta cuida y maneja las confrontaciones. Evitar
el desafío del grupo en las fases iniciales equivale a tratar a los miembros
como si fueran frágiles. El modo del terapeuta para manejar el conflicto, la
resistencia, la ansiedad y las conductas defensivas influye grandemente en el
desarrollo del ambiente grupal. En mi opinión, los miembros tienden a repro-
ducir los modelos de confrontación que observan en el terapeuta.

COMENTARIOS FINALES

En este capítulo se han comentado los diversos aspectos de la partici-


pación y del proceso grupal que son fundamentales para su efectividad como
terapeuta del grupo. Se han comentado los problemas más importantes que se
producen durante la fase inicial de formación de un grupo y en el período de
transición del mismo. Se han subrayado las características centrales del grupo
en cada fase, las funciones y posibles problemas de los miembros, los con-
ceptos del proceso grupal y las tareas del terapeuta. Se ha mencionado tam-
bién que el enfoque del terapeuta hacia las funciones y las destrezas del
liderazgo influyen sobre su comprensión de los roles que desempeñan los
miembros en los diversos estadios del grupo. Sólo si percibe con claridad los
diferentes aspectos de las conductas productivas e improductivas de los
miembros podrá ayudar a los participantes a adquirir las destrezas necesarias
para una experiencia grupal satisfactoria y las conductas correctas de las que
dependen la auto-exploración e implicación en el grupo. En el siguiente capí-
tulo se continua con el tema del desarrollo grupal.
5 Estadios finales en el desarrollo
grupal

Siguiendo con el proceso evolutivo de un grupo en acción, este capítulo


versa sobre el estadio de trabajo, el estadio final y los aspectos del segui-
miento y evaluación postgrupo. Analizaremos las principales características
de un grupo en cada fase, las funciones y los posibles problemas que pueden
surgir de los miembros y las funciones claves del terapeuta.

ESTADIO 3: ESTADIO DE TRABAJO - COHESIÓN Y PRODUCTIVIDAD

El estadio de trabajo se caracteriza por el examen en profundidad de proble-


mas significativos y por la producción efectiva de las modificaciones
conduc-tuales deseadas. Este es el momento cuando los participantes deben
reconocer que son responsables de sus vidas. Así, deben ser impulsados a
decidir los aspectos que desean examinar en el grupo, tienen que aprender a ser
parte integral de! grupo y sin embargo mantener su individualidad y deben
filtrar el feedback que reciben y decidir cómo proceder con respecto a él.
Consecuentemente, es importante en este estadio que ni el terapeuta ni otros
miembros traten de decidir el curso de acción o de establecer prescripciones
para un cliente.

Desarrollo de la Cohesión Grupal

NATURALEZA DE LA COHESIÓN GRUPAL. La cohesión implica la


atracción del grupo para los participantes y la sensación de pertenencia.
148 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

inclusión y solidaridad. Aunque puede empezar a desarrollarse en los esta-


dios iniciales de un grupo, en este estadio llega a ser un elemento clave del
proceso grupal. Si se ha establecido la confianza y el conflicto y los senti-
mientos negativos han sido expresados y resueltos, el grupo se convierte en
una unidad cohesionada. En parte es como si el grupo hubiera atravesado el
período de prueba y los miembros hubieran reconocido: "Se pueden expresar
reacciones negativas y conflictos, por lo tanto, el acercamiento es posible".
He descubierto que la cohesión se produce cuando las personas se abren y
se arriesgan. Al compartir de forma honesta las experiencias y conflictos per-
sonales profundamente significativos, el grupo se cohesiona, porque esta par-
ticipación permite a los miembros identificarse con los otros. Como la
cohesión proporciona al grupo el ímpetu necesario para avanzar, es un
prerre-quisito del éxito del grupo. Sin la sensación de "agrupamiento", el
grupo permanece fragmentado, los miembros se congelan tras sus defensas y
su trabajo es necesariamente superficial. Los grupos no se cohesionan
automáticamente. La cohesión es el resultado del compromiso del terapeuta y
los participantes para dar los pasos necesarios que conducen al sentimiento
de unidad de grupo.
Aunque la cohesión grupal no es en sí misma condición suficiente para la
efectividad del trabajo grupal, en parte todas las características de un grupo
con buen funcionamiento son contingentes con ella. La cohesión favorece las
conductas orientadas a la acción como la auto-apertura, la inmediatez, la
mutualidad, la confrontación, la adopción de riesgos y la traducción del
insight en acción. Por otra parte, sin cohesión grupal, los participantes no se
sienten suficientemente seguros como para mantener un nivel alto de
auto-apertura.
Según Yalom (1985) las investigaciones prueban que la cohesión es un
fuerte determinante de los resultados positivos del grupo. Si los miembros
experimentan poca sensación de pertenencia o atracción por el grupo, existe
poca probabilidad de que salgan beneficiados y pueden experimentar resulta-
dos negativos. En la misma línea, Yalom afirma que los grupos con una
orientación hacia el aquí y ahora son casi invariablemente cohesivos y vita-
les. Por contraste, los grupos donde los miembros sólo comentan aspectos
pasados transcurridos en otro lugar, rara vez desarrollan mucha cohesión.

COHESIÓN COMO FUERZA UNIFICADORA. Aunque la cohesión es


normalmente necesaria para el trabajo grupal efectivo, puede también entor-
pecer el desarrollo del grupo. Cuando la cohesión no va acompañada por el
desafío del terapeuta y de los miembros por avanzar, el grupo puede llegar a
estancarse. El grupo disfruta la comodidad y seguridad de la unidad que ha
ganado pero no se realiza ningún progreso.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 149
En muchos de los grupos adultos que dirijo, surgen temas humanos comu-
nes que la mayoría de los miembros pueden vincular a sus vidas indepen-
dientemente de su edad, antecedentes socioculturales o profesión. En los
niveles iniciales del grupo los miembros tienden a ser conscientes de las dife-
rencias existentes que separan a unos de otros, sin embargo, según el grupo
alcanza un nivel de cohesión es frecuente que los miembros comenten las
similitudes existentes entre los sentimientos que vinculan a unos con otros.
Algunas de estas repuestas son:

* "No soy el único con mis dolores y problemas".


* "Me merezco más amor de lo que pensaba".
* "Solía pensar que era demasiado viejo para cambiar y que debía confor-
marme con lo que tenía. Ahora veo que mis sentimientos no difieren
tanto de los sentimientos de los jóvenes aquí presentes".
* "Tengo esperanzas en el futuro, incluso aunque sepa que me queda un
largo camino que recorrer y que éste no siempre será fácil".
* "Aquí hay muchas personas hacia las que me siento cercano y he com-
probado que hemos ganado esta confianza dejándonos conocer los
unos a los otros".
* "La intimidad provoca miedo pero también recompensa".
* "Las personas pueden llegar a ser bellas cuando abandonan sus másca-
ras".
* "He aprendido que la soledad que sentía era común a todos los miem
bros de este grupo".

En la medida que se cohesiona el grupo, es frecuente que una mujer de


unos 20 años descubra su parecido con un hombre de 50. Ambos pueden
estar deseando la aprobación parental y ambos pueden estar comprobando la
inutilidad de buscar fuera de sí mismos la confirmación de su propia valía.
Un hombre aprende que sus problemas de masculinidad no son muy diferen-
tes de los problemas de femineidad de las mujeres. Una mujer aprende que no
está sola cuando descubre que se siente resentida por las demandas familiares
que debe cumplir. Un hombre mayor observa a "su hijo" en otro miembro
más joven y se permite sentir la dulzura y compasión que no se permitió sentir
antes.
Otros temas frecuentes que surgen en este estadio y que aumentan la cohe-
sión entre los miembros son: el recuerdo de experiencias dolorosas de la
niñez y adolescencia, la conciencia del temor y la necesidad de amor, la capa-
cidad de expresar sentimientos reprimidos, el descubrimiento de que el peor
enemigo de uno mismo vive dentro de sí, la lucha por descubrir el sentido de
la vida, el sentimiento de culpabilidad por lo que uno ha hecho o no ha
hecho, el anhelo por relaciones significativas con personas importantes y el
150 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

inicio del proceso de descubrimiento de la identidad propia. El terapeuta


puede motivar el desarrollo de la cohesión señalando los aspectos comunes
que vinculan a todos los miembros del grupo.

Características de un Grupo de Trabajo Efectivo

El estadio 3 se caracteriza por la productividad que se construye sobre el


trabajo efectivo realizado durante los estadios inicial y de transición. Ahora
que los miembros ha llegado a configurar un grupo y han desarrollado destre-
zas relaciónales que les permiten disfrutar de un mayor grado de autonomía,
dependen menos del terapeuta. La reciprocidad y la auto-exploración van en
aumento y el grupo se centra en la producción de resultados duraderos. Aun-
que las características específicas de un grupo cohesionado y productivo varí-
an algo en razón del tipo de grupo, existen algunas tendencias generales que
identifican a un grupo en su estadio de trabajo:

* El centro de atención está aquí y ahora, en el presente. Las personas han


aprendido a hablar directamente sobre sus sentimientos y conductas en las
sesiones grupales y en general desean las interacciones significativas. Hablan
unos con otros y no unos sobre otros. Se concentran más en el transcurso del
grupo que en las historias de las personas fuera del grupo. Cuando se plante-
an aspectos de fuera del grupo, muy a menudo están relacionados con el pro-
ceso grupal. Si Henry examina su miedo a la intimidad, por ejemplo, se le
pedirá que hable sobre sus temores a la intimidad en el grupo y en sus rela-
ciones cotidianas.
* Los miembros están más dispuestos a identificar sus metas y preocupa-
ciones y han aprendido a ser responsables de sí mismos. Están menos confu-
sos sobre las expectativas que el terapeuta y los miembros restantes tienen
con respecto a ellos.
* Los miembros desean trabajar y practicar fuera del grupo para alcanzar
modificaciones conductuales. Realizan las tareas de casa y plantean en las
sesiones las dificultades con que se han enfrentado al practicar las nuevas for-
mas de pensamiento, sentimiento o conducta. Desean integrar pensamientos,
emociones y conductas en sus vidas cotidianas. Son más capaces de ser cons-
cientes cuando utilizan los viejos patrones de pensamiento o acción.
* La mayoría de los miembros se sienten incluidos en el grupo. Los no
activos saben que su participación será bienvenida y su falta de participación
no debilita el trabajo significativo del resto. Los miembros que están sufriendo
dificultades de pertenencia o cohesión cuentan con la posibilidad de plantear
este problema en las sesiones y teóricamente constituye un centro de interés
para el trabajo productivo.
* El grupo ha llegado a ser casi una orquesta, donde los individuos se
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 151

escuchan unos a otros y ejecutan conjuntamente un trabajo productivo. Aun-


que los participantes pueden seguir solicitando la dirección del terapeuta,
como los músicos miran al director en busca de señales, tienden también a
iniciar la dirección que ellos desean seguir.
* Los miembros evalúan continuamente su nivel de satisfacción con el
grupo y dan pasos activos para modificar las dificultades surgirdas en el seno
de éste, cuando observan que las sesiones necesitan un cambio. En un grupo
productivo, los miembros se percatan de que una parte de los resultados es res-
ponsabilidad suya. Si no consiguen lo que desean, normalmente lo manifiestan.

Factores Terapéuticos en un Grupo

La siguiente revisión ofrece una síntesis de los factores específicos que


garantizan el progreso del grupo más allá de la cohesión hasta el trabajo pro-
ductivo. Los tres aspectos principales del estadio de trabajo, la auto-apertura,
la confrontación y el feedback se comentan en detalle.

CONFIANZA Y ACEPTACIÓN. Los miembros del grupo en el estadio de


trabajo confían entre sí y en el terapeuta, o por lo menos expresan abierta-
mente cualquier síntoma de desconfianza. La confianza se manifiesta en la
actitud de aceptación de los participantes y en su voluntad para adoptar ries-
gos compartiendo las reacciones que tienen aquí y ahora. Sintiéndose acepta-
dos, los miembros reconocen que en el grupo pueden ser quienes son sin
riesgo a ser rechazados. Se atreven a responder asertivamente, por ejemplo,
porque saben que no deben agradar a todos. En el estadio de trabajo el grado
de confianza es alto porque los miembros tienen el deseo de superar cualquier
barrera que se oponga a su establecimiento y mantenimiento. Sin embargo,
como sucede con otras relaciones interpersonales, la confianza no es una enti-
dad estática. Incluso en los estadios superiores, la confianza puede oscilar y
menguar y corresponde a los miembros analizar de forma continua la seguri-
dad que sienten en el grupo.

EMPATIA E INTERÉS. La empatia implica la capacidad profunda de


recordar, revivir y transmitir los sentimientos propios a través de las intensas
experiencias de otros. Mediante la comprensión de los sentimientos ajenos
-como la necesidad de amor y aceptación, dolor ante experiencias pasadas,
soledad, alegría y entusiasmo - los miembros se aprecian más honestamente.
La empatia implica interés y el interés se expresa en el grupo a través de la
implicación'genuina y activa con el resto de los miembros. Se expresa tam-
bién a través de la compasión, del apoyo, de la dulzura e incluso de la con-
frontación. Según se abren las personas y muestran su dolor, sus luchas, su
alegría, su excitación y sus temores, posibilitan al resto interesarse por ellos.
ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL
\ 152
La empatia permite superar las diferencias entre personas de distintas etnias
y grupos culturales y compartir temas universales. Aunque las circunstancias
específicas de la vida de los clientes pueden diferir en razón de sus antece-
dentes culturales, los grupos posibilitan que una variedad de personas sea
consciente de lo que todas ellas tienen en común.

ESPERANZA. Si se va a producir un cambio, los miembros deben creer


que es posible, que no tienen por qué permanecer atrapados en el pasado y
que pueden ser activos para enriquecer sus vidas. La esperanza es terapéutica
en sí misma porque concede a los miembros la confianza suficiente para las
exigencias de trabajo que requiere un grupo y les motiva a examinar alternati-
vas. La esperanza es una característica de los terapeutas efectivos y subyace a
sus ideas sobre los clientes, sobre sí mismos y sobre los propósitos básicos
que se logran mediante la terapia grupal (Couch & Childers, 1987).
Como señala Yalom (1985), en la terapia grupal es crucial el estableci-
miento y mantenimiento de la esperanza para que los miembros permanezcan
en el grupo y para que otros factores puedan tener lugar. Cita investigaciones
demostrando que las expectativas altas de los clientes en la ayuda que recibi-
rán de la terapia, se correlacionan significativamente con los resultados posi-
tivos. La investigación sostiene también que la confianza del terapeuta en el
proceso grupal es crítica para motivar a los clientes.
Couch y Childers (1987) proponen una serie de estrategias de liderazgo
que favorecen la esperanza. Algunas de estas consisten en emplear la entre-
vista pregrupo como posibilidad para transmitir esperanza a los miembros
creando expectativas positivas (pero realistas), reconociendo y validando los
problemas comunes a muchos participantes, dirigiendo la atención hacia los
logros que han obtenido los miembros, animando cualquier signo de movi-
miento positivo, dejando que los miembros reconozcan los progresos ajenos
y ayudándoles a asumir la responsabilidad de su propio progreso.

LIBERTAD PARA EXPERIMENTAR. La experimentación de diferentes


tipos de conducta es un aspecto significativo del estadio de trabajo. El grupo
es un espacio seguro donde se pueden probar conductas nuevas. Después de
esas pruebas los miembros pueden decidir qué conductas desean modificar.
En las transacciones diarias, las personas se comportan a menudo de modo
rígido y poco imaginativo porque no se atreven a desviarse de las formas de
comportamiento familiares y pronosticables. Con el apoyo del grupo, los par-
ticipantes pueden practicar formas de ser más funcionales. El role play es una
forma efectiva de ensayar destrezas nuevas en situaciones interpersonales,
después, estas destrezas pueden aplicarse a las situaciones diarias de cada
miembro. Este tema se examinará con mayor profundidad en los comentarios
sobre el psicodrama (Capítulo 8) y en los grupos Gestalt (Capítulo 11).
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 153
COMPROMISO DE CAMBIO. He comentado anteriormente que para que
se produzca un cambio, la persona debe creer que éste es posible. Pero la
esperanza, sin más, no es suficiente. El cambio constructivo requiere la firme
resolución de hacer lo necesario para cambiar. Esto implica decidir qué cam-
biar y cómo hacerlo. Los participantes deben formular un plan de acción,
comprometerse con ellos mismos y emplear los instrumentos ofrecidos por el
grupo para examinar las formas de llevarlo a cabo. El apoyo que ofrece el
grupo es de valor incalculable para animar a los miembros a mantener sus
compromisos incluso cuando se encuentran con obstáculos temporales. Una
ventaja inherente a los grupos es que los miembros pueden contar unos con
otros para mantener los compromisos. Fuera del grupo pueden llamar a otro
miembro solicitando ayuda cuando encuentran dificultades para ejecutar sus
planes o pueden llamarse para recibir feedback cuando han tenido éxito. Un
sistema de ayuda mutua puede ser instrumental para enseñar a los miembros
a solicitar ayuda y a ofrecerla, o para aprender habilidades sociales que tam-
bién pueden aplicarse a las relaciones exteriores al grupo. El tema del com-
promiso se comenta con más profundidad en el apartado de terapia realista de
grupo (Capítulo 15).

INTIMIDAD. La intimidad genuina se desarrolla en un grupo después de


que las personas hayan revelado lo suficiente sobre sí mismas como para que
otros se identifiquen con ellos. He descubierto que la intimidad aumenta
segiin las personas resuelven conjuntamente sus problemas. Los miembros
comprueban que, independientemente de sus diferencias, todos comparten
ciertas necesidades, deseos, ansiedades y problemas. Cuando los miembros
aprenden que otros se enfrentan a problemas similares, dejan de sentirse ais-
lados; la identificación con los otros produce la cercanía, que permite a los
miembros ayudarse a resolver los temores relacionados con la intimidad. El
entorno grupal proporciona el medio para que los miembros descubran sus
temores a la intimidad y sus resistencias al acercamiento de las personas. El
fin último consiste en entender cómo se ha venido evitando la intimidad fuera
del grupo y cómo puede aceptarse sin miedo la intimidad en la vida.
Durante la fase de trabajo, teóricamente los miembros reconocen sus
resistencias a la intimidad interpersonal y demuestran también la voluntad
por superar los temores asociados con el acercamiento a los otros. Tales
miembros temen que si se acercan entre sí, no van a ser capaces de controlar
sus impulsos; si muestran interés, pueden sufrir el abandono una vez más: si
permiten la intimidad, se unirán con los otros y perderán la sensación de
identidad propia y si experimentan la intimidad, se abrirán y podrán ser
emo-cionalmente heridos de múltiples maneras por los otros. Un grupo
productivo ofrece muchas posibilidades para que los miembros se enfrenten a
estos temores. Son capaces de utilizar las experiencias vividas en el grupo
como
154 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

forma de resolver heridas pasadas y decisiones precipitadas que bloquean la


intimidad. Los asuntos pasados pero pendientes aún se reviven en el contexto
grupal y se posibilita la adopción de nuevas decisiones. Los miembros son
capaces de apreciar los vínculos entre los diferentes modos que emplean para
evitar la intimidad dentro y fuera del grupo. Ormont (1988) detalla de la
siguiente forma los acontecimientos que se producen en el seno grupal según
los miembros desarrollan formas maduras de intimidad: los miembros abren
un espacio emocional para dar cabida a todos; la comunicación es sencilla y
directa; no hay agendas ocultas en el grupo; los miembros se arriesgan abier-
tamente; hay presentes sentimientos poderosos; los miembros se dirigen entre
sí con una naturalidad que no se apreciaba anteriormente y son capaces de
vivir el momento porque los residuos pendientes del pasado han sido ya
resueltos.

CATARSIS. La expresión de sentimientos reprimidos puede ser terapéutica


porque descarga energía que se mantenía para resguardar ciertos sentimientos
amenazantes. Esta descarga emocional, que a menudo se produce de forma
explosiva, permite a la persona sentirse más libre. Poner una tapadera sobre la
agresividad, dolor, frustración, odio y temor implica también impedir que
broten sentimientos espontáneos de alegría, afecto y entusiasmo. Esta
descarga emocional desempeña un papel importante en muchos tipos de gru-
pos, a veces tanto el terapeuta como los miembros consideran erróneamente
que la mera catarsis supone un "trabajo real". Algunos miembros se desani-
man porque no han vivido estas descargas emocionales y creen que no se
están implicando. Es común observar a miembros que experimentan "envidia
de problemas" o que están convencidos de no obtener tanto fruto del grupo
como otros cuyas catarsis son más numerosas que las suyas. Aunque la catar-
sis puede ser curativa, sin ayuda de otras intervenciones no produce cambios
a largo plazo.
Yalom (1985) señala que la catarsis es un proceso interpersonal porque las
personas no logran beneficios duraderos mediante la descarga de sentimien-
tos en un espacio vacío. Subraya que la catarsis se relaciona con resultados
positivos y que a menudo es necesaria para el cambio, sin embargo no es
suficiente. Analiza desde esta perspectiva el impacto de la catarsis: "La
expresión abierta del afecto es sin duda vital para el proceso terapéutico del
grupo; en su ausencia un grupo degeneraría en un ejercicio académico estéril.
Sin embargo es sólo una parte del proceso y debe ser completada con otros
factores" (p. 85).
Mi experiencia me ha enseñado que la catarsis puede ser un apartado vital
del trabajo en grupo de una persona, especialmente si el cliente cuenta con
una gran reserva de sentimientos no reconocidos y no expresados. También
he observado que es un error asumir que no existe "trabajo real" sin la venti-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 155
lación fuerte de sentimientos porque muchas personas parecen beneficiarse
en ausencia de catarsis. Después de producirse la catarsis, es extremadamente
importante resolver o trabajar los sentimientos que han surgido para lograr la
comprensión del significado de la experiencia y para tomar decisiones conse-
cuentes con dicho significado.

REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA. Un apartado central del trabajo


grupal consiste en desafiar y examinar las ideas relativas a determinadas
situaciones. Es fundamental la comprensión del significado de las experien-
cias emocionales intensas para ampliar la auto-exploración. Este componente
cognitivo incluye la explicación, la clarificación, la interpretación, la disposi-
ción del marco de trabajo necesario para el cambio, la formulación de ideas y
la adopción de nuevas decisiones. Los grupos ofrecen a los miembros muchas
oportunidades para evaluar su pensamiento y para adoptar ideas constructivas
que reemplacen a las actuales limitadoras. Este proceso de reestructuración
cognitiva desempeña un papel fundamental en muchos enfoques terapéuticos,
incluyendo a los grupos adlerianos (Capítulo 7), el análisis transaccional
(Capítulo 12), los grupos cognitivo-conductuales (Capítulo 13) y la terapia
racional emotiva (capítulo 14).

AUTO-APERTURA. La apertura no es un fin en si misma, es el medio que


da paso a la comunicación abierta del grupo. Si la apertura se limita a los
temas seguros o si equivale a la exposición de secretos, el grupo no puede
avanzar más allá de un nivel superficial. Existen muchas barreras dentro de
nosotros que nos impiden la auto-apertura, por ejemplo, el temor a la intimi-
dad que acompaña a la auto-revelación, la evitación de la responsabilidad y
cambio, los sentimientos de culpabilidad y vergüenza, el miedo al rechazo y
los tabús culturales. La voluntad de superar estas barreras y darse a conocer a
los otros miembros es un requisito fundamental en todos los estadios de un
grupo. Durante el estadio de trabajo la mayoría de los miembros han desarro-
llado la suficiente confianza como para arriesgarse a revelar material amena-
zante.
Como la auto-apertura es el vehículo principal de la interacción grupal, es
fundamental que los participantes del grupo dispongan de una comprensión
clara de lo que es y no es la auto-apertura. Un nivel de auto-apertura implica
compartir las reacciones propias persistentes a lo que sucede en el grupo,
Otro nivel implica la revelación de los problemas corrientes, aspectos perso-
nales no resueltos, metas y aspiraciones, alegrías y penas y debilidades y
puntos fuertes. Si las personas no tienen disposición para hacer revelaciones
propias, dificultan al resto la posibilidad de mostrar interés por ellas. .Al
comentar los problemas ocurridos fuera del grupo o en el pasado, es impor-
tante que los miembros se refieran a aspectos actuales y presentes.
156 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

dose en ellos, los participantes pueden contactar sinceramente unos con otros
y generalmente expresan con bastante exactitud lo que experimentan en la
actualidad. Las interacciones ganan en honestidad y espontaneidad porque
los miembros muestran más voluntad para arriesgarse a revelar sus reaccio-
nes.
Por otra parte, la auto-apertura no implica revelar los secretos propios más
profundos, ni ahondar en el propio pasado, tampoco conlleva "dar salida a
todo" ni expresar cualquier reacción nimia hacia los otros. La auto-apertura
no debería confundirse con el relato de historias referentes a sí mismo, ni
debería permitirse que la presión grupal dicte los límites de la intimidad pro-
pia. En algunos momentos, en sus intentos por mostrarse "abiertos y hones-
tos" o al percibir la presión de los otros, algunos miembros pueden decir más
de lo necesario para ser entendidos. Su auto-apertura es tan extensa que nada
permanece en privado y consecuentemente se sienten privados de su digni-
dad.
Al trabajar con poblaciones culturalmente diversas, recuerde que la
auto-apertura se valora altamente en la mayoría de los enfoques terapéuticos
tradicionales que se incluyen en este libro. Sin embargo, la auto-apertura es
ajena a los valores de muchos grupos culturales. Esta importancia concedida
a la auto-apertura por la mayoría de los enfoques terapéuticos entra en
conflicto con los valores de algunos grupos étnicos de origen europeo que
subrayan la importancia de mantener los problemas "dentro de la familia".
Los clientes culturalmente diferentes puede necesitar más tiempo para
decidirse a hacer revelaciones, para garantizar que hacerlo no es arriesgado,
lo que normalmente implica probar al terapeuta y a los otros miembros del
grupo.
Salvo que los clientes luchen contra los obstáculos que se interponen fren-
te a la auto-apertura, su participación en el grupo será muy limitada. Como
terapeuta, usted puede reconocer que algunos individuos con ciertos antece-
dentes étnicos y culturales se enfrentarán a mayores dificultades al compartir
sus sentimientos, reacciones y al revelar sus luchas internas. Usted puede
ayudar a tales clientes mostrando respeto por sus valores culturales y al
mismo tiempo animándoles a expresar sus expectativas sobre usted y sobre el
grupo. Con su apoyo y la comprensión de los miembros del grupo, se halla-
rán en una posición idónea para clarificar sus valores correspondientes a la
auto-apertura y podrán decidir el grado en que desean darse a conocer. Una
buena línea de salida consiste en comentar las dificultades de auto-revelación
en el entorno grupal.

CONFRONTACIÓN. Como la auto-apertura, la confrontación es un ingre-


diente básico del estadio de trabajo; cuando falta se produce un estancamien-
to. La confrontación constructiva es una invitación a examinar las
discrepancias existentes entre lo que uno dice y hace, hacer consciente el
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 157
potencial no usado y convertir los insights en acción. Cuando la confronta-
ción se produce en un entorno grupal de apoyo, puede ser un acto de verdadero
interés.
En un grupo satisfactorio, la confrontación se produce de tal manera que
los miembros que se enfrentan comparten sus reacciones y no sus juicios. Se
evita el estilo negativo de confrontación, es decir, la confrontación efectuada
de forma hostil, indirecta o a modo de ataque, porque puede hacer que las
personas se sientan juzgadas y rechazadas. Cuando se efectúa con cuidado y
sensibilidad, la confrontación de los otros ayuda en última instancia a desa-
rrollar la capacidad de la auto-confrontación necesaria para resolver los pro-
blemas.
La confrontación es un aspecto que con frecuencia malentienden los
miembros y los terapeutas; a menudo se evita a todo coste porque se
malin-terpreta o se usa indebidamente. En mi opinión, aunque el apoyo y la
empatia son imprescindibles en el proceso grupal, pueden resultar
contraproducentes si se efectúan en exceso. En otras palabras, un grupo puede
dejar de ser efectivo si sus miembros han decidido interactuar solo en el nivel
de apoyo y han acordado centrarse exclusivamente en el feedback positivo. La
falta de voluntad para desafiar a los otros a adoptar una perspectiva más
profunda de sí mismos provoca intercambios excesivamente correctos y
corteses que tienen poco que ver con las interacciones cotidianas y que no
proporcionan incentivo suficiente para la exploración propia.
Los terapeutas del grupo pueden destinar un tiempo productivo para ayu-
dar a los participantes a aclarar sus malentendidos respecto a la confronta-
ción, a aprender qué deben confrontar y cómo deben hacerlo de forma
constructiva. Una de las formas más poderosas de enseñar la confrontación
constructiva y prudente consiste en el modelado de los terapeutas durante sus
interacciones en el grupo. Siendo directo, honesto, sensible, respetuoso y
puntual en sus confrontaciones, los terapeutas proporcionan a los miembros
valiosas oportunidades para aprender esta destreza a través de la observación
de la conducta del terapeuta.
Normalmente enfatizo los siguientes puntos sobre la confrontación efecti-
va:

* Recuerde que la confrontación debe basarse en el respeto mutuo y que


va dirigida a desafiar a los otros para que analicen aspectos de sí mis-
mos no reconocidos ni examinados.
* Emplee la confrontación sólo si desea acercarse al cliente y sólo si tiene
la intención de permanecer con esa persona después de la confrontación..
* Aprenda a discriminar entre los ataques enjuiciadores y el desafío
pro-dente. Por ejemplo, en vez de decir "Todo lo que hace es coger del
grupo sin aportar nunca nada", podría señalar "Hecho de
158 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

char su voz. Me pregunto si le gustaría aportar más. ¿Es consciente de alguna


cosa que le impide expresar sus sentimientos y pensamientos?".
* Cuando confronte a alguna persona, diríjase a sus conductas específicas
que afectan al resto del grupo y explique exactamente el efecto que pro-
duce.
* Sea responsable de sus conductas en vez de culpar a otros de sus res-
puestas. Así pues, en vez de decir "Me enfadas cuando te vas por la tan-
gente", podría señalar "Me enfado e impaciento cuando divagas". En
vez de hacer una afirmación como: "Eres un aburrido", podría decir:
"Me cuesta estar contigo cuando hablas y he descubierto que me estoy
aburriendo".
En resumen, la confrontación debería efectuarse de manera tal que respete
la integridad de la persona confrontada, sin prejuicio para el cliente y con el
propósito de ayudar a la persona a identificar y ver las consecuencias de su
conducta. Más importante aún, la confrontación debería abrir los canales de
la comunicación'en vez de cerrarlos.

BENEFICIO DEL FEEDBACK. Aunque hemos comentado los temas de la


auto-apertura, la confrontación y el feedback separadamente, estos factores
terapéuticos en cierto grado se superponen en la práctica real. La mayor parte
del feedback puede ser auto-apertura y algunas veces el feedback puede ser
confrontativo. Por ejemplo, el miembro del grupo que responde a otro: "Me
he sentido muy afectado por la forma en que has interpretado una conversa-
ción con tu padre. He recordado a mi propio padre y mis luchas para acercar-
me a él". Este es un ejemplo de feedback y auto-apertura. Ahora piense en un
miembro que dice: "cuando hablabas sobre tu padre tus puños se cerraban y
sin embargo estabas sonriendo. No sé en cuál creer , en tus puños o en tu son-
risa". Este tipo de feedback ilustra una confrontación así como cierto grado
de auto-apertura. La persona que da feedback revela sus reacciones presentes
al resto de los miembros.
El intercambio de feedback entre los miembros del grupo se considera
como elemento clave para la promoción del aprendizaje interpersonal
(Morran , Stockton & Bond, 1991). En un estudio se encontró que la incorpo-
ración de ejercicios estructurados de feedback al grupo contribuyó al logro de
las metas de los miembros (Rohde & Stockton, 1992). Para que los miembros
se beneficien del feedback, necesitan estar en disposición de atender a las
reacciones que tienen otras personas ante sus conductas. Es importante que
exista equilibrio entre el feedback "positivo" y el feedback correctivo (algu-
nas veces denominado también feedback "negativo"). Si los miembros pre-
sentan sus reacciones y percepciones de forma honesta y con prudencia,
todos los participantes son capaces de atender al impacto que producen sus
conductas y pueden decidir, si fuera necesario, cuál cambiar. Este feedback
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 159

constituye una de las formas más importantes para que se produzca el apren-
dizaje en el grupo. Puede ser de gran ayuda para la persona que .examina un
problema, trata de resolver una situación difícil o intenta diferentes formas de
conducta. A continuación se incluyen algunos aspectos que pueden ayudar a
los miembros a aprender a dar y recibir feedback:

* El feedback global es de escaso valor. Las reacciones a la conducta


específica en el grupo, por el contrario, proporcionan a los clientes una
evaluación inmediata e independiente que pueden comparar con su pro-
pia perspectiva.
* El feedback conciso expresado de forma clara y directa es más útil que
las afirmaciones cualificadas o el feedback interpretativo o mixto
(Stockton & Morran, 1980).
* El feedback positivo se valora, casi invariablemente, como más desea-
ble, más aceptable, más influyente y más conducente al cambio que el
feedback correctivo. Tal feedback se centra en los puntos fuertes de la
persona y en las conductas que pueden ser fuente de dificultad (Dies,
1983b; Morran, Robison & Stockton, 1985; Morran & Stockton, 1980;
Morran, Stockton & Harris, 1991).
* El feedback difícil debe estar bien temporalizado y debe ser ofrecido de
forma no enjuiciadora, de lo contrario la persona que lo recibe puede
adoptar una postura defensiva y rechazarlo.
* El feedback correctivo parece más útil y fiable cuando se centra en las
conductas observables y cuando se produce en las últimas fases de un
grupo, es más probable que sea aceptado cuando ha ido precedido de
feedback positivo (Stockton & Morran, 1981; Morran & Stockton, &
Harris, 1991).
* Los miembros del grupo son más reacios a proporcionar feedback
correctivo que feedback positivo. Esta actitud es debida en parte al
temor de ser rechazado por el resto de los miembros y en parte al temor
a dañar al receptor del feedback (Morran, Stockton, & Bond, 1991). Así
pues, puede ser útil examinar con los miembros su temor a dar y recibir
feedback. Los miembros deben aprender el valor de las diversas modali-
dades de feedback así como las formas de expresar sus reacciones.
* El feedback negativo será mejor aceptado si el hablante especifica el
modo en que se ha sentido afectado por la conducta del otro miembro.
Esta práctica reduce las posibilidades de que los miembros emitan jui-
cios porque los emisores se centran en sí mismos mientras están hablan-
do de la conducta de otros.
* El feedback con calidad de inmediatez - es decir, el feedback emitido
como reacción presente, es especialmente valioso y mucho mejor que
las reacciones "almacenadas".
160 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

* El feedback del terapeuta es normalmente de mejor calidad que el


feed-back emitido por los miembros pero no por eso más
inmediatamente aceptado (Morran et al., 1985).

Algunas veces los miembros hacen declaraciones globales como "Me gus-
taría recibir feedback". Si tales clientes han revelado poco, es difícil devol-
verles muchas reacciones. Los miembros deben aprender a solicitar y dar
feedback específico. Es útil atender al feedback sin actitud defensiva, escu-
char realmente lo que otros desean comunicamos y posteriormente pensar en
lo que deseamos hacer con dicha información. Según progresa el grupo hacia
el estadio de trabajo, los miembros están más dispuestos a ofrecer y recibir
feedback.

COMENTARIO. Como hemos escrito mis compañeros y yo en alguna


obra (G. Corey, Corey, Callanan & Russell, 1992), no todos los grupos alcan-
zan el estadio de trabajo que aquí se describe. El cambio de los participantes
en el grupo puede bloquear el progreso. Algunas poblaciones simplemente no
pueden soportar la intensidad que exige el estadio de trabajo. Si las tareas de
los estadios inicial y de transición no se dominan, es de esperar el bloqueo del
grupo. Por ejemplo, algunos grupos no van más allá de las agendas ocultas y
de los conflictos no expresados que son típicos de las primeras sesiones, o los
miembros no están dispuestos a dar más de sí que lo comprendido dentro de
los límites de la superficialidad. F*ueden haber adoptado la decisión de quedar-
se en un nivel seguro caracterizado por el apoyo mutuo en lugar del desafío
mutuo que podría conducirles a un territorio desconocido. Los intercambios
iniciales entre los miembros y el terapeuta o entre los mismos miembros pue-
den haber tenido un carácter negativo, creando así un clima de duda y falta de
voluntad para confiar en los otros. El grupo puede orientarse hacia la resolu-
ción de problemas o al parcheo de dificultades. Esta orientación puede desfa-
vorecer la auto-exploración porque tan pronto como uno de los miembros
plantea un problema, el resto de los miembros se apresuran a aconsejarle para
que remedie la situación. Por estas u otras razones similares, algunos grupos
no avanzan nunca más allá del estadio inicial o el estadio de transición.
Con ayuda de mis colegas he descubierto que cuando un grupo alcanza el
estadio de trabajo, no avanza necesariamente de forma ordenada como
sugiere la categorización anterior. Aspectos previos como la confianza, el
conflicto no constructivo y el rechazo a la participación pueden absorver el
tiempo y el historial del grupo. La confianza no es un problema que se
resuelva de una vez para siempre durante los estadios iniciales del desarrollo
grupal. En la medida que un grupo encara nuevos retos, deberán alcanzarse
niveles más profundos de confianza. Por otra parte, el conflicto puede resol-
verse durante el estadio inicial o de transición pero en las fases posteriores
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 161
surgen nuevos conflictos que deben de ser trabajados y resueltos. Como
sucede con cualquier relación íntima, las relaciones de grupo no son estáti-
cas, la utopía no se alcanza nunca porque las aguas tranquilas pueden con-
vertirse temporalmente en mares tormentosos. El compromiso de funcionar
como grupo consiste en ejecutar tanto el trabajo difícil como el agradable y
recompensante.

Resumen del Estadio de Trabajo

CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. Cuando un grupo alcanza el esta-


dio de trabajo, presenta las siguientes características:

* El nivel de confianza y cohesión es alto.


* La comunicación en el grupo es abierta e implica la expresión exacta de
lo que se está experimentando.
* Los miembros interactúan libre y abiertamente.
* Hay voluntad para arriesgarse con material difícil y para darse a cono-
cer; los miembros plantean al grupo temas personales que desean
comentar y entender mejor.
* Se reconoce el conflicto entre los miembros y se maneja directa y efi-
cientemente.
* El feedback se ofrece libremente y es aceptado y considerado de forma
no defensiva.
* La confrontación se produce de tal forma que los ejecutores evitan los
juicios y las etiquetas.
* Los miembros están dispuestos a trabajar fuera del grupo para lograr los
cambios conductuales.
* Los participantes se sienten apoyados en sus esfuerzos por cambiar y
están deseosos de arriesgarse con una nueva conducta.
* Los miembros tienen la esperanza de poder cambiar si están dispuestos
a hacerlo; no se sienten indefensos.

FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. El esta-


dio de trabajo se caracteriza por la exploración de material personal significa-
tivo. Para alcanzar este estadio, los miembros cuentan con algunas
responsabilidades y algunos roles:

* plantear en las sesiones los aspectos que desearían comentar.


* proporcionar feedback a los otros y estar abierto para recibirlo.
* compartir el efecto que produce la presencia y el trabajo en el grupo.
* practicar nuevas destrezas y conductas en la vida diaria \ comentar los
resultados en las sesiones.
162 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

* ofrecer a los otros reto y apoyo y confrontarse a sí mismo.


* evaluar continuamente la satisfacción con el grupo y adoptar activamen-
te pasos para modificar el nivel de implicación en las sesiones si es
necesario.

En este momento pueden surgir problemas como:

* Los miembros pueden limitarse al relax y disfrute de relaciones familia-


res y evitar el reto mutuo.
* Los miembros pueden conseguir insights durante la sesión pero no apre-
ciar la necesidad de acción fuera del grupo para que se produzca el cam-
bio.
* Los miembros pueden retirarse a consecuencia de la ansiedad que les
produce la intensidad de las relaciones.

FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Algunas de las principales funciones


del liderazgo en este estadio son:

* proporcionar el refuerzo sistemático de las conductas deseables que


potencian la cohesión y el trabajo productivo en el grupo.
* buscar temas en común del trabajo de los miembros y ofrecer cierta uni-
versalidad.
* seguir modelando la conducta apropiada, cuidando especialmente la
confrontación, y revelando al grupo las reacciones persistentes.
* apoyar la voluntad de los miembros para arriesgarse y ayudarles a apli-
car esta conducta en su entorno diario.
* interpretar el significado de los patrones de conducta en los momentos
apropiados para que los miembros sean capaces de alcanzar un nivel
más profundo de auto-exploración y consideren otras conductas alterna-
tivas.
* ser consciente de los factores terapéuticos que operan para la producción
del cambio e intervenir de forma tal que sea útil para ayudar a los miem-
bros a ejecutar las modificaciones deseadas en los pensamientos, senti-
mientos y acciones.
* centrarse en la importancia de convertir el insight en acción; animar a
los miembros a poner en práctica sus destrezas.
* animar a los miembros a recordar lo que desean del grupo y a solicitar-
lo.

ESTADIO 4: ESTADIO FINAL - CONSOLIDACIÓN Y FINALIZACIÓN

De todas las destrezas de liderazgo probablemente ninguna es tan impor-


TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 163

tante como la capacidad de ayudar a los miembros a transferir lo aprendido


en el entorno grupal a las situaciones cotidianas extemas al grupo. Durante la
fase de finalización se produce la consolidación; este es el momento de la
síntesis, de la unificación de todos los cabos y de la integración e interpreta-
ción de la experiencia grupal.
Considero los estadios inicial y final como los momentos más decisivos
en la historia vital de un grupo. Si la fase inicial es efectiva, los participantes
consiguen conocerse entre sí y establecer su propia identidad en el grupo. Se
desarrolla una atmósfera de confianza y el trabajo fundamental se posterga
inicialmente para intensificarlo posteriormente en los siguientes estadios. El
último estadio del desarrollo de un grupo es crítico porque en este momento
los miembros se dedican al trabajo cognitivo necesario para la interiorización
de lo aprendido en el grupo. Si el terapeuta no maneja esta fase conveniente-
mente, se reduce mucho la posibilidad de que los miembros pongan en práctica
las capacidades adquiridas. Aún peor, los miembros pueden quedarse con
problemas no resueltos y sin pautas para su análisis.
Es fundamental que las cuestiones relativas a la finalización se planteen
durante las fases iniciales del curso de la historia grupal. En todo inicio el fin
es una realidad y el terapeuta debe recordar periódicamente a los miembros
que el grupo dejará de existir en algún momento. Los terapeutas reconocen
sus propios sentimientos sobre la finalización, son capaces de manejarlos
constructivamente y pueden ayudar a los miembros a manejar las cuestiones
de separación. Algunos terapeutas tienen dificultades para enfrentarse a las
despedidas, por diversas razones y tienden a ignorar los sentimientos de tris-
teza o dolor que experimentan según finaliza el curso del grupo.
Existe el peligro de que los miembros del grupo permanezcan tan cons-
cientes de la cercanía de la separación de los miembros que se aislen para
evitar el manejo de la ansiedad que acompaña a la separación. Normalmente
el trabajo va disminuyendo y rara vez surgen nuevos aspectos. Si se permite a
los miembros distanciarse demasiado, probablemente evitarán el examen de
los posibles efectos de la experiencia grupal en su conducta externa al grupo.
Así pues, es crucial que los terapeutas ayuden a los participantes a adoptar
una perspectiva significativa sobre los sucesos del grupo.

Formas Efectivas de Finalización de un Grupo.

Este apartado se refiere a las formas de finalizar la experiencia grupal


mediante el análisis de preguntas como: ¿Cómo pueden completar los miem-
bros los asuntos pendientes de la mejor, manera?, ¿Cómo se puede enseñar a
los miembros a ejecutar lo aprendido en el grupo y a aplicarlo para manejar
con mayor efectividad las demandas de su existencia diaria cuando abando-
nen el grupo?, ¿Cuáles son los aspectos y actividades relevantes en las fases
164 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

finales de un grupo?. Por limitaciones espaciales, la mayor parte de los


comentarios se centran en la finalización de un grupo cerrado, es decir, un
grupo constituido por los mismos miembros durante toda la existencia del
mismo y cuya terminación se produce en una fecha predeterminada.

MANEJO DE SENTIMIENTOS. Durante los estadios finales de un grupo


es conveniente que el terapeuta recuerde a los miembros el número de sesio-
nes que aún quedan para que éstos puedan prepararse para la finalización y
lograr una clausura satisfactoria de la experiencia grupal. Los miembros nece-
sitan ayuda para enfrentarse a la realidad de la cercana desaparición del
grupo. Los sentimientos de separación, que a menudo adoptan la forma de
evitación o negación, deben ser expuestos y examinados. Es tarea del terapeuta
facilitar el comentario abierto de los sentimientos de pérdida y tristeza que
acompañan a la eventual finalización de una experiencia intensa y altamente
significativa. La revelación de los sentimientos del terapeuta sobre la clausura
del grupo puede ayudar a los miembros a enfrentarse a la separación.
Durante la fase inicial, se pide a los miembros que expresen sus temores a
introducirse en un grupo. Ahora se les debería animar a compartir sus temo-
res o preocupaciones por abandonar el grupo y por tener que enfrentarse a las
realidades diarias sin el apoyo del grupo. No es extraño que los miembros
manifiesten haber desarrollado lazos íntimos genuinos y haber encontrado un
lugar seguro y de confianza donde pueden permanecer sin temor al rechazo.
Pueden sentirse horrorizados ante la idea de prescindir de esta intimidad y
apoyo. También son frecuentes las preocupaciones sobre la incapacidad de
tener confianza y ser abierto con personas ajenas al grupo. La tarea del tera-
peuta consiste en recordar a los participantes que si el grupo es especial - cer-
cano, con personas interesadas por lo ajeno y con buena disposición para
ofrecer apoyo mutuo - se debe a la voluntad y compromiso de los miembros
para trabajar conjuntamente. Por lo tanto, pueden adoptar compromisos simi-
lares y obtener el mismo éxito en las relaciones exteriores al grupo. Este
"empujón de ánimo" no trata de negar la sensación de pérdida y tristeza que
puede acompañar a la clausura de un grupo. Por el contrario, mencionar la
separación puede ser una experiencia enriquecedora si los miembros del
grupo son animados a expresar sinceramente su dolor y ansiedad.

EXAMEN DEL EFECTO DEL GRUPO SOBRE UNO MISMO. Hacia el


final del grupo es conveniente proporcionar a todos los miembros la oportuni-
dad de expresar en palabras lo que han aprendido de toda la experiencia gru-
pal y el modo en que intentarán aplicar este aumento de la auto-comprensión.
Para que este examen sea fructífero debe ejecutarse de forma concreta y espe-
cífica. Las afirmaciones como "Este grupo ha sido fantástico. Realmente he
crecido y he aprendido mucho sobre otras personas y sobre mi' son tan gene-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 165

rales que la persona que lo comenta olvidará pronto lo especíñcamente signi-


ficativo de la experiencia grupal. Cuando alguien emite una afirmación de este
tipo, el terapeuta puede ayudar a la persona a expresar estos pensamientos y
sentimientos de forma más concreta formulando preguntas como: "¿De qué
forma te ha beneficiado el grupo?, ¿En qué sentido has crecido?, ¿Qué quieres
decir con 'fantástico'?, ¿Cuáles son las cosas que has aprendido sobre otras
personas y sobre tí mismo?". Yo creo que centrarse en lo específico, en la
con-ceptualización y en la expresión de sentimientos aumenta las posibilidades
de que los miembros retengan y apliquen lo aprendido.

PROPORCIONAR Y RECIBIR FEEDBACK. Dar y recibir feedback es


fundamental durante las fases finales. Aunque los miembros de un grupo
efectivo han estado compartiendo sus percepciones y sentimientos en cada
sesión, la oportunidad de dar y recibir un feedback de síntesis tiene valor pro-
pio. Para que los participantes hagan uso de esta oportunidad durante una de
las últimas sesiones pido normalmente a los miembros que realicen una sínte-
sis de sus percepciones propias en referencia al grupo, los conflictos que se
han resuelto, los puntos claves, lo que esperaban conseguir en comparación
con lo que han logrado y lo que ha significado el grupo para ellos. Después
los miembros restantes del grupo comentan cómo han percibido y cómo se
han sentido con respecto a esa persona. He comprobado que el feedback con-
creto y conciso referido también a las esperanzas y temores que ha expresado
la persona puede ser útil. Los comentarios vagos como "Yo creo que eres una
persona agradable" son de poco valor a largo plazo. He comprobado que es
conveniente pedir a los miembros que anoten en sus diarios feedback especí-
ficos. Si no registran algunas de la cosas que las personas les dicen, tienden a
olvidarlas rápidamente. Si las registran, pueden repasarlas meses más tarde
para comprobar si han progresado en dirección a sus metas.

COMPLETAR ASUNTOS PENDIENTES. Debe permitirse cierto intervalo


temporal para resolver cualquier asunto pendiente en relación a las transac-
ciones entre los miembros o el proceso grupal y las metas. Incluso si algunos
asuntos no pueden ser resueltos, los miembros deberían ser animados a
comentarlos. Por ejemplo, un miembro que ha permanecido en silencio
durante la mayor parte de las sesiones puede decir que nunca se ha sentido
suficientemente seguro como para comentar sus problemas reales. Aunque
pueda ser demasiado tarde para trabajar este aspecto y lograr la satisfacción
de todos los miembros, es importante analizarlo y no cerrar los ojos.

AMPLIAR EL APRENDIZAJE. Siempre comento con los participantes las


diferentes formas que disponen para ampliar lo aprendido en el grupo. Estas
formas pueden incluir la participación en otros grupos, la terapia individual o
166 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

algún otro tipo de experiencia de crecimiento. La participación satisfactoria


en un grupo genera normalmente la conciencia de otros asuntos específicos.
Los miembros no son siempre capaces de resolver completamente estos asun-
tos y necesitan continuar con el proceso de exploración mediante el hallazgo
de otras rutas de crecimiento personal.

Resumen del Estadio Final

CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. Durante la fase final de un grupo


se evidencian las siguientes características:

* Puede producirse tristeza y ansiedad por la separación.


* Los miembros pueden inhibirse y participar de forma menos intensa al
anticipar el final del grupo.
* Los miembros deciden los cursos de acción que probablemente adoptarán.
* Puede producirse el temor a la separación así como a la aplicación al
entorno cotidiano de lo experimentado en el grupo.
* Los miembros pueden expresar sus temores, esperanzas y preocupacio-
nes y comentar como fueron experimentados.
* Los miembros pueden evaluar la experiencia grupal.
* Puede comentarse la posibilidad de reuniones de seguimiento para ani-
mar a los miembros a llevar a cabo sus planes de cambio.

FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. La prin-


cipal tarea que deben efectuar los miembros durante el estadio final del grupo
es la consolidación de su aprendizaje y la generalización de lo aprendido a su
entorno cotidiano. Este es el momento de repasar y poner un marco cognitivo
al significado de la experiencia grupal. Algunas tareas de los miembros son:

* manejar los sentimientos referentes a la separación y la finalización del


grupo.
* preparar la generalización de sus aprendizajes a las situaciones diarias.
* dar a otros una imagen mejor de cómo son percibidos.
* completar cualquier asunto inconcluso, tanto de aspectos comentados en
el grupo como de aspectos pertenecientes a las personas del grupo.
* evaluar el impacto del grupo.
* adoptar decisiones y planes con respecto a los cambios que se desean
efectuar y al modo de ejecutarlos.

Algunos problemas que pueden surgir al mismo tiempo son:


* Los miembros pueden evitar la revisión de su experiencia y no disponerla
en su marco cognitivo, hmitando así la generalización de su aprendizaje.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 167

* Debido a la ansiedad provocada por la separación , los miembros pue-


den distanciarse.
* Los miembros pueden considerar el grupo como un fin en sí mismo y no
usarlo como medio para el crecimiento.

FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Las principales tareas del terapeuta


durante la fase de consolidación son proporcionar la estructura que permita a
los participantes clarificar el significado de sus experiencias en el grupo y
ayudar a los miembros en la generalización del aprendizaje del grupo a las
situaciones cotidianas. Las tareas de este estadio son:

* ayudar a los miembros a manejar los sentimientos relativos a la finaliza-


ción.
* dar a los miembros la oportunidad de expresar y manejar cualquier
asunto no acabado en el seno grupal.
* reforzar los cambios que han efectuado los miembros y garantizar que
dispongan de suficiente información sobre los recursos que les capacitan
para efectuar cambios posteriores.
* ayudar a los miembros a determinar el modo de aplicación de determi-
nadas destrezas a diferentes situaciones cotidianas.
* trabajar con los miembros en la elaboración de contratos específicos y
tareas para casa como formas prácticas para efectuar los cambios.
* ayudar a los miembros a desarrollar un marco de trabajo conceptual que
les permita entender, integrar, consolidar y recordar lo aprendido en el
grupo.
* proporcionar las oportunidades para que los miembros puedan darse
feedback entre sí.
* subrayar la importancia del mantenimiento de la confidencialidad una
vez que se haya disuelto el grupo.

ASPECTOS POSTGRUPO: SEGUEVnENTO Y EVALUACIÓN

Del mismo modo que la formación del grupo y las actividades preparato-
rias del terapeuta influyen poderosamente sobre el proceso grupal en sus
diversos estadios, el trabajo que debe efectuar el terapeuta cuando el grupo ha
llegado a su ñn es también de suma importancia. Existen dos aspectos vincu-
lados dinámicamente con la finalización satisfactoria del desarrollo de un
grupo: el seguimiento y la evaluación. Las preguntas que deben formularse
son: ¿Qué tipo de seguimiento debería establecerse tras la finalización del
grupo?, ¿Cuál es la responsabilidad del terapeuta en la evaluación de los
resultados de un grupo?, ¿Cómo puede ayudar el terapeuta a los miembros
para evaluar la efectividad de su experiencia grupal?.
168 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

La Sesión de Seguimiento

Es conveniente decidir durante la última sesión la fecha de la sesión de


seguimiento para comentar la experiencia grupal y para disponer de cierta
perspectiva. Esta sesión es muy útil porque ofrece al terapeuta la oportunidad
de evaluar los resultados del grupo y también porque concede a los miembros
la posibilidad de obtener una imagen más realista del impacto que el grupo ha
tenido sobre ellos y sobre sus compañeros.
Durante la sesión de seguimiento los miembros pueden comentar los
esfuerzos que han efectuado desde la finalización del grupo para aplicar su
aprendizaje al mundo real. Pueden manifestar las dificultades que han encon-
trado, compartir las alegrías y el éxito que han experimentado en la vida y
recordar algunas de las cosas que ocurrieron en el grupo. Una sesión de
seguimiento concede también la oportunidad de expresar y trabajar cualquier
pensamiento posterior o sentimiento vinculado con la experiencia grupal. En
este momento el feedback y apoyo mutuo son extremadamente útiles.
Yo creo que el elemento más importante de la sesión de seguimiento es la
maximización de las posibilidades de obtener beneficios a largo plazo de la
experiencia grupal. Muchas personas manifiestan que simplemente saber que
volverán a reunirse uno, dos o tres meses después de la finalización del grupo
y que van a dar auto-informes proporciona el estímulo necesario para respetar
los compromisos adoptados. Por último, la sesión de seguimiento ofrece a los
terapeutas otra oportunidad para recordar a los participantes que son ellos los
responsables de lo que han llegado a ser y que si esperan cambiar las situa-
ciones deben ser activos en sus intentos.
Tras la finalización de un grupo, algunos de los participantes pueden bus-
car otras rutas para la ampliación del crecimiento que iniciaron en el grupo.
Habiendo permanecido alejados del grupo durante un período de tiempo, los
miembros pueden estar más dispuestos a unirse a otro grupo o a solicitar tera-
pia individual para trabajar ciertas áreas que consideran requieren mayor
exploración. Así, la sesión de seguimiento es el momento ideal para comentar
otras oportunidades para seguir con el crecimiento.

Sesiones Individuales de Seguimiento

Además del seguimiento del grupo, el terapeuta puede establecer sesiones


individuales de seguimiento con cada miembro. Estas entrevistas individuales
postgrupo, que pueden durar unos 20 minutos, ayudan al terapeuta a determi-
nar el grado en que los miembros han conseguido sus metas porque en la
sesión individua! los miembros pueden revelar reacciones que no se hubieran
atrevido a compartir en el grupo. Este contacto también comunica a los
miembros que el terapeuta está interesado y se preocupa por ellos. La entre-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 169

vista individual proporciona las oportunidades ideales para comentar fuentes


de derivación y la posible necesidad de ayuda profesional - problemas que
probablemente serán mejor manejados individualmente. Además, la combi-
nación de las entrevistas individuales postgrupo y la sesión de seguimiento
proporciona al terapeuta información muy valiosa sobre el nivel de efectivi-
dad del grupo y la oportunidad de comentar la forma de mejorar futuros gru-
pos.
Aunque lo ideal sería mantener sesiones individuales de seguimiento, soy
consciente de que puede ser poco práctico en determinados entornos. En un
centro de salud mental, por ejemplo, puede ser difícil establecer este tipo de
seguimiento. En tales casos una llamada de teléfono puede ser una opción
válida.

Evaluación de los Resultados

En múltiples ocasiones me he referido a la necesidad del terapeuta de eva-


luar los resultados del grupo. Personalmente, me resulta difícil evaluarlos
objetivamente con procedimientos empíricos. Me he esforzado por la evalua-
ción objetiva administrando para ello diversas pruebas e inventarios antes y
después de la experiencia grupal para determinar la naturaleza y el grado del
cambio de los participantes. Pero según mi experiencia ninguna de estas
medidas es adecuada para detectar Jos cambios sutiles en las actitudes, ideas,
sentimientos y conducta. Consecuentemente, he empezado a confiar en los
métodos subjetivos que incluyen diversos auto-informes.
Normalmente antes de participar en el grupo pido a las personas que
manifiesten por escrito sus problemas y sus expectativas con respecto al
grupo. Motivo continuamente a los miembros para que guarden un diario de
sus experiencias grupales y de los acontecimientos vitales acaecidos entre dos
sesiones. Este proceso de escritura ayuda a los participantes a centrarse en las
tendencias relevantes y en los aspectos centrales que descubren sobre sí mis-
mos y sobre el resto de los miembros a través de la interacción grupal. Des-
pués de finalizar el grupo, pido a los miembros que escriban un par de
informes de reacción postgrupo antes del encuentro de seguimiento. Estos
informes postgrupo proporcionan a los participantes una oportunidad para
recordar los sucesos significativos en el grupo y para comentar los aspectos
que más les han gustado y disgustado con respecto al grupo. Ahora que el
grupo ya no existe, los participantes pueden evaluar de diferente modo su
impacto. Muchas personas me han comentado que estos informes de reacción
postgrupo son muy útiles porque conceden el ímpetu necesario para continuar
por su cuenta con el trabajo iniciado en la situación grupal. El proceso de
escritura es un instrumento útil para la auto-evaluación y es en sí mismo tera-
péutico.
170 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL

Por último, a menudo añado un breve cuestionario que los miembros com-
pletan cuando se vuelven a reunir para la sesión de postgrupo. Los miembros
evalúan las técnicas usadas, al terapeuta del grupo, el impacto del grupo
sobre ellos y el grado en que piensan que han cambiado como consecuencia
de su participación en el grupo. Las siguientes cuestiones están diseñadas
para obtener información relativa a determinados aspectos:

* ¿Tuvo el grupo algún efecto negativo sobre ti?


* ¿Cómo te ha influido el grupo en relación con los otros?.
* ¿Siguen siendo útiles aún los cambios que realizaste?.

El cuestionario es una buena forma de centrar a los miembros antes de que


se produzca el intercambio de reacciones en la sesión de seguimiento. Pro-
porciona también datos útiles para la evaluación del grupo.

Resumen de los Aspectos Postgrupo

FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Una vez


finalizado el grupo, las principales funciones de los miembros consisten en
aplicar lo aprendido a un programa de acción para la vida diaria, en evaluar el
grupo y en asistir a la sesión de seguimiento (si procede). Algunas tareas
específicas son:

* encontrar formas de reforzarse mutuamente para continuar con el creci-


miento.
* guardar algún registro de sus cambios, incluidos los progresos y los pro-
blemas.
* asistir a la sesión individual para comentar el logro de sus metas o a la
sesión de seguimiento para compartir con los compañeros lo efectuado
con la experiencia grupal.

Algunos problema que pueden surgir son:

* Si los miembros encuentran dificultades para aplicar lo aprendido en el


grupo a las situaciones cotidianas, pueden llegar a desanimarse y reducir
el valor del grupo.
* Los miembros pueden tener problemas para continuar con las nuevas
conductas sin el contexto del grupo que les apoyaba.
* Los miembros pueden olvidar que el cambio requiere tiempo, esfuerzo y
práctica y así pueden no hacer uso de lo aprendido.

FUNCIONES DEL TERAPEUTA. La última sesión del grupo no es señal


TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 171
de que el terapeuta haya finalizado con su trabajo porque existen tareas
importantes que aún debe efectuar. Deberían aplicarse procedimientos de
seguimiento y evaluación. Una vez que el grupo concluye, el terapeuta debe-
ría efectuar las siguientes tareas:

* Si es posible, establecer una sesión de seguimiento en grupo o entrevis-


tas individuales para evaluar el impacto del grupo.
* Encontrar recursos específicos de derivación para los miembros que
requieran o deseen más consultas.
* Animar a los miembros para encontrar otras fuentes de apoyo y reto
continuo de tal forma que la finalización del grupo signifique el inicio
de una búsqueda de auto-compresión.
* reunirse con otro terapeuta para evaluar la efectividad general del grupo.

COMENTARIOS FINALES

Repetidas veces he mencionado que los estadios en la vida de un grupo no


fluyen generalmente en el orden descrito en los dos últimos capítulos. En la
realidad existen intervalos considerables entre los estadios y una vez que el
grupo avanza hacia un estadio superior de desarrollo, pueden producirse
regresiones temporales hacia estadios evolutivos anteriores.
El conocimiento de las principales tareas con que se enfrentan el terapeuta
y los participantes durante las diferentes fases de la evolución de un grupo le
permite intervenir en el momento adecuado y con un objetivo claro. El cono-
cimiento de los puntos críticos le capacita para ayudar a los miembros a
movilizar sus recursos para satisfacer sus demandas en la medida que progre-
sa el grupo. El conocimiento de los patrones típicos de los grupos le concede
una perspectiva general que le capacita para evaluar la utilidad o falta de vali-
dez de las intervenciones programadas. Esta perspectiva también le permite
predecir ciertas crisis en la vida del grupo y encontrar las formas para resol-
ver satisfactoriamente dichas crisis.

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SEGUNDA PARTE
Enfoques teóricos
de la terapia grupal
»
6 El enfoque Psicoanalítico de
Grupos

Quiero agradecer las colaboraciones de William Blau y Michael Russell


en la actualización de las ideas de este capítulo, especialmente en el área de
las tendencias contemporáneas.

INTRODUCCIÓN

La teoría psicoanalítica ha influido sobre la mayoría de los restantes


modelos presentados en este libro. Algunos de estos otros enfoques son bási-
camente extensiones del modelo analítico, algunos modificaciones de los
conceptos y procedimientos analíticos y otros han surgido como reacción
contra el psicoanálisis. Es justo decir que la mayoría de las teorías de terapia
grupal han adoptado conceptos y técnicas del psicoanálisis. Como terapeuta
de grupo usted puede carecer de la formación y de la motivación suficiente
para dirigir grupos analíticos. Aunque usted no domine las técnicas requeri-
das para descubrir el material inconsciente y reconstruir la personalidad, los
conceptos psicoanalíticos básicos pueden llegar a constituir un apartado
importante de su propio enfoque teórico.
En este capítulo se revisan las perspectivas psicoanalíticas y psicosociales
y se añade una breve introducción a las tendencias contemporáneas en el
pensamiento psicoanalítico. Se comentan también los estadios del desarrollo
en la vida de un individuo. Aunque Sigmund Freud contribuyera significati-
vamente a nuestra comprensión del desarrollo psicosexual del individuo
182 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

durante la infancia, escribió poco sobre las influencias psicosociales en el


desarrollo humano posterior a la niñez. Por ello, he dado especial importancia
a la perspectiva psicosocial de Erik Erikson (1963, 1982) que proporciona uri
marco de trabajo comprensivo para entender los problemas básicos del indi-
viduo en cada estadio vital desde la infancia hasta la vejez. Erikson puede sei
considerado como psicoanalista o como psicólogo del Yo que basándose er
los conceptos freudianos siguió la historia del desarrollo humano a partir de'
punto en que lo dejó Freud.
Al comentar los conceptos clave y las técnicas básicas que caracterizan a
un grupo psicoanalítico, este capítulo remite con frecuencia a Freud. Aunque
Freud se centró en la psicodinámica individual y en la relación diádica ente
el paciente y el analista, sus ideas y contribuciones tienen implicaciones en la
práctica de la terapia analítica en grupo.
La primera persona acreditada que aplicó los principios y técnicas psicoa
nalíticas a grupos fue Alexander Wolf, psiquiatra y psicoanalista. Empezó á
trabajar en grupos en 1938 porque no deseaba rechazar a pacientes que nece
sitaban tratamiento pero no podían costearse una terapia individual intensiva
Su experiencia aumentó su interés en este enfoque y la convirtió en su princi
pal forma de terapia. Wolf diferencia el psicoanálisis en grupo del psicoaná
lisis de grupo, porque mantiene sistemáticamente que el no trata al grupo, si
atención se centra en cada individuo en interacción con otros individuos.

Meta del Grupo Analítico

La meta del proceso analítico es la reestructuración del carácter y de per


sonalidad del cliente. Esta meta se logra mediante la conversión de los con
flictos inconscientes en conscientes y el análisis de los mismos
Específicamente, los grupos psicoanalíticos reconstruyen la familia de origen
de modo simbólico, de tal manera que la historia pasada de cada miembn
pueda repetirse en presencia del grupo. Wolf (1963, 1975) desarrolló aplica
clones grupales de las técnicas psicoanalíticas básicas como son la interpreta
ción de los sueños y el análisis de la transferencia, la asociación libre y lo
determinantes históricos de la conducta presente. El autor subraya la recrea
ción de la familia de origen como método para que los miembros puedan tra
bajar con los problemas no resueltos. Se supone que sus reacciones ante e
terapeuta y el resto de los miembros revelan las claves simbólicas de la dina
mica de sus relaciones con las figuras significativas de la familia de origen
Aunque estas reacciones corresponden al presente ocurrido en el grupo, exis
te un interés continuo y manifiesto de vincularlas con la historia temprana d
los miembros (Tuttman, 1986). El enfoque de Wolf persigue la regresión sis
temática y controlada de la personalidad al servicio del fortalecimiento de
Yo.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 183

Mullan y Rosenbaum (1978) describen el proceso de recreación de la


familia como un enfoque regresivo-reconstructivo de la terapia psicoanalítica
grupal. Este término hace referencia a la regresión al pasado de cada miem-
bro para alcanzar la meta terapéutica de reconstruir la personalidad, que se
caracteriza por la conciencia social y la capacidad para implicarse activamente
en la vida. El grupo duplica la familia original en muchos aspectos. El tera-
peuta atribuye comprensión a los vínculos cuasi familiares que surgen entre
los miembros y entre estos y el terapeuta. El terapeuta impone una estructura
mínima y el grupo, como una familia, es heterogéneo. Los miembros experi-
mentan de nuevo los conflictos originados en el contexto familiar.
La confianza de los grupos analíticos, de acuerdo con Wolf y Kutash
(1986), reside en el crecimiento creativo del Yo individual. Los autores consi-
deran el término terapia grupal como denominación errónea porque su núcleo
está en el tratamiento de los individuos enfermos más que en el tratamiento
de los grupos enfermos. Además, Wolf (1983) asegura que la preocupación
en el grupo por la dinámica grupal, por las interacciones que se producen en
el momento y por la cohesión puede distraerlo del núcleo del trabajo analíti-
co. Sin embargo, el autor opina que la atmósfera del grupo permite una inves-
tigación analítica más profunda que el análisis individual porque el Yo del
grupo apoya y facilita la ejecución de un examen más profundo. El autor cree
que la exploración de los procesos intrapsíquicos capacita a los miembros
para el desarrollo de una comprensión detallada de la naturaleza de la sumi-
sión ante las personas significativas de su núcleo familiar y ante el resto de
los miembros del grupo analítico.

El Proceso Terapéutico

El proceso terapéutico se centra en la recreación, análisis, comentario e


interpretación de las experiencias pasadas y en el trabajo elaborativo de las
defensas y resistencias que operan a nivel inconsciente. (El trabajo de elabo-
ración es un concepto psicoanalítico que se refiere a la repetición de interpre-
taciones y a la superación de la resistencia, permitiendo así que el cliente
resuelva los patrones disfuncionales originados en la niñez y que adopte otras
alternativas basadas en los nuevos insights). El insight y la comprensión inte-
lectual son importantes pero los sentimientos y la memoria asociados con la
auto-comprensión son cruciales. Como los miembros deben revivir y recons-
truir su pasado y elaborar los conflictos reprimidos para entender la influen-
cia del inconsciente sobre el presente, la terapia grupal psicoanalítica es
normalmente un proceso intensivo a largo plazo.
La mayoría de los terapeutas con orientación analítica tradicional valoran
el rol anónimo del terapeuta, porque consideran que tal rol anima a los miem-
bros a proyectar hacia el terapeuta los sentimientos que tienen por las perso-
184 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS

ñas significativas de sus vidas. Sin embargo, muchos terapeutas de grupo


analíticamente orientados, valoran menos el rol anónimo del terapeuta y tien-
den a compartir sus reacciones personales con los miembros del grupo. Todos
los terapeutas de orientación analítica consideran el proceso de análisis e
interpretación de la transferencia como el núcleo del proceso terapéutico por-
que persigue el logro del insight y el cambio en la personalidad.
El grupo que emplea conceptos y técnicas psicoanalíticas presenta algunas
ventajas frente al análisis individual:

* Los miembros pueden establecer relaciones similares a las que existie-


ron en sus propias familias; esta vez, sin embargo, las relaciones ocu-
rren en un entorno grupal que es seguro y conduce a resultados
favorables.
* Los participantes del grupo cuentan con más oportunidades para experi-
mentar la transferencia hacia otros miembros y hacia el terapeuta; pue-
den elaborar dichos sentimientos y aumentar así su auto-comprensión.
* Los participantes pueden lograr un insight más profundo del funciona-
miento de sus defensas y resistencia.
* La dependencia de la autoridad del terapeuta es menor que la producida
en la terapia individual porque los miembros del grupo también propor-
cionan feedback.
* Al observar el trabajo de los miembros restantes del grupo, los partici-
pantes aprenden que es aceptable disponer y expresar sentimientos
intensos que pueden hallarse fuera de la conciencia.
* En el contexto grupal los miembros disponen de más oportunidades para
aprender sobre ellos mismos y los demás a través de hechos y fantasías,
mediante las interacciones con los compañeros y con el terapeuta. El
material de análisis puede hallarse en términos de recolección histórica
y también en base a la interacción con los miembros restantes.
* El contexto grupal anima a los miembros a examinar sus proyecciones.
Es difícil para ellos permanecer aferrados a ciertas resistencias y distor-
siones si el resto de los miembros les confrontan con sus representacio-
nes erróneas de la realidad. Además, observar conflictos similares en los
miembros restantes puede ayudarle a suavizar la actitud defensiva y
mostrarle que no se halla solo. La resistencia se funde en la atmósfera de
revelación y exploración mutua del grupo en mayor grado que en las
terapias individuales.
* El análisis en grupo se enfrenta inmediatamente a la falsa expectativa
del miembro de disponer de una relación exclusiva con el terapeuta. La
experiencia del apoyo del grupo y el hallazgo de problemas universales
favorece una variedad más completa de respuestas que la encontrada en
la terapia individual.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 185

Influencia del Pasado

El trabajo psicoanalítico se centra en la influencia que ejerce el pasado


sobre el funcionamiento cotidiano de la persona. Las experiencias de los seis
primeros años de vida se consideran como las raíces de los conflictos presen-
tes del individuo. Cuando pienso en los problemas y conflictos típicos de los
miembros de un grupo las siguientes ideas cruzan por mi mente: incapacidad
para dar y recibir amor libremente; dificultad para reconocer y manejar senti-
mientos como la agresividad, el resentimiento, el odio, la agresión; incapaci-
dad para dirigir la propia vida y resolver los conflictos de
dependencia/independencia; dificultad para separarse de los progenitores y
llegar a ser una persona autónoma; necesidad y temor de la intimidad; dificultad
para aceptar la propia identidad sexual y culpabilidad ante los impulsos
sexuales. Desde una perspectiva psicoanalítica, estos problemas de los adul-
tos tienen su origen en el desarrollo infantil. El aprendizaje temprano no es
irreversible, pero para modificar sus efectos, el individuo debe ser consciente
de la influencia que ejercen determinadas experiencias infantiles sobre su
.actual estructura de personalidad.
Aunque los terapeutas de orientación psicoanalítica se centran en los ante-
cedentes históricos de la conducta presente, es un error asumir que se limita
al pasado excluyendo los problemas presentes. Una concepción equivocada
»
del trabajo psicoanalítico es considerar que se parece a la extracción
arqueo-ógica de reliquias antiguas. Como señala Locke (1961), el trabajo
psicoanalítico en grupo consiste en "retroceder y avanzar entre el pasado y el
presente, el presente y el pasado" (p. 30). "Es fundamental que el terapeuta
se traslade en el tiempo para recapturar el pasado y observar la repetición en
el presente y para conocer el primer suceso traumático que determinó el
patrón neurótico actual del individuo" (p. 31).
En este mismo orden, es importante que los participantes comprendan y
apliquen los datos históricos al trabajo grupal. Al mismo tiempo, deben ser
también conscientes del riesgo de perderse en el pasado relatando detalles
miúltiples e irrelevantes de su experiencia infantil. En opinión de Wolf y
Kutash (1986), el relato de los sucesos pasados puede ser un consumo inútil
del tiempo y puede inhibir el progreso. Los autores consideran esta aplicación
de la historia como una forma de resistencia y sugieren que comentar los
sucesos de la niñez no es tan útil como manejar el pasado en relación a las
interacciones presentes en el grupo.

El Inconsciente

El concepto de inconsciente es una de las contribuciones más


significati-■ as de Freud y la clave para entender su perspectiva de la
conducta y de los
186 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS

problemas de personalidad. El inconsciente está integrado por los pensamien-


tos, motivos, impulsos y recuerdos mantenidos fuera de la conciencia del Yo.
Desde la perspectiva freudiana, la mayor parte de la conducta humana está
motivada por fuerzas ajenas a la experiencia consciente. Nuestras actos coti-
dianos están determinados a menudo por motivos y necesidades inconscien-
tes. Las experiencias dolorosas de la niñez y los sentimientos asociados a
ellas son enterrados en el inconsciente. Los traumas infantiles son tales que
en lo consciente causarían al niño una ansiedad intolerable. La represión de
los mismos no se suprime con el tiempo y el cliente reacciona ante las ame-
nazas de lo reprimido como si la ansiedad asociada con los sucesos infantiles
fuera aún intolerable si se recordaran éstos. Así, "la sombra del pasado' ronda
el presente. Pero el trauma era intolerable sólo para el niño; con ayuda de la
perspectiva adulta del mundo, el cliente puede manejar la memoria cor
relativa facilidad. Por lo tanto, el terapeuta ayuda al paciente a convertir k
inconsciente en consciente sin que la ansiedad sea intolerable, es decir, se
ayuda al cliente a liberarse de la tiranía de las represiones pasadas.
Las experiencias inconscientes tienen un fuerte impacto sobre nuestro fun-
cionamiento diario. La teoría de Freud mantiene que la mayoría de nuestra;
"elecciones" no se efectúan libremente, sino que están determinadas por fuer
zas interiores de la persona de las que no somos conscientes. En este orden
seleccionamos a nuestros compañeros para satisfacer ciertas necesidades que
nunca antes han sido satisfechas, seleccionamos un trabajo por algún motivo
inconsciente y continuamente experimentamos conflictos personales e inter
personales cuyas raíces se encuentran en las experiencias pasadas que están
fuera del dominio de nuestra conciencia.
Según la teoría psicoanalítica, lo consciente es sólo un pequeño apartad(
de la experiencia humana. Como la mayor parte de un iceberg se esconde po:
debajo de la superficie del agua, la mayor parte de la experiencia humana
existe por debajo de la superficie de lo consciente. El propósito del psicoaná
lisis es hacer consciente el material inconsciente porque sólo cuando somos
conscientes de las motivaciones que subyacen a nuestra conducta, podemos
elegir y ser autónomos. El inconsciente puede hacerse accesible a la concien
cia mediante la interpretación de los sueños, el uso de la asociación libre, e
análisis de la transferencia y de las resistencias y la interpretación. Los ana
listas se mueven entre la realidad y la fantasía, lo consciente y lo inconscien
te, lo racional y lo irracional y entre el pensamiento y el sentimiento.
El concepto de inconsciente es muy importante en la terapia grupal analí
tica. Desde una perspectiva psicoanalítica un grupo que ignora el papel de
inconsciente y se centra exclusivamente en lo consciente referido a las inte
racciones presentes entre los miembros es más un grupo de encuentro que un
grupo terapéutico. Aunque es cierto que el trabajo exhaustivo con los deter
minantes inconscientes de la conducta y la reconstrucción de la personalidad
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 187
está más allá del alcance de la terapia grupal tal y como se practica general-
mente, los terapeutas deben conocer el funcionamiento de los procesos
inconscientes. Esta comprensión les proporciona un marco de trabajo concep-
tual que les ayuda a dar sentido a las interacciones del grupo incluso cuando
el inconsciente no se maneje directamente con los miembros.

Ansiedad

Con el fin de apreciar el modelo psicoanalítico, se debe entender la diná-


mica de la ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de terrorífico e incapaci-
tante que procede de los sentimientos, memorias, deseos y experiencias
reprimidos que brotan a la superficie de la conciencia. Se pone en marcha por
algún estímulo ambiental o interior del individuo. La ansiedad surge de la
amenaza de que el material inconsciente atraviese la barrera de la represión.
Experimentamos ansiedad cuando sentimos que manejamos sentimientos que
amenazan con escaparse de nuestro control. La ansiedad es a menudo vaga y
general, sin cristalizarse en una forma específica. En el apartado del capítulo
correspondiente a las técnicas básicas, amplío los detalles referentes al manejo
de la ansiedad. En el siguiente apartado se comentan las funciones de los
mecanismos de defensa del Yo, los cuales son una parte importante de los
esfuerzos del individuo por manejar la ansiedad.

Mecanismos de Defensa del Yo

Los mecanismos de defensa del Yo fueron originalmente formulados por


la teorí'a psicoanalítica como medio de explicar la conducta. Estos mecanis-
mos de defensa protegen al Yo de los pensamientos y sentimientos amena-
zantes. Conceptualmente, el Yo es la parte de la personalidad que ejecuta las
diversas funciones conscientes incluido el mantenimiento del contacto con la
realidad. Aunque estamos muy interesados en el crecimiento que procede del
enfrentamiento directo con la realidad, tratamos de protegernos a nosotros
mismos de la experiencia de la ansiedad. Las defensas del Yo nos capacitan
para suavizar los golpes que vienen cargados de dolor emocional y son tam-
bién una forma de mantener la sensación de adecuación personal. Aunque las
defensas del Yo implican el auto-engaño y la distorsión de la realidad, no son
consideradas necesariamente patológicas. Su empleo puede llegar a ser pro-
blemático en razón del grado en que incapacitan las habilidades de la persona
para manejar con efectividad las tareas cotidianas. Aunque estos mecanismos
se aprenden y son formas habituales de defensa contra la ansiedad, operan
fuera de la conciencia del individuo.
En una situación grupal existen muchas oportunidades para observar dife-
188 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

rentes conductas defensivas. En muchos casos las defensas que se emplearon


en la niñez cuando fuimos amenazados permanecen y vuelven a aparecer
cuando nos sentimos amenazados en el grupo. Uno de los principales valores
terapéuticos del grupo consiste en que los individuos pueden llegar a ser
conscientes de sus estilos defensivos de interacción gracias al feedback del
terapeuta y de los miembros restantes. Una vez que son conscientes, los
miembros son capaces de seleccionar formas directas de manejar las situacio-
nes productoras de ansiedad según surgen en el grupo.
En el patrón de interacciones del grupo terapéutico se manifiestan multi-
tud de defensas del Yo típicas:

* La represión implica la exclusión de la conciencia de los pensamientos o


deseos amenazantes o dolorosos. Trasladando hacia el inconsciente los pen-
samientos o sentimientos que molestan, las personas manejan la ansiedad que
brota de las situaciones que producen culpa y conflicto. En los grupos, los
adultos con mucha frecuencia no tienen memoria de los detalles incestuosos
ocurridos durante la infancia. Si los adultos han sufrido abusos físicos o psí-
quicos durante la niñez, han podido bloquear el dolor y la ansiedad asociados
con estos sucesos trasladando la memoria al inconsciente. Mientras unos
miembros experimentan la catarsis y elaboran el dolor asociado al incesto,
otros miembros que han reprimido el recuerdo de la experiencia pueden sen-
tirse emocionalmente estimulados y el material inconsciente puede brotar a la
superficie consciente.
* La negación desempeña un rol defensivo similar al de la represión pero
implica el reconocimiento de la realidad de determinados aspectos intolera-
bles a nivel consciente y preconsciente. En la negación existe un esfuerzo por
suprimir una realidad desagradable. Consiste en el manejo de la ansiedad
"cerrando los ojos" a la existencia de la realidad productora de la ansiedad.
En un grupo terapéutico, algunas veces los miembros se niegan encarecida-
mente a aceptar que tienen problemas. Pueden intentar engañar a los otros y a
sí mismos diciendo que han "resuelto" ciertos problemas y por lo tanto no
tienen problemas que deban ser tratados en el grupo. Una forma frecuente de
negación puede apreciarse en esta afirmación de un miembro: "Realmente no
tengo más asuntos con mi padre, quien murió cuando yo tenía 7 años, porque
en dos ocasiones anteriores he trabajado sobre el sufrimiento que me produjo
este hecho en otros grupos".
* La regresión implica el retroceso a un nivel evolutivo menos maduro. Al
hacer frente a una crisis severa (de estrés, ...) podemos hacer uso de patrones
viejos que nos han servido anteriormente. Por ejemplo, un hombre en una
terapia de grupo puede refugiarse en conductas infantiles y mostrarse extre-
madamente asustado y dependiente al hacer frente a la crisis precipitada por
la decisión de su esposa de abandonarle por otro hombre.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 189

* La proyección conlleva la atribución de nuestros pensamientos, senti-


mientos, conductas y motivos no aceptables a otras personas. En el contexto
grupal los miembros pueden disfrutar de la posibilidad de observar los erro-
res de los otros. También pueden atribuir a los otros miembros ciertos senti-
mientos y motivos que les conducirían a sentirse culpables si reconocieran
que dichos sentimientos o pensamientos les pertenecen. Evidentemente, los
grupos ofrecen muchas oportunidades para observar la proyección en acción.
Muchas veces los miembros reviven viejos sentimientos que fueron comunes
en sus familias de origen. Normalmente proyectan sobre los terapeutas del
grupo los sentimientos que tuvieron hacia sus progenitores y en algunos
miembros del grupo "ven" a sus "competidores". La proyección es la base de
la transferencia, un proceso útil para ser examinado en el seno del grupo.
Aconsejar de forma constante puede ser un modo de proyección.
* El desplazamiento hace referencia a la redirección de alguna emoción
(como la agresividad) desde la fuente real hacia una persona u objeto
susti-tutivo. Cuando los miembros del grupo se sienten frustrados tenderán a
sentir agresividad. Si no se permite que los miembros se escapen, por
ejemplo, poniendo mala cara o empleando algunas otras conductas para llamar
la atención, pueden comportarse de forma hostil hacia algún miembro que no
sea amenazante. Aunque su agresividad puede ser el resultado de una
confrontación con el terapeuta, pueden seleccionar un blanco más seguro para
convertirlo en el eje de sus iras.
* La formación reactiva implica comportarse de manera opuesta a los
sentimientos reales del individuo. Sirse como defensa contra la ansiedad que
brotaría de la aceptación de los sentimientos de los cuales el individuo trata
de despojarse. Esta defensa se muestra en el grupo con la mujer que se com-
porta de forma "dulce como la miel" cuando en realidad acoge multitud de
sentimientos hostiles que no se atreve a expresar. También se expresa en el
hombre que trata de convencerse a sí mismo y a los restantes miembros de su
grupo que es indiferente al rechazo ajeno aunque encubiertamente desea la
aceptación de los otros. Estas conductas cubren los sentimientos reales de la
persona porque manejar la hostilidad o el rechazo sería doloroso. En estos
casos se exagera la dulzura o la indiferencia emocional frente al rechazo. La
calidad excesiva de estas conductas nos muestra que se tratan de una forma
de defensa.
* La racionalización es un mecanismo de defensa mediante el cual trata-
mos de justificar nuestra conducta atribuyéndole motivos admirables o lógi-
cos. Algunas personas elaboran "buenas" razones para justificar un Yo
maltratado. Esta defensa implica el esfuerzo por minimizar la gravedad de la
decepción por pérdida o fracaso. En los grupos se presentan muchas oportu-
nidades para observar este patrón conductual en activo. Los miembros pue-
den destinar una gran cantidad de energía a centrarse en "otras personas fuera
190 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

del grupo" como fuente de sus problemas. Algunos hombres pueden culpar a
la frialdad de sus madres como razón para evitar la cercanía de las mujeres
del grupo. Tales miembros pueden disponer de una justificación muy elabora-
da sobre la desaparición de sus problemas si sus esposas o hijas cambiaran.

Aunque los mecanismos de defensa del Yo tienen algún valor adaptativo,


su abuso puede ser problemático. Es cierto que el auto-engaño puede suavizar
la dura realidad pero el hecho es que la realidad no se modifica mediante el
proceso de distorsión de los aspectos que producen ansiedad. A largo plazo,
cuando las estrategias defensivas no funcionan, el resultado que producen es
una mayor ansiedad. La situación del grupo es ideal para posibilitar a los
individuos aprender a reconocer los métodos indirectos a los que recurren
cuando se sienten emocionalmente amenazados. Para evitar enjuiciar tales
conductas, es posible trabajar con los miembros de forma terapéutica de tal
modo que aumente su tolerancia para manejar la ansiedad y puedan aprender
vías directas para superar las situaciones interpersonales difíciles.

Resistencia

En la terapia psicoanalítica se define la resistencia como la reticencia del


individuo a hacer consciente el material amenazador inconsciente que ha sido
previamente reprimido o negado. También puede observarse como algo que
impide a los miembros el manejo del material inconsciente, evitando así que
el grupo progrese. La resistencia es el esfuerzo inconsciente para defenderse
contra el alto grado de ansiedad que teme el cliente va a originarse si el mate-
rial del inconsciente es descubierto. Como señala Locke (1961), los miem-
bros del grupo necesitan protegerse contra la "inundación del consciente por
el sentimiento, fantasía o memoria prohibida" (p. 72). La resistencia es la
"lucha por mantener la defensa"; así, es la "defensa de la defensa".
Un método para manejar la resistencia terapéuticamente consiste en la
asociación libre, el flujo desinhibido y no censurado de ideas producidas por
el cliente ofrece claves sobre los conflictos inconscientes de la persona.
Según Wolf (1983) y Wolf y Schwartz (1962), la resistencia emerge con cla-
1 ridad cuando los miembros siguen entre ellos la asociación libre y los viejos
sentimientos se reproducen en el presente. Cuando estas defensas aparecen en
la superficie, son observadas, analizadas e interpretadas. El apoyo ofrecido
por el grupo ayuda a la persona a superar las resistencias. Durkin (1964) sos-
tiene que la resistencia es una parte básica del grupo analítico y recomienda a
los terapeutas que no se sorprendan o se sientan impacientes por ella. Tam-
bién recomienda a los terapeutas que no consideren la resistencia, que es un
fenómeno natural de todos los grupos, como señal de su propia ineptitud.
Hay muchos tipos de resistencias, algunas referidas a la aprehensión a ser
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 191
miembro de un grupo, otros a la participación en el proceso grupal y otros al
deseo de abandonar el grupo (Locke, 1961). Un tipo de resistencia frecuente
surge de la creencia de que el individuo no puede beneficiarse de la situación
grupal porque la ayuda no puede proceder de personas que también tienen
problemas. Wolf (1963) añade otras fuentes de resistencia de los miembros
del grupo: temor a la invasión de la propia privacidad, necesidad de "poseer"
al terapeuta en exclusividad, temor a "encontrarse" con la familia original en
el grupo - a saber, reconocer a los padres y hermanos en algunos participantes
- y tener que manejar la ansiedad producida por estos encuentros, temor
inconsciente a abandonar las tendencias neuróticas y ansiedad ante la libertad
que ofrece el grupo - incluida la libertad a comentar la ansiedad.
Wolf (1963) examina también otras formas de resistencia que aparecen
durante los estadios avanzados del análisis grupal. Los miembros pueden
"vaciarse" cuando se les pide que continúen la asociación libre de los otros
miembros o pueden evitar la exploración personal observando a los otros
simplemente o rechazando la participación. Algunos miembros se esconden
tras el análisis de otros miembros y algunos se dedican a recitar largamente
sus historias vitales evitando así el desafío de enfrentarse al presente. Otras
manifestaciones adicionales de las resistencias pueden ser:

* llegar siempre tarde o no aparecer


* mantener una actitud de complacencia o indiferencia
* esconderse detrás de un muro de silencio o hablar incesantemente
* intelectualizar
* mostrar una necesidad exagerada de ayudar a los demás en el grupo
* mostrar desconfianza
* comportarse de forma poco cooperativa
* actuar
* usar el grupo como mera socialización

Estas no son las únicas manifestaciones de la conducta resistente. Algo


común a todas ellas es el temor a reconocer y manejar la parte de uno mismo
que se halla encerrada en el inconsciente.
¿Cómo manejan los analistas de grupo la resistencia?. Durkin (1964)
man-tiene que para penetrar y elaborar la resistencia, el terapeuta debe lograr
la cooperación de los miembros. Por lo tanto, debe empezar con los
problemas nmediatos del cliente que se manifiestan a través de conductas
resistentes. Durkin subraya la importancia del manejo de las decepciones y
resentimien-:os porque de lo contrario los miembros se mostrarán cada vez
más enfadados, menos deseosos de abrirse y más resistentes. Así pues, la
resistencia no es algo que deba superarse. Como es un indicativo muy valioso
de las defensas del cliente contra la ansiedad, debería ser reconocida y
elaborada por el
192 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

terapeuta y el cliente conjuntamente, con la comprensión clara de que ambos


trabajan para lograr el mismo fin. Normalmente, es más conveniente llamar
la atención hacia las manifestaciones de la resistencia que son más fácilmente
observables y trabajar primero con estas conductas. Al hacerlo, los terapeutas
deberían evitar las clasificaciones o censuras de los miembros porque la críti-
ca inaceptable sólo aumentará las conductas resistentes. También puede ser
útil añadir otros miembros del grupo al análisis de las resistencias individua-
les de un miembro.

Transferencia

La transferencia es un concepto básico del enfoque psicoanalítico. Hace


referencia al desplazamiento inconsciente del cliente hacia el terapeuta de
sentimientos, actitudes y fantasías (positivas y negativas) que surgen de las
reacciones hacia las personas significativas del pasado del cliente. El aspecto
clave de la transferencia es la distorsión impuesta sobre la relación terapéutica
por las relaciones anteriores, normalmente de la niñez. La técnica analítica está
diseñada para favorecer la transferencia del cliente. Pero el contexto tera-
péutico, a diferencia de la situación original, no castiga a la persona por expe-
rimentar o expresar estos sentimiento. Si un cliente percibe al terapeuta como
un padre severo y rechazante, él no recibe las esperadas respuestas negativas
del terapeuta. Por el contrario, el terapeuta acepta los sentimientos del cliente
y ayuda a éste a entenderlos.
Reviviendo el pasado a través de la transferencia, los clientes logran un
insight sobre el modo en que el pasado obstruye su funcionamiento presente.
El insight se logra elaborando los conflictos no resueltos que mantienen a la
persona fijada y que impiden el crecimiento emocional. Los efectos negativos
de las experiencias infantiles dolorosas son equilibradas por el trabajo
elabo-rativo de conflictos similares en el contexto terapéutico.
Como la transferencia se manifiesta en los grupos a través de los esfuer-
zos de los miembros para ganar la aprobación del terapeuta, estos esfuerzos
pueden ser examinados con el fin de descubrir si reflejan la necesidad del
cliente de aprobación universal y el modo en que dicha necesidad gobierna la
vida de la persona. Recuerde que los grupos pueden proporcionar una com-
prensión dinámica del funcionamiento de las personas en situaciones extemas
al grupo.
La terapia grupal ofrece también la posibilidad de transferencias múlti-
ples. En la terapia individual las proyecciones del cliente se dirigen exclusi-
vamente hacia el terapeuta. La constelación de grupo proporciona muchas
posibilidades para reproducir los sucesos pasados pendientes, especialmente
cuando otros miembros estimulan sentimientos individuales intensos que le
permiten "ver" en ellos a su padre, madre, cónyuge, ex-amante, jefe, etc.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 193

El elemento de rivalidad que a menudo se produce en el grupo puede ser


también un material terapéuticamente útil a explorar. Los participantes del
grupo tienden a competir por la atención del terapeuta, una situación
reminis-cente de sus períodos infantiles, cuando debían disputar con sus
hermanos y hermanas la atención de sus padres. Así, la rivalidad entre
miembros puede examinarse en el grupo como forma para lograr una mayor
conciencia del modo en que los participantes manejaron la competencia de
niños y el modo en que el éxito o derrota pasados afecta a sus interacciones
presentes con los otros.
Muchos autores subrayan la indicación del psicoanálisis grupal para el
establecimiento de transferencias múltiples. El grupo es un medio propicio
para revivir sucesos pasados significativos porque "el grupo de hoy llega a
ser la familia de ayer" dice Locke (1961, p. 102). Wolf (1963) y Wolf y
Sch-wartz (1962) observan que los miembros del grupo sirven como figuras
de transferencia para el resto de los miembros y que el principal trabajo del
grupo analítico consiste en la identificación, análisis y resolución de estas
proyecciones sobre los familiares suplentes del grupo. La tarea del terapeuta
consiste en ayudar a los miembros a descubrir el grado en que estos respon-
den al resto de los miembros del grupo como si los últimos fueran sus padres
o hermanos. Mediante la interpretación y el trabajo elaborativo de sus trans-
ferencias, los participantes adquieren una mayor conciencia de sus fijaciones,
de sus privaciones y del modo en que los acontecimientos pasados interfieren
sobre su capacidad para acercarse y manejar la realidad.
Mullan y Rosenbaum (1978) denominan a las reacciones de focalización y
uso de la transferencia los "sellos del psicoanálisis". Estos autores comentan
también que puede ser útil usar a un hombre y una mujer como co-terapeutas.
Esta organización reproduciría fielmente el núcleo familiar original y facilita-
ría a los miembros revivir las expectativas infantiles de su padre y madre.

Contratransferencia

De vez en cuando los sentimientos del terapeuta se enredan con la rela-


ción terapéutica, obstruyendo o incluso destruyendo su objetividad. Según la
teoría psicoanalítica, la contratransferencia consiste en una respuesta emocio-
nal inconsciente del terapeuta al cliente, resultado de una percepción distor-
sionada de la conducta del cliente. Wolf (1983) especifica que ningún
terapeuta analítico está totalmente libre de implicarse en la transferencia y
contratransferencia. Kutash y Wolf (1983) describen la contratransferencia
como "la respuesta inconsciente, involuntaria, inapropiada y temporalmente
gratificante del terapeuta a las demandas de transferencia del paciente" ( p.
135).
Cuando la contratransferencia está presente, los terapeutas reaccionan a
194 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS

los miembros como si estos fueran figuras significativas de su familia origi-


nal. Los terapeutas deben estar alertas a las señales de los conflictos propios
no resueltos que pudieran interferir sobre el funcionamiento efectivo de un
grupo y crear una situación donde los miembros son usados para satisfacer
las necesidades insatisfechas del terapeuta. Por ejemplo, los terapeutas que
tienen una gran necesidad de ser respetados, valorados y confirmados pueden
depender en exceso de la aprobación y refuerzo de los miembros. El resulta-
do es que mucho de lo que hacen está destinado a agradar a los miembros del
grupo con el fin de asegurar su apoyo. Es importante diferenciar entre reac-
ciones emocionales adecuadas y contratransferencia. Por ejemplo, si un
miembro llega tarde a todas las sesiones y encuentra siempre multitud de
razones para justificar su retraso, el terapeuta del grupo puede enfadarse con
él. Su enfado hacia esta conducta no se da necesariamente sin una justifica-
ción real. Sin embargo, si su padre acostumbraba a justificar la conducta y si
existe una amenaza común entre el miembro del grupo y su padre, sus reac-
ciones emocionales serán probablemente una contratransferencia. Existen
otras manifestaciones de contratransferencia:

* verse a sí mismo en ciertos clientes y sobreidentificarse con ellos hasta


el punto de imposibilitar el trabajo efectivo.
* proyectar sobre los clientes algunos rasgos que se desprecian en uno
mismo y calificar a tales clientes como inadecuados para el tratamiento
o imposibles de trabajar con ellos.
* adoptar una conducta seductora y hacer un uso indebido del rol de tera-
peuta para ganar el afecto especial de ciertos miembros del grupo.

Los conflictos no resueltos y las necesidades reprimidas del terapeuta del


grupo pueden interferir gravemente sobre el proceso grupal y pueden condu-
cirle a abusar de su posición de liderazgo. La dificultad para reconocer la
contratransferencia y la necesidad de que estas reacciones sean reconocidas y
tratadas terapéuticamente justifica la necesidad de psicoterapia para los tera-
peutas. El enfoque analítico requiere que los terapeutas se psicoanalicen para
llegar a ser conscientes de su propias dinámicas y de las formas en que estas
dinámicas pueden obstaculizar sus tareas terapéuticas.
Como señalaba Brabender (1987), la contratransferencia puede ser una vía
para comprender las dinámicas de un grupo. Nos recuerda que los terapeutas
de grupo no son inmunes a los sentimientos de odio, envidia, culpabilidad,
admiración y amor. En su opinión "la experiencia completa y la tolerancia de
todos estos sentimientos del terapeuta en el seno de un grupo de pacientes
capacita a los miembros para percibir la riqueza de su humanidad en la rela-
ción con otros" (p. 566). Pero es fundamental que los sentimientos del tera-
peuta sean conscientes y reconocidos.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 195

TÉCNICAS BÁSICAS

Examen de la Ansiedad en el Contexto Grupal

Una técnica clave del grupo psicoanalítico consiste en el reconocimiento y


manejo de la ansiedad por parte del terapeuta, tanto con cada individuo como
con el grupo en su totalidad. Wolf (1983) señala que la ansiedad emerge
cuando las defensas del Yo o las resistencias son atacadas. El autor añade que
muchos miembros experimentan ansiedad sólo de pensar en formar parte de
un grupo analítico. Durante el curso del grupo, la ansiedad se manifiesta de
muchas formas en las interacciones de los miembros. Mullan y Rosenbaum
(1978) consideran la ansiedad como una parte necesaria de la terapia grupal
regresivo-reconstructiva. La regresión terapéutica implica la reexperimenta-
ción de patrones primitivos asociados a estadios evolutivos infantiles. Cierto
grado de regresión es un elemento necesario del proceso grupal analítico. En
este mismo orden, los miembros deben retroceder para poder avanzar tera-
péuticamente. Esta regresión implica cierta relajación de las defensas yoicas
de los miembros, lo que conlleva un incremento de la ansiedad. Así pues, la
ansiedad no es algo que se deba dejar de lado sino que su reconocimiento,
comprensión y examen de la función que desempeñan las defensas contra ella
es esencial para el proceso analítico. La ansiedad es un efecto secundario de
la adopción de riesgos en el grupo, un proceso que temporalmente conduce a
modificaciones constructivas.
Wolf y Kutash (1986) conceptualizan la ansiedad en las manifestaciones
grupales desde la perspectiva de la teoría del equilibrio/desequilibrio. En su
modelo, los individuos sienten ansiedad, o un estado de desequilibrio, cuando
no experimentan un nivel óptimo de estrés para sus necesidades. El ambiente
interpersonal del grupo puede caracterizarse por tres modelos de interacción:
(1) un equilibrio generalmente destructivo ("desequilibrio de grupo"), (2) un
equilibrio generalmente constructivo ("equilibrio de grupo") o (3) un equili-
brio generalmente cómodo pero inútil ("malequilibrio de grupo").
El desequilibrio de grupo se produce cuando los miembros experimentan
poca intimidad (aislamiento) o excesiva intimidad (sumersión). Entonces, los
individuos sienten ansiedad por efecto de este desequilibrio. Esta ansiedad
tiene sus raíces en la familia de origen y en el contexto grupal, los miembros
participan inconscientemente en el proceso de recreación de los patrones de
activación de la ansiedad. Kutash y Wolf (1983) señalan que cuando los indi-
viduos recrean su familia patogénica, existe el peligro de que el grupo llegue
a ser tan patogénico como la familia original. Si el terapeuta no es capaz de
intervenir adecuadamente, la dependencia puede atar a los miembros de
forma tan neurótica como lo hacía en su familia de origen.
El equilibrio de grupo se logra cuando los miembros recrean constructiva-
196 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

mente sus familias pero desde una nueva perspectiva. Los miembros propor-
cionan sustitutos familiares para sacar a la luz las reacciones transferenciales.
Son conscientes del grado en que recrean su propia familia de la niñez en
cualquier entorno grupal e invisten inadecuadamente a otros con cualidades
que caracterizaban a sus primeras relaciones.
El malequilibrio de grupo se produce cuando los miembros del grupo se
sienten tan cómodos entre sí que evitan el desafío de las defensas de los
otros. Los miembros tratan de controlar y reducir su ansiedad evitando el
conflicto e inconscientemente negocian la supresión de los temas que activan
la ansiedad e ignoran el material estresante aunque potencialmente inductor
del crecimiento.

Asociación Libre

El método básico para descubrir el material reprimido e inconsciente es la


asociación libre: comunicar cualquier cosa que venga a la mente, indepen-
dientemente de lo dolorosa, ilógica o irrelevante que pueda parecer. Se espera
que los miembros del grupo manifiesten sus sentimientos sin tratar de ejerci-
tar la censura y el comentario grupal se deja abierto para cualquier aspecto
que los miembros deseen plantear en vez de discutir sobre un tema estableci-
do. Foulkes (1965) hace referencia a este proceso como "asociación libre de
grupo".
Una adaptación de la asociación libre al contexto grupal es la denominada
"técnica de rueda", que usa la asociación libre para estimular la interacción
de los miembros (Wolf, 1963). Una vez desarrollado un buen rapport en un
clima propicio para compartir sueños y fantasías, se anima a los miembros a
asociar libremente con respecto a cada persona del grupo. Cada participante
se dirige a cada miembro del grupo y manifiesta lo primero que pasa por su
mente sobre la persona. Según Wolf, la técnica de la rueda convierte a todos
los miembros en terapeutas adjuntos, es decir, en vez de permanecer pasivos
receptores de las interpretaciones del terapeuta, los participantes contribuyen
activamente a la interpretación de los significados claves. Wolf añade que si
los miembros del grupo manifiestan lo que viene a sus mentes sobre el otro
individuo, "intuitivamente penetran una fachada resistente e identifican las
actitudes subyacentes" (1963, p. 289). Como resultado, los participantes
revelan los sentimientos, son menos reservados y a menudo desarrollan la
capacidad de ver los conflictos psíquicos subyacentes. Además, todos los
miembros del grupo disponen de la oportunidad de conocer la opinión que los
otros participantes tienen de ellos.
Wolf y Kutash (1986) sugieren que puede ser útil pedir a los miembros del
grupo que asocien libremente en relación al relato del sueño de uno de ellos.
De este modo son activos y no se sienten excluidos cuando prestan atención a
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 197

los detalles del sueño de uno de los miembros. El grupo puede examinar las
asociaciones del individuo que narra el sueño y del resto de los miembros.
En resumen, la asociación libre motiva a los miembros a ser más espontá-
neos y a descubrir los procesos inconscientes para lograr insights más profun-
dos de sus psicodinámicas. Este procedimiento promueve también la
participación unitaria y activa en el proceso grupal.

Interpretación

La interpretación es una técnica terapéutica usada en el análisis de las aso-


ciaciones libres, sueños, resistencias y transferencia. Al interpretar, el tera-
peuta señala y explica el significado subyacente de la conducta. Las
interpretaciones van dirigidas a acelerar el proceso terapéutico del descubri-
miento del material inconsciente. Se supone que las interpretaciones correctas
y temporalizadas pueden ser usadas por el cliente para integrar nuevos datos
que le conduzcan a nuevos insights. La interpretación requiere mucha destre-
za. Si el terapeuta fuerza al cliente con sus interpretaciones dogmáticas, los
clientes tenderán a cerrarse y adoptar una actitud defensiva. Si se presentan
interpretaciones correctas pero en un momento inadecuado, los clientes pue-
den combatir contra el proceso terapéutico y resistirse a otras intervenciones.
Scheidlinger (1987) mantiene que una interpretación es simplemente una
hipótesis que independientemente de la elegancia con que haya sido concebi-
da, está sujeta a confirmación o rechazo. Sugiere que cuando los miembros
del grupo rechazan una interpretación del terapeuta, esto puede significar que
la interpretación no es acertada en vez de que el individuo muestra resisten-
cia. El autor señala que la correcta temporalización de una interpretación en
la terapia de grupo conlleva la disposición de un miembro dado a entender y
aceptarla y la disposición del resto de los miembros. Añade que las interpre-
taciones prematuras pueden generar una ansiedad indebida que conduce a una
considerable resistencia. El modo de expresar las interpretaciones y la mane-
ra de presentarlas, según Scheidlinger, afectarán al grado en que serán consi-
deradas por los miembros. Este autor formula sus interpretaciones a modo de
preguntas, una práctica que trasmite su naturaleza hipotética.
Las interpretaciones que se presentan como hipótesis y no como hechos
suelen ser aceptadas por los clientes. Por ejemplo, Sam sigue haciendo inter-
venciones inadecuadas cuando otros miembros expresan sentimientos inten-
sos y de este modo hace que los otros pierdan el contacto con sus
sentimientos. El terapeuta interviene y manifiesta: "Sam, pareces querer ani-
mar a Julie tratando de convencerla de que todo se resolverá. Tengo la
impresión de que te sientes incómodo cuando ves sufrir a una persona, por
eso te apresuras a eliminar ese dolor de la persona. ¿Podría ser que tu mismo
intentas evitar las experiencias dolorosas?". Este comentario advierte a Sam
198 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS

de la posible razón de su conducta en el grupo. Si piensa en la interpretación


del terapeuta, puede descubrir otros significados de los que aún no es cons-
ciente. La manera en que se presenta la interpretación influirá en que la res-
puesta del sujeto sea o no defensiva. En este caso, el enfoque sugerente del
terapeuta ni conlleva amenaza ni empuja a Sam a aceptar algo que aún no
está dispuesto a aceptar.
Algunas reglas útiles al interpretar son:

* La interpretación debería referirse a material cercano a la conciencia del


cliente. En otras palabras, el terapeuta debe interpretar material que el
cliente no ha percibido por sí mismo pero sólo si éste está dispuesto y es
capaz de incorporarlo.
* La interpretación debería empezar por la superficie y ahondar en la
medida que el cliente pueda tolerarlo emocionalmente.
* Es mejor señalar una forma de defensa o resistencia antes de interpretar
el sentimiento o conflicto que le subyace.

COMPARTIR INSIGHTS ENTRE LOS MIEMBROS. Una de las ventajas


del método psicoanalítico grupal es que se anima a los miembros a compartir
sus insights sobre el resto de los participantes. Este proceso puede ser muy
motivador y acelerar el progreso. Incluso aunque los miembros no efectúen
interpretaciones sistemáticamente, dejando esa función al terapeuta, pueden
producir un profundo efecto sobre el resto de los miembros siendo directos,
espontáneos y confrontadores. En la medida en que los miembros se familia-
rizan entre sí, son más capaces de reconocer las estrategias defensivas y ofre-
cer observaciones perceptivas. Las reacciones de los compañeros pueden
generar más consideración y reflexión que las que proceden de un experto
aunque también pueden ser discutidas con mayor tenacidad. Algunos terapeu-
tas opinan que los miembros pueden hacer comentarios inapropiados, es
decir, insights que la persona en cuestión no está preparada para manejar.
Este problema se reduce por lo que normalmente sucede cuando se presenta
un insight a alguien en un momento inapropiado o de forma inexacta: gene-
ralmente la persona lo rechaza o de alguna forma lo descarta porque procede
de un compañero y no del experto.
Wolf, Schwartz, McCarty y Goldberg (1972) observan que la interpreta-
ción de los sueños, fantasías, transferencias, resistencias, conductas defensi-
vas, lapsus linguae y asociaciones libres que hace el terapeuta permiten a los
miembros ser conscientes de estos fenómenos en sí mismos y en los demás
Aquí, como en la asociación libre, los miembros son terapeutas adjuntos y
pacientes porque interpretan las manifestaciones del inconsciente en sí mis-
mos y en los restantes miembros del grupo. De cualquier modo, Wolf (1963)
manifiesta que los mejores analistas aprenden a valorar la útil contribución de
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 199

los miembros del grupo para el insight mutuo. El grupo se beneficiará al


compartir las interpretaciones porque "los pacientes algunas veces se mues-
tran más cercanos a la verdad inconsciente que su terapeuta" (p. 313).

INTERPRETACIÓN DEL PROCESO CRUPAL. Las interpretaciones pue-


den ir dirigidas al grupo en su totalidad o a los individuos en particular. Por
ejemplo, los miembros del grupo pueden operar bajo un acuerdo no manifies-
to de ser educados y no confrontarse unos a otros. Al observar el proceso
gru-pal y al compartir estas observaciones con el grupo, el terapeuta puede
desempeñar una función instrumental para ayudar a los miembros a ver sus
motivos ocultos y alcanzar un nivel más profundo de interacción. Aquí, tam-
bién, es fundamental el modo en que el terapeuta presenta las observaciones.
La interpretación del grupo en su totalidad fue desarrollada por el psiquia-
tra británico W.R. Bion. Bion (1959) observó tres supuestos básicos que
desarrollan los grupos en su camino hacia el "grupo de trabajo": dependencia,
ataque/fuga y apareamiento. El grupo orientado en la dependencia trata de
halagar al terapeuta profesional para que este haga lo que ellos no se sienten
capaces de hacer por sí mismos. El grupo de ataque/fuga se resiste a la
estructura del terapeuta o de otro miembro rebelándose o ignorando a la per-
sona. Los miembros de un grupo de apareamiento forman diadas y esperan
que estas parejas desarrollarán el trabajo que deberían hacer individualmente.
La meta de Bion fue ayudar a los participantes a lograr la capacidad para fun-
cionar con efectividad en los grupos de trabajo. Para alcanzar esta meta, todas
las interpretaciones eran del grupo. Aunque los fenómenos del grupo en su
totalidad y las interpretaciones del proceso grupal son valiosas, Bion ha sido
acusado de enfatizar en exceso las interpretaciones grupales a costa de otros
factores curativos en la terapia grupal (Yalom, 1985).

Análisis de los Sueños

El análisis de los sueños es un procedimiento esencial para descubrir el


material inconsciente. Freud consideraba los sueños como "la vía regia hacia
el inconsciente" porque expresan las necesidades, conflictos, deseos, temores
y experiencias reprimidas en el inconsciente. Cuando en un grupo se comparte
un sueño y se hace un trabajo elaborativo, el participante adquiere un nuevo
insight de las motivaciones y problemas no resueltos que existen detrás del
sueño. Algunas motivaciones son tan inaceptables para la persona que sólo
pueden expresarse de forma disfrazada o simbólica. De este modo, una de las
ventajas de trabajar con los sueños en grupo es que permite a los miembros
manejar sentimientos y motivaciones que de otra forma no podrían encarar.
Tras explorar las diversas facetas y posibles significados de un sueño en el
grupo, los miembros pueden tener una mejor disposición a aceptarse a sí
200 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

mismos y a examinar otros problemas no resueltos que provocan sentimientos


de culpabilidad y vergüenza.
Debería señalarse que los sueños tienen un doble contenido, el contenido
manifiesto (o consciente) y el contenido latente (u oculto). El contenido
manifiesto es el sueño tal y como se presenta al individuo; el contenido latente
consiste en los motivos disfrazados e inconscientes que representan el sig-
nificado oculto del sueño. Un grupo psicoanalítico trabaja con ambos niveles.
Como los sueños son considerados como la vía regia al inconsciente enterra-
do, el fin consiste en examinar lo latente bajo lo manifiesto y descubrir gra-
dualmente los conflictos reprimidos.
En la primera sesión se comunica a los miembros del grupo que es necesa-
rio compartir sus sueños, fantasías y asociaciones libres para el análisis y la
comprensión de las dinámicas ocultas tras los pensamientos, sentimientos y
conductas confusas. Incluso aunque los terapeutas dispongan de un gran
insight de los sueños del cliente, normalmente analizan poco durante los pri-
meros estadios del grupo. Por el contrario, se anima a los miembros a ofrecer
sus propios análisis (Mullan & Rosenbaum, 1978).
En su artículo "El Sueño en la Terapia Crupal Psicoanalítica", Kolb
(1983) manifiesta que los sueños pueden observarse desde la perspectiva
interpersonal e intrapersonal. La autora considera que la experiencia misma
del sueño, a menudo sin interpretación, inicia una actividad mental de una
forma no igualada por la mayoría de otras experiencias clínicas.
Según Wolf (1963), la interpretación de los sueños es un aspecto funda-
mental del proceso analítico y debería continuarse a través de los diversos
estadios del grupo. Es una técnica esencial porque el material inconsciente
que revelan los sueños produce un efecto liberador sobre los participantes. Se
anima a los miembros a interpretar y asociar de forma libre con los sueños
del resto de los participantes con el fin de alcanzar un nivel más profundo de
interacción. Wolf manifiesta que todo el grupo se "entrega al análisis de sue-
ños con sus asociaciones, catarsis, sensaciones de liberación y mutualidad
concomitantes, todas las cuales contribuyen a la unidad del grupo, tan impor-
tante en los primeros estadios del tratamiento" (287). El autor subraya la
importancia de la actitud no enjuiciadora por parte del terapeuta hacia el
material inconsciente incipiente. El enfoque tolerante del terapeuta favorece
una actitud similar en los miembros y pronto el grupo se convierte en una
familia comprensiva que apoya al miembro.
Además de su valor para desbloquear el material inconsciente del pasado
del cliente, los sueños contienen también un amplio material sobre lo que
sucede en el grupo porque los sueños de los miembros revelan sus reacciones
ante el terapeuta y los miembros restantes (Locke, 1961). El individuo narra
el sueño y comenta al grupo los significados y asociaciones que presenta para
él. Entonces el grupo en su totalidad responde; otros miembros del grupo
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 201

manifiestan sus reacciones al sueño y sugieren asociaciones cruzadas. El


resultado es la estimulación del grupo.
El examen en grupo de los sueños presenta también otra faceta valiosa.
Los miembros analizan los sueños de otras personas y plantean sus propias
asociaciones, consecuentemente proyectan dimensiones propias significati-
vas. En otras palabras, los miembros del grupo están interpretando y proyec-
tando, un proceso que a menudo conduce a insight extremadamente valiosos.
Los deseos, temores y actitudes son revelados mientras los miembros asocian
con sueños ajenos. El sueño de uno de los miembros pasa a ser el sueño del
grupo, un proceso que es la "verdadera esencia del trabajo sobre los sueños
en el psicoanálisis en grupo" (Locke, 1961, p. 133). Los lectores interesados
en el presente tema pueden dirigirse a Wolf y Schwartz (1962, pp. 135-161) y
aKolb(1983).

Insight y Trabajo Elaborativo

El insight significa conocimiento de las causas de las dificultades presen-


tes de uno. En el modelo psicoanalítico, insight es también la conciencia inte-
lectual y emocional de la relación entre las experiencias pasadas y los
problemas presentes. En la medida en que los clientes desarrollan un insight
más penetrante, aumentan su capacidad para reconocer las múltiples formas
en que se manifiestan estos conflictos nucleares tanto en el grupo como en
sus vidas cotidianas. Se forman nuevas conexiones y los temas dominantes
empiezan a brotar. Por ejemplo, si en el curso del trabajo grupal algunos
miembros descubren que presentan la necesidad de agradar a todas las perso-
nas a toda costa, comprueban los efectos sobre sus vidas de su necesidad de
aprobación.
Pero el proceso analítico no finaliza en el nivel del insight; el trabajo
elaborativo de los problemas y conflictos nucleares constituye un aspecto
esencial tanto de la terapia analítica individual como de la orientada al grupo.
Así pues, si los miembros del grupo esperan modificar algún aspecto de su
personalidad, deben elaborar las resistencias y los viejos patrones, un largo y
costoso proceso normalmente. El trabajo elaborativo es uno de los aspectos
más complejos del análisis y requiere una gran responsabilidad. El proceso
de elaboración implica la reexperimentación de los asuntos pendientes en el
contexto de la transferencia (transferencia múltiple, en el análisis grupal).
La elaboración representa la fase final del grupo analítico y produce un
aumento de la conciencia y de la integración del self. Según Wolf y Schwartz
(1962), el terapeuta, tras descubrir las dinámicas de los problemas y síntomas
de un individuo, programa cautelosamente un curso de acción para manejar-
los. Estos autores mantienen que los participantes progresan y cambian como
202 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

resultado del esfuerzo cooperativo entre el terapeuta y el cliente dentro del


contexto de un plan de tratamiento flexible y razonable.
Debería mencionarse que los conflictos infantiles raramente se elaboran
completamente. La mayoría de los individuos, de tarde en tarde, tienen que
manejar una y otra vez estos aspectos profundamente enraizados. Es un error
pensar en la elaboración como técnica que libera al individuo de cualquier
vestigio de los viejos patrones.

La Sesión Alterna

Wolf y sus colaboradores (1972) mencionan dos metas de los grupos


psi-coanalíticos características de los estadios finales del desarrollo de un
grupo: ayudar a los miembros a encontrar formas más efectivas de
relacionarse con otras personas y motivarles para que crezcan como personas
con el fin de que puedan pensar independientemente y mantenerse por sí
mismos. La técnica de la sesión alterna parece ser útil para la consecución de
ambas metas. La sesión alterna tiene lugar, sin el terapeuta del grupo, en casa
de uno de los miembros. Estas sesiones sin terapeuta van dirigidas a crear una
atmósfera de intimidad que estimule la participación desinhibida.
Al enumerar las ventajas de la sesión alterna. Mullan y Rosenbaum (1978)
mencionan el desarrollo de la cohesión grupal, el aumento del potencial crea-
tivo de cada miembro y de la función terapéutica del grupo así como la sensa-
ción de pertenencia al grupo. Mullan y Rosenbaum consideran que la
ausencia del terapeuta conlleva la adopción de responsabilidades, la búsqueda
de nuevas metas y valores, diferentes patrones de relación y esfuerzos mutuos
para manejar problemas, todos ellos factores que contribuyen a una mayor
autonomía de los miembros. La sesión alterna proporciona también formas de
probar la autonomía recientemente adquirida, porque la capacidad de los par-
ticipantes para funcionar sin el terapeuta puede ser indicativo de su disposi-
ción a separarse del terapeuta. Por último, la sesión alterna puede favorecer
las sesiones regulares porque confirma la confianza del terapeuta en la capa-
cidad de los miembros para usar sus propios recursos dentro del grupo con el
fin de trabajar por la acción personal y la integración social.

ROL Y FUNCIONES DEL TERAPEUTA


Existen muchas variaciones con respecto a los estilos de liderazgo entre
los terapeutas de grupo psicoanalíticamente orientados que oscilan desde los
terapeutas caracterizados por la objetividad y un anonimato relativo, por una
parte, hasta aquellos a favor de un rol producto de una relación colaboradora
con los miembros. Algunos terapeutas de orientación psicoanalítica creen que
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 203

al permanecer más anónimos, los miembros proyectarán sobre su figura más


imágenes propias de lo que esperan encontrar en el terapeuta, imágenes que
se consideran como expresiones de las necesidades inconscientes de los
miembros. Aunque tal análisis de la transferencia se considera aún como un
sello característico de la terapia psicodinámica, el modelo de terapeuta imper-
sonal está muy alejado del ideal y "representa un grave y nocivo error del rol
terapéutico" (Strupp, 1992, p. 23). Evidentemente, uno de los logros más sig-
nificativos de la terapia psicoanalítica es el creciente reconocimiento de la
importancia central de la alianza terapéutica. En contraste con el modelo clá-
sico de analista neutro e impersonal, la formulación contemporánea subraya
el valor de la alianza terapéutica o una alianza de trabajo donde el terapeuta
"transmite compromiso, interés, respeto y preocupación humana por el
paciente" (Strupp, 1922, p. 23).
Según Strupp, la redefinición del clima terapéutico en términos más per-
sonales no elimina la aparición de la transferencia. Asegura que la transferen-
cia y la contratransferencia siguen siendo las piedras angulares de la terapia
psicodinámica. El terapeuta y los miembros reaccionan de diversos modos
que contienen tanto elementos reales como de transferencia. La transferencia
es un fenómeno complejo que se manifiesta a través de las interacciones en el
seno del grupo.
Una tarea central del terapeuta consiste en descubrir y elaborar estás reac-
ciones de transferencia hacia el terapeuta y hacia el resto de los miembros,
según se manifiesten en el grupo. Según vayan aumentando las interacciones
grupales, el terapeuta sigue las motivaciones inconscientes de los participan-
tes e investiga las raíces históricas de estas motivaciones a través del análisis
y la interpretación. Otras funciones del terapeuta son:

* proporcionar apoyo cuando sea terapéutico y el grupo no parezca hacer-


lo.
* ayudar a los miembros a encarar y manejar las resistencias propias y las
del grupo en su totalidad.
* atraer la atención de los miembros hacia aspectos sutiles de la conducta
y mediante preguntas, ayudarles a auto-examinarse en mayor profundi-
dad.

Wolf (1963) y Wolf y Schwartz (1962) identifican otras funciones y tareas


del terapeuta:

* esforzarse por reconocer los errores y estar suficientemente seguro


como para delegar algunas funciones de liderazgo al grupo.
* acoger con satisfacción las manifestaciones de transferencia en el grupo
como oportunidades para un trabajo fructífero.
204 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

* guiar a los miembros hacia la conciencia plena y la integración social.


* reconocer la capacidad potencial de los participantes para colaborar en
la interpretación e integración del material producido por los miembros
restantes y su capacidad para acercarse a la verdad inconsciente de uno
mismo y de los otros.
* aplicar las destrezas necesarias para resolver los conflictos
intragrupa-les.
* establecer un tono de libertad empcional siendo abierto con respecto a
los propios sentimientos.
* prestar atención a las alianzas destructivas dentro del grupo.

Para ser capaz de desempeñar todas estas funciones con efectividad, los
terapeutas de grupo tienen la obligación suprema de entender sus propias
dinámicas a lo largo del proceso terapéutico. Para hacerlo pueden necesitar
supervisión ocasional. Su propia psicoterapia personal puede ser muy útil
para ayudarle a reconocer las señales de contratransferencia y las formas en
que influyen sus propias necesidades y motivaciones sobre el trabajo grupal.
Wolf y sus asociados (1972) son representativos de los terapeutas
psicoa-nalíticos que se centran en la relación terapeuta/cliente y en la
importancia de las características personales del terapeuta de grupo. Tras
trabajar dentro del marco del grupo analítico durante muchos años, han
llegado a la conclusión de que el éxito depende no sólo de los constructos
teóricos y técnicos del psicoanálisis sino también del terapeuta como persona.
Aseguran que el centro de atención del psicoanálisis se ha ido modificando
gradualmente desde la psi-codinámica del paciente a la relación existente
entre el terapeuta y el cliente.
En este mismo orden, según Wolf (1983), la función más significativa del
terapeuta de grupo consiste en promover las relaciones interpersonales de los
miembros más allá de la existente con el terapeuta. Wolf sugiere que la exclu-
siva implicación con el terapeuta puede aislar al cliente y conducirle hacia
una relación simbiótica. Al potenciar la interacción entre los miembros se
amplían las posibilidades del cliente y se potencia su crecimiento.

ESTADIOS EVOLUTIVOS Y SUS IMPLICACIONES


EN LA TERAPIA GRUPAL

Introducción

Este apartado describe un modelo evolutivo con repercusiones en el traba-


jo grupal. El modelo se basa en los ocho estadios del desarrollo humano que
describe Erikson y en las fases del desarrollo psicosexual de Freud. Tal com-
binación proporciona a los terapeutas un marco de trabajo conceptual necesa-
rio para la comprensión de las tendencias evolutivas, de las principales tareas
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 205

evolutivas de cada estadio de la vida, de las necesidades críticas y su satisfac-


ción o frustración, de los potenciales de selección en cada estadio vital, de los
puntos angulares críticos o crisis y de los orígenes del desarrollo patológico
de la personalidad que pueden producir posteriores conflictos de personali-
dad.
Erikson (1963, 1982) elaboró y amplió las ideas de Freud subrayando los
aspectos evolutivos psicosociales. Aunque intelectualmente estaba en deuda
con Freud, no aceptó todas las perspectivas freudianas. El percibía el desarro-
llo humano de forma más positiva que Freud y.enfatizó el crecimiento y el
apartado racional de la naturaleza humana mientras que Freud subrayó los
aspectos irracionales del desarrollo. Además, la teoría psicosocial mantiene
que el Yo es la fuerza organizadora del desarrollo humano (Erikson, 1963). El
Yo se considera como el componente de la persona que se halla en contacto
con el mundo exterior mediante procesos cognitivos como el pensamiento, la
percepción, el recuerdo, el razonamiento y la atención.
La teoría evolutiva de Erikson mantiene que el crecimiento psicosexual y
psicosocial se producen conjuntamente y que en cada estadio de la vida las
personas encaramos la tarea de establecer un equilibrio entre nosotros mis-
mos y nuestro mundo social. La teoría psicosocial subraya la integración de
los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del desarrollo. Erikson des-
cribe el desarrollo en términos de un proceso vital continuo que el autor divi-
de en ocho estadios cada uno de los cuales se caracteriza por una crisis
específica que debe ser resuelta. Según Erikson, cada crisis representa un
cambio decisivo en la vida. En estos momentos decisivos las personas pode-
mos lograr una resolución satisfactoria de nuestros conflictos y avanzar o
podemos fracasar en la resolución del conflicto y consecuentemente proceder
a una regresión. En gran medida, nuestras vidas son el resultado de las elec-
ciones que efectuamos en cada estadio.
Este marco de trabajo conceptual es útil para todos los terapeutas de
grupo, independientemente de su orientación teórica. Sea cual sea el modelo
que subyace a la práctica grupal, las siguientes cuestiones deberán ser plante-
adas durante el proceso grupal:

* ¿Cuáles son algunos de los temas que dan continuidad a la vida huma-
na?.
* ¿Cuáles son los problemas repetitivos o conflictos no resueltos de los
clientes?.
* ¿Cuál es la relación entre los problemas habituales de este individuo y
los acontecimientos significativos durante la infancia?.
* ¿Qué factores influyentes han formado el carácter de la persona?.
* ¿Cuáles fueron los principales cambios decisivos y crisis en la vida del
cliente?.
206 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

* ¿Qué elecciones o decisiones adoptó el individuo durante esos períodos


críticos y cómo manejó las diversas crisis?.
* ¿En qué dirección parece moverse la persona en el momento actual?.

Estadio 1: Infancia - Confíanza versus Desconfíanza


(Nacimiento hasta 12 Meses)

Freud calificó el primer año de vida como la fase oral; la succión del
pecho materno satisface las necesidades de alimento y placer del niño. Según
la perspectiva psicoanalítica, los acontecimientos de este período son extre-
madamente importantes para el posterior desarrollo. Los niños que no obtie-
nen suficiente amor y alimento pueden desarrollar posteriormente avaricia y
ansia de poder porque los objetos materiales se convierten en sustitutos de lo
que realmente quisieron pero no consiguieron. Los problemas de personali-
dad que se derivan de la fase oral incluyen una visión desconfiada del mundo,
la tendencia a rechazar el amor, el temor a amar y confiar y la incapacidad
para establecer relaciones íntimas.
Según Erikson (1963), la tarea básica del niño consiste en desarrollar su
sentido de la confianza básica en sí mismo, en los otros y en el mundo. Los
niños deben contar con los otros y sentirse queridos y protegidos. Cuando son
sostenidos, cuidados y protegidos, desarrollan la confianza básica. Erikson
concibe el primer año de vida en términos de confianza versus desconfianza.
Si los otros significativos (especialmente los padres) en la vida del niño pro-
porcionan el amor necesario y satisfacen sus necesidades físicas, el niño
desarrolla una sensación de confianza. Si, por el contrario, los padres no res-
ponden a las necesidades del niño, éste desarrolla una actitud de desconfianza
hacia el mundo, especialmente hacia las relaciones interpersonales. Obvia-
mente, los niños que se sienten aceptados se hallan en una posición más favo-
rable para superar con éxito las futuras crisis evolutivas que los niños que no
reciben los cuidados necesarios. Los niños que reciben amor generalmente se
aceptan a sí mismos, mientras que los niños que se sienten indeseados y no
queridos tienden a experimentar dificultades para aceptarse.
Algunas de las características comportamentales de las personas que han
adquirido una sensación de confianza básica son la capacidad para solicitar
apoyo emocional de los otros y centrarse en los aspectos positivos de la con-
ducta ajena, capacidad para equilibrar lo que dan y lo que reciben, voluntad
de auto-apertura y normalmente una perspectiva optimista del mundo
(Hama-chek, 1988).

IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. La conexión entre


estas ideas y la práctica de psicoterapia grupal parece bastante obvia. Un
tema comunmente examinado en los grupos es la sensación de no sentirse
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 207

querido ni cuidado y la consecuente necesidad de alguien que nos quiera y


cuide profundamente. De vez en cuando, los miembros del grupo recuerdan
sus sentimientos infantiles de abandono, temor y rechazo y muchos de ellos
se han fijado la meta de encontrar un "progenitor" simbólico que los acepte.
Así, gran parte de su energía va dirigida a buscar la aprobación y aceptación
de los otros. El problema se complica por el hecho de que al ser incapaces de
confiar en sí mismos y en los demás, temen amar o establecer relaciones cer-
canas.
Los terapeutas de grupo pueden ayudar a estos clientes a expresar el dolor
que sienten y a elaborar algunas de las barreras que les impiden confiar en los
otros y aceptarse completamente a sí mismos. Erikson (1968) observa que
estos clientes tienden a expresar su desconfianza básica aislándose cada vez
que se hallan en desventaja con los otros o con el mundo.
Debería señalarse que cada estadio se construye sobre los resultados psi-
cológicos de los estadios anteriores. En este mismo orden, la sensación de
confianza básica es el cimiento del desarrollo posterior de personalidad.
Como se verá con los siguientes estadios, cuando se dispone de los cimientos
de confianza, autonomía, iniciativa y laboriosidad, el individuo está prepara-
do para afrontar los desafíos de la adolescencia: establecer una sensación
clara de quién es como persona y desarrollar un auto-concepto positivo
(véase Hamachek, 1988).
Los problemas asociados con cada uno de estos estadios evolutivos pue-
den manifestarse en el grupo analítico donde se reproduce la familia de ori-
gen. Por ejemplo, en este primer estadio los miembros pueden proyectar
sentimientos hostiles hacia el terapeuta o hacia los otros miembros. Estos
individuos pueden sentirse justificados para mantener tales temores irreales y
pueden carecer de la suficiente confianza como para comprobar la exactitud
de sus proyecciones. Es fundamental que los terapeutas determinen lo que sea
conveniente y procedan para establecer una atmósfera de grupo que permita a
los miembros sentirse seguros para examinar las posibles proyecciones. Si un
miembro no desarrolla la confianza, podrá aislarse fácilmente del grupo.

Estadio 2: Primera Niñez - Autonomía versus Vergüenza y Duda


112 Meses hasta 3 Años)

Freud denominaba fase anal a los siguientes dos años de la vida porque la
zona anal empieza a ser la más significativa para la formación de la persona-
lidad. Las tareas fundamentales que debe dominar el niño durante este perío-
do incluyen aprender a ser independiente, aceptar el poder personal y
aprender a expresar sentimientos negativos como celos, odio, agresividad y
deseo de destrucción. De este modo, es durante esta fase cuando los niños
inician su camino hacia la autonomía. Desempeñan un papel cada vez más
208 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS

activo en el cuidado de sus propias necesidades y empiezan a comunicar lo


que desean recibir de los otros. Este es también el momento en el que se
encuentran con las primeras demandas parentales; se les restringe la posibili-
dad de explorar completamente su entorno y se les impone el control de
esfi'nteres. La perspectiva freudiana es que los sentimientos y actitudes paren-
tales durante esta fase producen consecuencias significativas en el posterior
desarrollo de la personalidad.
Durante la fase anal los niños experimentan sentimientos de hostilidad,
rabia y agresión. Si se les enseña, directa o indirectamente, que son malos
sólo por tener tales sentimientos, pronto aprenden a conservar para sí dichas
emociones. Habiendo aprendido que el amor parental es condicional y que el
amor va a ser perdido si expresan sentimientos "negativos", reprimen la ira y
la hostilidad. Así, la impresión de no pertenencia de los sentimientos se pone
en marcha y a menudo conduce a la posterior incapacidad de aceptar los pro-
pios sentimientos reales.
Desde el punto de vista de Erikson, el período comprendido entre 1 y 3
años de edad es el momento de afirmar un sentido de la autonomía. Los niños
que no dominan la tarea de obtener cierta medida de auto-control y cierta
capacidad para manejar el mundo, desarrollan un sentimiento de vergüenza y
duda sobre sí mismos y sobre su adecuación. En esta edad los niños necesitan
explorar el mundo, experimentar y probar sus límites y tener la posibilidad de
aprender a partir de sus errores. Si los padres hacen demasiado por los niños
y tratan de mantenerlos dependientes, pueden inhibir la autonomía del niño y
entorpecer su capacidad para manejar el mundo satisfactoriamente.
¿Cuáles son las características de las personas que han desarrollado un
sentido de la autonomía?. Estas pueden adoptar sus propias decisiones sobre
aspectos significativos, pueden rechazar solicitudes sin sentimientos de cul-
pabilidad, se resisten a ser dominadas por aquellos que desean controlarlas,
pueden trabajar bien a solas o con otros, pueden prestar atención a sus pro-
pias necesidades internas cuando deciden un curso de acción, confían en sus
capacidades y se sienten relativamente cómodas en las situaciones de grupo
(Hamachek, 1988).

IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. Entendiendo las diná-


micas de este estadio vital, el terapeuta puede acceder a un material valioso.
Muchas de las personas que solicitan ayuda en un grupo no han aprendido a
aceptar su ira y odio hacia aquellos que aman, y deben ponerse en contacto
con las partes de sí mismos cuya titularidad no han reconocido y que se
encuentran en la base de estos sentimientos conflictivos. Para lograrlo, deben
revivir y reexperimentar las situaciones de su pasado lejano en las que empe-
zaron a reprimir estos sentimientos intensos. En el contexto seguro del grupo
pueden aprender gradualmente formas de expresar sus sentimientos reprimí-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 209

dos y pueden elaborar la culpabilidad asociada con algunas de estas emocio-


nes. Los grupos ofrecen muchas oportunidades para la catarsis y el reaprendi-
zaje.
Los participantes del grupo que cuentan con un grado limitado de autono-
mía y muchas dudas sobre sí mismos han desarrollado un estilo de vida
caracterizado por la dependencia de otros. Estas personas se unen a un grupo
para readquirir su potencial de poder y para desarrollar la capacidad de defi-
nir quiénes son y qué son capaces de hacer, en resumen, para lograr el control
psicológico de sus vidas. Aquí también, el grupo ofrece la oportunidad de
investigar el modo en que se desarrolló originariamente el propio estilo emo-
cional dependiente y de aprender formas concretas para confiar más en uno
mismo.

Estadio 3: La Edad Preescolar - Iniciativa versus Culpabilidad


(3 a 6 Años)

En la fase fálica de Freud la actividad se hace más intensa. El centro de


interés reside en los órganos genitales y se adquiere la identidad sexual. Los
niños en edad preescolar muestran curiosidad por sus cuerpos. Los examinan
y experimentan placer mediante la estimulación manual. Muestran un mayor
interés por las diferencias entre los sexos y formulan preguntas sobre la
reproducción. La forma de responder de los padres, verbal y no verbalmente,
a la sexualidad incipiente y al interés sexual de los niños es crucial para
determinar los tipos de actitudes, sexuales y no sexuales, que éstos desarro-
llarán.
Desde el punto de vista freudiano, el conflicto básico de la fase fálica se
centra en los deseos incestuosos inconscientes que los niños desarrollan hacia
el progenitor del sexo opuesto. Estos sentimientos son muy amenazantes, y
consecuentemente reprimidos. Sin embargo, se mantienen como determi-
nantes del posterior desarrollo de la personalidad. Junto con el deseo de pose-
er al progenitor del sexo opuesto llega el deseo inconsciente de desplazar al
progenitor del mismo sexo.
El niño desea la atención de la madre, desarrolla sentimientos de resenti-
miento hacia su padre, pero teme que su padre le castigue por sus sentimien-
tos incestuosos hacia su madre. Este proceso evolutivo psicosexual se conoce
con el nombre de complejo de Edipo. El proceso es inconsciente, porque la
represión opera para mantener la ansiedad controlada.
Normalmente el niño desarrolla temores asociados a su pene, que Freud
denominó angustia de castración. Este temor influye en la vida del muchacho
durante este período. Su miedo consiste en creer que su padre va a castigarle
cortando su pene. A consecuencia del miedo, el niño reprime el deseo sexual
de poseer a su madre. Si el complejo de Edipo se resuelve adecuadamente, el
210 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

niño reemplaza sus anhelos sexuales hacia su madre a través de formas


socialmente más aceptables de afecto. Desarrolla la identificación con su
padre, decidiendo que si no puede vencer a su padre, se unirá a él.
Aunque Freud no describió tan detalladamente la fase fálica femenina , un
equivalente femenino al complejo de Edipo se conoce por el complejo de
Eiectra. Eí primer objeto de deseo de ía niña es su madre, pero este amor se
transfiere al padre durante esta fase. La niña desarrolla sentimientos- negati-
vos hacia la madre pero cuando descubre que no puede competir por la aten-
ción de su padre, se identifica con ella asumiendo algunas características de su
comportamiento.
Durante este período se desarrolla el superyo, el constructo que hace
referencia al control interno o a los ideales que guían la conducta del indivi-
duo. Durante la fase fálica existe un conflicto entre los impulsos del ello y del
superyo. El ello es la parte de la personalidad, presente en el nacimiento, que
es ciega, exigente e insistente. Su función consiste en eliminar la tensión y
volver a la homeóstasis. El superyo es la parte de la personalidad que repre-
senta el propio sistema moral, la lucha por la perfección y no por el placer. El
Yo se dedica a la tarea de mediatizar entre la realidad extema y las demandas
internas. El Yo constituye todos los modelos de pensamiento usados por los
individuos para alcanzar sus metas y para defender sus auto-conceptos.
Como éste es un pen'odo de formación consciente, un peligro crítico es el
adoctrinamiento de actitudes morales rígidas e irreales por parte de los proge-
nitores. Además, si los padres manifiestan una actitud negativa hacia la cre-
ciente conciencia sexual del niño, los niños aprenden que sus impulsos
sexuales son dañinos y que su curiosidad por las cuestiones sexuales es ina-
ceptable. En consecuencia, se sienten culpables de sus propios impulsos natu-
rales, con miedo a formular preguntas, piensan a solas y tienden a aceptar a
ciegas las respuestas de sus progenitores. Los impulsos sexuales y el interés
por las cuestiones sexuales provoca ansiedad y por lo tanto se reprime. Esta
negación de la propia sexualidad establecida en esta edad se transporta hasta
el estadio adulto y normalmente conduce a conflictos, culpabilidad, remordi-
mientos y auto-condena. Otro de los peligros críticos es que los padres sean
extremadamente permisivos al enseñar valores o que su modelo sea muy esca-
so. Tales padres pueden enseñar a sus hijos a proceder estrictamente bajo su
propia responsabilidad y a ignorar cualquier sentido de atención a otros. Por
lo tanto, en un extremo se hallan aquellos individuos cuya conciencia es puni-
tiva y en el otro extremo las personas cuya conciencia está lamentablemente
ausente. Los últimos son individuos sociopáticos cuyas principales caracterís-
ticas de personalidad incluyen una visible carencia de desartollo ético o moral
y la incapacidad de comportarse de acuerdo con un marco de valores sociales.
La teoría psicoanalítica proporciona una perspectiva para entender las diferen-
cias entre estos dos extremos del desarrollo de la moralidad.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 211

Erikson por otra parte, manifiesta que la tarea básica de los años
preesco-lares consiste en establecer un sentido de la competencia e iniciativa.
Este es el momento para prepararse psicológicamente para el desempeño de
actividades que tienden a desarrollar una imagen extema positiva
caracterizada por la capacidad para iniciar y sostenerse. Pero, si no se les
permite adoptar como mínimo algunas de sus propias decisiones o si sus
decisiones son ridiculizadas, pueden desarrollar un sentido de la culpabilidad
ante la propuesta de iniciativas. Normalmente, evitarán adoptar una actitud
activa y dejarán que sean otros quienes decidan por ellos.
¿Cuáles son las características de las personas que disponen de un sentido
de la iniciativa?. Les gusta aceptar nuevos retos, tienden a establecer metas y
hacer lo necesario para alcanzarlas, se motivan solos, disponen de niveles
altos de energía, disponen de una idea clara de adecuación personal y cuentan
con un sentido equilibrado de la ética sin ser excesivamente moralistas
(Hamachek, 1988).

IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO GRUPAL. Los dramas de Edipo


y Electra se presentan en la terapia grupal. Los miembros pueden proyectar
en el terapeuta el ideal de progenitor que posteriormente puede ser eliminado
por los mordaces ataques. La competitividad por la atención y el afecto del
terapeuta es otro patrón corriente cuyas raíces se encuentran en este estadio,
como también lo es el excesivo temor a la desaprobación del terapeuta
(comunicación personal, William Blau, 25 de Febrero, 1992).
En los grupos que dirigimos mis colaboradores y yo, hemos observado
como tema general el de querer simbólicamente sustituir al progenitor del
mismo sexo, de tal forma que el progenitor del sexo contrario pueda ser el
objeto de atención. Otros temas incluyen el deseo de ser reconocido y valora-
do por el progenitor del sexo opuesto, sentimientos de atracción hacia el pro-
genitor del sexo opuesto y luchas con el progenitor del mismo sexo.
En la mayoría de los grupos terapéuticos, los participantes luchan con
aspectos relacionados con la identidad-rol sexual. Muchos individuos han
incorporado nociones estereotipadas del significado de ser una mujer o un
hombre y consecuentemente han reprimido muchos de sus sentimientos que
no coinciden con dichos estereotipos. El grupo puede ser el lugar donde los
individuos desafíen tales perspectivas restrictivas y lleguen a ser más plenos.
Por problemas relacionados con los impulsos sexuales, las actitudes, valo-
res y conducta se mantienen en privado con mucha frecuencia, y las personas
se sienten muy solas con sus problemas sexuales. Los grupos ofrecen la posi-
bilidad de expresar abiertamente estos conflictos, corregir los aprendizajes
erróneos, elaborar los sentimientos y sucesos reprimidos y empezar la formu-
lación de una nueva perspectiva de uno mismo como ser sexuado femenino o
masculino. Quizá la función más importante del gmpo es que proporciona a
212 EL ENFOQUE PSICOANALfTICO DE GRUPOS

los clientes el permiso de tener sentimientos y hablar honestamente sobre


ellos.

Estadio 4: Edad Escolar - Laboriosidad versus Inferioridad (6


a 12 Años)

Los freudianos denominan a este período fase de latencia. Tras el torrente


de impulsos sexuales de los años precedentes, este período es relativamente
inactivo. Se produce un declive de los intereses sexuales, que son reemplaza-
dos por intereses escolares, en los compañeros, en los deportes y en una gran
variedad de actividades. Alrededor de los 6 años de edad, los niños empiezan
a buscar sus nuevas relaciones.
Erikson subraya el aspecto activo y no latente de este estadio y las tareas
psicosociales que deben efectuarse en este período para que el desarrollo del
niño sea sano. Los niños necesitan ampliar su comprensión del mundos físico
y social y continuar desarrollando una identidad/rol sexual apropiada. Deben
formar también valores personales, participar en tareas sociales, aprender a
aceptar a las personas diferentes a ellos y adquirir las destrezas básicas nece-
sarias para la escolarización. Según Erikson, la principal tarea de los niños de
esta edad es el logro de un sentido de la laboriosidad ya que un fracaso en su
consecución produce un sentimiento de inadecuación e inferioridad. La labo-
riosidad hace referencia al establecimiento y consecución de metas personal-
mente significativas. Si los niños fracasan en esta tarea, es probable que no se
sientan adecuados como adultos y los siguientes estadios evolutivos se verán
negativamente influidos.
Las personas que disponen de un sentido de la laboriosidad disfrutan
aprendiendo, sienten curiosidad, experimentan con nuevas ideas y llegan a
nuevas síntesis, se excitan cuando son productivos, se enorgullecen al efec-
tuar con éxito alguna cosa, aceptan la crítica de forma no defensiva y son per-
sistentes (Hamachek, 1988).

IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. A continuación se


presentan algunos de los problemas originados en este estadio que los tera-
peutas pueden encontrar en los clientes: auto-concepto negativo, sentimientos
de inadecuación relacionados con el aprendizaje, sentimientos de inferioridad
al establecer relaciones sociales, conflictos de valores, una identidad/rol
sexual confusa, falta de voluntad para hacer frente a nuevos retos, dependen-
cia y falta de iniciativa.
Para observar el modo en que el conocimiento de los problemas y dilemas
de este estadio pueden ayudar en el proceso terapéutico consideremos el caso
de un paciente con sentimientos de inferioridad. Raquel teme tanto el fracaso
que no acude al colegio porque está convencida de que nunca podrá lograrlo.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 213

En el grupo puede ser estimulada para ver las posibles conexiones entre sus
sentimientos de inadecuación y algunos sucesos que ocurrieron cuando se
hallaba en la escuela primaria. Quizá sufrió algunas experiencias de aprendi-
zaje negativas como la manifestación pública o privada de alguno de sus pro-
fesores de que ella era una estúpida y no podía aprender. Mientras que Raquel
no pueda superar sus sentimientos no podrá satisfacer las demandas del cole-
gio, probablemente deberá volver a los sucesos traumáticos de su niñez, revi-
virlos y expresar el dolor que entonces sintió. Con el apoyo del grupo puede
experimentar otra vez muchos de sus sentimientos enterrados y empezar a
observar desde una perspectiva diferente los acontecimientos pasados. En
algún momento llegará a la conclusión de que no debe abandonar su carrera
académica ahora a consecuencia de algún suceso que ocurrió en la escuela.
Raquel puede ser dañada más que ayudada por la experiencia grupal salvo
que reconozca su patrón de inferioridad en su vida, que será revivido en el
grupo. Ella podría temer también el fracaso como miembro. Dada su dinámi-
ca, es probable que se disponga a fracasar y que influya sobre los miembros
restantes para que la consideren como un fracaso y como un "rechazo del
grupo". Si el resto de los miembros comparten sus sentimientos negativos
sobre su implicación en el grupo, se puede generar un círculo vicioso difícil
de romper. Yalom (1985) cita con pruebas demostrables que un miembro que
no es aceptado como válido por los miembros (o por sí mismo) puede ser
dañado por la experiencia grupal. Es importante que los miembros aprendan a
reconocer los patrones que se originaron durante su niñez y que inevitable-
mente se repetirán en el grupo.

Estadio 5: Adolescencia - Identidad versus Confusión de Roles


(12 a 18 Años)

La adolescencia es un estadio de transición entre la niñez y la vida adulta.


Es un período en el que continuamente se prueban los límites, se rechazan los
lazos de dependencia y se establece una nueva identidad. Sobre todo es un
período de conflicto, especialmente entre el deseo de prescindir del control
parental y el temor de adoptar decisiones independientes y vivir las conse-
cuencias.
En la teoría freudiana la última fase psicosexual, denominada fase genital,
es la más larga y comprende a partir de la adolescencia; empieza en el
momento de la pubertad y dura hasta la implantación de la senectud, momen-
to en el cual el individuo tiende a regresar a estadios anteriores. En esencia.
Freud observó el período evolutivo comprendido entre el nacimiento y los
primeros 5 años de vida como los cimientos sobre los que posteriormente se
construirá el desarrollo de la personalidad. Tal fue así que se centró en este
período y no prestó demasiada atención a los sucesos de la niñez tardía o a
214 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS

los del período adulto. Erikson retomó este tema en el momento donde lo
dejó Freud y dedicó mucha atención a los últimos estadios, especialmente a
la adolescencia. El autor consideró la crisis que caracteriza a la adolescencia,
la crisis de identidad, como la más importante de la vida.
¿A qué se refiere Erikson con crisis de identidad?. El autor considera que
la mayoría de los conflictos de la adolescencia se relacionan con el desarrollo
de una identidad personal. Los adolescentes luchan por definir quiénes son,
hacia dónde van y cómo conseguirán llegar allí. Debido a los múltiples cam-
bios que se producen en este período, fi'sicos y sociales así como por las diver-
sas presiones sociales, muchos adolescentes presentan dificultades para
encontrar una identidad estable. Experimentan presiones del centro educativo,
de los padres, de sus compañeros de grupo, de los miembros del otro sexo y de
la sociedad en general y estas demandas son frecuentemente conflictivas. En
medio de esta tormenta, el adolescente debe decidir por cuál de estas variadas
expectativas opta. Si el adolescente fracasa, se produce la confusión de roles,
y la persona carecerá de fines y dirección en los siguientes años de su vida.
¿Cuáles son algunas de las características conductuales de las personas
que disponen de un sentido de la identidad?. Estas personas cuentan con un
auto-concepto estable, una sensación clara de las metas, son menos suscepti-
bles a la presión de sus compañeros, normalmente se aceptan a sí mismos,
son capaces de adoptar decisiones sin vacilar, asumen la sensación de respon-
sabilidad por lo que suceda con ellos y son capaces de intimar física y
emo-cionalmente con individuos seleccionados sin sentirse perdidos ellos
mismos (Hamachek, 1988).
Otra de las tareas difíciles y portadoras de ansiedad que deben efectuar los
adolescentes consiste en clarificar e integrar los valores propios en un sistema
orgánico que sea personalmente significativo. Con el fin de desarrollar una
filosofía personal de la vida, los adolescentes deben tomar decisiones corres-
pondientes a diversos aspectos: ética y moralidad, sexualidad, creencias reli-
giosas, expectativas en la vida, valores en las relaciones íntimas, educación y
profesión. Al enfrentarse a estos retos los jóvenes necesitan modelos adecua-
dos porque la mayoría de los valores no se aprenden por instrucción directa
sino mediante el contacto con personas que inspiran con el ejemplo. A menu-
do los modelos son inadecuados o incluso inexistentes. Los adolescentes son
especialmente conscientes de la doble moral de los adultos y su tolerancia a
la falsedad es muy baja. Están más influidos por lo que observan que por lo
que les dicen que deben hacer.

IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. En mis grupos se dedi-


ca una gran parte del tiempo a la exploración y resolución de los conflictos de
dependencia/independencia que son tan característicos de la adolescencia. El
proceso de separación e individuación constituye uno de los factores centrales.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 215

En el grupo terapéutico los adolescentes pueden sentir la necesidad de exami-


nar un período anterior del desarrollo y la conexión con los otros significati-
vos. El terapeuta del grupo puede ser el objeto de la transferencia durante un
tiempo permitiendo que los miembros proyecten sentimientos sobre él y ayu-
dando a los miembros a elaborar los aspectos pendientes del pasado.
En algunos momentos uno o más miembros manifestaban una actitud
rebelde hacia el terapeuta. Aunque desafiar al terapeuta es señal de progreso
hacia la independencia, atacar al terapeuta también puede ser síntoma de
rebeldía contra los padres o contra cualquier autoridad. Podría ser el intento
de asesinar psicológicamente al terapeuta, lo cual es un ejemplo de la recapi-
tulación de los temas adolescentes dentro del contexto grupal. Es fundamental
que los terapeutas sean conscientes de sus propias dinámicas, especialmente si
se confrontan a los miembros. Los terapeutas deben diferenciar entre las con-
ductas rebeldes y las desafiantes que muestran los miembros.
Algunos miembros del grupo reviven su adolescencia en el grupo y a
menudo atraviesan experiencias que evitaron durante aquel momento. Por
ejemplo