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Cjuli2516zc

*Andreina F*

Euma

3
Sinopsis
Dedicatoria
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
4
Capítulo 9
Capítulo 10
Epílogo: Trace
Epílogo: Addison
Próximo libro
Sobre el autor
Trace Jennings era el hermano que más disfrutaba de su tiempo a
solas. Nunca pensó en pasar el resto de su vida con alguien, hasta que la
encontró en su rancho.
Addison Becket está huyendo. Finalmente tiene dieciocho años y
es capaz de liberarse del control de su padre, pero salir durante una
noche de tormenta la aterrizó en la cama de un extraño.
Trace es todo lo que Addison soñaba y más, y ninguno de ellos tiene
el impulso de dejarse ir. ¿Puede el amor a primera vista realmente existir?
¿Y será suficiente para mantenerlos juntos mientras otros tratan de
separarlos?
Por favor. Este es un héroe de Alexa Riley. Ella no va a ninguna
parte.
Advertencia: ¡Esta breve historia es asquerosamente buena, con 5
codependencia en su apogeo! Estas dos personas están absolutamente
locas, y si no fuera tan dulce, sería certificable. ¡Adelante y suspende tu
realidad mientras vas a la deriva con esta nube de ridículo!
Para el lector que ama una dulce historia de cautiva... ¡aquí va,
espero que te despiertes en una cama con Trace!

6
L
a lluvia cae a cántaros, sin mostrar signos de disminuir en
cualquier momento cercano. El viento entra tan fuerte que
puedo sentir la casa temblar, las ventanas traqueteando. Hay
un millón de lugares en los que debería estar mi mente ahora;
preocupándose por la ya alta inundación del lago, por las cercas que
podrían ser derribadas, permitiendo que el ganado se escape, o por las
plataformas petrolíferas siendo dañadas. Pero nada de eso parece
importar. Ni siquiera me molesta la idea. Lo que no es normal para mí. Me
gusta todo hecho y manejado. Todo organizado. El caos me vuelve loco, 7
y, normalmente, una tormenta me haría andar de un lado a otro,
preguntándome por el desastre que tendría que limpiar por la mañana.
Todas estas cosas son pequeñas en comparación con lo que mi
mente insiste en centrarse. Toda mi atención se halla exclusivamente en
la mujer acostada en mi cama. No puedo quitar mis ojos de ella. No he
podido desde que la encontré tendida en medio de mis campos,
completamente sola.
Su cabello negro medianoche se extendía a su alrededor. Un fino
vestido blanco se aferraba a su pequeño cuerpo curvilíneo, con los pies
desnudos. Parecía un ángel enviado para tentar a un hombre. Casi como
si hubiera caído directamente del cielo y en mi rancho. Parte de mí pensó
que eso la hacía mía. Esto es Texas, después de todo, y la posesión es
nueve décimas partes de la ley.
Cómo llegó realmente allí, no tenía ni idea. Sólo supe desde el
momento en que la encontré que era mía. Algo profundo dentro de mí
me dijo que ella corría de algo, y yo soy el único al que corrió. ¿Por qué
más una jovencita estaría en medio de la nada sin zapatos, con la
carretera más cercana a un kilómetro y medio de distancia?
Tal vez el corte en su cabeza la confundió. Se perdió de alguna
manera, pero aun así no parecía tener sentido. No sabía qué la trajo aquí,
pero eso no importaba. Ella es mía ahora. Si alguien la persigue, me
aseguraré de que nunca la encuentren.
Cuando no pude hacerla despertar, la levanté del suelo. No
pesaba casi nada, incluso con todas esas curvas que tenía. No sólo las vi,
sino que las sentí cuando tiré de su cuerpo al mío, acunándola entre mis
brazos. Con cuidado la agarré mientras volvía a subir a mi caballo.
—No dejes que me encuentren.
Sus suaves palabras suenan una y otra vez en mi cabeza. Dijo esas
palabras mientras se arrimaba más cerca de mí. Podía sentir sus labios en
mi cuello todo el viaje de regreso a mi casa. No fue un paseo fácil,
sosteniéndola así, pero me las apañé. No existía otra opción. Seguro
como el infierno que no iba a dejarla, aunque no hubiese una tormenta
sobre nosotros. La lluvia ya había comenzado a manar, y apenas la metí
en la casa y a mi caballo en el granero antes de que todo el infierno se
soltara.
No me encontraba seguro de qué hacer con ella al principio. Así
que hice lo único que pude pensar. Me ocupé de ella. La despojé de su
ropa mojada, haciendo lo mejor que pude para no mirarla, no importaba
lo mucho que quisiera. No podía dejar que se acostara con ellas, y no
entendía cómo quitarle el maldito vestido. Pero un buen tirón y la cosa se
rasgó justo por el medio. Lo saqué de ella y lo tiré al suelo antes de cubrirla
con la manta que mantenía al final de mi cama.
No se sentía como si tuviera fiebre cuando la revisé, y el corte en su 8
cabeza no era lo suficientemente profundo como para necesitar puntos
de sutura, no que pudiéramos ir a ninguna parte si necesitaba atención
médica. No con la tormenta furiosa como era. Además, no necesitaba ir
a ninguna parte. Me gustaba justo donde estaba.
Mientras la miro, no sé qué hacer por el momento además de estar
aquí. Parece una muñeca de porcelana en medio de mi gigantesca
cama. Nunca pensé que mi cama era grande hasta que estuvo en el
centro de ella, apenas ocupando cualquier espacio. Dios sabe cuánto
tiempo he estado parado aquí ya. Mi ropa mojada ya empieza a secarse.
Ella deja escapar un pequeño suspiro, sus gruesos labios se separan
una fracción antes de que su lengua rosada salga, mojándolos.
—Mierda —murmuro, cerrando los ojos y girando mi espalda hacia
ella.
Las cosas que estoy pensando mientras se halla inconsciente en mi
cama enviaría a un ángel corriendo. Si eso es lo que ella es. Sin embargo,
ni siquiera he visto sus ojos, no puedo dejar de pensar de qué color
podrían ser.
Sabiendo que necesito algo de espacio antes de que me
encuentre arrastrándome en la cama con ella, me acerco a mi cómoda
y empiezo a cavar alrededor por algún pantalón de pijama, o como se
llamen. Sé que alguien me consiguió uno para Navidad el año pasado.
Creo. Normalmente duermo desnudo, sin tener que preocuparme de que
alguien más esté cerca. Siempre estoy solo aquí a menos que mi hermana
Dolly aparezca para dejar algo.
No soy como el resto de mis hermanos, que dejan entrar a Dolly y
le permiten causar estragos en sus hogares. Bueno, tal vez permitir es un
poco fuerte, pero Dolly ha asumido el papel de nuestra madre con toda
la fuerza, desde que perdimos la nuestra años atrás. Si le permitiera a
Dolly, estaría aquí la mayoría de las noches dejando la cena y
haciéndome un millón de preguntas sobre un millón de cosas diferentes.
Por suerte para mí, la tormenta no dejará que nadie se acerque.
Todo el mundo pensaba que seguía posponiendo poner nueva grava en
el camino que conducía a mi casa porque no tenía tiempo. A decir
verdad, me gusta que sea un dolor en el culo llegar a mi casa. Tal vez
entonces la gente no vendría tanto.
No es que no ame a mis dos hermanos, Ty y Blake, e incluso a mi
entrometida hermanita, Dolly. Pero me gusta estar solo, o en la tierra. Esto
funciona para mí. No soy un hombre de muchas palabras. Digo lo que
hay que decir y eso es todo. Si quiero visitar, voy a visitar.
Pero desde que Ty fue y se casó y empezó por este camino
matrimonial, es como si todo el mundo estuviera presionando para que
el resto de nosotros lo hiciera, también. El matrimonio no es algo en lo que
haya pensado. Tengo suficiente para preocuparme la mayor parte del 9
tiempo. No estoy seguro de si soy apto para ser un marido, así que nunca
lo he intentado. Nunca tuve el deseo.
Pero ahora el sonido de una casa vacía no tiene ningún atractivo.
De hecho, estoy tratando de encontrar maneras de asegurarme de que
mi pequeña muñequita no intente escaparse de mí. No tengo ni idea de
lo que va a decir cuando se despierte, o lo rápido que intentará salir de
aquí.
Finalmente encontrando los pantalones, voy al baño. Me quito los
jeans mojados y la camisa antes de tirarlos al cesto y ponerme los
pantalones de dormir secos. Oigo un quejido de la otra habitación y salgo
como un rayo del baño para encontrar a mi pequeña muñeca
revolviéndose en la cama.
Me acerco a ella y trato de despertarla. Cuando llevo mi mano a
su cara para calmarla, deja de revolverse, e inclina su mejilla en mi mano
como si buscara mi consuelo. Su cuerpo se relaja en la cama, pero
cuando tiro mi mano lejos de ella, comienza a agitarse de nuevo hasta
que la devuelvo.
—Mierda —murmuro, sabiendo lo que voy a tener que hacer. Esta
va a ser la más dulce tortura que he sentido. Tirando de las mantas, me
deslizo en la cama a su lado, tirándola hacia mí. Ella se da la vuelta,
enterrando su rostro en mi cuello, y lanza una de sus piernas sobre mi
cadera, como si intentara acercarse lo más posible a mí. Me acuesto allí,
deseando que mi erección baje mientras el olor de los pétalos de rosa
llena mis pulmones. Me pregunto si la fragancia es de su tiempo en el
campo, o si naturalmente huele así de dulce.
Cuando sus labios tocan mi cuello, extiendo mi mano y agarro mi
polla, pellizcándola en la base tan dolorosamente como puedo
soportarlo. Estoy luchando contra mis pelotas mientras se preparan. Santa
mierda, voy a correrme.
—No me dejes —susurra contra mi cuello.
—Nunca —le digo, sabiendo que esas palabras siempre serán
ciertas.
Pero lo que ella no sabe es que tampoco me dejará.

10
M
e despierto con un cálido cuerpo bajo el mío, pánico y
miedo corriendo a través de mí. Creí que había escapado.
Lentamente, abro los ojos para encontrar mi rostro
acurrucado en el cuello de un hombre. Su piel es demasiado bronceada
y con barba para ser quien pensaba que era. Mientras retrocedo un
poco, mi respiración se contiene ante la vista del hombre contra el que
estoy pegada.
Su cabello castaño es corto, casi rapado, igualando la barba que
corre a lo largo de su dura mandíbula. Oscuras y largas pestañas 11
descansan sobre sus mejillas mientras duerme pacíficamente. Incluso en
el sueño se ve feroz y fuerte. Una pequeña cicatriz, de unos dos
centímetros de largo, corre a lo largo de su barbilla, y su nariz tiene un
pequeño bulto en ella, como si la hubiera roto. Parece un guerrero.
Alzo la mano, tocando el lugar donde me golpeé la cabeza,
preguntándome si también tendré una cicatriz. No pensaba cuando
corrí. Tal vez mi padre no creyó que iba a correr después de que golpeó
mi cabeza contra la nevera. Probablemente no fue inteligente que lo
hiciera, porque seguía mareada cuando agarré sus llaves del mostrador
de la cocina y me fui. Probablemente como me atasqué en el barro, no
debería haber estado manejando. Diablos, nunca conduje ni un día en
mi vida. Sólo he estado en un auto un puñado de veces. No sabía a
dónde iba. Solo conduje. Ni siquiera estoy segura de cuánto tiempo
estuve al volante.
¿Cómo llegué aquí? Recuerdo que el auto se atascó. Mi cabeza
palpitaba mientras salía del auto cuando me di cuenta de que no se
movía. Me sentía tan asustada de que me alcanzaran. No podía dejar
que me encontraran. No iba a hacer lo que querían. Viví bajo el control
de mi padre toda mi vida. Pensé que ayer iba a ser perfecto. Tenía
dieciocho años. Era libre de hacer lo que quería, sólo para descubrir que
mi padre tenía otros planes. Planes para ponerme bajo el control de otro
hombre.
Sin embargo, mirando a este tipo, todos mis miedos se desvanecen.
Es claro por como estoy acostada sobre él, mis piernas enredadas con las
suyas, que no estoy tratando de escapar. Tengo una mano cerrada
alrededor de su brazo, y parece que intenté cavar mi camino dentro de
él.
Recuesto mi cabeza de nuevo, disfrutando el momento, sintiendo
la comodidad de otra persona sin miedo unido a ello. Tal vez sea una
locura, o tal vez mi padre tenía razón. No sé cómo cuidarme. Mi sentido
de la auto-preservación es claramente deficiente porque me dejo
acostar sobre un hombre, un extraño, pero no me importa. No puedo
encontrar la voluntad para moverme. Sólo quiero quedarme aquí para
siempre y olvidar todo lo demás.
Siento que el hombre se mueve, y me aferro a él más fuerte. Deja
de moverse al instante y desliza una mano a través de mi mandíbula y en
mi cabello, acariciando lentamente de acá para allá en un movimiento
reconfortante. Me pregunto si piensa que estoy dormida. Dejo que mi
respiración se nivele, cerrando los ojos y sumergiéndome en su afecto.
—¿Qué voy a hacer contigo? —Lo oigo decir en voz baja.
Dejo de respirar ante sus palabras. Es algo que mi padre siempre
decía cuando hacía algo que no le gustaba, incluso algo tan pequeño
como hacer una cena insatisfactoria para él. Ya estoy arruinándolo, no 12
haciendo cosas como se supone que debo hacerlo.
El hombre rueda un poco, y me deslizo de él. Trato de agarrar un
asimiento para hundirme de nuevo en su cuerpo, y nuestros ojos se
bloquean. Profundos ojos azules, del color de las nubes de tormenta
cuando se encuentran con el sol poniente, vienen a los míos.
—Verde —susurra tan suavemente que casi no lo oigo. Sé que
habla de mis ojos. Es lo primero que todos notan acerca de mí. No son un
verde oscuro normal. Son brillantes, penetrantes. Se destacan contra la
palidez de mi piel y la oscuridad de mi cabello. No pasan desapercibidos.
—Mantenerme —digo, finalmente encontrando mis palabras y
contestando a su pregunta. Sus cejas se surcan en confusión.
—¿Mantenerte? —Sus ojos se dirigen a mis labios antes de volver a
los míos.
—Eso es lo que harás conmigo. Mantenerme —digo mientras me
siento, la manta cayendo. Se tambalea hacia atrás, cayendo de la cama
como si estuviera tratando de alejarse de mí. Extiendo la mano para
agarrarlo, pero él golpea el piso.
Se levanta, dándose la vuelta y dándome su amplia espalda, que
luce rasgada con músculos y líneas duras. Nunca antes había visto a un
hombre construido como él.
—Te traeré una camiseta —dice, su voz áspera y cruda mientras se
dirige a una cómoda.
Bajo la mirada para ver que estoy en nada más que mis bragas.
Saca una camiseta y se da la vuelta, deteniéndose en seco mientras sus
ojos vagan por mi cuerpo.
»La manta. —Asiente hacia ella, pero no hago ningún movimiento
para agarrarla.
Nunca he estado desnuda, o incluso parcialmente desnuda,
delante de un hombre antes. No soy tonta. Quizás ingenua en algunos
aspectos, pero sé lo que sucede entre un hombre y una mujer. Fue la
razón por la que hui de mi padre cuando trató de empujarme hacia otro
hombre. El pensamiento de eso entonces me enfermó, pero ahora mismo
estoy sintiendo algo completamente diferente.
Sacudo la cabeza y me extiendo por la camiseta en su mano,
deseando que vuelva a mí. Se lame los labios antes de dar los pasos para
cerrar la distancia entre nosotros. Tomo la camiseta de él, y sus ojos nunca
me dejan mientras la deslizo sobre mi cabeza.
—¿Ya mantienes a alguien aquí? —le pregunto, rompiendo el
silencio.
—Nadie más vive aquí —confirma, y el alivio inunda mi cuerpo.
—Así que, ¿puedo quedarme? —Me muevo hacia él, gateando
hacia un lado de la cama, deseando estar cerca de él otra vez, sentir la 13
comodidad de tenerlo a mi lado. Algo en él me hace sentir segura, y no
quiero perder esa seguridad.
—Sí. —La única palabra sale en un gruñido y hace que la piel de
gallina estalle en mi piel, enviando una deliciosa emoción por mi espina
dorsal. Entonces, su cara se pone seria—. ¿Hay alguien detrás de ti?
Asiento, no queriendo darle más.
»¿Me vas a decir quién?
—No —le digo, mirándolo a los ojos. No tengo ni idea de si conoce
a mi padre. Diablos, ni siquiera sé dónde estoy, y me gusta de esa
manera. No quiero saberlo. Simplemente quiero quedarme aquí. Eso me
parece bien. Nadie sabría dónde encontrarme.
—¿Es la ley?
—No estoy segura —admito. Sé que estoy huyendo de mi papá,
pero no estoy segura de la ley. Tomé su auto.
—De acuerdo —dijo—. ¿Al menos me vas a decir tu nombre?
—No quiero hacerlo. ¿Quizás podría inventar uno?
—Muñequita, nunca tienes que hacer nada que no quieras hacer
aquí. ¿Queda claro? —me dice, haciéndome sonreír.
—Me gusta ese nombre.
—Bueno, eso está bien, porque es como te he estado llamando
desde que te encontré. —Eso me hace sonreír aún más grande—. Soy
Trace.
—Me gusta ese nombre. —Le queda—. ¿Vas a decirle a alguien
que estoy aquí, Trace?
—No. —La palabra viene duro y rápido, como si no le gustara la
idea de que la gente también sepa que estoy aquí.
—¿Te acostarás conmigo? —pregunto, moviéndome para darle
espacio. Sólo quiero cerrar los ojos un poco más.
Mira hacia el lugar, respirando hondo como si estuviera debatiendo
la idea. Debería sentirme mal por ponerlo incómodo, pero no me importa.
Quiero que esté a mi lado.
»Por favor —digo, sabiendo que no me volveré a dormir sin él a mi
lado. Un fuerte trueno chasquea, haciéndome saltar, y antes de que lo
sepa estoy presionada contra él mientras me abraza fuertemente.
—Nada te tocará aquí. No tengas miedo —me dice. Me hundo de
nuevo en él, casi subiendo encima de él. Meto mi cara en su cuello
mientras mis piernas se enredan con las suyas.
—Promételo —susurro contra él.
14
—Más que prometer, muñequita. Nada te llevará de aquí. Nunca.
H
ay una historia en la radio sobre la policía en nuestra área
buscando a alguien. Me acerco a la radio y escucho. La
mujer que buscan se llama Addison Becket, y su paradero es
desconocido. A cualquier persona que tenga información sobre ella se le
pide que llame al sheriff local. Es una emisora de radio local que apenas
se capta aquí, así que estoy seguro de que no se transmite mucho.
Enojado, apago la radio, pensando que va a ser mejor si nos
quedamos adentro hoy hasta que podamos conseguir todo esto resuelto.
Se suponía que debía reunirme con el Sr. Benson en el pueblo con
15
algo de alimento esta mañana, pero me quedé en la cama con mi
pequeña muñequita tanto como ella quiso. Cuando finalmente se quedó
dormida, salí a hurtadillas para hacernos algo de comer. Mary-Jane dejó
un mensaje en mi celular diciendo que me hizo algunos pasteles, pero no
puedo irme ahora mismo. Lo juro, todo el mundo tiene la peor
sincronización.
Girando agarro la sartén y la pongo en la estufa para calentarla.
Un movimiento en la esquina de mi ojo llama mi atención, y miro para
verla de pie allí en mi camisa sonriéndome en el fondo de las escaleras
en la sala de estar.
Me acerco, y ella abre sus brazos, envolviéndolos alrededor de mi
cintura. Algo acerca de lo fácil que viene a mí me hace sentir tan
protector y posesivo de ella. Respiro su perfume de pétalos de rosa
mientras su suavidad se derrite contra mí.
—Oí un informe en la radio esta mañana. —Se pone rígida un poco
contra mí, pero sigo adelante—. Decía que una mujer llamada Addison
Becket es buscada para ser interrogada. Pero no dijeron que hubiera
desaparecido, o que estuviera en problemas.
Froto círculos cálidos en su espalda hasta que se relaja contra mí.
Sus pequeños dedos se clavan en mi espalda, y me inclino, besando la
parte superior de su cabeza.
»Me parece que si una jovencita quiere salir sola, debería ser más
que capaz de hacer eso. —Respiro hondo y cierro los ojos—. Debería
habértelo preguntado antes, pero, ¿eres legal, muñequita?
Sus brillantes ojos verdes me miran y sonríe. —Sí. Acabo de cumplir
dieciocho.
Dejo escapar un suspiro, agradecido de no tener que romper
ninguna ley para mantenerla aquí. Porque dejarla ir no es una opción.
—Bien. Entonces eres libre para quedarte aquí. —No digo “por todo
el tiempo que quieras”, porque soy un bastardo y no le voy a dar la
opción de elegir irse—. No es necesario involucrar a la policía.
Bajando, pongo mis manos alrededor de sus caderas y la levanto.
Envuelve sus piernas alrededor de mi cintura y sus brazos alrededor de mi
cuello mientras la llevo a la cocina. Siento su parte inferior en el mostrador
y salgo para dar la vuelta, pero se aferra más fuerte.
»¿Quieres que cocine mientras te aferras a mí? —pregunto. Sonrío
a cómo se aferra a mí. Hace palpitar mi polla. La quiero tanto, pero
necesito alimentarla.
—¿No puedes hacer ambos? —pregunta, y suelto una carcajada.
La sostengo allí por un momento, pasando mis dedos por su cabello
con una mano y acariciándola con la otra. Sus piernas permanecen 16
alrededor de mi cintura y sus manos van a mi pecho desnudo,
frotándome allí.
—Déjame alimentarte, muñequita. Necesitas comer.
Su estómago gruñe, y se ríe. —De acuerdo, podría tener un poco
de hambre.
Deja caer sus piernas, y tomo sus manos en las mías, besándolas
cada una antes de volver a la estufa. Siento que ella viene detrás de mí
y presiona su mejilla a mi espalda mientras preparo algo de comida. Sus
manos me rodean y descansan sobre mi estómago mientras trabajo. De
vez en cuando, siento sus cálidos labios en mi espalda, y mi polla se
retuerce. Bajo la mirada, viendo una carpa en el frente de mis pantalones
de pijama, pero realmente no puedo hacer nada para ocultarlo. Así que
lo ignoro por ahora y vuelvo a cocinar.
Sus dedos exploran mi estómago y mi pecho, trazando todas las
cuestas y curvas de mis músculos. Me siento más excitado con cada
toque, pero me encanta tenerla cerca de mí, aferrada a mí a cada paso.
Es como si dependiera de mí, y por cualquier razón eso me hace feliz.
Saber que soy lo que ella quiere, y soy el que tiene que mantenerla a
salvo.
Cuando termino de hacer el desayuno, sirvo nuestra comida,
acumulando la suya tan alta como la mía. Me acerco a la mesa,
sosteniendo nuestros platos mientras se aferra a mí por detrás. Los coloco
en un mantel y luego me doy la vuelta, trayéndola a mi frente. Ella baja
la mirada y ve el frente de mis pantalones de pijama, y miro cómo sus ojos
se abren. No estoy seguro de si es con entusiasmo, curiosidad o deseo.
De cualquier manera, me gusta que me esté mirando con hambre y no
con terror.
Nunca he estado con una mujer antes, pero he visto mi parte de
pornografía. Sé que mi pene es más grande que cualquier cosa que haya
visto en esos, así que estoy un poco preocupado por ver si encajamos. Mi
circunferencia solo nos va a dar problemas, por no hablar de la longitud.
Extiende su mano como si fuera a tocarme, y tomo su muñeca,
trayéndola a mis labios.
—Come primero, muñequita —digo, mientras se lame los labios.
Nada me encantaría más que alimentar con mi bestia de treinta
centímetros a su boca adolescente, pero quiero asegurarme de que se
alimenta de otras maneras primero.
La tiro en mi regazo y ella mueve su suave culo contra mi polla
hasta que se asienta entre sus cálidos muslos gruesos. Me estiro, metiendo
un mechón de cabello detrás de su oreja, y luego empiezo a alimentarla.
Le doy algunos bocados de comida antes de tomar uno para mí. Tararea
con aprobación en cada bocado, y decido que siempre quiero ese
sonido de ella. 17
»La tormenta fue bastante mala anoche. Necesito salir y revisar las
cercas, así que tendrás que venir conmigo. No quiero que estés más lejos
que un brazo de mí.
Sus ojos se iluminan en esto, y se abraza más en mí. —Eso suena
maravilloso.
—Bien. Me alegro de que estés de acuerdo. —Porque si no lo
hubiera estado, podría haber habido un problema—. Terminemos el
desayuno y luego veamos si puedo conseguirte algo para usar.
Asiente felizmente, moviéndose sobre mi polla, y yo apoyo un poco
la cabeza hacia atrás, tratando de respirar a través de ello. Quiero
correrme tan mal, pero estoy tratando de esperar. Es como si pudiera oír
mis pensamientos y quisiera empujarme por el borde, porque abre sus
piernas un poco y se mece contra ella.
»Muñequita. —Gruño y agarro sus caderas.
—Se siente bien. —Se sonroja e intenta moverse de nuevo.
Sus labios rosados y gruesos se abren un poco mientras jadea, y no
puedo soportarlo más. Me inclino hacia delante, colocando mis labios
sobre los suyos y sintiendo su suave boca en la mía. Se abre un poco más
de la sorpresa, y meto mi lengua, queriendo una parte de mí dentro de
ella, no importa lo pequeño que sea. Siento que se derrite bajo mi toque,
y empiezo a ser agresivo, queriendo más.
Rompiendo el beso, tomo una respiración profunda, nunca he
sentido algo tan fuerte en mi vida. La atracción hacia ella es irreal, y no
puedo dejar de quererla de la manera más básica y primitiva.
Se mueve sobre mi polla otra vez, y esta vez la dejo. Porque no
puedo negarle algo que disfruta. Puedo sentir el calor de su coño
cubierto con sus bragas a través de mi pijama mientras se frota contra mí.
La fricción provocadora es demasiado y ya no puedo contenerme. Mi
polla pulsa, y me corro, extendiendo la semilla caliente contra el material
de franela, mojando el frente de ellos.
—Oh, eso se sintió bien —dice extendiendo la mano y frota el lugar
caliente, húmedo, y casi me corro de nuevo de su toque inocente. Ella es
tan inocente, pero atrevida y curiosa al mismo tiempo.
Pongo mi mano sobre la suya y la mantengo allí, dejándola sentir
los latidos de mi polla mientras termino de chorrear. Ella se ve sin aliento,
y sé que probablemente también está sufriendo. Así que me acerco y
toco sus bragas, sintiendo el lugar húmedo que ha hecho allí.
—Déjame hacerte sentir bien, también, muñequita —le digo,
deseando que sienta el mismo placer que yo. Necesitándolo.
Empujando las bragas a un lado, deslizo mi meñique dentro de ella
y la siento apretar alrededor de él. Ella es tan pequeña, tengo un tiempo
difícil metiéndolo, pero se siente resbaladiza con la necesidad y lo hago 18
funcionar. Después de un segundo deslizo mi meñique y ella se queja.
»Shhh. Creo que puedes tomar algo más grande ahora. —Uso mi
dedo índice, sintiendo su estrechez otra vez, y toma un momento para
que se relaje y me deje entrar.
Su espalda está contra mi pecho y sus piernas se extienden a
medida que traigo mi otra mano alrededor para frotar su clítoris húmedo.
Sus grandes ojos verdes se abren de par en par con asombro y deseo. Se
siente tan resbaladiza con la necesidad, y su coño se abre para mi toque.
Ahora la estoy cogiendo con el dedo un poco más duro, tratando de
abrir su abertura más amplia, lo suficientemente ancho como para que
pueda tomar mi polla. No ahora mismo, pero pronto. Ella es mía, y quiero
hacer mi reclamo. No quiero que otro hombre olfatee detrás de ella y no
sea marcada.
—Trace. —Gime, y es dulce como la lluvia de verano.
—Eso es, muñequita. Esta es tu primera vez corriéndote, ¿verdad?
¿Tu primera vez permitiendo que un hombre de verdad te excite?
—Sí. —La palabra queda atrapada en un jadeo cuando pellizco su
clítoris.
—Quiero ser el primero en todo contigo. Quiero poseer tu primer
orgasmo. Hazlo en mi dedo para que pueda lamerlo para limpiarlo.
Déjame ver cómo sabe la corrida de un coño fresco.
Grita mi nombre mientras se tensa en mis brazos y una lluvia de
líquido caliente cubre mi mano. Sigo empujando dentro de ella, los
sonidos de humedad resuenan en mi cocina, y ella casi tira la casa a
gritos.
Me río mientras beso su cuello y luego saco mi dedo de su estrecho
canal. Me da pequeños impulsos mientras lo hago, y luego gimotea
cuando lo saco.
»No te preocupes, muñequita. Pronto estarás llena de nuevo. —
Lamo mi dedo, saboreando su dulzura almibarada, y gimo alrededor del
sabor—. Maldición, tienes buen sabor. Deberías probarlo.
Muevo mi dedo a su boca y lo presiono a sus labios. Ella se abre
lentamente, y luego su pequeña lengua rosada sale, saboreándose.
»¿Ves? Tan dulce y cremosa. Podría comer esto todo el día. Tal vez
una probada más.
Bajando la mano, empujo mi dedo de nuevo dentro de su
humedad y lo empujo dentro y fuera unas cuantas veces. Siento su
excitación construirse, pero quiero mi probada. Me retiro y lo llevo a mi
boca, probando su coño de nuevo. Una segunda vez no es suficiente, y
no sé si un millón más satisfaceria mi necesidad de ella.
»Vamos a vestirte, muñequita, antes de que te tome aquí y ahora 19
mismo. —Muevo sus bragas para cubrir su coño y lo acaricio una última
vez—. Creo que mi hermana tiene algo de ropa de repuesto aquí en la
que podrías entrar.
La recojo y la llevo de vuelta al dormitorio, pensando en lo mal que
quiero tenderla y probar su coño directamente desde la fuente.
D
eja caer el sombrero sobre mí y el mundo se vuelve negro, y
no puedo evitar reír mientras estoy de pie en su porche
trasero.
—No creo que esto me quede tampoco —le digo a través de mi
risa. Inclina la parte delantera del sombrero de vaquero hacia atrás hasta
que vuelve a la vista. Su rostro se ve dibujado en la preocupación.
—Tal vez debería revisar las cercas solo, o esperar otro día. —Puedo
ver el malestar por todo su cuerpo. Ha estado allí desde que salimos de
la casa. Puedo decir que no se siente cómodo de estar fuera conmigo.
20
No puedo decir que yo lo esté mucho tampoco, pero la emoción de ir
en un caballo con él sobrepasa mi miedo. Y estaré con él.
No me importa lo loco que suene, pero me siento segura con él,
una seguridad que nunca he sentido en mi vida antes. Quizás es porque
no he estado con mucha gente, pero él me trata de manera diferente.
No como los hombres de mi padre, que nunca me miraban. Y los que
miraban hacían que mi piel se erizara. Las miradas de Trace son
diferentes.
—No necesito un sombrero. —Voy a quitarme el sombrero de
vaquero y él me detiene.
—Tu piel se quemará. —Frota un pulgar a lo largo de mi mejilla, y
me inclino a su toque. No sabía que alguien tan grande como él pudiera
tocar con tanta suavidad.
Probablemente tiene razón. Mi piel es pálida por la falta de
exposición. Mi padre apenas me dejaba salir de la casa. No le gustaba
que vagara por donde no podía vigilarme.
—Está bien. —Inclino el sombrero hacia atrás un poco más—. Esto
funcionará. —Le sonrío sabiendo que me veo ridícula. Llevo un par de
viejos jeans que son demasiado largos en las piernas, y una camisa de
franela con mangas que cuelgan de mis manos. Son de su hermana, pero
me las arreglaré, y es mejor que nada. Por lo menos las botas de vaquero
encajan, por lo que fue una ventaja añadida. No tengo ropa interior ni
sujetador, pero realmente no me importa. Estoy emocionada solo de
estar aquí con Trace.
Él deja escapar una profunda respiración, y puedo decir que está
a punto de cambiar de opinión. Lo hizo dos veces adentro de la casa
mientras nos vestíamos.
»Nunca he montado un caballo antes. —Extiendo la mano y agarro
su brazo—. Siempre he tenido un poco de miedo a hacerlo, pero sé que
estaré a salvo contigo.
—Malditamente cierto, lo estarás. —Su tono es firme, como si no
debería ser una pregunta el estar a salvo con él—. No te muevas. Vuelvo
enseguida. —Se inclina, colocando un suave beso en mis labios, pero lo
agarro por su camisa negra, tirándolo más cerca. No puedo dejar de
hacer eso. Siempre siento que necesito tener una mano en él, como si
pudiera desaparecer en cualquier momento. Que si no lo mantengo lo
suficientemente cerca, me despertaré de este sueño y me encontraré de
nuevo en la casa de mi padre.
Mi boca se abre para él cuando su lengua se desliza en mi boca,
encontrando la mía y haciéndome gemir. Me encanta cuan cerca de él
me siento. No sé cuánto tiempo nos quedamos allí besándonos así, pero
cuando finalmente se retira, estoy sin aliento y mis labios se sienten bien
utilizados. Nos besamos como si estuviéramos diciendo adiós. Tal vez lo 21
era, porque sabía que estaba a punto de alejarse de mí.
»Ya vuelvo, muñequita. Dos minutos, lo prometo. —Se agacha,
recogiendo el sombrero de vaquero que cayó durante nuestro beso y lo
pone de nuevo en mi cabeza. Me aferro a él, no queriendo que se vaya.
»El granero está justo allí, y prometo que si gritas mi nombre te oiré
—me intenta tranquilizar.
»Te llevaría conmigo, pero si alguien se detiene en la entrada, te
verá. De esta manera conseguiré el caballo y lo traeré detrás de la casa
y no hay posibilidad de que te vean.
—¿La gente viene aquí mucho? —pregunto, sintiendo un pánico
creciente.
—Tengo dos hermanos y una hermana, y son conocidos por
aparecer de vez en cuando.
—Está bien —digo finalmente, dejándolo ir. Suavemente me agarra
la barbilla, haciéndome mirarlo.
—No sé de quién te sientes tan asustada, pero quienquiera que sea
tendrá que pasar sobre mí para llegar a ti.
—No creo que nada pueda pasar sobre ti —admito. Trace es
grande por todas partes, y mientras que siempre pensé que mi padre era
grande, ahora me doy cuenta de que era algo que creé en mi cabeza.
Mi padre no es nada comparado con Trace.
—Seguro que eres buena para mi ego —bromea, haciéndome reír
de nuevo.
He notado que lo he estado haciendo todo el día. Nunca me río.
Normalmente trato de no hacer ni un sonido con la esperanza de que me
olviden. Pero ahora parece que estoy tratando de absorber toda la
atención que puedo obtener de Trace.
Miro mientras se aleja corriendo hacia el granero, dejándome de
pie aquí. Miro alrededor al lado de la casa y el gran porche que rodea el
edificio. Su lugar es tan bonito, como algo salido de una revista. Es sencillo
en el interior, con unos cuantos dormitorios y baños. Hay una gran sala
familiar fuera de la cocina, y un gran porche en la parte trasera que da
a las colinas. Es como si hubiera imaginado el lugar más hermoso de la
tierra y me lo entregaran. Nunca he pensado en un futuro y tener un
hogar propio, pero este parece ser el tipo de lugar donde finalmente
podría encontrar la paz.
Más rápido de lo que creía posible, veo a Trace saliendo del
granero, un caballo tras él. Tiene a la yegua por lo que parece una correa
mientras hacen su camino hacia mí.
Ella es completamente blanca y parece algo de un cuento de
hadas.
—Es hermosa —le digo cuando se acercan. 22
—Se llama Snow. Es muy dulce y no nos dará ningún problema. —
Voy a bajar del porche, queriendo acariciarla, cuando tropiezo con las
botas que estoy usando y me enredo en mis propios pies. Trace me coge
antes de que pueda golpear el suelo y me jala en su cuerpo.
—Uups —digo, amando estar en sus brazos.
—No las necesitas, muñequita —dice, balanceándome y
poniéndome en el caballo. Me las quita y las pone en el porche—. Te
llevaré cuando no montemos.
—Tú llamándome muñequita empieza a sentirse más real a cada
segundo con la forma en la que me llevas así tan fácilmente.
—Acostúmbrate —dice mientras se balancea sobre el caballo
detrás de mí, tirando de mí para acurrucarme contra su pecho mientras
toma las riendas.
El caballo despega, y yo jadeo. Trace sostiene mi cadera,
dejándome saber que no voy a ninguna parte.
—Entonces, ¿qué estamos haciendo? —pregunto mientras el
sombrero de vaquero vuelve a caer de mi cabeza. Él lo atrapa y sonrío—
. Tú úsalo. Me recostaré en ti y me bloquearás el sol.
Gruñe, pero miro por encima de mi hombro mientras se desliza el
sombrero sobre su cabeza. Su mano vuelve a su lugar de descanso
alrededor de mi cintura. Me inclino hacia él.
—Siempre cabalgo en la línea norte de la cerca de Dolly para ella
después de una tormenta. Esperará que lo haga sin preguntar. Su tierra
corre contra la mía en el lado norte.
Me pongo rígida ante sus palabras.
»Relájate, muñequita, no te dejaré caer —dice, malinterpretando
mi reacción.
—¿Quién es Dolly? —presiono. Odio y me gusta esto. Me gusta que
esté tan dispuesto a ayudar a alguien, pero no me gusta que sea otra
mujer—. Dijiste que no tenías a nadie. —Repito sus palabras de antes, que
no tenía una chica que perteneciera a él.
La mano alrededor de mi cintura se aprieta. —Dolly es mi hermana
—dice, y alivio corre sobre mí—. Pero ahora tengo a alguien, ¿no?
Su pulgar roza de acá para allá sobre mi estómago.
—Sí. —Asiento mientras sus labios tocan mi cuello, enviando
escalofríos corriendo a través de mi piel, incluso en el calor de Texas—.
Entonces, Dolly es tu hermana, ¿y dijiste antes que tienes dos hermanos?
—pregunto, deseando saber más sobre él.
—Sí. Ty es el mayor y está casado con Mary-Jane. Luego viene
Blake, yo y Dolly. Todos tenemos tierras que nuestros padres nos dejaron.
23
—¿Se fueron?
—Sí, hace un tiempo. Todos somos muy cercanos. Sin embargo,
probablemente, soy el más distante de todos nosotros. Tiendo a
guardarme para mí. Me gusta la tranquilidad. Bueno, al menos pensé que
lo hacía —se corrige mientras montamos a lo largo de las líneas de la
cerca—. Estoy seguro de que no pasará mucho tiempo hasta que
aparezcan y pregunten qué estoy haciendo.
—¿Vas a contarles de mí?
—Nop. —La palabra salta rápidamente—. Me gusta tenerte para
mí mismo.
—También me gusta —admito. Es agradable. Siento que estamos
perdidos en nuestro pequeño mundo, y quiero quedarme aquí, sin pensar
en nada más.
»¿Qué haces con tu tierra? Mi padre cultiva principalmente maíz
para la alimentación y cría algunos cerdos. —Me pongo rígida, dándome
cuenta de lo que acabo de revelar. No sé si es algo que debería o no
debería decir. Todavía no estoy segura de lo lejos que llegué de la granja
de mi padre, pero tengo la sensación de que no era lo suficientemente
lejos. O tal vez lo era. La mayor parte de ayer sigue siendo confuso.
—No voy a indagar. Tú me das cosas cuando quieras. —Coloca
otro beso en mi cuello—. Tengo algunos animales aquí, pero no son de
ningún uso real. Tenemos petróleo. Vigilo las plataformas petrolíferas, pero
en realidad no necesitan mucha atención. Tenemos una compañía que
los trabaja, por lo que más o menos cuido de ellos. Me aseguro de que
nada grande suceda.
—Suena aburrido —admito, y siento que su cuerpo se estremece,
emitiendo una suave risa.
—¿Y qué harías si tuvieras una granja? —pregunta.
—Probablemente no mucho. Siempre he querido tener mi propio
huerto, quizás unos cuantos pollos e incluso una vaca. Me gusta la idea
de cocinar usando cosas que yo misma cultivo, o con lo que mis animales
me dan. Supongo que no soy más emocionante que tú —admito.
—Creo que suena bien. Sencillo y agradable. Realmente nunca
tendríamos que irnos, ¿verdad?
Me vuelvo a mirarlo, y él tiene uno de esos hoyuelos mostrándose
que sigo notando. Sin tener que preguntar, se inclina, tomando mi boca
en un beso. Es suave y lento, como si no tuviéramos lugar en el mundo
para estar. Nada más que nosotros importa en este pequeño mundo en
el que estamos.
—Creo que puedo vivir de esto —dice contra mi boca antes de
colocar otro beso en mis labios.
—No sabía que los besos podían ser tan buenos —digo, 24
lamiéndome los labios.
—No sabía que nada pudiera ser tan bueno.
Lo miro fijamente a los ojos, preguntándome cómo mi vida ha
cambiado tanto en tan poco tiempo.
»No digas una palabra, muñequita. —Trace coloca sus dedos en
mis labios en un gesto de silencio mientras su cabeza se levanta de la mía.
Me vuelvo para ver a dónde está mirando, pero no veo nada.
Se desliza del caballo, poniendo el dedo en su propia boca ahora
y dejándome saber que debo permanecer en silencio. Me mira directo a
los ojos y susurra—: No te muevas. Ya vuelvo. Promételo.
Articulo las palabras, todavía no queriendo hablar, preocupada
por lo que sucede, pero puedo decir por su cara que ahora no es el
momento de hacer una escena y agarrarlo como quiero. Lo veo saltar
por una valla y caminar a través de algunos arbustos altos.
Espero lo que se siente como una eternidad. Cuando finalmente lo
veo de nuevo, siento que puedo respirar. Se desliza sobre el caballo, y
ninguno de nosotros dice nada mientras despegamos. Esta vez cuando
el caballo se pone en marcha, se mueve más rápido que antes. Mantiene
un ritmo constante hasta llegar al porche trasero de la casa.
Trace salta y me ayuda a bajar, colocando mis pies descalzos en el
porche.
»Ve adentro. Iré en un momento. —Hago como dice, sin pronunciar
una sola palabra. Estoy preocupada por lo que pasó ahí fuera, y mi
mente corre. Ni siquiera dos segundos más tarde, Trace regresa a la casa
y todavía estoy de pie justo dentro de la puerta.
Trace me recoge y lo rodeo, realmente empezando a asustarme.
—¿Qué pasa? Empiezas a asustarme —digo en su cuello mientras
se sienta.
—Vi algunas luces parpadeando, así que fui a ir a ver. Era el sheriff.
—Retrocedo para mirarlo—. Había un auto atrapado en el borde de mi
tierra, y lo estaban sacando del barro, hablando de la chica
desaparecida llamada Addison, diciendo que lo robó.
—No lo robé. Sólo lo necesitaba por un segundo. Tenía que hacerlo.
Quería irme y él no me dejaba. No tenía la intención de robarlo. —Mis ojos
comienzan a arder, y sé que las lágrimas empiezan a llegar. No quiero
llorar. Ni siquiera he pensado en llorar desde que llegué. La sensación era
agradable.
—Silencio, muñequita. No me importa si lo hiciste o no robaste
nada. Sólo quería que te alejaras de allí. No quería que ninguno de ellos
te viera.
—¿Voy a meterte en problemas? —pregunto, sabiendo que 25
probablemente mintió por mí.
—La única persona que va a estar en problemas es quien te hizo
correr.
S
ostengo a Addison en mi regazo por un largo tiempo,
acariciando su cabello y escuchando sus latidos. En un
momento pensé que tal vez se quedó dormida, y no me moví
porque no quería despertarla.
Hay un golpe en la puerta, y ella se sobresalta en mi regazo,
aferrándose a mí. Puedo ver el terror en sus ojos, y sostengo su cara en
mis manos para tratar de calmarla.
—Ve al dormitorio. Me desharé de quien sea. Lo prometo. Nada te
va a pasar. ¿Si?
26
Mira a la puerta y luego me mira, mordiéndose el labio. Después de
un momento de vacilación, hace lo que le pido, y estoy de pie en la sala
de estar, observándola hasta que veo la puerta de mi dormitorio cerrarse.
Me acerco a la puerta principal y miro por la pequeña ventana a
un lado y ruedo los ojos. Abro la puerta principal y miro a mi hermano
Blake.
»¿Que? —digo. No tengo tiempo para las sutilezas.
—Te perdiste una reunión esta mañana, y Dolly dijo que no
recogiste tus pasteles de MJ. ¿Estás bien?
—Estoy bien, Blake. No recibí los mensajes, y he estado montando
las cercas.
Parece que no quiere estar aquí tanto como yo no lo quiero aquí.
Asiente, sin necesidad de otra explicación, y se despide. —Suena bien. Te
dejaré en paz.
Se va mucho más rápido de lo que hubiera pensado. Normalmente
mi familia quiere husmear y quedarse un rato. Pero él yéndose tan pronto
es un regalo que no voy a rechazar.
Cerrando la puerta, me doy cuenta de que se ha oscurecido. Es
probablemente cerca de la hora de cenar. Regreso al dormitorio y
encuentro a Addison sentada en el borde de la cama.
—Todo está bien, muñequita. Sólo era mi hermano Blake
deteniéndose para ver cómo me encontraba. —Salta de la cama y corre
hacia mí, y la levanto para sostenerla en mis brazos—. Dios, me encanta
cómo vienes a mí.
Se ríe y coloca un suave beso en mi cuello.
»¿Quieres algo de comer? —Tengo hambre de otras cosas, pero
quiero asegurarme de que esté bien cuidada.
—Mientras pueda sentarme otra vez contigo. —Sus mejillas se tiñen
escarlata, y la estrecho contra mí, pensando en lo que hicimos esta
mañana.
Colocando mis labios en los suyos, la beso lentamente al principio
y luego lo hago más profundo. Tomo el control, barriendo mi lengua en
su boca, y ella gime cuando lo hago. Agarro su culo con ambas manos,
meciéndola contra mí. La cresta dura de mi polla se anida entre nosotros
mientras se mueve de arriba abajo.
—Muñequita. —Gruño cuando su boca se mueve a mi cuello. Me
lame allí, y entonces sus dientes rozan el punto sensible debajo de mi oído.
Es suficiente para romper mi control, y la tengo clavada en la cama
debajo de mí en medio segundo. Ella deja escapar un suspiro y una risita
mientras alcanzo entre nosotros a sus jeans. 27
»Necesito otra probada de ti, y no lo quiero de mis dedos. Déjame
probar ese coño apenas legal con mi boca esta vez.
Gime y levanta sus caderas, ayudándome a sacarle los jeans.
Observo cómo sus manos van a la franela de botones, deshaciéndola y
exponiendo sus pechos desnudos a mí. Se deja la camisa, sólo abriendo
el frente.
Empiezo por debajo de su cuello, pasando mi palma entre sus
pechos, hasta su coño desnudo. Ella extiende sus piernas, mostrándome
sus pliegues mojados, y se lame los labios mientras inhalo el olor de ella.
—Trace. —Gime mientras me alcanza.
Entrelazo mis dedos con los suyos, y nos sostenemos la mirada
mientras mi boca se cierra sobre su coño. Tengo que romper el contacto
cuando cierro los ojos, gimiendo de deseo a su sabor. Es incluso mejor
que cuando la probé la última vez. Es más delicioso de lo que podría
haber imaginado.
Nunca he hecho esto antes, pero escucho sus sonidos y siento su
cuerpo mientras lamo su clítoris y trabajo mi dedo dentro de ella. Estoy
tan absorto en su coño que me toma un momento darme cuenta de que
el frente de mis jeans está húmedo. Debo haberme corrido cuando la
probé por primera vez, pero no recuerdo que sucediera. Me hallaba
demasiado perdido en su cuerpo para preocuparme por mis propias
necesidades.
Deslizando un segundo dedo dentro de ella, trato de ser amable
mientras la estiro, preparándola para mi polla. Tal vez no lo esté
consiguiendo en este mismo momento, pero pronto lo conseguirá. Y
cuando lo haga, quiero poder encajar tanto como pueda.
Con mi mano libre, desabrocho mis jeans y dejo mi polla fuera de
sus restricciones. El pegajoso semen sobre mí no es indicación de alivio
porque sigue dura como una roca y en una sombra enojada de rojo. No
la toco, solo la dejo colgar allí completamente dura y señalándola, su
claro objetivo deseado.
Después de eso, me acerco y ahueco su pecho, luego me muevo
hacia delante y hacia atrás entre ellos, pellizcando cada pezón. Se
retuerce en la cama mientras hago todo lo posible para aumentar su
excitación y darle el mejor orgasmo posible. Esta vez cuando se venga,
lo quiero en mi boca para que pueda comer su placer. Devorarlo en mi
cuerpo.
Chupo su clítoris, y sus piernas se aprietan alrededor de mi cara
mientras su espalda se arquea fuera de la cama. Mantengo los dedos
dentro de su coño, fuertes y firmes mientras follo dentro y fuera de ella, mi
boca cubriendo su clítoris. Pellizco su pezón y curvo mis dedos hasta su
punto dulce dentro, y luego explota.
Grita, no con miedo, sino con absoluta pasión. No se retiene 28
mientras su orgasmo toma el control de su cuerpo y es una esclava de mi
toque. No cambio la presión mientras la trabajo cada vez más alto hasta
que se desploma sobre la cama.
Lentamente, amo su coño, dándole pequeños besos y toques
mientras saco mis dedos y muevo mi lengua a su entrada, pruebo su
venida y la lamo para limpiarla. Gimo ante la dulzura de su orgasmo,
frotando mi nariz y barbilla contra ella. Queriendo cubrir cada parte de
mi cara en su miel.
—Trace. —Respira y se estira por mí.
A regañadientes, me aparto de su coño y subo por su cuerpo,
besando sus curvas por el camino así no pierdo ni una pulgada de ella.
Mi polla se encuentra dura y gruesa entre nosotros, y tengo que
mantener las caderas hacia atrás para que no encuentre su calor. Si mi
polla toca su humedad, no podré detenerme de empujar dentro. Y sé
que la punta no será suficiente. Tendré que tomar una pulgada, luego
otra y luego otra. No estará satisfecha hasta que esté metida hasta las
bolas en ese coño virgen y lo use.
—Voy a ir a la cocina a buscarte algo para comer, muñequita. Me
has alimentado, ahora déjame alimentarte.
Cierra los ojos y sonríe, completamente saciada. Le doy a sus labios
un pequeño beso antes de levantarme de la cama y mirarla. Es tan
hermosa en mi cama, y mi corazón muere por arrastrarse de nuevo
encima de ella, su pequeño cuerpo desnudo con todas sus curvas en
plena exhibición para mí. Sus piernas todavía se extienden de par en par,
y puedo ver su humedad brillar en sus muslos.
Después de un segundo de mirar fijamente, me doy cuenta de que
no puedo simplemente irme así. Así que extiendo la mano y acaricio mi
polla mirándola. Sus ojos siguen cerrados, y su respiración es uniforme. Se
ha quedado dormida después del orgasmo que le di, y luce como un
ángel.
Semen gotea de mi polla con cada golpe de mi puño, y después
de algunos tirones duros, me corro. Largos chorros salen y caen sobre su
vientre suave. Tan pronto como la gruesa corriente la golpea, sus ojos se
abren y me mira. La vista de sus brillantes ojos verdes me tiene
corriéndome de nuevo, otra ola de mi crema se dispara de mi polla para
cubrir sus muslos gruesos y coño.
Gruño lo último de ello, agitando mi polla y dejando caer las últimas
gotas sobre ella. Debería haberme hecho esperar, pero ver mi semen
sobre ella es suficiente para saciar a mi bestia, para aguantar durante un
poco más de tiempo antes de que la haga completamente mía.

29
—¿Q ué haces?
Levanto la mirada para ver a Trace apoyado en
el marco de la puerta mirándome mientras me
siento en el piso de su dormitorio. Su gran cuerpo ocupa la mayor parte
del espacio en la puerta, y tiene una sonrisa torcida en sus labios mientras
me mira.
—Solo hacía algo para usar. Espero que no te importe. —Sostengo
un pedazo de la sábana azul oscura que corté.
30
—Puedes hacer lo que quieras por aquí, muñequita —dice. Sonrío
a eso.
Sabía que no le importaría que cortara la sábana. Trace no se
enoja con nada de lo que hago. Es bueno no tener que preocuparse por
cada paso que daba. Siempre trataba de pasar desapercibida, pero
con Trace no es así. De hecho, siempre estoy tratando de llamar su
atención.
—¿Pensé que tenías cosas que hacer? —pregunto mientras corto
el extremo del hilo y lo amarro. Dijo que tenía algunas cosas que
necesitaba cuidar en el granero, pero sólo se fue unos treinta minutos.
—No me gusta estar lejos de ti durante demasiado tiempo. —Lo
miro de nuevo y veo que ha entrado un paso en la habitación.
Moviéndose más cerca de mí.
—No me gusta estar lejos de ti tampoco, pero sé que tienes cosas
que hacer. Además, realmente no tengo nada que vestir para ir contigo.
—Es por eso que no fui al granero con él.
Su hermana sólo dejó dos piezas de ropa aquí, y las dos estaban
sucias. Gracias a Trace. Siento que me sonrojo recordándolo.
—Te pedí algunas cosas. Deberían estar aquí mañana.
—¿Me compraste cosas cuando estuviste en el granero? —
pregunto, incapaz de ocultar mi sorpresa.
—No, anoche cuando dormías. Lo hice en mi computadora. Lo
pedí por entrega inmediata, y si no te gusta lo que conseguí, puedes
devolverlo y conseguir otra cosa.
—Estoy segura de que es perfecto. —No me importa si es una bolsa
de papel, la usaré si la consiguió para mí. Ni siquiera puedo recordar la
última vez que me puse ropa nueva. Las mías eran todas un poco
pequeñas porque mi padre nunca me conseguía nada nuevo. Recibir
algo era raro, así que aprendí cómo hacer las mías propias.
—Voy a extrañar verte en mi ropa —dice, mirándome en una de
sus camisas de gran tamaño. Casi podría ser un vestido.
Levanto la mano para que me ayude a salir del suelo, pero se
agacha, poniendo sus manos bajo mis brazos y levantándome. Me pone
de pie y besa la parte superior de mi cabeza.
—Realmente me gusta dormir en tus camisas, así que arreglarás los
tuyos entonces.
—Cambié de opinión. Odio verte en mi ropa. Tendrás que dormir
en nada.
Sacudiendo la cabeza, tiro de la camisa que tengo ahora sobre mi
cabeza y la tiro al suelo. Estoy desnuda ante él. Sus ojos vagan por encima
de mí, yendo directamente a mis pechos, e intenta agarrarme, pero salto 31
hacia atrás.
—Vamos a ver si encaja. —Me agacho y recojo el vestido
provisional. Sé que si lo dejo poner sus manos sobre mí, no voy a estar
probándome el vestido en cualquier momento pronto.
—Permíteme —dice, extendiéndose y tomándolo de mis manos—.
Brazos arriba.
Hago lo que él dice, y me desliza el vestido por mis brazos y por
encima de mi cabeza. Una vez que lo coloca en su lugar, miro hacia él
con ojos esperanzados sólo para ver que luce enojado.
—No saldrás de la casa en eso. —Gruñe. Bajo la mirada al vestido.
Cosí pequeñas muescas para meter el material en la cintura y para hacer
el ajuste superior más apretado. El fondo se ensancha un poco, pero sé
el problema. Lo corté demasiado corto.
—¿No te gusta? —pregunto, haciendo un pequeño giro que hace
que el vestido se levante. Los ojos de Trace van directamente a mi sexo.
Se lame los labios, y sé lo que piensa. Es algo que ha estado
haciéndome bastante constantemente desde ayer. Le encanta besar
entre mis piernas. Lo ha hecho cuatro veces en las últimas veinticuatro
horas. Podría acostarme en la cama para siempre y dejar que me hiciera
eso. Eso es lo que hice esta mañana hasta que me sacó de la cama
diciendo que tenía que comer.
—Oh, voy a jodidamente amarlo cuando esté en el suelo junto a
mi camisa. —Gruñe de nuevo, y luego se lanza hacia mí. Grito,
esquivando su agarre—. ¿Quieres jugar? —Levanta una ceja mientras
empiezo lentamente a retroceder más lejos de él.
—Tal vez —provoco.
—Muñequita, sabes que te voy a atrapar.
—Pero, ¿qué vas a hacerme cuando lo hagas? —Me lamo los
labios pensando en probarlo. Sobre él haciéndome probarlo cuando me
atrape. Mi respiración se levanta solo de pensar en ello. Una emoción
deliciosa va directo a mi núcleo.
Él gruñe de nuevo, y esta vez realmente viene por mí. Salto a la
cama y corro hacia el otro lado. Pone ambas manos en la cama,
inclinándose un poco sobre ella. —La probabilidad de que ese vestido lo
logre cuando ponga mis manos sobre ti baja cada segundo que me
toma atraparte.
—¿Este vestido? —Giro de nuevo, el vestido revoloteando
alrededor de la parte superior de mis muslos mientras se lanza hacia mí.
Grito, corriendo a través de la puerta del dormitorio, hacia el pasillo, y
bajando las escaleras. Puedo oírlo detrás de mí mientras corro tan rápido
como puedo a través de la sala de estar hacia la cocina, dirigiéndome
directamente hacia la puerta trasera. 32
Oigo un ruidoso golpe y sé que probablemente sólo saltó por las
escaleras. Abriendo la puerta trasera, salgo de la casa riendo y corriendo
directamente hacia alguien. Las manos vienen a mis hombros,
deteniéndome de caer sobre mi culo.
—¿Qué diablos? —dice el hombre. Mi mirada viaja hacia arriba y
aterriza en un hombre que parece estar cerca de la edad de Trace, pero
no es tan grande como él. Tiene ojos marrones que coinciden
perfectamente con su cabello. Una sonrisa tira de sus labios, pero no
hace ningún movimiento para dejarme ir. Sólo lo miro fijamente en estado
de shock.
—Déjala ir. —Trace ni siquiera le da tiempo para hacer lo que él
exige mientras me saca del asimiento del otro hombre. Me pone detrás
de él para que el hombre no pueda verme. Todo lo que puedo ver es la
amplia espalda de Trace.
—Joder, Trace, no sabía que tenías una chica aquí. Diablos, no
sabía que alguna vez tenías a alguien aquí —dice el hombre misterioso.
—Cuida tu jodida boca delante de ella.
—Eso no tiene ni pizca de sentido. Tú también acabas de soltar la
bomba con J. —Puedo oír la risa en la voz del otro hombre, pero no
parece estar ayudando a calmar a Trace. Puedo ver la tensión irradiar a
través de su cuerpo.
—Diré lo que jodidamente quiera delante de mi mujer. Tú, por otra
parte, no tienes esa libertad. —Muerde Trace. Alzo la mano, colocando
mis manos sobre su espalda, dejando que mis dedos froten pequeños
círculos. Se inclina hacia ello un poco, como si tratara de obtener mi
contacto más profundo en él.
—Como sea hombre. Me preguntaba si podía salir a pescar en tu
estanque, pero creo que he cambiado de opinión.
Me inclino un poco hacia el lado, sacando mi cabeza por detrás
de Trace. Los ojos del hombre vienen a los míos, pero Trace mueve su
cuerpo, bloqueando el mío de nuevo.
—Ni siquiera la mires. De hecho, finge que ella no existe. —Sus
palabras se dicen con un borde duro.
—Muy bien, hombre. Te veré por ahí —dice el hombre. Trace no
dice adiós. Sólo se vuelve y me recoge, llevándome dentro. Envuelvo mis
piernas alrededor de él. Cierra la puerta de una patada, volteando la
cerradura.
Me pregunto si el hombre dirá algo acerca de verme. Me aferro a
Trace con más fuerza cuando pienso en alguien viniendo aquí
buscándome. ¿Qué pasará una vez que descubran que estoy aquí? No
creo que pueda permanecer oculta para siempre. Tendrá que salir tarde
o temprano, y no puedo mantener a Trace encerrado conmigo sin 33
importar cuánto desearía poder. Me gusta este pequeño mundo en el
que hemos estado viviendo, solo nosotros dos.
—Te atrapé —dice, su tono juguetón ahora. El borde mortal que
tenía cuando nos hallábamos en el porche se ha ido. Mordisqueo su
cuello.
—Siento que yo te atrapé —digo contra su cuello antes de darle
una pequeña mordida—. ¿Puedo probarte como siempre estás
probándome? —La mano en mi culo se aprieta ante mis palabras.
—Maldito infierno —dice Trace con un tono exasperado.
Vuelvo la cabeza hacia la puerta principal. Un auto está
estacionándose. Trace camina hacia la isla de la cocina y me sienta
sobre ella.
—No te muevas —dice antes de colocar un beso en la parte
superior de mi cabeza y avanzar hacia la puerta principal—. Es sólo mi
hermano de nuevo. Quédate ahí, muñequita.
Trace sale por la puerta principal, cerrándola detrás de él. Duro
alrededor de un segundo antes de bajar de la isla de la cocina y avanzar
hacia una de las ventanas para mirar hacia fuera. El hombre casi me ve,
sus ojos vienen directo a los míos, y salto hacia atrás, dejando que la
cortina caiga en su lugar.
Sí, es sólo cuestión de tiempo antes de que salga la noticia de que
estoy aquí. Temo lo que eso significa y lo que cambiará cuando llegue
ese día.

34
E
stoy sorprendido por lo fácil que Blake se va. Pensé que habría
más de una pelea, pero algo en sus ojos dice lo contrario. En
algún lugar en el fondo de mi mente, me pregunto si entiende
la forma en que me siento más de lo que me doy cuenta, y hago una
nota para preguntarle sobre ello la próxima vez que lo vea.
Puedo estar actuando distante a mi familia, pero siempre he sido el
menos social de nuestro grupo. Soy el más tranquilo y por lo general soy
reservado, pero a ellos nunca les ha importado mucho. Los amo a todos,
y somos cercanos, pero disfruto del silencio. Bueno, lo hacía hasta que 35
llegó Addison. Ahora todo lo que quiero es su risa llenando mi casa y el
sonido de su voz ocupando espacio a mí alrededor.
Puede que no parezca un gran cambio, pero para mí es enorme.
Querer compartir mi espacio y mi tiempo con alguien es significativo. No
es que no quiera hacer eso con mi familia, es sólo que prefiero la soledad
de mi lugar aquí. Pero ahora que he tenido a mi muñequita en ella, no
creo que alguna vez vaya a dejar que vuelva a la forma en que era
antes.
Cuando vuelvo a entrar, veo a Addison en la cocina, de pie tan
dulcemente con los brazos detrás de su espalda. Vacila durante medio
segundo, luego corre hacia mí. La levanto en mis brazos, y sus piernas van
alrededor de mi cintura.
—Dios, te amo —digo, enterrando mi cara en su cabello. Ella se
tensa en mis brazos, y sonrío—. Puede que apenas lo haya dicho, pero lo
he sentido desde el momento en que te vi.
—Yo también te amo. —Retrocede para mirarme. Sus ojos son tan
brillantes y grandes—. Te amo tanto, Trace. No quiero separarme jamás.
—Nunca lo harás, muñequita. —Agarro su culo firmemente—. Creo
que es hora de que tenga algo en ti que te ate a mí. Permanentemente.
Deseo chispea en sus ojos mientras aprieta sus piernas alrededor de
mí. Le doy una mirada dura y se muerde el labio, luego asiente con la
cabeza. La llevo al dormitorio, acostándola y agarrando el borde de su
nuevo vestido. Con un pequeño tirón queda rasgado por el frente y ella
se halla completamente expuesta a mí. Sus tetas y su coño en exhibición,
todo expuesto para que lo tome.
—Uups —digo y le doy una sonrisa maliciosa.
Ella jadea y empieza a decir algo, pero me sumerjo entre sus
piernas y cubro su coño con mi boca. Sus protestas se convierten en un
gemido mientras como su coño y se corre para mí.
Addison puede ser virgen, pero se viene con sólo un toque. Su
cuerpo está muy apretado por unos pocas lamidas, y luego siento su
primer orgasmo comenzar. La como un poco más, queriendo otro en mi
boca, chupando su clítoris hasta que me lo da.
Luce deshecha mientras me levanto y me quito la ropa. Luego me
muevo entre sus piernas. Mi gran polla se halla en su pequeña abertura,
y sostengo la punta allí, esperando. Presiono dentro una pulgada de
modo que sólo el bulbo redondo de mi cabeza está dentro de ella. Corro
mi mano arriba y abajo de mi eje, masturbando con la punta de mi polla
en su coño.
—Trace. —Gime y se menea debajo de mí, tratando de tomar más.
—Espera, muñequita. Quiero lubricarte primero. No me estoy
retirando, y quiero asegurarme de que te encuentras lo suficientemente 36
resbaladiza como para tomarme.
Sus caderas se elevan de nuevo, y tengo que usar mi otra mano
para estabilizarla mientras me masturbo. Siento el espeso semen
acumulándose en mis bolas, y quiero asegurarme de darle una carga
grande esta primera vez así hay mucho de mí dentro de ella.
—Te voy a llenar tan profundo, no hay forma de que no quedes
embarazada. Vas a ser mi pequeño pastelito, te voy a llenar con tanta
crema.
Su risa se convierte en un gemido mientras gruño mi liberación
dentro de ella. Me corro duro, pero no es suficiente como para ablandar
mi polla. Quiere todo su coño, y no descansará hasta que lo tenga.
Incluso entonces, seguirá pidiendo más.
»Nunca he hecho esto antes, bebé, así que voy a tratar de
aguantar todo el tiempo que pueda. Pero tengo la sensación de que una
vez que esté dentro de ti, no duraré mucho.
—Te amo, Trace —dice, y me inclino para besarle los labios.
Todavía puedo probar su dulce coño en mis labios, y poco a poco
trabajo mi grosor dentro de ella, sintiendo el deslizamiento fácil gracias a
su corrida y la mía. Ella no se estremece mucho cuando rompo su himen.
He estado trabajando en él cada vez que la he comido para que sea
agradable y suave para mi polla.
—Yo también te amo, Addison —susurro mientras coloco mi frente
en la suya.
Finalmente, soy capaz de empujar todo el camino en ella,
llenándola hasta la raíz mientras mis bolas presionan contra su culo. Sin
embargo, me quedo dentro de ella, no queriendo dejar su agarre
caliente. Es tan apretada que es casi cegador, y es mejor que cualquier
cosa con la que podría haber soñado.
Yo no era virgen porque me estuviera guardando, simplemente
nunca pensé en ello. Hasta que Addison apareció y cambió todo eso.
Me despertó de algún tipo de trance, y mi polla no ha bajado desde
entonces.
Su canal húmedo pulsa alrededor de mi eje rígido, y ella gimotea
por más.
—Aún no —digo a través de dientes apretados.
Alcanzando entre nosotros, rasgueo su clítoris con mi pulgar
mientras dejo escapar un aliento y me corro dentro de ella otra vez. El
palpitar de mi polla y el toque a su lugar más sensible la tiene gritando mi
nombre y sus piernas enloqueciendo. Ella trata de apretarme un segundo
y luego salir de la cama el siguiente, pero su orgasmo es música para mis
oídos mientras la reclamo y la hago mía.
37
Llenándola con toda mi semilla, finalmente me relajo una fracción,
recuperando mi aliento. No he sacado ni un centímetro y ya le he dado
dos cargas.
—Más —dice entrecortadamente mientras gira sus caderas.
—Te daré todo lo que puedas manejar y más, muñequita.
Me retiro y alcanzo detrás de mí, tomando mi cinturón del suelo.
Gruño ante la pérdida de su calor alrededor de mi polla, pero quiero
quedarme en ella más tiempo esta vez, y tengo que ponerla en la
posición correcta para hacerlo.
Una vez que tengo lo que necesito, agarro sus caderas y la volteo,
levantando su culo en el aire.
—Agarra la cabecera y separa las rodillas. Quiero montarte,
muñequita.
Veo su coño gotear con semen mientras se ríe un poco y hace lo
que digo. Llevo mi cinturón alrededor de su cintura, abrochándolo en la
espalda para poder agarrarlo. Alineo mi polla con su abertura, y empujo
lentamente, llegando tan profundo como puedo. Con ambas manos
agarro el cinturón alrededor de su cintura y tiro de ella más apretado a
mí para que no haya ni un milímetro de distancia entre mi polla y su coño.
Quiero que consiga todo de mí.
»Joder, te sientes tan bien —digo a través de dientes apretados
mientras la balanceo hacia delante y luego la tiro de vuelta contra mi
grosor—. Te amo tanto, muñequita. Tu coño es tan bonito y perfecto. Me
tomas tan fácil.
La sensación del cinturón en mis manos es áspera, pero lo agarro
con más fuerza a medida que la reboto dentro y fuera.
—Trace —Gime—, más duro.
—Cualquier cosa que quieras, dulce chica —digo con una
pequeña risa en mi voz. Si su coño quiere que yo lo posea, voy a marcar
mi maldito nombre en él.
Esta vez cuando la retiro, ella gruñe y lo sigue con una súplica
profunda por más. Pero sólo toma unos cuantos empujones duros y ella
se está corriendo. Su coño aprieta alrededor de mi polla, y no puedo
contenerme más
Toco fondo dentro de ella, sintiendo el peso de mi semen inundar
su coño y empezar a salir por los lados. Utilizo mis dedos para agarrar mi
polla alrededor de la base para evitar que salga más. Luego aprieto mis
bolas para asegurarme de que puse cada gota que podía dentro de ella.
Quiero embarazarla antes de que acabe la noche. No sólo para hacerla
mía, sino para asegurarme de que nadie pueda quitármela.
Sus piernas tiemblan mientras baja, y levanto suavemente sus
caderas y nos hago rodar de lado sin salirme. 38
Ella tararea y contonea su espalda a mi frente mientras envuelvo
mis brazos alrededor de ella y lanzo una de mis piernas sobre las suyas.
—¿Deberías quitar el cinturón? —murmura soñolienta.
Sonrío y beso la parte superior de su cabeza. —No, muñequita. Voy
a tomarte toda la noche y no salir ni una vez. A veces estarás demasiado
débil para arrodillarte, así que eso me ayudará a hacerte el amor si te
sientes demasiado cansada. Pero todavía me dejarás tomarte, ¿verdad?
Me dejarás darte un bebé.
Corro mi nariz a lo largo de la concha de su oreja, y ella se aprieta
a mi alrededor.
—Sí, Trace. —Respira y pasa sus dedos por mi cabello.
—Puedes dormir si quieres, pero te tomaré toda la noche, pase lo
que pase. No puedo resistirme a ti, y no quiero intentarlo.
Beso su cuello, pensando en cómo su coño gotea conmigo. Y antes
de darle una oportunidad de responder, la estoy volviendo y agarrando
el cinturón de nuevo. Ella va a conseguir un paseo largo de mí esta
noche, y ya que sus piernas se separan más amplio así puedo tomarla
más profunda, sonrío. Mi muñequita también lo quiere.
T
race empuja mi cabello fuera de mi cara y me mira. Hemos
estado en la cama todo el día. Incluso tomamos el desayuno
aquí. No tenía muchas ganas de moverme. Mi cuerpo duele
deliciosamente, y estoy saboreando la sensación de ser bien amada.
Nunca he sido tan apreciada en toda mi vida. Nunca he sentido
que significara tanto para alguien. Así es como Trace me hace sentir.
Nada parece importarle excepto yo. Se ha perdido en este pequeño
mundo que hemos hecho juntos. No me importa lo rápido que esto es,
estoy aferrándome a la única dulzura que he conocido y nunca 39
dejándolo ir.
—No quiero empujarte a hacer nada que no quieras, muñequita,
pero después de lo que hemos compartido en las últimas veinticuatro
horas, esperaba que estuvieras dispuesta a abrirte a mí un poco más —
dice suavemente, su mano deslizándose por mi lado para descansar en
mi cadera. Estoy frente a él, acabo de despertar una vez más.
Nos quedamos dormidos después de los episodios de sexo. Una vez
incluso me desperté con él dentro de mí. Ya empezaba a correrme antes
de que supiera lo que sucedía. Luego me hizo correrme de nuevo para
compensar la parte faltante del orgasmo. Trace parecía tan desprovisto
de atención como yo, pero creo que el suyo era un caso de no quererlo
nunca y ahora que lo hace, no puede tener suficiente.
—No es terrible, de verdad —medio miento. No era como si me
golpearan todos los días o algo así. Más abandonada que nada. Pero
estar aquí con Trace me hace sentir que era peor de lo que sabía. Si así
es como vive el resto del mundo, lo tenía bastante mal.
La mano de Trace se aprieta en mi cadera. —Eres la persona más
dulce y amable que he conocido en mi vida, Addison. De hecho, creo
que te habrías metido con mucha mierda porque no podrías evitarlo. Si
he aprendido algo de ti, es que tu suavidad y tu dulzura te recorre todo
el camino.
Mis ojos lagrimean ante sus dulces palabras. Nadie ha dicho cosas
tan buenas sobre mí antes. Una parte de mí sabe que tiene razón. No
importaba cómo mi padre se comportara hacia mí, nunca lo atacaba, y
no era porque le temiera. Era porque sabía lo que se sentía ser tratada
de esa manera, y yo no lo tenía en mí para hacerlo a otra persona. Incluso
si esa persona se lo merecía. Me rompe el corazón pensar en herir a
alguien más.
»Por eso terminaste aquí, muñequita. Y me aseguraré de que nunca
tengas que lidiar con ninguna mierda. Nunca. Voy a cuidar tan bien de
ti, nunca tendrás que preocuparte por nada. —Su mano en mi cadera
me empieza a acariciar de un lado a otro.
—Viví con mi padre toda mi vida. No recuerdo haber tenido una
mamá —le digo. Mi padre tampoco hablaba de ella. Ni una sola palabra,
y fui indagando unas cuantas veces para tratar de encontrar algo, pero
nunca pude. Quizá también huyó de él.
»Me quedada principalmente en la casa y cuidaba de las cosas
allí. Mi padre normalmente me ignoraba. No se encontraba allí la mayor
parte del tiempo, y traté de fingir que yo no lo hacía tampoco, porque
cuando se alteraba o tenía un mal día en los campos, tendía a conseguir
el peso de esa ira —admito.
—¿Te tocó? —Las palabras de Trace son duras, sus ojos destellan 40
con ira.
—A veces. Un empujón o una bofetada aquí y allá. —Cierra los ojos
ante mis palabras, que claramente le causan dolor. Cuando se abren,
mueve su mano de mi cadera al pequeño corte que todavía tengo en
mi frente.
—Nunca entenderé cómo alguien podría herir a alguien tan valioso
como tú —dice mientras frota su dedo a través de la marca. Ni siquiera
duele más. Nada me duele cuando estoy con él.
—Acabo de cumplir dieciocho años y planeaba irme. Dónde
planeaba ir, no tengo ni idea. Diablos, no sé nada acerca de nada. Toda
mi educación ha sido en línea. Ni siquiera sé dónde estoy, o cuánto
tiempo manejé cuando me fui —confieso.
—¿Qué te hizo finalmente correr? Algo te empujó a salir así.
—Me iba a entregar a otra persona. Para casarme. Supe entonces
que nunca sería libre si no corría. Simplemente pasaría de estar bajo el
control de mi padre a alguien más. Nunca he conocido a este hombre y
mi padre dijo que venía a recogerme. Como si yo fuera una de las vacas
o algo así.
Trace ahueca mi mejilla. —¿Quieres estar aquí, muñequita? —
Puedo ver la preocupación en su cara, y sé lo que piensa.
—Elijo estar aquí. No quiero estar en ningún otro lugar. —Veo un
poco de la tensión salir de su cuerpo—. Todo lo que siempre quise era una
verdadera familia. Enamorarme y tener mi propio pequeño cuento de
hadas, como algunos de los libros que he leído. Creo que tienes razón.
Terminé aquí por una razón. Se suponía que debía encontrarte. —Me
inclino y lo beso.
Su mano se enreda en mi cabello mientras profundiza el beso hasta
que estoy sin aliento.
—¿De qué pueblo eres? —pregunta.
—Clear Creek. ¿Es eso cercano? —pregunto, todavía
preguntándome hasta dónde lo hice.
—Muy cerca. Tan cerca que estoy sorprendido de que nunca he
visto ni oído hablar de ti.
—Te lo dije. Realmente no salía mucho de la casa. Menos en los
últimos años. —A medida que crecía, mi padre comenzó a volverse más
controlador.
—Necesito un nombre, muñequita.
—Winston.
Trace está fuera de la cama antes de que incluso sepa lo que
sucede, poniéndose la ropa. Me siento en la cama, observándolo
moverse por la habitación.
41
»¿Qué haces? —Puedo escuchar la preocupación en mi propia
voz.
—No pasarás un jodido día más preocupándote por nada —dice,
tirando una camisa por encima de su cabeza y luego encontrando sus
jeans.
—¿Qué vas a hacer? —Me muevo a un lado de la cama,
buscando algo que usar, pero el vestido que hice se ve inservible ahora
mismo.
—Voy a hacerle una visita a tu padre.
—¡¿Qué?! —Salto de la cama y corro hacia él, envolviendo mis
brazos alrededor de su cuerpo.
—Cálmate. Es mejor de esta manera. Voy a ir y dejar las cosas
claras. Nunca pensará en buscarte cuando termine de tener palabras, y
otras cosas, con él.
Mi corazón empieza a correr. El pánico comienza a llegar.
—Muñequita, cálmate. Te lo prometo, estará bien. Hago esto y
estará hecho y terminado. No tienes que pensar en él ni preocuparte de
que alguien vaya a tomarte de aquí. Te lo prometo, él sabrá lo que
pasará si viene a nuestra tierra buscándote.
—¿Nuestra tierra?
—Sí, nuestra tierra. Quieres tu cuento de hadas, estás a punto de
conseguirlo. Confía en mí.
—Confío en ti —digo al instante.
—Por supuesto que lo haces porque eres toda dulzura y amor. —Se
inclina, colocando otro beso en mis labios—. No me iré mucho tiempo.
Estaré de vuelta antes de que se ponga el sol —me dice mientras se
acerca a la cómoda, saca una camisa y la desliza sobre mi cabeza antes
de que yo lo siga abajo y hacia la puerta principal. Cajas, las cosas que
ordenó, fueron entregadas y ahora ensucian el suelo de la sala.
»Bloquea la puerta detrás de mí y revisa algunas de tus cosas. Ve lo
que te gusta y lo que no.
—Te amo —digo, porque eso es todo en lo que puedo pensar.
—Yo también te amo. —Se inclina, colocando otro beso en mis
labios. Éste es duro e intenso, casi como si me estuviera marcando antes
de que se vaya. Volteo la cerradura detrás de él y voy a la ventana y lo
miro alejarse.
Me siento en el sofá, sin saber qué hacer, así que hago lo que él me
dijo. Empiezo a ir a través de todas las cajas, sacando pilas y pilas de ropa.
Es como si pensara en todo, desde vestidos, camisas, pantalones cortos,
jeans y tantos zapatos que ni siquiera sé cómo podría usarlos todos. 42
Salto cuando oigo un golpe en la puerta.
—Trace, es Ty. —Oigo la voz profunda de un hombre, y sé que es el
hermano de Trace.
—La asustarás. Déjame hablar. —Oigo a una mujer decir.
—Quizá deberíamos volver. La camioneta de Trace se ha ido.
—Bueno, creo que ella se encuentra ahí. Oíste lo que dijo Steven.
Trace tiene una chica ahí dentro, y quiero ver —dice la mujer.
—Has estado andando con Dolly demasiado. Eres tan entrometida
como lo es ella ahora. —Se ríe Ty.
Abro la puerta para ver a los dos de pie en el porche. Vuelven la
cabeza para mirarme. La mujer es un poquito más alta que yo, con
cabello rubio y un bebé en su cadera. Una sonrisa se extiende en su rostro.
—Soy MJ —dice la mujer inmediatamente—, la cuñada de Trace, y
este es Ty, mi marido. Y por supuesto, tenemos a TJ, Ty Junior, aquí.
Ty y TJ se parecen a Trace. No dudo de que están relacionados. Ty
asiente hacia mí.
—Soy Addison —les digo. MJ se extiende para estrechar mi mano.
Entonces cambia de opinión y me tira en un abrazo, su pancita de bebé
choca entre nosotras. TJ se ríe.
—Lo siento, estoy emocionada. Me encanta cómo esta familia está
creciendo, y sabía que si Trace tenía una chica en su casa, era serio. Es
serio, ¿verdad? —pregunta.
—Guau —dice Ty, llamando nuestra atención. Mira por encima de
mi cabeza y dentro de la casa. Me vuelvo para ver lo que está mirando—
. Este lugar es un desastre. Bueno, un desastre para Trace al menos.
No pensé que fuera tan malo, pero realmente parecía como si una
bomba de cajas hubiera explotado en la sala de estar, y la cocina
todavía no ha sido limpiada del desayuno que Trace hizo esta mañana.
—¡Oh, Dios mío! Esto es muy serio. Ni siquiera puede molestarse en
limpiar, y los desastres vuelven a Trace loco. —MJ dice algo acerca de
Trace que yo no sabía. Me gusta la idea de que lo haga olvidar algo. Que
se sienta más preocupado por mí que limpiar algún desastre.
—¿Quieren entrar? —pregunto, y MJ sonríe.
—Nos encantaría —dice, empujando más allá de mí y en la casa.
Ella se sienta en el sofá.
Ty sigue de pie en la puerta. —Ponte unos pantalones, o mi
hermano va a matarme si es como yo. Y tengo la sensación de que lo es.
—Miro hacia mis piernas desnudas antes de agarrar una de las cajas de
la mesa de café. 43
—Volveré enseguida —les digo, corriendo arriba. Escucho la risa de
MJ mientras me dirijo hacia el dormitorio.
—Oh, no vamos a ir a ninguna parte —dice ella, y me siento sonreír.
M
iro a la casa en la que mi muñequita creció y me pregunto
cómo tanta dulzura y calidez podría venir de un lugar
como este. La antigua casa de campo parece que fue
construida hace más de cien años y no ha sido renovada ni una vez en
todo ese tiempo.
Winston iba a pasar a su hija a otro hombre. Tengo la sensación de
que tiene que ver más con el dinero que con cualquier cosa. El
pensamiento hace que mi estómago se revuelva y mi sangre hierva.
¿Cómo podría un padre hacer eso a su niña? 44
Tomo un aliento calmante, tratando de controlar mis emociones.
Pienso en mi dulce chica para calmarme. La imagen de despertar con
ella esta mañana entra en mi mente y la paz cae sobre mí. No puedo
caminar aquí y matar a este hombre por dos razones. Uno, él es el padre
de mi chica, y dos, le prometí que podía confiar en mí. No romperé mi
palabra a ella porque claramente necesita poder creerlo. Le dije que
estaría en casa antes de que cayera el sol, y voy a asegurarme de estar
allí y no en una celda de la cárcel.
Cuanto antes termine con esto, antes podré ir a casa con ella. Me
enfoco mientras me empujo fuera del lado de mi camioneta y subo las
escaleras desgastadas. Crujen y gimen bajo mi peso. Antes de que
pueda llegar a la puerta, vuela abierta y Winston se muestra a sí mismo.
Se ve peor que su casa, y trato de recordar la última vez que lo vi.
Su cabello es gris y su piel curtida por los años de estar en el sol sin su
sombrero. Parece más bajo de lo que recuerdo, o tal vez sólo soy más
grande. No corro mucho a los agricultores porque realmente no cultivo.
Sólo trato con el petróleo y con quienes contratan para trabajar en las
plataformas petrolíferas.
—Eres uno de los chicos Jennings —dice, empujando la puerta
mosquitera abierta. Aprieto el puño a mi lado para evitar sacarlo y
golpearlo.
—Trace —corto y empujo más allá de él, yendo directamente a la
escalera y tomándolas de dos en dos. Hago mi camino por el pasillo,
abriendo cada puerta mientras lo hago, buscando su habitación.
—¿Qué carajos crees que haces? —Oigo al viejo gritar desde
abajo. Lo ignoro y empujo la última puerta al final del pasillo. La
habitación es muy pequeña, con casi nada. Al principio creo que es
simple, pero es más que eso, está casi jodidamente vacío. Camino hacia
el armario y abro las puertas. Unos pocos vestidos cuelgan en él, y como
todo en la casa, lucen desgastados y deshilachados.
»¡Voy a llamar a la policía! —grita Winston cuando finalmente llega
al dormitorio.
—¿Por qué? —desafío, dando un paso hacia él. Ahora debe
percibir el peligro porque da un paso atrás.
—Allanamiento de morada.
—Inténtalo de nuevo. Toda esta granja es mía.
—¿De qué hablas? He tenido esta granja durante años.
—Hasta que tomaste un préstamo por ella. Un préstamo que no has
estado pagando. —Uno que compré del banco. Todo lo que se necesitó
fue una llamada. Uno de los lados positivos del petróleo es que nunca
tienes que preocuparte por el dinero. 45
—No, hay un malentendido. El banco recibirá su dinero. Hablé con
el Sr. Luck el otro día. Sólo necesito unos días más y pagaré en su
totalidad. Estoy esperando que una venta prospere. Me retrasé unos días
con el trato.
Eso es lo que me rompe. Mi puño vuela, golpeándolo justo en la
mandíbula y enviándolo a volar. Él golpea el piso con fuerza, y la
quemadura en mi puño se siente bien.
—Sí, sé lo que intentabas jodidamente vender. —Camino hacia él,
elevándome sobre su cuerpo flácido. Se halla tumbado en el suelo y
sujetando el lado de su cara.
—Tú la tienes, ¿no? Ella es mi…
Aterrizo una patada dura a su lado, deteniéndolo de intentar
expresar cualquier reclamación de ella. Entonces me inclino,
acercándome a él.
—Escucha, y escucha bien. Llama a la policía, pero nadie va a
creer tu palabra sobre la mía. Además, no llegarías a presentar cargos.
Estaría muy malditamente seguro de eso. La única razón por la que sigues
respirando ahora es por ella. No creo que su corazón pudiera tomar el
saber que te maté, algo que tengo muchísimas ganas de hacer. —Gruño.
Tan frío como suena, terminar su vida no significa nada para mí. Algunos
animales sólo necesitan ser sacrificados.
»Si vas a intentar meterme en la cárcel, alejándome de ella, tendré
un cambio de corazón y terminaré lo que estoy ansioso por hacer. Asiente
si me entiendes.
Asiente, manteniendo la boca cerrada.
»Ahora vas a conseguir tu mierda y largarte de aquí. Mañana a
mediodía, esta casa no estará de pie. Tienes hasta entonces. —Me
levanto—. Me aseguraría de que donde quiera que vayas, no esté dentro
del estado de Texas. —Con eso, me doy la vuelta y me marcho.
Vine con el deseo de conseguir sus cosas, pero no hay nada que
valga la pena tomar. Ella no necesita algo de aquí. Le daré todo lo que
necesite y borraré todos los recuerdos de la vida que tenía aquí. Quiero
lavar este lugar de su memoria así nunca volverá a ser un pensamiento
en su mente.
Me deslizo en mi camioneta y me dirijo de vuelta a casa. La ira sigue
pesando sobre mí. Quería hacer más con él. El pensamiento de él
golpeándola me hace apretar el volante, y lo oigo crujir bajo mi agarre.
Sé que sólo hay una cosa que me va a calmar y es ella. Necesito su
dulzura de nuevo en mí.
»Mierda —murmuro cuando veo la camioneta de Ty estacionada
fuera de la casa. Estaciono mi camioneta y entro en la puerta principal,
deteniéndome cuando veo a mi muñequita sosteniendo al pequeño Ty 46
Junior. El calor se extiende en mi pecho. Su rostro se ilumina cuando me
ve, y entrega al niño de nuevo a MJ. Entonces corre hacia mí como
siempre lo hace, saltando en mis brazos.
La atrapo mientras entierra su rostro en mi cuello.
—Dime que todo está bien —suplica.
—¿Dónde te encuentras, muñequita? —pregunto.
—En tus brazos.
—Entonces sí, todo está perfecto. —Ella se inclina hacia atrás para
mirarme—. No vuelvas a pensar en él ni en ese lugar. Ya hemos terminado
con él. Se acabó.
—Tu hermano y MJ se hallan aquí. Trajeron a su hijo. Es lo más lindo
que he visto en mi vida. Ty dijo que puedo cuidarlo cuando quiera. —Su
rostro se ilumina, los pensamientos de su padre ya fuera de su mente.
—Estoy seguro de que lo hizo. —Miro por encima de su hombro a
Ty, quien tiene una sonrisa de comemierda en su cara. Ty ama a su hijo,
pero también le gusta su tiempo a solas con su esposa. Me he acercado
y hecho de niñero para ellos unas cuantas veces antes, también.
—Podemos dejarlo esta noche si quieres —dice Ty.
—No —le respondo al instante, y MJ pone los ojos en blanco.
—Déjalos en paz, Ty. Son como recién casados por aquí —dice MJ.
—Todavía no, pero, ¿cuál es el período de espera en Texas?—
pregunto.
—Tres días —responde Ty. Sabía que él sabría. No estoy seguro de
que él haya esperado incluso esos tres días. Tengo la sensación de que Ty
podría haber sobornado a un juez para que los casara sin esperar. Tendría
que conseguir el nombre de quienquiera que fuera.
O tal vez podría llevarla a algún lado y casarme con ella. Tengo la
sensación de que mi muñequita no ha visto mucho, y voy a asegurarme
de que vea todo lo que su corazón desea.
—¿Vas a casarte conmigo, muñequita?
Sus ojos se llenan de lágrimas mientras asiente. Me inclino, tomando
sus labios en un beso. Ignoro a mi familia mientras la llevo por las escaleras,
todavía besándola. Oigo un débil adiós de MJ, y Addison se ríe. Cuando
llego al dormitorio, la acuesto, sin apartar mis labios de los suyos.
Cuando finalmente arranco mi boca de la suya, bajo la mirada y
veo que luce un poco aturdida.
»Esta es tu casa ahora. Nuestra casa. Puedes ir y venir como quieras
y hacer cualquier maldita cosa que quieras. O tener lo que quieras.
Pídeme que haga algo y lo haré. La única vez que te diré que no será
cuando crea que podrías herirte. —Asiente y me sonríe—. Además, tengo 47
la sensación de que voy a ser un bastardo celoso, así que puede que
tengas que lidiar con eso.
—Suena perfecto para mí. Más que perfecto. —Envuelve sus brazos
alrededor de mi cuello, acurrucándose contra mí.
—Estoy a punto de mostrarte lo perfecta que creo que eres,
muñequita. Qué perfecta eres para mí.
M
e recuesto en la cama mientras Trace me desnuda y luego
se desnuda. Parece que no lo he tenido en días, pero sólo
ha sido un par de horas. Mi cuerpo suplica por él mientras
estiro mis piernas y luego paso mis manos sobre mis pechos, burlándome
de él.
Nunca he sido tímida con él, pero cuanto más estamos juntos, más
atrevida me pongo. Llevo mis dedos a mis pechos, tirando de los pezones
como lo hace con su boca. Los acaricio, manteniendo los ojos en él
mientras se desnuda y se sube encima de mí. 48
Él empuja mis manos fuera del camino bruscamente, y gimo
mientras su boca toma el lugar de mis dedos. Pero antes de que pueda
sentir su polla caliente en mi entrada, lleva su boca a mis pechos y sube
por mi cuerpo. Se encuentra a horcajadas en mi pecho, y lo miro,
preguntándome qué hace.
—Abre la boca, muñequita.
Hago lo que él dice, lamiendo mis labios primero, emocionada por
la tarea. No he chupado su polla antes, y estoy entusiasmada con la idea.
Él gruñe mientras sostiene su eje y corre la punta aterciopelada a lo largo
de mi labio inferior.
Siento una mancha allí mientras su punta deja un rastro de semen,
y mi lengua sale para probarlo. Gimo por su sabor, abriendo mi boca por
más.
»Mójalo —dice a través de dientes apretados.
Cuando abro grande, su polla entra en mi boca, pero es tan
grande y mi boca sólo puede tomar un poco. La parte que puedo tomar,
lamo por todas partes, haciendo lo que dice.
Su mano tiembla y puedo ver que su cuerpo luce cerrado con
tensión. Antes de que pueda disfrutar plenamente de lo que estoy
haciendo, saca su polla de mi boca y se mueve por mi pecho una
fracción de modo que su polla queda entre mis pechos.
Él toma mis muñecas, presionando mis palmas a ambos lados de
mis pechos, apretándolos y envolviendo su eje.
»Quiero follar tus tetas y luego tu dulce coñito, muñequita.
Presiónalos apretados para mí. Al igual que tu coño.
Me sonrojo todo el camino a mis pies ante sus palabras sucias, pero
siento el pulso de mi clítoris pidiendo más. Hago lo que dice,
presionándolos apretados alrededor de su cresta, mientras se mueve
encima de mí. Su gran cuerpo es tan poderoso, y la forma en que se
posiciona me hace darle mi sumisión completa. No pone mucho peso
sobre mí, pero el gran tamaño de él por encima de mí así, balanceando
su polla entre mi suave carne, hace que mi cuerpo se encienda.
No es sólo la sensación de él encima de mí lo que me excita. Es la
visión de él poseyendo mi cuerpo en todas las formas posibles y ver la
mirada de placer en su rostro mientras lo hace. Trace reclama otro
pedazo de mí, y le sonrío, dándolo libremente. Quiero que tenga todo de
mí. Cada pulgada.
»Te ves tan malditamente hermosa cuando tomas mi polla.
Quiero excitarlo aún más, así que la próxima vez que la cabeza de
su polla sobresale entre la cima de mis pechos, saco mi lengua y lamo la
cabeza.
49
Eso lo hace cerrarse con fuerza, inmóvil. Miro cómo semen se
extiende entre mis pechos y fluye hasta mi cuello. Saco la lengua de
nuevo, saboreándola mientras gotea de la punta, y no puedo contener
mi risita. No puedo creer que hice esto con sólo un pequeño toque.
»Mierda. —Gruñe mientras desliza su polla de mis pechos y se
mueve hacia abajo entre mis piernas.
Se mete dentro de mi coño empapado en un duro empuje, y gimo
ante la sensación de estar tan llena.
»Me hiciste correrme en tu pecho cuando sabes muy bien que
guardo mi semilla para tu vientre. Quiero que mi bebé eche raíces. Y no
puedo hacer eso si tu pequeña boca se halla involucrada.
Gimo de nuevo mientras sus empujes se aceleran, mi orgasmo más
cerca de lo que creía posible. Estira su mano, frotando su pasión
pegajosa en mi pecho mientras toma mi boca. El olor de su semen sobre
mí y la sensación de su polla palpitante dentro de mi canal son
demasiado. Y justo cuando pienso que he tenido suficiente, se mueve a
mi pezón y muerde.
Llego al clímax, gritando su nombre mientras mis dedos se aprietan
en su cabello. Los sonidos resbaladizos de mi orgasmo se amplifican
cuando él empuja en mí rápidamente, justo antes de encontrar su propia
liberación. Su calor inunda mi vientre, y me aprieto alrededor de su polla,
deseando más. Lo quiero todo sobre mí y dentro de mí. No puedo esperar
a tener a su bebé y luego dejar que me vuelva a embarazar de nuevo.
—Más. —Gimo. Quiero otro orgasmo, y sé que Trace me lo dará.
—Arriba —dice, rodándonos y haciéndome sentarme en su pene.
Me balanceo de un lado a otro. Su longitud sigue estando dura
como una roca. Él puede correrse dentro de mí cinco o seis veces antes
de que incluso comience a ablandarse. Luego un pequeño toque y
regresa a donde empezamos. Sé que voy a estar dolorida mañana, pero
no me importa. Me encanta sentir el eco de su circunferencia con cada
paso que doy, sabiendo que me amó hasta que me sentía demasiado
agotada para pedir más.
Alcanzando entre nosotros, paso mi dedo a través de nuestra
pasión unida y lo traigo a mis labios. Tarareo alrededor de mi dedo,
amando el sabor de él, el sabor de mí.
»Dame algo de eso —dice Trace, empujando en mi coño mientras
agarra mis caderas. Él me pone encima, pero todavía hace todo el
trabajo.
Hago lo que dice, repitiendo el movimiento, pero esta vez
ofreciéndoselo. Lame mi dedo y luego lo chupa en su boca, y lo siento
correrse dentro de mí otra vez. Él siempre es rápido para correrse cuando
prueba mi orgasmo, y no puedo pensar en un mejor afrodisiaco.
Me muelo sobre él, frotando mi clítoris sobre su eje, y luego exploto 50
con él. Bajo la mirada entre nosotros a donde estamos unidos, y veo mi
coño pulsar y contraerse mientras un brillo cremoso cubre su polla.
»¿Más? —Lo oigo preguntar, y levanto la cabeza, asintiendo—. Lo
que quieras, muñequita.
Va a ser una larga noche.
S
us ojos verdes revolotean abiertos, luciendo aún más brillantes
de lo normal con el sol brillando sobre nosotros. Estamos
tumbados en el campo, dejando que el sol nos caliente. Es el
mismo lugar en el que la encontré. Venimos aquí a menudo. Es un lugar
favorito para los dos, y a menudo venimos aquí a echar una manta y
almorzar. Sólo que termina siempre con ambos desnudos. Ha ocurrido
tantas veces que en realidad cerqué la zona y puse una señal de No 51
Pase. Sobre todo porque si uno de mis hombres encontrara mi muñequita
con sus piernas extendidas para mí mientras la hacía correrse, los
asesinaría y pasaría el resto de mi vida en la cárcel. Y no podía estar lejos
de mi amor tanto tiempo.
Ella estira su mano, corriendo uno de sus dedos a lo largo de mis
labios. Lo agarro y lo sostengo entre mis dientes, haciéndola reír. Luego lo
chupa en mi boca, saboreando su delicada piel.
—No quería dormirme sobre ti —dice en un bostezo. Se quedó frita
después de su tercer orgasmo, lo que en realidad era mi plan. Ella
necesitaba dormir, y no tuve ningún problema en comer su coñito hasta
que se desmayó. Libero su dedo de mi boca—. ¿Cuánto tiempo estuve
fuera?
—Alrededor de una hora —respondo, y sus ojos se ensanchan.
Empieza a sentarse, pero la empujo hacia abajo. No tenemos ninguna
razón para volver corriendo, y no me importaría que durmiera durante
otra hora.
»Relájate. Necesitas descansar. —Arrastro mis dedos por su
estómago, poniendo una mano posesiva sobre su vientre lleno con
nuestro bebé. Un bebé que estoy bastante seguro de haber plantado allí
la primera vez que hicimos el amor.
Ya está embarazada de seis meses, pero parece de más que eso
para mí. Si tuviera que adivinar, tendrá un niño, lo que me asusta un poco.
Ella es tan pequeña, y nuestros chicos Jennings no son pequeños. Pero
tendré que esperar hasta que él o ella llegue. Addison no quiere saber el
sexo, así que todo es sólo suponer en este momento. No me importa de
cualquier manera. Sólo espero que tengan el cabello oscuro y los ojos
verdes como ella. Quiero ver a nuestros hijos y verla por todos lados.
—Estoy bien —dice, bostezando de nuevo, y sacudo la cabeza
hacia ella.
—No, te estás poniendo delgada. Creo que deberíamos contratar
a alguien para ayudar en tu granero. —Hace puchero y se muerde el
labio inferior. Comencé a llamarlo su granero cuando ella comenzó a
llenar la cosa. Me acerco y tiro el labio de sus dientes—. Estará bien.
Puedes ayudarme a encontrar a alguien.
—Sólo me preocupa que alguien no se preocupe por ellos como
yo. Los amo a todos. —Sus cejas se juntan en preocupación, y uso mi
pulgar para alejar la línea de preocupación. Porque no necesita
preocuparse por nada. Especialmente todos los animales que ha estado
recogiendo. Están más que bien cuidados. Ella no lo hubiera hecho de
otra manera.
Ni siquiera sé de dónde vienen todos, pero si hay un animal herido,
descuidado o no deseado dentro de un centenar de kilómetros de aquí,
creo que ha encontrado su camino hacia su granero. Poco a poco ha
estado llenando nuestra granja con ellos y devolviéndoles la salud, 52
compartiendo toda su dulzura con cualquier criatura que pudiera
necesitarla. Dios, me encanta cuánto corazón tiene.
Diablos, soy jodidamente afortunado de que la nueva esposa de
mi hermano Blake sea veterinaria. De lo contrario podría haber tenido
que contratar a uno yo mismo. Incluso después de que los vuelve a sanar,
no puede soportar dejarlos ir. Así que ahora tenemos una colección de
animales domesticados que adoran a Addison.
—Encontraremos a alguien. Lo prometo.
—Bien, sé que encontrarás a la persona perfecta. —Me sonríe, y sé
que cree que lo haré, porque nunca le he roto una promesa. Ni una sola
vez. He pasado cada momento desde que entró en mi mundo
demostrándole que le daría cualquier cosa que alguna vez quisiera. He
tratado de darle el mundo y nunca me detendré.
Pensé que al estar tan protegida como estuvo, podría querer viajar.
La llevé después de que nos casamos, y después de dos días en el viaje
comenzó a ponerse triste y decir que extrañaba nuestra casa. No le
gustaba el ajetreo y bullicio de la ciudad. Tampoco a mí, y yo me sentía
más que feliz de cancelar el resto del viaje y llevarla de vuelta a casa a
nuestra cama, que no dejamos por semanas.
—Estoy pensando que podríamos necesitar un segundo granero a
este ritmo.
Sus ojos se iluminan ante mis palabras.
—¿Tendrá aire acondicionado? —pregunta, haciéndome reír.
Tuve que instalar el aislamiento y el aire acondicionado en nuestro
granero actual, porque ella se preocupaba como loca de que los
animales se sobrecalentarían. Traté de explicarle que los animales están
acostumbrados al calor, pero luego dije a la mierda y los hice instalar. De
todos modos, no me gustaba que estuviera corriendo por allí en el calor.
Bueno, ella mayormente anda como pato hoy en día.
—Cualquier cosa que quieras, muñequita. Lo construiré.
—Mentiroso —bromea.
—Está bien. No lo construiré, pero lo haré construir —corrijo,
sabiendo que no estaré pasando mis días construyendo un granero. Me
gustan mis días con ella y ayudarla con los animales, enseñándole cómo
cuidar de algunos de ellos.
—Sin embargo, tienes razón. Necesitaremos a alguien cuando
venga el bebé. —Coloca su mano encima de la mía.
—Tal vez la esposa de Blake, Luciana, conozca a alguien que
busque algún trabajo. Su familia se mudará por aquí y tal vez quieran
ayudar.
—Amo esa idea.
53
—Te amo —le digo, inclinándome y colocando mi boca en la suya.
Mis manos y boca empiezan a vagar, y le doy dos orgasmos más
antes de que el agotamiento la tome. Ella duerme suavemente bajo el
sol sin una preocupación en el mundo.
—F
eliz cumpleaños —digo, apoyada contra el marco de
la puerta.
—Oh, mierda —susurra Trace y se sienta en la cama.
Hoy es su cumpleaños, y quería hacer algo especial. Tuvimos un
tiempo en familia esta tarde con todos, pero esta noche es para él. Y
para mí, también, supongo.
54
»¿De dónde sacaste eso? —Su voz es baja, pero un poco peligrosa.
—Lo pedí en línea. No estaba segura de que encajara en mi
vientre, pero quería vestirme para ti. —Me encojo de hombros y le doy un
guiño—. Ya sabes, darte algo para desenvolver.
Le dije que tenía una sorpresa para él, así que necesitaba
desnudarse y meterse en la cama. Sin embargo, no estoy segura de
cuánto tiempo más se va a quedar allí, con la forma en que agarra las
sábanas. El algodón no puede tomar mucho más.
—Trae tu pequeño culo aquí —dice, y me río.
Ya no soy realmente pequeña. Él se aseguró de mantenerme más
que alimentada en cada comida, y embarazada cada oportunidad que
consigue. Pero parece amar cada nueva curva que aparece en mi
cuerpo, así que estoy bien con ello.
Juego con la cinta blanca que mantiene el material transparente
sobre mis pechos en su lugar. Un pequeño tirón y ellos estarían expuestos
a él. Bajo la camisola, estoy usando braguitas transparentes con volantes
que cubren mi trasero. Me doy la vuelta, levantando un poco mi top para
que él pueda verlas.
—Pensé que te gustaría mirarme antes de que me lo quites.
—Sigue burlándote de mí mucho más tiempo y estará en pedazos.
¿Es eso lo que quieres, muñequita?
—Tal vez —digo, mirando por encima de mi hombro hacia él.
Gruñe, y antes de que pueda reaccionar, tiene mi culo en el borde
de la cama y está rasgando mis bragas de mí. No puedo parar la risita
que se me escapa mientras lo hace.
—Desata el lazo. Muéstrame esas tetas lechosas.
Me aprieto ante sus palabras sucias. Hago lo que dice, y luego gimo
mientras se mueve hacia abajo entre mis piernas. Su boca va a mi coño,
y el calor cálido y húmedo de su lengua me hace balancear mis caderas.
No hay nada mejor que su lengua en mí. Bueno, excepto quizás cuando
se encuentra dentro de mí. O besándome. O todo.
Coloca su gran mano sobre mi vientre redondeado, y la mantiene
allí mientras me come. Es un agarre posesivo, y uno que hace a menudo.
Para recordarme que estoy embarazada de su bebé y que él lo puso allí.
Me corro fácilmente, dándole lo que quiere en menos de treinta
segundos. Yo era un gatillo fácil antes, pero el embarazo me ha vuelto
aún más sensible.
Lame mi pasión y luego se levanta. Mi culo está en el borde de la
cama, y pone mis tobillos sobre su hombro antes de enterrar su polla en
mis pliegues húmedos.
—Trace. —Gimo mientras sus dedos se entrelazaban con los míos. 55
Me hace correr dos veces más antes de que encuentre su propio
clímax dentro de mí. Pero no está cerca de terminar.
Me levanta, poniéndome cuidadosamente en el centro de la
cama. Entonces su boca se posa en la mía. Me besa de una manera que
me roba el aliento, dándome un pedazo de él. Paso mis dedos por su
cabello, y cuando ya no puedo soportarlo, rompe el beso y mueve su
boca por mi barbilla y mi pecho. Me lame allí, y puedo sentir la liberación
caliente de mi leche en su boca. Gime mientras frota su polla sobre mi
clítoris, burlándose de mí.
»Trace —ruego, porque sabe exactamente qué hacer para
volverme loca por él.
—¿Me quieres? —pregunta, su voz engreída y seductora.
Se suponía que debía ser yo la que se burlara de él, pero de alguna
manera fue al revés. Estoy perdida en picada de deseo, y él es el que
tiene todo el control. Tanto para mi conversación seductora. Soy la que
ruega, tan al borde que un empuje me llevaría al clímax.
—Te amo más que a nada en el mundo. Te amo tanto, Trace. —
Son las palabras que ama oír cuando estamos juntos en la cama. Que lo
quiero, que lo necesito y que lo amo.
—Yo también te amo, Addison. Ahora y siempre.
Empuja dentro de mí, llevándome por el borde mientras llego al
clímax en la sensación de él dentro de mí. El ajuste apretado, tan
absolutamente lleno que no hay espacio entre nosotros, me lleva a gritar
su nombre, y me sostiene a él, besando mis labios suavemente y
susurrando su amor por mí.
Escapé de mi casa sin saber qué me esperaba más allá de mi
pequeño mundo. Pero como si el destino me hubiera guiado, acabé en
los brazos del hombre que amo. La vida no sólo es loca, sino divertida y
llena de aventura. Soy tan afortunada de que tengo a mi hombre para
sostenerme y caminar a mi lado en este viaje. Él es verdaderamente el
hombre de mis sueños.

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Dolly Jennings ha querido un hombre
desde que tenía dieciséis años, pero él la
tiene al alcance de la mano. El tiempo ha
pasado y ella ya ha crecido, con un cuerpo
que no puede ignorar.
Brandon Knight ha querido a Dolly por
más tiempo de lo que debería, pero pensó
que se merecía a alguien mejor. Ya no
puede controlar sus deseos, está
renunciando a mantenerse alejado y
reclamar a su mujer.
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Cuando Brandon finalmente ceda, ¿puede demostrar que es
digno de Dolly? ¿Dolly lanzará su descaro y refranes del sur por todo el
lugar?
¡Absolutamente!
Advertencia: Esta historia corta está llena una gran cabellera, gran
actitud y grandes curvas. Dolly tiene lo suyo, pero el héroe siempre
termina en la cima. *guiño lento* Coge tus botas y sombrero de vaquero...
¡Tenemos un par de cerezas para explotar!
Alexa Riley son dos amigos atrevidas que se
juntaron y escribieron algunos libros sucios.
Ambas son madres casadas que aman el fútbol,
donas y tienen una obsesión por los héroes de los
libros.
Se especializan en historias de amor insta-
love, exageradas, dulces y cursis que no toman
todo el año para leer. Si quieres algo SEGURO,
corto, y siempre con un felices para siempre, entonces, ¡Alexa Riley es
para ti!

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