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- Isabel Sajquín
Recuerdo haber tomado asiento en el sofá, recuerdo sentir el calor que emitía la taza de
chocolate presente en mis manos, recuerdo la sonrisa en su bello rostro, pero aún más,
recuerdo sus palabras y la historia que estaba por contarme. Verán, un pequeño secreto he
conservado conmigo a lo largo del tiempo, es una ventana al pasado, un momento que mi
vida marcó; se trata de una simple historia que probablemente ya conoces, pero que, para una
niña de 5 años puede ser un destello que trae consigo fuertes anhelos a su pequeño corazón.
Esta historia hablaba sobre carreras y competencias, hablaba sobre cómo una liebre súper
veloz había perdido una carrera por haberse dejado llevar por su arrogancia y orgullo, hablaba
sobre cómo una tortuga súper lenta había ganado esa misma carrera gracias a su
determinación y perseverancia. Recuerdo entonces la petición que mi abuelita me solicitaba:
“sé perseverante hija, y lucha por alcanzar tus metas, sin importar los obstáculos, no te
detengas”. Así pues, fue como en el corazón de aquella niña se estableció un claro objetivo:
no rendirse.
Es de esta forma que comienza mi historia, una niña que a lo largo de su crecimiento ha
intentado dar su mejor esfuerzo en cada cosa que realiza, que ha intentado ser como la tortuga
para alcanzar sus metas y que ha intentado no rendirse al caerse. Así pues, mi historia tiene
altos y bajos, han habido momentos buenos y otros malos; he visto, vivido y experimentado
tantas cosas, es como si cada una de ellas fuese una pieza fundamental que conforma el
rompecabezas de mi vida, lo voy armando poco a poco, mientras más vivo, más piezas junto
y más completo se va viendo este. Entonces soy un rompecabezas y entre las piezas que me
hacen ser yo, puedo mencionar las siguientes.
Soy la hija mayor, tengo un hermano y una hermana y puedo decir que tenemos una relación
única, en donde podemos bromear de cualquier cosa, podemos reír y divertirnos, podemos
apoyarnos en las tareas de la escuela y las tareas de la casa, podemos ver series en Netflix y
pasarla bien juntos, pero sobretodo, podemos confiar unos en otros; en otras palabras, mi
familia es mi círculo de confianza.
De hecho, puedo decir que he disfrutado ya de algunos frutos, pues antes de terminar tercero
básico en un colegio que quedaba cerca de mi casa, tuve la oportunidad de ganar la Beca para
Bachillerato Avanzado, la cual era brindada por el Colegio Americano de Guatemala. Fue una
experiencia increíble porque todo era muy distinto a lo que yo conocía, no solo por tener
ciclo americano, sino por los excelentes profesores, por los buenos amigos que hice y por lo
que aprendí; así que, fueron dos años llenos de magia. A la vez, haber estado en este colegio
me dió las agallas de postularme para obtener una beca en la Universidad del Valle de
Guatemala, la cual también obtuve, así que logré estudiar en dos lugares maravillosos que
estaban lejos de mi alcance económico, pero que se acercaron a mi gracias a mis esfuerzos.
Así que, esta soy yo, claramente faltan más piezas, pero las que puse son las piezas base, de
ellas se originan las demás. Aún así, cada pieza tiene una ubicación precisa, al unir todas se
genera un resultado armonioso, pues cada pieza tiene una razón de ser tal como es.
Para contestar la pregunta: ¿Por qué soy un candidato ideal para la beca? Puedo usar como
prueba todas las piezas de mi rompecabezas y aún así, no sentirme la candidata ideal ni la
candidata perfecta, porque en realidad, no lo soy. No soy perfecta, tengo muchas
inseguridades, muchos defectos y cometo muchos errores, pero creo que sí soy la candidata
que se esfuerza, que da su mejor esfuerzo para cumplir con todo, que es responsable en sus
deberes, que es perseverante y no deja las cosas a medias, y que intenta ser luz y dejar su
marca a donde quiera que va. Así pues, sigo siendo la tortuga, con la diferencia de que, ahora
persigo sueños más grandes y corro competencias más largas.