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INTRODUCCIÓN

El recuerdo de una alocución presidencial transmitida en televisión nacional en


marzo de 2020 viene a mi mente cada vez que escucho o leo la palabra “corona”
ya no logro relacionarla con príncipes, reyes, princesas o cerveza; por lo menos no
es mi primera opción; para ese entonces se suponía que se trataría de una
especie de simulacro corto de aislamiento que finalmente se estuvo postergando
por poco más de año y medio.

Al alargamiento de la cuarentena le sucedieron las compras desbordadas de papel


higiénico y comestibles, pero sobre todo papel higiénico, se vivía un ambiente de
zozobra y temor generalizado por todo tipo de razones todas de ellas valederas,
como por ejemplo la economía y el comercio, el encierro y el distanciamiento de
todos cuantos queremos; la vida había cambiado para siempre el mundo
paradójicamente preparado para un sinnúmero de amenazas de todo tipo
sucumbió ante tres gotas de saliva; de la misma manera se quedo sin estrategias
para contrarrestar el virus y a pesar de los grandes avances médicos y
tecnológicos tuvimos que recurrir a técnicas propias de la edad media; esto sin
duda tiro abajo la sensación del dominio de la naturaleza a la que ya estábamos
no solo acostumbrados sino muy orgullosos de ello, con algo tan sencillo como no
poder compartir el mismo espacio o restregarnos los ojos, finalmente la madre
naturaleza nos dio una dosis irrefutable de realidad.

Espero de la manera mas humilde presentar mi visión de la pandemia que nos


metió en un solo saco, a occidentales, orientales, pobres, ricos, hombres, mujeres
y niños, sin distinción de ningún tipo, el saco se denomina humanidad.

DESARROLLO

La razón principal del confinamiento mundial obedeció a la no propagación del


virus por medio de la única estrategia eficaz posible conocida a ese momento, el
distanciamiento obligatorio.

En los peores casos el virus afectaba gravemente los pulmones de la victima


haciendo imposible respirar por si mismas, y la medicina solo nos ofrecía procurar
mantener el funcionamiento de estos artificialmente a través de respiradores que
generan su movimiento.

Ante el desconocimiento y la rapidez con que avanzaba el covid-19 el mundo


decidió cerrar las puertas de la economía global esperando no tener que
presenciar la posible de sus habitantes; a esto se sumo la poca capacidad y
preparación en los hospitales que publicaban a diario no solo el numero de
víctimas sino la disposición de equipos y salas aptas para la emergencia.

Aunque los médicos carecen de legitimidad moral o jurídica para decidir quien
tiene más o menos posibilidades de supervivencia; se les otorgo por descarte ya
que ni los entes gubernamentales, religiosos y demás sectores lograron hacerse
cargo de tamaña decisión o aportar una solución principalmente por la
incomodidad que supone tratar, regular o juzgar este tema en especial.
Obviamente este silencio lejos de erradicar el problema solo se lo arrojo al sector
salud que dada la urgencia debieron asumir el costo sicológico y emocional que
tomar este tipo de decisiones conllevan.

Con el número de contagios creció por un lado una serie de soluciones absurdas,
creadas y difundidas por cualquiera que se sintiera en posición de aportar
soluciones o simplemente obtener likes y por otro una legión de incrédulos que
alegaba diversas explicaciones de origen, veracidad o finalidad del virus; prácticas
como poner alcohol al tapabocas antes de utilizarlo o como dijo AMLO llevar
consigo una estampita de la virgen de Guadalupe se presentaban como
alternativas, y en cuanto al origen se decía de los gustos estrafalarios de los
chinos a la hora de comer, el comienzo de una guerra biológica, la oscura mano
de los illuminati y en cuanto a la finalidad se hablaba de dominio mundial, la
extinción de la especie o el establecimiento de un nuevo orden mundial
orquestado por los más poderosos.

En conclusión, opino que la legislación se lavó las manos ante la incapacidad de


aportar una solución integral al problema, dejando recaer la responsabilidad
directamente sobre el personal médico.

El mundo se purifico como nunca gracias al confinamiento, tanto así que tuvimos
la oportunidad de ver animales salvajes en ambientes urbanos como si se tratara
de una película de ficción al mejor estilo de Jumanji.

Es necesario implementar mecanismos que nos permitan hacer un control y


sistematización de la información de la población como lo viene haciendo China
hace ya varias décadas ya que nos permitiría pararnos de otra manera ante una
nueva emergencia.

En resumen el covid-19 es un fracaso no solamente político sino social de todos


como especie.

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