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FELICICHA: UN GATO ESPECIAL

En las alturas de la ciudad de Huancavelica, había una vez un niño llamado Juanito. Él vivía con su mamá y su papá,
quienes eran muy pobres. Su mamá se dedicaba a la costura y venta de prendas de vestir (chompas, chalinas,
chullos, etc.), mientras que, su papá trabaja en el campo cultivando y cosechando verduras.

Un día por la mañana, Juanito, fue al bosque a buscar leña para cocinar, a pedido de sus padres. Ya en el lugar,
halló un gato azul, muy peludo, atrapado entre maleza y algunas sogas olvidadas en el lugar. Juanito atinó a
rescatarlo, y se lo llevó a casa.

Juanito y sus padres adoptaron al gato y fue la mascota del hogar. Lo llamaron Felicucha y era muy feliz estando
con su nueva familia.

Una noche, mientras Juanito y sus padres dormían, “Felicucha”, se puso a sembrar semillas de habas en el campo,
cerca de la casa, además, usando la máquina de coser y un poco de ingenio el gato, elaboraba chompas con ayuda
de su pelaje. Esto le tardó toda la noche.

Por la mañana la familia de Juanito, quedaba muy sorprendida al ver nuevas plantas, y chompas bellísimas puestas
sobre la mesa. Felicucha para ese momento estaba profundamente dormido, debido al cansancio.

Los padres de Juanito, vendieron las prendas y las habas a muy buen precio en el mercado. Ellos estaban muy
contentos, sin embargo, las fructíferas ventas, llamaron la atención de dos malhechores quienes siguieron a los
padres de Juanito a su casa, para robarles todo lo ganado en el día.

Los malhechores, amenazaron con dispararles a cada miembro de la familia si no accedían a darles todo el dinero.
Los padres de Juanito buscaron el dinero, mientras lloraban desconsoladamente. Todo este escenario fue
presenciado por “Felicucha”, quien sin dudarlo se abalanzó, sobre estos dos ladrones, arañándolos de forma feroz,
sin embargo, en todo este forcejeo, uno de ellos, llegó a dispararle al mínimo, quien sonriente iba a lanzarle un tiro
de gracia al valiente gato azul, cuando este último, con el poco aliento que le quedaba, dijo a viva voz: ¡NO LASTIMES
A MI FAMILIA!

Este acto aterró a los malhechores quienes pidieron perdón a la familia y huyeron despavoridos por lo ocurrido.
Felicucha, casi agonizando, le dijo a Juanito: “Te quiero, Gracias por salvar mi vida”, terminando de decir esto, su
pelaje dejó de tener una tonalidad azul, para volverse plomo. ¡Juanito desconsolado no dejaba de llorar!

Al poco tiempo se escuchó un ronroneo ¡era FELICUCHA!, quien sorprendentemente no tenía herida de bala, más
solo el cambio de su pelaje. ¡La familia estalló de alegría!

Desde aquel día, la familia nunca más volvió a pasar un episodio parecido y, si bien felicucha nunca más habló,
vivieron felices y contentos a lado de su valiente gato.

Hoy en día existe la casa en la ciudad de Huancavelica con una pequeña estatua de FELICUCHA. FIN.

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