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EN LA BIBLIOTECA ESCOLAR?
Los libros más acá del estante
Cuadernillo 1: Introducción
¿Qué es ALFIN en la biblioteca escolar? Los libros más acá del estante
Un acercamiento conceptual a la Alfabetización Informacional desde y para las bibliotecas
escolares
Blas en su vertiginoso siglo XXII, tiene a su alcance miles de entretenimientos. Su vida no transcurre en una ciudad
sino en el centro del universo. La cassette admite los más remotos sonidos e imágenes; transmite noticias desde
satélites que viajan por el sistema solar; emite cuerpos en relieve; permite que él converse, viéndose las caras,
con un colono de Marte; remite sus preguntas a una máquina computadora cuya memoria almacena datos
fonéticamente articulados y él oye las respuestas.
Las bibliotecas escolares y, esencialmente, los materiales que la componen son fuente y usina de
información y recursos. Pero el hecho de que estén ahí, disponibles en la institución educativa, no
garantiza que las y los estudiantes sepan cómo acceder a ellos. Incluso, ni siquiera que tengan el hábito
o la iniciativa de hacerlo. Es en ese sentido que tenemos una responsabilidad en nuestro carácter de
bibliotecaria/os; responsabilidad que podemos pensar también como una oportunidad: la de formar
usuaria/os autónoma/os, crítica/os comprometida/os con la construcción de conocimiento individual
y social; es decir, usuaria/os capaces de desplegar todas las competencias propias de la Alfabetización
Informacional (ALFIN).
Introducción
Este material es el primero de la serie ¿Qué es ALFIN en la biblioteca escolar? Los libros más acá del
estante. Está pensado con la finalidad de recuperar y fortalecer las capacitaciones en la temática que
lleva adelante la Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros (BNM) a fin de constituirse en un recurso
didáctico que permita replicar, extender y concretar en el universo de las bibliotecas escolares, en
particular, y en las instituciones educativas en general, el desarrollo de las competencias de
Alfabetización Informacional en tanto saber básico y fundamental para la formación de las y los
ciudadana/os de hoy y mañana.
Con ese objetivo, este primer cuadernillo presenta y desarrolla los conceptos centrales de ALFIN y
detalla los cuatro pasos que lo integran y se pueden sintetizar bajo cuatro grandes preguntas: ¿Qué
quiero saber?; ¿Dónde encuentro la información/respuesta?; ¿Cómo la analizo y la recupero?; y
¿Cómo la comparto?
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Presentación y fundamentación
La Alfabetización Informacional (ALFIN) refiere a la adquisición de habilidades integradas que abarcan
el descubrimiento reflexivo de información, la comprensión de cómo se produce y valora la
información y el uso de la información para crear nuevos conocimientos y participar éticamente en
comunidades de aprendizaje. Desde el libro en papel, a los recursos digitales, la necesidad del
conocimiento íntegro de la tecnología (libro-internet) hasta sus modos de acceso y evaluación de los
mismos, requieren de prácticas reflexivas que deben acompañar todos los niveles educativos (desde
Inicial a Superior).
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¿De qué hablamos cuando hablamos de ALFIN?
A la hora de precisar el concepto de ALFIN existen diversas definiciones, pero la mayoría se sustentan
en la misma idea. Vamos a recuperar aquí algunas de ellas para quedarnos con la que más se acerque
a lo que sucede y a lo que queremos que suceda en las bibliotecas escolares.
En la misma línea, pero con un poco más de complejidad la profesora y bibliotecaria de la Facultad de
Documentación de la Universidad de Salamanca, María Felicidad Campal García, sostiene que “cuando
hablamos de Alfabetización Informacional en la bibliotecología internacional nos referimos a una
capacidad compleja, importante para todas las personas: la capacidad de acceder, comprender,
evaluar, usar y comunicar la información de modo reflexivo y adecuado al fin. Se considera que esta
capacidad es importante para el aprendizaje permanente y para participar activa y conscientemente
en nuestra sociedad. Y se entiende que puede incluir desde la alfabetización básica a la digital, como
un concepto amplio, inclusivo, que amplía e incluye muchos de los contenidos de la formación de
usuarios.” 2
Por su parte, la Asociación de Bibliotecas del Reino Unido (CILIP) aporta una de las definiciones más
recientes, en la que plantea que “la Alfabetización Informacional es la capacidad de pensar de forma
crítica y emitir opiniones razonadas sobre cualquier información que encontremos y utilicemos. Nos
empodera, como ciudadanos y ciudadanas, para alcanzar y expresar puntos de vista informados y
comprometernos plenamente con la sociedad”. (CILIP, 2018)
Agrega además que “la Alfabetización Informacional incluye un conjunto de habilidades y capacidades
que todas las personas necesitamos para realizar tareas relacionadas con la información: por ejemplo,
cómo descubrirla, acceder a ella, interpretarla, analizarla, gestionarla, crearla, comunicarla,
almacenarla y compartirla. Pero es mucho más que eso: se refiere a la aplicación de las competencias,
las cualidades y la confianza necesarias para utilizar la información de la mejor manera posible e
interpretarla de forma juiciosa. Incluye el pensamiento crítico y la conciencia crítica, así como la
comprensión de los aspectos tanto éticos como políticos relacionados con el uso de la información” 3.
1
Perrone, G. [et al.] (2012) El bibliotecario escolar en el modelo 1 a 1. Educ.ar SE.
2
Campal García, M (2006) Practicando ALFIN. Educación y biblioteca, 156, dossier
3
Information Literacy Group (ILG), CILIP (The library and information association), Reino Unido (2018).
Definición de la Alfabetización Informacional de CILIP (Trad. D. Sales Salvador) Anales de Documentación, 2020,
vol.23, N°1. Disponible en: http://dx.doi.org/10.6018/analesdoc.373811.
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Cabe señalar que una de las características por las que se destaca esta actual definición es la de otorgar
a ALFIN una relevancia de alcance amplio y general como parte del desarrollo de las personas a lo
largo de su vida. Precisamente, compartiendo ese ese énfasis relaboramos en este material una
definición específica para el sistema educativo y las bibliotecas escolares, en tanto se trata del punto
de partida para la formación en competencias ALFIN.
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El afiche (presentado arriba) grafica y distingue con claridad cuáles son los cuatro pasos ALFIN, nos
detendremos ahora en lo que consiste e implica cada uno de ellos.
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consultas de referencia de acuerdo con la clasificación de consultas/preguntas Katz (2002) o Warner
(2001) 5
A partir de la estrategia de referencia podemos dar inicio al proceso de búsqueda con el primer paso
que es elegir la pregunta correcta.
5
Extraído de Quiroa, L (2019) Las preguntas de referencia en la biblioteca: clasificación y análisis
Amontonamos las palabras, el blog de la Biblioteca Daniel Cosío Villegas (BDCV) Disponible en:
https://bdcv.hypotheses.org/2906
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1. Conozcan la biblioteca
2. Localicen la información
c. Conocer los diferentes formatos en que puede estar contenida la información: impreso,
audiovisual, multimedia, digital, gráfica, tridimensional.
Es importante generar el espacio para estas búsquedas, dando al/a la lector/a herramientas que le
permitan la autonomía, pero sin dejar de acompañar el proceso ante cualquier duda o necesidad del
lector o lectora.
Si la biblioteca no posee espacio físico que permita la reunión de equipos se puede hacer uso de otros
espacios: el aula de clases, salón de usos múltiples, el patio mismo si el tiempo lo permite. Recordar:
todo el edificio escolar es espacio para las actividades de la biblioteca.
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3- ¿Cómo la analizo y la recupero?
Luego de realizar esa primera selección tenemos que guiar a las y los estudiantes para que puedan
considerar qué de lo encontrado es pertinente, acorde y apropiado a esa búsqueda particular que
están realizando. Eso implica enseñarles los criterios de evaluación de la fuente de información:
- fiabilidad
- validez
- exactitud (precisión)
- autoridad
- actualidad
- punto de vista
Exactitud: Revisar la fuente para encontrar errores de sintaxis, ortográficos etc. Asimismo, se
confronta el recurso con alguna fuente confiable (enciclopedia, diccionario) para verificar que los
datos relevantes son correctos.
Autoridad: Algunas fuentes indican quién es el/la autor/a de la información: un/a autor/a personal,
un/a autor/a corporativo/a, una asociación u organización. Sin embargo, otras no lo indican. Conocer
el/la autor/a permite determinar su autoridad en la materia.
Actualidad: En documentos científicos y técnicos es importante la fecha de publicación para saber que
estamos reuniendo información de los últimos descubrimientos y/o adelantes en esa ciencia o técnica.
Lo mismo sucede en escritos geográficos, sociales e históricos para tener la seguridad que los datos
son actuales.
Punto de vista: Está relacionado con la subjetividad del/ de la autor/a: afinidad política o ideológica.
Para esta evaluación es importante dejar, de momento, cualquier pronunciamiento subjetivo y
centrarse en identificar los diferentes puntos de vista de los/las autore/as frente a un tema. Cuando
se utiliza información de Internet es conveniente tener en cuenta cuál es el origen de la información
y las motivaciones e intereses que pueda tener, principalmente en las páginas web personales.
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Evaluar las fuentes electrónicas: Internet es una fuente inagotable de información en la que podemos
encontrar recursos útiles para realizar los trabajos, pero es necesario aplicar unos criterios de
selección. Cualquiera puede escribir en la red sin necesidad de que le supervisen los contenidos, puede
ser información cierta o falsa, vigente o desfasada. No existe un estándar acordado de criterios de
evaluación de páginas electrónicas que garanticen que la información es de calidad.
4- ¿Cómo la comparto?
La búsqueda de información permite la creación de nueva información. Esta nueva información debe
ser compartida de forma eficaz y ética. En este punto debemos tener presente el tema de los derechos
de autor (Ley 11.723) y las formas de citar las fuentes utilizadas y evitar el plagio.
Según la definición de la Real Academia de la Lengua, plagiar es "copiar en lo sustancial obras ajenas,
dándolas como propias". Podemos incurrir en plagio si:
Es decir, cuando se usan las ideas o las palabras de otras personas como si fueran propias y no se
reconoce adecuadamente la fuente de información.
Los hechos o ideas que son considerados de conocimiento común en una determinada
disciplina. Por ejemplo, la teoría de la relatividad de Einstein (E=mc2)
Los trabajos o ideas propias
La recopilación de resultados de una investigación original
Citar consiste en hacer referencia a otros trabajos publicados anteriormente y en los que nos hemos
basado para escribir el nuestro. Se usa un sistema que tiene dos partes: la cita y la referencia
bibliográfica.
La cita es la mención o llamada a las ideas o frases ajenas que se incluye en el cuerpo del texto y puede
ser textual o parafraseada. El conjunto de citas remite a los textos y recursos utilizados para realizar
el nuevo documento, trabajo, investigación, etc. y conforman la bibliografía que se lista al final del
escrito.
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A modo de cierre
A lo largo de este material abordamos los conceptos clave que definen a la Alfabetización
Informacional, sus implicancias, alcances y objetivos en términos generales. Una especie de ABC de
ALFIN que podemos sintetizar con el siguiente cuadro:
Partimos de ALFIN en un sentido amplio para empezar a pensarlo y aplicarlo en función del hacer de
bibliotecarias y bibliotecarios y de las y los estudiantes. En eso nos enfocamos en los próximos
cuadernillos que completan esta serie con ejemplos concretos para ser recuperados en nuestras
bibliotecas escolares, en sintonía con las y los docentes, directiva/os y demás actores de la comunidad
e institución educativa de las que formamos parte.
Bibliografía
Campal-García, María-Felicidad (2006). Dossier: Practicando ALFIN. Educación y Biblioteca. n. 156, p.
48-141. Disponible en: http://eprints.rclis.org/10109/
Information Literacy Group (ILG), CILIP (The library and information association), Reino Unido (2018).
Definición de la Alfabetización Informacional de CILIP (Trad. D. Sales Salvador) Anales de
Documentación, 2020, vol.23, N°1. Disponible en: http://dx.doi.org/10.6018/analesdoc.373811.
Perrone, G. [et al.] (2012) El bibliotecario escolar en el modelo 1 a 1. Educ.ar SE. Disponible en:
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL006546.pdf
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Créditos
Autor/es: Alejandro Micalucci – Paula Morello. Diagramación: Juan Salvador de Tullio
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