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Carlos Daniel Rincón Valencia, 09/08/2022.

Fuentes bibliográficas:

1. Sánchez-Cañizares, Javier. 2007. “Filosofía Griega y Revelación Cristiana: La Recepción Del


Discurso Del Areópago.” Scripta Theologica 39 (1): 185–201. https://search-ebscohost-
com.consultaremota.upb.edu.co/login.aspx?
direct=true&db=a6h&AN=ATLA0001638689&lang=es&site=ehost-live.

Cita: Siguiendo la glosa a Col 2, la crítica del escritor africano se extiende a diversos filósofos 13, de
los que toman pie algunos heréticos, para acabar finalmente refiriéndose al pasaje de Hch 17,16-
34: «Estaba también en Atenas esta sabiduría humana, afectada y falseadora de la verdad»14.
Vendrá después la famosa comparación: «¿Qué hay pues entre Atenas y Jerusalén? ¿Qué entre la
Academia y la Iglesia? ¿Qué entre los heréticos y los cristianos? Nuestra instrucción viene del
«pórtico de Salomón», quien nos ha transmitido que se debe buscar al Señor con sencillez de
corazón»15. Al margen de las licencias literarias utilizadas, la oposición entre unos y otros es total.
En cierto modo, el feroz ataque de Tertuliano es consecuencia de su percepción de la inutilidad de
la filosofía una vez que se posee a Cristo: «no tenemos necesidad de curiosidad alguna después de
Cristo Jesús, ni de investigación después del Evangelio. Al haber creído, no deseamos creer más».

Comentario:

2. García López, Jesús. 1990. “La Cuestión de La Filosofía Cristiana.” Scripta Theologica 22 (1):
169–79. https://search-ebscohost-com.consultaremota.upb.edu.co/login.aspx?
direct=true&db=a6h&AN=ATLA0000828423&lang=es&site=ehost-live.
Cita: Se trata de una cuestión teológica; no filosófica. En efecto, para hablar de filosofía cristiana es
preciso comparar entre sí estos dos términos: la filosofía y el cristianismo; comparación que no es
posible si no se conocen adecuadamente ambos extremos. La filosofía, por supuesto, puede
conocerse a sí misma y dar cumplida razón de sí; pero ella no puede conocer al cristianismo,
penetrarlo, hacerse cargo formalmente de él; para ello la única instancia adecuada es la fe y la
ciencia de la fe, la sagrada teología. Por los demás, la teología, sin disputa alguna, además de
conocerse a sí misma, puede también conocer perfectamente a la filosofía, penetrarla en toda su
profundidad.

Comentario:

3. Iriarte, Joaquín. 1943. “La Controversia Sobre La Noción de Filosofía Cristiana.” Estudios


Eclesiásticos 17 (66): 289–302. https://search-ebscohost-
com.consultaremota.upb.edu.co/login.aspx?
direct=true&db=a6h&AN=ATLA0001643207&lang=es&site=ehost-live.

Cita: Filosofía cristiana parecía decirse hasta entonces en un sentido temporal o denotando esas
diferencias sólo subjetivas que presenta la humana inteligencia; teniansela por una denominación
extrínseca, que en los manuales de historia estaba bien justificada al lado de Ja filosofía griega,
filosofía árabe, indostánica, búdica, etc., etc. Servía, se ve bien, para designar con ese nombre un
pensamiento que hubiera sido cultivado por una colectividad concreta; y, entre los numerosos
grupos. doctrinales que esmaltan las páginas de la historia, cabía hacer un apartado con los que
filosofan admitiendo como elemento extrínsecamente director de sus especulaciones el principio
sobrenatural cristiano.

Comentario:
4. León XIII. AETERNI PATRIS, SOBRE LA RESTAURACIÓN  DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA
CONFORME A LA DOCTRINA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. Lugar de publicación: Libreria
Editrice Vaticana, 1879.
https://www.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-
xiii_enc_04081879_aeterni-patris.html

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