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GRUPO N.º.

Juan Carlos Trujillo Gamboa


Alexei Fernando Fernández Rojas (no aporto)
Carlos Alonso Bonifaz Zagaceta
Guillermo Andre Breña Miranda (no aporto)
Maria Fernanda Rondon Peña (no aporto)
Lea el cuerpo argumentativo y proponga los párrafos de introducción y conclusión.

Tema: Migración en EE. UU.

Los Estados Unidos de América han sido el principal destino de los migrantes internacionales
desde 1970. Desde entonces, el número de personas nacidas en el extranjero que residen en el
país se ha cuadruplicado con creces, pasando de menos de 12 millones en 1970 a cerca de 51
millones en 2020. En la actualidad el tema de la migración es un tema muy polémico y discutido,
ya que existen varios argumentos sobre cada postura, una postura que sostiene que Los
inmigrantes traen una serie de beneficios económicos al país ya que ellos vienen a trabajar por lo
que suelen tener una tasa de participación en la fuerza laboral mayor al promedio, y por la otra
parte, todo lo contrario. La migración hacia Estados Unidos ayuda mucho a dicho país en el
aspecto de la economía, en la productividad del país y los inmigrantes influyen mucho en el
mercado estadounidense. A continuación, se detallaren las razones.

La inmigración no está acabando con el experimento estadounidense, sino que es una parte
integral de este. Estados Unidos es una nación de inmigrantes. Olas exitosas de este grupo han
mantenido a este país demográficamente joven, han enriquecido nuestra cultura, han contribuido
con la capacidad productiva de la nación y han aumentado nuestra influencia en el mundo.
La inmigración pone a Estados Unidos en la avanzada de la economía mundial. Los migrantes traen
a la economía estadounidense ideas innovadoras y espíritu empresarial. Proveen de contactos
comerciales con otros mercados, aumentan la habilidad norteamericana para comerciar e invertir
lucrativamente en la economía global, mantienen flexible a nuestra economía, les permiten a los
productores locales mantener bajos precios y responder a las demandas cambiantes de los
consumidores. Un estudio comprensivo, de la Academia Nacional de Ciencias (ANC), en 1197,
concluyó que la inmigración brindaba una “ganancia positiva significativa” para la economía
estadounidense. En testimonio ante el Congreso norteamericano, el año pasado, el presidente de
la Reserva Federal, Alan Greenspan, dijo: “Siempre he sostenido que este país se ha beneficiado
inmensamente del hecho que recibimos gente de todas partes del mundo.”
Contrario al mito popular, los inmigrantes no les quitan el trabajo a los estadounidenses. Los
primeros tienden a ocupar puestos que los segundos no pueden o no quieren tomar,
especialmente en las partes alta y baja del espectro de la mano de obra calificada. Los inmigrantes
están representados desproporcionalmente en áreas sumamente calificadas como la medicina, la
física, la ciencia de las computadoras, pero también en sectores poco calificados como la hotelería
y restaurantes, los servicios domésticos, la construcción y la manufactura ligera.

Los inmigrantes también aumentan la oferta y demanda de bienes. Durante el período de bonanza
de los noventa, y especialmente en la segunda mitad de la década, la tasa de desempleo nacional
cayó por debajo del 4% y los salarios reales aumentaron en todos los niveles de ingreso en
tiempos de una inmigración relativamente alta.
En ningún campo es la contribución de los inmigrantes más visible que en la alta tecnología y otros
sectores del conocimiento. Silicon Valley y otras áreas de alta tecnología dejarían de operar si
Estados Unidos tomara la torpe decisión de cerrar las fronteras a los inmigrantes educados y
calificados. Estos representan capital humano que puede hacer más productiva a nuestra
economía y han desarrollado nuevos productos, tales como el lenguaje de computador Java, que
ha creado oportunidades de empleo para millones de estadounidenses.
Los extranjeros tampoco drenan las finanzas gubernamentales. El estudio de ANC encontró que el
típico inmigrante y su descendencia pagarán $80 mil netos en impuestos durante su vida, lo que
contribuye más en tributos de lo que reciben por servicios estatales. Para los inmigrantes con
grados universitarios, el retorno fiscal neto es de $198 mil. Es cierto que los s poco calificados y los
refugiados tienden a utilizar más la asistencia social que los estadounidenses “nativos”, pero la Ley
de Reforma a la Beneficencia Pública, de 199,6 dificultó en mucho a los recién llegados el acceso a
los fondos de asistencia. Como resultado, el número de foráneos que utilizan beneficencia pública
ha disminuido en años recientes.
A pesar de las afirmaciones de los oponentes de este fenómeno, el flujo actual no está fuera de
proporción con los niveles históricos. La inmigración en la última década ha promediado un millón
por año, alto en números absolutos, pero la media de cuatro inmigrantes anuales por cada 1 mil
residentes estadounidenses es menos de la mitad de la tasa que hubo durante la Gran Migración
de 1890-1914. Hoy, cerca del 10% de los residentes estadounidenses han nacido en el extranjero,
mayor que el 4.7% de 1970, pero aun así mucho menor del 14.7% de 1910.
Tampoco se puede culpar a estas personas por causar “sobrepoblación.” El crecimiento
poblacional del 1% de Estados Unidos se encuentra por debajo de la tasa promedio de crecimiento
mundial del siglo pasado. De hecho, sin la inmigración, la fuerza laboral norteamericana empezaría
a encogerse dentro de dos décadas. De acuerdo al censo de 2000, el 22% de los condados
estadounidenses perdieron población entre 1990 y el 2000. Los inmigrantes podrían ayudar a
revitalizar áreas demográficas deprimidas del país, tal y como lo hicieron con la ciudad de Nueva
York y otros centros urbanos que anteriormente estaban en declive.
Reducir drásticamente el número de extranjeros que ingresan a Estados Unidos cada año solo
ayudaría a magnificar el daño económico causado por los atentados del 11 de septiembre,
mientras que no aumentaría en nada la seguridad del país. La industria turística, ya de por sí en
recesión, perdería millones de visitantes foráneos, y las universidades norteamericanas dejarían
de recibir a cientos de miles de estudiantes foráneos si las fronteras fueran cerradas. (Modificado
de Griswold, D. T., 2002)

En conclusión, Estados Unidos no debería cerrar sus fronteras. Uno de los motivos seria que
perdería gran número de la población en el país. La segunda razón seria que se vería afectado
económicamente ya que si baja el número de la población el dólar o el uso de ella mejor dicho
sería muy bajo. Por lo tanto es muy malo para el país ya que si no ven la posibilidad de que las
turistas y/o personas que son de otros países pero viven ahí no pueden regresar perderían todo lo
que tienen por culpa del mismo país ya que ellos decidieran o se verían obligados a cerrar sus
fronteras para no permitir que más personas entren y se sobre pueble el país. De este modo, sería
más practico para Estados Unidos tener una excusa para que las personas extranjeras puedan salir
y/o los saquen del país por esta causa, ya que ellos mismos pueden poner esa excusa de que no
quiere que nosotros los extranjeros estemos ahí ya que se verían muy afectados
económicamente.

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