Son muchos los cambios que ha atravesado la vestimenta
deportiva a través de los años. En los Juegos Olímpicos
de la Antigüedad, nacidos en la Antigua Grecia en el año 776 a.C., los deportistas solían competir prácticamente desnudos o muy ligeros de ropa para tener completa libertad de movimientos. Las mujeres, ni que decir, tenían prohibido participar en las competiciones. Para encontrar los primeros registros de ropa deportiva nos remontamos a finales del siglo XIX, con los Juegos Olímpicos de Atenas, celebrados en 1896 y considerados por consiguiente los primeros Juegos Olímpicos de la Edad Moderna. Por aquel entonces las ropas de los deportistas olímpicos aún eran muy básicas y nada especializadas: bastaba con una camiseta y un pantalón corto.
En la época dorada de los años 20 el auge del tenis como
deporte mayoritario de las clases altas propició un cambio de sentido. Antes, quienes lo practicaban vestían con ropas formales que cubrían todo su cuerpo, de acuerdo con los regios códigos éticos y morales de la época, sobre todo las mujeres. Mientras los hombres portaban camisas de manga larga, pantalones de vestir, cinturón y sombrero, las mujeres hacían lo propio con faldas largas. Esto empezó a modificarse poco a poco en esta década para añadirle funcionalidad y los hombres comenzaron a llevar ropas, aunque formales, más holgadas, y las mujeres, faldas más cortas que permitieran mayor libertad de movimiento. En otros deportes como la natación, las mujeres llevaban la misma ropa que los hombres, que solían ser trajes enterizos con tejidos ajustados. Algunas disciplinas como el tenis tenían reglas estrictas de vestuario. Al principio de siglo las mujeres jugaban con vestidos, medias altas y sombreros. Los hombres llegaban a jugar hasta con blazer. La primera falda corta en el deporte blanco se vio en 1922 y el primer pantalón corto en las mujeres, una década después. Entre 1940 y 1950 la ropa comenzó a ser más cómoda y permitir mayor movimiento del cuerpo. Comenzó el uso de fibras sintéticas como el nylon y surgen prendas para cada actividad deportiva en particular. Quienes más se benefician de estos cambios son los hombres, en especial los militares.
Hoy en día los atletas están conscientes de la importancia
de la ropa deportiva. Además de buscar comodidad, quieren tener a su alcance indumentaria que le ayude a mejorar el rendimiento y les impida avanzar. La ropa deportiva también se han convertido en moda, un ejemplo, son las camisetas deportivas para mujer. Muchas de estas se pueden utilizar como una prenda casual. Son ideales para las mujeres activas que hacen sus diligencias diarias antes de ir al gimnasio La década de los 2000 sería la época de la tecnología y en este nuevo siglo veríamos tejidos: ropa con protección contra los rayos UV, antibacterianas, transpirables, resistentes al viento, a la humedad, etc. Ropa más cómoda, más preparada, más ligera y, también, más a la moda. La indumentaria deportiva irrumpe en las calles como uso común para actividades cotidianas: pasear, los fines de semana, excursiones, incluso para salir al trabajo. Poco a poco las marcas más conocidas categorizaron las prendas de acuerdo a la actividad que uno realiza.
Las tiendas especializadas dividen su inventario por
deportes. Así es más fácil encontrar lo que busca cada persona. Cada vez se considera más importante tener la indumentaria adecuada. La ropa ligera, que permita libertad de movimientos y flexibilidad son muy valorados. La tecnología ha permitido desarrollar, incluso, fibras que combaten el mal olor y que evaporan el sudor para mayor comodidad del atleta. Cada deporte tiene sus particularidades y dependiendo de qué vayas a practicar tienes que escoger la ropa. Algunas de las exigencias de las disciplinas más populares son: Ropa para yoga Ropa para running Ropa de baloncesto Ropa de equitación Ropa de gimnasio y fitness Más allá del diseño, la ropa que utilizamos para activarnos físicamente debe adaptarse al tipo de ejercicio, al ambiente donde lo llevamos, a nuestro tipo de cuerpo y necesidades personales.
Las propiedades específicas de la prenda en cuanto a
elasticidad, absorción de líquidos o permeabilidad son características muy importantes a la hora de hacer ejercicio, es necesario al elegir esta indumentaria considerar:
Térmica: Nos proteja del frío para lograr mantener
nuestros músculos y articulaciones calientes, evitando de esta manera posibles resfriados y lesiones. Ceñida: Ropa aerodinámica lo más ajustada posible para favorecer la práctica del deporte que así lo requiera, aunque este tipo de ropa no se requiere para todos los deportes. Transpirable: La capacidad de permitirle respirar a nuestra piel, apartándola del sudor que producimos con el entrenamiento. Movilidad: Favorecer los movimientos del deportista durante su entrenamiento. Impermeable y de secado rápido. Prendas que protejan de la humedad del entorno, del tiempo y del propio cuerpo. Polivalente: Las prendas que están diseñadas para la práctica de diversas disciplinas deportivas. Ligera: Debe estar fabricada con materiales ligeros para no sobrecargar al deportista. Estética: Ropa bonita y atractiva que se pueda vestir de forma casual por cualquier necesidad. Ropa deportiva con clase y de buena calidad para una mayor durabilidad
Fibras sintéticas: De alto rendimiento con una serie de
propiedades especiales que dependerán del tipo de deporte. Super Roubaix: Material apropiado para practicar los deportes de invierno. Lycra: Ropa ligera de fibra sintética y de movilidad adecuada. Dryarn: Microfibras de polipropileno repelentes al agua, a la humedad y repelente al sudor. Goretex: Material impermeable y transpirable Tactel: Ideal para climas fríos y húmedos por ser ligero, suave al tacto, impermeable y resistente. Uno de los elementos esenciales que mejoran y motivan la actividad física es sentirse cómodo y a gusto, siendo la indumentaria deportiva un factor primordial.
La ropa deportiva se posiciona con fuerza en el mundo de la
moda. Las grandes marcas se dirigen a un nuevo consumidor vinculado a valores relacionados con la vida sana. La mezcla de deporte y moda no es una tendencia, sino el reflejo de un cambio de valores en una sociedad que apuesta cada vez más por aspectos como la salud, el reciclaje o la ecología. Esta realidad ha llevado a las marcas de artículos deportivos no solo a impulsar la necesaria y tradicional innovación técnica y de diseño, sino también a centrarse en una nueva forma de entender la estética deportiva: unión de lo atlético con el ocio.
“Las grandes marcas no solo impulsan la necesaria y
tradicional innovación técnica y de diseño, sino que también se centran en la nueva forma de entender la estética deportiva” Las marcas de moda deportiva es el de los millennials, en cinco años representarán cerca del 50 % de la fuerza laboral. Algo que está muy asociado con los valores de la nueva sociedad, lo que hace pensar que esto no es tendencia, sino que se trata de un cambio. El deporte transmite los valores del esfuerzo, la tenacidad, la voluntad, la vida sana y el trabajo en equipo. Éstos valores son un gran soporte comunicativo de las marcas.
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