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Capítulo 4

EL QUE PICA ALTO, LAS PAGA


En el Bulín del Chino Liau en Talara, empezó a frecuentar un muchacho, un aviador,
“Tenientito” lo llamaban, tenia un comportamiento raro que ocasionaba espanto a los
macrós, las polillas y a todo el que iba a relajarse un rato al bulín. Llego al punto
incluso de mear a los asistentes, sin duda un comportamiento raro y lo hacia cada vez
que asistía a mencionado lugar; emborracharse y ocasionar escándalo. Obviamente,
eso llamó la atención del teniente Silva y Lituma. Además, el dueño del negocio, el
Chino Liau, se quejó y les pidió que intervinieran sin conseguirlo.
El teniente pensaba que semejante conducta oscura del aviador tenía relación con la
muerte de Palomino Molero, y le comentó Lituma “Nadie va a matonear así en el bulín,
donde están los tipos más peligrosos de Talara, sólo por hacerse el gracioso. Y cuatro
días seguidos. Algo me huele raro. ¿A ti no?” (Vargas Llosa, 1986, p. 29) y Lituma le
dice que sí, aunque dudoso de lo que tiene en mente su jefe, el teniente Silva. Ambos
deciden ir al Bulín y motivado por la curiosidad Lituma le pregunta a su jefe “Dígame al
menos qué se la ha ocurrido, mi teniente. ¿Por qué cree que las locuras de ese aviador
tienen que ver con la muerte del flaquito?” (Vargas Llosa, 1986, p. 29). Al llegar al
Bulín, se sentaron, esperaron, y mientras el teniente hablaba de la mujer de sus sueños
a quien le tenia muchas ganas, Doña Adriana, hizo su entrada al lugar el Aviadorcito a
hacer nuevamente su escándalo. Antes de interrogarlo, dejaron que se pasara de
tragos.
Empezó con su show vergonzoso el aviador, tan borracho que no podía mantenerse en
pie. Llegó el momento, lo tomaron y lo sacaron a las afueras del bulín. ¡Y que mas da!
Así con el aviador ebrio empezó el interrogatorio por parte del teniente Silva al
aviador. Se negaba rotundamente, vomitaba y gracias a las muy bien pensadas
preguntas de Silva, empezaba a hablar lo que sabía, pero sin dar en el objetivo,
averiguar quien mató brutalmente al pobre Cantor de boleros y el por qué.
Ante tanta insistencia por parte del teniente Silva, en su mal estado, el aviador reveló,
además de que estaba templado de la hija del coronel Mindreau, algo que seria una
pista clave para el desarrollo del caso.
— Si quieres saber una cosa, lo que le pasó se lo buscó.
—¿Palomino Molero, quieres decir? —susurró el teniente.
—Dirás el concha de su madre de Palomino Molero, más bien.
—Bueno, el concha de su madre de Palomino Molero, si prefieres —ronroneó el
Teniente Silva, palmeándolo—. ¿Por qué se las buscó?
—Porque picó muy alto —carraspeó el tenientito, con ira—. Porque se metió en
corral ajeno. Esas cosas se pagan. Él las, pagó y bien hecho que las pagara.
Lituma tenía la piel de gallina. Éste sabía. Éste sabía quiénes y por qué mataron al
flaquito.
—Así es, mi hermano, el que pica alto, el que se mete en corral ajeno, generalmente
las paga (Vargas Llosa, 1986, p. 36)
Luego llegaron miembros de la base aérea y se lo llevaron, Dufó resultó llamarse el
borracho sin vergüenza. Entonces el Flaquito cantor había picado alto por eso lo
mataron, ¿a qué se refería? Pronto el teniente Silva y Lituma lo averiguarían.

Vargas Llosa, M. (1986). ¿Quién mató a Palomino Molero? Seix Barral.


Capítulo 6

ODIO

¿Y qué más? ¿Qué mas van a decir? Son las palabras que escucharon el teniente Silva y
su compañero de trabajo, Lituma, procedentes de una muchacha. Esta parte me causa
mucha gracia y reí a carcajadas, pues ellos habían estado espiando a la mujer prohibida
del perseverante teniente Silva, la gorda Doña Adriana. Pervertidos, miraban con un
parismático todo el cuerpo de la Doña, de pies a cabeza mientras tomaba el baño en el
peñón de los cangrejos. Qué demostración de amistad por parte del teniente Silva que
le dejaba ver sus atributos musculosos de su amor prohibido a su colega. Qué cómico
me parece la manera en que se queja Lituma “Yo no debo tener su buena vista, o,
mejor dicho, su gran imaginación, mi teniente —se quejó, devolviéndole los
prismáticos—. La verdad, no veo más que la espumita” (Vargas Llosa, 1986, p. 58)

Pero bueno, eso no es relevante, lo que si lo es, es saber quien fue la muchacha que
los descubre de esta manera y los tilda de cochinos y encima policías, diciéndoles que
son un asco de hombres. Resultó será nada menos que Alicia Mindreau, la hija del
coronel, ¡vaya sorpresa! Por medio de ella descubren que el aviador Dufó se llamaba
Ricardo, y que su padre estaba prácticamente al pendiente de la investigación en curso
que ellos hacían; que ella tenia la guitarra del Flaquito y le confiesa que ella y Palomino
estaban muy enamorados. Además de que, no quería contraer matrimonio con
Ricardo y por eso fue que se escapó con Palomino Molero. Intercambiaron
información. También, la muchacha cuenta que el flaquito era decente, no se notaba
como que fuera cholo, que creía en el amor a primera vista. Lo mas interesante es que
ella dijo que para ella quien mató a Palomino fue Dufó por celos “Yo lo odio. Yo
quisiera que le pasaran las peores cosas. Se lo digo en su cara todo el tiempo” (Vargas
Llosa, 1986, p. 68).

Sin duda la muchacha detestaba a Dufó, y su estado de animo muy negativo lo


demostraba el amor que sentía por el ya fallecido cantor de boleros. Ella también
odiaba a su padre por todo lo sucedido hasta deseándole la muerte.

—El que me trajo el revólver y dijo que lo matara fue mi papá —añadió la chica
de corrido—. ¿Qué le van a hacer?
—Nada —balbuceó precipitado el Teniente Silva, como si se hubiera atorado—.
Nadie le va a hacer nada a su papá.
Ella tuvo otro arrebato de ira:
—Quiere decir que no hay justicia —exclamó—. Porque a él debieran meterlo a
la cárcel, matarlo, pero nadie se atreve. Claro, quién se va a atrever. (Vargas Llosa,
1986, p. 70)

Vargas Llosa, M. (1986). ¿Quién mató a Palomino Molero? Seix Barral.

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