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El Perú como nación nace aproximadamente en el siglo XVI con los primeros mestizos.
Los mestizos de raza española e indígena gozaban de ciertas prerrogativas, pero con
diferencias fundamentales en relación con los españoles. Los mestizos de otras razas
eran considerados esclavos. En la época republicana, en la constitución de 1823 planteo
que:
“La ciudadanía se reserva para los peruanos, es decir todos los hombres libres nacidos en
el territorio, los hijos de padre o madre peruanos que manifiesten legalmente su deseo de
residir en el país y los extranjeros residentes 5 años o naturalizados. Era necesario
también ser mayor de 25 años o casado y tener una propiedad o ejercer una profesión u
oficio útil, sin situación de sujeción como sirviente o jornalero”.
Ante esto, es difícil construir una identidad nacional en un país que no considera a los
ciudadanos de la población oriunda y amazónica, así como las lenguas originarias y por
ende sus costumbres. Años más tarde en la Constitución Política del Perú de 1993, en su
título I, en lo referente a la Persona y de la Sociedad, en su Capítulo I en los Derechos
fundamentales de la persona, en su artículo 2, dice a la letra:
Toda persona tiene derecho:
1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a
su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo
cuanto le favorece.
2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de
origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de
cualquiera otra índole.
En la actualidad donde la información es cada vez más rápida y llega a todos los rincones
del mundo, es imperante tomar la globalización no como un fenómeno corrompedor de la
identidad de los pueblos, sino como una oportunidad de formar parte de ese mundo
globalizado, donde los pobladores aporten sus costumbres y revivan el orgullo por su
legado. El gran desafío de nuestra sociedad es aprender a convivir en este mundo
multicultural, defendiendo o intercambiando las diferencias, sin perder la esencia, y
desterrando la discriminación como uno de los problemas más graves que afecta a la
sociedad.
Frente a esta situación, el Estado no ha desplegado una política permanente y eficaz que
permita revertir esta problemática, a fin de eliminar las desigualdades y las inequidades,
producto de la corrupción, sistemas de justicia ineficaces, el olvido y la falta de
compromiso por parte de las autoridades, que han contribuido a afianzar resentimientos
en lugar de jugar en pro de construir una identidad nacional inclusiva.
En nuestra perspectiva como docentes, se hace necesario tener una identidad nacional
definida, que les permita ser ejemplo y poner en práctica estrategias orientadas a generar
un cambio de actitud en las generaciones actuales y futuras, donde predomine el amor, el
respeto y la valoración de su identidad como peruanos. Como se establece en el Informe
Delors, UNESCO (1996) el cual señala que:
“La educación debe por lo tanto de esforzarse al mismo tiempo por hacer al individuo
consciente de sus raíces a fin de que pueda disponer de puntos de referencia que le
sirvan para ubicarse en el mundo y enseñarles a respetar a las demás culturas...”; para
así, tolerar sus diferencias y aprender a convivir.
Es por ello que el Currículo Nacional de la Educación Básica plantea el Perfil de egreso
como la visión común e integral de los aprendizajes que deben lograr los estudiantes al
término de su educación. El logro de este perfil demanda desterrar estrategias de
enseñanza y aprendizaje convencionales, en otras palabras, el fortalecimiento de la
identidad cultural no se logrará con clases magistrales, ni mucho menos con estudiantes
enclaustrados en un aula, sino con estrategias vivenciales y significativas. Es por ello que
un proyecto educativo debe tener tres aspectos importantes, la convergencia de las
competencias de las áreas curriculares, actividades que motiven a aprender de su pasado
y valorarlo, así como plantear situaciones que les permita tomar las medidas necesarias
para la solución de conflictos de identidad cultural, que son los retos que se presentan en
una realidad globalizada.
Dentro de nuestra labor docente se evidenció un claro caso de falta de identidad nacional,
en un grupo de estudiantes del 4to grado de primaria del colegio Avanzando la Luz.
Durante el desarrollo de la actividad denominada “La línea del tiempo de su historia
personal”, se identificó que un gran número de ellos, desconocían la procedencia de sus
abuelos. En otras actividades relacionadas al bicentenario se hizo evidente que un
porcentaje considerable de los estudiantes manifestaba el desconocimiento de los lugares
turísticos y muchos expresaron su negación en realizar las grabaciones para el área
danza folclórica. Ante esta realidad surgió la necesidad de trabajar una propuesta cuyo
objetivo sería el revalorar su identidad nacional no solo en el ámbito escolar sino familiar.