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Entrevista a Oscar Fariña: "Somos todos creadores

colectivos"
Este joven escritor paraguayo, radicado en Buenos Aires desde chico, es el autor de "El
Guacho Martín Fierro" (Editorial Factotum). Su libro es una reescritura del texto de
Hernández en clave cumbia. Fue seleccionado como uno de los 10 mejores libros del año
pasado.

Nos encontramos con Oscar Fariña en el bar frente a la Facultad de Medicina, en Buenos
Aires. Oscar Fariña es el autor de El Guacho Martín Fierro (Editorial Factotum), y fue elegido
como uno de los 10 mejores libros publicados durante el año 2011 en Argentina. El libro es
una reescritura del gran clásico de José Hernández, pero en clave cumbia, donde el
marginal ya no es un guacho sino un pibe chorro, y los caballos son bicicletas, como se ve
en las ilustraciones del libro que él mismo dibujó.
En el libro todos los dioses son figuras populares, paganas (D10S, Gilda, la cultura
futbolera) ya que el autor ve en la cultura popular, en el lenguaje de estos grupos, algo así
como un dinamizador social, un lenguaje en constante evolución. "Veo que esos grupos
son super creativos, y no están tan limitados por una educación formal. Todas las palabras,
el lunfardo, como renueva nuestro modo coloquial de hablar, y viene de esos grupos.
Evidentemente es un grupo de constante producción linguistica".

Oscar tiene 32 años, estudió Comunicación y Letras, y de muy chico vino de Paraguay a
vivir en Buenos Aires con su madre. Si bien descree de la función política de su libro,
entiende que puede poner en escena las injusticias del sistema carcelario nacional así
como también volver a interesarnos en leer el texto original de José Hernández, que ha
sido en algún punto institucionalizado y poco se lee.

Citaremos unos fragmentos para que el lector se de una idea de cómo está escrito. "Acá
me pongo a cantar / al compás de la villera / que el guacho que lo desvela / una pena
extraordinaria / cual camuca solitaria / con la kumbia se consuela". O más adelante: "Esos
putos del Servicio / no reforman una mierda / aquello era ratonera / en que sólo gana el
fuerte / era jugarse la suerte / con una mano fulera".

¿Cómo se interesó en reescribir el libro El Martín Fierro?


El Martín Fierro un libro que me gusta mucho. Sobre todo la primera parte, con la que
trabajé. Antes había escrito un poemario titulado "Pintó el arrebato", donde trabajé un
registro marginal, tumbero y cumbianchero. Muchas de las devoluciones que me dieron,
me decían que había una cercanía con esa zona de la literatura gauchesca. Eso no había
estado en mis intenciones, pero me gustó mucho esa relación. Había leído poetas como
Ascasubi, Bartolomé Hidalgo y me gustan mucho. Siempre la literatura que trabaja el
registro oral, los registros coloquiales de una época me suele interesar.
En "El Guacho Martín Fierro" hay como una actualización de las problemáticas del texto de
Hernández pero con otro sentido.
Si, claro. Porque, por otro lado, también tiene que ver con que a mi me gusta mucho la
cultura Zombi, los personajes, la iconografía Zombi. Y hace dos o tres años, había salido un
libro que se llamaba Orgullo y Prejuicio y Zombis, de un tal Seth Grahame - Smith. Él había
reescrito, sobre el libro de Jane Austen, una historia con Zombis. Lo leí y me encantó.
Entonces me puse a pensar sobre qué podría trabajar desde acá. Pensé en Don Segunda
Sombra de Guiraldes, que inmediatamente se me transformó en Don Segundo Zombi.
Traté de trabajar por ese lado, una reescritura de un texto clásico, con esta variante
moderna. Pero la verdad no lo supe resolver. Entonces, después, con esta idea en la
cabeza, en algún momento se me mezcló con el Martín Fierro y esta cosa de la cumbia, de
hacer un cover, actualizarlo, y bueno derivó más o menos en esto.

Esta obra sería una reescritura o una traducción. ¿Lo considera un texto suyo?
Una de las cosas que me interesan es que la figura del autor se vuelve difusa en este libro.
Es algo que no tengo ganas tampoco de aclarar: sí lo siento un libro mío, pero también por
supuesto que no es un libro mío porque trabaja sobre la imaginación de otra persona.
Pero,... me gusta que no quede muy claro eso. A veces románticamente la figura del autor
hace 150 años se viene así ensalzando como el genio creador, y creo que ya estamos en
otra época. Ahora vivimos bajo el aura de internet. Somos todos creadores colectivos y eso
me gusta. Me gusta que se abandone cierta idea falsa de la creación posible desde de una
individualidad. Incluso cuando el día de mañana escriba otras cosas...

Y sobre la temática del Martín Fierro, que aparecen temas como lo carcelario, el abuso de la
autoridad, la droga, la marginalidad. ¿Cómo hiciste con esos temas en tu libro, que algunos se
encuentran en el original y otros no?
Y bueno, si no sé si está la droga, pero el alcohol está. Se sabe que el gaucho, o esa figura
del gaucho que tenían en aquel entonces, se hablaba del "Mal entretenido". Que era
jugador, que escabiaba (escabiaba mierdas, pero lo volvían medio psicótico) y se cagaban a
cuchillazos. Siempre está esa zona de grupos un poquito más alejado de un Estado tutelar,
que los impulsos están un poco más liberados a una cosa básica, parece ser esencial en el
hombre, una pulsión autodestructiva. Pero yo trataba de trabajar mucho cuáles podrían
ser las cosas que todavía podían existir ahora. La cárcel, en ese momento era la leba. O
mandarte a la frontera a cagarte de hambre, tratando de atajar a los indios. Y bueno, hoy
vas, te meten en cana y terminas laburando para el servicio penitenciario.

Es interesante la idea, que nombrás en la contratapa, sobre qué es un clásico para Borges.
Si. Es un texto institucionalizado. Un texto que todos conocen pero que nadie lee. Estoy
seguro que Mirta Legrand, cuando le dan el Martín Fierro de Oro no sabe que le están
dando la representación de un asesino. Un borracho fuera de la ley, asesino, que mata un
negro de racista que es. Si le espetas eso en la cara probablemente la sorprendas. Porque
son lecturas coaguladas, cerradas, no productivas. Apropiadas absolutamente por
instituciones de poder. Y bueno, contra esa apropiación, yo quiero traerlo más para ese
lado. "El Martín Fierro en realidad es un cabeza de trapo. Listo". La misma gente que te va a
hablar del Martín Fierro y los valores...

La amistad, la familia...
Si... y aparte está asociado a esa idea de origen de la Argentina. Todos esos son los que
odian a los pibes chorros y los aniquilarían de ser posible. Hay una mirada super fascista
contra ese grupo. Y bueno, a mi me gustaría poder volver a reflexionar un poquito. Flaco:
las cosas no son tan así.

Claro, la parte del boliviano que lo termina matando. O en la cárcel, le dice tal cosa y lo caga a
cuchillazos.
Y claro, viste el Martín Fierro te lo dan en el secundario, y todas estas cosas pasan
desapercibidas. No le dan bola. Después de leer, incluso en la facultad, ves las tensiones
que lo atraviesan. Y ahora, en nuestra cultura, el negro no es una figura muy presente. No
notamos tanto el racismo del Martín Fierro. Pero nada, yo lo cambié y la xenofobia me
parece que se ve un poco más.

Pero el libro puede tener un objetivo lateral, de una función política de denuncia...
Mirá, mi primera intención no es esa. Evidentemente tiene esas lecturas, y yo aliento a
todas las lecturas. Si alguien la quiere leer en clave matemática (por decirte una boludez)
me parece buenisimo. Mi trabajo, lo que yo puedo hacer, es un trabajo material con el
texto, y desde ese punto de vista, siempre pensé que lo que estaba haciendo era poesía.
Como el Martín Fierro, que es un poema épico. Después que haya tenido el recorrido que
tuvo es otra cosa. Pero yo siempre trabajo con poesía, no hago periodismo de denuncia,
no hago literatura testimonial. Por supuesto que se ajusta a problemas políticos bastante
actuales. Pero yo puedo trabajar desde el punto textual.

Pero puede haber eso del pasado, de dónde venimos, y la violencia, cuando el Martín Fierro, 1840, y
era similar...
Es que no cambiamos nada. En la medida en que no haya cambios estructurales fuertes,
no va a cambiar. Cambiarán las figuritas, el tipo de droga, algún que otro nombre pero se
va a seguir manteniendo. Mientras haya pocos que decidan qué es lo correcto y a quién se
encierra y a quién no. Y los estratos medios hagan uso de los oprimidos, que se
aprovechan absolutamente de gente que está en peor situación que ellos. Es dificil. Igual
yo tampoco tengo formación política, no es de lo que trabajo, puedo militar pero desde el
sentido, desde la literatura. Es mi herramienta, lo que puedo hacer. Ahí esta el libro.

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