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I. Personería y objeto
II. Legitimación
III. Antecedentes
El 20 de marzo, a causa de la expansión del coronavirus 2019 (de ahora en más
“COVID19”), el Poder Ejecutivo emitió el Decreto de Necesidad y Urgencia
297/2020 (“DNU 297”). El DNU 297 establecía el aislamiento social preventivo y
obligatorio (“ASPO”), por el cual se prohíbe la realización de actividades
consideradas no esenciales. Cinco días antes del establecimiento del ASPO, el
Poder Ejecutivo había tomado la decisión de suspender las clases en todo el
país mediante la resolución 108 de 2020 estableció la suspensión de las clases
presenciales en todo el país. Otras jurisdicciones, como Jujuy y Misiones, se
habían anticipado y suspendieron las clases el 13 de marzo. Muchas actividades
se han reactivado. Sin embargo, las clases presenciales aún no han vuelto. Y las
probabilidades de que vuelvan las clases presenciales, incluso en el 2021,
parecen escasas. El secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de
la Educación Bonaerense (“SUTEBA”), Roberto Baradel, afirmó que hasta que
no se cree la vacuna contra el COVID19 “va a ser una complicación [la vuelta a
la presencialidad]” ya que “[h]ay que seguir cuidando la vida” (“Baradel: ‘Hasta
que se encuentre la vacuna van a ser una complicación las clases presenciales’”,
Telam, 4 de agosto de 2020). Sonia Alesso, secretaria general de la
Confederación de Trabajadores de la Educación (“CTERA”), afirmó que
“sostenemos lo mismo que decíamos antes: para haber apertura de escuelas de
manera presencial, tiene que haber baja o nula circulación del virus” (“Ctera
insiste: ‘para haber clases, tiene que haber baja circulación del virus”, Telam, 9
de octubre de 2020). El Ministerio de Educación ha avanzado apenas en la
apertura de las escuelas, descentralizando la decisión de volver a clases
presenciales entre las distintas provinciales, estableciendo tres tipos de criterio
según el contexto epidemiológico: riesgo leve, moderado y alto. Sin embargo, el
ministro de Educación, Nicolás Trotta, afirmó que con este esquema de regreso
a la presencialidad “[las clases presenciales] no se pueden realizar en ningún
lugar donde hay circulación comunitaria…”
Las afirmaciones de Baradel, Alesso y el ministro Trotta, requiriendo condiciones
epidemiológicas muy estrictas, suponen un panorama complejo para la vuelta de
clases presenciales. De hecho, estos requisitos son tan estrictos que es probable
que solo podrá volverse a la presencialidad entre el último cuatrimestre de 2021
y el inicio del año lectivo de 2022. Una de las vacunas, elaborada por
AstraZeneca y la Universidad de Oxford, la que probablemente se aplicará más
tempranamente en nuestro país porque será producida por un laboratorio
argentino para su distribución en América Latina, estará disponible en abril
(“Sigman aseguró que la vacuna estará disponible en abril si pasa los ensayos”,
LaPolíticaOnline, 27 de agosto de 2020). Tardará unos cuántos meses más en
tener una cantidad lo suficientemente relevante de personas vacunadas para
suprimir la circulación comunitaria del virus. Con vacuna será difícil, sin vacuna
será imposible. En la actualidad, Argentina es de los países con menor cantidad
de tests diarios realizados, lo cual hace muy difícil conocer la situación
epidemiológica de cada provincia (“Covid-19. Muchas muertes y pocos tests: la
Argentina, cada vez peor en los rankings”, La Nación, 10 de octubre de 2020).
La alternativa a las clases presenciales ha sido, hasta el momento, la realización
de clases virtuales. Tanto la suspensión de clases presenciales como su
mudanza al formato virtual fueron consideradas medidas pertinentes. Sin
embargo, la razón por la cual fueron consideradas medidas pertinentes era por
la escasa información que se tenía en el momento sobre los efectos de la
enfermedad en los niños, los efectos del aislamiento y la ausencia de clases
presenciales en los niños. En estos 7 meses en los que se han suspendido las
clases presenciales en Argentina, Alemania, Corea del Sur, España, Reino
Unido, Francia, entre otros, han decidido reabrir y mantener sus escuelas
abiertas a pesar de tener una alta circulación del virus en la comunidad. En
América Latina Uruguay y Nicaragua mantuvieron abiertas las escuelas la mayor
parte del año, mientras que en Colombia, Chile y Brasil comenzaron con las
aperturas paulatinas en algunas regiones en el mes de septiembre. La razón de
estas aperturas es la opuesta a la suspensión de clases: hoy sabemos mucho
más sobre el virus y mucho más sobre las consecuencias devastadoras de la
ausencia de clases presenciales en el rendimiento académicos y la salud física
y psicológica de los niños. Los daños por la ausencia de clases presenciales
suponen una violación de derechos constitucionales y de derechos humanos de
varios de los miembros más vulnerables de la comunidad educativa. En este
amparo mostraremos que la ausencia de clases presenciales es una restricción
irrazonable del derecho a la educación en los términos del artículo 28 de la
Constitución Nacional (“CN”) viola el derecho a la educación de los estudiantes
de primera infancia, primaria y secundaria, consagrado en el artículo 13.1. del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (“PIDESC”),
el artículo XII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre (“DADDH”), el artículo 13 del Protocolo Adicional a la Convención
Americana en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(“Protocolo de San Salvador”, que no tiene jerarquía constitucional, pero sí con
jerarquía superior a las leyes) los artículos 28 y 29 de la Convención de los
Derechos del Niño (“CDN”); A su vez mostraremos que los el impacto negativo
de la ausencia de clases presenciales es dispar entre los distintos tipos de
estudiantes y por lo tanto la ausencia de clases presenciales es violatoria del
derecho a la igualdad de los estudiantes de primera infancia, primaria y
secundaria, consagrado en el artículo 16 de la CN, los artículos 1.1. y 24 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (“CADH”), los artículos 2.1. y
26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (“PIDCP”), el artículo
2.2. del PIDESC, el artículo 2 de la Convención Sobre la Eliminación de Todas
las Forma de Discriminación contra la Mujer (“CEDAW”) y el artículo 2.1. de la
CDN. En particular, es violatorio del derecho a la educación en condiciones de
igualdad entre varones y mujeres consagrado en el artículo 10 de la CEDAW.
También mostraremos como la ausencia de clases virtuales es violatorio del
derecho a la salud de los estudiantes de primera infancia, primaria y secundaria,
consagrado en el artículo 12.1 del PIDESC y el artículo 10 del Protocolo de San
Salvador y el artículo; y el derecho a la igualdad de las mujeres con hijos en edad
escolar, consagrado en el artículo 16 de la CN, el artículo 2 de la CEDAW, el
artículo 1.1. y 24 de la CADH, el artículo 2.1. y 26 del PIDCP y el artículo 2.2. del
PIDESC.
IV. Fundamentos
Por otra parte la Universidad de Oxford realizó un estudio sobre el efecto del
cierre de escuelas primarias en Países Bajos. Allí las escuelas estuvieron
cerradas 8 semanas y se implementó la educación a distancia. El relevamiento
demuestra que los niños de familias de menor nivel educativo tuvieron una
pérdida de hasta un 55% respecto de los demás niños. Países Bajos representa
un cierre relativamente corto y un alto grado de preparación tecnológica. Los
resultados del estudio sugieren que los estudiantes de familias con menor nivel
educativo "tuvieron poco o ningún progreso... mientras aprendían desde casa, y
sugiere pérdidas mucho mayores en países menos preparados para el
aprendizaje a distancia" como sería el caso de Argentina (Engzell, Per, Arun
Frey, and Mark D. Verhagen. 2020. “Learning Inequality During the Covid-19
Pandemic.” SocArXiv. October 29 https://osf.io/preprints/socarxiv/ve4z7)
El informe oficial de noviembre de 2020 de la oficina de gobierno Ofsted (Office
for Standards in Education, Children's Services and Skills) de Reino Unido
remarca pérdidas de habilidades básicas de lectura y escritura en niños y
adolescentes y regresiones en el control de esfínteres en niños pequeños y en
la evolución de niños con capacidades diferentes como consecuencia del cierre
de escuelas durante parte de la primera mitad de 2020. Los efectos son más
pronunciados en niños cuyos padres no tienen flexibilidad laboral, lo que
acrecienta la desigualdad educativa.
(https://www.gov.uk/government/news/ofsted-children-hardest-hit-by-covid-19-
pandemic-are-regressing-in-basic-skills-and-learning)
Es importante destacar que la desigualdad no es necesariamente una
desigualdad puramente tecnológica. Naturalmente, la falta de una computadora
o la falta de acceso a internet hace difícil o imposible tener una clase virtual. Es
cierto que hay estudios que muestran que los alumnos de menores recursos por
lo general recurren a dispositivos móviles para tener clases, los cuales no son
óptimos (“School Clousures and the Online Preparedness of Children during the
COVID-19 Pandemic”, Marc Frennete; Kristyn Frank; Zechuan Deng, 103
Economic Insights) Sin embargo, el problema principal son las clases virtuales
en sí. Los estudiantes belgas tienen acceso a internet, probablemente a una
velocidad más elevada a la que cualquier estudiante argentino puede acceder, y
todos los estudiantes fueron perjudicados por la falta de clases presenciales. Los
estudiantes con menos recursos se ven perjudicados en el aprendizaje a través
de las clases virtuales por factores que son más difíciles de cambiar a través del
accionar del estado como puede ser otorgarles una computadora a los
estudiantes o mejorarles la conexión a internet. Por ejemplo, los padres son
cruciales, y no pueden ser reemplazados por el estado. Ante la ausencia de
maestros, son los padres y, en especial, las madres, los que brindan ayuda
pedagógica. Esto es especialmente relevante en el contexto educacional
argentino. Según una encuesta del Ministerio de Educación y UNICEF, los
estudiantes de menos recursos son los que más usan aplicaciones de
mensajería, como Whatsapp, para hacer tareas escolares (“Informe Preliminar
Encuesta a Hogares: Continuidad pedagógica en el marco del aislamiento por
COVID-19). Las aplicaciones por mensajería no permiten, naturalmente, una
interacción similar a la que se tiene con un maestro en una escuela. Sin embargo,
no todos los padres ni todas las madres pueden dedicar el tiempo suficiente en
la semana para ayudar a sus hijos, y muchas veces esa posibilidad también
depende de los recursos económicos del hogar. Un padre o una madre con un
empleo formal pueden pedir una licencia. Un hogar con dos padres con empleos
informales no tiene esa posibilidad.
Un estudio del Ministerio de Educación de Chile confirma las consecuencias
negativas en el aprendizaje reportadas en el estudio belga. En este estudio,
realizado en conjunto con el Banco Mundial, los investigadores concluyeron que
si la escuelas continúan cerradas hasta alcanzar los 10 meses sin clases
presenciales la escolaridad (la suma de años en los que los estudiantes
adquieren conocimiento) se reducirá de 9,6 a 8,3 años. A su vez, este estudio
identifica también una brecha educativa significativa. Mientras los alumnos más
pobres perderían en promedio el 95% de los conocimientos, los alumnos de más
recursos perderían en promedio el 64% de los conocimientos que se deberían
adquirir en el año lectivo (“Impacto del COVID-19 en los Resultados de
Aprendizaje y Escolaridad en Chile”, Ministerio de Educación de Chile, agosto de
2020, en
https://www.mineduc.cl/wpcontent/uploads/sites/19/2020/08/EstudioMineduc_b
ancomundial.pdf).
La desigualdad entre estudiantes con más recursos y con menos recursos no
sólo se encuentra en los resultados de aprendizaje, sino también en la deserción.
Según la Fundación Voz, se estima que entre un 25 y un 45% de los estudiantes
desertarán la escuela. No sólo la mayoría de los estudiantes desertores son los
de menos recursos, sino que una vez finalizado el ASPO los estudiantes
desertores de menos recursos aumentarán para colaborar con la economía
familiar (“Cómo Continuamos Después de la Cuarentena”, Fundación Voz, junio
de 2020, en https://oei.org.ar/wp-content/uploads/2020/06/Volver-a-las-
Escuelas-Propuestas-jun-2020.pdf).
El impacto desigualitario en los estudiantes es todavía más profundo entre
estudiantes varones y estudiantes mujeres. Muchos parientes de estudiantes
mujeres habrán muerto por COVID19 para cuando la pandemia haya finalizado.
Esto implicará que probablemente las estudiantes mujeres tomarán trabajos de
cuidado de los adultos mayores o los hermanos o hermanas menores (“COVID-
19 and Girl’s Education: What We Know So Far and What We Expect”, Amina
Mendez Acosta y David Evans, Center for Global Development, en
https://www.cgdev.org/blog/covid-19-and-girls-education-what-we-know-so-far-
and-what-we-expect-happen).
Si las autoridades provinciales están diseñando políticas educativas que
discriminan particularmente a los estudiantes de menos recursos y las
estudiantes mujeres, las autoridades provinciales están discriminando sobre la
base de categorías sospechosas. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
sostenido lo siguiente sobre la discriminación con base en categorías
sospechosas:
“El derecho constitucional argentino contiene, en especial a partir de la
incorporación de diversos tratados internacionales sobre derechos
humanos, la prohibición expresa de utilizar criterios clasificatorios
fundados en motivos de "raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones
políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social" (art. 1,
Convención Americana sobre Derechos Humanos y art. 26, Pacto
Internacional de Derecho Civiles y Políticos)…
“20) Que hay supuestos en los cuales las normas no contienen una
distinción sospechosa en sentido estricto, sino que en su literalidad
aparecen como neutras porque no distinguen entre grupos para dar o
quitar derechos a algunos y no a otros. A pesar de su apariencia —que
por sí sola no ofrece ningún reparo de constitucionalidad—, puede ocurrir,
sin embargo, que prima facie la norma —aplicada en un contexto social—
produzca un impacto desproporcionado en un grupo determinado. Esto
es, “leyes, políticas o prácticas en apariencia neutras” causantes de una
“discriminación sistémica (...) que genera desventajas comparativas para
algunos grupos y privilegios para otros” (Observación General 20 del
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, puntos 10 y 12).
21) Que en los casos en los cuales exista una norma neutral que prima
facie genere un impacto desmedido en los miembros de un grupo,
resultará necesario para analizar su constitucionalidad —ante el riesgo de
una discriminación a ese grupo—, comprobar la manera en que dicha
norma se ha implementado. En otros términos, la disposición puesta en
crisis por la existencia prima facie de discriminación justifica que el tribunal
analice los efectos que su aplicación ha generado en la realidad.
22) Que una vez comprobado ese efecto de desigualdad, el Estado debe
justificar la necesidad de los efectos desproporcionados que causa la
disposición. En el caso de que no logre hacerlo, la norma aparentemente
neutra resultará inconstitucional por afectar el principio de igualdad y no
discriminación. Como se advierte, el presente estándar probatorio resulta
diferente al utilizado por esta Corte en las causas “Pellicori” y “Sisnero”
(Fallos: 334:1387; 337:611), en el que se encontraban en juego solo
prácticas discriminatorias…”
Por lo tanto, las autoridades provinciales tienen la carga de probar que el impacto
dispar responde a un fin sustancial. En tanto las autoridades provinciales no
logren probar que el impacto dispar de la política educativa de clases virtuales
responde a un fin sustancial, esta política educativa debe considerarse
inconstitucional. Es cierto que las autoridades provinciales han citado un fin,
desde el inicio de la cuarentena, para mudar las clases a la virtualidad, y ya ha
sido mencionado en este escrito: proteger la salud. Ahora bien, ese fin no
parecería ser razonable por dos razones. Primero, como se verá en las
secciones subsiguientes, no protege la salud mas daña la de los niños que no
puede concurrir a las clases presenciales. En segundo lugar, como se ha visto,
la educación presencial no es distinta a otro tipo de actividades que se realizan
de manera presencial y sin todas las limitaciones del ASPO en dos aspectos
fundamentales. En primer lugar, es una actividad muy importante,
demostradamente tan esencial como el resto de las actividades habilitadas. En
segundo lugar, su realización no presencial acarrea graves perjuicios. Las
autoridades provinciales, entonces, no deben dar una razón abstracta de por qué
es necesario mudar las clases al aula virtual. Más bien, las autoridades
provinciales deben mostrar que excluir la educación presencial por sobre otras
actividades han sido permitidas en modalidad presencial responde a un fin
sustancial a pesar de que las razones para permitir su realización de forma
presencial son las mismas.
“1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del
más alto nivel de bienestar físico, mental y social.
“1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al disfrute del más
alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las
enfermedades y la rehabilita- ción de la salud. Los Estados Partes se
esforzarán por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al
disfrute de esos servicios sanitarios.
La clausura también hace a los estudiantes más vulnerables a riesgos dentro del
propio hogar. Por ejemplo, la clausura de escuelas está correlacionada con
aumentos de maltrato infantil. Cuando los niños no van a la escuela, las
denuncias por maltrato infantil caen. Que caigan estas denuncias sería bueno si
fuese por menores casos de maltrato infantil. Sin embargo, ese no es el caso.
Las denuncias bajan porque los maestros podían ver señales de abuso en la
escuela y eran denunciantes de maltrato infantil que hoy, con las escuelas
cerradas, no pueden hacer esas denuncias. Tan solo en California las denuncias
por maltrato infantil bajaron un 28% (“California sees steep drop in reports of child
abuse since school campuses closed”, EdSource, 23 de septiembre de 2020, en
https://edsource.org/2020/california-sees-steep-drop-in-reports-of-child-abuse-
since-campuses-closed/640462).
Ahora bien, ¿cuáles son los riesgos de contraer SARS-CoV-2 para los
estudiantes? Mucho menores. En Argentina, han sido los 52 niños por SARS-
CoV-2 entre 71.822 infectados entre 0 y 19 años, a 9 de octubre de 2020
(“Coronavirus en la Argentina: murieron 52 chicos por Covid-19 desde que llegó
la pandemia al país”, La Nación, 9 de octubre de 2020). En 2017, 324 siniestros
viales acabaron con la vida de niños menores de 14 años (“Alarma la cantidad
de accidentes de tránsito que afecta a niños y adolescentes”, Infobae, 11 de
febrero de 2020). Esto significa que si cerramos la escuela para proteger la vida
de los niños, deberíamos cerrarlas todo el año todos los años porque siempre
correran el riesgo mayor de morir en un siniestro vial yendo a la escuela. Por
supuesto, nadie apoyaría semejante conclusión. Tampoco nadie debería apoyar
cerrar la escuela para evitar cifra de muerte aún menores
Sin embargo, para entender los riesgos que supone la enfermedad en los
menores de 18 años, es necesario tomar de ejemplo las estadísticas de otros
países, ya que la cantidad de testeos de COVID19 en Argentina son muy
inferiores a los que se hacen en la gran mayoría de los países, por lo que la tasa
de mortalidad no refleja la tasa de mortalidad real de la enfermedad. En Estados
Unidos, que realiza más de 450.000 tests por millón de habitantes, los niños
representan entre el 0 y el 0,23% de las muertes por SARS-CoV-2, dependiendo
del estado. A su vez, los niños representaban entre el 1 y el 3,5% de las
hospitalizaciones. Los casos testeados en niños son de 853.635 (“Children and
COVID-19: State-Level Data Report”, American Academy of Pediatrics, 2 de
noviembre de 2020). Existen estudios que muestran que la mortalidad por
COVID19 en niños es menor que por influenza (Munro, Alasdair, Asha C. Bowen,
and Muge Cevik. 2020. “Reply To: COVID-19, Children, and Schools: Overlooked
and at Risk.” OSF Preprints. September 8, https://osf.io/49q5a/) y las escuelas
no se cierran en cada temporada de gripe.