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Breve historia de la prestación del ser-


vicio de salud en la Argentina
Federico Tobar

Presentación
E n este capítulo se presenta la historia de la prestación del servicio de salud en Argentina.
N o se asum e com o objetivo el narrar el surgim iento de las instituciones de salud en orden crono-
lógico. La intención es, m ás bien, presentar algunas de las categorías analíticas, que han sido
elaboradas por diferentes autores argentinos y extranjeros, para dar cuenta de la dinám ica evo-
lutiva de lo servicios m édicos. P or este m otivo, el capítulo com ienza con una m uy sintética rese-
ña de alguno de los enfoques que han sido aplicados al estudio histórico de la salud. E n segun-
do lugar se presenta un m odelo que distingue cuatro etapas en la historia de los servicios de
salud de acuerdo a los cam bios en el papel del E stado en cada m om ento. Por últim o, el trabajo
intenta dar cuenta de alguno hitos en la institucionalización de los servicios de salud en A rgenti-
na distinguiendo la génesis de cada una de las m odalidades de servicios hoy vigentes y su m or-
fología. S i la prim er clasificación en etapas considera com o eje el rol del E stado en la salud, la
segunda se centra en las configuraciones del m ercado de servicios m édicos.

Enfoques en el análisis histórico de la salud


¿C uando com ienza la prestación de servicios de salud en Argentina? La respuesta depende
del m arco referencial que se adopte. E s decir depende de qué consideram os servicios de salud.
H ay tres dim ensiones centrales para el análisis del sector salud en un país 1 : a), la situación de
salud de la población, b) sus políticas de salud y c) su sistem a de salud.
a) La situación de salud de la población constituye una dim ensión de la calidad de vida de los
pueblos. C ontrariam ente a lo que parecería a prim era vista, la salud de la población depen-
de en pequeña m edida de las políticas y de los sistem as de salud (G onzález G arcía & T o-
bar, 1997: 45-6). E s consecuencia de un conjunto de factores com binados, tales com o las
conductas y estilos de vida, el am biente, la genética y, por últim o, el sistem a de salud. La
salud de la población puede ser m edida a través de indicadores epidem iológicos.
b) Las políticas de salud constituyen un capítulo de las políticas sociales y pueden ser defini-
das com o un esfuerzo sistem ático para reducir los problem as de salud. U na P olítica de sa-
lud im plica la definición de la salud com o un problem a público en el cual el Estado asum e
un rol activo y explícito. D efinir políticas de salud es decidir que rol desem peña el E stado en
salud.
c) E l sistem a de salud engloba la totalidad de acciones que la sociedad y el E stado desarro-
llan en salud. S e trata de la respuesta social organizada para los problem as de salud de la
población.
D istinguir las tres dim ensiones es im portante para analizar la salud en Argentina porque se
podría afirm ar que hay al m enos una historia para cada una de las dim ensiones. P or ejem plo,
siem pre hubo una situación de salud, esta puede ser m ás o m enos buena dependiendo de con
quién se nos com pare. Si se considera una sola dim ensión de la situación de salud, tal com o la
esperanza de vida al nacer, se verifica que esta registró pocos cam bios durante los prim eros
diecisiete siglos de la era cristiana. R ecién a finales del siglo XV II, con la prim era revolución
industrial se com ienza a registrar un fuerte im pacto sobre la salud que se traduce en una prolon-
gación de la vida m edia. E n otros térm inos, la historia de la situación de salud es una historia

1
TO BAR , F ed erico.”He rra m ien tas p ara el a nálisis de l Sector Salu d”. M e dicin a y S o cie d ad. 20 01 .




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epidem iológica donde adquieren gran protagonism o las condiciones am biéntales y sociales,
tales com o los procesos de urbanización.
E n el caso particular de A m érica Latina, las conquistas en los indicadores de salud durante
la segunda m itad del siglo XX han sido extraordinarias. P or ejem plo, la Tasa bruta de M ortalidad
descendió de 17 por m il en 1947 a m enos de 7 por m il en 1995, la Tasa de M ortalidad Infantil
dism inuyó de 170 a 40 por cada m il nacidos vivos y la esperanza de vida al nacer aum entó de
50 a 69 años en ese m ism o período 2 .

P or otro lado, las políticas de salud son de desarrollo reciente. En la m ayoría de los países
no se detectan verdaderas políticas de salud antes de los años 50. Evidencia de ello se obtiene
cuando se exam ina el peso del gasto en salud dentro de los presupuestos públicos. P uesto que
si bien “gasto en salud” no significa “política de salud”, en la m ayoría de los casos la ejecución
de los program as requiere de una asignación de recursos (G onzález G arcía & Tobar, 1997:25).
U na política de salud puede o no alterar el estado de salud de la población, así com o puede
o no m odificar el sistem a de salud. En los sistem as de salud sedim entan los esquem as de ac-
ción, las respuestas sanitarias, sociales y económ icas definidas por las sucesivas políticas de
salud.
Tanto en la salud com o en todos los cam pos de actuación, el abordaje sistém ico es reacio a
la historización, la perspectiva de los sistem as detenta su propio m arco analítico sus propias
categorías de análisis que tienden a evadir la tem poralidad. D esde la perspectiva sistém ica tiene
m ás relevancia distinguir funciones, inputs y outputs tales com o flujos de servicios, recursos e
insum os.
A las tres dim ensiones m encionadas debería añadirse al m enos una perspectiva adicional y
es aquella que relacione la evolución del sector salud con la del resto de la sociedad y su institu-
ciones. A unque dentro de esta m ism a línea se podrían definir diferentes encuadres. E s así com o
se podría intentar una historia política de la salud, una historia económ ica de la salud, una histo-
ria social, etc..

S in la pretensión de dar cuenta de todas las lecturas posibles, se presentan a continuación


algunos hitos relevantes en la evolución sectorial destacando las lecturas o posiciones que han
sido privilegiadas desde diversos enfoques.

Etapas en la historia de los servicios de salud


La historia de las políticas sociales y de salud ha sido clasificada en fases acordes a las eta-
pas del desarrollo capitalista en la región. D e acuerdo a un m odelo de análisis que busca identi-
ficar los determ inantes de cada política de salud, pueden distinguirse cuatro grandes fases de
las m ism as 3 :
1. La prim era etapa del desarrollo estaría caracterizada, según este m odelo, por la
orientación del proceso de acum ulación hacia los intereses hegem ónicos de la bur-
guesía agroexportadora. La m odalidad de ejercicio del poder político instituida por
esta clase fue denom inada Estado liberal, a pesar de sus características fuertem en-
te autoritarias y excluyentes. Las dem andas sociales em ergentes solo fueron absor-
bidas por el E stado cuando se trataba de aquellas m edidas que podrían llegar a
2
G U ER R A D E M AC ED O , C a rlyle . N ota s pa ra u m a H istoria R ece nte da Sa úd e Pública na Am érica La tina -
O PS. R e prese nta ción de B ra sil. Brasilia . 19 97 págin a 9 .
3
Ve r: G A RC IA, J. CE SAR ; ¨O Esta do e a s Políticas d e Sa úde na Am érica La tina ¨. T e xto s de ap o io-
cien cias socia is. R io de Ja ne iro : Abrasco /PE C-EN SP, nº 2, 19 84 .
Ver ta m b ién: F LEU R Y TEIXEIR A, Sonia. “Esta do , Po de r e D em ocra tizaçao da Sa úd e”, in : F LEU R Y
TEIXEIR A, S. S aúde : C ole tiva ? Q u estio na nd o a O nip ote ncia d o S o cial. Rio d e Ja n eiro, R e lum e, D u -
m a rá, 19 92 , p ag s. 1 3 -4 4.




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com prom eter al propio proceso de trabajo. E n esas situaciones se prom ulgaron le-
yes que casi nunca fueron cum plidas con relación a la jornada laboral, a los acci-
dentes y al trabajo fem enino e infantil.
2. E l inicio del proceso de industrialización inaugura la etapa de crecim iento “hacia fue-
ra”. La m ism a desplazó a la oligarquía agroexportadora dando lugar a una am plia
coalición que incluye a la burguesía industrial, a los sectores m edios y aún a los tra-
bajadores urbanos, dando origen al denom inado E stado de C om prom iso. E n esta
etapa las dem andas de los trabajadores urbanos son incorporadas a través de or-
ganism os de S eguridad Social.
3. La etapa siguiente del desarrollo del capitalism o industrial m arcada por la interna-
cionalización del capital en un proceso de asociación entre capitales de origen na-
cional e internacional, da lugar a un Estado burocrático-autoritario, em presarial,
m ilitarizado y tecnocrático; que excluyó del poder al m ovim iento obrero organizado.
E n lo que se refiere a la política social la m ism a se subordina a los intereses de
acum ulación dando lugar a dos grandes tendencias: la privatización y la
incorporación de tecnología.
4. Finalm ente, la crisis económ ica reciente del capitalism o m undial, así com o la de los
países socialistas, redefine tanto los patrones de acum ulación com o los m odelos de
producción y la división internacional del trabajo, configurando grandes bloques. E n
los países industrializados cuya producción es liderada por los m odernos sectores
productivos, se abandona el m odelo fordista anteriorm ente preponderante. S e pro-
duce entonces el agotam iento del E stado B enefactor y se im pone el discurso neoli-
beral.
E ste esquem a perm ite, tam bién, describir la evolución del sector salud en la Argentina. D e
acuerdo con él podrían identificarse básicam ente cuatro m odelos de Estado en relación a
las políticas sociales, y en particular a las de salud. C ada uno involucra un m odelo particular
de ciudadanía y privilegia ciertas acciones en desm edro de otras. E n conclusión, desde ese
esquem a, las etapas o fases de la evolución del sector salud argentino son:
1. La policía m édica
2. E l E stado de B ienestar
3. E l M odelo desarrollista
4. E l M odelo N eoliberal

1. La policía m édica
D urante una extensa prim er fase del desarrollo del sector salud la m edicina progresaba de
form a totalm ente independiente a las funciones del E stado. A unque el progreso del conocim ien-
to m édico reforzaba la im agen de poder y prestigio de los m édicos, registraba un m uy leve im -
pacto en la agenda de políticas públicas. E sto se debe fundam entalm ente a que en el E stado
liberal la salud no era considerada un problem a público sino privado. Las acciones de gobierno
en el área se lim itaban a garantizar la seguridad de la ciudadanía y sólo fueron expandiéndose a
m edida que surgía una dem anda social organizada que presionaba sobre las estructuras de
gobierno para que la m ism a expandiera sus responsabilidades sanitarias 4 .
E l prestigio m édico fundam entaba una asim etría de poder entre m édico y paciente que justifi-
caba decisiones unilaterales del prim ero sobre el segundo. C om o plantea S usana M urillo: “ junto
a ese prestigio m édico em ergió el valor del espacio com o agente de ordenam iento social, no

4
E n la a te n ción de la sa lud de la p o bla ción la tran sfo rm ación d e la s de m a nd as so ciale s e s el h ito q u e
m a rca e l fin d e la e tap a tra dicio na l d e p olítica de sa lud . Esta tra nsform a ción d a lug a r a un a preo cup ación
cre cien te p or lo s servicio s de a ten ción m édica p úb licos. El su rg im ie nto de la po lítica e stá so bred ete rm i-
n ad o po r do s facto re s: de m a nd as so ciale s g en erad as po r la ind ustria lización y u rb an ización, po r un la do ,
y a la crecien te ofe rta de m éd icos d ispo nib le s pa ra a ten de r los servicio s d e ate nción m éd ica, po r el otro.
T e rm ina e n e sta e tap a la g ra ve insu ficie ncia d e se rvicio s de salu d pa ra la po b lación m ed ian te un in cre -
m e nto d e la cob ertu ra de servicio s.




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solo el del espacio abierto de los intercam bios y a partir de allí el valor del urbanism o, sino tam -
bién el espacio cerrado, al cual se le asignó un valor terapéutico 5 . D urante el siglo XIX se insti-
tuía un m odelo de atención en salud pública sobre dos ejes de acción vinculados entre sí: P or
un lado la psiquiatría alienista y por el otro el higienism o.
P ara el Estado liberal la preocupación por la salud no se centraba en curar a la población en-
ferm a sino en evitar la propagación de las consecuencias negativas (externalidades negativas)
de la enferm edad y en especial de las epidem ias. Se trata de un m odelo higienista de interven-
ción del E stado pero m ás preocupado por “aislar a los enferm os” que por prevenir las enferm e-
dades, m ás relacionado con las prácticas autoritarias que con los derechos y la dem ocracia.
C uidar a la población y sobre todo a sus ejércitos era fundam ental. E n la antigua R om a las auto-
ridades llegaban hasta a violar las residencias privadas para incautar alim entos “insanos” y fija-
ban cuotas para la ingestión de grasas y bebidas. E l general victorioso sobre el m ás grande
im perio construido por O ccidente no fue el bárbaro A larico 6 . Fue el m osquito del crepúsculo. E l
paludism o es aún hoy el m ayor exponente de la relación entre desarrollo sanitario y desarrollo
económ ico. D e hecho la figura del sanitarista es anterior a la del m édico com o profesional liberal
que vende servicios. Aún en este siglo los grandes sanitaristas, com o lo fue O swaldo C ruz en
B rasil, form aban brigadas que perseguían a los habitantes para vacunarlos a la fuerza.
E ste m odelo configura un prim er rol del E stado con relación a la salud en el cual, m ás que
com o proveedor, financiador o regulador del m ercado de salud, pasaba a ejercer funciones de
policía. E ntre las responsabilidades de esta “policía m édica” constaba la de transform ar a los
pobres en m ás aptos para el trabajo y m enos peligrosos para los ricos. Fue necesario quebrar la
hegem onía del m odelo higienista para que la salud pasara a integrar los derechos sociales.
H acia fines del siglo pasado esta m odalidad higienista de intervención del E stado en salud ya
coexistía con una segunda m odalidad de carácter asistencial m ás preocupada por la atención
m édica a la población enferm a. A unque aquélla resultaba m ás efectiva en el m antenim iento de
la salud era percibida de form a negativa por el conjunto de la sociedad. B ism arck dem ostró que
la expansión de la asistencia m édica constituye un poderoso instrum ento de legitim ación y regu-
lación laboral e industrial. C uando introduce en 1881 el S eguro S ocial pretendía tanto aplacar a
los socialistas (com andados por el ilustre m édico patólogo R udolf V irchow) com o alcanzar la
potencia industrial de Inglaterra y Francia. E l canciller prusiano había observado que a los traba-
jadores les faltaban recursos para pagar los servicios m édicos que les perm itiesen acortar la
convalecencia y dism inuir, así, su ausentism o laboral.
E n conclusión, para el E stado liberal la salud no form aba parte de la “cosa pública”. E n la
prim era etapa de las políticas de salud la acción del E stado se lim itaba al de “policía m édica”
ejerciendo el control de vectores en enferm edades transm isibles 7 . Los servicios de atención
m édica eran prestados com o form a de caridad por S ociedades de Beneficencia y, no configura-
ban una función del gobierno. A esta m odalidad particular de relación E stado - ciudadano los
analistas han denom inado “ciudadanía invertida” 8 porqué la asistencia m édica de carácter colec-
tivo no constituía un derecho de los ciudadanos sino una “dádiva” otorgada a los excluidos, los
no ciudadanos. La denom inación proviene de la política asistencialista desarrollada a partir de
las P oor Laws inglesas del siglo XVIII, por las cuales para tener acceso a la asistencia social las
personas (pobres) perdían sus derechos civiles. E s decir, cuando se recibía ayuda social se
perdía la condición de ciudadanía.

5
Ver: M U RILLO , Susana.”Influ en cias de l h ig ien ism o e n p olíticas sociales en A rg en tina .1 87 1 /1 91 3 .” En:
D O M ÍNG U EZ M O N ,A e t a lt. L a salu d e n C risis. Bue no s Aire s. D u nke n. 20 00 . P ág ina 24 .
6
G O N ZÁLEZ G AR CÍA &T O BAR , 1999. O p Cit. Pág ina 7 4 .
7
P a ra u na p ro fu n da caracte rización de l m o d elo de p olicía m édica , ver: R O S EN , G . D e la po licía m é-
d ica a la m ed icina socia l. M éxico . D .F. Sig lo XXI.1 98 5.
8
FL EU R Y TE IX EIR A, S on ia. Estados sin C iud adanos: S egurida d S ocial y Salu d en Am érica L atin a . B u e -
n os A ire s. L ug a r ed itorial. 1 99 7.




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2. El Estado de Bienestar y la salud


E l surgim iento de nuevas am enazas a la calidad de vida, tales com o guerras, epidem ias y
grandes catástrofes, unido a las expansión de dem andas sociales im pulsaron una progresiva
incorporación del E stado en las cuestiones de salud. P or ejem plo, en la A rgentina los prim eros
hospitales públicos surgen para atender a ex com batientes de las cam pañas del desierto em -
prendidas por Juan M anuel de R osas.
S in em bargo, este proceso no se m anifiesta de form a hom ogénea ni sim ultánea en todo el
m undo. S e han identificado tres grandes trayectorias históricas en el desarrollo de los servicios
de salud 9 . P or un lado la trayectoria liberal de los E stados U nidos de N orteam érica que deriva en
la consolidación de un fuerte m ercado de seguros privados. Por otro lado, el m odelo del seguro
social bism arckiano. E n tercer lugar el m odelo de W elfare o S eguridad S ocial inspirado en el
inform e de Lord Beveridge.
2.1 Surgim iento del seguro social
A pesar de su extraordinario avance científico y técnico en m edicina los Estados U nidos de
N orteam érica han persistido en esa definición de los cuidados de salud com o un problem a pri-
vado. S ólo a partir de los desbastadores efectos sociales de la crisis de 1929, el país del norte
com enzó a avanzar hacia la incorporación de esquem as de protección social en general y de
salud, en particular. E l m odelo existente de seguros sociales recién se institucionaliza en Esta-
dos U nidos en 1935 10 . Fue necesario que aquel país atravesara otra catástrofe, com o la derrota
de V ietnam , para que se tolere el surgim iento de los program as de salud dentro de las estructura
del seguro social. A sí se pasó de program as de asistencia para pobres, ancianos y ex com ba-
tientes a la institucionalización, en 1965, del M edicare -seguro de salud para ancianos- y del
M edicaid -seguros de salud para carenciados-. El E stado incorporó nuevas funciones cada vez
que se verificó que acciones públicas podrían evitar un gran núm ero de m uertes. La m ayoría de
las veces tal verificación fue aceptada ex post facto.
E n E uropa, con el desarrollo de una clase trabajadora m ayoritaria com ienzan a surgir m eca-
nism os adm inistrativos y financieros de concesión de beneficios tales com o pensiones, seguros
por accidente de trabajo, atención de la salud del trabajador y su fam ilia, guarderías, auxilio por
natalidad, peculio, etc... Los m ism os se expanden tanto por iniciativa de los propios trabajadores
–de form a autónom a a la que se denom inó m utualism o- com o de form a conjunta con las em pre-
sas y el E stado –esquem a tripartito-.
E l m odelo del seguro social expresa un esquem a de protección social cuya principal caracte-
rísticas es su vinculación al m undo del trabajo. D esde una perspectiva histórica la m odalidad del
seguro social se corresponde con las form as clásicas de asociación sindical y m utual. S e inicia
con la incorporación de los oficios en la edad m edia, pero en realidad esas form as organizativas
de protección social van creciendo y m adurando hasta la época de transición de la fase com peti-
tiva a la fase m onopólica del capitalism o. Es entonces cuando com ienzan a surgir efectivam ente
nuevos sindicatos y corporaciones profesionales.
Los grem ios y sindicatos se hicieron cargo de la salud de los trabajadores m ucho antes que
el E stado y el m ercado 11 . P ero lo que transform a este m odelo de atención y protección de la
salud en un sistem a es el pasaje del seguro individual al seguro social. Es decir, la proclam ación
legal de la obligatoriedad del seguro. E l seguro grem ial evoluciona hasta la intervención del Es-
tado. E s entonces cuando el gobierno incorpora las funciones de regulación del m ercado de
trabajo, con una leve regulación de las em presas y adquiere responsabilidad en el financiam ien-
to de las acciones.

9
P ara u na e xcele nte ca ra cte riza ción d e lo s p ro ceso s h istórico s d e co nform a ción de lo s esqu e m as d e
p ro te cción so cial ve r: FLE UR Y T EIXEIRA , 1997. O p. C it.
10
G O N ZÁLEZ G AR CÍA &T O BAR , 1999. O p Cit. Pág ina 73
11
AB E L -S M ITH , Brian. ¿C uánto cuesta la salud?. S alam anca. M apfre.1982.




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E n sus inicios se financiaba con la cotización específica de las personas para tener acceso al
seguro. Los cotizantes se agrupaban o por categoría profesional o por em presa o ram o de la
producción. S in em bargo, en un segundo m om ento la financiación deja de ser exclusiva de los
beneficiarios porque se registra un interés específico de los capitalistas en cofinanciar y hasta
financiar integralm ente los seguros ya que esto les otorga un m argen de regulación sobre el
m ercado de trabajo. E l seguro evoluciona desde la auto -organización voluntaria de un grupo de
trabajadores de un m ism o oficio, pasando por la organización de un grupo de trabajadores de la
m ism a em presa que en m uchos casos logra alguna cofinanciación por parte de los em pleado-
res, hasta la intervención del E stado en ese proceso.
C on la incorporación del Estado, el seguro social adquiere una form a tripartita cuyo origen se
detecta en la A lem ania que, unificada por el C anciller O tto V on Bism arck, incorpora una form a
de protección social financiada de m anera conjunta por el E stado, los trabajadores y las em pre-
sas.
E l m odelo del seguro social bism arckiano no fue adoptado en Inglaterra, donde continuaron
las form as autónom as, liberales y asistenciales de políticas sociales. Inglaterra continúa con una
form a de asistencialism o com binada con el seguro (en las grandes em presas) hasta la segunda
guerra m undial. M ientras que A lem ania, así tam bién com o otros estados de E uropa y poste-
riorm ente de A m érica Latina, que siguieron el m ism o m odelo, m archaron hacia las form as m ás
centralizadas de la política social.
2.2 El Estado de Bienestar
A m edida que el m ercado de trabajo form al crecía el seguro social com o esquem a de protec-
ción se expandía y redefinía. D esde la unificación de A lem ania, en la década de 1870, hasta la
década que transcurre entre 1930 y 1940 se registró un dinám ica económ ica que prom ovió una
gran form alización del m ercado de trabajo de m odo que alrededor del 90% de la población eco-
nóm icam ente activa europea pertenecía al sector asalariado form al.
Las guerras en E uropa ocasionaron una transform ación en el com portam iento de las perso-
nas y afectaron el funcionam iento de los esquem as de protección social. C uando una ciudad era
bom bardeada no existía form a de distinguir entre los heridos aquellos que contaban con protec-
ción social de los que la tenían. E sta situación originó form as de solidaridad diferentes a las
tradicionales que im pulsaron a los esquem as de protección asistencialista y del seguro social.
S e form ula entonces la salud com o un derecho universal y el acceso a los servicios pasa a ser
garantizado y financiado con recursos públicos. E sta form a de organización de los sistem as de
salud se tornó hegem ónica en E uropa a partir de los años cincuenta. D esde el punto de vista de
la financiación la universalización de la protección de la salud que surge en la postguerra se
apoya en cierta facilidad para lograr solventar a esa porción m inoritaria de la población que no
contaba con ninguna form a de protección social. Financiar esa nueva obligación del E stado a
través de recurso fiscales obtenidos vía im puestos y contribuciones laborales no resultaba m uy
difícil en países que pasaban por una fase de franca recuperación económ ica. A dem ás de eso,
dentro de los program as de reconstrucción europea diseñados en el Plan M arshall se prevía la
cobertura de determ inados riesgos sociales. Por lo tanto la cuestión de la universalización no
im ponía un costos económ ico m uy alto a los países europeos. A dem ás, aquella fase de los años
cincuenta hasta la prim er m itad de los setenta fue un período de gran crecim iento económ ico y
desarrollo social. E l P roducto B ruto de los países del viejo continente crecía de form a sostenida
a razón de cuatro al cinco por ciento al año, las tasas de inflación eran m uy bajas, el desem pleo
era m ínim o y los sindicatos conseguían negociar condiciones salariales adecuadas a sus nece-
sidades. Estos son los principales m otivos por los cuales en esa fase dorada de la econom ía
E uropea se hizo hegem ónico el m odelo universalista o de la seguridad social.
E n sentido estricto se diferencia el sistem a del “seguro social” del de “seguridad social”. E n
los países que han incorporado reform as de sus sistem as de salud avanzando desde el prim ero
hacia la segunda tales com o Italia, E spaña y B rasil tal distinción es de uso corriente. N o obstan-




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te, en la m ayoría de los países de A m érica Latina se les suele usar com o sinónim os 12 . E l m odelo
universalista o de seguridad social, involucra la adopción del W elfare S tate, cuya prim era form u-
lación legal aparece con el inform e del Lord B everidge (1942) y las leyes consecuentes en Ingla-
terra. S e caracteriza por tener financiación pública con recursos procedentes de im puestos y
acceso universal a los servicios que, generalm ente, son sum inistrados por proveedores públicos.
Los trabajadores profesionales y no profesionales dependen del Estado, que tiene una gran
responsabilidad en la conducción y gestión del sistem a. C on frecuencia en su financiación exis-
ten otras fuentes adem ás de los im puestos, com o el pago directo de los usuarios y otros apor-
tes, y lo m ism o sucede en su organización y gestión, que está tom ando form as m ás participati-
vas y com unitarias. N o obstante, siguen siendo básicam ente estatales en su financiación, orga-
nización y gestión. E n com paración con los otros este m odelo privilegia la función del E stado
com o proveedor 13 .

2.3 El Estado de Com prom iso


E n A rgentina esta dinám ica no sigue exactam ente los m ism os padrones que en E uropa.
Luego de la crisis del 29 aum enta rápidam ente la presencia del E stado en diferentes áreas de la
vida social. C om ienza entonces la expansión de los servicios de salud asociada a la am pliación
de los derechos del ciudadano. H asta 1943 la salud era com petencia del D epartam ento N acional
de H igiene del M inisterio del Interior. E se m ism o año se dio el prim er paso hacia el reconoci-
m iento de la S alud Pública com o problem a de interés específico con la creación de la D irección
N acional de S alud P ública y A sistencia S ocial que en 1949 se transform ó en M inisterio.
E n el ám bito de la salud, la década del 40 es escenario de un doble nacim iento: el del E stado
“responsable-garante” del derecho a la salud, y el de las organizaciones sindicales, estatales y
para-estatales, que m ás tarde darán origen al sistem a de obras sociales 14 . E s decir, por un lado,
la década del cuarenta registra la expansión de los derechos sociales en general y de una m ulti-
plicación de la oferta pública universal y gratuita de servicios de salud, aproxim ándose notable-
m ente al m odelo del E stado de B ienestar. P ero por otro lado se expande la lógica del seguro
social focalizado en un grupo de trabajadores form ales asalariados.
C om o evidencia a favor de considerar que la A rgentina avanzó en la incorporación de un es-
tado de B ienestar se puede argum entar que entre 1946 y 1951 se construyeron 35 policlínicos
en todo el país. Esto llevó las cam as públicas a m ás de 130.000, esto significa 7,4 cam as cada
1000 habitantes 15 . E n una década prácticam ente se triplicó la cantidad de enferm eras y la de
m édicos se duplicó. E n com ienzos de los 50 se había erradicado el paludism o que solo cuatro
años antes afectaba a trescientos m il argentinos y nuestro país contaba con una de las m ayores
coberturas del m undo 16 . D urante los nueve años de la gestión de R am ón C arrillo al m ando de la
cartera sanitaria se institucionaliza una concepción propia de la M edicina S ocial. D urante el P ri-
m er Plan Q uinquenal de D esarrollo (1947-1951) se sancionan las leyes de sanidad pública (N °
13.012) y de construcción, habilitación y funcionam iento de servicios de salud (N ° 13.019). A
través de las m ism as se garantiza la financiación y sostenibilidad de los servicios públicos para

12
ZER D A, A. Et alt. Sistem as d e se gu ro s de salu d y a cceso a m ed icam en to s. W ashington. O PS/O M S.
2 00 1.
13
G O N Z ÁLEZ G A RC ÍA, G inés & T O BAR , F ederico. M ás salu d po r el m ism o d ine ro . Buenos Aire s Isalud.
1 99 9. 2d a e dición.
14
BELM AR TIN O , Susa na . “Política s de Sa lud e n la Arge ntin a: p erspe ctiva histórica ” En: C ua d erno s M édi-
o
co So ciale s n 55 : 1 3-3 3, 19 91 . P ág ina 13 .
15
Según las e stim acio ne s oficiale s in te rce nsa les la p ob lación a rg en tina e n 1 95 1 era d e 1 7.44 1 34 0 h ab i-
tan tes (Ver: G ER M AN I, G IN O . Estructu ra so cial de la Argentin a. A nálisis estad ístico . Buen os Aire s. Edi-
cion e s de l S o lar. 1 98 7. pág ina 3 1), en e se e n to nce s la ofe rta de ca m a s ho spitala ria s ha b ía a sce n did o a
1 30 .1 2 7 (Ver: A L Z U G A RA Y, R .A . R am ón C a rrillo, e l fun da do r de l san itarism o na cion al 2. Bu en os Aire s.
C entro Editor de Am érica La tin a. 19 88 . Pág ina s 22 8 a 2 31 ).
16
Ver: TO B AR , F. “T en de n cia s de refo rm a d el siste m a de sa lud en A rg en tina ”. Sa lud pa ra to do s Año
7 .N úm e ro 70 . M ayo . Págin a s 1 8 -1 9.




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ofrecer asistencia m édica, com pleta, y gratuita al 65% de la población argentina que era consi-
derada no pudiente , y para ofrecer servicios a tarifas reducidos a otro 20% de la población en
m ejor posición económ ica 17 . E l acta fundacional del S ervicio N acional de S alud británico, que
hoy se considera paradigm a de un sistem a universal y público, data de 1949. Para ese entonces
el sistem a público de salud argentino superaba al británico tanto en recursos com o en resultados
obtenidos.
S in em bargo, tam bién se argum enta que la lógica de expansión de los servicios de salud no
siguió el m odelo igualitario y universal del E stado de Bienestar E uropeo. P or este m otivo algu-
nos autores proponen no hablar de un E stado de Bienestar sino de un “Estado de com prom iso”
o aún de un “W elfare State a la criolla” 18 . P oco después de la gestión de R am ón C arrillo con sus
avances en la im plem entación de un sistem a público de salud, la dirección del sistem a com enzó
a avanzar en el sentido de un m odelo de seguros de salud. En la década del cincuenta se ex-
pande y consolida el sistem a de obras sociales estrecham ente vinculados con sistem as solida-
rios de financiam iento de servicios de atención m édica; con los grem ios profesionales y los sin-
dicatos de obreros y em pleados.
E l surgim iento del sindicalism o com o actor reconocido en el interior del sistem a político, que
se encuentra en la base del “E stado de C om prom iso”, no solo representa una de las diferencias
m ás im portante con las condiciones vigentes bajo el E stado liberal; constituirá adem ás un dato
sustantivo en las form as de organización de los sistem as de salud y atención m édica 19 .
La predisposición a incorporar nuevos actores en el debate sobre las políticas públicas perm i-
te la inclusión de m odelos técnicos m odernos en la gestión del E stado. D e esta m anera, el go-
bierno asum e un am plio conjunto de funciones en el área de salud, com o la de proveedor de
servicios de atención, la regulación de recursos y tecnología, la fiscalización y control del am -
biente, etc... N o obstante, al m ism o tiem po, persisten instituciones de salud propias de la A rgen-
tina liberal, hospitales, instituciones de beneficencia, m utualidades, etc.., de poca vinculación
con la política estatal, de carácter clientelista, y de baja racionalidad en su gestión. A unque la
salud com o cosa pública aum enta la legislación social referida a salud se restringe a los acci-
dentes de trabajo. E n otras palabras, el rol del E stado se redefine en térm inos globales inclu-
yendo al bienestar de la población com o prem isa y una am plia convocatoria social. A pesar de
ello se consolida un sistem a heterogéneo y fragm entado que luego se constituirá en el principal
condicionante de la form ulación de políticas de salud. La preservación y expansión del seguro
de salud asociado a los grem ios y con control estatal caracteriza una m odalidad particular de
expansión de la ciudadanía que ha sido caracterizada com o “ciudadanía regulada” 20 .

3. El Estado desarrollista y la salud


E l rol distribucionista del E stado es reem plazado, en el desarrollism o, por el de garantizar la
acum ulación del capital. D entro de este esquem a ...
“E l sector salud sufre el im pacto de las políticas de austeridad fiscal. Los intentos por
dism inuir el gasto del E stado nacional conducen a propuestas de racionalización del sec-
tor público, que en la práctica, se traducen en la paralización del crecim iento de su capa-
cidad instalada, e incluso en el deterioro de la existente. Las propuestas de descentraliza-
ción y desburocratización -específicam ente dirigidas al cuestionam iento del m odelo orga-
nizativo peronista- concluyen por trasladar bajo la responsabilidad de los estados provin-
ciales la adm inistración de la red hospitalaria nacional. E sta “política de transferencia” que
im pacta diferencialm ente a los servicios según capacidad de gasto y de gestión de los

17
N O VIC K, Susa na . “L a salu d e n lo s p lan es n acio na les d e D esa rrollo : A rg en tina 1 9 64-1 98 9”. En : DO -
M ÍN G UE Z M O N ,A e t a lt.. 2 00 0 .Pág ina 41 .
18
Ver: BELM AR TIN O , 19 91 . O p. C it. BELM AR TIN O , Susana; BLO CH , C a rlos. El Sector Salu d en la Ar-
g en tin a : A cto re s, C o nflictos d e in te re se s y m od e los org an izativos, 1 96 0-1 98 5. Buen os Aires. O PS. N °
4 0. 1 99 4. V er tam b ién: TEN TI FAN FAN I, E. “W elfa re S ta te a la C rio lla”. L a ciu d ad fu tura. 19 96 .
19
BELM AR TIN O , S. O p.C it. Pág ina 14 .
20
FL EU R Y TEIXEIR A, 1 99 7 . O p C it.




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respectivos gobiernos provinciales, profundiza las carencias de una red de servicios que
en buena m edida se había conform ado bajo el im perio de la discrecionalidad y la im provi-
sación” 21 .

N o obstante, la contracción de la actividad social del E stado no involucra un “achicam iento” ni


una privatización:
“P or el contrario, los organism os estatales se expanden, cubriendo nuevos ám bitos de
intervención. C om ienza a desarrollarse en su interior una capa tecnoburocrática, con vin-
culaciones en el sector em presario nacional e internacional, directam ente com prom etida
en tareas de planificación del desarrollo a partir del estím ulo a la iniciativa privada. El dis-
curso “m odernizante” y “eficientista” pone el acento en la distribución racional de recursos
por definición insuficientes” 22 .

4 El Estado Neoliberal y la salud


E l m odelo de Estado burocrático-autoritario que se instala en la A rgentina a partir de 1976
asum e características fundacionales y desarrolla todos sus esfuerzos en erradicar las bases del
E stado de com prom iso que asum ía funciones de intervención, de m ediación de intereses conflic-
tivos, con un fuerte rol en la distribución del ingreso a través de instrum entos fiscales, que asu-
m ía un com prom iso activo con el desarrollo industrial y donde las políticas sociales tenían un
papel fundam ental. Las Fuerzas A rm adas incorporan el discurso neoliberal que da fundam ento a
su equipo económ ico. E sto repercute en la esfera de salud prim ando los com ponentes liberales
y tecnocráticos, avalando el desm antelam iento de los servicios sociales en m anos del E stado, y
su traspaso a la actividad privada. Principios m odernizadores com o la jerarquización de la red
sanitaria, el desarrollo de redes y de sistem as locales aparecen esbozados en el discurso oficial.
A unque en la práctica esto no ocurre y lo que se opera es una descentralización de los hospita-
les que transfiere el conflicto a la esfera provincial liberando al presupuesto fiscal de toda res-
ponsabilidad por la salud de la población, inclusive del sostenim iento del hospital público, al que
se otorga la posibilidad de financiam iento m ediante el arancelam iento y la contratación con las
obras sociales.

Trayectorias históricas en la organización de los servicios


de salud en Argentina
E n conclusión, pueden identificarse en nuestro país cuatro m odelos de E stado en relación a
las políticas de salud. E n el prim ero (liberal), la salud es totalm ente subsidiaria y el rol del E stado
se lim ita a garantizar que esta, así com o las dem ás problem áticas sociales, no afecte el ritm o
“natural” del m ercado. E l financiam iento de las pocas acciones existentes no es público sino
privado por la vía de las donaciones, y la salud no constituye un derecho de la población.
E n la década del cuarenta, las principales transform aciones en la estructura social del país
consolidan las bases sociales de un nuevo E stado (de com prom iso). E ste incorpora la prem isa
de la “m odernización” pero m ás en la acción que en el discurso (puesto que no se asum e com o
“progresista” sino com o “revolucionario”). La esfera pública crece exponencialm ente, y dentro de
ella la salud en su carácter de “cosa pública”. E ste crecim iento es enteram ente m ediatizado por
un E stado centralista y con un Poder Ejecutivo hiperdesarrollado. Los derechos sociales, y en
particular los de salud, se expanden pero el acceso no se plantea de m anera universal sino de
form a regulada por el E stado. La coexistencia de acciones públicas con el desarrollo del sistem a
de seguro de salud (obras sociales) incorpora una gran fragm entación del sistem a. La m odalidad

21
BEL M AR TIN O ,1 99 1. O p C it. Págin a 1 8.
22
BEL M AR TIN O , 1 99 1. O p. C it, págin a1 8




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financiera apropiada para las acciones de salud de este tipo son los recursos fiscales, por un
lado, y las contribuciones sobre el salario, por el otro.
E l desarrollism o provoca un giro en el rol del E stado por el cual el com prom iso con el proceso
de acum ulación es anterior al com prom iso con los derechos sociales. La prem isa de la m oderni-
zación se consolida para ser reeditada por todos los gobierno posteriores. N o obstante, se in-
corpora com o novedad la tendencia centrífuga de las acciones estatales. E l sistem a de salud
com ienza a ser descentralizado con la transferencia de los hospitales nacionales a las provincias
en 1957. A l año siguiente los m ism os son devueltos a N ación por causa de la baja capacidad
técnica y financiera de las provincias.
E l m odelo neoliberal es incorporado en la form ulación de políticas públicas bajo el régim en
autoritario. E l m ism o incorpora el espíritu de la contención del gasto, la focalización, la descen-
tralización de los servicios (aún com o m edida contencionista) e intenta introducir una cuña en el
sistem a solidario de seguridad social, perm itiendo la salida del m ism o de los sectores de m ayo-
res recursos m ediante su incorporación a los seguros privados, que se convierten en una pujan-
te área de valorización del capital 23 .
Los G obiernos nacionales y locales que se sucedieron en los períodos de trancisión y conso-
lidación de la dem ocracia no consiguieron encontrar aún fórm ulas superadoras de las recetas
básicas centradas en la contención del gasto, en la fragm entación de los derechos, en la privati-
zación de los servicios y en la desvinculación de la esfera central de cualquier com prom iso de
gestión que pudiera involucrar conflictos. S e consolidan así las tendencias hacia la descentrali-
zación y la desm ercantilización m ínim a de los servicios, incorporando la terciarización y la com -
pra y venta de servicios desde la esfera pública.
La descentralización perm anece com o resultado de la confluencia de esta prem isa en dos
grandes discursos ideológicos, el neoliberal y el de la reform a progresista que se despliega en
los sistem as de salud bajo la consigna de incorporar un m odelo de W elfare S tate.
N o obstante, la dem ocratización incorpora en la reform ulación de los servicios la prem isa de
prom over la participación social en el ám bito de la salud. E sta participación está dando sus pri-
m eros pasos y las pocas experiencias desarrolladas con éxito dificultan la identificación de estra-
tegias apropiadas para todos los contextos. En la form ulación de las políticas de salud la partici-
pación difícilm ente supera el carácter declarativo. Sin em bargo, los analistas internacionales
coinciden en que es por ese cam ino que se debe avanzar para encontrar el antídoto contra los
principales problem as que aquejan a nuestros sistem as de salud.
E stos sum arios antecedentes perm iten explicar la transform ación profunda que se da en el
cam po de las políticas y servicios de salud. D esde la situación inicial caracterizada por un poder
político del E stado que considera prim ero la protección sanitaria y el control de enferm edades
transm isibles considerando com petencia de la atención m édica a la población sin recursos eco-
nóm icos una función social de caridad. E n esta época las políticas de salud están m uy fuerte-
m ente vinculadas a un arte y una ciencia, que es patrim onio de los m édicos, y que por otro lado
no tiene m ayor trascendencia en el cam po político. La salud o m ejor dicho la enferm edad com o
concepto general en esa época es totalm ente com partido, indiscutido y de responsabilidad m é-
dica.
C uando la evolución social da lugar a una creciente dem anda de servicios m édicos y de sa-
lud colectiva, a la que se sum a la exigencia de control por la autoridad de salud sobre otros
cam pos que se relacionan con la producción, el trabajo y la satisfacción social, surge la m ayor
im portancia de las políticas de salud.
E n la actualidad el cam po de la salud no es solam ente de com petencia m édica sino que se
am plía al quehacer de otras disciplinas y a la sociedad plena. A dem ás adquiere im portancia en
la industrialización y exportación de bienes (m edicam entos, alim entos y equipo m édico) am -
pliando su clásico com etido de atender el cuidado de la salud y la reparación de la enferm edad
en la población. En el presente m antener y m ejorar la salud es una inversión indiscutible.

23
BEL M AR TIN O , 1 99 1,O p C it. págin a 2 4




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Es un error interpretar la política de salud dentro del cam po restringido de la satisfacción de


necesidades de atención m édica, aunque esta área sea la que consum e m ás del noventa por-
ciento del gasto social de los servicios de salud. P aradójicam ente este gasto tiene una contra-
partida no identificada que es el valor agregado que perm iten y prom ueven las acciones de con-
trol de calidad de m edicam entos y alim entos en los que participa el sector salud, y especialm en-
te los M inisterios de S alud. La tendencia es a que el sector salud siga aum entando su participa-
ción en el producto bruto interno y en la capacidad de em pleo com parativam ente con otros sec-
tores.
La crisis económ ica, el pago de la deuda externa y las políticas de ajuste, repercuten desde
hace unos años fuertem ente en el cam po de la salud, y especialm ente en los servicios de aten-
ción m édica, que paulatinam ente quedan rezagados del avance tecnológico. La deuda económ i-
ca se paga en gran proporción increm entando la deuda social.
La tradición de privilegiar la atención m édica, am pliam ente justificada por su carácter de ne-
cesidad sentida y expresada por la com unidad, genera un conflicto durante la aplicación de es-
tas políticas de ajuste por el aum ento de la brecha en la satisfacción de necesidades expresadas
por la población, la insuficiencia de los servicios públicos y el crecim iento progresivo de la oferta
de servicios privados. P or otro lado se debilita la función de la fiscalización que es una com pe-
tencia indelegable del E stado, para el control de: la calidad de los servicios m édicos, de la pro-
ducción de m edicam entos y en el control de los riesgos en el cam po de la industria de la alim en-
tación y de productos agrícolas por consum o de bienes y servicios.
Todas estas actividades directa o indirectam ente constituyen una form a de retorno económ i-
co en la contribución del sector salud al desarrollo.
La m odernización del E stado y los estilos económ icos y sociales contem poráneos, repercu-
ten especialm ente en el cam po de la salud. Lam entablem ente las propuestas políticas de solu-
ciones en el sector salud continúan siendo tradicionales, de inspiración básicam ente m édica,
m atizadas en parte por la incorporación de conceptos m ultidisciplinarios en la salud. N o obstan-
te, la interpretación del fenóm eno político en el cam po de la salud y el tipo de respuestas conti-
núa siendo de corte profesionalm ente sectario y fuertem ente teñidas por la ideología m édica.




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Institucionalización y m orfología de los diferentes m odelos


&XDWUR WUD\HFWRULDV HQ HO GHVDUUROOR GH ORV VHUYLFLRV GH VDOXG

(VWDGR /LEHUDO (VWDGR GH &RPSURPLVR


&HQWUDO &HQWUDO

3~EOLFR 3ULYDGR 3~EOLFR 3ULYDGR

/RFDO /RFDO

(VWDGR 'HVDUUROOLVWD (VWDGR 1HROLEHUDO


&HQWUDO &HQWUDO

3~EOLFR 3ULYDGR 3~EOLFR 3ULYDGR

/RFDO /RFDO
de provisión de servicios m édicos en Argentina
H asta fines del siglo XIX la atención de la salud de la población en A rgentina estaba basada
en el hospital público, gratuito y la m edicina privada independiente. A partir del siglo XX se pro-
duce una dinám ica de extensión de servicios con el surgim iento, de esquem as com unitarios o de
base social inspirados en una lógica solidaria tales com o las m utuales y asociaciones profesio-
nales y asociaciones sindicales. E stas últim a derivan en el m odelo de O bra S ociales y se ex-
panden de form a sostenida a tal punto que en la década del 70 m ás de las tres cuartas partes
de los argentinos eran sus beneficiarios. E n la década de 1980 surge una nueva conform ación
de servicios m édicos privados, se trata de la m edicina prepaga.
H asta la segunda m itad de la década del 90 los diferentes tipos de servicios de salud en A r-
gentina avanzaban por carriles separados. C ada uno se dirigía a una clientela o población bene-
ficiaria específica y contaba con sus propias fuentes o esquem as de financiación. Sin em bargo,
un conjunto de m edidas de reform a del sistem a intensifican y redefinen las interrelaciones
incorporando flujos de financiación y servicios entre los diferentes tipos de servicios o
subsectores.
A continuación se presenta cada uno de los m odelos de provisión de servicios m édicos que
surgieron en A rgentina durante el siglo XX.

La prestación a través del consultorio privado


E l m édico operando en su consultorio particular es la figura central del m odelo liberal de ser-
vicios de salud. A dem ás, el esquem a de atención m édica privada, constituye el arquetipo en el
ejercicio de las profesiones liberales. B rian A bel-S m ith en un libro clásico de econom ía de la
salud m enciona que en la génesis de este m odelo había un criterio ético que autoregulaba la
financiación 24 . A ún antes de la M edicina C ientífica, desde los barberos cirujanos y saca m uelas

24
ABEL -SM IT H, Brian. ¿C u án to cue sta la sa lud ?. Sala m a nca . M ap fre .1 98 2.




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de la E dad M edia regía la noción de que la prestaciones no tenían un precio, se debía cobrar a
cada paciente de acuerdo a sus posibilidades.
S e pueden distinguir dos grandes esquem as de organización de la atención m édica de los
consultorios privados. Por un lado es m odelo tradicional del consultorio autónom o, por el otro el
m odelo del consultorio contratado por un seguro de salud.
E n A rgentina el m odelo tradicional lo constituía el m édico de fam ilia que atendía en su propio
consultorio, en el dom icilio de sus pacientes y en S anatorios con sistem a abierto y con las pres-
taciones totalm ente financiadas por los individuos que necesitan de atención. E ste esquem a de
atención presentaba algunas ventajas: propiciaba una intensa y fluida relación m édico-paciente
y reforzaba el prestigio profesional. En la obra clásica de Florencio S ánchez “M ´hijo el D octor”
se narra con precisión la im agen de prestigio que acuñaba la m edicina liberal del m odelo del
consultorio independiente, cuando com o narra el D r. J.C G arcía D iaz “cuando había una funeral
sólo los intendentes y los m édicos eran llevados en carros de cuatro caballos” 25 .
A unque el m odelo del consultorio privado aún está vigente en la A rgentina el cam bio signifi-
cativo se registró en que deja de ser autónom o para depender del flujo financiero de la seguri-
dad social y prepagos. H asta m ediados de la década de 1940 un 95% de las prestaciones am -
bulatorias privadas eran provistas a través de consultorios independientes en los que el m édico
cobraba directam ente al paciente (diagram a 1). E n la actualidad las proporciones se invierten y
m enos del 5% de las consultas am bulatorias son provistas bajo este esquem a. Es decir, el 95%
de las prácticas am bulatorias realizadas en consultorios privados son financiadas total o par-
cialm ente por seguros de salud (obras sociales o prepagas) diagram a 2. S ólo unos pocos profe-
sionales altam ente especializados y consolidados en el m ercado prestacional atienden al público
sin tram itar prim ero su inclusión en alguna cartilla m édica.

Diagrama 1. Dinámica del C onsultorio Privado Autónomo

&RQVXOWRULR PpGLFR
DXWyQRPR
&OtQLFR *HQHUDOLVWD

3REODFLyQ

&RQVXOWRULR PpGLFR
'RQGH
DXWyQRPR
&RUUHVSRQGH D XQ IOXMR GH GLQHUR
(VSHFLDOLVWD
&RUUHVSRQGH D XQ IOXMR GH VHUYLFLRV

(V OD LQGLFDFLyQ GH XQD GHULYDFLyQ

El diagrama 2 presenta la dinámica de funcionamiento del consultorio privado


contratado por un seguro de salud. Los pacientes cotizan a los seguros una cuota
mensual. En el caso de los seguros sociales, que en Argentina son Obras Sociales se
trata de aportes salariales obligatorios, es decir el aportante no puede dejar de cotizar.
En el caso de los seguros privados, que en Argentina son fundamentalmente las
empresas de Medicina Prepaga, es una cuota mensual de pago voluntario. El seguro,
asu vez, realiza contratos de prestación con un conjunto de servicios, entre los cuales

25
C om un icación pe rso na l al a uto r de este trab ajo .



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se encuentran los consultorios privados independientes. El contrato involucra la


inclusión del prestador en un listado o cartilla de servicios a ser garantizados a la
población asegurada y el pago de un monto previamente acordado que puede ser o
bien por prestación ( en este caso por consulta) o bien por paciente inscripto (cápita)
Además, la prestación de servicios puede involucrar o no un pago directo de los
pacientes (desembolso directo) es decir un copago por parte del paciente. Esto prmite
a lo médicos contratados una recaudación directa que en algunos casos es suficiente
como para sustentar sus gastos operativos, puesto que los seguros con frecuencia
demoran mucho en cancelar sus pasivos con los prestadores. En el interior del país la
mayoría de los médicos necesitan recurren al cobro de un copago directo al paciente.

Diagrama 2. Dinámica del C onsultorio Privado C ontratado


3DJRV DFRUGDGRV
6HJXUR
6HJXUR GHGH 6DOXG
VDOXG VHJ~Q FRQWUDWR
2EUD 6RFLDO R 3UHSDJD
2EUD VRFLDO R 3UHSDJD SRU SUHVWDFLyQ R
FDSLWDGR

&RWL]DFLRQHV
PHQVXDOLGDGHV &RQVXOWRULR PpGLFR
SULPDV R DSRUWHV &RQWUDWDGR
VDODULDOHV &OtQLFR *HQHUDOLVWD

3REODFLyQ

&RQVXOWRULR PpGLFR
'RQGH
&RQWUDWDGR
&RUUHVSRQGH D XQ IOXMR GH GLQHUR
(VSHFLDOLVWD
&RUUHVSRQGH D XQ IOXMR GH VHUYLFLRV

(V OD LQGLFDFLyQ GH XQD GHULYDFLyQ

¿C uáles son los m otivos por los que se pasó de la hegem onía del m odelo tradicional al de
contrato? C om o afirm a A ngel Jankilevich “...la preocupación de los sectores m édicos se centra-
ba en la caída de sus ingresos económ icos y la dism inución de a clientela privada. D e m anera
que nuevo orden resultó providencial para contener el avance com unitario en la adm inistración
de los hospitales y servicios de salud, en los que algunos sectores m édicos creían ver una inevi-
table socialización de la m edicina” 26
C om o era de esperarse, si el m édico particular constituye el representante típico del m odelo
liberal de servicios de salud, el m odelo siguiente instaurado por el estado de com prom iso bus-
caba com batirlo. C on una fuerte inspiración en el inform e de Lord Beveridge publicado en 1942,
la prem isa de P erón era racionalizar la asistencia m édica reem plazando progresivam ente al
profesional liberal por un funcionario público. M ás a la vanguardia aún R am ón C arillo pretendía
resolvera el problem a de la asistencia integral de la salud y al m ism o tiem po del honorario profe-
sional y de la plétora m édica con una iniciativa verdaderam ente revolucionaria “el m édico de
fam ilia” sem ifuncionarizado en su propio consultorio 27 .
26
JAN KILEV IC H , An ge l. H osp ital y Co m u n ida d, d e la C olo nia a la Ind ep en de ncia y d e la C o nstitución a la
rep úb lica corpo ra tiva . Buenos Aire s. 1999. ed ición de l au tor. Pág ina 2 4 0.
27
JAN KILEVIC H (1 99 9). O p C it. Pág ina 25 1.



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Prestación institucional
E l m ercado de clínicas y sanatorios que constituyen los prestadores institucionales surgen
asociados a la expansión de las obras sociales. H istóricam ente estas entidades han establecido
distintos criterios en la relación con los prestadores. D esde los prim eros policlínicos ferroviarios
disem inados a lo largo de las vías férreas, de propiedad del Instituto, con profesionales y traba-
jadores en relación de asalariados, hasta la tendencia general del las O bras S ociales creadas a
partir de 1970 que m asivam ente contrataron servicios privados, generando un gran crecim iento
de la capacidad prestacional instalada a expensas de este tipo de organizaciones. E l subsector
privado
A ntes de la m encionada expansión de la obras sociales los establecim ientos privados de in-
ternación funcionaban bajo la órbita de la m utuales y entidades de socorros m utuos. La consoli-
dación de un m ercado privado de establecim ientos hospitalarios tenía dos precondiciones eco-
nóm icas. P or un lado la existencia de un flujo estable de recursos financieros que los individuos
(pacientes) por separado no conseguirían garantizar. En segundo lugar, el declinio del m odelo
universalista y público del estado de com prom iso que im pulsaron los dos planes quinquenales
del Justicialism o cuyo ideólogo sanitario fuera R am ón C arrillo.
S e puede esquem atizar el m odelo según el diagram a 3. Los pacientes con cobertura de
obras sociales o prepagas llegan a las clínicas y sanatorios derivados por m édicos privados
contratados y en algunos casos por los propios hospitales públicos que suelen atender la m ayor
parte de los casos de em ergencias.



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Diagrama 3. Dinámica del funcionamiento de los prestadores institucionales d servi-


cios médicos

6HJXURV GH 6DOXG
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VRFLDOHV 3UHSDJDV
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(V OD LQGLFDFLyQ GH XQD GHULYDFLyQ

E n la actualidad el m ercado sanatorial involucra unos 2.100 establecim ientos con 67.000 ca-
m as, que em plean a 95.000 personas y facturan anualm ente unos 4.800 m illones de pesos 28 .
¿C óm o se explica la relativa expansión del m ercado de prestadores institucionales de servi-
cios de internación m édica en un país donde la oferta pública y gratuita de estos servicios fue
relativem ente am plia desde un principio?. D e hecho, com o ha sido señalado, durante la gestión
del m inistro de Salud D r R am ón C arrillo A rgentina alcanzó una relación de cam as por habitante
sim ilar a la de los países m ás avanzados. Fue la posterior expansión de los seguros sociales
(obras sociales) y su m odalidad prestacional basada en la contratación directa de prestadores a
través del pago por prestación (acto m édico). Sin em bargo, el pago por acto m édico que carac-
terizó en principio a la relación de las obras sociales con sus prestadores, tiende en la actualidad
a ser reem plazado por la instalación de “contratos de riesgo” entre grupos de prestadores y
obras sociales, basados en el pago por capitación de una población y un paquete prestacional
definidos, así com o por m ódulos.

El Hospital público
S i a nivel am bulatorio los servicios m édicos se consustanciaban con el m odelo liberal, el nivel
hospitalario continuó m anteniendo esquem as precapitalistas esencialm ente solidarios y com uni-
tarios. A diferencia de otras colonias Españolas, las prim eras instituciones hospitalarias en
A rgentina tuvieron origen com unal 29 . E sta peculiaridad y el hecho de que no se hayan originado
en B uenos A ires sino en el interior pueden considerarse antecedentes m atriciales de un destino

28
PR O G R AM A D E IN VESTIG AC IÓ N APL ICA DA . F UN D AC IÓ N ISA LU D . “El m e rcado de servicio s m édi-
cos d e Inte rn ación e n A rg e n tin a” 1 9 99 . D o cum e nto inédito .
29
JAN KILEVIC H , O p C it. Pág ina 20 .



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B uenos Aires sino en el interior pueden considerarse antecedentes m atriciales de un destino de


los hospitales públicos descentralizados y con participación com unitaria.
Las com unidades religiosas y benevolentes fundaron y sustentaron en base a la caridad un
conjunto de hospitales entre el siglo IV y XV III. E sta fase concluye con la creación, en 1780, del
P rotom edicato, institución corporativa creada en E spaña m ucho antes incluso del descubrim ien-
to de A m érica que actuaba a través de tres funciones: a) dirigía la enseñanza en cuestiones de
m edicina, cirugía y farm acia; b) adm inistra justicia constituyendo un tribunal especial pata casti-
gar las faltas y excesos com etidos por los facultativos así com o persecución de curanderos; c)
fijaba aranceles para exám enes y visitas de boticas.
S in em bargo, aunque se inauguraban funciones de E stado en salud, los hospitales continua-
ban siendo com unitarios y adm inistrados por las herm andades vecinales o por los betlehem itas.
Los prim eros hospitales sustentados por el gobierno son destinados a brindar asistencia los
m ilitares bajo el gobierno criollo. E ntre 1810 y 1815 se inaugura el H ospital M ilitar en S anta Fe
que aunque apoyado y parcialm ente sustentado por el Ejército, continuaba siendo operado por
hom bres de la com unidad local.
Fue R ivadavia quien opero una paulatina estatización de los hospitales. E l prim er paso para
desplazar esta adm inistración de base com unitaria se da durante el directorio de A lvarez Tho-
m as y bajo el com ando de B ernardino R ivadavia que estableció el 11 de septiem bre de 1815 un
reglam ento de hospitales expropiando los hospitales religiosos y com unitarios y estableciendo
juntas hospitalarias. E l segundo paso lo estableció con la P rim era Ley de A rreglo de la M edicina
en 1822. E n la m ism a se establecen criterios para nom bram iento de los m édicos. A parece en-
tonces la figura del profesional contratado por el E stado, con cargos rentados y responsabilida-
des públicas.
B ajo el gobierno de U rquiza el hospital general de H om bres fue pasado a la esfera de la M u-
nicipalidad de Buenos A ires. Tam bién se contem plaba la participación de herm anas de caridad
para hacerse cargo de los cuidados de los enferm os pero esto no se planteó desde la com uni-
dad local sino que el propio gobierno m andó im portar herm anas de Francia. Es en este m om en-
to que se consolida un rasgo distintivo de las relaciones intergubernam entales en el país. A que-
llo que, en otro contexto, José O rtega y G asset nom inó la “redención de las provincias”, tam bién
se m anifestó con respecto a las funciones del estado en Salud. M ientras en B uenos A ires se
operaba una descentralización del H ospital desplazando la titularidad y responsabilidad por el
H ospital de hom bres hacia el gobierno local, en la provincias ese desplazam iento se realizaba
desde las juntas de vecinos hacia la sociedad de D am as de B eneficencia (Santa Fe y R osario).
Tras la epidem ia de Fiebre A m arilla (1870-1871) y con la consolidación de las ideas liberales
de l G eneración del O chenta se inaugura en 1806 el prim er hospital nacional. H asta 1825 se
construyeron 16 hospitales nacionales con la m isión de constituirse en referentes regionales. S e
trataba en su m ayoría de hospitales de aislam iento o de concentración de crónicos que no es-
capaban a la concepción de la policía m édica. E n la m em oria del C onsejo S uperior de H igiene
de la P rovincia de B uenos A ires se expresaba con claridad el m odelo intergubernam ental de
división del trabajo sanitario im perante entonces... “El Estado debe costear la asistencia sanitaria
de los padecim ientos generales que en la provincia tienen una m orbilidad grande y que son un
peligro para la sociedad, dejando a los m unicipios el cuidado especial de los enferm os agudos
de su radio” 30 . A nivel provincial se repetía el m ism o esquem a, los organism os provinciales se
dedicaban preferentem ente a obras públicas de saneam iento y control de la higiene m ientras
dejaban libradas a las iniciativas vecinales el desarrollo y la sustentación de la asistencia m édica
hospitalaria.
E l punto de inflexión de este m odelo surge con el estado de C om prom iso afirm ado por el P e-
ronism o. H asta 1944 el m áxim o organism o de l m odelo liberal había sido el departam ento N a-
cional de H igiene, una dependencia del M inisterio del Interior con funciones precisas de P olicía
M édica. A l asum ir P erón lo transform a en D irección N acional de S alud P ública expandiendo sus

30
D icruso de l D r. Arce Pe ña lba e n la M em oria d e l C on sejo S u pe rio r de H igie n e d e la P rovincia d e B ue -
n os A ire s (1 89 5 a 1 89 6 ) en : JAN KIL E V IC H (19 99 ). O p C it. Pág ina 12 0.




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funciones de form a continua. P oco después al designar a R am ón C arillo, este organism os se


convierte en secretaría y en 1949 pasa a ser M inisterio de S alud P ública y A sistencia S ocial.
E l m odelo de atención del esquem a de C arrillo era preciso. H abría un único seguro de salud
para toda la población donde la puerta de entrada al sistem a estaría integrada por consultorios
m édicos independientes pero contratado por el E stado, luego habría C entros de Salud que
adem ás de la atención am bulatoria en diferentes especialidades desarrollarían actividades de
prevención, educación y serían agentes de los program as de salud pública, por últim o se llegaría
a verdaderas “ciudades hospitales” que integrarían los m ayores recursos y tecnología disponi-
ble. E s notable la sim ilitud de este esquem a vislum brado por C arrillo y la organización del N atio-
nal H ealth S ervice británico en la actualidad.
E l m odelo carrillo en su conjunto no llegó a conquista la hegem onía necesaria para transfor-
m ar al sistem a en su conjunto. S in em bargo, dejó huellas indelebles en los servicios de salud del
país. Entre 1946 y 1954 se duplica la cantidad de cam as públicas (pasando de 66.400 a
134.218). Todas ellas bajo la jurisdicción del E stado N acional.

M utuales
A finales del siglo XIX com ienzan a gestarse las prim eras form as de organización com unita-
ria, copia de organizaciones europeas, com o un aporte adicional de la inm igración im pulsada
com o estrategia para el desarrollo por la G eneración del ‘80. E stas organizaciones conocidas
com o m utuales o m utualidades son expresión de la solidaridad de grupos sociales afines, en
particular por la nacionalidad de origen, im pulsados por la necesidad de satisfacer las dem andas
de atención m édica de grupos de población de escasos recursos.
Las sociedades de socorros m utuos tuvieron un am plio desarrollo relacionado con la inm igra-
ción. Fundam entalm ente en C apital Federal, Buenos A ires, Santa Fe, C órdoba y Entre R íos. E n
1904 existían en el país 97 entidades de este tipo.
E n ellas, por una cuota m ensual de ayuda m utua de los asociados voluntarios, en un princi-
pio se organiza y adm inistra la dem anda de servicios m édicos en un principio y se continúa lue-
go con la organización y adm inistración de la oferta.
C on el transcurrir del tiem po estas m utuales se abrieron a otros núcleos de la población, lim i-
tando la posibilidad de ingreso a la voluntad de los interesados y a la aceptación por parte de los
directivos.

Asociaciones profesionales
A principios del siglo XX apareció un segundo tipo de organizaciones, llam adas asociaciones
profesionales, que se crearon para atender las necesidades de atención m édica para sectores
determ inados com o la P olicía, las Fuerzas Arm adas y tam bién los Ferroviarios. A diferencia de
las m utuales, estas organizaciones obtienen su financiam iento de un im portante aporte estatal,
adem ás del proveniente de los aportes de sus beneficiarios. Para estos grupos se crean hospita-
les destinados únicam ente a la atención exclusiva de sus integrantes.

Organizaciones sindicales
La organización sindical de los trabajadores, tam bién im portada de E uropa, en un principio
con el único objetivo de luchar por m ejores condiciones de em pleo, evolucionó lenta y desorga-
nizadam ente en form as incipientes de organización de la dem anda de atención m édica.
A principios de la década de 1920 el país ha evolucionado, de la organización económ ica ex-
portadora basada en la ganadería, a una organización m ás com pleja que incorpora la actividad
agrícola, una incipiente industria y el com ienzo del desarrollo de las actividades de servicios.
C om o resultado se consolida una cada vez m ás am plia “clase m edia”.
La diferencia en cuanto a prestaciones que determ inaba la pertenencia a distintas clases so-
ciales, las ideas de igualdad ante la enferm edad y la generalización de las ideas de solidaridad




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que m uestran las organizaciones colectivas m encionadas, instalan en nuestro país la noción de
“necesidad de asistencia m édica para toda la población” aún cuando no se diseña un plan orgá-
nico para prestarla.

Las Obras Sociales


Los sindicatos com enzaron a preocuparse por proteger la salud de los trabajadores m ucho
antes que el E stado. E n A rgentina este esquem a se expandió de form a sostenida a partir de la
crisis del 30 y fue alentado desde el gobierno nacional a partir de 1946. S in em bargo, la adop-
ción del seguro social com o estrategia hegem ónica de protección de la salud de la población
solo se consolida con la caída de Perón. C om o m uy bien afirm a A ngel Jankilevich:
“ E s im portante señalar, por las distorsiones que ha sufrido este tem a, que bajo las
dos prim eras presidencias de P erón, el m odelo de O bras S ociales no constituye la
fuente principal de financiam iento del sistem a de salud, ni tuvo las características que
lo distinguieron a partir de 1970.
”P or el contrario, todo el sistem a sanitario y de seguridad social reposaba en el pro-
pio estado nacional y era financiado por éste con rentas generales” 31
E l m ism o autor continúa luego...
“E n realidad, la seguridad social obligatoria y organizada por ram a de actividad con fuer-
te concentración en las dirigencias sindicales nacionales nace en 1970 y se desarrolla so-
bre todo con las sucesivas adm inistraciones m ilitares que gobernaron el país hasta 1983,
paradójicam ente con el peronism o proscripto” 32
Las décadas del ‘60 y ‘70 fueron las de expansión del sistem a de O bras Sociales, com o re-
sultado de las políticas de pleno em pleo, el auge del sindicalism o com o expresión política de la
clase trabajadora y la vigencia de la Ley 18.610 y las que la com plem entan. La necesidad de las
autoridades de concertar con las organizaciones sindicales les perm itió conseguir m uchas venta-
jas, entre ellas una abundante y fluida financiación que se volcó, en alguna m edida, en la aten-
ción de salud de sus afiliados obteniendo un nivel de servicios bastante satisfactorio.

M utuales
A finales del siglo XIX com ienzan a gestarse las prim eras form as de organización com unita-
ria, copia de organizaciones europeas, com o un aporte adicional de la inm igración im pulsada
com o estrategia para el desarrollo por la G eneración del ‘80. E stas organizaciones conocidas
com o m utuales o m utualidades son expresión de la solidaridad de grupos sociales afines, en
particular por la nacionalidad de origen, im pulsados por la necesidad de satisfacer las dem andas
de atención m édica de grupos de población de escasos recursos.
E n ellas, por una cuota m ensual de ayuda m utua de los asociados voluntarios, en un princi-
pio se organiza y adm inistra la dem anda de servicios m édicos en un principio y se continúa lue-
go con la organización y adm inistración de la oferta.
C on el transcurrir del tiem po estas m utuales se abrieron a otros núcleos de la población, lim i-
tando la posibilidad de ingreso a la voluntad de los interesados y a la aceptación por parte de los
directivos.

Asociaciones profesionales
A principios del siglo XX apareció un segundo tipo de organizaciones, llam adas asociaciones
profesionales, que se crearon para atender las necesidades de atención m édica para sectores
determ inados com o la P olicía, las Fuerzas A rm adas y tam bién los Ferroviarios. A diferencia de
las m utuales, estas organizaciones obtienen su financiam iento de un im portante aporte estatal,

31
JAN KIL EVIC H, Angel. H osp ital y C om un ida d, de la C olo nia a la In de pe nd en cia y d e la C o nstitución a la
rep úb lica corpo ra tiva . Buenos Aire s. 1999. ed ición de l au tor. Pág ina 2 5 6.
32
Ib Ide m . Pág ina s 26 0-1 .




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adem ás del proveniente de los aportes de sus beneficiarios. P ara estos grupos se crean hospita-
les destinados únicam ente a la atención exclusiva de sus integrantes.

Organizaciones sindicales
La organización sindical de los trabajadores, tam bién im portada de E uropa, en un principio
con el único objetivo de luchar por m ejores condiciones de em pleo, evolucionó lenta y desorga-
nizadam ente en form as incipientes de organización de la dem anda de atención m édica.
A principios de la década de 1920 el país ha evolucionado, de la organización económ ica ex-
portadora basada en la ganadería, a una organización m ás com pleja que incorpora la actividad
agrícola, una incipiente industria y el com ienzo del desarrollo de las actividades de servicios.
C om o resultado se consolida una cada vez m ás am plia “clase m edia”.
La diferencia en cuanto a prestaciones que determ inaba la pertenencia a distintas clases so-
ciales, las ideas de igualdad ante la enferm edad y la generalización de las ideas de solidaridad
que m uestran las organizaciones colectivas m encionadas, instalan en nuestro país la noción de
“necesidad de asistencia m édica para toda la población” aún cuando no se diseña un plan orgá-
nico para prestarla.

La M edicina Prepaga
Los sanatorios privados ante la capacidad ociosa de sus instalaciones, hacen nacer los “pre-
pagos sanatoriales”. E n el año 1955 se form a el C entro M édico P ueyrredón, cuya m odalidad de
atención era únicam ente para los pacientes de los m édicos de ese centro. Ese m ism o año un
sanatorio encara decididam ente explotar un sistem a asistencial com ercialm ente, para ello desa-
rrolla un producto cerrado, centralizado (brinda toda la cobertura dentro de un solo edificio), el
cual se denom ina P oliclínica P rivada. E sta idea, de uno de los fundadores de P oliclínica P rivada
tuvo su origen en los seguros de salud de E stados U nidos, los cuales asum ían la responsabili-
dad, únicam ente desde el punto de vista económ ico. La novedad que se introdujo en este m ism o
sistem a fue incorporarle asum ir la responsabilidad de la prestación del servicio m édico 33 .
E n el año 1963, se lanza el S anatorio M etropolitano, con un sistem a tam bién cerrado y cen-
tralizado pero con una particularidad, ya que únicam ente se atendían los abonados al plan del
sanatorio. P osteriorm ente en 1962 nace A sistencia M edica S ocial Argentina (A .M .S .A .), quién
produce un verdadero cam bio, ya que im plem enta un sistem a cerrado descentralizado, cuya
característica fue ofrecer una cartilla de profesionales que atiende en sus consultorios particula-
res, y estudios diagnósticos o internación en distintos centros de diagnóstico y tratam iento, com o
así tam bién en varios sanatorios de C apital y del G ran B uenos A ires. A m uy cercana fecha nace
C entro M édico del S ur (C E M E S), con la m ism a particularidad de sistem a anterior, pero convir-
tiéndose en la prim era em presa en brindar cobertura en todo el país, inclusive en las Islas M alvi-
nas y tam bién pioneros en cubrir a sus afiliados propios y de otras prepagas en las zonas de
veraneo.
Los planes de cobertura en los inicios de la actividad, cubrían principalm ente la internación,
pero el m ercado no sólo exigió la am pliación de ellas sino que com o efecto de la com petencia
fueron incorporándose m ás y m ejores coberturas, al tiem po que exclusiones y tiem pos de espe-
ra fueron dism inuyendo.
E n los setenta aparecen las obras sociales de personal de dirección y superior de las em pre-
sas, com o una segm entación especializada de las O bras Sociales. A raíz de esta situación se
dificulta la am pliación de las carteras de socios de las entidades de m edicina prepaga, las cuales
fueron orientándose m ás a la clase m edia y m edia-alta, ya que eran las que adquirieron m ayor
conciencia, a través de los ejem plos que brindaban las m utualidades y obras sociales, de las
ventajas que im plicaba este tipo de cobertura.

33
AH U AD , Alfred o; PAG AN ELLI, Albe rto; PALM EYR O , Alejan dro. M ed icina P re pa ga . H istoria y fu tu ro .
Bu en os Aires. Edicio ne s Isa lud . 1 99 9.




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E n los ochenta la situación social cam bia radicalm ente, a raíz de la dism inución del salario de
los trabajadores en térm inos relativos y el increm ento continuo de los costos prestacionales se
agrava la situación de las obras sociales. E sto genera condiciones propicias para la expansión
de las prepagas 34 . E ntre 1961 y 1980 ingresan al sector 60 entidades, y brinda cobertura a una
im portante cantidad de población ya sea porque el asociado ingresó en form a directa al sistem a
o porque a través de su obra social accede a los servicios de un prepago. E ntre 1981 y 1990
ingresan 57 nuevas entidades. D esde entonces y hasta 1992 se m antiene una situación de es-
tabilidad en el núm ero de prepagas, cuando com ienzan profundos cam bios, m ediante liquidacio-
nes, fusiones y absorciones y la llegada de em presas extranjeras a com petir en este m ercado.

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34
H acia 19 66 se cre a la C ám a ra d e In stitu cion es M édica s de Asiste ncia Prepaga (C IM AP), tenien do
com o fin alid ad “fom e nta r, d ifun dir y p re stig iar la s prestacio ne s m édica s p rivad as d e l siste m a prep ag o o
d e a bo n o, p ro m o ve r el pe rfe ccio na m ie nto d e los e lem en tos técnicos, co ntractu ale s y d e o rg a niza ción de
la s e m p re sa s p riva da s y rep re sen tar y d efe nd er lo s in te re ses g e ne ra les d e la s aso ciacio ne s an te los po -
d eres público s y o rg an ism os o ficia le s y privad os.
En los inicio s de la décad a d e l ´7 0, d icha cám ara se tran sfo rm ó en la C ám ara de Institucion es M éd ico
Asisten ciale s de la R ep úb lica Arg en tina (CIM AR A), ag ru pa nd o ta m b ién a san a to rio s, clínica s e in stitu tos
d e dia g n óstico.
E n 1 98 1 se creó la Asocia ción d e E ntid ad es d e M e dicin a P re pa ga (AD EM P), cuya caracte rística e ra n u -
clea r a las em p re sas qu e ca recían d e infra e structura prop ia . En el prese nte am ba s n o tien en d iferen cias
im p ortan tes e n los in terese s qu e ca d a u na d e ella s re prese nta, e xistien do a lgun as q ue e stán aso cia d as
a am ba s cám aras, a su vez inte gran la Asocia ción L atin oa m e rica na d e M e dicin a In teg ra l (ALAM I).
R e cien tem en te se crea la C ám a ra de Peque ña s y M e dia na s Em presas de M ed icina Prep ag a
(CA
D enPYM
tro dEP).
e los o b jetivo s de la s cám aras está no sólo de fen de r la lib erta d de e le cción po r pa rte d e los be -
n eficiarios, sin o tam bién m an ten er el co ntrol ético d e la s em presas, a seso ra r a sus m ie m b ro s y re pre -
sen tar al secto r an te la s a utorida de s e n d efe nsa d e su s in terese s. A H U AD e t a l. O p C it.




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