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XXV Encuentro Nacional FAUATS 2022.

Título: “Organización del movimiento trans en Tucumán: experiencias desde Trabajo


Social”.
Eje temático: 1
Autore: AGUIRRE Emma Simone
E-mail: emmasimone183@gmail.com
Institución: Facultad de Filosofía y Letras – UNT.
Origen de la ponencia: tesis de grado.

Resumen:
El presente trabajo se encuentra realizado en el marco de la realización de la tesis de
licenciatura de Trabajo Social que parte de la importancia de los movimientos sociales
en los procesos de ampliación de ciudadanía, dando el lugar de protagonistas a las
masas populares o subalternas. Se sitúa el surgimiento del movimiento trans como
sujeto colectivo dentro del movimiento feminista en la segunda mitad del siglo XX,
desplegando una agenda política que denuncia las desigualdades de género, la
violencia machista y el disciplinamiento del cuerpo.
A partir de esto, los interrogantes que guían este trabajo son: ¿Cuáles son las
estrategias que utiliza el movimiento de personas trans de Tucumán para garantizar su
acceso a los derechos humanos y a la ciudadanía? y ¿Cómo se puede intervenir
desde Trabajo social con personas trans?
Los conceptos utilizados a partir de la teoría queer, permiten reflexionar sobre el
quehacer profesional del Trabajo Social, generando aportes para la intervención
profesional.
Palabras claves: Movimiento trans – Identidad de género – Identidad colectiva.

Movimiento Trans en Tucumán.


El término “Identidad” ha sido objeto de discusión de distintes autores de diferentes
campos de las Ciencias Sociales, por lo cual el significado ha ido mutando con el paso
del tiempo, desde aquellos que consideraron la identidad desde la mismidad,
entendiendo que todo objeto es idéntico consigo mismo; hasta los autores que
consideran importante la autoconciencia y el autorreconocimiento en la identidad
humana. Siguiendo a Larrín, “la identidad no es una esencia innata dada sino un
proceso social de construcción” (2001). Desde el punto de vista del autor, identidad no
es concebido como algo estático, sino más bien fluctuante, en movimiento. Algunos de
los elementos constitutivos de la identidad que menciona son la autodefinición y la
materialidad de la identidad, que se hacen presentes en el concepto de “Identidad de
Género” de la Ley 26.743 que lleva el mismo nombre:
“Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual
del género tal como cada persona la siente, la cual puede
corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento,
incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la
modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios
farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea
libremente escogido. También incluye otras expresiones de género,
como la vestimenta, el modo de hablar y los modales.” (Ley 26.743;
2012)
Continuando con Larrain, menciona que “el autorreconocimiento que hace posible a la
identidad, (…) toma tres formas: autoconfianza, autorrespeto y autoestima” (2001) y
que existen tres formas de falta de respeto análogas con las tres formas de
reconocimiento:
 El abuso físico o amenaza de la integridad física: en caso de personas trans,
son víctimas de violencia de género que muchas veces culminan con crímenes
de odio extremos como los transfemicidios o transhomicidios.
 La exclusión estructural y sistemática de la población trans a la posesión de
determinados derechos, que influyen también en su expectativa de vida: 35 –
40 años en Argentina.
 La devaluación de la identidad trans a partir de los discursos sociales que lo
definen como “inmoral” o “aberrante” en las religiones judeo-cristianas; como
“delito” a partir de normativas represivas previas a la LIG; como “enfermedad” o
“patología” desde el modelo médico hegemónico.
La falta de reconocimiento de las identidades trans, traducidas como faltas de respeto,
ha generado conflicto configurando un nuevo sujeto político buscando la legitimidad de
su identidad: el movimiento trans como sujeto colectivo.
El proceso por el cual las personas trans se organizaron como movimiento social en
Tucumán responde a la necesidad de poder brindar respuestas a problemas que vivía
dicha población sobre los cuales el Estado no intervenía, o la intervención estatal era a
partir de políticas represivas, disciplinarias del cuerpo.
Comprender estos procesos, implica buscar la historicidad del movimiento trans, y
explicarlo a partir de varios factores intervinientes en dicho proceso:
Los factores externos que influyeron en la aparición de un movimiento social de
personas trans en Tucumán son:
- el retorno de la democracia en nuestro país: se considera importante ya que
terminada la última dictadura argentina (1976-1983), el discurso de los Derechos
Humanos fue utilizado por organizaciones de personas que buscaban a sus familiares
desaparecides durante la dictadura, denunciando la violencia institucional que ejerció
el Estado. Sin embargo, aun en el contexto de democracia, la violencia institucional
continuaba hacia la población trans.
- el mayor protagonismo del Tercer Sector en Argentina: a partir de la reducción del
Estado durante el gobierno de Carlos Menem (1989 – 1999), la descentralización dio
lugar al protagonismo de las Organizaciones No Gubernamentales, promoviendo la
terciarización de servicios. En este contexto es que algunas organizaciones LGBT+ de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) consiguen tener personería jurídica, que
les permite contraer derechos.
- la aparición del VIH/Sida y las respuestas gubernamentales: la llegada del VIH/Sida a
Argentina (y a Tucumán) vino cargado de significados y sentidos, relacionando a la
identidad trans con este virus, ya que muchas de las personas que convivían con VIH
eran trans o gays, por ello es que una forma de nombrar a este virus fue “peste rosa”.
La respuesta del Estado fue sancionar en 1990 la Ley 23.798, declarando de interés
nacional a la lucha contra el SIDA. Se considera, aunque de forma indirecta, una de
las primeras intervenciones del Estado en favor de las personas trans y gays en el
país.
Como factor interno a la organización del movimiento trans en Tucumán, cabe
destacar la creación de la Asociación de Travestis Argentinas (ATA) en la CABA en en
el año 1993, como resultado del agrupamiento de mujeres en respuesta a la
persecución y el abuso policial.
En el transcurso de los años, ATA fue extendiendo su misión política territorial
conformándose como una Red Nacional, y ampliándose a diversos sectores de la
población trans, modificando su nombre por Asociación de Travestis, Transexuales y
Transgéneros de Argentina (ATTTA) en 1997.
ATTTA se organiza en Tucumán en este mismo año y sus tareas de activismo a partir
de sus demandas al Estado y el trabajo articulado con éste permitieron la
consolidación de tal movimiento que, en los últimos años, creció con el surgimiento
nuevas organizaciones; como así también visibilizar la población trans y los problemas
que caracterizan sus vidas, que se traducen en derechos vulnerados.
La construcción de una agenda política del movimiento trans en Tucumán es un
proceso que se da a partir de la interacción de diferentes organizaciones y
grupos/personas no agrupadas a nivel provincial que, en muchas ocasiones,
reproducen los debates que se están dando en otras provincias o a nivel nacional.
Las demandas del movimiento trans desde su surgimiento a mediados de los años 90
's y hasta 2012 fueron: descriminalización de las identidades trans, despatologización
de las identidades trans, derecho a la Identidad, derecho a la atención sanitaria.
Las acciones de ATTTA junto a otras organizaciones que agrupan (o agrupaban) a
personas trans permitieron que se derogaran los Códigos de Faltas y Contravenciones
que criminalizaron las identidades trans de diferentes provincias.
Durante los años 2010 y 2011, ATTTA y la Federación Argentina LGBT presentaron
diferentes propuestas parlamentarias: Proyecto de Ley de reconocimiento y respeto a
la Identidad de Género (2010); Proyecto de Ley Atención sanitaria para personas trans
(2010); Proyecto de Ley de Identidad de Género (2011). Finalmente, el 9 de mayo de
2012 fue sancionada.
La sanción de la Ley de Identidad de género permitió que el Estado reconociera el
Derecho a la Identidad de personas trans:
“Toda persona tiene derecho: a) Al reconocimiento de su identidad
de género; b) Al libre desarrollo de su persona conforme a su
identidad de género; c) A ser tratada de acuerdo con su identidad de
género y, en particular, a ser identificada de ese modo en los
instrumentos que acreditan su identidad respecto de el/los nombre/s
de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada.” (Ley 26.743;
2012)12.
El reconocimiento de la identidad de una persona no basta si a esa persona se la
vacía del resto de los derechos. Los derechos humanos son interdependientes e
indivisibles, se relacionan entre sí formando una unidad, por ello es que las nuevas
demandas apuntan al reconocimiento y garantía de los derechos sociales, económicos
y culturales de esta población: acceso al trabajo, a la educación, a la salud, a la
vivienda, entre otros. A partir del año 2015, fueron dos propuestas las que surgieron:
- Proyecto de Ley de Cupo Laboral Trans: presentado por organizaciones como Frente
ALLIT, Orgullo y Lucha, entre otras. Esta propuesta legislativa buscaba crear un cupo
del 1% para la empleabilidad de personas trans en la Administración Pública Nacional,
fomentando la capacitación para lograr la “idoneidad” que plantean las normativas
vigentes. La fundamentación de este proyecto se basaba en que el acceso al trabajo

1
La Ley 26.743 promueve la descriminalización y la despatologización de las identidades trans. El
reconocimiento de la Identidad de genero como derecho humano incluye el acceso a la salud integral y
también es un derecho de niños, niñas y adolescentes. El Código Civil y Comercial (2015) menciona que
el cambio de nombre de la persona humana es justa causa cuando se trata de identidad de género por
lo cual la solicitud no debe ser judicializada.
2
En el año 2021, mediante el Decreto 476/21 se amplia el alcance la Ley 26.743 reconociendo las
identidades no binarias.
formal a personas trans les permitiría mejorar la calidad de vida, ya que significa
acceder a obras sociales, aportes jubilatorios, etc.
- Proyecto de Ley Integral para Personas Trans: presentado por organizaciones como
ATTTA y FALGBT, propone “asegurar a las personas trans el ejercicio pleno y en
condiciones de igualdad de sus derechos y libertades, promoviendo el respeto de su
dignidad, buscando lograr la integración social a nivel cultural, económico laboral, en el
ámbito de la salud y la educación, así como en cualesquiera otros ámbitos de la vida
ciudadana”. (ATTTA; 2020). Esta propuesta avanza más allá del derecho al trabajo y
sus beneficios, busca la inclusión de personas trans en otros sectores sociales: salud,
educación, trabajo digno (fomenta la empleabilidad en el sector privado además de
cupos en la Administración Pública), vivienda, subsidios. También se observan como
ejes centrales, políticas antidiscriminatorias y de visibilidad de la población trans.
Como respuesta el Estado, en 2020 pone en debate el proyecto de cupo laboral trans,
busca crear políticas de discriminación positiva para garantizar la igualdad real de
oportunidades. Sin embargo, gran parte del movimiento trans considera que es “una
ley de mínima”, hecha sólo para la población trans económicamente activa. Por otra
parte, el proyecto de Ley Integral para personas trans refleja una agenda política que
busca la inclusión de las tres generaciones de personas trans que coexisten en la
actualidad:
- primera generación: personas trans mayores de 40 años, consideradas
sobrevivientes, ya que la expectativa de vida de personas trans en Argentina es de 35
años. Este conjunto, en muchos casos sobrevivieron a la violencia institucional de la
última dictadura argentina o del Estado democrático.
- segunda generación: se ubica al conjunto de personas trans que, nacidas en
contexto de democracia, vivieron la transición del paradigma de la criminalización y
patologización de las identidades trans a uno de reconocimiento de derechos humanos
para esta población.
- tercera generación: ubicamos a las personas trans nacidas en el mencionado cambio
de paradigma. En este conjunto, se ubican las infancias y adolescencias trans de hoy.
Para cada una de las personas de estos grupos generacionales se busca la inclusión o
mantenerlos incluidos (si es que lo están).

Población Trans como sujetos de la intervención en Trabajo Social:


La intervención del Trabajo Social comienza a partir de la demanda expresada por los
sujetos que tienen necesidades que dificultan su vida cotidiana. Sin embargo, no se
puede partir de concepciones universalistas de las necesidades ni tampoco proponer
intervenciones a partir de “recetas”. La intervención profesional es irreductible a solo lo
procedimental: “es el horizonte donde se juegan las miradas epistemológicas y de la
teoría social” (FAUATS; 1996). La epistemología y la teoría social responden a
tradiciones de pensamientos, que implica determinadas formas de definir lo social
como así también, distintas posibilidades de intervención.
Se considera necesario poner en cuestionamiento los paradigmas 3 y las teorías a
partir de donde se define la realidad trans. Estos marcos teórico-metodológicos a
modo de epistemologías sustantivas sobre “lo trans” se pueden agrupar en dos
perspectivas:
- Epistemología (hetero)normativa: explica la realidad trans a partir de conceptos
propios del funcionalismo, en términos de anormalidad, tales como los discursos de la
psiquiatría en donde se considera lo trans como patología, como algo que puede ser
modificable, manipulable y, por lo tanto, produciendo sujetos tutelables. Este tipo de
epistemologías tiene pretensiones de objetividad, pero tal objetividad no es más que
un acuerdo intersubjetivo de una mayoría de varones cis-heterosexuales que crea un
sujeto universal de la ciencia a partir de la normativa heterosexual. De modo que las
identidades trans son leídas como abyectas, porque se trata de explicar la realidad
trans a partir de los supuestos de la heterosexualidad, cometiendo injusticias
hermenéuticas. La distancia que propone entre investigador y sujetos trans, no
considera el testimonio trans como fuente de verdad, sino que este es evaluado por
estos marcos interpretativos en donde “toda experiencia de primera persona que una
subjetividad trans narre habrá de ser reinterpretada y subsumida bajo la lógica del
discurso médico” (Guerrero; 2018) produciendo así injusticias testimoniales.
- Epistemología transfeminista se propone una interpretación de la realidad trans
buscando cambios en términos de emancipación. Por lo cual se considera al sujeto
trans como un actor social, dotado de capacidades y potencialidades, productor de la
sociedad y a la vez, su realidad, producto de ella. Valoriza el testimonio trans como
fuente de verdad, ya que “considera que el conocimiento sobre uno mismo no puede
ser corregido por las opiniones de terceros que buscarían ‘explicarnos’ lo que
‘realmente’ seríamos” (Guerrero, 2018), considerando a los sujetos como portadores
de conocimiento. El acceso al conocimiento está planteado desde los métodos
cualitativos.
El reconocimiento de los derechos de las personas trans en Argentina, hicieron que
progresivamente se fueran corriendo de los espacios que históricamente se le había
asignado a esta población, para comenzar a ocupar las organizaciones del Estado
como usuarias de las mismas. Las instituciones fueron creadas bajo una matriz

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Los paradigmas son definidos como los “marcos teórico-metodológicos utilizados por el investigador
para interpretar los fenómenos sociales en el contexto de una determinada sociedad” (Vasilachis, 1992).
heterosexual, binaria, promoviendo intervenciones desde la lógica cisexista, lo que
genera que toda persona trans que llega a estos establecimientos, interpela los modos
de hacer y de leer la realidad social institucionalizados, volviéndose un “sujeto
inesperado”.
Aquí es donde les trabajadores sociales deben realizar una reflexión epistemológica a
partir del desarrollo teórico y de la práctica científica “al plantearse interrogantes
acerca de las características del objeto o de los fenómenos que analiza, acerca de los
métodos con que accederá a aquéllos, acerca de las teorías que los comprenden o de
las que será necesario crear para dar cuenta de determinados aspectos de la realidad
que parecen rebelarse ante cualquier interpretación posible otorgada por las teorías
existentes.” (Vasilachis; 1992)
Como plantea esta autora, esta reflexión es la que llevará a rupturas epistemológicas,
superando “las epistemologías que suponen que la naturaleza ontológica de lo
conocido determina la existencia de una sola forma legítima de conocer” (Vasilachis;
1992). Entonces la ruptura epistemológica para el conocer la realidad de las personas
trans, permitirá descubrir nuevos conocimientos como así también derribar aquellas
creencias y discursos como preconcepciones.
Esta ruptura epistemológica se dio con el aflore de los estudios de mujeres y géneros
a partir de la década del 60’ y ’70. Y, a comienzos de la década del 90’ es que surgen
la teoría queer con la obra de Butler (1999) que explica que la diferencia sexual entre
lo que se define como varones y mujeres, ha sido construida a partir de una matriz
heterosexual, y que las prácticas sexuales no normativas -léase no heterosexuales-
cuestionan la estabilidad del género como categoría de análisis. Con esta afirmación,
la autora plantea que el género se encuentra en crisis en los contextos queer, ya que
no es algo que se consolida a través de la sexualidad normativa, ya que “varias formas
nuevas de pensar un género que han surgido a la luz del transgénero y la
transexualidad, la paternidad y la maternidad lésbicas y gays, y las nuevas identidades
lésbicas masculina y femenina” (Butler; 1999).
Por lo tanto, desde donde se defina al sujeto trans y su realidad y cómo se valore su
testimonio, brindará determinadas posibilidades de acción delimitando horizontes de
intervención distintos: Intervenciones que reproduzcan el orden social vigente basado
en la matriz heterosexual o Intervenciones que deconstruyan las prácticas discursivas
de la heterosexualidad normativa.
Lo “instrumental” como elemento constitutivo de la intervención profesional, también
deben someterse a cuestionamiento cuando se interviene con personas trans, por ello
es que se propone una caja de herramienta para “buenas prácticas”, es decir,
prácticas respetuosas de las identidades trans4, ya que “como categoría y recurso
metodológico, el instrumento muda de piel, o de sentido, de acuerdo a los fines y
propósitos políticos, sociales, institucionales y cognitivos de la acción social” (Vélez
Restrepo; 2003).
La perspectiva de género debe ser transversal en el proceso metodológico por lo cual,
en la construcción de nuestro objeto de intervención en Trabajo Social que según
Rozas Pagaza (2001) da cuenta de las manifestaciones de la cuestión social en la vida
cotidiana de las poblaciones, debe considerarse que “la clase no agota la esfera de las
contradicciones e injusticias sociales” (Guerrero; 2018). Otras formas de opresión
aparecen en la vida social que se manifiestan en la vida cotidiana, y tiene que ver con
la discriminación y las violencias de género ejercidas por varones hacia mujeres cis y
otras identidades disidentes de la heterosexualidad normativa.
Desde esta perspectiva, a decir de Amenábar (2018) es importante que revisemos las
evaluaciones de situaciones familiares, diagnósticos e intervenciones muchas veces
desde prejuicios sexistas, estereotipos, sobre la presunta normalidad o no de los
sujetos y las familias se corre el riesgo de reforzar los patrones de opresión,
sometimiento y subordinación.
En la elaboración diagnóstica, siempre realizamos actos declarativos, nombrando a los
sujetos desde determinadas categorías teóricas. Las palabras definen a los sujetos,
les da ciertas posibilidades y ciertas limitaciones de acción. Esta reflexión permite
problematizar cómo nombramos a las personas trans y a su realidad. La Ley de
Identidad de Género nos brinda algunas posibilidades con respecto del “Trato Digno” 5.
Los problemas que atraviesa la población trans no radican en haber nacido en un
“cuerpo equivocado”, sino que reside en situaciones de violencias (en sus diferentes
modalidades y en diferentes ámbitos), acceso insuficiente a derechos humanos
básicos como la identidad, por ejemplo, entre otros. Por ello se considera necesario
que desde Trabajo Social se construyan nuevos lenguajes para nombrar la realidad
trans sin dejar de lado el carácter integral que tienen como seres humanos y que sean
respetuosos de su dignidad humana.
En la construcción de instrumentos para la actuación profesional se recalca la
importancia del “Trato Digno” como fundamental en la relación interpersonal del

4
Lo instrumental de la intervención profesional es una construcción constante que combina técnicas,
competencias, conocimientos, habilidades, etc. Esta construcción, por lo tanto, requiere de un Trabajo
Social crítico que cuestione las prácticas, instituciones, 1111realice una introspección de la práctica
propia y preguntándose desde qué marcos teóricos-metodológicos y éticos actúa.
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Por otra parte, la Ley de Salud Mental declara que no se puede realizar diagnósticos en relación a la
identidad de género de la persona, los diagnósticos en base a “Trastorno de la Identidad Sexual” o
“Disforia de Género” en Argentina ya dejaron de utilizarse como lenguaje para nombrar las realidades
trans.
profesional con la persona trans, por lo cual no se debe suponer el género de una
persona por su expresión de género, tampoco suponer que es heterosexual, ya que de
esta forma se refuerzan los estereotipos de género. Por lo tanto, ¿de qué forma se
puede preguntar por la identidad de género de una persona? A partir de las
experiencias prácticas es conveniente presentarse a sí con su nombre y pronombre/s
que utiliza y preguntar al sujeto por los suyos, por ejemplo: “Mi nombre es XXXX y mis
pronombres son Elle/Ella. ¿Cómo te llamas y cuáles son tus pronombres?”.
Por otro lado, cuando es necesario registrar el género de la persona, este campo debe
estar abierto, ya que existen distintas formas en la cual las personas definen su
género. No se recomienda categorizar en este tipo de instrumentos a las identidades
trans bajo categorías como “otro”, ya que sigue colocando a esta población como una
otredad distinta de mí, como lo periférico, lo abyecto. Tampoco la denominación “tercer
género” u “X” (como la que ha utilizado el Estado Argentino recientemente para la
identificación legal de personas que se autoperciben fuera del binomio masculino-
femenino) ya que tampoco es representativa de la diversidad de géneros existentes,
por el contrario, siguen reproduciendo la invisibilidad de tales identidades. Por último,
la utilización de “autopercibido” como categoría en diferentes registros para nombrar a
las personas trans, pierde su validez por la definición propia del término, ya que todas
las identidades (tanto las Cis como Trans) son autopercibidas.

Reflexiones finales:
La intervención profesional se construye en el encuentro del sujeto con su necesidad,
a partir de la demanda de intervención. Les trabajadores sociales debemos orientar
hacia la transformación de la vida cotidiana de los sujetos a partir de la construcción
de una estrategia de intervención apropiada para la situación.
Intervenir con personas trans implica tener en cuenta la historia del movimiento trans
que permita comprender procesos de transformación a partir de las demandas y
acciones que realizan como sujeto colectivo, además que se debe considerar que el
libre ejercicio de la sexualidad y la soberanía sobre el cuerpo propio son derechos
humanos personalísimos, por lo tanto, ni el Estado, ni la sociedad debe contradecir las
necesidades sentidas por la población trans, ni imponer censura o penas6.
La reflexión epistemológica nos va a permitir identificar a qué personas se les está
negando como sujetos epistémicos: “lo trans” ha sido considerado mucho tiempo como
el punto ciego de la ciencia, y cuando surgieron los primeros marcos interpretativos,

6
Martínez (2019) afirma que intervenir en lo social es tarea compleja y requiere no solo de habilidades
profesionales, sino también y fundamentalmente de un compromiso social, cultural y ético-político con
la temática con la cual se trabaja.
estos se vieron impregnados de los valores de una sociedad patriarcal y
heteronormativa.
Repensar lo instrumental, permite generar prácticas respetuosas de las identidades
trans que permitan analizar sus realidades desde una lectura de género, replantear la
forma en que preguntamos sobre el género, cómo nombramos a las personas trans y
a sus situaciones problemas.
Como desafíos para el Trabajo Social considero necesario:
- que se desarrollen “Estudios Trans” situados en la realidad latinoamericana, ya que
las “Teorías Queer” si bien aportaron mucho a la interpretación de las sexualidades no
normativas, no dejan de ser una lectura eurocéntrica de la realidad.
- que se forme y capacite a profesionales de Trabajo Social en Genero y Diversidad.
- escribir las prácticas que se desarrollan con la población trans, para comprender las
experiencias y poder mejorarlas, intercambiar experiencias con otros profesionales,
contribuir a la reflexión teórica e incidir en el diseño de políticas sociales.

Bibliografía:
 ATTTA. “Proyecto de Ley integral para personas trans”. http://attta.org.ar/ 2020.
 Amenábar, L. “Perspectiva de género para la intervención en lo social”. Cátedra
de Trabajo Social y Salud Pública. Facultad de Filosofía y Letras. UNT. 2017
 Butler, J. “El género en disputa: El feminismo y la subversión de la identidad”.
Ed. Paidós. Buenos Aires. 1991.
 FAUATS. “La Especificidad del Trabajo Social y la Formación Profesional”.
Espacio Editorial; Temperley – Argentina. 1996.
 Guerrero Mc Manus, S. & Muñoz Contreras, L. “Epistemologías transfeministas
e identidad de género en la infancia: del esencialismo al sujeto del saber”.
Estudios de Género de El Colegio de México.
http://dx.doi.org/10.24201/eg.v4i0.168 2018.
 Larrain, J. “El concepto de identidad”. Ed. Lom. Chile. 2001.
 Ley 26.657. “Salud Mental”. 2010.
 Ley 26.743. “Identidad de género”. 2012
 Martínez, S. “Trabajo social y diversidad sexual: la construcción del cuerpo
trans y estrategias de intervención profesional en materia de diversidad
sexual”. Ed. Espacio. 1° Edición. CABA. 2019.
 Rozas Pagaza, M. “La Intervención Profesional en relación con la Cuestión
Social”. Espacio Editorial; Bs. As. Argentina. 2001.
 Vasilachis de Gialdino, I. “Métodos cualitativos I. Los problemas teórico-
epistemológicos”. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. 1991.
 Vélez Restrepo, O. “Reconfigurando el Trabajo Social. Perspectivas y
tendencias contemporáneas”. Ed. Espacio. 1° Ed. Buenos Aires. 2003

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