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Legislación sobre asbesto en Argentina

La acción judicial solicita la creación de una política pública de


descontaminación de asbesto/amianto en los edificios públicos de la Ciudad
implementando un relevamiento exhaustivo, un plan y cronograma de
remoción y reemplazo de materiales e instalaciones con asbesto. Además
contempla un plan de contingencia y de seguridad, un plan de control, un
protocolo de salud para el seguimiento de las personas expuestas, y acceso a
la información pública y participación en cada etapa. La causa judicial fue
caratulada como “Koutsovitis, María Eva y otros c/ GCBA s/ Amparo –
Ambiental”, Expte. N° 11543/2019-0.

El asbesto, también llamado amianto, es un material muy efectivo en la


construcción y en objetos cotidianos de nuestra vida, por ejemplo, se utilizaba
en los tanques de agua de fibrocemento que aún hoy podemos observar en las
azoteas de algunas viviendas. Esta sustancia está compuesta por minerales
que al estar expuestos a determinadas variables del ambiente, como altas
temperaturas, libera partículas que una vez inhaladas pueden generar daño a
la salud.

Para denominar a los edificios afectados por este material en el siglo pasado y
en nuestros días, se usa el término “edificio enfermo”. Las nuevas
construcciones que se ven en la ciudad, modernas, con autorregulación de
temperatura y de luz, están adecuadas a las normativas vigentes y han dejado
de ser un peligro para sus moradores, pero ¿qué podemos decir de otros
edificios los cuales datan del siglo pasado y en los cuales era muy común usar
este material en aislaciones eléctricas, baldosas o calderas?

En la década del 90 aparecieron en nuestro país las primeras normativas


referentes al uso de este material. La resolución 577/91 del Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social de la Nación en su punto V establecía que el objeto
de la norma era regular “los procedimientos básicos y las medidas de
prevención y protección personal y colectiva para el uso y manipuleo del
amianto en todas sus formas y elaboración de los productos que lo contengan
así como también el transporte, almacenamiento y la disposición de sus
desechos”.

Luego la norma se complementó con otras como la resolución Nº


823/2001 del Ministerio de Salud de la Nación que prohíbe la producción,
importación, comercialización y uso de fibras de asbesto variedad crisotilo y
productos que las contengan a partir del 1º de enero de 2003 y la ley Nacional
Nº 23992/89 de desechos peligrosos que aprobó el Convenio de Basilea sobre
el manejo de residuos peligrosos, que incluye al asbesto. Además, el gobierno
de la Ciudad decretó la prohibición de la producción, importación,
comercialización y uso de fibras de asbesto, en sus variedades anfíboles o
crisotilo.      

Fabián Andres Butera, CEPAU N°18.241, profesor de Construcciones de la


Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (UBA) asegura: “La
realidad es que si no hay controles en los edificios públicos o casas
antiguas tanto sus habitantes como empleados podrían tener algún
problema de salud relacionado con el asbesto y no saberlo”.

El arquitecto remarca que “este material en buen estado de conservación no


tendría que generar inconvenientes para la salud, pero esto depende del grado
de conservación del material ya que si está raspado o desgastado hay alto
grado de peligrosidad y contaminación”.

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