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A B C Núm.

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¿Cómo se veranea en Avila?


t 7 s t a mismísima pregunta que A B C me pone como
* - ' tema para este articulejo, dirigí yo no hace tres
•semanas á un mi amigo que se pasa aquí los veranos,
cuando el termómetro me avisó por todo ío alto de que
era llegada la época de las imperiosas emigraciones del
estío. , SÍ!

Lacónico por comodidad y perezoso por derecho


propio, cogí una tarjeta postal, que es la homeopatía de
la correspondencia, y en el breve espacio que dejaba para
la escritura la fotografía de no recuerdo qué Bombita,
,puse sencillamente:
«¿Cómo se veranea en Avila?»
Ejecutivo como el que más y explícito como el que " * '* * . , ; * • ; " " -s* .J_' • ^ ? -;iJt , *" '
menos, me contestó mi amigo por telégrafo:
«Tan ricamente.»
Mucho siento no poder evacuar en la misma breve y
compendiosa forma la consulta con que A B C me favo-
rece: primeramente, porque es ciertísimo que muy ri-
camente paso por acá estos días, y á poder, me pasaría
los otros que no podré pasar sino en Madrid; y des?
pues, porque en realidad no estoy todavía muy enterado
de cómo se veranea.
Sobre que ya lo dicen los más ancianos, que son los
'lamados á consolarnos de los rigores del tiempo* este
es un verano como no lo han conocido nunca.
Y lo que no conocieron los ancianos en tantos años,
¿cómo he de conocerlo yo en cuatro días?
Diré, sí, ante todo, para alivio de los que en la Corte
se entristezcan del bien ajeno, que la fama de frescura
de esta Muy noble y muy leal ciudad de Avila es este
año tan relativa, que tenemos que leer á diario la tempe-
ratura que hace en Madrid para refrescar... la memoria VISTA GENERAL DE LA CIUDAD DE AVILA
y «darle gracias al general porque se contenta con vein-
ticinco palos.» de Santo Tomás, de un gótico primoroso, con su sepul- garse el carácter que habrá tenido nuestra fiesta nacional
No hay, según parece, refrigerante más eficaz con- cro del Príncipe D . Juan y su sillería de coro preciosísi- á orillas del Danubio. El día 14 se celebró la última
tra los calores que la consideración de que en otra par- ma, y las de la capilla de Mosén Rubín y... Pero ¿cómo corrida, y en ella sucedió algo digno de consignarse por
te aprietan más todavía, y es propio de la humana con- voy yo á meter en este artículo todas las bellezas de tem- lo gracioso y por lo nuevo. Al celebrarse la primera co-
dición abanicarse con el calor ajeno. plos, ermitas, casas-fuertes, palacios, etc., etc.? rrida, el torero Gras estuvo á punto de ser empitonado
La primera vez que pregunté por qué esta ciudad se Sobre que nadie me perdonaría el mal gusto de descu- por uno de los bichos. Le libró de una cornada el mata-
Hama Jlvila de los Caballeros, contáronme la tradición brir por escrito Avila á estas alturas, por lo cual me li- dor Pouly fils metiendo el capote y llevándose la fiera,
de las Hervencias ó Vervenctas, lugar donde hirvieron mito á consignar que nosotros los veraneantes nos en- pero no sin que ésta le alcanzase y le diera una cornada
en aceite muchos caballeros avilenses que el rey don cantamos descubriéndola de visu. en una pierna. La herida fue tan importante, que el dies-
Alonso, el marido de Doña Urraca, tenía en rehenes, y á Pero no vayan ustedes á creer que vivimos siempre en tro estuvo un mes en el hospital. Pouly fils juró que no
los cuales tuvo la comodidad de freír por no quererle anticuario. Vamos á paseo como las personas á San An- saldría de Budapest sin dar muerte al toro que le hino.
entregar á su hijastro Alfonso V i l , que aquí guarda- tonio y al Recreo y á las Peñitas y al Mercado grande, Hay que tener en cuenta que allí, como en Portugal, no
ban en el inexpugnable cimborrio de la Catedral. Escu- donde va el señorío, y vemos las muchachas, y nos criti- está permitido á los toreros consumar la suprema suerte.
chaba el relato, en el patio de una fonda, una señora camos los unos á los otros como en cualquier país civili- Pues bien; en la corrida del día 14 el matador salió al
gruesa que no puede resignarse á tener calor en Avila, zado, y hacemos expediciones á la Presa y á Mingorría ruedo llevando oculta entre el capole una espada, cuando
y abanicándose furiosamente interrumpió al narrador y al Pinar y á Sonsoles, en carruaje, en automóvil y has- iba á darse suelta al toro que le había herido un mes an-
diciéndole: ta en autopollino. Tenemos nuestra miaja de teatro, y tes. En vez del bicho salieron al ruedo un comisario y
—Pues, hijo, si se llama así la ciudad por aquellos para que rabien los madrileños, algunas veces hay corri- seis agentes de policía, que habían visto el estoque en
caballeros fritos, ahora podría llamarse Avila de los das de toros tan malas como las de la villa y corte. manos de Pouly fils y pretendían desarmarle. E'l mata-
Caballeros... ¡y de las Señoras! Todo eso hacemos, mientras yo me voy enterando dor alegaba que había jurado por 1a Virgen Santísima
Conste, pues, que el calor es la novedad de este año, poco á poco de cómo en Avila se veranea. dar muerte á su agresor. El público se puso de parte del
y que si no fuera porque de noche refresca y de día nos torero. La bronca fue monumental, única cosa genuína-
CARLOS LUIS DE C U E N C A mente española que pudo verse. De pronto se abre h
consolamos exclamando «¡Cómo estarán en Madrid!», Avila, 1S Juíto 1904.
el veraneo nos resultaría de riguroso verano. puerta del toril y sale un berrendo de verdad, que pone
Fuera de esta novedad, lo demás son antigüedades, y en precipitada y cómica huida á los representantes de la
antigüedades tan interesantes, que no en un verano, sino autoridad, que saltaron la barrera como pudieron, de
en varios merecen visitarse y estudiarse inclusive. Las corridas de toros en Hungría cabeza, que es lo más rápido.
Porque, bromas aparte, disfrutar de un clima sano, p j l telégrafo ha dado noticias de haberse celebrado en
de un aire puro y de un fresco que de ordinario suele *—' Budapest varias corridas de toros de noche y en
reinar en pleno estío, y tener, sobre la higiene de la vida una plaza construida ad hoc. Ofrecemos á nuestros lec- Ecos dé un Balneario
campesina, los elementos de una c-apital de provincia, tores una fotografía de la flamante cuadrilla, que ha hecho TH 1 establecimiento está en el fondo de un valle tan ce-
que tanto se echan de menos en villorrios y playas hu- las delicias del público de la bella capital de Hungría. •*—' rrado por las montañas que le circundan, que el sol,
mildes, son ventajas muy de apreciar, á las que se aña- Por el físico de los diestros y hasta por la indumentaria, es decir, el sol no, porque no sale nunca, el cielo, sólo
den, para eficaz remedio del aburrimiento de la vida especialmente el calzado de algunos de ellos, puede juz- se ve como por un agujero. La vegetación es enorme; un
ociosa, los preciosos monumentos que aquí abundan.
Grato es por las mañanas respirar bajo los árboles del
T\astro los limpios aires de la sierra, contemplando el am-
plio valle de Ambles. Allí os muestran el tradicional bal-
cón de doña Guioraar, la amada de aquel magnate á
quien privaban de verla los padres de la interesada, por
lo que fundó en el valle frontero el Castillo de Aunque
os pese, para verla'desde allí, aunque á sus futuros suegros
les pesara; con lo cual el caballero demostró á la par ser
firme en el amor y ser hombre además de muchísima
pupila, pues para ver el balcón desde el Castillo hace
falta una gran vista.
En una serena tarde ó en roche clara de luna, es her-
moso y fantástico el aspecto de las viejas murallas que
rodean la ciudad, y vienen á la memoria las luchas de los
tiempos caballerescos de que fueron testigos. En aque-
llas almenas que sobre el azul del cielo se dibujan en mu-
ros y cubos y matacanes, estuvieron disfrazadas con va-
roniles arreos las mujeres de Avila, capitaneadas por la
gobernadora Jimena Blázquez, que de esta suerte enga-
ñaron á Abdallah-Alhazen, que venía á tomar la ciudad
creyéndola desamparada de gentes de armas, y de esta
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hazaña proviene el blasón de los cinco sombreros del escu-
do de Avila, en memoria de aquéllos con que las mujeres
cubrieron sus cabelleras.
Y puesto que estamos en el capitulo de los sombreros
haré constar, para enseñanza de los que creen que este
tocado es en España exótico, que las humildes aldeanas
del valle que conservan la indumentaria más antigua, vie- .1 --
nen los viernes al mercado con sombreros de muy pin-
toresca y complicada ornamentación.
Horas y días le traen á uno entretenido las bellezas ar-
tísticas de esta Catedral-fortaleza; las del templo de San 1, POUIY FILS; 2, GRAS; 3 , LEIGLON; 4 , ALLEMAND; 5, CASTAGNIER; 6, SAUMUR; 7 , MERY; 8. CLARIOU,
Vicente, joya del estilo bizantino; las de San Pedro, del ESPADA FL PRIMERO Y TORFROS LOS- RESTANTES DF LA CUADRILLA QUE HA DADO VARIAS CORRIDAS DE TOROS NOCTURNAS
mas puro arte románico; y las del hermosísimo convento EN BUDAPEST, CAPITAL DE HUNCRfA Fot Diotl

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