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Las doce noches sagradas y la décimo tercera noche sagrada son festividades que
señalan el camino de Jesús a Cristo, desde la Navidad hasta la Epifanía. La Navidad
conmemora el nacimiento del ser humano en Jesús de Nazaret, arquetipo de la
humanidad y la Epifanía, el nacimiento del Hijo de Dios en la Tierra, Cristo, con el
Bautismo en el Jordán.
Cada año, entre el 25 de diciembre y el 6 de enero “las doce fuerzas sagradas”, como
las llama Rudolf Steiner, representadas simbólicamente en los doce signos del zodíaco,
reflejan la remota creación del ciclo anual. Estas fuerzas cósmicas van guiando el curso
del año, a través de los doce meses y están relacionadas también con las más elevadas
Jerarquías Espirituales, el Espíritu Santo y el Hijo Divino, Cristo.
Las Doce Noches Sagradas invitan al ser humano a realizar un camino interior
meditativo ascendente, que conduce a la más elevada esfera de la espiritualidad
cósmica. Estas noches están relacionadas estrechamente con la práctica de las doce
virtudes correspondientes a los signos del zodíaco. La iniciativa consiste en realizar cada
día un trabajo de meditación activa sobre la virtud respectiva y llevarla con nosotros al
sueño para que esa actividad nos sea devuelta en el mes en que ese signo es regente.
El ejercicio de la virtud concerniente durante el año, va desarrollando en nosotros una
nueva cualidad o capacidad.