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ALGUNAS REFLEXIONES ENTORNOA LA

ÉTICA EN EL PERITAJE JUDICIAL


SOCIAL

Elizabeth Orena Gómez


Trabajadora Social
Mediadora
La ética y el derecho están estrechamente ligados, por cuanto ambas disciplinas tratan de la
evaluación de los actos o conductas humanas, en el caso de la ética, de una valoración subjetiva del
obrar humano y en el caso de derecho, de un juicio objetivo de las acciones del ser humano.

Tanto la ética como el derecho, son fenómenos de la vida social, colectiva de las personas y ocurren
en un contexto de interacción con otros.

En esta breve reflexión quisiera referirme a los Principios de Código de Ética de los Trabajadores
Sociales, relacionados con el Peritaje judicial, el cual, en este caso, ocurre preferentemente en
Tribunales de Familia y Tribunales de Garantía,

1.- Reconocer el valor del individuo como ser humano cualquiera sean sus circunstancias.

Por lo general se solicita esta opinión fundada, que es la del Perito Social, en un contexto de conflicto,
respecto de algún tema sobre el cual no hay acuerdo, por ejemplo, capacidades del alimentante,
necesidades del alimentario, cuidado personal, redes familiares y sociales, vínculos con el entorno,
situación socioeconómica u otros. Si se ha solicitado el peritaje es porque la situación requiere ser
esclarecida a través de una investigación y posterior opinión profesional, particularmente en los
Tribunales de Familia.

Si es en la Defensoría Penal Pública o Ministerio Público, corresponderá realizar una pericia, tanto de
quienes han cometido un delito, como de quienes han sido las víctimas. Cualquiera sea la
circunstancia, creo, se debe tener en cuenta la historia de vida personal, las circunstancias de vida,
valores, creencias, costumbres, entorno sociocultural en general de la persona a quien se realiza la
pericia.

Debemos acercarnos con respeto a la persona y hacia su situación objeto de la pericia, en tanto
persona, es su derecho a ser tratado en todo momento con respeto y sin prejuicios, de tal forma que
nuestra opinión o construcción de realidad que hagamos a partir de sus vivencias, pueda ser vista por
quienes requieran

la pericia como una mirada desde el quehacer y conocimientos profesionales y no una mera opinión
que re- fleje el sistema valórico del perito.

En el caso de las personas que han cometido un delito, este principio se hace realidad en un contexto
determinado, pues al indagar en su historia personal, redes familiares y vínculos con la comunidad,
no puede derivar en un ánimo juzga torio o de indagar el delito en si, que son materias de otras
profesionales intervinientes. El trato digno y respetuoso en todo momento sienta las bases de una
relación de comunicación entre personas.
2.- Respetar las diferencias entre individuos, grupos o comunidades, tratando de conciliarlas con
el bien común.

A pesar que detrás de cada situación personal conocida en la pericia, es común encontrar muchas
similitudes, cada sujeto los ha vivido e incorporado de una particular manera a su vida.

Es frecuente encontrar historia de abandono paterno y/o materno, de negligencia, incorporación al


trabajo a muy temprana edad, mendicidad, pobreza material, soledad, estadías en hogares colectivos
para niños o jóvenes, desamparo familiar y social. Sus vidas han transcurrido en el borde del sistema
normativo, siendo muy delgada la línea que los separa de conductas claramente delictivas, mas aún,
estas conductas desarrolladas, han sido parte de una estrategia de sobrevivencia. En ese sentido, sus
vidas han sido “marginadas” y “marginales”.

En relación con la vida en comunidad, no son pocos las personas objeto de pericia social que se han
socializa- do en la “contracultura”, como denomina D. Cooper al fenómeno social que llamamos
delincuencia. El respeto se su relato es vivenciarlo desde su particular perspectiva, empatizando con
él.

3.- Hacer uso responsable de la relación profesional, teniendo como prioridad básica no producir
daño al sujeto, su familia o la sociedad.

En el caso el trabajador Social cuando actúa como perito, la expectativa que tienen las personas sobre
su trabajo está dada por el conocimiento que ha tenido de él a través de su experiencia y que se
relaciona con que puede entregar eventualmente algún tipo de ayuda o asistencia. En mi opinión, el
inicio de la entrevista es el momento de clarificar el rol del perito, y que no es si no informar desde
su experticia sobre el asunto que le hubiere solicitado y por el cual está frente al sujeto que va a
entrevistar.

A la función básica de no producir daño al sujeto, familia o comunidad, creo necesario que esta
recopilación sea en contexto de “conexión con el otro”, como ser humano, tener una escucha activa,
empática, respetuosa de sus vivencias. La práctica nos presenta a veces la paradoja que cuando el
individuo delinque es de las pocas veces que toma plena conciencia de los derechos que le asisten
como imputado, no teniendo en su repertorio de vida otras experiencias en que se le haya explicado
y respetado sus derechos.

Se convierte así indirectamente esta experiencia en una oportunidad para la educación en derechos.

Concepción,

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