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ITALIA POST GUERRA MUNDIAL Y EL ASCENSO

DE MUSSOLLINI EN ITALIA

Terminada la Primera Guerra Mundial en 1918, el Reino de Italia se encontró entre los
vencedores del bando de los Aliados. Gracias a estar en el lado ganador junto a Reino
Unido y Francia, la nación obtuvo compensaciones económicas según lo acordado en
las Conferencias de Paz de París y el Tratado de Saint-German con Austria en 1919,
viéndose obligada ésta última a ceder a los italianos las provincias que consideraban
«irredentas» (debido a que estaban mayoritariamente pobladas por italianos) de
Trieste, Trentino, Alto Adigio, Istria y Zara, todas situadas sobre un eje entre la
Carniola de los Alpes, las costas del Mar Adriático y el oeste de Eslovenia en los
Balcanes; además de pasar a ocupar la región de Adalia al suroeste de la Península
de Anatolia en Turquía después de la desmembración del Imperio Otomano en el
Tratado de Sévres.
A pesar de las ganancias de Italia en la Primera Guerra Mundial, en realidad el
resultado no compensaba todo el sufrimiento vivido porque el país transalpino de algo
más de 40 millones no pudo satisfacer todas las aspiraciones expansionistas
prometidas por Reino Unido y Francia debido a que parte de los territorios prometidos
en los Balcanes fueron entregados a traición a la recién constituida Yugoslavia y
encima se impidió a las delegaciones negociar cualquier ampliación de las colonias en
el África Oriental o Túnez. A todo esto, hubo que añadir una profunda ruina
económica, la quiebra total de las finanzas, la falta de mano de obra joven porque la
contienda había dejado 600.000 muertos, amplios espacios agrícolas arrasados y la
destrucción parcial de las industrias situadas al norte de la Península Italiana.
Obviamente la pobreza y el descontento con el Gobierno de Roma y las políticas que
habían conducido al trauma de la Gran Guerra, llevaron a miles de italianos a abrazar
las tesis marxistas, de izquierda radical o anarcosindicalistas, en parte por contagio de
la Revolución Bolchevique de Rusia e impulsadas por las teorías radicales del
pensador Antonio Gramsci. Así fue como se sucedieron huelgas, sabotajes y
manifestaciones, a veces muy violentas como las dirigidas por los comités obreros de
Milán y Turín, en esta última ciudad un total de 185 factorías ocupadas por 400.000
trabajadores, además de producirse insurrecciones en el ámbito rural como ocurrió
con el asalto a fincas y propiedades por parte de millares de campesinos
descontrolados en Padania. Este período de guerra civil entre las clases liberales más
conservadoras y agitadores de izquierda que propició la intervención armada de los
Carabineros y del propio Ejército Italiano, sería conocido como el Bienio Rojo o «Bieno
Rosso».
El Parlamento de Roma fue incapaz de controlar la situación en Italia por aquel
entonces al frente del Partido Socialista Italiano (PSI) y del primer ministro Giacinto
Mennoti Serrati que ganó las elecciones de 1919 con 156 escaños frente a los 99
escaños de los conservadores del Partido Popular Italiano (PPI) dirigido por Luigi
Sturzo y los 179 restantes de los demás partidos, desde la izquierda radical a los
católicos patrocinados por el Vaticano. Como tanto el gabinete gubernamental como
las fuerzas de la oposición se caracterizaban por su incompetencia porque mientras
los trabajadores pedían aumentos de los salarios, reducción de las largas jornadas
laborales, reparto justo de las cosechas y división en los latifundios rurales, lo que en
realidad hicieron fue subir los impuestos, adquirir una política proteccionista en la
metalurgia y la mecánica e incrementar las nóminas de las acciones, con el
consiguiente disparo de la tasa del tasa de desempleo y el paro.

La ruina y la miseria de Italia, junto a la desastrosa gestión del Parlamento de Roma,


finalmente condujeron a que los movimientos obreros que canalizaban el descontento
de la población agrupados en torno a la Confederación General del Trabajo (CGdL), la
Liga Roja y la Confederación Católica Italiana del Trabajo, promoviesen una serie de
agitaciones revolucionarias por todo el país, siendo la más importante la que estalló en
la Compañía Fiat de Turín porque sus trabajadores se amotinaron, antes de que la
revuelta derivase en nuevos encierros dentro de las empresas, ocupación de los
obreros a determinadas industrias y el ataque a 160 establecimientos. A pesar de que
el Partido Socialista Italiano consiguió rebajar la tensión prometiendo un aumento de
los sueldos, en cuanto se supo que todo se trataba de un engaño la violencia se
multiplicó de manera imparable al resto de la Península Italiana.
A mediados de 1919 la situación de Italia era de una crisis insalvable porque ni el
Gobierno de Roma era capaz de afrontar el desastre económico-social ni los
diferentes movimientos marxistas suponían una alternativa debido a su radicalidad
utópica y métodos violentos. Fue entonces cuando de manera inesperada un hombre
llamado Benito Mussolini, curiosamente un ex-socialista, tuvo la idea de proponer una
«tercera vía» al capitalismo y al comunismo que sería conocida con el nombre de
fascismo y que sin duda cambiaría la Historia tanto de Italia como del mundo en el
siglo XX.

Fábricas ocupadas por las “Guardie Rosse” en


1920
MUSSOLINI ANTES DE LLEGAR AL PODER

Para hablar sobre la figura de Mussolini y sobre su gran ascenso hasta llegar a ser el
líder dictatorial de Italia debemos conocer su vida, para con ello entender cuál fue su
camino hacia el poder desde su inicio.
Benito Mussolini nació en 1883 del matrimonio entre un herrero y una profesora,
siendo ella la que le inculcó los valores sobre la importancia de una buena educación.
Mussolini era un alumno difícil, ya que son varios los casos en los que se enfrentó a
otros alumnos, causando que desde muy tierna edad fuera expulsado de numerosas
escuelas.
Desde muy joven Mussolini fue miembro del Partido Socialista, por influencia paterna,
aunque su pensamiento estaba muy alejado del pensamiento del partido, y desde su
entrada tuvo numerosas discusiones con los compañeros.
Huyendo del servicio militar obligatorio de Italia, el joven Mussolini se marchó a Suiza,
donde trabajó en numerosos pueblos con trabajos temporales. Del país suizo fue
expulsado en dos ocasiones, especialmente por sus colaboraciones en periódicos de
corte sindicalistas y anarquistas.
Tras años en Suiza, volvió a Italia cuando se dio un indulto a las personas que habían
huido del servicio militar. Durante los años siguientes, Mussolini comenzó a ganar
presencia en el partido socialista, encontró el amor y fue encarcelado en numerosas
ocasiones, manteniendo esa lucha que siempre tuvo con la autoridad.
Más tarde, Mussolini luchó en la Primera Guerra Mundial, siendo el momento en el que
comenzó a escribir sus textos ideológicos y donde se comenzó a ver su pensamiento
fascista para el futuro de Italia.
MUSSOLINI AL PODER

Para conocer cómo llegó Mussolini al poder, tenemos que entender su ideología. El
futuro dictador mostró su enfado en numerosos textos por la forma en la que Italia
había tratado a sus soldados tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, ya que
consideraba que la gente que había puesto su vida en juego por el bien del país
merecía un mayor reconocimiento.
A este espíritu se le unía otro de toda la sociedad italiana: y es que, tras el final de la
Primera Guerra Mundial, se había firmado un gran acuerdo llamado el Tratado de
Versalles, siendo uno de los grandes perjudicados tanto de forma económica como
territorial Italia. En esta situación, las protestas de soldados y obreros eran cada vez
más numerosos, estos buscaban un líder al que seguir y Mussolini rellenó ese hueco
con grandes discursos en los que acusaba a los socialistas y comunistas de ser los
causantes de todos los dolores de las clases más bajas de Italia.

Fasci di combattimento a Lissone


El 23 de marzo de 1919 creó los fasci italiani di combattimento, siendo una serie de
grupos armados a los que lanzaba contra cualquier conferencia de socialistas y
comunistas y que sirvieron como base para fundar el Partido Nacional Fascista de
Italia, el cual fue fundado en 1921. Poco después, Mussolini fue arrestado por
posesión de armas y otros elementos ilegales, pero su influencia era tan enorme que
fue liberado en poco tiempo.
En 1921, tras una enorme campaña contra socialistas, comunistas y anarquistas, y
ganándose el favor de los empresarios y las clases bajas enfadadas tras el final de la
guerra, Mussolini fue nombrado diputado.
Para terminar esta lección sobre cómo llegó Mussolini al poder, debemos hablar sobre
su ascenso desde su posición de diputado hasta ser nombrado el dictador supremo de
la nación italiana.
La victoria en las elecciones trajo una mayor relevancia de las llamadas camisas
negras, siendo esta una milicia voluntaria del partido fascista y cuyo cometido era traer
violencia para crear tensión en la sociedad italiana. La violencia de las camisas negras
y sus piquetes fue en aumento y los socialistas buscaron acuerdos pacíficos con
Mussolini que nunca funcionaron. Poco a pocos, estos grupos violentos fueron
tomando las principales ciudades de Italia, iniciando una revolución fascista en la que
iban tomando el control de la nación mediante la conquista de ciudades.
Viendo el gran éxito de su campaña, Mussolini decidió tomar el poder de Italia y se
agrupó en Nápoles con una enorme cantidad de camisas negras y proclamando el
derecho de los fascistas de gobernar la nación.
Tras ello, las camisas negras rodearon la capital italiana de Roma, el jefe de gobierno
pidió al rey Víctor Manuel III que proclamara el estado de sitio para proteger la ciudad,
pero este se negó y dio libertad a Mussolini para formar un gobierno. Al día siguiente
Mussolini entró en la ciudad en la llamada marcha sobre Roma, tomando el poder
como presidente del Consejo.
En los siguientes meses, el gobierno de Mussolini fue tomando el poder poco a poco,
usando todos los mecanismos legales posibles y, con el tiempo, Mussolini se convirtió
en un líder vitalicio con todos los poderes, iniciando la dictadura fascista de Italia.
La llegada al poder de Mussolini influenció a numerosos partidos de derecha en
Europa, que vieron como el fascismo podía ser la salvación para las naciones que más
habían sufrido las consecuencias de la Primera Guerra Mundial.
LA MARCHA SOBRE ROMA Y LA LLEGADA AL
PODER DEL FASCISMO EN 1922

La Marcha sobre Roma no se planteó como un movimiento insurreccional, sino como


una movilización masiva del fascismo para presionar y conseguir la sustitución del
gobierno de Luigi Facta por un gobierno nacional encabezado por los fascistas.
Facta no consiguió el apoyo de los partidos y perdió el apoyo del rey, que, ante una
eventual crisis, aconsejado por los industriales, decidió que la solución era entregarle
el gobierno a Mussolini. Mussolini formó un gobierno nacional, integrado por liberales,
populares (pero quedaron excluidos socialistas y comunistas).
La fecha de formación del primer gobierno Mussolini fue el 30 de octubre de 1922.
Mussolini llegó al poder sin la legitimidad electoral pues en las elecciones de 1921 solo
habían obtenido 35 diputados. Lo primero que tenía que hacer Mussolini era
consolidarse en el poder. Había llegado al poder a través de un complot, de la presión
de las masas. Pero la Cámara de Diputados votó un decreto que daba a Mussolini
plenos poderes para gobernar en situación de emergencia. Las escuadras fascistas se
convirtieron en una policía paralela que llevó a cabo una intensa represión contra los
disidentes y opositores del régimen.
A pesar de obtener todo el poder ejecutivo esto no era suficiente. Mussolini no tenía la
garantía de que el sistema electoral proporcional le diera una mayoría parlamentaria
estable. En 1923 se planteó una nueva ley electoral, la ley Acerbo, que establecía un
premio extraordinario en la lista que obtuviera más votos. Aquella lista que fuera la
ganadora y obtuviera el 25% de los votos tendría automáticamente las 2/3 partes de la
Cámara de los Diputados. En el fondo quería decir que, aunque no obtuviera la
mayoría absoluta, Mussolini se aseguraba la mayoría cualificada. El partido Popular no
aceptó esta ley y abandonó el gobierno.
Las elecciones de 1924: la victoria del partido
fascista

Mussolini se dirige al centro de votación en las elecciones de 1924

En 1924 se celebraron elecciones con el triunfo absoluto de la “Lista Nacional”


promovida por el Partido Nacional Fascista de Mussolini. Un elemento básico del
fascismo fue su carácter popular. Mussolini era ya un líder entre el pueblo. Obtuvo
más del 60% de los votos, pero además la ley Acerbo le aseguraba el control total del
Parlamento. A partir de 1924 pudo gobernar sin ningún problema en la Cámara con
una oposición política minimizada.

La transformación del régimen parlamentario en


dictadura (1924-1926)
El régimen parlamentario liberal bajo la presidencia de Mussolini se transformó en una
dictadura, en un régimen de excepción. El asesinato de Giacomo Matteotti (socialista
que denunció el carácter fraudulento de las elecciones) causó un gran malestar
político. En enero de 1924 Mussolini aseguró que Matteotti fue víctima de los excesos
de los fascistas y asumió la responsabilidad política del asesinato. De aquel asesinato
Mussolini salió reforzado. A partir de 1925 el régimen ya comenzaba su transformación
en una dictadura.
En 1926 Mussolini aprobó la ley de defensa, que prohibía los partidos comunistas y
socialistas y destituía de su cargo de diputados a todos aquellos que habían
denunciado el asesinato de Giacomo Matteotti. La oposición era expulsada:
comenzaba definitivamente la dictadura.

CARACTERÍSTICAS DEL GOBIERNO DE


BENITO MUSSOLINI

 La exaltación de Mussolini como líder supremo, a quien llamaban “Duce”.


 El desconocimiento de los derechos humanos de la población.
 El abuso del poder, de la autoridad y de las fuerzas represivas para perseguir a
opositores y minorías.
 Un fuerte sentimiento nacionalista y el uso de símbolos y consignas patrias,
como banderas, frases, slogans y canciones.
 El control de los medios de comunicación y la censura de contenidos y
periodistas opositores.
 El uso de la religión dominante (catolicismo) para afianzar su poderío. Su
lenguaje militar se mezclaba con el lenguaje religioso que persuadía a la
población con la intención de lograr la dominación ideológica.
 El hostigamiento a la educación superior y a las academias artísticas.
 La existencia de un único partido político.
 La proclamación de discursos y promesas de un futuro mejor para Italia.
 Las políticas e ideas expansionistas, con el objetivo de que Italia recuperara los
territorios que habían formado parte del Imperio Romano.
 El uso de la violencia como forma de imponer las ideas fascistas.
 La censura a todas las manifestaciones de libre expresión.
 El anticomunismo y el anticapitalismo.
 La creación de organizaciones cooperativas y la eliminación de sindicatos.
Luego de la primera Guerra Mundial estallaron en Italia muchos conflictos que tenían
sus raíces en su estructura económica y política. políticamente, Italia era el resultado
de una tardía unificación nacional (1861-70) producto de la conquista del centro y sur
de la península por el moderno reino de Piamonte. Estaba regada por un sistema
parlamentario con ciertas debilidades, gran fluidez de las coaliciones, importancia de
las clientelas políticas), en el que la democratización posterior a la guerra Introdujo
nuevas tensiones, Entre otras cosas, creció el caudal electoral del partido Socialista
Italiano y se fundó un partido católico (el partido popular italiano) de gran influencia.
En medio de ambos partidos estaban los liberales, que se mostraban cada Vez más
impotentes ante el crecimiento del Partido Socialista y del Partido Popular. Además,
los tratados de paz habían dejado insatisfechos a los nacionalistas italianos, que
esperaban obtener posesiones en Yugoslavia, África, Asia, e incentivar el crecimiento
de estos grupos
Desde el punto de vista económico, Italia era un país atrasado. Contaba con pocas
colonias y un abismo cada vez más profundo dividía al sur – coneto predominal feudal
-y al norte, industrializado y moderno En ese contexto de conflictos sociales y de honor
nacional humillado, Benito Mussolini creo en 1919 los fasci di combattimento, que eran
escuadras para policiales destinadas a la represión del socialismo. El fascismo se
presentaba a sí mismo como una alternativa a la revolución bolchevique, atractiva a la
vez para los patrones (que deseaban poner fin a las huelgas y a la agitación), para los
nacionalistas. (a los que ofrecían ambiciones imperialistas y gloria nacional) y para
ciertos sectores obreros (puesto que recogía algunas de las reivindicaciones del
socialismo). A medida que fue creciendo la conflictividad social los fasci se volvieron
cada vez más activos. Bajo la aprobación de las autoridades locales se dedicaron a
perseguir atacar a líderes sindicales y socialistas, a destruir sus locales y periódicos y
a romper huelgas haciéndose cargo de los servicios públicos mientras aquellas
duraran.
Los liberales, arrinconadas entre socialistas y populares, eligieron el erróneo camino
de la alianza con los fascistas. Marcharon con ellos en las elecciones
de 1921, y los fascistas accedieron al Parlamento, desertando luego de la alianza. Al
año siguiente, en el pico de la conflictividad obrera, Mussolini amenazó con realizar
una marcha de los fasci sobre Roma si el gabinete liberal no lograba restablecer el
orden. El primer ministro, Fasta, intentó decretar el Estado de sitio, pero el rey Víctor
Emanuel se negó a firmarlo, Entonces, el gabinete liberal renunció y Mussolini fue
llamado a formar gobierno. En 1924, una oleada de violencia fascista le sirvió a
Mussolini como excusa para decretar en 1925 el comienzo de la dictadura.
LA POSGUERRA. En el período que siguió a la guerra, la economía italiana se
encontraba por debajo de los límites de subsistencia; la estructura de la producción se
hallaba alterada y desorganizada; el país entero estaba sufriendo las consecuencias
de una inflación galopante.
El fascismo: Este movimiento político nació oficialmente la noche del 23 de marzo de
1919, cuando Benito Mussolini, un exdirector de diario, fundó en Milán el grupo "Fasci
italiani di combattimento
Este movimiento también fue la reacción de ciertos grupos nacionalistas contra la
Revolución Bolchevique de 1917 y las luchas sindicales de trabajadores y braceros
que culminaron en el Bienio Rojo, y en parte como crítica respecto a la sociedad
liberal-demócrata, que salió maltrecha de la experiencia de la Primera Guerra Mundial.

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