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Foto Mama Quilla: Entre Sendero Luminoso y el Ejercito (2007), arpillera.

Desplazadas de
Huaycán. Mujeres asociadas en busca de una reparación histórica

Experiencias de intervenciones en el espacio y en las memorias


En Latinoamerica existen múltiples expresiones, donde las disputas por la
memoria interpelan desde las representaciones artísticas o en torno a los espacios de
memoria. Buena parte de las marcaciones y las recuperaciones de lugares vinculados al
terrorismo y las violencias del Estado han estado atravesadas por tensiones asociadas al
presente. Continuamente en el espacio público convivimos con grafitis, intervenciones y
vandalismos que dan cuenta de esas tensiones.
Algunas experiencias de memoria han sido materializadas a través de la producción
cultural -artes visuales, plásticas, cinematográficas, musicales y escénicas- y realizadas
por actores y sujetes involucrades de una u otra forma, directamente con el periodo de
violencia. En Perú por ejemplo, en el distrito de Ate, Huaycán, se encuentra ubicada
Mama Quilla, una organización conformada por mujeres, que realizan trabajos con
arpillera, con retazos de telas. Sus trabajos reflejan su origen e historia, retratan como
eran sus vidas antes del conflicto armado y denuncian las violencias que han sufrido.
Fotografía julio 2018. Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM ) del Ministerio de
Cultura de Perú

Estas mujeres, pertenecientes a familias desplazadas, son víctimas de las violencias


desplegadas sobre las comunidades campesinas tanto por Sendero Luminoso como por
militares durante los años ´80. Sus memorias se dan en contextos legales complejos y
son incómodas porque confrontan ética y moralmente a toda la sociedad.

Arpillera realizada por Mama Quilla

Otra forma en que usualmente se expresa la conflictividad entre la memoria


oficial y las memorias disidentes es a través de intervenciones artísticas. De esta manera
un grupo de activistas bolivianas el 12 de octubre de 2020, colocaron una falda
tradicional en la estatua dedicada a Isabel La Católica en La Paz. Las integrantes de
Mujeres Creando, un colectivo de mujeres feministas indígenas, adornaron la estatua de
la reina que financió la expedición de Colón en 1492, con un sombrero típico boliviano
y un colorido aguayo, la manta de lana tradicional con la que las mujeres andinas o
"cholas" cargan a sus bebés en la espalda. “¿Por qué vestirla como una mujer indígena
sería un agravio?", se preguntaban, cuestionando las ideas racistas que veían como un
insulto ese movimiento lúdico. Con la intervención se intentaba poner en tensión la
idea de la mujer blanca, como la reina y patrona. "El colonialismo español trae la figura
de la mujer blanca e instaura, en todo el continente, un modelo de mujer, de belleza y de
virtud, un sujeto de feminidad muy específico que funciona hasta el día de hoy en las
sociedades latinoamericanas. La mujer no blanca es, por excelencia, la fea, la no
deseada, la destinada a los trabajos más baratos y duros", señaló María Galindo, del
colectivo Mujeres Creando.

Estatua intervenida
en la plaza Isabel la
Católica de La Paz,
Bolivia

La plaza fue renombrada


simbólicamente como
“Plaza de la chola
globalizada”
Los lugares de memoria implican negociaciones entre los actores sociales y
muchas veces revelan álgidas disputas o requieren de mucho tiempo para que esos
territorios -espaciales y discursivos- puedan emerger. Les emprendedores de memoria,
luchando por recuperar un sitio o por el reconocimiento de un recuerdo traumático van
empujando los límites de la memoria social. Al hacerse públicas estas memorias,
logran trascender el trauma individual para convertirse en parte de las experiencias
colectivas. Recordar los hechos y las víctimas, situarles en un espacio y recuperar su
materialidad corporal, es también señalar la violencia ejercida y sus perpetradores.
Como resultado, no es extraño que se constituyan en espacios altamente conflictivos
para el presente. Por tanto los sitios de memoria son siempre heterogéneos e inestables,
y expresan las luchas políticas en el
presente.

Casa donde funcionó el centro de detención La


Venda Sexy, operado por la policía secreta de
Pinochet en Chile

En Chile, inspirada en los hechos acontecidos en el centro de detención, tortura y


exterminio la Venda Sexy, durante 2020 se presentó una versión virtual de Irán #3037
[violencia político sexual en dictadura], una obra de teatro que habla sobre La Venda
Sexy, el ex centro de tortura que funcionó desde el año 1974 hasta mediados de 1975,
operado por la DINA, policía secreta de Pinochet.
La obra fue resultado de una investigación que incluyó archivos, documentos y
testimonios de sobrevivientes. La directora, Patricia Artes, se propone con la obra
realizar “un ejercicio de memoria con la intensión de acabar con el silencio en torno a
la violencia política sexual durante la dictadura militar”.

Si bien La Venda Sexy fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 2016, en
mayo de 2019 la casa fue vendida a una empresa inmobiliaria. Hecho que atrajo la
atención y críticas de distintos grupos feministas y de Derechos Humanos en Chile.
Ante estos acontecimientos, es palabras de Artés, “la pertinencia del problema, su
actualidad y resonancia, transforma a la obra Irán #3037 en una oportunidad para
reflexionar sobre la neoliberalización de la memoria, el patrimonio y la violencia
política sexual en contra de las mujeres en nuestro país, y cómo ellas resisten a este tipo
de prácticas hasta la actualidad”. A través del arte, la propuesta da a conocer el dolor y
la resistencia invisibilizada de miles de mujeres.

Memorial a las mujeres asesinadas en la Venda Sexy, realizado


por sobrevivientes en diciembre de 2019

El 18 de noviembre de 2020 un juez, en


un inédito fallo para la justicia chilena, incorporó la perspectiva de género al condenar
a los ex agentes de la DINA a 15 años de prisión como autores de secuestro y aplicación
de tormentos con violencia sexual en contra seis mujeres y cuatro hombres, quienes
fueron víctima de secuestro y torturas entre los años 1974 y 1975, al interior de la
Venda Sexy. La particularidad del fallo radica en que se consideraron los abusos
cometidos durante los interrogatorios como “una forma específica de violencia contra la
mujer”, en sintonía con estándares internacionales.

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