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Influencia en el comportamiento de las economías externas en la economía de El

Salvador

El comportamiento de la economía salvadoreña ha venido evolucionando desde la crisis del


2008 con la ayuda de las economías externas que interviene en el decaimiento económico.
Economías externas significa que la producción o el consumo de un bien por un actor
económico produce un aumento de satisfacción a otro sin que este tenga que compartir el
coste. Este fenómeno se caracteriza por generar importantes cambios en la distribución y
composición de la población, e incorporar progresivamente grandes sectores sociales a un
estilo de vida urbano, es decir, por transformaciones continuas y aceleradas en la estructura
rural-urbana.
Aunque hay variados problema con la influencia de algunas economías que hacen que el
crecimiento económico en El Salvador no sea sostenible, tales como fallas es los aspectos
estructurales, mala distribución de los ingresos, desordenada producción de los agentes
económicos, impactos económicos negativos, baja en las exportaciones, poca inversión
externa, desvío de las remesas al consumismo en un nivel muy alto. Los datos del PIB pueden
ser cada año más altos que el anterior, pero eso no quiere decir con certeza que la economía
va en aumento y que las personas cada año tienen un mejor nivel de vida y que un día se
acabara con la pobreza.
Generalmente, el desarrollo económico de los países en vías de desarrollo está acompañado
por un crecimiento urbano explosivo, el cual depende de tres factores: la migración rural-
urbana, la jurisdicción administrativa y el incremento natural de la población. El primero se
debe a una racionalidad económica fundamental, mientras que los otros tienen que ver con el
factor político de desarrollo rural. La decisión de los individuos de migrar hacia otras zonas
es una respuesta a los incentivos dentro de ellos sobresalen los salarios y oportunidades
económicas características de la urbanización, independientemente de que estas áreas se
encuentren en un esquema de empleo débil.
La economía salvadoreña presenta un período de involución, muy lejos de un deseable
crecimiento de una economía normal, incluso el comportamiento reciente del indicador
tradicional de la actividad económica de un país, el Producto interno bruto (PIB), la sitúa en
la de menor crecimiento de la región centroamericana, fenómeno contrario al antecedente
histórico.
Una de las características principales de la economía salvadoreña desde la finalización de la
guerra civil, y la implementación del Programa de Ajuste Estructural y de Estabilización
Económica en 1992, ha sido el inestable nivel de crecimiento económico, dadas unas épocas
de repunte y otras de decadencia, aunado a un creciente déficit fiscal. El gasto público
aumenta, mientras que los ingresos del Estado son insuficientes, a pesar de las diversas
reformas fiscales que se han implementado durante las últimas dos décadas, el Gobierno de
El Salvador aún se ve incapacitado de cumplir las metas de desarrollo social y económico,
necesarias para mejorar la calidad de vida de la población salvadoreña.
En este contexto, la evasión fiscal es uno de los problemas que debe ser atendido, y el
combate de la misma se vuelve una necesidad que contribuiría a que los niveles de
recaudación y endeudamiento mejoren, para dar una mayor sostenibilidad a las finanzas
públicas.
En el año 2009 se registró un decrecimiento –3,3%, comportamiento negativo récord desde
que se llevan registros de cuentas nacionales en el Banco Central de Reserva. El crecimiento
de estas sigue siendo proyectado en 1% en 2010 y en 2,5% para 2011, las cuales tendrán que
ser validadas en el futuro próximo. Ese resultado coincide con un coeficiente de ahorro y de
inversión en relación con el PIB sumamente bajo, comparado con los registrados en la última
década: 11,6% y 13,2%, respectivamente. Para el 2010 se estimaban en 12,1% y 15,4%. La
economía tendió a cerrase, por cuanto las exportaciones e importaciones experimentaron
decrecimientos considerables en términos porcentuales (y en volumen) -16,5 % y -25,6%
respectivamente, claros signos de impactos mayores en una economía débil de una recesión a
escala mundial que ha afectado al mundo entero, pero con más fuerza a países como El
Salvador, que no han podido concretar una planificación en términos de niveles altos de
ahorro, inversión, producción y exportaciones (así como una diversificación de esas dos
últimas variables).

Se considera relevante destacar que en 15 años el nivel más alto de crecimiento del PIB ha
sido de alrededor de 4%; y en algunos años de ese período ni siquiera se ha alcanzado un
crecimiento anual que rebase el crecimiento poblacional, característica de una economía con
una pésima capacidad productiva, de ahorro e inversión por habitante en un coeficiente
simple, lo cual se dramatiza con la inequidad en su distribución, circunstancia que facilita la
incongruencia de que, a nivel nacional, persevere un ingreso y un gasto por encima de su
producto nacional por el flujo de remesas familiares que envía la mano de obra laborando en
el extranjero, que no pudo emplearse en el territorio nacional o que aspiró a niveles de
calidad de vida inaccesibles en su país de origen, una incapacidad de generación de empleo
cada vez más evidente, que amplía la pobreza y los índices de violencia en el país.

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