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La humildad es una virtud que se atribuye a quien reconoce sus propias limitaciones y debilidades. Una persona humilde no se cree superior ni inferior a los demás, sino que acepta que todos tienen la misma dignidad. La humildad está relacionada con aceptar nuestros defectos y saber que no somos lo que pensamos o hacemos, sino algo más allá de nuestro ego.
La humildad es una virtud que se atribuye a quien reconoce sus propias limitaciones y debilidades. Una persona humilde no se cree superior ni inferior a los demás, sino que acepta que todos tienen la misma dignidad. La humildad está relacionada con aceptar nuestros defectos y saber que no somos lo que pensamos o hacemos, sino algo más allá de nuestro ego.
La humildad es una virtud que se atribuye a quien reconoce sus propias limitaciones y debilidades. Una persona humilde no se cree superior ni inferior a los demás, sino que acepta que todos tienen la misma dignidad. La humildad está relacionada con aceptar nuestros defectos y saber que no somos lo que pensamos o hacemos, sino algo más allá de nuestro ego.
La humildad es una virtud humana atribuida a quien ha
desarrollado conciencia de sus propias limitaciones y debilidades, y obra en consecuencia. La humildad es un valor opuesto a la soberbia. Una persona humilde no pretende estar por encima ni por debajo de nadie, sino que sabe que todos son iguales, y toda existencia tiene el mismo grado de dignidad. De allí que ser humilde no implique dejarse humillar, pues la humildad no supone una renuncia a la dignidad propia como personas. La humildad está relacionada con la aceptación de nuestros defectos, debilidades y limitaciones. Ser sencillo es el resultado de conocer nuestra verdadera esencia, más allá de nuestro ego. Y es que solo cuando accedemos al núcleo de nuestro ser sabemos que no somos lo que pensamos, decimos o hacemos. Ni tampoco lo que tenemos o conseguimos. Ésta es la razón por la que las personas humildes, en tanto que sabios, pasan desapercibidas. DIGNIDAD El respeto por la dignidad de la persona humana comienza por reconocer su existencia, su autonomía y su individualidad. La dignidad es algo sustancial. Tan sustancial e inalienable es esta dignidad que nadie puede ser esclavo, ni tan siquiera por voluntad propia o por contrato. Y de ninguna manera podemos perder tal dignidad; de modo que, no pudiéndose perder la dignidad humana sustancial en ningún supuesto, es en ella donde hay que hacer pie para desautorizar la pena de muerte o la tortura y para conceder al criminal más criminal la oportunidad y el derecho a la rehabilitación.
Dignidad humana significa que un individuo siente respeto por sí
mismo y se valora al mismo tiempo que es respetado y valorado. Implica la necesidad de que todos los seres humanos sean tratados en un pie de igualdad y que puedan gozar de los derechos fundamentales que de ellos derivan. Poseemos dignidad en tanto somos moralmente libres, por ser autónomos, igualados a otros en la ley.