Está en la página 1de 64

OOTUBRE DE ~905_

DE
DIRECTOR, JESÚ S E, VALENZUEL A. C O NS ULT O R ARTÍSTI CO, 'JJ;:SÚ~ ' URlI E TA. ,
========================================== '=
~ ==
"='=

DEL LIBRO HPAIS DE . MUSMES, JPAIS ,: DE 'GUERRA;"


. - , _.

Elpar,tidJ> de la guerra;
los mariscales Yamagata 'y Oyama; sentimientos bélicos de los japonesss

El partido. que contribuyó en mucho. á pre afeitada; es Ia:rga,,' plana, ' y acribillada
hacer fracasar ' lüs prüyectos del Marqu'é s ,cümü una ,e spumadera,. de picad:üras de vi:-
Itü, fué el partido de la guerra: , el Mari-scal ruel~; su :n2iriz es abierta; su bqca ,sinex-
, , ,

Yamaga~a, representante del Cünsejüd~ lüs ,pr,e sión Y~!-lS üjo.s sin' malicia. Es un bravo
Genrüs, fué q ui~n deódió final mente ·el.cün- y buen hombre ; incapaz de matar una müs-
flictü cün Rusia: el Marqués Itü vacilaba ,ca.Si , hubiera sido. él sólo., me habría yo.
aún, lüs Copdes Matsukl;ita é Inüuye', esta- ,pregu:ntadü ,cuál s~ría , la suerte del ejército.
o
ban in~ecis,
.
üs á causa de las. .
finanzas¡ .no. ha- jlJ.püll,§; pero.: :á ' su' laqü.< hablando.; pür él,
blüdelMariscal Oyáma', qL¡in~a rueda de übrandü pür él ;aun gesticulandüpo-r ,él, un
una carreta, que se deja cünvencer,fácilmen- ,en~rgicü hülilbrecillü' <fe ojos radiante? ele
te. Pür ütra parte, cü{Jl9 recümpensa,; y :pa- inteligencia. ', de labio. vüluntariüso. ~ajü el
ra que no. eal11bial:a ' de opinió n, , cj~p.ia. en- pequenü bigüte ne'grü¡demo.straba muybiyn
viársele el ni,es de Agüstü á 'Mand churia á que ,s) Oy,lma debía 'Ilegar á 'set:un hombre
req;¡ger lüs laureles qUe le habían preparado. ilustre , lo. debería á l(üdama; '
inteligentes y müde$tüs ~ub0:li~iin~adüs. Pür ütra parte, está es :Iá c9sHlI:nl:>re -jl!pü-
' i Brav,oMa.,riscál Oyama! ' Nunca me hu- nesa: tüdü prüducte> deb.e Ileyar unaherrpü-
biera · SUpuesto. que H~gara 'átantaglüria, .sa etiqueta. ,
. · al partido. ,C;le . I ~l guerra,
Muchas veces tuv,e opürwnidadx de encün- " Pero vülviendü ~ - -
trarle ' eri TüJ~iü ari,t es de ,su ,parlida; en req- ..110. hay para qJI~ <;I~cjr ,que SI,! triul).foe~ ab'-
lidad, Ílü teníaaspectü 'd,e poseer tan bri- ,s ülutü é' il~discütible,
llante genio.. La verdadera industria na~iünaló.el Jap<jl1
Física,mente, esqe.:gr.¡¡.n talla p¡J,[~ unja;- ,e!ii la g,~erra; .ef, I~ ,ú¡1ic¡i, quele COJ1yi,t'!,ne,:I,;t
,püné$, gnl;~só! yres:hSmch,o,S\,icara;~¡emr ,i!ni~a , qll,eJ~. P(9¡:1I,.1.G~" . ,
68 REVIST A MODl~RN A DE MEXICO.

¿No es, pues, la indemnización china de tu es aún lo que anima al Japón moderno.
18 95, la que le permitió llegar á 1900? ¿No Para un japonés no es sólo una gloria ba-
es el pillaje metódico de los bancos de Pe- tirse, sino su única-alegría. Su desprecio de
kín por las tropas disciplinadas, 10 que le la muerte, su orgullo feroz, su bravura os-
permitió también llenar sus nuevos presu- tentosa, y, hay que decirlo también, sus ins-
puestos? Viva la guerra; los armamentos tintos de crueldad, sus sentimientos de ren-
son una buena inversión. cor, su astucia y su perfidia, todas sus cua-
¿Hubiera el comercio producido jamás lidades y todos sus defectos, contribuyen á
otro tanto? y, sobre todo, ¿hubiera dado re- formar del japonés el guerrero á la vez más
sultados tan brillantes? ¿No, verdad? Pues valiente, más sanguinario y más temible que
bien, ¡viva la guerra! existe en el universo. Su carácter es felino:
En efecto, he ahí el grito popular en to- ataca astutamente como el tigre; pero una
do el Japón. vez trabado el combate, lo sigue con feroci-
Cuando nos encontramos en presencia de dad y perseverancia, y lucha hasta perder
un pueblo, que de la noche á la mañana la última gota de su sangre. Por atavismo,
puede convertirse en adversario, no basta tiene el disimulo del chino, su crueldad ve-
estudiarlo en los libros, consultar las esta- lada, su arte á la vez monstruoso yexquisi.
dísticas sobre sus recursos, ó creer en los to, y también su exagerada urbanidad, su
discursos de sus ministros; es preciso, ante refinamiento de elegancia y suprema hipo-
todo, conocer su estado de ánimo; porque cresía. Del malayo, por el contrario, con-
tal estado de ánimo será la causa terminan- serva la bravura de macho y cierta brutali-
te de los acontecimientos futuros. dad más franca, pero siempre el amor á la
Los rusos lo ignoraban, y ese fué su ma- carnicería.
yor error. Esta sorprendente mezcla de sentimien-
El estado de ánimo del Japón es de los tos tan diversos, es lo que hace que el ja-
más característicos. Todo lo que he visto, ponés sea aún tan mal comprendido en Eu-
todo lo que he oído, todo lo que he leído, ropa en nuestros días. Se le apellida con
me ha proporcionado cada día nuevas prue- simpatía «el japonesito;» se le considera
bas para convencerme de que los japoneses como frágil y delicado, simplemente inspi-
forman un pueblo belicoso. que ama la gue- rado de arte y de belleza, y, en fin, se le ad-
rra por la guerra: su ambición está en la mira de habernos imitado con tan maravi-
conquista, su nobleza en la batalla, su ale- llosa destreza.
gría en la sangre. No ha estimado jamás de Sobre todo, se encuentra original á este
una manera sincera, sino á los que sirven á buen discípulo, que vapulea á su profesor.
las armas, y un poco tlJ,mbién á los que las ¿Hasta dónde ha llegado tan buen discí-
fabrican: pero ahí se ha detenido su estima. pulo? He aquí lo que no nos hemos pregun-
Por esto es por lo que todo lo que hay de tado aún lo bastante.
noble, de inteligente y des:nteresado en la y ahora, para batir á los japoneses, los
nación, está destinado a la guerra; el resto europeos deben ser no sólo iguales en nú-
no se tiene en cuenta. mero, sino aun superiores: hay que tener la
Toda la historia del Japón, no es sino un sensatez de confesarlo.
-perpetuo combate. Cuando los japoneses Hay que decirse que, desde la infancia,
no luchan contra el extranjero, se baten en- en este país donde los colegios se parecen
tre ellos. Jamás pueblo alguno del mundo á los cuarteles. el joven japonés es educado
-ha tenido tal culto por las armas. Los Dai- en un espíritu de sumisión y de disciplina,
mios y los Samourais, eran los únicos que que contribuirá más tarde á hacer de él un
-representaban á la nación; y, bien que ofi- soldado presto á ejecutar todas las órdenes,
-cialmente hayan perdido sus privilegios, se sin pensar siquiera en di.s cutirlas. Además,
puede sostener abiertamente que su espíri- en todas las escuelas, se 9.edican los mae~,.
REVISTA MODERNA DJiJ MÉXICO 69

tros á desarrollar en sus alumnos el patrio- educación japonesa. Me limitaré á reseñar


tismo más ardiente, yo diría, una especie simplemente sus resultados desde el punto
de fanatismo en que no entra solamente la de vista militar. Desde luego, como lo he
idea de la patria tal como la concebimos en dicho, produce un gran hábito de discipli-
Europa, sino también el odio y el desprecio na. Todos los caracteres son templados en
por el extranjero. En fin, los maestros se el mismo molde. Ningún japonés tiene idea
esfuerzan en exaltar la imaginación de los alguna personal; es un cero individualmen-
jóvenes japoneses, recordándoles sin cesar te. Tiene siempre presente en el espíritu,
el origen de su pueblo, cuyo soberano mis- que no es sino parte de una colectividad.
mo desciende del sol en línea recta. Les re- No vive, pues, sino para ésta. Encuentra
cuerdan igualmente, que los héroes se con- natural obedecer pasivamente, no ser cosa
vierten en dioses (ó, según otro sistema filo- alguna para sí mismo. Pero, por otra par-
sófico, forman parte de la divinidad). Por te, como está persuadido de que la colecti-
esto es por lo que, hijos de dioses, debien- vidad de que forma parte, constituye todo
do convertirse en dioses más tarde, deben lo que hay de superior en el mundo, siente
despreciar esta humilde vida, indigna de su un inmenso orgullo de ser confundido en
inmensa grandeza. ella: no concibe que se pueda prosperar ó
Es, pues, fácil, imaginarse el estado de siquiera vivir fuera de ella. Partícula del
ánimo de estos niños á los cuales se incul- «Daí Nippon ,» el japonés no tiene vida in-
can semejantes ideas. El patriotismo se dividual: de allí el patriotismo más feroz y
convierte en una especie de orgullo de ra- más intransigente que pueda existir; de allí
za; la divinidad, todo lo que hay de grande, igualmente la exaltación colectiva en el
de noble, de superior en el universo ente- campo de batalla, que hace al ejército ja-
ro, se resume en estas dos palabras: «Daí ponés casi invencible. Porque el ejército
Nippon» (el gran Japón). y los jóvenes ja- japonés no es una reunión de seres perso-
poneses, concibiendo vagamente todas es- nales que piensan y reflexionan individual-
tas ideas, están llenos de admiración y de mente; es un inmenso cuerpo animado por
respeto por todo lo que representa el «Daí una sola alma, el alma del «Daí Nippon.»
Nippon,» por el Mikado, por los anteceso- Por esto es por lo que, cuando el Almi-
res, y aun por la naturaleza misma: una flor rante Togo ó el Mariscal Oyama, terminan
del Japón, es una parte del «Daí Nippon.» el informe de sus victorias, diciendo que no
Inútil es agregar que los japonesitos, sin- se deben sino únicamente á las ilustres vir-
tiendo que forman parte del «Daí Nippon,» tudes espirituales del Mikado, no hacen en
están igualmente llenos de admiración por manera alguna el papel de cortesanos, sino
sí mismos. que dicen simplemente la verdad, pues el
De allí nacerá, para desarrollarse duran- Mikado encarna el alma del «Daí Nippon.»
te toda su vida, esa vanidad insoportable He aquí, pues, un hecho brutal que so-
que glorificará sus menores actos, pero que, foca toda otra consideración militar: el Ja-
á veces, cambiándose en sublime · fiereza, pón es casi invencible, á causa de las fuer-
engendrará todos los heroísmos. zas morates de su ejército.
Evidentemente, muchos japoneses, llega- Una disciplina perfecta, un desprecio
dos á la edad viril, se vuelven muy escép- completo de la muerte, un verdadero fana-
ticos respecto á lo que sus maestros les han tismo patriótico, he allí más de lo que se
enseñado; pero no es menos cierto que su necesita para explicarse los éxitos japone-
carácter se ha formado ya en el sentido de- ses, fuera de toda cuestión técnica.
seado por esos mismos maestros, y no cam- Agregaré que este ejército ha hecho la
biará. guerra actual con gusto; era una guerra de-
No discutiré aquí las ventajas ó los incon- seada desde hacía mucho tiempo, una gue-
venientes que provienen del espíritu de la rra popular, una guerra de raza.
70 REVISTA M0DERNk DE MEXrcO

, Todos 'los co mpo nentes de este ejé rcito , , Pero yo creo precisa me nte q ue la 'cab eza
d esde los g e ne ra les , hasta los más humil des es e l p unto v uln e rab le de este ej é rcito . El
so ldados, no obedecen"sj no á un solo sen- pu e blo j apo n és aso m bra rá a l mun do por la
ti mie n to; morir po r e l gra n Japó n , v rim ero fue rza y la e ne rg ía eJ e s u co lec ti vidad, pero
que retroceder un a p ulgada· <ltltee l e ne- e n revancha, no produ cirá j a más ve rdade-
mi go! , ros ge ni os indi vid ua les .
Tanto heroís mo es esplénd ido . Yo no Es Illu y necesa ri o ¡darse c ue n ta de este
a mo a l J apó n , pero ad miro pro fun da me nte hecho : los j apo neses so n ma rav ill osos para '
á s us so ldad os. ej ec uta r co n m éto d o y p recisió n un pla n d e
Lo repito, p ues; es preciso te ne r el b ue n ca m paña concebid o de a nte ma no , y es tu-
se ntido de da rse c uenta de q ue , ,pa rá batir d ia d o de te nida me nte po r todo un Es tad o
á los japo neses , á me nos de c irc un sta ncias Mayor. Pe ro si ese p la n se hace s úbita me n-"
especia les , es necesari o opop e rl es un nú- te im p rac ti cable á cOllsec_ue ncia ele un a cir-
mero de ho m bres por .10 m e nos ig ua l ,si, no cun s ta n cia .imprevista, no se e ncontra rá j a-
su pefIOr. ," . , '- ;.' más entre s us j efes, un ho m br e capaz d e
Porqu e no so lam el)te e l esp íritu 'de l ej ér- te ne r , tJ n relá mpago de la inte li gencia n ece-
cito j apo nés es e l q ue. ,a cabQ ,ded,esc ri bir , sari a pa ra co ncebir rápida m ente la nu eva"
sino que su o rgani zació n ~s pedecta, y s u situación , y dar inm ed ia ta m ente las nu evas
a rm a me;lto exce le nte. E n c ua f1to·á los o fi,., ó rde nes co ns ig uientes .
c ia les, dan prueb,éls d e un va lo r y dg: .U)1a H ay, plJe.'i, q ue co)nba tir á los j apo neses
resistencia , verdade ra mente n O~é\p l es . T ie- de Una, ma ne ra especia l , y servirse contra
ne n el sentimi ento de s u debe r e levadQ á Ulf e ll os de ese esp íritu d e in venti va, y de esa
gr ado superi or y un desp recio por la mu er-
I ¡:apidez d e co ncepció n, q ue fo rma n la úni ca
te extrao r d in a rio . Teni endo e n s us ma nos y ve rdadera s u peri o ridad ele la raza bl a nca.-
so ldad os d ócil es y s umisos, que no ti e ne n . Pero, e n to d o ~aso, . hay q ue co n venir ,
id eas persona les , l og r~ n , co n la: mayo r fac i- qlle desde e l , p unto d e vis ta de l valo r"y la¡
lidad , in culcarles . s us p ropias cual idades;
'
discip lin a, l'os "sol d a d os j apo neses son ente-
podrí a ca si d ecirse, q ue los hi p nQtiz<l n, co,~ ra me n te s u per iores , y qu e lá organi zació n I

m o e llos mi smos son hi pno ti zad os po r e l e l -an)l a m ento y la adminrstració n cle s u ej é r-


espíritu de l «Daí ,Nippo n. » ¿Q ué .ha rí a este
, ,
c ito , va le n ta nto 80111 9 los nu'e s tros .
ej ército si tuvi era á s u frente ,l!.Jl, Napo leó n?
i Ca usa mi edo pen sarl o!

, /

.. •

r. t
.." ..
~ ,

• . ... .. .'
'
-
REVISTA MODERNA DE MEXICO. 71

CURRUCUCU

La cantimplora cuelga, que ya bebiste


entornando tl~S ojos de gris azul,
reclínate .... mas oye qué voz tan triste:
Currucucú!

Es el palomo blanco · de pies de rosa .....


quiebra, niña, tu talle que es de bambú;
reclínate en mis brazos, eres mi diosa ....
Currucucú!

Esp6njate en el nido de mi deseo,


paloma blanca y nívea toda eres tú,
de mi ala te estremeces al cosquilleo ....
Currucucú!

Tu tez de concha- ·nácar amor enciende


en tu cuerpo vibrante de juventud:
oye qué dulce canta ... y ella lo entiende ...
.
Currucucú!

Él es rey; en sus ojos tan encarnados


arde el fuego selvático .de . nuestro sur .... ~
Es el sultán ardiente de nuestros prados .. .
Currucucú!
72,: REVISTXM'ODERN A DE--MEXíCO.

y ella es como tú eres, nívea y sedeña,


tu vello y sus plumones son de tisú;
te hace soñar mi canto y ella en él sueña ....
Currucucúl

Ella es m6rbida y tú eres copo de nieve


cuajado en una Venus de sangre y luz;
sus pies son pequeñitos y el tuyo es breve ....
Currucucúl

Su sangre es ardorosa cual sangre hebrea,


tu sangre es de Circasia y es de Stam bul,
en ti el placer y en ella vivo ' aletea ....
Currucucúl

Acerca tu piquito, paloma mía,


,
ahre tus brazos blancos y cae en cruz ....
¡La cantimplora henchida te di6 alegríal
Currucucúl

Sueltas tu cristalina risa de amores,


y á nuestros dos reclamos de juventud,
,
ella plañe y tú ríes entre las flores:
-¡Currucucú!
-¡Currucucúl

RURÉN M. CA1VIPOS .
REVISTA MODERNA DE MEXrcO~ 73

El espolón del torpedero hendía el ele- conocer uno de sus propios gritos proferido
mento, que hervía á los flancos de su cora- por la lectora del poema.
za y rebrincaba frecuentemente sobre la lá- Aquel grito, en otro tiempo, había bro-
mina del puente adonde pateaba un sub- tado de su pecho, una noche de amor, en
teniente febricitante. De tiempo en tiempo, los jardines de Cannes. En misión de estu-
la chimenea pesada se empenachaba de som- dios en los arsenales marítimos de Tolón,
bra, de chispas, y el vien to abatía á la iz- había debido, por prescripción médica, to-
quierda aquel humo pestilente. El ritmo de mar un mes de reposo urgente, pues su asi-
la máquina jadeaba, marcando el rumor in- duo trabajo lo había debilitado. Allí, algu-
finito. Las olas rechonchas rodaban al rá- nos aspirantes de la flota francesa lo habían
pido buque entre las hinchazones de sus lo- presentado en el mundo fácil y brillante de
mos movedizos, que se inclinaban para in- La Riviera.
flarse, espumar y abatirse. No obstante su astucia nativa, á pesar de
Sacando medio cuerpo de una escotilla, las advertencias de sus camaradas franceses,
un marinero de las calderas respiraba. En Fusikawa al principio se deslumbró. No pu-
la rueda del timón dos formas ágiles se do creer que tanta distinción, franca ale-
afianzaban y se movian. Los hombres de gria, verdadera inteligencia ó habilidad fin-
€uarto, sentados, canturreaban la cantilena gida, pudieran adornar á inmundos caracte-
de un «guidayou, » escucharla en un esta- res. Si desconfiaba un poco de los hombres,
blecimiento de Yokohama, una cantilena al- adoró á aquellas mujeres ondulantes, de ros-
ternativamente lacrimosa y burlona que con- tros pintados como máscaras de teatro.
taba las aventuras de una gueisha y de los Criatura bruna y dorada, de largas pestañas
samurais galantes. vibrantes, Natacha Danilow le había pareci-
U n minuto el subteniente Fusikawa se do la más radiosa.
complació en oirlos. Se representó la sala y en aquella fria noche de guerra en que
de ese espectáculo popular, la escena exi- se unían en un caQs verdoso el mar y el cielo
gua, la tocadora de samisen y su rostro oval infinitos, en que la ráfaga sacudía el pabe-
W1 poco simple y también el rostro anima- llón que chasqueaba en el ástil del torpede-
do de la lectora imitando las voces reales
. de ro, Fusikawa saboreaba . aún el entusiasmo ,
cada héroe, con las entonaciones diferentes el éxtasis mismo que lo habían conmovido,
y los gestos de sus sentimientos. U na vez hacía veinte meses, al entrar en el hall del
había entrado en uno de esos lugares en Hotel Americano la noche de un concierto
que se reia con la fácil risa de sus compa- de Caridad. Fuera de una coraza de azaba-
triotas, y había quedado sorprendido al re- che blanco, las espaldas de nácar habían lu-
74 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

cido y los dos globos del seno levantado y espíritu habían concebido y producido lue-
los brazos flexibles. Hoy los deseaba no go á la criatura maravillosa. Y en aquella
menos intensamente que en aquella fecha su misión de marino, la de su raza, llamada
del pasado. Y la camelia roja en el turbante á civilizar los imperios de la China y hacer-
de la cabellera sombria, y la nuca fina, y la les reponer el tiempo perdido, durante un
sonrisa sangrienta de la faz oblonga y los sueño de cuatro siglos, para asombrar al
grandes ojos ávidos aún de divisar todo un mundo en seguida, por sus artes insignes,
horizon te de estepas en aq uella al ta sala por una ciencia igual á la del Occidente
blanca, saturada por el perfume de las mi- maestro. Entonces el planeta pertenecería á
mosas, de las lilas y de las rosas purpúreas. los hijos de Sol Levante que lanzarían so-
Aquel olor pesado y suave de flores amon- bre los territorios del Poniente cuatrocien-
tonadas en una galería llena de mujeres aca- tos millones de amarillos, á fin de unificar
loradas y de hombres concupiscentes, que los esfu'.!rzos, de concluir la tarea humana,
caldean innumerables luces, creyó el joven de conquistar más pronto los misterios de
respirarlo en el aire frío y salino que azota- la naturaleza, para saciar la curiosidad de
ba su rostro. Que el aspirante Paul Denis, las aristocracias y el hambre de los pueblos.
muchachote listo lo hubiese persuadido para Ante un designio tal, qué importaba un es-
que escogiera un anillo que engarzara una tremecimiento de amor resentido antaño du-
perla de veinticinco luises y enviársela con rante la laxitud de una enfermedad? Por 10
su tarjeta á la bella, eso ya no contaba su demás, qué habia sido de Natacha Danilow?
recuerdo. El subteniente Fusikawa se acor- En qué ciudad balnearia paseaba al inge-
daba únicamente de la flora tropical del ho- nuo efebo que se había casado con ella ofre-
tel, alumbrado dos noches después por lu- ciéndole su corona de vizconde y cien mil
nas eléctricas y la aparición de Natacha libras de renta, á pesar de una noble fami-
brincando y riendo. ¿A dónde está mi japo- lia enloquecida por aquel absurdo matrimo-
nés? ¿A. dónde está mi «flirt» amarillo? nio? Fusikawa se condolió de la suerte de
Porque han. de saber ustedes, señores, que aquel niño, que un barón austriaco recién
soy amada del Asia! .... » Volvía al hotel salido de las prisiones inglesas, había sitia-
después de su paseo. No traía corsé bajo el do para arrojarlo con la Dani low, y tenerlo
vestón de hombre, á cuadros grises que lle- á merced suya, con su bolsa, en los lagos de
naban los senos y que ornaba, en el ojal, la Belleza.
un capullo de tulipán. Una corbata de seda Nunca Fusikawa se había explicado á la
azul sostenía el rostro pintado. La falda de aventurera á quien había obtenido, no me-
andariega no ocultaba las botas altas de piel nos por los prestigios del espíritu que por
de venado blanco y con cintas de seda. La los dones de joyas. Diciéndole su rabiosa
mujer se había sentado junto á él, en la vida de labor y de ambición patriótica, la
otra silla mecedora. Meciéndose larga y había sorprendido y entusiasmado al ins-
graciosa, le había dado las gracias por su tante. ¿Ella misma, no había, acaso, desde
galantería, mientras que él disimulaba, bajo los quince años, dejado la tierra de los
una sonrisa muda de fatalista, las angustias Danilow, toda una vida vasta y poderosa,
de su pasión. Y el fieltro que la cubría tan un imperio sobre los mujiks, á fin de fugar-
gentilmente. Y aquella mirada de promesa
.
nsuena -,.....
se á Petersburgo con una amiga nihilista y
en las buhardillas de un cuartel popular, tra-
Qué q~edaba de todo aquello,sino el más bajar entre el número de los estudiantes de
dulce recuerdo de la memoria? Ahora, sobre medicina, hija de mercaderes que querían
ese mar amorfo y rugiente, en el rudo frío emanciparse por la,; victorias de la inteli ..
que mordía las uñas. Fusikawa se iba hacia gencia? Enamorada de un profesor aleinán
la tierra para sorprender y asesiHar á aque- había compartido la pobre existencia del
llos. cuyas costumbres y amores, gustos y herr Doctor, en Ginebra, donde enseñaba
REVISTA MODERNA DEMEXICO. 75

matemáticas, despúés de haber sido condu- de sus grandes tradiciones, sin haber podi-
cido á la frontera rusa por cultivar relacio- do revestir el alma positiva y comercial de
nes con los revolucionarios. Pero él la ha- los Vikings. ¿Cómo una mujer inteligente,
bía dejado, loco de miseria, sin empleo. como Natacha Danilo\V, vivía así en la ab-
Sola ella había vuelto á París . En vez de yección? Fusikawa no podía explicárselo,
encontrar á los franceses de la leyenda, los aunque la luna desenmascarada suscitara á
franceses generosos, poetas, dispuestos á lo lejos el lago de azogue en el caos de las
todos los impulsos, no había visto más que sombras y de las corrielJtes.
la sonrisa burlona de una juventud vulgar- Prefirió la vocación de las voluptuosida-
lllente viciosa y CÍnica, enervada por todos des, ciertas ho ras de lujuria en el lecho de
los escepticismos de la escuela y de las ta- cobre macizo, sobre la colcha de amarillo
bernas, una juventud á quien no había que raso, donde se había retorcido el bello cuer-
hablarle de «música celeste!» «Música ce- po lácteo de la Eslava. He allí lo que sabía
leste,» la revolución liberal, la emancipa- del alma rusa, cuya potencia le era preciso
ción de la mujer, la independencia de la Ar- destruir, sobre esa tierra revelada á la de-
menia• destrozada! «Música» la revancha recha por el parpadeo de los faros y lo"s ges-
sobre Alemania y la devoción por los débi- tos de un rayo eléctrico que barría la derro-
les! Música la galantería francesa y la reno- ta de las nubes.
vación social! Un camarada á quien había Entonces, reflexionando en esas vistas oc-
escogido una mañana de embriaguez pri- cidentales, le volvió el desprecio de sus
maveral, la había ll evado á las carreras, le actos que no igualaban á sus sueños. Esa
había enseñado á jugar el valor de un «o ut- Natacha había querido renovar el espíritu '
sider» por la apariencia del estiércol; la ha- de los hombres por la fraternidad, y no ha-
bía delllostrado que sólo un Dios, el Dine- bía llegado sino á aventuras de hostería cos-
ro, mereCÍa un culto; la había conducido á mopolita, como la Francia que había soña-
los cafés concierto, donde se aullan las do la independencia de los pueblos para
canciones ineptas, y á los teatros, donde se agotarse en las disc usiones bizantinas de
cocina el eterno adulterio de los vandevilis- una mediocre política interior hecha de ba-
tas, sólo por éSO ilustres. Y así Natacha, jas querellas y de turbios negocios. Ellos,
prontamente, había conocido una Francia los japoneses, ellos, la raza reposada por
distinta, una pobre Francia real y misera- cuatro siglos de sueño, sí eran capaces de
ble, la que vilipendian las gacetas protes- juntar la acción á la voluntad. Por aquella
tantes del Norte. Entonces su sueño había noche de guerra, la flotilla se abalanzaba
caído. En seguida hubiérase vuelto á Ru- contra'los
, cruceros del zar adormecidos en la
sia, al dominio de los Danilow, si el orgullo rada. El despertar del Oriente iba á sacu-
no le hubiera impedido recurrir al perdón dirse en medio de las razas abrumadas por
de los suyos. Había dejado que la vida la la fatiga del esfuerzo, capaces aún de espe-
arrastrara en un torbellino de brillantes pe- rar, incapaces de realizar sus esperanzas.
cados hasta que un viento de azar la con- Ya se agrandaba la línea más negra de
dujo entre la gente de la Riviera. la costa lentejueleada por las luces. Todo
Juntos el Japonés y la Rusa se habían el mar se precipitaba contra los cantiles
confiado su decepción. Sin embargo, él, por abruptos y arrojaba sus fantasmas de espuma
fortuna, había encontrado sabios teóricos y al asalto de las tierras obscuras. Semejan-
marinos enamorados de su deber, aunque tes á islotes industriales coronados por chi-
bien sabía que no eran sino una pequeña meneas de fábricas, los navíos se revelaron
minoría perdida entre la multitud. Y su ca- inmóviles, por sobre los movimientos de las
pricho;<había concluido en una hora de ra- olas. Los pequeños hombres amarillos sa-
zunamientos elevados~en que habían malde- lieron de las escotillas. Fusikawa no pensó
cido esa vieja civilización la tina despojada más que en repetir las órdenes del capitán,
7& REVISTA MODERNA DE MEXICO.

sévero y barbudo, sentado como un bonzo pies descalzos de los inarinerós que brinca-
de marfil en su banco. Un relámpago, otro, ban. A la izquierda, el acorazado disparó
tres, iluminaron á la izquierda un acoraza- otros fogonazos. El torpedero pareció rebo-
do, sus lanchas, el metal del reducto. El tar contra las olas. Fusikawa vió á los hom-
torpedero vibró, luego pareció, bajo los bres abalanzarse á las canoas de salvamen-
pies del subteniente, estremecerse, mientras to. El frío del mar invadía 'sus rodillas ....
que se derrumbaba el trueno de la detona- pues el puente resbalaba bajo el escuadrón
ción. Fusikawa sintió trepidar su cerebro de las olas. Entonces supo que se iban á
y sus nervios todos. El sonido de una or- pique, por los clamores de los hombres, la
den hirió su oído, y maquinalmente, su voz cólera del capitán, el sofocado ritmo de la
refleja clamó las imprecaciones consecuti- máquina, el ruido .<:le la chimenea, de gol-
v'a s al mando. Los hombrecitos amarillos pe decapitada, sin duda por un obús. El
corrían, se apresuraban ..•.. y el tubo de universo del cielo y del mar se desplomó
avante arrojó su torpedo que se hundió en sobre el subteniente que sintió que el agua
las aguas rebotadas. lo amordazaba ....
En ese momento alguno gritó que el mar PAUL ADAM.
invadía el departamento de calderas. Y al
punto de una escotilla el líquido rebrincó, (Traducción para «Revista Moderna » del últi-
hirvió á borbotones, se extendió, mojó los 1110 libro del aut or).
REVISTA MODERNA DE MEXICO 77

REVISTAS MEXICANAS

La «R e vista Moderna ,> -Méxic o ,


Direc tor es: J esús E. Valenzuela y Amado Nervo,

Dos poetas, dos artistas, dos almas ra; pero tiene menos densidad, menos sen-
abiertas como extrañas corolas, bajo el azul timiento, rec6ndito que el del fino romero
de la vida, tales son los dos directores de de El Exodo y las flores del camino.
la R evista Moderna. Valen zuela y Nervo, De Nervo no hay en la revista sino un
.en la patria mexicana y fuera de ella, re- . cuento en prosa que El Cojo Ilustrado
cogen entre las páginas de su revista la había publicado en números anteriores.
producci6n literaria más culta. Más de un De los nuevos rumbos literarios, del alma
nombre venezolano se ha barajado con los inquieta y fina de Nervo, nos lo dirá me-
suyos en la Revista 1I1oderna, comprobán- jor el pequeño suelto que insertamos en·se-
dose así, ese vínculo ideal, existente, á pe- guida:
sar de las fronteras y las costumbres, en- «Edici6n de la sociedad astron6mica de
tre los escritores de esta América españo- México, es La literatura lunar y la habi-
la, tan calumniada. tabilidad de los satélites, trabajo leído en
El número de Mayo viene dedicado á las sesiones de los miércoles 7 de Septiem-
Cervantes. Y abre el homenaje al gran bre y S de Octubre por el socio Amado
manco, cuatro sonetos de Valenzuela, de Nervo.
los cuales El Cojo Ilustrado reproduce el No obstante que Nervo reconoce ser
último de ellos, el dedicado á España. De ( <<apenas un ne6fito») y que dice no estar
la musa de Valenzuela, ha publicado este preparado ( «para esa ciencia, la más bella de
peri6dico varias joyas, en otras ocasiones, todas»), ~a logrado hacer un estudio, asaz
y ya el público de Caracas, que conoce tan- _ interesante;· nutrido de innumerables citas
to á Nervo, comenzará también á gustar -. y revestidóde alguna amenidad de estilo
la producci6n de este otro portalira mexi- 'que viene ·á hacerlo aún más atrayente.
cano, miembro de unajuvéntud, tal vez una Campea, es cierto, en buena parte de sus
de las más brillantes que se hayan suceqi- páginas mucho de los fantaseos de Wells;
do en la tierra de Moctezuma. pero al lado de ellas y á cada línea, tro-
El verso de Valenzuela, vuela con vue- pieza el lector con :profundas disquisicio-
10 más amplio que el de Nervo, pues la re- nes de los sabios, desde Copérnico, Gali-
t6rica excesiva no le magulla el ala 50no- leo, Cyrano de Bergerac, el Padre Sechi,
78 REVISTA MODERNA DE lVIEXICO

etc. ,hasta Flam mari6n, But, Schreser, Hers- Ahora en la revista El Mundo Ilustra-
chel y otros, resultando en conj unto, una do, Urbina nos dice en paginitas selectas,
labor seria, á la vez que revestida de cier- con finura doliente, cosas de la vida diaria
ta poesía. Tal y como podemos s610 con- mexicana que se tra~lsforman al ser toca-
cebir algunos esta clase de trabajos. das por su pluma de poeta. La Semana
Nen'o aspira á ser un poeta astr6nomo, se titula la secci6n que de manera perma-
aspiraci6n tan noble como justa, ya que nente suscribe el creador de tanta rima
Flammari6n es un astr6nomo poeta.» trashumante por hispano américa; yen esa
Desearíamos leer la nueva producci6n secci6n vemos una México bella y lírica,
de Nervo selenita. llena de crepúsculos suntuosos. Ved có-
mo describe Urbina en este párrafo una
tarde de Mayo de su noble ciudad:
«Las puestas de Sol, en este cielo de
primavera, arrastran púrpura como empe-
«El Mundo Ilustrado .• -México. ratrices. N o bien desciende el día por los
Director: Luis G. Urbina. azules desfiladeros del firmamento, hacien-
do saltar su carro aurilabrado, por los can-
Otro po~ta, Luis G. Urbina, dirige esta tiles y escarpaduras de nubes, cuando ya
revista, que con grabados siempre de ac- empiezan á encenderse en el horizonte del
tualidad, circula desde algún tiempo en la ocaso las rojas tonalidades del crepúsculó,
rumbosa capital mexicana. U rbina es de que van desde el pálido del nácar hasta el
la misma estirpe lírica de Valenzuela y N er- inferilal carmesí de la lumbre.»
vo, y sus canciones, ora en el ala voluble ¡Oh México. bordada por el estiÍo de
de los peri6dicos como en las tranquilas del tres poetas!
libro, han volado por estos cielos, en don-
A. FERN..\NDEZ GARCJA.
de cuenta
,
más de un amigo y más de un
admirador. El Cojo 1I ustrado. Caracas. Venezilela.
REVISTA MODERN A DE MEXICO 79

PEREGRINO DEL ARTE .... ,

A bordo del «Duca di Galliera.»

Peregrino del Arte, voy al soñado Oriente,


El acero en la mano, la fe en el pecho ardiente.

Bajo el puente oscilante del raudo trasatlántico,


El mar alza en la noche como un salvaje cántico;
La luna, que se eleva tras lívido celaje,
Tiende en cendal de perlas sobre el trémulo oleaje,
y la sirena alígera de la brisa marina
Canta en mi oído una canción triste y divina.

Peregrino del Arte, voy al soñado Oriente,


El acero en la diestra, la fe en tI alma ardiente.

A mi espalda, el miraje de la nativa tierra


Con su fértil campiña y su nevada sierra:
La ciudad en un nido de bosques frescos, grandes,
Bajo el dosel de plata de los mágicos Andes;
El hogar entre rosas en la heredad florida,
y la maure dejada, y la novia perdida ....
. '

Peregrino del Arte, voy al soñado Oriente,


.
El acero en la mano, la fe en el pecho ardiente.

Ante mí la amenaza del porvenir arcano;


El. mar que, en la penumbra, alza un cántico insano;
.

El horizonte mudo, mudo como una esfinge;


80 H.EVIsrA MODEHNA DE MÉXICO.

La luna que, en la niebla, un llanto eterno finge,


y el soplo de la brisa, golpeada de estellos,
Que estremece las jarcias y azota mis cabellos.

Peregrino del Arte, voy al soñado Oriente,


El acero en la diestra, la fe en el alma ardiente.

Será mi afán fecundo? realizaré mi ensueño?


Me dará la Victoria su laurel-halagüeño?
Conquistaré, en mi ruta, la áurea forma suprema
Para el mundo flotante que me obsede y me quema?
/ . ,-

Conseguiré, _tras todo, aunque en porción escasa:


Donar un haZ de luz á mi patria y mi raza?

Peregrino del Arte, voy al soñado Oriente,


El acero en la mano, la fe en el pechoárdiente.
, , -
- "
I
I -

O tras esfuerzo vano, tras ensueño deshecho,


, ,

Sólo hallaré el vacío del deseo satisfecho?


La desilusión trágica, ,el dolor desmedido .J •

D el amante no amado, del apóstol no oído?


El fin, en una frase, de todo visionario: '
El desencanto eterno y el eterno Calvario? " ..

Peregrino ·del Arte, voy al soñado Oriente,.


El acero en la diestra, la fe en el alma ardiente.

Inmóvil sobre el puente del raudo trasatlántico,


El mar me envía el trueno de su salvaje tántico;
La luna, que muequea en la penumbra ingrata,
Me envuelve en la tristeza de su llanto de plata,
y la sirena alígera de la brisa marina
, -
Canta en mi alma una canción triste y divina.

Peregrino del Arte, voy al soñado Oriente,


El ace ro en la mano, la fe en el pecho ardiente.

FRANCiSCO C ONTRERAS
, . .
París, ' 11 de Agosto de 1905.
REVISTA MODERNA DE MEXICO . 81

-.- --
- - '- -- --- -
--=-- - - ..
.' -
~
-.¡:;"........ -
- -
-
-
.::-- - - - -:; - --
-

Dibujo inédito de Julio Ruelas . París.


82 REVISTA MODERNA DE MEXICO

DISCURSO
pronunciado, al colocar la primera pied ra para la fundación de una Escuela Normal
en Chicago, po.r el Sr. W. T. Harrls, Ministro de educación
en los Estados U nidos.

Cómo prepara "la Escuela Normal" para el ejercicio de la enseñanza.

Hoy Chicago coloca la primera piedra Europa había comenzado mucho antes
para la fundaci6n de una Escuela Normal este trabajo. Tres tentativas aisladas en
con el objeto de preparar maestras para Alemania datan desde 1679, 1687 Y 16 9 8 .
las Escuelas de la Ciudad. La Escuela Normal en Koenigsberg, fun-
No se trata de una nueva instituci6n, dada en 1701, comenz6 la larga lista de
sino de una Escuela de la misma natura- l;.¡s Escuelas Normales exbtentes en Ale-
leza que la fundada en el condado de mania, que alcanzan hoy la cifra de 209,
Cook, hace m uchos años. y en la cual el y de h; cuales 34 se han establecido en
famoso Coronel Parker hizo su notable los últimos diez años.
experiencia, que alcanz6 un gran éxito. Además de las 209 Escuelas Normales
La piedra colocada hoy, es la b;lse de existentes en el Imperio Alemán, Austria
una digna Casa que ocupará el sitio de la cuenta con 88. Suiza con 35 y Francia
humilde primiliva erigida por el Condado COIl 172; habiendo en toda la Europa al-

y tendrá capacidad para la más ~rande go má~ de 600.


Escuela de adiestramiento exigida por las Más de 200 años ha que se reputa co-
necesidades de la segunda Ciudad de los mo profesi6n el ejercicio del magisterio,
Estados. U nidos. la cual necesita sus escuelas especiales, lo
La escuela para la preparaci6n de maes- mismo que la medicina, la jurisprudencia
tros en Chicag·o, es una de las much;.¡s de ó la teología.
esta clase en los E"tados U níctos. Casi no Fr;ll1cia comenzó estos ensavos en los
hay un Estado 6 Territorio. en donde no días de su Gran Re\'olución y á ella de-
exista alguna. Pero ellllovimiento en este bemos la denominaci6n «l:-scuela N01'1nal»
sentido es reciente, solamente data de dos que usamos. Podemos inferir que la pre-
.
generacIOnes, paraci6n profesional de la enseñanza, está
REVIs'rA MODERNA DE MEXICO 83

tan bien establecida en nuestros días co- la parte esencial de sus cursos de estudio,
mo la de la Medicina, las Leyes y la Ora- una revisi6n de los ramos elementales, lec-
toria. tura, escritura, aritmética, geografía, his-
. , .
Es evidente que la mª-estra educada pro- tona y gramatlca.
fesionalmente, adelanta por experiencia Se ha objetado que esta revisión sería
propia, y está en aptitud de aprovecharse innecesaria si fuera posible asegurar el
de la experien cia de otros maestros. conseguir discípulos de un grado avahza-
La Escuela Normal enseña la manera ' do; significando con esto, que si el curso
de observar los métodos y planes de ins- secundario de una Escuela alta 'ordinaria
trucci6n. U na persona puede tener un co- se hllbiera completado antes de la 'entrada
nocimiento superior en los ramos de estu- á la Normal, este trabajo de revisión en
dio, y sin embargo, encontrarse incapaz los ramos elementales no sería necesario,
de observar y descubrir los métodos por , y ciertos estudios avanzados podrían ha-
los cuales un buen maestro tiene éxito al cerse en lugar de ella.
dirigir el trabajo de una clase, de talma- Pero esta opinión no está apoyada por
nera que los alumnos hagan rápidos pro- la experiencia. Para el maestro que va á
gresos dominando el asunto enseñado. enseñar estas materias después de su re-
El que ha adquirido el hábito ele obser- cepci6n, no hay ningún estudio de la Es-
var métodos, aprende no solamente por cuela Normal de tanto valor como el de:
su propia experiencia, sino también por la 1'epaso de aquellas materias á la luz de es-
de otros. U na de las esenciales pecu liari- tudios más avanzados. Ningún estudio de
dades del método de la enseñanza en la los que se hacen en la Escuela Secunda-
Escuela Elemental es la insistencia en la ria, es decír, la Escuela Superior 6 la Aca-
precisión de la defini ción. La palabra de- demia, es equivalente al hecho en la Es-
be ser de tal manera, que recuerde la ,ex- cuela Normal sobre los mismos estudios.
periencia propia del niño. Debe hacérsele Lo que se aprende por primera vez en la -
verificar por sí, por experimento, todo lo Escuela Elemental ó Secundaria, se apren-
que pueda ser producido por él, sin gastar de como una introducci6n á lo que sigue
mucho tiempo. Porque hay muchas cosas después; así la Aritmética, es un paso ha-
en el infinito concurso de detalles en las cia el Algebra; y la Geografia un paso ha-
que no costea perder el tiempo en el ex- cia las ciencias orgá nicas, tales como la
perimento. Biología, Geología y Etnología.
La buena Escuela Normal enseña á la Cuando el alumno en su curso regular
maestra elemental, la manera de elegir los ha subido hasta los estudios superiores,
hechos típicos en cada materia y donde pierde de vista los pasos elementales. En
se requiere mucho 6 poco experimento en la Escuela Superior ó en el Colegio, estas
el sentido de la práctica; pero ~iempre ha materias inferiores no se repasan á la luz
de recurrirse á la experiencia propia del de las materias superiores; la Aritmética

niño para la ilustraci6n .. no se estudia de nuevo á la luz del Alge-
A fin de adaptar á una profesora para bra y la Geometría; la Ge'o grafía descrip-
ejecutar este trabajo, las Escuelas Norma- , ti va no se repasa á la luz de la Geografía
I¡>s de este país, desde que se abri6 la pri- física, la Botánica, la Zoología y la Geo-
mp.ra en Lexington, bajo la dirección de . Iogía; la Gramática ingle~a no se repasa
Cyrus Pierce, han seguido substancial- á la luz de los estudios del Latín y Grie-
mente la mi:;ma tn~(:I!ci6n .y tomado como , go 6 de filosofía y L6g'ica; ni se ve la Hi~-
84 HEVISTA MODEl{NA DI~ MÉXlCO

toria de los Estados U n idos en sus rela- cuela Superior y no ha pasado en revista
ciones con las de la Gran Bretaña y de las las materias elementales á la luz del curso
Naciones Continentales de Europa; pero de estudios de su Escuela, no las puede
el maestro necesita precisamente este nue- enseñar tan bien como el normalista que
vo examen de todas sus materias elemen- ha aplicado el curso secundario de estu-
tales en sus relaciones con los estudios su- dios al curso elemental de una manera
periores que les suministran sus reglas y constructi va.
leyes. El primer aprendizaje de una materia
y la Escuela Normal americana ha em- es un trabajo de memoria en mayor esca-
prendido precisamente este trabajo de re- la, que el que' se necesita en el segundo y
visi6n, desde el principio, y lo ha desem- tercer período. Porque, ¿c6mo podría el
peñado bien durante los sesenta años de alumno conocer las dependencias de un
su existencia. objeto antes de . conocer el objeto mismo
Ha desarrollado en los j6venes de am- en su estado actual de existencia? Lo que
bos sexos quese preparan para el trabajo del podemos llamar el verdadero conocimien-
magisterio, la costumbre de estudiar las to, comienza más allá del proceso para fijar
materias inferiores á la luz de las materias en la memoria, comienza con el estudio de
superiores de las que se derivan sus prin- los datos conocidos y con el descubrimien-
cipios. Podemos llamar á éste, el método to de las relaciones mutuas; encontrando
de construccióll: somete una materia al es- la relaci6n de ca usa á efecto.
tudio y la analiza constructivamente; cuan- El hecho de que la edad de admisi6n
do, por ejemplo, estudia aritmética á la luz para la Escuela Normal sea de tres y aun
del álgebra y la geometría, la estudia cons- cuatro años más, que la que se necesita
tructivamente, sus reglas se derivan de para ser admitido en la Escu ela Superior,
f6rmulas algebraicas y han de demostrar- acarrea u na gTéln diferencia en el trabaj 0,

se por procedimientos algebraicos. al estudiar las materias constructivamen·
Así los detalles de la Geografía, tienen te. Nada es más importante que la ed;¡d
su explicaci6n en los procesos formativos en la formaci6n de un espíritu reflexivo.
que comprueban la forma de la tierra y De ;Iquí que sea posible dar en la Escuela
del agua, de todos los cuales se trata e n la Normal todas las clases, atendiendo espe-
Geografía física y en las ciencias de las cialmente al método. En tanto que el illum-
que la geografía física es un compendio. no de una Escuela Elemental aprende una
Mientras más alto es el nivel de prepara- lecci6n de Aritmética, Geografía 6 Gramá-
ci6n de los alumnos que entran á la Es- tica, tan s6lo con el objeto de entenderla
cuela Normal, más provechoso es este tra- claramente, el alumno normalista debe
bajo de revisar las materias inferiores á la siem pre pensar en el método de explicar
1uz de las superiores y estudiarlas así cons- ésta y hacerla clara para los niños.
tructi vamente. N O solamente domina la materia de es-
U n buen maestro en cualquier escala de tudio co mo se la .presente, ya sea el libro
trabajo, necesita un hábito de reflexi6n de texto 6 el profesor, sino que estudia crí-
completamente formad o . Cuando se apren- ticamente el método de exposici6n del li-
de por primera vez cualquier ramo del estu- bro 6 del maestro y adquiere así un pun-
dio, no se le puede considerar como deriva- to de vista crítico.
do de ramos superiores; en consecuencia, el Las labores de revisi6n en la Escuela
que ha terminado su aprendizaje en la Es- Normal causan en un principio sorpresa
REVISTA MODERNA DE MEXICO 85
,
al estudiante. El suponía entender ya las de las Escuelas N Ol'males públicas soste-
materias sencillas, Geografía, Gramática, nidas por el Estado 6 la Municipalidad, ó
Arimética, pero descubre ahora que había fundadas sobre ese modelo por la iniciati-
mil fases de cada lecci6n en las que nun- va particular.
ca había reparado. Aprecia la importan- La Escuela Normal, he dicho ya, en vis-
cia de una preparaci6n completa por parte ta de la explicaci6n que" acaba de darse de
del maestro, si ha de est,u' en aptitud de sus métodos de instrucci6n, tiene el efecto
aprovechar las oportunid,ldes que el ejer- general de hacer que sus alumnos sean
cicio de la clase le da para corregir opi- observantes de los métodos.
nion e ~ errólleas y m:¡(os métodos de pre- El observador ordinario ve los resulta-
parar
,
Sil lección, dos, pero no toma nota de los métodos
El estudia, en consecuencia, por segun- que lo producen. De aquí que el maestrú
da vez su lecci6n, t{:niendo á la vista mu- que nunca ha recibido instrucción en una
chas cuestiones secundarias, Adelanta de Escuela Normal, puede ser que sea un
día en día, yen el término de un año se buen maestro; pero es muy raro que lle-
ha formado un nuevo ideal acerca del me- gue á entender c6mo alcanza sus propios
jor método de estudio; ha pasado elel mé- resultados; y con frecuencia no está en ap-
todo de seguir fielmente el libro de texto titud de sacar provecho al ver las labores
y aprenderlo de memoria, al método me- de otros bllenos maestros. N o puede real-
jor: investigación crítica, Anteriormente mente conocer qué métodos usan, porque
habría quelbdo muy satisfecho con un dis- no ha adquirido la costumbre de estudiar-
cípulo que repitiera al pie de la letra las los. Por otra parte, el normalista rara vez
palabras del libro y habría hecho poco por visita una Escuela sin llevarse alguna nue-
sondear al alumno y ver lo que había en- va idea, 6 por lo menos algún nuevo pro-
tendido de su lecci6n, Ahora iría inme- yecto. Por consiguiente, nos podemos ex-
diatamente detrás de las palabras del li- plicar por qué los maestros no~malistas
bro hacia el entendimiento del alumno, le continúan aumentando en habilidad pro-
- . , , .. .
ensenana a pensar, a InvestIgar por SI mIs-
'
fesional, diez, veinte y aun treinta años, al
mo, porque el maestro ha adquirido. en la paso que se dice con verdad que los maes-
Escuela Normal el hábito de comparar una tros que no proceden de Escuelas N orma-
aseveración con otra, y con los resultados les, comunmente llegan á su pericia máxi-
de su propia experiencia, penetra el plan ma á los tres ó cinco años. Después de
de construcci6n del libro mismo, y esto da ese período es probable que la degenera-
una notable claridad á sus explicaciones. ci6n empiece á causa de haber encajado
Cualesquiera que sean las cualidades los métodos en un carril; se desarrolla un
del maestro ó sus conocimientos sobre sis- hábito mecánico en el maestro que no ve
temas educativos á la moda, esas cualida- fácilmente la apreciaci6n que el público
des y conocimientos no podrán subsanar hace de su amaneramiento. Con frecuen-
la falta del conocimiento del método cons- cia se convierte en un pedagogo en la mala
tructivo, que es el único que proporciona aceptación de la palabra, y es una carica-
los cimientos sólidos de un trabajo fruc- tura vi viente de la profesi6n.
tuoso, Podría suponerse que el que hemos lla-
Esta opinión, si es exacta, nos explica- mado método constntctivo, es un método
rá el adelanto que han tenido nuestras Es- definitivo y bueno para alumnos de todos
cuelas Elementales, por la multiplicaci6n los rangos superiores al elemental. Hay,
86 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

sin embargo, una diferencia entre el méto- dividualmente; y todo su trabajo se dirige
do de instrucción elemental y el de ins- al progreso de los normalist<-ts en el arte
trucción secundaria. y" superior. de usar la clase como un poderoso instru-
El curso de estudio elemental se adapta mento de enseñanza.
á los ocho años de vida escolar, de los siete Mientras el maestro no profesional tra-
á los catorce años de edad; el curso de baja con sus discípul os individualnl ente ,
estudios superiores se ocupa en gran parte dividiendo su ti e mpo en pequeñas fraccio-
d e los que se han llamad o estudios for- nes y viéndose obligado á pasar de un
mal es, á saber: de aquellos que se relacio- asunto á otro con tal precipitación que le
nan con las artes, tales como la lec tura, la imposibilita dar la atención que r eqniere
escritura y el cálculo nUll1érico, y, Jlor con- ca da \1110 ele los temas tratados, el profe-
siguiente, con la adquisición del uso de las sional ha adquirido en la Escuela Normal
palabras técnicas como instrume ntos del la manera de manejar su clase conl0 un
pensamiento. Pero la distinción entr.e es- todo, conoce el modo de sacar pa rtidú de
tudios normales y estudios que tienen un cada d etall e de la clase para que sirva de
contenido, es superficial; porque tQdos los apoyo á las demás y sabe cómo ayudar á
estudios tienen un contenido, y los estu- cada individuo por medio de la per,;pica-
dios superiores se refieren más y más íd cia 6 discernimiento de sus compañeros.
contenido que está hecho de formas. Por Por medi o ele la enseñanza en grupo,
ejemplo, la Geología superior se refiere á en vez de la enseñanza individual,' el pro-
-
·las leyes de sucesión de los estratos de fesor discute cada asunto perfectamente,
ro cas y á las leyes de acción de las fuerzas maneja ' su clase de tal manera, r¡ue pre-
cósmicas, y estas leyes son formas que senta los detalles de una lección bajo muy
presiden nada menos que el origen y gé- diferentes aspectos; cada discípulo da los
nesis de los hechos geológi cos de observa- r es ultados de su propio estudio y \'e los
ción ó, para poner otro ejemplo, en . la d e sus co mpañeros.
Biología, la ciencia consagra mayor aten- Esta kal eidoscópica vista de un asunto,
ción á la manera de obrar de las plantas y reflejado por todos los espíritus de \lna
d e los animales, y esta fo rma de acción clase, cuando el examen y la crítica son
determina los detalles de toda la vida. llevados bajo la dirección del maestro, ha-
Ciertamente . .sería poco cuerdo el zoólogu . ce la lección m uchú más fructífera de lo
que descuidara el estudio 'd e las maneras que habría sido una lección particular da-
de expresarse y comunicarse las abejas, da á cada alumno, aun cuando el profesor
las hormigas, 'Ios mon os ó los cuervos, so hubiera dedicado todo su tiempo á uno
pretexto de que el lenguaje es un asunto sólo. Esto puede verse en las siguientes
de forma. consideraciones: El maestro competente
Otra ventaja de la Escnela Normal, en de una Escuela Elemental ó secundaria no
·su adiestmmien to profesi onal, es la su pe- pierde m ucho tiempo en hablar á sus dis-
rioridad de la e nseñanza en grupo ~obre cípulos sobre el tema de la lección, hace
la e nseñanza individual. La Escuela anti- que cada uno investigue por sí en la pre-
gua tenía tantas clases cuantos alumn os paración de su clase: de tal 1l10do que
~1abía en ella. cuando la clase se reune, él tiene todo
La Escuela Normal ha estudiado por su tiempo para comparar y reunir los re-
varias generaciones la ventaja d e la clase sultados, y no necesita perder tiempo pa-
en grupo sobre el discípulo enseñado in- ra comunicarlos.
REVISTA MODERNA DE MEXICO. 87

El primer objeto de' su, 'cátedra es hacer opini6n particular que se había formado
ql!e cada discípulo exponga su opini6n so- se amplía con la discusi6n.
bre el asunto de 'la clase. Nuestro maes- Se despierta y estimula al discípulo á
tro explora la primera exposición, á fin de un nuevo método de estudio para la próxi-
obligarlo á expresar ideas más amplias que ma lecci6n: se ha asomado á otros espíri-
deben existir en el espíritu del discípulo, si tus y no puede menos de recordar los di-
ha ent,elldido bien ' el tema, y por medio de ferente aspectos. bajo los cuales puede
preguntas apropiadas hace que el alumllo preparar su nueva lección. Es, ademas, el
no se fije sobre algún punto de la lecci6n contacto de ulla illteligencia con otra; la
que ,había escapado á su atenci6n. perspicacia se aguza y se forman hábitos
i}IlOra comie nza el verdadero trabajo de 1<1 más grande atenci6n, En las otras
de la cát¿dr;¡: cada discípulo aumentará y formas de clase, por ejemplo, en la ins-
perfeccionará sus ideas con las de ,s us com- trucci6n individual, todas esas ventajas fal-
paneros, El maestro llama á di Versos tan. ¿ Por q'ué medios puede el maestro
miembros de la clase, todos ansiosos de reemplazar la falta de aquel poderoso es-
agregar sus explicaci-ones á la de su come tímulo hacia la actividad que la presencia
pañero, justa111tnte 10 que se necesita pa- de compañeros entusiastas da á los alum-
ra corregir las, f9t!as imperfectas del pri- nos? ¿Cómo puede el maestro adaptar sus
mer e~ponente : Sucederá siempre, al lle- explicaciones y correcciones al espíritu de
gar á estos resultados, que varias fases su discípulo, de tal modo que produzcan
nuev~s aúne,n la mente del profesor" en los mismos provechosos resultados que las
aquel ·momento son expuestas, todas ten" repeticiones de sus compañeros producen?
diendo, á aclarar y ampliar el asunto tra- Finalnlente. ¿De qué manera puede el
tado. maestro elevarse á esa altura de pensa-
El maestro sabe bien que con la expo- miento', que la presencia de una clase de
sicign de lo~ trabajos por los alulllnos mis- alumnos animosos desarrolla en él? Un
mo~, :~stá haciendo 111áS en provecho suyo alumno que tiene un solo punto de vista,
que lo qU'e podrían hacer todas sus correc- ·no vale nada en comparaci6n de veinte 6
ciones. No 10 que el, maestro haga .direc- más con diferentes puntos de vista; éstos
tamente, sino 10 que consiga que los alum- abarcan t.odo el horizonte, y el maestro
nos hagan, es. lo importante. Hay dos debe elevarse á ideas más y más compren-
consideraciones sobre este método. en la sibl(;!s, á fin de quedar apto para empren-
clase que merecen especial atenci6n'. der el tn.bajo de unificar los puntos de
La exposición de una idea con las pa- vista fragmentarios.
labras propias del discípulo se adapta pro- Los educadores que esperan una edu-
bablemente mejor á la comprensi6n de caci6n superior de la t:nseñanza individual
sus condiscípulos y despierta en ellos, por privada del maestro, ciertamente descono-
consiguiente, ideas más vivas. cen la naturaleza de la verdadera educa-
La necesaria imperfecci6n y , vaguedad ci6n. La actividad individual en relaci6n
de estas ideas, se corrigen por la variedad con la colectividad, la aptitud para las in-
de la exposici6n que se obtiene de los di~ vestigaciones independientes, la perspica~
ferentes , miembros de la ,clase. Cada dis- cia aguda y crítica. ¿C6mo pueden adqui-
cípulo ve nuevas fases del asunto que se rirse ' estas cualidades lejos del contacto
le había escapado enteramente en el cur- ,con compañeros que se dirigen todos al
so de, su propia investigaci6n, y aun la mismo fin? No hay duda de que esas per-
88 REVISTA MODERNA DE MEXICO

sonas tienen la creencia err6nea de que el voluntad organizada en un esfuerzo siste-


recargo de conocimientos 6 las aprecia- mático para trabajar por los intereses per-
ciones caprichosas y parciales, son mejores manentes de la sociedad.
que esas cualidades. Otra de las funciones de la Escuela Nor-
El educador que ha examinado amplia- mal, es enseñar al maestro á administra-
mente el campo, no necesita que le ad viertan dor é inspector de escuelas.
que este es precisamente el punto más im- La causa principal del adelanto de nues-
portante en la práctica profesional de la pe- tras escuelas de los Estados Unidos en los
dagogía. ¿En d6nde mejor que en la Escue- últimos treinta años, ha consistido en em-
la puede obtenerse la iniciativa de la juven- plear hábiles in!:'pectores en las ciudades
tud en el gran secreto de la combinaci6n y pueblos. El número de superintenden-
con sus semejantes? La Escuela debe ayu- cias ha subido desde doscientos hasta mil.
dar á cada luchador, niño 6 niña, que pasen El valor del inspector puede quedar ex-
por encima de su idiosincracia, que alcan- presado en una sola frase, descubre los
cen las formas universales de actividad que excelentes sistemas ideados por el maestro
constituyen al hombre 6 á la mujer libres. individual y los pone en conocimiento de
Claro está que en la estrecha relaci6n per- todos. Cada maestro tiene fuerza y facul-
sonal con el profesor particular, las pro- tad inventiva en algún detalle especial y
babilidades están en contra de esa eman- está en aptitud de descubrir algún sistema
cipaci6n de individualidad que la Escuela fructuoso de enseñanza, disciplina 6 mane-
consigue. Eljoven educado en 10 particular jo de la escuela. El inspector cuida de que
está propenso á ser insociable y á mos- todos los maestros del gremio, y para
trarse inseguro y vacilante en su trato con quienes se presenta el mismo problema,
los hombres. No ha aprendido por me- aprendan este sistema ventajoso y lo usen
dio de un contacto temprano con j6venes con mayor 6 menor provecho, quizá ha-
de su misma edad á suprimir lo que es me- ciéndole mejoras que á su vez llegarán á
ramente subjectivo y peculiar y á fijar sus conocimiento de los demás. Precisamente
ideas con Jo que es objetivo y universal; del mismo modo que un individuo saca
por tanto, crece faltándole el poder direc- provecho de su propia experiencia, así un
tivo entre sus semejantes, y este es el má!:' cuerpo org-anizado de maestros aprovecha
grande defecto en el cultivo de la vida, la experiencia común, pero con esta gran
pues está obligado á normar sus acciones diferencia: que el progreso de cada indivi-
por la direcci6n espiritual de los demás. duo del cuerpo se multiplica por el pro-
Tal educaci6n es una preparaci6n para greso de todos los demás. Cada uno gana
una vida desgraciada y misantr6pica, y s6- con el trabajo de todos. De tal modo, el
lo la fuerza de las circunstancias pu~de todo social refuerza á cada maestro y ga-
vencer sus dañosos efectos. na con la experiencia agena, sin tener que
El trabajo en una clase organizada de soportar las penas y molestias que acom-
modo que todos los miembros refuercen el pañan á la primera prueba.
trabajo de cada lino de los demás, es, en Esta organizaci6n con el recurso de la
consecuencia, una educaci6n del carácter , inspecci6n de los peritos, quienes han
á la vez que de la inteligencia. La Escue- aprendido la manera de observar los mé-
la Normal mantiene una perpetua inves- todos conforme á la tradici6n de la Escue-
tigaci6n acerca de los sistemas para desa- la Normal, es el medio por el cual el arte
rrollar el carácter, es decir, la fuerza de de la enseñanza se mejora de década en
REVISTA MODERNA DE MEXICO. 89

década en los Estados Unidos yen todos Es evidente que principalmente este es-
los países donde el adiestramiento del tudio debe ser de aquellos que sean de in-
maestro se ha asegurado por medio de las terés universal, sin que esto excluya en
escuelas adecuadas. absoluto las especialidades.
El inspector anota y conserva las acer- Los cursos de las materias de los pro·
tadas invenciones del maestro individual gralllas de nuestras escuelas populares, vis-
y las agrega á la existencia acumulada de tOS en la Escuela Normal, á la luz de los
experiencia para hacerlas la herencia de progralllas superiores de las mismas ma-
todos. terias. delinean los primeros contornos de
Ha sucedido en todas las edades de la un plan de sabidllría humana, según la
Pedagogía, que eminentes maestros indi- autorizada opini6n de Lord Bacon.
viduales han aparecido y han sido inven- La naturaleza tiene dos aspectos, de los
tores de métodos fructíferos, pero general- que la Aritmética y la Geografía son algo
mente sus métodos han desaparecido con así como selldos vestíbulos. La na! uraleza,
ellos, porque carecían de habilidad para en Sll aspecto inorgánico, es la Matemáti-
analizar y descubrir los elementos esencia- ca: materia y fuerza son tratados en la
les de ellos. llIatemática pura y en la Física y Química
No teniendo el adiestramiento para la aplicada. En su aspecto orgánico, entran-
observaci6n y análisis de los métodos, han do por la puerta de la Geografía, cOllduce
fracasado en sus esfuerzos para exponer- á la Botánica y á la Zoología.
los. De aquí que sus discípulos general- Hay tres llIaterias en nuestras Escue-
mente nos dan una caricatura del trabaio . las Públicas, que consideran al hombre
de su maestro, exagerando sus detalles como individuo 6 como organizaci6n so·
culminantes pedag6gicos y no apoderán- cial; estas son: gramática, historia y litera-
dose de los vitales elementos de la doctri- tura. La Escuela Normal enseña á sus
na del maestro. Este hecho es uno de los discípulos á encontrar el génesis de estas
de mayor interés para los educadores, por· materias en sus eslabones superiores de la
que sin la descripci6n perfecta de los mé- misma serie, en filología, en la filosofía de
todos, la pedagogía profesional oscila co- la historia, en la psicología y la historia
mo un péndulo, yendo de un extremo á de la literatura.
otro sin conservar en el nuevo método lo Por otra parte, puesto que la literatura
que había de bueno en e! antiguo. nos pinta á la naturaleza humana por me-
Mi tema final relativo á los medios por dio de sus poetas. y los poetas son los
los cuales la buena Escuela N onnal adies- profetas de la humanidad, es evidente que
tra en la enseñanza, es el permanente inte- la literatura debe ser por excelencia, el es-
rés de! buen maestro en su cultura propia. tudio apropiado para la cultura de sí mis-
Es esto de tal manera cierto, que ha mo; así, pues, las ciencias naturales podrán
llegado á ser un adagio "q ue el maestro, en tcner sus adictos, pero la literatura debe
cualquiera escala de la enseñanza, desde de ser cultivada por todos.
el Kindergarten hasta la Universidad, ne- Este ideal de la Escuela Normal, de
cesita tener un interés perenne en su ade- conservar viva en el maestro la idea de
lanto, el cual le hace crecer intelectual y progreso, conducirá á la corporaci6n á
moralmente. Solamente el maestro que aprovecharse de la oportunidad que se le
estudia constantemente, puede alcanzar ofrece hoy de concurrir á la Universidad pa-
los mejores resultados en la Escuela. ra completar sus conocimientos uno á uno.
90 RmVISTAMODlmNA DE MmXICO.

"Las veiltajas de u'na escuela de 'verano bajo práctico d'e Li-naestro -en "la escuela,
durante"d período -de vacadones, propor- así como los "esfuerzos por eleval: su nivel
ciOlfa otro medio fácil: el maestro puede intelectual. No puede haberhigar al favo-
tomarse más dé los cuatro años prescritos ritismo cuando se tomaiL "tan ' . cOlllpleta-
para seguir un curso de «college.» mente en cO'nsidera~i6n · los' méritos de la
Dentro de un gran sistema de Escuelas persona. ..
de Ciudad, donde hay un cuerpo nU\llero- Se ha dicho frecuentemente; ·y. 'con ¡'a-
's o de maé;¡tros, se presenta la oportunidad z6n , que para que el maestro pu:eda ' man-
para la organización de una serie oe estu- tenerse joven y animoso, debería de.dicar-
dios progresívos en el límite profesional, se {¡ una especialitLid; porque ·,el estudio
así como en el límite de la cultura ,.,o"e- especial que cultive, le dará la · Sll}lpatía
nera!. necesa ria de los alllmn os qlle están bajo su
Ya se ha " establecido en Chicago una dirección.
serie dé estudios por el estilo, perfectamen- Felicito á usted, señor Presidente, y á
te organizada y con un éxito muy grande. los miembros ele la "Direcci6n, por la efi-
Ha 'despertado el interés y admiración de cacia oe! sistema tan bien organizado ba,
maestros y drrectores de instrucción en jo su direcc i6n y llevado á la práctica por
todas partes de los Estados U l1idos. Es- el hábil Director Gelleral, en' -cuy-'<iS, nléÚ~os
tos estudios ' oarán oportunidad para el ha puesto usted la dil'ecciún de"su sistema
desenvolvimiento y manifestación de una escolar.
gran variedad de talentos y conseguirán , La labor deja enseñanza, en esta serie
hacer la vida "del maestro agradable y dig- ele estudios progresivos, es llevada á cabo
na de estimación. Es una continuación de por la celosa cooperaci·6n .de los maestros
un curso · d~( Escuela Normal, realizado en de esta famosa Escuela N onllal. ,' .
u'n curso general de cultul:a para la vida, Tal es hoy. la. per,;pectivade Chicago al
así como para el trabajo profesional en la colocar "SU primera pi.e dra en el ,templo
Escuela. Hará más intenso «el espíritu de que será .dedicado á la Ciencia y al .Arte
cuerpo,» creaní.. una at111ósfera. de cul tura de la ec\ucaci6n en lrts Escuelas . Públicas.
superior y ;únpliará los horizontes el; to- , "

dos los campos del saber humano. Depen- Tradu cc ión del 130LETil\ DE IN STRucciÓN P ú-
diente de esta 'organizitción de estudios en BLICA, órgallo de la Serrelaria del Rallio. .diri-
'

Chicago, ~e ha fundado un sistema de as- gido por e l SI'. Líe ,D. Ezequiel A; Ch{¡vez,
" Subsecretario de Estado' y - d e l De s pacho de
censos que ·toma en consideración el tra-
In strucción ' Pública )' BeÚas Artes.
REVISTA MODERNA DE MEXICO 91

Estudio de Statuete Portrait. París, J 905,


por F. L Na va, pe nsionado del Estado de Veracruz, en Europa.
92 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

Entra! ... Pues sé que vienes á visitarme en horas


De soledad, fantasma que dudas y que lloras,
y paso á paso llegas por áridos caminos
Con tt: relox de arena que mide los destinos.
He sentido tu marcha por la adusta arboleda
De altos álamos tristes donde la brisa leda
Entre las mustias hojas lanza un tenue suspiro ....
El Otoño es tu hermano .... Por eso, en raudo giro
Hace danzar las hojas amarillas y yertas
En los mudos caminos de las florestas muertas.
N o hay poesía del hombre que iguale tu poesía;
Es único el encanto de tu melancolía;
Esparces -como un velo de bruma en lontananza-
N ostálgicos recuerdos, girones de esperanza
(Del Amor y la Gloria, las muertas embriagueces,
Psiqué pasa llorando dehajo los cipreses);
Tus cielos grises tienen una álgida belleza
y es dulce y perfumada de adioses tu Tristeza!

*
**
Como el rumor lejano de oculto violoncello
Llega hasta mí la suave romanza de tu duelo ....
REVISTA MODERNA DE MEXICO. 93

Será verdad que han muerto las últimas quimeras,


y aquellas luminosas, doradas cabelleras
N o oprimirán mis labios, jamás? ... En tu harmonía
Suprema, oh voz celeste, me inundarás un día?
Las hojas han caído .... Tu pálida belleza,
Otoño, lentamente, me brinda su tristeza;
U na mano enemiga ha cortado las rosas
De mi jardín; exangües están las tuberosas;
Las crisantemas lánguidas -las últimas del año-
Parece que murmuran un miserere extraño;J
Se inclinan, sollozantes, las frágiles Anémonas
Temblorosas y tímidas, como blancas Desdémonas;
Sólo la hiedra crece triunfante, y en los muros
Extiende sus flexibles tentáculos obscuros.

*
**
Con tu silencio mides la danza de las Horas
Fantasma del pasado, que dudas y que lloras
(Silencio perfumado de ensueño y harmonía,
Que empieza con la sombra, y acaba con el día),
Habla en voz baja .... Dime si es vano todo orgullo,
Si al corazón puse alas para que fuera suyo;
Si amé la Gloria excelsa, si amé el laurel esquivo,
Si amé les versos de oro, si para el Arte vivo;
Si no sufrí traiciones con ánimo sereno,
Si no oculté los dardos, y no apuré el veneno,
Si no sentí las ansias del mártir cuando expira
y la bendijo el labio y la cantó la lira;
Si, sobre el mar inmenso, circuido por las brumas,
Cuando el bajel errante cortaba las espumas,
N o fué su nombre, el único, que pronunció mi pena,
Clamando á los abismos: «Euglena! Euglena! Euglena!» ....
y de ola en ola, el viento, sobre las tempestades,
El misterioso nombre llevó á las solt>dades ....
94 REVISTA .MODERNA DE MEXICO.

*
**
Pondré una piedra. blancél
. .
sobre los muertos sueños? ...
Escribiré: «aquí yacen los últimos ensueños,»
Oh pálido mendigo de dichas ilusorias
Que se embriagó un inst~nte con imposibles glorias?
Te vestiré un sudario, te ceñiré de espinas,
Oh Ariel crucificado,
.
oh corazón en ruinas!
Después, para que el musgo te oculte á la mirada
y nadie pueda nunca llegar á tu morada- o
La ortiga y la cicuta y el cardo amarillento
. .

Se nutrirán de lágrimas, de hiel y sufrimiento,-


Hasta aue

al fin, un día, con todos tus dolores
En tu sepulcro nazcan ensangrentadas flort:s,
,

Dalias color de púrpura, fatales amapolas,

-
Oue encierren un olvido de muerte en sus corolas;
y se alcen desde el fondo de la urna solitaria
El asfodelo amargo, la triste pasionaria ....

.".'.
* *
La augusta noche avanza ....
Crepúsculo qu e mu e res,
Tu misterioso estigma heredarán los seres
Nacidos bajo el signo de un genio taciturno,
y bajo la diabólica influencia de Saturno? ..
Crepúsculo ue Otoño, cuán bella es tu agonía!
Cómo, impaciente el Alma, hacia ti volaría,
Celaje de oro y ópalo, que cruzas por el cielo
Semejante á un Arcángel fatigado del vuelo,
Hendiendo con sus alas, sonoras como liras,
Los ámbitos del éter en radiosas espiras ....
Los tristes soñadores, los pálidos poetas,
.Vagan por tus azules jardines de violetas,
Crepús.c ulo de Otoño, cuya lenta agonía
Es el deshojamiento de la melancolía! ...
lilWISl'A - MOD~L{NA l)~ MÉXlCO. 95

*
**
Dibújanse al Ocaso, con vago colorido,
Los p6rtigos gigantes de algún Edén perdido;
Sobre sus gonces de oro, las puertas olvidadas,
Del viejo Edén las puertas de p6rfiro entornadas ....
Luego, ,u na gran Esfinge las garras extendidas,
Se iergue junto á un lago de márgenes dormidas ....
Después, grifos y monstruos, que brillan y que pasan,
Hidras, serpientes áureas, que giran y se enlazan ....
Un pliegue de la sombra disipa el gran miraje;
Avanza de la noche el fúnebre oleaje
Cubriendo el horizon te, las cimas, las alturas,
Como en bandada inmensa mil águilas obscuras;
y cual ave de oro dejando su ígnea huella
Temblar se ve en el fondo del éter una estrella ....

*
**
, (Psiqué pasa cantando debajo los cipreses
Del Amor y la Gloria, las muertas embriagueces:
«¡Oh azules mariposas de mi jardín de Ensueños!
¡Oh pálidas visiones surgidas de mis sueños! » ....
Su voz tiembla, y se apaga en la mustia arboleda,
Resbala entre las hojas con un rumor de seda,
Mientras esparce en torno su luz el plenilunio
y flota 'como. un triste presagio de infortunio).

Dolor! También floreces en un jardín sin hojasl


Son cálices abiertos las ásperas congoj<Ís;
Las frágiles quimeras, lo~ férvidos delirios,
Abren sus grandes pétalos, como enfermizos lirios;
H8V IST A lVIO DEl~N A D E lVIEXICO .

So n az ucenas místi cas las bla ncas ilusion es -


O feli as q ue regaro n d e luz los cora zon es;
A llí , d e los sa ng ri e ntos rosales, las espin as
Se cl avan has ta el fondo d el corazón en ruinas,
y para q ue el recu erdo se adun e á la b elleza,
E s dulce y pe rfum ada d e adios es tu Tristeza!

L E OPOLDO DÍ AZ.
Ge neve, 190 1.



••

.
I

)
/
REVISTA MODERNA DE MEXICO

fosé María de Heredia. t en París el mes pasac\o,


98 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

EL POETA °I>E LOS TROFEOS

Consagro las horas diáfanas de esta ma- quistadores,» tiene el rostro audaz, enér-
ñana de cristal, dorada por el sol de Oto- gico y adusto, de un lírico conquistador.
ño, á la memoria del gran poeta que ha Rostro digno del alma que en el sone-
muerto. Tengo á mi lado su libro de ver- to: «Plus ultra,» exhaló su ambición su-
sos, y su retrato frente á mÍ. Máscara re- prema:
ciamente construida, fuerte nariz, barba y
«T'irai. Je veux monter au dernier pro1l1ontoire,
bigote espesos, vaga mirada clara bajo la
Et q'une mer, pour tous silencieuse encor,
ceja profusa y junta. Con un rojo fez so- Caresse mon orgueil d'un murmure de gloire »
bre la vasla frente, el noble rostro cejijun-
to y barbudo, parecería el de un padishá.
Intento vislumbrar en los rasgos del poe- *
**
ta las huellas y los caracteres de su obra ....
Verdaderamente, esa mirada donde flota José María de Heredia, discípulo de Le-
el vaho de una ternura no precisa, y que conte de LisIe, romántico parnasiano, lle-
parece anegada en el ensueño, es la del vó la forma magistral del poeta de las
poeta, que en sonetos memorables cantó «Odas bárbaras,» hasta una perfección mi-
el mar de Bretaña, y entre las malla" áu- lagrosa. Nunca se habían burilado sone-
reas y fuertes de sus poemas, arrebató las tos semejantes, ni su breve dimensión se
perlas misteriosas y los corales sangrien- había magnificado á tal punto. Sucesiva-
tos del viejo mar de Armórica..... Ceñiría mente los catorce versos son rayos de una
bien una corona obsidional, esa fiera testa estrella en que arde tocio el Zodiaco; péta-
de patricio romano, agreste y orgullosa, los de una flor que exhala todos los aro-
que desde nuestras grises edades se volvió mas de la Primavera; fascetas de un dia-
á la serenidad de Grecia y al Apoteosis del mante milagroso, en cuyos fuegos surgen
Latium, para escribir con la punta impe- todas las auroras, y mueren todos los cre-
cable de un estylo de oro, los sonetos mi- púsculos. El caracol marino guarda ell su
tológicos, y los sonetos epigráficos ..... seno la tumultuosa voz del Océano; pero
Pero mejor cubriría esa frente un férreo los sonetos de Heredia con el clamor ma-
casco empenachado de profusos lambre- rino guardan las armadas de Galeones, y
quines, mejor encuadrara ese rostro bar- las flotas de carabelas entre la inmensidad
budo y lleno de gentilhombría, una visera de las ondas glaucas, y de los cielos cons-
damasquinada y abierta, pues el Poeta de telados ....
los «Trofeos,» de «Carolo quinto imperan- De ser cierta, la conseja que pretendía
te,» del «Triunfo del Cid» y de <,Los Con- qqe en la pupila de la Gioconda estuviera
REViSTA MODERNA DE MÉXlCO

contenida la efig-ie del divino Leonardo, no su dulce miel en venenoso dardo. Fren-
realizaría un prodigi o semejante al que te al puente levadizo, hay que blasonar un
ofrecen los sonetos de «Los Trofeos, )~ re- linaje, para que el rastrillo se abata. Hay
celando e n la tersura de su oriente, la san- que poseer una iniciación superior de cul-
gre más noble de los corazones heroicos, tura, para sentir clara y familiarmente, to-
los más tumultuosos episodios de la Fábu- do el sentido, sabio y casi hermético, de
la y el Mito. los m;lS grandiosos panora- esa altiva y profunda poesía! ....
mas de Acrópolis, Capitolios y Catedra- Esa serenidad parnasiana, esa impasi-
les. bilidad marmórea, aunque á veces las es-
En forma tan breve no existieron poe- tatuas lloren sangre, como el icono de
mas m;lS intensos. Cada soneto es la sín- Burgos, esa aristocracia de feudal que tie-
tesis pasmosa de un estudio dilatado y pro- ne por mote el «Odi profanum vulgus,»
fundo. La Primavera dió una flor, y el esa honrada intransigencia ante lo medio-
aroma de la Aor , hecho quintesencia, pen- cre y lo fácil, no es la menos esplendorosa
de contenid Q en una perla hueca entre los en la panoplia de virtudes que lució lIen0
senos de Cleopatra. La roc.t que dió la de orgullo el egregio poeta caballero ....
montaila lloró su oro en el crisol, y el oro
troqúelado lu ce un exergo de g-loria ro-
deando el busto de un emperador. Excel- ***
Duerme, oh coroplasta di vino de los so-
sior; nec plus ultra! ninguna bandera se netos ele Grecia y Sicilia, que en ideal ar-
clavará más alto, ningún héroe irá más cilla modelaste las Hidrias para el vino'
allá! Ese sentillliento sobrecoge el ánimo, milagroso, los aribalos para los divinos
y se piensa que tal vez los asuntos que perfumes, y que en la breve figura de Ta-
Hered ia tocó con su buril de oro, están nagra hiciste caber toda la gracia de Afro-
desde hoy vedados para la Poesía futura, di ta , y todo el dolor de Artemis. Duerme,
puesto que han alcanzado la forma eterna oh beluario y auriga de Roma, que con tu
de la definitiva perfección! látigo victorioso domaste sus .fieras, y lle-
De todos llIodos, ay! del que simple vaste tu cuádriga hasta metas in franquea-
morlal, sin un poder divino, penetre con das! Duerme, oh aurífice, que incendiaste
mano profana á ese jardín!. .. que antes de soles de custodi<ls en el altar de tu Obra;
tocar sus laureles milagrosos y sus pomas armero de los conquistadores, que forjas-
de oro. preste oído á las amenazas que en te láminas y armaduras ilustres, y templa-
el libro de Heredia murmura y clama el das en el agua de tu milagrosa inspira-
«Hortorum Deus>~ .... El ástil purpúreo .,
ClOno
mueve su sombra al paso del sol; el Dios Duerme vestido de hierro, con los pies
viril vigila erguido, y como dice France, sobre tu lebrel favorito, con tu g"ran espa-
amenaza al ladrón «con un suplicio ridí cu- da al flanco. con tu visera calada y tus
lo y terrible!» .... lambrequinas inmóviles. Sostienen tu pie-
Pero el caso será remoto de que al par- dra tombal, abrumados por el peso de tu
que señorial del fiero y altivo castellano, gloria, los Poetas que te lloran, vestidos
entre profanadora la banda de rústicos, ó de penitenciarios, como los frailes sin ros-
la nómada tropa de gitanos. Como las tro de la tumba de Felipe Pot!
abejas castas y batalladoras á quienes to-
J osÉ JUAN TABLADA.
do olor violento inflama y exaspera. las
rimas del poeta cambiarían para. d profa- México. 1905
100 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

DE "LOS TROFEOS"

LOS CONQUISTADORES

Cual huyen los neblíes de los nidos )~atal e s


negros d e sangre, hastiaua de orgullo y de ruina,
la turba d e voraces á Palos se encamina
y al mar, ebria de ensueños h e ro icos y brutal es,

• Sus navt::'s van en busca d el rey d e los metal es,


el que en Cipango' oculta maravillosa mina,
hasta que sus e nt enas el viento alicio inclina
d el miste rioso mund o d e ocaso e n los umbral es .

D e noch e, mi entra espe ran ver ép icas auroras,


1<ts olas d e los trópicos fosf óre:·¡s y sonoras
de mágica.s visione.~ bordan sus sueños de oro;

ó ante sus car<lbelas volando á las conquistas,


miran del océa no sclr.~ir e n almo coro,
sobre ign o rados cielos estrellas nunca vistas.

EN LAS MONTAÑAS DIVINAS

¡Azul es hi elos, picos de mármol gris, granitos,


soplo del ventisquero qu e al pirenaico seno
arranca y tuerce y quema el trigo y el centeno;
selvas ll e nas de nid os y de ecos infinitos!
REVISTA MODERNA DE MEXICO 101

¡Sordas cavernas, valles que antaño los proscritos


buscaban, de la regla servil rompiendo el freno,
y disputando al águila y al lobo su terreno;
lagos, torrentes, negros abismos, sed benditos!

Huyendo de la ergástula y la ciudad altiva,


aquí el esclavo Géminus alzó un ara votiva
á los sagrados montes, de libertad seguro.

Yo en estas cimas claras, mientras mi pecho vibre,


oir creeré en el aire inmacuhdo y puro,
sonar el eco inmenso de un grito de hombre libre.

BANCO DE CORAL

El sol bajo del agua alumbra ¡extraña aurora!


la selva de abisinios corales caprichosos,
que mezcla, en los abismos de sus calientes fosos,
el animal prolífero y la viviente flora.

De cuanto la sal tiñe y el iodo negro dora,


musgos, algas, anémonas, erizos espi nosos,
con la sombría púrpura de adornos suntuosos
la pálida mad répo ra del fondo se colora.

De su esmaltada escama velando el fuego puro,


navega un pez enorme entre el ramaje obscuro,
bajo el cristal inmóvil, del banco por la falda;'

pero, de un golpe brusco, su aleta incandescente


temblar hace en la ola azul y transparente
un súbito relampago de nácar y esmeralda.

Pm'ls.-JOSÉ MARÍA DE HEREDIA.

México.-JUSTO SIERRA.
102 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

Sueca en traje naciona1. - París ,-Fidencio L. Nava,


REVISTA MODERNA DE MEXICO 103

JOSE MARIA DE HEREDIA. JUSTO SIERRA.

Lo confesamos: hemos cometido un robo. obtuvo el grado de Bachiller en Letras,


Si á jurado vamos, alegue esta confe- curs6 un año en la Universid'ad de la Ha-
si6n el d~fensor, como circunstancia ate- bana (1860). Se proponía matricularse en
llUante. Los tres admirables sonetos de Jurisprudencia. Abandon6 la Habana, y
Heredia, soberbiamente vertidos al ánfora de regreso en París ingres6 en la Ecole
del idioma castellano por Justo Sierra, fue- nationale des chal-tes, fundada para formar
ron hurtados por nosotros. No destinaba archivecheros pale6grafos. Verti6 al fran-
J listo á la publicidad esas versiones; no cés la historia de la Conquista de N lleva
está contento de ellas; las hizo por pasa- España, de Bernal Díaz del Castillo. Y ha
tiempo y por amor á la belleza, jugando, conquistado el mundo de la poesía y col-
como Hércules jugaba. ¡Traducir á Here- gado en el altar de Grecia sus «Trofeos.»
dial . . .. ¡Qué exasperante, qué ímproba Dice Julio Lemaltre que «los sonetos
labor! Pero nosotros -si la justicia nos de Heredia valen tanto como largos poe-
pena, el arte nos absuelve- logramos mas, y tan sOlloros son, que no es bastan-
apoderarnos de esas joyas .... Y ¡¡hí está te la voz humana para recitar/os, pues re-
el oro que acendran las minas de Cipan- quieren una trompa de bronce.» Paul Ver-
go; ahí el -coral, el nácar; ahí el lapislázuli laine afll"llla que «el soneto ha tenido en
de las montañas divinas .... Fuimos á la este español singularmente francés, su gran
casa de Justo Sierra como los gerifaltes 6 poeta definitivo, superior á Gautier y á
neblies del soneto, y en ella vimos apare- Saint Beuve.» Le llaman el Benvenuto
cer «estrellas nuevas.» Cellini de la poesía Moderna. Leconte de
N aci6 José María de Heredia, según dice LisIe y José M¡¡ría de Heredia, son, en ri-
Manuel de la Cruz en su precioso libro gor, los más genuinos representantes de
Cromitos Cubanos, en Santiago de Cuba, la escuela poética que lleva el título alta-
el 22 de Noviembre de 1842, en un cafe- nero de Parnaso 6 seeta parnasiana. «La
tal de las montañas de la Sierra Maestra. semejanza está en la perfecci6n y aticismo
Su padre era hermano carnal del progeni- de la forma, .
pues, en punto á creencias,
.
tor del poeta del Niágara y del Teocali Lecúnte de LisIe es un nihilista absoluto,
de Cholula, ysu madre era oriunda de convencido y sereno, y Heredia aparece 6
Normandía. Educado en Francia, donde . preocupado por destacar el rasgo princi-
104 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

pal de cada objeto, paisaje, hombre 6 mo- silbante atenuada que se junta á la vocal
mento hist6rico, sin que entre en escena aguda (frise, irise) trae á las mientes el
su credo de la vida; 6 deja entrever, con cincelado, la punta que se desliza -chi-
una admiración religiosa por el pasado, un ITia- sobre el meta\.»
optimismo vago, un verdadero culto á la ¿Cómo dar en castellano estos primores,
voluntad humana y á sus más enérgicos é esquisiteces, sutilísimos toques? ¡En cas-
indomables representantes.» tellano, idioma descuidado de su heredad,
El incomparable é insuperable sonetista cual pr6digo infanz6n y retumbante y fas-
ha alcanzado la meta del perfeccionamien- tuoso! ¡En castellano, lengua que viste
to en la expresí6n. Ha puesto su arte en siempre de gran cola! . . .. Manuel de la
la cumbre: lo ha hecho impopular, selec- Cruz observa con justicia: «En el idioma
to, privilegiado. No busc6 el aplauso de castellano, menos trabajado que el idioma
las masas; no quiso que su poesía rodara francés y, por su índole, menos expresivo,
de boca en boca y de cuerda en cuerda, acaso Heredia no hubiese podido ejecutar
como romance de ciego. Para esta labor sus maravillosas miniaturas de líneas, co-
de un artificio infinito, como el del artífice lores y sonidos.»
indo que teje. y colora un chal, tenue como Leopoldo Alas, sin embargo, en su úl-
la neblina é iluminado como el plumaje timo libro, cree encontrar analo}~üs entre
de un faisán, el poeta ha tenido que hacer los sonetos de Heredia y los de Arguijo,
con el idioma trabajo de naturalista, de Jáuregui, los Argensola y G6ngora, parti-
químico y de físico, clasificando voces, or- cularmente los de Jáuregui. Y, en efecto,
ganizando vocabularios, aculllulando no- cuanto al conc,:pto del verso y al del so-
menclaturas, huyendo del sin6nimo, y dan- neto van de acuerdo Heredia y Jáuregui.
do á la palabra un valor fijo, un empleo Este dijo: «y no se ha de negar que el
concreto é invariable. Su poesía, que ca- artificio de la locuci6n y verso es el más
rece de sentido para el vulgo, es para los propio y especi:d ornamento de la poesía
literatos ambrosía servida en cinceladas y el que más la distingue y señala entre
copas de alabastro. las demás composiciones, porque la singu-
«Esculpe, lima y pule cada verso; des- lariza y la reduce á su perfecta forma, con
envuelve con artificio y gracia inauditos esmerado y último pulimento.» Y más
un pensami,e nto en catorce versos, acriso- adelante escribe que «lo difkil y terrible
lando el vocablo. afinando la rima, orga- es ir galanteando el adorno de argentadas
nizando el ritmo con maestría de- música', . frases.»
y dé esta labor lenta. lapidaria, resulta una Respecto, \JO tanto á esas analogías pre-
estrofa perfecta. Cada estrofa supone un' cisas y señaladas, sino á lo que en Heredia
esfuerz.o continuado, acucioso, tenacísimo; hay de más español, como Brunetiére dijo
pero cada verso, por eso mismo, es un ver- en una conferencia, se propone hacer de-
dadero trofeo.» (Manuel de la Cruz). tenido estudio Justo Sierra. Para ello, aca-
Por lo anterior se verá lo casi imposi- so ha probado á traducir algunos de los
ble que es traducir á Heredia. Hablando «trofeos.» ¡Y cuáles.... Aquel en que
Lemaitre de uno de los «trofeos,» el titu- más visible está la línea atávica y la ener-
lado Le Vieux Orfébre, dice:' «Obsérvese gía poética de Heredia, Los conquistado-
que la i debía dominar en los finales de los res; el más espléndido y deslumbrante, Le
versos, la i vocal aguda como una espada, Recif de Corail; y En las montañas divi-
menuda y fina comolos diamantes; que la nas, desde cuyas cumbres se ve la azul y
REVISTA MODEHNA DE MEXíCO . 105

quieta inmensidad. ¡Ard ua labor, para la das por .Heredia. Brinca el fósforo en la
.cual, sin duda, hubo Justo de sujetar sus onda de ese verso rumoroso.
alas de águila con una cinta caída ele la Ahora, y para concluir, una buen;:t no·
flotante túnica de Iris. Hay en sus traduc- ticia: tenemos en cartera versos originales
ciones versos como éste: é inéditos de Justo Sierra. En ellos veréis,
como dice Hercdia en Sil poema Les Con·
Las olas de los Trópicos fosfóreas y S0 l1 0 ras, quérants de l' or, «brillar cual áscua, de la
base á la cumbre, la montaña entera:» el
que producen exactamente las sens;lcioncs genio del maestro.
de color y de ruido buscadas y encontra-
MANUEL G UTI¡:;RREZ NÁJERA.

(Revista Azul) .
106 REVISTA MODERNA DE MEXICO

NIHIL
----

Después del rudo estrago,


me enerva la quietud apetecida:
soy un inmenso y apacible lago
que retrata el paisaje de la vida;
y mis linfas que al áura se estremecen
y que la aurora tiñe de escarlata,
en las tardes azules, palidecen,
y en las noches de luna, son de plata ....

Soy un lago muy hondo ....


. . . . y tú, que osas violar mi obscuro seno
con tus dulces pupilas entreabiertas,
por ver mi enigma y el dolor que escondo,
no hallarás en mi fondo
sino un lecho piadoso de hojas muertas ....

Soy un inmenso y apacible lago


coronado de sauces pensativos ....
Si al copiar tu hermosura,
ligeros y furtivos
los amores me rizan con su halago,
mis sueños pasionales
morirán con los trazos fugitivos
de la imagen que apreso en mis cristales.
REVISTA l\WDERNA DE MEXICO 107

Todo se borra en mí .... todo se borra ....


Ni conservo memorias importunas,
ni guardo amores, ni esperanzas llevo;
s6lo así he contemplado tantas lunas
y siempre me ilumina un sueño nuevo;
y s610 ell esta paz que me consume,
aun hallo la ilusi6n .... el polvo de oro
que, al tocarlas, nos dan las mariposas ....
y s6lo en este olvido encuentro á veces,
algo de virginal en el perfume
que irradia de las almas y las cosas.

*
* *
¡Ohl PáliJa, que inquieres el misterio
de mis aguas tranquilas,
y en ellas te retratas
mientras sobre mi espíritu desatas
la tempestad azul de tus pupilas;
¡ohl deja que impaciente
á ti se acoja mi voluhle anhelo ....
deja .... deja que te ame
con un amor efímero y ardiente,
lleno de luz, de rosas y de cielo;
as6mate á mis linfas .... y mañana,
cuando mire tu imagen tan lejana
que olvide para siempre tu belleza,
como un V1.go crepúsculo sombrío
rasgará las quietud es de mi hastío
el místico fulgor de tu tristeza ....
Deja que broten para tu alma pura
como lotos risueños mis amores,
mientras oculto á risas y congojas
bajo un sudario de marchitas hojas
el sagrado pudor de mis dolores ....
108 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

¡A h! no agites mi légamo, incl e mente;


. "1 tu a f'ano ... mI. d ue 1o es mUGo
es II1utl 1 ....

El ideal que amé vel6 su frente;


y al ir en pos de sus divinas hu ellas,
caí en la lucha del dolor sañudo,
cubriéndome, al caer, con un escudo,
con un escudo azul lleno de estrellas.

RAFAEL CABRERA.

I905·
109

fé)ARI®

"Cantos de 'ida y esperanza." "Los cisnes y otros poemas."

Con verdadera satisfacción acabo de ter- pasión refinada del arti!ita por las edicio-
minar la lectura de esta nu eva ohra del nes de lujo, el gozar de sus ojos ante las
ilu!:itre poeta nicaragüense. Me llega desde tapa!:i de prodigiosa elaboración tipográfi ·
España. con «corazón y me nte,» según ca, su jubilo!:ia sonrisa en presencia de an-
dice la dedicator.ia. No obstante el Ltrgo tifonarios extraños, y el gozo profundo que
período de tiempo tran!:ic urrido, echa de lo agitaba cllando conseguía desc ubrir al-
verse que Darío no 01 vida á !:iU!:i bueno!:i gún viejo misal ó cuando tropezaba con
amigos de Buen os Aires. T a mpo co desde- la!:i h ojas amarillentas y venerables de un
ña sus respetu osas recon venciones, sus breviario m edioeval 6 de un palimpsesto
amistosos consejo!:i. No ha mu chos meses , de las épocas más remotas.
celebrando en las co lulllnas d e es te mi s mo Rubén Darío amaba los libro!:i con amor
diario, la aparición de «Tierras Solares,» ele bibliófilo. A haber nacido en Fran cia
su último volumen de viaj es, lamentaba Ó e n Italia, se habría dado el gusto de im-
sinceramente el abandono e n que Darío primir sus obras con la voluptuosidad em-
relegélba á su MU!:ia. Días después, ell ulla pleada en casos a nálogo!:i por artistas ta n
de sus correspondencias, aludiendo :í. mi distinguidos como Rostancl y Gabriel D'
indicación, recogía el guante, y prometía Annunzio. Ulla edición semejante á la
imprimir en breve IIn libre, con el título Francesca da Ri1Jlini, de este último , no
que encabeza e!:itas líneas. La promesa se puede sino regocijar á un espíritu delica-
ha realizado felizm e nte. Uno ele los pri- do. El perfume del libro parece acentuar-
meros ejemplares ha llegad o á mi!:i manO!:i, se, envolverlo suavemente, á medida que
como un pre!:iente valioso e n el Instante se doblan SU!:i hojas ornadas de maravillo-
oportuno. sas iniciales, de viñetas curiosas, de inte-
Desde luego, confieso h"berlo recibido resantes mayólicas, y en que el negro y
con 10!:i honores y el agasajo que merece rojo de la tinta podría ser bien la alego-
visitante de tan alta pro!:iapia. Porque, en ría del rojo y negro en que flota el alma
verdad, viene adornado con rico traje de de los personajes salientes. Experimenté
gala. Llega envuelto en la seda de un pa- una impresión de sorpresa al leer la pos-
pel transparente, á través del c ual las letras trer poesía del libro. N o creía encontrar-
de oro del frontispicio resplandecen fuga- me con una recopilación tan nutrida, de
ces. Lo saco de su funda, lo abro, corto índole tan diversa, aunque de proporcio-
una á una sus páginas. La impresión del nes tan homogéneas y armoniosas.
interior me seduce. Recuerdo entonces la He seguido á Darío á travé!:i de sus pe-
110 REVIST A MODERNA DE MEXICO

regrinaciones, esforzándome siempre por dinados. Hoy, en cambio, el poeta no


obtener su última producci6n. Asimismo desoye los gritos de su reino interior; no
un buen número de las composiciones que acalla el tumulto de sus pasiones; no trata
constituyen esta colecci6n me eran desco- de dominar, como en otras ocasiones, el
cidas. Algunas de ellas corren ha tiempo impulso de sus instintos. Es su alma quien
impresas en almanaques, antologías y re- habla. Y porque dice de su dolor, de su
vistas. Pero, quizás, el núcleo más impor- amor, de su temor y su arrepentimiento,
tante será para el lector una hermosa pri- es, sin duda, por lo que conmueve. Y como
mICIa. su pensar es alto, fuerte su voz, pintoresco
«Cantos de vida y de esperanza» no son su lenguaje, resplandecientes sus imáge-
como «Prosas profanas,» obra de juven- nes, grave y noble su s6n, el canto resulta
tud. Son, por el contrario: producto de un en realidad lleno. de vida, y optimista y sa-
.

talento que llega á la madurez, que ha pe- ludable como si estuviese consagrado á
netrado más bien en ella por completo. El inculcar en los ¡Jusilánimes el retorno de
espíritu del poeta aparece cubierto de me- la Fe y de la biella venturada Esperanza.
lancolía, con un sedimento gris en el fon- Pocas son las composicirmes que podría-
do, como un paisaje otoñal bajo la luz del mos denominar de gran aliento. Darío no
crepúsculo. Pero, ¿ no es el otoño la esta- es un poeta clamoroso. Nada más distan-
ci6n más bella del ano? ¿No son los cielos te de nuestro Andrade, por ejemplo. Sin
opacos, los árboles moribundos, las nie- embargo, no por eso su musa, á quien todo
blas espesas, las hojas caídas, las 11 uvias el mundo supone cortesana y flexible, des-
intermitentes y lentas, lo que contribuye á deña aplicar, en la hora propicia, cuando
hacernos más soñadores, más mediclati- algún grave peligro amenaza e! objeto de
vos, más tiernos? Sin duda alguna. Por sus predilecciones, 6 cuando se cierne so-
otra parte, bien venida la mad urez cuando bre el orbe el fantasma pavoroso del mal
aporta frutos de un sabor tan penetrante y de la guerra, sus labios al clarin 6 á la
y exquisito. He aquí, finalmente, el espí- trompeta de alarma, á fin de apercibirse,
ritu de Darío, refl.ejado en sus versos como señalando á los pueblos amados de su co-
en mitad de una fuente solitaria vedada al raz6n la proximidad de las legiones adver-
uso de los hombres. Dado ha escrito con sas. Desconcierta, en verdad, ver á este
la propia sangre de su espíritu, se ha de- poeta de marquesas empolvadas y de aba-
jado conducir por su instinto, empujar por tes galantes, en cuyas rimas sonoras y re-
su temperamento, y, atraído por la voz de verentes asoman, de tiempo en tiempo, ma-
la vida y de la muerte, ha abierto su cora- tices de un Watteau sensualista, asumir
z6n, estallando en confesiones ingenuas, diestramellte actitudes de Tirteo. Pero, aun
de inmensa sinceridad, prodigiosas. N un- en estas circunstancias, encuentra el modo,
ca habíamos escuchado de sus labios pala- por un procedimiento completamente su-
bras tan interiores. Hasta ahora el artífice yo, mezclando con suma habilidad á los
había desempeñado un papel más esencial acentos broncÍneos, el ritmo de la zampo-
que el poeta. «Prosas profanas» y «Azul» ña 6 el rUlllor de la lira, de no eclipsar de!
muestran una voluntad superior, directo- todo al poeta amoroso, complicado y cor-
ra, ante la que los movimientos incons- té~, supervi viente en él, á despecho de otro
cientes de la carne, los espontáneos acci- cualquiera.
dentes de la fisiologia, las ins61itas rebe- En este tono, ha compuesto varias can-
liones del temperamento, se hallan subor- ciones, como la «Salutaci6n del optimis-
REVISTA MODERNA DE MEXICO. 111

ta,» en que, trasladando al ca5tellano, con samente de su materia intangible. Cuanto


un talento ponderado de asimilador, el más lejos esté de nosotros, mayor impre-
exámetro griego, usado también por los sión producirá en nuestro espíritu. De ahí
poetas latinos, evoca el pasado de Iberia, esa vida anormal, esa especie de existen-
la antigua raza conquistadora; predice su cia extraterrena, ese estado de sonambu-
resurrección, y presagia en el futuro su lismo en que la virtud y la magia, de cier-
triunfo y gloria definitivos. ta clase de música, transporta el alma de
Aun sin tener en cuenta el pensamiento algunos seres sensibles.
de la composición, de una fuerza perfecta, La Mauha triunfal de Darío tiene mu-
la amplitud rítmica, la calidad excelente chos puntos de contacto con la música del
de las imágenes y demás méritos que la más fuerte idealismo. Por su estructura
adornan, esta poesía quedará, en mi en- limita con la sinfonía. De ella toma su or-
tender, como una de las más hermosas de questación sinrónica, su gravedad y su rit-
nuestra lengua, por su originalidad métrica mo siempre elevado. Apreciada en su con-
y la influencia que está llamada á ejercer. junto, la ilusión es absoluta. La palabra
De un carácter análogo particilJa tam- humana ha dado aquí el máximum de so-
bién la pieza bautizada con el título de noridad. Casi se ha confundido con la mú-
«Marcha triunfal.» Ganas me dan, cierta- sica. N o, es la música misma.
mente, de reproducir algunos fragmentos, Malgrado mi voluntad, no podré anali-
á fin de que los lectores puedan juzgar por zar como quisiera, so pena de abusar de
sí mismos de su belleza comunicativa. No la amable hospitalidad que se me concede,
encuentro dentro de la poesía nada con cada una de las piezas de esta escrupulosa
qUe compararla. La poesía, por lo menos recopilación. En la parte primera, de las
la poesía española 6 hispano - americana, no tres en que está di vidida, el poeta dedica
ha producido hasta ahora cosa semejante. su numen á cantar la esperanza, aplican-
Para poder establecer un paralelo, siquiera do su oído á las palpitaciones que hacen
aproximado, hay que acudir á la música. llegar hasta él los malos vientos de la tie-
Sólo ella es capaz de emitir su sonoridad rra. Entonces lanza su voz de alerta. Toda
apolínea, su poderosa instrumentación, la su alma de soñador, de optimista quand
sinuosidad de sus giros, los meandros y mime, sufre al contemplar el espectáculo
arabescos en que se extiende su arquitec- de cosas irremediables. N o es que ignore
tura, el derrumbamiento de sus acordes la fatalidad del destino, por lo que sostie-
bajo las arcadas y arquitrabes construidos ne el culto de la esperanza, sino porque
magistralmente, y el choque de armonías compren<;le la ineficacia del pesimismo. Es
causadas por las estrofas en un despliegue preciso ser fuertes. Es preciso vencer la
inaudito de colorido. locura, el vicio y la muerte. En eIJo estri-
N o ha de ser sin motivo la evocación ba la misión del artista, nuevo Orfeo de
suscitada en mi espíritu, bajo el encanto multitudes. Mira pasar las águilas c;.¡rni-
efectivo de esta marcha triunfal, de la mar- ceras, los buitres devoradores, los súbditos
cha ya famosa del Tallltiiuser de Wag- inconscientes de las monarquías predomi-
ner. La voz humana no puede. en mane- nantes, y como si quisiera detener su mar-
ra alguna, igualar la intensidad de la mú- cha devastadora, abre su alma y canta con
sica. Podrá evocarla á lo sumo. La músi- una voz de ave triste. En vano. El pájaro
ca es el arte más abstracto, el que más agorero es insensible al halago de la can-
satisface nuestra idealidad, á causa preci- ción. Seguirá su camino hasta sentir el
112 W~VIBTA MODERNA DE MEXICO.

áspero olor de la llluerte. Entonces se aba- dadanos y el bienestar material. Pero él


tirá , y con la garra potente dispersará los confiesa no ser un poeta para muchedum-
restos del festi n suculento. El poeta pali- bres. Por consiguiente, no amándolas, de-
decerá de hor ror y experimentará un do- bería exc usarse de cantarlas.
lor indecible, viendo cuán poco caso hacen Con todo, la primera secci6n contiene,
de su prédica justa. La culpa será siempre quizá, la poesía más hermosa del libro.
suya. Pues, en verdad, ¿qué puede el rui- Inaugura bellamente la obra, así como un
señor de los jardines contra el astuto ga- atrio fastuoso, severo bajo el ágil esplen-
vilán de los bosques? dor de los arcos y capiteles, da del templo
Creo, sin embargo, que no es la poe!3ía una inmediata sensación de grandeza.
heroica la que mejor conviene á su tempe- A 1-:>s que no hayan entrado todavía en
ramento. Ya el penetrante crítico monte- relación co n su naturaleza y deseen hacer-
videano, José Enrique Rodo, rep rochóle lo, les recomiendo la meditada lectura de
cierto día , en un estudio erudito y esplén- este trozo. Podría titularse «mi corazón al
dido de su obra poética, habe r hecho se r- desnudo,» co mo uno de los trabajos pós-
vir á su musa, la plebeya actitud de un tum os de Bdudelaire. Es admirable de sin-
cantor democrático. Comparto dicho jui- ceridad. Darío no ha escrito nada más
cio, sobre todo, por tratarse de un artista sensitivo, más personal, más humano. Cada
aristocrático en extrelllO. Darío, C0 l110 el verso es un pedazo de su corazón. Mode-
personaje de un soneto de Mallanne, no lo de elegancia, es también un ejemplo
debería ser sino un «pastor de sonrisas.» elocuente de altivez literaria y de piedad
He aquí la dulce tarea á que yo lo conde- por las debilidades ajenas.
naría si tuviera imperio sobre él. Lo de- Equivale á una profesión de fe. A más
más queda para Walt Whitlllan, co mo él de su valor íntimo, emanente de la idea y
dice en el prefacio de sus Prosas Profa- ele la ternura del sentimiento, es in-epro-
nas. A caso el rec uerdo de esta confesión chable de! punto de vista técnico. Hay en
le ha h echo decir en la introducción de la imagen novedad y un brillo semejante
esta obra, que «si hay politica es porque al de los más lindos zafiros. Los versos
aparece universal, y si se encuentra á un vuelan, se hamacan pausadamente y son-
presidente es porque es un clamor univer- rí e n. En el ambiente evocado hay frescura
sal.» En efecto, cuand o el poeta busca su y g ra cia de juventud. Se oye el zumbido
inspiración en los acontecimientos extra- de la abeja en la siesta estival. Se miran
ordinarios de la historia actual de los pue- cruzar las mariposas, joyando sus alas á
blos, páginas de la historia universal de los rayos del sol. Flota un perfume de
mañana, no h;:¡y por qué vituperarlo. Pero narcisos e n el aire, ligero. La sangre bulle
si este poeta se llama Rubén Darío, el en las venas con violencia tiránica. El
asunto es diverso. Su idiosincrasia está amor brota de pronto en e! jovial adoles-
mod elada con una arcilla diferente de la cente, dicta sus leyes, gobierna. Es hora
arcilla en que se modeló, por ejemplo, el de pulir las primeras estrofas. Es hora de
alma de Victor Hugo, de Manzoni y de rendir tributo á la naturaleza, y alabar sus
Verdi. Esta trinidad, que ha ll egado sin rojas rosas, sus claveles purpúreos, las
querer á mi pluma, c;lntó con predilección grandes flores de carne. Quede para más
para la muchedumbre. Gozó de la popu- tarde la pintura de los lirios enfermos, de
laridad y disfrutó la glo ria terrenal, tradu- las adelfas sombrías, de las clemátidas en-
cida en el reconocimiento de sus conci u- gendradores de hastío. La selva sagrada
REVISTA MODJi~RNA DE M.€XICO. 113

le atrae con su divino misterio. Su emana- nen, semejante al artífice empeñado en


ción le embriaga casi tanto como la belle- realzar ante el cliente la impecable fabri-
za de las mujeres. Su lira canta la gloria cación de una alhaja. Tal anhelo no es
de la vida infinita. ahora posible. Sin embargo, me permito
Esta composición es una verdadera ma- indicar algunos bellos sonetos, de estruc-
ravilla. El endecasílabo está tratado con tura mallarmeana, de la sección tercera de
una gracia perfecta. El pensamiento, ex- la obra; celebrar, sin restricción alguna, la
presado con una rara intensidad, apasio- innovación introducida en el ritmo como
na. Tiene toda la fragancia lozana de la un síntoma propicio de adelanto prosódi-
juventud. Brota límpido y neto como un co, reservando mi mayor elogio á la serie
diamante cincelado. Cada hemistiquio en- de los «nocturnos,» en donde Dado emite
vuel ve una idea ó deja filtrar un senti- sollozos del más puro Verlaine.
miento, como el agujero practicado en la Es admirable de sencillez el procedi-
roca suelta el hilo fresco de agua. miento, merced al cual recorre lo más re-
Cierto espíritu melindroso podría, qui- cóndito de nuestra naturaleza emotiva. No
zá, tachar la crudeza de algunos versos y asoma, en ningún momento, ni el más fu-
motejar los epítetos con que el artista sub- gaz artificio. El hechizo fluye de la propia
raya impresiones hondamente vívidas. Co- espontaneidad. El léxico carece en abso-
metería, en mi sentir, un error. El en- luto de rebuscamiento. No emplea más que
canto reside precisamente en la libertad las palabras de uso corriente. Pero en el
de ese lenguaje, en la elástica manifesta- fondo de ellas hay una alma que gime, na-
ción de ese estilo, enenligo implacable de rrando su desolación, su abandono, su arre-
la vulgaridad, de las frases hechas, de todo pentimiento, la posesión de la carne, con
lo que no haya sido previamente depurado una naturalidad que tiene algo de prodi-
en el crisol del cerebro. gioso. Yo no ignoro que algunos de esos
El cisne olímpico vuelve á tentar la ima- graves escritores, atacados de trascenden-
ginación de Dado. Hoy, como antes, el talismo, calificarán de frívolo este género
espumoso pI umaje del a ve legendaria, pres- de poesía. Poco importa. Ellos no cono-
ta á su ingenio la candidez inviolada. Hay cen, felizmente, la áspera dulzura de com-
como el hundir de un remo de plata, en prender. Para gustarlo intensamente, pro-
las ondas del lago, en que el cisne sagra- fundamente, fS menester un temperamen-
do abanica sus alas, en el compás wagne- to supra sensible. Yo arriesgo más: hay
riano de esta poesía. Parece bañada de que ser algo poeta. ¡Líbrenos Dios, por lo
resplandores de luna, adquirir la tenuidad tanto, del espeso profesor de latín! ¡Eso
de un capullo de nieve, irradiar la frescura es horrible! Lo mismo que el que intenta-
de una pluma ligera suspendida en el aire. ra nutrir al cerdo con rosas.
Verdad que el ave es familiar al poeta. En U na obra de Rubén Darío -verso ó
Prosas profanas demostró su compren- prosa- será siempre un regalo precioso.
sión, desplegando ante nuestras pupilas, Es uno de los más altos representantes de
en horas inolvidables, la extensión sor- la cultura latina, y el esc!.·itor más perso-
prendente de su gama. nal, más innovador, de más aguda sensi-
Hay, además, en el libro otras joyas de bilidad, de la lengua española. Es un ar-
inapreciable valor. Mi gusto sería extraer- quetipo de artista.
qas, una por una, exhibirlas al sol, reve-
'lar toda la porción luminosa que contie- EUGENIO DIAZ ROMERO.
REVIST A MODERNA DE MEXICO ,
114

ACUARELA
,
A orillas del lago
El lago dormita.
, Se siente el halago
A un lado recita
De algún cuento vago;
La fuente su cuita.
Un viejo reproche
El limpio cristal
Se oculta en el broche
Refleja el j lIncal
Negro de la noche;
y el verde sauzal,
y mientras la luna
y ya en el confin
Se escapa de una
El sol al jardín
Nube densa y bruna,
Da un tinte carmín.

Cuatro cisnes blancos


Los lirios morados
Tienen encantados Surgen de los flancos,
Pistilos dorados; y en marcha triunfal,
Los bajeles blancos
En la punta rosa Surcan el cristal.
De un junco se posa
Una mariposa,
ALVAR O GAMBOA RI CALDE.

y el cuadro nipón
Da grata impresi6n Méxi co, ' 90S.
Por su concisi6n.
REVIsrA MODERNA DJiJ MÉXICO 115

DOS ENCOMIABLES ACTOS

DE

DON JOAQUIN CASASUS

Hace días, la prensa, que viene ocupán- «Si usted logra realizar sus ambiciones
dose de la interesante y alta personalidad y nosotros todos podemos tener el gusto

del nuevo Embajador de la República en de haber contribuido á ello, habremos ob-
Estados Unidos, Don Joaquín D. Casasús, tenido una de nuestras más gratas satis-
hizo pública la siguiente carta: facciones.
«Sabe usted con cuánto cariño soy su
«Sr. D. Alberto Víllaseñor. - Ciudad. amigo que le quiere, ., . . .
JOAQUI N D. CASASUS. »
Mi muy querido amigo:
«Cuando usted me expresó su deseo de Esta carta, singular y bella, es un raro
continuar en Europa sus estudios, le ofre- ejemplar en el epistolario de nuestros pró-
cí que habría de ayudarle para llevar á ca- ceres; nunca un . laurel ha sido discernido
bo su propósito; y en cumplimiento de de manera t<\n discreta y tan eficaz, con
aquella oferta, tengo el gusto de ren}itir á un gesto tan~ ~llo de desinterés; de noble

usted una libreta del Banco Central, de la entusiasmo yde claro juicio.
cual aparece que está depositada en su Después de leer esta carta, vienen á la
nombre y á su disposición, la suma de memoria las cláusulas del Evangelio de la
($S,ooo.oo) cinco mil pesos. Riqueza de Carnegie, cláusulas que, como
«Usted sabe muy bien que sin esfuerzo todas las que entrañan una «buena nue-
ni sacrificio alguno de mi
.
parte, .he podi- va» en el sentido revelador de la palabra,
do reunir esa suma; y como en mi casa tienen mucho de redentor y de sublime y
quieren á usted todos por igual: mi mujer, están muy por encima de las mediocres
mis hijos y yo, en nombre de todos va leyes que en el aplanamiento de nuestra ·
t!se obsequio, que habrá de contribuir á época norman la vida de los hombres . .
que usted llegue á ser una legítima gloria Gran obra de superior cultura y de al-
nacional. to y trascendente patriotismo hace el Sr.
116 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

Casasús cuando consuma tales actos. Es- ligión de la Belleza,» aprobaría con su in-
timular á los artistas, á las altas intelectua- tensa y dulce sonrisa de patriarca y de es-
lidades, es una brillante manera de en- teta.
grandecer á la patria. El hecho que entra- Actos como los del Sr. Casasús. hon-
ña la carta anterior no es aislado, pues su rando á su autor y á la Patria, elevan e!
autor, en esos mismos días, expensó gene- espíritu y 10 llevan á esas épocas radian-
rosamente á nuestro compañero, e! joven tes que nos parecen legendarias de los Me-
pintor Roberto Montenegro, para que fue- cenas, de los próceres sabios y pródigos.
ra á París á desarrollar y afirmar su pres- Suenan ilustres nombres: los Duques de
tigioso talento. Obrar así, «ayudando á Urbino, Ludovico e! Moro, Lorenzo e!
los que se ayudan, » impulsando á quie- Magnífico, todos los «fattori de! Arte»
nes lo merecen, es y ha sido siempre un de! Renacimiento Italiano.
noble sistema de conducta en el Sr. Ca- y grande debe ser, en verdad, quien ta-
sasús, un noble proceder que el grande y les grandezas rememora!
venerable John Ruskin, e! autor de la «Re-
J. J. T.

Ingeniero Manuel Arratia. - París.-Fidencio L. Nava.


REVISTA MODERNA DE MEXICO. 117

GOBELINO .

De su lecho de reina de Saba, en que culmina
la llama de una púrpura violenta y voluptuosa,
envuelta en' una tenue, flotante muselina,
el Alba se levanta más fresca que una rosa.

En uno de sus hombros madrugadora trina


la, alondra, que es la aulétrida sagrada de la diosa,
y mientras vibra el trino, la estrella matutina
palpita en sus cabellos como una mariposa ....

Tal es, cuando el sol divo le dona su tesoro,


-como el Salomón rubio de la leyenda de oro.-
La sangre de. sus labios se
.
enciende en besos rojos;

los cielos se arrebolan al hálito febeo,


y las nubes se tiñen en fiebres de deseo
como mejillas blancas cubiertas de sonrojos.

RAFAEL LÓPEZ.
118 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

S ue ca e n tra je na cio nal, bail a nd o ;ce Pa s de qu:ttre,» según cos tumbre de l País .
Fid e nci o L. Nav a .-París.
ltl<JVISTA MODEHNA DI<~ MÉXiCO. 119

AUTORES 'QUE COMIENZAN


EL ÚLTIMO DESEO DE ~ERÓN

1 cojines, con su toga finísima de seda divi-


namente bordada, con el laurel triunfal
Eo.; ulla e,tancia Illagllífic'l. Distínguen- circuido á la frente; con u n collar d e ru-
se, á la desvallecid'l claridad del crepús- bíes que después de dar varias vueltas por
culo. las paredes de mármol purísilllo, cu- su cuello, rueda por su pecho como gotas
biertas, en parte, por magníficas pinturas de fuego y de sangre; con el códo hundi ·
de paisajes mitológicos. El piso está pavi- do entre los sedosos cojines y con la eb úr-
mentado con mármol rojo de Corinto; nea mano, parpadeante de piedras precio-
pesados cortinajes de púrpura de Tiro, con sas, apoyada en la mejilla; y con la diestra
anchos bordados ele oro, caen sobre las asiendo la sonora lira de plata adornada
puertas; áureo pebetero esmaltado de pie- con verde rama de adelfa, así, así estaba
dras preciosas desparrama en la cálida at- él, el siniestro semidiós de la Rom a deca-
mósfera el olor desmayado de un perfume dente, contemplando el crepúsculo glorio-
asiático; sobre UII artístico y artesonado ba- so de aquella tarde perezosa y divina.
samento de lapisl;ízuli. albea una gloriosa
Afrodita del divino cincel d e copas; espar-
cidos aquí y allá con deliciosa ;:lsimetría. des- II
tácallse soberbios triclini os de l\1arfil, con
:suavísimos cojines de Persia,llcn os de bor- La tarde iba recogiendo su amplia clá-
·dados de oro, salpicados de pedrería, que mide purpúrea que el rey-sol había te ndi-
.de!'picle gloriosos reflejos poli cromáticos ;¡ 1 do de colina en colina; ibase esfulIlando
ser besados por 1.\ luz muri e ntede la tarde; aquel desfallecimiento prolongado d e tin-
COllt()rtll~ ; IIISe I(\lilp;¡ras de oro y de alabas- tes cálidos y suaves, que brillaba1l en la
tro silllulalld() Illujeres bellisimas ó allima- espléndida gloria de Occidente; y la noche
les qilillléri c'l lhelltehorribFes; enlíer:nosisi· descolgaba su armada d e so 1\1 bras y aso-
111:IS {¡lIfl)ras gTieg':ls, coloc:H];¡s sobre j ó- niábase COII su opulellto 1\1;lI1to azul sa lpi-
lIi cas co!tllllllas. c!tor rc:l ntes de algas y cado de anémicas y parpadeantes estre llas,
rO!;:lS de mftrlllOI, yé rguense apretados en el límpido y terso espejo de las aguas
man.n jos d ~ fres cas y bien olientes flores; murmuradoras del Tiber.
taburetes de oro y marfil destácanse aqui Nerón, inmóvil, con la mirada perdida
y allá;y en un triclinio de plata, recostado entre la noche, parecía sumido en profun-
suave y lánguidamente entre los pérsicos dos pensamientos, hasta que, levantando
120 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

un cortinaje, penetró su liberto Epafródito Egipto y le arrancaré su amor á esa so-


acompañado de un esclavo, vinieron á sa- berbia mujer de piedra que vive en medio
carle de su éxtasis contemplativo. Encen- del líbico desierto.
dió el esclavo las lámparas atenuando el Sí, quiero ir á Egipto; quiero ir á besar
brillo de sus llamas con globos de vidrio en la boca á la Esfinge. Hasta ahora esta
de Alejandría, que desparramando sus lu- idea s6lo ha vivido la vida del ideal; pero
ces suaves, de colores desfallecientes ale- ya es tiempo de que vea hecho realidad y
-
jaron el cortejo de sombras que se había palpe mi deseo acariciado por tantos días;
refugiado en la espléndida estancia nero- quiero ir al desierto y besar con besos pro-
.
mana. fundos la boca de esa bien amada mujer
Después de haber salido el esclavo que que se perfila gloriosa entre el polvo de oro
encendió las lámparas, dijo Nerón, ponién- de mis ensueños di vinos. Quiero besarla,
dose en pie: acércate, Epafr6dito. porque ya estoy cansado de poner mi la-
-Hablad, divino, dijo el liberto acer- bio en la boca loca de estas romanas per-
cándose. vertidas; porque hasta el mismo fuego de
-Quiero ir á Egipto. En esta Roma Vesta ha sido profanado; por eso quiero
me hastío. Todo me cansa, todo me fasti- besar en esa boca inviolada, porque quien,

dia. Ninguna sensaci6n nueva hace vibrar dime, ha sellado con su beso esos labios
la lira de mis nervios. N o me di vierto. eternamente plegados; en qué ojos Sé ha
Esta ciudad e~ para mí terriblemente fas- reflejado lánguida esa mirada de piedra?
tidiosa y horrible. Cuando la ví envuelta Por eso quiero besarla, Epafródito, por eso.
en roja clámide de fuego, creí que surgi- Todas las noches, cuando el sueño con
ría de sus cenizas más bella, más hermo- sus dedos de rosa cierra mis párpados,
sa .... pero, ¡he aquí que brot6 lo mismo entonces la veo erguirse de entre aquel
que antes! Sí, Epafr6dito, hijo mío, me mar de arena humeante al contacto del
hastío sobremanera, no me distrae nada, flavo é intenso 6sculo del sol; la veo coro-
veo misjardines siniestramente iluminados nada de estrellas que tiernamente me son-
por antorchas humanas; veo carne rosada ríe y me llama; la veo acompañada de su
y virgen desgarrada por tremendos zarpa- cohorte de pirámides inmensas que se em-
zos en el circo; veo ancianos, m ujeres, ni- pinan para: asomarse al lago azul y pro.-
ños despedazados en la arena ensangren- fundo de los cielos infinitos.
tada; he matado muchos hombres; he ~Anda, Epafr6dito, dí á Tigelino que
derramado mucha sangre: y no me divier- saldré dentro de dos días para el desierto,
to. Estoy hastiado de todo. He enen'ado que disponga todo.
mi cuerpo con placeres nunca soñados; he Epafr6dito se inclin6 desapareciendo
sentido infinitos espasmos deliciosos en las , "
tras un purpureo cortl11aje.
orgías abrumadoras; he encontrado los re- -Sí, continu6 Ner6n, dentro de dos
finamientos más exquisitos del placer de días iré á verte, ¡oh reina del desierto! te
la carne; y, sin embargo, mi alma está en- veré y estamparé mi beso profundo en tu
ferma de hastío. Fuí á Grecia, la tierra boca sin sonrisas, en una noche blanda y
inmortal del Arte y de la Gloria, y con mi sublime, en que la luna nos bañe divina-
cuadriga fogosa, y mis divinos versos apo- mente en su nácar, en que las estrellas ri-
líneos, conquisté coronas y arranqué mi- men su estrofa de luz entre los pliegues
les de aplausos p.ntusiásticos á las muche- gloriosos y profundamente azules del pe-
dumbres inquietas; y ahora, ahora, iré á plo divino de la noche .....
REVIST A MODERNA DE MEXICO. 121

lII de mi pensamiento hacia el desierto in-


candescente para contemplar á mi bien
La noche está intensamente negra; los
amada,cuando precipitadamente entra uno
rayos nacarados de la luna no C;l brillean
de mis libertos desgarrando de un solo
por las aguas tersas; entre los plie~ues de
golpe la áurea urdimbre de mi ensueño.
la sombra no hay cintilante parpadeo de
Divino, Divino, me dice, las legiones de
astros; en la fronda no hay aves que des-
España y de las Galias se han sublevado
parramen su trova gemidora; y ni elevan
y han proclamado emperador á Sulpicio
hacia el cielo su suave aliento delicioso
Galba, el Senado lo acaba de aprobar
las violetas. los nardos y los lirios que sal-
condenándoos á la pena de azotes y á ser
pican las verdes márgenes del Tíber. In-
decapitado ..... huid, huid, salvaos, aún
mensas nubes negras atraviesan el éter
es tiempo, Divino! .... Creí que mi raz6n
como góndolas enlutadas; el viento agita
se apagaba al caer esa noticia tremenda
furiosamente la cabellera oscura de los ár-
sobre mi coraz6n .... pero luego entraste
boles; gruesas gotas de lluvia cruzan la
tú y otros esclavos y me sacaron de mi
atmósfera entenebrecida y triste; el trueno
palacio .... huimos y héme aquí, pero de
retumba entre las cuencas de las colinas
aquí, continuó N er6n poniéndose en pie,
lejanas; y el relámpago traza, en la negra
saldremos rumbo al desierto para dejar
pizarra de los cielos, qué sé yo qué pala-
caer la música rumurosa de mis besos de
bras fulgurantes y cabalísticas .... la tem-
fuego, sobre la boca sin sonrisas de la Es-
pestad se acerca.
finge. Pero ay! Epafr6dito: .... ¡escucha!
escucha ese galope precipitado de caba-
En la Villa de Faón, en una pequena - llos, que en sus alas trae el viento, ¡escu-
estancia cuyas sombras disipan la opale- cha! son ellos, sí, son ellos, los soldados
cente luz de las lámparas que se cierne y se del pretorio. que vienen á prenderme! ¡Es-
suaviza al través de las gasas finísimas del toy perdido! perú toma, toma este puñal
Indo que velan el fulgor de sus llamas; y c1ávalo en mi garganta, Epafródito, hi-
sentado en un escabel con los codos sobre jo mío!
las rodillas y la cabeza entre las manos y -N o, divino, salvaos .....
hollando la manchada felpa de una sober- -No, c1ávalo, c1ávalo en mi garganta,
bia piel hircana, está Nerón abismado en ya que, náufrago de mi ideal, veo palide-
hondas meditaciones, hasta que el ronco cer y veo hundirse mi deseo divinamente
retumbar de la tormenta desencadenada hermoso; c1ávalo, que quiero alejarme de
vino á sacarlo de sus pensamientos; y le- las playas de la vida, así, en pleno ensue-
vantando la cabeza, dijo, dirigiéndose á ño! Precipitate, Epafródito, que se acercan
su liberto Epafr6dito, que estaba en pie los soldados.
frente á él: Epafr6dito hundió con mano tembloro-
-Ayer, contemplando el incendio di- sa el puñal en la garganta del terrible se-
vino del crepúsculo, te contaba el deseo midi6s de la Roma decadente, que cayó á
que desde hacía días aleteaba en mi men- sus pies agonizante, retorciéndose convul-
te, creyendo que mañana, cuando las pen- so y lanzando un sordo gemido que se di-
sativas estrellas abriesen sus pupilas de solvió en el ambiente tempestumio de la
plata, ya estaría viendo hecho realidad es- noche.
te ensueño acariciado por tantos y por tan- ASTOLFO DE NERVAL.
tos días; pero hoy, me alejaba yo en alas Saltillo, 1904.
122 REVISTA MODERNA DE MEXIGO.

Chapnln .

.EI Lago.-Cbapala.
REVISTA MODERNA DE MEXICO. 123

ROBERTO MONTENEGRO

E130 del pasado salió para Nueva York, finida regocijará y adlllirará á todo aman-
para embarcase allí con destino á Paris, te del Arte.
el joven dibujante y pintor Roberto MOll- A través del océano sigue nuestro ca-
tenegro, que durante algún tiempo cola- riño al artista, y nuestras páginas esperan
boró en la ilustración de nuestro periódi- sus obras futuras. Que trabaje mucho, que
co. Todos los que entienden de Arte están rehuse toda sugestión, que no le venga im-
de acuerdo para augurar á Montenegro periosa y directamente de la Naturaleza
misma. Que no tenga compadrazgos en
un brillante porvenir artístico. Tiene, en
Arte, ni tenga camaradas más que para
efecto, el artista grandes y raras facultades
emularse y trabajar sin descanso. Con to-
entre las que descuella llll refinamiento na-
dos puede darse cita en la radiosa cumbre;
tural que imprime á todas sus obras un pero á ella debe llegar por un eamino qlle
sello de singular elegancia; tiene hondo sea el suyo y el suyo nada más.
sentimiento de la línea y del color y entre Yen espera de verlo, allí, le enviamos la
todas esas cualiuades asoma ya una per- seguridad de nuestro cariño y de Iluestra
sonaliuad muy marcada, que una vez de- confianza en su noble futuro de Arti~ta..
124 REVISTA MODERN A DE MEXICO

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

"Les Thuribulums affaisés , " por ta mu y efi caz pa ra la ed ucación del bue n
Espmer Va ldor. Pa ri s, 1905 . - U n poe ta g usto .
herméti co y artificioso desde su no mbre "El Sargento Primero," por Delio
mismo. U n liri s mo baudelc ria no, se ns ual y More no Cantón. Mé rida , 190s.-Puede es-
mí stico , que se compli ca con g lifos q ue no ta ci udad vanag loriarse d e ser despu és de
son hi eroglifos C0 l11 0 los de Mall a rm é . U Iu- la Metró poli el centro d e mayor mo vimi e n-
laciones de ne urósis ag uda, ma ulli dos al to lite ra ri o . U n so lo correo nos ha traído
claro de luna , de la mu e rta luna decadente , «Gérme nes, » ve rsos de Novelo, be llamente
por los tejados ll e nos de tinie bla de un sim- editados ; «Me la ncolí as,» o bra poéti ca de Jo-
boli smo verti g inoso. A veces gritos bell os sé M. Pin o S ., y la novela de Moren o Can-
y humanos y justas ironías como en «Vi- tón , c uyo título epi g rafí a éstas líneas. Esta
vre» ó como en «La bo nne tache accom- nove la , e n for111 a de di a rio , nos c uenta el
pli e .» Y que un poeta se esco nde tras las d ra ma íntim o y v ul gar d e una mujer pros-
volutas d el incie nso ba uelelairian o, d e los c rita ele l a mor y de sus a legrías . El mismo
boscajes neopaganos, de las mil máscaras a utor , en el bre ve proemi o , s inte tiza asi su
que hacen gestos e n esas rimas de libertina obra : «E l que te nga , p or el contrario , afi-
asonancia, es ineludable. ción a l es tudio de los pro bl e mas sociales,
Pe ro con s u catalepsia, con s u vida j uye- de los sentimi entos y las pasiones de una
nil que juega á la 111ue rte, co n s us bálsa- vida; el que qui e ra pe ne tra r en las inte riorida-
mos, su mirra , sus cintajos , su pe numbra des de un dra ma, pe ro d e un drama silen-
de c ripta , ese num e n se nos a ntoja una s un- cioso y e nteram e nte s ubj e tivo , continúe pa-
tuosa momi a, vendada, pe rfumada, dorada, sa ndo la vista por estas lineas, que acaso
en el fondo de un frí o y tenebroso sa rcófa- e xpe rim ente un m ovimie nto de simpatía ha-
go de basa lto .... cia a que l co razó n , que vino a l mundo como
"Vida Literaria ," por José D. C or- un rosa l p le tóri co ele savia y de p erfume , y
peñ o . Sa n Sa lvador, 190s. - Libro inte re- q ue no o bsta nte fl oreci ó secre tam ente en el
sante, aunqu e un ta nto superftcial e n s us jui- rin cón o lvidado de un ja rdín. »
ci os . E s fácil y a men o . Ti e ne de tod o : c ró- La novela que se lee con interés está es-
ni cas , e nsayos , op ini ones lite ra rias sobre crita sin galas ele estil o , que 110 cuadrarían
Ru be n Darí o, Go rki, To lstoi , Bo urge t , Mos- e n el di a ri o d e Ul1a 111ujer, pero con clari-
fe ne r , Vargas V il a . Co mo mero «cro ni- dad y se ncill ez, c ualidades qu e con otras
que ur» no es nada e xclu sivo, fác il es verl o , más q ue e l libro ti en e, hacen mu y agrada-
y practi ca un ampli o y op timi s ta c1il et<l nti s- bl e s u lectura .
mo . Pe ro su o bra sin ce ra y nada pres untu o- De l t0 1110 de versos «Melan colías ,» del Sr.
sa es a ma ble y sim páti ca e n genera l, y con- José M. Pin o S., hablare mos en las próxi.
siderada en el medio e n q ue se p roduj o , en mas ~< Notas. ~>
el Salvador, acrece su s méritos y resul. J. J. T.
REVISTA MODERNA DE MEXICO. 1:25

REVISTAS

De cómo dió vida Ricardo \Vagner á su de le dió albergue; ahí encontró el músico
grandioso drama lírico, Tri::táll é Iso Ida , da el sitio soñado donde podría trabajar, lejos
cuenta Henry-Roujon en un artículo que in- del mundo, sin fillgimientos ni concesiones,
serta en Le Figm'o, de París. y ahí comenzó á sentir en su alma las mis-
vVagner, refiere, tuvo que abandonar un mas luchas de Tristán: el agradecimiento
día á Dresde, donde radicaba, y refugiarse combatía con el amor que Matilde había
en Zurich, sospechoso de republicanismo. despertado. Ella iba todos los días á la mo-
Proscrito, pobre, desconocido del gran rada del genio; el amor se desarrollaba en
público, vi vía con su primera mujer, Mi nna, los pechos de los dos, potente, avasallador,
correcta compañera, aunque de carácter al- como si Grangoene lo hubiese originado
go arisco y desconocedora del genio de su con su mágico filtro; en tanto, Otto, igno-
marido, cuando un rico comerciante, Otto rante como el rey Marco, sin percibir la tor-
\Vesendonk, de espíritu abierto y leal na- menta de pasiones que en torno suyo se
turaleza, lo conoció, y dejándose convencer formaba, seguía dando conciertos y comi-
por sus teorías, convirtióse en apóstol de das.
la nueva escuela del gran músico alemán. \Vagner y Matilde quisieron resistir á su
Wesendonk, que estaba casado con una amor; formaron el propósíto de que su ca-
joven de veinte años, Matilde, criatura dul- riño no pasara del más puro platonismo.
ce y soñadora, apasionada por las $~)11atas Ella, virtuosa y madre, repugnaba con toda
de Beethoven y las estrofas deSchille~, abrió' su alma la caída; él, honrado y orgulloso,
á \Vagner las puertas de su casa, iniciando la consideraba una bajeza, sintiéndose tan
en la vida del maestro un nuevo período ligado á Otto por la gratitud, como el caba-
asaz prolífico para la historia del arte. lleroso Tristán al rey de Cornuailles; pero
Desde el primer momento las almas de las diarias entrevistas continuaban; el sufri-
Wagner y Mati Ide se com prendieron. Un miento del amor ahogado se desvanecía en
peligroso contacto, puramente intelectual, la lucha por la conquista de la belleza, y
se estableció entre ambos; juntos leían sus \Vagner escribía febrilmente un poema en
autores favoritos; juntos cantaban sus sen- que reflejaba su inmensa pasión no satisfe-
tidas melodías ..... y aquella unión psíquica e ha ...... .
fué fecunda; de ella brotó el germen de Así transcurrió el tiempo, hasta que un
Tristán é Isolda. día el poeta músico llevó á Matilde el ma-
Fué tal el cariño que Otto Wesendonk nuscrito de «Tristán é Isolda» ........ En la
cobró á Wagner, que hizo construir cerca alegría del triunfo la lucha no rué posible y
de su villa de millonario, un pabellón don- el pecado se consumó .....
126 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

Su caída les dió vergüenza. \ ;V agner, lle- seo Nacional de México, se presenta mucho
no de amor y pesadumbre, dejó la Casa de más interesante que la primera.
Otto. Cuando el 1'e)' Marco, á la sazón au- Es ésta, no cabe duda, una publicación
sente, regresó deuna cace ría , T1'istáuhabía de grande é inestimable valor para los ini-
partido para Venecia ..... ciados, y aun para los simples aficionados
Pasó el tiempo. Wagner dejó de ser per- á los estudios étnicos y arqueológicos, y la
seguido. Triunfó. Llegó á ser el favorito de única, seguramente, en su género, que se
un rey del teatro. Fué ri co, célebre, tan fe- publica en toda la América.
liz como puede ser hombre alguno, y en- La última edición, profusa y artísticamen-
tonces contrajo segundas nupcias, mientras te ilustrada, contiene el siguiente sumario:
Matilde, en su retiro, olvidada, sumida en Uua explo1'ación á la cuenca fosilifera de
sus remordimientos, vivía con la nostalgia San Juan Raya, Estado de Puebla, por el
del pasado. Dr. Manuel Villada; Una carta inédita del
\Vagner, que había vuelto á verla antes Lic. José F. Ramírez (Manuscrito del Mu-
de casarse de nuevo, atreviéndose á besar seo); Algo sobre los zapotecas y los edificios
su mano, conmovido y delante de todo el ó «Palacios» de Mitla, conferencia arqueoló-
mundo, le hizo todavía una visita de boda. gica dada en el Museo por el Ingeniero J.
y cuando «Tristán é Isolda» se estrenó en Galindo y Villa; Real orden prohibiendo la
Munich, creyó deber invitarla. Ella, natu- «Historia de América,» por Robertson; La
ralmente, no fué ...... Vivió en el misterio; Colección de antigüedades de D. Antonio
aplazó su venganza y su reivindicación pa- León y Gama (N otas).
ra después de su muerte. Y cuando falleció,
hace dos años, ordenó á sus herederos que
publicasen las cartas y el diario en que \Vag-
ner consignó el estado de su alma durante ***
aquellas relaciones. Juvenilia, es una simpática revista litera-
Había callado en vida; pero no quiso que ria ilustrada, que un entusiasta grupo de jó-
después de su muerte ignorase el mundo venes ha comenzado á publicar en Merce-
que á ella le correspondía una parte en la des, Provincia de Corrientes (Argentina).
creación del admirable drama lírico. Su vo-
luntad se ha cumplido; el libro, con las car-
tas y el diario de W agner, acaba de ser edi- *
tado, y de allí toma Henry-Roujon la ante- **
rior poética historia, tan prosaicamente des- Da cuenta Le Theatre, la bellísima revis-
enlazada. ta de e.s pectáculos francesa, del furor que
actuah;nente está causando en la tierra del
* Kaisser una actriz á la que se puede llamar
**
En Mayo del año actual, comenzó á pu- «la Duse alemana.»
blicarse en Mérida (Yucatán), una nueva Agnes Sorma, es el nombre de esa nueva
revista de literatura, que lleva el título de celebridad en el arte dramático. Hizo su
Artey Letras. aparición en la escena del «Deutscher Thea-
Sus tres primeros números contienen ma- ter ,» de Berlín, el año de 1883, haciendo la
terial inédito, están exornados con artísticas Nora de «La Casa de Muñecas,» de Ibsen,
viñetas, y traen, á una plana, el retrato de y el éxito de su «debut» fué de tal manera
un escritor yucateco. El de la poetisa Julia estupendo, que el mismo Ibsen, al verla, ex-
D. Febles, ilustra el último número. clamó: «He ahí mi Nora soñada, mi ideal
realizado.»
* La Sorma se encuentra hoy en el pinácu-
**
La segunda época de los Aua/es del Alu- lo de la gloria, y, como otras grandes artis-
REVISTA MODERNA DE MEXrCO. 127

tas extranjeras, ha querido presentarse ante cando, desde el mes d e Abril d ~ es le ailO,
el público de PalÍs y recibir la consagración unos Anales que tienen por objeto recopi-
de la Ciudad U nica . la r en tomos de 400 páginas los trabajos
Estando ya para realizar ese e nsueño ele más notab les de los socios que forman ta n
toda su vida, ' la prensa de la capital de distinguida agrupación.
Francia comienza, como quien dice, á pre- Cuatro entregas van hasta hoy repa rtiuas,
pararle elle1' re?lo. Le Tltealre, la revista á todas ellas s umamente interesantes en el
que nos referimos, dice á propósito de esto: fond o y correctas en su forma.
«Desp ués de Adelaida Ristori, Eleonora
Duse, María Guerrero, Salvini, Rossi, No-
velli, grandes figuras escénicas del arte la- *
tino, empezamos á conocer los talentos dra-
**
máticos de los países del norte, de los que Los matemáticos, dice M. Christian Cor-
París ignora la potencia y el encanto pene- nélissen en la Re'1/ue des Idées, estudiando
trante. c uá les son los servici os que las matemáti-
Será curioso ver, agrega, si hay en París cas pueden prestar á las ciencias sociales, han
un auditorio suficientemente instruido en la descubierto que existe un hombre idea i,
lengua alemana, para com prender los dra- abstracto, que, puesto en co ndi cio nes de
mas desconocidos que vendrá á presentar antemano establecidas y obed iente ta n sólo
Agnes Sorma, porque es casi \seguro que ella á la .busca de su bienestar materia l inmedia-
no se limitará á las obras de Sardou ó de to, debe fatalmente obrar de la manera pre-
Scribe, y que compañeros dignos de su va- establecida por las matemáticas. Sin em-
ler vendrán á traducir , en buen alemán, sen- bargo, el hombre ideal, el/LOlIlo Cl!collolllicus
saciones y pasiones alemanas. que <,;lIos han construido así, lo represen ta
todo, excepto cabalmente el hombre real,
que vive en un medio económico y social,
.~ ** también real: visto cerca, ese /LOIIlO CEC01l0 -
micus se asemeja m ucho á un /L07I/O 1IIal/IC1IIa-
Anuncia L' Erlllilage, de París, la apari- ticus . En vez del hombre que vive en so-
ción de estos nuevos libros de sus colabo- ciedad, los matemáticos han mon tado un
radores: Prolllenadcs Plzilosop/ziques, por ser ficticio movido por resortes, a lgo como
Rémy de Gourmont.-Considéraliolls sur un autómata económico.
i' Esprit el les l/Ilceurs, por Senac de Meil- Aun criticando aquí las teorias generales
han , co n una noticia y un comentario por de la Economía pura, en manera alguna
Fernand Caussy.-jean JJloréas, su biogra- pretendo negar la utilidad, en esta como en
fía, por lean de Gourmot.-Le Celllaure, toda otra ciencia, de una cierta división del
por Maurice de Guérin, precedido de una trabajo entre quien formula y quien aplica
noticia por Edmond Piton.-Reliq71iCl!, por la teoría ; ni pretendo que en toda cien cia
Eugénie de Guérin, precedido de una noti- deba en principio quedar separada la teoría
cia, por Edmond Pilou.- Une plaquette de general de la aplicación práctica. Así como
vers, por Fráncis jammes. estudiar científicamente la Anatomía ó la
Patología, es cosa distinta de tener un co n-
sultorio, de la misma mane ra una cosa es
* estudiar la Economía y otra proyectar me-
** didas político-económicas en materia de or-
Bajo la dirección del Consejo Superior de ganización obrera. Sin duda pueden diferir
Publicaciones, que preside el Sr. Dr. Por- las opiniones sobre el momento en que ce-
firio Parra, la asociación científica mexica- sa para el economista la teoría ge ne ral y
na «Leopoldo Río de la Loza,» viene publi- empieza la aplicación práctica á la vida so-
128 REVISTA MODERNA DE MEXICO.

cial; pero hay diferencia entre admitir la Un hombre harapiento. pálido, demacra-
distinción de Economía general y aplica- do, camina vacilante por la acera de una de
ción directa de ésta, y no admitir la abstrac- las calles de mayor movimiento, de Nueva
ción matemática en materia económica. York. De improviso descubre sobre el as-
Las objeciones que he hecho como eco- falto un pedazo de pan y bájase y lo recoge
nomista á las teorías de la Economía pura, precipitadamente. Al mismo tiempo apare-
serían formuladas quizá en los mismos tér- ce un perrazo de Terranova, que se lanza
minos, por los que estudian las creencias y sobre él y le disputa su presa; el mendigo
las costumbres de los pueblos semiciviliza- defiende su pedazo de pan, y el animal, en-
dos, en el caso en que se intentara impo- furecido, gruñe, le enseña los dientes, lu-
nerles una ciencia abstracta llamada «Etno- chan, por último, á brazo partido, y el hom-
grafía pura. » En efecto, se podría preten- bre y el perro ruedan por el pavimento;
der que, con la fundación de esta ciencia, pero la bestia domina al pobre diablo y se
ya al estudiar al hombre en sociedad, no aleja triunfante llevándose el alimento.
hubiera que hacerse con el conjunto de las Muchos transeunte,: presencian este sal-
influencias geológicas, climatológicas, étni- vaje espectáculo; levantan al hombre, que
cas, psicológicas, históricas, etc., sino que yace, al parecer, sin sentido; lo rodean y
con ayuda de las matemáticas y suponiendo comentan entre sí el bárbaro acontecimien-
ciertas condiciones preestablecidas, se re- to. Uno de ellos, profundamente conmovi-
solviera todo problema especial (sigamos el do, se resuelv<,; á hacer una colecta, y las
sexual, por ejemplo), en una forma abstrac- monedas, de todos tamaños, llueven por to-
ta. Se podría pretender que bastara (como das partes.
basta en Economía para los matemáticos), El hambriento recobra el conocimiento,
formular para cada caso especial tantas da las gracias á todos, llenos los ojos de
ecuaciones como incógnitas, ni más ni me- lágrimas jubilosas, y se aleja en busca de
nos. una panadería ..... .
* El hecho se repite una, dos, tres y hasta
**
cinco veces en distintas calles y un inexo-
El Bollettino Commerciale que nuestro rable agente del orden, acaba por detener
Consulado General en Italia edita mensual- al hombre y descubrir que el perro estaba
mente, dice en un número correspondiente amaestrado para esta farsa; hacía su papel
al mes de Julio próximo pasado: con gran naturalidad y ejecutando ambos
«Nos es sumamente grato llamar la aten- artistas su drama en todos los barrios de la
ción del público que se interesa de la vida ciudad, sacaban una renta de 20 á 25 duros
intelectual de México, sobre la «Revista Mo- diarios.
\

derna de México,» en cuyos últimos núme-


ros de Abril y Mayo, da la mejor prueba de *
cuanto vigor y originalidad tienen sus ilus- * *
trados directores, señores Jesús E. Valen- Artey Letras, revista local, ilustrada, que
zuela y Amado Nervo. edita el Sr. Lic. D. Ernesto Chavero, aca-
ba de cumplir un año de publicación, yel
* número consagrado á festejar ese fausto su-
** ceso, es, seguramente, el mejor que ha re-
El Jorurnal des Debats, trae en uno de partido á sus abonados. Trae, entre otras
sus últimos números el siguiente relato: cosas, una muy buena policromía.
L. C.
El gran tribuno español, cuyo monumento inauguró en Cádiz, el Sr. Moret,

en medio dal mayor entusiasmo popular.

También podría gustarte