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Es tanta la presión social, el acoso del comercio, la fuerza del "yo más y mejor", que
acabamos convirtiendo la celebración central del cristianismo, en una excusa para la
ostentación y la primera fiesta infantil del consumo. Justo lo contrario de lo que
los niños/as han estado tratando de asimilar durante los dos años de catequesis.
Por este motivo, se han publicado las siguientes orientaciones, dirigidas especialmente
a los padres, dentro de una campaña de sensibilización con el lema:
Esperamos que la Comunión con Cristo quede para Cristo, y el resto se vaya quedando
como una bonita historia de un siglo que ya pasó.
4. Marca así el comienzo de una nueva relación con Jesucristo y la Iglesia, que ha
de crecer en su participación continua en la Eucaristía de cada domingo.
1. Una fiesta infantil a la que todos asistimos como espectadores, como una
especia de espectáculo religioso donde los niños actúan y "los mayores" sólo
miran.
2. Un compromiso social, algo que hay que hacer porque todos lo hacen, como una
puesta de largo de los niños en sociedad.
3. Un montaje de preparativos, regalos, banquetes, viajes..., de gran ostentación
consumista y competitividad social, que puede llegar a endeudar a la familia.
Siendo la Primera Comunión una celebración cristiana, estorba toda fiesta que no sea
vivida en un clima de sencillez, y todo tipo de regalos superfluos que nada tienen que
ver con lo que se está celebrando. Todo lo que se gasta en torno a la Primera
Comunión, ¿no es una provocación, disfrazada de sentimiento religioso, contra los
millones de pobres del mundo?
Malo Bueno
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Escrito por Administrator
martes, 21 de agosto de 2007
Para que la Primera Comunión sea encuentro verdadero con Jesús y comienzo
de una nueva etapa de crecimiento cristiano.
El Papa Benedicto XVI ha querido saludar especialmente a los niños de primera comunión en sus
palabras tras el rezo del Regina Coeli del domingo 14 de mayo. Le ha dicho: "A todos los niños que
en estas semanas se encuentran por primera vez con Jesús Eucaristía les dirijo un especial saludo,
deseando que se conviertan en sarmientos de la Vid y que crezcan como verdaderos discípulos
suyos".
Mediante las tres siguientes reflexiones, ECCLESIA DIGITAL se suma a estas
palabras de Papa y felicita a los niños de primera comunión y a sus familias con la
esperanza de que tengan un verdadero encuentro con Jesús Eucaristía, que suponga el
comienzo de una nueva etapa de crecimiento en su vida cristiana.
Decálogo de las familias para las primeras comuniones de sus hijos
El pasado mes de octubre el Papa Benedicto XVI se reunía con cerca de cien mil
niños italianos que habían hecho la primera comunión, acompañados de sus padres y de
sus catequistas. El papa entabló un diálogo, una catequesis, con los niños. Uno de ellos le
preguntó a Benedicto XVI:
-- "¿Qué recuerdos tienes del día de tu primera comunión?
-- En el centro de mis recuerdos se halla este pensamiento: Jesús entraba en mi
corazón. Y, junto con Jesús, Dios mismo estaba conmigo. Y que era un don de amor que
valía mucho más que todo lo que se podía recibir en la vida. Comprendí que
comenzaba una nueva etapa en mi vida".
Mayo es tiempo de celebrar las primeras comuniones de los hijos, día inolvidable en
el que muchas veces nos sentimos desconcertados ante las exigencias sociales que poco a
poco han ido configurando esta fiesta tan especial para la familia cristiana.
Diez verbos -cuyas iniciales forman la palabra clave: Eucaristía- pueden ayudarnos
a vivir con sentido y profundidad este día tan esperado para nuestros hijos (Cfr. MJ
Decálogo, María Dolores López Guzmán, en "Misión Joven", 350, 2006)
ESPERAR: La primera comunión es comienzo, no es final... Ir más allá del
instante es fundamental. Comienza una nueva etapa en el proceso de iniciación cristiana
de vuestro hijo, que no se puede quedar ahí. La comunidad os necesita.
UNIR: Crear un ambiente de unión y no de división será el mejor de vivir lo que
es central en ese día: la común-unión.
CONVIVIR: Caer en la cuenta de que las celebraciones son momentos de
encuentro en la familia (padres e hijos, hermanos, abuelos, tíos, amigos...) y con las
familias de los compañeros de mis hijos.
ALEGRARSE: Para que la alegría no se esfume es imprescindible poner más los
ojos en Dios que en nuestros deseos, gustos, y, a veces, problemas y discrepancias.
RECORDAR: Preparar algún detalle personal que sea auténtico recordatorio del
encuentro que el niño ha tenido con Dios. Este encuentro es lo verdaderamente central.
INTENSIFICAR: Favorecer los momentos en los que compartir con el niño
confidencias, oraciones y conversaciones sobre la experiencia de Dios recibida.
SIMPLIFICAR: Convertirse en "contrapunto" de los mensajes que incitan al
consumo de inevitables y absurdos regalos. Hacer que el día sea "sencillamente distinto".