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Después de la Catequesis qué : El Compromiso

Oración Inicial:

Para Reflexionar:

LA PRIMERA COMUNIÓN DE LUISA Y ANTONIO

Maribel es una niña que lleva poco tiempo viviendo en Piura. Dos compañeros de su clase, Luisa y
Antonio, la invitaron a su Primera Comunión. Maribel nunca había ido a ninguna. En la Primera
Comunión de Luisa, Maribel observó que algunos invitados hablaron mucho en la Iglesia y que
Luisa estuvo muy pendiente de las fotos. Después se celebró un gran compartir. Luisa recibió
muchos regalos. Al día siguiente, dijo a Maribel:

– Lo que más me ha gustado de mi Primera Comunión ha sido mi vestido, los regalos y el dinero
que me han dado.

En la Primera Comunión de Antonio, a Maribel le llamó la atención que en la Iglesia, los invitados
guardaron silencio y Antonio escuchó atentamente al sacerdote.

Después, Antonio celebró una comida con su familia y amigos. Antes de empezar, bendijo la mesa
y leyó el siguiente mensaje:

– Gracias por acompañarme en este día tan importante para mí. Estoy muy feliz, porque por
primera vez he recibido a Jesús en mi corazón. Jesús me ha enseñado a compartir con los que
menos tienen. Por eso, los regalos y el dinero que me habéis dado, los entregamos para ayudar a
los niños necesitados.

Unos días después, Antonio le dijo a Maribel:

– Lo que más me gustó de mi Primera Comunión fue cuando comulgué y sentí a Jesús en mi
corazón.

Entonces, Maribel pensó lo diferente que habían sido las dos comuniones y se preguntó:

¿Qué es lo más importante de la Primera Comunión? ¿Cómo se debe celebrar?

Para reflexionar:

– Comentamos qué nos enseña esta historia sobre la Primera Comunión

Citas Biblicas: Jn 6, 53-57 Hechos 2, 46-47

¿ Qué nos comunica Dios en estas lecturas?


Los compromisos

1. Acompañamiento en familia: “La primera comunión es un compromiso de acompañamiento en


el camino de la fe para los padres y toda la familia, no sólo es un acto social, es una celebración de
fe, en la que se festeja la comunión con Cristo”, comenta el párroco.

No sólo es llevarlos al catecismo, sino orientarlos, platicar y leer con ellos la Biblia, responder sus
dudas sobre el camino de la fe y el sacramento que recibirán, asegura.

Al respecto, el Papa Francisco, en su homilía del 6 de mayo 2019, dijo:

“La Primera Comunión es ante todo una fiesta en la que celebramos que Jesús quiso quedarse
siempre a nuestro lado y que nunca se separará de nosotros. Es una fiesta que ha sido posible
gracias a nuestros padres, nuestros abuelos, nuestras familias y a las comunidades que nos han
ayudado a crecer en la fe”.

2. La Eucaristía: La familia se ha comprometido desde el Bautismo a acompañar al pequeño a


crecer en su vida de fe, responder sus dudas, orar juntos , acudir a Misa, leer los Evangelios, dar
gracias por los alimentos, así como continuar con los sacramentos de la Confesión y la Eucaristía.

Es común escuchar que muchos adultos no han recibido la Comunión desde hace más de 20 años,
cuando hicieron su Primera Comunión. “La celebración de este sacramento no culmina, pues es un
compromiso vitalicio que adquieren los padres y los niños con Cristo porque es a través de la
Eucaristía donde se refuerza la fe”.

Respecto a ello, el Papa Francisco señaló lo siguiente:

“Hacer la Primera Comunión significa querer estar cada día más unidos a Jesús, crecer en amistad
con Él y que otros también puedan disfrutar de la alegría que nos quiere regalar. Recordad que
este es el sacramento de la Primera Comunión y no de la última, acuérdense de que Jesús los
espera siempre”.

3. Defender la fe: El último Sacramento de Iniciación Cristiana que se recibe es la Confirmación,


con la cual se completa la obra del Bautismo y se fortalecen los siete dones del Espíritu Santo
(sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios).

Este importante sacramento se toma a la ligera por los padres, pues piensan que con la Primera
Comunión “ya cumplieron”. Los Sacramentos no son un requisito, son las herramientas necesarias
para encontrarse con Dios a lo largo del camino de la vida y no perderse.

“Este Sacramento de la Confirmación nos afianza con la Iglesia y nos da la fuerza especial del
Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo”, refirió el Papa Francisco
durante una audiencia general en 2014.
4.-Testimonio: Compartir con amor el orgullo de ser cristianos y tener a Dios al centro de la
familia, es un gran ejemplo que los padres deben de dar a sus hijos, pues esto los motivará a vivir
así en su vida cotidiana.

Al respecto, el Papa Francisco ha dicho:

“La fe no es sólo recitar el ‘Credo’, sino que se expresa en él. Transmitir la fe no quiere decir ‘dar
información’ sino ‘fundar un corazón en la fe de Jesucristo’, la cual no puede realizarse
mecánicamente, es transmitir lo que nosotros hemos recibido. Y este es el desafío para un
cristiano: ser fecundo en la transmisión de la fe. También es el desafío de la Iglesia: ser madre
fecunda, dar a luz hijos en la fe”.

Compromiso de familia

La Primera Comunión se constituye en el día de más ilusión para los niños, y esa ilusión,
ciertamente se concretiza en recibir el sacramento.

En ese orden, se exhorta a los padres a trabajar como familia, para que sus hijos conserven esa
ilusión de poder siempre recibir a Jesús en la Eucaristía.

“Los padres, como cabeza de familia, tienen una gran tarea, es el no descuidar de llevarles, de
encaminarles por el camino de la fe, porque ellos no irían por si mismos, hay que llevarlos a la
iglesia”.

Se ve muchos casos de jovencitos que van a recibir la Confirmación, y dicen que la última vez que
se confesaron y comulgaron fue cuando hicieron la Primera Comunión, lo que significa que hay un
cierto descuido en la familia de no darle continuidad al que los niños participen del sacramento.

La familia debe entender como una bendición que sus hijos puedan acercarse al sacramento, tras
indicar que “es el mismo Jesús hecho hombre, presente en ese misterio, el que viene a la vida de
los niños, por ende a la vida de la familia”.

“Entonces, el que ellos participen del sacramento, de una manera están haciendo presente a Jesús
en el seno de su familia, por lo tanto, es importante que la familia entienda eso y que sienta que
ha sido una bendición, porque es una bendición el que puedan participar sus pequeños del
sacramento, y quien sabe si también los adultos le acompañan y puedan buscar la manera de que
sea toda la familia la que esté presente siempre en la asamblea y participe siempre en la Eucaristía
que es donde está presente Jesús el hijo de Dios”.

La Primera Comunión es una fiesta que hay que vivirla con alegría y que si los padres se las hacen
vivir en grande a sus hijos, no olvidarán nunca ese momento, por lo que siempre podrán
responder a la fe, a la consagración de los sacramentos, sobre todo, la Confirmación que será el
sacramento que continuará para completar lo que llama Sacramentos de la Iniciación Cristiana
para creer en Dios.
La Primera Comunión hay que vivirla en la más íntima espiritualidad familiar.

"El que persevera alcanza".

De nada nos sirve empezar con mucho afán algo que queremos lograr si no tenemos
perseverancia. La mitad de los anhelos en nuestra vida se nos quedan en eso, en anhelos, en
deseos, en sueños no realizados... y si analizamos bien el por qué no se hicieron realidad fue
porque nos faltó perseverancia.

La perseverancia es la firmeza y constancia en la ejecución de los propósitos y en las resoluciones


del ánimo. Cuanta cosa emprendemos en la vida tienen que tener perseverancia pues sin ella,
todo lo emprendido se irá diluyendo como agua en nuestras manos, como humo en el azul del
cielo. El ánimo resuelto ante una cosa que emprendemos y la voluntad firme nos llevará al éxito.

Cuando fracasamos no solemos reconocer que generalmente fueron la falta de esos factores, tan
importantes y necesarios, lo que hizo que no llegáramos a obtener los resultados que
esperábamos. Siempre encontramos otras causas para "echarle la culpa" a nuestras derrotas, a
nuestras frustraciones. Nada podemos lograr sin disciplina y perseverancia, en lo físico, en lo
intelectual como en lo espiritual. Nadie logrará tener un cuerpo bien modelado o poderosamente
musculoso sin hacer ejercicio día con día, no le va a bastar correr y sudar, o pasarse todo un día en
el gimnasio si es tan solo por una sola vez.

No le va a bastar al que quiere cultivar su mente leer todo un día cuanto libro tenga a su alcance si
no lo vuelve a repetir, si no impone una vida de constante lectura y estudio y no adelantaremos en
nuestra vida espiritual sin tan solo nos dejamos llevar por arrebatos místicos, con promesas a Dios
de rezar más, de amar más a nuestro prójimo y tener una vida más apegada a los sacramentos, de
ir más a la iglesia si todo esto es como "llamarada de petate", como algo que empezamos con
mucho ímpetu y ardor y enseguida nos cansamos y pronto olvidamos todo ese entusiasmo porque
eso cuesta, porque nos está pidiendo un gran esfuerzo, porque esos proyectos nos piden disciplina
y perseverancia.

En el aspecto espiritual tal vez haya personas que al mirar su vida pasada encuentren una
trayectoria directa con Dios a pesar de las caídas y miserias naturales de la debilidad humana,
pero... ¿y la perseverancia final?

A veces con los años se viene como un cansancio, como una flojera, como una desgana espiritual.
Ya no hay el ardor juvenil, se fueron los días en que el alma ponía en juego toda su fuerza para los
sacrificios y la voluntad estaba al servicio de la fogosidad del espíritu para agradar a Dios. Es el
momento del peligro. Peligro de abandonar el estar en pie de lucha.

El enemigo, el demonio ha esperado mucho tiempo, muchos años ese momento, este atardecer
de nuestra vida, este estado de pereza espiritual. Ha esperado y ya saborea su triunfo al vernos
flaquear, al ver nuestra tibieza, como poco a poco vamos dejando a un lado el sentido de nuestra
fe y llenándonos de dudas acabamos por permanecer indolentes a todo lo referente a nuestra vida
espiritual.
Ante esta circunstancia, pidamos como un don especial, que acompañe hasta nuestro último día la
perseverancia final.

10 recomendaciones para que puedan perseverar en la Fe.

Asistir a Misa: La Eucaristía es el sacramento por excelencia del cristiano, toda actividad cristiana
debe llevarnos a ella. Como católicos tenemos el privilegio de contar con este alimento que sacia
todas las necesidades espirituales y las físicas.

La oración personal: De qué nos vale servir si no hablamos con el dueño de la vid?, una persona
que no hace de la oración personal su más importante ministerio en la Iglesia, no puede descubrir
cuál es la voluntad de Dios para su vida y su servicio.

Visitas al Santísimo: Esta fuente inagotable de gracia es el regalo más grande que nosotros los
cristianos católicos podemos tener, es donde acudimos en los momentos de debilidad, de
desesperación, de frustración, de dolor, de impotencia, de depresión, en fin de cualquier situación
difícil, que no podamos resolver con la oración personal.

Retiros de Crecimiento: Todo cristiano necesita recargar las pilas, sobretodo el que está en
constante servicio. Los retiros son esa fuente en donde acudimos a rellenar el vaso de nuestra
vida, es donde tenemos la oportunidad de profundizar en nuestros corazones y sanar las heridas.

La Lectura de la Palabra: Nadie ama lo que no conoce, por lo tanto la palabra de Dios es la fuente
de la sabiduría, Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreo 4, 12. Es donde aprendemos a amar a Dios
como lo hicieron nuestros antepasados.

Ejercicios espirituales: Los Atletas para mantenerse necesitan hacer incuantificables cantidades de
ejercicios para estar preparados para las carreras, nosotros los cristianos tenemos nuestros
propios ejercicios, para mantenernos en esa búsqueda constante.

Servir en un Apostolado: Como su nombre lo dice el servicio es ese desprendimiento nuestro hacia
los demás, es prestar nuestras vidas para convertirnos en los brazos, los pies, la boca, la cabeza,
los ojos de Dios.

Asistir a Conciertos, Charlas, Marchas: La forma de alimentar el alma es cuando nos llenamos de la
presencia de Dios, esta presencia la podemos encontrar en estas actividades que no son
obligatorias pero que están diseñadas para alimentar el espíritu, para regalarnos momentos de
Adoración y alabanzas al Dios que nos salva.

Compartir en Comunidad: Cuando compartimos la fe, nos damos cuenta, de que nuestras
necesidades son las mismas que la de nuestros hermanos, el compartir en comunidad fue lo que el
mismo Cristo, nos enseñó, es donde suavizamos nuestras asperezas, donde aprendemos a
compartir las bendiciones y a llorar nuestras penas. Ningún cristiano ha podido mantenerse firme
en la fe, sino está integrado en una comunidad.

Reconciliación con Dios: Este es uno de los más importante recursos con los que contamos. En el
podemos recibir el don maravilloso del perdón de Dios, donde tenemos la oportunidad de
reconciliarnos con Jesús y con nosotros mismos.

Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.


Romanos 12:12.

Oración Final:

Señor, Concédeme la fortaleza para mantenerme firme y perseverante en mi oración,


sabiendo que conoces el mejor camino y que en Tu justicia no hay lugar para las preguntas
sin respuesta. Guíame a mantener la constancia de mi fe Señor, para perseverar siempre en
Ti. Amén.
FRASE

“Todos los miembros de la familia, cada uno según su propio don,


tienen la gracia y la responsabilidad de construir, día a día, la
comunión de las personas, haciendo de la familia una escuela de
humanidad más completa y más rica: es lo que sucede con el cuidado
y el amor hacia los pequeños, los enfermos y los ancianos.” (Familiaris
consortio, 21)

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