Está en la página 1de 425

Cuarta edición

Roberto Arenas

Ammm
V ..< ■ £*■ *»; v T t ì i & t è h r m * -1^5
-i -

(.vrjg; ' .-. v,


Micologia
médica
ilustrada
Micologia
médica
ilustrada
Cuarta edición

Roberto Arenas Guzmán


Profesor de Dermatología y Micologia
Secretaría de Salud
Universidad Nacional Autónoma de México

Me
Graw
Hill
MEXICOi • BOGOTÁ • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA • MADRID • NUEVA YORK
SAN TUAN • s a n t :IAGO • SAO PAULO • AUCKLAND • LONDRES • MILÁN • MONTREAL
NUEV, LH I • SAN FRANCISCO • SINGAPUR • ST. LOUIS • SIDNEY • TORONTO

A
Director editorial: Javier de León Fraga
Editor sponsor: Gabriel A. Romero Hernández
Editor de desarrollo: Manuel Bernal Pérez
Corrección de estilo: Bernardo Rivera Muñoz
Composición y formación: Arturo Rocha Hernández
Diseño de portada: Rabacheeza comunicación visual
Supervisora de producción: Ángela Salas Cañada

NOTA

La medicina es una ciencia en constante desarrollo. Conforme surjan nuevos conocimientos, se requerirán cambios
de la terapéutica. El (los) autor(es) y los editores se han esforzado para que los cuadros de dosificación medica­
mentosa sean precisos y acordes con lo establecido en la fecha de publicación. Sin embargo, ante los posibles
errores humanos y cambios en la medicina, ni los editores ni cualquier otra persona que haya participado en la
preparación de la obra garantizan que la información contenida en ella sea precisa o completa, tampoco son res­
ponsables de errores u omisiones, ni de los resultados que con dicha información se obtengan. Convendría recurrir
a otras fuentes de datos, por ejemplo, y de manera particular, habrá que consultar la hoja informativa que se adjun­
ta con cada medicamento, para tener certeza de que la información de esta obra es precisa y no se han introduci­
do cambios en la dosis recomendada o en las contraindicaciones para su administración. Esto es de particular
importancia con respecto a fármacos nuevos o de uso no frecuente. También deberá consultarse a los laboratorios
para recabar información sobre los valores normales.

MICOLOGÌA m é d i c a il u s t r a d a

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra,


por cualquier medio, sin autorización escrita del editor.

Me
Grauu Educación

DERECHOS RESERVADOS © 2011, 2008, 2003, 1993 respecto a la cuarta edición por,
McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S. A. de C. V.
A subsidiary’ o f the McGraw-Hill Companies, Inc.
Prolongación Paseo de la Reforma 1015, Torre A, Piso 17, Col. Desarrollo Santa Fe,
Delegación Alvaro Obregón
C. P. 01376, México, D. F.
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana Reg. No. 736

ISBN: 978-607-15-0510-1

1234567890 119876543210
Impreso en China Printed in China
Impreso por CTPS Printed by CTPS

The McGraw-Hill Companies


Colaboradores
Edoardo Torres-Guerrero
Diplomado en Micología Médica.
Hospital “Dr. Manuel Gea González”. SS
UNAM

Elsa Vásquez del Mercado


Adscrita a la Sección de Micología.
Hospital “Dr. Manuel Gea González”. SS
Profesora de Micología Médica. UNAM

Supervisión técnica
en temas específicos
Patricia Chang Way
Fernando Gómez-Daza
Rafael Isa-Isa
Ramón E Fernández Martínez
Gabriela Moreno-Coutiño
Martín Arce Ramírez
Rigoberto Hernández Castro
Enrique Salas Téllez
Ma. Elisa Vega-Memije
Contenido

Prefacio de lacuarta edición ix


Sección III
Prólogo de la primera edición xi M ico sis s u b c u tá n e a s 725
Prefacio de laprimera edición x iii
12. Micetoma 125

13. Esporotricosis 747


Sección I 14. Cromoblastomicosis 159
A s p e c to s g e n e ra le s 7
15. Lacaziosis [lobomicosis] 175

1. Historia de lamicología médica 1

2. Generalidades 9 Sección IV
3. Hongos 77 M ico sis s is té m ic a s 779
4. Taxonomía y clasificación 34 16. Coccidioidomicosis 179
5. Diagnóstico de laboratorio 40 17. Histoplasmosis 192

18. Paracoccidioidomicosis 2 05

Sección II 19. Blastomicosis 215

M icosis s u p e rfic ia le s 67

6. Dermatofitosis 67 Sección V
M ico sis o p o r tu n is ta s 227
7. Pitiriasis versicolor 92
8. Piedras 105 20. Candidosis [candidiasis] 222
9. Tiña negra 111 21. Criptococosis 242
10. Oculomicosis [queratitis micótica] 115 22. Zigomicosis 251

11. Otomicosis 120 23. Aspergilosis 269


viii • Contenido

Sección VI Sección VIII


E n fe rm e d a d e s C u ltiv o s , tin c io n e s ,
p o r a c tin o m ic e to s a n tim ic ó tic o s 357
y b acte rias 281
33. Medios de cultivo 351

24. Actinomicosis 281 34. Tinciones, reactivos, colorantes


25. Nocardiosis 290 y fórmulas diversas 559

26. Botriomicosis 296 35. Antimicóticos 367

27. Entrasma 300

28. Tricomicosis axilar 303


Apéndice
G u ía de p ro d u c to s
29. Queratólisis punteada 306
co m e rc iale s a n tim ic ó tic o s
y c o n tra a c tin o m ic e to s 3 9 5
Sección VII
M icosis p o co fre c u e n te s 373
Glosario 403
30. Rinosporidiosis 315

31. Hialohifomicosis y feohifomicosis 320


32. Prototecosis y neumocistosis 344 Indice alfabético 4 09
Prefacio
de la cuarta edición

Micologia médica ilustrada apareció por primera vez hace 18 Por este motivo es indispensable utilizar en la clínica
años (1993), pasó una década para la segunda edición (2003), diaria las técnicas del laboratorio de micología de una m ane­
la tercera fue necesario hacerla en 2008; ahora, a sólo tres años ra racional y práctica, pues muchas veces un simple examen
de la última revisión, aunando mi madurez cronológica con la directo, por ejemplo ante sospecha de onicomicosis, da la
profesional, me complace presentar la cuarta edición mante­ clave para un tratam iento adecuado que permite evitar un
niendo el compromiso con los lectores de comunicar en forma gasto innecesario.
sencilla lo esencial y práctico de la micología médica. Las micosis superficiales en ocasiones pasan inadvertidas
Para tal efecto, hemos conservado e incrementado, en durante mucho tiempo, debido a sus escasas manifestaciones
cada nueva edición los datos históricos más sobresalientes y clínicas, como las infecciones subclínicas de tinea capitis o una
las generalidades de los actinomicetos, los hongos y las mico­ tiña de los pies; por otra parte las micosis pueden ser disemi­
sis. En la primera sección se analizan las características funda­ nadas o graves e incluso llevar a la muerte como la neumocis-
mentales de los hongos, su estructura, fisiología y reproducción; tosis, candidosis, criptococosis, aspergilosis y zigomicosis.
se simplifican los datos básicos de la micología y se presentan Los hongos pueden ser mohos o levaduras, pero muchos
esquemas de la morfología microscópica y las formas de repro­ se com portan como dimorfos, especialmente si ocasionan
ducción. Enseguida se abordan las micosis superficiales, sub­ micosis sistémicas. La forma saprofítica se reproduce en los
cutáneas y sistémicas, las causadas por hongos oportunistas y cultivos y eso nos permite la clasificación precisa de la espe­
las seudomicosis producidas por actinomicetos y bacterias, así cie, en los tejidos se identifican las formas parasitarias.
como medicamentos antimicóticos, medios de cultivo, técni­ En la presente edición se actualizaron todos los capítu­
cas de tinción, reactivos, colorantes y, al final, un glosario. los con bibliografía fundamental y actual, fue necesario hacer
En cada capítulo la información ha sido cuidadosam en­ una reestructuración, para mejorar la comprensión; aunque
te sistematizada en el siguiente orden: sinonimia, definición, contiene algunas ilustraciones en blanco y negro, es una obra
datos epidemiológicos, etiopatogenia, cuadro clínico, estu­ fundam entalm ente en color. Para mejorar el aprendizaje se
dio micològico, datos histopatológicos, datos de laboratorio presentan diferentes aspectos clínicos de la misma enferme­
y de biología molecular, diagnóstico diferencial, tratamiento y dad, y se ilustran los cultivos y estudios microscópicos de los
pronóstico. hongos. Contiene una amplia variedad de hongos oportunis­
Cada edición ha mejorado y ampliado la iconografía, lo tas como Scytalidium sp., Trichosporon sp., Fusarium sp.,
que hace de la obra un libro sumamente útil para quien se Bipolaris sp. y Penicillium marneffei. También hay cambios
inicia en el estudio de los hongos, el estudiante de medicina, taxonómicos, y nuevos agentes causales de las tradicionales
de biología o química, así como para el médico general o de micosis tropicales como la esporotricosis, cromoblastomico-
otra especialidad. Se ilustra, además, con dibujos de línea, sis y el micetoma, y también muchas aportaciones molecula­
algoritmos y mapas de distribución de las micosis. res incluso en micosis superficiales como las infecciones por
Cuenta con bibliografía básica, así como referencias Malassezia sp.
recientes y universales a cada tema. La síntesis de los textos, Ahora se pueden conseguir medicamentos potentes que
las figuras en color y los cuadros, hacen de este libro una ayudan a controlar enfermedades graves como la terapia
obra obligatoria para el interesado en aprender la micología antirretroviral altamente efectiva para sida, y los biológicos
médica de la manera menos complicada y rápida. Sumado a para enfermedades inflamatorias; la prim era mantiene el
lo anterior, no hemos descuidado los aspectos recientes de control de la inmunosupresión y, al mismo tiempo, de las
taxonomía o de biología molecular, apoyados por expertos infecciones por hongos, aun sin el uso de sustancias antimi-
en la materia. cóticas fúngicas; pero las segundas han incrementado las
El diagnóstico clínico de las micosis se considera senci­ micobacteriosis y micosis por oportunistas; este fenómeno
llo tanto para el médico general como para el especialista; sin también lo pueden desarrollar las propias moléculas antifún-
embargo, en la actualidad, en pacientes con inm unodepre- gicas como las equinocandinas. Por estos motivos debemos
sión como leucemia, trasplante de órganos o sida, la presen­ tratar de mantenernos en una actualización continua no sólo
cia de síntomas respiratorios o lesiones dermatológicas tan en la medicina en general, sino también en el campo fasci­
variadas como descamación, pápulas, nodulos, úlceras o pla­ nante de los hongos y las enfermedades que ocasionan.
cas verrugosas, pueden ser la expresión de una micosis loca­
lizada o sistèmica. Roberto Arenas
Prólogo
de la primera edición

Durante los últimos decenios la micología médica ha m os­ y biólogos tenga acceso a esta ciencia para que sean capaces
trado avances considerables en todo el mundo. Este auge se de ponerla en práctica con la frecuencia que se necesita. De
explica por los progresos de la biología tras la Segunda Gue­ estos conocimientos dependen a m enudo un diagnóstico
rra Mundial. También ha contribuido la aparición de enfer­ correcto y un tratam iento eficaz, de ahí que sea muy útil pro­
medades por hongos llamados “oportunistas” debido a la porcionar a estos profesionales libros concisos y claros y al
gran difusión de tratam ientos con antibióticos de amplio mismo tiempo lo más completos posible. Tales obras tam ­
espectro y con medicamentos nuevos como los corticoste- bién pueden utilizarse para la enseñanza universitaria. Es
roides o los antimicóticos. cierto que existe este tipo de libros, pero están disponibles
Asimismo, el empleo de técnicas médicas novedosas en sobre todo en inglés. La obra que hoy nos presenta el doctor
el medio hospitalario ha favorecido el surgimiento de m ico­ Roberto Arenas es de la categoría que acabamos de definir y
sis calificadas como yatrógenas o intranosocomiales. En el se ofrece a los lectores de lengua castellana, complementada
transcurso de los últimos años la aparición del sida y su rápi­ además con excelentes ilustraciones clínicas y micológicas.
da diseminación han contribuido a multiplicar, debido a la Con base en su formación y su trayectoria profesional,
inmunodeficiencia, el núm ero de estas temibles micosis. A Roberto Arenas es el indicado para escribir este libro. Es dis­
las micosis clásicas, bien estudiadas en los decenios de 1950 cípulo de la gran escuela mexicana de dermatología, uno de
y 1960 se han agregado estas micosis oportunistas, cuyos los faros de la prestigiada escuela latinoamericana. Además
hongos causales pueden ser muy variados. Entre estos últi­ de la excelente formación en micología médica que ha reci­
mos algunos ya eran patógenos conocidos como Candida, bido en el Centro Dermatológico Pascua, en el laboratorio
Mucor y Aspergillus-, en cambio, otros, que se consideraban del doctor Pedro Lavalle, Roberto Arenas ha querido con­
inofensivos, han revelado actividad patógena a veces extraor­ frontar sus conocimientos con las fuentes europeas, donde la
dinaria en las condiciones particulares del oportunismo. De tradición en micología médica está más orientada a los ho n ­
hecho, bajo ciertas circunstancias todo hongo capaz de desa­ gos que a la medicina. Para esto siguió en París el Curso
rrollarse a la tem peratura del cuerpo hum ano podría origi­ Superior de Micología Médica del Instituto Pasteur en 1980
nar micosis más o menos graves. Por ende, el conocimiento y efectuó una estancia de investigación de un año en m i labo­
del especialista en micología médica no debe limitarse a ratorio. Durante su perm anencia en Francia aprendió a
algunas decenas de hongos clasificados en 1950 como pató­ conocer mejor el conjunto de hongos patógenos y de técni­
genos para el ser humano, sino extenderse a gran cantidad de cas m odernas de diagnóstico micològico; por otro lado, su
géneros y especies fúngicas, de morfología y fisiología muy estadía favoreció el intercambio de sus experiencias adquiri­
variadas. El campo de estudio se hace inmenso y obliga al das en México. Recibimos con el más grande interés el libro
médico o al biólogo a adquirir conocimientos completos de micología que presenta Roberto Arenas. Deseamos que
sobre micología general. tenga el mismo éxito que su magnífica obra: Dermatología.
La formación de micólogos médicos profesionales con­ Atlas, diagnóstico y tratamiento, publicada en 1987.
lleva enseñanza muy especializada, en la cual se utilizan
obras que van del tratado de micología fundam ental a la Dr. François Mariat
monografía, pasando por los manuales de biología y los Professeur à l’Institut Pasteur, Hon.
libros de información médica. Sin embargo, es im portante Miembro Honorario de la Academia Nacional
que el núm ero más grande posible de médicos, veterinarios de Medicina de México
Prefacio
de la primera edición

La presente obra es un libro que trata de compactar lo esen­ los muchos pacientes que acuden a diario al Laboratorio de
cial y lo práctico de la micología actual. En los capítulos Micología del Centro Dermatológico Pascua y más reciente­
introductorios se presentan de manera resumida los datos mente al Departamento de Dermatología y Micología del
históricos más sobresalientes y se dan generalidades de los Hospital General “Dr. Manuel Gea González”; otras corres­
actinomicetos, los hongos y las micosis. ponden a enfermos estudiados conjuntamente con mis com­
Dado que la identificación del hongo es trascendental en pañeros y algunas son una aportación tanto de jóvenes como
el diagnóstico micològico, se ha puesto particular interés en de reconocidos dermatólogos mexicanos a quienes agradez­
las características fundamentales de los hongos, su estructu­ co infinitamente su participación, muy en especial al profe­
ra, fisiología y reproducción; se lleva de la mano al lector al sor Fernando Latapí (qepd), mi maestro tutelar, con quien
simplificar al máximo los datos básicos y fundamentales de trabajé estrechamente durante 15 años y con quien siempre
la micología y se presentan esquemas de la morfología me unieran fuertes lazos académicos y sentimentales y de
microscópica y las formas de reproducción. quien también heredara un gran acervo iconográfico; siem­
Se describen las micosis superficiales, subcutáneas y sisté­ pre lo recordaré con afecto.
micas, así como las causadas por hongos oportunistas y las Algunas micosis, sobre todo las menos frecuentes en
seudomicosis por actinomicetos y bacterias. La parte final se nuestro medio, son ilustradas con material intercambiado
ha reservado para antimicóticos, medios de cultivo, técnicas con el doctor William M arriott (qepd), el entrañable amigo
de tinción, así como reactivos, colorantes y fórmulas diversas de los dermatólogos mexicanos; algunas fueron proporcio­
que se usan en la práctica; por último se presenta un glosario. nadas por Roderick Hay, joven y brillante micólogo inglés de
La información en cada capítulo ha sido cuidadosam en­ trayectoria internacional.
te sistematizada: sinonimia, definición, datos epidemiológi­ En el aspecto fotomicrográfico de los hongos recibí la
cos, etiopatogenia, cuadro clínico, estudio micològico, datos invaluable ayuda de Monique Coutansson, y en el histopato-
histopatológicos, datos de laboratorio, diagnóstico diferen­ lógico, durante años he recibido el apoyo y las enseñanzas de
cial, tratam iento y pronóstico: todos los capítulos cuentan Josefa Novales y más recientemente de Gisela Navarrete,
con bibliografía seleccionada y actualizada. Susana Ortega y Elisa Vega.
Las láminas en color comprenden todas las micosis des­ Me inicié en el estudio de las dermatomicosis con el pro­
critas; cuando es necesario se m uestran diferentes aspectos fesor Pedro Lavalle con quien sigo conservando gran amis­
clínicos de la misma enfermedad. También en color se ilus­ tad. Realicé mis estudios formales en micología médica bajo
tran los cultivos y estudios microscópicos de los hongos. El la supervisión del profesor François Mariat, a quien debo
gran apoyo iconográfico hace de la obra un libro sumamente principalmente la orientación actual en mi vida profesional.
útil para quien se inicia en el estudio de los hongos, el estu­ Asimismo fueron muy valiosas las enseñanzas de los
diante de medicina, biología, química, así como el médico otros miembros de su equipo: Segretain, Drouhet, Dupont,
general o de otra especialidad. El lenguaje es sencillo y la Ravisse y De Bièvre; también es de muy grato recuerdo mi
información se complementa con esquemas y dibujos así estrecha relación con Guy Badillet, uno de los mejores exper­
como con referencias cruzadas en las fotografías clínicas y tos europeos en dermatófitos.
los estudios micológicos. Todo ello permite una mejor com ­ Para la preparación del m anuscrito he tenido la fortuna
prensión de este árido campo de la medicina. de recibir el consejo editorial siempre atinado del doctor
Dentro de cada capítulo se aprovecha la guía que ofre­ Bernardo Rivera Muñoz, a quien agradezco además su apo­
cen las fotografías en blanco y negro, los dibujos de línea, así yo, entusiasmo y entrega. A todos muchas gracias.
como los cuadros, diagramas y algoritmos. En el apartado
correspondiente, el lector encontrará las láminas en color. Roberto Arenas
La mayor parte de las fotografías clínicas que ilustran
este libro fueron tomadas personalmente por el autor, entre
Agradecimientos

Se agradece la aportación fotográfica de:

Adriana Aguilar; Arnaldo Aldama; M artín Arce; François Mariat; William M arriott (qepd);

Carlos Atoche; Alexandro Bonifaz; Carlos Bonnet; Nassira Martínez de Larios; Gloria Mendoza;

Alba Barbón; Rosa Ma. Calderón; Lucía Castañeda; M artha Miniño; David Moneada; Lourdes Morales;

Patricia Chang; Guadalupe Chávez; Roberto Cortés; Gisela Navarrete; Josefa Novales; Rocío Orozco;

Judith Domínguez; Luciano Domínguez; Roberto Estrada; Susana Ortega; Francisco de Ovando; Elvia Pérez;

Ramón E Fernández; Jorge García; Fernando Gómez-Daza; Roger Pradinaud; Marco R. Quintanilla; Pierre Ravisse;

M artha Gómez; Adriana González; Ernesto Guillén; Julio Rodríguez Vindas; M arina Romero;

Antonio J. Guzmán-Fawcett; Roderick Hay; Ramón Ruiz Maldonado; Rosalinda Sánchez Laparade;

Roberto Herrera; Guadalupe Ibarra; Rafael Isa Isa; Patricia Súchil; Jesús Valdés; Jorge Vega-Núñez (qepd);

Ricardo Jiménez; Fermín Jurado; Marcia Karam; Rataporn Ungpakorn; Patricia Valdés; Antonio Zúniga;

Fernando Latapí (qepd); José Llerena Gamboa; Silvio Alençar Márques.


Dedicatoria

Al Hospital General “Dr. Manuel Gea González”.

A la Universidad Nacional Autónoma de México.


Aspectos generales

-' ,
C o n te n id o
11 Historia de la micología médica 4 Taxonomía y clasificación
2 |Generalidades 5 Diagnóstico de laboratorio
3 Hongos

i Historia de la micologia médica

Los hongos, o las enfermedades que producen, se conocen debe el térm ino Aspergillus. El conocimiento de la relación
desde la más rem ota antigüedad; los griegos y los romanos entre hongo y enfermedad precedió a la floreciente época
describieron algunas de las manifestaciones clínicas de las bacteriológica desarrollada por Robert Koch y Louis Pas-
dermatofitosis, como el querión y la mentagra. teur.
La micología es la ram a de la microbiología que se desa­ La historia de la micología médica comenzó en 1835
rrolló primero. Los aspectos clínicos de algunas micosis con Agostino Bassi (figura 1-1), de origen italiano y alumno
superficiales fueron descritos desde la época de Hipócrates de Lazzaro Spallanzani, el fundador de la biología moderna.
(460-377 a.C.) quien fue el prim ero en docum entar la candi- Descubrió que la muscardina del gusano de seda era produ­
dosis seudomem branosa con el nombre de “afta alba”, lo cual cida por un hongo (Beauveria bassiana). En 1838, el botáni­
fue corroborado después por Galeno (130-200 d.C.). Celso co y entomólogo francés Víctor Audouin confirmó estas
reconoció la tiña inflamatoria o querión y el favus. observaciones y las publicó en francés. En 1845, Per Hendrik
También se conocen datos de enfermedades por hongos M almsten descubrió el género Trichophyton con su más
o de la aplicación terapéutica de estos últimos por el Códice representativa especie, T. tonsurans.
de M artín de la Cruz, m anuscrito azteca de 1552 conocido En 1850, J. B. Georg W. Fresenius utilizó por primera
como “Libellus de medicinabulus indorum herbis” y que fue vez el térm ino “aspergilosis” para una de las primeras mico­
traducido al latín por Juan Badiano y devuelto por el Vatica­ sis reconocidas en seres humanos o animales, aunque desde
no al país en 1990. 1815 H. P. Mayer y G. H. Emmert ya habían descrito una
Con el invento del microscopio (Antonie van Leeuwen­ infección en los pulmones de un cuervo.
hoek [1632-1723]) en el siglo XVII, se inició el estudio cien­ En 1839, Johann Lukas Schónlein estudió el hongo del
tífico de los hongos microscópicos junto con el de otros favus, aunque se señala que él había sospechado su existencia
microorganismos. En 1729, Pier A. Micheli publicó investi­ desde 1827. En 1837, Robert Remak (figura 1-2), judío de
gaciones sobre hongos en su obra Nova Plantarum; a él se origen alemán, de carácter arrogante y difícil, descubrió que
2 • Sección I - Aspectos generales

rehabilitado posteriormente por Sabouraud, quien lo consi­


deró un dermatólogo mediocre, pero un observador preciso
en el microscopio; como prueba de ello, están los dibujos que
se conservan en los archivos de parasitología de la Faculté de
Médecine de París.
En 1846, Cari Ferdinand Eichstedt encontró en las esca­
mas de pitiriasis versicolor un hongo que luego Charles Phi-
llippe Robin llamó Microsporum fu rfur y, en 1898, Henri
Ernest Baillon lo clasificó en el género Malassezia. En 1874,
Louis Charles Malassez identificó el “champignon de la pela-
de”-, en 1884, J. Bizzozero lo encontró en Pityriasis simplex y
Sabouraud le llamó Pityrosporum.
En 1853, Charles Ph. Robin (figura 1-4) publicó el libro
Histoire Naturelle des végétaux parasites, donde compiló los
trabajos sobre dermatofitosis y su tratam iento tópico, así
como la depilación en la tiña de la cabeza; a él se debe la cla­
sificación de Oidium albicans.
Figura 1-1. A g o stin o Bassi [1793- Figura 1-2. Robert Remak
En 1855, Gottlob Friedrich H. Kurchenmeister descri­
1856], iniciador de la m icología [1815-1865], cofundador de la
médica. m icología derm atológica. bió el prim er caso de mucormicosis, aunque este térm ino fue
acuñado hasta 1885 por A rnold Paltauf. En la segunda mitad
del siglo XIX, la microscopía aplicada a la clínica indujo a los
la tiña fávica era causada por un hongo al cual dio el nombre científicos de este periodo a buscar hongos en cualquier tras­
de Achorion schoenleinii en honor a su maestro alemán torno dermatológico. También era la moda m ostrar en
Schónlein. No se le otorgó el crédito correspondiente, pues reuniones académicas lesiones micóticas causadas por auto-
hizo sus publicaciones en 1845, en lo que se considera el pri­ inoculación de material infectado mediante una técnica
mer tratado de micologíá. Por estas circunstancias, persisten ideada por Remak, quien fue el prim ero en someterse a este
las controversias acerca de quién es el fundador de la m ico­ experimento con T. schoenleinii. En 1862, Heinrich Koebner
logía dermatológica. se inoculó favus y pitiriasis versicolor.
En 1839, Bernhard Rudolph Conrad von Lagenbeck En 1870, Ferdinand von Hebra identificó la tinea cruris
descubrió una levadura en el algodoncillo, y en 1845 señaló debida a Epidermophyton floccosum, mientras que William
la actinomicosis en seres humanos. Tilbury Fox identificó por su parte la tinea mannum.
En 1840, el famoso dermatólogo Alphée Cazenave Uno de los micólogos más eminentes del siglo XIX fue el
observó una epidemia de tiña de la cabeza y propuso el nom ­ sabio francés Raymond Jacques Adrien Sabouraud (figura
bre de Herpes tonsurans capillitii, quizá por la presencia con­ 1-5); nació en Nantes en 1864, y fue dermatólogo, botánico,
comitante de lesiones anulares de Herpes circinatus (Jean filósofo, músico y escultor. En 1889 term inó sus estudios de
Louis Marc Alibert). medicina en París y luego se especializó en dermatología con
En 1841, David Gruby (figura 1-3), un judío joven y Emile Vidal y Ernest Besnier. Fue alumno de Emile Roux en
pobre, de Budapest, quien term inó sus estudios de medicina el Instituto Pasteur. En 1890 inició el estudio sistemático de
en Viena, aisló el hongo del favus y reprodujo la enfermedad las dermatofitosis, y en 1892 publicó su prim er trabajo Etude
antes que Koch formulara sus postulados; también describió clinique, histologique et bacteriologique sur la pluralité des
la tiña microspórica y cultivó Microsporum audouinii; lo
denominó así por el tamaño pequeño de las esporas y en
honor a Víctor Audouin. Asimismo, publicó sus descubri­
mientos en su libro Memoire sur une végétation qui constitue
la vraie teigne. Sus trabajos encontraron la resistencia natural
del auge bacteriológico suscitado por Pasteur, pero fueron
apoyados por el eminente dermatólogo Ernest Bazin en 1860.
En 1842, Gruby presentó el verdadero hongo del algodoncillo
(muguet) ante la Academie de Sciences de París, e instaló un
consultorio con gran éxito social al dedicarse a la medicina y
a la magia; entre su clientela se contaba a Chopin, Liszt, Geor-
ge Sand y los Dumas. En 1844 publicó un estudio acerca de
Trichophyton tonsurans como agente causal de tiñas con para-
sitación endothrix. Nunca fue aceptado verdaderamente por
los franceses y fue repudiado por los húngaros.
Se ignoraron los trabajos de Remak y Gruby, segura­ Figura 1-3. David Gruby (1810-1898), quien aisló los hongos del
mente por el antisemitismo médico de la época; el último fue favus y del algodoncillo (m u g u e t).
Capítulo 1 - Historia de la micologia médica • 3

Figura 1-7. Cabeza de D om ingo Escurra, p rim er paciente con coc-


cidioidom icosis, estudiado por A lejandro Posadas en Argentina.
Figura 1-4. Charles Robin, quien Figura 1-5. Raym ond Sabou-
clasificó a O idium albicans. raud [1864-1938], padre de la
m icología m oderna.

rentes partes del mundo. Así, en 1860, Henry Vandick Cárter


Trichophytons de l’homme. En 1894 escribió los resultados de (figura 1-6), en la India, describió y acuñó el térm ino “mice-
sus prim eros tres años de investigación en el libro Les Tricho- toma”; fue un gran médico que luchó porque se aceptara a
phyties humaines. Clasificó los agentes causales de las der- mujeres en las escuelas de medicina. En 1874, Ch. McQues-
matofitosis en cuatro grupos: Achorion, Epidermophyton, tin, médico estadounidense, estudió los primeros micetomas
Trichophyton y Microsporum, y sostuvo la idea de que las de América en Hermosillo, Sonora, México. En 1876, Otto
dermatofitosis eran causadas por más de una especie de h on­ Bollinger, en Europa, reconoció la actinomicosis como enfer­
gos. En 1910 publicó la enciclopedia Maladies du cuir cheve- medad parasitaria. En 1877, Karl O. Harz encontró el grano
lu; el tercer volumen, Les teignes fue el prim er manual de actinomicético en la mandíbula de un buey y lo llamó Acti-
micología dermatológica, considerado hoy un clásico de la nomyces (del griego actys, rayo de sol, y myké, hongo) bovis.
m edicina y un modelo de la observación científica. En 1883, Domenico Majocchi describió el granuloma
En esa época y en la posterior, proliferaron los sinóni­ tricofítico y se dedicó a su estudio durante 40 años. En 1892,
mos de los hongos; aum entaron de esta manera las especies, Celalettin M uhtar Ozden (Celal M uhtar o Djelaleddin-
a tal grado que la nom enclatura se hizo muy difícil y sobrevi­ Mouktar) dermatólogo del entonces Imperio Otomano, hizo
no la decadencia micològica, al tiempo que brillaban los tra­ importantes contribuciones en infecciones dermatofíticas
bajos de Pasteur. como la identificación de las hifas en la tiña de los pies y
A finales del siglo XIX y principios del XX, se hicieron manos, por lo que también lleva su nombre en Turquía.
grandes descubrimientos, no tanto en Europa sino en dife- En 1889, Vittore Trevisan, en honor a Edm und Nocard,
quien hizo im portantes aportaciones en el campo de la bac­
teriología con técnicas para la recuperación de microorga­
nismos a partir de muestras sanguíneas y el desarrollo de
medios de cultivo bacteriológicos, creó el género Nocardia y,
en 1890, Hans Eppinger describió la nocardiosis en seres
humanos. En 1892, Alejandro Posadas, estudiante de medi­
cina, alumno del patólogo Robert Wernicke, describió en
Argentina el prim er caso de coccidioidomicosis con motivo
de su tesis recepcional (figura 1-7).
En 1894, Otto Emil Franz Ulrich Busse, y en 1895, Abra-
ham Buschke, describieron la criptococosis, y en 1894, Cas-
par Gilchrist, en la zona de Chicago, hizo lo mismo con la
blastomicosis norteamericana. En 1896, Alm roth Edward
Wright señaló al hongo negro Madurella mycetomii como
agente causal de micetoma.
En 1898, Benjamín Schenck, casi al térm ino de sus estu­
dios de medicina en Rochester, Estados Unidos, definió la
esporotricosis y su microorganismo causal. En 1900, Guiller­
Figura 1-6. H e n ry Vandick Carter, quien acuñó el té rm in o m ice- mo Seeber, también estudiante de medicina en Argentina,
to m a . describió la rinosporidiosis.
4 • Sección I - Aspectos generales

dos a partir de colonias de dermatofitos en personas con der-


matofitosis y sanas; con lo que observó una respuesta clínica
semejante a la descrita por Koch en su estudio de la tubercu­
losis. Ese mismo año, el Dr. Albert John Chalmers y el capi­
tán R. G. Archivald precisaron las diferencias etiológicas de
actinomicetos y eumicetos en el micetoma.
En 1920, Joseph G ardner Hopkins y Rhoda Williams
Benham (figura 1-10), de la Columbia University, iniciaron
el estudio científico de la micología médica. A Benham se le
considera la fundadora de la micología médica moderna. En
1923, Christine Marie Berkhout dio fin a muchos errores
taxonómicos en las levaduras al crear el género Candida.
La existencia de una fase sexual en algunas especies de
dermatofitos fue reconocida por prim era vez en 1927 por
Arturo Nannizzi, en Siena, Italia. En 1930, Maurice Charles
Pierre Langeron y S. Milochevitch modificaron la clasifica­
Figura 1-8. Profesor Gougerot, Figura 1-9. D octor Fernando
ción de Sabouraud de los dermatofitos, y reconocieron la
quien estudió la esporotricosis en L a tap í [1902-1989], fun da d o r importancia de añadir ingredientes al medio de cultivo usan­
Francia a principios del siglo XX. de la Escuela Mexicana de do sustancias naturales para increm entar la capacidad de
Derm atología. esporulación de los hongos.
En 1931, Jorge Lobo, en Recife, Brasil, describió la
enferm edad que lleva su nombre. En 1934, Chester Wilson
Emmons propuso la taxonomía actual para los dermatofitos.
En 1903, Charles Lucien De Beurman y Henri Gougerot Adoptó un riguroso criterio basado en las norm as aceptadas
(figura 1-8), en Francia, efectuaron los estudios más im por­ para la clasificación con base en las nomenclaturas para cla­
tantes sobre esporotricosis, y en 1912 publicaron Les sporo­ sificar microorganismos, incluyendo a todas las especies de
trichoses, monografía clásica basada en el estudio de cerca de dermatofitos en tres géneros: Microsporum, Trichophyton y
200 casos. Es curioso que siendo los franceses quienes más Epidermophyton.
contribuyeron al conocimiento de esta micosis, no la obser­ En 1937, Ernest Dickson y Myrnie Gifford estimularon
ven en la actualidad y la consideren enfermedad de im porta­ el interés por la epidemiología y la ecología de los hongos al
ción. encontrar modalidades benignas y ocultas de coccidioido-
En 1905, Samuel Taylor Darling, durante los primeros micosis.
trabajos en el Canal de Panamá, describió la histoplasmosis, En 1947, Antonio González Ochoa (figura 1-11) y E.
y en 1934, William De M onbreun cultivó el hongo, demostró Soto Figueroa, en México, aislaron un polisacárido de Sporo-
su naturaleza dimorfa y reprodujo la enfermedad de m odo thrix y contribuyeron mucho al diagnóstico y el estudio
experimental. inmunológico de esta micosis. En 1950, González Ochoa
En 1908, Adolfo Lutz, en Brasil, informó el prim er caso describió el prim er caso de paracoccidioidomicosis en Méxi­
de paracoccidioidomicosis; a partir de 1909, Adolfo Splen- co, y demostró que el agente causal penetra por inhalación.
dore, médico italiano, inició el estudio del hongo y lo clasifi­
có como levadura. En 1928, Floriano Paulo de Almeida fue
quien delimitó en definitiva esta enfermedad y su agente
causal. Esta micosis es exclusiva de Latinoamérica y son los
brasileños y el grupo de Ángela Restrepo, en Colombia, quie­
nes más han contribuido al conocimiento de esta enferme­
dad.
En 1911, Alexandrino de Moraes Pedroso describió en
Sao Paulo la cromomicosis (cromoblastomicosis) y, en 1915,
C. G. Lane y E. M. Mediar en Boston, llevaron a cabo la pri­
mera publicación al respecto en Boston, pues los brasileños
no lo hicieron. También, en 1911, Ricardo Cicero comunicó
los cuatro primeros casos de micetoma en México. El mejor
conocimiento clínico de este padecimiento se debe a Fernan­
do Latapí (figura 1-9), quien, además, inició el tratam iento
del actinomicetoma con sulfonas en 1947.
En 1916, Bruno Bloch, en Suiza, realizó los primeros
estudios sobre inmunología de las micosis y efectuó estudios Figura 1-10. Rhoda W. Benham , fundadora de la micología médica
inyectando extractos de polisacáridos no purificados obteni­ m oderna.
Capítulo 1 - Historia de la micología médica • S

Figura 1-11. D octor A n to n io González Ochoa [1910-1984], iniciador


de la investigación m icológica en México.
Figura 1-14. María Albornoz, de Venezuela.

En 1958, J. C. Gentles, en Inglaterra, descubrió el uso de En 1954 se fundó la Sociedad Internacional de Micolo­
griseofulvina en dermatofitosis e inició un gran cambio en la gía Hum ana y Animal (International Society o f Human and
terapéutica antimicótica. Animal Mycology, ISHAM).
Las bases de la nomenclatura actual de los hongos fue­ En los últimos años han hecho aportaciones importantes:
ron establecidas por Langeron (1930) tom ando en cuenta los Libero Ajello, María Albornoz (figura 1-14), Dante Borelli,
modos de reproducción; además, luchó por el uso del latín Cuy Badillet, Chandler, Da Silva Lacaz (figura 1-15), Claude
en el lenguaje micològico. Sus ideas fueron seguidas por los De Biévre, Jean Delacrétaz, Elisa M. Difonzo, Edouard
estadounidenses, de tal m anera que N orm an Conant (figura Drouhet, Bertrand Dupont, Bonni Elewski, Donald Greer,
1-12) y, sobre todo, Chester Emmons (1934) (figura 1-13) Robert Gordon Wasson, Palfner Gótz, Dode Grigoriu, Rode-
reordenaron la nomenclatura, con lo cual disminuyeron las rick Llay, W. Kaplan, Jacomina Lodder, François Mariat,
confusiones. Rubén Mayorga (figura 1-16), Michael McGinnis (figura
En 1960 C. T. Bishop y F. Blank elaboraron los primeros 1-17), Ricardo Negroni (figura 1-18), Emiliano Panconesi,
extractos proteínicos con técnicas m odernas, y obtuvieron Gerbert Rebell, Ángela Restrepo (figura 1-19), John W. Rippon
polisacáridos hidrosolubles con capacidad antigénica. (figura 1-20), Gioconda San Blas, Gabriel Segretain, David
A pesar del gran desarrollo de la micología y del descu­ Taplin, Roger Vanbreuseghem, Selman Abraham Waksman y
brimiento de tantas enfermedades, los microorganismos Ricardo Zapater (figura 1-16), por mencionar algunos.
causales no fueron separados de las plantas sino hasta 1969, A partir de 1940 entró en gran auge el estudio de antimi-
año en que Robert W hittaker los colocó en el reino Fungae. cóticos y en los últimos decenios se han logrado grandes
avances en inmunología, sobre todo en diagnóstico, pero
aún despierta gran interés el descubrimiento de nuevos hon­
gos productores de enfermedad o de nuevas enfermedades
por hongos conocidos, así como las contribuciones a la epi­
demiología.

Figura 1-12. N orm an Conant, Figura 1-13. Chester Em m ons,


quien co ntribuyó a ias bases de una tradición en micología.
la nom enclatura. Figura 1-15. Carlos Da Silva Lacaz y A n th a r Padilha-Conçalvez.
6 • Sección I - Aspectos generales

Figura 1-19. Ángela Restrepo, Figura 1 -2 0 . John W. Rippon,


de Colom bia. in te g ra n te de la m icologia m o ­
derna.

Figura 1-16. Ricardo Zapater, de A rgentina; Rubén M ayorga, de


Guatemala, y Pedro Lavalle, de México. Suárez, otro sobre 500. Posteriormente volvieron a utilizarse
los rayos X y, en 1957, Amado Saúl reunió 600 casos.
Los decenios de 1930 a 1960 constituyen la época más
fecunda de la micologia clínica en México; Fernando Latapí
La micologia en México ha seguido una evolución seme­ y Pedro Lavalle, con la colaboración de Josefa Novales y
jante a la observada en otros países latinoamericanos, es Yolanda Ortiz, señalaron las características propias de
decir, las enfermedades por hongos se han estudiado por vez muchas micosis cutáneas, tanto en el Servicio de Derm atolo­
prim era en el campo de la dermatología. gía del Hospital General de México como en el Centro Der­
En 1905, Jesús González Urueña presentó su trabajo matológico Pascua; González Ochoa inició de m anera formal
Necesidad de fundar en México un dispensario escuela para la investigación en el Laboratorio de Micologia del Instituto
niños tinosos; más tarde se fundó la escuela “Doctor Balmis”. de Salubridad y Enfermedades Tropicales.
En 1909, Ricardo Cicero habló sobre la técnica para tratar A partir de 1960, François Mariat (figura 1-21) inició
tiñas con rayos X; poco después, en tiempos de la Primera una época sobresaliente de intercambio científico entre
Guerra Mundial, se abandonó esta técnica por las dificulta­ México y el Instituto Pasteur de París; colaboró en más de 30
des para conseguir las refacciones del aparato. En 1917, el publicaciones con investigadores mexicanos y formó a 13
mismo autor, basándose en lo dicho por Sabouraud, inició micólogos de dicho país.
los estudios para precisar la dosis de acetato de talio en la En México son incontables los estudios en el campo de
depilación transitoria para tiñas de la cabeza. Salvador G on­ la micologia dermatológica; en 1964, Latapí y Ortiz publica­
zález Herrejón encontró la dosis óptim a de 7 mg/kg de peso ron muchos datos al respecto en su Historia de la dermatolo­
corporal en el Servicio de Dermatología del Hospital Gene­ gía en México.
ral de México; los datos aparecieron en su tesis recepcional Óscar Velasco Castrejón y Jorge Tay Zavala escribieron
en 1919. En 1944, Latapí presentó estadísticas de 1159 niños Introducción a la Micologia Médica, el prim er libro que se
depilados con esta técnica; en 1956, Raúl Aceves emitió un escribió en México sobre micologia en 1978. En 1990, Ernes-
informe sobre 1200 casos, y José Barba Rubio y Gloria Pérez

Fiqura 1-17. M ichael McGinnis, Figura 1-18. Ricardo Negroni, ^ r- • >- . . . ,


estudioso de dem atiáceos. de A rgentina, m icólogo con- F l9 u ^a 1' 21- D octor Fran?0is M a ria t' m aestr0 de la m aVona de ,os
tem poráneo. m icologos mexicanos.
Capítulo 1 - Historia de la micología médica • 7

Figura 1-23. Rubén López Martínez, profesor de micología, UNAM .


Figura 1-22. P rim er g rupo del Consenso Nacional de M icosis; se
encuentran O liverio W elsh, Rubén López, Alexandro Bonifaz, María
del Carmen Padilla.

nuevas y mejoradas de estos dos últimos libros. Muchos


to Macotela Ruiz publicó algunos hechos bibliográficos sobre autores han contribuido al fortalecimiento de la micología
la historia de la micología médica en México y en ese mismo médica en México entre los que podemos destacar a: Cutber-
año apareció Micología médica básica de Alexandro Bonifaz to Contreras, Amado González-Mendoza, Jorge Mayorga,
(figura 1-22), y en 1995, Micología Médica. Procedimientos Catalina Orozco, María del Carmen Padilla (figura 1-22),
para el Diagnóstico de Laboratorio de Rubén López M artínez Mario César Salinas-Carmona, Amado Saúl, Patricia Súchil,
(figuras 1-22 y 1-23), Luis Javier Méndez Tovar, Francisca Lucia Taylor, Conchita Toriello y Oliverio Welsh (figura
Hernández y Rocío Castañón; se han publicado ediciones 1 - 2 2 ).

♦ Bishop CT, Perry MB, Blank F. 7he water-soluble polysaccharides te (M atón), Herpes tonsurans (Cazenave). CR Acad Sei. Paris
o f derm atophytes. Can J Chem 1966;44:2291-2297. 1844;18:583-585.
♦ Blank F, Perry MB. The water-soluble polysaccharides o f derm ato­ ♦ Guzmán G. El uso de los hongos en M esoamérica. Ciencia y Desa­
phytes. III. Can J Chem 1964;41:2862-2871. rrollo. CONACYT 1984;59:17-27.
♦ Bonifaz A. M icología. En: Méndez-Cervantes F (ed). Francisco ♦ Howard D. Ascomycetes: The D erm atophytes. In: Howard D.
Méndez Oteo y nuestros autores en la medicina mexicana del Fungi Pathogenic for Humans and Animals. Pat A. Biology.
siglo XX. México. Méndez Editores 2001:389-92. New York. Marcel Dekker 1983:113-147.
♦ Buchanan RE. Studies on the nom enclature and classification o f ♦ Kürchenmeister Gottlob Friedrich H. D ie in u n d an dem Körper
the bacteria. IV subgroups and genera of the coccaceae 1894:603- des lebenden M enschen vorkom m enden Parasiten. Leipzig. BG
617. Teubneri 1885.
♦ Drouhet E. Historical introduction: E volution o f knowledge o f the ♦ Langeron M, Milochevitch S. M orphologie des dermatophytes.
fu n g i an d mycoses fro m Hippocrates to the tw enty first century. In: Ann Parasitol H um Comp 1930;8:465-508.
Ajello, L & Hay, R. Medical Mycology. Vol. IV. Topley & ♦ Latapí F, Ortiz Y. H istoria de la derm atología en México. Libro
Wilson's. Microbiology and Microbial infections. London. Conmemorativo del primer centenario de la Academia Nacional
Arnold 1998:3-42. de Medicina II 1964:565-92.
♦ Emmons CW. D erm atophytes. Natural grouping based on the ♦ Macotela-Ruiz E. H istoria de la micología médica en México.
form of the spores and accessory organs. Arch Dermatol Syphi- México. Instituto Syntex 1990.
lol 1934;30:337-362. ♦ Mariat F. El hom bre y los hongos. Gac Méd Méx 1977;113(9):
♦ Garrocho Sandoval C. El lenguaje de la infectología. Las palabras 433-8.
y su origen. Universidad Autónoma de San Luis Potosí. México ♦ Negroni R. Evolución de los conocimientos sobre aspectos clínico-
1995:18. epidemiológicos de la Coccidioidomycosis en las Américas. Rev
♦ Grigoriu D, Delacrétaz J, Borelli D. M edical Mycology. Basel- Argent Microbiol 2008;40(4):246-256.
Switzerland. París. Payot-Laussanne 1987:19-45. ♦ Negroni R. Historical aspects o f dermatomycosis. Clin Dermatol
♦ Gruby D. Recherches sur les cryptogam es qui constituent la m ala­ 2010;28(2): 125-32.
die contagieuse du cuir chevelu décrit sous le nom de teigne todan-
8 • Sección I - Aspectos generales

♦ Negroni P. D erm atom icosis. Diagnòstico y tratamiento. Buenos ♦ Rippon JW. M edical Mycology. The pathogenic fungi and the
Aires. Aniceto Lopez 1942. pathogenic Actinomycetes. 3rd ed. Philadelphia. Saunders
♦ Obituary. AJ. Chalmers CS. Br Med J 1920;l(3097):657-658. 1988:1-9.
♦ Paes Almeida O, Jacks JJr. Paracoccidioidomycosis o f the M outh: ♦ Sabouraud RJA. Les teignes. Paris. Masson 1910.
A n Emerging Deep Mycosis. Crit Rev Oral Biol Med 2003;14 ♦ Segretain G, Drouhet E, Mariat E. Diagnostic de Laboratoire en
(4):268-274. Mycologie Médicale. Paris: Maloine 1979;7-46,127-38.
♦ Paltauf A. X X V Mycosis M ucorina. Virchows Arch Pathol Anat ♦ Sehiralti M, Dine G. Celalettin M uh ta r O zden (1865-1947): his
1885;102:543-564. life, Works a nd contributions to the study o f dermatophytes. Int J
♦ Panconesi E, Difonzo EM. Dagli anim acula alla natura fu n g in a Dermatol 2010.
della porrigo lupinosa, al corpuscoli della tigna favosa: stork di ♦ Torres-Rodríguez JM. El laboratorio de micologia médica. En:
antica micologica. Editoriale. Micologia Dermatologica Torres-Rodríguez JM, Palacio-Hernanz A, Guarro-Artigas J,
1988;2(2):93-103. Negroni-Briz R, Pereiro-Miguens M (ed). Micologia Médica.
♦ Panconesi E, Difonzo EM. Dalla Teigne fondante alle Tricho- Barcelona. Masson 1993:11-22.
phyties humaines: 50 anni di im portanti scoperte in micologia der­
matologica. Micologia Dermatologica 1989;3(2):79-85.
Generalidades

Los actinomicetos son poco patógenos, por lo que se


Introducción consideran oportunistas y agrupan una amplia gama de
Micología es el estudio de los hongos. La micología médica microorganismos que van desde los simples bacilos difteroi-
es una rama de la microbiología, interrelaeionada con todas des hasta variantes filamentosas complejas.
las especialidades de la medicina, y tiene por objeto estudiar Los actinomicetos tienen características de bacterias,
aquellas enfermedades producidas por hongos y los hongos como su pequeño tamaño (menos de 1 micròmetro) (figuras
que las producen. 2-2 y 2-3), núcleos procarióticos (es decir, con DNA distri­
Originalmente, los hongos se consideraron plantas infe­ buido libremente en la célula y no organizado en el núcleo),
riores en la categoría de las criptógamas y en el filo (phylum) presencia de ácido murámico en la pared celular, no conte­
Thallophites. En 1969, Robert H. W hittaker los colocó en el ner quitina ni celulosa, y sintetizar Usina a partir de ácido
reino Fungae y agrupó a los seres vivos en cinco reinos en la diaminopimélico; llegan a producir micelio (conjunto de
escala biológica: Monera, Protista, Fungae, Plantae y Anima- filamentos) que se fragmenta en forma perpendicular, y frag­
lia. El reino M onera incluía las bacterias, los actinomicetos y m entación en elementos cocoides y bacilares; algunos géne­
algunas algas verdes y azules; el reino Protista (Protoctista), ros, como Mycobacterium y Nocardia sintetizan ceras y
los protozoarios y el resto de las algas; el Plantae, los vegeta­ ácidos micólicos que les confieren resistencia al ácido-alco-
les superiores, y el Animalia, los animales superiores. En hol. Prácticamente todos son grampositivos y son sensibles a
2002, Bryce Kendrick, fundam entado en otras técnicas, la antibióticos antibacterianos mas no a antifúngicos (caps. 24
inmunología y la biología molecular, los clasifica en siete rei­ y 25).
nos: Archaebacteria, Eubacteria, Chromista, Protozoa, Fun­ Estudios filogenéticos perm itieron dilucidar que algu­
gí, Plantae y Animalia (figura 2-1A y B). Los dos primeros nos microorganismos son sólo fungoides heterocontos, es
tienen células procariontes y se llaman también dominios; decir, tienen zoosporas flageladas (Blastocystis spp., Pythium
los demás son eucariontes; desde el punto de vista filogenéti- insidiosum) y por ahora se agrupan en Stramenopilos o en
co, los animales están cercanos a los hongos, y en éstos los Chromistas; estos microorganism os no poseen ergosterol
hongos inferiores (Zygomycota) están separados de los supe­ en su m em brana citoplasmàtica, lo que explica su resistencia
riores (Basidiomycota y Ascomycota) (figura 2-1C). Esta cla­ a la terapia antifúngica con imidazoles y anfotericina B cuyo
sificación es la que se acepta en la actualidad. blanco de ataque es este tipo de esteróles.
Los actinomicetos se parecen a los hongos por su creci­
miento atipico (figura 2-2), presencia de filamentos y ramifi­
A ctinom icetos caciones en tejidos o cultivos, y producción de enfermedades
crónicas. Estos microorganismos producen filamentos finos
Tradicionalmente se han estudiado en micología, pero en y delgados de 0.5 a 0.8 micrómetros de diámetro (microsifo-
realidad constituyen un grupo heterogéneo de bacterias que nados, si miden < 1 micròmetro), con ramificaciones dicotó-
en algún m om ento de su ciclo de crecimiento desarrollan micas; algunos pueden generar micelio aéreo (figura 2-2). En
filamentos ramificados que se fragm entan en elementos medios sólidos, dan lugar a masas de filamentos, y en medios
cocoides, o bacilares, o ambos. líquidos tienden a formar racimos o lóbulos con ramificacio­
Los actinomicetos patógenos se clasifican en procarion­ nes dendríticas; producen esporas aisladas o en cadenas;
tes del filo (phylum ) Schizomycota, clase Eubacter, y orden pueden tener metabolismo oxidativo (aerobios) y encontrar­
Actinomicetales. Este orden incluye los siguientes géneros se en la naturaleza, o fermentativo (anaerobios) y hallarse
aerobios: Corynebacterium, Mycobacterium, Nocardia, como parte de la flora endógena en cavidades de seres hum a­
Rhodococcus, Gordona, Tsukamurella, Actinomadura, Strep- nos y otros vertebrados (cuadro 2-1).
tomyces y Dermatophilus, y anaerobios como Actinomyces, Algunos actinomicetos anaerobios tienen interés m édi­
Arachnia y Rhotia. Por lo general son heterótrofos y utilizan co, como Actinomyces, Bifidobacterium, Propionibacterium
gran variedad de sustancias como fuentes de nitrógeno y car­ (Arachnia) y Rhotia (figura 2-4), y entre los aerobios, Nocar­
bono, crecen en gelosa con pH neutro o ligeramente alcalino. dia, Actinomadura, Streptomyces, Corynebacterium y Derma­
Dan un olor característico a las aguas y el suelo; tienen acti­ tophilus (figuras 2-5 y 2-6).
vidad en procesos de fertilización, producen antibióticos Las enfermedades que ocasionan comprenden: miceto-
(,Streptomyces), se utilizan como fuentes de vitaminas, o des­ ma, nocardiosis, dermatofitosis o estreptotricosis, neumonía
integran diferentes sustancias y alimentos. alérgica por actinomicetos termotolerantes, actinomicosis,

9
10 • Sección I - Aspectos generales

Chromista
Filamentos fúngicos
Plantae
Eucarionte

Animalia
Eumycota

Eubacteria

Procariontes

Archaebacteria

M ucedináceo

Filamentos
actinomicéticos

Figura 2 -2 . Talo o m icelio de hongos y actinom icetos. (M odificada


de M aria t F, Lechevalier H. A ctinom ycètes aérobies pathogènes.
Bactériologie Médicale. 1,1977.]

Chytridiomycota
eritrasma, queratólisis plantar, tricomicosis axilar y eccema
Zygomycota epidérmico.
Urediniomycetes La clasificación y la nomenclatura han cambiado mucho
— Fungae
en los últimos años; hay controversias en cuanto a la separa­
— Basidiomycota — ción de algunos géneros y especies; por ejemplo, el grupo
Ustilaginomy-
cetes Micropolysporaceae se encuentra situado entre Nocardia y
Actinomyces; el grupo Frankiaceae, constituido por simbion­
Hymenomyce- tes de raíces de leguminosas que fijan nitrógeno atmosférico,
tes
presenta micelio fragmentado en bacteroides, pero no se ha
cultivado in vitro. Para evitar confusiones, se ha tratado de
Eukaryota — Animales
[— Archiascomycetes
aplicar una taxonomía numérica.
De interés médico y veterinario se consideran siete
■Ascomycota familias de aerobios y una de anaerobios. Hay otras tres con
Plantas — Hemiascomycetes 10 géneros que no se mencionan aquí. En el cuadro 2-2 y las
figuras 2-4 a 2-6 se m uestran las características generales de
Protista las familias de importancia médica.
Evascomycetes

Figura 2-1. A ) Los siete reinos actuales. B ] R epresentación de los H ongos


reinos (B iocentro. Cüembé. Santa Cruz, B o livia], C] Los reinos de
Eukaryota, los c u a tro filo s (p h y /u m ] de los ho n go s y las ram as Los hongos son organismos eucariontes que constituyen un
de Basidiom ycota y A scom ycota. complejo y fascinante grupo de organismos, tan grande que
Capítulo 2 - Generalidades • 11

Figura 2 -3 . Filam entos actinom icéticos (< 1 m icro m e tro ] y fú n gicos C> 1 m icrò m e tro ].

se calculan alrededor de 200 000 especies, pero se cree que • Cuadro 2-1. Familias de actinom icetos
hay más de un millón y medio; viven en los medios más
variados, y sólo alrededor de 400 son necesariamente pató­ Familias
genos para mamíferos, pero también existen patógenos de Aerobios Anaerobios
vegetales, insectos (entomógenos) o de otros hongos Micropolysporaceae Actinomycetaceae
(microparásitos), y unos pocos cientos son hongos op o rtu ­ Micropolyspora Actinomyces
nistas. Saccharopolyspora Rothia
Las prim eras descripciones morfológicas de los h o n ­ Dermatophilaceae Propionibacterium (Arachnia)
Dermatophilus Oerskovia
gos hacen referencia a un material “fungus = sponge = algo
Frankiaceae Bifidobacterium
con m uchos poros”, que es el aspecto que tienen los macro-
Frankia
micetos.
Causerina
En seres humanos, hay micosis como la tiña de los pies Alnus
y las candidosis (candidiasis), que se consideran tan frecuen­ Myrica
tes como el resfriado común; se desconoce la incidencia ver­ Micobacteriaceae
dadera pues estas enfermedades no siempre se notifican. Nocardia
De acuerdo con la posibilidad de apreciar las caracterís­ Rhodococcus
Mycobacterium
ticas morfológicas básicas, los hongos pueden ser macroscó­
Gordona
picos o microscópicos. Los hongos mejor conocidos por
Skermania
todos son los macroscópicos, denominados también setas o Tsukamurella
champiñones, con tamaño, forma y color de lo más variado. Corynebacteriaceae
Los hongos macroscópicos, que alcanzan hasta algunas Corynebacteríum
decenas de centímetros, están constituidos por agregaciones Dietzia
miceliales formando cuerpos fructíferos o carpóforos en Thermomonosporaceae
donde se localizan, además, estructuras de reproducción Nocardiopsis
Thermomonospora
sexual (basidios con basidiosporas). Los macromicetos están
Saccharomonospora
formados por una fructificación carnosa llamada píleo Maduromycetaceae
(“sombrero”), unido por su parte central al ápice de un estí­ Actinomadura
pite (o tallo) bien diferenciado. En un principio esta fructifi­ Microbispora
cación se encuentra envuelta por un velo universal, que es Microtetraspora
una vaina de hifas que en la m adurez permanece general­ Streptomycetaceae
mente conspicua en forma de copa o de saco en la base del Streptomyces
Notardioides
estípite o, a veces, como escamas o restos de mem branas fria-
12 • Sección I - Aspectos generales

AC T IN O M YC ETAC EA E MICROBACTERIACEAE

" i - /

Rhodococcus

A ctin o m yce s •; Propionibacterium


[Arachnia] \ tV

Rothia
Nocardia Mycobacterium

_________ g---

^ 'x l MADUROMYCETACEAE
o ^
* c

Oerskovia Bifidobacterium

Figura 2 -4 . Esquemas de las e structuras m icroscópicas de las


cinco fam ilias de actinom icetos anaerobios. (M odificada de Rippon
JW. Medical Mycology. The pathogenic Fungi and the pathogenic
A ctinom ycetes. 3rd ed. Philadelphia. W B Saunders, 1988.)

5TREPTOMYCETACEAE

MICROPOLYSPORACEAE

Nocardioides

Figura 2 -6 . Esquemas de la estructura microscópica de actinom ice­


tos aerobios (Microbacteriaceae, M aduromycetaceae y Streptom yec-
taceae). (M odificada de M ariat F, Lechevalier H. Actinom ycètes
aérobies pathogènes. Bactériologie Médicale 1,1977.)

DERMATOPHILACEAE

LS^ bles en dicha base y, con frecuencia, también en la superficie


del píleo.
Dermatophilus De manera simple, los hongos se pueden agrupar en:
ornamentales, alimenticios, venenosos o tóxicos, alucinóge-
nos, medicinales, contaminantes y patógenos.
THERMOMONOSPORACEAE Los hongos presentan las propiedades fundamentales de
la materia viva: irritabilidad, conductividad, contractilidad y
capacidad de reproducción; tienen como característica común
la ausencia de clorofila; por tanto, no pueden realizar la foto­
síntesis y deben nutrirse a partir de materias orgánicas ya
elaboradas (son heterótrofos); tienen la capacidad de descom­
poner organismos muertos o sus productos (saprofitos o
Nocardiopsis Thermomonospora saprotrofos) y obtener el nutrimento de otros organismos
vivos o huéspedes (parásitos). Sus paredes contienen básica­
Figura 2 -5 . Esquema de la estructura m icroscópica de a ctin o m i­ mente polisacáridos (principalmente a glucanos, mananos y
cetos aerobios. (M icropolysporaceae, D erm atophilaceae y T h e rm o -
m onosporaceae.) (M odificada de M ariat F, Lechevalier H.
quitina), además de manoproteínas. Cuando el parásito oca­
A ctinom yeètes aérobies pathogènes. Bacterologie médicale I, siona una enfermedad declarada en cualquier individuo
1977.) expuesto, se llama patógeno. Algunos hongos se asocian a otro
Capítulo 2 - Generalidades • 13

• Cuadro 2 -2 . Características de algunas fam ilias de a ctinom icetos de interés médico [fig u ra s 2 -3 a 2 -5 ]

Constitución Consumo Características


Familia de la pared Gram AAR Catalasa Micelio aéreo de 02 microscópicas
Actinomycetaceae Usina, galactosa ácido + +o - No hay Anaerobios Filamentos, elementos
aspártico, no tiene microaerófilos cocoides, bacilares y
ADP difteroides

Micropolysporaceae Meso-ADP; no tiene + + Abundante Aerobio Cadenas cortas de


ácido micólico esporas basipétalas que
se producen por encima y
debajo del medio

Dermatophilaceae Meso-ADP, madurosa, + + + No hay Aerobio Filamentos con tabiques


fucosa, xilosa murales; división longitu­
dinal y transversal, esporas
encapsuladas móviles

Nocardiaceae Meso-ADP, ácidos + Présente; se Aerobio Micelio fragmentado o


nocardiomicólicos, fragmenta cocoide y difteroide
arabinosa, galactosa en unidades
artrosporadas

Thermomonosporaceae Meso-ADP; sin ma­ + Présente Aerobio Micelio fragmentado;


durosa esporas en pares, cadenas
cortas o en zig-zag

Maduromycetaceae Meso-ADP + Présente Aerobio Micelio ramificado; esporas


en cadenas cortas; frag­
mentación cocoide

Streptomycetaceae LL-ADP + Présente Aerobio Micelio ramificado casi


nunca fragmentado;
esporas en cadenas; hifas
espirales

ADP, ácido diaminopimélico; Meso-ADP, ácido mesodiaminopimélico; LL-ADP, ácido LL-diaminopimélico; +, positivo; -, negativo.

organismo para nutrirse mutuamente (simbiosis) como los En diversas civilizaciones los hongos se consideraron
liqúenes (la combinación de hongos y las algas), así como las “sagrados” y en culturas como la náhuatl y la maya se dio «i
micorrizas (asociación de hongos y raíces de plantas), que sir­ los hongos un rango elevado, y se les consideraba “alimento
ven para incrementar la absorción de nutrimentos del suelo. de Dioses” (teonanácatl). Las trufas (Tuber melanospora) son
Los hongos tienen características ecológicas estratégicas seguramente los hongos más apreciados por los pueblos
que, aunadas a su ambiente físico, como temperatura, activi­ micófagos y no se ha logrado su cultivo industrial; hay algu­
dad acuosa y aerofilia, les perm iten satisfacer sus requeri­ nos muy conocidos y domesticados como el “hongo de París”
mientos nutricionales. Los hongos patógenos son especies (Agaricus hortensis). Por sí mismos, los hongos sirven como
zootrópicas que requieren tejido vivo para el crecimiento, al alimento o se utilizan en la elaboración de otros: pan, vino,
menos durante una parte de su ciclo; en cambio, los hongos cerveza (Saccharomyces cerevisiae) y quesos, como el Roque­
oportunistas son necrotróficos o saprotróficos, es decir, utili­ fort (Penicillium roquefortii), el Camembert (P. camember-
zan componentes orgánicos generados por vertebrados o tii), y el Reblochon (Geotrichum candidum); se usan para
compuestos orgánicos de invertebrados. De acuerdo al sus­ elaborar salsa de soja (Rhizopus oligosporum), fermentar la
trato que utilizan, los hongos necrotróficos pueden dividirse mandioca o yuca (Corynebacterium y Geotrichum candidum)
en queratinofílicos (utilizan queratina), lipofílicos (usan lípi- y producir tapioca. Se utilizan en procesos industriales, como
dos), osmofílicos (que viven en ambiente con poca actividad la elaboración de ácido cítrico (Aspergillus niger); por sus
acuosa), así como urofílicos y coprofílicos (Trichosporon y P. usos en la industria se ha perfeccionado mucho la ingeniería
boydii), y simbiontes endógenos (Candida). genética, sobre todo en levaduras. También sirven para obte-
Los hongos tienen gran im portancia para conservar el nei^antibióticos, como la penicilina (Penicillium notatum, P.
equilibrio de la Naturaleza, puesto que desintegran o reciclan chrysogenum), las cefalosporinas (Cephalosporium), la gri-
casi todos los restos orgánicos; intervienen en la producción seofulvina (Penicillium griseofulvum) y el ácido fusídico
del hum us del suelo, muy im portante para su fertilidad; a (Fusidium, Mucor), así como horm onas y enzimas. Por otra
esto se denomina biodesintegración y es indispensable en la parte, pueden ser una seria amenaza para los cultivos; entre
biosfera, pero tam bién participan de m anera indeseable en los fitopatógenos, los parásitos fúngicos originan 70% de las
el biodeterioro; algunos hongos se encuentran disponibles enfermedades importantes; pueden destruir maderas, pieles,
incluso para programas de control biológico. telas, obras de arte, lubricantes, cocinas, baños, o alimentos
14 • Sección I - Aspectos generales

para seres hum anos o para animales. En la ganadería pueden aérea o cutánea. Algunos son cosmopolitas y otros están
ocasionar grandes pérdidas económicas por enfermedades delimitados a zonas endémicas (Histoplasma, Coccidioides
digestivas, abortos, dermatosis o micosis sistémicas. immitis).
En seres humanos, la micopatología es variada. Al enve­ Hay cierta afinidad de los hongos por tejidos u órganos,
nenamiento producido por la ingestión de un hongo macro- por ejemplo, los dermatofitos por la queratina; Cryptococcus
miceto (setas tóxicas) se llama micetismo, por ejemplo, en los neoformans por tejido nervioso, e Histoplasma por compo­
casos de los derivados de Amanitaphalloid.es (faloidismo), un nentes del sistema reticuloendotelial.
hongo alucinógeno que suele consumirse de modo accidental Las personas sanas tienen inm unidad natural a las infec­
o en ritos religiosos o culturales, y que puede causar desde ciones micóticas. Esta resistencia es inespecífica y depende
micetismo gastrointestinal hasta alteraciones cerebrales y la de factores genéticos, hormonales, nutricionales, así como
muerte; Amanita muscaria (parasimpaticomimético y psico- de la edad y el género; los cilios nasales, la piel y las mucosas
activo), Lepiota helveola (parafaloidismo), Psilocybe mexicana también son barreras mecánicas, así como las secreciones,
(neurotóxico o alucinógeno) y Helvella esculenta (hemofíli- como el sebo y el sudor que tienen actividad fungicida. Los
co). El micetismo puede ser citotóxico, en cuyo caso ocasiona microorganismos que penetran estas barreras desencadenan
la muerte en 6 a 10 h; neurotóxico, que se manifiesta en 20 una respuesta inflamatoria y la fagocitosis. Los hongos actúan
min a 2 h; autonómico, que a veces produce alucinaciones y como antígenos y estimulan la producción de anticuerpos,
se manifiesta en 30 min a 4 h, y gastrointestinal, que se pre­ células T y citocinas; favorecen la permeabilidad capilar, y
senta en 30 m in a 3 h. tienen efecto citotóxico. Como no hay correlación entre las
Se conoce como micotoxicosis a las alteraciones produ­ concentraciones de anticuerpos y el grado de protección, se
cidas por la ingestión de alimentos que contienen metaboli- cree que esta última depende de la inm unidad celular.
tos o sustancias precursoras de toxinas de hongos, como las Debido a la presencia de estos hongos, las reacciones
aflatoxinas (Aspergillus) que son cumarinas, y las fusarinas inm unitarias quizá contribuyan a la patología de las infeccio­
(Fusarium) que son tricotecenos; se desarrollan sobre maíz, nes en el sitio de la invasión, como es la formación de granu­
cacahuates (maní) y otros sustratos utilizados como alim en­ lomas o, a distancia, al causar reacciones como el eritema
to para seres hum anos o animales; ésas son sustancias muy nudoso o la urticaria. Los factores de virulencia más im por­
activas que inutilizan los alimentos y pueden originar hepa- tantes son: termotolerancia, crecimiento sumergido, resis­
tomas en animales, y se cree que producen cáncer de hígado tencia a fagocitosis, m imetismo molecular, excreción de
en seres humanos; las segundas tienen propiedades neuro- enzimas, papel de metales (hierro [Fe], calcio [Ca]), y adhe­
tóxicas y vasoconstrictoras; y ergotoxinas (Claviceps purpu­ sión. También hay reacciones alérgicas por inhalación de las
rea o su esclerocio [cornezuelo del centeno], que produce esporas, y se ha estimado que hasta 4 a 15% de las enferme­
alcaloides como el ácido lisérgico [precursor del LSD] y la dades respiratorias alérgicas, como el asma, se produce por
ergotamina [que se ha utilizado en obstetricia]). También hongos (p. ej., Alternaría, Cladosporium, Helmintosporium,
pueden ocurrir fenómenos alérgicos de hipersensibilidad en Penicillium, Didymella, Aspergillus); de la inflamación inicial
personas normales o atópicas, fundam entalm ente asma y puede pasar a la alveolitis, que puede evolucionar hacia una
rinitis (Penicillium, Aspergillus). fibrosis irreversible y fatal.
El tratamiento del micetismo y de la micotoxicosis cons­ Según su localización, las micosis se clasifican en cuatro
tituye una urgencia médica que requiere lavado gástrico, grandes grupos: superficiales, subcutáneas, sistémicas y por
administración de líquidos, y muchas veces glucocorticoides. oportunistas. Las micosis subcutáneas y sistémicas también
pueden agruparse en las micosis profundas.
En general, las micosis superficiales se generan por
M icosis contacto directo con el hongo o con una persona o animal
infectado, y afectan la piel, los anexos y las mucosas, por
Las infecciones causadas por hongos microscópicos se lla­ ejemplo, tiñas y candidosis (cuadro 2-3). Se considera der-
man micosis, y tom an su nombre de la parte del organismo matomicosis cualquier infección cutánea fúngica, y no exclu­
que invaden (onicomicosis) o del hongo que las causa (coc- sivamente las dermatofitosis.
cidioidomicosis). Los agentes de las micosis son alrededor de Por lo general, las micosis subcutáneas se adquieren del
100 y pueden ser de origen endógeno o exógeno. ambiente, y el hongo penetra por un traumatismo, por ejem­
Los hongos endógenos se encuentran en mucosas o plo, en la esporotricosis, el micetoma y la cromoblastomico-
tegumentos de individuos sanos, y sólo en estados especiales sis (cuadro 2-4).
del huésped (inmunosupresión, diabetes, antibioticoterapia) En las micosis sistémicas, las esporas del hongo penetran
se convierten en patógenos, por ejemplo, Candida. Los h on­ por inhalación (coccidioidomicosis, histoplasmosis, para-
gos exógenos viven fuera del ser hum ano o de los animales;
algunos son parásitos obligatorios (dermatofitos) y otros son
• Cuadro 2 -3 . Ó rganos afectados en m icosis superficiales
saprobios (Aspergillus, Mucor) y excepcionalmente se con­
vierten en patógenos. Éstos, junto con algunas levaduras,
Piel Bucofaringe
constituyen el grupo de los oportunistas o patógenos facul­ Ojos Oído externo
tativos. La mayoría de los hongos exógenos penetra por vía Senos Vagina
Capítulo 2 - Generalidades • 15

• Cuadro 2 -4 . M icosis subcutáneas • Cuadro 2 -5 . M icosis sistém icas

Blastomicosis subcutánea Blastomicosis


Cromoblastomicosis Paracoccidioidomicosis
Esporotricosis Coccidioidomicosis
Entomoftoromicosis (basidiobolomicosis y conidiobolomicosis) Adiaspiromicosis
Eumicetoma [de granos blancos y negros] Histoplasmosis
Hialohifomicosis subcutánea Peniciliosis
Feohifomicosis (quiste micótico] Aspergilosis
Lacaziosis [lobomicosis] Criptococosis
Rinosporidiosis Candidosis [candidiasis]
Otras: aspergilosis Ceotricosis
Tricosporonosis [infección diseminada]
Feohifomicosis y hialohifomicosis sistemica
Seudoallescheriasis
Inhalación

Colonización coccidioidomicosis, blastomicosis), después ocurre coloni­


zación y, en la mayoría de personas de áreas endémicas, hay
Infección una infección pulm onar asintomática; en un porcentaje
pequeño se produce micosis pulm onar prim aria (neumonía
aguda) que se acompaña de síntomas generales (figura 2-7).
En ambos casos, hay curación o evolución hacia una enfer­
medad pulm onar crónica; es poco frecuente la diseminación
ACUDA hacia cualquier otro órgano o sistema, en especial hígado y
bazo (cuadro 2-5) o la reactivación endógena. La inocula­
ción cutánea prim aria es excepcional, se presenta como una
lesión granulomatosa local acompañada de adenopatía.
Las micosis sistémicas pueden afectar la piel o las m uco­
sas, y las superficiales, extenderse hacia órganos profundos.
Sólo deben considerarse si se altera más de un órgano pro­
fundo y sólido. En general las micosis son de evolución
subaguda o crónica, pueden durar años o ser letales; como
los hongos liberan pocas toxinas, no suele haber fiebre ni
modificaciones sanguíneas. Se denom ina fungemia a la
demostración del hongo en el torrente sanguíneo. Sepsis
Reactivación fúngica se refiere a la persistencia o proliferación de un esta­
endógena do del hongo o sus productos en la sangre; dado que ocurre
en ausencia de cultivo positivo, es difícil de demostrar en la
práctica; describe una situación clínica encontrada con fre­
Diseminación cuencia pero no rigurosamente probada.
extrapulmonar
Las micosis por oportunistas son causadas por hongos
Figura 2-7. Esquema que m uestra la fisiopatogenia de una m ico­ saprobios que se transform an en patógenos en diferentes
sis sistèm ica. [M od ifica d a de Topley & W ilson's M icrobiology and situaciones del huésped.
m icrobial infections. Voi 4. 9 th ed. London. A rn o ld 1998.]

Bibliografía
i

Bonifaz A. Micologia médica básica. 3a Ed. México. McGraw- Cifuentes-Blanco J. Los campos de estudio de la micologia. En:
Hill 2010:1-5,31-35,495-98. López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández Hernández F.
Carvajal-Moreno M, Ayvar Serna S. Principales m icotoxinas y Actualidades en Micologia Médica 4ta Ed. Cap. 8. México.
micotoxicosis. En: López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Her­ UN AM 2008:45-49.
nández Hernández F. Actualidades en Micologia Médica 5ta Ed. Deacon JW. Introducción a la micologia moderna. México. Norie-
México. UN AM 2008:347-54. ga-Limusa 1988.
Castillo-Daudí V, Castillo-Daudí M. Técnicas de diagnóstico en Evans GGV, Gentles, JC. Essentials o f medical mycology. London.
micologia cutánea. Piel 1988;3:44-449. Churchill-Livingstone 1985.
16 • Sección I - Aspectos generales

♦ Hernández-Hernández F. Morfología general de los Hongos. En: ♦ Mariat F, Lechevalier H. Actinomycetes aérobies pathogènes. Bac­
López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández Hernández F. tériologie Médicale 1977;I:566A-566ZA.
Actualidades en Micologia Médica 4ta Ed. Cap. 2. México. ♦ Mariat F. El hombre y los hongos. Gac Méd Méx 1977;112-9:433-
UN AM 2008:3-6. 38.
♦ Hoog de GS, Guarro J. Atlas of Clinical Fungi. The Netherlands ♦ Midgley G, Clayton IM, Hay RJ. Diagnosis in color Medical Myco-
Spain: Centralbureau voor schimmelcultures/Universitat Rovira logy. Chicago. Mosby 1997.
I Virgili 1995:1-16,79-86. ♦ Pérez-Silva E. Mimetismo faloidiano, muscarinico, inconstante y
♦ Kendrick B. Kingdom, classification and biodiversity. En: The fifth gastrointestinal. En: López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Her­
Kingdom. http://www.mycolog.com/CHAPl. htm. 2007. nández Hernández F. Actualidades en Micología Médica 4ta Ed.
♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar U, Hernández-Hernández F, México. U N AM 2008:313-17.
Castañón-Olivares R. Micologia médica. Procedimientos para el ♦ Serrano JA, Sandoval AH. Identificación y diagnóstico de actino-
diagnòstico de laboratorio. México. Trillas 2004:25-30. micetales patógenos, la Ed. Mérida. Universidad de los Andes
♦ López-Martínez R. Generalidades de los Hongos. En: López-Mar- 2005.
tínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández Hernández F. Actualida­
des en Micologia Médica 4ta Ed. Cap. 1. México. UNAM
2008:1-2.
Hongos

Características fundam entales • Cuadro 3-1. Características fundam entales de los hongos

Heterótrofos Absorben nutrimentos


Sus características fundamentales (cuadro 3-1) son:
Eucariontes Presentan talo o micelio
• Todos son heterótrofos (quimioorganótrofos) por lo que Pared de quitina
tienen que alimentarse de m ateria orgánica preformada
que utilizan como fuente de energía y de carbono.
mohos mucilaginosos, que carecen de pared celular y
• Son eucariontes, es decir, presentan un núcleo diferen­
pueden alimentarse por fagocitosis, estos hongos se
ciado con membrana bien organizada.
adaptan a medios acuáticos (figura 3-1).
• Tienen una pared celular formada por polisacáridos,
polipéptidos y quitina; esta pared es rígida, por lo cual Los hongos, de m anera natural o inducida por condicio­
no pueden fagocitar partículas alimenticias sino que nes ambientales y de nutrientes, producen enzimas cuya fun­
absorben nutrim entos simples y solubles que obtienen ción está implicada en la fisiopatogenia; se han demostrado
al desintegrar polímeros mediante enzimas extracelula- proteasas en Coccidioides immitis y Aspergillus niger, en el
res llamadas despolimerasas. primero destruyen inmunoglobulinas, mientras en el segun­
• La estructura fúngica consta de un complejo llamado do le confieren capacidad de invasión. Los organelos son:
talo o micelio (figura 3-1) que, a su vez, está constituido núcleo rodeado por una membrana, mitocondrias, retículo
por múltiples filamentos o hifas (hifomicetos o mohos) endoplasmático liso, aparato de Golgi y m embrana celular
o, menos a menudo, por estructuras unicelulares o leva­ (que contiene ergosterol, característico del reino). Además
duras (blastomicetos); éstas se reproducen por gema­ poseen: 1) cuerpos cisternales o dictiosomas; éstos liberan:
ción (Saccharomyces cerevisiaé) y casi nunca por fisión a) macrovesículas que atraviesan la membrana celular en un
binaria (Schizosaccharomyces pombe); también son una proceso inverso a la picnocitosis; enzimas líticas que abren
excepción los Chytridiomycetes (citridiomicetos), for­ pequeños poros en la pared y depositan un material amorfo
mados por células redondas grandes con rizoides, y los que da lugar a la nueva pared; b) microvesículas que contie-

F ila m e n to s o hifas
(hyp h o m yce te s Levaduras
o m ohos] [b la s to m y c e te s ]

p. <
D im o rfo s

[2 0 a 25 °C ] [3 7 °C ]

Fisión binaria
Célula redonda
y rizoides

ru
cr

Figura 3-1. Estructura de un ta lo o micelio de m ohos y levaduras, y en la parte inferior dos fo rm a s poco frecuentes. [M odificada de Deacon
JW. Introducción a la m icologia médica. N oriega-Lim usa, 1988.]

17
18 • Sección I - Aspectos generales

nen quitina sintetasa, que actúa sobre dicho material para


formar quitina y 2) organelos membranosos circulares. La
forma de crecimiento depende de la cantidad de macrovesí-
culas y microvesículas, y de su disposición; si se concentran
en un punto se originará una hifa, y si m uestran localización
homogénea en la periferia, una levadura.

Talo
Está constituido por dos partes: 1) talo vegetativo que ase­
gura el desarrollo, la nutrición, la fijación y la edificación de
la parte reproductora, y 2) talo reproductor, donde se for­
m an los órganos de reproducción. Puede estar representado
por hifas, levaduras o seudohifas (blastosporas que no se
separan) (figura 3-2; véanse figuras 20-17 y 20-19).
Si el talo está disociado, se producen colonias de leva­
duras de crecimiento rápido, consistencia cremosa y que se
resiembran como las bacterias en puntos o estrías (figura
3-3). Si el talo es filamentoso, da lugar a colonias de mohos
de crecimiento centrífugo (figuras 3-4 y 3-5), con filamentos
aéreos entremezclados, más o menos largos, o agrupados de
manera compacta, con superficie glabra recubierta de vello
fino; el crecimiento es lento salvo en los hongos oportunistas Figura 3 -3 . Aspecto macroscópico de un m oho y de una levadura.
(figuras 3-3 y 22-5).
Los hongos que tienen una fase parasitaria levadurifor-
me y una saprofítica micelial, y que en respuesta a cambios
ambientales pasan de esta últim a fase a 20 a 25 °C a la fase necesariamente levaduriforme, como la esférula (Coccidioi-
de levadura a 37 °C, o viceversa, se llaman dimorfos (figura des spp.).
3-1). Algunos hongos producen levaduras y filamentos, y
ambas formas pueden existir juntas y no necesariamente Modiñcaciones del talo
determ inadas por la tem peratura. Estos hongos pueden Los hongos presentan variaciones en su forma y constitución
considerarse polimorfos (Candida). Se conocen como hon­ importantes para diferenciarlos: dilataciones o vesículas; órga­
gos bifásicos aquellos con una fase filamentosa y otra no nos de resistencia o clamidosporas (figuras 20-17 y 20-19);
Capítulo 3 - Hongos • 19

Figura 3 -4 . C recim iento centrífugo de un hongo ( Pénicillium sp.]. Figura 3 -5 . Esquema de la form ación de la colonia. (M odificada de
Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t Pasteur,
19 8 0.]

estas últimas en algunos hongos se consideran formas de


reproducción, como las artroclamidosporas en Coccidioides
como los picnidios (figuras 3-9 y 3-10), o sexuados como el
spp.; órganos de fijación como rizoides y appressorium (figura
apotecio (aspecto de copa), peritecio (figuras 3-11 y 3-12) y
2 2 -6 ); hifas en espiral o tirabuzón (figura 3-6); órganos nodu­
cleistotecio (figura 3-13) (con ostioloy sin él, respectivamen­
lares formados por hifas torcidas en forma de nudo; hifas en
te) (figura 3-14). En la actualidad tiende a llamarse ascomata
raqueta, con un ensanchamiento en un extremo; candelabros
a todas las agregaciones micelianas.
fávicos (hifas en cuerno o asta) que están dados por varias
ramificaciones al final de una hifa (figura 6 -3 1 ); hifas pectina­
das o en forma de peine; hifas peridiales, que son ensanchadas Estructura
y multiseptadas con terminación en espiral (figura 3 -6 ) y acu­
mulación de muchas hifas (esclerocio o esclerote), cuyo obje­ La hifa (figura 3-15) es un tubo de longitud variable formado
tivo es almacenar sustancias de reserva (figura 3-7). por una pared celular rígida, en el que fluye protoplasma. El
Otras agregaciones miceliales son los coremios (figura diámetro varía de 1 a 30 micrómetros; term ina en punta,
3-8) y sinemas (con órganos de fructificación y sin ellos, res­ misma que constituye la zona de extensión y representa la
pectivamente) o estromas redondeados fértiles y asexuados, región de crecimiento.

Órganos
nodulares

Hifas pectinadas Seudohifa Hifas en raqueta Hifas peridiales

Figura 3 -6 . M odificaciones m icroscópicas del talo. (M odificada de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t Pasteur, 1980.)
20 • Sección I - Aspectos generales

Figura 3-7. M adurella m ycetom atis, presencia de esclerocios


ClOx). Figura 3 -8 . S p o ro th rix schenckii, asociaciones en coremios.

Los hongos superiores muestran tabiques transversales de vesículas secretoras, cuerpos lipídicos, inclusiones crista­
que se denom inan “septos” y forman el micelio tabicado linas (ergosterol) y microcuerpos; también puede haber hile­
(figura 3-2); tienen poros que perm iten el paso del citoplas­ ras de microtúbulos y glucógeno.
ma y el núcleo, de ahí que las hifas no consten de células sino En las especies superiores de hongos, cada tabique se
de compartimientos (figura 3-15). Los hongos inferiores que encuentra relacionado con un corpúsculo de Woronin, que
tienen un micelio continuo o cenocítico, carecen de tabi­ al parecer actúa como obturador de los poros para aislar los
ques (aseptados) (figura 3-2), o muestran muy pocos y sólo compartimientos cuando éstos envejecen o se diferencian
se presentan para aislar las partes viejas o las reproductoras (figura 3-15). Los poros más complejos son característicos de
(figura 3-15). Basidiomicota, y están formados por estructuras que reciben
Los núcleos tienen m em brana doble y nucléolo; los el nom bre de parentosom as. Es posible que el citoplasma y
organelos citoplásmicos incluyen mitocondrias, retículo la pared se desintegren por autólisis y que se desarrolle una
endoplasmático, vacuolas, ribosomas 80S (las bacterias tie­ pared secundaria bastante gruesa; ello da lugar a células de
nen 70S) y aparato de Golgi relacionado con la producción resistencia o clamidosporas que sobreviven a situaciones

AGREGACIONES M ICELIALES

Figura 3 -9 . Esquema de la estructura microscópica del esclerocio o esclerote, el corem io y el picnidio. [M od ifica d a de Cours supérieur de
m ycologie médicale. Paris: In stitu te Pasteur, 1980].
Capítulo 3 - Hongos • 21

Figura 3-12. L. senegalensis, aseas y ascosporas [2 5 x ).


Figura 3-10. P hom a sp., presencia de picnidios.

Figura 3-11. L. senegalensis, presencia de peritecios CIOx). Figura 3-13. A. nidulans, presencia de cleistotecios [2 5 x ).

AGREGACIONES MICELIALES

Cleistotecio Apotecio Peritecio

Figura 3-14. Esquema de la estructura m icroscópica del cleistotecio, el apotecio y el peritecio. [M od ifica d a de Cours supérieur de mycologie
médicale. Paris: In s titu te Pasteur, 1980.)
22 • Sección I - Aspectos generales

HIFA LEVADURA

Retículo
Retículo endoplásmico
Ribosoma Mitocondria
endoplásmico
Núcleo Poro septal
Vesículas Núcleo

Pared Cuerpo
lipidico

MICELIO Vacuola
TABICADO
Corpúsculo de Aparato
Mitocondria Woronin Cicatriz de Colgi
Cuerpo
gemante
Aparato Nucleolo lipidico
de Colgi
Tabique completo

MICELIO CENOCÍTICO

Hifa muerta

Figura 3-15. Esquema ultraestructural de los hongos. [M odificada de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t Pasteur, 1980.]

adversas y perm anecen en estado de latencia (figuras 20-17 y


20-19).
Las hifas tienen la capacidad para anastomosarse en los
puntos de contacto, principalm ente en hongos superiores, y
de esta m anera pueden intercambiar citoplasma y núcleos.
Las ramificaciones son sucesivas, lo cual im parte a la colonia
una forma circular que recuerda una tiña del cuerpo (figura
3-5).
En los hongos mucedináceos, las hifas son incoloras o
hialinas, y en los negros o dematiáceos, de color oscuro por
la presencia de pigmentos de tipo melanina (figuras 2-1 y
3-16). Estos pigmentos son complejos que confieren toleran­
cia contra estrés ambiental y contra oxidantes antimicrobia­
nos que se producen durante la defensa del huésped.
Las paredes fúngicas están formadas por diferentes
capas: polisacáridos, como glucanos (polímeros de glucosa),
mananos (polímeros de mañosa) y polímeros de glucosami-
na; proteínas (algunas de las cuales son permeasas); lípidos
(el ergosterol es un esterol esencial); componentes fibrilares,
como la quitina y, casi nunca, celulosa.
En el ápice de las hifas hay vesículas que forman un
complejo interno de m em brana y contienen enzimas que
sintetizan la pared o que la desintegran; también hay partí­ Figura 3-16. Au re o ba sid iu m sp., hifas y clam idosporas oscuras
culas denominadas quitosomas, cuya función no se conoce [40x],
en definitiva.
que permite a los hongos filamentosos desarrollar micelio
Necesidades fisio ló gicas aéreo con órganos de fructificación, y d) un pH ácido, ya que
es más conveniente (5 a 6.5). El medio glucosado o maltosa-
Los hongos deben encontrar en los medios de cultivo lo do de Sabouraud reúne estas características.
necesario para su crecimiento y desarrollo: a) materias nitro­ Para obtener la esporulación sexuada o asexuada es pre­
genadas como peptona; b) azúcares como glucosa o maltosa, ferible utilizar medios naturales gelosados como papa-zana­
que son indispensables; c) un soporte sólido, como la gelosa, horia o extracto de malta.
Capítulo 3 - Hongos • 23

Muchos hongos necesitan vitaminas; éstas se encuen­ La reproducción se realiza por medio de esporas y pue­
tran en las impurezas de la peptona y del azúcar; en ocasio­ de ser sexuada (teleomorfa) o asexuada (anamorfa). Los
nes, conviene utilizar medios enriquecidos con vitaminas hongos que presentan ambas formas se llaman holomorfos.
específicas. La fermentación de azúcares es una característi­ La reproducción sexuada o perfecta se produce por la unión
ca de im portancia para diferenciar las levaduras; también es de dos núcleos, mientras que la asexuada o imperfecta (hon­
conveniente el m étodo de utilización de azúcares y materias gos mitospóricos), se da a partir de un micelio aéreo o repro­
nitrogenadas en anaerobiosis. Esto también puede usarse en ductor, sin fusión de los núcleos. Las esporas o elementos
algunos hongos filamentosos. Algunos elementos, como el celulares que sirven para la dispersión se denom inan propá-
cobre, manganeso, hierro y cinc se han identificado como gulos.
estimulantes de crecimiento; sin embargo, estos mismos La reproducción sexuada se relaciona con cambios evo­
pueden inhibirlo si se encuentran en exceso en los medios de lutivos y adaptativos para sobrevivir a modificaciones am ­
cultivo. bientales, mientras que la asexuada asegura una amplia
La forma de levadura de los hongos filamentosos se diseminación en la naturaleza.
obtiene en medios con sangre o huevo. La tem peratura Por un fenómeno de pleomorfismo, el hongo sufre una
ambiente de 20 a 30 °C perm ite el desarrollo de casi todos los mutación irreversible, pierde sus órganos de reproducción y
hongos, en especial los parásitos superficiales; para los pará­ se transforma en un hongo velloso de micelio estéril (Myce-
sitos de mucosas y órganos profundos conviene más que sea llia sterillia) (figura 3-2).
de 30 a 37 °C.
Los hongos termófilos resisten hasta 55 °C y muchos se Reproducción sexuada
conservan viables a tem peraturas de congelación (psicrófi- Consta de una serie de fenómenos como: producción de
los). Los mesófilos resisten temperaturas de 0 a 50 °C, y los órganos sexuados y gametos; fusión de protoplasma de éstos
anemófilos son hongos ambientales. La mayoría necesita (plasmogamia) y fusión nuclear (cariogamia); meiosis en
oxígeno y hum edad relativa para vivir. Algunos modifican su hongos haploides; aparición de factores genéticos, así como
metabolismo al cambiar la tem peratura, por ejemplo, Fusa- desarrollo de cuerpos fructíferos y esporas sexuadas.
rium sporotrichoides y especies de Cladosporium, Alternaría, En ocasiones, la plasmogamia se acompaña de forma­
Mucor y Penicillium a bajas tem peraturas producen tricóte - ción de hifas protectoras alrededor del huevo y evoluciona
cenos, causantes de aleucia tóxica alimentaria. de m anera diferente según se trate de hongos inferiores o
superiores. En los superiores (ascom icetos o basidiom i-
cetos), la fusión nuclear da lugar a células binucleadas o
Reproducción dicariones, y en los inferiores (zigomicetos) se observan
Para conservar su capacidad de adaptación, los hongos deben heterocariones, es decir, núcleos distintos desde el punto de
reproducirse fácilmente. Las hifas se desarrollan a partir de vista genético.
una espora por emisión de un tubo germinativo; la forma El apareamiento puede ser del talo proveniente de una
más simple ocurre por crecimiento apical de las hifas; no hay sola espora y se llama homotálico; si los gametos son iguales,
crecimiento intercalar, pero las células no terminales pueden la reproducción es isogámica, el elemento de la fusión se
"emitir ramificaciones (figura 3-17). denom ina zigoto, y la espora, zigospora (figura 3-18); ésta es
la reproducción sexuada en zigomicotina (figuras 22-1 y
22-2).
Tubo germinativo
La unión que ocurre entre talos diferentes de una misma
Espora especie (oogonio y anteridio) se llama heterotálica; la repro­

o - o - cp - c ^
ducción, heterogámica; el resultado de la fusión, oosfera, y la
espora, oospora (figura 3-19). Es la reproducción sexuada en
mastigomicotina (oomicetos). Cuando es imposible identi­
ficar con precisión los gametos masculino y femenino, se lla­
man positivo (+) y negativo (-), que equivalen a donador y
receptor, respectivamente. En el proceso sexuado se pueden
Ramificaciones producir precursores y horm onas sexuales, como sirenina,
intercalares anteridiol y ácidos trispóricos. La sirenina, por ejemplo, se
genera en los gametos femeninos y atrae los gametos m ascu­
linos por quimiotaxis; el anteridiol, también femenino, inicia
el desarrollo de anteridios y su absorción hace que las ramas
masculinas generen oogoniol (feromona cuya estructura
química base es similar al colesterol), el cual estimula la pro­
ducción de oogonios.
En ascomicotina, la reproducción sexuada ocurre por
Figura 3-17. Esquema del crecim iento apical. [M od ifica d a de Cours fusión entre hifas vegetativas, o una espora masculina (esper-
supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t Pasteur, 1980.) macio) y una hifa receptora femenina (tricogino) depen-
24 • Sección I - Aspectos generales

REPRODUCCION SEXUADA

A p a re a m ie n to h o m o tá lico R eproducción isogám ica Z ig o to

REPRODUCCION ASEXUADA

Esporangiospora

E sporangio

Colum ela

Esp o ra ng ió fo ro
M ucorales E n to m o p h th o ra le s

Figura 3-18. Esquema de la reproducción sexuada y asexuada en zigom icotina. [M od ifica d a de Deacon JW. Introducción a la micología
médica. México: Noriega Lim usa, 1988.)

diente del ascogonio u órgano sexual femenino. La hifa mediante un asa de conexión llamada “fíbula” o “c/amp”, las
ascógena contiene dos núcleos (dicarión), los cuales se divi­ paredes se disuelven y los núcleos se aparean (dicarión).
den, un par se desplaza al ápex o vértice, las paredes se reaco- Después de la división meiótica de los núcleos apareados se
modan y se forma la asea madre; hay fusión nuclear y surge forma un cuerpo fructífero (una seta), donde se desarrollan
un núcleo diploide. La asea madre se alarga y pasa por anafa- los basidios; aquí los núcleos se dividen por mitosis y los
ses I y II; entonces se delimitan las ascosporas, las cuales que­ núcleos resultantes haploides, ya rodeados de pared y m em ­
dan finalmente contenidas en sacos o aseas que se encuentran brana celular, emigran hacia las basidiosporas (figura 3-21).
dentro de estructuras filamentosas redondeadas (peritecios y La reproducción sexuada en zigomicotina se da por la
cleistotecios) (figuras 3-11 a 3-13 y 3-20). unión de dos hifas especializadas (zigóforos) que en sus
En basidiomicotina, la reproducción se realiza por extremos producen estructuras de fusión llamadas septos
fusión de dos hifas vegetativas monocariotas (un núcleo), gametangiales que separan el área que contiene el núcleo del
resto de la hifa; posteriorm ente ocurren la plasmogamia y
cariogamia entre ambas hifas, lo que da por resultado un
U NIO N REPRODUCCION prozigosporangio, que conforme m adura pasa por fases de
HETEROTÁLICA HETER O C Á M IC A zigosporangio y zigospora. A partir de ésta, germina una hifa
que dará origen a un nuevo esporangio (figura 22-1).
O osfera La parasexualidad es un sistema genético alterno que
puede sustituir la reproducción sexuada en hongos imperfec­
tos; se desconoce por qué siguen este proceso menos eficaz.

Reproducción asexuada
La reproducción mitospórica (antes imperfecta) es la mejor
conocida y, por lo general, sirve para identificar al hongo;
suele llevarse a cabo por medio de esporas generadas por una
célula especializada o conidiógena, las cuales son externas y
se llaman conidios, y sólo en las zigomicotas son internas
y se llaman endosporas o esporangiosporas (figura 3-22).

Endosporas
Figura 3-19. Esquema de la reproducción sexuada en m a stig o m i-
cotina. [M odificada de Deacon JW. Introducción a la micología Son esporas internas que caracterizan a los hongos inferio­
médica. México: Noriega Lim usa, 1988.) res. Se dividen en esporas móviles o zoosporas que no se
Capítulo 3 - Hongos • 2 5

Fusión nuclear
[núcleo diploide]

Figura 3 -2 0 . Esquema de la reproducción sexuada en ascom icotina. [M od ifica d a de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t
Pasteur, 1980.)

observan en hongos patógenos para seres humanos, y en coincide con la aparición de vesículas fragmentadas form an­
esporas inmóviles, esporangiosporas (aplanosporas), conte­ do un complejo de citomembranas a partir del núcleo y del
nidas en una vesícula o esporangio (figura 22-8). Este últi­ retículo endoplasmático, que convergen para separar los pri­
mo, a su vez, se encuentra sostenido por un filamento mordios en esporas independientes (las membranas frag­
portador o esporangióforo, que tiene un tabique de forma mentadas se convierten en plasmalema), y cuando están
especial o columela. Dichas esporas se liberan por rotura de maduras son liberadas al romperse la pared esporangial, o
la vesícula; los fragmentos de esta última que permanecen permanecen dentro si la pared persiste.
unidos a la columela constituyen el collarete (figura 3-22).
El mecanismo de esporangiosporogénesis da lugar a la Conidiogénesis
formación de esporangiosporas por fragmentación del cito­ Por este mecanismo se producen los conidios, que son las
plasma del esporangio, sin que su pared esté involucrada, y formas de reproducción asexuada características de los hifo-
difiere por completo de la producción de conidios. La onto­ micetos. En la figura 3-23 se presentan los criterios de coni­
genia de la esporangiospora incluye un sistema de fragm en­ diogénesis más relevantes para la identificación de los hongos
tación, y la separación eventual de los prim ordios de de im portancia médica, así como ilustraciones de sus meca­
vesículas es iniciada por su coalescencia. Esta separación nismos de formación. Las células que dan lugar a los coni-
BASIDIO

Figura 3-21. Esquema de la reproducción sexuada en Basidiom icotina. [M od ifica d a de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In sti­
tu t Pasteur, 1980.]

ESPORAS EXTERNAS [CONIDIOS] ESPORAS INTERNAS [ENDOSPORAS]

A crem onium ACPP


Fusarium

M ucor

Figura 3 -2 2 . Esquema de las esporas externas e internas y sus células productoras. [M od ifica d a de Cours supérieur de m ycologie m édica­
le. Paris. In s titu t Pasteur, 1980.]

26
Capítulo 3 - Hongos • 27

CONIDIOGENESIS

. O.

TALICA-ARTRICA

HOLOARTRICA

SINCRONÓGENA

fif#1
ENTEROARTRICA
a b e
I p 0
* _ - -
H
IrH
a b c d

5ARCÍN CA (T \

-j-

a b
A SIM PODIAL

s iíf e .
ENDÓGENA

Figura 3 -2 3 . Criterios de conidiogénesis y representación esquem ática de m ecanism os de form ación de conidios. [M od ifica d a de De Hoog
CC, Guarro J. A tlas o f Clinical Fungi. The N etherlands. Spain; Centralbureau voor sch im m e lcu ltu res/U n ive rsita t Rovira 1 Virgili, 1995.)

dios se llaman conidiógenas; a m enudo se observa una


estructura diferenciada que sostiene una o más células coni­ S porothrix
diógenas y se llama conidióforo.
Este aparato conidial de complejidad variable puede ser Simpodulosporas
muy simple desde el punto de vista morfológico; por ejemplo,
en Sporothrix los conidios se originan en hifas vegetativas
(figura 3-24) o pueden ser portados por hifas especiales o
conidióforos y constituyen un aparato conidial completo que
consta de conidio, célula conidiógena y conidióforo (figura
3-22). Los conidios pueden estar ligados a asociaciones mice-
lianas, como los coremios (figuras 3-8 y 3-9); los esporodo-
quios, conidios que se unen al micelio a través de un estroma
basilar, como en Fusarium (figura 3-25), o los acérvulos,
conidios que se unen directamente sin necesidad de un estro­
ma bacilar, por ejemplo, Cylindrosporium (figura 3-26).
Hay dos patrones básicos de conidiogénesis (figura
3-23): tálica y blástica. En esta última, hay un pequeño bro­
te en la célula conidiógena que da lugar al conidio. En la táli­
ca, toda la célula conidiógena se convierte en uno o más
conidios (figura 3-23).
Conidiogénesis blástica. Está dada por gemación,
como en las levaduras, y hay dos modalidades básicas: holo-
blástica y enteroblástica. El mecanismo de formación de la Radulosporas
holoblástica es semejante al de inflar un balón, y en su desa­
rrollo se involucran todas las paredes celulares. La entero­ Figura 3 -2 4 . Reproducción asexuada por sim podulosporas (Spo-
blástica sucede cuando el conidio sale a través de una ro th rix ). (M odificada de Cours supérieur de m ycologie médicale.
abertura en la pared de la célula madre, se rodea de una nue- Paris. In s titu t Pasteur, 1980.)
28 • Sección I - Aspectos generales

Figura 3 -2 7 . Bipolaris y Dreschlera sp., disposición sim podial.

Figura 3 -2 5 . Fusarium sp., presencia de conidios semilunares.


va pared y deja una cicatriz (figura 3-23). La gemación holo-
blástica puede ser indiferenciada o ser parte de un conidióforo,
y tiene dos formas: 1) sincronógena: todos los conidios se
ESPORODOQUIO forman al mismo tiempo, como en el género Cephaliophora,
y 2) simpodial: en la cual se constituye un solo conidio y la
célula conidiógena crece lentamente para generar un nuevo
conidio; este mecanismo se puede repetir muchas veces, por
ejemplo, Dreschlera (figura 3-27). Se conocen hongos pig­
mentados que producen los conidios a través de un poro
holoblástico (poroconidios) de forma simpodial, como Bipo­
laris. Cuando un conidio holoblástico genera el siguiente,
también por el mismo mecanismo, se forma una cadena que
puede ser acropétala, donde el conidio más joven es el más
distal.
En la gemación enteroblástica, las células conidiógenas
son más diferenciadas y a m enudo dan lugar a conidios en
cadenas con sucesión basipétala; el conidio más joven es el
Fusarium más cercano a la célula conidiógena. Hay dos formas: fialídi-
ca y anelídica:
ACÉRVULO En la gemación enteroblástica fialídica, en el sitio de
salida del conidio queda como remanente un collarete a tra­
vés del cual se producen otros que pueden quedar unidos
(catenulados) o en un moco (no catenulados), como en
Aspergillus (figuras 23-7 a 23-10) y Phialophora (figura
14-13), respectivamente.
En la gemación enteroblástica anelídica al aparecer el
prim er conidio, éste deja una cicatriz y los subsiguientes se
forman a través de ésta y dan lugar a una zona en anillos, por
ejemplo, Scopulariopsis (figura 31-6).
Conidiogénesis tálica. Los conidios se forman de un
elemento preexistente, pues en la parte term inal o interca­
lar de una hifa se forma un conidio después de la constitu­
ción de un tabique. Hay dos formas: holotálica y tálica-ártrica
(figura 3-23).
Cylindrosporium
En la holotálica, el elemento completo se convierte en
un solo conidio que puede ser limitado por un tabique y
Figura 3 -2 6 . Esquema del esporodoquio y el acérvulo. [M o d ific a ­ sacrificar su parte vecina (separación rexolítica) o suceder de
da de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t Pas­ manera alternativa fusión de tabiques en la base conidial, por
teur, 1980.] ejemplo, Microsporum (figura 6-35). En algunos hongos
Capítulo 3 - Hongos • 2 9

Figura 3 -2 9 . Reproducción asexuada por artrosporas [ C e o tri-


chum sp.). [M od ifica d a de Cours supérieur de m ycologie médicale.
Paris. In s titu t Pasteur, 1980.)

nógeno, si varios conidios se desarrollan al mismo tiempo a


partir de la célula conidiógena.

Figura 3 -2 8 . Cladosporium sp., esporas producidas por gemación. M odalidades más frecuentes de reproducción
asexuada
Se pueden señalar las siguientes: blastosporas, simpodulos­
melanizados de pared gruesa, a m enudo estas células se poras, fialosporas, anelosporas, porosporas, aleuriosporas y
denom inan clamidosporas. artrosporas (figuras 3-29 a 3-41).
En la tálica-ártrica, el filamento se convierte en una serie Blastosporas. Conidios formados por gemación o blas-
de conidios que son liberados en la maduración, y se distin­ togénesis de la célula conidiógena, que permanece fija; éstos
guen cuatro tipos: holoártrico, enteroártrico, endógeno y se observan aislados, en racimos o cadenas, como en las leva­
sarcínico (figura 3-23). duras (figuras 3-23, 3-30 y 19-7) y Cladosporium (figura
En el tipo holoártrico, la hifa simplemente se fragmenta 3-28).
(separación esquizolítica) en una serie de conidios, por ejem­ Simpodulosporas. Conidios que nacen por gemación,
plo, Geotrichum (figuras 3-29 y 31-2). En el enteroártrico, la pero la célula conidiógena sigue creciendo después de la for­
hifa genera de m anera alternativa dos clases de células, una mación de cada conidio, lo cual da el aspecto de ciempiés; las
desarrolla pared gruesa y se convierte en conidio y la otra esporas se llaman simpodulosporas y a veces presentan un
muere y se sacrifica para liberar los conidios (rexólisis), por pequeño dentículo que las une a la célula conidiógena y
ejemplo, Coccidioides (figuras 16-3,16-10 y 16-11). En el tipo adquieren el aspecto de escofina, en cuyo caso se llaman
endógeno, la hifa forma paredes internas que rodean el radulosporas (figuras 3-23 y 3-24), por ejemplo, en Beauve-
núcleo y cada una se convierte en un conidio individual, la ria y Sporothrix schenckii (figura 3-31). Es muy clara la dis­
pared original se rompe y los conidios se liberan, por ejem­ posición simpodial en Dreschlera (figura 3-27).
plo, Aureobasidium (figura 3-15) (figura 31-26). En el tipo Fialosporas. Se producen en una célula conidiógena
sarcínico, la hifa aumenta de espesor y genera tabiques trans­ con forma de florero, por lo que se llama fiálide (figuras 3-23
versales y longitudinales, y cada célula es convertida en un y 3-32). Tienen una parte ensanchada en su base, un cuello
conidio, por ejemplo, Botryomyces. term inal y un collarete. Las fiálides varían con el hongo, pero
Para facilitar la identificación de los conidios de m anera en cada uno se caracterizan por su tamaño, forma y actividad
práctica, se puede señalar que es term inal si se origina en el o disposición constantes (figura 3-33). Es posible que se
extremo distal de la hifa; intercalar, si sucede en algún punto encuentren directamente en la hifa vegetativa, como en Phia-
a lo largo de la hifa; basípeto, si el conidio más joven se lophora (no catenulada) (figura 14-13) o que las porte un
encuentra en la base de una cadena de conidios; acrópeto, conidióforo complejo, como en Aspergillus (catenulada)
cuando el más joven se localiza en el extremo distal, y sincro- (figuras 23-7 a 23-10) y Verticillium (figura 3-34).
3 0 • Sección I - Aspectos generales

Figura 3 -3 0 . Reproducción asexuada por blastosporas. [M odificada de Cours supérieur de mycologie médicale. Paris. In stitu t Pasteur, 1980.]

Porosporas (poroconidios, dictiosporas, fragmentos-


poras). Conidios de pared gruesa y pigmentada con divisio­
nes de tipo mural (figuras 3-23 y 3-37). También se llaman
dictiosporas y se generan a través de un poro de la célula
conidiógena. El hongo puede crecer en dirección distal a
partir de la cicatriz del conidio precedente y adoptar un
aspecto simpodial, como en Ulocladium (figura 3-38), o el
conidio puede dar lugar a nuevos conidios y constituir cade­
nas, por ejemplo, en Alternaría (figura 3-39).

Figura 3-31. 5. schenckii, sim podulosporas.

Anelosporas. El prim er conidio aparece en la extrem i­


dad de la célula conidiógena como un simple ensancha­
miento, pero cada nuevo conidio se produce por gemación
a través de la cicatriz en form a de anillo que deja el conidio
precedente, de ahí el nom bre de estas esporas (figuras 3-23
y 3-35); se ven, por ejemplo, en Scopulariopsis (figura
3-36).

Pénicillium Phialophora

Figura 3 -3 2 . Reproducción asexuada por fialosporas. [M odificada


de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t Pasteur,
1980.) Figura 3-33. Fiálides de Pénicillium sp. y A spergillus sp.
Capítulo 3 - Hongos • 31

Figura 3 -3 6 . Scopulariopsis sp., reproducción por anelosporas.

Ulocladium Alternaría

Figura 3 -3 7 . Reproducción asexuada por porosporas o d ictiospo-


ras. [M od ifica d a de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris.
In s titu t Pasteur, 1980.)

Figura 3 -3 4 . Verticillium sp., aspecto de la colonia y reproducción


por fiálides.

Figura 3 -3 5 . Reproducción asexuada por anelosporas [S co p u la ­


riopsis]. [M od ifica d a de Cours supérieur de m ycologie médicale. Figura 3 -3 8 . Ulocladium sp., presencia de porosporas sim podia-
Paris. In s titu t Pasteur, 1980.) les (4 0 x ).
32 • Sección I - Aspectos generales

10
/.V

Figura 3 -3 9 . A ite rn a ria sp., presencia de poroconidios o porospo- Figura 3-41. Atroconidios. A ) G eotrichum sp., fo rm a holoátrica
ras en cadenas (4 0 x ). [2 5 x ]; B] Coccidioides sp., fo rm a enteroártrica [4 0 x ],

Chrysosporium Trichotecium

A le u ro co n id io s
Aleuriosporas. Se forman por simple ensanchamiento
de la extremidad de la célula conidiógena, que da lugar a un
solo conidio (figuras 3-23 y 3-40). Pueden ser unicelulares
(microaleuriosporas o microconidios) o pluricelulares (macro-
aleuriosporas o macroconidios), por ejemplo, Trichotecium,
Sepedonium y dermatofitos (figuras 6-1, 6-2, 6-3).
Artrosporas. Conidios que se producen por la simple
separación de tabiques en la hifa (figuras 3-23 y 3-29); el
aspecto recuerda los vagones de un ferrocarril, como en Geo­
trichum (forma holoártrica) (figuras 3-41 y 31-2) y Cocci­
dioides (forma enteroártrica) (figuras 16-3, 16-10 y 16-11).

Figura 3 -4 0 . Reproducción asexuada por aleuriosporas. [M o d ifi­


cada de Cours supérieur de m ycologie médicale. Paris. In s titu t Pas­
teur, 1980.]
Capítulo 3 - Hongos • 33

♦ Bonifaz A. Micología médica básica. 3a ed. México. McGraw- Actualidades en Micología Médica 4ta ed. Cap. 3. México.
Hill 2009:8-30. UN AM 2008:7-12.
♦ Castillo-Daudí V, Castillo-Daudí M. Técnicas de diagnóstico en ♦ Méndez T. Reproducción asexual: conidiogénesis y esporangiospo-
micología cutánea. Piel 1988;3:44-9. rogénesis. En: López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-
♦ Deacon JW. Introducción a la micología moderna. México. Norie- Hernández F. Actualidades en Micología Médica 4ta ed. Cap. 6.
ga-Limusa 1988. México. UN AM 2008:33-37.
♦ Evans GGV, Gentles JC. Essentials of medical mycology. London. ♦ Midgley G, Clayton IM, Hay RJ. Diagnosis in color. Medical
Churchill-Livingstone 1985. Mycology. Chicago. Mosby 1997.
♦ Grigoriu D, Delacrétaz J, Borelli D. Medical Mycology. Basel- ♦ Odds FC, Rinaldi MG. Nomenclature offungal diseases. In: Bor-
Switzerland. Paris. Payot-Laussanne 1987:19-45. gers M, Hay R, Rinaldi M G (ed). Current Topics in Medical
♦ Hoog de GS, Guarro J. Atlas of Clinical Fungi. The Netherlands Mycology. Barcelona. Prous Science 1995;6:33-46.
Spain. Centralbureau voor schimmelcultures/Universitat Rovira ♦ Rippon JW. Medical Mycology. The pathogenic fungi and the
I Virgili 1995:1-16, 79-86. pathogenic Actinomycetes. 3rd ed. Philadelphia. Saunders
♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar U, Hernández-Hernández F, 1988:1-9.
Castañón-Olivares R. Micología médica. Procedimientos para el ♦ Torres-Rodríguez JM. El laboratorio de micología médica. En:
diagnóstico de laboratorio. México. Trillas 2004:25-30. Torres-Rodríguez JM, Palacio-Hernanz A, Guarro-Artigas J,
♦ Méndez T. Estructura y fisiología de los hongos patógenos. En: Negroni-Briz R, Pereiro-Miguens M (ed). Micología médica.
López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F. Barcelona. Masson 1993:11-22.
4 Taxonomía y clasificación

La ciencia que define a los taxones se llama taxononomía. grama es un árbol que se forma usando métodos cladísticos;
En biología, un taxón es un grupo de organismos em paren­ este tipo de árbol sólo representa un patrón de ramificación,
tados, su plural en latín es taxa o taxones en castellano. es decir, la longitud de sus ramas no representan el tiempo.
La taxonomía de los hongos se ha basado principalm en­ Filograma es un árbol filogenético que representa explícita­
te en criterios morfológicos y en las características de las mente diversos cambios de rasgos de carácter a lo largo de la
estructuras de reproducción sexuada, sin que haya necesidad longitud de sus ramas; es el resultado de la aplicación de los
de analizar los atributos bioquímicos o fisiológicos, salvo en principios de la sistemática evolutiva. Fenograma es un den­
las levaduras, en las cuales tales características son im por­ drograma no enraizado en que se establecen las relaciones de
tantes. Hoy en día, para análisis taxonómicos, de identifica­ parentesco fenotípico de los organismos estudiados; surge
ción y de diagnóstico, se hacen indispensables los estudios de la aplicación de los m étodos de la taxonomía numérica,
moleculares de los microorganismos fúngicos de manera aunque en la actualidad es poco utilizada. Cronograma es
parasitaria o en cultivo. un árbol filogenético que representa de manera explícita el
Los marcadores moleculares (o regiones únicas en el tiempo evolutivo en forma proporcional a la longitud de sus
genoma) son más estables que las características fenotípicas, ramas.
y han perm itido resolver estudios de taxonomía; efectuar El reino de los hongos (Fungae) se compone de una
investigaciones epidemiológicas de cepas y brotes; identifi­ escalera taxonómica que se presenta en el cuadro 4-1. La
car y caracterizar especímenes clínicos, virulencia y resisten­ familia está compuesta de géneros, y éstos contienen las
cia, estructura genética y evolución filogenética, así como especies. El género es un binomio formado por el nombre
mejorar la investigación para el desarrollo de nuevos antimi- del género y el epíteto específico. Algunos hongos tienen un
cóticos y coadyuvar al entendim iento de la proteómica (estu­ ciclo de vida característico y pueden encontrarse como
dio y caracterización del conjunto de proteínas expresadas microorganismos con morfología diferente (pleomorfismo).
de un genoma o proteoma). Entre los métodos basados en Dada su histórica asociación con las plantas, la clasificación
DNA aplicados a la micología médica figuran: cariotipo elec- de los hongos ha seguido las reglas establecidas por el Com i­
troforético, polimorfismo de longitud de los fragmentos de té Internacional de Nomenclatura Botánica.
restricción (RFLP, del inglés restriction fragm ent length Los hongos reciben el nombre de teleomorfos si tienen
polymorphism), hibridación Southern y N orthern, análisis reproducción sexuada (meiosis) y anamorfos si ésta es
del polimorfismo del DNA amplificado con cebadores arbi­ asexuada (mitótica). Cuando presentan ambas modalidades
trarios (RAPD, del inglés random amplified polymorphic- de reproducción se denom inan holomorfos (Trichophyton
DNA), reacción en cadena de la polimerasa (PCR, del inglés ajelloi, anamorfo. Arthroderma uncinatum, teleomorfo).
polymerase chain reaction), reacción en cadena de la polim e­ Algunos hongos presentan varios tipos independientes de
rasa cuantitativa o PCR en tiempo real (qPCR [o Q-PCR], propagación anamorfa, y entonces se les conoce como sina-
del inglés quantitative polymerase chain reaction), polim or­ namorfos. Un hongo teleomorfo y uno sinanamorfo pueden
fismo de longitud de fragmento amplificado (AFLP, del inglés tener sus propios nombres, por ejemplo, la especie Petrielli-
amplified fragm ent length polymorphism), microarreglos, dium boydii también se conoce con el nombre sinanamorfo
polimorfismo de nucleótido único (SNP, del inglés single de Graphium eumorphum y Scedosporium apiospermum,
nucleotide polymorphysm), tipificación de secuencia m ulti- aunque estas tres denominaciones se refieren al mismo
locus (MLST, del inglés multilocus sequence typing), microorganismo.
microarreglos de DNA o chips de DNA (DNA microarrays),
secuenciación de DNA, y análisis de longitud de fragmento
de espaciador transcrito interno de las regiones 1 y 2 {frag­
ment length analysis o f internally transcribed spacer 1 and 2 • Cuadro 4-1. Taxonomía de los hongos
regions). Con las técnicas disponibles hoy en día, es posible la
Filo Cphylum] -cota [EumycotaJ
comparación no sólo de genes, sino del genoma completo
Subfilo -cotina CAscomycotinaJ
(véase cap. 5). Clase -mycetes [Plectomycetes]
Con la introducción de los m étodos moleculares, con­ Orden -ales (Eu roti a les]
viene conocer el significado de la terminología más com ún­ Familia -aceae [ GymnoascaceaeJ
mente usada: dendrograma es un térm ino genérico para la Género [Nannizzia]
Especie CNannlzzia incurvataJ
representación esquemática de un árbol filogenético. Clado-

34
Capítulo 4 - Taxonomía y clasiñcación • 3 3

que ahora se consideran seudohongos; Chytridiom ycota


------ 5. brasiliensis [ciado I)
y Zygomycota, que son hongos inferiores, y Ascomycota y
Basidiomycota que corresponden a hongos superiores o
-------5. schenckii [ciado II) meiospóricos, que tienen una reproducción sexuada conoci­
da (figura 2-1C) (aunque los Zigomycetes también presentan
S. globosa [ciado III) reproducción sexuada por zigosporas). Los hongos sin repro­
ducción sexuada o mitospóricos se denom inan anamorfos;
antes eran llamados deuteromicetos o Fungi imperfecti.
5. mexicana [ciado IV)
Basidiomycota, Ascomycota, Zygomycota y Chytri­
diomycota en la actualidad se reconocen como hongos en
-------------- 5. albicans [ciado V) sentido estricto; mientras que los microorganismos pertene­
cientes a Myxomycota están emparentados con los proto-
Figura 4-1. Dendrogram a sim plificado del com plejo 5. schenckii.
[M od ifica d a de J Clin M icrobiol 2 0 0 7 ;4 5 :3 1 9 8 -2 0 6 .) zoarios, y Oomycota se relaciona con chromistas.
La clasificación de los hongos genera confusión, ya que
está en desarrollo permanente, pues cada día se descubren
En las clasificaciones moleculares se construyen los especies nuevas, de tal m anera que las características fenotí-
árboles filogenéticos que resumen lo que se sabe de la histo­ picas y genotípicas hacen necesario el ajuste de las ramas del
ria evolutiva, y se llama ciados a sus ramas. Un ciado es cada árbol filogenético. Por otra parte, no siempre hay un acuerdo
una de las ramas del árbol filogenético propuesto para agru­ unánim e en la interpretación de los datos. Por tal motivo,
par a los seres vivos; por consiguiente, se le interpreta como para facilitar su comprensión, en el cuadro 4-2 se presenta
un conjunto de especies emparentadas (con un antepasado una clasificación simplificada de hongos y organismos cerca­
común), por ejemplo, el complejo S. schenckii tiene cinco nos o seudohongos.
ciados (I a V): S. brasiliensis, S. schenckii sensu stricto, S. glo­ Los hongos inferiores se caracterizan por presentar fila­
bosa, S. mexicana y S. albicans (figura 4-1). mentos gruesos cenocíticos o no tabicados, multiplicación
La nomenclatura en micología establece las reglas para asexuada por esporas endógenas, y reproducción sexuada
usar un lenguaje de aceptación universal (cuadro 4-1); deno­ por oosporas o zigosporas (figuras 3-18 y 3-25). Se conocen
mina a los hongos con dos palabras en latín: el género, con la algunos hongos no clasificados que tienen ciclo de vida redu­
primera letra en mayúscula, y la especie, que se escribe con cido con endosporulación, como Pneumocystis jiroveci (P.
minúsculas; ambos deben ir en letras cursivas (itálicas) o carinii) que se ha relacionado con zigomicetos, pero actual­
subrayadas. Cuando es preciso mencionar varias especies del mente se coloca en el filo (phylum ) Ascomycota, y Rhinospo-
mismo género, es recomendable escribir completo este último ridium seeberii, un protozoario acuático catalogado en el
la primera vez y en lo sucesivo sólo su letra inicial (p. ej., Can­ reino Protista dentro de Mesomycetozoa (cap. 30).
dida pseudotropicalis, C. guilliermondii, C. krusei). Para refe­ Los hongos superiores presentan filamentos tabicados
rirse a una o varias especies sin determinarlas, se utilizan las y multiplicación asexuada por esporas externas (conidios),
abreviaturas sp. y spp., respectivamente, después del género aisladas o en cadenas o dispuestas en conidióforos. La repro­
(.Aspergillus spp.). A veces es necesario enumerar variedades o ducción sexuada ocurre por fusión de dos esporas de sexos
subespecies (p. ej., T. mentagrophytes var. mentagrophytes). diferentes con formación de una fase binucleada o dicariota,
Las primeras clasificaciones se basaron en el estudio
morfológico de las esporas y sólo investigaciones más recien­
tes m uestran mejor los mecanismos de formación de estas
estructuras de reproducción, pues los mecanismos de espo- • Cuadro 4 - 2 . C lasificación sim p lifica d a de hongos
y seudohongos
rulación son los que perm iten distinguir las familias. Las téc­
nicas genéticas que incluyen secuencias de DNA y ácido Reino Protista CProtoctista)
ribonucleico (RNA), se están utilizando para lograr una cla­ Filo Cphylum)
sificación natural entre este tan diverso grupo de microorga­ Acrasiomycota
nismos, y tratar de solucionar el problema de la definición Myxomycota
taxonómica de grupos separados por características fenotí- Oomycota
Mesomycetozoa
picas. Por lo general, la diversidad biológica se organiza sis­ Hyphocytriomycota
temáticamente por sus relaciones filogenéticas. Labyrinthulomycota
Reino Eumycota
Filo Cphylum )
Chytridiomycota
Clasificación general Zygomycota
Ascomycota
de los hongos Basidiomycota

Dentro del superreino Eucarionte, se estudian los hongos en En P ro tis ta se in clu y en protozoarios y algas. En M esom ycetozoa, R.
seeberii. En O om ycota, P. in sid io su m . Los hongos cuya reproducción
el reino Fungae, separados de las plantas y los animales. Éste sex u ad a se desconoce se colocan en D euterom y cetes o Fungi im p e r­
comprende varios filos (phylum ): Myxomycota y Oomycota, fecti.
36 • Sección I - Aspectos generales

• Cuadro 4 -3 . Clasificación de Zygom ycotina (zigom icotina)

Subdivisión Clase Orden Familia Género y especie


Zygomycotina Zygomycetes Mucorales Mucoraceae Mucor, M. circinelloides
Trichomycetes Absidia, A. corymbifera: Mycocladus corymbifer
Rhizopus, R. oryzae
Rhizomucor pusillus

Mortierellaceae Mortierella wolfii


Cunninghamellaceae Cunninghamella bertholletiae
Saksenaeaceae Saksenaea vasiformis
Syncephalastraceae Syncephalastrum sp.
Choanophoraceae Cokeromyces recurvatus
Entomoftorales Entomophthoraceae Conidiobolus coronatus
Basidiobolaceae Basidiobolus ranarum

por lo que este filo (phylum ) también se denom ina Dikar- ducción asexuada por conidios y sexuada por aseas, que se
yomycota, y el estado anamorfo, Deuteromycota (Fungí pueden desarrollar de manera aislada o en un cuerpo fructífe­
imperfecti). Los núcleos del filamento binucleado se fusionan ro o ascocarpo. Si este último tiene forma de botella, se llama
y dan lugar a un huevo que después de la reducción crom á­ peritecio; si es cerrado, cleistotecio, y si es en copa o disco,
tica produce basidios con cuatro basidiosporas (Basidio- apotecio (figura 3-14); las levaduras de la clase Hemiascomy-
mycota), o aseas, que a su vez tienen 4 a 16 ascosporas cetes, pertenecen a este grupo pero no tienen un cuerpo fruc­
(Ascomycota) (figuras 3-20 y 3-21). En estos últimos, la ger­ tífero. Los Evascomycetes se dividen en Loculoascomycetes si
m inación ocurre en un filamento haploide (talo o micelio) o sus aseas tienen dos capas, y en Plectomycetes, si poseen sólo
en una célula gemante (levadura). una (cuadro 4-4). En la clase Endomycetes, muchos hongos
Zigomicotina está formada por hongos inferiores per­ son unicelulares y comprenden el mayor grupo de levaduras,
fectos que muestran micelio cenocítico, con reproducción producen células gemantes y seudofilamentos. Los Evascomy­
asexuada por esporangiosporas y sexuada por zigosporas. Por cetes tienen talo septado o son unicelulares durante algunas
lo general, la clase Zygomycetes comprende hongos saprofitos partes del ciclo de vida (cuadro 4-5).
que se encuentran en la naturaleza, como Mucorales, o en Basidiomicotina está constituida por macrohongos
reptiles, como Entomoftorales (cuadro 4-3). Los primeros perfectos que incluyen setas (cuadro 4-6). Tienen hifas con
producen mucormicosis, y los segundos, entomoftoromicosis tabiques o son levaduras, la reproducción es asexuada por
(cap. 22). Los Trichomycetes se encuentran como parásitos conidios, o no presentan estos últimos y m uestran reproduc­
simbiontes en el intestino de artrópodos. ción sexuada por basidiosporas. En general, son hongos
El grupo ascomicotina comprende hongos perfectos; saprofitos del suelo y plantas. Pueden o no tener basidiocar-
presentan hifas con tabiques, o son levaduras; muestran repro­ po para sostener los basidios.

• Cuadro 4 - 4 . Clasificación antigua de Ascom ycotina [ascom icotina)

Género y especie
Subfilo Clase Orden Familia Teleomorfo* Anamorfo**
Ascomycotina Hemiascomycetes Endomycetales Endomycetaceae Endomyces candidus Ceotrichum candidum
Saccharomycetaceae Kluyveromyces fragilis Candida pseudotropicalis
Pichia guMiermondii C. guilliermondii
Pichia kudriavzevii C. krusei
Loderomyces elongosporus C. parapsilosis
Loculoascomycetes Myrangiales Saccardinulaceae Piedraia hortae
Pleosporales Testudinaceae Neotestudina rosatti
Pleosporaceae Leptosphaeria senegalensis
Evascomycetes Microascaceae Petriellidium boydii Monosporium apiospermum
Plectomycetes Eurotiales Eurotiaceae Eurotium nidulans Aspergillus nidulans
Gymnoascaceae Emmonsiella capsulata Histoplasma capsulatum
Ajellomyces dermatitidis Blastomyces dermatitidis
Arthroderma sp. Trichophyton sp.
Nannizzia sp. Microsporum sp.

*Fase p erfecta [sexuada].


**Fase im perfecta (asexuada].
Capítulo 4 - Taxonomía y clasificación • 37

• Cuadro 4 -5 . Clasificación de Ascom ycota • Cuadro 4 - 6 . Clasificación de Basidiom ycota [basidiom icotina]

Clase Orden Subfilo Clase Orden


Endomycetes Saccharomycetales Basidiomicotina Heterobasidiomycetes Filobasidiales
Evascomycetes Onygenales Ustilaginales
Eurotiales Holobasidiomycetes
Microascales
Ophiostomales
Sordariales coremios.* Corresponden a la clase Evascomycetes y la
Dothiderales
mayoría tiene afinidad por la clase Ascomycetes.
Los coelomicetos (Coelomycetes) son hongos micelia-
les con tabiques y reproducción asexuada por conidios* que
Quitridiomicotina incluye numerosos parásitos de dia- se forman en un cuerpo fructífero constituido por un estro-
tomeas y de algas microscópicas de agua dulce y salada. ma en forma de saco o picnidio,* o en agrupaciones micelia-
Los hongos anamorfos (Deuteromicotina, Adelomyce- nas de tipo acérvulo,* mientras que el resto del micelio
tes o Fungí imperfecti) comprenden la mayoría de los hongos permanece estéril.
patógenos; presentan filamentos tabicados o levaduras, su
reproducción asexuada es por conidios o está ausente (cua­
dro 4-7). Son hongos imperfectos que no presentan estado Controversias taxonóm icas
sexuado (teleomorfo) o se desconoce. Casi todos pertenecen
a Ascomycota y pocos a Basidiomycota, según su afinidad En general, las enfermedades fúngicas se denom inan con el
taxonómica, dado que ésta puede establecerse por ultraes- nombre del hongo causal y el sufijo -osis o -asis: aspergilosis,
tructura; los primeros tienen una pared de dos capas de célu­ criptococosis, histoplasmosis, onicomicosis y pitiriasis.
las, mientras que los segundos son multilaminares. El sufijo -sis significa “estado debido a”, u “originado
De acuerdo con su m odo de crecimiento o reproduc­ por” por ejemplo fusariosis se debe a Fusarium. Por este
ción los hongos suelen clasificarse en: levaduras (blastomice- motivo, la denominación de una enfermedad puede cambiar,
tos), hifomicetos o mohos (Hyfomycetes) y coelomicetos si el nombre del organismo causal se modifica como resulta­
(Coelomycetes). Las levaduras son blancas o rojas, generan do de una revisión taxonómica. Casi siempre, en hongos
enfermedades en seres hum anos o viven como saprofitos en dematiáceos, la taxonomía es inestable y controvertida; por
el organismo. Se identifican por sus características fisiológi­ ejemplo, el hongo Allescheria boydii (así llamado en la déca­
cas o morfológicas. Hay también hongos levaduriformes con da de 1970-1979) cambió a Petriellidium boydii y Pseudalles-
células melanizadas que se llaman levaduras negras, aunque cheria boydii en un tiempo relativamente corto, lo que dio
casi siempre producen micelio verdadero y son hifomicetos. lugar a diferentes nombres en la literatura micològica: alles-
Los hifom icetos (Hyphomycetes) son mohos con mice­ cheriosis o allescheriasis, petriellidiosis o seudallescheriasis.
lio tabicado en cuyas hifas se forman las esporas asexuadas *Acérvulo, conidio, corem io y picnidio equivalen a acérvula, conidia, core-
o conidios; a veces se presentan en conidióforos simples o m ia y picnidia. M uchos micólogos utiliza indistintam ente estos térm inos.

• Cuadro 4 -7 . Clasificación de Deuterom ycotina [d e ute ro m ico tin a ]

Subfilo Clase Familia Género y especie


Deuteromycotina Blastomycetes Criptococcaceae Candida albicans
Malassezia sp.
Cryptococcus sp.
Trichosporon sp.
Torulopsis glabrata

Hyphomycetes Epidermophyton floccosum


M icrosporum sp.
Trichophyton sp.

Aspergillaceae Aspergillus sp.


Pénicillium sp.

Fusarium sp.
Beauveria sp.
Verticillium sp.
Phialophora sp.
Cladosporium sp.
A ltern aria sp.
Aureobasidium sp.

Coelomycetes
38 • Sección I - Aspectos generales

• C uadro 4 - 8 . Term inología aceptada de enferm edades m icóticas

Nombre Infección por

Adiaspiromicosis Chrysosporium/Emmonsia sp.


Aspergilosis Aspergillus sp.
Blastomicosis B. dermatitidis
Candidosis/candidiasis Candida sp.
Coccidioidomicosis Coccidioides sp.
Criptococosis C. neoformans var. neoformans y var. gattii
Dermatofitosis/tiñas Dermatofitos de los géneros Epidermophyton, Microsporum y Trichophyton
Esporotricosis 5. schenckii
Favus Dermatofitosis crónica con escútulas
Lobomicosis [lacaziosis] Lacazia [Loboa] loboi
Paracoccidioidomicosis P. brasiliensis
Pitiriasis [tiña] versicolor M. furfur (Malassezia sp J
Piedra negra Piedraia hortae en pelo
Piedra blanca Trichosporon sp. en pelo
Querión Dermatofitosis inflamatoria profunda
Tinea imbricata T. concentricum
Tinea nigra Forma cutánea macular por dematiáceo [aceptación limítrofe, pues no es tiña]

La misma especie tiene un estado anamorfo que se conoce las micosis, dada su evolución crónica y la posibilidad de
como Scedosporium apiospermum y entonces se añadió el producir filamentos en los tejidos o cultivos que se confun­
sinónimo scedosporiosis a la ya confusa terminología. den con hongos, como actinomicosis y nocardiosis. El térm i­
También el nombre del hongo y la term inación -isis no parafúngico se ha aplicado a organismos miceliares o
pueden llevar a térm inos ambiguos como sucede con candi- unicelulares que causan infecciones que desde el punto de
dosis o candidiasis. Por lo regular, el sufijo -osis constituye vista clínico o histológico se parecen a los hongos, como
una descripción colectiva para descripciones patológicas no Phytium insidiosum o Prototheca. La nom enclatura clínica de
patógenas y es un térm ino aceptado para un grupo de infec­ las micosis debe tener amplia flexibilidad que perm ita aco­
ciones; por eso, hoy en día para evitar neologismos se consi­ m odar la nueva información, así como la modernización de
dera una mejor opción utilizar, por ejemplo: la enfermedad la vieja terminología. Sin embargo, se debe tratar de crear
A se debe al hongo X (onicomicosis debida a Scopulariopsis una nomenclatura estable, consistente y dinámica.
brevicaulis). Hay gran núm ero de enfermedades micóticas De una manera formal, para estudiar la terminología de
que han sido aceptadas y otras que perm anecen en contro­ las micosis se ha reunido periódicamente el Councilfor Inter­
versia (cuadros 4-8 y 4-9). national Organizations o f Medical Sciences (CIOMS), apoya­
El térm ino seudomicosis se utiliza cuando la enferme­ do por la Organización M undial de la Salud (OMS); también
dad es causada por una bacteria o un actinomiceto, pero que existe un Comité de Nomenclatura en la International Socie-
por tradición en la micología se ha estudiado en el grupo de ty o f Human and Anim al Mycology (ISHAM).

C uadro 4 - 9 . Term inología controversial y no bien aceptada de m icosis

Histoplasmosis
Histoplasmosis capsulatii Americana o clásica
Histoplasmosis duboisii Americana
Histoplasmosis farciminosi Linfangitis epizoótica
Peniciliosis marneffei P. marneffei
Cromoblastomicosis Dermatosis verrucosa con células fumagoides
Feohifomicosis Nombre genérico para micosis por dematiáceos
Hialohifomicosis Hifomicetos hialinos, poco frecuentes
Zigomicosis Infecciones por zigomicetos
Mucormicosis [mucoralomicosis/zigomicosis] Término que incluye no sólo el género Mucor, sino el orden Mucorales
como Rhizopus
Entomoftoromicosis Enthomophthora
Basidiobolomicosis Basidiobolus
Conidiobolomicosis Conidiobolus
Capítulo 4 - Taxonomía y clasiñcación • 3 9

♦ De Haro JJ, Melic A, Taxonomía, Sistemática, Filogenia y Clasifi­ Sporothrix species of clinical interest. J Clin Microbiol
caciones. Bol SEA 1998;(23):57-58. 2007;45:3198-206.
♦ Grigoriu D, Delacrétaz J, Borelli D. M edical Mycology. Basel- ♦ Mitchell TG. K ingdom Fungi: fu n g a l phylogeny and systematic In:
Switzerland. París. Payot-Laussanne 1987:19-45. M erz CM , H ay RJ (eds). Medical mycology. Topley & W ilson’s
♦ Hoog de GS, Guarro }. A tlas o f Clinical Fungi. The Netherlands Microbiology and Microbial Infections. 10th ed. London. Arnold
Spain: Centralbureau voor schimmelcultures/Universitat Rovira 2005:43-68.
I Virgili 1995:1-16,79-86. ♦ Odds FC, Rinaldi MG. Nom enclature o f fu n g a l diseases. In: Bor­
♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F, gers M, Hay R, Rinaldi M G (ed). Current Topics in Medical
Castañón-Olivares R. Micologia médica. Procedimientos para el Mycology. Barcelona. Prous Science 1995;6:33-46.
diagnòstico de laboratorio. México. Trillas 2004:25-30. ♦ Rippon JW. M edical Mycology. The pathogenic fungi and the
♦ Marimon R, Cano J, Gene J, Sutton DA, Kawasaki M, Guarro J. pathogenic Actinomycetes. 3rd ed. Philadelphia. Saunders
Sporothrix brasiliensis, S. globosa, and S. m exicana, three new 1988:1-9.
5 Diagnóstico de laboratorio

• Pinzas de depilar y tijeras finas y fuertes.


Requisitos para un laboratorio • Cucharilla de Brocq u hojas de bisturí.
de m icologia • Aguja de disección.
• Cajas de Petri o dos portaobjetos con envoltura estéril
Considere a continuación algunos requerimientos elementa­ (sirven para obtener y conservar las muestras). Para el
les con los que debe contar un laboratorio de micologia: transporte es mejor usar paquetes de papel.
• Sala adecuada para recolectar muestras. • Portaobjetos y cubreobjetos.
• Instrumentos para realizar análisis directos, cultivos, • Asa de aluminio o platino, de preferencia recta; se utiliza
estudios histopatológicos e identificación de los hon­ para sembrar y recolectar productos.
gos. • Matraces Erlenmeyer.
• Implementar técnicas de búsqueda de anticuerpos con­ • Tubos de ensayo.
tra hongos patógenos y oportunistas. • Hisopos estériles, espátulas, torundas.
• En circunstancias ideales, con un laboratorio de biolo­ • Cepillos.
gía molecular para el estudio del ácido desoxirribonu- • Jeringas de insulina.
cleico (DNA) de los hongos. • Frascos.
• Medidas de bioseguridad. • Solución salina, formol y alcohol de 70 grados.
• Medios de cultivo: agar glucosado de Sabouraud con
antibióticos y sin ellos, medio de tioglicolato y, si es
posible, medios colorimétricos para levaduras.
Técn icas y m étodos
En un laboratorio es muy conveniente contar con neve­
La confirmación del diagnóstico de micosis se basa en una ra o refrigerador para conservar medios, cultivos y reacti­
orientación clínica adecuada y en las pruebas de laboratorio vos; autoclave; estufa de cultivo; microscopios, de los cuales
más convenientes. Esto depende sobre todo de las técnicas son muy útiles los que cuentan con campo oscuro, contraste
apropiadas de recolección de material anatomopatológico de fase y fluorescencia, y los de varias cabezas para la ense­
para estudio micològico. El m étodo debe tener las caracterís­ ñanza.
ticas siguientes:
Obtención de muestras
• Poner de manifiesto el parásito en las lesiones.
• Permitir el aislamiento del hongo por cultivo directo o A fin de hacer esto de manera adecuada es necesario pedir al
por medio de animales de laboratorio. individuo que suspenda cualquier tratamiento por vía tópica
• Identificar el hongo. por lo menos tres días antes; debe recordarse que cualquier
• Investigar las reacciones inm unitarias del huésped. sustancia es capaz de inhibir el desarrollo fúngico. En oca­
siones conviene limpiar la zona afectada con alcohol, éter o
Estudio con luz de Wood algún antiséptico local. Es conveniente contar con una mesa
de exploración para mayor comodidad del paciente y del
Cuando se dispone del equipo necesario, suele practicarse
personal técnico. La obtención de la muestra, así como su
antes del estudio micològico, mas no lo sustituye. Es útil en
transporte y procesamiento deben llevarse a cabo con estric­
algunas micosis superficiales. Se realiza en un cuarto oscuro
ta técnica estéril.
y se utiliza una lámpara de luz ultravioleta que emite radia­
ciones de 320 a 400 nm (366 nm en promedio) de longitud
de onda, y da fluorescencia reconocible con facilidad (cua­
dro 5-1; figuras 5-1 y 7-12). • C u a d ro 5-1. Fluorescencia con uz de Wood

Recolección de muestras Tiña de la cabeza


Microspórica Verde
M aterial requerido
Favus Verdosa o blanco-azulosa
La recolección de muestras es sencilla, y el material que se Tricot ítica No hay
utiliza es económico y está al alcance de todos; el instrum en­ Pitiriasis versicolor Amarillo-verdosa/dorada
tal metálico por lo general se esteriliza a la flama. Se usan: Eritrasma Rojo coral

40
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 41

2. Las muestras de piel, uñas o pelos deben tomarse de las


zonas enfermas o del límite entre la lesión y la parte
sana; no deben tomarse al azar.
3. Muestras insuficientes.
4. De ser posible no se usan muestras con mucho tiempo
de almacenamiento, puestas en hielo seco, congeladas o
en medios de transporte por más de 24 h.
Escamas. En lesiones cutáneas secas, se recolectan esca­
mas abundantes del borde de la lesión o de varios sitios. Se
raspa con una cucharilla, una hoja de bisturí o simplemente
con un portaobjetos. Las escamas se colocan dentro de una
caja de Petri o entre dos portaobjetos estériles o flameados, y
se cubren con una hoja de papel donde pueden anotarse los
datos. En lesiones húmedas es mejor utilizar cucharilla, pin­
zas o tijeras. Un análisis con resultados negativos debe repe­
tirse si la lesión es muy sugestiva. También es muy eficaz la
utilización de hisopos previamente humedecidos en agua
estéril, con los cuales se raspa la lesión y luego se pasan sobre
la superficie del medio de cultivo.
La cinta adhesiva transparente (“Scotch tape”) se utiliza
en pitiriasis versicolor y dermatitis seborreica; se aplica la
cinta sobre la piel enferma y luego sobre un portaobjetos
para observación directa al microscopio (figura 7-7).
En lesiones secas, una variante es la biopsia de superficie
con cianoacrilato (Kola Loka®). Se utiliza una gota sobre un
portaobjetos, que se coloca en contacto con la piel durante
40 s, se retira, se tiñe con ácido peryódico de Schiff (PAS) y
se observa al microscopio (figura 5-2).
La técnica del tapiz (Mariat y Adán-Campos) consiste
en frotar la superficie por estudiar con un cuadro estéril de
alfombra de lana de 5 cm por lado que luego se pone en con­
tacto con la superficie del medio de cultivo contenido en una
caja de Petri. Con ese mismo fragmento se pueden sembrar
varias cajas. Este m étodo permite atrapar las esporas fúngi-
cas para luego depositarlas en el cultivo. Es muy útil en
encuestas epidemiológicas, en lesiones subclínicas o para
enviar muestras por correo.
Esta técnica se ha modificado utilizando de la misma
manera un cuadrado de terciopelo sintético que puede usar-

Figura 5-1. A ) Fluorescencia verde en tiña m icrospórica [luz


de W ood). B) Fluorescencia dorada en pitiriasis versicolor [luz de
W ood). C) Fluorescencia rojo coral en eritrasm a [lu z de W ood).

Rechazo de m uestras
1. Ante micosis pulmonares se recolecta esputo mas no
saliva. Figura 5-2. Biopsia de superficie, tinción de PAS.
42 • Sección I - Aspectos generales

se sin esterilizar o luego de exponerlo a luz ultravioleta; se es preferible obtener una muestra bronquial por broncosco-
guarda y transporta envuelto en papel aluminio. pia; esto permite aspirar secreciones y realizar estudios histo-
Los cepillos similares a los de pelo, dentales o para m asa­ patológicos. En esputo y lavados bronquiales, se aconseja la
je circular en el cuerpo pueden utilizarse para obtener m ues­ digestión y la concentración de los productos; a 20 mi se aña­
tras de piel cabelluda; es posible utilizar hisopos de algodón den 10 mi de pepsina a 1%, se incuba 2 h a 37 °C y se centri­
en ésta o en cualquier otra localización. Después de pasarlos fuga a 2 000 rpm durante 30 min. También se pueden digerir
o frotarlos por la zona afectada, se colocan sobre la superficie con hidróxido de sodio o N-acetilcisteína y ditiotreitol
del medio de cultivo y perm itirán obtener colonias en todas (mucolítico). Se decanta el sobrenadante y el sedimento se
las puntas del cepillo o en los sitios por donde se extiende el utiliza para las pruebas de diagnóstico.
hisopo. Esta técnica es sencilla, económica y atraumática. Heces. Se recolectan en un recipiente estéril. Para inves­
En niños que no colaboran, y en encuestas epidemioló­ tigar Candida o Geotrichum, quizá baste un pequeño volu­
gicas, también se usan placas de contacto que contienen el men obtenido con un hisopo rectal. En un portaobjetos se
medio de cultivo y se aplican directamente sobre la lesión. dilacera un volumen reducido sobre una gota de agua estéril
Pelos. Es necesario examinar los pelos afectados; en el o lactofenol, y se coloca el cubreobjetos.
caso de tiñas microspóricas, la fluorescencia con lámpara de Sangre. Para hemocultivo ésta se ha de citratar, hepari-
Wood orienta hacia tiña de la cabeza. Se utilizan pinzas de nizar y desfibrinar con perlas de vidrio o con el anticoagu­
depilar con las cuales se arrancan los pelos fácilmente y sin lante ácido etilendiaminotetraacético (EDTA) en la misma
dolor (figuras 6-21 y 6-22). También es posible usar el escal­ proporción que para la biometría hemática. Se inoculan 2 a 5
pelo y raspar la superficie afectada. mi de sangre en matraces con 100 mi de caldo glucosado de
Es necesario obtener la m uestra en el límite entre la infusión de cerebro-corazón y se incuban a 37 °C. En reac­
región sana y la enferma, sobre todo de la región subungueal ciones de precipitación o fijación de complemento, se utiliza
o de la uña en sí. Deben obtenerse partículas finas mediante suero obtenido después de la retracción del coágulo. A 10 mi
raspado con hoja de bisturí o cucharilla. Cuando hay perio- de suero se añaden unas gotas de timerosal al 1% o de azida
nixis, es necesario recolectar escamas de la región periun- de sodio al 5%; luego de separar el suero, éste se debe conser­
gueal y, si hay pus, puede sembrarse empleando una pipeta o var en congelación.
un hisopo que puede conservarse húm edo al colocarlo en
suero salino fisiológico. Frotis
Exudado de mucosas. Se utilizan asas de alambre de Puede ser útil en pus, exudados y otros líquidos, como expec­
platino rectas o redondas, o de preferencia hisopos. Si el aná­ toración; se fijan los especímenes en un portaobjetos m edian­
lisis no es inmediato, estos últimos se colocan en suero fisio­ te calentamiento ligero o poniendo dos gotas de alcohol. Se
lógico y luego se refrigeran hasta procesar la muestra, de puede utilizar tinción de Gram, azul de metileno, Giemsa,
preferencia con algún antibiótico para evitar la reproducción PAS o Papanicolaou (figura 23-3).
bacteriana. Si se trata de exudado vaginal, la paciente no
debe estar m enstruando, no ha de asearse ni utilizar m edica­ Biopsia de tejidos u órganos
mentos por vía vaginal por lo menos durante 24 h antes; para Del fragmento obtenido, es posible colocar una parte en for-
obtener muestras se coloca a la enferma en posición gineco­ mol al 10% o en solución de Bouin y otra en un tubo estéril
lógica, se introduce el espejo vaginal sin lubricante y se reco­ para cultivo, de preferencia con una solución fisiológica o en
lecta la muestra. En la uretra, la conjuntiva y el conducto agua con glicerina al 25% y, si no es actinomiceto, con un anti­
auditivo externo, se utiliza un hisopo y la m uestra recolecta­ biótico antibacteriano. Se machaca la suspensión en un
da se envía al laboratorio. mortero y se siembra. Conviene inocular directamente un ani­
Pus y líquidos patológicos (líquido cefalorraquídeo, mal de laboratorio a la vez; éste se sacrifica a los 15 días y se
líquido pleural, orina). Se deben obtener las muestras con siembran los órganos, lo cual facilita el aislamiento puro.
técnica estéril y sembrar una cantidad suficiente (0.5 mi); en El estudio anatomopatológico de las micosis superficia­
abscesos, si es posible, se punciona y aspira con una jeringa; les carece de utilidad práctica, pues los hongos se ubican en
se levantan las costras y se deposita la m uestra en tubos esté­ la capa córnea (figura 7-13), por lo cual se encuentran más
riles. En líquido cefalorraquídeo (LCR) y orina, conviene fácilmente en un análisis directo, y no generan reacción celu­
centrifugar la muestra a 2 000 revoluciones por m inuto (rpm) lar o es mínima, salvo cuando profundizan (granuloma tri-
por 20 min; luego, con una pipeta Pasteur estéril, se separa cofítico).
con sumo cuidado el sobrenadante y se pasa a un tubo esté­ En onicomicosis, el estudio histomicológico consiste en
ril; el sedimento se utiliza para las pruebas diagnósticas. En teñir con PAS cortes histológicos de uña para docum entar
el pus se buscan levaduras, filamentos y granos. En LCR se con sensibilidad y especificidad altas la presencia de hongos;
utiliza tinta china para detectar Cryptococcus (figura 21-4). este método requiere de experiencia; en manos de personal
Expectoración. Debe utilizarse un desinfectante bucal o no capacitado puede haber positivos falsos debidos a la pre­
solución de Lugol o violeta de genciana al 1%. La m uestra no sencia de partículas de almidón, fragmentos de fibras texti­
debe dejarse mucho tiempo a la tem peratura ambiente. Se les, plasma o paraqueratosis. Se considera el estándar que
examina una gota sin homogeneizar o se agita con agua esté­ demuestra de manera absoluta el diagnóstico, sobre todo en
ril y perlas de vidrio. Ante la sospecha de micosis pulmonar, hongos oportunistas.
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 43

En las micosis subcutáneas o sistémicas, dicho estudio El diagnóstico de micosis puede confirmarse si se
es muy im portante o indispensable. La reacción inflamatoria encuentran las estructuras micóticas y, cuando éstas son muy
y las alteraciones hísticas son inespecíficas pero orientado­ específicas, se llega a identificar la especie (Actinomadura
ras; el hongo casi siempre está presente y se observa en su maduraé) (figura 12-22). Los hongos se presentan en forma
fase parasitaria (figuras 13-15 y 14-17). de filamentos, levaduras y esporangios; se agrupan de cinco
La tinción sistemática se lleva a cabo con hematoxilina y maneras:
eosina, im portante para valorar el tipo de reacción en los
1. Filamentos apelotonados en colonias densas o granos
tejidos, que puede ser: congestiva con vasodilatación, ede­
(aspergiloma, micetomas, actinomicosis) (figuras 12-20,
ma, exudados y depósitos de fibrina; purulenta, con cúmulos
23-1 y 24-5).
de polimorfonucleares, o más a menudo granulomatosa con
2. Exclusivamente filamentos (aspergilosis, nocardiosis,
histiocitos, células gigantes de tipo cuerpo extraño o de
ficomicosis) (figuras 22-9A, 23-1 y 25-3).
Langhans, rodeadas por linfocitos y plasmocitos. Estos últi­
3. Exclusivamente levaduras (blastomicosis [figura 19-7],
mos pueden alterarse y dar lugar a cuerpos de Russel. Los
histoplasmosis [figura 17-8], criptococosis [figura
granulomas pueden combinarse con una zona purulenta o
21-8]).
presentar una zona central necròtica (figura 18-11).
4. Levaduras y filamentos a la vez (candidosis [candidia­
El nodulo (granuloma) micótico (figura 5-3) propio de
sis]) (figura 20-23).
las micosis profundas se presenta con cuatro zonas caracte­
5. Presencia de esférulas o esporangios (coccidioidomico-
rísticas: 1) un centro purulento, donde se encuentra el pará­
sis [figuras 16-9 y 16-11], rinosporidiosis [figura 30-3]).
sito; 2) una corona de histiocitos con cierta distribución en
palizada; 3) una zona granulomatosa, y 4) fibrosis im portan­ En ocasiones se observa fenómeno de Splendore-
te. Según la micosis, pueden predom inar cualesquiera de Hoeppli, en el cual las estructuras fúngicas están rodeadas de
estas zonas, o haber una afinidad particular (vascular en material eosinófilo fibrinoide con distribución radiada, que
mucormicosis) (figura 22-9). corresponde a una reacción entre antígeno y anticuerpo
En la técnica de PAS se utiliza ácido peryódico de Schiff (figura 13-15). Ese material forma las clavas en granos acti-
(Hotchkiss Mac Manus), colorante con gran afinidad por nomicóticos causados por Nocardia y Actinomyces (figuras
mucopolisacáridos y, como consecuencia, elegible para 12-20 y 24-5); en esporotricosis, rodea a una levadura y da
membranas fúngicas, que se observan de color rojo en un lugar al cuerpo asteroide; en conidiobolomicosis es muy
fondo verde (figura 16-9). La impregnación argéntica con característico y rodea a un filamento (figura 22-19). Sin
nitrato m etenam ina de plata (Gomori-Grocott) colorea embargo, puede ser un elemento inespecífico y presentarse
intensamente de negro las paredes del hongo, no así las fibras en cualquier hongo o parásito.
reticulares (figura 18-10). Es im portante la identificación correcta de cuerpos
La tinción de Ziehl-Neelsen (ZN) o el m étodo ZN m odi­ extraños (algodón, cristales, calcificaciones) y, si es posible,
ficado de Kinyoun es útil en actinomicetos; los granos o los utilizar luz polarizada para definirlos mejor, dado que pue­
cultivos de Nocardia muestran resistencia parcial al ácido, y den simular estructuras micóticas; por ejemplo, los tofos
Actinomyces no es resistente (figuras 24-5 y 25-7). La tinción gotosos se confunden con granos de micetoma; los filamen­
de Gram o de Ziehl-Gram se usa para teñir filamentos actino- tos de fibrina, con filamentos actinomicéticos; los cuerpos de
micóticos. Es posible combinar impregnación argéntica con Russel, con levaduras, y otros parásitos, como Leishmania,
mucicarmín para Cryptococcus. Casi nunca se usa Giemsa. con Histoplasma (figuras 17-8 y 17-9). Es im portante no con­
siderar patógenos los hongos saprofitos que se adhieren o se
desarrollan en los especímenes para estudio anatomopatoló-
gico (porosporas). Es necesario recordar que una micosis no
siempre es primitiva y que se puede desarrollar a partir de
procesos neoplásicos, infecciosos o metabólicos.
Cada frasco debe etiquetarse de manera apropiada con
el nombre, la edad y el núm ero de expediente del enfermo; el
nombre del médico o laboratorio; el diagnóstico clínico; evo­
lución; terapéutica, y tipo de prueba practicada. Si se envían
las muestras a distancia, es necesario evitar que se rompa el
frasco.

Análisis directo
El examen directo con microscopía óptica perm ite la confir­
mación inmediata de los elementos fúngicos. Es sencillo,
rápido y económico; permite observar al hongo sin modifi­
caciones y cuantificar la cantidad de elementos. Se efectúa a
Figura 5 -3 . Nodulo m icótico, célula gigante m ultinucleada tip o partir de productos anatomopatológicos, como escamas,
Langhans y levadura (PAS 40x). pelos y exudados, así como expectoración u otros líquidos.
4 4 • Sección I - Aspectos generales

patológicos se colocan con una gota de la solución, se cubren


con un cubreobjetos y se observan a los 5 a 10 min (figuras
6-20, 6-21 y 9-4). El aclaramiento es más intenso si se calien­
ta un poco la laminilla, pero esto también destruye el mate­
rial biológico con mayor rapidez, y la precipitación del
mismo produce muchos artefactos (figura 5-4).
Se utilizan como reactivos solución de potasa o sosa al 5
a 40%, a la que puede añadirse glicerina para mejorar el acla­
ramiento y evitar la desecación, o dimetilsulfóxido (DMSO)
al 40%, que da aclaramiento más rápido, sobre todo en uñas.
Con esta solución, el análisis se realiza en pocos m inutos y ni
siquiera es necesario calentar la laminilla.

Solución de sosa y potasa al 30%


KOH 30 g
Agua destilada 70 mi
Sig.: solución de potasa al 30%
NaOH 30 g
Agua destilada 70 mi

Solución de DMSO
KOH 20 g
DMSO 40 mi
Agua destilada 60 mi
Los cristales de KOH deben añadirse lentamente al agua
y agitar hasta la disolución, pues la mezcla produce calor.
Con solución de lactofenol el aclaramiento es más lento
y la observación más retrasada, pero también permite con­
servar mejor la integridad de los elementos durante más
tiempo, por ejemplo pelos. El azul de metileno también es
F igu ra 5 -4 . A rte fa cto s en el examen directo. A ] M osaico tric o fíti- útil en la observación de cepas.
co. B ] Gotas de grasa.

Lactofenol de Amann
Cristales de fenol 20 g
Para obtener los primeros, se utiliza un asa de platino y para Ácido láctico 20 mi
los segundos, una pipeta Pasteur. Glicerina 40 mi
Los elementos fúngicos se observan al microscopio con Agua destilada 20 mi
la lente de aumento débil o mediano; en estado fresco, varían
de 2 a 20 micrómetros de diámetro. En general los hongos Los cristales de fenol se disuelven calentando un poco y
se puede agregar:
patógenos son escasos, pero los oportunistas son muy abun­
dantes.
Lactofenol azul de algodón [azul de lactofenol]
Los exudados se observan de m anera directa o se pone
una gota de agua destilada o solución fisiológica, pero es más Azul de algodón 0.05 g
conveniente usar solución de Lugol (solución yodo yodura­ Glicerol 40 mi
da) pues da cierta coloración a los elementos parasitarios Fenol (cristales) 20 g
demasiado pálidos (figura 12-19). Ácido láctico 20 mi
Agua destilada 20 mi
Solución de Lugoi
Yoduro de potasio 2 g Azul de metileno
Yodo cristalizado 1 g Azul de metileno 0.3 g
Agua destilada 300 mi Alcohol etílico (95%) 30 mi
Agua destilada 70 mi
Para Cryptococcus (figura 21-4) se utiliza tinta china en
solución con agua destilada (1:1o 1:2). El sulfito de sodio aclara rápidamente, debe observarse
Las muestras con queratina, como pelos y escamas, son antes de 3 h y casi no genera artefactos, pero como la solu­
difíciles de observar, por lo que deben utilizarse sustancias ción es higroscópica, es imposible usarla luego de dos
aclarantes para facilitar el estudio. Los elementos anatomo- meses.
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 4 5

Sulfito de sodio al 10%


Sulfito de sodio 10 mi
Agua destilada 75 mi
Alcohol de 80 grados 25 mi
El laurilsulfato de sodio aclara lentamente y carece de
actividad antifúngica, por lo que el material utilizado para
observación directa se puede cultivar; debe observarse antes
de 3 h.

Laurilsulfato de sodio al 5%
Laurilsulfato de sodio 5 g
Agua destilada 95 mi

Fijación de escamas
Permite conservar por tiempo indefinido para un análisis
directo; se utiliza sobre todo en la enseñanza. Se coloca una
capa delgada de albúmina de Meyer sobre un portaobjetos.
Con la ayuda de una aguja de disección se colocan encima
algunos fragmentos de escamas, pelos o raspado de uñas; se
dejan secar a la tem peratura ambiente toda la noche o 1 a 2 h
a 37 °C, y quedan listos para teñirse.
El análisis directo en caso de dermatofitosis muestra
filamentos refringentes que confirman el diagnóstico (figura
6-20), y en candidosis, filamentos, o levaduras, o ambos
(figura 20-15). En onicomicosis, en ocasiones se encuentran
masas fúngicas que se denom inan dermatofitoma (figura
5-5); su observación o la de cualquier estructura fúngica en
examen directo se visualiza m ejor con negro de clorazol. En
el resto de las micosis las imágenes son específicas, por ejem­
plo, esférulas en coccidioidomicosis (figura 16-9), y levadu­ Figura 5 -5 . D e rm a to fito m a [negro de clorazol 10 y 4 0 x ).
ras multigemantes en paracoccidioidomicosis (figura 18-8).
En onicomicosis, el examen directo tiene sensibilidad
de 76.5% y valor predictivo negativo de 86.1% en el diagnós­ Evans al 0.05% como coloración de fondo. Los hongos se
tico, comparado con el cultivo, que tiene sensibilidad de manifiestan al unirse a polisacáridos, como celulosa y quiti­
53.2% y valor predictivo negativo de 69%; sin embargo, hay na. Se observan hifas, seudohifas y levaduras, pero es im po­
negativos falsos en 5 a 15% de casos. sible ver endosporas de Coccidioides sp.
Entre los artefactos que pueden desorientar se encuen­
tran: el mosaico fúngico o tricofítico que simula filamentos y
se produce por los límites de las paredes de los corneocitos o
por depósitos de cristales o lípidos; éstos desaparecen al aña­
dir agua a la preparación (figura 5-4). También originan con­
fusión los pliegues de las escamas. Las fibras de algodón
simulan filamentos, pero tienen calibre irregular y extremos
deshilachados. Los depósitos de grasas (pomadas, cremas)
semejan levaduras. A veces se encuentran conidios pigm en­
tados de hongos saprofitos, como las porosporas (figuras
3-27, 3-38 y 3-39).

Análisis directo con fluorescencia (figura 5 -6 }


Se utilizan lámpara de mercurio, objetivos específicos, filtros
con longitudes de onda que van de 390 a 420 nm, y blanco de
calcoflúor que sirve para hacer evidentes los hongos dada la
presencia de quitina. En un portaobjetos, se coloca una gota
de solución de KOH con una gota de la preparación, y se
coloca un cubreobjetos, se calienta ligeramente y se examina.
Se puede diluir también 1 a 10 en solución acuosa de azul de Figura 5 -6 . Filamentos al microscopio de fluorescencia.
46 • Sección I - Aspectos generales

Cultivo
Es la siembra de productos anatomopatológicos en los medios
idóneos; casi siempre se realiza en laboratorios especializa­
dos, en medios que contienen nitrógeno orgánico, agua, glu­
cosa y peptona. Las muestras se pueden recolectar con un
hisopo estéril o con el asa de platino previamente calentada al
rojo y enfriada en el medio de cultivo, lo cual facilita la adhe­
rencia en el caso de pelos y escamas. En general, se colocan
los especímenes sobre la superficie del medio de cultivo y se
conservan a temperatura ambiente (25 a 26 °C); en caso de
micosis profundas, es mejor a 30 a 37 °C. Las levaduras se
F igu ra 5-7. Representación gráfica de un m icrocultivo.
siembran con técnica de zig zag (figura 28-3).
Los pelos y las escamas se disponen en fragmentos en
diferentes puntos de la superficie del medio; quizá sea útil Cultivo en lámina o microcultivo
sembrar cerca de la pared de vidrio para observar el cultivo a
El material necesario consta de portaobjetos, cajas de Petri,
través de la misma. Algunos colocan los productos anatom o­
caballetes de vidrio en U dentro de éstas y agua, todo esteriliza­
patológicos en alcohol y los enjuagan con agua destilada
do. Se toma una caja de Petri con un caballete (si no están esté­
antes de sembrar.
riles se pasan por la flama). Se depositan 5 mi de agua en la caja,
En líquidos, heces y pus, se debe sembrar aproximada­
que evitan la desecación posterior. Se coloca un portaobjetos
mente 0.5 a 1 mi por tubo.
sobre el caballete y con una pipeta estéril se pone una capa de
Los dermatofitos se identifican con base en tiempo que
gelosa en la superficie de la laminilla y se reaspira para minimi­
tarda en crecer la colonia (una a cuatro semanas) a una tem ­
zar el espesor de la capa. Se siembra en el centro un fragmento
peratura de 26 a 30 °C. Las levaduras se desarrollan en 24 a
del cultivo y se incuba a la temperatura seleccionada.
48 h, y los contaminantes en 2 a 4 días, pero la mayoría de los
Luego del desarrollo suficiente del cultivo, se retira el
hongos patógenos requiere de 1 a 2 semanas.
exceso de gelosa, se pone una gota de azul de lactofenol, se
Para observar al microscopio las levaduras, basta tomar
cubre con una laminilla, se sella y se examina.
una asada del cultivo y observarla con cualquier colorante,
Hay dos variedades de esta técnica:
aunque se prefiere azul de lactofenol. En hongos filamentosos,
se puede usar una aguja y desmenuzarlos, o bien se utiliza cinta 1. Lámina desecada. Tras retirar el exceso de gelosa, se seca
adhesiva transparente (“Scotch tape”) que se coloca con suavi­ el cultivo a 37 °C, se fija con una gota de alcohol absolu­
dad sobre la superficie del medio de cultivo y luego se deposita to, se colorea con azul de algodón, se deshidrata con
sobre un portaobjetos, donde previamente se ha vertido una alcohol, se enjuaga con tolueno y se m onta con resina.
gota del lactofenol; algunos utilizan la solución de Albert: 2. Cuadrado de gelosa. El cultivo se realiza en el punto
medio de los cuatro lados de un pequeño cuadrado de
Solución de Albert gelosa de Sabouraud (1.5 cm de lado y 2 m m de espesor)
Azul de toluidina 0.15 g que se coloca en el portaobjetos y se pone encima el
Verde malaquita 0.2 g cubreobjetos (figura 5-7). Luego del crecimiento del hon­
Ácido acético glacial 1 mi go se retiran el cubreobjetos y la gelosa. De este modo, los
Alcohol de 96 grados 2 mi filamentos y los órganos de reproducción quedan unidos
Agua destilada 110 mi al cubreobjetos y el portaobjetos. Ambas partes se m on­
Solución stock 10 mi tan con azul de algodón, se sellan y examinan al micros­
Glicerina 3 mi copio.
Agua destilada 20 mi
Otra técnica de tinción consiste en quitar el medio de
La observación in situ es factible en Candida y Tricho- cultivo, luego se seca el portaobjetos en la estufa a 37 °C duran­
phyton verrucosum para ver clamidosporas, y en T. soudanense te 24 h, y se colorean de la siguiente manera: se agrega alcohol-
para hallar hifas reflexivas. Se coloca la placa de Petri invertida éter y se deja secar. Se cubre con eritrosina por espacio de 15
sobre la platina del microscopio, o se puede cortar un frag­ min máximo. Se lava en un recipiente con agua. Se seca cerca
mento del agar con la colonia incluida y luego calentarlo o pre­ de la flama, se agrega azul de triptano durante 5 min, y se lava
sionarlo ligeramente antes de observarlo al microscopio. Si se con agua. Se pasa sucesivamente por: alcohol de 30, 70 y 96
cuenta con dermatoscopio se puede utilizar en lugar del grados; alcohol absoluto; acetona, y xilol. Antes que este últi­
microscopio (figura 22-6B). Con el empleo de cultivos, el índi­ mo se seque, se pone bálsamo de Canadá y se monta.
ce de resultados negativos falsos se encuentra en 30 a 60%.
Cultivo sobre pelo o m étodo del anzuelo
Técnica de resiembra En una caja de Petri se pone tierra húm eda y se depositan
Se recolecta con el asa de platino un fragmento de la colonia pelos o cabellos. Este procedimiento permite aislar derm ato­
y se deposita en el otro tubo. Sirve para conservar la cepa. fitos del suelo y estudiar sus formas sexuadas.
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 47

Medio de Lodder y Bastíde


Fosfato dipotásico 1 g
Sulfato de magnesio 0.5 g
Sulfato de amonio 5 g
Agar 20 g
Agua destilada 1 L
Se utilizan pequeños discos de papel filtro de 1 cm de
diámetro que se impregnan con dos gotas de solución al 20%
de la sustancia por estudiar (glucosa, galactosa, maltosa,
sacarosa, lactosa, rafinosa, trehalosa, celobiosa) y se desecan
en la estufa.

2 Asimilación de nitrógeno
Se usa el medio de Lodder y Bastide sin sulfato de amonio,
Figura 5 -8 . Ó rganos perforadores de T. m en ta g rop h yte s in vitro con 20 g de glucosa pura. Se utiliza para probar sulfato de
(KOH 4 0 x ).
amonio y nitrato de potasio (K N 03). Se coloca en la caja de
Petri el medio de cultivo sin el alimento que se desea probar,
y se siembra en toda la superficie una suspensión de levadu­
Perforación del peio in vitro (órganos perforadores] ras. Los discos se colocan en círculo en la superficie de la
En una caja de Petri se colocan 25 mi de agua estéril y se gelosa. Normalmente, en ausencia de un componente esen­
agrega 0.1% de extracto de levadura. Se depositan pequeños cial, ningún cultivo se desarrollará en el medio, pero habrá
fragmentos de 1 cm de pelo rubio o de niño; se siembra el crecimiento del hongo alrededor del disco que contiene el
hongo por estudiar. Se examinan en forma periódica los alimento carbonado (p. ej., glucosa) o nitrogenado, utilizable
pelos con azul de lactofenol. Si hay órganos perforadores, se por el hongo.
observan como digitaciones perpendiculares a su eje. Es útil Una variante es el medio de extracto de levaduras para
en dermatofitos; Trichophyton mentagrophytes los produce, asimilación de azúcares, usado para identificar levaduras:
no así T. rubrum (figuras 5-8 y 6-22B).
Extracto de levadura (“Yeast nitrogen base”) 0.67 mg
Agar noble 20 g
Auxonograma y zimograma
Agua destilada 1 L
En levaduras, éstos son im portantes principalmente para
definir la especie con base en las características fisiológicas; Se esteriliza este medio base y se añaden discos o com­
para sembrar la cepa problema se hace una suspensión en primidos impregnados con los azúcares por estudiar.
solución salina estéril (figura 20-20B).
Zim ogram a
Auxonogram a Es la fermentación de azúcares. Se cultiva la levadura en un
Es la utilización o la asimilación de alimentos con carbono o medio líquido con un glúcido y un indicador coloreado. Se
nitrógeno. Los métodos son variantes de la técnica de Beije- emplean tubos de hemolisis Ivan-Hall, con un estrechamien­
rinck. El material usado comprende cajas de Petri estériles de to y una perla de vidrio que actúa como válvula. Se utiliza
15 cm de diámetro con medio para auxonograma. Se usa el medio de agua peptonada con el indicador (indicador de
medio sin carbono para estudiar alimentos que contienen Andrade). Con técnica estéril, se agregan unas gotas de solu­
este último y sin nitrógeno para alimentos nitrogenados. ción al 30% del azúcar elegido; si hay viraje del indicador,
señala acidificación; la aparición de una burbuja debajo de la
1 Asimilación de azúcares: perla de vidrio indica formación de gas.
Medio de Lodder modificado [auxonogramas]
Medio de Marcelou-Kinti, para fermentación
Gelosa lavada 20 g rápida de azúcares
Sulfato de amonio 2 g
Agar 9 g
Fosfato monopotásico 1.5 g
Peptona 10 g
Sulfato de magnesio 0.25 g
Púrpura de bromocresol 0.04 g
Biotina 108 U
Cloranfenicol 0.5 g
Tiamina 106 U
Agua destilada 1 mi
Piridoxina 106 U
Ácido nicotínico 106 U Se remoja el agar en 900 mi de agua durante 24 h; luego
Pantotenato de calcio 106 U se añade la peptona. Se calienta a 110 °C durante 10 min. Se
Inositol 105 U agrega el indicador de bromocresol y el cloranfenicol y se
Oligoelementos (solución de Berthelot) 10 gotas afora a 1 L. El pH se ajusta a 7 con bicarbonato de sodio al
Agua bidestilada 1 000 mi 10%. El medio queda de color púrpura o violeta.
48 • Sección I - Aspectos generales

Para esta prueba de fermentación se preparan solucio­


nes al 30% de glucosa, maltosa, rafinosa, galactosa, lactosa,
sacarosa y trehalosa; luego se impregnan discos de papel fil­
tro que se colocan en tubos de hemolisis y se añade el hongo
por estudiar en solución fisiológica. El medio previamente
derretido en baño M aría se distribuye a 45 °C. Se tapan los
tubos y se colocan a 37 °C durante 24 a 48 h. Si hay ferm en­
tación, el medio se decolora.

Estudio de las necesidades vitamínicas


Se agregan todas las vitaminas al medio base, salvo la que se
desea estudiar. Los tubos se incuban con un fragmento del
cultivo o con una suspensión de esporas o levaduras. No se
observa crecimiento en el tubo donde falta una vitamina
indispensable.

Medio base
Glucosa tratada con carbón activado 20 g
Asparagina sintética 1 g (o hidrolizado de caseína sin
vitaminas) 10 g
Gelosa lavada 20 g
Oligoelementos (solución de Berthelot) 10 gotas F ig u ra 5 -9 . Síntesis de ureasa, viraje de am arillo a rojo [ T. m e n ta ­
Fosfato monopotásico 1.5 g grophytes, Cryptococcus sp.).
Sulfato de magnesio 0.25 g
Agua destilada 1 L
Se añaden al medio las vitaminas siguientes:
Biotina 109 U Se funde la gelosa y se agrega rojo fenol (0.2% en etanol
Tiamina 106 U al 50%), 6 ml/L. Se esteriliza en autoclave 15 a 20 m in a
Ácido nicotínico 106 U 115 °C. Se deja enfriar a 50 °C; con técnica estéril, se agregan
Inositol 105 U 100 mi de una solución acuosa de urea al 20%, previamente
Piridoxina 106 U esterilizada por filtración. En los tubos solidificados en posi­
Pantotenato de calcio 106 U ción inclinada se siembra un pequeño inoculo de la colonia
y se incuba a 25 °C.
Las soluciones de las vitaminas se preparan como sigue:
En 100 mi de agua destilada se colocan 250 mg de inosi­ Dermatophyte test medium (DTMJ
tol, 10 mg de tiamina, o 150 mg de histidina. Se esterilizan en Es un medio de cultivo que contiene nutrientes que prom ue­
autoclave a 120 °C durante 10 min. Se agregan 20 a 100 mi de ven el crecimiento de dermatofitos, así como inhibidores
la solución base y se coloca en tubos. El hongo se siembra en bacterianos y fúngicos como cicloheximida y gentamicina,
un tubo con vitaminas y en otro sin ellas. En el comercio se además de contener rojo fenol, el cual funciona como m arca­
conocen como “Agar Trichophyton” y se num eran del uno al dor de pH, puesto que los dermatofitos se desarrollan mejor
siete, el prim ero no tiene vitaminas. en medios alcalinos; cuando éstos se desarrollan, a los 10 a
14 días de realizada la siembra por lo general se observa el
Síntesis de ureasa cambio de amarillo a rojo. Sus limitaciones son un número
Se realiza por alcalinización debido a la formación de carbo­ relativamente alto de negativos falsos causados por mala téc­
nato de amonio y se manifiesta por viraje del indicador de nica, el tam año y las características de los cultivos, y una
pH (figura 5-9). Se utiliza medio urea-indol (que se usa para concentración insuficiente de antibióticos inhibidores que
diferenciar enterobacterias). A 37 °C el rojo fenol, de color perm ita el desarrollo de levaduras que puedan generar con­
amarillo, vira a rojo-violeta en 3 a 6 h (Cryptococcus). fusión.
Para dermatofitos se utiliza como medio base:
Dermatophyte blue medium (DBM)
Medio base para dermatofitos Es otro medio de cultivo colorimétrico recientemente desa­
Peptona 1 g rrollado, aún no disponible en el comercio, en el cual se uti­
NaCl 5 g liza azul de bromotimol como marcador de color; es más
KH2P 0 4 2 g específico para identificar dermatofitos y diferenciarlos de
Glucosa 5 g otros hongos patógenos, además de que inhibe de manera
Gelosa 20 g más eficiente el crecimiento de otros contaminantes y bacte­
Agua destilada 1 L rias que el DTM (véase cap. 33).
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 49

Inoculación experimental anticuerpos monoclonales contra Trichophyton spp. (para


identificar dermatofitos), contra Candida spp. (para identifi­
Se emplea en investigación, pero puede tener utilidad diag­
car levaduras), y contra aspergiláceas. La visualización se
nóstica. Se usan conejos, ratas, ratones, conejillos de Indias
realiza mediante inmunofluorescencia o inmunoperoxidasa.
(cobayos o cuyos) y hámsteres (cricetos) dorados. Los hon­
Este método es complejo; además, se dispone de un número
gos pueden inocularse por vía subcutánea (figura 12-37),
muy limitado de anticuerpos contra los cuales se “enfrenta” a
intravenosa, intraperitoneal, intratesticular e intracraneal.
la muestra; por lo tanto, es imposible identificar todos los
La presencia de lesiones es indispensable para asegurar la
agentes patógenos potenciales.
patogenicidad del hongo. Si después de un tiempo el animal
no muere, se sacrifica. En la autopsia se intenta obtener el
cultivo del hongo inoculado (retrocultivo) y otra parte de los
Citometría de flujo
órganos se fija para estudio histopatológico. Es una técnica fundamentada en la identificación de varia­
Para la inoculación, se prepara una suspensión del hon­ ciones moleculares entre las diferentes especies fúngicas.
go problema; se colocan alrededor de 100 mg de éste por Muestras de tejido queratinizado se digieren y posterior­
cada mililitro de solución salina, y se aplica m ediante jeringa mente se recolectan las células fúngicas, las cuales se anali­
de insulina. zan para detectar DNA y proteínas; se ordenan con base en el
peso molecular y el tam año celular. Se utiliza software de
Inoculación plantar del ratón adquisición y de análisis de datos para estudiar varias espe­
Para hacerla con facilidad se sostiene firmemente la cabeza cies de hongos; sin embargo, esta técnica es compleja, costo­
del animal, para lo cual se coloca al ratón sobre una pieza de sa y requiere de personal altamente especializado y con
malla de alambre y se inmoviliza al asir la cola y las orejas; se experiencia en el manejo del software.
sostiene con firmeza la pata derecha, se inserta la aguja en el
cojinete plantar y se inyectan 0.05 a 0.08 mi de la suspensión Reacciones inmunológicas
(figura 12-37). Dependen de algunos hongos patógenos y pueden ayudar al
diagnóstico. Se dividen en pruebas de sensibilidad cutánea y
Inoculación intraperitoneal
reacciones serológicas.
Se sostiene al animal de la misma manera, se flexiona la cabeza
y se elevan las patas para disminuir las posibilidades de lasti­ Pruebas de sensibilidad cutánea
mar las visceras, se inserta la aguja en la línea media del abdo­ Con estas pruebas, o intradermorreacciones, se investiga la
men y se inyectan 0.5 mi de la suspensión. Luego se buscan
inm unidad celular. Se llevan a cabo con la aplicación intra-
nodulos blanquecinos y se extirpan para el diagnóstico. dérmica de antígenos obtenidos de filtrados de cultivos o
Inoculación intratesticular extractos de polisacáridos (fase filamentosa o levaduriforme)
de los hongos, de micosis tanto superficiales como profun­
Se presiona la cavidad abdominal para hacer visibles los tes­
das. Se inyecta 0.1 mi de la solución en la cara anterior del
tículos y se inyecta la suspensión.
antebrazo o en la región interescapulovertebral; la lectura se
inoculación intracerebral efectúa en 24 a 48 h. La intensidad de la reacción se mide por
el tamaño de la induración, no del eritema (figura 5-10). Una
Sé utiliza aguja calibre 26 o 27 de bisel corto; se anestesia al
reacción positiva mide 5 m m de diámetro, una dudosa
ratón de 4 a 5 semanas de edad con éter o cloroformo; se
inmoviliza la cabeza colocando los dedos índice y pulgar de
la m ano izquierda sobre las orejas. Se inyecta en la parte pos­
terior del cráneo un poco a la derecha de la línea media hasta
que se percibe un pequeño estirón; se inyectan con lentitud
0.02 mi de la muestra; la m uerte en las prim eras 24 h indica
traum atism o por la inoculación.

Inoculación intravenosa
Es más sencilla en conejos. La suspensión se inyecta en las
venas del pabellón auricular.

Inoculación superficial
Sólo se practica en el caso de dermatofitos. Se depila y escari­
fica la región abdominal del conejillo de Indias (cobayo o
cuyo) y se unta con miel de abeja que contiene el dermatofito.

Estudio inmunohistoquímico
En éste, muestras de tejido ungueal se exponen a anticuerpos
marcados, específicos para los agentes patógenos. Se emplean Figura 5-10. Aplicación correcta de una ¡ntradermorreacción.
50 • Sección I - Aspectos generales

Serodíagnóstico y detección de antígenos


El primero pone de manifiesto la presencia de anticuerpos.
No ha habido gran perfeccionamiento de técnicas de diag­
nóstico serológico en micosis endémicas. En la detección de
anticuerpos, se han usado mezclas crudas de antígenos que
dan reactividad cruzada, y no se han estandarizado; en la
búsqueda de antígenos, se han usado técnicas recombinan-
tes. El estándar es el cultivo, por ejemplo en histoplasmosis,
aunque puede tardar varias semanas o ser negativo.
Las reacciones serológicas más conocidas son las de
anticuerpos precipitantes o reacciones de precipitación. Uti­
lizan antígenos celulares (somáticos) y metabólicos, según
provengan de machacados de cultivos o de filtrado de los
mismos. Una de las técnicas utilizadas es la doble difusión en
agar, la cual se practica en cajas de Petri que contienen gelosa
(agar); en un lado se deposita el suero del paciente y, en el
otro, el antígeno; la reacción antígeno-anticuerpo se m ani­
F igu ra 5-11. Lectura positiva de una intraderm orreacción a las 4 8
horas.
fiesta por líneas opacas de precipitación (figura 17-10).
En la técnica de Ouchterlony, el suero por probar se
coloca en un reservorio central, y los antígenos, de modo
radiado y a la misma distancia (figura 5-12). En la técnica de
menos de 5 mm y, si no hay induración, es negativa (figuras gradiente, el suero se ubica en un surco central, y los antíge­
5-11 y 13-16). nos, en depósitos laterales a diferente distancia (figuras 5-12
Estas pruebas son auxiliares en el diagnóstico, el pro­ y 5-13).
nóstico o la valoración del estado inm unitario del huésped. Las técnicas de electrodifusión pueden ser la inm uno-
Por ejemplo, una candidina positiva indica contacto previo electroforesis y la electrosinéresis. En la primera, se deposita
con el hongo; la tricofitina es útil en dermatofitosis inflama­ en un portaobjetos una capa delgada de gelosa purificada en
torias y profundas; una esporotricina positiva en presencia un am ortiguador de Veronal; el suero problem a se coloca
de lesiones clínicas es diagnóstica; la coccidioidina es una en un surco central, y los antígenos, en dos perforaciones
intraderm orreacción m uy específica, una respuesta positi­ laterales; la separación electroforética de los antígenos se
va indica infección; si hay lesiones im portantes y es positiva, logra al colocar los electrodos en los extremos de la lámina, y
indica buen pronóstico pero si es negativa y se acompaña de la lectura se efectúa en 1 a 5 días (figura 5-12).
títulos altos de anticuerpos fijadores de complemento, el pro­ En la electrosinéresis, se combinan la electroforesis y la
nóstico es malo. Algunas, como la histoplasmina y la para- inm unoprecipitación entre los antígenos y los sueros que
coccidioidina, generan reacciones cruzadas entre sí. contienen los anticuerpos; las globulinas emigran al cátodo,

In m u n o d ifu sió n

Técnica de Ouchterlony Gradiente

In m u n o e le ctro fo resis

O
S = suero
0 = antígenos

F ig u ra 5-12. Técnicas de precipitación en inm unoelectroforesis. [M od ifica d a de Segretain G, M aria t F, Drouhet E. D iagnostic de laboratoire
en m ycologie médicale. Paris. M aloine, 1979.]
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio * 51

nosocomiales, dado el aumento del número de infecciones y


la aparición de resistencia. Ante estos hechos la industria far­
macéutica ha desarrollado nuevos antimicóticos con mayor
potencia, m enor toxicidad y mejores perfiles farmacológicos;
esto ha creado la necesidad de desarrollar pruebas estandari­
zadas de sensibilidad in vitro, a fin de contar con guías en las
decisiones terapéuticas.
Las principales dificultades a las que se enfrentan los
métodos actuales son: las variaciones del pH, los diferentes
tamaños del inoculo, el tipo de medio, tiempo y temperatura
de incubación y, por supuesto, las grandes diferencias en
pruebas para levaduras u hongos filamentosos. Debido a la
falta de estandarización, los resultados son variables y la corre­
lación entre los resultados in vitro e in vivo no es clara. Para
medir esta sensibilidad, se han utilizado los siguientes m éto­
dos: tubos germinativos, consumo de metabolitos, citome-
tría de flujo, métodos basados en agar y dilución de caldos de
Figura 5-13. Reacción de precipitación positiva. cultivo. La mayoría son poco prácticos. Las técnicas de agar
son fáciles de practicar y de bajo costo, pero tienen gran
variación de resultados.
y los antígenos al ánodo. La lectura se hace en 2 a 4 h. Este Los métodos de dilución son los más ampliamente usa­
método puede llegar a constituir un im portante recurso dos y en EUA el National Committee fo r Laboratory Stan-
diagnóstico y de valoración de tratamiento. dards (1995) (Clinical and Laboratory Standards Institute,
Otra reacción serológica es la de anticuerpos aglutinantes CLSI) ya los estandarizó, pero están reservados para Candi­
de partículas de látex o colodión sensibilizadas con los antíge­ da y Cryptococcus-, no hay m étodos estandarizados para hon­
nos respectivos; se emplean en Candida y Cryptococcus. gos filamentosos. La correlación entre los laboratorios que
Los anticuerpos fijadores de complemento en general usan estos métodos es de 90% para anfotericina B, 75% para
causan títulos débiles; en algunas micosis, como las cocci- ketoconazol, 85% para 5-fluorocitosina y 88% para flucona-
dioidomicosis, son muy útiles para establecer el pronóstico; zol, pero el método no es sensible para detectar resistencia a
los títulos altos indican pronóstico ominoso, y los bajos, anfotericina B.
buen pronóstico. Las pruebas de inmunofluorescencia indi­ En casi todos los estudios publicados se encuentra dis­
recta se usan sobre todo en investigación; consisten en poner paridad entre la concentración inhibitoria m ínim a (CIM) in
en contacto el suero del paciente y el antígeno en presencia vitro y la eficacia in vivo, pero los métodos estandarizados
de una sustancia fluorescente. Si hay anticuerpos específicos, han mejorado la correlación. Con la creación de pruebas in
presentarán fluorescencia al microscopio de luz ultravioleta; vitro de métodos de dilución de caldos de cultivo (macrodi-
tal hecho perm ite cuantificar títulos más altos de anticuerpos lución) y estandarización del inoculo por espectrofotome-
qué con fijación de complemento. tría, hoy es posible correlacionar la CIM del fármaco con el
Las técnicas inm unoenzim áticas que se usan amplia­ resultado clínico.
mente en otras enfermedades, se utilizan en investigación o El fracaso de la terapéutica se debe a la resistencia, que
en laboratorios muy especializados. Pruebas como el enzi- ha sido estudiada fundamentalmente en Candida, y en parti­
moinmunoanálisis de absorción (ELISA), la electrotransfe- cular a fluconazol. Se ha perfeccionado una técnica de dilu­
rencia Western ( Western blot), el radioinmunoanálisis (RIA), ción en CHROMagar-Candida® usando placas impregnadas
la electroforesis, la contrainmunoelectroforesis, o las prue­ de fluconazol para detectar mutantes resistentes e identificar
bas de inmunofluorescencia, se abordan de m anera sucinta las especies.
en los capítulos respectivos. Estas pruebas son comparables a las realizadas con bacte­
Hay anticuerpos monoclonales contra los componentes rias, sin embargo, pese a tal progreso, persiste la duda acerca
estructurales de los hongos patógenos más im portantes (los de la utilidad como instrumento orientador en el momento de
que están disponibles en el comercio son “monoclonal-based tomar decisiones terapéuticas. Al mismo tiempo cabe señalar
latex particle agglutination” y ELISA para Candida, Aspergi­ que es poco útil conocer la capacidad de una CIM, si se carece
llus y Cryptococcus), su introducción ha desarrollado la de la capacidad para interpretar su significado clínico. La CIM
detección de anticuerpos circulantes en pacientes con inmu- es sólo un factor que participa junto con otros en la evaluación
nodeficiencia y son la base potencial para nuevas pruebas de de la evolución clínica, y depende de tres factores: el medica­
detección. mento, el huésped y el agente causal. Hay cuatro principios
básicos en la interpretación de los resultados:
Pruebas de sensibilidad a fármacos 1. Una CIM no es una medición física o química.
Es cada vez más necesaria la creación de estudios de sensibi­ 2. En la evolución clínica, algunos factores del paciente tie­
lidad para probar los antimicóticos en micosis sistémicas y nen más importancia que las pruebas de sensibilidad.
52 • Sección I - Aspectos generales

3. La sensibilidad in vitro no siempre predice el éxito de inóculos, medio de cultivo, condiciones de incubación,
una terapia específica. requisitos de control de calidad, y definición de lectura de
4. La resistencia in vitro con frecuencia se correlaciona con CIM para fluconazol y voriconazol.
fracaso en el tratamiento. Las concentraciones para fluconazol son: sensible, con
CIM > 1 9 mm; sensible dependiendo de la dosis, con CIM
Métodos de dilución en caldo para levaduras entre 15 y 18 mm, y resistentes, con CIM < 14 m m de diáme­
El M27-A es un documento que especifica la implementa- tro en la inhibición del crecimiento.
ción de los procedimientos de microdilución y de macrodi- Para el voriconazol los resultados fueron los siguientes:
lución en caldo para la determinación de sensibilidad en sensible, con una CIM ^ 17mm; sensibles dependiendo
levaduras como Candida spp. y Cryptococcus neoformans. de la dosis, con CIM de 14 a 16 mm, y resistentes, con CIM
Después de pasar por las fases de propuesta (1992), tentativa ^ 1 3 mm de inhibición del crecimiento.
(1995) y de ser aprobado (1997), este docum ento se renovó
en 2002 (M27-A2), y proporcionó la definición de la lectura Prueba colorimétrica
de CIM y los límites de control de calidad para los nuevos Se basa en el uso de azul de Alamar para producir cambio de
triazoles: voriconazol, ravuconazol y posaconazol. color de azul a rojo, cuando se reduce en presencia de un
Al utilizar los resultados obtenidos en trabajos anterio­ crecimiento microbiano. Las sales de tetrazolio pueden cam­
res se han encontrado los siguientes patrones generales: C. biar de color cuando se reducen, y para detectarlo se usa el
albicans, C. parapsilosis y C. tropicalis por lo general son sen­ espectrofotómetro.
sibles al fluconazol, m ientras que las CIM de C. glabrata típi­ La técnica de Heatley consiste en tom ar una suspensión
camente están entre las categorías de sensible dependiendo homogénea que contenga 2 millones de esporas, levaduras o
de la dosis, y resistente. Para el itraconazol, C. glabrata y C. fragmentos de filamentos por milímetro, y distribuirla uni­
krusei con frecuencia tienen CIM en la categoría de sensible formemente en una caja de Petri que contenga medio de Sa-
dependiendo de la dosis, y resistentes, mientras que otras bouraud. Se colocan en la superficie pequeños discos de
especies en general son sensibles. Regularmente, los triazo­ papel filtro previamente impregnados durante 30 a 60 min
les, incluso la última generación (voriconazol y posacona­ con el medicamento por estudiar, y secados a 37 °C. Cuando
zol), son menos activos contra cepas de C. glabrata que se desarrolla el hongo, se m iden las zonas de inhibición alre­
contra C. albicans. Por otro lado C. krusei es sensible, depen­ dedor de los discos.
diendo de la dosis a itraconazol, y resistente a fluconazol. Las pruebas de contacto reproducen muy de cerca la
La información disponible en la actualidad indica que actividad antifúngica in vivo. Se colocan fragmentos o
los aislados de Candida spp. con una CIM > 1 [ig/ml, quizá pequeñas gotas de material anatomopatológico en una lam i­
sean resistentes a anfotericina B; esto es poco común pero se nilla que tenga concavidades; se cubre el material con la
ha descrito en C. lusitaniae, C. krusei, C. guilliermondii y C. solución antimicótica, y se m antiene el contacto 1 a 10 min.
glabrata. Se enjuaga dos veces con agua destilada y los fragmentos se
Respecto al voriconazol se han obtenido los datos siembran en medio de Sabouraud. El control se lleva a cabo
siguientes: sensibles con CIM < 1 (ig/ml; sensible dependien­ con especímenes no procesados de esta manera. Se incuban
do de la dosis, con CIM de 2 |ig/ml, y resistentes con CIM durante el tiempo necesario para el crecimiento del hongo
> 4 |ag/ml. En cuanto a las equinocandinas, éstas han m os­ por estudiar. Una variante es colocar en los tubos con los
trado ser eficaces in vitro e in vivo. medios de cultivo la sustancia antimicótica a diferentes con­
centraciones.
Métodos de dilución en caldo para hongos
La prueba E (E test Biodisk®) se ha usado con bacterias,
filamentosos es una banda impregnada con un gradiente definido del
Muchos parámetros utilizados se basaron en los estudios agente antimicrobiano por probar. Las bandas se ubican en el
aplicados a levaduras y consignados en el docum ento M38-A agar sembrado con el hongo por determinar. Si se presenta
( 2002 ). zona de inhibición, se lee en la escala impresa en la cinta lo
El método detalla la microdilución y macrodilución que corresponde a la concentración del fármaco. Hay dificul­
para hongos que causan micosis invasoras como Aspergillus tades para medir derivados azólicos. Tal prueba quizá sea
spp., Fusarium spp., Rhizopus spp., Pseudallescheria boydii y prometedora en la valoración de la CIM cuantitativa, es
Sporothrix schenkii. Sin embargo, no se ha logrado que los similar a las pruebas de disco-difusión y está disponible en el
modelos en animales reproduzcan la infección humana, ade­ comercio.
más de que la cinética de los fármacos es diferente en seres Se preparan 4 a 5 tubos con 9 mi de agua estéril. Para el
humanos y animales. prim er tubo se calcula 1 g o 1 mi de sustrato, por ejemplo,
suelo. Se homogeneiza y se pasa 1 mi al segundo tubo, y así
Método de difusión en disco para levaduras sucesivamente; de los dos últimos tubos se toma 1 mi y se
Se desarrollaron con el objeto de que las pruebas fueran vierte en cajas de Petri estériles, en éstas se vacían 20 mi de
menos laboriosas, más rápidas y más económicas. El docu­ agar-papa-dextrosa fundido y enfriado a 45 °C. En otras dos,
mento en el que se consignan es el M44-A (2004). Contiene se pone rosa de Bengala en las mismas condiciones y se
información sobre la preparación y concentración de los homogeneiza por rotación sobre la mesa.
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 53

Para sustratos poco contaminados, se cortan en una caja • Superficie: elevada o plana, levantamiento central.
de Petri fragmentos pequeños del material problema y se dis­ • Aspecto: plegado, radiado, cerebriforme, crateriforme.
tribuyen sobre la superficie de otra caja con agar-papa-dex- • Consistencia: dura, suave, firme, membranosa.
trosa igual que la anterior, se deja solidificar y se incuba a • Rapidez de crecimiento: por ejemplo, las levaduras y los
28 °C. Para hongos del medio ambiente, se colocan cajas de agentes oportunistas crecen en 24 a 48 h, y los dermato-
Petri con agar-papa-dextrosa y rosa de Bengala, se destapan fitos en 5 a 10 días.
y exponen al ambiente durante 5 a 10 min, se cubren y se
observan a diario. M orfología microscópica
Pueden utilizarse los métodos que siguen:
Aislamiento del hongo
• Análisis a través del tubo. Se utiliza la lupa del microsco­
El hongo patógeno debe aislarse de otros microorganismos. pio y se observa el borde de crecimiento. Es un método
Para las levaduras, se pueden agregar dos gotas de una mez­ poco preciso pero rápido.
cla de penicilina-estreptomicina (5 000 U/m l y 5 mg/ml) o • Análisis de un fragmento del cultivo. Consiste en tomar
emplear medios que contengan cloranfenicol (500 mg/L).
un fragmento de la colonia, dilacerarlo y observarlo con
En hongos filamentosos, deben eliminarse las bacterias azul de lactofenol. Es el método habitual, pero puede
saprofitas al colocar la muestra antes de sembrarla en líquido destruir los aparatos esporíferos y dificultar la identifi­
de Raulin, pues tiene pH ácido e inhibe bacterias; también es cación.
posible ubicar la muestra en una solución con antibióticos • Método de la cinta adhesiva transparente (Rush-Munro).
antibacterianos (penicilina-estreptomicina-cloranfenicol) o Es una variante de la técnica anterior y permite observar
situar dos tubos de la mezcla de antibióticos en el medio de las estructuras fúngicas casi sin alteración. Se recorta un
cultivo, pues éstos se difunden bien; para muchos es más pequeño cuadrado de cinta y se adhiere a la parte term i­
sencillo utilizar medios con antibióticos termoestables (clo­
nal del asa de platino, se aplica después la parte adhesiva
ranfenicol).
sobre la colonia y luego se coloca sobre un portaobjetos
Es más difícil eliminar hongos saprofitos de los cultivos; con una gota de colorante y se retira el asa, se añade otra
para lograrlo, es factible incubar a 30 a 37 °C (los hongos
gota de colorante, se pone un cubreobjetos y se observa
saprofitos banales se desarrollan con mayor lentitud a estas al microscopio.
temperaturas); utilizar medios especiales para agentes pató­ • Cultivo en lámina o microcultivo. Es el más preciso y per­
genos, ya sea con sangre o vitaminas, o simplemente emplear
mite observar las estructuras fúngicas in situ. Consiste en
medios con cicloheximida (Actidione). obtener un cultivo sobre un portaobjetos y observar el
hongo sin deterioro de su morfología (figura 5-7).
Técnicas de aislam iento para líquidos,
sólidos y am biente En el estudio de los órganos fúngicos se deben estudiar:
Se usa una técnica de dilución y vaciado en placa para sustra­ • Talo: filamentos o levaduras; grosor; bifurcaciones; pre­
tos líquidos, o sólidos m uy contaminados. sencia o ausencia de tabiques (micelio tabicado o ceno-
cítico); color.
Identificación de los hongos • Esporas asexuadas y aparato conidiógeno.
Al obtener el cultivo de un hongo se deben estudiar sus • Esporas sexuadas y estructuras donde se forman.
características macroscópicas, microscópicas y fisiológicas • Cualquier formación anexa (ornamentaciones) (figura
para definir el género y la especie. 3-6).
Las características varían con el m edio de cultivo, la
Este estudio puede facilitarse utilizando contraste de
naturaleza de los azúcares, la pureza de la peptona, el pH,
fase.
el grado de hum edad y la tem peratura. Por eso es preferible
utilizar siempre m edio glucosado de Sabouraud para estu­
diar y com parar características estándar en las mismas
Preservación y conservación de cultivos
condiciones de hum edad y tem peratura, evitando contam i­ Los laboratorios de enseñanza e investigación deben preser­
naciones. var una colección (stock) para disponer en el futuro de colo­
nias típicas y atípicas de los hongos patógenos, así como de
Morfología macroscópica los agentes oportunistas. El objetivo de conservarlos es pre­
servar su viabilidad, sin degeneración, variación ni m uta­
Se deben estudiar las siguientes características:
ción.
• Forma y tamaño. Se pueden mantener en agar, transfiriendo periódica­
• Color en la superficie o en el reverso. mente a medios frescos inclinados. Para hongos filamento­
• Difusión del pigmento. sos, es posible utilizar medio de Sabouraud simple, agar-papa,
• Coloración: blanca, rosada, gris, anaranjada, verde, roji­ extracto de malta, harina de maíz (corn meal), y para levadu­
za, negra. ras, de preferencia medio de Sabouraud y extracto de malta;
• Textura: yesosa, glabra, terrosa, granulosa, vellosa, lano­ en caso de la fase levaduriforme de hongos dimorfos, se pue­
sa, cérea, cremosa. de usar infusión de cerebro-corazón.
54 • Sección I - Aspectos generales

El método de agua destilada sirve para preservar más de La mejor característica para discrim inar individuos,
un año, y hasta en 10 años se obtienen esporas fértiles, prácti­ cepas, especies, géneros y familias ha sido el conocimiento
camente sin cambios morfológicos ni fisiológicos. En un de la secuencia de nucleótidos de moléculas de DNA, lo cual
pequeño frasco de cristal con tapón de rosca y revestimiento de ha llevado al conocimiento del genoma y a la consolidación
caucho, se añaden 2 a 4 mi de agua destilada, se esterilizan en de la ciencia genómica. Esta última ha sustentado su evolu­
autoclave y aquí se transfiere una parte de la colonia sin exceso ción en el desarrollo de distintas técnicas moleculares, de las
de agar; se enrosca firmemente y se coloca un trozo de parafilm cuales se han derivado distintas aplicaciones prácticas donde
alrededor de la tapa; se pueden conservar a temperatura se puede distinguir un aislado fúngico de otro. Sin embargo,
ambiente y en la oscuridad. Es cómodo, sencillo y económico. aunque estas técnicas se han perfeccionado en un tiempo
La colonia se puede congelar en refrigeradores a menos relativamente corto y, en ocasiones resultan fundamentales
de 70 °C en agar o glicerol, se mantiene por más de un año; si en el diagnóstico, aún es cuestionable que en la rutina diaria
se obtiene un inoculo, se debe regresar de inmediato al con­ puedan suplir los métodos clásicos de identificación. Por
gelamiento. Congelado en nitrógeno líquido, se conserva has­ otra parte, hay que tener cautela con su uso, pues la simple
ta cinco años. Para el sellado con aceite, se cubre la cepa con amplificación del DNA en enfermedades por levaduras,
aceite mineral estéril (2 h a 120 °C); esta técnica es simple, como pitiriasis versicolor, no necesariamente es diagnóstica
económica y se prefiere para zigomicetos. Tal vez la técnica de infección; en cambio, en onicomicosis con cultivos nega­
más conveniente es la de liofilización, pues permite conservar tivos, el procedimiento podría indicar si se trata de un der-
hongos hasta por 30 y 40 años. Como los tubos permanecen matofito o de un moho oportunista, como Fusarium.
sellados, se elimina la posibilidad de contaminación. Las técnicas genéticas utilizadas en la identificación de
especies y géneros de hongos comprenden: la hibridación, la
Técnicas de microscopía alternativas reacción en cadena de la polimerasa (PCR, del inglés poly­
Contraste de fase merase chain reaction) (véase más adelante), la PCR cuanti­
tativa o bien en tiempo real (qPCR o Q-PCR, del inglés
Se inserta un disco de cristal o placa de fase en la lente del
quantitative polymerase chain reaction) (véase más adelante),
objetivo para retirar los rayos luminosos que difractan a tra ­
el polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción
vés de las estructuras fúngicas, resaltándolas con brillo de
(RFLP, del inglés restriction fragment length polymorphism)
fase. Es muy útil para visualizar las estructuras de reproduc­
del DNA mitocondrial (mtDNA, del inglés mithocondrial
ción con mejor definición y para microfotografías elegantes.
D NA) (véase más adelante), el análisis del RFLP de regiones
Campo oscuro amplificadas por PCR (PCR-RFLP), el análisis del polim or­
Se invierte el sistema óptico y se observa una imagen brillan­ fismo en la conformación de las cadenas sencillas de DNA
te contra un fondo oscuro, lo cual perm ite precisar las carac­ (SSCP, del inglés single strand conformation polymorphism)
terísticas de las paredes celulares. amplificado por PCR (PCR-SSCP), o el análisis del polim or­
fismo del DNA amplificado con cebadores arbitrarios
Microscopía electrónica (RAPD, del inglés random amplified polymorphic DNA),
Se usa en investigación morfológica y fisiológica. No es muy microarreglos de DNA o chips de DNA (DNA microarrays)
útil en el diagnóstico. (véase más adelante). También en combinación con otros
métodos, como la electroforesis en geles de agarosa y la
Microscopía confocai transferencia de DNA a membranas (Southern blot) o la de
Es altamente discrim inatoria y facilita la exploración del teji­ RNA (Northern blot). Se han creado herram ientas de gran
do vivo. La luz reflejada se utiliza para penetrar en la uña a utilidad tanto para estudios genéticos y filogenéticos, como
diferentes profundidades. La detección de estructuras fúngi­ para estudios epidemiológicos y diagnósticos de los hongos
cas depende de la penetración de la luz y la refractariedad de patógenos involucrados en las infecciones micóticas.
las estructuras observadas. Sin embargo, esta técnica es cos­ Recientemente se han aplicado técnicas de biología
tosa y tiene capacidad lim itada para distinguir entre hifas de molecular como herramientas diagnósticas para la identifi­
dermatofitos de otras estructuras fúngicas o de seudohifas cación de especies de dermatofitos, como la PCR en tiempo
de Candida sp. real, o una combinación de PCR con secuenciación de RFLP,
la cual puede realizarse a partir de muestras de biopsia o de
Biología molecular en micología médica muestras de queratina obtenidas por raspado, cuando las
Como la mayoría de los hongos patógenos son deuteromice- lesiones son muy sugestivas pero la microscopía directa y el
tos y presentan características ambientales cambiantes, el cultivo resultan negativos; cabe señalar que se ha encontrado
uso de técnicas moleculares perm ite estudiar cualidades un alto índice de resultados negativos falsos con los métodos
estables e inmodificables por el ambiente, como el ácido des- clásicos de identificación.
oxirribonucleico (DNA) del gen y los ácidos ribonucleicos
(RNA) (véase cap. 4). Hibridación
La última década ha atestiguado grandes avances en los Se utilizan moléculas de DNA o RNA sintético como “son­
métodos moleculares para la identificación rápida y sensible das” en diferentes técnicas de identificación molecular para
de diversos géneros y especies de hongos. detectar, m ediante hibridación del ácido nucleico, las secuen-
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 55

cias específicas de DNA o RNA. El procedimiento general es latum, P. brasiliensis, y Malassezia spp. Algunas se encuentran
marcar el ácido nucleico sonda con marcadores radiactivos o disponibles en el comercio (Accuprobe®, Gen-probe®) y
quimioluminiscencia y dejar que la sonda de cadena sencilla para su implementación se requieren porciones muy peque­
hibride con ácido nucleico monocatenario derivado del ñas de la colonia (1 a 2 m m 2) y el uso de un luminómetro.
DNA donador. Por apareamiento específico de bases com ­ Este método es útil en la identificación de hongos patóge­
plementarias, dos polinucleótidos de cadena sencilla sólo se nos, pero tiene limitaciones en la identificación de hongos
hibridarán si son totalmente complementarios. patógenos tisulares.

Reacción en cadena de la polimerasa (PCR] Reacción en cadena de Sa polimerasa


El gran éxito obtenido a mediados de la década de 1980-1989 en tiem po rea! o cuantitativa
por Kary Mullís consistió en lograr sintetizar in vitro un gran Surgió para resolver el problema de la cuantificación de la
núm ero de copias de fragmentos específicos de DNA, basán­ PCR. En la qPCR los procesos de amplificación y detección
dose en un principio muy sencillo: la utilización de mecanis­ se generan de manera simultánea en el mismo contenedor
mos similares a los usados por la propia célula en la cerrado, sin la necesidad de ninguna acción posterior. Por
replicación del DNA durante la división celular. La PCR con­ otra parte, la detección por fluorescencia se puede cuantifi-
siste en la repetición cíclica de tres etapas: 1) desnaturaliza­ car durante la amplificación del DNA sintetizado en cada
ción del DNA presente en la m uestra para separar las dos momento, ya que la emisión de fluorescencia es proporcional
cadenas, mediante la aplicación de tem peraturas mayores de a la cantidad de DNA que se forma. En general para que esta
90 °C; 2) unión específica de los cebadores o iniciadores (pri- técnica sea válida se requiere realizar en paralelo una curva
mers) (oligonucleótidos sintéticos) a las cadenas sencillas patrón en las mismas condiciones para conocer la cantidad
mediante com plementariedad de bases. La tem peratura a la total de DNA que se está amplificando. Esto permite conocer
que se realiza esta unión (Ta, del inglés annealing temperatu­ en todo m om ento la cinética de la reacción de amplificación.
re) es muy im portante para controlar la especificidad de la Debido a la alta sensibilidad de la técnica, uno de los puntos
reacción. La Ta depende de la composición de bases y del más importantes en el mom ento de realizar una PCR en
tam año de los cebadores que se unen cada uno a una cadena tiempo real, es la calidad del material de partida (muestra).
diferente, delimitando la secuencia de nucleótidos que se La clave en la PCR cuantitativa es la posibilidad de detectar
pretende amplificar. La selección de dichos cebadores consti­ en tiempo real la amplificación del genoma de interés.
tuye uno de los puntos más cruciales de la prueba de PCR, y La PCR en tiempo real se está empleando cada vez más
3) extensión de la cadena de DNA por copiar a partir de los en el diagnóstico de las micosis de importancia médica y ali­
cebadores, utilizando los nucleótidos presentes en la solu­ mentaria. Un ejemplo es la existencia en el mercado del
ción. Dicha extensión la lleva a cabo la enzima DNA polim e­ Quantification Kit for Aspergillus (18S) Genomes (PrimerDe-
rasa, que inicia su actividad tras reconocer la unión de los sign®), diseñado para la cuantificación in vitro de todas las
cebadores a las cadenas de la muestra. especies de Aspergillus y para especies de Candida como C.
La polimerasa utilizada inicialmente, procedente de albicans, C. glabrata, C. krusei, C. tropicalis y C. parapsilosis.
Escherichia coli, se desnaturalizaba cuando se sometía a tem ­ La PCR cuantitativa o en tiempo real, junto con los
peraturas mayores de 90 °C durante la prim era etapa de cada microarreglos de DNA, es la metodología más m oderna para
ciclo y, por tanto, había que reponerla al inicio de cada fase el estudio de las especies génicas.
de extensión. Hoy se utilizan enzimas termoestables, como la
polimerasa de Taq, procedente del microorganismo termòfi­ M icroarreglos de ácido desoxirribonucleico
lo Thermus aquaticus (Thermophilus aquaticus). La cantidad Es un conjunto ordenado de genes en una pequeña superfi­
de copias de la secuencia de DNA delimitado por los cebado­ cie (10 000 muestras por centímetro cuadrado). Los
res se increm enta de modo exponencial, debido a que las microarreglos de DNA son una nueva herram ienta de la bio­
nuevas copias también sirven como modelos en los subsi­ logía molecular y las ciencias genómicas. Posiblemente es
guientes ciclos. Empero, la técnica de PCR tiene una lim ita­ una de las aplicaciones de mayor importancia para la infor­
ción: es necesario conocer parte de la secuencia que se quiere mación obtenida de la secuenciación sistemática de los geno-
amplificar, al menos aquellas zonas en las que se unirán los mas completos.
cebadores. Antes de los microarreglos de DNA, la mayoría de los
Una vez que se obtiene el producto amplificado, se pue­ investigadores interesados en observar cambios en los nive­
den poner en práctica diferentes métodos como la digestión les de expresión de los genes, tenían que estudiarlos uno por
con enzimas de restricción para poder identificar especies uno. En la actualidad es posible identificar todos los genes de
fúngicas y sus subtipos. Esto puede utilizarse para la diferen­ un organismo determ inado en un solo experimento.
ciación de dermatofitos, levaduras y otros hongos por medio Los microarreglos de DNA se han empleado debido al
de cebadores especiales, dado que perm iten distinguir un incremento de infecciones fúngicas invasivas, y a la necesi­
aislado de otro. dad de perfeccionar las herramientas diagnósticas. Entre los
La PCR se ha usado en Candida albicans, C. tropicalis y hongos patógenos probados figuran: Aspergillus fumigatus,
C. parapsilosis, Aspergillus spp., Hortaea werneckii, B. der- A.flavus, A. terreus, Candida albicans, C. dubliniensis, C. gla­
matitidis, C. immitis o C. posadasii, C. neoformans, H. capsu- brata, C. lusitaniae, C. tropicalis, Fusarium oxysporum, F.
56 • Sección I - Aspectos generales

solani, Mucor racemosus, Rhizopus microsporus, Scedospo- Análisis del polimorfismo en la conformación
rium prolificans y Trichosporon asahii, los cuales se han de las cadenas sencillas de ácido
detectado a partir de muestras de sangre, lavados broncoal- desoxirribonucleico de regiones amplificadas
veolares y tejidos de pacientes de alto riesgo. por reacción en cadena de la poiimerasa
P olim orfism o de longitud Esta técnica (PCR-SSCP) se basa en la relación entre la movi­
de fragm entos de restricción lidad electroforética de un filamento de DNA monocatena-
rio (mcDNA) y su conformación, que en definitiva es reflejo
Esta técnica, conocida como RFLP, permite diferenciar dis­
de su secuencia nucleotídica. En esta técnica, el DNA bicate-
tintos microorganismos mediante el análisis de patrones de
nario (bcDNA) se desnaturaliza hacia mcDNA y posterior­
bandas, derivados de la digestión de su respectivo DNA.
mente se separan dos filamentos mediante electroforesis en
Estos patrones, conocidos como perfiles de restricción del
gel de poliacrilamida, en condiciones no desnaturalizantes.
DNA, se originan debido a la actividad de las enzimas de
Cualquier diferencia en la secuencia del DNA dará lugar a un
restricción (endonucleasas). Las endonucleasas de restric­ cambio de movilidad de las moléculas de mcDNA, que se
ción se denom inan con 3 o 4 letras que proceden del nombre
visualizará al final del proceso.
de la bacteria en la que se han aislado (p. ej., la enzima Eco
procede de E. coli) y se le añade además un núm ero romano Análisis del po lim o rfism o de! ácido
(EcoRI, EcoRII, £co47III), debido a que se pueden encontrar desoxirribonucleico am plificado con cebadores
varias enzimas de restricción diferentes, que reconocen dis­
arbitrarios
tintas secuencias nucleotídicas específicas.
Los fragmentos se pueden separar por medio de electro- Se conoce como técnica de RAPD, denom inada también por
foresis en gel de agarosa, con lo cual se obtienen perfiles de otros autores AP-PCR (del inglés arbitrarily primed PCR) o
restricción característicos. Los perfiles dependerán de la DAF (del inglés DNA amplification fingerprinting). Se basa
enzima de restricción usada, así como del DNA empleado en la amplificación simultánea de múltiples fragmentos de
(DNA nuclear [nDNA] o mtDNA), aunque el más utilizado DNA nuclear por medio de PCR, utilizando para ello un ú ni­
es el mtDNA. La comparación entre los perfiles perm itirá co cebador, norm alm ente de 9 a 15 bases, cuya secuencia
diferenciar varias especies entre sí o incluso en poblaciones se elige al azar. Las temperaturas de unión (Ta) usadas (35 a
dentro de una misma especie. 39 °C) son mucho más bajas en comparación con la PCR
El empleo de enzimas de restricción ha logrado la iden­ tradicional, lo cual favorece la poca especificidad de la ampli­
tificación de especies fúngicas y sus subtipos. Puede utilizar­ ficación.
se para la diferenciación de dermatofitos, levaduras y otros El núm ero y el tamaño de los fragmentos amplificados a
hongos por medio de cebadores amplificadores especiales, partir de un determ inado DNA mediante RAPD, se conser­
que perm iten distinguir un aislado de otro. van constantes siempre que se utilice el mismo cebador y se
El RFLP se ha aplicado en hongos dematiáceos, con base haga el estudio en las mismas circunstancias. De este modo,
en estas secuencias, se determ inó que el agente patógeno los perfiles obtenidos mediante RAPD hacen posible la dife­
asexual S. schenckii se liga filogenéticamente con el género renciación del DNA en el ámbito de especie, o incluso de
sexuado Ophiostoma; también se han investigado desde el individuo.
punto de vista filogenético especies de Candida y Blastomy­
ces. Hay también fragmentos mitocondriales de DNA que
contienen genes de transferencia en T. mentagrophytes y A. > Técnicas de electrotransferencia (blotting)
nidulans.
Southern y Northern
Análisis del p o lim o rfism o de longitud En la electrotransferencia Southern se analiza el DNA
de fragmentos de restricción de regiones total de un organism o y no sólo el DNA mitocondrial.
amplificadas por reacción en cadena de la polimerasa En la electrotransferencia Northern se transfiere RNA a
Esta técnica, conocida como PCR-RFLP, consiste en el uso membranas de nitrocelulosa, y se ha empleado en la eva­
combinado de la técnica de RFLP, explicada anteriormente, y luación de la expresión de ciertas enzimas específicas pro­
la técnica de PCR. De esta m anera, se amplifican fragmentos ducidas por los hongos. El DNA o el RNA se corta con
de DNA específicos mediante PCR, y posteriorm ente se tra­ una o varias enzimas de restricción y se separa en frag­
tan con enzimas de restricción, que los cortan en trozos más mentos por electroforesis en gel de agarosa; luego de ser
pequeños. Diferencias en la secuencia nucleotídica entre las desnaturalizado se transfiere a una m embrana de nailon o
especies estudiadas darán lugar a fragmentos de diferentes nitrocelulosa, y se añade la sonda, una secuencia donada
tamaños que se analizarán por medio de electroforesis. o un oligonucleótido marcado para hibridar el fragmento
La interpretación de los perfiles de DNA obtenidos tras complementario del DNA o RNA fijado (p. ej., se observa
la electroforesis es más sencilla, puesto que hay un m enor en autorradiografía, quimioluminiscencia o reacción
número de bandas, y una pequeña cantidad de DNA es sufi­ enzimàtica). Ambas técnicas se han empleado en C. albi­
ciente para llevar a cabo el análisis, dado que se obtiene gran cans y A. fumigatus, entre otros.
núm ero de copias tras su amplificación por PCR.
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 57

Análisis electroforético del cariotípo Con base en la filogenia, hay dos líneas: una que incluye los
Es el patrón de bandas visualizado en un gel, donde cada ban­ tipos 1 a 4 que aparecen en África, América y Asia, y otra que
da es la expresión de las moléculas de DNA cromosómico que incluye 5 y 6 que sólo se encuentran en Sudamérica. Clados-
han sido separadas por electroforesis en gel de campo pulsado porium (Cladophialophora) carrionii, con base en su RFLP, se
(PFGE, del inglés pulsed field gel electrophoresis). Ha demos­ divide en cuatro tipos de mtDNA muy relacionados; el tipo 1
trado su utilidad en estudios epidemiológicos de Candida, C. se aísla en Asia, Sudamérica y África, y el tipo 2, en Australia
neoformans y Malassezia-, también se ha estudiado Coccidioi- y Madagascar. Es probable que este hongo se originara en
des sp. y se ha usado un método más reciente como RNA total África, antes del paso a los otros continentes y se desarrollara
de transferencia (ttRNA, del inglés total transfer RNA) que en esas áreas, pero sólo ha predom inado en zonas áridas y
no en regiones desfavorables; su origen en Sudamérica es
muestra patrones similares al cariotípo electroforético.
poco probable.
Hortaea werneckii se divide, según su mtDNA-RFLP, en
P olim orfism o de longitud de fragm entos
nueve tipos vinculados que no se correlacionan con sus orí­
de restricción y cariotipificacion eiectroforética
genes geográficos, posiblemente por su dispersión aérea o
Éstos constituyen dos procedimientos que m iden diferencias acuática. Las especies aisladas en Sudamérica tienen diver­
genotípicas, partiendo de que dos organismos idénticos tie­ gencia genética mayor que en Norteamérica y Asia.
nen la misma secuencia de DNA. El DNA ribosomal y el En la actualidad, la proteómica se considera el siguiente
m itocondrial se digieren con una única enzima de restric­ paso en el estudio de un sistema biológico, luego de la genó-
ción, como EcoRl, con lo cual se revelan fragmentos en for­ mica. Mientras que el genoma de un organismo es más o
ma de banda sobre un gel electroforético coloreado. menos constante, el proteoma difiere de una célula a otra y
Las aplicaciones directas de las técnicas de biología de un m omento a otro, debido a que en los distintos tipos de
molecular se pueden observar en los siguientes ejemplos: células se expresan genes distintos, lo que implica que se
1. Se han desarrollado sondas de DNA para Histoplasma debe determ inar el conjunto básico de proteínas producido
capsulatum, Coccidioides immitis, Cryptococcus neofor­ en una célula, lo cual perm itirá una diferenciación más espe­
mans, Blastomyces dermatitidis, Saccharomyces spp., cífica entre los especímenes.
Candida albicans, Candida krusei, Candida lusitaniae,
Pneumocystis jiroveci (antes P. carinii), Aspergillus spp., Riesgo biológico
Penicillium spp., Candida glabrata y Saccharomyces cere- Es el peligro potencial de contaminación para el trabajador,
visiae. el laboratorio o el medio ambiente, al manipular microorga­
2. La técnica de PCR se ha perfeccionado en Candida, nismos en cultivos, productos sanguíneos, tejidos, secrecio­
Pneumocystis jiroveci, especies de Aspergillus, Trichoder- nes u otro tipo de material biológico.
ma, Pseudallescheria, Scedosporium, Cryptococcus neo­ Las vías más frecuentes de exposición son los accidentes
formans variedades neoformans y gattii, así como sus con objetos punzocortantes, las picaduras y las mordeduras
cuatro serotipos, especies de Mucor, S. schenckii, Asper­ de animales, la inhalación de aerosoles, la ingestión acciden­
gillus niger y A. flavus. tal y el contacto de mucosas con material infectado.
3. La técnica de RFLP se ha establecido para el género Fon- De acuerdo con sus características, los agentes biológi­
secaea y para las especies de Candida (C. tropicalis, C. cos se agrupan en cinco niveles de riesgo biológico:
parapsilosis, C. lusitaniae, C. krusei y C. glabrata), y Spo-
1. Riesgo de infección mínima. No hay enfermedad causa­
rothrix schenckii.
da por ellos: hongos de clase superior.
4. La técnica de RAPD está descrita en los géneros Candi­
2. Riesgo moderado para el trabajador. Se produce por
da y Malassezia en sus diferentes especies, y se ha descri­
autoinoculación, ingestión, exposición de mucosas, o
to en varios hongos, entre ellos Aspergillus fumigatus.
inmunosupresión: actinomicetos, Blastomyces dermati­
Los análisis mitocondriales del DNA se han aplicado tidis, C. neoformans, P brasiliensis y S. schenckii.
ampliamente a los hongos dematiáceos. Exophiala jeansel- 3. Agentes que plantean riesgo alto para el trabajador y
mei tiene heterogeneidad genética y se han encontrado 15 producen enfermedad grave o en potencia mortal, con
tipos de mtDNA, muy similares desde el punto de vista m or­ riesgo de propagación a la comunidad; por lo general
fológico pero muy distantemente relacionados. W. dermatiti­ existen profilaxis y tratam iento eficaces en caso de que
dis se considera una especie homogénea en el aspecto esto ocurra. C. immitis, H. capsulatum, H. capsulatum
genético. var. duboisii.
Exophiala spinifera tiene 10 tipos de mtDNA, un aislado 4. Agentes que plantean riesgo alto de infección tanto para
en Japón fue tipo 5, y los aislados en China y América han el trabajador como para la comunidad. Se transm iten
sido 3, 5 y 6. Phialophora verrucosa se ha dividido en 10 tipos por vía aérea y por lo general no se dispone de profilaxis
de mtDNA, y P. americana en dos tipos; ambas especies son o de tratamiento: ningún hongo.
coespecíficas. 5. Agentes con riesgo mayor para el medio ambiente que
Fonsecaea pedrosoi, con base en su RFLP, se ha dividido para el ser humano. En muchos países las leyes fitozoo-
en seis tipos de mtDNA muy cercanamente relacionados. sanitarias prohíben su entrada.
58 • Sección I - Aspectos generales

Debido a la gran am plitud del m undo biológico, hoy en plantas naturales; no se debe fumar, comer ni beber, y ha de
día se desarrolla un megaproyecto para el establecimiento impedirse la presencia de extraños en el laboratorio.
de un código único de nom enclatura biológica d enom ina­ Al igual que en cualquier laboratorio de productos bio­
do BioCode: http://www.rom.on.ca/biodiversitylbiocode/ lógicos, hay hongos patógenos que deben manipularse con
intro.html cuidado, entre los cuales figuran: Coccidioides immitis, Histo-
plasma capsulatum, Blastomyces dermatitidis, Paracoccidioi­
Medidas de seguridad des brasiliensis y Penicillium marneffei. Todos estos hongos
En un laboratorio de micología, se debe actuar con responsa­ deberían manejarse en campanas de seguridad biológica con
bilidad y observar las más elementales norm as de seguridad aire filtrado e incinerador.
para evitar accidentes de trabajo. Se recomienda campana de El material que se desecha se debe esterilizar en autocla­
flujo lam inar para realizar cultivos. Por carencias de este tipo ve antes de su incineración. Si hay rotura accidental de tubos,
de equipo se utiliza de ordinario una mesa de trabajo, se des­ ha de esterilizarse la zona con fenol al 5%, colocando previa­
infecta el área antes y después de las siembras, y se colocan mente toallas humedecidas sobre el área; se requiere vigilan­
uno o dos mecheros. Es necesario evitar corrientes de aire y cia periódica de personas expuestas a estos accidentes.

♦ Abiega CD, Arenas R. El laboratorio de Micología. Requisitos ♦ González G. Pruebas de sensibilidad antifúngica. En Bonifaz A. M i­
indispensables para el diagnóstico de micosis. Rev Hosp Gral cología médica básica. México. 3a ed. McGraw-Hill 2009:487-93.
Dr. M Gea González 1998;l(l):36-40. ♦ Graybill JR, Revanker SG, Patterson TF. A ntifungal agents and
♦ Aditya K, Gupta A, Ricci MJ. Diagnosing Onychomycosis. Der­ antifungal susceptibility testing. In: Ajello L, Hay R (ed). Medical
matol Clin 2006;24:365-369. Mycology. Collier L, Balows A, Sussman M (ed). Topley &
♦ Attili D, de Hoog GS, Pizzirani KA. R D N A -RF LP and ITS1 W ilson’s Microbiology and Microbial Infections. 9th ed. Lon­
sequencing o f species o f the genus Fonsecaea, agents o f C hrom o­ don. Arnold 1998;4:164-73.
blastomycosis. Medical Mycology 1998;36(4):213-7. ♦ Gupta AK, Zaman M, Singh J. D iagnosis ofTrychophyton rubrum
♦ Barbee HL, Taylor JW. 18S ribosom al D N A gene sequence charac­ fr o m onychomycotic nail samples usin polym erase chain reaction
ters place the hum a n pathogen Sporothrix schenckii in the genus and calcofluor w hite microscopy. J Am Podiatr Med Assoc
Ophiostorna. Exp Mycol 1992;16:87-91 2008;98:224-228.
♦ Boekhout T, Kamp M, Guého E. M olecular typing o f M alassezia ♦ Hoog de GS, Guarro J. A tlas o f Clinical Fungi. The Netherlands
species w ith PFGE and RAPD. Medical Mycology 1998;36(6):429- Spain: Centralbureau voor schimmelcultures/Universitat Rovira
32. I Virgili 1995:1-16,79-86.
♦ Carrillo-M uñoz JA. M edios de cultivo en micología m édica y vete­ ♦ Ishizaki H, Kawasaki M, Aoki M, Matsumoto T, Padhye AA,
rinaria. Cuadernos de Microbiología 1995;3:2-3. Mendoza M, Negroni R. M itochondrial D N A analysis o f Sporo­
♦ Castillo-Daudí V, Castillo-Daudí M. Técnicas de diagnóstico en thrix schenckii in N orth and South Am erica. Mycopathologia
micología cutánea. Piel 1988;3:44-9. 1998;142(3):115-8.
♦ Chang A, W harton }, Tam S, Kovich O, Kamino H. A m odified ♦ Kawasaki M, Aoki M, Ishizaki H, et al. Phylogenetic relationships
approach to the histologic diagnosis o f onychomycosis. J Am Acad o f som e M icrosporum and A rthroderm a species inferred fro m
Dermatol 2007;57:849-53. m itochondrial D N A analysis. Mycopathologia 1995;120:11-21.
♦ Clayton YM. Superficial fu n g a l infections. En: Harper J, Oranje ♦ Kawasaki M, Ishizaki H, et al. M olecular epidemiology o f Clados-
A, Prose N, eds. Textbook of pediatric dermatology. Londres. p o riu m carrionii. Mycopathologia 1993;124:142-52.
Blackwell Science 2000:447-472. ♦ Li XF, Yong S, Chen W, Chen H, LV G, Liu LV. A new m edium fo r
♦ Crespo-Erchiga V. Derm atom icosis. Diagnóstico de laboratorio. diagnosis o f derm atophyte infection. Eur J Dermatol 2009; 19( 1) :34-
Málaga. International Marketing and Communications 1995. 37.
♦ D urant JE Fonteyne PA, Richez P, M arot L, Belkhir L, Tennstedt, ♦ Mahoney JM, Bennet J, Olsen B. The diagnosis o f onychomycosis.
D, Gala JL. R eal-tim e PCR sequencing fo r detection and identifica­ Dermatol. Clin 2003;21:463-467.
tion o f Trichophyton rubrum as cause o f culture negative o f chro­ ♦ Maleszka R, Adansski Z. Clinical and diagnostic aspects o f derm a­
nic granulom atous dermatophytosis. Med Mycol 2008;16:1-7. tophyte onychomycosis. Mycoses 1998;41:67-72.
♦ Evans GGV, Gentles JC. Essentials o f medical mycology. London. ♦ Modalités de diagnostic et prise en charge. A n n D erm atol Vene-
Churchill-Livingstone 1985. reol 2007;134:7-16.
♦ Faegermann J, Baran A. Epidemiology, clinical presentation and ♦ Novales J. Histopatología de las micosis profundas. Dermatología
diagnosis o f onychomycosis. Br J Dermatol 2003;149(Supl.65): RevMex 1983;27(2-3):128-55.
1-4. ♦ Perca S, Patterson TF. The role o f antifungal susceptibility testing
♦ Finch J, Warshaw E. Toenail onychomycosis: current and fu tu re in the m anagem ent o f patients w ith invasive mycoses. Rev Ibero-
treatm ent options. Dermatol Therapy 2007;20:31-46. am Micol 1999;16:180-6.
Capítulo 5 - Diagnóstico de laboratorio • 59

Pierard GE, Quatresooz P, Arrese JE. Spotlight on N ail H istom y- ♦ Torres-Rodríguez JM. El laboratorio de micología médica. En:
cology. Dermatol Clin 2006;24:371-374. Torres-Rodríguez JM, Palacio-Hernanz A, Guarro-Artigas J,
Salas-Téllez E, Arenas R. Biología molecular en micología médica. Negroni-Briz R, Pereiro-Miguens M (ed). Micología médica.
Dermatología Venez 2001:39(1):7-10. Barcelona. Masson 1993:11-22.
Savin C, Huck S, Rolland C, Benderdouche M, Faure O, Noacco ♦ Varma A, Kwon-Chung KJ. D N A probo fo r satin typing o f C ryp­
G, Menotti J, Candolfi E, Pelloux H, Grillot R, Coupe S, Derouin tococcus neoformans. J Clin Microbiol 1992;30:2960-7.
F. M ulticenter evaluation o f a commercial P C R-E nzim e-Linked ♦ Warnock DW, Johnson EM. A ntifungal drug susceptibility testing.
im m unosorbent assay diagnostic k it (Onychodiag) fo r diagnosis o f Current Opin Infect Dis 1997;10:444-8.
D erm atophytic onychomycosis. J Clin Microbiol 2007;45:1205- ♦ Weinberg J, Koestenblatt E, Tutrone W, Tishler H, Najarían L.
1210 . Com parison o f diagnostic m ethods in the evaluation o f ony­
Segretain G, Drouhet E, Mariat F. Diagnostic de Laboratoire en chomycosis. J Am Acad. Dermatol 2003;49:193-197.
Mycologie Médicale. Paris. Maloine 1979;7-46,127-38. ♦ Wengenack N, Binnicker M. Fungal M olecular Diagnostics. Clin
Torres E, Arenas R, Atoche C. Infecciones causadas po r el género Chest Med 2009;30:391-408.
Malassezia. Med Cutan Iber Lat Am 2008;36:265-284. ♦ Wright PA, Wynford-Thomas D. The polym erase chain reaction:
Torres-Guerrero E, Landgrave I, Fernández R, Arenas R. M éto­ miracle or mirage? A critical review of its uses and limitations in
dos diagnósticos en onicomicosis: Del K O H a la biología m olecu­ diagnosis and research. J Pathol 1990;162:99-117.
lar. Dermatología C M Q 2010;8(l):39-46.
r
ion

C o n te n id o
6 Dermatofitosis 9 Tiña negra
7 Pitiriasis versicolor 10 Oculomicosis (queratitis micótica]
8 Piedras 11 Otomicosis

Dermatofitosis

Las m icosis superficiales fueron descritas p o r los griegos y publicó u n libro con inform ación com ercial y nociones cien­
los rom anos; los prim eros les llam aron herpes p o r su form a tíficas: Recherches sur la siége et la nature des teignes.
circular, y los segundos, tiñe a, que significa larva o polilla, En 1834, R obert R em ak observó en m aterial de favus la
seguram ente p o r su aspecto en la localización cefálica; este presencia de filam entos, y en 1837 llam ó al hongo Achorion
térm ino fue in tro du cido p o r Félix Cassius en el siglo V. A lre­ schonleinii (en h o n o r a su m aestro); publicó sus observacio­
dedor del año 30 a.C. en Rom a, C ornelius Celso hace la p ri­ nes entre 1840 y 1845 (figura 1-2). En 1839, Johann L. Schón-
m era descripción del querión. En la E uropa del siglo XIII, lein estudió este hongo y concluyó que el favus se originaba
curar o sólo asistir a los tiñosos bastaba para abrir las puertas de plantas (cap. 1). En 1840, Alphée Cazenave observó una
del cielo. Ejem plo de tal creencia es la obra de Esteban M uri- epidem ia de tiñ a to n d an te (m icrospórica) que adquirieron
11o “Santa Isabel de H u ng ría cu ran d o tiñosos”, representación 14 hijos de diplom áticos en colonias francesas. En 1841,
de quien dedicó gran parte de su vida a estos enferm os. D avid G ruby (figura 1-3) cultivó y describió el hongo del
E ntre 1807 y 1828, se presen taro n en París 25 000 casos favus y rep ro d u jo la en ferm edad en piel sana; en 1843 descri­
de tiñ a de la cabeza. En ese tiem po se usaba com o tratam ie n ­ bió la parasitación en d o th rix y cultivó Microsporum audoui-
to la calota, u n birrete preparado con resinas, se dejaba secar nii. En 1845, Per H en d rick M alm sten, de origen sueco, creó
y luego se arrancaba bruscam ente; de esta m anera, se des­ el género Trichophyton e identificó Trichophyton tonsurans.
p ren dían las escútulas del favus, pero se p ro du cían grandes En 1845, H erm a n n L ebert d en o m in ó O idium schoenleinii
hem orragias. En el siglo XVII, u n jesuíta utilizaba dicho p ro ­ al h o n g o del favus. En 1847, C harles Ph. R obin identificó
cedim iento en México, en indígenas tarahum aras, no sin T. mentagrophytes.
antes encom endarlos a Justo M ártir, el santo de las tiñas. En 1853, W. Baum y G. M eissner describieron la locali­
E ntre 1820 y 1830, los h erm an o s M ahon se enriquecieron en zación ungueal y, en 1860, u no de los herm an o s M ahon
París al p reparar y v en der m edicinas secretas para el favus. enferm ó de onicom icosis al depilar a u n paciente con favus.
En 1829, el m ás joven de ellos describió la “tiñ a to nd ante” y En 1870, F erdinand von H ebra describió el eccem a margina-

61
62 • Sección II - Micosis superficiales

tum que S abouraud llam ó “epiderm ofitosis inguinal”. En ese En 1945, F ernando Latapí (figura 1-9) describió en
m ism o año, W illiam T ilbury Fox se refirió a la tinea circinata México los prim eros casos de tokelau en la sierra n orte de
de la mano. Puebla.
En 1879, Patrick M anson nom bró tinea im bñcata a una En 1954, N o rm an C o n an t (figura 1-12) propuso u na
enferm edad descrita en la Polinesia com o “tokelau” y que, en clasificación en grupos p ara los derm atofitos, basado en
1667, W illiam D am pier, un pirata británico en un viaje a Fili­ sim ilitudes m orfológicas de las colonias. En 1958, J. C. G en t­
pinas, había descrito com o una form a de lepra; Raphael les curó la derm atofitosis experim ental con griseofulvina, y
Blanchard denom inó al agente causal Trichophyton concen- D. L. W illiam s la usó p o r vez p rim era en seres h u m an o s al
tricum. tratar un n iñ o con tiñ a de la cabeza p o r M. audouinii; des­
En 1882, en un suplem ento del Oxford English Dictio- pués, F. Blank y colaboradores precisaron las dosis. En 1959,
nary, ya apareció el térm in o “derm atofito”, aunque se ignora D aw son y G entles describieron a Trichophyton (Keratinomy-
cuándo se acuñó y quién lo hizo. En 1883, D om enico M ajoc- ces) ajelloi com o el prim er hongo teleom orfo de u n m icro o r­
chi describió u n caso originado p o r Trichophyton violaceum ganism o queratinófilo. En 1960, Griffin recuperó la
com o “tricofitosis n o d u lar singular”, lo que ahora se llam a observación original de Nannizzi. En 1961 y 1963, Phyllis M.
granulom a tricofítico. En 1887, C. Pellizzari observó el típico Stockdale describió N annizzia incurbata y N. gypsea, respec­
micelio tricofítico en las palm as de las m anos y em itió la tivam ente.
hipótesis acerca de la existencia de tinea peáis. En 1892, En 1977, Libero Ajello hizo u n a revisión histórica y
C elalettin M uhtar O zden (Celal M uhtar o D jelaleddin- señaló que el conocim iento sobre derm atofitos h a sido p a ra ­
M ouktar) identificó las hifas en la tiña de los pies. En 1902, lelo al desarrollo de la m icología m édica en general.
Robin describió M icrosporum canis. En 1908, W hitfield En 1986, W eitzm an, M ichael M cG innis (figura 1-17), A.
com unicó el p rim er caso británico de tiñ a de los pies. Padhye y Ajello consideraron que la diferenciación de dos
En 1890, R aym ond Jacques A drien S abouraud (figura géneros sólo p o r d eterm inadas características de las hifas
1-5) inició el estudio sistem ático de la derm atofitosis y, en peridiales no era suficiente para separarlos y h an dejado a
1910, publicó u n a enciclopedia, cuyo tercer volum en, Les N annizzia com o sinónim o de Arthroderm a.
teignes, se considera un a obra clásica de la literatura m édica.
Clasificó los derm atofitos en cuatro géneros: Trichophyton,
M icrosporum, Epiderm ophyton y Achorion; descubrió el te r­ Sinonim ia
cero, y el cuarto se anexó después al Trichophyton. Sus obser­
vaciones fueron m etódicas y m ás clínicas que botánicas. Tiñas, epiderm ofitosis.
Publicó m uchos trabajos sobre taxonom ía y utilizó com o
tratam iento la depilación m anual para evitar el crecim iento
centrífugo de las tiñas. P lanteó la u tilid ad del acetato de Definición
talio para depilar; logró esto p o r la observación de caída del M icosis superficiales ocasionadas p o r derm atofitos, hongos
pelo en un a paciente que tom ó el m edicam ento para otros parásitos de la q u eratin a que com prenden tres géneros ana-
fines. Tam bién utilizó radioterapia (figura 1-5). m orfos: Trichophyton, M icrosporum y Epidermophyton, n in ­
En 1925, Jean M argarot y M. Devéze señalaron la fluo­ guno de los cuales form a parte de la flora n o rm al de la piel.
rescencia de los pelos parasitados. En 1927, F. D. W eidm an A fectan la piel y los anexos. Según la localización, se m a n i­
registró la prim era infección podal p o r Trichophyton rubrum; fiestan p o r afección pilar, engrosam iento ungueal, o p o r p la­
en ese m ism o año, A rturo N annizzi descubrió el estado cas con eritem a y descam ación con bordes activos. Tales
teleom orfo de M. gypseum com o G ym noascusgypseum ; otros m icosis son de evolución subaguda o crónica m ás o m enos
creyeron que se trataba de u n contam inante y esta c o n trib u ­ pruriginosa. La invasión p ro fu n d a es excepcional.
ción quedó ignorada posteriorm ente. En 1930, M aurice
Charles Pierre L angeron y S. M ilochevitch propusieron la
transferencia del género Achorion al Trichophyton.
Luego renació la confusión term inológica debido a la
Datos epidemiológicos
descripción de m uchas especies con base en datos m orfoló­ Los derm atofitos tien en distribución m undial, pero algunos
gicos y clínicos de poca im portancia. se lim itan a zonas geográficas específicas (c u a d ro 6 -1); la d is­
En 1934, C hester W ilson Em m ons (figura 1-13), siguien­ trib u ció n geográfica es dinám ica, dados los m ovim ientos
do las reglas de nom enclatura y taxonom ía botánicas, clasifi­ m igratorios, m odos de vida, hábitos de salud, o viajes tu rís ti­
có los derm atofitos en sólo tres géneros: Trichophyton, cos. C onstituyen 70 a 80% de todas las m icosis y tien en u na
M icrosporum y Epidermophyton. frecuencia de 5% en la consulta derm atológica.
Pese a la poca im portancia clínica de las m icosis sup er­ Son m icosis cosm opolitas que p red o m in an en zonas
ficiales, es interesante señalar que los derm atofitos estuvie­ tropicales. Se consideran las m ás frecuentes de las e n fe rm e ­
ro n a p unto de cam biar la historia, pues en 1942, d urante la dades p o r hongos. A parecen en sujetos de cu alq u ier edad,
Segunda G uerra M undial, m uchos soldados británicos alia­ raza o sexo, así com o de cualquier m edio socioeconóm ico u
dos presentaron m odalidades incapacitantes de tiñ a de los o cupación. En las epidem ias p o r T. tonsurans que afecta la
pies, lo cual dio lugar a la obra Fungi go to war. cabeza las infecciones son subclínicas o se relacio n an con
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 63

• Cuadro 6-1. Aspectos epidemiológicos y ecológicos de los dermatofitos

D erm atofitos

Antropofílicos Zoofílicos Ceofílicos No patógenos geofílicos

Distribución cosmopolita

E. floccosum M. canis var. canis M. cookei M. anamorfo de A. cookiellum


M. audouinii M. equinum M. gypseum T. ajelloi
T. mentagrophytes var. interdigitale M. gallinae M. fulvum T. terrestre
T. rubrum T. equinum
T. tonsurans T. mentagrophytes var. mentagrophytes
T. violaceum T. verrucosum
M. nanumt
Distribución geográfica limitada

M. langeroni M. canis var. distort um M. praecox E. stockdaleae


M. rivalieri T. mentagrophytes var. erinacei M. racemosum M. amazonicum
M. ferrugineum* T. mentagrophytes var. quinckeanum T. phaseoliforme M. boullardii
T. concentricum** M. persicolor T. vanbreuseghemii M. magellanicum
T. gourvilli*** T. erinacei M. ripariae
T. megninii T. quinckeanum T. flavescens
T. schoenleinii T. gallinae T. georgiae
T. soudanense*** T. simii T. gloriae
T. yaoundei*** T. longifusum

^Geofilico y zoofílico; *Japón; **Polinesia, México, C entroam érica y S udam érica; ***África.

fóm ites (fom es), y las epidem ias p o r M. canis se relacionan dores españoles; en México, hoy en día se presenta en 15 a
con afección de p erros o gatos; otras epidem ias fuera de la 28% y co n tin ú a decreciendo su frecuencia. En M adrid tiene
cabeza se vinculan con hongos antropofílicos, com o los u n increm ento, pues el agente causal principal era Ai. canis,
casos p o r T. rubrum y T. tonsurans en luchadores (tin e a g la - m ientras que en P u erto Rico alrededor de dos tercios de los
diatorum ). La flora saprofita derm ato fítica en adultos d e p e n ­ casos de tiñ a de la cabeza son causados p o r T. tonsurans y el
de tam bién de localizaciones geográficas, se debe a T. tercio restante p o r Ai. canis. En Japón T. tonsurans origina
tonsurans y M . canis fu n dam en talm ente, p ero T. rubrum se brotes de tinea corporis entre luchadores de judo. En C anadá
aísla en 10% (en niños en 1%), y en algunos países es T. vio­ los agentes pred o m in an tes son T. mentagrophytes y en m enor
laceum. grado Ai. canis.
M icrosporum audouinii se en cuen tra en algunas partes Ai. canis var. distortum se lim ita a A ustralia, N ueva
de Á frica (Nigeria) y de m an era aislada en el Reino U nido y Z elanda y EUA.
este de Europa, p articu larm ente en Italia, Polonia, H ungría, T. rubrum se en co n trab a inicialm ente en Asia, pero
H olanda y Eslovenia, donde adem ás del resurgim iento de d u ran te la Segunda G u erra M undial se exportó a E uropa y
este agente causal, se ha señalado la reaparición de casos o ri­ p o sterio rm en te a A m érica; hoy es el m ás difundido en todo
ginados p o r T. violaceum com o resultado del increm ento del el m undo. En México se observa en 36 a 52% de las d erm ato ­
flujo de inm igrantes que provienen de países africanos. fitosis.
M icrosporum audouinii ocasionó epidem ias en E uropa en el T. mentagrophytes se p resenta en 5 a 8%; E. floccosum
siglo XIX, luego se exportó a A m érica. Hace 50 años p rác ti­ tiene u n a frecuencia similar, se observa en 3 a 8%. T. viola­
cam ente se extinguió, fue reem plazado p o r Ai. canis y en los ceum se localiza en el este del M editerráneo, Asia, este de
últim os años p o r T. tonsurans-, este últim o ocup a el p rim er E uropa y L atinoam érica, m ientras que en la India y Pakistán
lugar en frecuencia en tinea capitis en EUA, el Reino U nido y p red o m in a com o agente causal de la tiñ a de la cabeza; se ha
Francia, pero en el resto de Europa, países árabes, Irán, Brasil observado aum ento de la frecuencia en esta localización en
y México, el derm atofito p redo m in an te en tiñ a de la cabeza G ranada, España.
es M . canis (89%); en R epública D om inicana hay un resurgi­ T. schoenleinii es poco frecuente, se en cu en tra en el
m iento de T. tonsurans y Ai. audouinii. O riente, Á frica y este de Europa; hay focos esporádicos en
El aum ento de la frecuencia de T. tonsurans en Estados EUA, C anadá, G uatem ala, Brasil, Chile y A rgentina, pero en
U nidos se ha relacionado con las m igraciones de latino am e­ Israel es el agente causal predom inante; en Turquía los p rin ­
ricanos, y se observa en p articu lar en éstos y en afroam erica­ cipales agentes causales son T. violaceum, M. canis, T. m enta­
nos, a veces en epidem ias institucionales y escolares; se grophytes y T. verrucosum.
identifica hasta en 95% de los casos. Tam bién ha au m entado E ncuestas realizadas en A ustralia h an m o strad o que los
su frecuencia en Inglaterra y Francia, sobre to d o en niños de principales agentes causales de tiñ a de la cabeza son T. souda­
raza negra. T. tonsurans llegó a A m érica con los con qu ista­ nense, T. violaceum y Ai. audouinii.
64 • Sección II - Micosis superficiales

T. verrucosum tiene distribución m undial, se encu en tra U nido se p resentan epidem ias im portantes que siguen a un
en E uropa y N orteam érica; y es el agente causal de tiñ a de la contacto breve con u n anim al, otro n iñ o o u n adulto p o rta ­
cabeza m ás frecuente en Salamanca, España. En M éxico se dor.
ha aislado excepcionalm ente en seres hum anos, pero es fre­
cuente en animales. Tiña del cuerpo
T. soudanense es de origen africano, se encu entran casos
Se observa en todas las latitudes, altitudes y climas. Aparece
en Inglaterra, A lem ania, Francia, Bélgica, EUA y Brasil.
en cualquier sexo y edad. En niños p red o m in an M . canis y T.
M icrosporum ferrugineum se en cuentra en Asia, Lejano
tonsurans, y en adultos, T. rubrum , seguido p o r M. canis. En
O riente, oeste de Á frica y este de Europa.
la República M exicana, su frecuencia es de 7 a 25%; se p re­
T. concentricum se en cuentra en p arte de Asia, Oceanía,
senta p o r igual en am bos sexos.
algunas zonas de L atinoam érica y en México en la sierra n o r­
El tokelau afecta grupos étnicos y áreas geográficas espe­
te de Puebla y los altos de Chiapas, y T. yaoundei en África
cíficas. Se observa en las islas del Pacífico, México, C entro-
ecuatorial.
am érica y Sudam érica. En M esoam érica ocu rre en indígenas
En México, las derm atofitosis se observan entre los 10
sin mezclas, quienes p o r lo general son de talla baja, con piel
prim eros lugares de consulta derm atológica; se h an observa­
b ronceada y rasgos m ongoloides.
do en 36.6%, y en 80.9% son causadas p o r T. rubru m ; las más
frecuentes son la onicom icosis (30%) y la tiñ a de los pies (25
a 30%). En personas infectadas con V IH , las derm atofitosis Tiñas de ingle y pies
se p resentan con una frecuencia de 2.2 a 50% de las afeccio­ P redom inan en varones adultos, su incidencia en México es
nes cutáneas. de 4 a 17% y de 45 a 52%, respectivam ente, pero se señala
que la padece 30 a 70% de la población general. Se en cu en ­
tran p o rtad o res sanos en 13.5%; du ran te los dos últim os
decenios ha au m entado la incidencia en niños, al parecer sin
D erm atom icosis zoofílicas. Las tiñas se observan predilección p o r sexo. Es m ás frecuente en áreas urbanas, así
con frecuencia alta en anim ales dom ésticos y salvajes, com o en deportistas, m ilitares, nadadores y personas que
incluso roedores; se hallan en los ganados bovino, p o rci­ p o r su ocupación usan zapatos cerrados, botas o tenis; en
no y equino, así com o en aves; las m ás afectadas son las m ineros de alquitrán en E uropa la frecuencia es de 35%.
pequeñas especies, com o perros y gatos.
A lteran cualquier parte de la piel, en especial la cabe­
Onicomicosis
za, que presenta zonas escam osas a veces costrosas y alo­
pecia. M icrosporum nanum es geofílico, pero causa tiñas Son las onicopatías m ás frecuentes; representan alrededor de
en cerdos; M icrosporum equinum afecta caballos y se 50% de las enferm edades de las uñas citadas en la literatura
en cu entra fundam entalm ente en África, A ustralia, E u ro ­ m édica m undial, y 30% de las derm atofitosis. E ntre las enfer­
pa, N ueva Z elanda y A m érica. M icrosporum canis se p re ­ m edades de la piel, abarcan cifras de 0.5 a 13%; la prevalencia
senta en gatos y perros; T.gallinae afecta aves. Trichophyton es de 0.44%. P red o m in an de los 30 a 60 años de edad (48%)
mentagrophytes var. erinacei (T. erinacei) causa tiñas en con u n a pro p o rció n entre varones y m ujeres de 1.5:1. E stu­
erizos en el Reino U nido y N ueva Zelanda. Trichophyton dios en el Reino U nido m uestran onicom icosis en 2.7% de la
mentagrophytes var. quinckeanum se en cuen tra en A ustra­ población m ayor de 65 años de edad y en 5% de la m ayor de
lia, C anadá, este de Europa e Italia; M icrosporum persico- 75 años; con u n a incidencia de 5 p o r 1 000 cada año; en EUA
lor se relaciona con pequeños roedores y ocasionalm ente se presentan en 2 a 13% y en Japón en 0.5 a 2% de la p o b la­
produce infecciones en seres hum anos; Trichophyton simii ción. Se en cu en tran p o rtad o res sanos en 13.5%.
causa tiñas en perros, m onos, aves de corral y seres h u m a ­ En 71% d ependen de derm atofitos; en niñ o s constituyen
nos en la India. 4 a 8% de las derm atofitosis. Se p ro d u cen p o r T. rubrum en
71 a 87%, T. mentagrophytes var. interdigitale en 9 a 22% y
ahora tam bién son ocasionadas p o r hongos no derm atofitos
en 4 a 5% y Candida en 10 a 20% (1 a 32% en uñas de pies y
Tiña de la cabeza 5 1 a 70% en uñas de m anos). En pacientes diabéticos y en
aquellos con síndrom e de Dow n, la frecuencia es significati­
P redom ina en áreas rurales o suburbanas, es m ás frecuente
vam ente m ayor que en la población general (25%).
en cam pesinos y en personas de m edio socioeconóm ico bajo.
Es casi exclusiva de niños (98%); a veces afecta m ujeres des­
pués de la pubertad, alrededor de la m enopausia o ancianas, Formas profundas
con u n a frecuencia de 2 a 2.5%; M. canis y T. tonsurans son Son poco frecuentes; el granulom a tricofítico p red o m in a en
los agentes causales identificados en México; a últim as fechas, m ujeres adultas. La en ferm edad derm atofítica es excepcio­
se h an detectado adultos p ortadores asintom áticos en zonas nal, es casi exclusiva del n o rte de África. El seudom icetom a
urbanas. Hace 50 años, su frecuencia en M éxico era de 40 a p o r derm atofitos se h a descrito en personas con alteraciones
54%; hoy en día varía de 4 a 28%. En Asia, África, República inm unitarias, y recientem ente en el síndrom e de in m unode-
D om inicana y en ciertas zonas urbanas de EUA y el Reino ficiencia ad q uirida (SIDA).
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 65

• Cuadro 6-2. Clasificación taxonómica de los dermatofitos nea. Los propagules que tran sm iten la enferm edad son artro-
conidios o clam idoconidios que se en cu en tran en los epitelios
Sexuados Reino Fungae de descam ación o en pelos.
Filo Eumycota
Subfilo
Se h an identificado 43 especies anam orfas (cuadro 6-3);
Ascomycotina
Clase Ascohymenomycetes casi todas viven com o saprofitos del suelo y p ueden aislarse
Orden Onygenales p o r el m éto d o del anzuelo (cap. 5); sólo 11 se consideran
Familia Arthrodermataceae im p o rtan tes com o agentes patógenos (cuadro 6-4). En te o ­
Género [Gymnoascaceae] Arthroderma ría, to d o derm atofito puede ocasionar cualquier tiña, o ésta
Asexuados Subfilo Deuteromycotina puede depen d er de cualesquiera de ellos; en la práctica hay
Clase Hyphomycetes afinidad preferencial p o r las áreas afectadas (cuadro 6-5).
Orden Hyphomycetales
Los derm atofitos son hongos anam orfos de los géneros
Familia Moniliaceae
Género Epidermophyton Trichophyton, M icrosporum y Epidermophyton (cuadros 6-2
Microsporum y 6-3); se distinguen entre sí p o r sus conidios, en especial por
Trichophyton los m acroconidios, los cuales son específicos p ara cada géne­
ro (figuras 6-1 a 6-3). Para los dos prim eros, sus teleom orfos
(cuadro 6-2) perten ecen al género A rthroderm a (cuadro 6-4)
filo (p h ylu m ) A scom ycota, y ya se ha descartado N annizzia
que an terio rm en te era la form a teleom orfa de Microsporum-,
Factores predisponentes las diferentes especies pu ed en ser de signo positivo (+) o
negativo (-), pues no se habla de m asculino o fem enino. No
La h um edad, el calor, los tratam ientos con glucocorticoides,
se h a descrito form a perfecta p ara el tercer género, que ú n i­
la diabetes, insuficiencia arterial, psoriasis, traum atism o cró­
cam ente presenta dos especies y sólo u n a es patógena para
nico de las uñas, tiña de los pies y el uso de calzado cerrado
seres h u m an o s (E. floccosum ) (cuadro 6-3).
o de m aterial sintético. Se relacionan con m ala higiene y la
Los derm atofitos constituyen un g rupo extenso y h o m o ­
costum bre de no secarse adecuadam ente la piel, así com o
géneo de hongos con características taxonóm icas, fisiológi­
con la presencia de u n fam iliar afectado.
cas, antigénicas y patógenas sim ilares, y sólo presentan leves
diferencias nutricionales y enzim áticas. C on base en su dis­
Etiopatogenia trib u ció n ecológica, se dividen en geofílicos (telúricos),
zoofílicos y antropofílicos, y se d ifu n d en del suelo al ser
Los m icroorganism os causales se llam an derm atofitos (cu a­ h um ano, de los anim ales a éste o de u n a p erso n a a otra, de
dro 6-2), hongos queratinofílicos que lim itan su presencia a m an era directa o p o r m edio de fóm ites (fomes) (cuadro 6-1).
estructuras que contienen queratina: pelos, uñas y capa cór­ Los hongos geofílicos se consideran ancestros de los derm a-

• Cuadro 6-3. Clasificación de géneros y especies anamorfos de dermatofitos

*E. floccosum [[Harz] Langeron y Milochevitch, 1930} Trichophyton (Malmsten, 1845]


E. stockdaleae [Prochacki y Engelhard-Zasada, 1974] T. ajelloi ([Vanbreuseghem] Ajello, 1968]
Epidermophyton (Sabouraud, 1907] *T. concentricum [Blanchard, 1895]
M. amazonicum (Moraes, Borelli y Feo, 1967] T. equinum ([Matruchot y Dassonville] Gedoelst, 1902]
M. anamorfo de Arthroderma cookiellum ([de Clercq] Weitzman, T. flavescens (Padhye y Carmichael, 1971]
McGinnis, Padhye y Ajello, 1985] T. georgiae (Varsavsky y Ajello, 1964]
M. audouinii (Cruby, 1843] T. gloriae (Ajello, 1967]
M. langeroni (Vanbreuseghem, 1950] T. gourvilii (Catanei, 1933]
M. rivalieri [Vanbreuseghem, 1963] T. longifusum ([Florian y Galgoczy] Ajello, 1968]
M. boullardii [Dominik Majchrowitz, 1965] T. mariai//(Tapia de Fossaert, Mizrachi, Padhye y Ajello, 1980]
*M. canis ([Bodin] Bodin, 1902 var. canis] T. megninii (Blanchard, 1896]
M. cookei [Ajello, 1959] *T. mentagrophytes ([Robin] Blanchard, 1896]
M. equinum [[Delacroix y Bodin] Gueguen, 1904] T. phaseoliforme (Borelli y Feo, 1966]
M. ferrugineum [Ota, 1921] *T. rubrum ([Castellani] Sabouraud, 1911]
M. fulvum [Uriburu, 1909] *T. schoenleinii([Lebert] Langeron y Milochevitch, 1930]
M. gallinae ([Megnin] Grigorakis, 1929] T. simii ([Pinoy] Stockdale, Mackenzie y Austwick, 1965]
*M. gypseum [[Bodin] Guiart y Grigorakis, 1928] T. soudanense (Joyeux, 1912]
*M. nanum [Fuentes, 1956] T. terrestre (Durie y Frey, 1957]
M. persicolor [[Sabouraud] Guiarry Grigorakis, 1928] *T. tonsurans (Malinsten, 1945]
M. praecox [Rivalier, 1954] T. vanbreuseghemii (Rioux, Tarry y Tuminer, 1964]
M. racemosum (Borelli, 1965] *T. verrucosum (T. ochraceum) (Bodin, 1902]
M. ripariae (Hubalek y Rush-Munro, 1973] *T. violaceum (Bodin, 1902]
M. vanbreuseghemii (Georg, Ajello, Friedman y Brinkman, 1962] T. yaoundei (Cochet y Doby Dubois, 1957]
Microsporum (Gruby, 1843]
*Especies p atóg enas im p ortantes.
66 • Sección II - Micosis superficiales

• Cuadro 6-4. Relación del estado teleomorfo y anamorfo de los dermatofitos

Teleomorfo Anamorfo
Arthroderma [Currey y Berkeley emend. Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] Microsporum [Gruby, 1843]
Trichophyton [Malmsten, 1845]
A. benhamiae (Ajello y Cheng, 1967] T. mentagrophytes
A. borellü ([Moraes, Padhye y Ajello] Padhye, Weitzman, McGinnis y Ajello, 1986] M. amazonicum
A. cajetani [[Ajello] Ajello, Weitzman, McGinnis y Padhye, 1986] M. cookei
A. ciferri (Varsavsky y Ajello, 1964] T. georgiae
A. cookielum [[de Clercq] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] Microsporum anamorfo de A. cookiellum
A. corniculatum [[Takashio y de Vroey] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] M. boullardii
A. flavescens [Padhye y Carmichael, 1971] T. flavescens
A. fulvum [[Stockdale] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] M. fulvum
A. gertleri [Bohme, 1967] T. vanbreuseghemii
A. gloriae [Ajello, 1967] T. gloriae
A. grubyi [[Georg, Ajello, Friedman Brinkman] Ajello, Weitzman, McGinnis y Padhye, 1986] M. vanbreuseghemii
A. gypseum [[Nannizzi] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] M. gypseum
A. incurvatum [[Stockdale] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] M. gypseum
A. insingulare [Padhye y Carmichael, 1972] T. terrestre
A. lenticularum [Pore, Tsao Plunkett, 1965] T. terrestre
A. obtusum [[Dawson y Gentles] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] M. nanum
A. otae [[Hasegawa y Usuil] McGinnis, Weitzman, Padhye y Ajello, 1986] M. canis var. canis
M. canis var. distort um
A. persicolor [[Stockdalel] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] M. persicolor
A. quadrifidum [Dawson y Gentles, 1961] T. terrestre
A. s/'m/V [Stockdale, Mackenzie Austwick, 1965] T. simii
A. racemosum ([Rush-Munro, Smith y Borelli] Weitzman, McGinnis, Padhye y Ajello, 1986] M. racemosum
A. uncinatuin [Dawson y Gentles, 1961] T. ajelloi
A. vanbreuseghemii [Takashio, 1973] T. mentagrophytes

tofitos patógenos; los zoofílicos han evolucionado en form a derm atofitos del suelo que no son patógenos p ara seres
gradual del suelo hacia los anim ales, y los antropofílicos a hum anos, com o T. ajelloi (cuadro 6-1).
p artir de especies zoofílicas; esta evolución es paralela a la Para ad q u irir la enferm edad, se precisa contacto con la
pérdida de conidios, así com o a su habilidad para la rep ro ­ fuente: suelo o anim ales, o puede tran sm itirse de u na p erso ­
ducción sexual y su asociación con infecciones crónicas. Por na a o tra o p o r fóm ites (fomes). Tal vez haya predisposición
definición, no se consideran derm atofitos los m al llam ados genética o resistencia n atu ral a la infección, quizá dada p or

• Cuadro 6-5. Frecuencia de dermatofitos y relación con dermatofitosis

Tinea Tinea Tinea Tinea Tinea Tinea Tinea Tinea


Dermatofito capitis favica barbae corporis imbricata cruris manuum Tinea pedis unguium
* M. canis • •• • ••• •

** M. gypseum • • •

*** M. audouinii • •

** M. nanum • ■

* T. rubrum • •• ••• ••• • •• • •• •••

* T. tonsurans • •• ••• •

** T. violaceum • • • • •

** T. concentricum • ••

*** T. megninii ? t •

** T. verrucosum • •• •

* T. mentagrophytes •• •• •• •• • • var. interdigitale •

*** T. schoenleinii • •• •

* E. floccosum •• •• • •

*, m uy frecuente; **, poco frecuente; excepcional; •••, m u y frecuente; frecu en cia m oderada; •, poco frecuente.
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 67

Género Trichophyton

Macroconidios

Candelabro fávico

77 violaceum

T. verrucosum
Figura 6-1. Género Trichophyton, esporas asexuadas. [Modificada de Segretain G. Mariat F, Drouhet E. Diagnostic de laboratoire en myco-
logie médicale. Paris. Maioine 1979.]

un factor sérico no bien definido o un antígeno de histocom - tiocitario perivascular en derm is superficial, y en fases te m ­
patibilidad (HLA). pranas de lesiones m uy inflam atorias hay acum ulación
En algunas localizaciones actúan com o factores favore­ perifolicular de neutrófilos; m ás tarde, aparecen células
cedores: hum edad, m aceración, oclusión y traum atism os. gigantes alrededor de los folículos destruidos.
No se h a establecido bien la p articipación del recam bio epi­ El grado de respuesta depende de dos factores; 1) de la
dérm ico o de la actividad de las queratinasas ni la influencia especie causal; se h a observado que las cepas de m orfología
del sudor, pero estas derm atom icosis son m ás frecuentes en g ranular tien en p roducción alta de enzim as; tam bién es p ro ­
climas tropicales. Los derm atofitos inician la infección p o r bable que algunas cepas p roduzcan sustancias que elim inan
u n fenóm eno de adherencia a la capa córnea; después, estos las bacterias adyacentes; se sabe que la producción de artro-
elem entos germ inan y em piezan la invasión de los querati- conidios se relaciona con la form a parasitaria (las cepas
nocitos; la infección se confina al estrato córneo y los anexos; zoofílicas y geofílicas generan m ayor inflam ación), y 2) del
excepcionalm ente afecta la capa granulosa. La colonización grado de hipersensibilidad del huésped; incluso se ha p ro ­
produce un a reacción del h uésped debida a los p roductos puesto u n a actividad reguladora de proteasa, y quizá influ­
m etabólicos del hongo que actúan com o factores de v iru le n ­ yan la tem p eratu ra y la localización de la enferm edad. Hay
cia; las queratinasas o proteasas digieren q ueratina y liberan respuesta de IgG, IgM, IgA e IgE, y cierta evidencia de que
antígenos (glucoproteínas) fúngicos; elastasas relacionadas los m ananos prod u cid o s p o r el hongo suprim en o d ism in u ­
con enferm edad aguda y lipasas vinculadas con enferm edad yen la respuesta inflam atoria. A últim as fechas se h a enco n ­
crónica. En algunos pacientes hay reacción inflam atoria trad o u n a p roteína p erteneciente a los derm atofitos del
intensa; en otros, es m ín im a e incluso puede hab er un género Trichophyton conocida com o Tri-T4 que funciona
com ensalism o asintom ático entre hongo y huésped; en la com o desencadenante tan to de u n a respuesta in m unitaria
m ayoría, la principal característica es un infiltrado linfohis- h u m o ral com o de sensibilidad retard ad a y que, ju n to con la
68 • Sección II - Micosis superficiales

M. gallinae

M. distortum iS g Q O /
M. vanbreuseghemii

Macroconidios
con m ás de
seis lóculos

M. canis

Macroconidios
enanos

M. nanum

Figura 6-2. Género M icrosporum , esporas asexuadas. [Modificada de Segretain G. Mariat F, Drouhet E. Diagnostic de laboratoire en myco­
logie médicale. Paris. Maloine 1979.]

p roducción de proteasas exocelulares, puede ser clave para Género Epidermophyton


explicar la adaptabilidad de estos m icroorganism os al h u és­
ped, y su consiguiente disem inación en los tejidos queratini-
zados (puesto que la respuesta in m u n itaria que se activa
contra ellos p o r este m ecanism o es deficiente). El desarrollo
de in m u n id ad celular (IC) se correlaciona con hipersensibi-
lidad retardada y m uestra vínculo con curación clínica y eli­
m inación del derm atofito; m ientras que la falta o los defectos
de la IC predisponen a derm atofitosis crónica o recurrente.
La infección se explica de la siguiente m anera: cuando
u na espora se deposita en la superficie de la piel, se reproduce
en la capa córnea; inicialm ente origina una pápula y luego una
lesión anular por la extensión radiada de los filamentos (figura
3-5), tam bién ocurre parasitación de los vellos y, de este modo,
actúan com o reservorios. En la piel cabelluda, el hongo se
reproduce en la capa córnea y (a nivel del infundíbulo folicu­
lar) penetra e invade la vaina del pelo (figura 6-4); se extiende
hacia la profundidad sin sobrepasar la zona queratógena (fran­
ja de A dam son) (el crecim iento de hifas y esporas ocurre en
sentido opuesto al crecim iento del pelo); al m ism o tiem po, se Figura 6-3. Género Epyderm ophyton, conidios característicos.
extiende hacia la parte distal del pelo y lo transform a en un (Modificada de Segretain G. Mariat F, Drouhet E. Diagnostic de
pelo grueso y frágil que se rom pe con facilidad (pelo tiñoso). laboratoire en mycologie médicale. Paris. Maloine 1979.)
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 69

• Cuadro 6-6. Tipos de parasitación del pelo


y fluorescencia in vivo en dermatofitos

Fluorescente No fluorescente
1-Ectoendothrix [ Ectothrix clásico]
Microspórico M. audouinii M. gypseum
M. can is y var. distort um M. fulvum
M. ferrugineum M. nanum
M. langeroni M. vanbreuseghemii
M. rivalieri M. gallinae
Microide T. mentagrophytes
T. rubrum
T. megninii
Megasporado T. verrucosum
Figura 6-4. A ) Colonización de la piel cabelluda. B] Parasitación
II-Endothrix
inicial del pelo. C] Dirección de la invasión, franja de Adamson [fle­
cha). D) Pelo tricofftico [endothrix). E) Pelo microspórico [ectoen- Tricofítico T. tonsurans
dothrix). F) Parasitación tipo fávico. [Modificada de Albanese CC, T. violaceum
Aste N, Biggio P et al. Epidemiologia, eziologia, patogenesi della T. soudanense
tinea capitis. G Ital Dermatol Venérol 1999;134:451-459.) T. yaoundei
T. gourvilii
T. rubrum [poco
frecuente]
Los artro co nidios pu ed en invadir la vaina del pelo sin Fávico T. schoenleinii
destru ir la cutícula (endothrix) o p erforar y alterar esta ú lti­
m a, p roduciendo u n a vaina externa de conidios (ectoendo-
thrix). En el p rim er caso, el pelo se rom pe en la salida del
folículo, y en el segundo, a u nos cuantos m ilím etros después p ara ello casi siem pre se requiere u n trau m atism o o in m uno-
de la salida (cuadro 6-6). T. schoenleinii tiene actividad en zi­ depresión.
m àtica lim itada y el pelo conserva su resistencia m ecánica y A ún no se esclarecen las alteraciones inm unitarias; es
sólo presenta m odificaciones de color y brillantez. La relativa probable que las células de L angerhans de la epiderm is p ro ­
resistencia a la infección p o r tinea capitis después de la cesen los pro d u cto s m etabólicos del hongo y los presenten a
p u b ertad se debe a la presencia de ácidos grasos de cadenas neutrófilos y linfocitos. Se h a en co n trad o depresión específi­
largas, y cuando la tiñ a aparece en adultos, lo hace de prefe­ ca de la in m u n id ad celular en las infecciones localizadas, e
rencia en edad posm enopáusica, seguram ente p o r variacio­ inespecífica en las generalizadas. Tam poco se conoce bien la
nes cuantitativas y cualitativas del sebo, en p articu lar de los participación de la in m u n id ad hum oral. Se h an encontrado
ácidos grasos de cadena m ediana. a-2 -m acro g lo b u lin as en el suero, que inh ib en enzim as pro-
En las uñas, el derm atofito p en e tra p o r la queratina teolíticas p roducidas p o r los derm atofitos. N o hay correla­
blanda del hiponiquio, p o r el b orde lateral de la uña, o p o r la ción entre la presencia de an ticuerpos y resistencia a la
lúnula, y afecta al eponiquio; casi n un ca lo hace p o r la sup er­ infección; en piel cabelluda, suele hab er esta últim a; en co n ­
ficie de la lám ina ungueal. D espués afecta el lecho y en la u ñ a traste, en los pies la recu rren cia o exacerbación es la regla.
m ism a, p o r actividad enzim àtica, se extiende p o r u n a red de
túneles excavados en la queratina du ra sin invadir la m atriz
(red transversa de Alkiewics). El hongo p en e tra en los cor- Clasificación
neocitos o sólo los separa m ecánicam ente. Las hifas se d iri­
I. Form as superficiales:
gen hacia la m atriz a u n a velocidad m ayor que el crecim iento
ungueal en dirección co ntraria y la m ayoría conserva una T iña de la cabeza
posición transversal. T iña del cuerpo
En las m odalidades inflam atorias (querión), la in ten si­ T iña im bricada
dad depende del grado de hipersensibilidad; se establece T iña inguinal
cierto equilibrio entre huésped y parásito, pero al final gana T iña de la m ano
el prim ero al elim inarse el hongo, casi siem pre con todo el T iña de los pies
folículo piloso. En pies, la flora bacteriana, la h u m ed ad o la T iña de las uñas
sudoración contribuyen a los síntom as. La reacción tipo
II. Form as profundas:
“ide” se genera p o r la circulación de pro du cto s alergénicos,
form ados a p a rtir de u n a infección p rim aria a m enu do infla­ D erm atofitosis inflam atorias
m atoria en cabeza o pies (tricofítides). En las form as p ro fu n ­ Q u erió n de Celso
das, el granulom a perifolicular se origina p o r la p enetració n Favus
en la derm is de un pequeño fragm ento de pelo parasitado; T iña de la b arba
70 • Sección II - Micosis superficiales

G ranulom a tricofítico
Seudom icetom a
E nferm edad derm atofítica (enferm edad de H adida)

Cuadro clínico
La incubación d ura días a sem anas, en prom edio 7 a 15 días.
Las m anifestaciones clínicas varían según la localización, y
dependen del agente causal. Las form as superficiales pueden
afectar la piel lam piña, el pelo o las uñas; la enferm edad d er­
m atofítica y el seudom icetom a son excepcionales (cap. 12).

Tiña de la cabeza o tinea capitis


Es prácticam ente propia de los niñ os ya que cura sola en el
m om ento de la pubertad. Puede ser seca o inflam atoria, a u n ­
que tam bién existen el estado de p o rtad o r asintom ático y
u na presentación clínica con escam a difusa tipo pitiriasis
capitis cuando el agente causal es T. tonsurans.
La variedad seca se manifiesta p or descam ación y “pelos
tiñosos”: pelos cortos (2 a 3 m m ) gruesos, quebradizos, defor­
m ados y, en ocasiones, con un a vaina blanquecina, que recuer­
dan el aspecto de “patitas de araña” (figuras 6-5 y 6-21).
Las tiñas tricofíticas originan alopecia difusa con placas
pequeñas e irregulares intercaladas con los pelos sanos; en
ocasiones, se observan sólo com o pu ntos negros (granos de
pólvora) y puede haber lesiones m uy pequeñas, con afección
de dos a tres pelos (figura 6-6). Las tiñas m icrospóricas o ri­
ginan u n a o pocas placas redondeadas, de m ayor tam añ o
que las anteriores, casi siem pre de varios centím etros de d iá­
m etro; todos los pelos cortos se en cu entran al m ism o nivel y
dan la im presión de hab er sido cortados con segadora de cés­
p ed (podados); las placas están bien lim itadas (figura 6-5).
En am bas variedades clínicas, el p ru rito es m ínim o.
El querión de Celso es u n a tiñ a inflam atoria causada
sobre todo p o r A i canis y T. mentagrophytes. Se m anifiesta
p or un plastrón inflam atorio constituido p o r pústulas y abs­
cesos m últiples; hay adenopatías satélite y dolor a la presión,
pero no fiebre; en las etapas iniciales es un a foliculitis y, en
las avanzadas, constituye el qu erión verdadero (figura 6-7).
Tomó este nom bre de su aspecto, pues el térm in o en griego
significa “panal”. La alopecia es m uy im p o rtan te y es difícil
en con trar pelos tiñosos; sin tratam iento, puede dejar alope­
cia definitiva (figura 6-8).
El granulom a de M ajocchi de la cabeza es un a form a
inflam atoria rara que se presenta en pacientes con alteracio­
nes inm unitarias y que es ocasionada p o r especies del género
Trichophyton, responde débilm ente o no lo hace a antígenos
intradérm icos y, a diferencia del querión, no se resuelve de
m anera espontánea. Figura 6 -5 . Tiña de la cabeza. A ) Tricofítica. B ] Microspórica.
A lgunos derm atofitos, com o T. verrucosum, originan C ) Luz de Wood positiva.
querión con grandes ulceraciones. M icrosporum gypseum , T.
violaceum y otros son poco frecuentes com o agentes causales genera tiñ a de la cabeza, au nque se h an inform ado unos
en México. Trichophyton rubrum casi n u n ca ocasiona tiñ a de pocos casos verdaderos y otros que probablem ente afectan
la cabeza y p o r lo general induce la form ación de zonas alo- cara o piel cabelluda sin pelo.
pécicas de 1 a 2 cm de diám etro o lesiones pustulares en p la­ La ubicación cefálica en adultos es excepcional, aunque
cas alopécicas irregulares. Epiderm ophyton floccosum nu n ca se h an registrado casos en m ujeres de m ás de 70 años de
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 71

Figura 6-6. Tiña tricofítica en una mujer adulta.

edad y casi nun ca en varones (figura 6-6); com o agentes cau­


sales en ancianas se h an in fo rm ad o T. tonsurans, M. canis y
T. rubrum , fundam entalm ente.
En raras ocasiones el querió n puede relacionarse con
síndrom e de eritem a nudo so o reacción de hipersensibilidad
Figura 6 -8 . Querión de Celso, alopecia importante.
a distancia (ide), o con am bos; esta últim a p uede presentarse
en form a de pápulas de aspecto liquenoide escasas que se
extienden desde la piel cabelluda al tro nco o las extrem id a­
“rató n m ojado” y dejan alopecia cicatricial (figura 6-9). La
des. Este tipo de reacciones tam b ién puede presentarse com o
evolución es crónica, sin ten d en cia a la involución. Tam bién
consecuencia del tratam ien to antim icótico, en cuyo caso no
puede h ab er lesiones cutáneas o ungueales.
debe suspenderse.
En raras ocasiones, la presentación clínica inicial puede
Para fines prácticos, el favus, o tiñ a fávica, es causado
ser m uy sem ejante a u n a alopecia cicatricial con m ucho p ru ­
principalm ente p o r T. schoenleinii y, en ocasiones, p o r M .
rito y p érd id a rápida del cabello, y se debe a T. tonsurans.
gypseum u otros derm atofitos; se caracteriza p o r escútulas, es
Esto p ro b ablem ente se explica p o r anorm alidades de la
decir, cazoletas constituidas p o r m asas de filam entos y
reg u la ció n de la resp u e sta in m u n ita ria (q u e d ism in u y en
cubiertas p o r costras am arillentas que dan el aspecto de m iel
la capacidad para reconocer antígenos fúngicos), así com o
en el panal (favus = panal), despiden u n olor característico a
alteraciones cutáneas com o atopia, heridas o alguna otra
solución de continuidad. Se h a descrito u n caso queloidal en
u n a m ujer afroam ericana.

Tiña del cuerpo, tinea corporis


o herpes circinado
Es u n a tiñ a de la piel glabra (lam piña); se caracteriza p o r pla­
cas eritem atoescam osas redondeadas, con bordes activos
vesiculosos; se extiende en dirección excéntrica y deja la p ar­
te central sana o con poca descam ación (figura 6-10).
H ay p ru rito leve, la evolución es crónica o pu ed en curar
solas. La variedad m icrospórica origina placas pequeñas (0.5
a 2 cm de diám etro) y m últiples, se presenta en cualquier
p arte de la piel, pero m ás en partes expuestas. A m enudo se
observan epidem ias fam iliares con u n a fuente com ún (gato o
p erro infectado p o r Ai. canis).
La tiñ a tricofítica genera placas de m ayor tam año y en
m e n o r n ú m e ro ; a veces se fo rm a n círculos concén trico s;
en niñ o s pred o m in a T. tonsurans, y en adultos, T. rubrum-, las
Figura 6-7. Querión por T. tonsurans, aspecto de "panal". placas son confluentes, p o r lo que alcanzan gran tam año, y
72 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 6-9. A ] Favus. B) Favus causado por M. gypseum .

son policíclicas o irregulares. Puede afectar cejas y pestañas, O tra variedad poco frecuente es la derm atosis glútea
pero n u nca pelos axilares o púbicos. Por contigüidad, llega a derm atofítica, o epiderm ofitosis de la zona del pañal, que se
afectar la m ucosa nasal, los labios o el conducto auditivo origina fu n d am en talm en te p o r E. floccosum; se presenta en
externo. m enores de tres años de edad y afecta la zona del pañal y las
partes vecinas. Se caracteriza p o r placas eritem atoescam osas
anulares, con algunas pápulas y vesículas que dejan áreas de
A
piel sana (figura 6-11).
En regiones tropicales se h an observado adultos con
r epiderm ofitosis m uy extensas hiperqueratósicas y de aspecto
w* . jfe-iw
^ % verrugoso. Tinea corporis gladiatorum o tricofitosis de los
gladiadores se presenta en luchadores de cuerpo a cuerpo, es
un a tiñ a del cuerpo que afecta fundam entalm ente cabeza,
cuello y brazos, y casi siem pre se pro d u ce p o r T. tonsurans.

• -
~
Tiña imbricada, tinea imhricata,
tokelau o chimberé
•n- Es causada p o r T. concentricum; se presenta en áreas rurales
y en d eterm inadas zonas geográficas con h u m ed ad relativa
m uy alta, especialm ente en Polinesia, de donde proviene el
n om bre de tokelau; afecta a determ in ad o s grupos étnicos, y

Figura 6-10. Tiña del cuerpo. A ) Microspórica (por M. canis); B)


tricofítica (por T. tonsurans). Figura 6-11. Epidermofitosis de la zona del pañal (E . floccosum ).
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 73

Figura 6-12. Tokelau en indígenas mayas ( I concentricum ).

Figura 6-13. Tiña de la ingle.


es probable que haya predisposición genética; se ha pro p u es­
to herencia autosóm ica dom inante de susceptibilidad, a u n ­
que tam bién se ha señalado herencia recesiva, así com o
cial; p o r lo general este cuadro clínico se relaciona con im pé-
alteraciones in m unitarias con poca respuesta intradérm ica
tigo secundario, con adenopatías cervicales y retroauriculares
al antígeno de T. concentricum-, al parecer se tran sm ite p o r
(figura 6-14). N o debe confundirse con la localización facial
contacto directo de u n a persona a otra. Es la m ás seca y
de la tiñ a del cuerpo, que genera placas anulares superficiales
superficial de las tiñas; se caracteriza p o r escam as que se
(figura 6-10).
adhieren p o r un o de sus bordes, m uestran disposición co n ­
céntrica y adoptan aspecto de encaje o arabesco; están m uy
disem inadas y son sim étricas (figura 6-12). Las form as clíni­ Tiña de las manos o tinea manuum
cas dependen de su aspecto: concéntrico, lam inar, liquenifi- La causa prim o rd ial es T. rubrum (90%); p red o m in a en v aro ­
cado, en placas, anular y onicom icosis. No altera pliegues ni nes adultos y es poco frecuente en niños. Los factores p red is­
piel cabelluda. En ocasiones afecta las uñas o palm as y p la n ­ po nentes son ocupación m anual y sudoración. Afecta u n a o
tas, pero no se ha definido claram ente si es p o r este derm ato- am bas palm as; de acuerdo con u n estudio extenso en m u su l­
fito u otro. m anes, p red o m in a en la izquierda. La form a crónica es la
m ás frecuente; se m anifiesta p o r anhidrosis, hiperqueratosis
Tiña de la ingle, tinea cruris difusa y descam ación pulverulenta o placas eritem atoesca­
o eccema marginado de Hebra mosas; hay acentuación de los pliegues de flexión (figura
6-15). C o n base en las características clínicas, se observa u na
Predom ina en varones adultos, pero llega a observarse en
m o d alid ad hiperqueratósica, exfoliativa o lam inar, que es
mujeres y niños. A fecta u n a o am bas regiones inguinales,
crónica y se origina p o r T. rubrum , y u n a form a inflam atoria
puede extenderse al periné, la región púbica, el abdom en y las
o aguda que se debe fu n d am en talm en te a T. mentagrophytes;
nalgas; pocas veces afecta el escroto y el pene. Se caracteriza
por placas eritem atoescam osas con bordes vesiculosos; casi
nunca hay pústulas (figura 6-13). La evolución es crónica y
pruriginosa, lo cual puede dar lugar a pigm entación y lique-
nificación. Si la infección se lim ita a las ingles, quizá dependa
de E. floccosum ; si es disem inada, de T. rubrum , y si es infla­
m atoria, de T. mentagrophytes. Es frecuente en zonas caluro­
sas y en quienes perm anecen sentados m ucho tiem po.

Tiña de la barba, tinea barbae


o sicosis dermatofítica
Se origina sobre to d o p o r T. mentagrophytes, T. rubrum y T.
verrucosum-, m ás raram ente la ocasionan M. canis y T. viola-
ceum, que pueden transm itirse p o r m edio de fóm ites (fomes).
Es exclusiva de varo n es adultos; afecta la zo n a de la b arb a
o el cuello. Se caracteriza p o r pústulas foliculares aisladas o
agrupadas, de evolución crónica y que dejan alopecia cicatri- Figura 6-14. Sicosis de la barba por T. rubrum.
74 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 6-16. Síndrome dermatofítico de una mano y dos pies.

da), generalm ente ocasionadas p o r T. mentagrophytes. Puede


extenderse a los bordes del pie, a su cara dorsal, o dar form as
“en m ocasín” o “en calcetín” según el nivel de la afección. La
evolución es crónica, se acom paña de p ru rito y olor fétido;
cursa con exacerbaciones en tem poradas calurosas y rem i­
siones en épocas frías. En casos crónicos, puede hab er u na
coloración verdosa interdigital que indica relación con
m icroorganism os gram negativos, com o Pseudomonas (com ­
plejo derm atofitósico); tam bién puede hab er concom itancia
con corinebacterias (eritrasm a interdigital) y fluorescencia
Figura 6-15. A ] Tinea manuum. B] Tinea pedis. roja con luz de W ood (cap. 27).
En niñ o s puede hab er u n a m odalidad inflam atoria con
lesiones interdigitales o vesículas plantares, pero es m ás fre-
se caracteriza p o r vesículas que a veces ad op tan el aspecto de
eccem a o dishidrosis; puede observarse u n borde m arginal.
Si afecta los pliegues interdigitales se conoce com o intertrigo
derm atofítico, hay acentuación de los surcos norm ales, des­
cam ación furfurácea y pápulas o vesículas en los bordes. La
evolución es crónica, y el prurito, inconstante. La conco m i­
tancia de hiperqueratosis en un a palm a y las dos plantas,
acom pañada de onicom icosis, se conoce com o síndrom e de
un a m ano y los dos pies (fig u ra 6-16); en la localización pal-
m oplantar se puede relacionar con q ueratod erm ia de otro
origen, en especial hereditarias com o la de U nna-T host.

Tiña de los pies, tinea pedís o pie de atleta


Su causa es T. rubrum , T. mentagrophytes var. mentagrophytes
o interdigitale (T. interdigitale) y m enos p o r E. floccosum;
predo m ina en varones adultos, pero tam bién se observa en
m ujeres y niños (figu ra 6-17). Afecta pliegues interdigitales,
plantas y bordes de los pies. Se m anifiesta p o r escamas,
m aceración, grietas y fisuras (intertriginosa), o p o r escam as
y áreas de hiperqueratosis (hiperqueratósica, seca o en m o ca­
sín), casi siem pre debidas a T. rubrum; vesículas y am pollas
(vesiculoam pollar) o ulceraciones y costras m elicéricas (agu- Figura 6-17. Tinea pedis por T. rubrum, niño de ocho años de edad.
Capítulo 6 - Dermatoñtosis • 75

cuente la form a seca con anhidrosis, descam ación fina y p u l­


verulenta, así com o acentuación de los pliegues de flexión
(figura 6-17).

Tiñas de las uñas, tinea unguium


u onicomicosis dermatofítica
Es propia de adultos y áreas urbanas. P red om in a en uñas de
los pies (70%), en especial de los prim eros dedos (95%), en
27% afecta uñas de las m anos, y sólo en 3% sim ultáneam ente
manos y pies (figura 6-16). P redispo nen los traum atism os, y
la causa principal es T. rubrum (87%). Las m anifestaciones
clínicas se clasifican com o sigue:

Clasificación clínica
de onicomicosis
• Subungueal distal-lateral
• Blanca superficial
• Blanca proxim al subungueal
• Distròfica total
• Endonyx
• Paroniquia (perionixis)*

En la onicom icosis subungueal distal y lateral, la m a n i­


festación m ás im p o rtan te es la hiperqueratosis subungueal.
Las uñas son opacas, de color am arillento, café (m arró n) o
grisáceo, son friables y están erosionadas; los bordes dan la
im presión de duplicarse (figura 6-18A). P ueden observarse
engrosam iento (paquioniquia) y despegam iento (onicólisis),
y son poco frecuentes la invasión de la lám ina ungueal
(onixis) y la paroniquia. La evolución es crónica con inva­
sión lenta y progresiva. Figura 6 -1 8 . O n ico m ico sis. A ] Subung ueal distai. B ] Leuconiquia
tricof ítica.
La onicom icosis blanca superficial o leuconiquia tricofí-
tica predom ina en el prim er dedo del pie. Se caracteriza po r
pequeñas zonas de color blanco porcelana con superficie En la m odalidad distròfica total hay invasión de la lúnula,
rugosa, pero puede extenderse a tod a la lám ina. Se origina las uñas se rom pen y desm oronan, tienen aspecto de m adera
por T. mentagrophytes var. interdigitale o T. rubrum , pero carcom ida y dejan u n lecho engrosado que tam bién puede
tam bién puede producirse p o r Acrem onium , Aspergillus y quedar destruido (figura 6-18). H ay form as secundarias a
Fusarium (figura 6-18). En la form a subungueal blanca proxi­ cualesquiera de las form as descritas. Las onicom icosis p or S.
mal, está afectada la parte subungueal de la uñ a p o r debajo de dim idiatum o S. hyalinum p roducen onicólisis y algunas veces
la cutícula, es de color blanco y avanza con el crecim ien to paroniquia, y puede dar uñas pigm entadas (cap. 31).
de la uña. En las dos m odalidades anteriores cuando la afec­
ción es total, es frecuente la concom itancia con inm unosu-
presión. En la variedad endonyx, la afección es de las partes
Dermatoñtosis inflamatorias
media y distal de la uña, la cual tom a u n aspecto lam inar sin P ueden d epender de la respuesta inm unitaria, del derm atofi-
alteración del tejido subungueal; se h an descrito T. soudanen- to en sí o de la aplicación prolongada de glucocorticoides. El
se y T. violaceum com o causas. En las diferentes variedades aspecto m odificado de la derm atofitosis de base se llam a cor-
clínicas se observan con frecuencia cada vez m ayor form as ticoestropeo, que se observa sobre to d o en tinea cruris, y co n ­
pigm entadas o m elanoniquia, que habitualm ente se originan siste en m ayor eritem a y extensión de las lesiones, presencia
por T. rubrum y po r varios hongos oportunistas. de placas satélite, estrías atróficas, y aislam iento del derm ato-
fito en el estudio micològico (T. rubrum o m ás de u n derm a-
tofito) y C. albicans (figura 20-9).
El querión puede afectar cualquier p arte de la piel (figu­
*Es la inflam ación de los pliegues periungueales, ocasionada fu n d am en ­ ra 6-7), y se caracteriza p o r placas inflam atorias (la m anifes­
talm ente p o r C a n d ida , pero tam bién puede deberse a F usarium y Scopula- tación óp tim a de in m u n id ad adecuada) con pústulas
riopsis. foliculares, abscesos, úlceras y costras m elicéricas. En ausen-
76 • Sección II - Micosis superficiales

m ás o m enos com pactas con fenóm eno de Splendore-Hoeppli;


éstos son causados p o r M. canis, T. rubrum, M. audouinii y
M. ferrugineum (cap. 12).

Enfermedad dermatofítica, dermatoñtosis


profunda generalizada o enfermedad de Hadida
Es u n a form a clínica excepcional y se presenta en individuos
con gran deficiencia inm unitaria; el hongo invade tejidos
profu n d o s y puede afectar visceras, principalm ente hígado,
intestinos, pulm ones y sistem a nervioso central, así com o
huesos; en la piel, las lesiones m uestran distribución cefalo-
caudal, y están constituidas p o r nodulos, lesiones granulo-
m atosas y placas escamosas. Sin du d a hay u n factor
h ereditario o racial, pues la m ayoría de los casos se ha descri­
Figura 6-19. Granuloma tricofítico por T. rubrum. to en Argelia. Los agentes causales m ás frecuentes son
T. rubrum , T. violaceum y T. mentagrophytes.

cia de tratam iento cura solo en 2 a 5 meses, pero deja u na


zona de alopecia cicatrizal.
Se ha descrito un a form a queloidea en piel cabelluda y
una form a p rofunda quística en ingles.

Granuloma tricofítico o dermatofítico


A unque los prim eros casos se describieron en la cabeza,
actualm ente la topografía m ás frecuente es en las piernas.
Suele depender de T. rubrum , aunque el caso original fue p o r
T. violaceum (M ajocchi). Se m anifiesta p o r n odulos de co n ­
sistencia firm e, únicos o m últiples, casi siem pre confluentes;
p ueden disponerse en placas eritem atoescam osas arciform es
y excepcionalm ente verrugosas (figura 6-19). La evolución
es crónica y poco dolorosa. En las m ujeres se localiza en las
extrem idades inferiores, y hay antecedente de rasurado de
las m ism as; en otros sitios, casi siem pre hay uso previo p ro ­
A
longado de glucocorticoides. En las form as solitarias, la
in m u n id ad celular es adecuada y la tricofitina es positiva. En
las m odalidades disem inadas, se en cu en tra algún grado de
alteración inm unitaria. La perifoliculitis no d u lar granulo-
m atosa de piernas, descrita p o r W ilson en 1952, se considera
u na variante clínica del granulom a tricofítico y se h an des­
crito tam bién abscesos p o r derm atofitos.
Esta form a granulom atosa, tam bién conocida com o
granulom a de W ilson-M ajocchi, es en principio una foliculitis
derm atofítica con perifoliculitis granulom atosa que se puede
dividir de una m anera sencilla en: form a clásica o típica, carac­
terizada por lesiones nodulares ubicadas fundam entalm ente
en las extrem idades inferiores, y la form a atípica, con placas,
celulitis o aspecto de sarcoma de Kaposi de topografía variada,
y observada casi siempre en inmunodeficientes.

Micetoma [seudomicetoma]
Para m uchos autores es un a variedad de granulom a derm ato ­
fítico, pues algunos no aceptan la form ación de verdaderos
B
granos, y la enferm edad no es exógena com o en el m icetom a,
pues depende de un a tiñ a corporal previa. En la biopsia se
Figura 6 -20. Examen directo. A ) Filamentos artrosporados. B]
encuentran granos form ados por agregados de hifas sueltas o Filamentos en tokelau.
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 77

Estudio micológico
El estudio con luz de W ood (cuadro 5-1) p erm ite establecer
si los pelos presentan fluorescencia o no (cuadro 6-6), y en la
práctica sólo hay fluorescencia en pelos m icrospóricos y en
fávicos p o r T. schoenleinii. Las m uestras de pelos, escam as o
uñas pueden obtenerse p o r m edio de raspado con hoja de
bisturí, portaobjetos, o cureta en caso de uñas; el análisis
directo se lleva a cabo con hidróxido de potasio con o sin
dim etilsulfóxido (DM SO); en el caso de pelos, tam bién p u e­
de practicarse con lactofenol p ara preservar las estructuras
más tiem po (cap. 5) o con negro de clorazol que facilita la
observación de hifas, o esporas, o am bas, dentro del pelo o
alrededor del m ism o, así com o con blanco de calcoflúor y
con m icroscopía de fluorescencia.
En escam as se observan filam entos largos o tabicados y Figura 6-22. Parasitación del pelo. A ] Microide; B] órganos per­
artrosporados; en tokelau y en corticoestropeo los filam entos foradores.
son abundantes (figuras 5-5 y 6 -2 0 ). Los pelos pueden p re­
sentar cinco tipos de parasitación (figuras 5-2, 6-4, 6-21,
6-22 y 6 -2 3 ), dos en d o th rix y tres ecto en do th rix (cuadro 6-6). Del tipo en d o th rix se d istinguen la parasitación tricofí-
tica (T. tonsurans) con gran cantidad de esporas agrupadas
densam ente en el in terio r del pelo, y u n a form a fávica con
escasas esporas y filam entos, así com o con vesículas de aire
en el in terio r del pelo (T. schoenleinii).
La parasitación ec to en d o th rix (ectothrix clásica) tiene
u n a m o d alid ad m icrospórica (Ai. canis) con esporas p eq u e­
ñas que form an u n m anguito alrededor del pelo, un a form a
m icroide con esporas con disposición laxa alrededor del pelo
(T. mentagrophytes) y u n a presentación m egasporada ( T.
verrucosum) con grandes esporas alrededor del pelo. C u an ­
do T. rubrum parasita el pelo, es ectoendothrix.
Al observar con el derm atoscopio las placas seudoalo-
pécicas de la tiñ a m icrospórica de la cabeza se encu en tran
pelos quebrados con el extrem o distal afilado. R ecientem en­
te se h a p ropuesto n o m b rar “pelos en com a” a los pelos para-
sitados p o r Ai. canis.
El cultivo se efectúa en los m edios habituales con an ti­
bióticos o sin ellos. Los hongos se caracterizan p o r tolerar
ciclohexim ida y alcalinizar el m edio cuando crecen en agar
con glucosa o peptona. Para estim ular la fructificación, se
utiliza agar-papa o agar-harina de m aíz (corn meal). Si no se
dispone de p ersonal especializado se recom ienda el m edio
de pru eb a de derm atofito (DTM , del inglés derm atophyte test
m édium ), m edio con antibacterianos y rojo fenol com o in d i­
cador, y p róxim am ente el DBM [del no m b re p relim inar en
inglés derm atophyte blue m édium ; el nom bre com ercial aún
está pendiente] (cap. 33); de esta m an era se inh ib en bacte­
rias, y si crece u n derm atofito hay viraje de color am arillo a
rojo o a azul en caso del DBM; sin em bargo, otros hongos
tam bién p u ed en causar el viraje.
U na técnica sencilla para el aislamiento es el m étodo del
tapiz o del terciopelo sintético (cap. 5), el cual es útil en grandes
encuestas epidemiológicas o para enviar m uestras p o r correo.
Se incuba a la tem peratura am biente y se observan las colonias
en m enos de una a dos semanas. La obtención y el sem brado de
Figura 6-21. Parasitación del pelo. A ] Examen con dermatoscopio.
m uestras p ara el cultivo se h an m ejorado con la utilización
BD Ectoendothrix, microspórico. de cepillos dentales, de pelo o de cuerpo, así com o de hisopos.
78 Sección II - Micosis superficiales

Grupo Ectoendothrix Grupo Endothrix

Microspórico Microide Megasporado Tricofítico Fávico

O
M. canis T. mentagrophytes T. verrucosum T. tonsurans
[ochraceum]

Figura 6-23. Tipos de parasitacion del pelo. (Modificada de Segretain G. Mariat F, Drouhet E. Diagnostic de laboratoire en mycologie médi­
cale. Paris: Maloine, 1979.}

La identificación se logra al estudiar: las características cilindricos y de paredes delgadas y frecuentem ente se ven hifas
m acroscópicas y m icroscópicas de las colonias; velocidad de en espiral.
crecim iento, tam año, color, aspecto y textura; tipo de fila­ T. mentagrophytes var. erinacei se halla en erizos; algu­
m entos, tabiques, clam idosporas, hifas especiales (figura nos lo consideran u n a especie aparte (T. erinacei), produce
3-6), y sobre todo p o r las características de los m acroconi- colonias de crecim iento rápido, superficie blanca y p u lv eru ­
dios (cuadro 6-7), que en Trichophyton son de paredes lisas lenta y en el reverso tien en u n color am arillo brillante (figura
(figura 6-1), en M icrosporum equinulados (figura 6-2) y en 6-30); se observan num erosos m icroconidios elongados que
Epiderm ophyton (que no tiene m icroconidios) tam bién son nacen a los lados de las hifas. Se distingue de T. mentagro­
lisas (figura 6-3). phytes p o r su incapacidad p ara usar urea. T. mentagrophytes
G én ero Trichophyton. Tiene m icroconidios a b u n d a n ­ var. quinckeanum genera favus en ratones.
tes, globosos o piriform es de 2 a 4 m icróm etros de diám etro E stán en aum ento las infecciones p o r T. tonsurans (figu­
y escasos m acroconidios de paredes delgadas, fusiform es o ra 6-27), el cual da lugar a colonias pulverulentas que se plie­
alargados (elongados) de 4 a 8 p o r 8 a 50 m icróm etros (figu­ gan con la edad; el color de la superficie puede ser blanco,
ra 6-1 y cuadro 6-7). gris, café (m arrón) claro o am arillo. Por lo general hay un
La especie m ás frecuente es T. rubrum (figura 6-24), con color café (m arrón) oscuro en el reverso. Los m icroconidios
m orfología m icroscópica variable, y que con m ás frecuencia son num erosos y de tam añ o variable, nacen a los lados de las
genera colonias de color blanco, algodonosas con un p ig ­ hifas o en brazos cortos, se d isponen en ángulo recto respec­
m ento rojizo o rojo oscuro en el reverso (figuras 6-25 y 6-26); to a éstas (C ruz de Lorena); son com unes las clam idosporas
algunas cepas p roducen u n pigm ento m elanoide que se y poco frecuentes los m acroconidios de paredes delgadas y
difunde en el m edio y colorea todo el plato. Tam bién hay lisas con algunas hifas en espiral. Se reconocen dos especies:
cepas granulosas y plegadas. Los m icroconidios pueden ser T. tonsurans var. tonsurans y var. sulfureum.
num erosos o escasos, son ovales y nacen a los lados de las T. violaceum (figura 6-31 A) genera colonias glabras o
hifas; las form as granulosas tienen m uchos m acroconidios. céreas de crecim iento lento y tex tu ra firm e, de color violá­
C uando se confunde con otros derm atofitos es conveniente ceo o rojizo. Al m icroscopio se observan hifas to rtu o sas y
la resiem bra en agar h arin a de m aíz para observar en 6 a 10 las estru ctu ras de rep ro d u cció n son poco frecuentes. Los
días el pigm ento rojo característico. m edios con tiam in a d ism inuyen el pleom orfism o y quizá
Le sigue en im portancia T. mentagrophytes, el cual posee haya m acro co n id io s alargados y m icroconidios en form a de
múltiples variedades morfológicas que se h an abandonado en clava.
la nom enclatura (figuras 6-27 y 6-28). Las cepas antropofílicas T. verrucosum (figura 6-32) da colonias de crecim iento
se describen com o vellosas (T. mentagrophytes var. interdigita- m uy lento con textura dura; el cultivo es m ás rápido a 37 °C
le) o algodonosas de color blanco crem oso y pulverulentas en y crece m ejor si se adiciona 0.1% de extracto de levadura. Las
el centro (figura 6-29); las zoofílicas son evidentem ente g ranu ­ colonias son vellosas y de color blanco o am arillento. Puede
losas (T. mentagrophytes var. mentagrophytes) con un color h ab er m icroconidios en form a de lágrim a y m acroconidios
blanco cremoso, pulverulentas con los m árgenes radiados; en en fo rm a de “cola de rata”, p ero p o r lo general están au sen ­
el reverso hay un color rojo o café (m arrón). Se observa ab u n ­ tes; en cambio, hay gran cantidad de clam idosporas que
dancia de m icroconidios esféricos, los cuales nacen en cú m u ­ ad o ptan u n a disposición de “cascabel de serpiente” y son en
los, así com o a lo largo de las hifas; los m acroconidios son p articu lar num erosas a 37 °C. Es útil el m edio con tiam ina.
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 79

• Cuadro 6-7. Características de los cultivos de dermatofitos

Características de las colonias Características microscópicas

Superficie y
Dermato- aspecto del Macroconi- Otras
fito Crecimiento Color anverso Reverso Hifas Microconidios dios características

E. flocco­ Moderado Verde oliva, Finamente Café En raqueta, No hay En clava o Pleomorfismo
sum [10 a 14 d) amarillento vellosa, plegada, (marrón] clamidosporas blasto, 2 a rápido. No afecta
estrellada anaranjado 3 lóc., en pelo
"racimos de
plátanos"
deformados
M. audo- Moderado Cris Aterciopelada, Café [ma­ Pectinadas, Poco frecuen­ En huso, No crece en medio
uinii [7 a 10 d] plana, en "piel de rrón] rojizo clamidosporas tes extremos con arroz
ratón" afilados,
pared
gruesa, 6 o
más lóc.
M. canis Moderado Blanco- Vellosa, plana, Anaranjado En raqueta, Ocasionales En huso, Crece en medio
[6 a 10 d] amarillento radiada, o lanosa clamidospo­ paredes con arroz
ras, cuerpos delgadas,
nodulares menos de
6 lóc.
M. gyp- Rápido Café canela Pulverulenta, Café [ma­ Ocasionales Escasos, Pleomorfismo
seum [6 d] granulosa, plana rrón] en cigarro rápido
o salchicha,
pared
delgada, 1 a
6 lóc.
T. menta­ Moderado Blanco Pulverulenta, Vinoso* En raqueta, Abundantes, Escasos, In vitro perfora
grophytes [7 a 10 d] marfil granulosa, plana, astas de ciervo, en racimos, fusiformes, pelos en 4 sem.
centro acumi­ espirales, redondos largos, Es ureasa + en 5
nado zarcillos estrechos, a7d
en "punta
de lápiz"
T. rubrum Moderado Blanco, Vellosa, algodo­ Rojo sangre Pectinadas, Piriformes Ocasionales In vitro no perfora
[14 d] difunde nosa o granulosa clamidosporas en lágrima, a pelos, produce
pigmento y plana los lados del pigmento en agar
filamento papa y "corn
meal". Var. granu-
losum es ureasa+
T. tonsu­ Moderado Variable, Crateriforme, Café [ma­ Clamidosporas, Piriforme, en Poco fre­ No produce
rans [4 a 14 d) gris, café cerebriforme, rrón] rojizo artrosporas globo aeros­ cuentes pigmento en agar-
[marrón] plegada o plana, tático papa. Requiere
"sulfuroso" pulverulenta tiamina
T. viola- Lento [14 d] Púrpura o Glabra, cerebri­ Púrpura* Candelabros Poco frecuen­ Poco fre­ Requiere parcial­
ceum crema forme, cérea fávicos tes cuentes mente tiamina
T. concen- Lento [10 Blanco, Glabra, plegada No hay "Distorsiona­ Poco frecuen­ En "cola de 50% de las cepas
tricum d] crema, rojo das", candela­ tes rata" requiere tiamina
amarillento bros
T. verruco- Lento [15 a Blanco- Glabra, plegada No hay Clamidosporas En lágrima Crecimiento
sum 30 d] grisáceo en cadenas, óptimo a 37 °C. En
"cascabel de 80 a 85% requiere
serpiente" inositol
d, días; sem , sem an as; lóc., lóculos; +, positivo; *, no siem pre.

T. concentricum (fig u ra 6-33) genera colonias de crecí- blanda, cerebriform es y que al m icroscopio pro d u cen hifas
m iento lento y aspecto céreo, de color blanco crem oso o lige- en “asta de ciervo” y clam idosporas; no afecta pelos de la
ram ente rosado, gris o café (m arrón) claro, de superficie cabeza.
80 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 6-26. T. rubrum, colonia con pigmento rojo.

T. soudanense (figura 6-34B) produce colonias glabras de


crecim iento lento, con textura suave y flecos radiados o en for­
m a de estrella; el color es anaranjado, pero algunas cepas p ro ­
ducen u n color rojo con el tiem po. Puede haber hifas a los
lados de los filamentos, pero su principal característica es la
presencia de hifas ramificadas y reflexivas o hifas en pequeños
fragmentos; tal vez se observen m icroconidios piriform es.
Figura 6-24. T. rubrum. A) Colonia. B ] Microconidios y macroco-
nidios en salchicha.

T. schoenleinii (fig u ra 6-34A ) da colonias de crecim iento


lento con un a superficie glabra de color blanco grisáceo,
aspecto cerebriform e y m icelio sum ergido en los bordes de la
colonia. La principal característica es la presencia de hifas en
“asta” o “cuerno” (“candelabros fávicos”), es decir, extrem os
ram ificados y redondeados o hinchados. N o se en cuen tran
form as de reproducción.

Figura 6-25. T. rubrum, colonia con difusión del pigmento. Figura 6-27. Colonias. A ) T. m entagrophytes. B ] T. tonsurans.
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 81

Figura 6-29. Colonia de T. interdigitale.

(m arrón) claro y hay u n color am arillo anaranjado en los


bordes y al reverso. Se observan m acroconidios fusiform es
de 7 a 20 p or 30 a 60 m icróm etros, con extrem os afilados y
paredes gruesas con espículas o equinuladas (figura 6-2);
presentan 1 a 15 lóculos (cuadro 6-7). Se p u ed en observar
hifas en “raqueta”, p ectinadas y clam idoconidios (clam idos-
poras). Se pu ed en en co n trar form as glabras de textura cérea,
vellos m uy finos en la superficie y con m icelio sum ergido en
los bordes; estas cepas son inestables y se revierten a su for­
m a original con la edad. Ai. canis tiene dos variedades: dis-
tortum y obesum.
D entro de este género, recupera interés (dado su resu r­
gim iento) Ai. audouinii, que produce colonias planas de
color blanco, tex tu ra sedosa y el reverso es de color rosado o
d u razn o (figura 6-36). Puede h ab er m icroconidios alargados
y, si hay m acroconidios, tienen u n aspecto deform ado. Se
conocen dos variedades: langeroni y ñvalieri, aunque algu­
nos todavía las consideran especies: Ai. langeroni y Ai. riva-
lieri (figura 6-37). La p rim era pro d u ce colonias de color café
(m arró n ) o rosado, con surcos radiados; la segunda genera
colonias plegadas blanco-grisáceas, céreas, que sem ejan

Figura 6-28. T. mentagrophytes. A y B) Microconidios redondos y


macroconidios. Q Microconidios en racimos e hifas en tirabuzón.

T ienen lim itación geográfica: T. ajelloi, T. equinum var.


equinum, T. equinum var. autotrophicum , T. simii, T. gourvi-
lii, T. m egninii y T. yaoundei.
G énero M icrosporum . La especie observada m ás a
m enudo y m ás im p o rtan te en este grupo es Ai. canis (figura
6-35). Se caracteriza p o r colonias de crecim iento rápido de
superficie plana y abundantes hifas aéreas que dan u n aspec­
to velloso a la superficie; el centro adopta u n color café Figura 6-30. Colonia de T. erinacei.
82 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 6-31. A ) Colonia de T. violaceum. B ) Candelabro fávico.

vidrio de reloj, presenta hifas pectinadas, es decir, con p ro ­


longaciones en form a de peine. Por análisis del polim orfism o
del DNA am plificado con cebadores arbitrarios (RAPD, del
inglés random am plified polym orphic DNA) (RA PD -PC R) se
ha m ostrado que M . langeroni y M. audouinii son variantes
m orfológicas de la m ism a especie. El derm atofito geofílico
de m ayor im portancia es M . gypseum (figura 6-38), el cual
desarrolla colonias de crecim iento rápido de color canela o
café (m arrón) claro y textura pulverulenta; hay m icro co n i­
dios y m acroconidios fusiform es con pun tas rom as, paredes
gruesas y m enos de seis lóculos.
M . fu lv u m es una especie antes clasificada en el com ple­
Figura 6-33. T. concentricum. A ) Colonia. B ) Filamentos en la
jo M . gypseum; la colonia es plana y pulverulenta de color capa córnea.
café (m arrón) claro o rosado, presenta m acroconidios en
form a de bala e hifas en espiral.
M . nanum se clasifica com o geofílico y zoofílico; es p ro ­
bable que los cerdos lo adquieran del suelo; las colonias son M icrosporum gallinae difunde abundante pigm ento rosa­
de color blanco-am arillento y presentan m acroconidios con do. M. cookei genera colonias granulosas con pigm ento rojizo.
1 a 3 lóculos. M . persicolor da lugar a colonias plegadas pulverulentas en el
M . ferrugineum form a colonias radiadas, de color am a­ centro, de color rosado-am arillento y reverso ocre; en agar
rillento o rojo oxidado; en el análisis m icroscópico se obser­ peptona al 1% producen u n color rosado intenso y al m icros­
van hifas en bam bú. copio son semejantes a las de T. mentagrophytes, con m icroco­
nidios piriform es o esféricos e hifas en espiral, pero los
m acroconidios son m ás fusiformes y ligeram ente rugosos en
las puntas; no afecta pelos de la cabeza. M. praecox da colonias
granulosas con conidios similares a los de M. gypseum. M.
vanbreuseghemii origina colonias algodonosas con pigm ento
verdoso. Son poco frecuentes y con lim itación geográfica.
Género E p id erm o p h yto n . Sólo tiene u n a especie p ató ­
gena para seres hum an o s, E. floccosum, que es antropófila, y
p ara fines prácticos no afecta pelos de la cabeza, aunque se
h an in fo rm ad o casos excepcionales. Se caracteriza p o r colo­
nias radiadas y finam ente pulverulentas de crecim iento ráp i­
do, de color verdoso (caqui); cuando envejece aparecen
parches algodonosos y plegam ientos. H ay m acroconidios de
7 a 12 p o r 20 a 40 m icróm etros de diám etro, de paredes d el­
gadas, en form a de m azo o clava con u n extrem o red o n d ea­
do (figuras 6-3 y 6-39). N o hay m icroconidios (cuadro 6-7),
pero hay n um erosas clam idosporas, sobre to d o en colonias
Figura 6-32. T. verrucosum. A ) Colonia. B ) Clamidosporas en
cascabel. viejas; la im agen m icroscópica hace el diagnóstico.
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 83

Figura 6-34. A ] Colonia de T. schoenleinii. B ) Colonia de T. souda-


nense.
f\
Figura 6-35. M. canis. A ) Colonia. B ] Macroconidios en huso, más
de seis lóculos.
Datos histopatológicos
En las form as superficiales no es indispensable la biopsia ni cu erp o extraño; en el m icetom a, hay granos de 80 a 500
hay una im agen específica. En epiderm is se observa hiperque- m icróm etros con filam entos abundantes y fenóm eno de
ratosis con paraqueratosis y presencia de hifas entre las células Splendore-H oeppli. En onicom icosis subungueal, las esporas
córneas. En tiña de la cabeza se detectan los pelos parasitados, o los filam entos se observan en el h ip o n iq u io o en el lecho
con a rtro sp o ra s re d o n d e a d a s en los folículos o en el e s tra ­
to córneo. En la tiñ a fávica las hifas se encuentran en el estrato
córneo, en el tallo piloso y en la cazoleta fávica; hay atrofia
folicular (figura 6-40). En la derm is, se presentan vasodilata-
ción e infiltrado linfocitario perivascular. A veces la reacción
inflam atoria es subaguda o crónica. En las m odalidades infla­
matorias, predom inan los infiltrados de polim orfonucleares;
el querión puede expresar varios patrones inflam atorios que
incluyen: 1) perifoliculitis; 2) foliculitis supurativa; 3) foliculi-
tis supurativa con derm atitis supurativa; foliculitis supurativa,
derm atitis supurativa y granulom atosa, y 4) derm atitis g ranu­
lomatosa supurativa con derm atitis fibrosante. En m anos y
pies, predom inan la hiperqueratosis y la acantosis; puede
haber espongiosis y form ación de vesículas.
En el gran ulom a derm atofítico se encu en tran las esp o ­
ras en el pelo o libres en los tejidos y rodeadas de reacción
inflam atoria intensa, incluso con células gigantes de tipo Figura 6-36. Colonia de M. audouinii.
84 • Sección II - Micosis superficiales

!■; ? f | f f
1-' i # *

jí iíJy. ^

WbE&M? 'f]ñ

ÍG 9 & M '

Figura 6-37. Colonia de M. rivalierí.


sm-,i

ungueal y m uestran distribución horizontal (figura 6-41); la


reacción inflam atoria es m ínim a; en la leuconiquia los h o n ­
gos se com portan com o saprofitos con hifas “deform adas”,
artrosporas e incluso órganos perforadores. Las estructuras
fúngicas se visualizan m ejor con tinción de PAS (ácido
peryódico de Schiff) o de G om ori-G rocott.

Figura 6-39. E. floccosum . A ] Colonia. B] Conidios en mazo.

D atos de laboratorio
Luz de Wood
Se realiza en un cuarto oscuro y se utiliza u na lám para de luz
ultravioleta de aproxim adam ente 366 n m y que da u n a fluo-

Figura 6-38. M. gypseum . A ) Colonia. B) Macroconidios con Figura 6 -4 0 . Biopsia en tiña de la cabeza, esporas y filamentos en
menos de seis lóculos. el folículo piloso.
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 85

Figura 6-42. Prueba de ureasa.

Prueba de órganos perforadores


Se practica in vitro para p ro d u cir perforaciones transversales
en los pelos. Se usan pelos de color claro (de preferencia de
n iño) o rubios, au nque en veterin aria se usan crines de caba­
llo; se esterilizan y se colocan con extracto de levadura dilui­
do en u n a caja de Petri (figura 5-8). D espués de la inoculación
con la colonia p o r estudiar se in cu b an du ran te dos semanas.
P roducen órganos p erforadores T. mentagrophytes y
Ai. canis, no así T. rubrum y Ai. equinum (cap. 5). Sirve para
diferenciar fu n d am en talm en te T. mentagrophytes de
T. rubrum (figura 6-22).
Figura 6-41. Biopsia en onicomicosis, filamentos en la lámina
ungueal. Infección experimental
Se logra en conejillos de Indias (cobayos o cuyos) y se rep ro ­
duce la parasitación observada en los seres hum anos.
rescencia verde en pelos m icrospóricos, blanco azulosa en el
En las m ascotas el co m p o rtam ien to es m uy sim ilar a los
favus, y no la genera en tiñas tricofíticas (figura 5-1 A).
h u m an o s (figura 6-43A, B y C).

Intradermorreacción con tricoñtina Temperatura óptima de crecimiento


Carece de utilidad práctica. La tricofitina es un antígeno que
T. verrucosum crece exuberante a 37 °C; los dem ás derm ato-
se obtiene de filtrado de cultivos de T. mentagrophytes y, ju n ­
fitos se desarrollan a la tem p eratu ra am biente.
to con otros antígenos, valora in m u n id ad celular. En form as
inflam atorias o granulom a localizado, da respuesta positiva
o hiperérgica; en m odalidades secas o en uñas, casi siem pre Crecimiento en arroz
resulta negativa; se encu en tra positividad en la población en Se colocan granos de arroz en u n p equeño frasco o botella, se
general, que se explica p o r u n contacto previo con el hongo. cubren con agua destilada y se p o n en en el autoclave para la
esterilización. Los hongos se inoculan en la superficie de los
Presencia de ureasa granos y se in cu b an p o r 7 a 14 días. Esta p ru eb a distingue
entre Ai. audouinii que n o crece en el arroz, y Ai. canis y
El agar urea base se usa para m ed ir la presencia de ureasa, se
Ai. gypseum que crecen abundantem ente.
prepara en form a sólida y se coloca en tubos. Un cam bio en
el color del m edio de am arillo a rojo antes de siete días indica
la factibilidad para utilizar la urea (figura 6-42). T. rubrum y Requerimientos vitamínicos
T. erinacei so n n egativo s y T. m entagrophytes, T. tonsurans P erm iten d em o strar la utilidad de las vitam inas com o facto­
y T. megnini, son positivos; T. raubitschekii (K w on-C hung y res de crecim iento, especialm ente en el género Trichophyton.
B ennett, 1992) es positivo; ese hongo es sim ilar a T. rubrum , Por ejem plo T. equinum requiere ácido nicotínico, m ientras
pero p o r esta característica algunos lo consideran un a espe­ que T. tonsurans y T. violaceum necesitan tiam ina; 50% de las
cie diferente. cepas de T. concentricum y 16% de las de T. verrucosum tam -
86 • Sección II - Micosis superficiales

Biología m olecular
La identificación de las especies de derm atofitos se basa sobre
to d o en los datos m icroscópicos y m acroscópicos. Empero,
las sim ilitudes m orfológicas, la variabilidad de especies y el
polim orfism o de los derm atofitos, h an hecho necesario p er­
sonal calificado p ara su identificación, que es com pleja y
laboriosa; adem ás, el diagnóstico confirm atorio consum e
m ucho tiem po. Recientem ente se ha en co n trad o que la apli­
cación de quim ioterapia ha co n trib u id o a la ocasional m o d i­
ficación o alteración de los datos m orfológicos de estos
hongos, con aspecto y crecim iento atípicos de las colonias, lo
cual ha com plicado aún m ás la identificación basada en
características fenotípicas (figura 6-44).
Las técnicas de biología m olecular h an tratad o de resol­
ver esta problem ática, considerando que las diferencias o
sim ilitudes entre las condiciones fenotípicas de los d erm a to ­
fitos son el reflejo de su m aterial genético. D e hecho, las dife­
rencias genéticas se consideran m ás estables y m ás precisas
que las fenotípicas. Al analizarse los ácidos nucleicos de los
géneros Trichophyton, M icrosporum y Epidermophyton y
d eterm inarse la relación G +C que contenía su DNA crom o-
sóm ico, se en co n tró que está en el orden de 48.7 a 50.3%, el
cual es m uy estrecho cuando se com para con u n solo género
com o el de Aspergillus, en el cual es de 48 a 61%. Varios
investigadores h an cen trad o su atención en el conocim iento
del genom a de los derm atofitos p ara d eterm in ar las relacio­
nes filogenéticas entre sus especies, lo cual h a co ntribuido al
desarrollo de técnicas m oleculares que p erm itan la identifi­
cación y el estudio epidem iológico de los m ism os.
Los investigadores h an basado sus estudios p rin cip al­
m ente en el DNA m ito co n d rial (m tD N A ) y en el DNA ribo-
som al (rD N A ). Las técnicas de PCR, PCR con secuenciación
de polim orfism o de longitud de fragm entos de restricción
(RFLP, del inglés restriction fra g m en t length polym orphism )
(PCR-RFLP), y PCR en tiem po real, h an hecho posible la
identificación de los derm atofitos en el ám bito de especie, y
la posibilidad de d iscrim in ar cepas de distintos aislados.
El árbol filogenético de los derm atofitos (figura 6-44)
sugiere que T. m entagrophytes var. interdigitale m u estra
vínculo con A rthroderm a henhamie, y que el teleom orfo de
E. floccosum debe en contrarse en Arthroderm a. Se h an u tili­
zado técnicas m oleculares, com o la biotipificación p ara id e n ­
tificación del RFLP del DNA m itocondrial (m tD N A ) en T.
mentagrophytes, T. rubrum y E. floccosum. Por análisis de
RNA se ha en co n trad o que T. rubrum tiene dos ban d as p ro ­
m inentes de rRNA. La alta calidad del m tRN A fúngico se ha
confirm ado p o r hib rid ació n con electrotransferencia N o r­
Figura 6-43. A ) Mascota con tiña por un hongo zoofílico. th e rn (N o rth ern blot) con (3-actina cDNA.
B) Acercamiento de alopecia en la tiña microspórica. C] Fluores­ Para evaluar la variabilidad genética se h a usado el an á­
cencia en la tiña microspórica (luz de Wood], lisis RAPD que puede utilizarse para la diferenciación de T.
mentagrophytes var. interdigitale, T. rubrum y E. floccosum.
bién utilizan tiam ina. T. m egnini requiere histidina. Se p u e­ En general, T. mentagrophytes tiene u n taxón heterogéneo,
d en usar tubos disponibles en el com ercio, del 1 al 7 (Difeo®): pero T. interdigitale, de acuerdo a sus perfiles de restricción
el núm ero 1 sólo contiene el m edio base de caseína; el 2, in o ­ de m tD N A , es hom ogéneo en Japón y m uy sim ilar a A. van-
sitol; el 3, inositol y tiam ina; el 4, tiam ina; el 5, ácido n ico ti­ breuseghemii. Puede considerarse que T. tonsurans y T.
nico; el 6, nicotinato de am onio, y el 7, histidina. schoenleinii son variantes de T. mentagrophytes.
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 87

E. floccosum

Figura 6 -4 4 . Àrbol filogenètico en dermatofitos. [Modificada de Topley & Wilson's Microbiology and microbial infections. Voi 4. 9th ed.
London. Arnold 1998.]

Se ha detectado heterogeneidad m olecular de Microspo- zo de glucocorticoides tópicos puede dar lugar a candidosis
rum y presencia del com plejo M. canis, que en sentido am plio (candidiasis) agregada (figura 20-9). En form as inflam ato­
es zoofílico, pues hay otras especies relacionadas desde el rias, puede hab er lesiones a distancia (ides), com o pápulas,
punto de vista biológico, com o M . audouinii, M. langeroni, vesículas e incluso eritem a nu d o so o polim orfo.
M. rivalieri, M . distortum , M. equinum y M. ferrugineum que
son conespecíficas con M . canis. Los epítetos distortum , equi­
num, langeroni y rivalieri hoy en día se están reduciendo a Diagnóstico diferencial
sinónim os. Por m edio de RA PD -PCR, se h a m o strad o que
M. langeroniiy M . audouinii son variantes m orfológicas de la La tiñ a de la cabeza, con d erm atitis seborreica, alopecia
m ism a especie. areata, tricotilom anía, psoriasis, lupus eritem atoso discoide,
En la onicomicosis, para aum entar la sensibilidad y la im pétigo y foliculitis; la tiñ a del cuerpo, con psoriasis, d er­
especificidad del m étodo de diagnóstico molecular, se ha m atitis seborreica (sobre to d o con las llam adas eccem átides
empleado PCR seguida de RFLP; en la PCR se ha encontrado figuradas), pitiriasis rosada, liquen simple, eccem a num ular,
amplificación de los fragm entos del gen que codifican para gran u lo m a anular, liquen plano, lupus eritem atoso, pitiriasis
18S-rRNA en uñas enfermas, no así en uñas sanas; para reco­ versicolor (figuras 7-2 a 7-5) y eritem a anular centrífugo. El
nocer las especies se han em pleado los patrones obtenidos del tokelau, con ictiosis y psoriasis. La tiñ a de la ingle, con can ­
RFLP usando la enzim a de restricción HaelII, lo que ha ayuda­ didosis (figura 20-9), eritrasm a (figura 27-1), psoriasis inver­
do al reconocim iento de las distintas especies involucradas. tida, derm atitis seborreica y derm atitis p o r contacto; la de la
Por otra parte, la PCR en tiem po real com binada con el RFLP, barba, con sicosis vulgar, sifílides y acné; la de m anos, con
y la PCR anidada (nested PCR) se han utilizado para secuenciar psoriasis, eccem a dishidrótico y derm atitis p o r contacto; la
el gen 28S del RNA ribosomal, con la finalidad de lograr una de los pies, con psoriasis palm oplantar, im pétigo, queratóli-
rápida detección e identificación de aislados de dermatofitos y sis p lan tar (figuras 29-1 y 29-2), dishidrosis, candidosis, que-
otros hongos patógenos relacionados con los especímenes. ratosis arsenical e infecciones p o r Hendersonula o Scytalidium
O tros genes, com o el gen que codifica para la quitina (figura 31-23). La tiñ a de uñas, con candidosis (figuras 20-11
sintetasa I (CHSI, del inglés chitin synthase I gene) o el gen y 20-12), otras m icosis o distrofia ungueal. La enferm edad
que codifica para la D N A topoisom erasa II (TO P2) se h an derm atofítica con tuberculosis y sífilis terciaria.
em pleado com o blanco p ara la identificación de especies de D esde el p u n to de vista m icológico, en el exam en direc­
derm atofitos. to se puede co n fu n d ir con filam entos de Candida (figura
Las técnicas basadas en biología m olecular hacen p o si­ 20-15), Malassezia sp. (figura 7-7) y Exophiala (Hortaea)
ble la identificación de especies de derm atofitos y la d iscri­ werneckii (figura 9-4). Los derm atofitos p ueden confundirse
m inación de distintos aislados en el ám bito de cepas. entre sí.

Complicaciones T ra ta m ie n to
Infección agregada y derm atitis p o r contacto; en pies, erisi- Las tiñas secas de la cabeza cu ran solas al llegar la pubertad;
pela; en ingles, derm atitis crónica, o la aplicación a largo pía- las form as inflam atorias desaparecen de m an era espontánea
88 Sección II - Micosis superficiales

en sem anas o meses y dejan alopecia perm anente; aun así, posibilidad de aparición de hepatitis (aun cuando esto es
dada la contagiosidad en las prim eras y la m orbilidad en las poco frecuente, 1 p o r 10 000); itraconazol, 100 m g/día en
segundas, siem pre deben ser tratadas p o r el m édico. El tra ta ­ u n a sola tom a; en piel lam piña, se p ueden usar 400 m g/día
m iento m ás adecuado es la griseofulvina, 10 a 20 m g/kg de p o r u n a sem ana y en los pies p o r u na a dos sem anas. La dosis
peso al día y, en casos resistentes, hasta 30 m g durante 8 a 12 de terbinafina es de 250 m g /d ía p o r vía oral p o r 1 o 2 sem a­
sem anas. En m ayores de 12 años de edad, se propo rcio n an nas, y la de fluconazol, de 150 m g en dosis única sem anal. En
500 m g/día (aunque algunos autores recom iendan dosis el tokelau es m uy eficaz la griseofulvina.
m ayores para la griseofulvina m icronizada). Se aum en ta la En form as frecuentes y no com plicadas, casi siem pre
absorción si se tom a el m edicam ento después de ingerir ali­ b asta el uso de fárm acos p o r vía tópica. P ueden em plearse
m entos con grasas, leche o helados; la disponibilidad de este m edicam entos clásicos, com o los toques yodados al 0.5 a
m edicam ento es cada vez m ás lim itada en tod o el m undo. 1%, el u ngüento de W hitfield (vaselina con ácido salicilico al
Es posible agregar antim icóticos tópicos o disulfuro de 3% y ácido benzoico al 6%) o tolnaítato al 1% en solución,
selenio al 2.5% o azoles en cham pú para elim inar las esporas crem a o polvo; este g rupo tam bién com prende tolciclato,
viables de la superficie de la piel cabelluda; luego de u na tolindato, p irro ln itrin a y ácido undecilénico, así com o g ri­
sem ana, ya no hay transm isión. C onviene frotar ligeram ente seofulvina tópica. H ay m uchos im idazoles tópicos y se
las zonas afectadas durante el baño para elim inar pelos o en cu en tran en aum ento constante: m iconazol al 2% o clotri-
escam as parasitados. El tratam iento dura de 2 a 3 m eses (se m azol al 1% (crem a o solución) aplicados dos veces al día,
aconseja prolongarlo u n m es luego de la curación). Se deben isoconazol (crem a o solución), oiconazol (crem a), tiocona-
buscar anim ales o parientes infectados y utilizar b lan q u ea­ zol (crem a o solución), sulconazol (crem a), econazol (crem a
dores para desinfectar fóm ites (fomes). o solución), ketoconazol (crem a), bifonazol (crem a o solu­
En querión de piel cabelluda, algunos recom iendan ción); tam bién la naftifina y la terbinafina (crem a, solución y
prednisona, 2 m g/kg de peso corporal al día du rante las p ri­ em ulsión-gel), la ciclopiroxolam ina (crem a o solución) y la
m eras dos sem anas ju n to con los antim icóticos, y otros, 20 butenafina (crem a y solución al 1%); p ueden aplicarse u na o
m g/día durante cinco días, e iniciar los antim icóticos al te r­ dos veces al día.
cer día. Sin em bargo, estudios com parativos no han m o stra­ Los polvos antim icóticos se indican en pies y se reco­
do superioridad de la griseofulvina con p redn iso na en m ien d an a largo plazo. En tiñas hiperqueratósicas de pies y
com paración con el antim icótico solo, au nque quizá sean m anos, algunos sólo utilizan pastas exfoliativas a base de áci­
útiles los glucocorticoides orales al finalizar el tratam ien to do salicilico o urea. En general, en tiñas de la piel lam piña
para d ism inuir el grado de alopecia cicatrizal. bastan cuatro sem anas de tratam iento, pero éste puede p ro ­
Se puede utilizar con igual eficacia terbinafina, 125 m g/ longarse en ingles, m anos y pies. Las terapéuticas son sus­
día, si los pacientes pesan 20 a 40 kg, y 62.5 m g /día si pesan ceptibles de acortarse con los nuevos derivados, pues en
m enos de 20 kg. En niños de m ás de 40 kg, la dosis es la de algunas localizaciones bastan siete días de tratam iento, p or
adultos, de 250 m g o 10 m g/kg, y la dosis p o nd eral es de 3 a ejem plo con terbinafina, o con el uso de lipogeles.
6 m g/kg/día y en caso de tiñas tricofíticas se ad m inistra En caso de infección secundaria, se utilizan fom entos
durante dos sem anas com o m ín im o y en caso de m icrospó- con antisépticos, ácido acético, clioquinol, retapam ulina,
ricas durante cuatro sem anas, aunque en ocasiones hay que m upirocina, fusidato sódico o tin tu ra de Castellani; si hay
prolongarlo m ás tiem po. O tra alternativa en tiñas m icrospó- celulitis, se prescriben antibióticos sistémicos. C uando hay
ricas es el itraconazol, 100 m g/día p o r cuatro sem anas o en derm atitis p o r contacto, conviene tratarla antes de p ro p o r­
niños 3.3 a 6.6 m g/kg/día. Tanto la terbinafina com o el itra ­ cionar antim icóticos.
conazol tam bién pueden adm inistrarse com o terapia in ter­ En general las uñas son resistentes al tratam ien to tópico,
m itente (“pulsos”) de u n a sem ana cada mes, p o r lo m enos y se aum en ta la p en etració n de los fárm acos p o r m edio de
tres meses; persiste en el estrato córneo tres a cuatro sem anas oclusión y con coadyuvantes en el transporte; conviene al
después de haber term in ad o el esquem a terapéutico; es p o si­ m ism o tiem po elim inar la q ueratina infectada m ediante
ble p roporcionar fluconazol en dosis sem anales de 6 a 8 m g/ extirpación quirúrgica parcial o elim inación de restos quera-
kg/día durante 20 días. En M. canis, no se h a precisado la tinizados; tam bién se pu ed en usar sustancias quím icas que
eficacia verdadera de la terbinafina, ni la dosis, aunque se disuelvan la queratina, com o urea al 40%. La avulsión
recom ienda el doble. u ngueal in crem en ta el índice de curación de 47 a 82%, al
Tienen interés histórico el acetato de talio y la rad io tera­ igual que la com binación de un antim icótico sistèm ico con
pia para provocar depilación transitoria, así com o la depila­ u n tópico.
ción m anual. Para m ed ir la eficacia de u n com puesto en la uña, se
En otras ubicaciones, com o en el cuerpo, las ingles, las m arca ésta en la u n ió n sana y enferm a (técnica de Zaias) y
m anos y los pies, sólo se recom iendan antim icóticos sistém i- se m ide m ensualm ente; esta técnica tan sencilla perm ite
cos cuando hay form as disem inadas, resistentes a tratam ie n ­ observar si hay m ejoría o invasión fúngica proxim al. Por vía
to local, recurrentes o en m odalidades inflam atorias o oral es útil la griseofulvina, 1 g/día, p o r lo m enos du ran te 6 a
profundas. En adultos, se utilizan las dosis que siguen: g ri­ 12 meses. El ketoconazol, 200 m g/día p o r el m ism o periodo,
seofulvina, 500 m g/día, y ketoconazol, 200 mg; este últim o es eficaz pero no se recom ienda su uso a largo plazo p o r el
sólo se recom ienda en tratam iento a corto plazo dada la riesgo de hepatotoxicidad, aum ento asintom àtico de trans-
Capítulo 6 - Dermatofitosis • 89

am inasas, así com o p o r la in te rfe re n cia con la b iosín tesis que la persistencia de alguna de estas últim as alteraciones no
de andrógenos. El itraconazol se indica en dosis continuas de necesariam ente trad u cen persistencia de la infección cuando
200 m g /día duran te tres meses, o en terapia interm itente el tratam ien to h a sido adecuado.
(pulsos), 400 m g una sem ana de cada mes, durante al m enos Por o tra parte, los siguientes datos indican fracaso del
cuatro meses. tratam iento: 1) alteraciones sugestivas de onicom icosis en
La terbinafina se utiliza en dosis continuas de 250 m g/ > 10% de la superficie ungueal; 2) cam bios de coloración
día durante 3 a 4 m eses o en terapia interm itente, 500 m g una (blanco-am arillento, anaranjado o café [m arrón]); 3) onicó-
sem ana de cada mes, duran te al m enos 3 o 4 meses. El fluco- lisis, y 4) hiperqueratosis lateral y del borde de los pliegues
nazol se prop orciona en dosis de 150 m g en un a dosis sem a­ ungueales laterales.
nal durante 8 a 12 o hasta 24 meses, o en la dosis de 300 m g P ueden presentarse recurrencias en 10 a 53% de los
que p erm ite acortar el tiem po de tratam iento. E studios de casos.
m edicina basada en evidencias han revelado que los tra ta ­ Resulta m ás útil el tratam ien to sistèm ico y tópico com ­
m ientos estánd ar con itraconazol p ro du cen 25 a 40% de u ña binado, pues p erm ite usar itraconazol, terbinafina o flucona-
libre de enferm edad, y con terbinafina, 35 a 50%. En onico- zol p o r m en o r tiem po, lo que evita efectos colaterales e
m icosis en SIDA, se recom ienda la terbinafina, p o r su m ejor interacciones. En el capítulo 35 se presenta m ás inform ación
absorción ante gastropatía y pocas interacciones en el ám bito sobre las indicaciones y las contraindicaciones de los an tim i­
del citocrom o P-450. cóticos.
E ntre los m edicam entos locales m ás recom endables
figura el barniz de tioconazol al 28%, la am orolfina al 5%, el
ciclopirox al 8% o el bifonazol al 1% com binado con urea al Prevención
40%. Esta últim a com binación, aplicada bajo oclusión, p e r­
Son recom endables las m edidas higiénicas generales: evitar
m ite la avulsión quím ica ungueal en dos a cuatro sem anas, lo
el uso de ropa sintética m uy entallada, y sudoración excesiva;
que acorta el tiem po de tratam iento; p o r la in com od id ad
secado cuidadoso de los pies después del baño; evitar el ab u ­
relativa, se recom iend a cuando hay pocas uñas afectadas, en
so de calzado cerrado, de m aterial plástico, o de tenis. En
niñ os o ancianos, en pacientes con infecciones m ixtas, o ante
uñas, corte y lim ado frecuente du ran te el tratam iento; la
contraindicaciones para antim icóticos sistém icos. Tam bién
aplicación de antim icótico local tras la curación, de prefe­
se indica la avulsión quirúrgica de la p arte afectada de la u ña
rencia en barniz, previene recurrencias.
o el uso de u n a fresa dental, siem pre com b in and o con un
En anim ales hay u na vacuna contra T. verrucosum que se
m edicam en to oral que h ab itu alm en te se p ro p o rc io n a p o r
aplica con cierto éxito en Rusia y algunas partes de Europa.
un tiem po m ás breve. Se ensayan otros barnices, entre ellos
el de terbinafina, así com o tratam ientos con láser de dióxido
de carbono ( C 0 2), y terapia fotodinám ica.
Se h an propuesto criterios de curación en onicom icosis
Pronóstico
que incluyen com o datos principales: 1) ausencia de signos Es benigno; algunas form as cu ran solas, otras son de evolu­
clínicos (uña n orm al) o 2) exam en directo, o cultivo, o ción crónica; hay m odalidades m olestas p o r el p ru rito o por
am bos, negativos, acom pañados de cualquiera de los signos la deform ación estética; en la cabeza quizá sea im p o rtan te la
m enores siguientes: a) hiperqueratosis subungueal m ín im a alopecia cicatrizal. Las form as inflam atorias, sobre todo en
distal y b) engrosam iento leve de la lám ina ungueal, dado los pies, pu ed en ser m inusvalidantes.

♦ Abbruzzese MA, Ribeiro C, Kien C, C ordero A. Granuloma de ♦ Arenas R. Las onicomicosis. Aspectos clinicoepidemiológicos,
Wilson-Majocchi. Dermatofitosis extensa y granulom atosa de micológicos y terapéuticos. Gac Méd Mex 1990;126(2):84-91.
W ilson-M ajocchi en una paciente inm unodeprim ida. Presenta­ ♦ Arenas R, Arce M, Leyva J. Onicomicosis dermatofítica. Estudio
ción de un caso y revisión de la literatura. D ermatología A rgen­ abierto, comparativo y al azar entre pom ada de bifonazol-urea
tina 1998;4(l):35-38. com binada con un m onopulso de itraconazol o terbinafina.
♦ Adams BB. Tinea corporis gladiatorum. J Am Acad D erm atol D erm atol R evM ex 1999;43(4): 149-156.
2002;47(2):285-90. ♦ Arenas R, Cedeño L, Vásquez E, Aguilar MR, Calderón C, G on­
♦ Aditya K, G upta A, Ricci MJ. Diagnosing Onychomycosis. D er­ zález N, Calleros S, H ernández O, Mendoza M. Micosis superfi­
matol Clin 2006;24:365-369. ciales en geriatría. Estudio retrospectivo de los casos estudiados
♦ Albanese GC, Aste N, Biggio P et al. Epidemiologia, eziologia, en 10 años en un hospital general de la Ciudad de México. D er­
patogenesi della tinea capitis. G Ital D erm atol V enèrei m atol Rev Mex 2004;48(6):300-306.
1999;134:451-459. ♦ Arenas R, González F, Tarango V, Vásquez del ME, Fernández R,
♦ Arenas R. Dermatofitosis en México. Rev Iberoam Micol Nazar D, Méndez-Tovar L, M uñoz F, Vera L, Frías G, Magaña C,
2002;19:63-67. H onda S. Micosis superficiales en adultos mayores. C uarta revi-
90 • Sección II - Micosis superficiales

sión del consenso nacional de prevención, diagnóstico y trata­ ♦ Griser Y, Kuijpers AFA, Elfari M, Presber W, De Hoog GS. Mole­
miento. Facultad de Medicina, UNAM. CILAD, Asociación cular and conventional taxonomy of the Microsporum canis com­
Mexicana de Micología Médica 2008. plex. Medical Mycol 2000;38:143-153.
♦ Arenas R, M oreno-C outiño G, Vera L, Welsh O. Tinea incógnito. ♦ Gupta AK, Diova N, Taborda P et al. Once weekly fluconazole is
Clinics in D ermatology 2010;28:137-139. effective in children in the treatment of tinea capitis: A prospective
♦ Arenas R, Ocejo D. Onicomicosis: frecuencia actual en un depar­ multicentre study. Br J D erm 2000;142:965-968.
tamento de dermatología de la Ciudad de México. D erm atol Rev ♦ Gupta AK, Sibbald G, Lynde ChW et al. Onychomycosis in chil­
Mex 1997;41(5):171-175. dren: Prevalence and treatment strategies. J Am Acad Dermatol
♦ Arenas R, Rosales C. Onicomicosis y tiña de los pies. Estudio de 31 1997;36:395-402.
casos en edad pediátrica. Dermatol Rev Mex 1997;41(4):139-142. ♦ H erranz P, García J, Lucas de R et al. Toenail onychomycosis in
♦ Arenas R, Rubalcaba J, Leyva J et al. Onicomicosis y diabetes patients with acquired immune deficiency syndrome: Treatment
mellitus tipo 2. D erm atol Rev Mex 1999;43(l):l-7. with terbinafine. B r } D erm atol 1997;137:577-580.
♦ Arenas R, Toussaint S, Isa-Isa R. Kerion and dermatophytic ♦ Isa-Isa R, Arenas R, Isa M. Inflammatory tinea capitis: kerion der­
granuloma. Mycological and histopathological findings in 19 matophytic granuloma and mycetoma. Clinics in Dermatology
children with inflam m atory tinea capitis o f the scalp. Int J D er­ 2010;28:133-136.
matol 2006;45:215-219. ♦ Isa-Isa R, Reyes A, Cruz AC, Bencosme L. Tinea capitis. Caracte­
♦ Asz-Sigall D, Arenas R. Epidermophyton floccosum como causa rísticas clínicas y epidemiológicas. IDCP Enero-M ayo 1996. Rev
de dermatofitosis. Experiencia de 24 casos estudiados en diez Dom D erm atol 1998;25(l):27-30.
años. D erm atol Rev Mex 2004;48(2):67-70. ♦ Jain S, Sehgal VN. Onychomycosis: An epidemioetiologic perspec­
♦ Badillet G. Les Dermatophytes. París. Varia 1977. tive. Int J D erm atol 2000;39:100-103.
♦ Baran R, Hay R, Tosti A, Haneke E. A new classification of ony­ ♦ Jones TC. Overview of the use of terbinafine (Lamisil) in children.
chomycosis. Br J D erm atol 1998;139:567-571. Br J D erm atol 1995;132(5):683-689.
♦ Bojorquez MA, Arenas R, Molina de Soschin D, Vega-Memije E. ♦ M anzano-Gayosso P, Méndez-Tovar LJ, H ernández-H ernández
Granuloma tricofítico y querion de Celso: datos clínicos, micológi- F, López-M artínez R. Dermatophytoses in Mexico City. Mycoses
cos e histopatológicos de nueve casos. Dermatología Rev Mex 1994;37(l-2):49-52.
2002;46:15-22. ♦ M cPherson M. E. High prevalence o f tinea capitis in newly arri­
♦ Bonifaz A. Micología Médica básica. 3era Ed. México. McGraw- ved m igrants at an English-language school, M elbourne, 2005.
Hill 2009:59-99. M ed J Aust 2008; 189( 1): 13-16.
♦ Bonifaz A, Araiza J, Koífman-Alfaro S et al. Tinea imbricata: an ♦ M edina D, Padilla MC, Fernández R, Arenas R, Bonifaz A. Tiña
autosomal dominant pattern of susceptibility in a polygamous de la cabeza en adultos: estudio clínico, micológico y epidemiológi­
indigenous family of the Nahuatl zone in Mexico. Mycoses co de 30 casos en la Ciudad de México. Piel 2003;18(8):403-408.
2004;47:288-91. ♦ M irm irani P, Willey A, C ham lin S, Frieden I, Price V. Tinea capi­
♦ Caire R Quatorze cas de tinea imbricata decouverts dans la region tis mimicking cicatricial alopecia: what host and dermatophyte
tojolabal de l’etat de Chiapas (Sud-ouest du Mexique) caracteristi- factors lead to this unusual clinical presentation? J Am Acad D er­
ques mycologyques et remarques sur le traitement par la griseoful- matol 2009;60:490-495.
vine et le ketoconazole. Bull Soc Myc Méd 1984;XIII(l):73-78. ♦ Mochizuki T, Sugie N, Uchara M. Random amplification of
♦ Clayton YM. Superficial fungal infections. En: H arper J. Oranje polymorphyc DNA is useful for the differentiation of several
A, Prose N, eds. Textbook of pediatric dermatology. Londres. anthropophilic dermatophytes. Mycoses 1997;40:405-409.
Blackwell Science 2000:447-472. ♦ Navarrete O, Vázquez H, Arenas R. Tiña de la cabeza en el ancia­
♦ Cordova ME, Arenas R, López C, Crespo A, M onroy E. Síndrome no. Un caso excepcional por Trichophyton tonsurans. D ermatol
de Down. Frecuencia y características de la onicomicosis de los Rev Mex 1999;43(3):123-126.
pies. D erm atol Rev Mex 2000;44(l):5-9. ♦ Prohic A. An epidemiological survey of tinea capitis in Sarajevo,
♦ D om ínguez-Cherit J, Teixeira F, Arenas R. Combined surgical Bosnia and Herzegovina over a 10-year period. Mycoses
and systemic treatment of onychomycosis. Br J D ermatol 2008;51(2): 161-164.
1999;140(4):778-780. ♦ Rack SC, Chae HJ, Houh L et al. Detection and differentiation of
♦ Elewski B. Onychomycosis: Pathogenesis, diagnosis, and manage­ causative fungi of onychomycosis using PCR amplification and res­
ment. Clin M icrobiol Rev 1998;ll(3):415-429. triction enzyme analysis. Int J D erm atol 1998;37(9):682-686.
♦ Elewski B. Tinea capitis: A current perspective. J Am Acad D er­ ♦ Razzaq Adel A. A. Prevalence of tinea capitis in southern Kuwait.
matol 2000;42(l):l-20. Mycoses 2007;50(4):317-320.
♦ Elewski B. Tinea capitis. D erm atol Clin 1996;14(1):23-31. ♦ Rebollo N, López Bárcenas A, Arenas R. Tiña de la Cabeza. Actas
♦ Gianni C, Betti R, Perotta E, Crosti C. Tinea capitis in adults. Dermosifilogr 2008;99:91-100.
Mycoses 1995;38:329-331. ♦ Rezaie S, Pourm ojib M, Tschader E. Isolation of total RNA from
♦ Ginter-Hanselmayer G. Epidemiology of tinea capitis in Europe: dermatophytes. Mycoses 1999;42:615-617.
current state and changing patterns. Mycoses 2007; 50(Suppl2):6- ♦ Scher RK, Tavakkol A, Bact D, Sigurgeirsson B, Hay R, Joseph W,
13. Tosti A, Fleckman P, G hannoum M, A rm strong D, M arkinson B,
Capítulo 6 - Dermatoñtosis • 91

Elewski B. Onychomycosis: diagnosis and definition of cure. J Am ♦ Torres E, Landgrave I, Fernández R, Arenas R. Métodos diagnós­
Acad D erm atol 2007;56:939-944. ticos en onicomicosis. Del KOH a la biología molecular. DCMQ
Segundo C, M artínez A, Arenas R, Fernández R, Cervantes R. 2010;8(l):39-46.
Dermatomicosis por Microsporum canis en humanos y animales. ♦ Tosti A, Hay R, A renas-Guzmán R. Patients at risk of ony-
Rev Iberoam Micol 2004;21:39-41. chomycosis-risk factor identification and active prevention. JEAD
Shiraki Y, H irum a M, Hirose N, Sugita T, Ikeda S. A nationwide 2005;19(Suppl 1):13-16.
survey of Trichophyton tonsurans infection among combat sport ♦ Vásquez del Mercado E, Arenas R. Epidemiología y causas de la
club members in Japan using a questionnaire form and the hair­ tiña del cuerpo. Experiencia de cinco años. D erm atol Rev Mex
brush method.J Am Acad D erm atol 2006;54:622-626. 1999;43(6):260-263.
Slowinska M, Rudnicka L, Schwartz R, Kowalska-Oledzka E. ♦ Vázquez H, Leyva J, Arenas R. Tiña de las manos y síndrome de
Comma hairs: A dermatoscopic marker for tinea capitis. A rapid una mano y dos pies. Estudio retrospectivo de 51 casos. D erm a­
diagnostic m ethod. J Am Acad D erm atol 2008;59:S77-79. tol Rev Mex 1998;42( 1):9-12.
Sperling LC, Major. Inflammatory tinea capitis (Kerion) mimic­
king dissecting cellulitis. Int J D erm atol 1999;30:190-192.
7 Pitiriasis versicolor

Fue individualizada por Robert Willan en 1801. En 1846, E. • Cuadro 7-1. Antiguos sinónimos de las especies de Malassezia
Eichstedt propuso el origen micótico y el nombre, y en 1847
los completó T. Sluyter. En 1853 Charles-Phillipe Robin con­ Malassezia furfur ([Robin] Baillon, 1889]
Microsporon furfur [ Robin, 1853]
sideró al parásito un dermatofito y lo llamó Microsporum
Pityrosporum orbiculare [Gordon, 1951]
furfu r y, a la enfermedad, tinea versicolor. En 1874, el histólo­ Malassezia ovalis [Acton y Panja, 1927]
go y fisiólogo francés Louis Charles Malassez señaló su natu­ Pityrosporum ovale [Castellani y Chalmers, 1913]
raleza levaduriforme y, en 1889, Iienri Ernest Baillon creó el Malassezia furfur
género Malassezia en honor del autor anterior. M. globosa
M. sympodialis
En los años subsiguientes muchos autores pretendieron
M. restricta
el aislamiento, y la mayoría observó sólo las levaduras y éstas
fueron colocadas en el género Pityrosporum (Raymond
predom ina en tronco y hombros, y se caracteriza por m an­
Jacques Adrien Sabouraud, 1904) y luego reconocidas como
chas hipocrómicas, de color café (marrón) o rosado, cubier­
P. ovale (Aldo Castellani y Albert John Chalmers, 1913). Tra­
tas por descamación fina y de evolución crónica y
tando de m antener un solo género, H. W. Acton y G. Panja
asintomática; es poco frecuente en niños y en la cara. La
en 1927 crearon M. ovalis. Entre 1933 y 1934, L. S. Huang y
taxonomía del género Malassezia, desde su creación, siempre
Rhoda Benham, cada uno por su cuenta, dem ostraron la
ha sido motivo de controversia. Hoy en día Pityrosporum y
lipofilia de P. ovale. En 1935, F. D. W eidman aisló Pityrospo­
Malassezia se reconocen como sinónimos, y se deja a este
rum pachydermatis de la piel de un rinoceronte y B. A. Gus-
último térm ino como válido (cuadro 7-1).
tafson en 1955 lo identificó como agente causal de otitis
externa en perros. En 1951, M orris Gordon cultivó el hongo
y describió así una tercera especie, P. orbiculare, que la asoció
a piel sana y al agente de pitiriasis versicolor. En 1984, en la
Datos epidemiológicos
revisión taxonómica de Yarrow y Ahearn se consideró a esta Es de distribución mundial. Comprende 5% de las micosis
levadura perteneciente al filo (phylum ) basidiomicotina y a en general y 20% de las superficiales. La endemia en climas
la familia Cryptococcaceae. En 1990, Robert B. Simmons y templados es de 0.5 a 4%, y en los calurosos de hasta 50%; la
Evelyne Guého aislaron M. sympodialis, y ese mismo año los incidencia aum enta en verano.
mismos autores confirmaron el estatus. En 1992, M. J. Mar- Afecta a ambos sexos, con leve predominio en mujeres.
con y D. A. Powell hicieron una revisión de las enfermedades Se ha observado desde antes de las dos semanas de edad has­
causadas por Malassezia y en 1996 se añadieron cuatro espe­ ta después de los 90 años, con predominio de los 20 a 30
cies más: M. globosa, M. slooffiae, M. restricta y M. obtusa. En años; en niños se observa en 5 a 12%, con una edad prom e­
el año 2000, Vicente Crespo-Erchiga y colaboradores dem os­ dio entre los 8 y 11 años de edad; es más frecuente en zonas
traron que la pitiriasis versicolor se debe fundam entalmente tropicales, y es rara en ancianos. Quizá la mayor frecuencia
a M. globosa, M. sympodialis y M. slooffiae. En 2002, Sugita y de estas micosis a partir de la adolescencia se deba a cambios
colaboradores describieron M. dermatis a partir de un hormonales que inducen aumento de la producción de sebo,
paciente con dermatitis atópica, y en 2003 y 2004, M. japóni­ por lo cual es rara en niños; sin embargo, se ha observado en
ca y M. yamatoensis; en 2004, Hirai y colaboradores descri­ Túnez con una frecuencia de 11.8% en pediatría, mientras
bieron M. nana, y en 2007 Cabañes y colaboradores, M. que en Tailandia se ha aislado en hasta 47% de los recién
equina y M. caprae a partir de animales domésticos. nacidos sanos, lo cual señala la importancia de factores cli­
máticos y quizá genéticos en la colonización de la piel. O cu­
rre en cualquier raza y estado socioeconómico. No es muy
Sinonimia im portante en pacientes con infección por virus de la inmu-
nodeficiencia hum ana (VIH), pero es frecuente en sujetos
Tiña o tinea versicolor.
con otras alteraciones inmunitarias. No se ha demostrado
contagio; la forma conyugal es excepcional.
Definición Las especies de Malassezia se han reconocido como
colonizadoras de la piel en varios animales: osos, monos,
Micosis superficial de distribución m undial ocasionada por cerdos, elefantes, rinocerontes y pájaros, y M. pachydermatis
una especie de Malassezia (Malassezia furfur, sensu lato), que en el conducto auditivo externo de perros.

92
Capítulo 7 - Pitiriasis versicolor • 93

o O
o o O
O 0 n° O5°.o
^ 0 0 0 0
o O 0 v qq
P0 oo

*? v0 ° o O o
O
Malassezia furfur M. globosa

.\
<5>0
o o O“«’/
oa> 0
0 crcC>
■>o^ o 05P= /7 Cb C> c—^
o z> ¿? 0 0
OO; 00
)° O
o ,0( -° 0^ O 0 % O z <o n
^^
-,* ° 0^ <=> o n 0/ cz°> °
^ o ^
oO „
p o ‘ o o. OCX C rO O
QV
oOOo
0o0
° 05“ 0 ° -O ^50 ¿>
g 0 °O

M. sympodialis M. restricta

Figura 7-1. Representación esquemática de especies de Malassezia en pitiriasis versicolor [sensu lato M. furfur), y formas en cultivo de M.
globosa, M. sympodialis y M. restricta. [Modificada de Crespo-Erchiga V, Ojeda A, Vera A et al. Mycology of pitiriasis versicolor. J Mycol Med,
1999;9:143-148.]

restricta y Ai. furfur) o cilindricas (Ai. obtusa y Ai. furfur).


Etiopatogenia Todas estas levaduras se han clasificado por comparación de
Tradicionalmente, se ha considerado que Malassezia furfu r secuencias de subunidades de rRNA.
es el agente causal de la pitiriasis versicolor (figura 7-1); Tales levaduras se encuentran como comensales entre la
empero, se aísla Ai. globosa en 97%, y en una tercera parte de microbiota cutánea, pero también pueden ser agentes causa­
estos casos se ha relacionado con Ai. sympodialis; son menos les en enfermedades dermatológicas como la pitiriasis versi­
frecuentes M. slooffiae (7%) y M. furfur. En pacientes con color, en la cual no está clara la transformación de un
psoriasis se han identificado como asociaciones más fre­ microorganismo saprofítico hacia patógeno. En años recien-
cuentes Ai. sympodialis-M. slooffiae, seguida de Ai. sympo-
dialis-M. furfur. El género Malassezia se ha reclasificado y se
han reconocido 13 especies de acuerdo con sus característi­ • Cuadro 7-2. Género Malassezia
cas morfológicas, fisiológicas y moleculares (cuadro 7-2). Se
ha colocado en Basidiomycota en la familia Cryptococca- M. furfur [[Robin] Baillon, 1889}
ceae, y comprende levaduras que se reproducen por blasto- M. pachydermatis [[Weidman] Dodge, 1935)
M. sympodialis [Simmons y Cuého, 1990]
conidios; muchas de las especies tienen requerimientos
M. globosa*[Cuého, Midgley y Guillot, 1996)
absolutos de lípidos (lipofílicas) como fuente de carbono, y M. slooffiae*[Guillot, Midgley y Guého, 1996)
entre sus diferentes especies hay gran variedad morfológica y M. restricta* [Guého, Guillot y Midgley, 1996]
de tamaño, así como en su capacidad de form ar filamentos. M. obtusa*[Midgley, Guillot y Guého, 1996]
Todas las especies de Malassezia son dependientes de M. dermatis [Sugita, Takashima, Shinoda,.Suto, Unno, Tsubui,
Ogawa, Nishikawa, 2002)
lípidos excepto M. pachydermatis, y poseen características
M. japónica [Sugita, Takashima, Kodama, Tsuboi, Nishikawa, 2003)
morfológicas estables, a excepción de M. fu rfu r (la cual cuen­ M. nana [Hirai A, Kano R et al. 2004]
ta además con tres serovariedades denominadas A, B y C con M. yamatoensis [Sugita T et al. 2004)
base en antígenos de superficie específicos para grupo). Las M. equi, M. caprae [Cabañas, Theelen, Castella, Bockhout, 2007)
estructuras fúngicas son redondas o globosas (Ai. globosa y a *En 1992, Kwon-Chung y B ennett cu estio n aro n el e s ta tu s de e sta s e s­
veces Ai. fu rfu r), ovoides (Ai. sympodialis, Ai. slooffiae, M. pecies.
94 • Sección II - Micosis superficiales

tes se han reconocido como patógenos oportunistas que cau­ sezia es capaz de producir por sí mismo un pigmento
san infecciones invasivas. semejante a la melanina.
Se encuentran en zonas con gran cantidad de glándulas Como la infección es más frecuente en zonas tropicales,
sebáceas, como piel cabelluda, cara, oído externo, pecho y se considera factor predisponente el aumento de la tem pera­
espalda; su presencia aum enta con la edad, especialmente en tura y humedad, y es probable que la exposición a rayos sola­
la pubertad. Colonizan folículos y se encuentran en gotas de res UVA en niños conduzca a la formación de ácidos grasos
grasa de corneocitos. hidroxilados que actúen como sustratos para el crecimiento
En individuos sanos, las especies de Malassezia varían de las levaduras. También Malassezia se ha relacionado con
con la región corporal estudiada. En el tronco se han aislado trasplante, uso de glucocorticoides sistémicos, desnutrición
M. sympodialis, M. globosa, M. fu rfu r y M. slooffiae, mientras y embarazo o uso de anticonceptivos, infecciones crónicas,
que en la piel cabelluda, además de estas especies, se ha halla­ aplicación de aceites o lubricantes en la piel, y uso de prendas
do M. restricta, y a partir de escamas procedentes del con­ sintéticas. La oclusión influye por aumento en la producción
ducto auditivo externo, M. restricta, M. globosa y M. de C 0 2, con modificaciones subsiguientes del pH cutáneo y
sympodialis. La infección se produce por la invasión de las alteraciones de la microbiota que conducen a mayor desarro­
capas externas del estrato córneo, después de su conversión llo de especies de Malassezia. Su presencia en recién nacidos
de comensal levaduriforme en parásito filamentoso. No se al parecer depende de influencias climáticas y genéticas (se
sabe con exactitud si la inflamación y la descamación son ha observado que la colonización cutánea empieza a partir
causa o consecuencia de la sobrepoblación fúngica. Se ha del tercer día de vida extrauterina y se increm enta significa­
especulado que el hongo activa la vía alterna del comple­ tivamente después de la prim era semana) y en circunstancias
mento y ocasiona inflamación y recambio epitelial excesivo. anormales, como prematurez, hospitalización o uso de ven­
En pacientes con pitiriasis versicolor se han encontrado alte­ dajes oclusivos; en recién nacidos que tienen un catéter
raciones en la respuesta humoral, con aumento en la produc­ insertado y que presentan infección sistèmica por Malas­
ción de IgG, así como un defecto de la producción de sezia, la colonización de la punta del catéter parece provenir
linfocinas, con desaparición de células T reactivas en sangre de la piel del paciente; la extensión y diseminación dependen
periférica y disminución de la producción de IL-2 e IFN -a. del estado de los mecanismos de defensa del huésped. Con
No están claros los mecanismos mediante los cuales Malas­ todo, se ha observado que este no es el único mecanismo por
sezia evade la respuesta inm unitaria, aunque probablemente medio del cual este hongo puede causar fungemia, puesto
se deba a los m ananos y lípidos de su pared. Malassezia tiene que se han identificado especies de Malassezia en un porcen­
propiedades adyuvantes, tal vez vinculadas con resistencia a taje pequeño de cultivos de aspirado bronquial en recién
la fagocitosis; en estudios in vitro se observan mecanismos nacidos intubados y hospitalizados en unidades de cuidado
dependientes de la producción de ácido azelaico que llevan a intensivo.
la liberación de radicales oxidativos por los neutrófilos, que El embarazo constituye una circunstancia especial, en la
pueden reducir la actividad de los macrófagos. Por otra par­ cual hay alteraciones fisiológicas significativas en la madre,
te, recientemente se ha identificado un tipo de receptor en como incremento de la función de la corteza suprarrenal,
macrófagos conocido como “Mincle” que reconoce la m año­ con aumento en la secreción de las glándulas sebáceas y
sa en las paredes celulares de Malassezia e interactúa especí­ depresión de la respuesta inm unitaria mediada por células,
ficamente con la misma, lo que desencadena su activación y lo cual en potencia contribuye al desarrollo de Malassezia,
consiguiente producción de citocinas y quimiocinas. En un que ocasiona foliculitis.
futuro, este dato podría ser im portante para explicar la res­ Se ha relacionado con otras enfermedades dermatológi­
puesta inm unitaria a estas especies de hongos. cas, pero la aparición de levaduras y su aspecto morfológico
Los cambios de coloración se han explicado por la pro­ no parecen m ostrar un claro vínculo con la gravedad de der­
ducción de ácido dicarboxílico, en especial ácido azelaico que matitis seborreica, foliculitis, blefaritis y dermatitis atópica
actúa sobre los melanocitos e inhibe la dopa-tirosinasa, lo cual de la cabeza y el cuello; se observa mejoría con el uso de tra­
se manifiesta como hipocromía; también pueden explicar tamientos antifúngicos.
estas alteraciones pigmentarias metabolitos lipidíeos depen­ Malassezia no ataca el tallo piloso ni las mucosas, pero
dientes de tirosinasa, como pitiriacitrina y pitirialactona; en se ha observado que al parasitar la capa córnea se introduce
las lesiones hipercrómicas, se ha señalado aumento del tam a­ en los folículos pilosebáceos, y se ha aislado también en fro-
ño de los melanosomas, y se han propuesto dos hipótesis: la tis de mucosa nasal, lo que sugiere que estas localizaciones
primera se relaciona con el aumento del espesor de la capa podrían ser un refugio contra la terapéutica tópica, lo que
córnea en individuos de piel oscura, y la segunda propone la explicaría las recidivas.
existencia de un infiltrado inflamatorio más intenso que actua­
ría como estímulo a los melanocitos, lo cual daría por resulta­
do el aumento en la producción de melanina. Características ecológicas
Por otra parte, de acuerdo a la interacción de Malassezia de Malassezia
con su microambiente, la levadura estimularía la producción
de pigmento utilizando como recurso el triptófano conteni­ Durante más de 100 años se ha reconocido que su hábitat
do en el sudor; aunque se ha observado in vitro que Malas- natural es la piel de animales de sangre caliente, en especial
Capítulo 7 - Pitiriasis versicolor • 95

el ser humano. Por lo general, en países fríos se observan extremidades y, en mujeres, hacia sitios de contacto con ropa
levaduras esféricas de 2 a 8 micrómetros de diámetro en gru­ interior sintética. La distribución de las lesiones por lo gene­
pos, asociadas a hifas de 10 a 25 micrómetros de largo por 2 ral guarda relación directa con la densidad de glándulas
a 5 micrómetros de ancho; son curvas y pueden variar de sebáceas en la piel.
longitud. En zonas tropicales y ocasionalmente en tem pla­ En escolares, hay evidente predominio de lesiones facia­
das, es posible hallar levaduras ovales y cilindricas pequeñas les; en lactantes, las lesiones predom inan también en la cabe­
con filamentos delgados y largos. Quizá estas diferencias za; sobre todo en frente, mejillas, región preauricular, en
morfológicas se relacionen con las distintas especies de zonas interciliares, surcos nasogenianos, e incluso pueden
Malassezia. Para esto será necesario crear estudios inmuno- observarse lesiones en la zona del pañal (figuras 7-2 a 7-5).
lógicos o moleculares in situ, y determ inar si hay más de un En países tropicales incluso se ha localizado en el pubis en
agente etiológico involucrado; según estudios europeos, se mujeres y en el pene en hombres. Se caracteriza por manchas
ha encontrado M. globosa en 97% de los pacientes con piti­ lenticulares de 2 a 4 m m o 1 a 2 cm de diámetro cubiertas de
riasis versicolor, sola en 60% y asociada a M. sympodialis en descamación fina (Pityron, fu rfur = salvado). La descama­
29% y a M. slooffiae en 7%. ción queda más de manifiesto si se raspa la piel con una cure-
Poco se sabe del proceso de invasión e infección por ta o simplemente con la uña (signo de Besnier o del uñazo).
estos microorganismos, debido a la falta de modelos adecua­ En sus inicios y en partes cubiertas, la dermatosis se m ani­
dos para estudiar la colonización temprana; se han utilizado fiesta por manchas color rosado o café (marrón) claro; des­
estrato córneo desecado de cadáveres y cultivos de querati- pués se tornan café oscuro (figura 7-5), pero las más
nocitos; aun así, no se ha logrado la transformación de leva- frecuentes son hipocrómicas y, en ocasiones, vitiligoides
dura-hifa, seguramente por la falta de componentes lipídicos (acromia parasitaria) (figura 7-2). En personas de piel clara,
u otros factores del huésped. En la pitiriasis versicolor, los
filamentos son las formas dominantes, y en la dermatitis
seborreica o en la colonización de la piel, las levaduras. Tam­
bién es posible que la morfología de los elementos fúngicos,
como variaciones del tam año de las levaduras y las hifas en la
capa córnea, sea atribuible al engrosamiento de la capa cór­
nea o a su baja viabilidad.

Clasificación
Ubicación: localizada, diseminada, eritrodérmica.
Disposición: punteada, numular, en placas, reticular,
folicular o seudopapular.
Cromatismo: hipercrómica, hipocrómica d’e mblée y
poslesional, atròfica.
Malassezia se ha relacionado con enfermedad cutánea,
folicular, ungueal y lacrimal; se ha descrito una forma granu-
lomatosa verrugosa ocasionada por M. pachydermatis y exis­
te relación con otros padecimientos no dermatológicos,
como otitis, sinusitis, neum onía intersticial, peritonitis y
septicemia.
A fin de abarcar el espectro de enfermedades causadas
por Malassezia o relacionadas con la misma, se ha propuesto
el térm ino malasseziasis o malasseziosis y tres categorías:
1) cutánea: a) pitiriasis versicolor o malasseziasis cutánea
clásica; b) malasseziasis-tiña para casos inflamatorios dife­
rentes a PV y presencia de filamentos, y c) asociaciones con
presencia de levaduras; 2) profunda, y 3) sistèmica.

Cuadro clínico
Se calcula que el periodo de incubación es de 15 días. Las
lesiones dermatológicas tienen distribución centrípeta, afec­
tan preferentemente las partes anterior y posterior del tórax,
las raíces de las extremidades, y el cuello, pero pueden exten­ Figura 7-2. Pitiriasis versicolor acromiante. A ] Eritrodérmica;
derse al abdomen, las nalgas y a toda la extensión de las B] punteada.
96 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 7-3. Pitiriasis versicolor infantil, lesiones interciliares.

quizá se detecten lesiones eritematosas, más evidentes des­


pués de la exposición al Sol (pitiriasis versicolor rubra). Hay
una forma dermatofitoide caracterizada por placas con “seu-
do” borde activo pero con cambio de coloración central; una
forma atrófica que se considera una complicación después de
la aplicación de corticosteroides fluorados y que recuerda
lesiones de anetoderm ia de Jadassohn, y otra con máculas
oscuras (pitiriasis versicolor nigra), así como la transform a­
ción eventual de una a otra o a la forma alba. Todas las m an­
chas pueden tener la misma tonalidad o presentar diferentes
coloraciones (versicolor: que cambia de color). Estas últimas

Figura 7-5. Pitiriasis versicolor. A ] Eritematosa; B] hipercromiante.

son más evidentes en personas de piel m orena o que acos­


tum bran el bronceado.
Las lesiones, por lo general en “confeti”, pueden coales-
cer y constituir placas de mayor tamaño y formas variadas,
casi siempre con bordes redondeados y, a veces, con diferen­
tes tonalidades. En ocasiones, las manchas son puntiformes
y perifoliculares, y dan el aspecto de pápulas.
Es una micosis asintomática o que puede acompañarse
de prurito leve. En general la evolución es crónica, y varía de
una semana a muchos años; se ha observado evolución hasta
de 30 años y es más prolongada en regiones calientes y húm e­
das. Muchas veces hay acromia residual, que no desaparece
sino hasta que el paciente vuelve a exponerse al Sol. Puede
relacionarse con enfermedades del colágeno.
Foliculitis. Es una modalidad más intensa, aparece en
adultos jóvenes, se localiza en las partes anterior y posterior
del tórax, los hombros, a veces en el cuello y los flancos, casi
nunca en la cara; se manifiesta por una erupción súbita de
pápulas foliculares eritematosas o pústulas de 2 a 4 m m, pru-
riginosas, sin comedones, y puede precipitarse por exposi­
Figura 7-4 . Pitiriasis versicolor infantil. ción a la luz solar (figura 7-6). Es probable que la foliculitis
Capítulo 7 - Pitiriasis versicolor • 97

Dicha levadura se ha encontrado asociada en ocasiones


A
a C. albicans y T. rubrum; no está claro si es un verdadero
hongo patógeno o un colonizador secundario. Se han descri­
to hiperqueratosis subungueal distal y onicólisis. En zonas
endémicas se llegan a encontrar estructuras micóticas en los
raspados subungueales de pacientes con pitiriasis versicolor,
muy extensas y activas.
Dacriocistitis. Hay obstrucción del saco lagrimal con
inflamación y lagrimeo.
Papilom atosis confluente y reticulada de Gougerot
y Carteaud. Se presenta con una proporción entre mujeres y
varones de 2.5:1. Predomina en individuos de raza negra. En
algunos casos se ha observado la presencia de M. furfur y M.
sympodialis. No está perfectamente aclarada su relación con
este cuadro clínico; es probable que sea multifactorial y que
las levaduras de Malassezia estén involucradas en la patoge­
nia de algunos casos con patrones clínicos semejantes a la
pitiriasis versicolor. Se trata de un trastorno de la queratini-
zación con aumento del número de células transicionales
entre el estrato granuloso y córneo (observadas por m icros­
copía electrónica) y la presencia de Malassezia parece deber­
se a la hiperqueratosis más que a un efecto patogénico.
Es una dermatosis localizada principalmente en el tron­
co y en el cuello. Se observan lesiones de aspecto aterciopela­
do y pigmentado en un patrón reticular que algunos autores
señalan como pápulas queratósicas con aumento progresivo
de núm ero y tamaño; llegan a coalescer en placas de aspecto
relativamente verrugoso.
Otitis. Se han descrito casos de otitis maligna externa
debida a M. sympodialis. Esta variedad clínica se caracteriza
por eritema y celulitis del conducto auditivo externo que
Figura 7-6 . Foliculitis por Malassezia; A ] Papular; B ] pustular.
puede causar destrucción del hueso temporal y los tejidos
blandos adyacentes, con diseminación subsiguiente de la
infección hacia la base del cráneo.
sea monomorfa: papular, moluscoide y pustular, o polim or­
fa: papulopustular; la foliculitis se relaciona con dermatitis
seborreica, acné, pitiriasis versicolor, aplicación de corticos-
Dermatitis seborreica
teroides tópicos e inm unosupresión (p. ej., síndrome de
inmunodeficiencia adquirida [SIDA]). Se define como un proceso crónico inflamatorio, eritema-
Pustulosis cefálica neonatal. Aractigni y colaboradores toso y descamativo acompañado de secreción alta de sebo.
la describieron por vez prim era en 1991. Ocurre como exan­ Es un proceso multifactorial donde Malassezia puede o no
temas pustulares o papulopustulares de la cara, piel cabellu­ estar presente como cofactor (figuras 7-7 y 7-8).
da y cuello en recién nacidos, semejantes en clínica al acné Son factores importantes la composición del sebo y
neonatal o a la miliaria sebácea; de cualquier modo, las pápu­ el aumento de la alcalinidad cutánea (el incremento de
las y pústulas no son foliculares. Se ha vinculado con M. fu r ­ la sudoración ecrina y la oclusión, que aumentan el pH y
fu r y M. sympodialis. la pCO ?); hay aumento de ésteres séricos y transformación
Los criterios diagnósticos que se han formulado al res­ de triglicéridos en ácidos grasos de cadenas más cortas con
pecto son los siguientes: 1) pústulas no foliculares localiza­ efecto irritante que inducen y favorecen la descamación y
das en piel cabelluda, cara y cuello; 2) inicio en el prim er mes la alcalinización, así como la pérdida transepidérmica de
de vida; 3) examen micològico directo de lesiones pustulosas agua, consecuencia de la actividad de lipasa de Malassezia;
que muestra Malassezia-, 4) eliminación de otras causas de esta última al parecer carece de un gen para codificar
pustulosis neonatal, y 5) respuesta favorable al tratam iento sintasa de ácidos grasos, lo cual se compensa con una
con ketoconazol tópico al 2%. abundancia de genes que codifican para hidrolasas (lipasas,
Onicomicosis. De esta onicopatía por Malassezia hay fosforilasas, aspartatoproteasas y esfingomielinasas).
escasos informes en la literatura médica. La relación entre La dermatitis seborreica (fig u ra 7-9) predom ina en
levaduras de Malassezia y onicopatías se reportó desde varones, con una frecuencia de 2 a 5% en la población
1982.
98 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 7 -8 . Malassezia spp. [P. ovalé), frotis, tinción de Cram.

leche” por el aspecto oleoso de color blanco-amarillento


de las escamas.

Pitiriasis capitis
Se ha propuesto “pitiriasis capitis” o caspa como un
nombre genérico para explicar un fenómeno reactivo
que se caracteriza por inflamación subclínica de la piel
cabelluda que da por resultado pérdida en la cohesión
de los queratinocitos y, en consecuencia, descamación
excesiva, no inflamatoria. Puede ser esporádica, recurrente
o constante. Algunos consideran a estos dos procesos
enfermedades distintas, m ientras que otros opinan que la
caspa es una forma leve de dermatitis seborreica.
Es la expresión de una calprotectina con la liberación
Figura 7-7. Examen directo de Malassezia, imagen en albóndi­
gas y espagueti. A ] Azul de lactofenol; B] tinta Parker azul.
local de factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a) por los

general. En 80% de los pacientes con síndrome de


inmunodeficiencia adquirida (SIDA) se observan lesiones
muy intensas que constituyen uno de los indicadores
cutáneos más tempranos. La incidencia de esta dermatosis
también es alta en pacientes atópicos. Las lesiones están
localizadas en la piel cabelluda (cuero cabelludo), en la
línea de implantación del pelo, región interciliar, cejas,
bordes palpebrales, surco del ala nasal, y pabellones
auriculares; en tronco afecta las regiones preesternal e
interescapular y los pliegues submamarios, y con menos
frecuencia el pubis y los genitales. Las lesiones en la cara
constan de eritema leve a m oderado, con descamación
fina en su superficie; en el tronco y las extremidades las
lesiones pueden adoptar formas caprichosas, circinadas
y con diferentes tonalidades, y se conoce también como
eccemátide petaloide (fig u ra 7-10).
En la piel cabelluda se distingue por la presencia de
descamación que puede ser fina y fácilmente despren-
dible o gruesa y adherente, que se asienta sobre piel que
m uestra eritema leve o m oderado, con prurito de intensi­
dad variable. En lactantes recibe el nom bre de “costra de Figura 7-9. Dermatitis seborreica.
Capítulo 7 - Pitiriasis versicolor • 99

Infección sistèmica. Es la menos frecuente; se ha obser­


vado en recién nacidos con enfermedad cardiovascular y en
adultos inm unosuprim idos con enfermedad gastrointestinal,
así como en sujetos cateterizados y con inmunosupresión
que reciben hiperalimentación parenteral lipidica. Las estan­
cias prolongadas en unidades de cuidado intensivo favorece­
rían la colonización y posterior contaminación de los
catéteres por la manipulación, y una vez que las levaduras
alcanzan el torrente sanguíneo, la mayoría probablemente
queda atrapada en la circulación pulmonar, lo que podría
explicar la dificultad para aislarlas en hemocultivos. Hay
fungemia y quizá aparezcan manifestaciones pulmonares,
peritonitis y pústulas en la piel.

Estudio micològico
Figura 7-10. Eccemátide seborreica o petaloide. El examen directo se efectúa con hidróxido de potasio o cin­
ta adhesiva transparente (Scotch tape test) (figura 7-7). Su
principal característica es la producción de esporas gemantes
queratinocitos, y es probable que intervenga el sistema unipolares que dejan una cicatriz o collarete en la base del
neuroinmunocutáneo al inducir prurito por neuro- brote, las células pueden ser ovoides, esféricas o alargadas. Se
mediadores. Pueden encontrarse bacterias o Malassezia pueden observar una estructura uniforme o variada y pre­
spp. que quizá desempeñen una función proinflamatoria sencia de filamentos. Muchas veces se encuentran cúmulos o
e inmunógena. En individuos predispuestos, la levadura racimos de esporas ovaladas o redondeadas de 4 a 8 m icró­
activaría la vía alterna del complemento, provocando una metros, y filamentos fragmentados, cortos, sinuosos, en for­
respuesta inflamatoria. ma de S itálica (S) de 2 a 4 micrómetros, los cuales en
ocasiones son largos y delgados; ambos elementos pueden
Dermatitis atópica y psoriasis presentarse en forma independiente y, si lo hacen juntos, dan
la imagen característica de “albóndigas y espagueti”.
La dermatitis atópica es un padecimiento de base genética,
El diagnóstico de pitiriasis versicolor se confirma fácil­
crónico y recurrente de la piel, que se caracteriza por
mente si se agrega una solución a partes iguales de tinta Par­
reactividad muy alta de esta última a estímulos físicos e
ker azul e hidróxido de potasio (KOH) al 20% (Cohen, 1954)
irritantes directos.
(figura 7-7 B), o de azul de metileno al 50% con ácido acético
Se conoce poco sobre el papel real de Malassezia;
al 5%. La tinción de Albert (azul de toluidina, verde de mala­
sin embargo, la mejoría de los pacientes con algunos
quita, ácido acético glacial, etanol y agua destilada) facilita la
tratamientos antifúngicos hace pensar en estos hongos
observación de estructuras que se tiñen de color púrpura.
como importantes alergenos que provocan la reacción
Una técnica sencilla y fidedigna es la biopsia de superficie con
cutánea. La colonización ocurre en 33% de los niños
cianoacrilato y tinción de PAS (ácido peryódico de Schiff).
de 1 a 24 meses de edad con dermatitis atópica, y se ha
Cuando las blastosporas y los filamentos se asientan
corroborado la existencia de diversas especies de Malassezia
sobre escamas gruesas, no se visualizan con tanta claridad
en los pacientes con psoriasis. Se cree que el aumento de la
como las hifas de los dermatofitos; se ha increm entado la
asociación de psoriasis y esta levadura se relaciona con la
sensibilidad utilizando en el examen directo el negro de clo-
aplicación de ungüentos con fines terapéuticos.
razol o el blanco de calcoflúor en un microscopio de fluores­
Algunas formas de psoriasis, sobre todo en piel
cencia que también perm ite observar la viabilidad del hongo,
cabelluda (sebo-psoriasis) pueden estar relacionadas con
ya que esta última sustancia presenta afinidad por la celulosa
levaduras lipófilas, debido a que mejoran con tratamientos
y la quitina de la pared celular de los organismos fúngicos,
tópicos con ketoconazol. Esto ha sido apoyado por datos
con lo que se logra una observación más clara de los elemen­
que m uestran que en los pacientes colonizados por
tos fúngicos, así como de las bases de gemación.
Malassezia existe regulación ascendente de la expresión
Otra técnica (Padilha-Goncpalves) consiste en tomar las
de varias moléculas, entre ellas el factor de crecimiento
escamas con varias cintas adhesivas, sumergir éstas en azul de
transformante (3, proteína de choque térmico 70 y
algodón durante varios minutos, enjuagar con agua corriente
cadenas de integrina, las cuales se han relacionado con
para eliminar el exceso de colorante, secar con papel filtro,
hiperproliferación y migración de células epidérmicas. Se
deshidratar al hacerlas pasar dos veces por alcohol absoluto, y
ha encontrado sobreexpresión de todas estas moléculas
colocar en xileno en un tubo de centrifugación. Con este pro­
en piel con psoriasis colonizada en comparación con
cedimiento, el xileno disuelve la cinta y las escamas quedan
aquella no colonizada.
libres en el tubo. Después de centrifugación y decantación, las
escamas se concentran en el fondo, se recolectan con un asa de
100 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 7-11. Malassezia spp. [ Pityrosporum orbiculare). A ) Colonias en Sabouraud con aceite de oliva. B ] levaduras de M. furfur [Gram, 100x].

platino, se ponen en una laminilla con bálsamo de Canadá y se cas usando los medios ya descritos; no se ha logrado poner
coloca un cubreobjetos antes de observar. medio adecuado en los nuevos sistemas para hemocultivos.
La técnica de Gram es tradicional y fácil de realizar en En los auxonogramas estándar, M. pachydermatis puede
pitiriasis capitis y dermatitis seborreica, donde se observan generar reacciones positivas con glucosa, glicerol y sorbitol,
las esporas ovales y prácticamente nunca formas filamento­ pero la estructura microscópica es fundam ental para la iden­
sas (figuras 7-8 y 7-11). tificación, como ausencia de filamentos, presencia de gema­
Las colonias de Malassezia son de color blanco-am ari­ ción monopolar, reacción de ureasa positiva y coloración
llento, cremosas y muy frágiles (figuras 7-11A y 7-12). Con inmediata con tinta Parker.
excepción de M. pachydermatis que crece en medio de ruti­ La morfología del género Malassezia se ha descrito in
na, los demás tienen requerimientos absolutos de lípidos, vitro con base en cultivos obtenidos del medio de Dixon
que se pueden obtener al incluir en el medio de cultivo áci­ modificado, los cuales crecen a temperaturas óptimas de 32 a
dos grasos de cadena larga. Se han usado en medios sólidos, 35 °C (figura 7-1). M. furfur produce colonias convexas, lisas
como agar micobiótico o extracto de malta, adicionados con con variantes rugosas, posee estructura variada con células
aceite de oliva o ácido oleico, pero también se utilizan alargadas (elongadas), esféricas u ovales y algunos filamentos.
monoestearato de glicerol, Tweens, y los lípidos presentes en Por microscopía electrónica, es factible ver una pared multi-
las sales biliares y la leche de vaca (Oxgall, Difeo). La tem pe­ laminar, engrosada y con estriaciones diagonales. M. sympo-
ratura óptima de crecimiento es a 32 a 35 °C, y atmósfera dialis da colonias planas o ligeramente convexas, produce
húmeda; algunas colonias se inhiben a 37 °C. Una m anera levaduras pequeñas, ovales, y a veces los brotes de levaduras
muy sencilla es esterilizar el aceite por separado y, cuando se hijas adoptan un aspecto simpodial (figuras 7-1 y 7-12).
encuentra a 50 °C, mezclarlo y vertirlo en tubos o cajas. Se M. pachydermatis produce colonias convexas de superfi­
puede añadir Tween 80 al 0.2%. El medio de cultivo en espe­ cie lisa, de color beige (beis) y a veces rosado pálido, no es
cial diseñado para estas especies de hongos es el de Dixon, lípido-dependiente, crece en medios convencionales, y las
que contiene peptona, agar bacteriológico, bilis desecada, células son pequeñas y casi cilindricas, con brotes germinati­
Tween 40, monooleato de glicerol, y que se incuba a 31 °C vos de base ancha. M. globosa produce colonias de crecimien­
durante 72 h, con mejor desarrollo de las colonias. to lento, plegadas, rugosas y de color crema; corresponde
El uso de Tweens indica la existencia de variaciones de los desde el punto de vista morfológico a P. orbiculare-, genera
requerimientos de ciertos lípidos específicos en los aislados de células esféricas de 6 a 8 micrómetros de diámetro con yemas
Malassezia, las cuales ayudan en la identificación de especies. de base ancha, y se pueden observar filamentos cortos; es
La reacción de catalasa se determ ina utilizando una gota incapaz de utilizar cualesquiera de los Tweens como única
de peróxido de hidrógeno 10 volúmenes sobre el frotis o en fuente lipídica. M. slooffiae se ha aislado de piel de cerdos; sus
el portaobjetos. La producción de burbujas de gas indica colonias son finamente plegadas, produce células pequeñas y
liberación de oxígeno, y positividad de la reacción. Para M. cilindricas a m enudo en pares con base ancha. M. restricta
pachydermatis, la reacción de catalasa por lo general es nega­ con frecuencia se halla en asociación con otras especies y
tiva o muy débil, mientras que M. restricta es la única especie seguramente enmascarada por éstas; tiene características res­
lípido-dependiente que no presenta esta reacción. tringidas incluso en la actividad de catalasa. M. obtusa da
En los casos localizados a piel basta el examen directo; levaduras cilindricas, se confunde con M. furfur pero sus
no es necesario el cultivo, pero sí lo es en infecciones sistémi- requerimientos son similares a los de M. globosa y M. restric-
Capítulo 7 - Pitiriasis versicolor • 101

Figura 7-12. Malassezia sympodialis. A ] Malassezia sympodialis; B) M. furfur; C] M. restricta: D) M. globosa.

ta, y puede formar filamentos en cualquier punto de la célula levaduras de 3 a 5 micrómetros (fig u ra 7-13). Se visualizan
madre. M. dermatis produce colonias convexas, de color ama­ con hematoxilina-eosina (HE) o mejor con PAS, Gomori-
rillo pálido, con margen continuo o lobulado, y crece bien en Grocott y rojo Congo; también se observan en el infundíbulo
todos los Tweens. La micromorfología es variable; compren­ folicular. Estudios recientes han m ostrado una imagen acan-
de células esféricas, ovales y elipsoidales (2 a 5 pm x 2 a 7 pm). tósica en casos papulares, y dilatación vascular en las formas
Se puede observar gemación simpodial. Las colonias de M. eritematosas; con PAS se ha observado ausencia de granulo­
japónica crecen después de siete días, son de color amarillo sa en áreas cercanas a los filamentos, y presencia exclusiva de
pálido, brillantes a opacas, plegadas, con margen continuo o éstos en la vecindad del acrosiringio.
lobulado. Las células son esféricas, elipsoidales u ovales (2 a En la foliculitis, los folículos están dilatados por querati-
5 x 2 a 7 pm). La gemación es simpodial. Las células de las na y las levaduras se extienden al infundíbulo y conducto
colonias de M. capare son elipsoidales o globosas y las de M. pilosebáceo; hay reacción inflamatoria con neutrófilos, linfo-
equina son ovoides. M. caprae muestra fuerte actividad citos, histiocitos, e incluso células gigantes.
|3-glucosidasa en contraste con M. equina que no la presenta. En las formas atróficas (poiquilodérmicas) las alteracio­
Cuando una cepa no produce ésteres etílicos en los cul­ nes comprenden pérdida del patrón retiforme de la epider­
tivos, se trata de una infección debida únicamente a M. fu r ­ mis, ectasia vascular y adelgazamiento de las bandas de
fur, pues cuando está mezclada con otras especies aparecen colágeno dérmicas. Puede haber infiltrados inflamatorios
dichos ésteres en mayor o m enor cantidad. perivasculares.
El estudio histopatológico de la papilomatosis confluen­
te y reticulada muestra hiperqueratosis, papilomatosis y
Datos histopatológicos acantosis. Se observan además áreas de atrofia focal del estra­
No debe realizarse biopsia para el diagnóstico. Las alteracio­ to espinoso de Malpighi. Los vasos sanguíneos de la dermis
nes se limitan a hiperqueratosis ortoqueratósica y a la pre­ papilar se encuentran dilatados y muestran un infiltrado
sencia del parásito como hifas de 2 a 4 micrómetros y inflamatorio linfocítico leve.
102 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 7-14. Pitiriasis versicolor bajo luz de Wood.

El estatus de la especie fue confirmado por estimación


del porcentaje del contenido de G y C en el DNA por reaso­
ciación de DNA, así como cariotipificación al usar electrofo-
resis pulsada y secuenciar subunidades de ácido ribonucleico
ribosomal (rRNA). Hay heterogenicidad genética. Es posible
tipificar cepas al comparar fragmentos de restricción de
DNA, sondas moleculares y reacción en cadena de la poli-
merasa (PCR). Los m étodos actuales para identificar a los
Figura 7-13. Biopsia de pitiriasis versicolor ( Malassezia sp.], tin ­ hongos de este género incluyen técnicas moleculares como la
ción de PAS y Comori-Crocott [40 x}. cariotipificación, análisis por polimorfismo de longitud de
fragmentos de restricción (RFLP, del inglés restriction frag­
ment length polymorphism), secuencias de rRNA y DNA, y
Mediante microscopia electrónica se encuentran mela- características fisiológicas como la asimilación de diferentes
nocitos tumefactos grandes, vacuolización de las mitocon- fuentes de lípidos. En fecha reciente, estudios moleculares
drias e intensa degeneración de algunas células en las zonas han revelado que la pared celular de M. sympodialis se
hipopigmentadas. Además, en las hiperpigmentadas existen encuentra compuesta principalmente por ( 1- 6 )- ( 3- d -
melanosomas anormales de gran tamaño, y en las hipopig­ glucanos, lo que también puede ayudar a distinguir esta
mentadas, de tam año m enor que lo normal. especie de otras como M. furfur, la cual posee principalm en­
te en su pared celular residuos de (l-6)-|3-galactofuranosilo
relacionados con los galactomananos.
Datos de laboratorio Puesto que Ai. pachydermatis no necesita lípidos para su
desarrollo, la identidad de las especies restantes se ha confir­
Con luz de Wood, las lesiones presentan fluorescencia de mado mediante estudios de DNAn/DNA. Datos basados en
color oro o amarillo-verdoso (figura 7-14); empero, la inten­ estudios con electroforesis pulsada en campo de gel (PFGE,
sidad de la fluorescencia no siempre es proporcional al grado del inglés pulsed field gel electrophoresis) han mostrado que
de las lesiones, puesto que en ocasiones una pitiriasis versi­ las especies de Malassezia poseen diferentes cariotipos.
color con manifestaciones clínicas evidentes m uestra fluo­
rescencia mínima, sobre todo cuando la piel está humedecida
por sudor. Se carece de pruebas intradérm icas prácticas. En Diagnóstico
investigación se detectan anticuerpos y se hacen técnicas de
diferencial
inmunofluorescencia indirecta.
En el conejillo de Indias (cobayo o cuyo) y el ratón blan­ Con vitÍligo, leucodermia punteada, pitiriasis rosada, nevos,
co, se ha obtenido una dermatosis experimental muy similar tiña del cuerpo (figura 6-10), dermatitis seborreica, eritras-
a la de seres humanos. No se presenta en ratones sin pelo, ma (figura 27-1), casos indeterm inados de lepra. Las formas
quizá por la distrofia de folículos pilosos y glándulas sebá­ atróficas llegan a confundirse con micosis fungoide.
ceas. Este modelo ha perm itido mejorar la evaluación de los En el estudio micològico, debe distinguirse de Candida
antimicóticos. spp. (figuras 20-15 y 20-23) y dermatofitos (figura 6-20).
Capítulo 7 - Pitiriasis versicolor • 103

Con itraconazol, se han obtenido resultados similares


Pronóstico y tratam iento utilizando 100 a 200 mg/día, por cinco días; en casos benig­
Su importancia es estética; es una dermatosis asintomática y nos se recomiendan tres días de tratamiento, y en casos gra­
crónica que puede persistir por tiempo indefinido. Cursa ves, 15 días con 100 mg/día. También se utiliza fluconazol,
con exacerbaciones en lugares calientes y húmedos, y rem i­ 150 a 300 mg una vez a la semana durante 4 a 8 semanas.
siones espontáneas en clima frío y templado; esto no sólo El pramiconazol, un nuevo derivado azólico, se adm i­
depende del ambiente, también influyen raza, cantidad de nistra en dosis de 200 mg por vía oral una vez al día durante
parásitos, enfermedades subyacentes y respuesta del hués­ 2 a 3 días, con buena tolerabilidad y eficacia.
ped. Hay buena respuesta al tratamiento, pero las recurren­ Las foliculitis no muestran respuesta a los antibióticos,
cias son la regla; en lugares tropicales se presentan antes de pero sí a los derivados azólicos, en particular administrados
un año en 60%, y en dos años en 80%. Después del trata­ por vía sistèmica. En dermatitis seborreica, especialmente en
miento, quizá quede hipocrom ía residual varios meses, hasta pitiriasis capitis, se han usado estos últimos, en particular
que el paciente vuelve a asolearse el siguiente verano. en forma de champúes o espumas, y en fecha reciente la ter-
Localmente se utilizan lociones, cremas o jabones con áci­ binafina por vía oral y tópica. En dermatitis seborreica facial
do salicilico o azufre al 1 a 3%, toques yodados al 1%, ungüen­ y de pliegues también se utilizan los inhibidores de calcineu-
to de Whitfield, hiposulfito de sodio al 20% en solución acuosa, rina como el pimecrolimús y tacrolimús.
tiosulfito de sodio al 20% en solución acuosa o alcohólica, pro- Como tratam iento de la discromía en las variedades
pilenglicol al 50% en solución alcohólica, tolnaftato, tolciclato, hiperpigmentadas se ha estudiado el efecto de la cicloserina
pirrolnitrina, ácido undecilénico, ácido retinoico en loción o (un compuesto inhibidor de pigmentos derivados de triptó-
crema al 0.005%, ciclopiroxolamina al 1% en crema, terbinafi- fano con actividad de transaminasa) aplicada por vía tópica
na al 1% en crema, solución o gel, butenafina al 1% en crema o en solución acuosa con respuesta favorable al quinto día en
solución, cualquiera de los imidazoles tópicos al 1 o 2%, cham­ estudios clínicos preliminares.
púes con disulfuro de selenio al 2.5%, piritione de zinc (el cual
es útil tanto por su poder antimicótico-bactericida como por
su capacidad antiinflamatoria por medio del decremento en la
Prevención
producción de IL-1 por parte de los queratinocitos) o de keto-
conazol al 2%. Las lociones y las cremas se aplican a diario Se recomienda higiene adecuada, uso de ropa absorbente y
durante 3 a 4 semanas; los champúes se dejan en cabeza y piel m uda frecuente, cambio de clima o evitar sudar y aplicación
afectada unos minutos y se enjuagan, se recomienda 2 a 4 local de aceites o el uso de glucocorticoides, así como control
semanas; algunos aconsejan después del tratamiento inicial, de enfermedades subyacentes, como la diabetes.
control mensual con champú al 1% o con los jabones o pro­ Algunos recomiendan un preparado tópico, como cre­
ductos locales mencionados. mas, polvos o champúes antimicóticos, o jabones con azufre
Se ha probado una formulación de ketoconazol al 1% en y queratolíticos dos días por mes, ketoconazol por vía oral,
espuma, que en esquema de aplicación una vez al día por dos 200 a 400 mg dos días al mes, o itraconazol en dosis única
semanas tiene una eficacia comparable con otras formulacio­ mensual de 400 mg por vía oral.
nes tópicas de azoles. En el caso de infecciones en niños internados en unida­
Por vía sistèmica, se utiliza ketoconazol por vía oral en des de cuidado intensivo se recomiendan medidas higiénicas
varios esquemas: 400 mg/día en una sola dosis, o 200 mg/día regulares, dado que las levaduras pueden persistir en el cris­
por 10 a 30 días; con el esquema de 10 días hay que esperar la tal de las incubadoras alrededor de dos meses. El lavado de
curación 20 días más tarde; en casos muy extensos, es prefe­ manos cuidadoso de trabajadores de la salud que tienen con­
rible el esquema a largo plazo. Con la dosis única se aconseja tacto con animales de compañía es una m edida preventiva
baño previo y estimulación posterior de sudoración sin lava­ eficaz para evitar la transm isión nosocomial.
do por lo menos en 24 horas.

Bibliografía

♦ Axelson GK, Giorgadze T, Younberg GA. Evaluation o f the use o f ♦ Chanussot C, Arenas R. Foliculitis por Malassezia sp. Dermatol
Congo red staining in the differential diagnosis o f Candida vs R evM ex 2006;50(l):20-25.
various other yeast-form fungal organisms. J C utan Pathol ♦ Crespo-Erchiga V, Delgado-Florencio V. Malassezia species in
2008;35:27-30. skin diseases. C urr O pin Infect Dis 2002;15:133-142.
♦ Ayhan M, Sancak B, Karadum an A, A rikan S, Sahin S. Coloniza­ ♦ Crespo-Erchiga V, Delgado-Florencio V. Malassezia yeasts and
tion o f Neonate Skin by Malassezia species: Relationship with neo­ pityriasis versicolor. C urr O pin Infect Dis 2006;19:139-147.
natal cephalic pustulosis. J Am Acad D erm atol 2007;10:1016. ♦ Crespo-Erchiga V, Gomez-M oyano E, Crespo M. La pitiriasis
♦ Bouassida S, Boudaya S, G horbel R et al. Pityriasis versicolor de versicolor y las levaduras delgenero Malassezia. Actas Dermosifi-
l’e nfant étude rétrospective de 164 cas. A nn D erm atol Venéreol logr 2008;99:764-771.
1998;125:581-584. ♦ Crespo-Erchiga V, O jeda-M artos A, Vera-Casado A et al. Malas-
104 • Sección II - Micosis superficiales

sezia globosa as the causative agent o f pityriasis versicolor. Br J no A, Begley W, Sun Y, Lacey M, Chaudhary T, Keough T, Chu L,
D ermatol 2000;143:799-803. Sears R, Bo Yuan, Dawson Jr T. Dandruff-Associated Malassezia
♦ Crowson AN, Magro C. Atrophying tinea versicolor: A clinical and genomes reveal convergent and divergent virulence traits shared with
histological study o f 12 patients. Int J Dermatol 2003;42:928-932. plant and human fungal pathogens. PNAS 2007;104(18):730-735.
♦ Crowson AN, Magro CM. Atrophying tinea versicolor: A clinical ♦ Kruppa MD. Identification o f (l-6)-beta-D-glucan as the major
and histological study o f 12 patients. Int I Derm 2003;42:928-932. carbohydrate component o f Malassezia sympodialis cell wall. Car-
♦ Difonzo EM. Comparative efficacy and tolerability ofKetomousse bohydr Res 2009;344(18):2474-2479.
(Ketoconazole foam 1%) and ketoconazole cream 2% in the ♦ Maeda M et al. Pityriasis versicolor rubra. Eur J D ermatol
treatment o f pityriasis versicolor: results o f a prospective, multicen­ 2002;12:160-164.
tre randomized study. Mycoses 2008;51(6):532-535. ♦ Marcon M, Dwight Powel A. Human infections due to Malassezia
♦ Dworecka BK. Malassezia infections. Mikol Lek 2004; 11 (4):323-327. sp. Clin Microbiol Rev 1992;5(2):101-119.
♦ Escobar ML, Carmona-Fonseca J, Santamaría L. Onicomicosis ♦ Mayser P. Rapid reversal o f hyperpigmentation in pityriasis versi­
por Malassezia. R evlberoam Micol 1999;16:225-229. color upon short-term topical cycloserine application. Mycoses
♦ Faergemann J, Todd G, Pather S, Wawda Z, Gillies J, Walford T, 2009;52(6):541-543.
Barranco Ch, Q uiring N, Briones M. A double-blind randomized ♦ Méndez Tovar LJ, López M artínez R, H ernández H ernández F.
placebo controlled dose-finding study o f oral pramiconazole in Actualidades en Micologia Médica. 4ta Ed. México. UNAM
treatment o f pityriasis versicolor. J Am Acad D erm atol 2008:119-126.
2009;61(1):971-976. ♦ M idreuil F, Guillot J, Guého E, Renaud F, Mallié M, Bastide JM.
♦ Flemmer AW. Malassezia fu rfu r colonising the respiratory tract o f Genetic diversity in the yeast species Malassezia pachydermatis
mechanically ventilated neonates. Geburtshilfe N eonatol analysed by multilocus enzyme electrophoresis. Int J System
2008;212(l):22-26. Bacteriol 1999;49:1287-1294.
♦ Fortín M, López Barò A, Asial R, Bonete M. Pustulosis neonatal ♦ Ming Fan Y, Ming Huang W, Fan Li S, Feng Wu G, Lai K, Yi Chen
por Malassezia furfur. A porte de cuatro casos clínicos. D erm ato­ R. Granulomatous skin infection caused by Malassezia pachyder­
logía Argentina 1999;5:399-401. matis in a dog Owner. Arch Dermatol 2006;142:1181-84.
♦ Fry L, Baker B. Triggering psoriasis: the role o f infections and ♦ Padilla Desgarennes MC. Pitiriasis versicolor. Artículo de Revi­
medications. Clin D erm atol 2007;25:606-615. sión. Dermatología Rev Mex 2005;49:157-67.
♦ Guého E, Midgley G, Guillot J. The genus Malassezia with des­ ♦ Pereiro Miguens M. Situación actual de las infecciones por Malas­
cription o f fo u r new species. A ntoine van Leeuwenhoek sezia, Revisión. Piel 1999;14:76-87.
1996;69:337-355. ♦ Piérard-Franchim ont C, H erm anns IF, Degreef H, Piérard GE.
♦ Guillot J, Bond R. Malassezia pachydermatis: A review. Medical From axioms to new insights into dandruff. Dermatology
Mycology 1999;37:295-306. 2000;200:93-98.
♦ Guillot J, Guého E, Lesourd M et al. Identification o f Malassezia ♦ Ramos L, Mellado S, Ramadán S, Bulacio L, López C. Empleo de
species. A practical approach. J Mycol M ed 1996;6:103-110. blanco de calcoflúor para el estudio de las especies de Malassezia
♦ Gupta AK, Roma Batra M, Robyn B, Teun B, Dawson Jr T. Skin por microscopía electrónica. Rev A rgent M icrobiol 2006;38:4-8.
diseases associated with Malassezia species. J Am Acad D erm atol ♦ Rapelanoro R, M ortureux P, Couprie B et al. Neonatal Malassezia
2004;51:785-798. fu rfu r pustulosis. Arch D erm atol 1996;132(2):190-193.
♦ G uzmán A, Chanussot C, Arenas R, Cubilla E, De Silva D. Foli- ♦ Silva V, Moreno GA, Zaror L et al. Isolation o f Malassezia furfur
culitis por Malassezia. Estudio retrospectivo en 55 pacientes from patients with onychomycosis. J Med Vet Myc 1997;35:73-74.
inm unocom petentes. Dermatología CMQ 2005;3(4):325-330. ♦ Simmons RB, Guého E. A new species o f Malassezia. Mycol Res
♦ H ernández F, Méndez-Tovar LJ, Zazán E et al. Especies de Malas­ 1990;94:1146-1149.
sezia asociadas a diversas dermatosis y a piel sana en población ♦ Sugita T, Takashima M, Kodama M, Tsuboi M, Nishikawa A.
mexicana. Rev Iberoam Micol 2003;20:141-144. Description o f a new-yeast species, Malassezia Japónica and its
♦ Hirai A, Kano R et al. Malassezia nana. Int J Syst Evol Microbiol detection in patients with atopic dermatitis and healthy subjects. J
2004;54:623. Clin M icrobiol 2003;41(10):4695-4699.
♦ Isa Isa R, Cruz AC, Arenas R, D uarte Y, Linares MC, Bogaert H. ♦ Sugita T, Takashima M, Shinoda T et al. New yeast species, Malas­
Pitiriasis versicolor en niños. Estudio epidemiológico y micològi­ sezia dermatis, isolated from patients with atopic dermatitis. J
co de 797 casos estudiados en la República Dominicana. M ed Clin M icrobiol 2002;40(4):1363-1367.
C ut Iber Lat Am 2002;30(l):5-8. ♦ Torres E, Arenas R, Atoche-Diéguez C. Infecciones causadas por el
♦ Isa Isa R, Cruz AC, Arenas R et al. Pitiriasis versicolor en lactan­ género Malassezia. Med Cutan Iber Lat Am 2008;36(6):265-84.
tes. Estudio de 92 casos. Rev Iberoam Micol 2001;18:109-112. ♦ Yamasaki S. C-type lecitin Mincle is an activating receptor for
♦ Isa Isa R, Cruz AC, Arenas R et al. Pitiriasis versicolor en niños. pathogenic fungus Malasseszia. Proc Natl Acad Sci
Estudio epidemiológico de 797 casos estudiados en República 2009; 106(6): 1897-1902.
Dominicana. M ed Cut Iber Lat Am 2002;30(l):5-8. ♦ Zhao Y, Li L, Wang J, Kang F, Zhang Q. Cutaneous malasseziasis:
♦ Jun Xu, Saunders C, Hu P, Grant R, Boekhout T, Kuramae E, fo u r case reports o f atypical dermatitis and onychomycosis caused
Kronstad I, DeAngelis Y, Reeder NL, Johnstone K, Leland M, Fie- by Malassezia. Int J D erm atol 2010;49:141-145.
Piedras

La piedra blanca fue descrita por vez prim era en 1865 por H. inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Se encuentra en todos
Beigel en Londres en un postizo (chongo); mediante obser­ los continentes; hasta 1987 no se había reconocido en África;
vación directa precisó la naturaleza fúngica, pero no logró el la prevalencia es alta en Gabón; predom ina en Europa, este
aislamiento, y llamó al agente causal Champignon des chig- de Asia (en especial Japón y Rusia) y Latinoamérica, y es
nons; es probable que su aislamiento se haya contaminado menos frecuente en climas fríos, como en Finlandia. Se ha
pues las ilustraciones recuerdan un Aspergillus, que fue estu­ presentado una forma genitopubiana epidémica en estudian­
diado por L. Rabenhorst. En 1901, Malgoi-Hoes describió la tes brasileños, y en adultos jóvenes en Houston. Se ha infor­
variedad negra. mado en portadores sanos homosexuales, ahora con mayor
En 1890, G. Behrend creó el género Trichosporum, y en frecuencia que la forma localizada a la cabeza. En Brasil pre­
1902, J.P. Vuillemin, con lógica clínica y etiológica, denom i­ dom ina T. beigelii, seguido por T. inkin. También se ha
nó a la piedra blanca “tricosporia nodosa”, y al agente causal, encontrado en caballos y perros. Los mismos agentes causa­
Trichosporum beigelii; en 1926, N. Ota lo llamó Trichosporon les pueden originar afección de piel y uñas o generar enfer­
cutaneum. medad sistèmica. Algunos autores llaman “tricosporosis” a
En 1911, W. Horta diferenció perfectamente ambos las infecciones localizadas y “tricosporonosis” a las disemi­
tipos de piedra, y llamó Trichosporon al hongo de la negra; en nadas, pero siguiendo la terminología actual, es mejor lla­
1913, E. Brumpt lo denom inó Trichosporon hortai, y en 1928, marlas infecciones por Trichosporon spp.
E Fonseca y Aréa Leáo lo cambiaron por Piedraia hortae. La piedra negra está limitada a climas tropicales y sub­
En 1938, M.C.P. Langeron revisó la literatura médica y tropicales con lluvias abundantes. Predomina en Sudamérica
conjuntó los hallazgos históricos, y en 1951, M.J. Scott des­ y sudeste de Asia, lava, Vietnam del Sur e islas del Pacífico.
cribió el prim er caso en Norteamérica. En Brasil, se ha encontrado en indios xingu y zoro con una
prevalencia de más de 50%. En África central se ha hallado
un padecimiento similar en primates debido a otras especies
Sinonimia de Piedraia, como P quintanilhae. Se ha comunicado un caso
de piedra negra por T. ashaii.
Enfermedad de Beigel, tiñe a nodosa, tricosporia nodosa, pie­
dras nostras, piedra alba, piedra nigra.
Etiopatogenia
Definición La variedad blanca es ocasionada por una levadura asexua­
da, T. ashaii (T. beigelii, T. cutaneum), que por sus caracterís­
Micosis benignas y superficiales caracterizadas por cúmulos
ticas comunes con Cryptococcus, se incluye en el subfilo
fúngicos con aspecto nodular, más o menos duros y adheri­
(subphylum) Basidiomicotina. Vive como saprofito en el sue­
dos al pelo de axilas, pubis, barba o de cabeza; son de color
lo, agua, vegetales, en animales o sus excretas e incluso en el
café (marrón), amarillento o negro, y constituyen la variedad
tubo digestivo, la piel y excretas de los seres humanos.
blanca originada por especies de Trichosporon, en especial T.
Estudios ultraestructurales han revelado que, a diferen­
inkin, T. asahii (T. cutaneum, T. beigelii) y T. mucoides, y la
cia de otros hongos, en forma parasitaria se encuentran las
variedad negra, por P. hortae; casi nunca se encuentran
formas de reproducción del hongo unidas por un cemento, e
ambas en el mismo pelo.
incluso por fuera de las estructuras nodulares se han identi­
ficado las esporas.
Estas mismas estructuras se han dem ostrado en la ropa
Datos epidemiológicos interior de un paciente, lo que puede explicar la reinfección
La piedra blanca es una micosis cosmopolita poco frecuente. y aparente falta de respuesta al tratamiento.
Predomina en varones jóvenes, y se ha descrito en niños; se El hongo se localiza por debajo de la cutícula del pelo, sin
han observado casos familiares pero es poco contagiosa; no afectar la corteza ni la médula (figuras 8-1 y 8-2). T. beigelii es
hay pruebas concluyentes de transmisión sexual. Se ha suge­ el lectotipo y T. cutaneum es un sinónimo que debe abando­
rido predisposición individual y en la transmisión parecen narse. Sin embargo, recientemente T. cutaneum y T. beigelii se
intervenir fómites (fomes), como peines, brochas, recipien­ transfirieron a T. ashaii. Las especies aceptadas del género
tes para lavarse el pelo y cosméticos. Es favorecida por la Trichosporon (Behrend) son: T. ovoides (Behrend), T. inkin
humedad y la diabetes, y probablemente por el síndrome de (Oho ex Ota; do Carmo Sousa, van Uden), T. asahii (Akagi),

IOS
106 • Sección II - Micosis superficiales

Piedra blanca

Piedra negra

Figura 8-1. Representación esquemática de piedras.


Figura 8 -2 . A ] Piedra blanca. B] Trichosporon spp.

T. asteroides (Fissuricella filamento), T. cutaneum (De Beur- ción estromática compacta, explican la larga supervivencia
m ann et al.) y T. mucoides (Evelyne Guého, M. Smith). T. del hongo. También por microscopía electrónica y microaná-
inkin es el agente causal más frecuente de piedra blanca geni­ lisis de rayos X se ha demostrado la presencia de fósforo, azu­
tal, y junto con T. asahii y T. mucoides han quedado compren­ fre y calcio que forman parte del material extracelular e
didos en alteraciones sistémicas y mucocutáneas y piedra influyen sobre la organización del seudoparénquima. Pueden
blanca. Los factores predisponentes son estados neutropéni- estar presentes debido a la capacidad de los pigmentos tipo
cos, intervención quirúrgica de válvulas cardiacas, quem adu­ melanina de secuestrar iones y formar sulfatos y fosfatos que
ras extensas, heridas quirúrgicas abiertas y tratamiento con constituyen el material extracelular. Piedraia sólo ocasiona
esteroides. Puede coexistir con otros microorganismos cori- piedra negra y es el único hongo que produce colonización
neiformes, así como con Cephalosporium acremonium y con macroscópica y que cumple su ciclo completo en el ser hum a­
el bacilo aerobio Brevibacterium mebrellneri. no, incluso la producción de ascosporas en pelos vivos.
Las características morfológicas son muy parecidas, por Ocurre transm isión cuando las ascosporas salen de las
lo que se necesitan estudios moleculares para la identifica­ aseas durante el lavado y mojado del pelo; por tal razón, se
ción. consideran predisponentes la sudoración y los lavados con
agua.
Taxonomía
Familia Cryptococcaceae
Subfamilia Trichospovoidea Cuadro clínico
Especie Trichosporon beigelii ([Küchenmeister, Raben-
horst] Vuillemin, 1902)
Piedra blanca
Trichosporon cutaneum (Ota, 1926) Afecta el pelo de la piel cabelluda, menos a m enudo de bar­
ba, bigote, axilas y región genitopubiana, y rara vez cejas y
Trichosporon beigelii fue clasificado como basidiomiceto pestañas (figuras 8-1 y 8-2). Se caracteriza por ‘nodulos”
en 1971 por Kreger-van Rij y Veenhuis, se relaciona con Filo- adheridos al pelo y que m iden en promedio 1.5 mm de diá­
basidiella, y ha sido confirmado por secuencia parcial de 26S metro, aunque pueden variar de 0.5 a 4 mm; son fusiformes,
ácido ribonucleico ribosomal (rRNA). En Trichosporon y translúcidos y blandos; en ocasiones se forman manguitos
Malassezia se han aplicado secuencias de rRNA. El primero irregulares de color blanco-amarillento, café (marrón), gris o
es un complejo de seis especies, y la segunda, de 13 (cap. 7). rojizo (fig u ras 8-3 y 8-4). Su denominación no está justifica­
La variedad negra se estudia dentro de las feohifomicosis da pues carecen de la consistencia pétrea y no siempre son
superficiales; es ocasionada por P. hortae, ascomiceto dematiá- blancos.
ceo que tiene una localización subcuticular, sin atravesar la Son asintomáticos, se presentan en núm ero de 1 a 10 a
corteza, pero debido a la presión se rompe la cutícula y el hon­ lo largo del pelo; al tacto dan sensación de rugosidad y pue­
go envuelve el pelo y puede envainarlo formando un seudopa- den desprenderse con facilidad.
rénquima con aseas in vivo; sin embargo, en los sitios más Estos nodulos no constituyen un motivo de consulta y
afectados crece en contacto íntimo con la corteza y puede muchos casos se encuentran durante exploración derm ato­
haber desaparición completa de haces de microfibrillas. lógica por otras causas. Se han observado en personas sanas,
En estudios ultraestructurales in vivo, se ha observado en zonas perigenital y perianal, sobre todo en homosexuales.
que el hongo destruye la cutícula y puede penetrar la corteza; La localización en el escroto se ha denom inado “piedra blan­
se han caracterizado dos tipos diferentes de digestión; esto, ca genital”. Pueden originar invasión diseminada y profunda
junto con la lenta degradación de la queratina y la organiza­ en personas inmunodeficientes. Se han descrito lesiones
Capítulo 8 - Piedras • 107

Figura 8 -4 . Piedra blanca, examen directo. A ] Con KOH; B) con


tinta Parker azul.

filamentos de 2 a 4 micrómetros de diámetro, tabicados, con


artrosporas rectangulares, ovoides y redondeadas que al
agruparse adoptan formas poliédricas; se tiñen rápidamente
con tinta Parker azul (figura 8-4).
El cultivo debe realizarse en medio de Sabouraud simple
o adicionado con cloranfenicol, a temperatura ambiente (25
°C). En 10 a 12 días, las colonias miden 1 cm de diámetro, son
Figura 8-3 . Piedra blanca. A ) En pelo oscuro; B] en pelo castaño. lisas, de color blanco o crema por ambos lados; la superficie es
plisada o cerebriforme, en ocasiones brillante o un poco
húmeda; su consistencia se compara con la de la mantequilla.
Con el tiempo se secan y pierden brillo (figura 8-6).
semejantes a eccema en individuos con leucemia que están
En el estudio al microscopio hay seudofilamentos o fila­
recibiendo quimioterapia.
m entos septados de 2 a 4 micrómetros, artrosporas rectan­
gulares y blastosporas redondas u ovales que nacen de
Piedra negra manera unilateral o a partir de los ángulos de las artrosporas;
Se ubica sólo en el tercio distal del pelo de la piel cabelluda puede haber clamidosporas (figuras 8-2 y 8-6). En etapas tar­
(cuero cabelludo). Se caracteriza por nodulos de 0.5 a 4 mm días aparecen órganos de fijación (appressorium), ramifica­
de diámetro, de color café (marrón) oscuro o negro, fusifor­ ciones en forma de coliflor con brazos cortos constituidos
mes, cónicos o duros y firmemente adheridos al pelo (figuras por dicotomías sucesivas.
8-1 y 8-5); al pasar el peine dan la sensación de arena. Las colonias crecen mejor entre los 27 y los 37 °C, son
sensibles al Actidione, y utilizan inositol. Son ureasa-positi-
vas después de 18 a 24 h a 37 °C; reducen tetrazolio (color
Estudio micológico rosado) luego de 24 a 48 h a 27 °C. Se necesitan estudios
bioquímicos para la identificación de la especie. Utilizan
Piedra blanca varios azúcares, como dextrosa, lactosa, D-xilosa e inositol,
En ocasiones, con luz de W ood ésta da fluorescencia de color no asimilan nitrato potásico, y producen una reacción posi­
blanco amarillento o amarillo verdoso. En el examen directo tiva con la solución B de diazonio azul. No fermentan carbo­
al microscopio con hidróxido de potasio se observa parasita- hidratos. Se pueden utilizar los equipos disponibles en el
ción ectothrix (figura 8-2); entre las células de la cutícula hay comercio para su rápida identificación.
108 * Sección II - Micosis superficiales

Figura 8 -5 . Piedra negra. A ] Examen microscópico; B) acerca­ Figura 8 -6 . Trichosporon sp. A ) Colonia. B] Filamentos artrospo-
miento de aseas. rados y clamidosporas.

La re p ro d u c c ió n in vitro es difícil, se in c u b a n cajas de de la cu tíc u la . E n p ie d ra n e g ra , las e sp o ras so n de c o lo r café


P etri a 24 °C co n p e lo s claro s n o e stériles y se h id r a ta n p e r ió ­ (m a rró n ) y co n PAS (ácid o p e ry ó d ic o de Schiff) am b as
d icam en te. a d q u ie re n c o lo r rojizo. E n la p iel n o h a y a ltera cio n e s in fla­
m a to rias.
Piedra negra
C o n luz de W o o d n o h a y fluorescencia. E n el ex am en d irecto
al m icro sco p io c o n h id ró x id o de p o ta sio se o b serv a n fila m e n ­
Datos de laboratorio
tos frag m e n ta d o s q ue a d o p ta n el asp ecto de células p o lié d ri­ N o h a y re a c cio n e s serológicas.
cas; se p u e d e n o b se rv ar aseas aisladas o a g ru p ad as, que tie n e n
o cho asco sp oras fu siform es y u n filam en to te rm in al, so n fu si­
form es y m id e n 10 p o r 30 m ic ró m e tro s (figuras 8-1 y 8-5). Diagnóstico diferencial
Las co lo n ia s crec e n m u y le n ta m e n te en m e d io de
S a b o u ra u d co n c lo ran fe n ic o l a 25 °C; en 2 a 3 sem an as so n T ric o rre x is n u d o sa , m o n ileth rix, tric o m ic o sis (fig u ra 28-1,
de co lo r café (m a rró n ), v e rd e o n e g ro ; so n lisas, c o n c e n tro cap. 28), p e d ic u lo sis de la cab eza y el p u b is, tiñ a de la cabeza
a c u m in a d o y p lisad o , y p u e d e n a d o p ta r u n a sp ec to cereb ri- (fig u ras 6-5, 6 -6 y 6-21), folicu litis, tric o p tilo sis y d e rm a titis
form e; so n m u y só lidas, e stá n a d h e rid a s al m e d io de cultivo, seb o rreica.
y d ifu n d e n u n c o lo r o sc u ro o ro jizo (fig u ra 8-7).
E n el e stu d io al m ic ro sc o p io se o b se rv a n fila m e n to s p ig ­
m e n ta d o s co rto s, de p a re d g ru e sa , ra m ific ad o s y tab ica d o s, Complicaciones
h ay cla m id o sp o ra s y en o casio n e s p e rite c io s g lo b o so s u o v o i­
E n p ie d ra b la n c a se h a n in fo rm a d o aso cia cio n e s con B revi-
des c o n sus aseas y a sc o s p o ra s. La tia m in a , 0.01 m g /m l,
ba cterium y co rin e b a c te ria s. Trichosporon p u e d e c o m p o r ta r­
e stim u la el c recim ien to .
se c o m o o p o rtu n is ta en in m u n o d e p rim id o s (fig ura 8-8); se
h a n in fo rm a d o o titis, lesio n es c u tá n e a s p are c id a s a tiñ a s o
can d id o sis, in c lu so lesio n es n e c ró tic a s y fo rm as graves:
Datos histopatológicos
e n d o fta lm ía , sepsis, e n d o c a rd itis, n e u m o n ía , ab scesos p u l­
El d ia g n ó stic o n o re q u ie re e stu d io h isto p ato ló g ic o . E n p ie ­ m o n a re s y cereb rales, y p e rito n itis (p a cie n te s en diálisis); a
d ra b lan ca , se o b se rv a c ó m o el h o n g o e m p u ja alg u n as células m e n u d o so n letales e n p re s e n c ia de n e u tro p e n ia . Es excep-
Capítulo 8 - Piedras • 109

cional la afección ungueal, y se puede presentar relacionada


con mohos no dermatofitos (4.5% en Brasil).

Tratam iento
Se recom ienda higiene adecuada. Lo más sencillo es el
rasurado o el corte de pelo. Toques yodados al 1 a 2%, solu­
ciones con ácido salicílico al 5 a 50%, glutaraldehído al 2%
o azufre al 6%, disulfuro de selenio al 2%, tintura de Caste-
llani, solución de clorhexidina, piritione de cinc, ciclopi-
roxolamina, o cualesquiera de los derivados azólicos por
vía oral, en crema o en champú. En antifungigram as hay
sensibilidad a los benzoim idazoles y a los polienos. En
infecciones resistentes o recurrencias se adm inistra itraco-
nazol o fluconazol por vía oral durante un mes, solos o
combinados con tratam iento tópico. En piedra negra se usa
terbinafina, 250 m g/día por seis semanas; sin embargo es
m uy difícil de elim inar el hongo.
En infecciones extensas, o sistémicas, o ambas, el pro­
nóstico es m ortal en 60 a 90%; se recomienda anfotericina B
y voriconazol. Si la infección se relaciona con prótesis cardia­
cas, el pronóstico mejora al retirar el material infectado.

> Infecciones por Blastoschizomyces capitatus


Es un hongo filamentoso descrito como Trichosporon
capitatus (Diddensy, 1942). Se ha relacionado con basi-
diomicetos y ascomicetos, y se ha propuesto transferirlo a
Geotrichum. Su estado teleomorfo es Dipodascus capita­
tus (de Hoog, Smith, Guého, 1992). La colonia es cremosa
Figura 8-7. Piedraia hortae. A ] Cultivo. B) Examen microscópico.
y, cuando envejece, vellosa; produce artrosporas, blastos-
poras, aneloconidios y algunas clamidosporas. Es un
saprofito del suelo y se encuentra entre la microbiota nor­
mal. Las infecciones han sido localizadas en Europa occi­
dental; en cambio, Trichosporon ha sido descrito
principalmente en N orteam érita.
Se han reportado casos en sujetos con alteraciones
inmunitarias (especialmente en neutropénicos), leucemia
aguda, quimioterapia, tratamiento con equinocandinas,
afección de sistema nervioso central, infecciones nosoco­
miales, endocarditis, sepsis, lesiones osteoarticulares, neu­
motorax, queratitis e incluso lesiones bucales similares a
candidosis; puede dar mastitis en el ganado. Puede tratarse
con anfotericina B (liposomal), 5-fluorocitosina o deriva­
dos azólicos, como fluconazol y voriconazol.

Pronóstico
Es benigno, la enfermedad es fácilmente curable. En algunos
lugares primitivos del Viejo Continente no se proporciona
Figura 8 -8 . Tricosporosis diseminada, filamentos y esporas en tratam iento porque tiene una connotación religiosa y de
biopsia [Gomori-Grocott, 40x). belleza. La piedra blanca recurre con facilidad.
110 • Sección II - Micosis superficiales

♦ Arce M, Arenas R. Infeccoes dermatológicas por Trichosporon ♦ Gueho E, Improvisi L, De Hoog GS, D upont B. Trichosporon on
beigelii: estudo retrospectivo de 13 casos en pacientes imunocom- humans: A practical account. Mycoses 1994;37( 1-2):3-10.
petentes. An Brasil D ermatol 1998;1:13-15. ♦ Gupta AK, C haudhry M, Elewsky B. Tinea corporis, tinea cruris,
♦ Arenas R, Arce M. Infecciones superficiales por Trichosporon tinea nigra andpiedra. Clin Dermatol 2003;21:395-400.
cutaneum. Estudio prospectivo en 10 pacientes diabéticos. D er­ ♦ Kanitakis J, Persat E, Piens MA et al. Black piedra: Report o f a
matología Rev Mex 1997;41(5):181-183. French case associated with Trichosporon ashaii. Int J Dermatol
♦ Avram A, Buen G, Binet O, Gracia AM, Cesarini JP. Etude clini- 2006;45:1258-1260.
que et mycologique concernant 11 cas de Trichosporie noueuse ♦ K handpur S, Silvanagi-Reddy B. Itraconazole therapy fo r white
(Piedra blanche) génito-pubienne. A nn D erm atol Venereol piedra affecting scalp hair. J Am Acad D erm atol 2002;47:415-
1987:819-827. 418.
♦ Bonifaz A, Gómez-Daza F, Paredes V, Ponce RM. Tinea versico­ ♦ Kiken DA, Sekaran A, Antaya RJ et al. White piedra in children. J
lor, tinea nigra, white piedra, and black piedra. Clin D ermatol Am Acad D erm atol 2006;55:956-961.
2010;28(2):140-5. ♦ Kim SH, Kim DH, Joo S, Yoo JI, Kim HB, Kim NJ, Lee YS, Oh M,
♦ Casz Schechtman R. Nondermatophy tic filam entous fungi infec­ Kim EC, Eun HC, Choe KW. Chronic cutaneous disseminated
tion in South America-Reality or misdiagnosis? D erm atol Clin Trichosporon asahii infection in a nonimmunocompromised
2008;26:271-283. patient. J Am Acad D erm atol 2008;59:S37-S39.
♦ Coim bra Jr CE, Santos RV. Black piedra among the Zoro Indians ♦ Magalhaes AR. Morphological and biochemical characterization
from Am azonia (Brazil). Mycopathologia 1989;107(l):57-60. o f aetiological agents o f white piedra. M em Inst Oswaldo Cruz
♦ Chagas-Neto TC, Chaves GM, Colombo AL. Mycopathologia. 2008;103(8):786-790.
Update on the genus Trichosporon 2008;166(3):121-32. ♦ Nakagawa T, Nakashim a K, Takaiwa T et al. Trichosporon cuta­
♦ Chittick P, Palavecino EL, Delashm itt B, Evans J, Peacock JE Jr. neum (Trichosporon ashaii) infection mimicking hand eczema in
Case o f fatal Blastoschizomyces capitatus infection occurring in a a patient with leukemia. J Am Acad D erm atol 2000;42:929-931.
patient receiving empiric micafungin therapy. A ntim icrob Agents ♦ Perez-Sänchez I, Anguita J, M artin-Rabadan P et al. Blastoschi­
Chem other 2009;53(12):5306-7. zomyces capitatus infection in acute leukemia patients. Leuk
♦ David C, M artin DB, Deng A, Cooper JZ. Disseminated Trichos­ Lymphom a 2000;39(l-2):209-212.
poron inkin and Histoplasm a capsulatum in a patient with newly ♦ Pulvirenti N, DallÖglio F, Greco AM, Olivieri S, Schwartz RA,
diagnosed AIDS. J Am Acad D erm atol 2008;59:sl3-sl5. Micali G. Superficial cutaneous Trichosporon asahii infection in
♦ Davies F, Logan S, Johnson E, Klein JL. Sternal wound infection an immunocompetent host. Int J D erm atol 2006;45:1428-1431.
by Trichosporon inkin following cardiac surgery. J Clin M icrobiol ♦ Roselino AM, Seixas AB, Thomazini JA, Maffei CM. An outbreak
2006;44:2657-2659. o f scalp white piedra in a Brazilian children day care. Rev Inst
♦ De Almeida Jr HL, Rivitti EA, Jaeger RG. White piedra: Ultras­ M ed Trop Sao Paulo 2008;50(5):307-9.
tructure and a new microecological aspect. Mycoses 1990;33(9- ♦ Segal E, Elad D. C andida species and Blastoschizomyces capita­
10):491-497. tus. En: Collier L, Balows A, Sussman M (eds). Topley & W ilson’s
♦ de Hoog S, Guého E. White piedra, black piedra, and tinea nigra. M icrobiology and M icrobial Infections. Vol 4. 9th ed. London.
En: Merz GM, Hay RJ (eds). Medical mycology. Topley & A rnold 1998:423-460.
W ilson’s M icrobiology and M icrobial Infections. 10th ed. Lon­ ♦ Tambe SA, D hurat SR, Kumar CA, Thakare P, Lade N, Jerajani H,
don. A rnold 2005:196-201. M athur M. Two cases o f scalp white piedra caused by Trichosporon
♦ Drake LA, D inehart ChS, Farm er ER et al. Guidelines o f care fo r ovoides. Indian J D erm atol Venereol Leprol 2009;75(3):293-
superficial mycotic infection o f the skin: Piedra. J Am Acad D er­ 295.
matol 1996;34:122-124. ♦ Therizol-Ferly M, Kombila M, Gomez de Diaz M et al. White
♦ Figueras MJ, Guarro J, Zaror L. New findings in black piedra piedra and Tichosporon species in equatorial Africa. II. Clinical
infection (letter). Br J D erm atol 1996;135(1):157-158. and mycological associations: An analysis of 449 superficial
♦ Figueras MJ, G uarro J, Zaror L. Ultrastructural aspects o f hair inguinal specimens. Mycoses 1994;37(7-8):255-260.
digestion in black piedra infection. J M ed Vet Mycol ♦ Yun SI, Lee IB, Shin MG et al. Cutaneous abscess by Trichosporon
1997;35( 1): 1-6. asahii developping on a steroid injection site in a healthy adult.
♦ Gip L. Black piedra: The first case treated with terbinafine (Lami- Clin Exp D erm atol 2006;31:545-547.
sil). Br J D erm atol 1994;130(Suppl 43):26-28. ♦ Zaror L, Moreno MI. White piedra. Report of a case. Rev Med
♦ Gip L. Terbinafine fo r black piedra [letter]. Lancet Chil 1996;124(5):593-596.
1993;341 (8853): 1164.
♦ Gueho E, De Hoog GS, Smith MT. Neotypification o f the genus
Trichosporon. A ntonie van Leeuwenhoek 1992;61(4):285-288.
Tiña negra

Se dice que la enfermedad fue reconocida en China por


Patrick M anson en 1872 y descrita en 1898 por el colombia­
Datos epidemiológicos
no Montoya y Flores como Carate negro, aunque estas obser­ Es de distribución universal, pero es poco frecuente; se han
vaciones parecen corresponder a pitiriasis versicolor. informado más casos en Asia, África, Centroamérica, Sud-
En 1891, Alejandro Cerqueira, en Brasil, identificó el américa y el Caribe. En la parte no latina de América se han
padecimiento como queratomicosis nigricans palmaris, pero registrado 150 enfermos desde 1950. Predomina en jóvenes
hasta 1916 su hijo realizó la publicación junto con otros ocho de ambos sexos. Se han comunicado más casos en mujeres
casos. menores de 20 años de edad. Afecta cualquier raza; antes de
En 1921, W erneck Parreiras Florta llamó al hongo Cla- 1977, no se había observado en sujetos de raza negra. El
dosporium werneckii. En los prim eros decenios del siglo XX padecimiento familiar no es genético, sino que depende de
Maurice Charles Pierre Langeron y Joáo Ramos e Silva sepa­ exposición a una fuente común; la hiperhidrosis es un factor
raban la tiña negra causada por C. mansoni de la queratom i­ predisponente.
cosis nigricans debida a C. werneckii, que hoy se sabe que son Se observa más a menudo en regiones tropicales y subtro­
idénticas. En 1973, Dante Borelli describió como agente cau­ picales, sobre todo donde la temperatura media es de alrede­
sal Cladosporium castellani que hoy se ha identificado como dor de 20 °C. Se han registrado pacientes en Latinoamérica,
Stenella araguata; se duda de su patogenicidad ya que quizá Asia, África, EUA y Europa. En la República Mexicana, se han
sólo haya sido un contaminante. observado de manera esporádica en Sinaloa, Guerrero, Jalisco,
En 1984, K. Nishim ura y M. Miyaji propusieron el géne­ Tamaulipas, Veracruz, Cancún y la ciudad de México. Algu­
ro Hortaea para colocar E. werneckii, al observar mediante nos habitantes de zonas templadas la adquieren al ir de vaca­
microscopía electrónica que las células conidiógenas son ciones a sitios con clima húmedo y caluroso.
simpodiales y anelídicas; sin embargo, Michael McGinnis y
colaboradores no concordaron y propusieron Phaeoanne-
llomyces al observar células levaduriformes con anélidos. No Etiopatogenia
obstante, según Kwon-Chungy Bennett (1992), ambos nom ­
bres son superfluos. En 2008, Alexandro Bonifaz, H. Badali, Se origina por un hongo negro pleomorfo con gran capaci­
S de Hoog y colaboradores com unicaron 22 casos en México dad osmótica, que inicialmente es una levadura y después se
y en 10 estudiaron las secuencias de las regiones de espacia­ transform a en moho, Hortaea (Exophiala o Phaeoannellomy­
dor interno transcrito (ITS, del inglés internal transcribed ces) werneckii (figura 9-1); tiene relación filogenética con el
spacer) del DNA ribosomal. En la actualidad la amplificación orden Capnodiales, anteriormente la tenía con Aureobasi-
de un fragmento de 306 pares de bases de DNA mediante los dium, anamorfo del orden Dothideales, familia Dothioraceae
cebadores o iniciadores (primers) Hor-F y Hor-R, permite y no m uestra claro vínculo con Exophiala. Su nicho ecológi­
identificar con certeza H. werneckii. co (vegetales, suelo y alimentos) es halofílico, es decir, con­
tiene altas concentraciones de sal. De hecho, los casos se
relacionan con residencia en costas o visitas a las mismas. H.
Sinonimia acidophila es otra especie del género no patógena en seres
humanos. Una especie no válida probablemente relacionada
Tinea nigra, cladosporiosis epidérmica, queratomicosis negra con tiña negra es Catenulostroma castellani.
palmar, pityriasis nigra, exofialosis epidérmica, microsporiosis Se ha aislado Stenella araguata (Sydow) que correspon­
negra. La denominación tinea nigra no tiene aceptación uni­ de a lo que originalmente se identificó como Cladosporium
versal, y algunos prefieren la de feohifomicosis superficial. castellani (Borelli, Marcano, 1973).
El microorganismo causal se ha descrito de varias m ane­
Definición ras:

Micosis superficial causada por Hortaea (Exophiala o Carate negro* (Montoya, Flores, 1898), Montoyella
Phaeoannellomyces) werneckii; afecta la capa córnea de las nigra* (Castellani, 1905), Cladosporium mansonii (Pinoy,
palmas, casi nunca de las plantas y de otros sitios. Se caracte­ 1912), Cryptococcus metaniger (Castellani, 1927), Pullularia
riza por manchas hiperpigm entadas de color café (marrón)
oscuro o negras, bien limitadas, no inflamatorias, cubiertas
por escamas muy finas y asintomáticas. *Estos agentes seguram ente corresponden a M. furfur.

Ill
112 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 9-1. Hortaea (Exophiala) werneckii, fase de levadura y fila­


mentosa. (Modificada de McGinnis M. Laboratory Handbook of
Medical Mycology. New York. Academic Press, 1980.)

werneckii (DeVries, 1952), Cladosporium werneckii (Horta,


1921), Exophiala werneckii ([Horta] von Arx, 1970), Hortaea
werneckii (Nishimura, Miyaji, 1984), Phaeoannellomyces wer­
neckii (McGinnis, Schell, 1985), Hortaea werneckii (Horta,
1921; Nishimura, Miyaji, 1985).
Tras realizar estudios moleculares, se ha especulado su
origen acuático. Los tipos estudiados de acuerdo al ácido
desoxirribonucleico mitocondrial (mtDNA) tienen amplia
distribución, y no se han correlacionado con su origen geo­
gráfico. Por reacción en cadena de la polimerasa (PCR), se ha
determinado como cebador un oligonucleótido específico
(figura 9-2). El diagnóstico molecular se realiza con técnicas

Figura 9-3. A ) Tiña negra palmar; B) acercamiento.

de PCR-huellas dactilares genéticas (fingerprinting) o usando


secuencias del ITS del rDNA.
La micosis parece depender de inoculación traumática,
y la adhesión prim aria puede explicarse por interacción
hidrofóbica; asimismo, es posible que el hongo se adhiera
por la producción de polisacáridos extracelulares, y que per­
manezca por la asimilación de productos lipídicos. No pare­
ce haber transmisión interhumana; la recurrencia se debe a
reexposición.

Cuadro clínico
El periodo de incubación dura entre 10 a 15 días y varias
semanas. Afecta principalmente una palma, casi siempre la
izquierda; puede ser bilateral o afectar las plantas, el cuello o
el tronco. Se caracteriza por manchas hipercrómicas de color
café (marrón) oscuro o negro, de límites bien definidos y
Figura 9 -2 . Distribución mundial de los tipos de ácido desoxirri­
bonucleico mitocondrial (m tDNA) en H. werneckii. (Modificada de más pigmentados, con contornos policíclicos (figura 9-3).
Topley & W ilson's Microbiology and microbial infections. Vol 4. 9th Hay descamación fina y poco notoria. Las manchas semejan
ed. London. Arnold. 1998.) a las que se producen por contacto con nitrato de plata. La
Capítulo 9 - Tiña negra • 113

Figura 9-5 . Hortaea (Phaeoannellomyces] werneckii. A ) Colonia


levaduriforme; B] moho de colonia tardía.

hifas aéreas (figura 9-5). Según algunos, cuando el creci­


miento se inicia en forma micelial, corresponde a C. castella­
ni (S. araguata).
Al principio, el examen microscópico sólo m uestra célu­
las levaduriformes ovales parcialmente hialinas, de 3 a 10
micrómetros, con un tabique único, y se producen a los lados
o al final de los filamentos (figura 9-1); tienen la capacidad
de generar en sus polos células hijas por conidiogénesis en
anélidos. Las colonias maduras dan hifas tortuosas de color
Figura 9 -4 . Tiña negra. A ) filamentos pigmentados [KOH 4 0 x]; verde oscuro, con tabiques y conidióforos en anélidos o ani­
B] filamentos pigmentados, artrosporados [KOH, 40x). llos muy conspicuos que producen racimos de conidios
(aneloconidios) fusiformes con un tabique (figura 9-6). En
ocasiones se encuentran clamidosporas. El aspecto de leva­
dura o m oho varía con las condiciones ambientales y los
evolución es crónica y asintomàtica; a veces hay prurito leve;
nutrim entos del medio de cultivo; por ello, se recomienda el
es posible que haya curación espontánea.
medio Lactrimel. Como prueba bioquímica, se puede utili­
Se ha informado como agente de feohifomicosis sistè­
zar la hidrólisis de la caseína, que es positiva, y la distingue
mica (cap. 31).
de E. dermatitidis ( Wangiella dermatitidis) que es negativa.
No se dispone de pruebas serológicas ni de inoculación
en animales.
Estudio micològico
El examen directo se realiza con cinta adhesiva transparente
o hidróxido de potasio (KOH); se observan hifas de color café Datos histopatológicos
(marrón) o verde oscuro, ramificadas, tabicadas, con extre­
No se requiere biopsia. Se encuentra engrasamiento leve de
mos delgados y hialinos; miden 1.5 a 3 micrómetros de diá­
la capa córnea. Con hematoxilina y eosina quedan de m ani­
metro y producen blastosporas con tabiques o sin ellos (figura
fiesto hifas pigmentadas, cortas o ramificadas y blastosporas;
9-4). La imagen clínica y el examen directo con KOH son
hay acantosis leve. En dermis no se observa reacción infla­
suficientes para afirmar el diagnóstico. Como en otros hon­
matoria, o puede haberla con infiltrado perivascular de
gos pigmentados, no se recomienda usar negro de clorazol.
mononucleares.
A fin de efectuar el cultivo, conviene limpiar prim ero la
piel con alcohol al 70% y sembrar las escamas en gelosa glu-
cosada de Sabouraud sola o adicionada con antibióticos (clo-
ranfenicol y cicloheximida) a tem peratura ambiente. En una
Diagnóstico diferencial
a tres semanas crecen colonias levaduriformes negras y bri­ Nevos pigmentados, melanoma y léntigo maligno, enferme­
llantes, que después se tornan verdosas o grises, y aparecen dad de Addison, dermatitis por contacto, eritema pigmenta-
114 • Sección II - Micosis superficiales

regular de la pigmentación y presencia de espículas en la


periferia.

Tratam iento
Ungüento de Whitfield, ácido retinoico, tintura de yodo al 1
a 2%, soluciones con ácido salicílico al 2%, o azufre al 3%,
tiabendazol en suspensión o crema al 10%, ciclopiroxolami-
na al 1% en crema o gel, disulfuro de selenio al 2%, terbina-
fina o los imidazoles tópicos al 1 a 2%, una o dos veces al día
hasta que desaparezcan las lesiones; incluso estas últimas
pueden desprenderse con cinta adhesiva transparente. A
veces, se pueden utilizar azoles por vía oral como ketocona-
zol en dosis de 200 mg; itraconazol, 100 mg, e incluso terbi-
Figura 9 -6 . H. werneckii, aspecto microscópico [azul de lactofe- nafina, 250 mg, a diario durante tres semanas. Algunos han
nol, 40x). confirmado curación al suprim ir la sudoración palmar con
cimetidina.

do fijo, pigmentación por nitrato de plata u otros agentes


externos, tiña de la mano (figura 6-15). Se puede hacer una
Pronóstico
mejor exploración física con epiluminiscencia utilizando el Es benigna, sólo hay incom odidad estética; puede durar años
dermatoscopio (dermoscopio). Se observa una distribución o curar sola.

♦ Abliz P, Fukushima K, Takizawa K et al. Specific oligonucleotide ♦ M aldonado I, Fernández Canigia L, Leitner R, Vitale RG. Tinea
primers fo r identification o f Hortaea werneckii, a causative agent nigra palmaris: un caso clínico en Argentina. Rev Argent M icro­
c^f tinea nigra. Diag M icrobiol Infect Dis 2003;46:89-93. biol 2007;39(4):218-20.
♦ Bonifaz A, Badali H, de Hoog GS, Cruz M, Araiza J, Cruz MA, ♦ Mayorga J, Tarango V, Soto A et al. Tiña negra palmar. Los prim e­
Fierro L, Ponce RM. Tinea nigra by Hortaea werneckii, a report o f ros tres casos reportados en Jalisco. Dermatología Rev Mex
22 cases from Mexico. Stud Mycol 2008;61:77-82. 2000;44(5):245-247.
♦ Bonifaz A, Gómez-Daza F, Paredes V, Ponce RM. Tinea versico­ ♦ M cGinnis MR, Schell WA, Carson J. Phaeoannellomyces and the
lor, tinea nigra, white piedra, and black piedra. Clin D erm atol Phaeococcomycetaceas, new dematiaceous blastomycete taxa. J
2010;28(2):140-5. M ed Vet Mycol 1985;23:178-188.
♦ Castañón Olivares LR. Tiña Negra y Piedras. En: M éndez Tovar ♦ Pegas JR, Criado PR, Lucena SK et al. Tinea nigra: Report o f two
LJ, López M artínez R, H ernández H ernández F. Actualidades en cases in infants. Pediatric D erm atol 2003;20(4):315-317.
Micología Médica, 5ta Ed. México. UNAM 2010:135-137. ♦ Shannon PL, Ramos-Caro FA, Cosgrove BF, Flowers FP.
♦ Clemente-Ruiz de Almirón A, Corbalán-Vélez R, M artínez-Es- Treatment o f tinea nigra with terbinafine. Cutis 1999;64(3): 199-
cribano I et al. Lesión pigmentada plantar asintomática en una 201 .
mujer joven. Actas Dermosifiliogr 2009;100:611-2. ♦ Tseng SS, W hittier S, Miller SR, Zalar GL. Bilateral tinea nigra
♦ De Cock AW. Population biology o f Hortaea werneckii based on plantaris and tinea nigra plantaris mimicking melanoma. Cutis
restriction parteras o f mitochondrial DNA. A ntonie van Leeuw­ 1999;64(4):265-268.
enhoek 1994;65(l):21-28. ♦ Uijthof JM, De Cock AW, De Hoog GS, Q uint WG, van Belkum
♦ De Hoog GS, Guého E. Agents o f white piedra, black piedra and A. Polymerase chain reaction-mediated genotyping o f Hortaea
tinea nigra. En: Merz WG, Hay RJ (eds). Topley & W ilson’s. werneckii, causative agent o f tinea nigra. Mycoses 1994;37(9-10):
Medical Mycology. 10th ed. London. A rnold 2005;11:195-201. 307-312.
♦ Durán C, Carbajosa J, Arenas R. Tiña negra plantar. Estudio de tres ♦ Xavier MH, Ribeiro LH, D uarte H, Sarama G, Souza AC. Derma-
casos en México. Dermatología Rev Mex 1992;36(3):170-171. toscopy in the diagnosis o f tinea nigra. D erm atol Online J
♦ Gupta G, Burden AD, Shankland GS, Fallowfield ME, Richard­ 2008;14(8):15.
son MD. Tinea nigra secondary to Exophiala werneckii respon­ ♦ Yoshida S, Takeo K, N ishim ura K, Miyaji M. Cell-surface hydro-
ding to itraconazole [letter], Br J D erm atol 1997;137(3):483-484. phobicity and lipolysis as essential factors in human tinea nigra.
♦ Larangeira de Almeida, Jr H. Tratamento bem-sucedido de Tinea Mycoses 1995;38(ll-12):489-494.
nigra palmaris com terbinafina tópica. An Bras D ermatol
2000;75(5):639-640.
10 Oculomicosis (queratitis micótica)

En 1879, T. Leber, en Alemania, comunicó un hipopión cau­ tar y puede dar lugar a alteraciones oculares e incluso cegue­
sado por algunas especies de Aspergillus en un campesino, y ra. Las endoftalmitis por lo general son consecuencia de
reprodujo la enfermedad en un conejo. traum atism o o intervención quirúrgica ocular (exógenas) o
Las queratomicosis han sido frecuentes, pero en 1952 se de extensión directa de otra infección fúngica desde tejidos
detectó un incremento notable, cuando se empezaron a usar vecinos, o de diseminación hematógena (endógenas).
de m anera indiscrim inada glucocorticoides en preparacio­
nes oculares.
En 1955, L. W. Paulter, E. E. Roberts y R. W. Beamer Datos epidemiológicos
comunicaron el prim er caso de úlcera corneal por Monospo- Micosis cosmopolita. La frecuencia se calcula en 7 a 53% de
rium apiospermum en un granjero; en 1959, G ordon y cola­ las queratitis ulcerosas. En México se ha visto en varones
boradores comunicaron el segundo caso por este mismo (75%) con edad promedio de 45 años y referencia de traum a­
hongo en un empacador de pescado, tratado con buenos tismo en 36 a 50%. En un estudio de 1 010 casos sospechosos
resultados mediante nistatina y anfotericina B. En 1967, G. estudiados en ocho años en Mumbai (antes Bombay), India,
Naum ann, W. R. Green y L. E. Zim m erm an realizaron un se inform aron positivos 367. De éstos, 79% tenía 21 a 50 años
estudio histopatológico en 73 pacientes con queratitis m icó­ de edad y se observó predominio en varones; 88% com pren­
tica y aislaron el hongo en 11 de ellos. En 1970, D. B. Jones, dió agricultores o trabajadores de la construcción, y en 90%
R. Sexten y G. Rebell aislaron 38 cultivos en úlceras cornea­ hubo antecedente de traumatismo; el agente causal más fre­
les micóticas; 29 dependieron de Fusarium. En 1975, Ricar­ cuente fue Aspergillus. Fusarium es la causa más habitual en
do Zapater, en Argentina, comunicó dos casos e hizo una Japón, sur de Florida, Nigeria, hemisferio occidental, Singa­
revisión de la literatura mundial; señaló 112 casos por Fusa­ pur, Polonia y Argentina. Aspergillus es más prevaleciente en
rium. En 1963, Sadi De Buen, en México comunicó las p ri­ India y Tailandia. Candida es frecuente en Gran Bretaña y
meras observaciones al respecto. En 1980, T. J. Leisengang y en países tropicales. En un estudio de niños en la India, los
R. K. Forster hicieron una revisión muy amplia en el sur de factores predisponentes encontrados fueron traumatismo en
Florida. En 2006 se inform aron en diferentes partes del m un­ 55.3%, y contaminación con vegetales en 60.5%; los agentes
do, especialmente en Singapur y San Francisco, epidemias de causales más frecuentes fueron: especies de Aspergillus
queratitis por Fusarium relacionadas con el uso de lentes de (39.5%), Fusarium (10.7%), Alternaría (10.2%), Curvularia
contacto. (7.4%) y Penicillium (7%). En Tanzania, en 75% de las quera­
En 2010, Virginia Vanzzini-Zago, Patricia M anzano- titis micóticas se ha encontrado F. solani, y en más de 80% de
Gayosso, Francisca H ernández-H ernández y colaboradores, las que se observan en pacientes con síndrome de inmuno-
en el Hospital de la Asociación Para Evitar la Ceguera en deficiencia adquirida (SIDA). En México se han aislado los
México, revisaron a 219 pacientes con queratitis fúngica. Ese siguientes: Fusarium (37%), Acremoniumfalciformey A. reci-
mismo año, en India, Tilák, Singh, M aurya y su equipo, estu­ fei (14.6%), Aspergillus glaucus, A. oryzae y A. niger (11%),
diaron a 90 pacientes con úlceras corneales y encontraron Penicillium y Paecilomyces (3.9%), Curvularia geniculata
50% con queratitis micótica, fundam entalm ente por Asper­ (3.4%), Cladosporium spp. (2.9%), Alternaría spp. (1.4%) y
gillus flavus y Fusarium solani. Candida en 7.8% (C. albicans, C. parapsilosis, C. glabrata y C.
tropicalis). Los estados con clima cálido-templado, como
Puebla, Oaxaca, Michoacán, Morelos y Veracruz, presenta­
Sinonimia ron con mayor frecuencia Fusarium, y las zonas secas como
Queratomicosis, úlcera corneal micótica. Guerrero, dematiáceos (33%).
Las esporas del aire llegan a la conjuntiva; si ésta es nor­
mal, el lagrimeo natural las elimina, pero puede sobrevenir
Definición queratomicosis, aun en ausencia de tierra o materiales extra­
ños, cuando hay factores que afectan la continuidad del epi­
Es una micosis de la superficie corneal producida por ciertos telio corneal, como lágrima irregular, ojo seco, uso de
hongos oportunistas, como Fusarium solani, Aspergillus corticosteroides, o lentes de contacto contaminadas usadas
fumigatus, especies de Candida y algunos dematiáceos, espe­ durante más tiempo del recomendado. Los factores predis­
cialmente Curvularia spp. Casi siempre se origina por un ponentes son tratam iento con inmunosupresores, uso indis­
traum atism o ocular que produce ulceración; es difícil de tra­ criminado de glucocorticoides y antibióticos sistémicos o
v
115
116 • Sección II - Micosis superficiales

• Cuadro 10-1. Agentes causales más frecuentes gotas de leche, de jugos de frutas o vegetales y de aceites), o
en queratitis micótica por lentes de contacto (roce e hipoxia); es excepcional por un
acto quirúrgico.
Hongos Hialinos Fusarium (F. solani, F. oxysporum, F. moniliforme)
La epidemia de queratitis por Fusarium vinculada con el
filamen­ Aspergillus [A. fumigatus, A. flavus, A. nigerj
tosos uso desproporcionado de una solución para lentes de con­
Acremonium (CephalosporiumJ sp.
Pénicillium sp. [P. spinulosum)
tacto (ReNu with Moisture Loe, Bausch & Lomb, NY), ha
Paecilomyces lilacinus sido debatida. Esta solución cumplía las regulaciones anti­
Scedosporium apiospermum (Pseudallescheria microbianas durante su manufactura y era estéril; el proble­
boydiij ma parece deberse a la parafernalia del uso de lentes de
Verticillium spp. contacto y la higiene deficiente del ambiente del usuario,
Volutella relacionadas con contaminación por el complejo F. solani/F.
Cylindrocarpon
oxysporum de los sitios donde se guardan las lentes.
Graphium
Predispone la presencia de una lesión epitelial, como las
Gibberella
que se observan en queratitis por virus del herpes o por len­
Zygomycetes (Mucor; Rhizopus]
Exserohilum rostratum tes de contacto mal adaptadas, e incluso queratoconjuntivitis
primaveral. En 2 a 18% de las personas sanas se aíslan hon­
Dema- Curvularia [C. lunata, C. geniculata, C. senega-
lensisj gos contaminantes de la córnea y la conjuntiva; se ha dem os­
tiáceos
Drechslera (Helminthosporium] trado que el uso de glucocorticoides y la hum edad del
Alternaria ambiente estimulan su desarrollo. Se ha señalado la infec­
Cladosporium ción por virus de la inmunodeficiencia hum ana (VIH) como
Phialophora un estado predisponente.
Aureobasidium Las micosis oculares diferentes a la queratitis pueden ser
Cladorrhinum consecuencia de extensión local de una micosis en tejidos
Coelomycetes [ Botryodiplodia, Collectotrichum]
vecinos, como mucormicosis rinocerebral, criptococosis del
Hongos Hialinos Candida (C. albicans, C. pseudotropicalis] sistema nervioso central o paracoccidioidomicosis cutaneo-
levadu- Trichosporon sp. mucosa, o de diseminación hematógena de una micosis sis­
riformes
tèmica, como candidosis.

Cuadro clínico
tópicos, uso de lentes de contacto, insuficiencia de lágrimas,
El periodo de incubación varía de cinco días a dos meses.
enfermedades corneales, traum atism os oculares (cuerpos
Suele haber antecedentes de traumatism o ocular (figura
extraños, intervención quirúrgica de córnea), glaucoma, e
10-1). Por lo general hay fotofobia, dolor o inflamación ocu­
incluso diabetes. Se ha observado mayor frecuencia durante
lar súbitos (figura 10-2). Con lámpara de hendidura se obser­
estaciones secas y frías, meses con vientos seguidos de perio­
va reacción ocular intensa con pliegues en la mem brana de
dos de alta precipitación pluvial, así como en estaciones llu­
Descemet, e hipopión (presencia de pus con nivel horizontal
viosas, calientes y húmedas. También parece haber relación
en la cámara anterior); después aparece una úlcera corneal
con las altas concentraciones de hongos, como Fusarium y
indolora, lentamente progresiva y a veces fulminante. Los
Aspergillus en el ambiente y que han sido estudiados en épo­
márgenes de la úlcera están un poco infiltrados y rodeados
cas de monzón en cultivos de cebollas. Se ha descrito en
por líneas que corresponden a los filamentos fúngicos; por
perros y caballos, especialmente en estos últimos, y se rela­
debajo de la úlcera se observan placas endoteliales blanque­
cionan con competencias hípicas.
cinas; después aparecen lesiones satélite.
La ulceración pequeña o de grandes áreas muestra ele­
vación firme por encima de la córnea vecina, y se aprecia un
Etiopatogenia anillo que separa la córnea sana de la enferma. Los datos cla­
Es ocasionada por hongos oportunistas o contaminantes que ve en el diagnóstico para diferenciar úlceras corneales de
viven en forma saprofítica en el suelo y vegetales. Se han des­ otro origen son: evolución asintomática, infiltración dura del
crito más de 40 géneros, y más de 60 especies (cuadro 10-1). estroma, hipopión temprano y lesiones satélite (abscesos en
Los agentes causales más frecuentes son F. solani (37 a anillo). Las lesiones en la córnea pueden ser centrales (76%)
50%) y Aspergillus fum igatus (20%), el primero de éstos ha o paracentrales; las primeras dañan más la agudeza visual.
m ostrado^uerte patogenicidad para la córnea de conejos. Se En pacientes inm unosuprim idos puede presentarse endof-
ha descrito queratitis polimicrobiana causada por Candida talmitis e incluso invasión cerebral.
parapsilosis, C. lusitaniae y Geotrichum candidum.
La invasión ocurre tras una abrasión o rotura del epite­ Estudio micològico
lio corneal, que puede ocurrir por traumatismos debidos a
cuerpos extraños, como vegetales (50%) (hojas, ramas o gra­ El examen directo se realiza con hidróxido de potasio solo o
nos), polvo, pelos de animales, o remedios populares (como con tinta azul, incluso con negro de clorazol o sólo con agua
Capítulo 10 - Oculomicosis [queratitis micótica] • 117

Úlcera c o rn e a l-----* - Glucocorticoides,


o antibióticos, o ambos

Empeoramiento

Raspado corneal Sin diagnóstico


(frotis y estudio
micologico]
Tratamiento
inadecuado

Tratamiento-----CURACIÓN
específico *
EndoftalmitÍ5

No se reconoce '
micosis Pérdida del ojo

Enucleación
[sin estudio anatomopatológico)

Figura 10-1. Evolución natural de la queratomicosis. [Modificada


de De Buen S, González Almaraz G. Queratomicosis. Importancia
del raspado corneal para su diagnóstico y tratamiento. Gac Méd
Méx 1977;113:239-244.)

destilada. Para recolectar la m uestra se utiliza un hisopo, un


asa de alambre o una espátula de Kimura; antes conviene
aplicar un anestésico local (clorhidrato de tetracaína al 0.5%)
y esperar de 30 s a varios minutos. El material obtenido de Figura 10-2. Oculomicosis. A ) Caso temprano; B) caso avanzado
este raspado corneal puede dem ostrar las hifas y los coni­ en media luna.
dios; en Candida, blastosporas y seudohifas, o se hace un
frotis que se colorea con tinción de Gram, Giemsa, Gridley, juntiva, principalmente especies de Penicillium y Candida
Gom ori-Grocott o PAS (ácido peryódico de Schiff); también parapsilosis. El agente causal observado más a menudo es
puede observarse con azul de lactofenol, naranja de acridina, Fusarium (figuras 10-3 y 10-4) (F. solani, F. dimerum, F. oxys-
o bien con blanco de calcoflúor en microscopio de fluores­ porum ). Las especies de Fusarium (Link, Grayn, 1821) origi­
cencia. La muestra puede recolectarse de la solución del nan colonias vellosas o algodonosas de crecimiento rápido,
estuche, y de lentes de contacto. También se utilizan técnicas de color blanco con tinte rosado a violeta, sobre todo en la
moleculares como la reacción en cadena de la polimerasa parte central; este pigmento puede difundirse en el medio de
(PCR), que parece ser más eficaz y rápida que las técnicas cultivo. En el examen al microscopio, se observan filamentos
habituales. Se puede practicar un frotis y teñirlo con PAS hialinos, tabicados con conidióforos a veces agrupados en
(positivo 77%). esporodoquios (figuras 3-26 y 10-4) hay macroaleuriosporas
El cultivo es positivo en 50 a 94% de las muestras. Se de 5 a 10 por 1 a 3 micrómetros, aisladas o agrupadas, que
utiliza medio de Sabouraud a 25 °C, agar sangre a 25 y 37 °C, son alargadas y fusiformes (en medialuna), multitabicadas,
e infusión de cerebro-corazón a 37 °C; han de agregarse anti­ con dos a siete células. Además se encuentran microaleurios-
bacterianos; no se debe usar Actidione, pues inhibe hongos poras y clamidosporas (figura 3-22 y cap. 31).
oportunistas. El material se obtiene del margen del párpado No hay modelo en animales para queratitis por Fusa­
o del fondo de saco conjuntival tanto del ojo afectado como rium; se ha probado su patogenicidad en córnea de conejos.
del contralateral; es conveniente sembrar en líneas o estrías. Se desarrollan técnicas moleculares.
La lectura se efectúa a las 24 a 72 h de la inoculación; a veces Aspergillus spp. se cultiva en medios habituales sin
es necesario esperar de 2 a 8 semanas. cicloheximida, a tem peratura de 25 a 37 °C o en agar papa-
Debe recordarse que en 2 a 18% de las personas sanas se dextrosa. Para estandarizar la morfología de los aislamientos
aíslan hongos contaminantes a partir de la córnea y la con- se recomienda el medio de Czapek. Las colonias se desarro-
118 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 10-3. Fusarium spp. A ) Colonia con pigmento púrpura;


B) colonia con tinte salmón.

lian en tres a cuatro días, y presentan morfologías variadas


dependiendo de la especie, así como diversos colores en la
superficie, que incluyen blanco, tonalidades variadas de ver­
de, café (marrón) o rojizo, con o sin difusión del pigmento al
medio de cultivo.
Al realizar el estudio microscópico resulta muy im por­
tante la identificación de las formas de reproducción asexua­
da (cap. 23).

Figura 10-4. Fusarium, estudio microscópico. A ) Macroconidios


Datos histopatológicos en media luna; B) microaleuriosporas y mesoconidios.

El espécimen se obtiene de la córnea (queratectomía parcial)


o del ojo enucleado. Se puede enviar un fragmento para cul­
tivo y otro para el estudio microscópico. Se observan los ele­
mentos micóticos perpendiculares a la lámina corneal Complicaciones
normal, lo mismo que la tendencia de las hifas a penetrar
Perforación de córnea e invasión del ojo; la endoftalmía puede
aparentemente la mem brana de Descemet. Es mejor teñir
sobrevenir por inoculación exógena como consecuencia de
con PAS, Gomori-Grocott o Papanicolaou.
traumatismo accidental o quirúrgico, o por vía hematógena
La biopsia tiene la ventaja respecto del estudio micro-
desde otros focos de infección. En inmunodeficientes es posi­
biológico de evitar la contaminación agregada (bacteriana o
ble que haya diseminación hacia sistema nervioso central.
micótica), medir la profundidad de la afección, detectar el
grado de inm unidad, y anticipar el pronóstico de la querato-
plastia.
Tratam iento
No hay un fármaco altamente eficaz; se recomiendan anti-
Datos de laboratorio fúngicos oftálmicos cada hora por 48 a 72 h, luego cada 2 h si
hay mejoría, y posteriorm ente cada 4 h. En infecciones por
Se implementa la determ inación de betaglucanos en las
levaduras, se aplica nistatina local, 100 000 a 200 000 U; ésta
lágrimas.
tiene poca penetración, por lo que se aconseja combinarla
con 5-fluorocitosina por vía tópica y oral. La anfotericina B
se usa localmente al 0.25%; se prepara una solución en agua
Diagnóstico diferencial destilada estéril con 1 a 1.5 m g/ml (anfotericina B, 100 mg y
Queratitis bacteriana y viral, úlceras por cuerpos extraños. agua estéril, 100 mi); es irritante y causa dolor.
Capítulo 10 - Oculomicosis (queratitis ¡nicótica) • 119

El medicamento más adecuado contra Fusarium y se prueba en animales el itraconazol tópico al 1% y la terapia
dematiáceos es la natamicina en suspensión oftálmica al 5%, fotodinámica.
o la pimaricina, si están disponibles. El fármaco se aplica Luego de la inactivación del proceso, se suspenden los
cada hora, es poco tóxico, su penetración es limitada y no antimicóticos y puede practicarse un procedimiento quirúr­
siempre está disponible. Una alternativa es el miconazol gico: desbridamiento, criocirugía, queratotomía superficial o
local, útil también contra P. boydii y especies de Paecilomy- en lámina, colgajos de recubrimiento conjuntival o parches
ces. En Aspergillus se usa clotrimazol al 1%, que origina cier­ corneoesclerales, queratoplastia penetrante, trasplante de
ta toxicidad; el econazol también es eficaz contra este hongo córnea o, en casos graves, enucleación; esta última se realiza
y contra Cladosporium y Fusarium, pero es tóxico. El ketoco- más en casos debidos a Fusarium solani y Aspergillus. En la
nazol o fluconazol en preparados tópicos al 1 o 0.2% han queratoplastia se usa ciclosporina tópica al 0.5%.
mostrado cierta eficacia; también se han utilizado bifonazol,
clotrimazol, miconazol y oxiconazol. En casos resistentes, se
recomienda sulfadiazina de plata en crema o solución al 1%. Pronóstico
Algunas personas agregan por vía sistèmica el ketoconazol,
En general es malo por la poca penetración de los antimicó­
200 a 400 mg/día; itraconazol, 100 a 200 mg/día; fluconazol,
ticos; cuando hay endoftalmitis puede ser necesaria la enu­
150 a 300 mg semanales; voriconazol 100 mg cada 12 h, o
cleación.
micafungina.
Es difícil encontrar disponibles para uso ocular muchos
de los antimicóticos previamente señalados, por lo cual se
aconseja usar metilcelulosa como vehículo (p. ej., una tableta
Prevención
de ketoconazol de 200 mg disuelta en 100 mi de metilcelulo­ Se recomiendan gafas protectoras en trabajadores del campo,
sa al 0.5%). Recientemente se han usado gotas con terbinafi- especialmente en época de pisca; también se recomienda
na al 0.25% en queratitis por hongos filamentosos; también protección ocular en caballos de carreras.

♦ Alvarado-Castillo B, Vásquez-Maya L, Tenorio G, Bonifaz A, ♦ M artínez-Ramos M, Claros-B JA, Vale-Oviedo MA et al. Effect o f
Rodríguez-Reyes A. Queratitis micótica por Aspergillus flavus the vehicle on the topical itraconazole efficacy fo r treating corneal
asociada a uso de lentes de contacto. Rev M ed H osp Gen Mex ulcers caused by Aspergillus fumigatus. Clin Experim ent
2007;70(l):36-42. O phthalm ol 2008;36(4):335-8.
♦ Araki-Sasaki K, Sonoyama H, Kawasaki T et al. C andida albicans ♦ M ino de Kaspar H, Zoulek G, Paredes ME, Alborno R, Medina
keratitis modified by steroid application. Clin O phthalm ol D, C enturion de M orinigo M, O rtiz de Fresco M, Agüero E.
2009;3:231-4. Mycotic keratitis in Paraguay. Mycoses 1991;34(5-6):251-254.
♦ Bernal MD, Acharya NR, Lietman TM et al. Outbreak o f Fusa­ ♦ Panda A, Sharma N, Das G, Kumar N, Satpathy G. Mycotic kera­
rium keratitis in soft contact lens wearers in San Francisco. Arch titis in children: Epidemiologic and microbiologic evaluation. C or­
O phthalm ol 2006;124:251-253. nea 1997;16(3):295-299.
♦ Bonifaz A. Micología médica básica. 3a. ed. México: McGraw- ♦ Shukla PK, Kumar M, Keshava GB. Mycotic keratitis: an overview
Hill 2009:413-20. o f diagnosis and therapy. Mycoses 2008;51(3):183-99.
♦ De Buen S, González-Almaraz G. Queratomicosis. Importancia ♦ Tilak R, Singh A, Maurya OP, Chandra A, Tilak V, Gulati AK.
del raspado corneal para su diagnóstico y tratamiento. Gac Méd Mycotic keratitis in India: a five-year retrospective study. J Infect
Méx 1977;113:239-244. Dev Ctries 2010;4(3):171-4.
♦ D eshpandc SD, Koppikar GV. A study o f mycotic keratitis in ♦ Vanzzini Zago V, M anzano-Gayosso P, H ernández-H ernández F,
Mumbai. Indian J Pachol M icrobiol 1999;42(l):81-87. Méndez-Tovar LJ, Gómez-Leal A, López M artínez R. Querato­
♦ Khor WB, Aung T, Saw SM et al. A n outbreak o f Fusarium kera­ micosis en un Centro de atención oftalmológica en la ciudad de
titis associated with contact lens wear in Singapore. JAMA Mexico. Rev Iberoam Micol 2010;27(2):57-61.
2006;295:2867-73. ♦ Vengayil S, Panda A, Satpathy G, Nayak N, Ghose S, Patanaik D,
♦ Kaji Y, Hiraoka T, Oshika T. Increased level o f (l,3)-beta-D-glucan K hokhar S. Polymerase chain reaction-guided diagnosis o f myco­
in tear flu id o f mycotic keratitis. Graefes Arch Clin Exp O phthal­ tic keratitis: a prospective evaluation o f its efficacy and limitations.
mol 2009;247(7):989-92. Invest O phthalm ol Vis Sci 2009;50(l):152-6.
♦ M am ikonian VR, Balaian ML, Budzinskaia MV et al. Feasibilities
o f photodynamic therapy in the treatment o f corneal mycotic
lesions: an experimental study. Vestn Oftalmol 2007;123(5):25-8.
11 Otomicosis

En 1884, H. P. Mayer hizo la prim era descripción de otitis abarcan 5 a 20% de las consultas otológicas, y 15 a 20% de
externa micótica en la literatura médica alemana. En 1889, éstas se atribuye a hongos. En México se ha inform ado hasta
Harz y Bezold, comunicaron el prim er aislamiento de Petrie- en 36% de las otitis externas, y constituye 1.14 de cada 100
llidium boydii en infecciones del oído en Micosis óticas hum a­ consultas. La otomicosis afecta a individuos de cualquier
nas de Sichenmann. En 1985, T. Mugliston y G. O’Donoghue, edad, raza y sexo. Se ha descrito de los 2 a 66 años de edad;
en Inglaterra, estudiaron 1 061 pacientes y encontraron Can­ predom ina en adultos jóvenes de 16 a 30 (promedio, 23.5)
dida albicans en 58% y Aspergillus niger en 38%; en ese m is­ años de edad, especialmente en mujeres (60%). No se trans­
mo año, en Suecia, Nielsen encontró C. albicans en 41% y A. mite de una persona a otra. Es favorecida por la hum edad y
niger en 35% de 297 casos. el calor, y quizá por la aplicación de sustancias tópicas y por
En México, en el año 2000, René Guzmán, Roberto Are­ traum atism os locales. En México, en 65% se debe a cavida­
nas, Claudio Abiega, Daniel Bross y colaboradores hallaron des de m astoidectomía de m uro bajo. Predom ina en climas
especies de Aspergillus en 114 casos (73%) (A .flavus, 45.8%; tropicales y subtropicales y es menos frecuente en los cli­
A. niger, 27.2%) así como Candida en 29 casos (24.6%). En mas áridos o fríos. Hay algún predom inio de C. albicans y C.
2006, Javier Araiza, P. Canseco y Alexandra Bonifaz en 97 parapsilosis en países desarrollados con clima frío, y de
casos dem ostraron Aspergillus en 64% (A. flavus, 26%; A. mohos como A. niger en países subdesarrollados con clima
niger, 21%) y Candida en 27%. caluroso.
En 2008, en Nigeria, en un D epartam ento de otorrino­
laringología, entre 5 784 pacientes con enfermedades del
oído, se encontraron 378 (6.54%) con otomicosis (14%); Etiopatogenia
habían usado antibióticos tópicos, y los agentes fueron A.
niger (48%) y A. fum igatus (34%). En 2009, en Brasil, Pon- Se origina por uno o varios hongos contaminantes, los cuales
tes, Silva, Lima-Ede y colaboradores estudiaron 103 casos y viven como saprofitos en la Naturaleza. Se han aislado 48
la encontraron en 19.4% de los pacientes con otitis externa; géneros y por lo menos 61 especies de hongos del conducto
aislaron Candida en 55% (C. albicans, 30%; C. parapsilosis, auditivo externo de personas sanas: 19 especies de Aspergi­
20%; C. tropicalis, 5%), A. niger (20%), A. flavus (10%), A. llus, seis de Candida, tres de Penicillium, Scopulariopsis bre-
fum igatus (5%), Trichosporon asahii (5%) y Scedosporium vicaulis, Polypaecilum, Mucor, Rhizopus, Absidia, Petriellidium
apiospermum (5%). (Sedosporium apiospermum) boydii, Acremonium (Cephalos-
porium), Fusarium, Natrassia mangiferae, Tritirachium ory-
zae, Geotrichum y Trichosporon beigelii. Son más frecuentes
Sinonimia Aspergillus niger (35.4%), A. flavus (12.5%), A. fumigatus
Otitis micótica, infección micótica del oído, miringomicosis, (40.6%), A. terreus, A. nidulans, C. albicans (11.5%), C.
oreja del nadador y otitis por Aspergillus. parapsilosis y C. tropicalis.
Los hongos se desarrollan sobre una superficie epitelial
previamente dañada como consecuencia de eccema por con­
Definición tacto o seborreico, infección bacteriana o mastoidectomía de
muro bajo, o cualquier procedimiento otológico; se reprodu­
Micosis superficial del conducto auditivo externo que se cen en el estado saprofítico y generan colonias que se agru­
caracteriza por inflamación, descamación, prurito y dolor; es pan y forman masas o tapones de filamentos. Por estudios in
de evolución subaguda o crónica y se acompaña de la presen­ vitro se sabe que el cerumen promueve el crecimiento de
cia de masas blanquecinas o grisáceas e hipoacusia; es oca­ hongos, aunque también se han relacionado con falta del
sionada por mohos principalmente del género Aspergillus, mismo; por otra parte, el polvo casero contiene esporas de
como A. niger y A. flavus, o levaduras, como Candida spp. hongos que pueden actuar como un factor predisponente
para el inicio de la enfermedad. El incremento en la frecuen­
Datos epidemiológicos cia también parece deberse al uso excesivo de antibióticos
óticos tópicos que modifican el equilibrio microbiano, ya
Se desconoce su frecuencia real; en dermatología se obser­ que Aspergillus crece de manera óptima a pH de 6. Algunos
van casos esporádicos, pero en la literatura otorrinolaringo- autores no la consideran una enfermedad sino un desarrollo
lógica se señala una incidencia de 9 a 54%. Las otitis externas saprofítico del moho.

120
Capítulo 11 - Otomicosìs • 121

Figura 11-3. Examen directo, filamentos y cabezas aspergilares


(KOH 40x].

zonas puntiformes más oscuras de color gris, café (marrón),


Figura 11-1. Otomicosìs por Aspergillus. verde o negro (fig u ra 11-2). A veces hay tapones de aspecto
algodonoso o de consistencia membranosa que recuerdan al
papel secante o al queso Camembert. En etapas tardías,
cuando hay miringitis granulosa, la mem brana timpánica es
Cuadro clínico de color rosado, con estrías y granulaciones (gotas de rocío);
casi nunca se perfora. La evolución es crónica con periodos
Se desconoce cuánto dura el periodo de incubación. Se
de agudización. Cuando se presenta otorrea, quizá se trate de
manifiesta como una afección generalmente unilateral del
una infección mixta.
conducto auditivo externo (91a 95%), que puede extenderse
En presencia de alteraciones inmunitarias, especialmen­
desde la m em brana timpánica hasta el meato (fig u ra 11-1).
te en sujetos con síndrome de inmunodeficiencia adquirida
Se caracteriza por inflamación y descamación; casi nunca
(SIDA) o leucemias, y en diabéticos, puede haber sordera
hay otorrea. El hongo, las células epiteliales y el cerumen dan
perm anente, hay afección de estructuras cartilaginosas, e
lugar a tapones membranosos. Hay prurito, ardor o sensa­
incluso puede haber diseminación cerebral.
ción de quem adura y, en ocasiones, dolor (otalgia). Suele
haber sensación de cuerpo extraño e hipoacusia de mediana
intensidad, transitoria e intermitente. Clasificación
El estudio otoscópico m uestra en la superficie del con­
ducto auditivo externo placas o membranas blanquecinas Se aceptan tres tipos: 1) cuando el hongo ocupa cavidades de
con aspecto aterciopelado, de fieltro o pulverulento, con mastoidectomía de m uro bajo; 2) si es un patógeno superfi­
cial, y 3) cuando es un microorganismo patógeno profundo
o invasor.

Estudio micológico
El examen directo con agua destilada, hidróxido de potasio,
yodopovidona (Lugol) o negro de clorazol, de las escamas,
costras y exudado, muestra los elementos fúngicos en abun­
dancia; casi siempre hay filamentos gruesos de 1 a 4 micró-
metros de diámetro con vesículas y formas de reproducción,
como cabezas aspergilares y sus esporas (figu ra 11-3). A
veces se observan levaduras, las cuales se pueden tipificar
con CHROMagar-Candida®. Es posible utilizar blanco de
calcoflúor y microscopía de fluorescencia.
El cultivo se efectúa a tem peratura ambiente, en medio
glucosado de Sabouraud simple o con antibacterianos, pero
sin Actidione, pues inhibe el crecimiento de casi la totalidad
Figura 11-2. Exploración con otoscopio. de los agentes causales; también se usa agar papa y agar Cza-
122 • Sección II - Micosis superficiales

Figura 11-4. Aspergillus flavus.

Figura 11-5. Aspergillus niger, estudio microscópico.


pek (figuras 11-4 y 11-5) (caps. 20 y 23). También deben rea­
lizarse frotis y cultivo para bacterias.

un antiséptico débil en solución, como agua de Alibour, áci­


Datos histopatológicos do acético al 2%, solución de Burow al 2%, o alcohol de 70°;
ha dado magníficos resultados el m ercurocromo (timerosal
La biopsia no es indispensable. Se encuentra hiperqueratosis o tiomersal al 1%).
con paraqueratosis, acantosis m oderada y, en dermis super­ Si hay infección bacteriana, se usa solución de timol al
ficial, infiltrados inflamatorios moderados. Se pueden obser­ 1% o antibacterianos tópicos. En candidosis (candidiasis), da
var los filamentos micóticos gruesos, que se visualizan mejor excelentes resultados la nistatina en ungüento, suspensión o
con PAS (ácido peryódico de Schiff) o tinción de Gomori- gel, 100 000 U/ml, dos aplicaciones al día.
Grocott. Se han utilizado numerosas sustancias tópicas, entre las
que se señalan: clioquinol (Vioformo®), polimixina B, neo-
micina, cresilato, hidrocortisona, ciclopiroxolamina, tolnaf-
Datos de laboratorio tato al 1%, natamicina al 5%, anfotericina B, miconazol,
clotrimazol al 1%, bifonazol al 1%, ketoconazol o cualesquie­
No se practican estudios inmunológicos ni serológicos, pero
ra de los imidazoles tópicos al 1 o 2%, dos veces al día. La
se ensaya una técnica de inmunofluorescencia para llegar a
solución de anfotericina B se prepara a razón de 1 mg/1 mi
un diagnóstico rápido.
(anfotericina B, 100 mg y agua estéril 100 mi).
Con el m étodo de microdilución CLSI (del inglés Clini­
Diagnóstico diferencial cal and Laboratory Standar Institute) se ha encontrado resis­
tencia a itraconazol y sensibilidad a anfotericina B y
Otitis bacteriana, dermatitis seborreica, impétigo, dermatitis voriconazol. Con el método E-test para sensibilidad a anti-
por contacto, furunculosis, miringitis tuberculosa. En oca­ fúngicos se ha encontrado que el voriconazol in vitro es más
siones una tiña de cabeza, cara o pabellón auricular puede potente que el itraconazol contra infección por Aspergillus
extenderse hacia el conducto auditivo externo y simular oto- spp. y C. albicans.
micosis (figura 6-9). No está bien probada la utilidad de los antimicóticos sis-
témicos, aunque se han usado itraconazol, fluconazol, vori­
conazol y posaconazol; estos medicamentos resultan
Complicaciones fundamentales en la otitis maligna fúngica complicada con
mastoiditis y meningitis.
Infección bacteriana previa o agregada, más a menudo por
Corynebacterium, Escherichia, Pseudomonas, Proteus, Micro­
coccus, Staphylococcus y Streptococcus. No son tan frecuentes
Pronóstico
la otitis media y la mastoiditis. Son excepcionales la sordera
y la diseminación al sistema nervioso central. Es benigno, la enfermedad es crónica y las recurrencias son
frecuentes.

Tratam iento
Prevención
Se recomienda higiene razonable y secado adecuado; elimi­
nación del exudado y los tapones. Es conveniente el aseo con Higiene y secado adecuado, especialmente en nadadores.
Capítulo 11 - Otomicosis • 123

♦ Araiza J, Canseco P, Bonifaz A. Otomycosis: Clinical and mycolo- ♦ Kaya AD, Kiraz N. In vitro susceptibilities o f Aspergillus spp. cau­
gical study of 97 cases. Rev Laryngol Otol Rhinol sing otomycosis to amphotericin B, voriconazole and itraconazo­
2006; 127(4):251-4. le. Mycoses 2007;50(6):447-50.
♦ Bonifaz A, Chavolla-Magaña R, Araiza ]. Aspergillus Otitis. En: ♦ M unguia R, Daniel SJ. Ototopical antifungals and otomycosis: a
Pasqualotto AC. (ed.), Aspergillosis: From Diagnosis to Preven­ review. Int J Pediatr O torhinolaryngol 2008;72(4):453-9.
tion. Springer. In press. ♦ Mugliston T, O’Donoghue. Otomycosis a continuing problem. J
♦ Chander I, Maini S, H anda A. Otomycosis-a clinico-mycological Laryngol Otol 1985;99:327-333.
study. Mycopathologia 1996;135(1):9-12. ♦ Parize P, Chandesris MO, Lanternier F et al. Antifungal therapy o f
♦ Fasunla I, Ibekwe T, Onakoya P. Otomycosis in western Nigeria. Aspergillus invasive otitis externa: efficacy o f voriconazole and
Mycoses 2008;51(l):67-70. review. A ntim icrob Agents Chem other 2009;53(3):1048-53.
♦ García-M artos P, García-Agudo P, D omínguez I et al. Otomico­ ♦ Tisner J, Millan J, Rivas P et al. Otomycosis and topical applica­
sis: aspectos clínicos y microbiológicos. Rev Diagn Biol tion o f thimerosal: Study o f 152 cases. Acta O torrinolaringol Esp
2001 ;50( 1): 1-10. 1995;46(2):85-89.
♦ G uzm án-U rrutia R, Arenas R, Abiega CD et al. Otomicosis. Estu­ ♦ Vennewald I, Klemm E. Otomycosis: Diagnosis and treatment.
dio micológico y datos epidemiológicos en 114 casos. D erm ato­ Clin D erm atol 2010;28(2):202-11.
logía Rev Mex 2000;44(4):161-166. ♦ Yeni^ehirli G, Bulut Y, Giiven M, Giinday E. In vitro activities of
♦ Hueso-Gutiérrez P, Jiménez-Álvarez S, Gil-Carcedo E et al. Diag­ fluconazole, itraconazole and voriconazole against otomycotic
nóstico de presunción: otomicosis. Estudio de 451 pacientes. Acta fungal pathogens. J Laryngol Otol 2009;123(9):978-81.
O torrinolaringol Esp 2006;56:181-186.

i
Micosis subcutáneas

Contenido
12 M icetom a 14 Crom ob lasto m ico sis

13 Esp o ro trico sis 15 La c a z io sis [lobom icosis]

12 Micetoma

Fue descrito en el Atharva Veda en India hace siglos. Segura­ En 1906, A. Laveran observó M icrococcus pelletieri (A. p elle­
mente la primera observación científica corresponde a Engel- tiert) en Senegal. En ese mismo año, Emile Brumpt señaló
bert Kaempfer, un médico y viajero alemán que en 1694 hizo que varios hongos podían originar la misma enfermedad y
una descripción de esta enfermedad que observó en Malabar, describió Indiella somaliensis (S. som aliensis) y cultivó M.
India, como parte de su tesis doctoral en Holanda. En 1842, mycetomi (-m ycetomatis); en 1928, M. Längeren también
John McGill, un cirujano inglés, observó estos padecimientos aplicó el término a casos producidos por Actinomyces y
en Madrás, en la región de Madura en India. En 1846, J. Nocardia. En 1909, G. Tarozziy, en 1911, Radeli describieron
Godfrey, un cirujano, también en Madrás, hizo la primera casos producidos por hongos de granos blancos (M onospo-
caracterización en la literatura médica y la publicó en The Lan- rium apiosperm um ). La separación en eumicetomas y acti-
cet con el título Diseases o fth e fo o t not hitherato described y la nomicetomas fue sugerida primero por E. Pinoy en 1913,
denominó “morbus tuberculosis pedis”. En 1846, L. Colebrook luego por Albert John Chalmers y el capitán R. G. Archivald
le llamó pie de Madura. En 1860, Minas describió lesiones en en 1916 y posteriormente, por Pedro Lavalle en 1961.
la mano y, en 1855, Ballingali, en los huesos. En 1860, Henry En 1874, Ch. McQuestin señaló la existencia de miceto-
Vandyke Cárter acuñó el término micetoma, constató la pre­ mas en América, en Sonora, México, y en 1911, Ricardo
sencia de granos negros, y los señaló como partículas fúngicas; Cicero estudió por vez primera casos de micetomas en
en 1874, publicó sus observaciones en una monografía, On México y los comunicó un año más tarde. En 1945, Antonio
mycetoma or thefungus disease o f India. En 1893,}. E. Bocarro González-Ochoa demostró que Actinomyces mexicanus y
propuso el mecanismo de inoculación traumática. N ocardia brasiliensis son la misma especie (figura 1-11).
En 1894, R. Boyce y N. F. Surveyor observaron que, ade­ En 1947, Fernando Latapí, al tratar con sulfonas a una
más de los hongos, los actinomicetos también eran una cau­ paciente que padecía lepra lepromatosa nodular y micetoma
sa de la infección y, en ese mismo año, M. H. Vincent aisló observó la notable mejoría de ambas enfermedades, por lo
Streptothrix (Actinom adura) m adurae en un caso argelino. que propuso su empleo en actinomicetomas (figura 1-9).

125
126 • Sección III - Micosis subcutáneas

En 1994, El Sheikh Mahgoub, en su historia del miceto- seroso o purulento donde se encuentra el parásito formando
ma en el Sudán, señala que este parece ser el lugar donde se “granos”, que manifiestan la formación in vivo de colonias.
originó. Este autor, junto con Ahmed Hassan Fahal, ha con­ El término “micetoma” se ha utilizado de manera impro­
tribuido al conocimiento de los datos epidemiológicos, clíni­ pia para designar las bolas fúngicas o aspergilomas, así como
cos, de imagenología y anatomopatológicos, así como de la los seudomicetomas producidos por dermatofitos.
terapéutica del micetoma en África.
En 2007, Alexandro Bonifaz, Guadalupe Ibarra, Amado
Saúl y colaboradores, en el Hospital General de México, Datos epidemiológicos
comunicaron 15 casos en niños menores de 15 años, de una
Hay micetoma en todo el mundo; su distribución depende de
población de 334 casos estudiados durante 25 años. En 2008,
condiciones geográficas y ecológicas; se encuentra sobre todo
Bonifaz, S. de Hoog, Michael McGinnis y colaboradores,
en una banda transversal que sigue el Trópico de Cáncer entre
describieron C ladophialophora bantiana como causa de
los grados 14 y 33 de latitud norte, principalmente en Latino­
eumicetoma de granos negros. En 2006, Roberto Arenas
américa, Asia y África (figura 12-1). En 1963 se obtuvieron
coordinó una monografía editada en España, en 2008 publi­
datos de la distribución geográfica mundial de 854 casos; fue­
có con Marheen Ameen el desarrollo de terapias emergentes,
ron actinomicetomas en 60% y eumicetomas en 40%. Se
y en 2010 relató la experiencia con carbapenemas en miceto-
encontró la siguiente frecuencia: N. brasiliensis** 32%; Madu-
mas resistentes a sulfonamidas en el Hospital General “Dr.
rella m ycetomatis* 19%; Actinomadura pelletieri** 9%; A.
Manuel Gea González” en la ciudad de México.
m adurae** 8%; Streptomyces som aliensis** 7%; Leptosphaeria
senegalensis* 5%, y M onosporium apiosperm um * 3%. La dis­
tribución de las especies causales varía según el clima, el relie­
Sinonimia ve del suelo, la precipitación pluvial y otros factores ecológicos.
Pie de madura, maduromicosis. México es el país de América con mayor número de casos; la
última casuística nacional recopiló 2 631 casos.
Los eumicetomas predominan en África y Asia, espe­
Definición cialmente en India, mientras que los actinomicetomas son
más comunes en Latinoamérica; sin embargo, la prevalencia
Síndrome anatomoclínico de tipo inflamatorio crónico, que
en el mundo y en la parte austral de Sudamérica es la misma.
depende de inoculación traumática exógena de hongos o acti-
En México, los eumicetos generan menos de 2% de los mice-
nomicetos aerobios y se denomina eumicetoma o actinomice-
tomas.
toma. Afecta la piel, el tejido celular subcutáneo, a menudo
huesos, articulaciones y, en ocasiones, visceras. La localización
más frecuente es el pie, y se caracteriza por aumento de volu­ *Hongo.
men, deformación del área y fístulas que drenan exudado **Actinomiceto.
Capítulo 12 - Micetoma • 127

Figura 12-2. Micetoma por Nocardia, afección del pie.

Los micetomas predominan en varones, con una propor­


ción de 4:1; se presentan en más de 60% de campesinos que
andan descalzos o usan sandalias (huaraches), quienes están Figura 12-3. Micetoma de pierna, seudonódulos característicos.
más expuestos a los agentes causales y a traumatismos (figu­
ras 12-2 y 12 -3 ). La edad promedio de presentación es entre
los 16 y los 30 a 45 años. Se puede observar desde los seis años tancia Jalisco, Nuevo León, Guerrero, Veracruz, San Luis
de edad; antes de los 15 ambos sexos parecen tener igual pre­ Potosí, Guanajuato y Michoacán.
disposición o hay una relación de 3:1 con predominio en En México, los actinomicetos se observan en 98%,
varones, y 11.5% de los afectados lo adquiere a esta edad. El N ocardia causa 86% de los micetomas, de los cuales 71%
tiempo de evolución en el momento del diagnóstico es muy depende de N. brasiliensis. En Guatemala la frecuencia es
variable: desde dos meses hasta 54 años, pero casi siempre es semejante. En África, el porcentaje es menor de 5%. Este
de dos a tres años. En general, las mujeres consultan menos microorganismo predomina en clima tropical húmedo con
antes de los cuatro años; no se sabe si esto se debe a la evolu­ precipitación pluvial de 600 a 2 000 milímetros.
ción más lenta o a que toleran más el micetoma. En México, Actinomadura m adurae se observa en 10%; la
Se considera que el estado nutricional, la higiene y la frecuencia es semejante en África del este y el oeste; es más alta
salud general influyen sobre la incidencia, pero parece que en Venezuela. En México se distribuye en tres focos: centro-
depende más de exposición al suelo y de los hábitos, por lo occidental (San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato, Jalisco y
que puede considerarse una enfermedad ocupacional; por Michoacán), centro-meridional (Oaxaca, Guerrero y Puebla)
ejemplo, en acarreadores de caña de azúcar se observa en la y el foco Occidente de Hidalgo (en los límites con Puebla y
espalda. En México, alrededor de 25% de los casos se localiza Veracruz); predomina en el sur de Guanajuato (51%), norte de
en el tronco; en ocasiones se ha originado en el sitio de algún Michoacán, parte de Jalisco y Querétaro, sur de Puebla, norte
traumatismo sufrido en campos deportivos. de Oaxaca, y Guerrero. Este microorganismo es preponderan­
Las áreas endémicas son relativamente áridas, con esta­ te en mujeres; se observa en alturas de 1 500 a 2 000 m sobre el
ciones lluviosas cortas y temperatura constante; los hongos nivel del mar, en zonas más bien secas.
predominan en climas templados. En Asia y África, es pre­ Streptomyces somaliensis predomina en África, en espe­
ponderante en regiones intertropicales con clima subtropical cial Somalia, Sudán, Etiopía, Nigeria y Senegal, en países del
de altura o tropical senegalés, con precipitación pluvial de Oriente Medio, y en América se han informado 30 casos. Se
150 a 1 000 mm. El lugar de mayor prevalencia en el mundo presenta en regiones con precipitación pluvial de 50 a 250
es Sudán, donde se calculan 300 a 400 casos al año. También mm; en Venezuela se observa en 13%; en México es poco
es altamente endémico en India y Senegal para los hongos, y frecuente y predomina en varones. En 2008 se describió
en México, Centroamérica y Sudamérica para los actinomi- Streptomyces sudanensis sp.
cetos. Hay situaciones ambientales paralelas entre India, A ctinom adura pelletieri es frecuente en África occiden­
África y México, como estación de lluvias de junio a octubre, tal; tiene predilección por las zonas con 500 a 800 mm de
estación seca y fría de octubre a marzo, así como caliente y precipitación pluvial, es decir, por clima sudanés y precipita­
seca de marzo a junio. En Europa y EUA, los casos son espo­ ción pluvial tropical; en México se ha observado en Nuevo
rádicos. En América se ha estudiado más en Brasil, Venezue­ León y Oaxaca.
la y México; en este último país predomina en el centro, el Se han reconocido más de 33 especies de hongos como
norte y el noroeste de la República; el estado donde se han agentes causales. El más frecuente de granos negros es
diagnosticado más enfermos es Morelos, le siguen en impor- M adurella mycetomatis, sobre todo en regiones semiáridas;
128 • Sección III - Micosis subcutáneas

• Cuadro 12-1. Clasificación de los agentes de actinomicetomas y de eumicetomas

Nocardia brasiliensis (Lindenberg [Castellani y Chalmers, 1914]]


N. asteroides [Eppinger [Blanchard, 1896]]
N. caviae [ N. otitidis caviarum [Snijders, 1924]]
Granos
N. transvalensis [Pijper y Pullinger, 1927]
Actinomicetomas blanco-amarillentos
Nocardiopsis dassonvillei (Brocq-Rousseu [Meyer, 1976]]
Streptomyces somaliensis (Brumpt [Waksman y Henrici, 1948]]
Actinomadura madurae [Vincent [Lechevalier, 1970]]

Granos rojos A. pelletieri [Laveran [Lechevalier, 1970]]

Pseudallescheria boydii (Negroni y Fischer [McGinnis Padhye y Ajello, 1982]]


[ Scedosporium [Monosporium] apiospermum]
Neotestudina [Zopfia] rosatii (Segretain y Destombes, 1961]
Acremonium ( Cephalosporium] falciforme [Camón [Gams, 1971]]
A. kiliense (Grütz, 1925]
A. recifei [Arta, Lao y Lobo [Gams 1971]]
Fusarium moniliforme
Granos blancos
F. solani
Aspergillus nidulans
Corynespora cassicola
Cylindrocarpon cyanescens
Chaetosphaeronema larense
Phaeoacremonium
Hyalopus
Eumicetomas Madurella mycetomatis [Laveran [Brumpt 1905]]
M. grisea [Mackinnon, Ferrada y Montemayer, 1949]
Pyrenochaeta romeroi [Borelli, 1959]
P. mackinnonii
Pseudochaetosphaeronema larense
Exophiala jeanselmei [Langeron [McGinnis y Padhye, 1977]]
Curvularia lunata
Granos negros C. geniculata [Conchiobolus geniculatus] [Tracy y Eari [Boedijin, 1933]]
Leptosphaeria senegalensis [Segretain, Baylet, Darasse y Camain, 1959]
L. tompkinsii
Glenospora clapieri
Plenodomus avramii
Phialophora verrucosa
Arthrographis kalrae
Cladosporium carrioni

M. grísea en regiones tropicales (50% de los casos a escala El género N ocardia tiene más de 30 especies, 11 de inte­
mundial proviene de Sudamérica), y Pyrenochaeta romeroi rés médico, la más habitual es N. brasiliensis y son poco fre­
se observa en áreas lluviosas intensas; los más frecuentes de cuentes N. asteroides y N. otitidis caviarum (cap. 25). Los
granos blancos son: Pseudallescheria boydii (Scedosporium métodos moleculares, como el análisis de la secuencia de la
[M onosporium] apiosperm um ), Acrem onium spp. y Fusarium subunidad 16S rRNA, han permitido la identificación preci­
spp. Excepcionalmente se han observado en un mismo indi­ sa de N. abscessus, N. brevicatena/paucivorans, complejo
viduo dos micetomas por diferentes microorganismos cau­ N ocardia nova y complejo N. transvalensis, N. farcinica,
sales o un micetoma por dos microorganismos causales, sean N. asteroides patrón VI de susceptibilidad, N. brasiliensis, N.
hongos o actinomicetos. parabrasiliensis y N. otitidis-caviarum. N. transvalensis es
una especie rara, resistente a los antibióticos, que se presenta
en sujetos con alteraciones inmunitarias, pero habitualmente
Etiopatogenia se relaciona con nocardiosis (cap. 25).
El género A ctinom adura tiene un peptidoglucano que
Se consideran 33 especies de hongos verdaderos y nueve de contiene ácido mesodiaminopimélico, ácido murámico
actinomicetos que se clasifican como se muestra en el cuadro N-acetilado y madurosa (3-O -m etil-D -galactosa) y cuyos
12-1. Recientemente, por medio de análisis de espaciador granos están unidos por un cemento compuesto por exopo-
transcrito interno (ITS, del inglés internally transcribed spa- lisacáridos ácidos, en contraste con los exopolisacáridos
cer) y de las regiones hipervariables D I y D2 de la subunidad neutros del cemento de los granos de Nocardia. La composi­
ribosomal 28S, se ha identificado a M adurella pseudom yceto- ción de G-C del ácido desoxirribonucleico (DNA) es de 66 a
matis y a C ladophialophora bantiana. 72 mol%, y la especie tipo es A. madurae. Se ha propuesto el
Capítulo 12 - Micetoma • 129

nombre de A. latina para A. pelletieri. La especie A. dassonvi- y parásito. En la última fase de invasión, es posible que afecte
llei fue transferida a Nocardiopsis dassonvillei. tendones, nervios, así como vasos sanguíneos y linfáticos;
Los microorganismos causales viven como saprofitos en casi nunca ocurre diseminación linfática o hematógena. La
la Naturaleza, en el suelo o en los vegetales, como acacias evolución es progresiva y sólo en pocos enfermos hay cierta
(familia Mimosaceae). Se introducen a la piel de seres huma­ limitación (minimicetomas); parece que los micetomas
nos por medio de algún traumatismo, habitualmente una pequeños dependen de mejor inmunidad del huésped
espina vegetal, pero pueden hacerlo mediante astillas de (mediante ensayos inmunológicos, se relacionan con mayor
madera, piedras, instrumentos metálicos, picaduras de insec­ concentración de nitritos y nitratos séricos) y menor viru­
tos o mordeduras de animales con contaminación por tierra. lencia de la cepa. Se ha dicho que las mujeres tienen un fac­
Después de la penetración se observa crecimiento lento del tor de resistencia “antimicetoma”, pero en realidad el
microorganismo, con respuesta inmunitaria ineficaz y acu­ micetoma se agrava durante el embarazo, debido a las con­
mulación de neutrófilos. centraciones altas de estrógenos, que se reducen después del
Hay evidencia de que los hongos que causan el miceto­ parto y esto mejora el micetoma. Hay evidencia in vitro de
ma pueden desarrollar cambios adaptativos in vivo, como que la progesterona disminuye el crecimiento de diversos
duplicación de la pared celular, crecimiento y proliferación agentes de eumicetoma; asimismo, se ha mostrado inhibi­
del citoesqueleto de carbohidratos, y desarrollo de exotoxi- ción de cepas de N. brasiliensis con el uso de (ü-estradiol; sin
nas, que tal vez puedan afectar la capacidad de la respuesta embargo, en un estudio in vivo en ratones, la progesterona y
inflamatoria del huésped para destruir el microorganismo; la testosterona estimularon el desarrollo del micetoma cuan­
se observan depósitos de inmunoglobulinas en la periferia do fueron inoculados con N. brasiliensis. Por otra parte, al
del grano. Asimismo, se ha encontrado que los plásmidos de medir hormonas sexuales esteroideas en pacientes con mice­
las especies de N ocardia (en especial N. asteroides, N. otitidis- toma por N. brasiliensis, se ha observado disminución de las
caviarum y N. farcin ica) aportan propiedades fenotípicas principales hormonas: foliculoestimulante (FSH), luteini-
importantes, así como factores de virulencia. En S. som alien- zante (LH), testosterona y dihidrotestosterona, es decir, un
sis se ha demostrado la producción de proteasa extracelular, abatimiento en el eje hipotálamo-hipófisis-gónadas, mien­
que afecta la capacidad de los macrófagos para matar bacte­ tras que en A. m adurae hay aumento de hormonas gonado-
rias in vivo, así como la presencia de las formas cocoides o trópicas hipofisarias (FSH y LH) y decremento de las sexuales
filamentosas con una pared gruesa (formas L) que pueden femeninas estradiol y progesterona. También se ha observa­
influir sobre la persistencia y latencia. do predisposición a micetomas en pacientes que reciben
Las fracciones derivadas de A. m adurae como son su inmunosupresores, glucocorticoides y otros medicamentos.
extracto citoplásmico (obtenido del sobrenadante de cultivo) Se ha detectado respuesta inmunitaria celular adaptativa
y una proteína purificada de 20 kDa muestran acción inhibi­ deficiente relacionada con la baja producción de interferón
toria sobre la respuesta proliferativa de linfocitos humanos. gamma (IFN-y) y concentraciones altas de inmunoglobuli­
En general, hay alta resistencia a la infección, no ocu­ nas (IgG 3, IgG 4). Asimismo, estudios inmunológicos han
rren alteraciones linfocitarias y sólo en un informe se consi­ revelado que los neutrófilos son menos eficientes en cuanto al
dera que la diabetes es una enfermedad predisponente. En la desarrollo de una respuesta inmunitaria eficaz, dado que se
literatura médica se han informado casos en receptores de han encontrado alteraciones de los receptores para interleuci-
trasplante de órganos sólidos; las especies de Acrem onium na 8 (IL-8), óxido nítrico sintasa (ONS) y receptor de comple­
son las más involucradas. mento 1 (CR1); el grado de deficiencia de la sintasa de ON
Tras días, semanas o meses de incubación, los microor­ se correlaciona de manera particular con el tamaño de las
ganismos emiten filamentos en los tejidos y se apelotonan en lesiones.
colonias más o menos compactas llamadas “granos”, que se
eliminan en un exudado mucoide o purulento a través de Cuadro clínico
fístulas. En los tejidos alrededor del grano, aparece reacción
tisular formada principalmente por polimorfonucleares, El periodo de incubación varía de algunas semanas a meses
fibrosis y neoformación vascular. Es probable que desempe­ o años. Suele afectar una región; el sitio más frecuente son las
ñen un papel los vasos, pues las lesiones están muy vascula- extremidades inferiores en 60% (figuras 12-2 y 1 2 -3 ); predo­
rizadas, y se han demostrado algunas anormalidades en mina en el pie, aunque puede observarse en cualquier otra
arterias y arteriolas, como hipertrofia de la muscular media, localización, como pierna, rodilla, muslo, mano, antebrazo,
fibrosis de la íntima y con menor frecuencia arteritis o cam­ brazo, hombro, pared abdominal, región preesternal o dorso,
bios isquémicos; en algunos casos, se ha cuestionado la pre­ y casi nunca en la cara o la cabeza (figuras 1 2 -4 a 1 2 -7 ). El
sencia de vasculitis leucocitoclástica. En granos de sitio del micetoma tiene relación directa con el de inocula­
actinomicetomas, se ha demostrado un cemento de unión, ción, por eso en México hay afección del tronco en 20% de
que en A. m adurae constituye un polisacárido ácido sulfata­ los enfermos.
do y uno neutro en N. brasiliensis; en M adurella no hay El síndrome se caracteriza por aumento de volumen,
cemento, sino quitina. deformación de la región y muchos orificios fistulosos, sitios
La lesión se extiende por contigüidad; las alteraciones de salida de exudado filante o seropurulento donde se
óseas dependen de la osteofilia de la reacción entre huésped encuentran los llamados “granos” (figura 1 2 -7 ). En muchas
130 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 12-4. Micetoma por Nocardia. A ] Pectoral. B ) De antebrazo. Figura 12-6. Micetoma por Nocardia, mediodorsal.

ocasiones se advierte un rodete mamelonado y carnoso en el ra 1 2-6A y B ); los laterodorsales (figura 1 2 -9 ) invaden la
orificio de la fístula, que antiguamente se confundía con pleura y el pulmón y llegan a salir por la pared anterior del
nodulos (figura 1 2 -3 ); el orificio también puede encontrarse tórax (figura 1 2 -1 0 ).
en el fondo de una depresión; a veces hay ulceraciones y cos­ Quizá haya incapacidad funcional por fibrosis de tejidos
tras melicéricas. Aparecen cicatrices más o menos retráctiles, blandos, aumento de volumen, o dolor, pero depende sobre
fibrosas, hipopigmentadas o hiperpigmentadas (figura 12 -4 todo de la localización y es mayor cuando afecta una articula­
A y B ). ción; por ejemplo, los micetomas que atacan la rodilla causan
La evolución es lenta pero progresiva, sin regresión flexión permanente, anquilosis minusvalidante y claudica­
espontánea. Se extiende tanto en la superficie como en pla­ ción.
nos profundos, tejido subcutáneo, músculos y huesos, los Los síntomas subjetivos carecen de importancia, por lo
cuales quedan afectados según el microorganismo causal. cual el enfermo acude en etapas tardías, con lesiones bien
Invade e incluso destruye huesos pequeños como los del pie desarrolladas. El cuadro clínico por lo general es indoloro, y
(figura 1 2 -8) y las vértebras, mientras que los grandes, como se ha sugerido que esto se debe a la producción de sustancias
tibia y fémur, resisten más, pero hay excepciones. que tienen acción anestésica. Sólo en 18% de los pacientes
Los micetomas mediodorsales después de afectar las hay dolor; éste puede deberse a la expansión ósea causada
vértebras llegan a la médula espinal y causan paraplejía (figu­ por los granulomas, a sobreinfección bacteriana, y en las

Figura 12-5. Micetoma por Nocardia, región glútea. Figura 12-7. Micetoma inguinal por Nocardia.
Capítulo 12 - Micetoma • 131

Figura 12-10. Micetoma con afección pulmonar A ], bronquial B ) y


Figura 12-9. Micetoma laterodorsal por Nocardia. pleural C ) [radiografía y TAC helicoidal].
132 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 12-12. Micetoma podal, "m etástasis" en hueco poplíteo.

pie a la región inguinal, o de inoculaciones múltiples (figura


12-12). Se han descrito formas sin fístulas, y presentaciones
intraóseas, o sólo periósticas.
Hoy se observan con relativa frecuencia casos pequeños
o minimicetomas (figuras 1 2 -1 3 y 1 2 -1 4 ); son únicos o múl­
tiples, de formas variadas, sin aumento de volumen, con una
Figura 12-11. A. pelletieri. A ] Histopatología [HE 10x]; B ) cultivo
en Sabouraud.

fases tardías, a daño de nervios debido a la intensa reacción


fibrosa, endarteritis obliterante o hipoperfusión nerviosa.
Los micetomas cefálicos se pueden acompañar de cefalalgia
y crisis convulsivas.
En la afección actinomicética, más frecuente en México,
a menudo hay infección bacteriana agregada; ello origina
dolor y se acompaña de pérdida de peso, anemia, febrícula y
quizá amiloidosis visceral. Los casos extremos pueden llevar
a la muerte. Hay variedades clínicas según la especie causal.
En todas las fases de desarrollo, los eumicetomas están más
circunscritos; las lesiones crecen lentamente, tienen márge­
nes bien delimitados, y permanecen encapsuladas durante
periodos prolongados, mientras que en los actinomicetomas
las lesiones son más inflamatorias, más destructivas y capa­
ces de invadir huesos en fases tempranas de la enfermedad.
Los micetomas pueden considerarse atípicos por su ubi­
cación, número, tamaño, forma y otros aspectos (figura
12-11). Por ejemplo, un micetoma en la cara es excepcional,
lo mismo que se encuentre más de uno o hasta tres; en oca­ Figura 12-13. Micetoma en niños. A ) Común. B ] Minimicetoma
siones, el segundo depende de “metástasis”, por ejemplo del palpebral.
Capítulo 12 - Micetoma • 133

^Ê k

Figura 12-14. Micetoma en pliegue de codo. Figura 12-15. Micetoma por A. m adurae, que predomina en la
región plantar.

o dos fístulas, casi nunca localizados a las extremidades infe­ povidona (Lugol) o en solución salina, y se observan al
riores. Afectan a niños, adolescentes o adultos jóvenes; se microscopio sin modificaciones en el color, la forma, el
originan por N. brasiliensis; no afectan estructuras profun­ tamaño ni la consistencia (cuadro 12-3). En general, basta el
das ni huesos, y muestran buena respuesta al tratamiento examen en fresco para diagnosticar N ocardia, A. pelletieri, A.
con sulfonas o sulfonamidas. Hay controversia respecto a si m adurae y S. somaliensis (figuras 12-11, 12-18 a 12-23) pero
es una forma clínica separada o una fase temprana; en estos
casos, se sugiere la posibilidad de mejor estado inmunitario
del huésped y diferente virulencia de las cepas.
En el cuadro 12-2 se listan datos representativos de algu­
nos tipos de micetomas (figuras 12-15 a 12-17). El micetoma
por A. m adurae se localiza sobre todo en la planta y los bor­
des de la misma (figura 12-15); las localizaciones extrapoda-
les son muy raras. Desde el punto de vista morfológico, son
m ás v o lu m in o so s, ab o llo n ad o s, de co n siste n cia dura, con
pocas fístulas, y pueden semejar procesos tumorales. Presen­
tan un aspecto poco inflamatorio, con orificios fistulosos
pequeños.

Estudio micològico
En el examen directo, los granos eumicéticos y de A. m adu ­
rae se observan a simple vista; los otros se colocan en yodo- Figura 12-16. Micetoma por 5. som aliensis.

• Cuadro 12-2. Datos característicos de algunos micetomas

Actinomicetomas

Agente causal Edad Sexo Inflamación Orificios fistulosos Consistencia Osteofilia


N. brasiliensis Adultos M Intensa Abundantes, grandes, Firme con infiltración Intensa, geodos
mamelones periférica
A. pelletieri Adultos M Intensa Abundantes Firme Intensa, microgeodos
A. madurae Adultos F Leve Pequeños Dura Intensa, macrogeodos
S. somaliensis Adultos M Leve Escasos Dura Leve

Mmimicetomas

N. brasiliensis Jóvenes, niños M/F Leve Escasos, "nodulos" Poca infiltración No hay

Eumicetomas
M. myeetomatis Adultos M Leve Escasos, "quísticos" Dura Macrogeodos
134 • Sección III - Micosis subcutáneas

El citodiagnóstico puede ser de utilidad en muestras


obtenidas por medio de aspiración con aguja fina y tinción
con PAS. También es conveniente realizar un frotis y colo­
rear con tinción de Gram, de Fite-Faraco o de Kinyoun.
El cultivo se efectúa en gelosa glucosada de Sabouraud a
temperatura ambiente; las colonias crecen en días o semanas.
Se pueden utilizar agar sangre, agar infusión cerebro-cora-
zón y medio de Sabouraud con extracto de levadura, Cza-
pek-dox y Lactrimel; si se sospecha un actinomiceto, no se
deben utilizar medios con antibacterianos, y si se sospechan
hongos verdaderos, no ha de usarse cicloheximida; si en
los hongos hay fallas en la esporulación se pueden intentar
otros medios de cultivo.
N ocardia origina colonias blanco-amarillentas, plegadas
Figura 12-17. Micetoma eumicético de granos blancos. o de aspecto yesoso, que se han comparado con “palomitas
de maíz” (figuras 1 2 -2 9 y 12-30).
Streptomyces somaliensis genera colonias de color ama­
es más difícil hacerlo en los eumicetomas (figuras 1 2 -2 4 a rillo sucio (figura 1 2 -3 0 ) que se tornan negruzcas en el cen­
12-28). Sin embargo, pueden confundirse con cúmulos de tro después de 10 días (figura 1 2 -3 1 ). Las colonias de
neutrófilos, o cuerpos extraños. Actinom adura m adurae (antes Streptomyces o N ocardiaform

• Cuadro 12-3. Características de los granos de micetoma

Categoría Color Especie Tamaño Clavas Forma Consistencia Biopsia HE*

N. brasiliensis 20 a 200 ± Reniforme Blanda Pequeño, ambófilo


mieras

N. asteroides 20 a 200 ± Reniforme Blanda Pequeño, ambófilo


mieras
Blanco ±
N. caviae 20 a 200 Reniforme Blanda Pequeño, ambófilo
Actinomi- amarillento mieras
céticos
5. somaliensis ± 2 mm - Ovoide, Dura Pálido, estrías centrales
redondeada

A. madurae 1a 20 mm + Cartográfica Blanda Hemateífilo [violeta]

A. pelletieri 200 a 500 Festón Redondeada Firme Rojo, "esfera rota"


Rojo
mieras

Pseudallescheria boydii 500 mieras - Ovalada Blanda Rosado


a 2 mm

Scedosporium [Monospo- 500 mieras - Fragmentada Blanda Periferia rosada


riu m j apiospermum a 2 mm Filamentos, vesículas

Neotestudina rosatii 500 mieras - Lobulada Dura Rosado


a 1 mm
Blanco
Acremonium sp. 500 mieras - Redondeada Blanda Rosado, vesículas
a 1.5 mm

Fusarium sp. 200 mieras - Redondeada Blanda Rosado


a 1 mm
Eumicéticos
A. nidulans 200 mieras - Lobulada Blanda Pálido
a 1 mm

Madurella mycetomatis 1 a 5 mm - Irregular, Firme Compacto o vesicular


abierta

M. grisea ± 1 mm _ Redondeada Firme Marrón con células


poligonales
Negro
Pirenochaeta romeroi ± 1 mm - Redondeada Blanda Compacto

L. senegalensis 0.5 a 2 mm - Redondeada Dura Negro

E. jeanselmei 0.2 a 0.3 - En arco Blanda Periferia densa


mm
Capítulo 12 - Micetoma • 135

Actinomicéticos
Granos pequeños
Granos grandes

[Rojo]
a
Q „ 9 ^$
o
m <4
°
A c tin o m a d u ra p e lle tie ri N o ca rd ia spp.

(Blancos amarillento]

[Fleco]

Figura 12-18. Características de los granos de actinomicetoma. (Modificada de Segretain G, Mariat F, Drouhet E. Diagnostic de laboratoire
en mycologie médicale. Paris. Maloine, 1979.]

m adurae) tienen aspecto céreo o cerebriforme, son de color


beis (beige) o ligeramente rosado; el microorganismo crece
mejor en medio de Lowenstein-Jensen (figura 1 2 -3 2 ).
A. pelletieri produce colonias rojas (figura 12-1 IB y 1 2 -3 2 ).
Madurella mycetomatis origina colonias de crecimiento
variable, que al principio puede ser lento, y son glabras de
color blanquecino o ligeramente pigmentadas; luego difunden
en el medio un pigmento marrón (figura 1 2 -3 3 ); en “corn
m eal” es mejor la producción de formas de reproducción, hay
fiálides con aspecto de botella con conidios pequeños, redon­
dos o piriformes, en los cultivos viejos hay esclerotes de 1 mm
(figura 1 2 -2 5 ). M. grísea es similar a la anterior, pero no difun­
de pigmento; las colonias son estériles y en medios poco nutri­
tivos producen picnidios (figura 1 2 -3 3 ). En general, las
*• * * • « rnmm

Figura 12-19. Grano de Nocardia, examen directo. Figura 12-20. Grano de Nocardia, estudio histológico (A y B ].
136 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 12-21. Grano de Nocardia asteroides. A ) Con tinción de PAS; B ] ácido alcohol resistente (Kinyoun 4 0 x ],

colonias no son características y crecen a 28 y 37 °C; M. myce- P yrenochaeta rom eroi genera colonias algodonosas
tom atisyM . grisea muestran crecimiento óptimo a 33 y 25 °C, oscuras con un tinte negro; crece rápidamente y da lugar a
respectivamente (cuad ro 12-4). picnidios de 4 0 a 100 micrómetros con picnidiosporas elípti­
Neotestudina (Zopfia) rosatii da colonias de crecimiento cas amarillentas. Pyrenochaeta m ackinnonii tiene picnidios y
lento, de color amarillento o marrón; en “corn m e a r produ­ picnidiosporas de diferente tamaño (figura 1 2 -2 5 ).
cen aseas de color oscuro; las aseas miden 30 micrómetros y Especies de L eptosphaeria dan colonias de crecimiento
contienen ocho ascosporas de dos células que miden 10 rápido, vellosas con pigmento negro; L. senegalensis en culti-
micrómetros (figura 12-24).

Figura 12-23. Grano de 5. som aliensis. A ] Examen directo.


Figura 12-22. Grano de A. madurae. A ] Examen directo. B ] Biopsia. B ] Biopsia.
Capítulo 12 - Micetoma • 137

• Cuadro 12-4. Características de los cultivos de agentes de micetoma

Datos de la colonia

Consis­
Categoría Filamentos Especie tencia Color Aspecto Microscopía Crecimiento

N. brasiliensis Dura Blanco, ocre Seco, plegado, ± AAR, fragmenta en Rápido, 24 a 28 °C


granuloso, vello cocos, bacilos
blanco

N. asteroides Blanda Amarillo, rosado, Seco, granuloso ± AAR, fragmenta en


Finos anaranjado vello blanco cocos
x i rriiLrd,
Actino- ramificados, N. caviae Firme "Beige", rosado, Seco, granuloso AAR Regular, 24 a 28 °C
micéticos cocoides, gris
gramposi- 5. somaliensis Firme "Beige", café Rugoso, vello No AAR, no fragmenta Rápido, 24 a 28 °C
tivos blanco

A. madurae Blanda "Beige", rosado Liso, cremoso, No AAR, no fragmenta Lento, mejor a 37 °C
cerebriforme

A. pelletieri Firme Rojo coral Rugoso No AAR, no fragmenta Lento, mejor a 37 °C

H P. boydii Blanco, café Rugoso Filamentos y conidios Rápido, 30 a 37 °C


1 piriformes, peritecios
A
N. rosatii Grisáceo, café Velloso, plegado Peritecios, aseas Lento, 24 a 28 °C
L
redondeadas
|
Fila­ N Acremonium Blanco, rosado Velloso Fiálides alargadas Rápido 24 a 28 °C
mentos 0 [Cephalos-
1a ± 4 S p orium j sp.
mieras, D M. myeeto- Café, ocre, difunde Velloso Vesículas, esclerocios, Regular, mejor en PZ
Eumicético5 tabi­ E matis pigmento fiálides a 37 °C
ques, M
vesícu­ M. grisea Negro, gris, difun­ Velloso, compacto Filamentos, clamidos- Lento, mejor a 30 °C
A
las de pigmento poras
T
1 P. romeroi Negro, gris Compacto Picnidios Regular, 24 a 28 °C
Á L senegalensis Negro, gris Compacto Peritecios Regular, 24 a 28 °C
c
E E. jeanselmei Cris, negro, difun­ Compacto, mu- Anelosporas Lento, 24 a 28 °C;
0 de pigmento coide es mucoide a 30 °C
S

AAR = ácido alcohol resistente; café = m arrón; PZ = agar papa (patata)-zanahoria.

vos viejos produce aseas con ocho ascosporas de 30 micró- contiene 19 enzimas y permite identificar en sólo 3 o 4 h los
metros de diámetro (figura 1 2 -3 4 ); en L. tompkinsii, éstas son agentes desarrollados en los cultivos, u otras, como API-20,
más pequeñas (figura 1 2 -2 5 ). API-32 o VITEK®.
Curvularia lunata da colonias de color negro. Al princi­ Se han hecho inoculaciones experimentales en ratones y
pio P boydii y especies de Acrem onium (C ephalosporium ) conejillos de Indias (cobayos o cricetos). Para algunos, el
son blancas y luego generan diferentes colores (figura 1 2 -2 4 ) mejor animal es el conejillo de Indias; otros han utilizado al
(cap. 31); A. nidulans se caracteriza por la presencia de cleis- cojincillo plantar de ratones y han observado que el tamaño
totecios (cap. 23 ). del micetoma depende de la magnitud del inoculo, pero tam­
Petriellidium (Pseudallescheria) boydii (Allescheria bién de la virulencia de la cepa y de la inmunidad del hués­
boydii) tiene un estado anamorfo, Scedosporium (M onospo- ped (figura 1 2 -3 7 ).
rium) apiosperm um , que también es un agente de micetomas N ocardia brasiliensis y A. m adurae son los más virulen­
de granos blancos; este último produce monosporas en los tos, y los micetomas por hongos verdaderos son los más difí­
cultivos y la forma sexuada, peritecios (figura 1 2 -2 4 ; cap. 4). ciles de reproducir.
En caso de aislar Nocardia, se necesita un estudio fisio­
lógico, pues N. brasiliensis hidroliza caseína (figura 1 2 -3 5 );
con otras pruebas, como xantina, tirosina e hipoxantina es
Datos histopatológicos
posible identificar otras nocardias (cu ad ro 12-5 y figura La imagen histológica es inespecífica, pero en ocasiones orien­
12-3 6 ). Los eumicetos también tienen características fisioló­ tadora. En casos de granos blandos, hay un absceso de poli-
gicas determinadas (cu ad ro 1 2 -6 ). Si están disponibles, se morfonucleares, fibrosis y vasodilatación. En granos duros,
pueden utilizar galerías comerciales, como API-ZYM® que quizá se forme un verdadero granuloma tuberculoide; la dure-
138 • Sección III - Micosis subcutáneas

H ongos blancos
Cultivo Grano

N e o te s tu d in a
ro s a tii

P e trie llid iu m
CAllescheria)
b o yd ii

Peritecio S ce d o s p o riu m (M o n o s p o riu m


a p io sp e rm u m J

C e p h a lo spo riu m spp.


CAcrem onium J

Figura 12-24. Cultivos y granos blancos en eumicetomas. [Modificada de Drouhet E. En: Topley & Wilson's Microbiology and microbial
infections. 9th ed. London. Arnold 1998:4.)

za depende de una sustancia intercelular llamada cemento. En ria; son pequeños, de menos de 200 micrómetros (figura
minimicetomas, aparece una reacción celular con fibrosis 12-20), excepcionalmente puede formar granos de mayor
intensa alrededor de los microabscesos. Lo más importante tamaño. Los de A. m adurae, como son hemateífilos se tiñen
son las características de los granos en la tinción con hema- de color púrpura; tienen contorno cartográfico, miden 1 a 3
toxilina y eosina, y la afinidad por algunos colorantes. mm y presentan seudoclavas (fleco) en la periferia (figura
Los granos de N ocardia son ambófilos, multilobulados, 1 2 -2 2 ). Los de A. pelletieri se observan de color rojo-violá-
arriñonados o vermiformes, con muchas clavas en la perife­ ceo, se fragmentan y dan la impresión de un “plato roto”;

H ongos negros
Cultivo Grano

M ad u re lla
m y c e to m a tis

Esclerote

L e p to sp h a e ria
senegalensis Peritecio

(n )
P yrenochaeta Picnidio
ro m e ro i
V5!
Figura 12-25. Cultivos y granos negros en eumicetomas. [Modificada de Drouhet E. En: Topley & Wilson's Microbiology and microbial
infections. 9th ed. London. Arnold 1998:4.)
Capítulo 12 - Micetoma • 139

Figura 12-28. M . m ycetom atis. A ] Grano vesiculoso. B ) Grano


Figura 12-26. M on o sp o riu m apiosperm um . A ] Grano en biopsia; compacto.
B ) peritecio de P. boydii.

Los granos por hongos verdaderos son poco frecuentes


miden 1 a 3 mm (figura 12-11). Los de S. somaliensis casi no en México. De los microorganismos que producen granos
se tiñen, miden 0.5 a 1 mm, tienen forma redondeada y son negros, M. mycetomatis da granos de color café (marrón) o
duros, por lo que al cortarlos con el micrótomo presentan negro; tienen tamaño variable, de alrededor de 1 a 5 mm, y
estrías que dan la impresión de “rebanada de papa o patata” pueden presentar forma compacta o vesicular (figura 12-28).
(figura 12-23). De los agentes de granos blancos, S. apiosperm um , especies
de Fusarium y de Acremonium son más o menos eosinófilos

Figura 12-27. Grano A. M. grisea. A ) Examen directo; B ] biopsia. Figura 12-29. N. brasiliensis, colonias en "palomitas de maíz",
140 • Sección III - Micosis subcutáneas

• Cuadro 12-5. Características fisiológicas de actinomicetos

Hidrólisis de

Fusión de Producción Utilización Forman ácido


Especie Caseína Xantina Hipoxantina Tirosina gelatina de ureasa de almidón a partir de:
N. brasiliensis* + - + + + + - Clicerol
Inositol, Manitol
N. asteroides** ~ “ + “ Clicerol
Ramnosa

N. caviae - + + - - + - Glicerol

5. somaliensis + - - + + - - -

A. pelletieri + - + + + - - Trehalosa

A. madurae + + + + + Arabinosa
Celobiosa, Clicerol
Manitol, Xilosa,
Ramnosa, Adonitol

Crecimiento a 4 5 °C; * = negativa; ** = positiva.

en la periferia, y en el interior se observan filamentos hiali­ mexicano ha creado la prueba de enzimoinmunoanálisis de


nos y vesículas; tienen forma curvilínea u oval y miden alre­ absorción (ELISA, del inglés e n z y m e -lin k e d im m u n o s o r b e n t
dedor de 0.5 mm. a ssa y ) para diagnóstico serológico sistemático y para evaluar
la respuesta al tratamiento cuando se usa el antígeno P24,
pero no cuando se utiliza proteasa. También se practica con-
Datos de laboratorio trainmunoelectroforesis, pero no se ha perfeccionado la
inmunofluorescencia o el uso de inmunoperoxidasa.
En fases activas, especialmente en actinomicetomas, se pre­
En un estudio de pacientes con actinomicetoma y tuber­
sentan leucocitosis, proteína C reactiva alta y sedimentación
culosis, se observó que al aplicar un inoculo de fracciones
eritrocítica acelerada. El serodiagnóstico no está disponible y
semipurificadas de extracto de N o c a r d ia (P l, P2, P3, P4 y P5)
es discutible. Por inmunodifusión radial se ha encontrado
se induce respuesta inmunitaria mediante producción de
aumento de las inmunoglobulinas IgG, IgM e IgA en pacien­
IFN-y. Esto parece ser una herramienta útil en el diagnóstico
tes con micetoma por M . m y c eto m a tis y A. p e lle tie r i; así como
serológico puesto que no se observaron reacciones cruzadas,
de IgG e IgM en micetomas por A. m a d u r a e y S. so m a lien s is ,
y quizá en un futuro pueda ser útil como método de segui­
y de IgA en todos; la valoración de anticuerpos fijadores de
miento.
complemento y precipitantes se considera de investigación.
La in m u nid ad hu m o ral en p acien tes co n a c tin o m ice to m a y
en ratones ha mostrado anticuerpos anti-P24; un grupo

Figura 12-30. Colonia de Nocardia asteroides. Figura 12-31. 5. som aliensis, aspecto de la colonia.
Capítulo 12 - Micetoma • 141

Figura 12-32. A ) A. m adurae y B ) A. pelletieri, aspecto de las


colonias.

Se llevan a cabo técnicas de biología molecular para


diagnóstico y tipificación. La clasificación de N ocardia y
géneros relacionados, como Actinom adura, ha mejorado con
el uso de las secuencias 16S de ácido ribonucleico ribosomal
(rRNA), pero no se han establecido técnicas de genética
molecular, como hibridación Southern o por análisis del

Figura 12-34. Leptosphaeria senegalensis. A ) Granos en la biop­


sia; B ] peritecios.

polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción


(RFLP, del inglés restriction fragm en t length polym orphism ).
En las radiografías de las zonas afectadas, se pueden
observar cambios en la densidad de los tejidos blandos,
periostitis, osteólisis, osteoporosis y cavidades en el hueso
(geodos) (figuras 1 2-8 y 1 2 -1 0 ). Es común que los estudios
de imagen como las radiografías aparentemente resulten
negativos, y que den una falsa impresión de ausencia de afec­
ción de las estructuras óseas.
También se utiliza ecografía, que puede demostrar lesio­
nes más tempranas; en cráneo, se han puesto en evidencia
lesiones osteoesclerosas y no osteolíticas. Se ha propuesto la
ecografía como un método simple y no invasivo que puede
dar cierta información sobre los tejidos inflamados y la
extensión del micetoma; en eumicetomas, se producen
numerosos ecos hiperreflejados que corresponden a los gra­
nos, y hay cavidades de paredes engrosadas sin realces acús­
ticos (“parénquima hipoecoico”); en actinomicetomas los
ecos son finos, más cercanamente agregados y por lo general
se encuentran en las bases de las cavidades. La aspiración de
las lesiones guiada por ultrasonido ha mostrado 100% de efi­
Figura 12-33. Colonias de hongos causantes de eumicetomas. cacia al momento de localizar los abscesos. Otros estudios
A ) M. m ycetom atis. B ] M. grísea. aplicables comprenden la angiografía ultraestructural y el
142 • Sección III - Micosis subcutáneas

• Cuadro 12-6. Características fisiológicas de eumicetos

Utilización de

Especies Almidón Gelatina Glucosa Galactosa Lactosa Maltosa Sacarosa

P. boydii - + + V - - V

Acremonium - ± + + - + +

M. mycetomatis + ± + + + + -

M. grísea + - + + - + +

P. romeroi + ± + + - + +

L. senegalensis + ? + + V + +

E. jeanselmei - - + + - + +

+=positiva; - =negativa; ±=leve; V =variable; ? =se desconoce.

Doppler, así como la tomografia computarizada (TC), la Paramicetomas


tomografia axial computarizada (TAC) helicoidal (figura
Son anomalías fistulosas con granos: actinomicosis (figuras
1 2 -1 0 ) y la resonancia magnética (RM). Estos estudios de
24-1 y 24-2) y botriomicosis (figura 26-1 ). La actinomicosis es
imagen más sensibles, como la RM y la TAC de alta resolu­
una enfermedad endógena por actinomicetos anaerobios. La
ción, permiten la detección de lesiones óseas en enfermos
botriomicosis se origina por bacterias, como Staphylococcus
con radiografías normales. La TAC helicoidal en micetomas
aureus, Pseudomonas aeruginosa, Proteus spp. y Escherichia
del tronco puede evidenciar el grado de invasión visceral,
coli; se manifiesta por granos constituidos por estructuras fila­
muscular y vascular, e incluso calcular el área afectada. La
mentosas muy cortas y cocos grampositivos y gramnegativos.
RM pone de manifiesto lesiones bien definidas, las lesiones
de alta intensidad corresponden a zonas con formación de
granulomas, y las de baja intensidad a las áreas de cicatriza­ Seudomicetomas
ción y fibrosis. El diagnóstico se establece si se encuentran Son enfermedades fistulosas sin granos, de origen diverso,
varias lesiones pequeñas de alta intensidad rodeadas por como tuberculosis colicuativa, esporotricosis (figura 13-5),
matriz de baja intensidad; se conocen como “nodulos M o coccidioidomicosis (figura 16-5), tofos gotosos, osteomielitis
signo del punto en el círculo” (figura 1 2 -3 8 ). y micobacteriosis atípicas. Se ha informado un caso de lesio­
nes nodulares cutáneas ocasionadas por M ycobacterium che-
lonae y E xophiala jeanselm ei.
Diagnóstico diferencial
Lo más importante es la diferenciación de otros padecimien­ Micetomas [seudomicetomas] dermatofíticos
tos fistulosos con granos o sin ellos. La infección no es exógena ni se produce por implantación
traumática, sino que es causada por la invasión desde una
infección dermatofítica previa en la piel, especialmente del
folículo piloso; por estas dos circunstancias algunos autores
no los consideran verdaderos micetomas. Se manifiestan por
lesiones nodulares que asientan en una placa eritematoesca-
mosa con bordes activos. Es controvertida la formación de
verdaderos granos; las hifas se presentan en agregaciones
miceliales que miden hasta 500 micrómetros y pueden mos­
trar un fenómeno de Splendore-Hoeppli; se observan dentro
de granulomas de células gigantes en la dermis y no en tejido
celular subcutáneo. Se han informado como agentes causales
T. rubrum, T. tonsurans, M. canis, M. audouinii y M. ferrugi-
neum (cap. 6).

Bolas fúngicas
Se denominan impropiamente micetomas a estas acumula­
ciones o masas fúngicas que se forman en cavidades pulmo­
nares o dilataciones bronquiales, así como en senos
Figura 12-35. Hidrólisis de la caseína positiva en N. brasiliensis, y
negativa en N. asteroides. paranasales; están constituidas por hongos del tipo Aspergí-
Capítulo 12 - Micetoma • 143

Figura 12-37. Micetoma por N. brasiliensis en la almohadilla plan­


tar de ratón.

También se utiliza durante varios meses la combinación


de sulfonamidas, sea con estreptomicina, 1 g/día (14 mg/kg/
día) durante un mes, luego la misma dosis cada tercer día,
cuidando la toxicidad en el V III par craneal con estudios
Figura 12-36. Xantina positiva en N. caviae. audiométricos cada tres meses. Otro de los regímenes
empleados incluye sulfato de estreptomicina combinada con
dapsona (1.5 mg/kg dos veces al día). Si este esquema no die­
llus (aspergiloma) que se desarrollan y pueden invadir el ra resultados tras algunos meses de tratamiento, se puede
parénquima pulmonar o los senos paranasales; no son for­ reemplazar la dapsona por trimetoprim-sulfametoxazol o
mas invasivas, y muestran respuesta al tratamiento quirúrgi­ rifampicina (15 a 20 mg/kg/día).
co (cap. 23). El término se ha aplicado también para lesiones En casos por A. m adurae el trimetoprim-sulfametoxazol
por Candida spp. se combina también con: clofazimina, 100 mg/día; rifampici­
na, 300 mg dos veces al día; tetraciclinas, 1 g por día; mino-
ciclina, 200 mg/día, o isoniazida, 300 a 600 mg/día, durante
Complicaciones periodos no menores de seis meses. También se ha utilizado
Infección bacteriana agregada; en algunos casos, según su un esquema combinado de trimetoprim-sulfametoxazol en
topografía, invasión visceral; en casos muy crónicos, ami-
loidosis renal.

Tratamiento
Los actinomicetomas se tratan con quimioterapia antibacte­
riana; en los eumicetomas el tratamiento puede ser antimi-
cótico y quirúrgico, sobre todo ante afección ósea o lesiones
minusvalidantes; la extirpación completa elimina la afección
y no genera metástasis ni recurrencias, sobre todo en lesio­
nes localizadas, encapsuladas o quísticas. En pacientes con
alteraciones inmunitarias y en aquellos con lesiones localiza­
das se recomienda realizarla de manera temprana, con esci­
sión y desbridamiento enérgico.
En actinomicetomas, la extirpación quirúrgica está
contraindicada debido a que favorece las metástasis o la dise­
minación hematógena; en México se han abandonado las
amputaciones por micetoma.
En el tratamiento del micetoma por N. brasiliensis se
utilizan sulfonamidas, en especial la diaminodifenilsulfona
(DDS), 100 a 200 mg/día; debe valorarse su eficacia a largo
plazo (dos a tres años); se combina con trimetoprim-sulfa-
metoxazol, 80/400 a 160/800 mg/día, varios meses o hasta Figura 12-38. Resonancia magnética en micetoma por Phaeoacre-
uno o dos años. m onium . "Nodulos M o signo del punto en el círculo".
144 • Sección III - Micosis subcutáneas

las dosis señaladas, con kanamicina, 15 mg/kg/día, en ciclos sio. En micetomas por S. apiosperm um y en M. mycetomatis
de dos semanas cada uno, intercalados con periodos de des­ recientemente se han utilizado voriconazol, 400 a 800 mg/
canso, para evitar la nefrotoxicidad y ototoxicidad de los día, y posaconazol, 800 mg/día, durante periodos prolonga­
aminoglucósidos. dos; pero la experiencia aún es escasa.
Otra alternativa es la netilmicina, 3 a 4.5 mg/kg/día, que Es posible usar todas las presentaciones de anfotericina
no muestra resistencia cruzada con otros aminoglucósidos. B, valorando el riesgo-beneficio, dada su toxicidad; hay pocos
Se ha usado al inicio con buenos resultados sulfato de informes con el uso de fluconazol y de nuevos derivados
amikacina, 15 mg/kg de peso corporal durante tres semanas, como posaconazol.
lo que corresponde a una ampolleta de 500 mg por vía intra­ En pacientes con alteraciones inmunitarias y receptores
muscular cada 12 h; debido a su alto costo y su toxicidad por de trasplantes se ha observado que los eumicetomas son muy
uso prolongado, su empleo se ha reservado para enfermos resistentes al tratamiento, por lo que se recomienda la inter­
que muestran resistencia primaria o secundaria. También se vención quirúrgica temprana y enérgica, combinada con
ha ensayado DDS combinado con fosfomicina, 500 mg/día, itraconazol como fármaco de primera elección, o pueden
o con kanamicina. En pocos casos, se han utilizado las qui- usarse anfotericina B o fluconazol como alternativas.
nolonas, como ciprofloxacina. También en infecciones por Los criterios que pueden ayudar para discontinuar el
N ocardia se ha sugerido el uso de clindamicina, y quinolonas tratamiento una vez que hay curación de las lesiones son:
como ciprofloxacina y moxifloxacina. disminución del aumento de volumen, y cierre de las fístulas;
En pacientes con micetoma por N. brasiliensis que no resultados negativos en tres cultivos consecutivos, con un
muestran respuesta a la terapéutica convencional, se ha utili­ intervalo de un mes entre cada uno; remodelación ósea y
zado amoxicilina con ácido clavulánico (500 mg/125 mg) datos de nueva osteogénesis corroborada por estudios de
cada 8 a 12 h, durante tres a seis meses. imagen; ausencia de ecos y cavidades en estudios ecográfi-
De uso reciente son las carbapenemas, como el imipe- cos, y ausencia de granos al realizar aspiración con aguja fina
nem y meropenem, derivados de la tienamicina; son produc­ (si es que ya no hay fístulas).
tos naturales de Streptomyces cattleya con amplia acción Muchas veces se requieren tratamiento ortopédico y
antimicrobiana y refractarios a hidrólisis por las betalacta- rehabilitación. La terapéutica debe adaptarse a cada pacien­
masas; se debe hospitalizar al paciente para su administra­ te. En el futuro, podrían probarse las terapéuticas inmunita­
ción por catéter en dosis de 500 mg tres veces al día; se rias como citocinas y factores estimulantes de colonias de
utilizan solos o combinados con amikacina por ciclos de 21 granulocitos-macrófagos. La quimioterapia intraarterial qui­
días, en micetomas multirresistentes o con afección visceral. zá sea una posible modalidad de tratamiento.
El meropenem también tiene una presentación oral.
Después de proporcionar cualesquiera de las combina­
ciones, debe continuarse el tratamiento con DDS; en casos Pronóstico
avanzados, se recomienda de por vida para evitar las recu­
Los actinomicetomas, en general de corta evolución y sin
rrencias; conviene practicar biometría hemática periódica,
afección ósea, muestran buena respuesta al tratamiento
porque este medicamento puede causar metahemoglobine-
médico. Sin terapéutica o con resistencia a ésta, el pronóstico
mia y anemia hemolítica.
es malo para la función, porque la evolución es lenta y pro­
Los antimicrobianos de la familia de las oxazolidinonas,
gresiva, y el proceso se extiende en la superficie y la profun­
como el linezolid, tienen la ventaja de poseer amplio espec­
didad; la localización podálica es la de peor pronóstico, por
tro y no presentar resistencia cruzada con otras familias de
ser la parte más expuesta a movimientos y traumatismos, lo
antibióticos. Más recientemente se han probado parches y
cual facilita la diseminación hacia ganglios inguinales. En la
emulgel de kanamicina como adyuvantes en el tratamiento
localización en el dorso y la nuca, hay riesgo de disemina­
de actinomicetomas por A. m adurae en series pequeñas de
ción hacia la columna vertebral (figura 12-6), y en tórax,
pacientes.
hacia pulmón (figura 12-10). En el abdomen es más benigno,
En general, los índices de curación de los micetomas
pues el parásito no penetra la fascia muscular; empero, en la
actinomicéticos varían de 60 a 90%.
localización inguinal puede haber invasión de la cavidad
En micetoma por N. brasiliensis se ensaya con resulta­
abdominal (figura 12-7).
dos alentadores un fármaco conocido como ACH-702, de la
Hay minusvalidez si no se corrige la pérdida de la fun­
familia de las isotiazoloquinolonas.
ción, o después de la amputación. En pacientes graves las
En eumicetomas se utiliza ketoconazol, 400 a 800 mg/
complicaciones, el deterioro del estado general y el detri­
día durante 12 a 18 meses (M. mycetomatis tiene buena res­
mento social ponen en peligro la vida; ciertos casos extremos
puesta en 50% de los casos); itraconazol, 200 a 400 mg/día
son mortales.
con buena respuesta clínica e índices bajos de recurrencia, o
griseofulvina, 500 mg a 1 g/día durante más de seis meses
con resultados variables. Se ha utilizado griseofulvina, 1.5 g
al día, combinada con penicilina procaínica en dosis de
Prevención
600 000 a 800 000 UI. En S. apiosperm um (P. boydii), se pue­ Consiste en mejorar las condiciones de vida, y el uso de cal­
de utilizar miconazol por vía intravenosa o yoduro de pota­ zado cerrado en el medio rural.
Capítulo 12 - Micetoma • 145

Bibliografía
Adam S. Geyer MD, Lindy P Fox MD, Sameera Husain MD, ♦ Dávila del Real MR, Arenas R, Asz-Sigall D et al. Epidem iología
Phyllis Della-Latta PhD, Marc E. Grossman MD FACP. A crem o- de los m icetom as p o r Actinomadura madurae en el Estado de
nium M ycetom a in a H eart transplant recipient. J Am Acad D er­ G uanajuato, México. Monogr Dermatol 2006; 19:24.
matol 2006;55(6):1095-1100. ♦ Fahal A. H. Mycetoma, Clinicopathological Monograph. I a Ed.
Ahmed A. M anagem ent o f m ycetom a: m ajor challenge in tropical Sudán. Khartoum University Press 2006:20-23, 81-82.
mycoses with lim ited international recognition. Curr Opin Infect ♦ Fahal AH, El Hag IA, Gadir AF et al. B lood supply an d vasculatu­
Dis 2007;20(2):146-151. re o f m ycetom a. J Med Vet Mycol 1997;35(2):101-106.
Ameen M, Arenas R, Vasquez del Mercado E, Fernandez R, ♦ Fahal AH. Evidence based Guidelines f o r the M anagem ent o f
Torres E, Zacarías R. E fficacy o f im ipenem therapy f o r N ocardia m ycetom a patients. Karthoom Mycetoma Research Center. 2002:
actinom ycetom as refractory to sulfonam ides. J Am Acad Derm a­ 9:120.
tol 2010;62:239-246. ♦ Fahal AH, Sheik HE, Homeida MM, Arabi YE, Mahgoub ES.
Ameen M, Arenas R. D evelopm ents in the m anagem ent o f m yce­ Ultrasonographic imaging o f m ycetom a. Br JSurg 1997;84(8):1120-
tomas. Clin Exper Dermatol 2008;34:1-7. 1122 .
Ameen M, Arenas R. Emerging therapeutic regimes f o r the m anage­ ♦ Fuentes A, Arenas R, Reyes M, Fernández RF, Zacarías R. Acti­
m ent o f mycetomas. Expert Opin Pharmacother 2008;9(12):2077- nom icetom a p o r Nocardia sp. Informe de cinco casos tratados
2085. con imipenem solo o combinado con amikacina. Gac Méd Méx
Arenas R, Ameen M. Giant grains o f N ocardia actinom ycetom a. 2006;142(3):247-252.
Lancet In f Dis 2010;10:66. ♦ Gabhane SK. Cytodiagnosis o f eum ycotic m ycetom a: A case report.
Arenas R, Navarrete G, Ibarra G, Ortiz G. M icetom as en niños. Acta Cytol 2008;52(3):354-356.
Estudio de 5 casos. Dermatol Rev Mex 1990;34(3):205-208. ♦ Geyer A, Fox L, Husain S, Della-Latta P, Grossman M. A crem o-
Arenas R. (C oordinador). Micetomas. Monogr Dermatol 2006;19 nium m ycetom a in a heart transplant recipient. J Am Acad Der­
( 1):17. matol 2006;55:1095-1100.
Barbara A, Brown-Elliott June, M. Brown, et al. Clinical and ♦ Goodfellow M. Nocardia an d related Genera. En: Ajello L, Hay R
Laboratory features o f the N ocardia spp. Based on current mole­ (eds). Medical mycology. Topley & W ilson’s Microbiology and
cular taxonomy. Clin Microbiol Rev 2006;19:259-282. microbial infections. 8th ed. London. Arnold 1998;2:463-489.
Boiron P, Locci R, Goodfellow M et al. N ocardia, nocardiosis and ♦ Hay RJ. Eum ycetom as. In: Merz W G, Hay RJ (eds). Medical
m ycetom a. Med Mycol 1998;36(Suppl l):26-37. mycology. Topley & W ilson’s Medical Micology. 10th ed. Lon­
Bonifaz A, De Hoog S, McGinnis M R et al. Eum ycetom a caused don. Arnold 2005:385-95.
by C ladophialophora bantiana successfully treated with itracona­ ♦ Hemashettar B, Siddaramappa B, Munjunathaswamy B, Panji A,
zole. Med Mycol 2008;24:1-4. Pattan J, Andrade T, Padhye A, Mostert L, Summerbell C.
Bonifaz A, González-Silva A, Albrandt-Salmerón A, Padilla M Phaeoacremonium kradjenii, a cause o f white grain m ycetoma. J
del C, Saúl A, Ponce RM. Utility o f helical com puted tom ography Clin M icrobiol 2006;44(12):4619-4622.
to evaluate the invasion o f actinom ycetom a; a report o f 21 cases. ♦ Isa-Isa R, Nanita de Estevez F, Arenas R, Ovalles P, Tatis M.
Br J Dermatol 2008;158(4):698-704. M ycetom a caused by derm atophytes. A case due to Microsporum
Bonifaz A, Ibarra G, Saúl A et al. A ctinom icetom a en niños y a d o ­ canis. J Med Mycol 2003;13:151-153.
lescentes. Monogr Dermatol 2006;19(l):17-23. ♦ Khan FA. M ultiple subcutaneous m ycetom as caused by Pseuda-
Bonifaz A, Ibarra G, Saúl A et al. M ycetom a in children: E xpe­ llescheria boydii: response to therapy with oral potassium iodide
rience with 15 cases. Pediatr Infect Dis J 2007;26:50-52. solution. J Infect 2010;60(2):178-181.
Bueno D, Arenas R, Navarrete G. M inimicetomas p o r N. brasiliensis. ♦ López-Cervantes M. D evelopm ent and characterization o f a
Estudio histológico de 13 casos. Med Cut ILA 1987;15:277-279. tran sderm alpatch and an em ulgel containing kanam ycin intended
Buot G, Lavalle P, Mariat F, Súchil P. Etude épidem iologique des to be used in the treatm ent o f m ycetom a caused by Actinomadura
m ycetom es au M exique a propos de 502 cas. Bull Soc Path Exot madurae. Drug Dev Ind Pharm 2009;35(12):1511-1521.
1987;80(3):329-339. ♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, y Grupo de Estudio del
Castro-Matteotti B. Im m une response to Nocardia brasiliensis M icetoma en México. D atos epidem iológicos del m icetom a en
extracellular antigens in patients with m ycetom a. Mycopatholo- México. Monogr Dermatol 2006;19(1):5-12.
gia 2008; 165(3): 127-134. ♦ Mahgoub ES. M ycetoma. En: Jacobs PH, Nall L (eds). Antifungal
Chacon-Moreno BE, Welsh O, Cavazos-Rocha N, de la Luz Sala- drug therapy. New York, Basel. Marcel-Dekker 1990:61-70.
zar-Cavazos M, Garza-Lozano HG, Said-Fernandez S, Ocampo- ♦ Méndez-Tovar LJ, De Biévre, López-Martínez R. Effets des hor­
Candiani J, Vera-Cabrera L. Efficacy o f ciprofloxacin and m ones sexuelles hum aines sur le développem ent in vitro des agents
m oxifloxacin against Nocardia brasiliensis in vitro an d in an d ’e umycétom es. J Mycol Med 1991;118:141-143.
experim ental m odel o f actinom ycetom a in BALB/c mice. Antimi- ♦ Méndez-Tovar LJ, Mondragón-González R, Vega-López F et a l
crob Agents Chemother 2009;53(l):295-297. Cytokine production and lymphocyte proliferation in Nocardia brasi­
Chávez G, Arenas R, Pérez-Polito A et al. M icetom as eum icéticos liensis actinomycetoma patients. Mycopathologia 2004;158:407-414.
p o r Madurella mycetomatis. Informe de seis casos. Rev Iberoam ♦ Molina de Soschin D, Arenas R. M icetom as en el D epartam ento
Micol 1998;15:90-93. de D erm atología del H ospital G eneral “Dr. M anuel Gea Gonzá-
146 • Sección III - Micosis subcutáneas

lez\ Estudio epidemiológico 1977-2002. Monogr Dermatol ♦ Soto-Mendoza N, Bonifaz A. H ead actinom ycetom a with double
2006;19(1):13-16. aetiology, caused by Nocardia brasiliensis and N. asteroides. Br
♦ Palma-Ramos A, Castrillón-Rivera L, Padilla-Desgarenes MC. Dermatol 2000;143:192-194.
Avances en el estudio de la relación huésped-parásito en infeccio­ ♦ Turiansky GW, Benson PM, Sperling LC et al. Phialophora
nes por Actinomadura. M onogr Dermatol 2006;19:35-42. verrucosa: A new cause o f mycetoma. J Am Acad Dermatol
♦ Poncio-Mendes R, Negroni R, Bonifaz A, Pappagianis D. New 1995;32(2 Pt 2):3 1 1-315.
aspects o f some endemic mycoses. Medical Mycology 2000;38(Suppl ♦ Valle LE, Negroni R, Grabes SA et al. M icetom a fro n ta l p o r M.
1):237-241. canis. Rev Arg Dermatol 2000;81:34-37.
♦ Quintana ET, Wierzbicka K, Mackiewicz P, Osman A, Fahal AH, ♦ Van de Sande W. Polym orphism s in genes involved in innate
Hamid ME, Zakrzewska-Czerwinska J, Maldonado LA, Goodfe- imm unity predispose tow ard m ycetom a susceptibility. J Immunol
llow M. Streptomyces sudanensis sp. nov., a new pathogen isolated 2007;179(5):3065-3074.
from patients with actinomycetoma. Antonie van Leeuwenhoek ♦ Vera-Cabrera L, Campos-Rivera P, Escalante-Fuentes W, Pucci
2008;93(3):305-313. M, Ocampo-Candiani J, Welsh O. In Vitro Activity o f ACH-702,
♦ Sáez MM, Saeb M, Vega ME, Arenas R. Vasculitis leucitoclástica a New Isothiazoloquinolone, against Nocardia brasiliensis C om ­
en micetomas por Nocardia sp. Reporte preliminar. Dermatol p a red with E con azole an d the C arbapenem s Im ipenem and M ero­
Rev M ex 1998;42(4): 147-151. pen em A lone or in C om bination with Clavulanic Acid. Antimicrob
♦ Salinas-Carmona MC. Anticuerpos aniz'-Nocardia brasiliensis en Agents Chemother 2010;54(5):2191-2913.
pacientes con actinomicetoma y su utilidad clínica. Gac Méd Méx ♦ Welsh O, Salinas MC, Rodriguez MA. Treatm ent o f eum ycetom a
2 0 0 1 ;1 3 7 (l):l-8 . an d actinom ycetom a. Curr Top Med Mycol 1995;6:47-71.
♦ Sarris I, Berendt AR, Athanasous N, Ostlere SJ. MRI o f mycetoma ♦ Welsh O, Vera-Cabrera L, Salinas-Carmona MC. Conceptos
o f the foot: two cases demonstrating the dot-in-circle sign. Skeletal Actuales en la Fisiopatogenia y Tratam iento de los A ctinom iceto­
Radiol 2003(32):179-183. mas. Monogr Dermatol (Madrid) 2006;19:44-47.
♦ Serrano JA, Mejia MA, García E et al. Streptomyces somaliensis ♦ Yan J. Phenotypic and m olecular characterization o f Madurella
as an etiologic agent o f actinomycetoma in Lara State, Venezuela. pseudomycetomatis sp. nov., a novel opportunistic fungus possibly
An epidemiological, clinical, microbiological, molecular and causing black-grain m ycetoma. J Clin Microbiol 2010;48(1):251-
histological study o f five cases. J Mycol Med 1998;8:97-104. 257.
♦ Serrano JA, Sandoval AH, Beaman BL. Actinomicetoma. México
2007.
13 Esporotricosis

En 1898, el estudiante de medicina Benjamin Schenck des­ lugar a lesiones fijas verrugosas o linfangíticas, de evolución
cribió por vez primera la enfermedad y el hongo en el Johns subaguda o crónica; rara vez es extracutànea o sistèmica, y
Hopkins Hospital de Baltimore, Maryland; Erwin F. Smith entonces afecta los pulmones, huesos o articulaciones. Es pro­
denominó “Sporotrichia” al hongo aislado. En 1900, L. ducida por el complejo dimórfico Sporothrix spp., en especial
Hektoen y C. E Perkins informaron el segundo caso y llama­ S. brasiliensis, S. schenckii sensu strido y S. globosa. En inmu-
ron al hongo aislado Sporothrix schenckii. nodeficientes, el hongo se comporta como oportunista.
En 1903, Charles Lucien De Beurmann y L. Ramond
describieron la enfermedad en Francia y utilizaron yoduro
de potasio en el tratamiento por sugerencia de Raymond Datos epidemiológicos
Jacques Adrien Sabouraud a De Beurmann y Henri Gouge-
Es una enfermedad cosmopolita, excepto en los polos (figura
rot. En 1905, se asignó el nombre de Sporotrichum beurm an-
13-1). El foco original fue en Rochester, Minnesota; se obser­
ni al hongo aislado y se le consideró diferente del que aisló
va en Florida, Centroamérica, Colombia, Venezuela, Ecua­
Schenck, pero en 1910 Matruchot lo redescribió como Spo­
dor, sigue la cordillera de los Andes de Perú hasta Bolivia,
rotrichum schenckii.
sur de Brasil y Uruguay. A principios del siglo fue muy fre­
En 1907, Adolfo Lutz y Adolfo Splendore, en Brasil,
cuente en Francia, hoy es excepcional en Europa. Predomina
comunicaron el primer caso en animales en una rata, y carac­
en África del Sur, Japón y América en la zona intertropical.
terizaron el cuerpo asteroide. En 1912, De Beurmann y Gou-
El mayor número de casos se ha descrito en Norteamérica.
gerot publicaron la obra clásica del tema, Les sporotrichoses,
En México es la micosis subcutánea más frecuente, y se
donde compilaron cerca de 200 casos (figura 1-8). En 1921,
ha encontrado en el sur del Distrito Federal, Puebla, Gua­
D. J. Davis consideró idénticas a las esporotricosis americana
najuato, Jalisco, Hidalgo, Veracruz, Michoacán, Oaxaca, San
y francesa.
Luis Potosí y Estado de México.
En 1947, F. W. Simson informó una epidemia de alrede­
En general se observan casos aislados, pero se han
dor de 3 000 casos en minas de oro de Sudáfrica. En 1963, J.
comunicado epidemias familiares y en empacadores de cerá-
W. Carmichael determinó que el nombre correcto era Sporo­
thrix schenckii ajustándose a la prioridad de nomenclatura,
utilizando la primera denominación.
En México, en 1913, Gayón comunicó en la Academia
Nacional de Medicina el primer caso, y lo publicó en la Gace­
ta Médica de México en 1914. En 1947, Antonio González
Ochoa y E. Soto Figueroa dieron a conocer el método de
obtención de los polisacáridos de Sporothrix en fase micelial
usándolos como antígeno para la intradermorreacción (figu­
ra 1-11). En 1955, Pedro Lavalle presentó su intento de clasi­
ficación, y en 1983, él y François Mariat publicaron una
excelente revisión basada principalmente en 240 casos estu­
diados en 22 años en el Centro Dermatológico Pascua (figu­
ra 1-21). En 1997, Jorge Mayorga, José Barba-Rubio, y
colaboradores publicaron los datos de 822 casos estudiados
en Jalisco en 37 años. En 2006, Rita Marimon, J. Gené, J.
Cano y J. Guarro describieron S. brasiliensis, S. globosa y S.
m exicana, y en 2010, Manuel Marques Evangelista de Olivei-
ra, Rodrigo de Almeida-Paes, Mauro de Medeiros Muniz y
colaboradores comunicaron S. globosa en Brasil.

Definición
Micosis subcutánea que afecta preferentemente la cara y las
extremidades; se caracteriza por nodulos o gomas que dan Figura 13-1. Distribución geográfica de la esporotricosis.

147
148 • Sección III - Micosis subcutáneas

gatos, y la enfermedad se ha diagnosticado en 1 503 gatos. Se


ha notado aumento de la frecuencia en estaciones lluviosas y
calientes o frías y secas; tal parece que crece mejor a más de
15 °C y en humedad de 90%.
S. globosa se ha informado en Reino Unido, España, Ita­
lia, China, Japón, EUA, India, México, Centroamérica y
Sudamérica.

Etiopatogenia
El agente causal son las cepas del complejo Sporothrix schenc-
kii (Hektoen y Perkins, 1900; Nicot y Mariat), cuya variedad
schenckii (Suzuki, Kawasaki, Ishizaki, 1988) tiene como
secuencias características 18S rRNA. La pared está compues­
ta de (3-glucanos y glucopéptidos (péptido-ramnomananos)
que son las fracciones antigénicas. El análisis químico de
Figura 13-2. Esporotricosis en gatos. estos glucopéptidos muestra que están constituidos por
14.2% de proteínas y 84.6% de carbohidratos. Los principa­
les azúcares identificados en la molécula son ramnosa y
mica que utilizan paja. En el lago de Ayarza, en Guatemala, mañosa.
se comunicó un brote en 53 varones pescadores de tilapia. Dadas las variabilidades genotípica y fenotípica, por téc­
De 1941 a 1944, se presentaron 3 300 casos en las minas del nicas moleculares se ha identificado el complejo S. schenckii
Transvaal en Sudáfrica. que comprende cinco ciados (I a V): S. brasiliensis (Mari-
En EUA se conocían 200 casos hasta 1932; la epidemia mon, Gené, Cano y Guarro), S. schenckii sensu stricto, S. g lo­
más grande se informó en 1988; afectó a 84 personas en 15 bosa (Marimon, Gené, Cano y Guarro), S. m exicana
estados, y la fuente de infección fue el musgo esfagno (Sphag- (Marimon, Gené, Cano y Guarro), y S. albicans. En los cia­
nuum moss), que se usa en horticultura y crece en Wisconsin. dos I a III están los aislados de muestras clínicas: en el I, de
La modalidad linfangítica se observa en 65 a 82%, la fija Brasil; en el II, de América, con dos subclados (lia [S. schenc­
en 10 a 30%, y la sistèmica en 2 a 5%. La frecuencia según el kii, Dolichoascus schenckii] y Ilb) de Estados Unidos y Sud­
sexo no está muy clara; en algunas estadísticas se encuentra américa; el III, de China, India, Italia, España, EUA y S.
en ambos sexos por igual, en otras predomina en varones tropicale de Inglaterra; el IV de México, y el V de Alemania e
(3:1), y a últimas fechas en México 62% de los casos se ha Inglaterra (figura 4-1). Estas cepas, además de su diferencia
observado en mujeres. Se presenta a cualquier edad; es pre­ molecular, difieren en cuanto a su distribución geográfica, la
ponderante en niños y jóvenes de 16 a 30 años; en México temperatura a la cual crecen y los medios de cultivo en ios
28% de los casos ocurre en mayores de 50 años de edad y, al que se desarrollan, y pueden estar relacionadas con las dife­
igual que en Japón, 10 a 34% de los casos ocurre en niños, y rentes formas clínicas, y con la respuesta al tratamiento.
predomina en la cara. El caso más temprano fue informado S. globosa parece tener una menor virulencia porque no
en Guadalajara en un niño de dos días de edad mordido por crece a 37 °C; además asimila sacarosa y es rafinosa-negativa.
una rata, mientras que el paciente más añoso fue un anciano La patogenicidad también se ha relacionado con la presencia
de 117 años. En la literatura pediátrica se comunicó una for­ de conidios pigmentados, pues experimentalmente las cepas
ma fija facial en un recién nacido de tres semanas de edad. albinas suscitan poca reacción inflamatoria, y las pigmenta­
Afecta a todos los grupos étnicos por igual. Se presenta das generan reacción granulomatosa. Otro factor de virulen­
en campesinos (44%), jardineros, floristas, carpinteros y cia es la asimilación de carbohidratos.
amas de casa (30%); puede adquirirse de modo accidental en Sporothrix, como otros hongos, usa señales de transduc-
el laboratorio. Se considera enfermedad ocupacional; predo­ ción para adaptarse a cambios ambientales; así, la fosfolipasa
mina en estratos socioeconómicos bajos probablemente por citosólica A2 (una proteína G alfa) parece afectar su dimor­
la fuente de adquisición. Se consideran factores predispo­ fismo y ser necesaria para la conversión hacia la fase patóge­
nentes la desnutrición y el alcoholismo. Es un problema na del hongo. También se ha sugerido que los receptores tipo
emergente en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida toll (toll-like 4)(TLR4) tienen importancia en la función de
(sida). El hongo se ha aislado muchas veces del suelo; en los macrófagos, implicada en esta infección fúngica.
Uruguay se ha obtenido a partir de madrigueras de armadi­ S. schenckii var. luriei (Ajello, Kaplan, 1969; Staib, Blisse,
llos, y se ha detectado también en gatos, camellos, caballos, 1974), se ha informado en cuatro casos y se ha aislado una
zorros, asnos, muías, ratas, perros, delfines, chimpancés, sola vez en África; in vivo produce levaduras grandes y a
pollos y jabalíes, entre otros. En caballos, son frecuentes las menudo tabicadas (células muriformes), no asimila creatina
modalidades fija y linfangítica, y en perros y gatos, las formas ni creatinina, y se confunde con cromoblastomicosis. Esta
diseminadas (figura 13-2). En Brasil, se ha registrado en 759 especie y S. inflata no están incluidas en el árbol filogenético
seres humanos, 83% de los cuales ha tenido contacto con porque sus secuencias son más cortas.
Capítulo 13 - Esporotricosis • 149

Figu ra 13-3. Esporotricosis linfangítica de miembros, chancro


distal.

No se conoce con certeza su estado teleomórfico; por Figura 13-4. Esporotricosis linfangítica. A) Chancro distal.
B ] Gomas linfangíticas.
similitudes en la morfología de los conidios, se ha relaciona­
do filogenéticamente con Ophiostoma. (Ceratocystis) stenoce-
ras, un ascomiceto saprofito de vegetales que genera Se cree que la exposición a grandes números de conidios
peritecios, conidios y compuestos poliósidos similares en la favorece la infección, y que la exposición a pequeñas canti­
pared, pero por estudios de ácido desoxirribonucleico (DNA) dades de esporas en áreas endémicas confiere inmunidad, lo
no parecen ser holomorfos (S. lignivora). Hay especies no cual está determinado por la hipersensibilidad a la esporotri-
patógenas para seres humanos, como S. stylites, S. pallida cina, que en unas áreas endémicas es de 84.5%, y en otras, de
(sinónimos S. albicans y S. nivea) y S. humicola. S. cyanescens 66%.
se ha transferido a Cerinosterus cyanescens (de Hoog y de La patogenia en las diferentes formas clínicas es como
Vries, RT Moore), y se considera una especie parecida desde sigue:
el punto de vista morfológico a Sporothrix.
• En la esporotricosis primaria cutánea en un paciente
El hongo casi nunca penetra por inhalación (aunque
con inmunidad celular normal, el hongo penetra por
aparentemente ésta puede ser una puerta de entrada para
pequeñas heridas o excoriaciones. La primera lesión es
infecciones subclínicas que posteriormente estimulan la
un chancro de inoculación o puede haber chancros múl­
inmunidad celular), y deja inmunidad a la infección, pero se
tiples, confluentes o dispersos; cinco días a dos semanas
adquiere principalmente por inoculación traumática cutá­
después aparecen lesiones que siguen el trayecto de los
nea; vive como saprofito micelial en el suelo, materia orgáni­
vasos linfáticos y que persisten meses o curan solas
ca, vegetales y otros sustratos, y en ocasiones en carne; estos
(figuras 13-3 a 13-5). Si la lesión inicial se extiende por
materiales constituyen un reservorio y vector infeccioso. Los
traumatismos pueden deberse a plantas secas o verdes, pica­
duras de insectos, mordedura de roedores, caza manual de
armadillos, traumatismos con instrumentos metálicos, o
accidentalmente en el laboratorio. Causa una infección zoo-
nótica en gatos domésticos (Felis catus) (figura 13-2). Los
estudios moleculares en estas epidemias zoonóticas sugieren
una fuente común para seres humanos y animales, y que los
gatos son un vehículo de diseminación. También se ha des­
crito transmisión a partir de un gato en India y México. Esta
transmisión de animales a seres humanos señala que la
enfermedad también puede ser contagiosa.
Por la distribución universal de Sporothrix, se cree que la
resistencia a la enfermedad es alta y se necesita exposición
repetida que puede ser favorecida por el alcoholismo y la
desnutrición. En individuos con seropositividad para el virus
de la inmunodeficiencia humana (VIH), se observan fre­
cuentemente las formas diseminadas y osteoarticulares, o de
sistema nervioso central (SNC), que muchas veces son mor­ Figura 13-5. Esporotricosis linfangítica facial infantil, chancro en la
tales. base de la pirámide nasal.
150 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 13-6. Esporotricosis. A ) Micetomatoide. B ) Verrugosa. Figura 13-7. Esporotricosis fija, placa única.

contigüidad, origina placas verrugosas crónicas de pro­


gresión lenta (figura 13-6).
Clasificación
• En la esporotricosis primaria pulmonar, el hongo La enfermedad tiene muchas presentaciones clínicas y
penetra por las vías respiratorias y origina neumopatía depende del sitio de inoculación y de la respuesta del hués­
primaria autolimitada y asintomática que suele generar ped (cuadro 13-1). De manera sencilla se clasifica en: fija,
hipersensibilidad específica o puede causar neumopatía linfangítica y sistèmica.
limitada o progresiva con posible diseminación hema-
tógena, sobre todo en diabéticos, desnutridos y perso­
nas con deterioro inmunitario. Cuadro clínico
• La reinfección se presenta en sujetos ya sensibilizados al
El periodo de incubación luego de la inoculación varía de
hongo, sin enfermedad previa; se manifiesta por formas
unos días a tres meses. La afección ganglionar es excepcio­
fijas de corta duración o por lesiones sin tendencia a la
nal, y es más bien bacteriana.
curación (figuras 13-6 y 13-7).
La forma fija se observa en alrededor de 20 a 30% de los
• En la esporotricosis experimental hay fagocitosis defec­
afectados; en Japón, aparece en 40 a 60%; predomina en muje-
tuosa.

• Cuadro 13-1. Clasificación de la esporotricosis

Regresión espontánea
Pulmonar Neumopatía — Autolimitada
Progresiva

Cutánea
Consecutiva o Visceral
por diseminación hematógena Cutánea-
Prim aria vÍ5ceral

Múltiple
Esporotricosis
Micetomatoide
Verrugosa
Cutánea Curación espontánea

Reinfección — 5. recurrens cicatrisans (infrecuente)


Fija [?)
Capítulo 13 - Esporotricosis • 151

Figura 13-8. Esporotricosis facial con diseminación superficial.

res y niños sensibilizados (figura 13-7). Se localiza en el sitio


de inoculación, aparece sobre todo en cara, cuello y tronco; se
caracteriza por una placa infiltrada eritematosa, de forma
semilunar, verrugosa o ulcerada, que es indolora. Quizá ocu­
rra resistencia al tratamiento o cure de manera espontánea.
Una variedad es la forma superficial o dermoepidérmica que
origina pequeñas lesiones satélite (figura 13-8).
La modalidad linfangítica es la más frecuente. El chancro
de inoculación es un nodulo indoloro de color rojo-púrpura
que sufre necrosis central y puede ulcerarse; dura semanas o
meses y persiste o cicatriza al tiempo que aparecen lesiones Figura 13-9. Esporotricosis diseminada. A ] Lesiones bilaterales.
nodulares o gomas eritematosos que siguen el trayecto de los B ) Linfangítica diseminada, chancro medioesternal.

vasos linfáticos, permanecen cerrados o igualmente pueden


ulcerarse y dejar salir exudado purulento (figuras 13-3 a
13-5). Cualquier forma clínica puede curar sola o persistir se caracteriza por tos productiva, con o sin hemoptisis; fie­
meses o años e incluso ser el punto de partida de lesiones bre, y pérdida de peso. También puede haber modalidades
diseminadas. Afecta las extremidades superiores en 45 a 53%, que afecten las conjuntivas, el humor acuoso y el área lagri­
cara en 14 a 21% y las extremidades inferiores en 18 a 23%; la mal, así como formas sinusales.
localización en tronco es muy poco frecuente. Hay dos presentaciones de esporotricosis diseminada:
Los chancros múltiples dan las formas micetomatoides, una cutánea y otra sistèmica. La primera afecta varias regio­
y por contigüidad se producen formas crónicas verrugosas, nes del tegumento, pero no hay alteración sistèmica, y la res­
sobre todo en el pie (figura 13-6). puesta al tratamiento convencional es adecuada (figura
La presentación mucocutánea se describió a principios 13-10). La esporotricosis sistèmica diseminada se considera
del siglo X X y hoy en día es excepcional; puede afectar la una infección oportunista grave; afecta órganos internos y
boca, la faringe, las cuerdas vocales y la nariz, incluso los puede haber fungemia; ocurre en pacientes con inmunodefi-
senos etmoidales. Las lesiones son granulomatosas, vegetan­ ciencia, en especial con sarcoidosis, mieloma, linfoma, sida,
tes o ulceradas y dolorosas. Tal vez sea una variedad de las y en aquellos que reciben tratamiento con cortisona, así
formas diseminadas (figura 13-9). como en diabéticos y alcohólicos; se acompaña de fiebre,
Las modalidades extracutáneas son raras; afectan prin­ dolor, mal estado general y reducción de peso. Se ha observa­
cipalmente los huesos metatarsianos y metacarpianos, y las do afección del SNC, aparato genitourinario, tubo digestivo,
articulaciones de la rodilla, interfalángicas y de los codos; hígado, bazo, páncreas, miocardio, senos paranasales, riño­
puede haber periostitis, osteólisis y tenosinovitis (figura nes, testículos y tiroides. En inmunodeficientes puede ser
13-17). Si hay artritis, que casi siempre es monoarticular, mortal. En pacientes con sida se han descrito lesiones dise­
aparecen dolor, inflamación y limitación de los movimien­ minadas, incluso en el SNC en el síndrome inflamatorio de
tos; puede observarse derrame articular. La forma pulmonar reconstitución inmune cuando los pacientes toman la terapia
152 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 13-10. Esporotricosis cutánea diseminada.

antirretroviral muy activa (HAART, del inglés Highly Active


AntiRetroviral Treatment) y mejoran sus recuentos de linfo-
citos CD4.
La esporotricosis recurrens cicatrisans origina lesiones
furunculoides con tendencia a la curación.

Figura 13-12. Levaduras de Sporothrix. A ] Frotis con tinción de


Estudio micologico PAS. B ) Biopsia con tinción de PA5.

El examen directo es poco práctico; por lo general resulta


negativo; se pueden encontrar levaduras o cuerpos asteroi­ conveniente elaborar un frotis y teñirlo con PAS (ácido
des que se observan mejor en solución salina con una gota de peryódico de Schiff) y Grocott; en algunos lugares, estas
formol al 10%; queda de manifiesto la levadura rodeada por pruebas resultan positivas hasta en 50 a 70% (figura 13-12).
las inmunoglobulinas del huésped (figura 13-11). Es más También pueden ser útiles los anticuerpos fluorescentes.

losporas

losporas

Fase saprofítica Fase parasitaria

Figura 13-11. Representación esquemática de las fases saprofítica y parasitaria de S p o ro th rix schenckii.
Capítulo 13 - Esporotricosis • 153

^ ‘• * \ *.
A

Figura 13-13. 5. schenckii, aspectos de la colonia. A ) Plegada y


pigmentada. B ) Presencia de coremios. i.

El cultivo es fácil, seguro y definitivo; en el laboratorio Figura 13-14. 5. schenckii. A ] Simpodulosporas. B ] Radulosporas.
crece a temperatura promedio de 26 a 27 °C en 3 a 5 días; se
prefiere gelosa de Sabouraud sola o con antibióticos y agar
sangre a la temperatura ambiente. Al principio la colonia tie­ Las colonias obtenidas a 35 a 37 °C son levaduras redon­
ne aspecto de levadura, es cremosa o un poco pigmentada y das, ovales o en forma de puro. Su principal característica
brillante, después es membranosa; algunas son color beige fisiológica es la exigencia de tiamina.
(beis) y otras tienen pigmentación variable café (marrón) o
negra. En la parte central, presenta acúmulos de filamentos Esporotricosis experimental
o coremios (figuras 13-13 y 13-14). A 35 o 37 °C en agar
El agente no es muy patógeno, pero las ratas, los ratones y los
sangre líquido o en agar cerebro-corazón crece en forma de
conejillos de Indias (cobayos o cricetos) son sensibles a la
levadura, y adopta el aspecto de colonia bacteriana de color
enfermedad; se inoculan por vía intraperitoneal o intratesti-
gris o crema.
cular, y presentan peritonitis u orquitis con gran cantidad de
El examen de las colonias al microscopio muestra hifas
parásitos en forma de levaduras, independientemente de las
delgadas de 1 a 2 micrómetros, tabicadas y ramificadas; la
formas inoculadas. Los modelos en animales sugieren que
reproducción es por conidios acrógenos o simpodulosporas
puede haber resistencia adquirida. Hay activación de células
que se forman a los lados del filamento y dan la imagen típica
T y secreción extracelular de proteasa.
de “duraznos en floración” (figuras 13-11 y 13-14) o son
conidios pleurógenos y nacen en un corto pedículo o esterig-
ma, y se conocen como radulosporas; al desprenderse dejan Datos histopatológicos
los pequeños pedículos que en conjunto recuerdan una esco­
fina. Los conidios son hialinos o subhialinos y miden 2 por 3 En casos verrugosos crónicos, puede haber hiperplasia seu-
a 3 por 6 micrómetros; otros son de mayor tamaño, triangu­ doepiteliomatosa con formación de microabscesos o ulcera­
lares, pigmentados y de paredes gruesas. S. schenckii varie­ ción del epitelio. El granuloma se caracteriza por una zona
dad luriei produce peritecios y esclerotes; carece de la central o supurativa crónica con polimorfonucleares, a veces
capacidad para asimilar creatina y creatinina. verdaderos microabscesos con necrosis, con algunas células
154 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 13-15. Cuerpo asteroide esporotricósico, levadura central y Figura 13-16. Esporotricosis en placa fija y respuesta positiva a la
radiaciones PAS-positivas. esporotricina en el antebrazo contralateral.

plasmáticas o linfocitos. Hay una zona media o tuberculoide • Celular. Es una suspensión del hongo en fase de levadu­
con linfocitos, células epitelioides y células gigantes tipo ra o de conidios, y se usa para fines epidemiológicos.
Langhans, y una capa externa o sifiloide formada por células • Somática. Se extrae de las células fúngicas y se emplea
plasmáticas, linfocitos y fibroblastos, con neoformación vas­ en investigación.
cular. Puede presentarse sólo alguna de estas zonas, o se pue­
En presencia de lesiones clínicas, la esporotricina es
den entremezclar.
diagnóstica en un alto porcentaje de los casos. Las pruebas
Con tinciones de PAS, Gram y Grocott e incluso con
positivas perduran por años en sujetos que viven en zonas
hematoxilina y eosina, puede ponerse de manifiesto el parásito
endémicas; un resultado positivo en personas sin anteceden-
como células levaduriformes (66%) con forma de puro o
“navecilla” de 3 a 5 micrómetros de diámetro (figuras 13-11 y
13-12). Se han observado grandes cantidades de estos elemen­
tos en microabscesos en pacientes que han recibido glucocor-
ticoides con anterioridad. Los cuerpos asteroides son escasos
(18%); los característicos (mas no patognomónicos) de espo­
rotricosis están constituidos por una levadura redondeada u
oval de 3 a 6 micrómetros, basófila y rodeada de espículas
eosinófilas en forma de estrella de alrededor de 10 a 12 micró­
metros de diámetro (figura 13-15). La levadura central se tiñe
con PAS y las radiaciones son ligeramente PAS-positivas. Este
cuerpo parece indicar resistencia (reacción antígeno-anticuer-
po) y es la expresión del fenómeno de Splendore-Hoeppli.
Con metenamina de plata, se tiñe de negro.

Datos de laboratorio
La intradermorreacción se realiza con 0.10 mi del antígeno
conocido como esporotricina, complejo peptidopolisacárido
constituido por ramnomananos y que estimula inmunidad
celular; la lectura se hace a las 24 a 48 h, y se considera posi­
tiva una induración > 5 mm (figura 13-16). Existen tres tipos
de esporotricinas:

• Clásica o metabòlica. Extracto peptidopolisacárido


(poliósido) producto del metabolismo del hongo, obte­
nido a 37 °C de la fase levaduriforme o a 28 °C de la fase
micelial. La primera es más sensible y tiene valor epide­
miológico; la segunda se utiliza para los mismos fines y Figura 13-17. Esporotricosis osteoarticular con osteólisis progresi­
para diagnóstico. va (tomografia axial computarizada).
Capítulo 13 - Esporotricosis • 155

Figura 13-18. Árbol filogenético de 5. schenckii. [Modificada de Ishizaki H, Kawasaki M, Aoki M, et al. J Med Vet Micol 1996;34:71-73.)

tes de enfermedad sugiere contacto previo con Sporothrix, puede haber afección difusa, adenopatías y nodulos o cavita­
probablemente por vía pulmonar, por lo que es útil en estu­ ción, sobre todo de lóbulos superiores.
dios epidemiológicos. La intradermorreacción con antígeno
polisacárido metabólico de la fase micelial tiene más especi­ Biología molecular
ficidad que la de la fase levaduriforme, pero suele tornarse
negativa tiempo después de la curación de la esporotricosis. Por la variabilidad genotípica y fenotípica se sugiere que el
Algunos autores consideran que la prueba cutánea es de taxón S. schenckii es un complejo de especies. Por análisis del
baja especificidad, ya que las preparaciones de esporotricina polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción
tienen variaciones antigénicas que dependen del crecimiento (RFLP, del inglés restriction fragm en t length polym orphism )
fúngico. Hay reacción cruzada con los antígenos de Cerato- del DNA mitocondrial (mtDNA), se han informado méto­
cystis (O phiostom a) por la presencia de manorramnosa. dos útiles para identificación, clasificación taxonómica, tipi­
En pacientes anérgicos, la intradermorreacción quizá ficación y estudio epidemiológico de S. schenckii. Los aislados
resulte negativa, independientemente del tipo de esporotri­ se clasificaron en 14 tipos de mtDNA (1 a 14) y con base en
cina. Las pruebas serológicas no están al alcance de todos, y patrones de mtDNA (RFLP) con H aelII se integraron en el
las disponibles no son satisfactorias por su falta de sensibili­ grupo A o el grupo B. Los tipos 1, 2, 3, 11 y 14 se colocaron
dad y especificidad; la de aglutinación de látex tiene sensibi­ en el grupo A, y los tipos 4 a 10, 12 y 13 en el B; los tipos 4, 8,
lidad y especificidad de 100%; la inmunodifusión de 80%, y 5, 12, 9 y 13, 6, 7, 10 están muy cercanos unos de otros. Pos­
la fijación del complemento, de 40%. También se practican teriormente se agregaron 10 nuevos tipos (tipos 15 a 24);
pruebas de inmunoelectroforesis e inmunoelectrotransfe- después se agregaron los tipos 25 a 30, y luego 31 y 32. El tipo
rencia Western (Western blot). La respuesta serológica es 3 se ha dividido en dos subtipos, 3A y 3B. Se ha encontrado
diferente en enfermedad cutánea o extracutánea. En el líqui­ una frecuencia alta del tipo 14 en Latinoamérica. Estos resul­
do cefalorraquídeo (LCR) se pueden detectar anticuerpos en tados sugieren que los aislados en Norteamérica (EUA y
las modalidades sistémicas. México), Sudamérica (Argentina, Brasil, Venezuela) y Costa
También se llevan a cabo pruebas de inmunofluorescen- Rica pertenecen al grupo A, y en Japón, al B (figura 13-18).
cia directa e indirecta; las técnicas de anticuerpos fluorescen­ El análisis de mtDNA ha permitido colocar a Ceratocys-
tes son altamente específicas en comparación con las tis en O phiostoma y considerar a S. schenckii var. luriei una
tinciones tradicionales (88 a 100%). Se han descrito también especie diferente. En los casos tipificados en México, hay
pruebas de inmunohistoquímica; en algunos estudios, la cierta congruencia de tipos y patrón epidemiológico, y se ha
inmunoperoxidasa ha sido más demostrativa que la inmu- descrito un tipo 3D que podría relacionarse con la gravedad
nofluorescencia. y la localización extracutánea, pero con análisis del polimor­
Las alteraciones radiográficas en pulmones, huesos y fismo del DNA amplificado con cebadores arbitrarios
articulaciones son inespecíficas (figura 13-17); en pulmones, (RAPD, del inglés random am plified polym orphic DNA) no
156 • Sección III - Micosis subcutáneas

nismo de acción pues éste sólo actúa in vitro a concentracio­


nes altas; al parecer estimula la proteólisis, el sistema de
mieloperoxidasa, o el sistema leucocitario, lo que favorece la
fagocitosis. Las formas cutáneas, sobre todo las localizadas,
muestran buena respuesta con 3 a 6 g/día por vía oral dividi­
dos en tres dosis durante dos a cuatro meses en adultos; en
niños se proporciona 50 o 33% de la dosis. Con la prepara­
ción de 20 g en 300 mi de agua destilada, cada cucharada
sopera tiene aproximadamente 1 g. También se usan solucio­
nes saturadas en dosis progresivas de cinco a seis gotas al día
en tres dosis. Cada semana se aumentan cinco gotas hasta
llegar a 25 o 40 gotas en menores de 10 años de edad y 40 o
50 gotas en adultos. Se mantiene durante 6 a 12 semanas. A
últimas fechas se ha propuesto la aplicación tópica de KI en
crema al 10% en pacientes con intolerancia gástrica o
en embarazadas (Campbell).
La intolerancia al yodo (náuseas, vómitos, gastritis, rini­
tis, faringoamigdalitis, bronquitis, exantema y edema larín­
geo) cede al suspender el compuesto; también puede haber
Figura 13-19. Epitelioma espinocelular en cicatriz de esporotricosis. exantema acneiforme, ampollas y eritema nudoso.
La toxicidad por potasio se manifiesta por confusión,
alteraciones electrocardiográficas (ondas T picudas, prolon­
se ha encontrado correlación entre el tipo molecular y las gación del complejo QRS y alargamiento progresivo del
formas clínicas. intervalo PR que puede llegar al bloqueo completo con fibri-
En un estudio filogenético reciente basado en el análisis lación o incluso asistolia auricular, y que no tienen buena
de secuencias de los genes de quitina sintetasa, (3-tubulina y correlación con las concentraciones séricas), adormecimien­
calmodulina se han identificado las especies que siguen: to de las manos o debilidad general; tienen mayor riesgo de
S. brasiliensis, S. schenckii sensu stricto, S. globosa, S. m exica­ toxicidad los pacientes con insuficiencia renal tratados con
na y S. albicans (ciados I a V, respectivamente) (figura 4-1). inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA)
Con PCR anidada (nested PCR) usando bromuro de eti- o con diuréticos ahorradores de potasio. El KI puede ocasio­
dio se pueden identificar todos los tipos de aislados de dife­ nar hipotiroidismo por suspensión de la síntesis de hormo­
rentes partes del mundo; es un método sensible y específico nas tiroideas (efecto de Wolff-Chaikoff); el exceso de yodo
para el diagnóstico de esporotricosis incluso en condiciones podría llevar a tirotoxicosis (efecto de Jod-Basedow) y casi
de contaminación. nunca a una tiroiditis aguda manifestada por dolor y aumen­
to del tamaño de la glándula tiroides. No debe darse a madres
que amamantan ni a embarazadas por el riesgo de ocasionar
Diagnóstico diferencial hipotiroidismo congènito y muerte fetal. Antes de prescribir
KI, conviene investigar antecedentes de enfermedad tiroidea
Tularemia, leishmaniasis, tuberculosis o micobacteriosis o autoinmunitaria. Ante efectos adversos graves, se debe sus­
gomosas linfangíticas en especial por Ai. m arinum, tubercu­ pender el KI, con lo cual habitualmente remiten, incluso el
losis verrugosa, articular y ósea, complejo cutáneo nervioso hipotiroidismo, en el transcurso de un mes (cap. 35).
en lepra tuberculoide, nocardiosis primaria cutánea o mice- Algunos enfermos mejoran con la aplicación de calor
toma (figuras 12-3, 12-4 y 12-14), cromoblastomicosis (figu­ local, sea agua caliente o calentadores de bolsillo (pocket
ra 14-9). Los cultivos pueden confundirse con los de otros warmers). En formas extracutáneas se administra anfoterici-
hongos dematiáceos. na B, 0.5 a 3 g en total por vía intravenosa y de manera pro­
gresiva (cap. 35); se puede usar sola o junto con otros
fármacos, como 5-fluorocitosina. En modalidades sistémi-
Complicaciones cas, también se debe considerar la posibilidad de utilizar
En formas verrugosas, linfostasis, y en casos muy crónicos, anfotericina B liposomal y de complejos lipídicos.
carcinoma espinocelular (figura 13-19). Una alternativa es proporcionar griseofulvina, esporo­
tricina en dosis progresivas, trimetoprim-sulfametoxazol
(160/400 mg cada 12 h) o los imidazoles orales, como keto-
Tratamiento conazol, 400 mg/día; itraconazol, 200 mg/día, o fluconazol,
150 mg/día; todos durante tres, cuatro o seis meses. En Japón,
El mejor es el yoduro de potasio (KI); aunque en la base de la dosis diaria de itraconazol es de 100 mg en adultos y 50 mg
datos de Cochrane no hay información que lo sostenga, la en niños, con buenos resultados; en México se han utilizado
experiencia de muchos lo confirma; se desconoce el meca­ dosis más altas. Para prevenir cicatrices queloides, es posible
Capítulo 13 - Esporotricosis • 157

utilizar prednisona, 15 a 25'mg/día, varias semanas. También


es eficaz la terbinafina, 250 a 500 mg, incluso 1 g/día, duran­
Pronóstico
te tres a seis meses; se recomienda continuar el tratamiento Es benigno en formas cutáneas localizadas; a veces puede ser
un mes más después de la curación clínica. Este medicamen­ incapacitante; las presentaciones linfangíticas, y sobre todo las
to ha demostrado su utilidad cuando el paciente tiene comor- fijas, llegan a curar solas. Las modalidades que se observan
bilidades (excepto psoriasis, a la cual exacerba) y toma otros con poca frecuencia permanecen latentes o son mortales.
fármacos que le impiden tomar itraconazol, como psicotró-
picos, neurolépticos, hipoglucemiantes, hipolipemiantes,
bloqueadores de los canales del calcio, anticonvulsivos, car- Prevención
diotrópicos, antiparkinsonianos y antiácidos (cap. 35).
Evitar traumatismos con vegetales o usar medidas de protec­
En pacientes con sida se ha usado con éxito el itracona­
ción, evitar arañazos o mordeduras de roedores, y lavar y
zol. La infección se puede suprimir, mas no curar; es necesa­
desinfectar de inmediato las heridas; sustituir el empaque
rio mantener terapéutica antifúngica de por vida para evitar
natural de la alfarería y cerámica por material sintético.
la recurrencia.

♦ Arenas R, Miller D, Campos P. E pidem iological data and m olecu­ diagnóstico de la esporotricosis. Rev Inst Salub E nf Trop
lar characterization (mtDNA) o/Sporothrix schenckii in 13 cases 1947;8:143-153.
fro m the M exican Republic. I n t J Dermatol 2006;33:295-299. ♦ Francesconi G, Valle AC, Passos S, Reis R, Galhardo MC. Terbina-
♦ Arenas R. Sporotrichosis. In Topley & W ilson’s Microbiology f n e (250 mg/day): an effective and safe treatment o f cutaneous spo­
and Microbial Infections. 10th ed. Vol 4. London, Sydney, Auc­ rotrichosis. J Eur Acad Dermatol Venereol 2009;23(ll):1273-6.
kland. Hodder-Arnold 2005:367-84. ♦ Gutierrez-Galhardo MC, do Valle AC, Fraga BL, Schubach AO,
♦ Barba Borrego JA, Mayorga J, Tarango-Martínez VM. Sim ulta­ Hoagland BR, Monteiro PC, Barros MB. D issem inated sporotri­
neous bilateral lymphangitic sporotrichosis. Rev Iberoam Micol chosis as a m anifestation o f im m une reconstitution inflam m atory
2009;26(4):247-9. syndrome. Mycoses 2010;53(l):78-80.
♦ Barba-Rubio J, López-Martínez R. Estudio de 50 pacientes con ♦ Ishizaki H, Kawasaki M, Aoki M, Matsumoto T, Padhye AA,
esporotricosis. Evaluación clínica y de laboratorio. Gac Méd Mendoza M, Negroni R. M itochondrial DNA analysis o f Sporo­
2001;137(2):111-116. thrix schenckii in North an d South Am erica. Mycopathologia
♦ Campos P, Arenas R, Kawasaki M. Sporothrix schenckii type 3D 1998;142:115-118.
(mtDNA RFLP). R eport o f an osteoarticular case. J Dermatol ♦ Ishizaki H, Kawasaki M, Aoki M, Miyaji M, Nishimura K, Gar-
2006;4:295-299. cía-Fernández JA. M itochondrial DNA analysis o f Sporothrix
♦ Carlos IZ, Sassá MF, da Gra^a Sgarbi DB, Placeres MC, Maia DC. schenckii in Costa Rica. J Med Vet Mycol 1996;34(l):71-73.
Current research on the im m une response to experim ental sporo- ♦ Kasper D, Braunwald E, Fauci E, Longo D, Hauser S. Harrisons
trichosis. Mycopathologia 2009;168(1):1-10. Principles o f Internal M edicine. 16th Ed. Vol 1. New York.
♦ Coles FB, Schuchat A, Hihbs IR et al. A m ultistate outbreak o f McGraw-Hill 2005:253.
sporotrichosis associated with sphagnum moss. Am J Epidemiol ♦ Kwon-Chung KJ, Bennett JE. M edical mycology. Philadelphia.
1992;136:475-487. Lea & Febiger 1992:702-729.
♦ Crothers SL, White SD, Ihrke PJ, Affolter VK. Sporotrichosis: a ♦ Lavalle P, Mariat F. Sporotrichosis. Bull Inst Pasteur 1983;81:295-
retrospective evaluation o f 23 cases seen in northern California 322.
(1987-2007). Vet Dermatol 2009;20(4):249-59. ♦ Madrid H, Cano J, Gené J, Bonifaz A, Toriello C, Guarro J. Spo­
♦ de Meyer EM, de Beer ZW, Summerbell RC, Moharram AM, de rothrix globosa, a pathogen ic fungus with w idespread geographi­
Hoog GS, Vismer HF, Wingfield MJ. Taxonom y and phylogeny o f cal distribution. Rev Iberoam Micol 2009;26(3):218-22.
new w ood- an d soil-inhabiting Sporothrix species in the Ophios- ♦ Madrid IM, Mattei A, Martins A, Nobre M, Meireles M. Feline
toma stenoceras-Sporothrix schenckii complex. Mycologia sporotrichosis in the southern region o f Rio Grande do Sul, Brazil:
2008;100(4):647-61. clinical, zoonotic and therapeutic aspects. Zoonoses Public Health
♦ de Oliveira MM, de Almeida-Paes R, de Medeiros Muniz M, de 2010;57(2):151-4.
Lima Barros MB, Galhardo MC, Zancope-Oliveira RM. Sporotri- ♦ Madrid IM, Xavier MO, Mattei AS, Fernandes CG, Guim TN,
chosis caused by Sporothrix globosa in Rio De Janeiro, Brazil: case Santin R, Schuch LF, Nobre M de O, Araújo Meireles MC. Role o f
report. Mycopathologia 2010;169(5):359-63. m elanin in the pathogenesis o f cutaneous sporotrichosis. Microbes
♦ Espinosa-Texis A, Hernández-Hernández F, Lavalle P, González- Infect 2010;12(2):162-5.
Ochoa A, Soto-Figueroa E. P olisacáridos del Sporotrichum ♦ Marimon R, Cano J, Gené J, Sutton DA, Kawasaki M, Guarro J.
schenckii. D atos inm unológicos. In traderm orreaccion es en el Sporothrix brasiliensis, S. globosa, and S. mexicana, three new
158 • Sección III - Micosis subcutáneas

Sporothrix species o f clinical interest. J Clin Microbiol kii lipid extract during experimental sporotrichosis. Immunology
2007;45:3198-206. 2009;128(2):301-9.
♦ Marimon R, Gené J, Cano J, Guarro J. Sporothrix luriei: a rare ♦ Schubach TM , Schubach A, Okamoto T et al. Evaluation o f an
fungus fro m clinical origin. Med Mycol 2008;46(6):621-5. epidemic o f sporotrichosis in cats: 347 cases (1998-2001). J Am
♦ Marques SA, Pires de Camargo KM, Haddad-Junior V et al. Vet Med Assoc 2004;224:1623-1629.
H um an sporotrichosis: Transmited by felin e. An Bras Dermatol ♦ Tlougan BE, Podjasek JO, Patel SP, Nguyen XH, Hansen RC.
1998;73(6):559-562. Neonatal sporotrichosis. Pediatr Dermatol 2009;26(5):563-5.
♦ Mayorga JA, Barba-Rubio J, Muñoz VF et a l Esporotricosis en el ♦ Travassos LR, Lloyd K. Sporothrix schenckii and related species
Estado de Jalisco, estudio clínico-epidem iológico. Dermatol Rev o f Ceratocystis. M icrobiol Rev 1980;44(4):683-721.
Mex 1997;41(3):105-108. ♦ Valentín-Berríos S, González-Velázquez W, Pérez-Sánchez L,
♦ Mayorga JA, Tarango-Martínez V, Barba-Rubio J. Esporotricosis, González-Méndez R, Rodriguez-Del Valle N. Cytosolic phospho-
100 años después. Dermatol Rev Mex 1999;43(Suppl):522-529. lipase A2: a member o f the signalling pathway o f a new G protein
♦ Mesa-Arango AC, Reyes-Montes M R et al. Phenotyping and alpha subunit in Sporothrix schenckii. BMC M icrobiol
genotyping o f Sporothrix schenckii isolates according to geogra­ 2009;9:100.
p hic origin an d clinical fro m sporotrichosis. J Clin Microbiol ♦ Vilela R, Souza GF, Fernandes Cota G, Mendoza L. Cutaneous
2002;40(8):3004-3011. and meningeal sporotrichosis in a HIV patient. Rev Iberoam
♦ Mora-Cabrera M, Alonso RA, Ulloa-Arvizu R et al. Analysis o f M icol 2007;24:161-3.
restriction profiles o f m itochondrial D N A from Sporothrix schenc­ ♦ Xu TH, Lin JP, Gao XH, Wei H, Liao W, Chen HD. Identification
kii. Medical Mycology 2001;39:339-344. o f Sporothix schenckii o f various mtDNA types by Nested PCR
♦ Reis RS, Almeida-Paes R, Muniz M de M, Tavares PM, Monteiro Assay. Med Mycol 2009:1-5.
PC, Schubach TM, Gutierrez-Galhardo MC, Zancopé-Oliveira ♦ Xue S, Gu R, Wu T, Zhang M, Wang X. Oral potassium iodide for
RM. M olecular characterisation o f Sporothrix schenckii isolates the treatment o f sporotrichosis. Cochrane Database Syst Rev
fro m hum ans an d cats involved in the sporotrichosis epidem ic in 2009;(4):CD 006136.
Rio de Janeiro, Brazil. Mem Inst Oswaldo Cruz 2009;104(5):769- ♦ Xue SL, Li L. Oral potassium iodide for the treatment o f sporotri­
74. chosis. Mycopathologia 2009;167(6):355-6.
♦ Restrepo A. Treatm ent o f tropical mycoses. J Am Acad Dermatol ♦ Yegneswaran PP, Sripathi H, Bairy I, Lonikar V, Rao R, Prabhu S.
1994;31 (3 Pt 2):S91-S102. Zoonotic sporotrichosis o f lymphocutaneous type in a man acqui­
♦ Roldán-Marín R, Contreras-Ruiz J, Arenas R, Vázquez-del-Mer- red from a domesticated feline source: report o f a first case in
cado E, Toussaint-Caire S, Vega-Memije ME. Fixed sporotrichosis southern Karnataka, India. Int J Dermatol 2009;48(11):1198-
as a cause o f a chronic ulcer on the knee. Int Wound J 200 .
2009;6(l):63-6. ♦ Yelverton ChB, Stetson CL, Bang EH et al. Fatal sporotrichosis.
♦ Sassá MF, Saturi AE, Souza LF, Ribeiro LC, Sgarbi DB, Carlos IZ. Cutis 2006;78:253-256.
Response o f m acrophage Toll-like receptor 4 to a Sporothrix schenc-

/
Cromoblastomicosis*

Antes que en seres humanos, en 1910, Carini, en Brasil, des­ gico, hizo la primera observación en México en un individuo
cribió el parásito en los pulmones y riñones de una rana. En de Zacatecas. En 1941, Antonio González Ochoa identificó al
1911, Alexandrino de Moraes Pedroso, en Sao Paulo, obser­ hongo como F. pedrosoi var. ciadosparioides. En 1944, Fernan­
vó el primer caso en seres humanos y lo llamó blastomicosis do Latapí (figura 1-9) informó el segundo caso en un paciente
negra. En 1912, Emile Brumpt conoció al paciente anterior y de Sinaloa. En 1944, M. F. Pimentel-Imbert diagnosticó los
tomó material para su estudio. En 1914, Max W. Rudolph, primeros casos en República Dominicana, y hasta 2009, en el
sin describir el origen fúngico, informó un caso en Minas Instituto Dermatológico y Cirugía de Piel Dr. Humberto
Gerais e Goiás, Brasil, con el nombre de “figueira”. Sin embar­ Bogaert-Díaz se habían estudiado alrededor de 500 casos.
go, hasta 1920, Pedroso y J. M. Gómez publicaron el caso del En 1946, F. W. Simson aisló F. pedrosoi var. cladospo-
enfermo original junto con tres casos más y, en 1922, E. rium , y en 1954 A. Trejos le denominó Cladosporium carrio-
Brumpt en su Précis de Parasitologie llamó al microorganis­ nii. En 1950, Carrión clasificó esta micosis en cinco
mo causal H orm odendrum pedrosoi. variedades clínicas: nodular, en placas, tumoral, cicatrizal, y
En 1915, C. G. Lañe y E. M. Mediar, en Boston, hicieron verrugosa. En 1954, C. E. Sonck encontró la enfermedad
realmente las primeras publicaciones; se trataba de un indi­ en Finlandia, en personas que frecuentaban baños sauna y en
viduo de Nueva Inglaterra que presentaba lesiones verrugo­ sujetos con cicatrices por aplicación de diversos instrumentos
sas en un pie, y que trabajaba como estibador en barcos y sanguijuelas. En 1963, Pedro Lavalle hizo una excelente
procedentes de Brasil. Lhaxter denominó Phialophora verru- revisión de la enfermedad al escribir el capítulo de cromomi­
cosa al hongo aislado. Mediar llamó a los elementos parasita­ cosis en la obra de Joseph Jadassohn, publicada en Alemania.
rios sclerotic cells por su consistencia dura, y por una En 1970, González Ochoa comunicó la curación de cromo-
deformación terminológica se conocieron después como micosis con dosis altas de 5-fluorocitosina (figura 1-11).
esclerotes. En 1922, F. Terra, M. Torres, Filho Fonseca y Aréa En 1972, Dante Borelli identificó Acrotheca aquaspersa,
Leáo acuñaron el término “cromoblastomicosis”. luego fue transferida a Rhinocladiella o a Ramichloridium cero-
En 1927, J. Montpellier y A. Catanei estudiaron en Arge­ philum (De Hoog, 1977). En 1978, Lara, bajo la tutela de Gon­
lia un paciente con metástasis y designaron al hongo: Hor­ zález Ochoa, recopiló 95 casos en México, y en 1980, Lavalle se
modendrum algeriensis. En 1932, Maurice Charles Pierre refirió a 126 casos confirmados en el país (figura 1-16). En
Langeron denominó células fumagoides a los elementos 1982, este mismo autor aisló Botryomyces caespitosus. En 1983,
parasitarios. En 1933, S. J. Wilson, S. Hulsey y colaboradores, C. Bopp y E. Vetoratto publicaron una nueva especie, Taenio-
en Texas, informaron el segundo caso en EUA. lella boppi. En 1973, Bopp y C. D. Bernardi en Brasil investiga­
En 1935, M. Moore y F. Almeida propusieron el término ron 130 casos y, en 2001, R. Minotto y colaboradores
“cromomicosis” porque el prefijo “blasto” significa gemación; informaron las características clínicas y epidemiológicas de
Libero Ajello consideró conveniente restituir el término 100 casos en Rio Grande do Sul, observados de 1963 a 1998.
“cromoblastomicosis” para referirse a la dermatitis verrugo­ También en Cuba, en 1998, R. D. Simón, S. Moya y M.
sa ocasionada por hongos negros. Abreu comunicaron 49 casos en ocho años.
En 1936, Arturo Carrión, de Puerto Rico, describió H. En 2001, Alexandro Bonifaz, Carrasco y Amado Saúl
compactum; en ese mismo año, Pablo Negroni estudió el pri­ añadieron 51 casos. En 2005 S. Surash, A. Tyagy, G. S. de
mer caso en Argentina y propuso el género Fonsecaea para Hoog y colaboradores aislaron Fonsecaea m onophora de una
incluir a Hormodendrum y Acrotheca. En 1937, N. F. Conant feohifomicosis cerebral; anteriormente sólo se aislaba del
demostró que P. verrucosa era el mismo hongo que Cadophora ambiente, y en la actualidad también es un agente de cromo­
americana. En Cuba, Sordo Cuervo informó el primer caso en blastomicosis en China. En 2010 M. J. Najafzadeh, J. Sun, V.
1912 pero su informe no estaba bien documentado, y fue hasta Vicente, L. Xi, A. H. Gerrits van den Ende y de Hoog descri­
1941 que se logró identificar la cepa como un Fonsecaea pedro­ bieron con métodos de biología molecular F. nubica, una
soi. En 1940, M. Martínez Báez, mediante estudio histopatoló- especie similar desde el punto de vista morfológico a F.
pedrosoi y F. m onophora.

*Existe la tendencia de llamar cromom icosis a las enfermedades produci­


das por hongos negros. El término cromoblastomicosis debe reservarse Sinonimia
para la forma verrugosa clásica con células fumagoides, y el de feohifomi-
cosis, para otros cuadros clínicos con presencia de hifas o seudohifas y Cromomicosis, dermatitis verrugosa, enfermedad de Pedro­
producidos por hongos feoides o dematiáceos (cap. 31). so y Lañe, enfermedad de Fonseca.

159
160 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 14-1. Distribución geográfica de la cromoblastomicosis.

mundo se ha documentado carcinoma epidermoide como


Definición complicación en 18 casos. No se transmite de una persona a
Micosis subcutánea ocasionada por hongos pigmentados o otra.
feoides de la familia Dematiaceae, principalmente de los La infección natural se encuentra en perros, gatos, caba­
géneros Fonsecaea, P hialophora y Cladophialophora. Afecta llos, ranas, sapos y lobos marinos (Bufo marinus).
piel y tejido celular subcutáneo; se localiza en las extremida­ Fonsecaea pedrosoi es el agente de mayor importancia en
des, especialmente en las inferiores, y sobre todo en el pie. Se zonas tropicales y húmedas de América. Hay una frecuencia
caracteriza por nodulos, verrugosidades y atrofia, es de evo­ relativamente alta en la población rural de Centroamérica
lución crónica y tratamiento difícil. La forma parasitaria se (Costa Rica), así como en Brasil (96% en Rio Grande do Sul),
presenta como células fumagoides o muriformes (esclerotes Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina, Cuba, Puerto Rico y
de Mediar). República Dominicana. Es la especie observada más a menu­
do en México, especialmente en Veracruz (40%), Oaxaca
(13%), Chiapas (11%), Hidalgo (9%), Tabasco y Sinaloa. La
Datos epidemiológicos zona endémica de mayor importancia es la Huasteca, región
que incluye muchos valles y ríos, temperatura de 20 a 25 °C,
Es de distribución mundial; predomina en clima tropical y y precipitación pluvial de 800 a 1 600 milímetros.
subtropical (80%) (figura 1 4 -1 ). Hasta 1972 se habían infor­ C ladophialophora carrionii se encuentra en zonas áridas
mado 1 800 casos en el mundo; en Costa Rica se registra un y semiáridas, como los estados de Lara, Falcón, Barquisime-
caso por cada 24 000 habitantes, y en Madagascar, uno por to y Maracaibo en Venezuela; también se observa en Austra­
cada 480. En México ocupa el tercer lugar entre las micosis lia, Madagascar, Sudáfrica, y en México, en Puebla.
profundas (6%). Fonsecaea com pacta se ha aislado menos de una docena
Se observa en cualquier grupo étnico; se ha encontrado de veces a escala mundial.
en Australia, Finlandia, este de Alemania, Rumania, antigua P. verrucosa se encuentra en tierras bajas, en las mismas
Checoslovaquia, Rusia y Madagascar; en Asia, en India, Bur- condiciones que F. pedrosoi o en climas más fríos; sólo se ha
ma, Sri Lanka, Indonesia, Japón, China, Filipinas y Malasia, aislado una vez en México. Hay casos comunicados en Brasil,
y en América. Afecta preferentemente a adultos de 30 a 60 Moscú, Finlandia, Japón y otros países.
años de edad (67%). Predomina en varones (70 a 91%). Es Rhinocladiella aquaspersa se ha relacionado con cromo­
poco frecuente en mujeres (9%) y en menores de 15 años. En blastomicosis en Latinoamérica; originalmente se aisló de un
Japón, afecta a ambos sexos por igual; en Brasil predomina enfermo mexicano como Acrotheca aquaspersa; Rhinocladie­
en varones, con una proporción de 4:1, y en Sudáfrica en lla m ackenziei se relaciona con infecciones cerebrales y
mujeres. Predomina en el medio rural y en campesinos F. m onophora causa feohifomicosis y cromoblastomicosis.
(80%), sobre todo si andan descalzos o usan sandalias (hua­ F. monophora (detectada a partir de F. pedrosoi) es el prin­
raches). Se considera una enfermedad ocupacional. En el cipal agente causal de cromoblastomicosis en el sur de China.
Capítulo 14 - Cromoblastomicosis • 161

Botryomyces caespitosus (De Hoog-Rubio, 1982).


Phaeosolera dem atioides (McGinnis, Mckenzie, Conno-
le, 1985).
Sporothrix schenckii var. luriei (Padhye y colaboradores,
1992).
Cladophialophora arxis (Tintelnot y colaboradores,
1995).
F. m onophora (de Hoog, Atili-Angekis, Vicente, Gerrits
van den Ende, 2004).
C. yegresii (de Hoog, Nishikaku, Fernández, Padín-Gon-
zález, Burger, Badali, Richard-Yegres, Gerrits van den Ende,
2007).
R. aquaspersa es una especie distinta desde el punto de
Figura 14-2. Representación esquemática de las formas de repro­ vista molecular; durante mucho tiempo se consideró un
ducción ¡n vitro y células fumagoides in vivo en cromoblastomico­ sinónimo o una variedad de Fonsecaea. Por análisis de sub-
sis. [Modificada de Drouhet E. Topley & Wilson 's Microbiology and unidades de ácido ribonucleico (RNA) se ha reclasificado a
microbial infections. Vol 4, 9th ed. London. Arnold, 1998.]
C. carrionii como Cladophialophora carrionii (véase más
adelante Biología molecular). Del mismo modo, F. com pacta
Recientemente se incluyó a C. yegresii como agente cau­ ahora se considera una variante morfológica de F. pedrosoi y
sal. Esta especie está emparentada con C. carrionii, pero es hay una nueva especie, F. m onophora.
menos virulenta y se ha relacionado con lugares en los que A ureobasidium pullulans, Rhytidhysteron sp., Chaeto-
predominan las cactáceas de la especie Stenocereus griseus, mium fu ñ icóla y Catenulostroma chromoblastomycosum se
aunque no se conoce su modo de dispersión. han asociado con lesiones tipo cromoblastomicosis en suje­
tos con alteraciones inmunitarias pero sin presencia de célu­
las fumagoides. Sin embargo, estas manifestaciones clínicas,
Etiopatogenia al igual que otras lesiones cutáneas, subcutáneas o sistémi-
cas, deben colocarse en feohifomicosis (cap. 31).
Los agentes causales son hifomicetos (Hyphomycetes) dema-
Los agentes causales son hongos negros con bajo poder
tiáceos que viven como saprofitos del suelo y los vegetales
patógeno, termosensibles a 40 a 42 °C. Es probable que pre­
(figura 14-2); incluso se han aislado en madera transportada
disponga la desnutrición y proteja el estado hormonal, pues
a otros sitios diferentes al lugar de origen, y en baños sauna.
la enfermedad es más frecuente en personas de nivel
Contienen melanina en sus células, por lo que se llaman
socioeconómico bajo, y muy escasa en mujeres; también se
hongos negros, melanizados o feoides. Tradicionalmente se
han propuesto susceptibilidad genética (HLA A29) e inmu-
han colocado en Deuteromycota, de la familia Dematiaceae.
nosupresión parcial frente a antígenos fúngicos. Las perso­
Ahora se consideran ascomicetos del orden Chaetothyriales,
nas con defectos en el sistema inmunitario se pueden
familia Herpotrichiellaceae.
considerar en riesgo.
La clasificación y la nomenclatura de los hongos causa­
El microorganismo penetra por medio de un traumatis­
les ha sido cambiante y controvertida; todavía no hay acuer­
mo cutáneo, se desarrolla localmente, y se extiende por con­
do unánime respecto de la clasificación taxonómica.
tigüidad y casi nunca por vía linfática o hematógena. Estos
hongos se comportan como dimorfos, y en su fase parasita­
Taxonomía ria se manifiestan como células fumagoides o muriformes
Phialophora verrucosa (Thaxter, Mediar, 1915). que, según algunos autores, es un estado intermedio entre
Fonsecaea com pacta (Carrión, 1935). hifas y levaduras (seudolevaduras), pues dichas células se
F on secaeapedrosoi ([Brumpt, 1922] Negroni, 1936). multiplican por división directa y emiten filamentos (figuras
C ladophialophora (Cladosporium ) carrionii (Trejos, 14-2 y 14-3). Las células fumagoides son una forma parasita­
1954). ria de adaptación y conservan viabilidad muy prolongada in
Rhinocladiella (Acrotheca) aquaspersa ([Borelli, 1972] vitro, lo que explicaría el periodo de incubación prolongado
Schnell, McGinnis, Borelli, 1983). y la dificultad para la curación. Este dimorfismo parece
Wangiella (Exophiala) derm atitidis ([Kano] McGinnis, depender de la resistencia relativa del huésped, y de la pre­
1977). sencia de iones de calcio. S. schenckii var. luriei produce in
También se han considerado agentes de cromoblastomi­ vivo estructuras parasitarias muy similares a células fuma­
cosis: goides, por lo que se ha considerado agente de cromoblasto­
E xophiala (Phialophora) spinifera ([Nielsen, Conant, micosis (cap. 13).
1968] McGinnis, 1977, Barba-Gómez y colaboradores, 1992, En estudios de investigación se ha sugerido que los poli-
Padhye y colaboradores, 1996). morfonucleares son importantes en los mecanismos de
Exophiala jeanselm ei ([Langeron] McGinnis, Padhye, defensa. También se ha demostrado que la incubación de F.
1977). pedrosoi con suero activa la vía alterna del complemento;
162 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 14-4. Cromoblastomicosis, forma verrugosa.

culta la fagocitosis y eliminación de las células fúngicas por


los macrófagos.
Se ha señalado que la cromoblastomicosis y la feohifomi-
cosis son la expresión de una gama de modalidades clínicas
ocasionada por hongos melanizados o dematiáceos, y el refle­
jo de una interacción dinámica entre huésped y parásito.

Clasificación
Nodular Cicatrizal
Verrugosa o vegetante Elefantiàsica
Tumoral Linfangítica
En placa o psoriasiforme Esporotricoide

Figura 14-3. Células fumagoides. A ] Examen directo (KOH 40x).


B ) Con filamentación.
Cuadro clínico
Se desconoce cuánto dura el periodo de incubación; segura­
mente es de meses, por lo que muchos afectados no recuer­
dan antecedentes de traumatismo. La dermatosis suele ser
aparece C5a, anafilotoxina quimiotáctica que origina migra­
unilateral y asimétrica, afecta las extremidades inferiores (54
ción de neutrófilos, que destruyen a los hongos. En los teji­
a 8 0 % ), sobre todo el pie (figura 1 4 -4 ), y en ocasiones otras
dos se han hallado valores altos de piridolina que parecen
áreas expuestas, como las manos, los antebrazos y los brazos
llevar a fibrosis del colágeno.
(1 8 % ) (figuras 1 4-5 y 1 4 -6 ); casi nunca es diseminada (2%);
El cuadro clínico depende de las alteraciones inmunita-
rias; en lesiones verrugosas con muchos elementos fúngicos
se sugiere una respuesta Th2, y en placas eritematoescamo-
sas con elementos fúngicos escasos, una respuesta Thl.
La respuesta inmunitaria humoral comprende IgM e
IgA. Las cifras altas de IgM pueden ser consecuencia de un
constante estímulo antigénico debido a la degradación de las
células fúngicas. En ausencia de afección de mucosas, la IgA
puede representar un marcador del estado inmunitario de
los pacientes.
Los resultados de investigaciones recientes establecen la
hipótesis de que el factor de crecimiento transformante-(3
(TGF-(3, del inglés transform inggrow th factor) es una molé­
cula que conduce tanto a fibrosis del tejido como a inmuno-
supresión local.
La melanina de estos hongos juega un papel protector
mediante la interacción con el óxido nítrico. Este mecanismo Figura 14-5. Cromoblastomicosis en el dorso de la mano, infec­
disminuye la capacidad de respuesta inmunitaria, lo que difi- ción secundaria.
Capítulo 14 - Cromoblastomicosis • 163

se han observado casos localizados a tórax, abdomen, nalgas


e incluso cabeza y cara (figuras 14-7 y 14-8).
La lesión inicial es una pápula o nodulo eritematoso no
pruriginoso que se extiende lentamente hacia los tejidos veci­
nos; aparecen nuevas lesiones en meses o años. Con el tiempo
se observan nodulos eritematosos o del color de la piel, placas
verrugosas con descamación intensa o lesiones vegetantes y
húmedas (figuras 14-4 y 14-5). El tamaño varía desde algunos
milímetros hasta varios centímetros o puede afectar todo un
segmento. Los bordes son activos dada la extensión centrífu­
ga, y quizá aparezca atrofia central; entonces la piel se torna
acrómica con aspecto de “papel de cigarrillo”.
A veces las lesiones son muy superficiales, con aspecto
de placas de psoriasis; pueden ser crateriformes, verrugosas
o papilomatosas, y tener forma de coliflor, con aspecto tumo-
ral (figura 14-9). Cuando se ulceran y presentan infección
agregada, hay linfostasis consecutiva a fibrosis, y después ele­
fantiasis; este aspecto se engloba dentro del síndrome del pie
Figura 14-7. Cromoblastomicosis en la cabeza.
musgoso (“moosy f o o f ) . No afecta músculos ni huesos;
excepcionalmente hay periostitis y en alguna ocasión se han
observado lesiones en las uñas por contigüidad. Es poco fre­
cuente la diseminación hematógena y linfática (figuras 14-10
y 14-11). De las formas clínicas posibles (nodular, tumoral,
verrugosa, en placa y cicatrizal), la forma verrugosa es la que
se informa con mayor frecuencia (53%) aunque el aspecto
puede depender de la etapa de evolución. Una cuarta parte
de los casos corresponde a modalidades atípicas, como la
forma linfangítica esporotricoide (R. aquaspersa); algunos
autores incluyen una forma cerebral.
Su clasificación en leve, moderada y grave, es imprácti­
ca. Por lo general las lesiones iniciales son placas eritema-
toescamosas (que a veces también pueden confundirse con
tiñas inflamatorias), y luego escamocostrosas, de tal manera
que resulta imposible hacer una clasificación estática, dado
el polimorfismo y sus diferentes estadios. Por ejemplo, una
forma verrugosa puede tener infección agregada, y más tarde
ser elefantiásica, micetomatoide, o con placas cicatriciales.
Por otra parte, los procesos fibróticos dan lugar a anquilosis,
disfunción muscular, discapacidad, y más rara vez degene­
ran en carcinoma epidermoide.
La evolución es crónica, lentamente progresiva, y asin-
tomática; aunque algunos pacientes señalan dolor y pruri­
to, no se encuentran huellas de rascado. La mayoría
consulta uno a cinco años después del inicio de la enferme­
dad, y algunos pacientes lo hacen hasta los 30 años o más
de evolución. Los casos de cabeza y cuello generan mayor
morbilidad.

Estudio micológico
En el examen directo, los elementos parasitarios deben bus­
carse en pus, fragmentos de tejidos y, sobre todo, en las esca­
mas que presentan “puntos negros”. Se utiliza hidróxido de
potasio al 10 a 40%; para que haya algo de disociación de la
capa córnea, se calienta un poco la laminilla, o mejor, se deja
Figura 14-6. Cromoblastomicosis. A ) Aspecto psoriasiforme. que transcurran algunos minutos antes de la observación. Se
B ] Etapa avanzada. encuentran las células fumagoides (esclerotes de Mediar) en
164 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 14-10. Cromoblastomicosis, afección del aparato ungueal.

observan divisiones o filamentos; se comparan con granos de


café o monedas de cobre (figura 14-3). Para evitar confusión
con casos de feohifomicosis (cap. 31), algunos autores prefie­
ren llamarlas células muriformes (Matsumoto, 1984). La
sensibilidad de la observación no se aumenta con calcoflúor,
pues al parecer esta sustancia carece de afinidad por melani-
na (Baran).
Los cultivos se realizan en los medios habituales, como
Figura 14-8. Cromoblastomicosis, lesiones faciales. A ) Lesiones
Sabouraud simple o con antibióticos (cloranfenicol y Acti-
tempranas. B ] Caso avanzado.
dione); crecen más rápido en agar-papa, y fructifican mejor
en agar harina de maíz (corn meal)-, se desarrollan a la tem­
grupos de dos o más; son esféricas u ovaladas, miden de 4 a peratura ambiente o a 37 °C. El crecimiento es lento, y las
8 micrómetros de diámetro, son de color café (marrón) ama­ características macroscópicas son semejantes para todas las
rillento, presentan membrana gruesa, y en ocasiones se especies causales; en 7 a 12 días se observan colonias de

Figura 14-9. Cromoblastomicosis, aspecto tumoral, infección Figura 14-11. Cromoblastomicosis, diseminación linfangítica y
agregada y linfostasis. lesiones nodulares.
Capítulo 14 - Cromoblastomicosis • 165

A A

A V

Figura 14-12. Colonias. A ] F. pedrosoi; B ] F. com pacta.

superficie vellosa o algodonosa, de color negro o ligeramente Figura 14-13. P. verrucosa. Reproducción por fiálides.
gris verdoso, verde oscuro o café (marrón) (figura 1 4 -1 2 ).
Recientemente se han desarrollado de manera experi­
mental dos nuevos medios de cultivo a partir de frutos de los
árboles Theobrom a grandiflorum y Bactris gasipaes, nativos en la parte terminal (en forma de escobillón); adoptan distri­
de la región del Amazonas, con los cuales se logra una fruc­ bución simpodial, miden 4 a 8 micrómetros, son alargados u
tificación más rápida de las colonias (en 48 h) (cap. 33). ovoides, tienen un pequeño dentículo, y dejan una pequeña
El estudio al microscopio permite definir la especie con cicatriz en el conidióforo (figura 1 4 -1 4 ).
base en la identificación de los tipos de reproducción: P hia­ El tipo Cladosporium u H orm odendrum (figura 1 4 -1 6 )
lophora, Rhinocladiella y Cladosporium (figuras 1 4 - 2 ,1 4 - 1 3 a está dado por conidióforos cortos y pigmentados, con for­
1 4 -1 6 ). El tipo P hialophora está dado por fiálides (figura mación acropétala de conidios; esto es, sólo es terminal, y
1 4 -1 6 ) de 3 a 4 por 4 a 8 micrómetros; tienen forma de flore­ cada conidio produce al subsiguiente por gemación, de
ro o botella, son sésiles, de base ancha y cuello estrecho, con manera que forman cadenas; si se separan, se observa una
collarete terminal en el cual se encuentran las fialosporas, pequeña cicatriz u órgano disyuntor (figuras 3 -2 8 y 14 -1 5 ).
que son ovaladas, hialinas y de pared delgada, y miden de 1 Las cadenas pueden ser cortas, de tres a cuatro esporas, y son
a 3 por 2 a 4 micrómetros (figura 1 4 -1 3 ). Las fialosporas se muy ramificadas, o quizá sean cadenas largas, hasta de 35
unen por un material adhesivo y se aglutinan en forma de conidios, poco ramificadas y con conidios elípticos de tama­
ramillete. ño constante (cu ad ro 1 4 -1 ).
El tipo R hinocladiella o Acrotheca (figura 1 4 -1 6 ) está F. pedrosoi y F. com pacta son semejantes, pero esta última
constituido por conidióforos alargados y pigmentados, que presenta menos conidios, mismos que son más compactos
muestran alguna similitud con las hifas vegetativas; tienen (figuras 1 4-12 y 14 -1 6 ). Cladosporium carrionii puede produ­
formación acropleurógena de conidios, es decir, a los lados y cir fiálides cuando se siembra en Lactrimel. Rhinocladiella
166 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 14-14. F. pedrosoi, reproducción por Acrotheca o Rhinocladiella.

aquaspersa ocasionalmente genera fiálides y anélidos con


anelosporas. Botryomyces caespitosus produce colonias oscu­
Datos de laboratorio
ras compuestas por células de pared gruesa en grupos de 4 a No se realizan estudios de manera sistemática; tal vez sea útil
10, ligeramente globosas, subhialinas, de 7 a 12 micrómetros; la linfografía que muestra vasos dilatados y edema; la linfo-
se oscurecen con el tiempo y son muriformes; a 37 °C da lugar centellografía revela objetivamente el diagnóstico de linfede-
a blastoconidios y carece de hifas en los cultivos. ma consecutivo a la cromoblastomicosis, que no se modifica
por el tratamiento específico de la micosis. Se hallan anti­
cuerpos precipitantes y fijadores de complemento que des­
Datos histopatológicos aparecen con la terapéutica. Se encuentran en estudio una
intradermorreacción y los análisis inmunitarios.
En epidermis, se observan hiperqueratosis con paraquerato-
Se ha desarrollado la cromomicina, un antígeno que
sis, acantosis notoria, hiperplasia seudoepiteliomatosa y, en
evalúa hipersensibilidad retardada en F. pedrosoi; experi­
ocasiones, espongiosis y abscesos intraepidérmicos, que se
mentalmente ha mostrado sensibilidad de 90% y especifici­
forman por la eliminación transepidérmica de material
dad de 98.8%, que puede ayudar en estudios epidemiológicos
extraño y explican los puntos oscuros. En dermis superficial
en áreas endémicas. La microscopía electrónica no muestra
y media se observan infiltrado inflamatorio con polimorfo-
datos relevantes; se observan las células fumagoides y la pro­
nucleares, histiocitos, células plasmáticas, linfocitos, macró-
ducción de filamentos. También se ha desarrollado la infec­
fagos y escasos eosinófilos, y casi siempre un granuloma
ción experimental en ratas.
tuberculoide con células gigantes tipo Langhans. En dermis
y epidermis es posible hallar las células fumagoides, de 4 a 8
micrómetros de diámetro; su pigmentación café (marrón)
permite observarlas con facilidad, por ello no se requieren
Biología molecular
tinciones especiales (figura 14-17); en algunos casos se detec­ Se ha reconocido gran variedad genética en hongos negros
tan filamentos pigmentados (cap. 31). En casos crónicos pre­ por estudios de reacción en cadena de la polimerasa (PCR,
domina la fibrosis del tejido. del inglés polym erase chain reaction), PCR en tiempo real, y

• Cuadro 14-1. Agentes causales y formas de reproducción en cromoblastomicosis

Cladosporium

Rhinocladiella Phialophora Corto Largo

P. verrucosa •••

F. pedrosoi ••• ± ••

R. aquaspersa ••• •

C. carrionii • •••

• = escaso; •• = abundante; ••• = m uy abundante; ± = leve


Capítulo 14 - Cromoblastomicosis • 167

análisis del polimorfismo de longitud de fragmentos de res­


tricción (RFLP, del inglés restriction fragm ent length polym or­
phism ) de regiones amplificadas por PCR (PCR-RFLP), que
analizan dos diferentes regiones del ácido desoxirribonuclei-
co (DNA). La primera, espaciador interno transcrito (ITS,
del inglés internal transcribed spacer), es muy variable debi­
do a los altos índices de mutaciones, y la segunda representa
una pequeña subunidad (SSU) rDNA. Esto ha llevado a colo­
car dichos hongos en dos grupos heterogéneos desde el pun­
to de vista genético, uno formado por F. pedrosoi y F.
com pacta, y otro constituido por Cladophialophora (Clados­
porium ) carrionii, C. (Xylohypa) bantiana, Phialophora verru­
cosa y Rhinocladiella spp. P. verrucosa muestra patrones
distintos por RFLP de su DNA mitocondrial (mtDNA). Los
patrones se han dividido en 10 tipos de mtDNA y se colocan
en tres grupos: las cepas de Japón y de EUA en los grupos A
y B, respectivamente; las de China en el B, y las de Sudamé-
rica en el B y C. Estos análisis sirven para identificación, así
como para estudios taxonómico, epidemiológico y filogené-
tico (figuras 14-18 a 14-20). Hay una reacción dúplex de PCR
para F. pedrosoi y una de oligonucleótidos específicos para C.
carrionii. Usando secuencias de ITS en el complejo C lado­
phialophora se ha aislado C. yegresii (asociada a cactus
vivos).
En fecha reciente se ha desarrollado una nueva técnica
llamada amplificación isotérmica mediada por asa (LAMP,
del inglés loop-m ediated isotherm al am plification), en la cual
se emplean cebadores o iniciadores (prim ers) derivados de
subunidades 5.8S del rRNA obtenidos por técnica de ITS y es
capaz de identificar de manera rápida a los hongos patóge­
Figura 14-15. Reproducción tipo Cladosporium . A ) Cadenas cor­
nos a partir de muestras de tejido y ambientales.
tas. B ) Cadenas largas.

C la d o sp o riu m corta C la d o sp o riu m larga

Variedad compacta

R h in o cladiella (A cro th e ca )

Figura 14-16. Formas de reproducción en hongos de cromoblastomicosis.


168 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 14-17. Células fumagoides. A ] Examen directo de escamas [KOH 40x). B ) Estudio histopatológico [H E 40x).

Diagnóstico diferencial Complicaciones


Tuberculosis verrugosa, esporotricosis (figura 13-5), carci­ Infección bacteriana agregada. En casos muy crónicos, lin­
noma espinocelular, psoriasis, coccidioidomicosis (figura fostasis verrugosa y degeneración hacia carcinoma epider-
16-8), leishmaniasis, blastomicosis (figuras 19-2 y 19-3), moide o un melanoma, esto debido a la inflamación crónica
micetoma (figura 12-14), linfostasis verrugosa, paracocci- y fibrosis (figura 14-21); la patogenia no es clara, pero se han
dioidomicosis (figura 18-4) y tiña del cuerpo (figura 6-10). logrado identificar mutaciones en el gen Fas debidas al pro­
En el estudio al microscopio no debe confundirse con feohi- ceso cicatrizal crónico. La diseminación hematógena, puede
fomicosis (cap. 31). originar abscesos cerebrales; si el hongo causal es Cladophia-

Figura 14-18. Distribución mundial de tipos de ácido desoxirribonucleico mitocondrial (m tDN A) de Fonsecaea pedrosoi. (Modificada de
Topley & Wilson's Microbiology and microbial infections. Vol 4, 9th ed. London. Arnold, 1998.)
Capítulo 14 - Cromoblastomicosis • 169

] m tDNA

Figura 14-19. Distribución mundial de tipos de ácido desoxirribonucleico mitocondrial [m tDN A] de P hialophora verrucosa. [Modificada de
Topley & Wilson's Microbiology and microbial infections. Vol 4, 9th ed. London. Arnold, 1998.]

lophora (Xylohypha) bantiana (Cladosporium trichoides) se con agua, compresas, calentadores de bolsillo (pocket war­
denomina cladosporiosis cerebral. En Japón se han informa­ mers), o mantas eléctricas estándar, por lo menos durante
do “metástasis”. En zonas endémicas de otras micosis, como seis meses.
micetoma, esporotricosis y paracoccidioidomicosis, se pue­ Desaparece parcialmente con yoduro de potasio, 1 a 9 g/
de asociar a éstas. día, durante varios meses o más de un año. En casos por C.
carrionii, la isoniazida tiene cierta eficacia; en estos casos
también se ha utilizado 5-fluorouracilo en crema al 1%;
ajoeno al 0.5% en gel en casos incipientes, o itraconazol, 100
Tratamiento a 200 mg/día durante 40 días en lesiones extensas y disemi­
Plantea muchas dificultades y a menudo resulta ineficaz; en nadas. Algunos pacientes mejoran con vitamina D (calcife­
casos muy avanzados, ninguno es útil. Hay formas que m ejo­ rol), 600 000 U por vía oral o intramuscular, una o dos veces
ran inicialmente y dan remisiones prolongadas, pero sobre­ por semana durante cuatro a seis meses, después cada dos
vienen recurrencias durante el tratamiento o al suspenderlo semanas otros seis meses. Se han observado mejorías en dos
(43%). En casos avanzados, casi siempre es indispensable la a tres meses con tiabendazol, 25 mg/kg o hasta 2 g/día por
combinación de antisépticos locales o antibióticos sistémi- vía oral, durante seis semanas a dos años. Dosis mayores a
cos si hay infecciones bacterianas secundarias. los 2 g/día producen efectos adversos, como anorexia, náu­
En lesiones pequeñas o en fases tempranas, la medida seas y cefalea.
más adecuada es la extirpación quirúrgica amplia y profunda, Se ha usado anfotericina B por vía intravenosa, intraarte-
o puede practicarse electrodesecación, criocirugía con nitró­ rial, intralesional o tópica; dado que es nefrotóxica y hepato-
geno líquido, láser de CO? o radioterapia, solas o mejor com­ tóxica, deben vigilarse el nitrógeno ureico y la creatinina, así
binadas. También se pueden utilizar tratamiento médico y como las transaminasas séricas. Para aplicación local, se reco­
quirúrgico a la vez, e incluso cirugía micrográfica de Mohs. mienda una loción con 30 mg/ml, tres veces al día; si se inyec­
Se ha usado iontoforesis con sulfato de cobre al 1%, apli­ ta por vía intralesional, se puede aplicar diluida en una solución
cación local de dimetilsulfóxido, aplicación local de calor de procaína al 2% una vez por semana, durante cinco meses. Si
170 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 14-20. Distribución mundial de tipos de ácido desoxirribonucleico mitocondrial (m tD N A) de Cladophialophora carrionii. (Modificada
de Topley & Wilson's Microbiology and microbial infections. Vol 4, 9th ed. London. Arnold, 1998.)

se proporciona por vía intravenosa, la dosis se incrementa 0.1 mg/kg/día. Este último es de los mejores fármacos, aunque
a 0.25 mg/kg/día, y se mantendrá una dosis de sostén (cap. puede haber resistencia; para combinaciones se recomien­
35). Por via intraarterial (femoral) es eficaz en dosis crecientes dan 100 a 150 mg/kg/día divididos en cuatro dosis, durante
de 5 a 50 mg según la tolerancia individual; es difícil de utilizar 6 a 12 meses. Se presenta en tabletas de 500 mg, por lo que se
y tiene el riesgo de ocasionar necrosis distal. administran en promedio 20 tabletas al día, lo que puede ori­
La combinación de anfotericina B con 5-fluorocitosina ginar falta de apego a la prescripción pues el paciente se nie­
es sinèrgica. Se inyectan por vía intravenosa 50 mg de anfo­ ga a ingerir tantas tabletas durante varios meses; por otra
tericina B en días alternos, con 5-fluorocitosina, 80 a 100 parte, no siempre se encuentra disponible. En general, es un

Figura 14-21. Carcinoma epidermoide en cromoblastomicosis. A ) Lesión en glúteo; B ) caso avanzado.


Capítulo 14 - Cromoblastomicosis • 171

medicamento seguro; se recomiendan periódicamente exa­ terapéutica médica con itraconazol o terbinafina. Los por­
men general de orina, química sanguínea y pruebas de fun­ centajes de curación varían de 30 a 50%. Se han propuesto
ción hepática. También se ha usado el metotrexato. modalidades de combinación de itraconazol, 200 a 400 mg/
Es útil el miconazol, 200 a 400 mg/día por vía intraveno­ día, con terbinafina, 250 a 1 000 mg/día, alternados o conco­
sa, pero genera importantes efectos adversos gastrointestina­ mitantes (en especial eficaz en infecciones por F. m onopho-
les, y es hepatotóxico. ra); y para abatir costos, combinación de criocirugía con
El ketoconazol, 200 mg dos veces al día por vía oral tratamiento intermitente con itraconazol, 400 mg/día por
durante periodos no menores de seis meses, produce mejo­ una semana cada mes. El posaconazol es eficaz en casos por
rías; es más eficaz contra P verrucosa; se obtiene mejor res­ F. pedrosoi; hay poca información sobre la eficacia del vori-
puesta si se combina con 5-fluorocitosina; debe vigilarse su conazol, isavuconazol, caspofungina y anidulafungina.
toxicidad hepática. En estudios experimentales se ha observado que al
El itraconazol, 200 mg una o dos veces al día durante emplear anticuerpos contra melanina se favorece la fagocito­
cuatro a ocho meses, ha resultado eficaz en casos por F. sis de las células fúngicas, además de inhibir su crecimiento
pedrosoi y C. carrionii; se ha utilizado con magníficos resul­ y reproducción. No se han esclarecido los mecanismos, pero
tados en dosis de 300 mg/día. En algunos casos, se ha usado probablemente en un futuro pueda emplearse como terapia
tratamiento intermitente (pulsos) con 400 mg por una sema­ adyuvante.
na cada mes, durante ocho meses. Si bien no se conoce con
exactitud el tiempo de tratamiento óptimo, se recomienda el
triple del tiempo necesario para obtener la negatividad clíni­ Pronóstico
ca y micològica. Hasta ahora no se han reportado efectos
La enfermedad es crónica y benigna; la respuesta al trata­
indeseables importantes. También se combina con 5-fluoro­
miento es mejor en C. carrionii. La gran extensión en algunos
citosina, calciferol o calor (termoterapia).
pacientes causa minusvalidez funcional y las consecuentes
Se ha usado terbinafina, 500 mg a 1 g/día; se observa
implicaciones socioeconómicas y ocupacionales. Puede
mejoría de 41% a los cuatro meses, y de 82% a los 12 meses
requerirse amputación.
de tratamiento, y curación en casos por C. carrionii en un
tiempo de cuatro meses; la terbinafina tiene también un efec­
to antifibrótico. En algunos casos, es útil el fluconazol en
dosis diarias de 150 a 300 mg.
Prevención
Los mejores resultados se obtienen con el tratamiento Uso de calzado en campesinos, utilización de guantes si se
con intervención quirúrgica o criocirugía, combinado con manejan maderas, higiene adecuada, y mejor nutrición.

Bibliografía
Ameen M. Chrom oblastom ycosis: clinical presentation an d m an a ­ Bonifaz A, Saul A, Paredes-Solis V, Araiza J, Fierro-Arias L.
gem ent. Clin Exp Dermatol 2009;34(8):849-54. Treatm ent o f chrom oblastom ycosis with terbinafine: experience
Ameen M. M anaging chrom oblastom ycosis. Trop Doct with fo u r cases. J Dermatol Treat 2005;16:47-51.
2010;40(2):65-7. Caligiorne RB, Resende MA de, Dias-Neto E, Oliveira SC, Aze­
Arenas R. Chrom oblastom ycosis. En: Jacobs PH, Nall L (ed). vedo V. D em atiaceous fu n g al pathogens: Analysis o f ribosom al
Antifungal drug therapy: A complete guide for the practitioner. DNA gen e polym orphism by polym erase chain reaction-restriction
New York. M arcel-Dekker 1990:43-50. fra g m en t length polym orphism . Mycoses 1999;42:609-614.
Badali H, Bonifaz A, Barrón-Tapia T, Vàzquez-Gonzàlez D, et al. Cunha M, Franzen AJ, Seabra S, Herbst M, Vugman N, Borba L,
R hinocladiella aquaspersa, proven agent o f verrucous skin infec­ Souza W, Rozental S. M elanin in Fonsecaea pedrosoi: a trap fo r
tion an d a novel type o f chrom oblastom ycosis. Medical Mycology oxidative radicals. BM C Microbiology 2010; 10:80.
2010;48(5):696-703. de Andrade TS, Cury AE, de Castro LG, Hirata MH, Hirata RD.
Barba-Gómez F, Mayorga J, McGinnis MR, Gonzàlez-Mendoza R apid identification o f Fonsecaea by duplex polym erase chain
A. Chrom oblastom ycosis caused by Exophiala spinifera. J Am reaction in isolates fr o m patients with chrom oblastom ycosis. Diagn
Acad Dermatol 1992;26:367-370. Microbiol Infect Dis 2007;57:267-272.
Batista da Silva M, Pereira da Silva J, Pereira Yamano S, Salgado de Hoog GS, Nishikaku AS, Fernandez-Zeppenfeldt G, et al.
U, Pican^o-Diniz, Guedes C. D evelopm ent o f N atural Culture M olecular analysis an d pathogenicity o f the Cladophialophora
M edia f o r R apid Induction o/Fonsecaea pedrosoi Sclerotic Cells carrionii complex, with the description o f a novel species. Stud
In Vitro. J Clin M icrob iol.2008;46(ll):3839-3841. Mycol 2007;58:219-34.
Bonifaz A, Carrasco-Gerard E, Saul A. Chrom oblastom ycosis: Dos Santos A, Minelli L. M elanom a in a long-standing lesion o f
Clinical an d m ycologic experience o f 51 cases. Mycoses chom oblastom ycosis. Int J Dermatol 2006;45:1331-1333.
2001;44:1-7. Esterre P, Jahevitra M, Andriantsimahavandy A. H um oral Immu-
172 • Sección III - Micosis subcutáneas

ne response in chrom oblastom ycosis during an d after therapy. Clin ♦ Queiroz-Telles F, Esterre P, Perez-Bianco M, Vitales R, Guedes C,
Diagn Lab Immunol 2000;7(3):497-500. Bonifaz A. Chromoblastomycosis: an overview o f clinical manifes­
♦ Esterre P, Inzan CK, Ramarcel ER et al. Treatm ent o f chro­ tations, diagnosis and treatment. Medical Mycology 2009;47(1):3-
m om ycosis with terbin afn e: Prelim inary results o f an open pilot 15.
study. Br J Dermatol 1996;134(Suppl 46):33-36. ♦ Quaresma J. Is TGF-beta important for the evolution o f subcuta­
♦ Esterre P. Chrom oblastom ycosis. En: Merz W G, Hay RJ (eds). neous chronic mycoses? Med Hypotheses 2008;70(6):1182-1185.
Medical mycology. Topley’s & W ilson’s Microbiology and ♦ Ranawaka RR, Amarasinghe N, Hewage D. Chromoblastomyco­
microbial infections. 10th ed. London. Arnold 2005:356-66. sis: combined treatment with pulsed itraconazole therapy and
♦ Esterre P, Queiroz-Telles F. M anagem ent o f chrom oblastom ycosis: liquid nitrogen cryotherapy. Int J Dermatol 2009;48(4):397-400.
Novel perspectives. Curr Opin Infect Dis 2006;19:148-152. ♦ Rosen T, Overholt M. Persistent viability o f the Medlar body. Int J
♦ Garcia-Marques S. D etection o f delayed hypersensitivity to Fonse- Dermatol 1996;35(2):96-98.
caea pedrosoi m etabolic antigen (chrom om ycin). Nippon Ishin- ♦ Saeb M, Arenas R. Cromoblastomicosis: informe de cinco casos
kin Gakkai Zasshi 2008;49(2):95-101. con énfasis histopatológico y terapéutico. Derm Venez
♦ Kumarasinghe SPW, Kumarasinghe MP. Itraconazole pulse therapy 1999;37(2):46-50.
in chromoblastomycosis. European J Dermatol 2000; 10(3):220-2. ♦ Sun J. Rapid detection o f pathogenic fungi using loop-mediated
♦ Lee MW, Hsu S, Rosen T. Spores and mycelia in cutaneous chro­ isothermal amplification, exemplified by Fonsecaea agents o f chro­
momycosis. J Am Acad Dermatol 1998;39(5 Pt 2):850-852. moblastomycosis. J M icrobiol Methods 2010;80(l):19-24.
♦ Minotto R, Varejao-Bernardi CD, Mallmann LF et al. C hrom o­ ♦ Surash S, Tyagi A, Hoog GS de, Zeng JS, Barton RC, Hobson RP.
blastomycosis: A review o f 100 cases o f Rio G rande do Sul, Brazil. Cerebral phaeohyphomycosis caused by Fonsecaea monophora.
J Am Acad Dermatol 2001;44:585-592. Medical Mycology 2005;43:465-472.
♦ Najafzadeh MJ, Sun }, Vicente V, Xi L, van den Ende AH, de ♦ Torres E, Gil-Berinstain I, Lievanos Z, Arenas R. Carcinoma epi-
Hoog GS. Fonsecaea nubica sp. nov, a new agent o f hum an chro­ dermoide como complicando letal de lesöes crónicas de cromoblas-
m oblastom ycosis revealed using m olecu lar data. Med Mycol 2010 tomicose. Ann Brasil Dermatol 2010;85(2):267-271.
Mar 22. ♦ Vijaya D, Kumar BH. Chromoblastomycosis. Mycoses 2005;48:82-
♦ Negroni R, Tobon A, Bustamante B et al. P osaconazole treatm ent 84.
o f refractory eum ycetom a an d chrom oblastom ycosis. Rev Inst ♦ Xi L, Sun J, Lu C, Liu H, Xie Z et al. Molecular diversity o f Fonse­
Med Trop Sao Paulo 2005;47:339-346. caea (Chaetothyriales) causing chromoblastomycosis in southern
♦ Ogawa MM, Alchorne M, Barbieri A et al. Lymphoscintigraphic China. Med Mycol 2009;47(l):27-33.
analysis in chromoblastomycosis. Int J Dermatol 2003;42:622-625. ♦ Yamagishi Y, Kawasaki K, Ishizalci H. Mitochondrial DNA analy­
♦ Perez-Bianco M, Hernandez Valles R, Zeppenfeldt GF, Apitz- sis o/Phialophora verrucosa. Mycoses 1997;40:329-334.
Castro R. A joene an d 5-fluorouracil in the topical treatm ent o f ♦ Zhang JM. Synergistic effects o f terbinafine and itraconazole on
Cladophialophora carrionii chrom oblastom ycosis in hum ans: a clinical isolates o f Fonsecaea monophora. Eur J Dermatol
com parative open study. Med Mycol 2003;41:517-520. 2009; 19(5):451-455.
15 dziosis [lot •jmicosis )

En 1931, Jorge Lobo, en Recife (Pernambuco), Brasil, descri­ Ante el cambio de género del agente etiológico se propone el
bió la enfermedad en un indígena de 52 años del valle del cambio de nombre del padecimiento de lobomicosis a laca-
Amazonas; la consideró una forma menor de paracocci- ziosis.
dioidomicosis, y la denominó blastomicosis queloidea. En
1938, Amadeu Fialho comunicó un caso similar en el cual
realizó estudio histológico, y lo llamó “enfermedad de Lobo”. Sinonimia
En 1940, O. Fonseca Filho y Arèa Leào clasificaron el hongo Blastomicosis queloidea, enfermedad de Jorge Lobo.
aislado como Glenosporella loboi. En 1949, F. Almeida y Car­
los da Silva Lacaz lo denominaron Paracoccidioides loboi,
con base en estudios experimentales en animales; hoy se ha Definición
comprobado que esa cepa correspondía a Paracoccidioides
brasiliensis y que los hongos aislados en casos posteriores Micosis profunda de seres humanos y delfines, originada por
son contaminantes. Lacazia (L o b o a ) loboi, levadura en forma parasitaria y hasta
En 1952, I. Campo-Aasen describió el primer caso en ahora incultivable. Se caracteriza por lesiones cutáneas úni­
Venezuela. En 1956, R. Ciferri y colaboradores caracteriza­ cas o múltiples, constituidas por nodulos, que pueden for­
ron el hongo, y en 1958, Dante Borelli propuso el nombre de mar placas verrugosas, vegetantes, o queloideas de evolución
lobomicosis. En 1967, R. G, Baruzzi y colaboradores señala­ crónica. No hay tratamiento satisfactorio.
ron la existencia de lobomicosis en indios Cayabi, quienes
tienen la creencia de que la adquirieron a partir de niños
enfermos capturados por la tribu ipeni; el mismo autor, al
Datos epidemiológicos
observar más de 20 años a pacientes de esta región, concluyó Es exclusiva de Latinoamérica (figura 15-1); sólo hay un caso
en 1989 que el padecimiento depende de factores ambienta­ en Francia (además del caso reportado en Holanda), proba­
les y no genéticos. blemente adquirido de manera ocupacional por contagio
En 1971, G. Migaki, M. G. Valerio, B. Irviene y M. Gar­ con un delfín de un acuario. En 1975 se habían informado
ner encontraron la enfermedad en delfines del Atlántico (por 100 casos; hasta 1986, 219; en 1992, 307; en 1995 se habían
ello se considera que el hongo es patógeno hidrofílico). estudiado 418 casos, y hasta 2003 ya existían 477; hoy en día
En 1977,}. Zavala Velázquez y A. Reyes Pérez observa­ hay alrededor de 500 casos registrados. La mayoría de los
ron el primer caso en México en un agricultor del estado de pacientes proviene del valle del Amazonas; entre 1957 y 1986
Tabasco, y durante el decenio de 1980-1989 el autor de esta se diagnosticaron 57 casos en indios Cayabi en la zona de
obra confirmó mediante estudio micològico el diagnóstico Mato Grosso, y hasta 2003 había 61 casos reportados, lo que
de un caso estudiado por Lucía Castañeda, también en constituye 21% del total de los enfermos registrados.
Tabasco, aunque al parecer se trataba del mismo enfermo Predomina en varones, con proporción de 7 a 9:1; en los
anterior. indígenas en Brasil, 32% de los afectados es del sexo femeni­
En 1979, da Silva Lacaz y P. Rose, en Brasil, compilaron no. Se ha observado en niños y ancianos, desde uno hasta 70
la bibliografía publicada entre 1931 y 1978. En 1983 se publi­ años de edad, y predomina de los 30 a 40 años de edad. Afec­
có el primer caso en seres humanos fuera de Latinoamérica ta a cualquier grupo étnico, se observa en áreas rurales en
en un holandés que cuidaba delfines en un acuario. En 1999, campesinos, mineros y cazadores; así como en pescadores y
se informó el primer caso en EUA en un paciente de 42 años personas que tienen contacto con agua. No se conocen facto­
de edad residente en Georgia, con el antecedente de un viaje res predisponentes ni están bien definidas sus características
siete años antes a la catarata Salto Ángel en la zona de Canai- ecológicas. Se ha encontrado en siete delfines del Atlántico,
ma en Venezuela. en el Golfo de México entre Florida, el Caribe y la costa bra­
En 1999, Paulo R. Taborda, Valeria A. Taborda y Michael sileña. Su distribución geográfica se extiende del sur de
R. McGinnis, le denominaron Lacazia loboi. En la última México a la parte central de Brasil y Bolivia; predomina en la
década Leonel Mendoza y colaboradores han tratado de des­ región amazónica de Mato Grosso. En Venezuela, es prepon­
cifrar el enigma taxonómico; primero lo colocaron en los derante en la parte sur del río Orinoco. Se han registrado los
Onygenales dimórficos, y posteriormente por sus afinidades siguientes casos por país: 307 en Brasil; 50 en Colombia; 34
filogenéticas y usando estrategias moleculares lo han coloca­ en Surinam; 23 en Venezuela; 21 en Costa Rica; 16 en la
do en un taxón hermano de Paracoccidioides brasiliensis. Guyana (Guayana) Francesa; 13 en Panamá; tres en Bolivia;

173
174 • Sección III - Micosis subcutáneas

Paracoccidioides brasiliensis

Levadura
multigemante

Venezuela 23

Casos informados Lacazia loboi [Loboa loboi ]


México 1
en delfines
Honduras 2
Guyana
Costa Rica 21 Francesa 16

Surinam 34
Panamá 13 Órganos
Guyana 2 disyuntores
Ecuador 2

Colombia 50 Brasil 307

Bolivia 3

•Seres humanos -Delfines


Blastosporas
en cadenas
Figura 15-1. Distribución de la lacaziosis en seres humanos y delfi­
nes. [Modificada de Talhari S, Pradinaud R. En: Merz W C , Hay R J
[eds], Topley & Wilson's Medical Mycology. Microbiology and Figura 15-2. Levaduras causantes de dos diferentes micosis
microbial infections. 10th ed. London. Arnold 2005:431-435 y profundas.
Rippon JW . Medical Mycology. The pathogenic Fungi and the
pathogenic Actinomycetes. 3rd ed. Philadelphia. W B Saunders,
1988:353-361.]
Fungi, cercano a P. brasiliensis. Recientemente el análisis de
secuencias de DNA y espaciador interno transcrito (ITS, del
inglés internal transcribed spacer) rRNA, y la codificación
tres en Perú; dos en Ecuador; dos en Guyana (Guayana) Bri­
de secuencias parciales del factor I de ribosilación 4, ADP-
tánica; uno en México; uno en Europa, y uno en EUA.
quitina-sintetasa y gp43 mostró un taxón independiente pero
Los pacientes provienen de regiones con clima maríti­
hermano a Paracoccidioides dentro de Ajellomycetaceae.
mo tropical, temperatura anual de 24 °C, precipitación plu­
Las denominaciones históricas son:
vial de 2 000 mm, y cercanas al nivel del mar.
No se ha reportado transmisión de una persona a otra, Glenosporella loboi (Fonseca, Filho, Area Leáo, 1940).
y sólo hay un informe de transmisión de un delfín a ser Paracoccidioides loboi (Almeida, Lacaz, 1949).
humano. Blastomyces loboi (Langeron, Vanbreuseghem, 1952).
L oboa loboi (Fonseca, Filho, Aréa Leáo [Ciferri, Azeve­
do, Campos, Siqueria-Carneiro, 1956]).
Etiopatogenia Lobom yces loboi (Pradinaud, 1988).
Lacazia loboi (P. Taborda, A. Taborda, Mc-Ginnis, 1999).
El microorganismo causal, L acazia (Loboa) loboi (Fonseca,
Filho y Area Leáo [Ciferri, Azevedo, Campos y Siqueria- En forma parasitaria en seres humanos o delfines del
Carneiro, 1956]), no se ha cultivado in vitro. Es un hongo Atlántico y de un estero del río Surinam (Tursiops truncatus y
clasificado como dimórfico, termosensible a 37 °C, con dos Sotalia fluviatilis, respectivamente), se encuentra como leva­
tipos: A y B. Desde el punto de vista filogenético se localiza dura con blastosporas monogemantes en general unidas a la
entre los géneros Blastomyces y Paracoccidioides. El nuevo célula madre por un puente tubular u órgano disyuntor, y
género L acazia fue propuesto por Taborda, Taborda y ocasionalmente genera seudohifas (figuras 15-2 y 15-3). La
McGinnis para este agente patógeno obligado que causa patogenia no es muy clara; en seres humanos quizá penetre
micosis en mamíferos, y se considera que lo que se denomi­ por un traumatismo inoculador, como pinchadura con plan­
nó L oboa loboi ahora es sinónimo de Paracoccidioides brasi- tas o picadura de insectos del medio ambiente; no se ha docu­
liensis. mentado la transmisión interhumana, pero sí su inoculación
La clasificación taxonómica de L. loboi durante muchos accidental con animales de laboratorio; se ha señalado la
años fue controvertida; por sus afinidades filogenéticas autoinoculación, mas no está bien demostrada la disemina­
(rDNA) en tejido de delfines inicialmente se colocó en el reino ción linfática ni hematógena. Este hongo se restringe al tejido
Capítulo 15 - Lacaziosis (lobomicosis) • 175

Figura 15-3. Lacazia ( Loboa) loboi, biopsia con tinción de Gomori-Grocott [A . 25x. B . lOOx).

celular subcutáneo y prefiere los lugares de temperatura más son infiltradas, pequeñas y aumentan lentamente de tamaño;
baja del organismo, por lo que no afecta visceras. También es aparecen nodulos satélite o que tienden a mostrar coalescen-
muy posible su sensibilidad a productos bioquímicos de glán­ cia (figura 1 5 -5 ). Con el tiempo, se tornan verrugosas o se
dulas sebáceas dado que: se observa en piel lampiña, no afec­ ulceran y cubren de pequeños puntos negros y dejan cicatri­
ta piel cabelluda, y los delfines son animales sin pelo. Debido ces atróficas con áreas de hipopigmentación (figuras 1 5-6 y
a la reacción cicatrizal, se ha señalado que la fibrosis hística 1 5 -7 ). Casi nunca afecta ganglios (10 a 2 5 % ). La evolución es
podría intervenir en la inmunorregulación. El hongo es muy crónica y progresiva; se han observado casos de 30 a 40 y
primitivo y tiene patogenicidad mínima; la abundancia de hasta 60 años de evolución. No hay afección sistèmica ni
elementos parasitarios parece depender de que no se destru­ alteraciones del estado general; en algunos individuos se
yen. Tal vez se transmite de delfines al ser humano; sin embar­ encuentran lesiones concomitantes recientes y antiguas, y el
go, al realizar un análisis morfométrico computarizado y por aspecto clínico es sumamente pleomórfico.
microscopía electrónica, las células que infectaron delfines En delfines, las lesiones se encuentran en partes expues­
fueron significativamente más pequeñas que las que infectan tas al aire y traumatizadas. Además de las formas infiltrada,
a seres humanos, lo que parece indicar que el organismo no es queloidea y gomosa, rara vez se encuentran las formas verru­
idéntico en ambos huéspedes, aunque probablemente provie­ gosa y ulcerada.
ne de un ambiente marino.

Clasificación
Queloidea, infiltrante, gomosa, ulcerada, verrugosa y gan­
glionar.

Cuadro clínico
Se desconoce la duración del periodo de incubación; quizá
sea de meses o años, dado que, al parecer, una vez dentro del
organismo el hongo es fagocitado y posteriormente inicia un
lento proceso reproductivo en el interior de la célula.
La enfermedad se manifiesta por lesiones cutáneas úni­
cas o múltiples, que predominan en áreas expuestas y de
temperatura más baja, como los pabellones auriculares
(26%), la cara, las extremidades (inferiores 31% y superiores
20%) (figura 1 5 -4 ), nalgas, y menos en tronco. Está constitui­
da por nodulos de aspecto queloideo, bien limitados, lisos y
móviles con consistencia dura a la palpación, del color de la
piel o ligeramente pigmentados, con telangiectasias en su
superficie, y asintomáticos; aunque en ocasiones los pacien­ Figura 15-4. Lacaziosis, lesiones queloideas y cicatrices atróficas
tes llegan a referir dolor o prurito leve. Las lesiones iniciales (caso mexicano).
176 • Sección III - Micosis subcutáneas

Figura 15-7. Lacaziosis, acercamiento de lesiones nodulares y


verrugosas. (Pradinaud R. Instituí Guayanais de Dermatologie Tro­
picale, Cayenne. Topley & W ilso n 's Microbiology and microbial
infecíions. Vol 4, 9ih ed. London. Arnold, 1998:353-61.)

Figura 15-5. Lacaziosis, lesiones nodulares en pabellón auricular.


con blanco de calcoflúor bajo fluorescencia. Se han propues­
[Pradinaud R. Instituí Cuayanais de Dermatologie Tropicale, Cayen­
ne. Topley Sc Wilson's Microbiology and microbial infections. Vol 4,
to la aspiración con aguja fina y la citología exfoliativa como
9th ed. London. Arnold, 1998:353-61.] métodos rápidos, económicos y no invasivos.
No se ha logrado cultivar el hongo ni producir enferme­
dad experimental; ocasionalmente se ha reproducido en
hámsteres (cricetos), tortugas, ratones y armadillos, sobre
Estudio micologico todo inmunodeficientes. Es muy difícil causar la enfermedad
El examen directo con hidróxido de potasio se realiza en tri­ pues el periodo de incubación es muy prolongado, en pro­
turado de biopsia (macerado con solución salina), raspado medio de ocho meses (o más). Las características histológi­
quirúrgico o escamas. Se observan levaduras abundantes de cas de las lesiones en delfines y seres humanos son similares,
7 a 12 micrómetros de diámetro, esféricas o en forma de pero los estudios de microscopía electrónica muestran leva­
limón, multinucleadas y con pared doble (figuras 15-2 y duras pequeñas en los primeros y grandes en los segundos.
15-3) con gránulos en el interior. Se agrupan en cadenas a
veces ramificadas, de 10 a 20 células; en la espora terminal se
puede observar un brote germinativo. Se visualiza fácilmente
Datos histopatológicos
La epidermis es atrófica o se encuentra hiperplasia seudoepi-
teliomatosa. Por debajo de la epidermis hay una banda del­
gada de tejido conjuntivo que la separa del infiltrado
inflamatorio. En la dermis superficial, aparecen granulomas
constituidos por histiocitos, células gigantes (por lo general,
reacción de tipo a cuerpo extraño) y linfocitos perivasculares
con proliferación de macrófagos; y éste es atravesado por
tabiques conjuntivos de espesor variable; se pueden observar
microabscesos y áreas de fibrosis. Las levaduras multinuclea­
das son intracelulares (dentro de macrófagos o células gigan­
tes multinucleadas) o extracelulares, y miden 7 a 12
micrómetros. En general, las blastosporas permanecen uni­
das por puentes estrechos y forman cadenas de 10 a 20 leva­
duras; ocasionalmente se observan cuerpos disyuntores. Las
levaduras se tiñen débilmente con hematoxilina y eosina; en
cambio, es muy fácil observarlas con PAS (ácido peryódico
de Schiff) o tinción de Gomori-Grocott (figura 15-3); con la
tinción de Gridley el citoplasma es café (marrón) amarillen­
Figura 15-6. Lacaziosis, lesiones verrugosas. [Pradinaud R. Insti­
tuí Guayanais de Dermatologie Tropicale, Cayenne. Topley &
to, la pared rosada y los núcleos negros. Prácticamente no se
Wilson 's Microbiology and microbial infections. Vol 4, 9th ed. Lon­ observan neutrófilos ni linfocitos B, y jamás necrosis. A veces
don. Arnold, 1998:353-61.] también se han observado cuerpos asteroides.
Capítulo 15 - Lacaziosis [lobomicosis] • 177

Recientemente se ha empleado la digestión del tejido de


biopsia con dispasa para la extracción del hongo con su pos­
Tratamiento
terior observación con microscopía fluorescente. No hay uno eficaz, salvo en lesiones pequeñas que se pueden
extirpar quirúrgicamente o tratar con criocirugía. La recu­
rrencia es común. Se han utilizado sin buenos resultados:
Datos de laboratorio sulfas de eliminación lenta, clofazimina, ketoconazol, anfo-
tericina B, 5-fluorocitosina e itraconazol; tal vez puedan uti­
No se ha demostrado la utilidad de la intradermorreacción
lizarse los nuevos derivados triazólicos (posaconazol,
con el antígeno de L. loboi. El estudio inmunohistoquímico
voriconazol, ravuconazol).
revela proliferación de macrófagos. No hay estudios inmu-
Los dos fármacos que ofrecen mejores resultados son el
nológicos ni serológicos, y el antígeno de Lacazia de 193 kDa
trimetoprim-sulfametoxazol, 160/800 mg cada 12 h, y la clo­
muestra reacción cruzada con P. brasiliensis. Se han compro­
fazimina, 100 mg/día, por tiempo prolongado. En ocasiones
bado anticuerpos fijadores y reacciones cruzadas con P. bra­
la asociación de clofazimina e itraconazol, ambos 100 mg/
siliensis, S. schenckii y C. albicans.
día durante un año ha dado buenos resultados.
Es probable que a largo plazo sea posible interferir en la
Diagnóstico diferencial regulación del proceso cicatrizal con la ayuda de citocinas,
como el interferón-y que se usa en queloides verdaderos, o
Queloides, fibromas, dermatofibrosarcoma, sarcoma de con anticuerpos monoclonales de actividad antifibrosante.
Kaposi, lepra, paracoccidioidomicosis (figura 18-4), leish­
maniasis, tuberculosis verrugosa, cromoblastomicosis (figu­
ra 14-11), lupus vulgar, carcinoma espinocelular, metástasis Pronóstico
y esporotricosis (figuras 13-6 y 13-7). En el estudio histopa-
Es benigno; la enfermedad es crónica y de evolución lenta;
tológico se confunde con P. brasiliensis (figura 18-11), H.
pero puede ser incapacitante. Se han registrado recurrencias
capsulatum var. duboisii (figura 17-2), C. neoform ans (figura
tardías luego de tratamiento quirúrgico.
21-8) y Leishm ania sp.

Complicaciones
Infección agregada y carcinoma espinocelular.

Bibliografía
♦ Arival C. Lobomycosis. En: Tyring S, Lupi O, Hengge U. (eds.). ♦ Lacaz CS, Rodriguez MC, Porto E. Paracoccidioides loboi/Loboa
Tropical Dermatology. Philadelphia. Elsevier 2006:207-209. loboi questao de nomenclatura medica. An Bras Dermatol
♦ Bermudez L, Van Bressem MF, Reyes-Jaimes O, Sayegh AJ, 1994;69(2):143-144.
Paniz-Mondolfi AE. Lobomycosis in man and lobomycosis-like ♦ Mendoza L, Vilela R, Rosa PS, Fernandes Belone AF. Lacazia
disease in bottlenose dolphin, Venezuela. Emerg Infect Dis loboi and Rhinosporidium seeberi: a genomic perspective. Rev
2009;15(8):1301-3. Iberoam Micol 2005;22(4):213-6.
♦ Bonifaz A. Micología médica básica 3a ed. México. McGraw-Hill ♦ Paniz-Mondolfi, AE, Reyes Jaimes O, Davila Jones L. Lobomycosis
2010:211-215. in Venezuela. Int J Dermatol 2007;46(2):180-5.
♦ Burns RA, Roy JA, Woods C et al. Report o f the first human case ♦ Paniz-Mondolfi AE, Reyes-Jaimes O, Dävila-Jones L. Lobomyco­
o f lobomycosis in the United States. J Clin Microbiol sis in Venezuela. Int J Dermatol 2007;46:180-185.
2000;38(3): 1283-1285. ♦ Pradinaud R, Talhari S. Lobomycose. Encycl Med Chir. Maladies
♦ Esterre P, Pradinaud R, Ravisse R Etude immunohistochimique de infectieuses. Paris. Maloine 1996:608.
la lésion cutanée de lobomycose.J Mycol Med 1991;1:276-283. ♦ Ramos-E-Silva M, Aguiar-Santos-Vilela F, Cardoso-de-Brito A,
♦ Haubold EM, Cooper Ir CR, Wen JW, McGinnis MR, Cowan Coelho-Carneiro S. Lobomycosis. Literature review and future
DE. Comparative morphology o f Lacazia loboi (syn. Loboa loboi) perspectives. Actas Dermosifiliogr 2009;100 (Suppl 1):92-100.
in dolphins and humans. Med Mycol 2000;38:9-14. ♦ Rippon JW. Medical mycology. The pathogenic Fungi and the
♦ Herr RA, Tarcha EJ, Taborda PR, Taylor JW, Ajello L, Mendoza L. pathogenic Actinomycetes. 3rd ed. Philadelphia. W B Saunders
Phylogenetic analysis o f Lacazia loboi places this previously uncha­ 1988:353-361.
racterized pathogen within the dimorphic Onygenales. J Clin ♦ Rosa PS, Belone AD, Lauris JR, Soares CT. Fine-needle aspiration
Microbiol 2001;39(1):309-14. may replace skin biopsy fo r the collection o f material for experi­
♦ Kwon-Chung KJ. Phylogenetic spectrum o f fungi that are pathoge­ mental infection o f mice with Mycobacterium leprae and Lacazia
nic to humans. Clin Infect Dis 1994;19(Suppl 1):S1-S7. loboi. Int J Infect Dis 2010;14(1).
178 • Sección III - Micosis subcutáneas

♦ Rosa PS, Teixeira-Soares C, Fernandes-Belone A de F, Vilela R, ♦ Talhari C, Chrusciak-Talhari A, de Souza JV, Araujo JR, Talhari
Ura S, Curi-Filho M, Mendoza L. Accidental forge Lobos disease S. Exfoliative cytology as a rapid diagnostic tool for lobomycosis.
in a worker dealing with Lacazia loboi infected mice: a case report. Mycoses 2009;52(2):187-9.
J Med Case Reports 2009;3:67. ♦ Talhari S, Pradinaud R. Lobomycosis. En: Merz W G, Hay RJ
♦ Salgado CG, Tavares LS, Plautz HL, Da Silva MB, Yamano SS, Da (eds). Medical mycology. Topley & W ilson’s Microbiology and
Costa PF, Hamoy IG, Marinho AN, Santos AK, Salgado UI, Da microbial infections. 10th ed. London. Arnold 2005:433-35.
Silva JP. Enzymatic isolation o/Lacazia loboi cellsfrom skin lesions ♦ Vilela R, Rosa PS, Belone AF, Taylor JW, Diorio SM, Mendoza L.
o f lobomycosis. Med Mycol 2009;47(2):119-23. Molecular phylogeny o f animal pathogen Lacazia loboi inferred
♦ Symmers WS. A possible case o f Lobo’s disease acquired in Europe from rDNA and DNA coding sequences. Mycol Res 2009;113(Pt
from a bottle-nosed dolphin (Tursiops truncatus). Bull Soc Path 8):851-7.
Exot 1983;76:777-789. ♦ Zavala J, Reyes PA. Enfermedad de Lobo (lobomicosis: primer caso
♦ Taborda PR, Taborda UA, McGinnis MR. Lacazia loboi; gen. mexicano). Dermatol RevM ex 1978;28:5-12.
nov., comb, nov., the etiologic agent lobomycosis. J Clin M icrobiol
1999;37(6):2031-2033.
16 Coccidioidomicosis

Desde el siglo pasado, investigaciones de antropología forense ra, en quien observaron el microorganismo en el estudio
en esqueletos de habitantes de la cultura sinagua de Arizona histopatológico, y encontraron las mismas alteraciones que
que datan de los años 1400 a 1000 a.C. han demostrado que los en el caso precedente; por sugerencia del parasitólogo G. W.
individuos tuvieron infección por Coccidioides immitis. Stiles, lo consideraron un protozoario del género Sporozoa,
En 1892, Alejandro Posadas, estudiante de medicina cercano al género de los coccidios, y lo denominaron Cocci­
que trabajaba en el laboratorio del patólogo Robert Wernic- dioides immitis; obtuvieron el moho en el cultivo, pero creye­
ke, describió el primer caso en Argentina, con el diagnóstico ron que se trataba de un hongo' contaminante; sin embargo,
de psorospermia, como una variedad de micosis fungoide el Dr. Welch, de la Johns Hopkins University, puso en duda
(figura 1-7). Observaron un parásito que consideraron un que el microorganismo fuera un protozoario.
protozoario del género Coccidia. La cabeza de este paciente, En 1900, Wilhelm Ophüls, y su ayudante, Herbert
un soldado de las pampas de nombre Domingo Escurra, Moffitt, consideraron que era importante estudiar el moho
posteriormente fue descubierta en 1948 por Flavio Niño, y aparentemente contaminante; identificaron como hongo al
ahora se conserva en el museo de anatomía patológica de la microorganismo patógeno, y reconocieron su dimorfismo
Escuela de Medicina de Buenos Aires (figura 16-1). parasitario por medio de inoculación experimental en coba­
En 1895, en el Cooper Medical College, el cirujano yos; también identificaron a las vías respiratorias como la
Emmett Rixford, seguido por el Dr. T. C. Gilchrist en Cali­ principal ruta de acceso al organismo y concluyeron que las
fornia, estudiaron el primer caso en EUA en un inmigrante endosporas de las esferas tenían una función importante en
portugués de las Azores, que se estableció en el valle de San la quimiotaxis de polimorfonucleares. Asimismo, Ophüls
Joaquín (en la localidad de Modesto) en 1886 y cuyo nombre creó el término granuloma coccidioidal para referirse a las
era Yoas Furtado-Silveira. Poco tiempo después de la muerte formas progresivas de esta micosis.
del primer paciente, ambos médicos estudiaron el caso de En 1914, E. T. Cooks utilizó por vez primera la cocci-
otro inmigrante de las Azores, de nombre José Texeira Perei- dioidina y una reacción de precipitación. En 1915, Ernest C.

179
180 • Sección IV - Micosis sistémicas

California en un viejo Ford que llamaba “clamidospora vola­


dora”; observó 39 500 reclutas que provenían de diferentes
partes del país, lo cual le condujo a establecer que la primo-
infección en general no causaba manifestaciones clínicas o
que éstas eran benignas, que las presentaciones asintomáti-
cas eran muy frecuentes, que los pacientes no caucásicos
eran más susceptibles, y que las formas mortales eran muy
raras; ideó una prueba de precipitación y estandarizó la coc-
cidioidina; en campos de entrenamiento, redujo la inciden­
cia de las infecciones al recomendar el uso de asfalto,
reforestación y piscinas para modificar el ambiente.
Después, los discípulos de Smith, Hillel Levine y Demos-
thenes Pappagianis, continuaron sus estudios. Levine utilizó
un antígeno de esferas de Coccidioides, llamado esferulina, en
encuestas epidemiológicas realizadas en EUA y México. Por
su parte, Pappagianis demostró la existencia de coccidioido­
micosis en mamíferos marinos de la costa de California.
En 1967, Ricardo Negroni, en Argentina, señaló la exis­
tencia de sólo 27 casos en ese país. En 1958 y 1981, Marshall
}. Fiese y David A. Stevens, respectivamente, publicaron dos
de las revisiones más completas del tema; el primero fue el
iniciador del tratamiento con anfotericina B en 1956, segui­
Figura 16-1. Cabeza de Domingo Escurra [Argentina].
do poco tiempo después por William Winn. El uso de deri­
vados azólicos empezó hacia 1980.
En México, en 1932, Raúl Cicero y T. G. Perrin presen­
Dickson señaló la importancia epidemiológica de la parte taron el primer caso en la Academia Nacional de Medicina;
sur de California y revisó 40 casos conocidos. En 1926, S. se trataba de un paciente mexicano radicado en Auckland y
Mazza y S. E. Parodi estudiaron un segundo caso en Argen­ diagnosticado por D. Templeton en 1930. En 1945, Antonio
tina y lo publicaron en 1929; denominaron al microorganis­ González Ochoa y García, mediante aplicación de intrader-
mo Pseudococcidioides mazzani. morreacciones, definieron zonas endémicas en 53 comuni­
En 1932, R. A. Stewart y Karl Friedrich Meyer aislaron el dades de todo el país, definiendo tres regiones endémicas
hongo a partir de suelo californiano al tomar muestras de mayores y tres microrregiones. En 1946, Fernando Latapí
tierra cercanas a una granja en la que habían muerto cuatro (figura 1-9) y A. González Chávez comunicaron el segundo
trabajadores filipinos por coccidioidomicosis grave. En 1938, caso en un bracero de Michoacán que presentó lesiones pul­
se publicaron los resultados del estudio cooperativo de Ernest monares y cutáneas en el valle de San Joaquín.
C. Dickson, de la Stanford University y Myrnie A. Giíford, En 1948, Gastón Madrid publicó el primer caso autócto­
del Kern County Health Department, quienes señalaron no en México en un paciente de Hermosillo, Sonora. En
diferentes modalidades clínicas de la enfermedad en 15 1951, Pérez Reyes y Larre señalaron el hallazgo de un foco
pacientes y la denominaron coccidioidomicosis, además de endémico en Michoacán, zona autóctona confirmada por
haber registrado la aparición de eritema nudoso en tres de Vega Núñez en 1962. El sur de Estados Unidos y la zona
ellos; posteriormente identificaron seis casos más con las fronteriza norte de México se consideran las regiones de más
mismas características, y comprobaron que presentaban una alta endemia en el mundo; por ello, A. González Ochoa
prueba cutánea de hipersensibilidad fuertemente positiva (figura 1-11) llamó a la coccidioidomicosis “la micosis mexi­
frente a un antígeno obtenido del hongo, y al mismo tiempo cana”, pues la parte endémica de Norteamérica perteneció a
describieron la incidencia estacional de la enfermedad. Entre México en el siglo XIX.
1940 y 1956, Charles E. Smith, un estudiante de Salud Públi­ A finales del siglo pasado, Óscar Velasco Castrejón estu­
ca, emprendió, con fondos aportados por la Fundación Ros- dió la eficacia del factor de transferencia en pacientes con
emberg, un estudio sistemático de las características coccidioidomicosis resistente a anfotericina B.
epidemiológicas de la coccidioidomicosis; acudía al valle de En 1996 se reconoció como enfermedad definidora del
San Joaquín cuatro días por semana a practicar pruebas síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), y en las
cutáneas en los habitantes y observar la reacción; tras 18 últimas décadas se ha comportado como un hongo emergen­
meses observó entre los enfermos a más de 400 pacientes con te oportunista en pacientes con infección por virus de la
eritema nudoso y positividad a la intradermorreacción, y inmunodeficiencia humana (VIH) y en trasplantados; las
estableció el periodo de incubación; publicó observaciones nuevas terapéuticas biológicas pueden predisponer a infec­
que permitieron conocer mejor las características epidemio­ ción por este hongo. En el presente siglo se reconoce a este
lógicas. Durante la Segunda Guerra Mundial, ya como con­ hongo como un agente potencial de bioterrorismo porque es
sultor de la Secretaría de Guerra, recorrió los desiertos de muy infeccioso y esporula fácilmente en el laboratorio.
Capítulo 16 - Coccidioidomicosis • 181

durante ese lapso se observaron 43 casos por 100 000 habi­


Sinonimia tantes y en 2004, 63 por 100 000. En California entre 2000 a
Granuloma coccidioidal, fiebre del valle de San Joaquín, 2007 se registró un incremento de 2.4 a 8 por 100 000 habi­
enfermedad de California, enfermedad de Posadas y Wer- tantes. En el oeste de EUA se han registrado picos de nuevas
nicke. infecciones en los meses de invierno. La mayor reproducción
del hongo ocurre en épocas con mayor precipitación pluvial;
sin embargo, las epidemias se relacionan con cambios
Definición ambientales, como tolvaneras, tormentas, temblores y
sequías. Hay zonas endémicas en Guatemala, Honduras, El
Micosis sistèmica que se adquiere por inhalación, afecta los Salvador y Paraguay; en Venezuela, en los estados de Falcón,
pulmones y puede ser asintomática, benigna, grave o mortal. Lara y Zulia; en Colombia, en los estados de Guajira, Magda­
Las formas diseminadas quizá afecten meninges, huesos, lena y César, y en Argentina, en el Chaco y la Patagonia (figu­
articulaciones, piel y tejido celular subcutáneo. Es causada ra 16-2). Recientemente se han descrito focos en Piauí, Ceará,
por el hongo dimorfo Coccidioides immitis en California, y Bahía y Maranhao en Brasil. En México hay tres zonas endé­
por C. posadasii fuera de esta área. El microorganismo actúa micas mayores: la primera en la franja fronteriza norte, que
como agente patógeno primario en individuos sanos y como abarca Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, así
oportunista en inmunodeficientes. En las presentaciones como parte de Durango, Zacatecas y San Luis Potosí; la
moderadas, la recuperación deja inmunidad a la reinfec­ segunda en el litoral del Pacífico que incluye Sonora, Sinaloa,
ción. Nayarit y que se prolonga hasta Michoacán, y la tercera en la
zona central del país. Además, hay tres microrregiones en los
valles tropicales de Colima, Michoacán y Guerrero. En Méxi­
Datos epidemiológicos co la incidencia varía de 0.8 a 2.6 por 100 000 habitantes; sin
Es la micosis de origen respiratorio más frecuente y grave. Se embargo, desde hace 30 años sólo hay comunicaciones aisla­
calculan en EUA 150 000 casos nuevos por año, 60% asinto- das y no se han realizado estudios epidemiológicos que per­
máticos y 1% de formas diseminadas. Se presenta en cual­ mitan conocer la situación actual de la enfermedad; hay un
quier sexo o edad; las formas más graves predominan en predominio evidente de C. posad asii, y la mayor parte de los
grupos étnicos afroamericanos, filipinos y mexicanos que casos se diagnostica en niños menores de cinco años y adul­
viven en EUA, así como en embarazadas y niños. La distri­ tos mayores de 45.
bución geográfica en el continente americano está restringi­
da a zonas de clima árido o semiàrido, con poca precipitación
pluvial (que oscila entre 150 y 500 mm/año), baja altitud, Etiopatogenia
suelo arenoso con alto contenido de sales, pH alcalino, y El hongo Coccidioides immitis (Rixford, Gilchrist, 1896)
vegetación escasa de tipo espinoso; además se ha aislado de (Coccidioides significa “que se parece a coccidias” [familia de
madrigueras de los roedores nativos; el hongo puede vivir protozoos esporozoarios parásitos]; immitis = grave) es difí­
hasta 30 cm debajo de la tierra. La infección depende de la cil de clasificar, y es dimorfo imperfecto. En su modalidad
exposición al hongo, por lo que es más frecuente en campe­
sinos, soldados, arqueólogos, trabajadores de la construc­
ción, y puede ser accidental en laboratorios. Está expuesta
toda persona que visita áreas endémicas o las habita. Se han
registrado incrementos del número de casos después de tem­
blores de tierra, sequías, cambios en el suelo (las altas con­
centraciones de sales eliminan la flora microbiana
competitiva) y de la humedad relativa del suelo y el aire, así
como migraciones de individuos susceptibles. Es más fre­
cuente en escolares deportistas que en los que no practican
deportes. Muchas especies de animales adquieren la enfer­
medad en forma natural (armadillos, caballos, ovejas, prima­
tes, asnos, leones marinos, delfines, zorras, búfalos y cerdos
entre otros); los perros y gatos de zonas endémicas presentan
infección primaria pulmonar, linfadenopatía y enfermedad
diseminada a piel, sistema nervioso central (SNC) y otros
órganos; se ha documentado una llama (L am a g lam a) con
lesión ocular debida a C. posadasii.
En EUA, la zona endémica más importante se considera
la parte sur, sobre todo Arizona, California, Nevada, Nuevo
México, Utah y Texas. En Arizona, la incidencia aumentó
más de 100% entre 1990 y 1995, y 180% entre ese año y 2001; Figura 16-2. Zonas endémicas de coccidioidomicosis en América.
182 • Sección IV - Micosis sistémicas

nidios que pueden dispersarse en el aire y son en potencia


infecciosas luego de tres días de crecimiento. No es necesaria
una exposición prolongada. Una vez inhalados, los artroco­
nidios se alojan en los alvéolos pulmonares, y activan la pri­
mera línea de defensa, a cargo de polimorfonucleares y
macrófagos; asimismo, se activa el sistema de complemento.
Los macrófagos fagocitan los artroconidios, pero no pueden
Usarlos, sino hasta que son activados por los linfocitos Thl.
Otras células que se activan son los eosinófilos y los mastoci-
tos, los cuales liberan grandes cantidades de IgE.
Desde que los artroconidios ingresan al sistema respira­
torio hasta que se convierten en esférulas con endosporas,
transcurre un promedio de 120 h; y 12 a 24 h después ocurre
la “eclosión” de la esférula. El proceso de liberación de las
endosporas tal vez se relacione con proteasas, glucosidasa
(glucanasa) y quitinasa, que son antígenos vinculados con la
inducción de anticuerpos. No se transmite de una persona a
Figura 16-3. Ciclo de Coccidioides sp.

parasitaria, constituye una esférula con endosporas, y en la


forma saprofítica, un moho de micelio tabicado (figura 16-3)
que produce artroconidios tálicos que alternan con células
degeneradas y vacías o disyuntoras (figuras 3-23 y 3-29). Esta
conidiogénesis es enteroártrica y libera artroconidios por
rexólisis. No se ha encontrado su estado teleomorfo.
Recientemente, por comparación de genomas de varios
hongos Onygenales, se ha propuesto la teoría de que Cocci­
dioides no es un hongo saprofito, sino un microorganismo
que ha evolucionado para permanecer asociado con sus
huéspedes animales muertos en el suelo, lo cual mantiene la
interrelación entre los ciclos de las fases “saprofita” y parasi­
taria.
Tiene características de Zygomycete (dado que la fase
parasitaria se puede considerar un esporangio con esporan-
giosporas) y de Ascomycete, pero por ahora se coloca en
Ascomycotina (puesto que no se le ha comprobado la forma­
ción de zigosporas), familia Onygenaleae, orden Onygenales.
El porcentaje de guanina-citocina es similar en la esférula y
en la hifa; por estudios genéticos ribosómicos (18S) está muy
relacionado con H. capsulatum, B. derm atitidis y con un
hongo no patógeno llamado Uncinocarpus reesii, aunque hay
variaciones fenotípicas en el ácido desoxirribonucleico
(DNA) de acuerdo a análisis de restricción enzimàtica. Por
estudios de biología molecular se ha demostrado diversidad
genómica y se ha descrito una especie no californiana, C.
posadasii (Fisher, Koening, Ehite, 2002), aunque algunos
investigadores lo consideran una variante: C. immitis varie­
dad posadasii. Sin embargo, presentan diferencias genotípi-
cas, con diferentes secuenciación nucleotídica y distribución
alélica; C. immitis se incluye dentro del grupo CA o II, y C.
posadasii en el grupo No-CA o I.
Es el más virulento de los hongos que ocasionan micosis
en seres humanos; constituye un agente patógeno primario
que se adquiere por inhalación de las artrosporas que se
encuentran en el suelo o en cultivos de laboratorio (figuras Figura 16-4. Coccidioidomicosis. Radiografía: A ) lesiones pulmo­
16-3 y 16-4); las hifas se fragmentan en cadenas de artroco- nares; B ) patrón nodular difuso.
Capítulo 16 - Coccidioidomicosis • 183

otra porque no se adquiere de las esférulas presentes en Coccidioides desarrolla su ciclo en zonas semiáridas con
expectoración o exudados, y sólo en un reporte se ha com ­ estación seca seguida por varios meses de lluvias intermiten­
probado la transmisión por medio de la mordedura de un tes y precipitaciones pluviales reducidas y presencia de mato­
gato infectado. En 60% de los afectados no ocurren síntomas rrales, como la “gobernadora” (Larrea tridentata), cactus y
y hay recuperación espontánea con inmunidad específica a agaves. Este bioclima de zonas endémicas es de tipo Sonora
la reinfección. En 40% hay síntomas, y en 40% de estas infec­ inferior. Las infecciones ocurren más en verano y otoño, y el
ciones la recuperación es completa; sin embargo, 10% queda ciclo se completa en pequeños roedores donde el hongo
con un nodulo o una cavidad residual. La primoinfección sigue una fase parecida a la del ser humano.
cutánea es excepcional. En la patogenia de la enfermedad Las modalidades diseminadas (1 a 10%) son favorecidas
participan mecanismos tóxicos, enzimáticos e inmunitarios. por factores genéticos y situaciones patológicas concomitan­
Estos últimos incluyen mediación de complemento, hiper- tes, como grupo étnico, grupos sanguíneos, uso de glucocor-
sensibilidad y citocinas. La interacción del hongo y el hués­ ticoides, ciclosporina y antagonistas de factor de necrosis
ped involucra la inmunidad innata, la inmunidad celular y la tum oral-a (TFN -a, del inglés tumor necrosis fa c t o r - a )
inducción de protección por una respuesta de linfocitos T y (infliximab y etanercept), y el embarazo. Entre los latinos la
producción de linfocinas. Experimentalmente, el interferón-y predisposición a enfermedad sintomática o diseminación
se ha relacionado con resistencia, y la interleucina 4, con sus­ muestra vínculo con los tipos sanguíneos A y B, respectiva­
ceptibilidad. mente. El antígeno de histocompatibilidad HLA clase II
Por su parte, el hongo además de poseer un elevado DRB 1*1301 (alelo) marca predisposición a enfermedad gra­
potencial biòtico (cada esférula puede producir hasta 800 ve diseminada. El riesgo de gravedad es menor en caucásicos
endosporas), cuenta con mecanismos de defensa que lo y latinos con DRB 1*0 3 0 1-DQB 1*0201, y en afroamericanos
protegen de la respuesta inmunitaria del huésped, como una con DRB 1* 1501-DQB 1*0602.
m etaloproteinasa conocida como M EP1, que degrada En pacientes con enfermedades por inmunodeficiencia,
una glucoproteína de pared (SOWgp) en la superficie de las como el sida, se comporta como micosis oportunista; el ries­
endosporas (la cual interactúa con los anticuerpos, y lleva a go de enfermedad activa es muy alto en sujetos con infección
la opsonización del parásito); de este modo evita el reconoci­ por VIH con recuentos de linfocitos CD4 de menos de 250,
miento de esta molécula por el sistema inmunitario, lo que riesgo que disminuye con terapia antirretroviral muy activa
contribuye a la persistencia del microorganismo patógeno en (HAART, del inglés Highly Active AntiRetroviral Treatment).
el huésped. Estas formas pueden causar disminución de la inmunidad
Se ha observado que la parte exterior de la pared del específica para especies de Coccidioides, y la gravedad de la
conidio es una envoltura hidrofóbica que puede servir como enfermedad se correlaciona con el aumento de la actividad
protección pasiva contra las enzimas y los productos oxidati- de células B y de las concentraciones de IgE; no hay diferen­
vos liberados por las células de defensa del huésped, y que la cia en el cuadro clínico y la variedad molecular del hongo.
sustancia “mucilaginosa” que envuelve a las endosporas En embarazadas, las cifras de fijación de complemento indi­
cuando éstas emergen de la esférula funciona como protec­ can que el riesgo de diseminación es más alto durante el
ción contra los fagocitos. Además, se ha propuesto que en la segundo y tercer trimestres. Se han informado 81 casos en
virulencia participan grupos sulfhidrilo y disulfato, recepto­ embarazadas, con edad promedio de 26 años; el riesgo es
res hormonales, elastasas, colagenasas y ureasas. mayor en mujeres afroamericanas.
Mediante estudios experimentales se ha observado la
capacidad de C. posadasii de producir amoniaco, que favore­
ce la exacerbación de la infección, dado que este metabolito Clasificación
alcaliniza el pH de los tejidos, lo cual facilita la reproducción
Véase el cuadro 16-1.
del hongo.
Por último, en experimentos in vivo se ha comprobado
la síntesis de melanina por este microorganismo.
Cuadro clínico
El periodo de incubación dura 1 a 4 semanas; 60% de los
casos es asintomático. Las manifestaciones de la presenta­
C occidioidom icosis en anim ales
ción primaria pulmonar sintomática son muy variadas y
La enfermedad se ha observado en bovinos, porcinos y pueden ser leves, moderadas o graves (figura 16-4). Las
ovinos; se manifiesta por afección de ganglios mediastíni- manifestaciones leves simulan una gripe banal, con fiebre
cos y, por lo general, resistencia a enfermedad progresiva. moderada, cefalea, escalofríos, diaforesis nocturna y tos seca.
Por otra parte, los caballos, las llamas y los primates tie­ En los casos graves se manifiesta por neumonía (44%), derra­
nen enfermedad grave. Los perros presentan padecimien­ me pleural, y puede haber afección miliar (19%). Hay fiebre
to osteoarticular moderado. No hay una explicación de hasta 40 °C, dolor retroesternal, tos seca o con esputo
satisfactoria para la presencia de la enfermedad en ani­ blanquecino o purulento con estrías sanguinolentas, males­
males marinos, como leones marinos y delfines. tar general con anorexia y reducción de peso. Quizá aparez­
can manifestaciones reactivas, como eritema nudoso o
184 • Sección IV - Micosis sistémicas

Cuadro 16-1. Clasificación de la coccidioidomicosis

Asintomática
[60 %)

' Crónica benigna


r~ Pulmonar
Pulmonar
■Progresiva [0.5%)

Leve
Sintomática Moderada — Secundaria —
[40%) Grave
Primaria

Meníngea
Diseminada — Cutánea crónica
Generalizada

Cutánea
[excepcional)

multiforme, exantema morbiliforme o conjuntivitis flictenu- haya fístulas consecutivas a lesiones en huesos y articulacio­
lar; recientemente se han descrito dermatosis neutrofílicas nes por las que drena un exudado purulento que contiene el
(síndrome de Sweet) y dermatitis granulomatosa intersticial hongo en su fase parasitaria (figura 16-5), y siempre se pre­
que semeja granuloma anular o necrobiosis lipoidica. A sentan cicatrices (figuras 16-6 a 16-8). En casos diseminados
veces se presentan dolor articular e inflamación o flogosis se ha descrito la localización del hongo en sitios de trauma­
(motivo por el que también se conoce a la enfermedad como tismo, fenómeno conocido como locus minoris resistentiae.
“reumatismo del desierto”). La diseminación se puede generalizar a ganglios linfáticos
La forma primaria cutánea es poco frecuente; sólo se (con mayor frecuencia hay afección de las cadenas ganglio-
han descrito unos 20 casos, y muchas veces depende de un nares cervicales, axilares y supraclaviculares), bazo, hígado,
accidente de laboratorio; los sitios afectados con mayor fre­ piel y otros órganos (figura 16-8). También es posible que
cuencia son la cara, los brazos y las piernas; hay un chancro haya afección de la tráquea y los bronquios, pero la altera-
nodular ulcerado o verrugoso que evoluciona hacia una
úlcera y se acompaña de adenopatía regional.
Las modalidades secundarias pueden aparecer por
diseminación local, y generar cavitación o coccidioidoma
(19%); las manifestaciones agudas de afección pulmonar se
caracterizan por fiebre, dolor torácico, tos con expectora­
ción purulenta o hemoptisis ocasional y, en general, la evo­
lución es más prolongada que la del cuadro primario; en un
porcentaje mínimo, la forma pulmonar es progresiva, evolu­
ciona durante décadas, y muestra relativa resistencia al tra­
tamiento.
Las presentaciones diseminadas se deben a exposición
masiva y un terreno favorecedor; en 25% afectan meninges,
y puede haber meningitis, meningoencefalitis o meningo-
mielitis con extensa destrucción del parénquima cerebral;
hay cefaleas intensas, fiebre moderada, y síntomas neuroló-
gicos y psiquiátricos; pueden complicarse con hidrocefalia,
tetraplejía o paraplejía; las formas diseminadas generan mor­
talidad de 50%, especialmente en diabéticos y en sujetos
infectados con VIH. En piel, las lesiones relacionadas con el
microorganismo causal son granulomatosas, ulceradas,
verrugosas o vegetantes; cuando hay diseminación hemató-
gena aguda tal vez aparezcan pústulas, papulopústulas,
nodulos, gomas, abscesos y placas. Las localizaciones más Figura 16-5. Coccidioidomicosis. A ] Fístulas en pierna; B ] estudio
frecuentes son la cabeza, el cuello y el tórax; es posible que radiográfico, lesiones en sacabocado en tibia.
Capítulo 16 - Coccidioidomicosis • 185

Figura 16-6. Coccidioidomicosis. A) Lesión nodular aislada.


B ) Lesiones diseminadas.

Figura 16-8. Coccidioidomicosis diseminada. A ) Lesiones verru­


gosas faciales. B ] Lesiones nodulares.
ción del aparato digestivo y el endocardio es rara. Esta enfer­
medad también se considera una gran imitadora por sus
manifestaciones clínicas tan polimorfas. En especial, los
pacientes con sida presentan formas graves, y se ha comuni- cado un caso con adenopatías y síndrome de reconstitución
inmunológica. La fungemia es excepcional; se puede presen­
tar tanto en pacientes con infección por VIH, como en los
que reciben tratamiento con corticosteroides, ciclosporina y
antagonistas del T N F -a (infliximab y etanercept), en recep­
tores de trasplante de órgano sólido, y en embarazadas; hay
diseminación extrapulmonar en 86%, especialmente hígado,
bazo y SNC, y la mortalidad es de 62 por ciento.

Estudio micológico
El examen directo en esputo, exudado o líquido de lavado
gástrico requiere yodopovidona (Lugol) o hidróxido de pota­
sio. Se observan esférulas de 10 a 80 micrómetros con pared
doble y refráctil, y endosporas de 2 a 5 micrómetros (figura
16-9). La preparación se puede montar en una laminilla con
solución salina, y sellarla con esmalte de uñas; se deja en
cámara húmeda a temperatura ambiente dos a tres días;
Figura 16-7. Coccidioidomicosis, nodulos centrofaciales y destruc­ entonces se observa la producción de hifas a partir de la esfé­
ción del tabique nasal. rula. Las esférulas pueden teñirse con PAS, tinción de Gomo-
186 • Sección IV - Micosis sistémicas

ri-Grocott o Papanicolaou. Es muy útil la observación con


blanco de calcoflúor y microscopio de fluorescencia, aunque
no se pueden visualizar las endosporas.
El cultivo no se recomienda por peligroso; sólo debe
realizarse con muchas precauciones en laboratorios especia­
lizados de seguridad nivel 3 (véase Medidas de seguridad,
cap. 5). El hongo crece en medio de Sabouraud con antibió­
ticos o sin ellos, a temperatura ambiente; al tercer día la colo­
nia es glabra, a los cinco días es vellosa, y a los 10 a 12 días
evidentemente algodonosa, de color blanco-grisáceo o ama­
rillento (figura 16-10). El estudio al microscopio se realiza
fijando primero al hongo con formol concentrado, y revela
hifas delgadas y tabicadas con artrosporas (o artroconidios)
rectangulares de 2 por 4 o 3 por 6 micrómetros; también hay
artroclamidosporas, que son las artrosporas de pared gruesa
y con órganos disyuntores (figuras 16-10 y 16-11). El cultivo
se debe realizar en tubo y destruir antes de 10 días luego del
inoculo (dado que para ese entonces la colonia ya se encuen­
tra bien esporulada).
Es factible inocular ratones o hámsteres (cricetos) por
vía intraperitoneal o intravenosa con 1 mi de suspensión de
micelio, con lo cual se obtiene rápidamente enfermedad
generalizada; en el conejillo de Indias (cobayo o cuyo), por
vía intratesticular da orquitis. En animales el diagnóstico es
rápido por la formación de esférulas en pocos días (figura
16-11). En pacientes mexicanos se han registrado formas
hifales (15 de 26) en sus productos patológicos. Se ha com­
probado la utilidad de los hemocultivos, mediante la técnica
de lisis-centrifugación, para el diagnóstico de las formas pul­
monares graves acompañadas de enfermedad hepatoespléni-
ca. También se han probado dos tipos de coccidioidinas
(antígenos crudo y purificado); se ha concluido que los antí-
genos crudos (sobre todo las moléculas glucoproteínicas)
muestran buena reactividad en pruebas de precipitación e
intradérmicas, mientras que los antígenos purificados (com­
plejo polisacárido-proteína desproteinizado) tienen mayor
grado de especificidad, por lo que su uso debe restringirse a
pruebas de alta sensibilidad como enzimoinmunoanálisis de
absorción (ELISA, del inglés enzym e-linked imm unosorbent
assay) y reacción de fijación del complemento.
Para identificación de los cultivos, se puede detectar un
polipéptido de 19 kDa por valoración de exoantígenos; se ha
probado un método rápido y sensible al extraer ácido ribo­
nucleico ribosomal (rRNA) y se encuentra disponible una
sonda de DNA.

Datos histopatológicos
En los pulmones hay reacción granulomatosa alrededor de la
esférula, formada por histiocitos y células gigantes a cuerpo
extraño, linfocitos, células plasmáticas, monocitos, células
epitelioides y escasos eosinófilos y después fibrosis, caseifica­
ción y calcificación. En los coccidioidomas se observa la
cavidad con una pared fibrosa y centro necròtico; pueden
encontrarse esférulas e incluso filamentos. En lesiones pul­
Figura 16-9. Esférula de Coccidioides sp. A ] Examen directo (KOH monares localizadas se señalan granulomas que muestran
4 0 x ); B ) biopsia [H E 2 0 x ); C ) biopsia [P A S 4 0 x ).
linfocitos T auxiliares en la parte central y supresores en la
Capítulo 16 - Coccidioidomicosis • 187

Figura 16-11. Coccidioides sp. A ) Esférulas [Comori-Crocott 40x],


B ) Artrosporas enteroártricas, producidas por rexólisis [azul de lac-
tofenol 40x],

abundantes esférulas. Los vasos sanguíneos muestran


aumento del tamaño de las células endoteliales e infiltra­
dos perivasculares intensos (13.7%).
2) Hiperplasia seudoepiteliomatosa con ulceración e infil­
tración inicial con linfocitos y células plasmáticas en
dermis superficial y media; posteriormente el infiltrado
es abundante con histiocitos epitelioides y células gigan­
tes multinucleadas, escasos eosinófilos y numerosas
esférulas (26.3%).
Figura 16-10. Coccidioides sp. A ) Cultivo temprano. B ) Cultivo tar­ 3) Ulceración, formación de granulomas supurativos com­
dío. C } Filamentos en el examen microscópico del cultivo.
puestos por histiocitos y células gigantes multinuclea­
das; microabscesos de neutrófilos con eosinófilos y
periferia. Las lesiones en otros órganos también son granulo- escasas estructuras fúngicas (34.7%).
matosas, no caseificantes, y en piel se acompañan además de 4) Necrosante; es parecido al anterior, con abundante teji­
hiperplasia seudoepiteliomatosa con ulceraciones ocasiona­ do necròtico y cariorrexis (4.2%).
les, a menudo con proliferación vascular y eosinofilia. 5) Eosinofilia intensa con formación de granulomas inci­
En pacientes con lesiones diseminadas, los datos histo­ pientes (2.5%).
lógicos van desde reacción neutrofílica con escasos histioci- 6) “Sarcoidal”, que se caracteriza por ausencia de ulcera­
tos epitelioides hasta formación de granulomas supurativos. ción, y grandes cúmulos de células epitelioides agrupa­
Se han identificado seis patrones histológicos: das al nivel de la dermis media; se encuentra fibrosis del
estroma rodeando a las zonas infiltradas (18.6%).
1) Hiperplasia seudoepiteliomatosa con infiltrado intenso
de neutrófilos, formación de abscesos, presencia de his- Las esférulas se observan con hematoxilina y eosina
tiocitos epitelioides y con eosinófilos escasos, pero con (figura 16-9), miden 30 a 60 micrómetros, y tienen pared
188 Sección IV - Micosis sistémicas

gruesa y citoplasma eosinófilo; quizá tengan aspecto de Por reacción cruzada, el antígeno de histoplasmosis
cuerpo asteroide por un fenómeno de Splendore-Hoeppli; puede resultar positivo. Es posible llevar a cabo vigilancia de
en lesiones no activas, se deforman y adoptan formas varia­ la respuesta al tratamiento con técnicas serológicas cuantita­
das; si se rompen, dan salida a las endosporas mononuclea- tivas; las reacciones serológicas negativas falsas ocurren
das de 2 a 5 micrómetros de diámetro. Con tinción de especialmente en sujetos con alteraciones inmunitarias, con
Gomori-Grocott, los parásitos se observan de color oscuro una frecuencia de 86 a 96%.
(figura 16-11), y con PAS, de color rojo. La observación de Otros métodos para el diagnóstico son las técnicas de
formas variadas hace indispensable el cultivo o técnicas anticuerpos fluorescentes (que permiten detectar esférulas
genéticas. in vivo), anticuerpos monoclonales o inmunoensayo enzi­
màtico (EIA [del inglés Enzyme ImmunoAssay]) para detec­
tar antígenos en orina, anticuerpos contra galactomananos,
Datos de laboratorio ELISA, aglutinación de partículas de látex, reacción en cade­
na de la polimerasa (PCR, del inglés polym erase chain reac-
La intradermorreacción se practica con coccidioidina o
tion) (más sensible y útil para la identificación sistemática), e
esferulina; la primera es un antígeno micelial obtenido por
hibridación in situ (útil cuando hay poca cantidad del hongo
filtración y estandarizado a 1:100, y la segunda, más sensible,
o se encuentra en fases tempranas); estas últimas técnicas
es un polisacárido que se encuentra en el sobrenadante cito-
permiten la identificación de C. imm itis/posadasii, incluso en
plasmático de esférulas cultivadas y rotas por ultrasonido.
tejido fijado en parafina. Recientemente se ha identificado
En áreas endémicas, hay poblaciones con reacciones positi­
una proteina (del tipo colectina) conocida como lectina liga­
vas que varían de 10 a 90% (históricamente, de acuerdo con
da a manosa (del inglés M annose-binding lectin [MBL]), la
González Ochoa, las reacciones positivas en la franja fronte­
cual se encuentra en concentraciones altas en pacientes con
riza de México van de 50% en Sonora y decrecen con rumbo
infección asintomática en comparación con los que cursan
al este; en Tamaulipas son de 10%). La reacción se hace posi­
con enfermedad progresiva, o grave, o ambas, y pudiera ser­
tiva a los dos días a tres semanas luego del inicio de los sínto­
vir como marcador para el seguimiento. En los estudios
mas, y persiste así durante años; en presencia de síntomas,
generales de laboratorio se encuentran leucocitosis con eosi­
una reacción positiva indica buen pronóstico (inmunidad
nofilia, y sedimentación globular alta. Cuando hay meningi­
celular adecuada), y una negativa, mal pronóstico (anergia).
tis, el LCR quizá muestre turbidez, pleocitosis, proteínas altas
Esta prueba no se encuentra fácilmente disponible en EUA,
y glucosa baja. En general, la presencia de eosinófilos en
pero se comercializa en México.
cualquier sitio anatómico indica infección progresiva. Se
Las pruebas de precipitación en tubo detectan anticuer­
puede hacer determinación de antígenos en líquido de lava­
pos termoestables específicos de tipo IgM; aparecen durante
do bronquial.
la primera semana de iniciados los síntomas y sólo persisten
No se conoce un patrón radiográfico característico de la
algunas semanas; se hacen negativas hacia el cuarto a sexto
afección pulmonar; aun cuando hay síntomas, la radiografía
meses; son muy específicas, e indican enfermedad reciente.
puede ser normal; es más frecuente la afección de lóbulos
La aglutinación de partículas de látex también es positi­
inferiores y quizá haya cavitación (más frecuentemente en
va en fases tempranas, manifiesta actividad de IgM, y es posi­
lóbulos superiores), consolidación, linfadenopatía hiliar,
tiva en 70% de los enfermos.
derrame pleural o nodulos miliares; estos últimos pueden ser
Los anticuerpos fijadores de complemento detectan IgG
únicos o múltiples y estar calcificados o no, y se observan
específicas usando una fracción termolábil; son más tardíos;
más a menudo en la parte media del parénquima pulmonar
se detectan tres meses después del inicio de los síntomas y
(figura 16-4); es muy útil la broncoscopia fibróptica. En
desaparecen en seis a ocho meses; se encuentran en 90% de
enfermedad pulmonar aguda sintomática, la radiografía
los pacientes sintomáticos y en 10% de quienes no tienen
demuestra anormalidades parenquimatosas en 75% de los
síntomas; pueden persistir a títulos bajos durante años. La
casos. Cuando hay lesiones óseas, el esqueleto axial es el más
fijación del complemento guarda proporción directa con la
afectado; se observan datos de osteomielitis craneal y verte­
cantidad de parásitos; los títulos altos y el incremento rápido
bral, y las alteraciones en huesos y articulaciones dependen
indican mal pronóstico pues se relacionan con diseminación,
de la gravedad del daño. Además hay periostitis, tenosinovi-
enfermedad grave o muerte inminente, y los bajos, buen pro­
tis y procesos líticos o cavidades (figura 16-5). También son
nóstico y limitación del proceso. Se encuentran aumentados
útiles la centelleografía, la tomografia axial computarizada y
en sujetos con bronquiectasias o daño meníngeo, y están
la resonancia magnética.
bajos o no hay ante cavitación o coccidioidoma.
La inmunodifusión se torna positiva casi al mismo tiem­
po que la fijación del complemento; se observan líneas múl­
tiples en enfermedad activa y una sola línea en infección
Diagnóstico diferencial
crónica estable. Con una inmunodifusión positiva, los títulos Si hay síntomas respiratorios, con resfriado común, bronqui­
de fijación del complemento de 1:2 a 1:8 indican enfermedad tis, neumonías bacterianas, tuberculosis, paracoccidioido-
activa o reciente, y los de 1:16, diseminada. También se micosis (figura 18-2) e histoplasmosis (figura 17-3); el
detectan anticuerpos en líquido cefalorraquídeo (LCR), coccidioidoma, con alguna neoplasia. En piel y huesos, con
pericárdico, pleural y articular. tuberculosis o micobacteriosis, esporotricosis (figuras 13-6 y
Capítulo 16 - Coccidioidomicosis • 189

13-7), micetoma (figuras 12-2 y 12-3), leishmaniasis, blasto- enfermedad diseminada, el mejor tratamiento es la anfoteri­
micosis (figura 19-2), tularemia, sífilis, osteomielitis y epite- cina B que disminuye las mortalidades materna y neonatal;
liomas. los derivados azólicos están contraindicados por el riesgo de
Las esférulas de Coccidioides deben diferenciarse de teratogenicidad. Si está disponible, se puede utilizar anfoteri­
Cryptococcus (figura 21-8), Candida (figura 20-23), Rhinos- cina de complejos lipídicos o liposomales, con una dosis pro­
poridium seeberi (figura 30-3) y Blastomyces (figura 19-7); no medio de 3 a 6 mg/kg/día (cap. 35).
debe confundirse con los esporangios que se observan in Otra opción es el miconazol, 800 a 1 600 mg/día adminis­
vitro en los mucorales (figura 22-8). trados con lentitud mediante venoclisis, pero es muy tóxico.
El ketoconazol es útil en formas cutáneas y óseas, 400 mg/
día por vía oral hasta la remisión de las lesiones; después, 200
Tratamiento mg diarios por lo menos dos años. En modalidades pulmona­
res hay muchos fracasos aun con dosis de 800 a 1 200 mg/día;
Debe individualizarse; por lo general depende de la grave­
como efectos adversos por las dosis altas y prolongadas pue­
dad de la infección pulmonar, la diseminación y los factores
den aparecer hepatotoxicidad y anomalías endocrinas.
de riesgo. En casos benignos, reposo y medicamentos sinto­
Una alternativa son los derivados triazólicos; el itraco-
máticos, como analgésicos, antipiréticos y antitusígenos (o
nazol parece ser más potente y menos tóxico; se utilizan 200
expectorantes en caso de tos productiva). Si hay síntomas
a 400 mg/día por vía oral y se puede combinar con anfoteri­
pulmonares localizados y graves se recomienda lobectomía
cina en casos muy graves; se han observado mejorías, al igual
o resección segmentaria, sobre todo ante hemoptisis por
que con fluconazol, 200 a 400 mg/día, que cruza la barrera
cavernas.
hematoencefálica y es útil en casos de afección meníngea. La
En presentaciones graves, el tratamiento más adecuado
dosis por vía intravenosa es de 6 mg/kg/día.
es la anfotericina B (cap. 35). Se aplica por venoclisis, 0.5 a 1
Desde el punto de vista experimental ha probado ser
mg/kg/día, sin sobrepasar la dosis total de 1 a 3 g en un
activa la nikkomicina Z, un inhibidor de la quitina sintetasa
periodo de seis meses; se empieza con esquemas de 5 mg
que participa en la síntesis de polisacáridos de la pared celu­
diluidos en 500 mi de solución glucosada al 5% para admi­
lar, en dosis de 20 a 50 mg/kg/día; es un fármaco huérfano
nistrar lentamente en 4 a 6 h, con vigilancia de los signos
para el tratamiento de coccidioidomicosis. También se estu­
vitales del paciente; esta solución debe protegerse de la luz,
dian polienos modificados; la caspofungina se ha utilizado in
pues es inestable ante exposición prolongada. La dosis se
vitro y más recientemente se ha probado en seres humanos
incrementa de manera progresiva 5 mg en promedio cada
en dosis de 50 a 70 mg/día como monoterapia, o combinada
vez a juicio del médico y dependiendo de los resultados de
con derivados azólicos. También se han probado en seres
las pruebas de función renal. Algunos recomiendan 20 mg/
humanos los nuevos derivados triazólicos: voriconazol, 7
día en el transcurso de 10 semanas. La dosis tope por día va
mg/kg dos veces al día, o posaconazol, 400 mg/día en dosis
de 30 a 50 mg, pero esta última conlleva mayor riesgo de
única o 200 mg cuatro veces al día; la experiencia aún es
efectos adversos y reacciones anafilácticas.
escasa.
La anfotericina B produce irritación local importante
por lo que se aconseja utilizar una llave de dos vías para dis­
minuir la flebitis, mediante la administración intermitente Pronóstico
de solución fisiológica a goteo lento, o 10 a 30 mg de hepari-
na, o ambas. Con frecuencia se presentan efectos colaterales En casi todas las formas primarias hay recuperación espon­
agudos, como cefalea, escalofrío, anorexia, náuseas, vómitos tánea. Sólo 1 a 2 por 1 000 enfermos de coccidioidomicosis
y fiebre, y crónicos, como nefrotoxicidad; esta última hace presenta enfermedad grave, como la forma meníngea. En los
indispensable vigilar el nitrógeno ureico y la creatinina. Los casos de diseminación, el índice de curación con el trata­
efectos colaterales agudos de la anfotericina B por vía intra­ miento es bueno, pero puede haber recurrencia. Quienes
venosa se contrarrestan o previenen al administrar 1 h antes adquieren la enfermedad y no sufren síntomas quedan inmu­
difenhidramina, 10 a 30 mg, o maleato de clorofeniramina, nes a la reinfección o ésta es más benigna. En embarazadas se
10 mg por vía oral, o succinato de hidrocortisona, 50 mg por ha mejorado el pronóstico con el diagnóstico oportuno y la
vía intravenosa. utilización de anfotericina B. Se puede recurrir a las guías
En vista de lo anterior, casi nunca se proporciona la terapéuticas disponibles en las Practice Guidelines del sitio
dosis idónea de anfotericina. Se aumenta gradualmente web de la Infectious Diseases Society o f America: http://www.
según la tolerancia y, por lo general, se sostiene hasta la remi­ IDSociety.org
sión de los síntomas.
Si existieran signos de intolerancia, se suspende la admi­ Prevención
nistración del fármaco, se deja un periodo de una semana de
descanso y posteriormente se intenta reiniciar con la dosis Sería necesario disminuir el número de viajeros a zonas
inmediata anterior. endémicas; están en riesgo: militares, agricultores, arqueólo­
Si hay meningitis, se puede administrar por vía intrate- gos, paleontólogos, zoólogos, embarazadas y ciertos grupos
cal, 1 mg cada dos a tres días; antes de inyectar el fármaco se raciales, así como personal de laboratorio y hospitales; en
diluye en la jeringa con 5 mi de LCR. En embarazadas con EUA el problema se ha incrementado por las grandes corrien-
190 • Sección IV - Micosis sistémicas

propano; incluso se ha llegado a asfaltar aplicando aceites


minerales en el suelo. Se calculan grandes pérdidas financie­
ras por el incremento en el último decenio, especialmente en
sujetos con sida. En inmunodeficientes, como individuos
con infección por VIH o receptores de trasplante de órgano,
se debe considerar la quimioprofilaxis con azoles.
En el laboratorio no debe permitirse gran desarrollo de
los cultivos o éstos han de prohibirse en laboratorios no
especializados. Se deben cubrir con agua antes de 10 días a
fin de evitar la dispersión de las esporas; si el hongo se exa­
mina al microscopio, es necesario tratarlo previamente con
formol. La vacuna de células muertas que protege a los ani­
Figura 16-12. Zonas desérticas de la frontera norte de México. males de laboratorio contra enfermedad mortal, al parecer
no previene la enfermedad en seres humanos. Se valora a lar­
go plazo una vacuna de esférulas muertas; asimismo, en
tes migratorias al sudoeste del país (figura 16-12). Por ahora, modelos en animales se prueba una vacuna quimérica de
las medidas preventivas se dirigen a controlar el polvo al proteínas de fusión a partir de C. posadasii y recientemente
pavimentar carreteras, plantar césped o reforestar, o proce­ otra que manipula genéticamente los genes que codifican
der a aspersión de fungicidas derivados del l-cloro-2-nitro- para quitinasa.

♦ Adam R. Elliott S, Taljanovic M. The spectrum an d presentation o f ♦ Crum NF, Ballon-Landa G. Coccidioidomycosis in pregnancy:
dissem inated coccidioidom ycosis. J Am I Med 2009;122:770-777. Case report and review o f the literature. Am J Med 2006;119(993):
♦ Ampel NM. Coccidioidom ycosis: a review o f recent advances. Clin 11-17.
Chest Med 2009;30(2):241-51. ♦ Cummings KC, McDowell A, Wheeler C, et al. Point-source out­
♦ Ampel R. M annose-binding lectin serum levels are low in persons break o f coccidioidomycosis in construction workers. Epidemiol
with clinically active coccidioidom ycosis. Mycopathol 2009; 167(4): Infect 2010;138(4):507-11.
173-180. ♦ DiCaudo D. Coccidioidomycosis: A review and update. J Am
♦ Anstead GM, Graybill JR. Coccidioidom ycosis. Infect Dis Clin Acad Dermatol 2006;55:929-942.
North Am 2006;20:621-643. ♦ Durkin M, Connolly P, Kuberski T, Myers R, et al. Diagnosis o f
♦ Baptista-Rosas RC, Riquelme M. E pidem iología de la coccidioido- coccidioidomycosis with use o f the Coccidioides antigen enzyme
micosis en México. Rev Iberoam Micol 2007;24:100-105. immunoassay. Clin Infect Dis 2008;15;47(8):69-73.
♦ Baua AJ, Negroni R, Arechavala A et al. Estudio de ocho casos de ♦ Eloesser L. Memoirs. Ann Surg 1939;110(4):786-789.
coccidioidom icosis en un hospital en Buenos Aires. Rev Iberoam ♦ Gaidici A. Transmission o f coccidioidomycosis to a human via a
Micol 1999;16:11-13. cat bite. J Clin Microbiol 2009;47(2):505-506.
♦ Bonifaz A. M icología m édica básica, 3a ed. México. McGraw- ♦ Galgiani JN. Coccidioidomycosis: A regional disease o f national
Hill 2010:223-239. importance. Rethinking approaches fo r control. Ann Intern Med
♦ Carpenter JB, Feldman JS, Leyva W, DiCaudo D. Clinical and 1999;130(4 Pt l):293-300.
pathologic characteristic of dissem inated cutaneous cocci­ ♦ Graupmann-Kuzma A, Valentine BA, Shubitz LF, et al. Cocci­
dioidom ycosis. J Am Acad Dermatol 2010;62:831-837. dioidomycosis in dogs and cats: a review. J Am Anim Hosp Assoc
♦ Castañón-Olivares LR, Aroch-Calderón A, Bazán-Mora E, Cór- 2008;44(5):226-35.
dova-Martínez E. Coccidioidom icosis y su escaso conocim iento en ♦ Graybill JR. Treatment o f coccidioidomycosis. Curr Top Med
nuestro país. Rev Fac Med UNAM 2004;47(4):145-148. Mycol 1993;5:151-179.
♦ Castañón-Olivares LR, Elizalde DG, González-Martinez MR et ♦ Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Increase in
al. M olecular Identification o/Coccidioides Isolates fr o m M exican Coccidioidomycosis-California, 2000-2007. M M W R Morb M or­
Patients. Ann N Y Acad Sci 2007;1111:326-335. tal Wkly Rep 2009;58(5): 105-9.
♦ Castañón-Olivares LR. El gén ero Coccidioides. En: M éndez-To- ♦ Keckich DW, Blair JE, Vikram HR. Coccidioides Fungemia in Six
var LJ, López-Martínez R, Hernández-Hernández F. (eds.). Patients, with a Review o f the Literature. Mycopathol 2010; 170(2):
Actualidades en Micología Médica 5a ed. México. Editorial de la 107-15.
Facultad de Medicina UNAM 2010:191-195. ♦ Langner S, Staber PB, Neumeister P. Posaconazole in the manage­
♦ Coster ME, Ramos-Vara JA, Vemulapalli R, Stiles J, Krohne SG. ment o f refractory invasive fungal infections. Ther Clin Risk
Coccidioides posadasii keratouveitis in a llam a (Lam a glam a). Manag 2008;4(4):747-58.
Vet Ophthalmol 2010;13(l):53-7. ♦ Lôpez-Martinez R, Méndez-Tovar LJ, Hernândez-Hernândez F,
Capítulo 16 - Coccidioidomicosis • 191

Castañón-Olivares LR. M icología M édica. Procedimientos para ♦ Pappagianis D. Coccidioidomycosis. En: Merz GM, Hay RJ (eds).
el diagnóstico de laboratorio 2a ed. México. Trillas 2006:87-91. Medical mycology. Topley & W ilson’s Microbiology and Micro­
Masannat FY, Ampel NM. Coccidioidom ycosis in patients with bial Infections. 10th ed. London. Arnold 2005:502-18.
HIV-1 infection in the era o f poten t antiretroviral therapy. Clin ♦ Poncio-Mendes R, Negroni R, Bonifaz A, Pappagianis D. New
Infect Dis 2 0 1 0 ;5 0 (l):l-7 . aspects o f som e endem ic mycoses. Medical Mycology 2000;38
Moroyoqui-Navarro L, Figueroa-Sauceda S. Coccidioidom icosis. (Suppl 1):237-241.
Med Int Mex 2008;24(2): 125-141. ♦ Segal BH, Herbrecht R, Stevens DA, Ostrosky-Zeichner L, Sobel
M ortimer RB, Libke R, Eghbalieh B, Bilello JF. Im m une reconsti­ J, et al. D efining Responses to Therapy an d Study Outcomes in Cli­
tution inflam m atory syndrom e presenting as superior vena cava nical Trials o f Invasive Fungal Diseases: Mycoses Study Group and
syndrom e secondary to Coccidioides lym phadenopathy in an European O rganization f o r Research an d Treatm ent o f Cancer
H IV-infected patient. J Int Assoc Physicians AIDS Care (Chic 111) Consensus Criteria. Clin Infect Dis 2008;47(5):674-683.
2008;7(6):283-5. ♦ Stern NG, Galgiani JN. Coccidioidom ycosis am ong Scholarship
Muñoz B, Castañón LR, Calderón I, Vázquez ME, Manjarrez Athletes and O ther College Students, Arizona, USA. Emerg Infect
ME. Parasitic m ycelial fo r m s o f Coccidioides species in M exican Dis 2010;16(2):321-3.
patients. J Clin M icrobiol 2004;42:1247-1249. ♦ Stevens DA, Clemons KV, Levine HB, Pappagianis D, et al. Expert
Negroni-Briz R. Coccidioidom icosis. En: Torres-Rodríguez IM, opinion: w hat to do when there is Coccidioides exposure in a labo­
Palacio A, Guarro-Artigas J, Negroni-Briz R, Pereiro-Miguens ratory. Clin Infect Dis 2009 15;49(6):919-23.
M (eds). Micología médica. Barcelona. Masson 1993:11-22, 285- ♦ Stevens DA. Coccidioidom ycosis. N Engl I Med 1995;322:1077-
297. 1082.
Negroni R. Evolución de los conocim ientos sobre los aspectos clíni­ ♦ Toriello C, Reyes-Montes R, Taylor ML. Producción de antígenos
co-epidem iológicos de la coccidioidom icosis en las Am éricas. fún gicos autóctonos en el inm unodiagnóstico de micosis en M éxi­
Actualización. Rev Arg M icrobiol 2008;40:246-256. co. Rev Invest Clin 1997;49:501-505.
Nix DE, Swezey RR, Hector R, Galgiani IN. P harm acokinetics o f ♦ Wheat LJ. A pproach to the diagnosis o f the endem ic mycoses. Clin
nikkom ycin Z after single rising oral doses. Antimicrob Agents Chest Med 2009;30(2):379-89.
Chemother 2009;53(6):2517-21. ♦ Winn RE, Johnson R, Galgiani IN etal. Cavitary coccidioidom yco­
Nosanchuk ID, Snedeker J, Nosanchuk JS. A rthroconidia in coc- sis with fungus ball form ation . Diagnosis by fib erop tic bron chos­
cidioidom a: C ase report and literature review. Int I Infect Dis copy with coexistence o fh y p h a e an d spherules. Chest 1994;105(2):
1998;3(l):32-35. 412-416.
Olivere JW, Meier PA, Fraser SI et al. Coccidioidom ycosis, the air­ ♦ Xue J, Chen X, Selby D, Hung CY, Yu JJ, Cole GT. A genetically
born e assault continues: An unusual presentation with a review o f engineered live attenu ated vaccine o f Coccidioides posadasii p r o ­
the history, epidem iology, an d m ilitary relevance. Aviat Space tects BALB/c m ice against coccidioidom ycosis. Infect Immun
Environ Med 1999;70(8):790-796. 2009;77(8):3196-208.
Histoplasmosis

En diciembre de 1905, en la zona del Canal de Panamá, el tuaron prueba de intradermorreacción con histoplasmina en
joven patólogo Samuel Taylor Darling describió de manera 1 672 conscriptos de diferentes regiones del país, y encontra­
muy completa la enfermedad que hoy lleva su nombre, al ron reactividad en 3.4% de los oriundos de la ciudad de
practicar la autopsia de un sujeto del grupo étnico afroameri­ México, 9.8% de los procedentes de Guanajuato, 24% de los
cano originario de La Martinica; encontró en los histiocitos de Yucatán y 29.5% de los de Veracruz. En 1955, J. Schwartz,
microorganismos intracelulares que consideró un protozoario M. Straub y B. Surviansky establecieron las características
con cápsula y lo denominó Histoplasma capsulatum. En 1906, clínico-patológicas de la infección inicial. En 1972, Kwon-
señaló que se trataba de una nueva enfermedad al diagnosticar Chung descubrió la forma teleomorfa, como Emmonsiella
dos sujetos con esplenomegalia y los microorganismos intra­ capsulata; posteriormente, en 1979, Michael R. McGinnis y
celulares semejantes a los del kala-azar pero sin blefaroplasto. Jonathan B. Katz la transfirieron al género Ajellomyces (A.
En 1906, Richard P. Strong publicó en Filipinas una des­ capsulata). A partir del decenio de 1990-1999 M. Lucía
cripción similar menos completa. En 1913, en Hamburgo, el Taylor, Conchita Toriello y colaboradores, en la Universidad
estudiante brasileño Henrique da Rocha-Lima concluyó que Nacional Autónoma de México (UNAM), han hecho nume­
la histoplasmosis era una micosis y no una enfermedad por rosas aportaciones inmunológicas y moleculares sobre las
protozoario, al comparar los cortes histológicos del primer características ecológicas y epidemiológicas de la histoplas­
caso panameño con una linfangitis epizoótica equina. En mosis en México.
1926, William A. Riley y Cecil J. Watson describieron el caso
de una mujer en Minnesota. Histoplasmosis africana
En 1929, Katharine Dodd y Edna Tomkins diagnostica­ Tras analizar estudios retrospectivos, se cree que la enferme­
ron in vivo un caso en un niño de seis meses de edad; William dad comunicada en 1922 por M. Blanchard y G. Lefrou y por
de Monbreun cultivó el hongo y reprodujo la enfermedad en Emile Brumpt en 1936, corresponde a histoplasmosis africa­
animales; este descubrimiento, en el cual se señaló la naturale­ na. En 1943, J. T. Duncan, en Ghana, observó las levaduras
za dimorfa del hongo, fue presentado en 1933 y publicado en grandes en un minero. En 1945, A. Catanei y P. Kervran
1934; en este último año, G. H. Hansmann y John R. Schenken encontraron alteraciones parecidas en un paciente de Sudán.
tam bién cultivaron el hongo y lo llam aron Scepedonium sp. En 1952, A. Dubois aisló el hongo en un sujeto con lesiones
En 1944, Amos Christie y J. C. Paterson realizaron prue­ cutáneas, y el mismo año Roger Vanbreuseghem lo denominó
bas de histoplasmina en personas con calcificaciones y reac­ Histoplasma duboisii. En 1957, Eduardo Drouhety J. Schwartz,
ción negativa a la tuberculina, lo que les permitió señalar la y en 1960, R. Ciferri y G. Redaelli, lo llamaron Histoplasma
amplia distribución de la enfermedad. capsulatum var. duboisii. En 1964, W. Peter Cockshott y Ade-
En 1945 y 1946, Carroll Palmer estableció la prevalencia tokunbo O. Lucas acuñaron el término “histoplasmosis
de las presentaciones subclínicas; R. J. Parsons y J. D. Zarafo- duboisii' y en 1994, H. C. Gugnani y colaboradores lo aislaron
netis comunicaron siete casos y recopilaron 71, estudiados del suelo en una cueva de murciélagos en Nigeria.
de 1905 a 1945. En 1948, en Bethesda, se llevó a cabo el pri­
mer seminario de histoplasmosis, durante el cual se confir­ Histoplasma capsulatum variedad
mó la presencia de la enfermedad en animales silvestres, y la
íarciminosum
utilidad diagnóstica de la intradermorreacción y la fijación
del complemento. En 1873, S. Rivolta notó la presencia de organismos levadu-
En 1940, Ricardo Negroni estudió el primer caso en riformes; en 1883, el mismo autor e I. Micelloni llamaron al
Argentina, y en 1948, Chester Wilson Emmons aisló el agente Cryptococcus farcim inosum que fue cultivado hasta
microorganismo de madrigueras de rata. En 1947 se detectó 1895 por G. Marcone. En 1985 Robert J. Weeks, Arvind A.
una epidemia en Oklahoma. En 1943, Tomás G. Perrin y Padhye y Libero Ajello reconocieron el parecido con el géne­
Manuel Martínez Báez diagnosticaron mediante estudios ro Histoplasma.
histopatológicos el primer caso en México; sin embargo,
datos encontrados en 1895 en un acta de Salubridad Pública
Sinonimia
del estado de Nuevo León señalan posibles casos de histo­
plasmosis epidémica en mineros expuestos a guano de mur­ Enfermedad de Darling, histoplasmosis clásica, enfermedad
ciélago. En 1949, D. Glusker y P. Fuentes Villalobos llevaron de las cavernas, enfermedad del valle de Ohio, reticuloendo-
a cabo en México un extenso estudio epidemiológico; efec­ teliosis.

192
Capítulo 17 - Histoplasmosis • 193

año. Las áreas endémicas más importantes se sitúan en el


continente americano. En áreas no endémicas la incidencia
es de 0.5 a 2.7.
En EUA, predomina en Missouri, Kentucky, Tennessee,
Ohio y sur de Illinois; también se observa en el norte de
Panamá, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Venezuela,
Colombia, Perú, Brasil, Argentina, Surinam, Jamaica, Puerto
Rico, Belice, Alaska, Burma, Indonesia, Filipinas, Turquía,
Israel, Suiza, Australia y Asia. En México, se ha informado
sobre todo en la parte sur: Campeche, Tabasco, Chiapas,
Guerrero y, en el norte, en San Luis Potosí, Nuevo León y
Tamaulipas; datos recientes muestran mayor número de
casos en Veracruz y Oaxaca.
En ciertos lugares, como Cincinnati, Ohio, Illinois y
Missouri, 80% de la población de 20 años de edad presenta
respuesta positiva a la histoplasmina. En la cuenca del Río de
la Plata en Argentina, se calcula que hay 7 millones de infec­
tados, y que 31 a 41% de la población general tiene infección
asintomática.
Se presenta en todos los grupos étnicos; antes de la
pubertad afecta a ambos sexos por igual; en adultos predo­
mina en varones, con una proporción de 3:1. La mayoría de
los pacientes es del sexo masculino, caucásica, y de más de 50
años de edad.
No hay relación con la ocupación, sino con la exposi­
ción, pero se ha considerado un factor de riesgo ocupacional
en mineros, arqueólogos, espeleólogos, guías de turistas,
visitantes de sitios naturales, ingenieros, topógrafos, guane­
Histoplasmosis americana
ros y exploradores de cavernas.
En inmunodeficientes, el hongo actúa como oportunis­
Histoplasmosis africana
ta; se consideran factores favorecedores: linfomas, leucemia,
Figura 17-1. Distribución geográfica de la histoplasmosis.
trasplantes de órganos, uso de glucocorticoides o inmunosu-
presores, biológicos como los inhibidores del factor de
necrosis tumoral (TN F-a, del inglés tumor necrosis factor),
así como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Definición Se ha informado relación con HLA-B7 y HLA-B22, pero no
está claramente probado que sea un factor de riesgo.
La histoplasmosis americana o capsulati es una micosis sistè­
Es la tercera micosis en frecuencia en pacientes con
mica que afecta el sistema reticuloendotelial. Se origina por
sida (10%), en quienes la incidencia varía de 2.7% en Hous-
el hongo dimorfo H istoplasma capsulatum var. capsulatum,
ton a 5% en Argentina, y a 50% en Indianápolis; en estos
presente en excretas de murciélagos y algunas aves. Se
pacientes predomina en varones de alrededor de 30 años de
adquiere por inhalación y por lo general es asintomática en
edad.
áreas endémicas. En 95% de los afectados es subclínica
Por exposición a grandes números de esporas, se han
o benigna, y en una proporción baja, pulmonar progresiva o
observado más de 200 epidemias, algunas familiares al lim­
cutánea crónica; se encuentran levaduras pequeñas en los
piar silos, en obreros al dar mantenimiento a aparatos de aire
histiocitos.
acondicionado, en niños al limpiar parques, en militares que
La histoplasmosis africana o duboisii es ocasionada
pernoctan en casas abandonadas, en exploradores de cuevas,
por H istoplasma capsulatum var. duboisii; se caracteriza por
excursionistas que practican ecoturismo, así como en prisio­
lesiones granulomatosas o supurativas, principalmente cutá­
nes y escuelas; la más grande sucedió entre 1975 y 1979 en
neas, subcutáneas u óseas; se encuentran levaduras grandes
Indiana y afectó a cerca de 150 000 personas. La maldición
en las células gigantes.
de los faraones en Egipto quizá correspondió a un brote epi­
démico de histoplasmosis, o igualmente estas infecciones
respiratorias de trabajadores y arqueólogos pueden ser atri-
Datos epidemiológicos buibles a Aspergillus.
Enfermedad cosmopolita considerada la micosis respiratoria Hasta 1972 se conocían 116 casos de la forma africana,
más frecuente en el mundo (figura 17-1). Se han estimado 40 la cual se ha observado sobre todo en África ecuatorial entre
millones de enfermos y se calculan 200 000 casos nuevos al los desiertos del Sahara y de Kalahari, así como entre Senegal
194 • Sección IV - Micosis sistémicas

y Uganda; algunos casos se han encontrado en Japón y Mada­ Histoplasma capsulatum


gascar. Se ubica en cualquier grupo étnico, de los 2 a los 70
años de edad y es más frecuente en varones. En 1991, se F O R M A S A P R O F ÍT IC A (micelial)
registró una epizootia en 21 mandriles en Texas, ocho de los
cuales habían nacido en EUA, 13 provenían de Senegal y sie­ Macroconidios lisos
te de Kenia. La variedad farcim inosum se encuentra en Áfri­
ca, Europa del este, Oriente Medio, Asia, Lejano Oriente, y
no se sabe de su introducción al Nuevo Mundo.

Etiopatogenia
El agente causal es Histoplasma capsulatum (Darling, 1906);
se conocen tres variedades: capsulatum, duboisii (Van-
breuseghem, 1952, Drouhet, 1957, Ciferri, 1960) y farcim i­
nosum ([Rivolta, 1873] Weeks, Padhye, Ajello, 1985) y
ocasionan histoplasmosis americana, africana y farciminosa.
El estado perfecto o teleomorfo es Emmonsiella capsulata
(Kwon-Chung, 1972) o Ajellomyces capsulatus ([Kwon-
Chung] McGinnis, Katz, 1979), hongo clasificado en la fami­
lia Arthrodermataceae de Ascomycotina y orden Onygenales.
Hay gran polimorfismo genético dependiendo de las cepas, y
el genoma varía ampliamente.
Histoplasma capsulatum var. capsulatum y var. duboisii
(.H. capsulatum y H. duboisii) tienen cepas idénticas, sólo
difiere esta última por su ausencia de actividad de ureasa;
tienen los mismos patrones de restricción del ácido desoxi-
ribonucleico mitocondrial (mtDNA). Los análisis filogenéti- FO R M A P A R A S IT A R IA
cos se basan en secuencias parciales de las regiones D1/D2
del gen 28S rRNA, y la secuencia parcial del gen 18S rRNA
ha evidenciado la cercanía filogenética con Coccidioides
immitis y Renispora flavissim a dentro de los Onygenales.
Recientemente se ha propuesto que los aislados de H.
capsulatum, incluso las tres variedades taxonómicas, forman
ocho ciados distintos, distribuidos en 25 países de todo el
Levaduras
mundo y, entre ellos, siete constituyen especies filogenéticas
bien definidas; esto se basa en la secuencia parcial de cuatro
genes: ARF (factor de ribosilación de ADP), H -ANTI (pre­
cursor de antígeno H), OLE1 (A9 desaturasa de ácido graso)
y TUB1 (tubulina-a).
H. capsulatum es un hongo dimorfo con fase saprofítica
micelial que produce macroconidios de naturaleza polisacá-
rida y que vive sobre todo en climas tropicales y subtropica­
les (figura 17-2); los nichos abiertos son suelos con alto Célula gigante multinucleada
contenido de nitrógeno y fósforo; alimento equilibrado para
ganados (gallinazas), y guano de pájaros, pollos o murciéla­ Figura 17-2. Histoplasmosis, fases parasitaria y saprofítica.
(Modificada de Segretain G, Mariat F, Drouhet E. Diagnostic de
gos (se ha encontrado H. capsulatum hasta una profundidad
laboratoire en mycologie médicale. Paris. Maloine, 1979.)
de 22.5 cm en muestras de guano), así como de algunas aves
migratorias como los gansos. La temperatura promedio es de
22 a 29 °C, la precipitación pluvial de 100 mm, y la humedad alimentan de los hongos existentes en el guano y que tal vez
relativa de 67 a 87%; los nichos cerrados son cuevas, donde desempeñan un papel de dispersión de H. capsulatum
la poca luz favorece la esporulación y que tienen condiciones mediante un mecanismo forético (organismo que utiliza a
ambientales similares. En el nicho ecológico de H. capsula­ otro para transportarse). En México, se ha relacionado con
tum se han encontrado muchos hongos filamentosos, como minas de plata y mercurio. Por biogeografia molecular se ha
Acremonium sp., Aspergillus terreus, Gymnascella citrina, comprobado que muchas especies de murciélagos (Leptonyc-
Gymnoascus dankaliensis, Penicillium sp., Phom a, A phanoas- teris curasoae, Desmodus rotundus y Talarida brasiliensis,
cusfulvescens, y levaduras como Candida caten u latay Rhodo- entre otros) cavernícolas pueden infectarse por H. capsula­
torula, entre otros, así como ácaros micófagos que se tum sin padecer la enfermedad, y dispersar el hongo a otros
Capítulo 17 - Histoplasmosis • 19S

sitios que propician su crecimiento. En un hotel de Acapulco, en los pulmones y el bazo, hipersensibilidad al antígeno, e
México, incluso se ha aislado de plantas ornamentales fertili­ inmunidad a la reinfección, que depende del sistema fagocí-
zadas con composta, un material orgánico. tico mononuclear. Pocas veces la enfermedad se hace crónica
Hay enfermedad natural en perros, gatos y otros anima­ y progresiva (oportunista); por lo general predispone un
les, como roedores, bovinos y ovinos, pero no se ha demos­ defecto anatómico o una deficiencia de la inmunidad celular,
trado su existencia natural en aves (p. ej., no se ha encontrado como en presencia de linfomas, trasplante renal y sida, u
en palomas ni en gallinas, dado que la temperatura corporal ocurre una reacción granulomatosa con caseosis y se mani­
tan alta de estas aves impide la adaptación del hongo; sin fiesta años después como una masa fibrosa y encapsulada
embargo, se ha visto que el hongo se puede depositar en sus por hipersensibilidad a los antígenos del hongo, el cual per­
plumajes y éstos pueden dispersarlo a distancias cortas); manece atenuado pero viable en la zona de caseosis. La histo­
entre los vectores importantes figuran murciélagos y armadi­ plasmosis cutánea primaria se origina por inoculación
llos. accidental, y es excepcional (0.5%).
La época de mayor reproductividad del hongo es el La variedad duboisii tiene características micológicas,
verano, cuando la humedad es más alta; empero, es en las serológicas y fisiológicas semejantes a las de la variedad cap­
estaciones secas cuando se adquiere la mayoría de las infec­ sulatum; se adquiere por vía respiratoria; es probable que la
ciones. fase saprofítica sea similar. Se ha encontrado en mandriles, y
La enfermedad endémica ocurre por exposición a se ha aislado a partir de guano de murciélagos. La variedad
pequeños números de conidios y por lo general es asintomá­ farcim inosum suscita linfangitis epizoótica equina.
tica; la modalidad epidémica depende de exposición a altas
cantidades de microorganismos, y casi siempre da lugar a
enfermedad pulmonar aguda. Clasificación
Los conidios penetran por inhalación de aerosoles que
Primoinfección asintomática. Infección pulmonar aguda.
contienen microsporas y pequeños fragmentos de hifas de la
Infección pulmonar crónica. Histoplasmosis diseminada
fase micelial del hongo, son fagocitados por macrófagos, se
aguda. Histoplasmosis diseminada crónica. Enfermedad
produce alveolitis, y en el sistema reticuloendotelial se trans­
mediada por mecanismos inmunitarios (histoplasmoma,
forman en levaduras; el desarrollo del dimorfismo es necesa­
fibrosis mediastínica y síndrome ocular) (cuadro 17-1).
rio para la virulencia, y está regulado por los genes
D RKl-cinasa y WOR1-Histoplasma, homólogo de RYP1,
que inducen la transición a la fase patógena de levadura
y que además incluye moléculas virulentas de superficie y Cuadro 17-1. Clasificación de la histoplasmosis
extracelulares.
Se destacan algunos genes asociados a las diferentes Subclínica [positiva para histoplasmina]
fases del dimorfismo de H. capsulatum, entre ellos el que r- Endémica — Pulmonar sintomática
codifica para la actina; los que codifican para la a - y Cutánea primaria [accidental]
(3-tubulina; el CDC2, involucrado en el ciclo celular del hon­
go (cuya expresión aumenta en la fase levaduriforme); el
Benigna
CaM, que codifica para la calmodulina; los HSP (proteínas
de choque térmico, del inglés H eat Shock Proteins) que están Primaria
— Pulmonar aguda
regulados a su vez por el gen OLE1 (que por su parte pro­ Reinfección
mueve el dimorfismo) y los genes YPS, que destacan por su Epidémica —
vínculo con la virulencia de las cepas. Aún no se han esclare­
cido por completo sus funciones.
Estudios realizados en la UNAM han demostrado la
presencia de cinco serotipos de antígenos de superficie, den­ Fulminante infantil
tro de los cuales están incluidos los quimiotipos I y II (colo­ r~ Diseminada — Crónica de adultos
nias S y R, respectivamente) que se relacionan con la Fulminante en inmunodeficientes
presencia de glucanos en la pared celular. El quimiotipo II
presenta más 1-3 a-glucanos en la pared, los cuales se rela­
Oportunista —
cionan con mayor virulencia, porque esta molécula tiene un
efecto depresor sobre la producción de TNF-oc y además
puede abatir la respuesta inmunitaria del huésped por medio En sida
del bloqueo de un receptor de (3-glucano conocido como Pulmonar crónica
Relacionada con neumopatía
Dectina-1. Estos microorganismos fagocitados pueden Cavitaria
observarse en el bazo, la médula ósea, ganglios linfáticos,
hígado y suprarrenales (figura 17-2); hay diseminación
Histoplasmoma
hematógena rápida y transitoria. Casi siempre originan una Fibrosis aberrante e hipersensibilidad
Fibrosis mediastínica
enfermedad autolimitada (benigna) que deja calcificaciones
196 • Sección IV - Micosis sistémicas

nares. Por lo general es autolimitada y sólo en 1% progresa a


enfermedad diseminada crónica.
La presentación cutánea primaria provoca un chancro
ulcerado indoloro, con adenopatía regional; cura sola en
semanas o meses; en pacientes con alteraciones inmunitarias
evoluciona hacia paniculitis con ulceraciones.
La forma epidémica se manifiesta por neumonía atípica
o miliar con gran ataque al estado general y fiebre. Las moda­
lidades diseminadas sólo se presentan en uno de cada 5 000
a 50 000 infectados; predominan en inmunodeficientes y a
edades extremas.
En niños que presentan formas diseminadas; hay fiebre,
malestar general, tos y pérdida de peso; en los pulmones
puede haber infiltrados lobulares o difusos, cavitación, o
adenopatía hiliar, pero hasta en 50% de los casos la radiogra­
fía es normal. En adultos, las presentaciones agudas se mani­
fiestan con pérdida de peso, anemia, fiebre, tos constante con
poca expectoración, adenomegalias, hepatoesplenomegalia
y diarrea. Las formas crónicas se manifiestan en 6% por
lesiones cutáneas polimorfas: pápulas; nodulos; lesiones
moluscoides, verrugosas o purpúricas; úlceras; abscesos;
celulitis, y paniculitis; en 75% hay manifestaciones bucales:
úlceras orofaríngeas dolorosas, nodulos en la lengua y las
encías e incluso la laringe (figura 17-4); en 50% se presenta
hepatomegalia, y en 3%, esplenomegalia; en ocasiones hay
meningitis, endocarditis, úlceras intestinales o genitales y
enfermedad de Addison por afección de las glándulas supra-
renales.
En las formas fulminantes se agregan fiebre, mal estado
general, diaforesis, pancitopenia, síndrome de dificultad res­
piratoria, sepsis, insuficiencia suprarrenal además de coagu­
lación intravascular diseminada; 80% de los enfermos es
menor de un año de edad.
La histoplasmosis es una de las infecciones micóticas sis­
Figura 17-3. Histoplasmosis pulmonar. A ] Sintomática, lesiones
diseminadas. B ) Moteado fino.
témicas más frecuentes en varones con sida en estadio C3, con
recuentos de CD4 menores de 200, y se observan lesiones
cutáneas o en mucosas, así como síntomas generales, como
fiebre, pérdida de peso, hepatoesplenomegalia, pancitopenia e
incluso endocarditis. En la piel no hay manifestaciones especí-
Cuadro clínico
El periodo de incubación dura 5 a 18 días. La forma subclí-
nica que ocurre en 95% de los infectados no genera síntomas
específicos. La modalidad sintomática se presenta sobre todo
en menores de 10 años de edad y en mayores de 60 (figura
17-3); genera manifestaciones de resfriado común, fiebre
ocasional, tos productiva, dolor pleural, cefalea, disnea y dis-
fonía; en ocasiones se acompaña de eritema nudoso o mul­
tiforme; desaparece en 2 a 3 semanas o empeora y se
acompaña de fiebre, disnea, malestar general, mialgias,
artralgias, sudoración, reducción de peso, estertores crepi­
tantes y sibilancias a la auscultación y tos intensa con hemop­
tisis. En casos graves, además de lo anterior se agregan
cianosis, hepatomegalia y esplenomegalia. En niños por lo
general hay afección de los ganglios linfáticos mediastínicos,
sin alteraciones del parénquima pulmonar; la calcificación
de los ganglios puede suscitar compresión de las vías respira­
torias, el esófago, la vena cava superior y las arterias pulmo­ Figura 17-4. Histoplasmosis con úlceras bucales.
Capítulo 17 - Histoplasmosis • 197

Figura 17-6. Histoplasmosis en un paciente con sida. A ) Lesiones


Figura 17-5. Histoplasmosis en un paciente con sida. A ] Lesiones faciales. BD Acercamiento de lesiones moluscoides.
papulares. B ) Acercamiento.

ganglios linfáticos y huesos, o ser grave y afectar los pulmo­


ficas; se observan pápulas umbilicadas, nodulos, úlceras, nes, la médula ósea, el hígado y el bazo.
abscesos fríos y placas eritematoescamosas o verrugosas, espe­
cialmente en la cara y el pecho (figuras 17-5 y 17-6).
La afección del sistema nervioso central (SNC) es rara, y
Estudio micológico
puede formar parte de una infección diseminada o ser pri­ El examen directo con hidróxido de potasio casi siempre resul­
maria. Se caracteriza por cefalea, alteraciones psiquiátricas, ta negativo. Se realiza un frotis con sedimento de esputo o lava­
déficit neurológicos localizados o, en casos más graves, do broncoalveolar, líquido cefalorraquídeo (LCR), sangre,
meningitis. material de biopsia o de aspirado de médula ósea por punción
Otras veces, las alteraciones clínicas dependen del órga­ esternal, que se fija en alcohol metílico durante 10 min, es
no afectado y pueden simular otros padecimientos. No se ha grampositivo y se tiñe con PAS, Gomori-Grocott, pero sobre
demostrado plenamente el origen por Histoplasma del lla­ todo con Wright o Giemsa; con estos colorantes habitualmente
mado síndrome de histoplasmosis ocular presuntiva (SHOP) la pared celular no se tiñe y aparece como un halo claro; el
que es una coriorretinitis que afecta a mujeres caucásicas de citoplasma adopta una forma semilunar que se concentra en
30 a 50 años de edad con HLA-B7 y Drw2. Se manifiesta por un polo y se colorea de azul oscuro, y el resto toma un azul
alteraciones visuales con visión central borrosa (sin afección celeste. Dentro o fuera de los macrófagos se observan levadu­
de la visión periférica), atrofia peripapilar, pigmentación ras de 2 a 4 micrómetros, ovoides, con pequeñas blastosporas.
densa subretiniana y neovascularización coroidea. La histo­ En la variedad duboisii, se observan abundantes levadu­
plasmosis duboisii puede generar lesiones relativamente ras de mayor tamaño, que miden 12 a 15 micrómetros de
benignas y localizadas en la piel, el tejido celular subcutáneo, diámetro (figura 17-2).
198 • Sección IV - Micosis sistémicas

En el examen de la colonia al microscopio, se observan


filamentos de 1.2 a 2.5 micrómetros de diámetro, largos,
ramificados y tabicados; a los lados de las hifas hay microco­
nidios esféricos o piriformes de 2 a 4 micrómetros de diáme­
tro, sésiles o unidos por pequeños pedículos. Los más
característicos son los macroconidios equinulados, redon­
deados o piriformes, que miden de 8 a 14 micrómetros de
diámetro y nacen en conidióforos tubulares; las equinulacio-
nes son proyecciones digitiformes de la pared, con ligeras
variaciones de tamaño. En 10% de los primocultivos se
observan conidios lisos del mismo tamaño, y en 30% de los
subcultivos, conidios equinulados (figuras 17-2 y 17-7).
La conversión a la fase de levadura es difícil; se logra al
sembrar en agar sangre adicionado con peptona y cisteína a
pH de 7.4, agar infusión cerebro-corazón con 5% de sangre
de conejo, o en medio de Kurung; se colocan a 37 °C y se
tapan los tubos para aumentar la presión de C 0 2; al princi­
pio aparece micelio o seudomicelio y la colonia es lisa, blanca
y pequeña; posteriormente se torna cremosa y de color blan­
co-amarillento, y en el examen al microscopio se encuentran
levaduras de 2 a 4 micrómetros de diámetro con blastosporas
de cuello estrecho y un solo núcleo. También se pueden
detectar exoantígenos; esta técnica consiste en matar, centri­
fugar y concentrar el hongo por estudiar; confrontar con un
suero y antígeno conocidos, y comparar con el exoantígeno
por definir.
H. duboisii e H. capsulatum son idénticos en los medios
de cultivo.
La enfermedad experimental se provoca en hámsteres
(cricetos) dorados, conejillos de Indias (cobayos, cuyos) o
Figura 17-7. H. capsulatum . A ) Cultivo; B ] macroconidios redon­
ratones. Se inocula por vía intraperitoneal un machacado de
dos y equinulados; C ) macroconidios equinulados. la biopsia o esputo mezclado con antibióticos; a las cuatro
semanas se practica autopsia para estudiar y cultivar el híga­
do y el bazo. En perros se ha producido enfermedad experi
mental al inocular conidios en aerosol.
El cultivo con aislamiento de H. capsulatum es el criterio
diagnóstico absoluto (figura 17-7). Previo aseo bucal, se
obtiene el primer esputo de la mañana, o material de lavado
gástrico, pus, orina, sangre, o aspirado de médula ósea. Se
Datos histopatológicos
realiza en agar sangre, agar-papa o agar con extracto de leva­ Los datos histológicos dependen del tiempo de evolución, la
dura, sin antibióticos, y se coloca a 25 °C, de preferencia en gravedad y la forma clínica de la enfermedad. En la fase agu­
bolsas de plástico para evitar la desecación, y se conservan da se observan numerosas levaduras que miden 3 micróme­
durante 6 a 12 semanas. tros de diámetro, presentan gemación y se encuentran dentro
En general, las colonias aparecen junto a otros contami­ de los histiocitos (figura 17-8); además, se observan infiltra­
nantes, por lo que deben resembrarse. Al principio las colo­ dos de neutrófilos, linfocitos y células plasmáticas. En las for­
nias son lisas, cerebriformes, blanquecinas o de color rosado; mas subagudas se forman granulomas epitelioides que
después son vellosas y de color blanco o café (marrón) pardo, contienen células plasmáticas, linfocitos, macrófagos, neu­
y cubren gran parte de la superficie del medio de cultivo. Los trófilos y células gigantes multinucleadas; se encuentran
cultivos deben realizarse en tubos con tapón de seguridad menos microorganismos que en las formas agudas. También
(Medidas de seguridad, cap. 5). A la temperatura ambiente hay formación de granuloma tuberculoide con necrosis,
puede haber colonias blancas (tipo A, albino, con mayor pro­ caseosis, fibrosis y calcificaciones. En las formas graves los
ducción de macroconidios) o de color pardo claro a oscuro o microorganismos son abundantes, y en las crónicas, escasos;
marrón (tipo B, brown). En México, estas últimas predomi­ en las modalidades cavitadas son menos viables y se encuen­
nan en los aislados de la naturaleza y de histoplasmosis aso­ tran en las zonas de necrosis. En casos muy crónicos, las
ciada con sida; producen mayor número de microconidios. levaduras son de tamaño y forma irregulares; llegan a medir
Los cultivos de sangre también se pueden realizar por lisis- hasta 10 a 20 micrómetros de diámetro. Se pueden visualizar
centrifugación con saponina, en pacientes con sida e histo­ con hematoxilina y eosina, Gram, Gridley, Giemsa, Wright y
plasmosis son positivos en 60 por ciento. Gomori-Grocott; con Giemsa, se colorea la levadura y se
Capítulo 17 - Histoplasmosis • 199

* ..

Figura 17-9. H istoplasm a capsulatum , levaduras pequeñas, obser­


vación con Giemsa (lOOx).

Datos de laboratorio
La histoplasmina es un antígeno que se obtiene de la fase
micelial; una respuesta positiva indica infección presente
(con reacción a partir de las cuatro a ocho semanas de la
infección) o pasada. Se inyecta 0.1 mi por vía intradèrmica a
una dilución de 1:100 a 1:1 000; la lectura en 48 h se conside­
ra positiva si hay induración mayor de 5 mm; presenta reac­
ción cruzada con blastomicosis y coccidioidomicosis; por
ello carece de gran utilidad diagnóstica, pues resulta positiva
en 50 a 80% en habitantes de áreas endémicas, y es negativa
si la enfermedad es diseminada. Su aplicación puede ocasio­
nar aumento de la fijación del complemento. Una variedad
del antígeno, la histolisina, es más sensible.
Las pruebas inmunoserológicas para detección de
anticuerpos son la fijación del complemento y la inmunodi-
fusión, las cuales pueden mostrar reacción cruzada con
Paracoccidioides brasiliensis, Blastomyces derm atitidis y Peni-
cillium m arneffeii, y para valoración de antígenos polisacári-
dos, el inmunoensayo enzimàtico (enzim e imm unoassay)
que se puede llevar a cabo en líquidos corporales, como san­
gre, orina, líquido de lavado broncoalveolar y LCR.
La fijación del complemento es positiva a las dos a cua­
tro semanas de la infección. Deben tomarse en cuenta títulos
de 1:8 a 1:16; éstos aumentan si hay diseminación, y son
positivos en 87%; los títulos de 1:32 indican enfermedad
activa o progresiva. En general, la recuperación clínica es
Figura 17-8. H isto p la sm a capsulatum . A ] Levaduras pequeñas
[PA S lOOx], B ) Histiocitos con abundantes levaduras [Gomori- paralela a la negativización.
Crocott lOOx). C ] Detalle de estas levaduras. La inmunodifusión en gel es positiva a las tres o cuatro
semanas de la infección y se hace negativa con la curación o
en dos años (figura 17-10); cuando la infección es reciente o
observa rodeada por un halo claro que da la impresión de hay recuperación, se encuentra una banda M que aparece en
una cápsula. Se tiñen con rojo Congo, parcialmente con PAS, 75% de los pacientes, y puede persistir años después de la
y 50% con Ziehl-Neelsen (figura 17-8). involución del proceso. En la enfermedad activa hay una
En histoplasmosis debida a H. duboisii se observa un banda H bastante cercana al suero sólo demostrada en 25%;
infiltrado con muchas células gigantes que contienen abun­ la banda C también puede depender de B. dermatitidis.
dantes levaduras ovales y en forma de limón que miden 12 a En H. duboisii se pueden determinar fijación de comple­
15 micrómetros de diámetro. mento e inmunodifusión radial.
2 0 0 • Sección IV - Micosis sistémicas

en orina sea lo mejor para el diagnóstico (además de que se


correlaciona con la evolución de la enfermedad). Con RIA se
pueden detectar en orina y suero, y quizá sea más específico
con aplicación de anticuerpos monoclonales.
La imagen radiográfica puede ser normal. En las formas
primarias leves y moderadas, las únicas alteraciones visibles
son la adenopatía mediastínica y un infiltrado en parches; y
posteriormente microcalcificaciones. En los casos graves se
observan infiltrados en los lóbulos superiores, cavitación, y
fibrosis difusa y extensa. En las formas crónicas, hay nodulos
A = antígeno asintomáticos, quizá con cavitación, y en formas disemina­
T = suero testigo das, moteado miliar.
P = suero problema Por estudios sistemáticos en las formas diseminadas
I = banda de precipitación pueden observarse incremento de la sedimentación globular,
C = banda de precipitación cruzada de la concentración de fosfatasa alcalina y de ferritina, y pan­
citopenia.
Uno de los métodos moleculares más eficaces para cono­
cer diversidades genéticas dentro de la misma especie es el
polimorfismo del DNA amplificado con cebadores o iniciado­
res (primers) arbitrarios por la reacción en cadena de la poli-
merasa (RAPD-PCR, del inglés random amplified polymorphic
DNA-polymerase chain reaction). La PCR permite separar las
variedades de Histoplasma y la PCR-TR (reacción en cadena
de polimerasa en tiempo real) y PCR-anidada (nested PCR)
son pruebas sensibles y específicas en muestras respiratorias y
de aspirado bronquial, especialmente en sujetos con infección
por virus de inmunodeficiencia humana.

H = banda de precipitación
en histoplasmosis activa Diagnóstico diferencial
[cerca de antisuero)
Tuberculosis pulmonar, coccidioidomicosis (figura 16-4),
M = banda de precipitación por paracoccidioidomicosis (figura 18-6), criptococosis, neumo­
presencia de anticuerpos nías virales y bacterianas o por P. jiroveci, fibrosis pulmonar
[cerca de antígeno) intersticial difusa, leishmaniasis visceral (kala-azar), mono­
nucleosis infecciosa, brucelosis, enfermedad de Gaucher y
Figura 17-10. Representación esquemática de la inmunodifusión paludismo; las presentaciones cutáneas, con neoplasias, sífi­
en histoplasmosis. [Modificada de Velasco O, Tay Zavala J . Micolo- lis tardía, celulitis y esporotricosis (figura 13-5, cap. 13).
gía médica. México. Méndez Cervantes, 1979.)
En el estudio histopatológico, con Leishm ania, que es un
parásito redondeado con cinetoplasto, y con Toxoplasma
La prueba de aglutinación con látex es positiva en enfer­
gondii, que es un parásito de menor tamaño que no se colo­
medad reciente; la inmunofluorescencia directa con anticuer­
rea ni es intrahistiocítico.
pos fluorescentes se lleva a cabo en un frotis, y es específica
El agente patógeno es muy parecido a C andida (Toru-
en estas levaduras. El radioinmunoensayo (RIA, del inglés
lopsis) glabrata (cap. 20), Cryptococcus neoform ans (figura
radioimmunoassay) es dos veces más sensible; detecta IgG pero
21-8), Coccidioides immitis (figuras 16-9 a 16-11) y B. derm a-
tiene poca especificidad. Se ha dicho que la prueba de enzi-
titidis (figura 19-7); las colonias, con B. derm atitidis (figura
moinmunoanálisis de absorción (ELISA) tiene especificidad
19-5), C. immitis (figura 16-10), Scepedonium y Chrysospo-
de 91% y es útil en casos de histoplasmosis pulmonar o disemi­
rium (cap. 31).
nada progresiva, pero es inútil en inmuno deficientes (en quie­
nes resulta mejor emplear la fijación de complemento).
Asimismo, es posible usar electrotransferencia Western
(Western blot), que también es sensible pero muestra reacción
Complicaciones
cruzada con las otras micosis. El antígeno recombinante de 60 El padecimiento se relaciona con tuberculosis. Las formas
kDa, cuando se usa con inmunoelectrotransferencia, es reco­ agudas pueden generar granulomatosis mediastínica con afec­
nocido por 100% de sueros con histoplasmosis. Aún constitu­ ción de estructuras adyacentes (tráquea, bronquios y esófago,
yen un problema los resultados positivos falsos en pacientes lo que desencadena manifestaciones correspondientes inespe-
expuestos con anterioridad al hongo, y los negativos falsos en cíficas), pericarditis y fibrosis. Las formas cavitadas pueden
inmuno deficientes. Es probable que la detección de antígenos quedar invadidas por bolas fúngicas por Aspergillus; si afecta
Capítulo 17 - Histoplasmosis • 201

glándulas suprarrenales, hay enfermedad de Addison; las úlce­ porciona en dosis de 200 a 400 mg/día durante seis meses y
ras intestinales ocasionan síndrome de absorción intestinal luego 100 mg/día; este también es el mejor tratamiento para
deficiente, y la pericarditis puede generar estenosis valvular. la forma africana. El fluconazol se recomienda en dosis dia­
rias de 150 a 300 mg. Se propone el uso de derivados triazó-
licos, como voriconazol y posaconazol, 200 mg tres veces al
Tratamiento día o 400 mg dos veces al día.
Para tratar la neovascularización en las formas oculares
Debe individualizarse; en un huésped normal es innecesario.
se han empleado la fotocoagulación, y más recientemente el
En formas benignas se usan reposo y medidas generales, y en
bevacizumab, un agente antiangiogénico por vía intravítrea.
presentaciones localizadas granulomatosas o con cavitación,
De manera experimental se han combinado anfoterici­
tratamiento quirúrgico y anfotericina B.
na B (0.5 a 1 mg/kg/día) con caspofungina (10 mg/kg/día) en
En modalidades graves la terapéutica más adecuada es la
histoplasmosis diseminada grave en ratones, y se han obser­
anfotericina B, 0.6 mg/kg/día, durante seis semanas; en la for­
vado efectos sinérgicos beneficiosos.
ma pulmonar leve el tratamiento consiste en itraconazol, 200
mg dos veces al día por 6 a 12 semanas, mientras que en las
formas más graves casi siempre bastan 500 mg de anfoterici­
na como dosis total; en las presentaciones crónicas, se requie­
Pronóstico
ren 1 a 2 g de esta última, y se continúa con itraconazol, 200 En la mayoría es benigno; la forma pulmonar aguda casi
mg dos veces al día durante un año. Para el tratamiento de las siempre cura sola; la crónica pulmonar, en 80%, y la cavitada,
complicaciones de histoplasmosis pulmonar (granuloma y en 20%; en la modalidad diseminada y en sida, es poco fre­
fibrosis mediastínicos) se recomiendan 200 a 400 mg de itra­ cuente la recuperación, la mortalidad es de 83 a 100%. La
conazol dos veces al día durante 6 a 12 semanas. forma cutánea primitiva cura sola pero en inmunodeficien-
En pacientes con formas diseminadas leves el tratamien­ tes puede haber diseminación. La mayoría de los enfermos
to más adecuado es con itraconazol, 200 mg/día durante que reciben tratamiento se recupera rápidamente y no hay
periodos prolongados; mientras que en formas graves la tera­ recurrencias.
péutica debe constar de anfotericina B en las dosis señaladas,
y en caso de contar con formas liposomales, en dosis de 3 mg/
kg/día; después de la mejoría se continúa con itraconazol, 200
mg/día durante un año. En casos cerebrales se recomienda
Prevención
por vía intratecal anfotericina B o anfotericina liposomal, 5 En áreas contaminadas, uso de mascarillas y aspersión de for-
mg/kg/día durante cuatro a seis semanas, y posteriormente mol al 3%; evitación de lotes de tierra con excremento de mur­
algún derivado azólico durante un año (cap. 35). ciélagos o aves, y de preferencia trabajar en tierras humedecidas
El trimetoprim-sulfametoxazol, 80/400 mg dos veces al a fin de evitar la dispersión de las esporas. En pacientes con
día por 12 a 24 meses es útil en formas progresivas crónicas. infección por VIH, se recomienda evitar la exposición a luga­
Asimismo, otras sulfas como la sulfametoxipiridazina, 20 res presumiblemente con altos contenidos de esporas de Histo-
mg/kg/día, ha mostrado ser una buena alternativa. plasm a, como sitios con excremento de aves, o cavernas. Es
En formas clínicas menos graves, el ketoconazol se reco­ importante fumigar sitios cerrados, como gallineros, casas
mienda en dosis de 200 a 400 mg/día por varios meses. El abandonadas, y minas. No está claro el papel de la quimiopro-
itraconazol y fluconazol son eficaces; el itraconazol se pro­ filaxis con itraconazol (200 mg/día durante tres meses).

Ashford DA, Hajjeh RA, Kelley MF et al. O utbreak o f histoplas­ histoplasm osis im portada. Enferm Infec Microbiol Clin
mosis am ong caverns attending the N ational Speleological Society 2007;25(l):16-22.
Annual Convention, Texas, 1994. Am I Trop Med Hyg Canteros CE, Zuiani MF, Ritacco V et al. Electrophoresis karyoty­
1999;60(6):899-903. p e and chrom osom e-length polym orphism o/Histoplasma capsu­
Axelson GK, Giorgadze T, Younberg GA. Evaluation o f the use o f latum clinical isolates fr o m Latin Am erica. FEMS Immunol Med
Congo red staining in the differential diagnosis o f Candida vs M icrobiol 2005;45:423-28.
various other yeast-form fu n g al organisms. I Cutan Pathol Chávez-Tapia CB, Peña-Sandoval G, Rodríguez-Arellanes G, et
2008;35:27-30. al. A islam iento de Histoplasma capsulatum en los murciélagos
Bonifaz A, Chang P, Moreno K et al. D issem inated cutaneous Desmodus rotundus (no m igratorio) y Tadarida brasiliensis
histoplasm osis in acquired im m unodeficiency syndrom e: report o f (m igratorio de larga distancia): prim eros registros en México. Rev
23 cases. Clin Exp Dermatol 2009;34(4):481-6. Mex Micol 2005;2:61-70.
Buitrago MJ, Gómez-López A, Monzón A et al. Evaluación de
una p ru eba de PCR cuantitativa p a ra el diagnóstico clínico de
202 ■ •'* Sección IV - Micosis sistémicas

V; .í^rr^íSK j J^ e m a th GS, Subramanian PS, Venkatesan A. The ♦ Rodríguez-Arellanes G. Combined therapy with amphotericin B
o f ocu lar histoplasm osis syndrome. Lancet Infect and caspofungin in an experimental model o f disseminated histo­
Dis m c f i o a n . plasmosis Rev Invest Clin 2009;61 ( 1):4 -10.
♦ Fischer GB, M ocelin H, Severo CB, Oliveira F de M, Xavier MO, ♦ Romano C, Castelli A, Laurini L. Case report. Primary cutaneous
Severo LC. Histoplasm osis in children. Paediatr Respir Rev histoplasmosis in an immunosuppressed patient. Mycoses
2009;10(4):172-7. 2000;43:151-154.
♦ Freifeld A, Proia L, Andes D, Baddour LM, Blair J, Spellberg B, ♦ Schadlu R, Blinder KJ, Shah GK, et al. Intravitreal bevacizumab
Arnold S, Lentnek A, Wheat LJ. V oriconazole use f o r endem ic for choroidal neovascularization in ocular histoplasmosis. Am J
fu n g al infections. Antimicrob Agents Chemother 2009;53(4): Ophtalmol 2008;145:875-878.
1648-51. ♦ Schineider-Casotti JA, Queiroz-Reuter-Mota T, Gon^alves-Fe-
♦ Gaugani HC, Mutoc F et al. N atural focu s o/Histoplasma capsu­ rrerira CU et al. Disseminated histoplasmosis in HIV positive
latum var. duboisii in a bat cave. Mycopathol 1994;127:151-157. patients Espirito Santo State, Brazil: A clinical Histoplasmosis
♦ Glusker D, Fuentes-Villalobos P, Márquez-Escobedo MB. T raba­ laboratory study o f 12 cases (1999-2001). Braz J Infect Dis
j o Inédito, 1949. 2006;10(5):327-330.
♦ Hoffman A. Los ácaros asociados a hongos, su p a p el en la natura­ ♦ Simon S, Veron V, Boukhari R, Blanchet D, Aznar C. Detection of
leza. Rev Inst Nal E nf Resp Méx 1998;11:183-186. Histoplasma capsulatum DNA in human samples by real-time
♦ Holbrook ED, Rappleye CA.Histoplasma capsulatum p ath og en e­ polymerase chain reaction. Diagn M icrobiol Infect Dis
sis: m aking a lifestyle switch. Curr Opin Microbiol 2008; 11 (4): 2010;66(3):268-73.
318-24. ♦ Smith JA, Kauffman CA. Endemic fungal infections in patients
♦ Kauffman CA. Histoplasmosis. Clin Chest Med 2009;30(2): receiving tumour necrosis factor-alpha inhibitor therapy. Drugs
217-225. 2009;69(11):1403-15.
♦ Komori T, Sano A, Yarita K, Kitagawa T, Kamei K, Nishimura K. ♦ Solari R, Corti M, Cangelosi D et al. Disseminated histoplasmosis
Phylogenetic analysis o/Histoplasma capsulatum based on p artial with lesions restricted to the larynx in a patient with AIDS. Report
sequence o f the D 1/D 2 region o f the 28S rRNA gene. Nippon o f a case and review o f the literature. Rev Iberoam Micol
Ishinkin Gakkai Zasshi 2005;46(4):291-5. 2007;24:164-6.
♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F, ♦ Taylor MI, Granados J, Toriello C. Biological and sociocultural
Castañón-Olivares LR. M icología M édica. P rocedim ien tos p a ra el approaches o f histoplasmosis in the State o f Guerrero, Mexico.
diagnóstico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:83-87. Mycoses 1996;39(9-10):375-379.
♦ Loulergue P, Bastides F, Baudouin V, Chandenier J, Mariani ♦ Taylor ML, Chávez-Tapia CB, Rojas-Martinez A, et al. Geogra­
Kurkdjian P, Dupont B, Viard JP, Dromer F, Lortholary O. Litera­ phical distribution o f genetic polymorphism o f the pathogen Histo­
ture review and case histories o f Histoplasma capsulatum var. plasma capsulatum isolated from infected bats, captured in central
duboisii infections in H IV -infected patients. Emerg Infect Dis zone o f Mexico. FEMS Immunol Med Microbiol 2005;45:45-8.
2007; 13( 11): 1647-52. ♦ Taylor ML, Morales-Quiroz A, Chávez-Cortés CR et al. Actuali­
♦ Negroni R, Taboada A, Benetucci J et al. M anifestaciones cuta- dades inmunológicas y moleculares sobre la epidemiología de la
neom ucosas de la histoplasm osis en pacientes con SIDA. Rev Arg histoplasmosis en Morelos, México. Gac Méd M éx 2000;136(5):
Darin 1990;71:71-78. 441-448.
♦ Orozco-Topete RL, Reyes E. Cutaneous histoplasm osis in nine ♦ Taylor ML, Ruiz-Palacios GM, Reyes-Montes M R et al. Identifi­
patients with AIDS. Rev Invest Clin 1998;50(6):525-528. cation o f the infectious source o f an unusual outbreak o f histoplas­
♦ Pedroza-Seres M, Quiroz-Mercado H, Granados J, Taylor ML. mosis, in a hotel in Acapulco, state o f Guerrero, Mexico. FEMS
The syndrom e o f presu m ed ocular histoplasm osis in M exico: A p re­ Immunol Med M icrobiol 2005;45:435-41.
lim inary study. J Med Vet Mycol 1994;32(2):83-92. ♦ Taylor ML, Rodríguez-Arellanes G, Ramírez JA. Histoplasma
♦ Pellaton C, Cavassini M, laton-Ogay K, Carrón PN, Christen- capsulatum y epidemiología de la histoplasmosis. En: Méndez-
Zaech S, Calandra T, Bille J, Hauser PM. Histoplasma capsula­ Tovar LJ, López-Martínez R, Hernández-Hernández F. Actuali­
tum var. duboisii infection in a p a tien t with AIDS: rapid diagnosis dades en Micología Médica, 5a ed. México. Facultad de Medicina,
using polym erase chain reaction-sequencing. Diagn M icrobiol UN AM 2010:203-211.
Infect Dis 2009;64(l):85-9. ♦ Velasco-Castrejón O, González-Ochoa A. Primary pulmonar
♦ Rachwalski EJ, Wieczorkiewicz JT, Scheetz MH. Posaconazole: epidemic histoplasmosis in a abandoned mine. Mykosen
an oral triazole with an extended spectrum o f activity. Ann Phar- 1977;20:393-399.
macother 2008;42( 10): 1429-38. ♦ Wheat LJ. Histoplasmosis: a review for clinicians from non-ende­
♦ Reyes M, Arenas R, Pichardo P, Vick R, Torres A, Zacarías R. mic areas. Mycoses 2006;49:274-82.
Histoplasm osis cutánea y SIDA. Gac Méd M éx 2003;139(3):270-
275.
En 1908, Adolfo Lutz, en Brasil, describió como granuloma polym orphism ) demostraron cinco variantes, y clasificaron al
seudococcidioidal la enfermedad de dos pacientes con lesio­ hongo como Ascomycota, en el orden Onygenales.
nes en la boca y en ganglios linfáticos; señaló el dimorfismo En 1950, Antonio González Ochoa (figura 1-11) y
del hongo y clasificó la enfermedad dentro del grupo de las Esquivel describieron el primer paciente en México y, poco
hifoblastomicosis. después, el primero comunicó otros dos, y demostró que la
Entre 1909 y 1912, Alfonso Splendore, un italiano que vía de entrada es pulmonar y no como se creyó mucho tiem­
trabajaba en Sao Paulo, describió los datos clínicos y las po, que la inoculación era cutánea. En 1980, Óscar Velasco
características histológicas de este parásito; clasificó al hongo Castrejón, mediante estudios epidemiológicos, recopiló 56
como una levadura ascomicetal, y lo denominó Zym onem a casos en México.
brasiliensis. En 1916, A. Moses demostró los anticuerpos cir­
culantes, y en 1927, Fonseca Filho y Arèa Leáo, la hipersen-
sibilidad cutánea. Sinonimia
En 1928, Floriano Paulo de Almeida y Carlos da Silva Blastomicosis sudamericana, blastomicosis latinoamericana,
Lacaz, en Brasil, sugirieron el género Paracoccidioides, y el enfermedad de Lutz-Splendore-Almeida, granuloma para­
primero de ellos, en 1930, concluyó sus estudios y separó coccidioidal.
el granuloma coccidioidal americano del paracoccidioidal
brasileño y llamó al hongo Paracoccidioides brasiliensis. En
1930, Pablo Negroni publicó el estudio micològico de 50 Definición
pacientes observados en Buenos Aires, pero ya había demos­
trado desde 1921 su dimorfismo in vitro. En 1936, L. Cunha Micosis sistèmica causada por el hongo dimorfo Paracocci­
Motta y Joào de Aguiar Pupo clasificaron la enfermedad en dioides brasiliensis; se adquiere por inhalación y se localiza
tegumentaria, ganglionar, visceral y mixta. en aparato respiratorio o se disemina a mucosa buconasofa-
En 1940, Patricio Domingos de Oliveira Ribeiro, en Sao ríngea, ganglios linfáticos, piel, huesos o visceras. Puede pro­
Paulo, introdujo el tratamiento con sulfonamidas. En 1942, ducir una infección subclínica o ser de evolución aguda,
N. F. Conant y A. Howell denominaron al hongo Blastomyces subaguda o crónica, e incluso causar la muerte.
brasiliensis y, en 1955, Gabriel Segretain y Edouard Drouhet
reprodujeron la enfermedad en animales de experimenta­
ción. En 1958, Da Silva Lacaz y S. Sampaio utilizaron la anfo-
Datos epidemiológicos
tericina B. Es exclusiva de zonas húmedas de Latinoamérica en donde
El hongo ha sido aislado del suelo en pocas ocasiones: se calcula que hay alrededor de 10 millones de personas
en 1966, por Ricardo Negroni en Argentina, en 1971, por infectadas, de las cuales, 2% presentará la enfermedad (figu­
María Albornoz en Venezuela, y en 1986 por Roberto D. ra 18-1). La frecuencia real se desconoce, por no ser enfer­
Naiff y colaboradores en Minas Gerais, Brasil. A partir de medad de notificación obligatoria; se estima que 50% de los
1968, Ángela Restrepo y su grupo han efectuado muchos habitantes de áreas endémicas han tenido contacto con el
estudios importantes en Colombia: comunicación de casos, hongo y 30% presenta infecciones asintomáticas. La intra-
determinantes ecológicos, tratamiento, así como estudios dermorreacción con la glucoproteína de 43 kDa en niños de
experimentales, de la respuesta inmunitaria, de los efectos de Mato Grosso muestra una prevalencia de 4.6%. Se han regis­
la acidez sobre el crecimiento de Paracoccidioides, y de la dis­ trado 8 000 enfermos sintomáticos; en áreas de alta endemia,
tribución geográfica de la sensibilidad al hongo y las relacio­ se calculan 225 casos por año (0.8 a 3 por 100 000 habitan­
nes de éste con su ambiente. tes). Se observa en cualquier edad, grupo étnico o sexo; pre­
En 1971, en el Primer Simposio Panamericano de Para- domina en varones con una proporción de 9:1 (en México,
coccidioidomicosis, se estableció definitivamente este térmi­ de 28:1), y entre los 30 a 50 años de edad. De los afectados,
no. En 1986, R. D. Naiff y colaboradores aislaron al hongo en 5% son niños, y antes de los 12 años afecta a ambos sexos por
armadillos (Dasypus novemcinctus) en el estado de Pará en igual. Se ubica en áreas rurales o suburbanas y sobre todo en
Brasil, y posteriormente en Botucatu. En 2005 Gioconda campesinos. Se consideran factores predisponentes, depre­
San-Blas, A. Prieto, M. Bernabé y colaboradores por estudios sión de la inmunidad, desnutrición y factores hormonales o
moleculares de polimorfismo de longitud de fragmentos de fisiológicos. Se ha relacionado con HLA-A9, HLA-B13 y
restricción (RFLP, del inglés restriction fragm en t length HLA-B40, y el alelo DRB1*11 es el más frecuente. No se

203
204 • Sección IV - Micosis sistémicas

Brasil tiene el primer lugar en frecuencia, con 5 000


casos, y predomina en la parte sur: Sao Paulo, Río de Janeiro,
Río Grande do Sul, Mato Grosso y Minas Gerais; la endemia
también es alta en Colombia, Venezuela y noreste de Argen­
tina; se han observado casos en Honduras, Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Ecuador, Uruguay y Paraguay No se
han informado casos en Nicaragua, Belice, Guayana France­
sa (Guyana), Surinam ni Chile. Sólo hay dos casos conocidos
fuera de Latinoamérica, en islas del Caribe y Guadalupe. Se
han registrado 50 casos fuera de áreas endémicas, pero todos
tienen el antecedente de haber visitado estas últimas.
En México ocupa el décimo lugar en frecuencia mun­
dial, con una cincuentena de casos que provienen de 10 esta­
dos; la mayor parte se encuentra en la zona de las vertientes
(70%) en Veracruz, principalmente en Córdoba y Fortín;
también se ha informado en Puebla, Michoacán, Morelos,
Chiapas y Guerrero; el caso más al norte del hemisferio se
encontró en Jalpa, Querétaro.

Etiopatogenia
El agente causal es el hongo dimorfo Paracoccidioides brasi-
liensis ([Splendore] Almeida, 1930), se clasifica en la familia
Moniliaceae, clase Hyphomycetes, subfilo (subphylum) Deu-
teromycotina. Por estudios moleculares se ha propuesto
reclasificarlo en el filo (phylum ) Ascomycota, orden Onyge-
nales, familia Onygenaceae,y por el RFLP se han demostrado
cinco variantes que provienen de diferentes áreas geográficas
de Sudamérica. La fase parasitaria es una levadura de 10 a 60
micrómetros de diámetro con gemación múltiple (figuras
15-2 y 18-2) y multinucleada; en estudios ultraestructurales
se observa una pared externa electrodensa y fibrilar con gran
cantidad de 1-3 a-glucanos y una pared interna más homo­
génea y menos densa con predominio de glucanos y quitina.
La fase filamentosa tiene una pared externa fibrilar y una
interna amorfa con predominio de 1-3 (3-glucanos y quitina.
La capa interna es gruesa, está compuesta de quitina, y yux­
Diseminada 2 % tapuesta a la membrana. El dimorfismo parece estar regula­
do por factores citoplasmáticos, y la transición a la forma
Figura 18-1. A ] Distribución de la paracoccidioidomicosis en A m é­ parasitaria es inducida por cambios en la temperatura in
rica; B ) topografía de paracoccidioidomicosis.

transmite de un ser humano a otro, se ha aislado del armadi­


llo de nueve bandas Dasypus novemcinctus, cuya distribu­
ción geográfica es similar a la de la paracoccidioidomicosis.
En zonas endémicas se ha asociado a síndrome de inmuno-
deficiencia adquirida (sida), se presenta en adultos jóvenes, y
es más grave.
Su distribución geográfica está limitada por los Trópicos
de Cáncer y de Capricornio. La zona donde se presenta se
O
conoce como la “reservárea” de paracoccidioidomicosis entre
los 30 grados de latitud sur y 34 grados norte, con precipita­ In vitro
ción pluvial de 500 a 2 000 mm, temperatura de 14 hasta 30 °C
Figura 18-2. Fases parasitaria [in vivó] y saprofítica [in vitro0 de
y altitudes de 500 a 2 000 m. Este término fue acuñado por
Paracoccidioides brasillensis. (Modificada de Drouhet E. Topley &
Dante Borelli (1964) para indicar las áreas donde vive el hongo Wilson's Microbiology and microbial infections. Vol 4. 9th ed. Lon­
en la Naturaleza y de donde se puede adquirir la infección. don. Arnold, 1998.)
Capítulo 18 - Paracoccidioidomicosis • 205

vitro, que modifican la composición de la pared celular, con • Cuadro 18-1. A . Clasificación de la paracoccidioidomicosis.
transformación de (3-glucanos en a-glucanos. B . Clasificación propuesta por el Consenso en paracoccidioidomi­
cosis, en 2006 (Rev Soc Brasil Med Trop 2006;39[3]:297-310]
El gen Pbgapdh y la proteína que codifica, gliceraldehí-
do-3-fosfato deshidrogenasa (GAPDH, del inglés glyceralde- A.
hyde 3 -phosphate dehydrogenase), tienen una mayor expresión Paracoccidioidomicosis infección
en la fase parasitaria, así como durante la transición de mice­ Paracoccidioidomicosis enfermedad
lio a levadura y viceversa. Forma aguda/subaguda
No se ha identificado estado teleomorfo. Forma crónica
Unifocal
Se ha obtenido un exoantígeno que contiene una gluco-
Multifocal
proteína con peso molecular de 43 kDa; es el antígeno mayor Forma residual o latente
reconocido, y se ha probado como paracoccidioidina en
hipersensibilidad retardada en animales. La piel humana ha B.
mostrado una respuesta inflamatoria de linfocitos T, macró- 1Subclínica Primaria pulmonar
fagos y leucocitos.
Reinfección pulmonar
Los principales factores de virulencia de Paracoccidioi­
des están relacionados con los 1-3 (3-glucanos y proteasas II Progresiva Pulmonar pura

(Gp43). La Gp43 tiene capacidad de hidrolizar la caseína, el Diseminada Tegumentaria [mucocutánea]


colágeno y la elastina; además, tiene importancia en la adhe­ Ganglionar
Visceral
sión del hongo a la laminina y a la matriz extracelular, con lo
Mixta
cual promueve la invasión tisular.
No se conoce el nicho ecológico, pues se ha aislado de la
naturaleza en contadas ocasiones; el microorganismo prefiere granuloma. Si la infección evoluciona a enfermedad, hay vira­
suelos húmedos y ácidos; los lugares endémicos son cafetales y je a respuesta Th2, con actividad de linfocitos B, hipergamma-
cañaverales. Se ha propuesto una estrategia ecológica para el globulinemia a expensas de IgE anti-gp43, disminución de
nicho desconocido con base en una importante reserva del linfocitos CD4+, aumento de interleucina (IL)-4 e IL-5, dismi­
parásito en animales heterotérmicos de fuentes naturales de nución de IL-12, síntesis defectuosa de interferón-y e inmuno-
agua dulce y una amplia dispersión de aleuriosporas en el supresión, disminución de factor de necrosis tumoral-oc
ambiente. Por estudios epidemiológicos con intradermorreac- (TN F-a, del inglés tumor necrosis fa ctor-a), cifras eritrocita-
ciones con el antígeno del hongo, se sabe que hay alta resisten­ rias, baja de CR1, actividad inapropiada de leucocitos circu­
cia natural a la infección. El hongo penetra por inhalación y es lantes, y aumento de inmunocomplejos y de la expresión de
poco probable que la inoculación sea tegumentaria. En casos citocinas antiinflamatorias (IL-10 y factor de crecimiento
anorrectales se ha postulado que depende del aseo de la región transformante-(3); en ganglios linfáticos en la forma juvenil,
con plantas contaminadas, o que sea secundaria a la ingestión aumento de IL-18, del receptor 1 del TNF soluble y de la molé­
y deglución de las esporas o por diseminación hematógena. cula de adhesión intercelular soluble-1 (SICAM-1, del inglés
Origina infección primaria pulmonar. Al principio hay soluble intercellular adhesión molecule-1).
alveolitis con infiltrados de macrófagos que pueden diseminar Estudios in vitro han mostrado que los linfocitos T
el microorganismo en todo el sistema reticuloendotelial. Se expuestos a P. brasiliensis expresan mayor cantidad de caspa-
localiza preferentemente en pulmones, vasos linfáticos y glán­ sas 8 y 9, lo cual suscita mayor apoptosis de esta línea celular;
dulas suprarrenales; en la mayoría de los huéspedes normales por otro lado, la IL-18 promueve una respuesta inmunitaria
genera infección subclínica que cura sola, o el hongo pasa por más eficiente para evitar que la infección se disemine.
un estado de latencia cuya duración depende de la respuesta En áreas endémicas, el riesgo de exposición es similar en
inmunitaria del huésped, la virulencia del hongo y el ambiente. ambos sexos pero predomina en varones, muy probablemen­
La patogenia se relaciona con la cantidad de organismos infec­ te por razones hormonales. La reinfección puede ser pulmo­
tantes, la fase levaduriforme y los componentes de la pared, nar o diseminada.
pues los glucanos aumentan la virulencia y los glucomananos
favorecen la respuesta inmunitaria defensiva e inespecífica.
La inmunidad celular es fundamental en los mecanismos Clasificación (cuadro ÍS-I A y B}
de defensa. Según algunos está alterada antes de la infección, El huésped normal por lo general presenta formas regresivas:
pero para otros dicha alteración es una consecuencia. También infección subclínica o primaria pulmonar, y el huésped anor­
se sabe que el hongo posee receptores (citosólicos) para mal: tipo juvenil (aguda pulmonar y subaguda diseminada),
(3-estradiol, y esta hormona inhibe la transformación de la fase tipo adulto (crónica pulmonar y crónica diseminada), y la
micelial en levaduriforme, lo que puede explicar la resistencia forma oportunista.
en las mujeres después de la pubertad y durante su etapa fértil.
Predomina una respuesta tipo Thl, con síntesis de citoci-
nas que activan macrófagos y linfocitos T CD4+ y CD8+, con
Cuadro clínico
formación de granulomas y control en la replicación del hon­ El periodo de incubación puede durar desde unas semanas
go. En formas latentes el microorganismo persiste dentro del hasta 60 años. En 51 a 100% de los pacientes aparece afección
2 0 6 • Sección IV - Micosis sistémicas

Figura 18-3. Paracoccidioidomicosis diseminada, afección pul­


monar.

pulmonar con infiltrado moteado bilateral y adenopatía


hiliar (figura 18-3); las formas progresivas afectan más a los
lóbulos inferiores, y en etapas tardías hay fibrosis intersticial.
Las manifestaciones clínicas son inespecíficas; puede haber
tos, expectoración, disnea y hemoptisis que se acompañan
de fiebre, pérdida de peso y astenia.
La mucosa bucofaríngea queda afectada en 51 a 82%; hay
aumento de volumen, deformación de la región, y formación
de nodulos y ulceraciones que se agrupan en placas con aspec­
to de tejido de granulación con puntos hemorrágicos en su
superficie (figura 18-4). Estas lesiones se localizan en el velo
del paladar, las encías, los carrillos, el piso de la boca, la lengua
y los labios; constituyen la llamada estomatitis moriforme. Por
lo general los dientes se aflojan y algunos se pierden; hay dolor
a la masticación y deglución, lo que impide la ingestión y pue­
de conducir a caquexia y muerte. En ocasiones hay limitación
para abrir la boca debido a la fibrosis. También puede haber
macroqueilia, sialorrea y en casos raros graves, perforación del
paladar. Por el aspecto tan llamativo de las lesiones centrofa-
ciales, este aumento de volumen de las partes blandas se deno­
mina “boca de tapir”. La extensión de las lesiones afecta la
faringe, laringe y tráquea; se encuentra disfonía y, en casos
avanzados, destrucción del velo del paladar y la epiglotis. Son
muy raras las afecciones genital y anorrectal.
Suele afectar la piel en las regiones peribucal y nasal; se
observan lesiones nodulares o ulceradas, vegetantes o verru­
gosas, de evolución lenta y asintomáticas. Es menos frecuen­
Figura 18-4. Paracoccidioidomicosis. A ) Afección bucal, "boca de
te la afección ocular (figura 18-5). Se ha informado paroniquia tapir"; B ) estomatitis moriforme; C ) lesiones en encías y labios.
con caída de uñas.
Es posible que haya afección ganglionar, con aumento
de volumen, induración y dolor, principalmente en las regio­ anorexia. Puede complicarse con enterocolitis o rectocolitis
nes cervical (cuello de búfalo), axilar, inguinal y supraclavi­ debido a ulceraciones en la mucosa y, más rara vez, con obs­
cular, o fluctuación y fístulas (figura 18-6). Puede afectar trucción de las vías biliares. Se han informado apendicitis,
ganglios mediastínicos, el bazo, y los aparatos urinario y abdomen agudo y masas intraabdominales con ascitis.
osteoarticular (figura 18-7). La evolución subaguda transcurre con rápida alteración
También puede afectar esófago, estómago, páncreas, del estado general y muerte, aunque hay casos crónicos. Son
glándulas suprarrenales y sistema nervioso. La afección de la excepcionales la forma generalizada y la tegumentaria primi­
laringe se manifiesta por lesiones verrugosas que simulan un tiva. En niños predominan las presentaciones diseminadas
carcinoma y se acompañan de disfonía, disnea, disfagia y tos. con afección frecuente de la piel (54%); la localización en
La afección gastrointestinal se manifiesta con estreñi­ mucosas (5%) y la pulmonar son poco frecuentes. En pacien­
miento, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, fiebre y tes con sida se presenta en etapas avanzadas, ante recuentos
Capítulo 18 - Paracoccidioidomicosis * 207

Figura 18-6. Paracoccidioidomicosis. A ) Afección ganglionar;


B ] lesiones necróticas diseminadas.

Figura 18-5. Paracoccidioidomicosis. A ] Afección ocular y de tabi­ meningorradiculitis y síntomas de seudotumor cerebral con
que nasal; B ] lesiones óseas. aumento en la presión intracraneal (neuroparacoccidioido-
micosis). Las manifestaciones más frecuentes son crisis con­
vulsivas (33%), hemiparesia (25%), trastornos cerebelares
de menos de 200 linfocitos T CD4 y en pacientes que no usan
(25%), migraña (21%) e hidrocefalia (21%).
profilaxis con trimetoprim-sulfametoxazol para infecciones
En embarazadas puede causar óbito. Hasta 10% de los
por Pneumocystis jiroveci. Las manifestaciones clínicas inclu­
casos ^e relaciona con tuberculosis, cáncer, y enfermedad
yen fiebre prolongada, pérdida de peso, linfadenopatía gene­
pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
ralizada, hepatoesplenomegalia y manifestaciones cutáneas;
el estudio serológico resulta negativo. Presenta una evolución
semejante a los cuadros agudos y subagudos, con tropismo Estudio micològico
por el sistema reticuloendotelial (fagocítico-mononuclear);
pero además se acompaña de manifestaciones en el SNC y El examen directo con hidróxido de potasio o yodopovidona
oculares que simulan toxoplasmosis. (Lugol) se realiza en esputo, exudado o triturado del material
Las manifestaciones cutáneas incluyen lesiones poli­ de biopsia. Se observan levaduras esféricas u ovales de doble
morfas, como pápulas, nodulos, vegetaciones y úlceras con pared, de 30 a 60 micrómetros de diámetro y con gemación
punteado hemorrágico en su superficie. múltiple (figuras 18-2 y 1 8 -8 ). Las blastosporas miden de 2 a
A veces las lesiones óseas pueden ser el único dato de la 20 micrómetros de diámetro y a veces forman cadenas de 4 a
enfermedad. Hay afección de costillas, el acromion, y el ter­ 12 esporas. La levadura de mayor tamaño que las otras adop­
cio proximal del húmero. ta una disposición en “rueda de timón” u “orejas de Mickey
La afección del SNC ocurre ante enfermedad disemina­ Mouse” (Ratón Miguelito); también puede observarse en
da; se manifiesta como meningoencefalitis, meningitis, frotis y teñirse con Giemsa o Wright.
208 • Sección IV - Micosis sistémicas

Figura 18-8. Levaduras multigemantes. A ) En "orejas de Mickey


Mouse" (Ratón Miguelito); B ] en "rueda de timón" y esporas en
cadena.

(figura 18-10). Como levadura, necesita tiamina para su creci­


miento.
El estudio de la colonia en fase micelial al microscopio
muestra filamentos tabicados y ramificados, hifas en espiral,
clamidosporas y microaleuriosporas no características; en
medios con bajo contenido de glucosa se producen artroco-
nidios (figura 18-9). En la fase de levadura, se encuentran las
células multigemantes (figura 18-10).
El estudio experimental es difícil, se reserva para inves­
tigación; puede efectuarse en conejillos de Indias (cobayos o
cuyos), ratas de montaña y hámsteres (cricetos); se inocula
exudado purulento por vía intratesticular y se produce orqui­
Figura 18-7. Formas atípicas. A ) Dactilitis; B ] localización anal;
tis; también se utiliza la vía intraperitoneal en hámsteres y
C, afección vulvar.
ratones, y con menor frecuencia la vía aérea, intravenosa o
intracerebral.

Los cultivos se practican en gelosa glucosada de


Sabouraud, en medio de Sabouraud con antibióticos o en Datos histopatológicos
gelosa chocolate a 25 °C; se obtienen mejores resultados si se En lesiones mucocutáneas, hay hiperplasia epidérmica con
añade extracto de levadura; el crecimiento es lento; se obtie­ hiperqueratosis; a veces es evidentemente seudoepitelioma-
nen colonias en uno a tres meses. Al principio, la colonia es tosa; hay espongiosis y exocitosis con microabscesos de poli-
glabra y de color blanco-amarillento; luego es plegada y ater­ morfonucleares. Hay una mezcla de reacción inflamatoria
ciopelada, de color rosado, “beige” o ligeramente café aguda y crónica, con linfocitos, histiocitos, células plasmáti­
(marrón); el reverso es café-amarillento (figura 1 8 -9 ). cas gigantes a cuerpo extraño de tipo Langhans, así como
Para obtener la fase de levadura, se incuba a 37 °C en fibrosis con zonas de necrosis caseosa (figura 1 8 -1 1 ). Los
gelosa chocolate, agar, sangre, o agar cerebro-corazón (Kelley) microorganismos multigemantes se observan con hematoxi-
Capítulo 18 - Paracoccidioidomicosis • 209

Figura 18-10. P. brasiliensis, cultivo en fase de levadura.

tos con enfermedad reciente, las concentraciones de IgE, IgG


y las fracciones (3 y a 2 de globulinas son altas, las de IgM son
normales, y las de IgA, variables; pueden ser de utilidad
como marcadores en el seguimiento.
Las inmunoglobulinas son difíciles de detectar en
pacientes con sida. Los antígenos que se derivan de la pared

W WT i I •
Figura 18-9. R brasiliensis. A ] Colonia filamentosa. B ] Filamentos ' f «#'■* s■* Jpf
V i wg&
sf6.Jg.-.. ; *
y clamidosporas en el estudio microscópico.

► »* O
lina y eosina, se visualizan mejor con tinción de PAS (ácido
peryódico de SchifF) o de Gomori-Grocott (figura 18-11). 1
Las células madre miden 10 a 40 micrómetros de diámetro y ■ ftí
las blastosporas, 2 a 10 micrómetros; permanecen unidas a es m
aquéllas por un cuello estrecho.

Datos de laboratorio
Como estudios de laboratorio iniciales se pueden solicitar:
biometría hemática, sedimentación globular, pruebas de
función hepática (con cifras de a-glutamiltransferasa), prue­
bas de función renal, electrólitos séricos, radiografías de
tórax y ecografía abdominal.
Se practica intradermorreacción con paracoccidioidina,
antígeno obtenido de la fase levaduriforme del hongo. Una
prueba positiva mide más de 10 mm e indica hipersensibili-
dad; en pacientes graves, una prueba negativa significa aner-
gia; suele haber resultados positivos falsos en histoplasmosis
y coccidioidomicosis.
Se puede emplear la citología exfoliativa sin necesidad
de una tinción especial adicional, como herramienta rápida
y económica en el diagnóstico.
Figura 18-11. Paracoccidioidomicosis. A ) Granuloma tuberculoide
La detección de anticuerpos y antígenos es importante con levaduras PAS-positivas, en "rueda de timón"; B ] levaduras
en el diagnóstico, y en la vigilancia del tratamiento. En suje- multigemantes [Gomori-Grocott 40x],
210 • Sección IV - Micosis sistémicas

En algunos centros hospitalarios se considera a la con­


trainmunoelectroforesis la mejor técnica diagnóstica porque
cuenta con sensibilidad de 77 a 100% y especificidad cercana
a 100%, además de ser rápida y fácil de ejecutar. La detección
de antígenos (Gp43) es importante, en especial en sujetos con
inmunodeficiencia (sida); los antígenos también pueden
detectarse con anticuerpos monoclonales; se identifican en
suero en casos crónicos y agudos, y en orina en casos agudos.
La glucoproteína gp43 en pruebas de inmunodifusión es la
prueba serológica más usada para el diagnóstico y el segui­
Ag =paracoccidioidina miento del tratamiento, con especificidad de 100% y sensibi­
Ac =antisuero específico
lidad de 90%; es mejor si se emplean antígenos de la fase de
levadura. También se ha empleado inhibición de inmunoen-
B =banda de precipitación para
sayo enzimàtico (enzyme immunoassay inhibition) con las
paracoccidioidomicosis
moléculas de 43 y 70 kDa en lavado bronquial, y estudio de
E =banda con espolones, positiva citología exfoliativa de lesiones orales con una sensibilidad
pero no específica de 68 a 100% y especificidad de 92%. En ratones infectados se
ha usado blanco de calcoflúor para estudios de fluorescencia.
Figura 18-12. Representación esquemática de la inmunodifusión. La reacción en cadena de la polimerasa (PCR, del inglés
polym erase chain reaction) es útil para el diagnóstico, así
dan mucha reactividad cruzada, por los galactomananos; como para estudios epidemiológicos y moleculares.
son más útiles los antígenos derivados de cultivos filtrados o Las radiografías de tórax muestran infiltrados alveolares
citoplasmáticos. Los antígenos de cultivos filtrados (metabó- intersticiales (70%) o micronodulares bilaterales (25%); el
licos) El y E2 son los más específicos; este último es análogo infiltrado moteado se compara con “copos de nieve”; tam­
de la glucoproteína de 43 kDa pero puede mostrar reacción bién se puede presentar enfisema, cavitación, adenopatía
cruzada con Histoplasma capsulatum y L acazia loboi. hiliar o fibrosis (15%). Se observa fibrosis en 50% de los casos
Las pruebas de precipitación aparecen en etapas tem­ crónicos. En huesos se llega a encontrar osteólisis (5%).
pranas y se negativizan con el tratamiento. La fijación del Por estudios tomográficos se han identificado nodulos
complemento es de aparición tardía, en pacientes con lesio­ submucosos y engrosamiento de la pared traqueal.
nes activas, los títulos de 1:8 indican infección, y los títulos
altos, diseminación; tiene sensibilidad de 70 a 100% y especi­ Diagnóstico diferencial
ficidad de 60 a 90% con un valor predictivo positivo de Tuberculosis pulmonar, histoplasmosis (figuras 17-3 y 17-4) y
aproximadamente 80%; luego de su disminución con la coccidioidomicosis (figura 16-4). Las lesiones ganglionares,
mejoría, un aumento indica recurrencia. con linfoma de Hodgkin y tuberculosis colicuativa. Las lesio­
La inmunodifusión en agar tiene sensibilidad de 90% y nes cutáneas centrofaciales, con leishmaniasis cutaneomucosa
especificidad de 100%; es mejor si se realiza con antígeno de o espundia, granulomatosis de Wegener, enfermedad de Hod-
la fase de levadura (figura 18-12); una prueba positiva indica king, linfomas, osteomielitis, neoplasias intestinales, sarcoido­
infección activa aun en ausencia de síntomas. Se presentan sis, actinomicosis (figura 24-1), rinoescleroma, blastomicosis
una a tres bandas de precipitación que se correlacionan con norteamericana (figura 19-2), coccidioidomicosis (figura
la gravedad de la enfermedad y con la fijación del comple­ 16-6), epiteliomas, lupus tuberculoso, cromoblastomicosis
mento; las bandas 1 y 2 son específicas, y la 3 tiene reacción (figuras 14-7 y 14-8) y esporotricosis (figura 13-9).
cruzada con Coccidioides sp.; éstas disminuyen en número e Los cultivos se pueden confundir con Blastomyces derm a-
intensidad con el tratamiento. titidis y microscópicamente también con este mismo hongo
La inmunodifusión y la fijación del complemento tienen (figura 19-7), con C. immitis o C. posadasii (figuras 16-9 a
sensibilidad de 71 a 100%, pero la especificidad resulta 16-11) y L. loboi (figura 15-3).
menos satisfactoria; por lo general son útiles para establecer
el pronóstico. Ante afección de sistema nervioso central, el
Complicaciones
líquido cefalorraquídeo puede mostrar leucocitosis con pre­
dominio mononuclear, así como las levaduras. Enfermedad de Addison, que se observa en 3%; puede ser
También se pueden realizar inmunoelectroforesis, enzi- concomitante con histoplasmosis, criptococosis o aspergilo-
moinmunoanálisis de absorción (ELISA), inmunoelectrotrans- sis; es más grave en fumadores crónicos. Puede haber infec­
ferencia Western ( Western blot), contrainmunoelectroforesis, ción bacteriana agregada y estenosis por fibrosis cicatrizal en
aglutinación e inmunofluorescencia indirecta, antígeno recom- la boca, la laringe y los pulmones.
binante de 27-kDa para transferencia en mancha (dot blot),
inmunofluorescencia inversa y amplificación isotérmica Tratamiento
mediada por asa (LAMP, del inglés loop-mediated isothermal La forma subclínica cura sola. El fármaco más adecuado es el
amplification). itraconazol, derivado triazólico de segunda generación, 100
Capítulo 18 - Paracoccidioidomicosis • 211

a 300 mg/día durante seis meses a un año; el fluconazol tam­ En el IX Consenso Internacional sobre Paracoccidioido­
bién es eficaz en dosis de 100 a 300 mg/día por lo menos micosis (Brasil, 2005) se recomendó una dosis de trimeto-
durante cuatro meses; luego se puede disminuir la dosis; son prim-sulfametoxazol, 160/800 mg, cada 12 horas durante un
seguros, eficaces y no causan los efectos adversos propios del mes, con reducción posterior a 80/400 mg por tiempo inde­
ketoconazol; no se ha precisado su tiempo óptimo de utiliza­ finido, o anfotericina B en dosis total de 30 mg/kg, o itraco-
ción; se han observado recurrencias después de tratamientos nazol, 100 a 200 mg/día.
a largo plazo. Cuando los fármacos anteriores no se encuen­ En estudios experimentales en ratones, la combinación
tran disponibles, aún es una alternativa el ketoconazol, 400 de trimetoprim-sulfametoxazol con ajoeno (un agente anti-
mg/día hasta la desaparición de las lesiones; después 200 mg/ micótico, antiparasitario y antitumoral) ha resultado benefi­
día durante por lo menos tres años. ciosa.
La anfotericina B, 0.25 mg/kg/día, debe reservarse para Es esperanzadora la administración coadyuvante de lin-
formas graves; si se tolera, se incrementa a 0.5 mg/kg/día, focinas e inmunomoduladores, y de un inmunoestimulante
diario o 1 mg/kg/día en días alternos (cap. 35). En casos por vía intravenosa o a base de glucanos, el cual promueve la
cerebrales resistentes se recurre a la anfotericina B por vía síntesis de TN F-a.
intratecal. Se ha utilizado con éxito terbinafina a razón de Se prueba una vacuna a base de Gp43, para estimular la
250 mg dos veces al día durante seis meses. También se ha inmunidad protectora contra P. brasiliensis.
usado voriconazol con buenos resultados.
Las alteraciones pulmonares pueden mostrar regresión Pronóstico
variable, la cual se observa en los primeros seis meses; las
En formas subclínicas es benigno; en casos mucocutáneos es
lesiones cavitadas tardan 12 meses en involucionar.
bueno si el tratamiento es oportuno; en casos crónicos, pue­
No se recomienda suspender la terapéutica sino sola­
de haber minusvalidez por las estenosis mencionadas. En
mente en ausencia de síntomas durante dos años, con estabi­
casos diseminados juveniles, la enfermedad es grave y puede
lización de las alteraciones radiográficas en el tórax, y con
ser mortal.
estudio serológico negativo o cicatriz serológica, de ser posi­
ble una prueba de paracoccidioidina positiva.

Bibliografía
Ameen M, Talhari C, Talhari S. Advances in paracoccidioidomyco­ assay using a recombinant Paracoccidioides brasiliensis p27 pro­
sis. Clin Exp Dermatol 2009;(6):576-80. tein. Mycoses 2007;50(l):41-7.
Barbosa MS, Cunha Passos DA, Felipe MS et al. The glyceralde- Corvino CL, Mamoni RL, Fagundes GZ, Blotta MH. Serum
hyde-3-phosphate dehydrogenase homologue is differentially regu­ interleukin-18 and soluble tumour necrosis factor receptor 2 are
lated in phases o f Paracoccidioides brasiliensis: molecular and associated with disease severity in patients with paracocci­
phylogenetic analysis. Fungal Genet Biol 2004;41(7):667-75. dioidomycosis. Clin Exp Immunol 2007;147(3):483-90.
Borelli D. Prevalence o f systemic mycoses in Latin America. En: Fernández R, Arenas R. Paracoccidioidomicosis. Actualización.
International Symposium on Mycoses. PAHO Seien Pub. No Dermatología Rev M ex 2009;53(1):12-21.
205. Washington. W H O 1970;85:28-38. González-Ochoa A. Domínguez-Soto L. Blastomicosis sudame­
Bozzi A, Reis BS, Goulart M I, Pereira MC, Pedroso EP, Goes ricana. Casos mexicanos. Rev Inst Salud E n f Trop 1957;17:97-
AM. Analysis o f memory T cells in the human paracocci­ 101.
dioidomycosis before and during chemotherapy treatment. Im m u­ Hebeler-Barbosa F, Montenegro MR, Bagagli E. Virulence profiles
nol Lett 2007;114(l):23-30. often Paracoccidioides brasiliensis isolates obtained from armadi­
Brummer E, Castaneda E, Restrepo A. Paracoccidioidomycosis: llos (Dasypus novemcinctusj. Med Mycol 2003;41(2):89-96.
An update. Clin M icrobiol 1993;6:89-117. Kalmar EM, Alencar FE, Alves FP, Pang LW, Del Negro GM,
Caballero S, Arenas R, Vega-Memije ME et al. Paracoccidioido­ Camargo ZP, Shikanai-Yasuda MA. Paracoccidioidomycosis: an
micosis: comunicación de un caso tratado con fluconazol. M edici­ epidemiologic survey in a pediatric population from the Brazilian
na Oral 1998;3:1-5. Amazon using skin tests. Am I Trop Med Hyg 2004;71(l):82-6.
Cacere CR. Altered ex vivo expression o f caspase 8, caspase 9, and Marchiori E. Computer tomography findings in patients with tra­
BCL-2 is associated with T-cell hyporreactivity inpatients with para­ cheal paracoccidioidomycosis. J Comput Assist Tomogr
coccidioidomycosis. Clin Vaccine Immunol 2009;16(6):953-955. 2008;32(5):788-791.
Conti-Díaz IA. On the unknown ecological niche o f Paracocci­ Marquez A de S. Serum proteins and fractions, HDL-cholesterol
dioides brasiliensis. Our hypothesis o f 1989: Present status and and total IgG and IgE levels in cases o f acute and chronic paracoc­
perspectives. Rev Inst Med Trop Sao Paulo 2007;49(2): 131 -134. cidioidomycosis. Rev Soc Bras Med Trop 2009;42(3):245-249.
Correa MM, Bedoya AM, Guerrero MP, Mendez J, Restrepo A, Morejón KM, Machado AA, Martinez R. Paracoccidioidomycosis
McEwen JG. Diagnosis o f paracoccidioidomycosis by a dot blot in patients infected with and not infected with human immunode-
212 • Sección IV - Micosis sistémicas

ficiency virus: a case-control study. Am J Trop Med Hyg ♦ Sadahiro A, Roque AC, Shikanai-Yasuda MA. Generic human
2009;80(3):359-66. leukocyte antigen class II (DRB1 and DQB1) alleles in patients
♦ Negroni R, Robles AM, Arechavala A, Taboada A. Experiencia with paracoccidioidomycosis. Med Mycol 2007;45(l):35-40.
terapéutica con el fluconazol en las micosis profundas. Rev Arg ♦ San-Blas G, Prieto A, Bernabé M, Ahrazem O, Moreno B, Leal
Micol 1990;13:26-31. JA. Alpha-galfl ->6-alpha-mannopyranoside side chains in Para­
♦ Ollague IM, Zurita de AM, Calero G. Paracoccidioidomycosis coccidioides brasiliensis cell wall are shared by members o f the
(South American blastomycosis) successfully treated with terbina- Onygenales, but not by galactomannans o f other fungal genera.
fine: First case report. Br J Dermatol 2000;143:188-191. Med Mycol 2005;43(2):153-9.
♦ Panagio LA. Role o f interleukin (IL) 18 in experimental paracocci­ ♦ Shikanai-Yasuda MA, De Queiroz Telles Filho F, Póncio Mendes
dioidomycosis. Med Mycol 2008;46(5):435-42. R, Lopes Colombo A, Moretti ML. Consenso em paracoccidioido-
♦ Pato AM, Giusiano G, Mangiaterra M. Association o f paracocci­ micose. Rev Soc Bras Med Trop 2006;39(3):297-310.
dioidomycosis with different pulmonary pathologies in a hospital ♦ Talhari S. Oral exfoliative cytology as a rapid diagnostic tool for
in Corrientes Province, Argentina. Rev Argent Microbiol pa/acoccidioidomycosis. Mycoses 2008;51(2):177-178.
2007;39(3):161-5. ♦ Thomaz L. Experimental paracoccidioidomycosis: alternative the­
♦ Queiroz-Telles F, Goldani LZ, Schlamm HT et al. An open-label rapy with ajoene, compound from Allium sativum, associated with
comparative pilot study o f oral voriconazole and itraconazole for sulfamethoxazole/trimethoprim. Med Mycol 2008;46(2):113-
long-term treatment o f paracoccidioidomycosis. Clin Infect Dis 118.
2007;45( 11): 1462-9. ♦ Wanke B, Londero AT. Paracoccidioides brasiliensis. En: Ajello L,
♦ Ramos e Silva M, Do Espirito Santo-Saraiva L. Paracocci­ Hay R (eds). Medical mycology. Topley & W ilson’s M icrobiolo­
dioidomycosis. Dermatol Clin 2008;26:257-269. gy and microbial infections. Vol 4. 9th ed. London. Arnold
♦ Restrepo A, McEwen IE, Castañeda E. The habitat o f Paracocci­ 1998:396-407.
dioides brasiliensis: how far from solving the riddle? Med Mycol
2001;39:233-241.
19 Blastomicosis

En 1894, el patólogo Caspar Gilchrist, del Johns Hopkins


Hospital en Baltimore, Maryland, creyó encontrar un proto-
Datos epidemiológicos
zoario en la biopsia de un paciente con diagnóstico de escro- No se conoce con exactitud su frecuencia, pues muchos casos
fulodermia de la mano; posteriormente lo describió como son subclínicos. Hasta 1978 se calcularon en 70 años 15 000
un parásito blastomicético. En 1896, el mismo autor y W. R. enfermos, de ellos 1 500 en Norteamérica, con 200 casos nue­
Stokes estudiaron un segundo enfermo con una dermatosis vos cada año, y 19 muertes; hasta 1986, se registraron 90 casos
inicial en la cara, y con aspecto de lupus vulgar; aislaron el en países africanos (figura 19-1). Predomina en varones con
hongo, y en 1898 lo llamaron Blastomyces derm atitidis; tam­ proporción de 9:1. Se presenta de los dos meses a los 90 años
bién demostraron su patogenicidad experimental. Por ese de edad, con predominio de los 30 a 60 años (60%). Afecta a
tiempo, se observaron varios casos en Chicago y en 1901 personas de cualquier raza y estado socioeconómico. La enfer­
Howard Taylor Ricketts describió 15 sujetos con oidiomico- medad es rural y urbana, muchos casos ocurren en agriculto­
sis, y llamó al hongo Oidium dermatitidis. res y cazadores. Se han informado epidemias en trabajadores
En 1907, W. W. Hamburger precisó el dimorfismo del de la construcción y en quienes van de expedición al campo.
hongo. En 1902, Frank Hugh Montgomery utilizó la radiote­ Predomina en Norteamérica en la parte central de EUA,
rapia, y en 1908, el yoduro de potasio. En ese mismo año, se extiende hasta el sur de Canadá; se observa en los estados
junto con O. S. Ormsby, señaló su naturaleza sistèmica y las del Medio Oeste y sudeste, excepto Florida; en la cuenca de
alteraciones histopatológicas básicas. En 1934, Rhoda W. los ríos Mississippi, Ohio, Saint Lawrence y Missouri, y en los
Benham aclaró la confusión entre los hongos levaduriformes lagos Michigan y Superior. También en Kentucky, parte cen­
que causan micosis profundas, y definió a la perfección B. tral de Carolina, Arkansas, Louisiana, Tennessee, Wisconsin
dermatitidis. y Minnesota. Se encuentra en África y ocasionalmente en
En 1951, J. Schwartz y G. L. Baum sugirieron que las países del este de Europa, Israel, India y Polonia. Se ha puesto
formas sistèmica y cutánea no son independientes, sino que en duda la existencia en Centroamérica y Sudamérica, y sólo
se adquieren por inhalación y se originan como infección se han diagnosticado dos casos no autóctonos en México.
pulmonar. En 1952, R. Broc y N. Haddad publicaron el pri­ Parece más frecuente en estaciones frías y húmedas.
mer caso fuera de América, en Túnez, En 1957, E. R. Harrell En perros, la distribución por área geográfica es similar
y A. C. Curtis iniciaron el tratamiento con anfotericina B. a la humana; en estos animales se presenta una enfermedad
En 1961, Fred Dentón y Arthur DiSalvo aislaron el hon­ semejante, y sin duda está relacionada con el padecimiento
go de la naturaleza. En 1985, John R. Archer estudió 200 en seres humanos; es probable que se adquiera de una fuente
perros con blastomicosis en Wisconsin y, en 1992, W. A. común. Es excepcional en otros animales.
Causey y G. D. Campbell realizaron una revisión muy com­
pleta de la enfermedad.

Etiopatogenia
Sinonimia Se origina por un hongo dimorfo térmico, Blastomyces der­
matitidis (Gilchrist, Stokes, 1898), del cual se conocen dos
Blastomicosis norteamericana, enfermedad de Gilchrist, serotipos; ese nombre se ha consagrado por el uso, pero es
enfermedad de Chicago. incorrecto. La especie africana tal vez esté relacionada con
un diferente serotipo, no produce los exoantígenos A, y algu­
nas cepas tienen conidios equinulados.
Definición Su forma perfecta o teleomorfa pertenece a Arthroder-
mataceae; se trata de un ascomiceto de la familia Gymnoas-
Micosis sistèmica causada por el hongo dimorfo Blastomyces caceae, Ajellomyces derm atitidis (McDonough, Lewis, 1968);
derm atitidis. Se adquiere por inhalación y origina infección presenta gimnotecios de 200 a 350 micrómetros con hifas en
primaria pulmonar, a menudo subclínica. La diseminación a espiral, y hay aseas con ocho ascosporas.
piel y huesos genera lesiones granulomatosas crónicas que La forma micelial se ha tratado de incluir en el género
predominan en la cara o son muy diseminadas en sujetos Chrysosporium; tiene una pared constituida por 60% de
con inmunodeficiencia. a-glucanos y 40% de (3-glucanos y elabora más enzimas pro-

213
214 ® Sección IV - Micosis sistémicas

Figura 19-1. Distribución geográfica de la blastomicosis norteamericana.

teolíticas. La fase de levadura contiene más quitina y lípidos. 1). Este complejo (W I-l/BAD-1) desempeña una función
Ambas fases producen etileno. El descubrimiento del antíge- importante en la patogenia de la infección, al promover la
no y la adhesina, una glucoproteína de 120 kDa/WI-1 en la adhesión e invasión; asimismo, es un inmunomodulador que
fase parasitaria, ha dilucidado las bases moleculares de las favorece la síntesis de factor de crecimiento transformante-(3
interacciones huésped-parásito. Se desconoce cuál es el hábi­ (TGF-(3, del inglés transforming growth factor-¡3) y la regula­
tat natural de la forma saprofítica; se cree que corresponde a ción a la baja de la producción de citocinas de tipo Thl, aun­
los suelos con materia orgánica en descomposición y excre­ que no se han esclarecido por completo los mecanismos por
tas de animales, en general, con alto contenido de nitrógeno. los cuales actúa. Queda inmunidad a la reinfección. La inmu­
El nicho ecológico se ha relacionado con el agua. nidad humoral no confiere resistencia.
En personas inmunocompetentes el hongo se adquiere En sujetos con inmunodeficiencia, se comporta como
por inhalación de los conidios, que son fagocitados por infección oportunista y se debe a reactivación endógena de
macrófagos, lo cual, aunado a la acción del surfactante pul­ enfermedad sistèmica en áreas endémicas; también se ha
monar, inhibe la transformación de la fase de hifa a levadura. relacionado con la administración de medicamentos biológi­
Se produce reacción inflamatoria con alveolitis inicial y for­ cos, como los inhibidores del factor de necrosis tumoral-a.
mación de granulomas en etapas tardías; la infiltración pul­
monar se acompaña de linfangitis y adenopatía regional;
puede haber caseificación y fibrosis sin calcificaciones. Cuan­ Clasificación
do los mecanismos de defensa locales de las vías respiratorias
Véase el cuadro 19-1.
son incapaces de contener la infección, sobreviene disemina­
ción linfohematógena. La modalidad cutánea primaria
depende de inoculación accidental; hay casos adquiridos de
animales enfermos o por manejo de cadáveres de animales
Cuadro clínico
que murieron por blastomicosis. En el suero se encuentra un El periodo de incubación varía desde 1 a 3 semanas hasta
factor inhibidor de la migración de neutrófilos. tres meses, en promedio 45 días. En la forma sintomática
La respuesta mediada por citocinas de tipo Thl controla pulmonar hay tos seca, disfonia, dolor pleural y febrícula;
la enfermedad; además de que se ha identificado que dicha 54% de los afectados presenta curación espontánea; en el res­
respuesta se dirige de manera específica contra un antígeno to se incrementan los síntomas y aparece la forma progresiva
identificado como W I-1, que es una proteína secretada por el neumónica o bronconeumónica, que puede acompañarse de
hongo en fase de levadura, la cual se integra a la pared de las afección pleural. La presentación crónica es supurativa, y el
células fúngicas mediante la unión con factores de creci­ aspecto radiográfico dependiente de su extensión se conoce
miento. Como resultado de esta interacción, a este complejo como en “pinzas de cangrejo”. Se manifiesta por tos produc­
se le conoce como BAD-1 (del inglés Blastomyces adhesion tiva mucopurulenta y hemoptoica con dolor torácico que se
Capítulo 19 - Blastomicosis • 215

•Cuadro 19-1. Clasificación de la blastomicosis

Primaria Pulmonar Asintomátíca


Sintomática
resolutiva
Progresiva

Cutánea[?]

Secundaria Crónica Cutánea


tegumentaria Ósea

Sistèmica
generalizada

acompaña de fiebre, mialgias, artralgias y pérdida de peso.


Rara vez se acompaña de eritema nudoso.
Hay lesiones cutáneas en 50 a 80% de los afectados; son
localizadas o diseminadas. Afectan la cara, las manos, las
muñecas, extremidades inferiores o áreas mucocutáneas,
como la boca, la lengua, el esófago y la laringe (figuras 19-2
y 19-3). En estas localizaciones pueden simular un carcino­
ma epidermoide. Las lesiones son papulopústulas con aspec­
to furunculoide y costras negruzcas o nodulos y
verrugosidades que forman placas de bordes elevados y ser-
piginosos, y centro crateriforme; a veces se ulceran y dejan
zonas de atrofia.
Cuando existe afección multisistémica, se observan más
a menudo las afecciones pulmonar y cutánea; le siguen en
frecuencia los sistemas musculoesquelético, genitourinario y
nervioso central (SNC).
En 25 a 50% de los pacientes hay afección ósea. Predo­
mina en vértebras, costillas, cráneo, así como en huesos lar­
gos y cortos. Origina abscesos fríos y fístulas secundarios; a
Figura 19-3. Blastomicosis. A ) Lesión temprana en antebrazo;
veces hay artritis monoarticular o zonas osteolíticas ocultas. B ) lesión ulcerosa infantil, segundo caso mexicano.
Sobreviene afección urogenital en 2 a 5% de los enfer­
mos, principalmente en el epidídimo, los testículos, la prós-

tata y el escroto; del SNC en 3 a 10%, y casi nunca de las


glándulas suprarrenales, el hígado, el bazo y el aparato diges­
tivo; sólo en 10 pacientes se han informado lesiones en los
ojos, y varían desde queratitis y uveítis hasta panoftalmitis.
Puede haber lesiones en cualquier sitio, con excepción del
estómago y pelo.
La forma cutánea primaria causa un chancro ulcerado,
por lo general en una mano; se acompaña tanto de linfangitis
como de adenopatía regional, y cura sola. En las modalida­
des secundarias no hay adenopatías; la diferenciación puede
ser muy difícil. De una manera práctica, es posible clasificar­
la en cutánea y sistèmica. La primera puede ser por inocula­
ción primaria, casi siempre accidental y con lesión única, o
ser secundaria a diseminación hematógena de una forma sis­
tèmica, por eso las lesiones son múltiples. La presentación
sistèmica inicia por lesiones pulmonares; puede haber reac­
tivación de formas subclínicas a veces sólo evidentes por
estudios antigénicos específicos, pruebas serológicas o estu­
Figura 19-2. Blastomicosis. Lesión verrugosa nasal. dios radiográficos y de imágenes.
216 • Sección IV - Micosis sistémicas

Conidios
piriformes q
en "paleta"
Blastospora con
base ancha

Fase saprofítica
Fase parasitaria [micelial]

Figura 19-4. Blastom yces d e rm a titid is, fases parasitaria y sapro­


fítica.

En pacientes con inmunodeficiencia por un trastorno


Figura 19-5. B. derm a titid is, fase micelial.
maligno hematológico o que reciben glucocorticoides, oca­
siona enfermedad diseminada con lesiones cutáneas muy
polimorfas y extensión hacia el SNC; se han informado casos
de pustulosis generalizada. Se ha observado poco en pacien­ Con el tiempo, se producen clamidosporas y hay pleomorfis-
tes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), la mo. Estos cultivos deben manejarse con precaución pues son
enfermedad es fulminante y rápidamente progresiva. En infecciosos (Medidas de seguridad, cap. 5).
individuos con inmunosupresión puede coexistir con mico­ Blastomyces derm atitidis se demuestra por conversión
sis respiratorias, como histoplasmosis y criptococosis. térmica hifa-levadura o viceversa. La fase de levadura se
logra en pocos días al sembrar la colonia filamentosa en agar
nutritivo, en agar sangre o cerebro-corazón a 37 °C. La colo­
Estudio micològico nia es plana, cremosa y plegada, con un tono ligeramente
amarillento; en el estudio al microscopio se encuentran leva­
Para el examen directo se obtiene el primer esputo de la
duras de 8 a 15 micrómetros, multinucleadas, con blastospo-
mañana, lavado bronquial o pus; se practica con solución
ras de base ancha (figura 19-7), aunque se han descrito
salina o hidróxido de potasio. Se observa una levadura de 8 a
formas grandes y pequeñas.
15 o hasta 30 micrómetros de diámetro, que presenta un bro­
Otro medio de cultivo útil es el agar levadura-fosfato de
te germinativo de base muy ancha (4 a 5 micrómetros); la
amonio, con el cual se puede hacer el aislamiento a partir
blastospora por lo general crece sin separarse de la célula
de esputo. En la forma micelial, es factible detectar exoantí-
madre y se presenta en pares (figura 19-4). Las células pre­
genos por doble difusión en agar.
sentan citoplasma granular, con gran cantidad de corpúscu­
La forma sexuada se obtiene a 25 °C en gelosa con
los refringentes. Es posible practicar citodiagnóstico y tinción
extracto de levadura al 15% y polvo de hueso o en agar hari-
de Papanicolaou.
La intradermorreacción por lo general muestra reacción
cruzada con Histoplasma capsulatum, Coccidioides immitis y
Paracoccidioides brasiliensis. Se encuentra en estudio un
derivado purificado para crear una mejor prueba cutánea.
El hongo es sensible a cicloheximida. El estándar para el
diagnóstico es el cultivo, el cual se lleva a cabo en gelosa glu-
cosada de Sabouraud, en medio de Emmons modificado que
tiene antibacterianos (como cloranfenicol o estreptomicina)
y pocos azúcares, o en Lactrimel o agar sangre a temperatura
ambiente (25 °C), de preferencia en cajas de Petri; crece len­
tamente de 2 a 4 semanas hasta 2 a 3 meses. Al final de la
primera semana aparecen en la superficie del medio agrupa­
ciones micelianas (sinemas o coremios) en forma de espícu-
las. El aspecto de las colonias es muy variado; pueden ser
lisas y planas o finamente vellosas, blanquecinas o de color
café (marrón), con círculos concéntricos (figura 19-5).
En la microscopía, al principio se encuentra un micelio
hialino, delgado, ramificado, y después conidios ovoides o
piriformes de 2 a 10 micrómetros de diámetro, laterales o
terminales que semejan una “paleta” (figuras 19-4 y 19-6); Figura 19-6. B. d e rm a titid is, cultivo a 25 °C, filamentos y conidios
los conidios se pueden encontrar en conidióforos laterales. en "paleta".
Capítulo 19 - Blastomicosis • 217

de a las blastosporas de base ancha, que tienen aspecto de


una “huella de zapato”; se observa citoplasma retraído den­
tro de la pared celular. No se tiñen con hematoxilina ni eosi-
na, pero sí con Gram, metenamina de plata de Grocott
(GMS), Gridley, PAS (ácido peryódico de SchifF), Papanico­
laou, Gomori-Grocott y rojo Congo (figura 19-7).
En la microscopia electrónica se observan las levaduras
con dos capas separadas por una zona clara.

Datos de laboratorio
Se encuentran anemia microcítica, leucocitosis con neutrofi-
lia, y sedimentación globular acelerada. Los estudios seroló-
gicos son poco sensibles y poco específicos, como fijación del
complemento (que presenta muchos resultados positivos fal­
sos) e inmunodifusión (más sensible y específica, de 80% en
ambas con sueros recién obtenidos); el inmunoensayo enzi­
màtico (EIA, del inglés Enzyme Immuno Assay) tiene sensi­
bilidad de 100% y especificidad de 85.6%. La sensibilidad del
enzimoinmunoanálisis de absorción (ELISA, del inglés enzy-
m e-linked im m unosorbent assay) es de 77%. En laboratorios
de referencia en EUA se lleva a cabo una prueba directa de
anticuerpos fluorescentes en estudios serológicos, y se puede
realizar también en cortes de tejidos y cultivos levadurifor-
mes. El inmunoensayo enzimàtico en “sándwich” (sandwich
imm unoassay) tiene sensibilidad de 88% y especificidad de
100%, y el radioinmunoensayo con antígeno de 120 kDa tie­
ne sensibilidad de 85% y especificidad de 100%. La inhibi­
ción del inmunoensayo enzimàtico (enzyme inhibition
immunoassay) tiene sensibilidad de 93%. Todas estas prue­
bas tienen sensibilidad y especificidad aceptables, pero la
gran desventaja de reacciones cruzadas con Histoplasma. Se
puede determinar antígeno urinario, (3-glucanos, y reacción
Figura 19-7. B. d e rm a titid is en fase de levadura. A ) Levaduras de
base ancha. B ) Biopsia [P A S 40x). en cadena de la polimerasa (PCR, del inglés polym erase chain
reaction).
No hay pruebas cutáneas estandarizadas; por lo general
na de maíz (corn mecd); la colonia produce cleistotecios de muestran reacción cruzada con H istoplasma capsulatum, y
200 a 350 micrómetros de diámetro y ascosporas de 1.5 a 2 en Estados Unidos no están disponibles. La detección de
micrómetros de diámetro. BAD-1, que es una proteína y no un carbohidrato, no pre­
La patogenicidad experimental se establece en tres a senta dicha reacción cruzada.
cuatro semanas al inocular hámsteres (cricetos) dorados o Las alteraciones radiográficas pulmonares dependen del
conejillos de Indias (cobayos, cuyos) por vía intratesticular, estadio y de las formas de infección; hay infiltrados difusos
ratones por vía intravenosa, intraperitoneal o intranasal, o bilaterales, lesiones nodulares hiliares o miliares y, en 25%,
incluso perros y murciélagos. cavitación (las opacidades en ocasiones se confunden con
neoplasias); en huesos se observan lesiones osteolíticas y
osteoblásticas que pueden pasar inadvertidas, por lo que se
Datos histopatológicos recomienda un estudio óseo completo. Los estudios radio­
gráficos con broncoscopia fibróptica han mejorado el diag­
Es probable que haya hiperplasia seudoepiteliomatosa con nóstico, así como la tomografia computarizada (TC, TAC
granulomas supurativos o tuberculoides constituidos prefe­ helicoidal).
rentemente por polimorfonucleares, linfocitos e histiocitos, La aspiración con aguja fina guiada por ultrasonido es
con vasodilatación importante. A veces hay caseosis, necro­ una herramienta diagnóstica alterna.
sis o fibrosis. En las formas crónicas se encuentran pocos Hay sondas de ácidos nucleicos para formas micelial y
microorganismos, y en las sistémicas son abundantes y hay levaduriforme. Las sondas de DNA (Gene-probe) se pueden
necrosis. Las levaduras miden 8 a 15 micrómetros, tienen combinar con quimioluminiscencia; son prácticas pues la
tamaño uniforme, son multinucleadas y muestran pared detección sólo requiere dos horas, y la sensibilidad es de 87.8
gruesa con doble contorno; lo más característico correspon­ a 100 por ciento.
218 • Sección IV - Micosis sistémicas

Diagnóstico diferencial solución glucosada al 5%, sin pasar de 8 g; los efectos colate­
rales son náuseas, vómitos, así como toxicidad hepática y
La presentación pulmonar, con neumonías bacterianas, tuber­ renal; se ha abandonado la estilbamidina por su relación con
culosis, histoplasmosis (figura 17-3), silicosis, sarcoidosis, neuropatía periférica.
coccidioidomicosis (figura 16-4), nocardiosis y, sobre todo, También están indicados los imidazoles por vía sistèmi­
neoplasias. Las lesiones cutáneas, con tuberculosis colicuativa ca. El miconazol es tóxico y las recurrencias son frecuentes.
o luposa, micobacteriosis, bromoderma y yododerma, sífilis El ketoconazol por vía oral se administra a razón de 400 a
tardía, leishmaniasis, granuloma inguinal, coccidioidomicosis 800 mg/día durante seis meses; hay buenos resultados inicia­
(figuras 16-6 y 16-7), esporotricosis (figura 13-7), cromoblas- les, pero el índice de recurrencias es alto.
tomicosis (figura 14-7) y pioderma gangrenoso. Las formas Los efectos colaterales dependen de las dosis altas y la
óseas, con tuberculosis y coccidioidomicosis (figura 16-5B). utilización a largo plazo; éstos comprenden cefalea, gineco-
En los estudios micológicos debe distinguirse de Cocci- mastia, impotencia, así como alteraciones hepáticas y hema-
dioides sp. (figuras 16-9 a 16-11), C. neoform ans (figura 21-8), tológicas reversibles. El itraconazol, 200 a 400 mg/día, es el
P. brasiliensis (figura 18-8), H. capsulatum var. duboisii (figu­ mejor medicamento en casos moderados, con índices de
ra 17-2) y Chrysosporium o Scedosporium (cap. 31). curación de 90 a 95%. El fluconazol, 200 a 400 mg/día, no
resulta tan activo y genera índices de curación de 65 a 87%.
Para el seguimiento, después del tratamiento inicial con
Complicaciones anfotericina B se recomienda voriconazol, 200 a 300 mg dos
veces al día durante varios meses. En pacientes con sida u
Puede coexistir con tuberculosis, histoplasmosis, candido- otra causa de inmunodeficiencia, al principio se utiliza anfo­
sis (candidiasis), infecciones bacterianas y carcinoma bron- tericina B y, para el control a largo plazo, derivados azólicos.
cógeno. De acuerdo con las revisiones Cochrane, el voriconazol
es una nueva alternativa ante afección del SNC (debido a la
poca penetración del itraconazol y la baja eficacia del fluco­
Tratamiento nazol), y es posible su empleo tras un inicio de tratamiento
En formas localizadas cutáneas o pulmonares leves, se reco­ con anfotericina B.
mienda drenaje o intervención quirúrgica. El medicamento Hasta el momento no hay suficiente experiencia con el
más adecuado es la anfotericina B, la cual es curativa pero posaconazol.
tóxica; se recomienda una dosis total en promedio de 2 g. En animales hay una vacuna que protege contra enfer­
Cuando hay afección meníngea, se aplica por vía intratecal medad pulmonar mortal y se está probando una vacuna diri­
(cap. 35); en ésta, así como en las formas ocular y tiroidea se gida contra el complejo antigénico W I-l/BAD-1, aunque no
emplean de preferencia (si están disponibles) las presenta­ genera inmunidad mayor a ocho semanas.
ciones liposomales y, una vez que se alcanza la mejoría, se
continúa a largo plazo con derivados azólicos como itraco-
nazol, fluconazol o voriconazol.
Pronóstico
En niños con enfermedad pulmonar limitada se reco­ Sin tratamiento y en inmunodeficientes, la forma sistèmica es
mienda dihidroxiestilbamidina, 50 a 225 mg en 200 mi de mortal en 92%, en 2 a 7 años. La forma cutánea es benigna.

♦ Axelson GK, Giorgadze T, Younberg GA. Evaluation o f the use of ♦ Fisher K, Baselski V, Beard G, Chesney TM et al. Pustular Blas­
Congo red staining in the differential diagnosis o f Candida vs various tomycosis. I Am Acad Dermatol 2009;61:355-58.
other yeast-form fungal organisms. J Cunan Pathol 2008;35:27-30. ♦ Garvey K, Hinshaw M, Vanness E. Chronic disseminated cuta­
♦ Bariola JR. Blastomycosis o f the central nervous system: a multi­ neous blastomycosis in an 11-year old, with a brief review o f the
center review o f diagnosis and treatment in the modern era. Clin literature. Pediatr Dermatol 2006;23(6):541-5.
Infect Dis 2010;50(6):797-804. ♦ Girouard G, Lachance C, Pelletier R. Observations on (l-3)-beta-
♦ Bradsher RW, Chapman SW, Pappas PG. Blastomycosis. Infect D-glucan detection as a diagnostic tool in endemic mycosis caused
Clin Dis North Am 2003;17:21-40. by Histoplasma or Blastomyces. J Med Microbiol 2007;56(Pt
♦ Burgess JW, Schwan W R, Volk TJ. PCR-based detection o f DNA 7): 1001 -2.
from the human pathogen Blastomyces dermatitidis from natural ♦ Kauffman CA. New developments in therapy for endemic mycosis.
soil samples. Med Mycol 2006;44(8):741-8. Clin Infect Dis 1994;19:528-532.
♦ Causey WA, Campbell GD. Clinical aspects of blastomycosis. En: ♦ Kruse AL. Primary blastomycosis o f oral cavity. J Craniofac Surg
Al-Doory Y, DiSalvo AF (eds). Blastomycosis. New York. Ple­ 2010;21(1):121-123.
num Medical Book 1992:165-188.
Capítulo 19 - Blastomicosis • 219

López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F, ♦ Ta M, Flowers SA, Rogers PD. The role o f voriconazole in the
Castañón-Olivares LR. Micología Médica, procedimientos para el treatment o f central nervous system blastomycosis. Ann Pharma-
diagnóstico de laboratorio 2a ed. México. Trillas 2006:94-97. cother 2009;43(10):1696-700.
Martínez-Báez M, Reyes-Mota A, González-Ochoa A. Blastomi­ ♦ Tarr M, Marcinak J, Mongkolrattanothai K, Burns JL, Wheat LJ,
cosis norteamericana en México. Rev Inst E n f Trop 1954;14:225. Durkin M, Ismail M. Blastomyces antigen detection for monito­
Mason AR, Cortes GY, Cook J, Maize JC. Cutaneous blastomyco­ ring progression o f blastomycosis in a pregnant adolescent. Infect
sis: a diagnostic challenge. Int J Dermatol 2008;47(8):824-30. Dis Obstet Gynecol 2007;2007:89059.
McKinnell JA, Pappas PG. Blastomycosis: new insights into diagno­ ♦ Wakamoto A, Abuodeh RO, Scalarone GM. Comparative studies
sis, prevention, and treatment. Clin Chest Med 2009;30(2):227-39. on the detection o f antibodies and delayed hypersensitivity respon­
Saccente M, Abernathy RS, Pappas PG et al. Vertebral blas­ ses with 10 Blastomyces dermatitidis lysate antigens. Mycoses
tomycosis with paravertebral abscess: Report o f eight cases and 1997;40(5-6):147-152.
review o f the literature. Clin Infect Dis 1998;26(2):413-418. ♦ Wineland A, Siegel E, Francis C et al. Fine needle aspiration diag­
Saccente M. Clinical and laboratory update in blastomycosis. Clin nosis fo r thyroid blastomicosis. Endocr Pract 2008;14(2):224-
Microbiol Rev 2010;23(2):367-381. 228.
Sugar AM. Taxonomy and biology o f Blastomyces dermatitidis.
En: Al-Doory Y, DiSalvo AF (eds). Blastomycosis. New York.
Plenum Medical Book 1992:9-22.
V
Contenido
20 Candidosis [candidiasis) 22 Zigomicosis
21 Criptococosis 23 Aspergilosis

Desde hace m ás de 30 años se utiliza el térm ino “micosis o p or­ así com o utilización de antibióticos de am plio espectro y bio­
tunistas” para designar a u n grupo de infecciones po r hongos lógicos com o los inhibidores del factor de necrosis tum oral
que viven norm alm ente com o saprobios en el am biente o en (TNF, del inglés tum or necrosis factor) (infliximab y rituxi-
cavidades naturales de seres hum anos, son term otolerantes, y mab); com plicaciones de las técnicas quirúrgicas m odernas o
tienen la propiedad de presentar cambios bioquím icos y m o r­ que sobrevienen en unidades de cuidado intensivo, y presen­
fológicos en contacto con personas que tienen defectos en sus cia de sida en el cual se ha observado la proporción que sigue:
m ecanism os de defensa. Los hongos clásicos son Candida, neum ocistosis, 32%; candidosis (candidiasis), 31.1%; cripto-
Aspergillus, Cryptococcus neoformans y zigomicetos (Zygomy­ cocosis, 29%, e histoplasm osis, 9.6 p o r ciento.
cetes), pero en un m om ento dado, cualquier hongo saprofito Las m icosis o p o rtu n ista s p u ed e n ser cutáneas, su b cu ­
puede transform arse en patógeno secundario. tán eas y sistém icas; estas ú ltim as gen eran m o rta lid ad alta y
La incidencia de estas infecciones m u estra aum ento se o b serv an en 10 a 50% de los pacientes n eu tro p én ico s o
constante en presencia de anom alías de la inm u nid ad , sea con trasp lan te de m éd u la ósea. Por este m otivo, es p rio rita ­
celular (caquexia, síndrom e de inm unodeficiencia adquirida rio to m a r m ed id as profilácticas generales que incluyan
[sida]) o h um o ral (leucem ia, m ielom a); p o r alteraciones de actividades higiénicas perso n ales estrictas, así com o
la fagocitosis (lupus, diabetes); granulocitopenia (citotóxi- am bientales. Sin em bargo, el d iagnóstico de estas m icosis
cos, radioterapia) o en inm un od epresión consecutiva a uso invasivas sigue siendo difícil, d ada la baja sensibilidad de
de glucocorticoides y quim ioterapia, p rincipalm ente en los h em o cu ltiv o s au n p ara infecciones frecuentes, com o
receptores de trasplante; tam bién se observan en quienes can d id em ia y, sobre todo, p ara infecciones p o r hongos fila­
sufren quem aduras graves, así com o en pacientes con hiper- m en to so s, com o aspergilosis, salvo en infecciones p o r
alim entación parenteral y con catéteres intravasculares. Fusarium . En presen cia de fiebre persistente, n eu tro p e n ia y
Algunas de estas m icosis no se diagnostican sino hasta el sospecha de infección m icótica p o r lo general se ofrece
m om ento de la autopsia. terap éu tica an tifú n g ica em pírica. Por ah o ra se d ispone de
Esta curva seguirá en aum ento debido a los siguientes an fo tericin a B, fluconazol, itraconazol, voriconazol, ravu-
factores: increm ento de la esperanza de vida y, com o conse­ conazol, posaconazol, eq u in o can d in as com o caspofungina,
cuencia, de las enferm edades geriátricas; uso de inm unosu- m icafu n g in a y an id u lafu n g in a, y nuevos antifúngicos que
presores cada vez m ás potentes y con m ás efectos colaterales, p arecen p ro m eted o res.

221
20 Candidosis (candidiasis)

H ipócrates (460 a 377 a.C.) describió placas blanquecinas en D u ran te la p rim era m itad del siglo XX se identificaron p rác­
la boca de pacientes debilitados y en recién nacidos. G aleno ticam ente todas las dem ás localizaciones.
(130 a 200 d.C.) las observó en niños enferm izos. En el siglo En 1923, C hristie M arie Berkhout, 70 años después de
XVIII era m uy frecuente en Europa, y se identificó en recién los estudios de Robin, transfirió las especies al género Candi­
nacidos. En 1835, S. Véron en su M em oire sur le m uguet p o s­ da y dio fin a m uchos errores de nom enclatura; 14 años des­
tuló la transm isión intrau terin a y describió el p rim er p acien ­ pués, D. S. M artin especificó las levaduras pertenecientes a
te con candidosis (candidiasis) esofágica. En 1837, J. P arrot y este género. Es interesante señalar que tan sólo N. J. W. Kre-
A. Trousseau reconocieron la form a oral y, en 1839, B ern ­ ger-van Rij en el libro The yeasts (1984), u n tratad o de leva­
h ard R udolph C o nrad von L angenbeck realizó el d escu bri­ duras, lista p o r lo m enos 100 sinónim os para C. albicans. En
m iento del organism o causal al aislar u n hongo en un 1954, en el V III C ongreso de Botánica, se aceptó oficialm en­
paciente con aftas. En 1841, F. T. Berg dem ostró el origen te el género Candida. En 1958, K. Benirschke y S. I. Raphael
fúngico de las lesiones bucales y reprodujo el padecim iento co m unicaron p o r vez p rim era la candidosis congènita. En
en niños sanos. En 1842, D avid G ruby describió este hongo, 1995, D. J. Sullivan y colaboradores identificaron C. dubli-
lo presentó ante la A cadem ie de Sciences, de París com o “le niensis en candidosis oral en pacientes con infección por
vrai m uguet des enfants” (el verdadero m uguet de los niños); virus de la inm unodeficiencia h u m a n a (VIH ).
asim ism o, postuló la tran sm isió n in trau terin a y com unicó la
p rim era candidosis (figura 1-3); en 1847, el m ism o autor cla­
sificó al m icroorganism o com o Sporotrichum. Más tarde, se Sinonimia
confundió con M onilia candida, aislada de vegetales en des­ C andidiasis, m oniliasis, m uguet, algodoncillo.
com posición. En 1844,}. H. B ennett, en E dim burgo, aisló el
hongo conocido hoy com o Candida albicans en el esputo de
u n paciente tuberculoso. En 1846, F. T. Berg, en Estocolm o, Definición
reconoció las enferm edades debilitantes com o el principal
factor predisponente. En 1849, J. S. W ilkinson describió la M icosis p rim aria o secu n d aria ocasionada p o r levaduras
localización vaginal. endógenas y op o rtu n istas del género Candida, especialm en­
En 1853, Charles Phillippe Robin, en París, d eno m in ó te C. albicans. Las m anifestaciones clínicas son localizadas,
al hongo O idium albicans y señaló la en ferm edad sistèm ica, disem inadas o sistémicas; p u ed en afectar piel, m ucosas,
tam bién en pacientes debilitados. En 1861, Zenker, en A le­ estru ctu ras profundas y órganos internos. Las alteraciones
m ania, observó un sujeto con infección cerebral p o r disem i­ histopatológicas varían desde inflam ación m ín im a hasta
nación hem atógena. En 1875, D. H au ssm ann n o tó el vínculo supuración o granulom a. La evolución es aguda, subaguda o
entre candidosis vaginal de la m adre, y bucal del recién n ac i­ crónica.
do. En 1877, P. G raw itz describió el carácter dim órfico de
esta levadura. En 1870 y 1877, }. P arro t caracterizó en lac­
tantes las m odalidades intestinal y pulm onar, respectiva­
Datos epidemiológicos
m ente. En 1877, G ranitz describió la m orfología de C. Es cosm opolita. Se considera u n a de las infecciones o p o rtu ­
albicans. En 1890, W ilhelm Z o p f aceptó com o agente del nistas m ás frecuentes en seres hum anos. La incidencia ha
algodoncillo u n hongo del género M onilia, que se había ais­ au m en tad o du ran te los últim os 30 años. E ntre las micosis,
lado con an teriorid ad a p a rtir de vegetales y que hoy se sabe abarca 7.45% y constituye 25% de las m icosis superficiales.
que no p ertenece al género Candida. Lo d eno m in ó M onilia A fecta a individuos de cualquier edad, grupo étnico o sexo.
albicans e inició u n a gran confusión term inológica en la lite­ N o tiene relación con el clima, la situación geográfica ni el
ratu ra m édica, esto debido en p arte a que C astellani aceptó estado socioeconóm ico; sin em bargo, se h an en contrado
el m ism o térm ino. algunas diferencias regionales, p o r ejemplo, la candidosis
En la literatura alem ana, en 1890, C hristian Georg interdigital de los pies es m ás frecuente en lugares tropicales,
Schm orl inform ó la afección m ucocutànea; en 1904, E. y la onicom icosis sin paroniquia, en lugares m ás fríos. Se
D ubendorfer, la inguinal y, en 1907, Jacobi, la cutánea. En presenta en 4 a 18% de los recién nacidos; se h an co m u nica­
1909, J. G. Forbes, en Londres, estudió a u n a n iñ a de tres y do las m odalidades congénitas en prem aturos de m enos de
m edio años de edad con afección de lengua y uñas, que tal 1 500 g al nacer; la form a bucal p red o m in a en m enores de 10
vez corresponde al p rim er caso m uco cu tàneo crónico. años de edad y en m ayores de 60, en especial mujeres.

222
Capítulo 20 - Candidosis [candidiasis] • 223

C. albicans, la especie m ás im portante, form a parte de la


flora n o rm al de las vías gastrointestinales, las m ucosas bucal . Levaduras del género Candida
(3 1 a 55%) y vaginal (13% de las m ujeres), así com o de la piel
C. albicans ([Robin] B erkhout, 1923).
periorificial de individuos sanos (25 a 50%). Candida vive en
C. krusei ([Castellani] Berkhout, 1923).
equilibrio con otros m icroorganism os del cuerpo hum ano, y
C. tropicalis ([Castellani] Berkhout, 1923).
coexiste com o com ensal, pero cuando este equilibrio se p ier­
C. kefyr (pseudotropicalis) ([Castellani] Basgall, 1931).
de, se to rn a patógena y causa afección m ucocutánea.
C. (Torulopsis) glabrata (Lodder, De Vries, 1938).
Las onicomicosis y los intertrigos (afección de pliegues
C. guillierm ondii ([Castellani] Langeron, G uerra, 1938).
cutáneos) predom inan en mujeres. La vulvovaginitis explica
C. stellatoidea ([Jones y M artin] Langeron, G uerra,
20 a 30% de las enferm edades ginecológicas; 50% de los casos
1939).
se observa entre los 20 y 30 años de edad; afecta a l 3 a 2 1 % d e
C. parapsilosis ([Ashford] Langeron, Talice, 1959).
quienes usan anticonceptivos horm onales y a 15 a 47% de las
C. dubliniensis (Sullivan et al., 1995).
em barazadas, con predom inio durante el tercer trim estre. No
obstante, en la m ayoría no se encuentran factores predispo­
nentes. En 10 a 20% de las m ujeres con vaginitis com plicada o
recurrencias, éstas se deben a Candida no albicans, en especial Los cam bios recientes en la nom en clatu ra de estas leva­
C. glabrata. La balanitis predom ina en adultos y ancianos. duras se basan en estudios de biología m olecular y análisis de
De las form as cutaneom ucosas, 35% afecta uñas, 30% isoenzim as. C. albicans y C. stellatoidea son sinónim os; se
piel y 20% m ucosas; en el servicio de derm atología del autor, reconocen dos serotipos (A y B) de acuerdo con sus co m p o ­
se ha observado la siguiente frecuencia: uñas, 51%; pies y nentes en m ananos; A se relaciona desde el p u n to de vista
pliegues interdigitales, 18%; área del pañal, 12%; m ucosa antigénico con C. tropicalis, y B con C. stellatoidea. C. g ui­
bucal, 4.3%, y grandes pliegues, 4%. Las form as profundas y lliermondii tiene u n a variedad guillierm ondii y u n a variedad
sistém icas son poco frecuentes. Se presentan en 80 a 90% de carpophila. C. torulopsis (Torulopsis glabrata) es u n a levadu­
los enferm os con sida y p redom inan en boca y esófago. En 1 ra no dim órfica, com ensal y patógena que p roduce levaduras
a 16% de los pacientes que tienen catéteres colocados, apare­ pequeñas y a 37 °C no genera seudofilam entos; hasta antes
ce fungem ia relacionada con los m ism os. del advenim iento de la biología m olecular, la term inología
En anim ales dom ésticos y salvajes se presenta infección estuvo en controversia, pues el térm in o que se acuñó p rim e­
natural digestiva, respiratoria, cutánea o m am aria. En los ro fue utorulopsis,,; em pero, las técnicas m oleculares, com o la
anim ales puede ser parte de la m icrobiota n orm al del tubo recom binación genética, h an perm itid o d em o strar que C.
digestivo, com o en cerdos y cabras. En aves, puede form ar glabrata d u ran te su evolución se asocia desde el p u n to de vis­
parte de la biota digestiva y la enferm edad d ep en d er de la ta genético a Saccharomyces cerevisiae debido a su cercanía
inm un o com petencia afectada po r factores am bientales, filogenètica. C. pseudotropicalis fue transferida a C. kefyr y su
com o estrés y cautiverio. C uando hay m astitis, es autolim ita- co rrespondiente teleom orfo, K. fragilis, a K. marxianus. C.
da. La infección urogenital se ha relacionado con abortos en tropicalis es sinónim o de C. paratropicalis. Se ha sugerido
bovinos, y reducción de la fertilidad en caballos; tam bién que C. krusei se transfiera a u n género diferente.
afecta gansos y pavos. Estos hongos se en cu en tran am pliam ente distribuidos
en la N aturaleza, pero C. albicans, la m ás frecuente, sólo se
en cu en tra com o endosaprofito del tubo digestivo de m am í­
Etiopatogenia feros y aves; la segunda es C. tropicalis, se aísla de la o ro farin ­
ge y C. glabrata de vagina. En seres hum anos, son com ensales
Los agentes causales son levaduras anascosporadas, cuyo esta­
de la cavidad bucal (1.5 a 41.4% [C. albicans, 75%; C. tropica­
do anam orfo pertenece a la subdivisión D euterom ycotina, y
lis, 8%, y C. krusei, 3 a 6%]), aparato digestivo (0 a 55% [C.
su estado teleom orfo puede ser Ascomycotina. Se han descrito
albicans, 50%]), m ucosa vaginal (2.2 a 68% [C. albicans, 75%;
m ás de 190 especies, de las cuales las principales especies pató ­
C. tropicalis, y C. parapsilosis]). La m ayoría de las levaduras
genas son C. albicans, C. (Torulopsis) glabrata, C. krusei y
tam bién se en cu en tra en piel sana, excepto C. albicans y C.
su teleom orfo Issatchenkia orientalis; C. kefyr y su te leo m o r­
tropicalis, que llegan a aislarse de la región perianal, peribu-
fo Kluyveromyces marxianus; C. guilliermondii y su teleom orfo
cal y de dedos. En seres hum anos, tam bién se ha aislado C.
Pichia guilliermondii-, C. pseudotropicalis, C. zeylanoides, C.
lusitaniae y, recientem ente, C. dubliniensis en pacientes con
rugosa, C. parapsilosis, C. tropicalis, y C. lusitaniae y su
sida.
teleom orfo Clavispora lusitaniae. Todas son de distribución
Estos hongos son o p o rtu n istas y se convierten en p ató ­
universal con excepción de C. viswanatii que sólo se encuentra
genos: cuan d o hay alteraciones de la in m u n id ad celular,
en India. Candida es una levadura con capacidad para p ro d u ­
com o en inm unodeficientes; com o consecuencia de cambios
cir filamentos; en sentido am plio es un hongo dimorfo.
fisiológicos de la flora norm al, p o r ejemplo, du ran te la in sta­
lación de la flora residente en recién nacidos o elim inación
Taxonomía de la flora b acteriana habitual; p o r cam bios en el m etabolis­
Clase Blastomycetes; orden M oniliales; fam ilia C ryptococca- m o de carbohidratos; incluso se agrega a u n a derm atitis irri­
ceae. Candida albicans ([Robin] Berkhout, 1923). tativa iniciada p o r oclusión cutánea.
224 • Sección V - Micosis oportunistas

En vagina el principal m ecanism o de extensión de las • Cuadro 20-1. Factores que predisponen a candidosis
lesiones es la autoinoculación a p artir de la región anorrectal
por u n a m ala técnica de aseo personal. O tros factores que Estados fisiológicos Infección por virus de la in-
Infancia y vejez munodeficiencia humana
influyen son la diabetes, inm u no dep resión (corticosteroides,
Embarazo [VIH]
m edicam entos inm unosupresores), em barazo, tratam ientos Factores locales Enfermedades relacionadas
horm onales, uso de ropas sintéticas ajustadas, traum atism os, Humedad con VIH
y desgarros vinculados con el coito. La frecuencia de episo­ Exposición ocupacional Sida [síndrome de inmunode-
dios recurrentes se relaciona con cifras altas de hialuronato, Oclusión cutánea ficiencia adquirida]
Prótesis Medicamentos y otros trata­
y son secundarios al increm ento de interleucina (IL)-12 e
Heridas y quemaduras mientos
IL-23 presentes en el flujo vaginal (éstas poseen acción bac- Hemostasis Hormonas sexuales [anticon­
teriostática, fungistática e inflam atoria). C uando se establece Endocrinopatías y enfermedades ceptivos]
la infección, las concentraciones de hialuronato au m en tan y metabólicas Antibióticos de amplio
se relacionan con síntom as locales com o p ru rito o ardor. Diabetes espectro
Obesidad Glucocorticoides
En diabéticos, las alteraciones m etabólicas conllevan
Hiperuricemia Inmunosupresores
u na m ayor concentración de glucosa que favorece la prolife­ Síndrome de Cushing Citotóxicos
ración de la levadura en m ucosas; asim ism o, la glucosilación Insuficiencia tiroidea Radioterapia
no enzim àtica de las proteínas p o r alteraciones en el m etab o ­ Acrodermatitis enteropática Intervenciones quirúrgicas y
lism o de carbohidratos propicia las infecciones disem inadas, Deficiencia de hierro otras medidas
Poliendocrinopatía Intervención quirúrgica
y en la vagina prom ueve cam bios del p H local que propician
Enfermedades debilitantes Hiperalimentación parenteral
el desarrollo de Candida. O tras alteraciones en la diabetes no Neoplasias Cateterismo
controlada son la d ism inución en la capacidad quim iotáctica Infecciones Traqueostomía
y fagocítica de los neutrófllos. Inanición Consumo de drogas por vía
La form a congènita puede o cu rrir p o r invasión ascen­ intravenosa [IV] [heroína]
dente con afección de la m em bran a corioalantoidea. C. gla-
brata no es dim órfica y tiene un genom a haploide; en
vaginitis p o r esta especie, está d ism in uida la sensibilidad a son cepas en p articu lar virulentas, lo cual explica la m en o r
los azoles, seguram ente relacionada con las dosis bajas y los virulencia de C. stellatoidea. C. guillierm ondii se ha aislado
ciclos cortos de tratam iento tópico o sistèm ico; se ha en c o n ­ de las m anos del personal de hospitales; C. kefyr casi n unca
trad o tam bién en ubicaciones esofágicas, urin arias y sistém i- genera enferm edad en seres hum anos.
cas a m enudo nosocom iales, p ero no se ha prob ad o m ayor En el tubo digestivo, es u n reservorio para las vaginitis y
susceptibilidad en pacientes positivos p ara VIH. las infecciones del área del pañal. Pero tam bién puede haber
Candida causa 10 a 16% de los casos de sepsis en u n id a ­ disem inación h em atógena después de daño de la m ucosa
des de cuidado intensivo neonatal (U C IN ). Esta incidencia gastrointestinal inducido p o r tratam ien to s anticancerosos
es inversam ente proporcional al peso del recién nacido. (com o radioterapia o quim ioterapia) o intervención q u irú r­
Los factores predisponentes son m últiples y m uchas gica m ayor; tam bién puede cruzar la m ucosa p o r u n fen óm e­
veces pueden com binarse; p o r ejemplo, en la boca se relacio­ no de “perabsorción”. Se cree que en la candidosis sistèm ica
n an con aplicación local de antibióticos o p érdida del espa­ se liberan antígenos indefinidos, probablem ente glucopro-
cio interdentario p o r uso de prótesis inapropiadas; las form as teínas, y se p ro d u cen tam b ién antígenos específicos, com o
intestinales, con el consum o de dietas abundantes en frutas; enolasa, que p u ed en ayudar a distinguir entre colonización e
el intertrigo y la onicom icosis de m anos, con h um edad, co n ­ invasion.
tacto con alim entos que tienen alto contenido de azúcares La infección quizá tam bién provenga de fuentes exóge-
(com o en pasteleros, cocineros, “despatadoras” de fresa, nas, com o ocurre con catéteres intravenosos o prótesis car­
em pacadores de fruta, m anipuladores de com estibles o des­ diacas, sobre to d o cuando se aplican en inm unodeficientes.
pachadores de tiendas de alim entos, en cuyo caso es u na Las infecciones p o r Candida representan 70 a 90% de las
enferm edad ocupacional), hábito de chuparse el dedo, o acu ­ micosis invasivas en U CI, y recientem ente se ha observado
dir al m anicuro; las lesiones en pliegues o pies, con prendas un cam bio en la prevalencia de sus especies: C. albicans cau­
de m aterial sintético com o fajas, botas de plástico y pañales sa dos terceras partes de los casos, y los restantes se produ cen
desechables, y las form as graves y disem inadas, con in ter­ p o r especies no albicans; la frecuencia con la cual se identifi­
vención quirúrgica cardiovascular o uso de drogas p o r vía can es: C. albicans, 57%; C. glabrata, 16.7%; C. parapsilosis,
intravenosa, com o heroín a (cuadro 20-1). 7.5%; C. krusei, 5.2%, y C. tropicalis, 4.9%. Q uienes p resen ­
La gravedad de la infección depende sobre tod o de las tan candidem ia tien en u n a m o rtalid ad de hasta 60%. A de­
alteraciones prim arias del huésped m ás que de las p ro p ied a­ más, se ha observado que 17% es resistente a fluconazol, sin
des patógenas del hongo. El m icroorganism o causal m ás fre­ d u d a p o r la am plia difusión de este fárm aco com o terapia
cuente y virulento es C. albicans (90%); son m enos patógenas em pírica. O tros factores de riesgo son: em pleo de an tib ió ti­
C. stellatoidea (C. albicans serotipo B) y C. tropicalis. C. albi­ cos de am plio espectro, n eu tropenia, intervención q u irú rg i­
cans serotipo A es m ás prevalente que la B, pero esta últim a ca reciente, así com o neoplasias de órganos sólidos y
p redom ina en inm unodeficientes con sida, y al parecer no hem atológicas.
Capítulo 20 - Candidosis (candidiasis) • 22S

• Cuadro 20-2 . Relación entre especie de Candida y localización específica

Especie Oniquia Paroniquia Vaginitis Endocarditis Otras


C. albicans + + + + +

C. parapsilosis + +

C. tropicalis + + Otitis externa, intestinal,


broncopulmonar, sistèmica
C. guilliermondii + + Cutánea
C. pseudotropicalis +

C. krusei + +

C. zeylanoides +
C. stellatoidea +

La transm isión de u n a p ersona a otra ocu rre en el recién los tejidos, pues in vitro los filam entos siguen la superficie de
nacido a p artir de la m adre que padece vaginitis, o puede ser las m em branas, m ientras que el quim iotropism o explicaría la
de transm isión sexual a la pareja. invasión p o r las hifas, tanto en endotelios com o en epitelios.
En el cuadro 20-2 se señalan algunas especies y sus loca­ Los m ecanism os de defensa son diversos y complejos.
lizaciones observadas m ás a m enudo. La p rim era defensa es la in m u n id ad in n ata que se relaciona
Candida es un com ensal, la m ayor p arte de las infeccio­ con integridad de los epitelios, factores hum orales inespecí-
nes son endógenas, y el episodio clave parece ser u n cam bio ficos y sistem a in m u n itario h u m o ral o celular. Se le atribuye
en la relación entre la levadura y el huésped. El proceso de a la piel u n a actividad in flam atoria-inm unitaria, adem ás de
infección com ienza con la adherencia del m icroorganism o su función de barrera, do n d e intervienen las células de Lan-
com ensal a las células de la m ucosa o queratinocitos, que gerhans y los queratinocitos com o células presentadoras de
interactúan en la relación de la pared fúngica de polisacári- antígenos que afectan la fagocitosis, o la p roducción de cito-
dos (m ananos) con un receptor en la célula epitelial. Se h an cinas, o am bas. H ay tam bién u n a función de las proteínas
reconocido com o adhesinas putativas los m ananos, las ligadas a hierro, com o tran sferrin a y lactoferrina. La segunda
m anoproteínas y la quitina. línea de defensa después de la p en etració n fúngica está dada
A unque in vivo la situación es m ás com pleja que en p o r la fagocitosis y la actividad candidicida de polim orfonu-
estudios experim entales, se h an postulado los siguientes cleares, la cual involucra m ieloperoxidasa, superóxidos o
m ecanism os de virulencia: capacidad de adhesión; p ro d u c­ proteínas catiónicas. Tales infecciones m u estran vínculo
ción de enzim as proteolíticas, en especial proteasas y fosfoli- sobre todo con n eu tro p en ia e inactividad de polim orfonu-
pasas, las cuales facilitan la p enetración y la degeneración de cleares. Los neutrófilos constituyen el principal m ecanism o
queratina y colágeno; transform ación m orfológica de leva­ de defensa en candidosis disem inada e invasiva; participan
dura en hifa, lo que tam bién favorece la p enetración y p e rm i­ de m an era im p o rtan te en el reclutam iento de polim orfonu-
te evadir el sistem a de defensa, pues la hifa libera m ayor cleares, el T N F -a, la IL-6 y el factor estim ulante de colonias
cantidad de fosfolipasas y es m ás resistente a la fagocitosis; de granulocitos (G-CSF, del inglés granulocyte colony-stimu-
efectos inm unorreguladores de determ inantes fúngicos que lating fa cto r).
contribuyen a d ism inuir la actividad de las defensas del C andida, en la piel, al en co n trar p érd id a de la barrera
huésped; cam bios fenotípicos, que perm iten al hongo ad ap ­ epidérm ica se adhiere a las células epiteliales e invade la capa
tarse a condiciones diferentes o cam biantes. córnea p o r m edio de u n proceso de lisis tisular epitelial
La pared celular de C. albicans está constituida por m ediante enzim as queratolíticas, proteolíticas y fosfolipasas,
¡3-(l,3)-D-glucano (50 a 70%), m anano (20%), quitina (10 a lo que p roduce u n a reacción inflam atoria local. El polisacá-
20%), proteínas (3 a 6%) y lípidos (1 a 5%). Estudios con rido m añosa de la p ared de C. albicans, p atró n m olecular
m icroscopía electrónica indican diferencias en la organiza­ asociado al patógeno (PAMP) de ésta, es reconocido p o r los
ción y la com posición de la p ared celular en las dos diferentes receptores tipo Toll (TLR, del inglés Toll-like receptors) 2 y 4,
formas m orfogenéticas de esta levadura. Los hongos que p re­ lo cual activa este sistem a de em isión de señales y la respues­
sentan m utaciones se expresan con adherencia dism inuida y ta in m u n itaria in n ata de piel y m ucosas. Esto lleva a la acti­
son m enos patógenos. La adhesión depende de condiciones vación de la vía alterna del com plem ento, con generación de
am bientales, pero tam bién es influida por factores del h ués­ p roductos, com o C5a, que inducen la quim iotaxis de n e u tró ­
ped, como: hidrofobicidad; m im etism o de las proteínas de filos, la opsonización y la fagocitosis de las levaduras circu­
superficie que puede afectar la u nión a neutrófilos y, po r ta n ­ lantes o alojadas en los tejidos. Candida, en la m ucosa bucal,
to, la fagocitosis; el tipo de m edio para su crecim iento y con­ estim ula la secreción local de num erosas citocinas proinfla-
diciones del m ism o, así com o las alteraciones horm onales e m atorias e in m u n o rreg u lad o ras p o r parte de las células epi­
inm unitarias. Se ha propuesto al tigm otropism o com o un teliales. Estas citocinas estim ulan la quim iotaxis y la
m ecanism o que perm ite la invasión de las invaginaciones de in m u n id ad in n ata o adaptativa, o am bas, con infiltración
226 • Sección V - Micosis oportunistas

local de neutrófilos y linfocitos T, p or lo cual bajas co n cen ­ crom osom as). A dem ás, la recom binación hom ologa es cru ­
traciones de éstas conferirían alta susceptibilidad a infeccio­ cial en la reparación del daño del DNA.
nes bucales p o r Candida. Se ha d o cu m en tad o que C. albicans puede tolerar en
En general, los linfocitos T son im p ortantes en la resis­ form a adecuada el paso a u n estado aneuploide, lo cual le
tencia; T hl libera citocinas que activan m acrófagos y n e u tró ­ perm ite crecer en m edios venenosos (com o sorbosa) y con­
filos con acción candidicida; el desarrollo de Th2 subraya la diciones m uy adversas (en m edios con fluconazol).
susceptibilidad a la infección porque las citocinas que origi­
nan estas células inhiben tanto a T h l com o el efecto fagocíti-
co. Los anticuerpos IgG e IgM se encu en tran en candidosis Cuadro clínico
m u cocutànea crónica y candidosis profundas, excepto cu a n ­
Se desconoce cuánto d u ra el p erio d o de incubación. H ay for­
do la inm u no depresió n es grave. La IgM indica infección
m as localizadas, disem inadas y profundas, sistém icas y alér­
reciente; a bajos títulos, se puede enco ntrar en colonización
gicas. En cada ubicación hay diferentes m odalidades clínicas
asintom ática; la IgA se ubica en el suero y las secreciones
(cuadro 20-3).
vaginales en la vulvovaginitis, y la IgE se asocia con alergia.
En la boca (m uguet o algodoncillo), quizá sea difusa o se
La in m u n id ad celular tiene acción sobresaliente en la defen­
lim ite a u n a sola región y afecte el velo del paladar, los carri­
sa en candidosis m ucocutànea, los m acrófagos poseen un
llos y las encías; aparecen enrojecim iento y placas m ucosas
efecto candidicida después de activación con interferón-y
blanquecinas y adherentes que dan el aspecto de natas de
(IFN -y) pro du cido p o r los linfocitos CD 4+ T h l. La fagocito­
leche. Las lesiones son asintom áticas o se acom pañan de sen­
sis y la m uerte de Candida incluyen com plem ento, an ticu er­
sación de q u em adura, resequedad de boca y sabor metálico.
pos y citocinas com o IFN -y y T N F -a.
La evolución es aguda o crónica.
La candidosis m ucocutànea se ha relacionado con un
Según el aspecto, se h an descrito diferentes presentacio­
defecto genético de la dectina-1, u n receptor de (3-glucano,
nes clínicas:
asociada con d ism inución de T h l7, que es crucial en la
defensa fúngica en m ucosas, aunque tam bién se ha especula­ • S eudom em branosa aguda. P resenta placas blanquecinas
do que no es necesaria en la defensa de C. albicans. Por otra fácilm ente desprendibles en u n epitelio infiltrado; se
parte, la dectina-2 induce T h l7. En u n a fam ilia con candido- acom paña de dificultad para la deglución (figura 20-1).
sis m ortal se ha en con trado recientem ente u na m utación en
el gen CARD9.
Se han identificado tres genotipos de C. albicans: A, sin • Cuadro 20-3. Clasificación de candidosis
intrones; B, con contenido de intrones, y C, m ixto, con y
sin contenido de intrones de genes 26S rRNA. La relevancia Bucal —
Estomatitis, glositis,
de estos genotipos radica en la relación con sus dos p rin cip a­ queilitis y queilitis angular
les factores de virulencia: la p roteinasa extracelular y la acti­
Faringoamigdalina,
vidad de fosfolipasa, ya que el genotipo B tiene m ayor acción Mucocu- esofágica, gástrica,
Digestiva
de proteinasa y fosfolipasa que los genotipos A y C, y m u es­ tánea entérica, peritoneal
tra, p o r tanto, m ayor virulencia. _ y perianal
La m ayoría de las especies de Candida es susceptible al
fluconazol, pero C. glabrata y C. krusei tien en u n a suscepti­ Localizada — Vaginitis y balanitis
Bronquial y pulmonar
bilidad h ered itaria reducida. Los m ecanism os de resistencia
se deben a alteración del blanco enzim àtico, so brep ro d u c­
Grandes pliegues
ción de enzim a blanco y perm eabilidad dism inuida. Son Intertrigos
Pequeños pliegues
resistentes a fluconazol C. glabrata, C. tropicalis y C. albicans Cutánea —
en pacientes con sida y con candidosis recurrentes en m u c o ­
sas. O tras especies no albicans desarrollan resistencia espe­ Paroniquia y onicomicosis, zona del
pañal y vesiculopustular y folicular
cialm ente en neutropénicos. C. lusitaniae presenta resistencia
h ereditaria a la anfotericina B.
R ecientem ente se h an estudiado nuevos m ecanism os Diseminada Candidosis mucocutànea crónica [CMCC]
po r los cuales las especies de Candida pierden susceptibili­ y profunda Granuloma candidósico
dad a los antifúngicos o desarrollan polim orfism os fenotípi-
cos. Éstos incluyen alteraciones de la heterocigosidad (com o
p érdida de heterocigosidad [LOH, del inglés loss o f hetero­ Aparato genitourinario y riñones, endocarditis,
Sistèmica meningitis, sepsis, candidemia yatrógena y otros
zygosity]), recom binación hom ologa (que origina alelos
órganos
recom binantes o nuevas com binaciones de alelos de los
genes localizados en el m ism o crom osom a) y el desarrollo de
Candídides
u n ciclo parasexuado (que im plica la conjugación de dos Eccema
Alérgica
células diploides, lo que prop orcion a u n a fuente adicional Asma
de variabilidad, puesto que genera nuevas com binaciones de Gastritis
Capítulo 20 - Candidosis [candidiasis] • 227

Figura 20-1. Glositis por Candida. A ) Seudomembranosa; B ] len­


gua negra vellosa.

• S eudom em branosa crónica. Es u n a form a sem ejante a la


anterior, p ero persistente; se observa en pacientes con
sida, y m uestra resistencia al tratam iento.
Figura 20-2 . Queilitis angular por Candida, favorecida por pérdida
• E ritem atosa (atròfica) aguda. N o se form an placas, pero del espacio interdentario.
la superficie m ucosa es roja y brillante; la m odalidad
crónica es persistente, se acom paña de inflam ación y
boca ardorosa o glosodinia. h ab er episodios recurrentes o la enferm edad puede ser p e r­
• C rónica en placas. La lengua y otras áreas de la boca sistente. Se h an descrito u n a form a aguda seu d o m em b rano ­
m uestran placas blanquecinas que no se desprenden; se sa o eritem atosa, u n a m o d alid ad crónica recurrente, una
presenta m ás en fum adores. form a persistente, y vaginitis consecutiva a enferm edad
• N o d u lar crónica. La m ucosa tiene aspecto de em p e­ m ucosa de base, com o penfigoide, liquen plano y enferm e­
drado. d ad de Behcet.
• Glositis rom boidal m edia. Afecta el dorso de la lengua y En la balanitis o balanopostitis, la piel del glande está
tom a el aspecto de trocisco. m acerada, con placas blanquecinas, vesículas o pústulas y
• Erosiva o dolorosa. Afecta cualquier región, p red o m in a erosiones secundarias; si se acom paña de uretritis, hay erite­
en ancianos y a m enu do se relaciona con prótesis d en ta­ m a del m eato, con d isuria y po laq u iu ria (figura 20-5).
rias, en cuyo caso suele acom pañarse de estom atitis po r Los intertrigos son p rim ario s o d ep en d en de extensión
debajo de la placa. de u n a localización en m ucosas; afectan grandes pliegues,
• Lengua negra vellosa. Se m anifiesta p o r hipertrofia de com o los axilares (figura 20-6), subm am arios (figura 20-7),
las papilas y color negro verdusco dado p o r la presencia
de Candida y otros hongos com o Geotrichum (figura
20 - 1).
• Q ueilitis angular (boqueras). A fecta las com isuras b u ca­
les, se m anifiesta p o r u n triángulo de base externa, cons­
tituido p o r eritem a y fisuras (figura 20-2).

La queilitis p ropiam ente dicha puede tener aspecto atrò ­


fico o granular; hay descam ación fina o grandes escamas
blanquecinas de aspecto m icáceo (figura 20-3). La candido-
sis bucal puede ser prim aria o aparecer ante anorm alidades
del epitelio, com o hiperqueratosis y ulceración, o asociarse
con liquen plano, pénfigo y nevo esponjoso.
En las vaginitis se presentan: inflam ación; leucorrea
(flujo) blanquecina, espesa y grum osa; p ru rito intenso, sobre
todo prem enstrual; disuria, y extensión de las lesiones hacia
la vulva y el periné, con edem a y eritem a locales (figura
20-4); en ocasiones hay dolor y dispareunia. La m ucosa vagi­
nal m uestra placas blanquecinas, am arillentas o seudom em -
branosas. La evolución de la enferm edad es im predecible,
casi siem pre ocu rre u n episodio aislado, otras veces puede Figura 20-3. Queilitis micácea por C. albicans; diabética.
228 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura 2 0 -4 . Vaginitis por Candida, afección perigenital.


Figura 2 0 -6 . Intertrigo candidósico.

inguinales, o el surco interglúteo, o los p equeños espacios La form a neonatal se puede presentar com o consecuen­
interdigitales de m anos y pies (erosio interdigitcde blastomy- cia de dos m ecanism os: 1) cuando la m ad re tiene infección
cetica) (figura 20-8). Se caracterizan p o r eritem a, descam a­ vaginal antes del parto, con el consiguiente paso del hijo a
ción y piel m acerada, bordes m arcados p o r u n collarete de través de este canal y 2) p o r contam inación “exógena” desde
escamas y lesiones satélite papulares, vesiculares o p u stu lo ­ personal sanitario colonizado. O tros factores que influyen
sas (figura 20-9). Se acom pañan de p ru rito o dolor. La afec­ sobre la aparición de candidem ia neonatal son la ro tu ra p re­
ción de grandes pliegues es m ás frecuente en diabéticos, pero m atu ra de m em b ran as de larga evolución, tratam ien to de la
tam bién com plica al eccem a y la psoriasis. En los espacios m ad re con esteroides o con antibióticos, y corioam nionitis.
interdigitales de las m anos casi siem pre hay exposición o cu ­ Los sitios anatóm icos que se colonizan m ás p ro n to después
pacional, y en los pies hay relación con trabajo m ilitar en del nacim iento son el aparato gastrointestinal y la piel, lo
trópicos, o con ocupaciones sim ilares; a veces acom paña a cual p uede m anifestarse com o m ug u et o con lesiones vesicu­
u n a infección derm atofítica. lares o pustulosas disem inadas que afectan sobre to d o el
La afección de la zona del pañal se presenta sobre todo tronco; a veces aparece exantem a m aculopapular o erosiones
durante el segundo o tercer m es de vida; es p rim aria o co n ­ con aspecto de q u em aduras de p rim er grado; aparece desde
secutiva a u n a derm atitis p o r contacto o seborreica; se obser­ el nacim iento, las lesiones se extienden con rapidez y curan
van áreas denudadas o placas eritem atoescam osas, con solas en 1 a 4 sem anas; en ocasiones persisten varios meses.
pápulas o pústulas satélite (figura 20-10). Puede extenderse a P red o m in an en recién nacidos prem atu ro s y con peso extre­
cabeza, tronco y extrem idades, con u n p atró n psoriasiform e m ad am en te bajo al n acer (m en o r de 1 000 g). H ay dos for­
que sim ula enferm edad de Leiner. m as clínicas: u n a sistèm ica invasiva m o rtal que se observa

Figura 20-5. Balanopostitis candidósica. Figura 20-7. Candidosis submamaria en obesidad.


Capítulo 20 - Candidosis (candidiasis) • 229

Figura 2 0-9 . Candidosis inguinal, pápulas y pústulas satélite.

Figura 2 0 -8 . E r o s io in te rd ig ita le b la s to m y c e tic a .

cabeza, cara y extrem idades inferiores; tam bién hay form as


secundarias en grandes quem aduras.
La paro n iq u ia (perionixis) es u n a inflam ación periun-
sobre todo en recién nacidos con u n recuento de neutrófilos gueal dolorosa, a veces con salida de pus a la presión; des-
m eno r a 1 500 células/m m 3, y u na cutánea de evolución
benigna, que se m anifiesta 3 a 7 días p osp arto con candidosis
bucofaríngea y del área del pañal.

> Candidosis perinatales


Llegan a m anifestarse p o r lesiones cutáneas y sistémicas;
son m ás frecuentes en prem aturos y generan m o rtalid ad
alta; pueden ser congénitas y neonatales. La cutánea co n ­
gènita ocurre in utero u n a sem ana previa al p arto p or
corioam nionitis ascendente; las lesiones se observan en el
m om ento del nacim iento o durante las prim eras horas;
hay pustulosis neonatal y luego descam ación, afección
palm oplantar, paron iquia y onicodistrofia; el pronóstico
es bueno, salvo en presencia de neu m o n ía o sepsis. La
candidosis neonatal es u na infección adquirida en el canal
del p arto o posnatal; aparece a p artir del séptim o día, y se
m anifiesta p o r candidosis bucal y de la zona del pañal; es
m ás rara la afección sistèm ica, y el pronóstico puede
variar si hay inm unosupresión.

El granulom a glúteo infantil (Teppeiner, 1971) afecta las


nalgas, los m uslos o los genitales; se caracteriza p o r nodulos
ovoides de 0.5 a 3 cm de diám etro, bien definidos y de co n ­
sistencia firme; se relaciona con la aplicación de glucocorti-
coides tópicos y presencia de Candida.
En individuos que abusan de sustancias p o r vía intrave­ Figura 20-10. Candidosis de la zona del pañal. A ) Lesiones en nal­
nosa pred o m in an las lesiones pustulosas foliculares en la gas.B) Lesiones en genitales.
23 0 • Sección V - Micosis oportunistas

cama; no siem pre coexiste con enferm edad intestinal. La for­


m a bronquial y p u lm o n ar ocasiona tos con expectoración, a
veces hem optoica, así com o disnea, febrícula y pérd id a de
peso.
Las infecciones del sistem a genitourinario se observan
m ás a m en u d o en diabéticos, y en quienes reciben corticote-
rapia o tienen sondas. P red o m in a en m ujeres, con u n a p ro ­
p o rción de 4:1. Puede afectar riñones, en cuyo caso genera
pielonefritis.
La candidosis d isem inada constituye u n a infección m ul-
tiorgánica que afecta las vías urinarias, los riñones, el en d o ­
cardio (que se m anifiesta p o r fiebre, soplos, esplenom egalia y
ten d en cia a la form ación de ém bolos) y m eninges (cuyas
m anifestaciones incluyen cefalea, rigidez de nuca, fiebre
interm itente, hem iparesia, vértigo, signos de K ernig y Bru-
dzinski, y estupor que puede llegar a com a); incluso con p ro ­
bable candidem ia, aunque los hem ocultivos no siem pre
resultan positivos. La candidem ia puede presentarse con sín ­
tom as inespecíficos, incluso fiebre, pero la presencia de lesio­
nes cutáneas nodulares y de lesiones blancas en retina “en
algodón” es m uy sugestiva cuando no se obtiene el cultivo
pués sobreviene la afección ungueal (figura 20-11 ) que puede (figura 20-13).
ser aguda o crónica. Se presenta en quienes sum ergen las
m anos en agua durante p erio do s prolongados o cocinan;
puede coexistir con infecciones po r gram negativos. Si afecta
uñas, ocurre onicólisis, engrosam iento consecutivo a la inva­
sión, presencia de estrías transversales, y cam bios de color
que van del blanco-am arillento al verde, café (m arrón ) o
negro (figura 20-12); puede h ab er hiperqueratosis y d estru c­
ción, sobre todo en individuos que padecen fenóm eno de
Raynaud o síndrom e de Cushing.
La localización en esófago es consecuencia de extensión
a p a rtir de la cavidad bucal; hay estenosis, disfagia, náuseas
y vóm itos; adem ás, se acom paña de ardo r y dolo r que difi­
cultan la ingestión, y en casos graves se p resenta sangrado
del tub o digestivo. La afección gástrica es excepcional y sólo
se observa com o parte de u n a candidosis sistèm ica; si hay
perforación, puede sobrevenir peritonitis. La candidosis
entérica es u n cuadro clínico que se p resen ta con frecuencia
en pacientes con sida en estadio C y se sospecha poco, dado
que casi siem pre se p resenta con diarrea, lo cual se co nfunde
con cuadros gastrointestinales parasitarios (am ebiasis,
infecciones p o r Cryptosporidium , etc.). Esta p resentación
clínica y la candidosis bucofaríngea son de las m ás frecu en ­
tes en pacientes con sida, leucem ia o candidosis m ucocutá-
nea crónica.
Las form as bro ncopulm onares son frecuentes en in div i­
duos con in m un osup resió n y niños con fibrosis quística. T ie­
ne u na evolución prolongada que se m anifiesta p o r tos
constante con expectoración gelatinosa. N o afecta el estado
general, pero en ocasiones genera cuadros de alergia.
Las form as pulm onares graves se m anifiestan con gran
ataque al estado general, tos frecuente con abundante expec­
toración m ucoide sanguinolenta, disnea, dolor torácico y
fiebre de hasta 40 °C con p redo m inio no ctu rno .
La localización perianal causa placas eritem atosas con Figura 20-13. Candidosis sistemica. A ) Lesiones cutáneas dise­
p ru rito intenso, que se acentúa p o r el calor o el reposo en minadas. B) Afección pulmonar.
Capítulo 20 - Candidosís (candidiasis) • 231

Se ha m encionado vínculo de la CM CC con agenesia o


displasia del tim o, con hipotiroidism o o con agam m aglobu­
linem ia y la consiguiente disfunción linfocitaria, y con
anom alías de la función de leucocitos o deficiencia de cinc.
C uando se presenta en adultos, afecta a m ayores de 35 años
de edad y se relaciona con enferm edades m alignas internas,
com o tim o m a o con lupus eritem atoso sistèmico. Tal vez se
relacione con infecciones p o r virus del papilom a h u m an o y
derm atofitosis; p o r lo general, hay bronquiectasias y, en las
etapas avanzadas, se puede relacionar con tuberculosis p u l­
m onar. La C M C C puede clasificarse en cuatro tipos: 1) rela­
cionada con inm unodeficiencia m ortal, generalm ente
lim itada a la cavidad bucal; la m uerte ocurre antes de los dos
años de edad; 2) relacionada con inm unodeficiencias no
m ortales, de la cual hay dos variantes: asociada a endocrino-
patía, y granulom a candidósico; 3) tardía, vinculada con
tim om a, y 4) relacionada con sida. H ay pacientes que tienen
m ejorías espontáneas; en otros, la m u erte depende p rin ci­
palm ente del padecim iento fundam ental.
Las presentaciones alérgicas no están bien estudiadas;
pued en ser candídides, que a veces son lesiones vesiculares
estériles en m anos, o se m anifiestan p o r urticaria, eccema,
asm a y gastritis.

Estudio micologico
El exam en directo se practica a p artir de exudado, esputo,
escam as, raspado de uñas o centrifugado de orina. Se efectúa
con hidróxido de potasio o con solución de yodopovidona
(Lugol) o fisiológica. Tam bién se puede realizar frotis y colo­
rearlo con tin ció n de G ram , de G iem sa o de W right, y azul de
m etileno, PAS o Papanicolaou. Se observan abundantes
esporas redondeadas u ovales de 2 a 4 m icróm etros de diá­
m etro, blastosporas y seudohifas, o hifas verdaderas (figura
20-15). Lo m ás característico es la presencia de hifas y g ru ­
pos de blastosporas en diferentes trayectos de las m ism as.
Figura 20-14. A ) Candidosís mucocutànea en un síndrome gené­ La observación se m ejora al utilizar blanco de calcoflúor
B) granuloma candidósico.
tico; y u n m icroscopio de fluorescencia, dada su afinidad de este
fluorocrom o p o r q u itin a y glucanos.

Las lesiones oculares pueden com prender conjuntivitis,


queratitis, blefaritis y canaliculitis; p o r lo general se asocian
a traum atism o ocular, herpes o tratam iento con glucocorti-
coides y antibióticos.
La candidosis m ucocutànea crónica (CM CC) se inicia
en la lactancia o la niñez (figura 20-14); las lesiones pued en
aparecer en la piel, las m ucosas y las uñas; en la boca hay
lesiones seudom em branosas o en placa; en la piel surgen
o tras escam ocostrosas, verrugosas o de aspecto nodular,
sobre todo en cabeza y cara, y se conocen com o granulom a
candidósico; en las uñas de las m anos se observa afección de
pliegues ungueales y la región periungueal, y hay u n a v erd a­
dera onicom icosis grave que se acom paña de dedos en palillo
de tam bor. Puede ser congènita y heredada en form a autosó-
■ PM ! i: •»*.
|¡H BB * * V -
m ica d o m inan te o recesiva. Q uizá se asocie con poliendocri-
nopatía (hipoparatiroidism o, hipoadrenocorticism o ) o tal
vez sea idiopàtica. Figura 20-15. Blastosporas en examen directo.
232 • Sección V - Micosis oportunistas

boca, se considera com o p ortadores a quienes tienen m enos


de 400 colonias, m ientras que se clasifica com o enferm os a
las personas que p resentan u n a cifra mayor.
La identificación de C. albicans es m ás trascendental que
la de otras especies; p o r ejemplo, en piel y uñas no se en cu en ­
tra en form a saprofítica; lo m ism o sucede en u n a m uestra de
sangre o de o rin a obtenida con técnica estéril; en estos casos,
tiene significado patológico.
Los hongos crecen rápidam ente a 37 °C y en 24 a 48 h se
obtienen colonias lisas, blandas, brillantes, de color blanco o
ligeram ente beige; con el tiem po se hacen plegadas, rugosas
o m em branosas, y a sim ple vista se observa el m icelio su m er­
gido (figura 20-16).
En el exam en al m icroscopio se en cu en tran m icro o rg a­
nism os unicelulares esféricos u ovoides, de paredes delgadas,
de 4 a 10 m icróm etros de diám etro, gem antes, con seudom i-
Figura 20-16. Colonias blancas de Candida spp. en agar de Sabouraud celio o m icelio escaso o ausente (figura 20-17). La presencia
y colonias azules de C. albicansen el sistema Candida-ID.
de filam entos es característica del género Candida; su p ro ­
ducción se estim ula en m edios sin carbohidratos, com o el
agar papa o el pap a-zan ah o ria (PZ). C. (Torulopsis) glabrata
El cultivo se logra a la tem p eratu ra am biente y en los no p roduce filam entos ni seudohifas y es u n a levadura m uy
m edios habituales, com o m edio de Sabouraud sim ple o con pequeña. Todavía no hay u n consenso p ara la identificación
cloranfenicol y ciclohexim ida (A ctidione), o en extracto de de C. dubliniensis; en CH ROM agar, produce colonias de
m alta (figura 20-16); sólo son sensibles a la ciclohexim ida: C. color verde intenso; no crece a tem peraturas de 45 °C, y se
tropicalis, C. krusei, C. zeylanoides y C. parapsilosis. El cultivo hacen pruebas de clam idosporulación en m edio RAT (rice
debe realizarse a la brevedad posible luego de obtener los agar tw een) y Staib, con cariotipificación electroforética en
especím enes para evitar contam inaciones. C on el propósito este últim o m edio, e h ib rid ació n con sondas específicas; para
de confirm ar la patogenicidad de las levaduras aisladas, es la m ayoría, la única m an era válida de identificación es la b io ­
necesario obtener colonias abundantes o que los cultivos logía m olecular. Es m uy im p o rtan te la diferenciación de las
resulten repetidam ente positivos, p orqu e Candida es un diversas levaduras, dado su parecido m acroscópico y m icro-
saprofito habitual de cavidades. En algunos laboratorios se m orfológico (figura 20-18). Para distinguir C. albicans de las
realizan estudios cuantitativos; si la afección se p resenta en otras especies, se practican las pruebas siguientes:

Blastosporas

/ ° y j>
° O cP °
O OO ° 0 es

° ° ° c f Cf * /
Levadura Seudohifas

Figura 20-17. Identificación microscópica de Candida. (Modificada de Segretain G. Mariat F, Drouhet E. Diagnostic de laboratoire en myco­
logie médicale. Paris. Maloine 1979.)
Capítulo 20 - Candidosis (candidiasis) • 233

LEVADURAS [Cultivos]

Blastosporas PZ Blastosporas En 4 h en C. albicans


y filamentos suero a 37 °C

Colonias rojas Blancas

c
Especie de \ l Especie de Especie de
R h odotoru la Jj C ry p to co ccu s Torulopsis
Tinta china +
Inositol + Filamentos y Candida
Fermenta artrosporas
trehalosa
y glucosa
M Blastosporas (-} Especie de V Clamidosporas )
y crecimiento a 37 °C Candida y
T. glabrata Para clasificar:
Auxonograma C. albicans
Zimograma
Especie de Especie de Otras pruebas
Trichosporon 1 1 G eo trich u m

Figura 20-18. Algoritmo para la identificación de levaduras. (Modificada de Cours Supérieur de Mycologie Médicale. Paris. Institut Pas­
teur 1980.)

Filamentación en suero A • O

Se tom a u n inoculo de la colonia y se coloca en 0.5 m i de


suero, se incuba a 37 °C; C. albicans o C. stellatoidea genera
tubos germ inativos en 2 a 4 h. O tras especies lo hacen, pero 0
en u n tiem po m ayor (figura 20-19).

Medios de cultivo
Resiembra de los cultivos en agar harina de m aíz (corn meal),
agar arroz con tw een 80 o en agar papa-zanahoria. Tam bién se
obtienen buenos resultados con el oxall-agar (a base de sales
biliares), agar tom ate, agar tabaco y m edio de cereal, entre
otros.
La levadura se siem bra haciendo algunas estrías en el
fondo del tubo y luego u n a estría longitudinal profunda; en
24 a 48 h se tom a u n fragm ento de la gelosa donde se aprecie
el desarrollo de filam entos en profundidad. Se colocan u na
gota de colorante y un cubreobjetos sobre el fragm ento, y se
observa para ver cóm o se producen rápidam ente seudohifas y
racim os de blastosporas en verticilo y, sobre todo, las clam i­
dosporas características de C. albicans, que son grandes, esfé­
ricas, de 8 a 12 m icróm etros de diám etro, de pared gruesa y
con distribución intercalar o term inal (figuras 20-17 y 20-20).
Salvo estas estructuras, la estructura m acroscópica y m icros­
cópica de Candida es sim ple y uniform e: colonias blancas y
brillantes que producen levaduras, hifas o seudohifas.
Tam bién se puede sem brar en agar h arin a de m aíz en
placas de Petri, haciendo dos incisiones con 1 cm de separa­
ción; sobre las incisiones se coloca el cubreobjetos, se incuba
a tem peratura am biente p o r 18 a 24 h; se retira la tapa de la
Figura 20-19. A ] Filamentación en suero; B) zimograma, fermen­
caja de Petri, se coloca u n a gota de colorante y se observa tación de azúcares.
234 • Sección V - Micosis oportunistas

Pruebas fisiológicas y bioquímicas


P erm iten la identificación de las especies p o r el uso de carbo­
hidratos y sustancias nitrogenadas específicas. La identifica­
ción bioquím ica se basa en la ferm entación o anaerobiosis
(zim ogram a) y utilización (oxidación) o asim ilación (auxo-
nogram a) de carbohidratos (cuadro 20-4).
Para el auxonogram a en tubo se agregan dos gotas de la
suspensión de levaduras a cada uno de los tubos que contie­
n en los azúcares. Se incuba a 37 °C y a los tres días se hace la
lectura con base en la turbiedad, que indica el crecim iento de
la levadura. Para el auxonogram a en placa, se vierten en una
caja de Petri 25 m i de m edio base a 50 °C. Se agrega 1 m i de
u n a suspensión de levaduras (a u n a concentración del tubo
núm . 1 de la escala de M cFarland) p rep arad a a p artir de un
cultivo p u ro y de tres días de crecim iento. Se distribuye en
form a hom ogénea el inoculo y luego se colocan discos de
papel filtro im pregnados con los azúcares. Se incuba a 37 °C
y a los tres días se hace la lectura de los halos de crecim iento
alrededor de los discos.
Para el zim ogram a se incuba a 37 °C d u ran te siete días;
las propiedades ferm entativas se basan en la p roducción de
ácido y gas. La p rim era se d em uestra p o r el cam bio de color
del in dicador de pH de verde a am arillo, y la segunda p o r el
desplazam iento hacia arriba del tap ó n (de vaselina y parafina
a partes iguales) o la acum ulación de gas en u n a cam pana de
D urham .
El auxonogram a clásico de W ickerham es preciso pero
laborioso; ha sido reem plazado p o r m étodos m odificados
(API 20C, A PI 32C, ViteK®, Uni-Yeast-Tek®, Minitek®,
Yeast-Ident®, M icroScan® [figura 20-21]), incluso se sim pli­
fica la lectura p o r m edio de com putadora. En las pruebas
clásicas de ferm entación se usan m edios líquidos con dife­
rentes carbohidratos; el color m ide cam bios de p H y fo rm a­
ción de ácido y prod u cció n de gas. La m ayoría de las
Figura 2 0 -2 0 . Identificación de Candida. A ] Levaduras y seudo-
hifas; B ) levaduras, filamentos y clamidosporas en C. albicans. presentaciones com erciales actuales son m uy simplificadas.
E l m edio de agar Biggy N ickerson a base de sulfito de
sodio y \citrato de bism uto p erm ite identificar las especies
según los cam bios de color que d ep en d en de la reducción de
cerca de los bordes del cubreobjetos para ver las clam idospo­
estas sales y que van desde gris, pasando p o r café (m arrón),
ras. El Candifast® indica, en u n a colum na, las diferentes
h asta negro; d epende de apreciación subjetiva, p o r lo que no
especies según los cam bios de color y, en la otra, la sensibili­
parece útil n i práctico.
dad a antifúngicos.
H ay pruebas bioquím icas com ercializadas que se basan
en la reacción de enzim as específicas de las diferentes espe­
Reducción de tetrazolio cies y sustratos crom ógenos que dan colonias de colores dife­
Para esta p rueba se prepara el m edio de Pagano Levine que rentes (CH RO M agar-C andida® ) (figura 20-22); identifican
es a base de agar de Sabouraud con 0.1% de cloruro de trife- C. albicans, C. tropicalis, C. krusei y C. glabrata; p o r ejemplo,
niltetrazolio. Este m edio es incoloro y, si se reduce, adopta esta últim a da colonias de color rosado intenso a p ú rp u ra
color rosado a ro jo -p ú rp u ra de acuerdo a las diferentes espe­ brillante, C. albicans, azul-verdosas; C. tropicalis, azul, y C.
cies de Candida; sin em bargo, no es u n a p ru eb a m uy precisa krusei, rosa m ate; tam bién p erm iten la identificación de otros
(figura 20-19). m icroorganism os levaduriform es, com o Trichosporon, Geo-
trichum y Cryptococcus (Auxacolor).
Sensibilidad a la cicloheximida [Actidione] Se ha perfeccionado u n a técnica de dilución en CH RO -
M agar-C andida® u sando platos im pregnados de fluconazol
Se practica en m edio de Sabouraud con ciclohexim ida (A cti­
para sim ultáneam ente d etectar resistencia e identificar espe­
dione, 0.5 g% [g/100 m i]). Los resultados se observan en 24
cies. C andida-ID ® y Fluoroplate® detectan C. albicans debi­
h. Son sensibles: C. tropicalis, C. krusei, C. zeylanoides y C.
do a la in co rp o ració n de sustratos de hexosam inidasa, el
parapsilosis.
prim ero, p o r cam bios al color azul (figura 20-16) y, el según-
Capítulo 20 - Candidosis [candidiasis) • 235

Cuadro 2 0 -4 . Características fisiológicas para la identificación de Candida

Auxonograma
Otras
Morfología Zimograma
características
Indispensable Electivo

%
— iu
y oí

'en t j
oj
i- v 5*-.

Candida albicans

C. stellatoidea + + + + + + + + +

C. tropicalis + + + + + V + + + + + +
C. parap silosis + + + + + + + +

C. kru sei +
C. p seu do tropicalis + + + + + + V + + + +

C. guilliermondii + + + + + + + + +

C. zeylan oid es + + + + V + V
+, positivo; —, negativo; ±, casi siem pre es positivo; B, blanco; R, rosado; V, variable; Vi, violeta.

do, por fluorescencia de las colonias bajo lám para de luz tipificación de C. albicans se h an usado sistem as com o
ultravioleta (366 nm ). Estos m étodos son m uy prácticos por cariotipificación electroforética, electroforesis en gel de cam ­
la identificación rápida de las especies en el prim oaislam ien- po pulsado (PFGE, del inglés pulsed field gel electrophoresis),
to, así com o p o r la detección de infecciones mixtas. biotipificación p o r d eterm in ació n del polim orfism o de lo n ­
H oy en día se cuenta con sistem as de cultivos sanguí­ gitud de fragm entos de restricción (RFLP, del inglés restric­
neos altam ente sensibles para pacientes con sospecha de tion fra g m en t length polym orphism ), polim orfism o del DNA
candidem ia o candidosis disem inada, que incluyen lisis p or am plificado con cebadores o iniciadores (prim ers) arbitra-
centrifugación bifásica m edia y m étodos no radiom étricos
autom atizados (BACTEC®).

Enfermedad experimental
Es un estudio de investigación. El anim al m ás sensible es el
conejo; la inyección intravenosa de C. albicans provoca la
m uerte en tres a siete días; hay lesiones pulm onares, renales
y m eníngeas. Se induce con m ayor rapidez en anim ales
inm unodeficientes. C. glabrata es poco virulenta en an im a­
les, pero m uy patogénica en infecciones disem inadas en seres
hum anos.

Técnicas de genética molecular


Se usan sondas de ácido desoxirribonucleico (DNA) especí­
ficas, patrones electroforéticos de DNA y ácido ribonucleico
(RNA), análisis de restricción enzim àtica y pro teina C reac­
tiva (PCR, no con fu n d ir con la prueba m olecular). Para la Figura 20-21. Identificación de levaduras con MicroScan®.
236 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura 20-2 2. Medio cromogénico de CHROMagar-Candida®. A] C. albicans, verde; B) C. tropicalis, azul; C] C. krusei, rosa mate;
D] C. glabrata, rosa brillante.

rios (RAPD, del inglés random am plified polym orphic DNA), Spacers) lo cual puede ser de u tilidad para identificar espe­
así corno los patrones de hibrid ació n de las enzim as de res­ cies resistentes a fluconazol.
tricción del DNA. Este últim o perm ite la estandarización de Se ha m o strad o p o r RFLP de m tD N A que los patrones
huellas dactilares genéticas o huellas digitales p o r PCR (fin­ de encim as de restricción son diferentes en C. albicans, C.
gerprinting) de D NA en C. albicans, asistida p o r co m p u tad o ­ kefyrJC. lusitaniae, C. maltosa, C. parapsilosis, C. tropicalis y
ra para cuantificación de las diferencias. C. glabrata es C. stfehatae. En Japón y EUA se h an enco n trad o 19 tipos de
distinguible de C. albicans p o r su p eq ueñ a su bu nidad ácido C. albicans, y con base en la com binación de RFLP con Hae-
ribonucleico ribosom al (rRNA). lli, Bam H I y bal, se ha m o strad o su distribución universal y
Estas técnicas m oleculares tam bién h an sido útiles en la su relación cercana, excepto el tipo 19. En C. parapsilosis se
caracterización de C. tropicalis, C. krusei y C. parapsilosis. La h an en co n trad o tres tipos y, en C. guilliermondii, cuatro tipos
electrotransferencia S outhern (Southern blot) es el p ro ced i­ sin u n a relación m uy cercana y genéticam ente heterogéneos;
m iento de referencia ideal para estudiar las características C. albicans y C. tropicalis tien en ocho tipos relacionados y
epidem iológicas de las infecciones p o r Candida. La PCR es genéticam ente hom ogéneos.
u n a técnica m ás sensible que el cultivo p ara la detección de
C. albicans, pero por ahora se lim ita su uso al diagnóstico de
candidosis sistèmica. Se h an utilizado secuencias que califi­
Datos histopatológicos
can citocrom o P-450, lanosterol 14-a-desm etilasa, DNA En las m odalidades superficiales, puede h aber hiperquerato-
m itocondrial (m tD N A ), y aspartiloproteinasa secretada. sis y paraqueratosis, y en ocasiones presencia de neutrófilos;
Se ha creado u n a PCR en tiem po real para detectar C. en la capa córnea se observan blastosporas de 4 a 7 m icróm e-
albicans, C. glabrata, C. krusei, C. tropicalis y C. parapsilosis tros de diám etro y filam entos; se visualizan m ejor con tin ­
en suero. Se h an desarrollado dos kits para este propósito: ción de PAS, G om ori-G rocott, Gridley, G ram y m eten am in a
un o que identifica la región variable de la sub un id ad 18S del de plata de G rocott (GMS). N o es ácido-resistente y no se
DNA ribosom al (rD N A ), y otro que identifica los espaciado­ tiñe con rojo Congo. En derm is puede h aber edem a leve e
res transcritos internos (ITS, del inglés Internal Transcribed infiltrado de linfocitos y células plasm áticas (figura 20-23).
Capítulo 20 - Candidosis (candidiasis) • 237

Francia); se usan líquidos corporales, com o suero y orina. El


papel de estos estudios es lim itado puesto que sólo en 42% de
los pacientes con candidem ia la detección de m ananos resul­
ta positiva.
Las pruebas serológicas no son sistemáticas; son m odos
de in m unodiagnóstico que p erm iten detección de anticuer­
pos en suero. Se en cu en tran anticuerpos p o r inm unodifu-
sión; la presencia de dos arcos de precipitación indica
infección profunda. Tam bién se practican aglutinación de
p artículas de látex (puede resultar positiva con form as super­
ficiales de candidosis, pero los títulos de 1:4 o m ayores in d i­
can infección sistèm ica), fijación de com plem ento y
enzim oinm unoanálisis de absorción (ELISA, del inglés enzy-
m e-linked im m unosorbent assay). Se investigan las técnicas
de anticuerpos anticitoplasm áticos y anticuerpos fluorescen­
tes; en form as septicém icas y viscerales hay títulos de an ti­
cuerpos de 1/160 a 1/1280. En estas m odalidades, se
considera que lo m ás recom endable es com binar contrain-
m unoelectroforesis e inm unofluorescencia indirecta. La cro ­
m atografía de gases tam bién tiene utilidad diagnóstica en la
candidosis sistèmica.
Se ha propuesto el em pleo de técnicas que detectan beta-
glucanos com o pruebas de vigilancia tan to en candidosis sis­
tèm ica com o en hospitalizados que tien en riesgo de
presentarla, pero la sensibilidad varía de 58 a 87% y la espe­
cificidad de 75 a 92%.

Diagnóstico diferencial
Leucoplasia, liquen plano, pénfigo, nevo esponjoso, herpes o
aftas bucales; vaginitis p o r tricom onas, gonococos o Gardne-
Figura 20-2 3. Estudio histopatológico en candidosis. A ) Filamen­ rella vaginalis; tiñ a inguinal (figura 6-13), subm am aria, o de
tos y esporas PAS-positivos; B ) esporas abundantes, filamentos
los pies (figura 6-15); eritrasm a (figura 27-1); intertrigo por
escasos (PA S 4 0 x ).
contacto o bacteriano; onicom icosis p o r derm atofitos (figura
6-18), fenóm eno de Raynaud; m elanom a subungueal; d er­
En form as profundas, en etapas iniciales se hallan abscesos, m atitis de la zona del pañal; psoriasis invertida; derm atitis
y en las crónicas, granulom as con histiocitos y células gigan­ seborreica; balanitis h erp ética o luètica, y síndrom es d erm a­
tes; puede haber hiperplasia seudoepiteliom atosa. tológicos genéticos. En la form a congènita y neonatal, con
descam ación fisiológica, eritem a tóxico, m elanosis pustulosa
tran sito ria y pustulosis estafilocócica.
Datos de laboratorio D esde el p u n to de vista m icroscópico, con Malassezia
spp. (figuras 7-8), derm atofitos (figura 6-20), Cryptococcus
La in trad erm orreacción con candidina (polisacárido de
(figura 21-8), Blastomyces derm atitidis (figura 19-7), P. brasi-
N -acetil glucosam ina) resulta positiva en quienes h an tenido
liensis (figura 18-8) e Histoplasma capsulatum (figura 17-8).
contacto previo con el hongo; no indica enferm edad; en
adultos resulta positiva en 60%. En casos disem inados puede
ser negativa. Los individuos alérgicos m uestran m anifesta­
ciones de hipersensibilidad. Complicaciones
A un en los casos graves de candidem ia, m enos de la Infección b acteriana agregada. Las recurrencias dependen
m itad de los hem ocultivos resulta positivo, lo cual dificulta el de fracaso terapéutico o reinfección.
diagnóstico cuando no se dispone de otras herram ientas.
Las radiografías son útiles en form as pulm onares (figura
20-13); hay engrosam iento hiliar y peribronquial, op acid a­
des nodulares en “bolas de algodón”, im agen n eu m ó nica e
Tratamiento
incluso cavitación. E lim inar factores predisponentes. En la candidosis bucal es
Para detectar antígenos se han creado las pruebas Can- útil la solución acuosa de violeta de genciana al 1%, pero es
ditec® (Ram eo Lab, H ouston), y Pastorex® (Sanofi-Pasteur, antiestética y puede p ro d u cir necrosis del epitelio; las pince-
238 • Sección V - Micosis oportunistas

ladas de perm an ganato de potasio o tin tu ra de Castellani m ucosas m ejoran en días o sem anas. Si se usa a largo plazo,
plantean el m ism o inconveniente. Los colutorios con bicar­ es necesario vigilar el funcionam iento hepático.
bonato son eficaces, baratos y fáciles de aplicar; en caso de En casos de onicom icosis, hay preparaciones tópicas o
usarse prótesis dentarias, éstas tam bién se deben colocar en barnices de ciclopiroxolam ina y am orolfina; es útil en p aro ­
esta m ism a solución o en clorhexidina al 2%. En algunos p aí­ n iquia la solución de tim ol al 4% en cloroform o, o la loción
ses están disponibles trociscos de anfotericina B y nistatina. de sulfacetam ida, o incluso u n corticosteroide local; p o r vía
En regiones genitales, pliegues y zona del pañal, se apli­ tópica tam bién es eficaz la terbinafina al 1% en crem a, solu­
can “fom entos” con vinagre o ácido acético, 1 a 2 cucharadas ción o gel. El itraconazol, 100 m g/día p o r vía oral; se p ro p o r­
diluidas en 1 L de agua, o con solución de Burow; en casos ciona al m enos d u ran te seis meses, o tres m eses si se usan
crónicos, sobre todo en vulvovaginitis, algunos recom iendan 200 m g/día. En otros casos, la dosis y la duración del tra ta ­
aplicar lactobacilos (yogur). m iento d ep en d en de la localización y la gravedad.
En las m odalidades superficiales y localizadas, se reco­ En las form as m ucocutáneas crónicas se usan k etocona­
m ienda aplicar 1 a 2 veces al día cualquier im idazol tópico: zol (en las dosis señaladas); itraconazol, 100 a 200 m g/día, o
m iconazol, clotrim azol, isoconazol, tioconazol, ketoconazol, fluconazol 400 m g /d ía hasta o btener la rem isión; si hay recu ­
econazol, sulconazol o bifonazol. rrencia se aconsejan tratam ien to s cortos p o r tres a siete días.
En vaginitis no com plicadas o debidas a especies sensi­ Se ha info rm ad o resistencia a ketoconazol cuando se usa de
bles de Candida, se dispone de terconazol en crem a y óvulos, m an era continua. U na alternativa en n eutropénicos con for­
aunque su acción in vitro no se ha p o dido confirm ar in vivo; m as m ucocutáneas es el fluconazol, 800 m g com o dosis de
tam bién se recom ienda fluconazol, 150 m g/día p o r siete días carga, seguidos de 400 m g /d ía (y m ás recientem ente el vori-
o 200 a 300 m g /día en dosis sem anal, m ientras que en casos conazol, 400 m g/día); tam bién en pacientes con sida; no obs­
de vaginitis resistentes p o r C. glabrata se ha usado an fo teri­ tante, en aquellos sujetos con candidosis bucofaríngea con
cina B, 5-fluorocitosina o ácido bórico en cápsulas de gelati­ tratam ientos a largo plazo con fluconazol se ha observado
na de 600 m g p o r vía intravaginal, u n a vez al día p o r 16 días, que tras la resolución de la infección inicial, hay recidivas
o crem a de fluocitosina diariam ente p o r 14 días; los dos p ri­ p o r C. glabrata, la cual rápidam ente desarrolla resistencia a
m eros m edicam entos p ueden ser tóxicos. El ketoconazol se dicho fárm aco. Para form as m ucocutáneas crónicas graves se
recom ienda a 200 m g dos veces al día du rante cinco días. recom ienda anfotericina B, 0.5 a 0.7 m g /kg/día o anfoterici­
Tam bién es posible utilizar itraconazol, 400 a 600 m g en na liposom al, 3 a 5 m g/kg/día.
dosis única, o 200 m g /día p o r tres a cinco días, y en presen ­ En el caso de infección ocular se em plea anfotericina B,
taciones crónicas, 200 m g /d ía du rante tres días, seguidos p o r 0.7 m g /k g /d ía com binada con 5-fluorocitosina, 25 m g/kg,
200 m g cada p rim e r día del ciclo m enstru al du rante seis cuatro veces al día, o fluconazol, 6 a 12 m g/kg/día. C om o
meses; o tra alternativa es 100 m g /d ía d urante u n mes. alternativas pued en em plearse anfotericina de com plejos
A fin de tratar la enferm edad en esta m ism a localización lipídicos, 3 a 5 m g/kg/día, o voriconazol, 6 m g/kg cada 12 h.
y entre los m edicam entos clásicos, tam bién son útiles el clio- En casos m uy graves tam bién se recom ienda el tratam iento
quinol (Vioformo®) en crem a al 3%, el tolciclato o la pirrol- quirúrgico conjunto.
n itrin a en crem a o solución, en aplicaciones dos veces al día. >En pacientes con infecciones de las vías u rin arias y can-
Tiene actividad específica la n istatina en presentación de diduYia es im p o rtan te elim inar antibacterianos innecesarios
ungüento, gotas, gel o suspensión (200 000 U /m l), talco, o sopdas; se pued en usar irrigaciones con anfotericina B y
tabletas orales (500 000 U) o vaginales (100 000 U); se selec­ c o n f in a r con fluconazol, 200 m g/día, p o r u n tiem po m ín i­
cionan según la localización y se aplican o adm inistran 2 a 3 m o de dos sem anas en caso de cistitis; m ientras que para el
veces al día, d urante siete días a varias sem anas. tratam ien to de pielonefritis se recom iendan dosis de 200 a
Para el tratam iento de form as orofaríngeas se cuenta 400 m g /d ía p o r el m ism o tiem po. En “bolas fúngicas” u rin a ­
con u na presentación de m iconazol en gel, o p u ed en usarse rias se aconseja la rem oción quirúrgica lo antes posible,
tabletas vaginales de nistatina (las cuales se chupan hasta seguida de fluconazol, 200 a 400 m g/día, o anfotericina B
disolver en la boca); tam bién se puede prescribir clotrim azol, desoxicolato, 0.5 a 0.7 m g/kg/día; am bos con o sin 5-fluoro­
10 m g/día, divididos en cinco tom as, o n istatin a cuatro veces citosina, 25 m g/día divididos en cuatro dosis.
al día. En caso de endocarditis se ad m in istra anfotericina B 0.6
Las infecciones en otras áreas del aparato digestivo ta m ­ a 1 m g /k g /d ía con o sin 5-fluorocitosina, 25 m g /kg/día en
bién pueden tratarse con nistatina, que no se absorbe p o r la cuatro dosis. Si está disponible, se em plea anfotericina lip o ­
m ucosa gastrointestinal, p o r lo que el sum inistro en tabletas somal, 3 a 5 m g/kg/día.
sólo se em plea en candidosis en esta localización o en la este­ En artritis séptica y osteom ielitis se usa fluconazol, 400
rilización intestinal en presentaciones perianales, vulvovagi- m g/día d u ran te 6 a 12 meses, o anfotericina B liposom al, 3 a
nales, disem inadas o en pacientes con sida. En candidosis 5 m g /k g /d ía p o r varias sem anas.
esofágica tam bién es útil el fluconazol, 100 a 300 m g/día Para m eningitis se ad m in istra anfotericina B (liposom al,
durante cinco días. 3 a 5 m g/kg, o desoxicolato, 0.6 a 1 m g/kg) con 25 m g/kg de
A nte afección de piel, m ucosas y uñas o en form as cró ­ 5-fluorocitosina divididos en cuatro dosis al día. C om o alter­
nicas y profundas (véase m ás adelante), se recom ienda k eto ­ nativa puede em plearse alguna equinocandina, com o caspo-
conazol, 200 m g/d ía p o r vía oral. Las localizaciones en piel y fungina, 70 m g el p rim er día, y p o sterio rm en te 50 m g/día; la
Capítulo 20 - Candidosis (candidiasis) * 239

duración del tratam iento se basa en la respuesta clínica, en Otras alternativas


prom edio 14 días. A nte insuficiencia hepática se recom ienda
C om o tratam ientos m ás novedosos se h an utilizado factor de
dism inuir la dosis a 35 m g/día.
transferencia, transferencia de leucocitos e im plantes de tim o
La caspofungina tiene b uena acción en candidosis inva­
fetal; en candidosis m u cocutànea crónica se ha llegado a dar
sivas p o r especies resistentes a fluconazol, com o C. glabrata y
cim etidina, 300 m g cuatro veces al día, y la anfotericina B en
C. krusei.
liposom as (cap. 35).
En m odalidades profundas y sistém icas o en candid e­
Se han creado tres nuevos triazoles con actividad antim i-
mia, se utiliza anfotericina B, 0.25 a 0.6 m g/kg de peso cor­
cótica de am plio espectro: voriconazol, ravuconazoly posaco-
poral, sin sobrepasar u na dosis total de 1 a 3 g; en form as
nazol. El voriconazol tiene gran biodisponibilidad y está
graves se puede em plear hasta 1 m g/kg/día ten iendo en
indicado en pacientes inm unodeficientes con infecciones
cuenta los riesgos que esto conlleva; tam bién se usa 5-fluoro-
m icóticas invasivas; el ravuconazol es eficaz en candidosis, en
citosina, 150 m g /kg/día (en general hay resistencia, po r lo
sujetos inm unodeficientes y en inm unocom petentes con oni-
que se debe com binar con la anterior) (cap. 35). De ser p o si­
com icosis, y el posaconazol está indicado en infecciones
ble, se prefiere usar anfotericina B liposom al o de com plejos
m icóticas invasivas, incluida la candidosis bucofaríngea.
lipídicos; esta últim a en dosis de 3 a 4 m g/kg/día ha m o stra­
Se están desarrollando vacunas contra hongos causantes
do eficacia sim ilar a la anfotericina ordinaria, pero las toxici­
de infecciones sistém icas, entre ellos Candida; están elabora­
dades renal y hepática son m ás bajas. De acuerdo con las
das a p artir de fracciones ribosom ales o extractos con células
guías francesas para tratam iento de candidosis sistèm ica, es
vivas atenuadas; su finalidad es estim ular la in m u n id ad
el m ejor fárm aco en neutropénicos, sobre todo en casos
m ed iad a p o r anticuerpos, y la in m u n id ad celular, respectiva­
resistentes a azoles o en quienes hayan recibido previam ente
m ente. A sim ism o se h an sintetizado preparados de an ticu er­
tratam ientos em píricos con fluconazol, siem pre y cuando no
pos contra: (3 1-3 glucanos, p éptido HSP-90, m anoproteínas,
haya deterioro de la función renal; el fluconazol sólo se reser­
m ananos y dom inios Sap2 y M P65, con actividad inhibitoria
va para quienes presentan candidem ia con recuentos n o r­
del crecim iento de estas levaduras, fungicida, opsonizadora,
males de neutrófilos, sujetos no tratados previam ente con
y neutralizante de la adhesión y de acciones enzim áticas. Es
derivados azólicos, o aquellos con especies susceptibles.
m uy probable que en u n futuro cercano estas m odalidades
De acuerdo con las guías terapéuticas, se h an propuesto
innovadoras queden disponibles com o p arte del arsenal te ra­
a la caspofungina, m icafungina y anidulafungina com o los
péutico, aunadas a los antifúngicos existentes, especialm ente
m ejores tratam ien tos en candidosis invasiva p o r especies
en sujetos con alteraciones inm unitarias.
resistentes a azoles en pacientes neutropénicos o no, espe­
cialm ente en presencia de C. glabrata; el fluconazol se reser­
va para C. parapsilosis, con u n a dosis inicial de 800 m g el
prim er día, seguidos de 400 m g/día, y el voriconazol, para C.
krusei. C uando estos com puestos no se toleran o están co n ­
> infecciones por Rhodotorula
traindicados puede ad m inistrarse anfotericina B. Se originan p o r el género Rhodotorula, que agrupa ocho
En niños m enores de un año de edad o recién nacidos especies, en particu lar R. rubra, hongo que se aísla de ali­
de bajo peso que p resentan candidosis, se recom ienda el tr a ­ m entos, soluciones en hospitales, esputo e incluso piel y
tam iento con anfotericina B, 1 m g/kg/día, aunque u na alter­ anexos; puede causar enferm edad de pulm ones, riñones,
nativa razonable es el fluconazol, 2 a 12 m g/kg/día, hasta 50 endocardio, sistem a nervioso central, o fungem ia. En el
mg, p o r u n m ínim o de tres sem anas; de preferencia se vigi­ m edio hospitalario se h an aislado de hem ocultivos en
lan las concentraciones plasm áticas. pacientes con leucem ia o con infección p o r VIH . Se
En neutropénicos, adem ás de utilizar alguna de las equi- observa m ejor con blanco de calcoflúor bajo fluorescen­
nocandinas, se aconseja com binar con voriconazol; éste se cia. El hongo es u n a levadura m ucoide con pigm ento
puede co n tinuar com o terapia de m antenim ien to u na vez carotenoide que le confiere color rojo-anaranjado (figuras
que el estado clínico m ejora y los cultivos se hacen negativos. 20-18, y 31-1). Al m icroscopio se observan levaduras
En infecciones sistém icas p o r C. parapsilosis en pacientes ovoides o esféricas. U tilizan diferentes azúcares, pero no
neutropénicos, la prim era opción será la anfotericina B lip o ­ los ferm entan. O tras especies son R. glutinis, R. g ra m in isy
somal, 3 a 5 m g/kg/día, m ientras que en candidem ia p o r C. R. araucariae.
krusei los m ejores fárm acos pueden ser equinocandinas,
voriconazol o anfotericina B.
En los pacientes con sida, las dosis de ketoconazol e itra-
conazol deben duplicarse, pues la aclorhidria afecta la absor­
ción; en estos enferm os se recom ienda suspender el
Pronóstico
tratam iento ante la rem isión del cuadro, y reiniciarlo ante las D epende de la presentación clínica, de la gravedad de la m is­
recurrencias; el ketoconazol se utiliza en dosis de 400 m g/día, m a, y de los factores predisponentes. En recién nacidos es
y el itraconazol, de 200 m g/día, que tam bién se puede p ro p or­ benigna; m uchas veces cura sola. La form a sistèm ica es m o r­
cionar en un a solución en ciclodextrinas, que se absorbe m ejor tal en 56%. En u n fu tu ro cercano se deberán practicar más
(2.5 m g/kg/día), pero ya no está disponible con facilidad. pruebas de sensibilidad a los antifúngicos d ada la resistencia
240 • Sección V - Micosis oportunistas

a anfotericina B y azoles. Los principales factores de m al p ro ­ catéteres; en inm unodeficientes tiene im portancia reducir la
nóstico en candidosis sistèm ica en U CI son neutropenia, colonización del tubo digestivo para d ism inuir el riesgo de
in m unodepresión, ventilación m ecánica y diabetes tipo 1; infección, con n istatina o triazólicos, o con azoles sistémicos.
po r o tra parte, la extracción de los catéteres venosos cen tra­ El fluconazol es eficaz y se tolera bien en la profilaxis de
les sólo tiene repercusiones beneficiosas im po rtan tes en el infecciones localizadas y sistémicas, incluso en niños, ancia­
contexto de infecciones sistém icas debidas a ellos, y cuando nos e individuos con alteraciones inm unitarias, especial­
esto se realiza dentro de las prim eras 24 h después de reco­ m ente en leucém icos, receptores de trasplante de m édula
nocida la asociación. ósea, y en recién nacidos en unidades de cuidado intensivo.
El segundo fárm aco m ás adecuado es el itraconazol, sobre
to d o en solución oral.
Prevención
C ontrol de diabetes o enferm edad de base, curación de la
pareja en m odalidades genitales de am bos, elim inación de

Bibliografía

♦ Arenas R. O nicom icosis. A sp ecto s clín ico-epidem iológicos, m ico- ♦ Gubbins PO, McConnell SA, Penzak SR. C u rren t m a n a g em en t o f
lógicos y terapéu ticos. Gac Méd Méx 1990; 126(2):84-91. fu n g u ria . Am J Health Syst Pharm 1999;56(19):1929-1935.
♦ Aristimuño M, Arenas R. C an didosis. E xperien cia en un servicio ♦ Gupta A, Tomas E. N e w an tifu n gal agents. Dermatol Clin
de derm a to lo g ía . Dermatol RevMex 1998;42(5): 190-194. 2003;21(3):565-576.
♦ Armstrong C. P ractice G u idelin es-ID S A U pdates G u idelin e on ♦ Hay RJ. The m a n a g em en t o f su perficial can didiasis. J Am Acad
tre a tm en t o f cadidiasis. Am Pham Phy 2009;80(5):525-530. Dermatol 1999;40(6 Pt 2):S35-S42.
♦ Axelson GK, Giorgadze T, Younberg GA. E valuation o f the use o f ♦ Jones IM. L a b o ra to ry diagn osis o f in vasive can didiasis. Clin
Congo red stain in g in the differential diagnosis o f Candida vs various Microbiol Rev 1990;3:379-388.
o th ery ea st-fo rm fu n g a l o rg a n ism s. J Cutan Pathol 2008;35:27-30. ♦ Larriba-Calle G, García-Prieto F, Andaluz E, Bellido A, Ciudad
♦ Bonifaz A. Micología médica básica, 3a ed. México. McGraw- T, Gómez-Raja J, Cueva R, Espinoza-Texis A. V a ria bilid ad gen é­
Hill 2010:279-302. tica y a d a p ta ció n de Candida albicans. En: Méndez-Tovar LJ,
♦ Calderone RA, Fonzi WA. V irulence fa c to r o f Candida albicans. López-Martínez R, Hernández-Hernández F (eds.). Actualida­
Trends Microbiol 2001 ;9(7):327-335. des en micología médica 5a ed. México. Editorial de la Facultad
♦ Carrara M, Bazotte R, Donatti L, Svidzinski T, Consolara M, de Medicina UN AM 2010:249-257.
Patussi E, Batista M. Effect o f ex p erim en ta l diabetes on the d evelo ­ ♦ Leroy O, Gangneux IP, Montravess P, Mira IP, Gouin F, Sollet IP,
p m e n t a n d m ain ten a n ce o f vu lvo va g in a l can didiasis in fe m a le Carlet I, Reynes J, Rosenheim J, Regnier B, Lortholary O (all
rats. Am J Obstet Gynecol 2009;200:659el-659e4. from the AmarCand Study Group). E pidem iology, m an agem en t,
♦ Cassone A. Fungal vaccines: real progress f o r real challenges. Lan­ a n d risk fa c to rs f o r death o f in vasive Candida infections in critical
cet Infect Dis 2008;8:114-124. care: A m ulticenter, prospective, ob serva tio n a l stu d y in France
♦ Contreras C, Gutiérrez P. L evadu ras de R h o dotoru la aisladas en (200 5 -2 0 0 6 ). Crit Care Med 2009;37(5):1612-1618.
m u estras clínicas. Dermatol Rev Mex 2000;44(2):55-59. ♦ Lodder J. The Yeasts. A taxonomic study. Amsterdam. North
♦ Dodgson A, Pujol C, Pfaller M. E vidence f o r recom bin ation in Holland Pub 1970.
Candida glabrata. Fung Gen Biol 2005;42:233-243. ♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F,
♦ Dupont B. C linical efficacy o f a m ph otericin B colloidal dispersion Castañón-Olivares LR. M icología M édica, procedim ien tos p a ra el
ag ain st infections cau sed by Candida spp. Chemotherapy diagnóstico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:99-107.
1999;45(Suppl l):27-33. ♦ Mahieu L, Gasse N, Wildemeersch D, Jansens H, leven M. N u m ­
♦ Editorial. C h an gin g e p id em io lo g y o f in vasive can didiasis in in ten ­ ber o f sites o f p e r in a ta l Candida colon izatio n a n d n eu tro pen ia are
sive care u n its-M u ch a d o a b o u t nothing? Crit Care Med associated w ith n osocom ial ca n d id em ia in the n eon atal intensive
2008;36(7):2188-2189. care u n it p a tien t. Pediatr Crit Care Med 2010; 11 (2):240-245.
♦ Eggmann P, Garbino J, Pittet D. E p id em io lo g y o f Candida species ♦ Mariat F, Drouhet E. L as levadu ras de im p o rta n cia m édica y ve te ­
infections in critically ill n on -im m u n osu ppressed pa tien ts. Lancet rin aria. Dermatol RevMex 1996;40:31-42.
Infect Dis 2003;3(ll):685-702. ♦ Martin MV. The use o f flu c o n a zo le a n d itracon azole in the
♦ Ferwerda B, Ferwerda G, Plantinga TS et al. “H u m a n D ectin -1 tre a tm en t o f C andida albicans infections: A review. J Antimicrob
D eficien cy a n d M u cocu tan eou s Fungal In fection s”. N Engl J Med Chemother 1999;44(4):429-437.
2009;361:1760-67. ♦ Moalic V, Moalic E, Bellein V et al. P rem iere iden tification de
♦ Glocker EO, Hennigs A, Nabavi M et al. “A H om ozygou s C A R D 9 Candida dubliniensis au C entre H ospitalier U niversitaire de Brest
M u ta tio n in a F am ily w ith S u sceptibility to Fungal In fection s”. N (France). R é su lta t d u n e étu d e p ro sp e c tiv e de six m ois. J Mycol
Engl I Med 2009;361:1727-35. Med 2001;11:32-37.
Capítulo 20 - Candidosis [candidiasis] • 241

Netea MG, Gow NA, Munro CA. Im m u n e sensin g o f Candida ♦ Senn L, Robinson IO, Schmidt S. 1-3 B eta D -G lu can an tigen em ia
albicans requires cooperative recognition o fm a n n a n s a n d glucans f o r early diagnosis o f in vasive fu n g a l infections in neutropenic
b y lectin a n d Toll-like receptors. J Clin Invest 2006;16(6):1642- p a tie n ts w ith acu te leukem ia. Clin Infect Dis 2008;46(6):878-
1650. 885.
Odds FC. C a n d id a and candidosis. 2nd ed. London. Bailliere- ♦ Smith PB, Steinbach WJ, Benjamin DK. N eon ata l candidiasis. Inf
Tindal 1988. Dis Clin North Am 2005;19(3):603-615.
Ortega-Hernández E, Capó de Paz V, Pérez ML. M icosis o p o rtu ­ ♦ Sobel ID. V u lvovagin itis du e to Candida glabrata. An emerging
n istas in va siva s en el SIDA. Un estu d io de 211 au topsias. Rev Ibe- problem. Mycoses 1998;41(Suppl 2): 18-22.
roam Micol 1998;15:33-35. ♦ Société Française d’ Anesthésie et de réanimation, Société de
Owen MK, Clenney TL. M a n a g em e n t o f vagin itis. Am Fam Phys Pathologie Infectieuse de Langue Française, Société Française d’
2004;70(11):2125-2132. Hématologie, Société Française de Mycologie Médicale, Société
Posteraro B, Tumbarelîo M, La Sorda M. A z o le resistance o f Can­ Française deGrefFe de Moelle: Management o f invasive candidia­
dida glabrata in a case o f recu rren t fu n g em ia . J Clin Microbiol sis and aspergillosis in adults. Rev Pneumol Clin 2004;60:289-
2006;44(8):3046-3047. 293.
Rao S, Ali U. S ystem ic fu n g a l infections in neonates. J Postgrad ♦ Sullivan DJ, Westerneng TI, Haynes KA et al. Candida dubli-
Med 2005; 1:S27-S29. niensis sp. nov. p h e n o ty p ic a n d m olecu lar ch a ra c teriza tio n o f a
Sagie A, Nyirjesy P, Tarangelo N, Bongiovanni AM, Bayer C, n ovel species a sso cia ted w ith o ral c a n d ido sis in H IV -in fected in d i­
Linhares I, Giraldo P, Ledger W, Witkin S. H yalu ron an in vagin al vidu als. Microbiology 1995;141:1507-1521.
secretions: association w ith recu rren t vu lvo va g in a l candidiasis. ♦ Tiffany KF, Smith PB, Benjamin DK. N eo n a ta l candidiasis:
Am I Obstet Gynecol 2009;201:206el-206e5. P roph ylaxis a n d trea tm en t. Expert Opin Pharmacother 2005;
Saijo S, Ikeda S, Yamabe K et al. D ectin -2 recognition o f alph a- 6(10): 1647-1655.
m a n n a n s a n d in du ctio n o f T h l 7 cell differen tiation is essential f o r ♦ Vázquez J, Sobel J. M u cosal can didiasis. Infect Dis Clin North
h o st defense again st Candida albicans. Immunity 2010;32(5):681- Am 2002:16(4):793-820.
91. ♦ Villanueva-Reyes J, Arenas R. C an didiasis. Una revision . Rev
Schwarze R, Penk A, Pittrow L. A d m in istra tio n o f flu c o n a zo le in Mex Micol 2007;25:91-104.
children b elow 1 y e a r o f age. Mycoses 1999;42( 1-2):3-16. ♦ Wengenack N, Binnicker M. Fungal M olecu lar D iagnostics. Clin
Segretain G, Drouhet E, Mariat F. D iagn ostic de laboratoire en Chest Med 2009;30:391-408.
m ycologie m édicale. Paris. Maloine 1979:68-81.
21 Criptococosis

En 1894, F. Sanfelice, fund ad o r del Istituto di Igiene de la Uni­ p roducía colonias con pigm ento café (m arrón) en u n m edio
versità di Cagliari en Italia, inform ó la presencia de u n a leva­ que contenía G uizotia abyssinica, y en 1970, J. L odder y N. J.
d ura encapsulada en el jugo ferm entado de duraznos W. K reger-van Rij establecieron la p rio rid ad del térm in o C.
(m elocotones); al año siguiente produjo en conejillos de neoformans y en ese m ism o año, G atti aisló en el líquido
Indias (cobayos, cuyos) de experim entación la enferm edad cefalorraquídeo de u n n iño de Zaire con m eningoencefalitis
cerebral que origina ese hongo, y lo llam ó Saccharomyces u n a variedad de Cryptococcus a la que Roger V anbreuseg-
neoformans. En A lem ania, en 1894, O tto Em il Franz U lrich hem d en o m in ó C. neoformans var. gattii. En 1976, Kwon-
Busse y, en 1895, A braham Buschke, de m anera in d e p en ­ C hung caracterizó la form a teleom orfa y la llam ó
diente describieron el prim er caso en seres h u m anos con Filobasidiella neoformans. En 1999, Sarah P. Franzot, Ira F.
lesiones cutáneas y óseas; el prim ero observó la levadura en Salkin y A rtu ro Casadevall p ropusieron considerar a C. neo­
una m uestra de tejido tom ada de yfia lesión seudosarcom a- fo rm a n s var. grubii u n a variante genotípica, lo cual apoyó la
tosa en la tibia de u na mujer, y la llam ó Saccharomyces. En variedad fenotípica previam ente propuesta. En el año 2003
1896, F erdinand Curtis, en Francia, com unicó u n caso sim i­ se term in ó de secuenciar su genom a.
lar al aislar el m icroorganism o tras dren ar un absceso in g u i­ En 1955, A ntonio G onzález O choa hizo m ención del
nal en un paciente originario de Lille, y logró p ro d u cir prim er caso en México; en 1959, A m ado G onzález M endoza,
lesiones tum orales en pulm ones, bazo y riñones de anim ales Fuentes y Ruy Pérez Tamayo estudiaron u n a form a generali­
de experim entación; denom inó al agente patógeno Saccha­ zada; en 1961, D om inique Vérut, Josefa Novales y Pedro
romyces subcutaneous tumefaciens. En 1901, Jean Paul Vui- Lavalle, u n a m o d alid ad cutaneom ucosa, y en 1997, Rubén
llem in clasificó la levadura aislada en estos pacientes en el L ópez-M artínez y G. Barriga-A ngulo in fo rm aron el p rim er
género Cryptococcus al no encontrar en este hongo las ascos- caso de infección p o r Cryptococcus neoform ans var. gattii en
poras características del género Saccharomyces, adem ás de un paciente con SIDA (síndrom e de inm unodeficiencia
que no observó ferm entación de carbohidratos; llam ó C ryp­ adquirida).
tococcus hom inis al hongo aislado p o r Busse, m ientras que
denom inó Cryptococcus neoform ans al hongo descubierto
p or Sanfelice. Sinonimia
A unque se ha sugerido que Z enker estudió el prim er E nferm edad de Busse-Buschke, blastom icosis europea, to ru -
caso de m eningitis p o r Cryptococcus en 1861, no se obtuvo lopsis, enferm edad señal, desp ertar del gigante en en ferm e­
cultivo, p o r lo que este hecho se atribuye a D avid Paul von dades m icóticas.
H ansem ann, quien en 1905 observó a u n paciente que m urió
por m eningitis y, en 1914, Verse reconoció la enferm edad in
vivo en u n a m ujer con leptom eningitis. En 1916, J. L. Sto- Definición
ddard y E. C. C utler consideraron que la cápsula del Crypto­
coccus era u n a cavidad litica provocada p o r digestión y M icosis o p o rtu n ista causada p o r u n a levadura capsulada:
llam aron al hongo Torula histolytica. Estos nom bres crearon Cryptococcus spp complex de origen exógeno (C. neoformans
confusión, hasta que en 1950, R hoda B enham , tras p ro lo n ­ y C. gattii); se adquiere p o r vía respiratoria, y es pu lm o n ar en
gados estudios con m ás de 40 cepas que incluían las o rig in a­ 90%; puede afectar cualquier viscera, m úsculo, hueso, piel y
les de Sanfelice, Busse y Curtis, concluyó que sólo hay u na m ucosas, pero tiene afinidad p articu lar p o r el sistem a n e r­
especie patógena de Cryptococcus y propuso conservar el vioso central (SNC). La evolución es aguda, subaguda o cró­
nom bre propuesto p o r Vuillemin; 15 años antes, diferenció nica. La disem inación ocurre en pacientes debilitados o con
la blastom icosis europea (criptococosis) de la am ericana. En inm unodeficiencia.
1950, E. E. Evans y colaboradores, en la U niversity o f Los
Angeles, Los Ángeles, CA, prosiguiendo con los estudios de
Benham , en contraron diferencias serológicas en los aislados
Datos epidemiológicos
e identificaron tres serotipos: A, B, y C. En 1951, C hester E nferm edad cosm opolita. H asta 1955 se habían descrito 300
W ilson E m m ons aisló C. neoformans del suelo y p o sterio r­ casos en la literatura m édica m undial. En E stados U nidos en
m ente de nidos y excretas de palom as, y de otras fuentes. En el decenio de 1990-1999 se calculaban 200 a 400 casos de la
1955, R. D. Baker y R. K. H augen dem ostraro n la presencia form a cerebrom eníngea, y sólo en N ueva York, 15 000 infec­
de la cápsula y, en 1962, F. Staib descubrió que C. neoformans ciones subclínicas al año. Se presentaba en 6 a 13 y hasta 50%

242
Capítulo 21 - Criptococosis • 243

de los pacientes con sida; era la cuarta infección m ás im p o r­ tringida, prevalece en regiones tropicales y subtropicales, y
tante en infectados p o r virus de la inm unodeficiencia h u m a ­ se ha aislado particu larm en te en Australia; Papúa, Nueva
na (VIH ); después de la terapia antirretroviral m uy activa G uinea; California, y m ás recientem ente en la isla de Van­
(HAART, del inglés Highly Active AntiRetroviral Treatment) couver (esta es la localización m ás al n o rte en el m undo); se
ha d ism inuido a cifras de 0.2 a 0.9 casos p o r 100 000 h ab itan ­ relaciona con la presencia de eucaliptos (Eucalyptus camal-
tes. En África, ju n to con la tuberculosis, es la infección o p o r­ dulensis) y árboles gom íferos de color rojo (E. tereticornis, E.
tu nista m ás im portante, p ero m uchos casos se h an inform ado gomphocephala). La disem inación en el m u n d o puede rela­
m ediante los registros nacionales en Francia y Atlanta. cionarse con la exportación de los árboles.
N o tiene predilección p o r sexo o hay ligero predom inio Se ha postulado que en Cryptococcus gattii las teleutos-
en varones. Es m ás frecuente en personas de 30 a 60 años de poras o m icelio dicariótico “hib ern an ” en los anteridios de
edad, y rara en niños. Afecta m ás a individuos debilitados retoños de los árboles Eucalyptus camaldulensis y E. tereti­
p o r enferm edad de H odgkin, leucem ia, diabetes, sarcoido- cornis. C on el florecim iento de la planta, las estructuras
sis, c o lag e n o p atías, así co m o a su jeto s en tra ta m ie n to m a d u ran para generar basidiosporas, las cuales se liberan
co n antibióticos, glucocorticoides o inm unosupresores, hacia el am biente.
o bien trasplante de órgano, y fundam entalm en te en p acien ­ H ay 37 especies del género, pero otras especies casi n u n ­
tes con SIDA. La m o rtalid ad es de 15 a 30%. Es m ás frecu en ­ ca p ro d u cen enferm edad en seres hum anos, com o C. lauren-
te en personas expuestas a excrem ento de palom as o a aire tii y C. albidus; se caracterizan p orque no son ferm entativas,
acondicionado contam inado con éste, p o r lo que puede asim ilan inositol y p o r lo general p ro d u cen ureasa. La cápsu­
adquirirse en el lugar de trabajo. En pacientes con SIDA, la está constituida p o r polisacáridos, com o los glucuronoxil-
80% de los casos se debe a C. neoform ans var. neoformans m ananos (xilosa, m anosa y ácido glucurónico) los cuales
(D) o grubii (A); en Estados U nidos y el Reino U nido se p ro ­ d eterm in an su virulencia p o r evasión de la fagocitosis y p o r
duce sobre todo p or el serotipo A (83% en com paración con cam bios fenotípicos, así com o p o r la p roducción de m elani­
12.5%), pero en el resto de E uropa el serotipo observado es n a y el crecim iento a 37 °C; tam bién dism inuyen el com ple­
D; este últim o parece ten er predilección p or la piel y por m en to y la respuesta de anticuerpos, alteran la producción
pacientes de m ayor edad; esta preferencia geográfica y der- de citocinas, interfieren con la presentación de antígenos, y
m otropism o parecen relacionados con la sensibilidad té rm i­ tienen toxicidad local. La generación de m elanina depende
ca, ya que el serotipo D es m ás susceptible al calor. En África, de la enzim a fenoloxidasa que convierte com puestos fenóli-
antes de la epidem ia de sida, 90% de las infecciones era p o r cos en m elanina. Esta enzim a puede utilizar otros sustratos
la variedad gattii; ahora, con el sida, la causa es la variedad fenólicos, com o catecolam inas, d o p am in a y adrenalina; esta
neoformans. Esto quizá se deba a que la enferm edad es u rb a ­ capacidad quizá proteja la levadura en el SNC y explique su
na y los pacientes no están expuestos a la fuente del am biente virulencia o neurotropism o. Estos m icroorganism os ta m ­
o porque esta variedad es m ás v irulenta en personas con bién evaden la respuesta in m u n itaria p o r m edio de la síntesis
infección p o r V IH . Se observan casos p o r C. neoformans, C. de superóxido dism utasa, tio rredoxina reductasa y m anitol,
gattii y C. neoformans var. grubii, incluso en México. que n eutralizan las m oléculas efectoras de la in m u n id ad
innata. O tros factores de virulencia son la fosfolipasa, la cual
desestabiliza las m em b ran as celulares de las células inflam a­
Etiopatogenia torias, la ureasa (que altera el pH ), y proteasas.
Los m utantes hipocapsulados o acapsulados son m enos
Se propone den om inar al agente causal Cryptococcus species virulentos, así com o los que carecen de actividad de fenol­
complex; es u n a levadura capsulada, no micelial, de 20 a 30 oxidasa. Ya se h an d o n ad o los genes que codifican la p ro d u c­
m icróm etros de diám etro, C. neoformans (Sanfelice; Vuille- ción de cápsula y las enzim as. Los m utantes que no crecen a
m in, 1901), cuyo estado perfecto o teleom orfo es el Basidiomy- 37 °C son avirulentos; de hecho, C. gattii es m ás sensible
cete, Filobasidiella neoformans. Por estudios m oleculares se a altas tem peraturas que la variedad neoformans.
consideran especies distintas y no variedades C. neoformans y El hongo se en cu en tra com o saprofito en frutas o sus
C. gattii (Kw on-Chung, 1976), e igualm ente separados sus jugos, leche de varios anim ales, p ro d u cto s de m adera, suelo,
respectivos estados teleom orfos: F. neoformans var. neofor- pasto, establos y, sobre todo, en el excrem ento de algunas
mansyviLY. bacillispora (Kwon-Chung, 1975 y 1976). aves, com o las palom as (Columba livia); en estas últim as,
En seres hu m anos se h an inform ado cinco serotipos y pasa p o r el tu b o digestivo pero no causa enferm edad, quizá
tres variedades distintas desde el pu n to de vista biológico: C. p o r su tem p eratu ra corporal de 42 °C. Tras la exposición, el
neoformans var. neoformans (serotipos D y AD) y var. grubii hongo p en etra p o r inhalación de las basidiosporas (las cua­
(A), y C. gattii (serotipos B y C). Los serotipos se basan en les m id en en p rom edio 2 m icróm etros), y en 90% de los afec­
epítopes y reacciones de aglutinación capsular. Casi todos los tados se lim ita a pulm ones; p roduce infección subclínica que
m icroorganism os aislados de nichos aviarios e infecciones cura sola; pocas veces en tra p o r ingestión; la inoculación
hum anas son tipo A o D, que se h an inform ado en todo el cutánea es p oco frecuente y controvertida, y se ha señalado
m u ndo y su nicho ecológico se en cu en tra en el guano de com o accidente de laboratorio.
palom as, pollos, canarios, loros y otras aves, o en m adera en No se conocen bien las características fisiopatológicas;
descom posición; C. gattii tiene distribución geográfica res­ el hongo p en etra p o r inhalación a través de los alvéolos, y
244 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura 21-1. Criptococosis, lesiones necróticas en cara.

Figura 21-2. A ) Paniculitis por Cryptococcus. B ] SIDA, pápulas,


p o r eso se ha creído que las form as infectantes son basidios- aspecto de molusco contagioso.
poras. La respuesta in m u n itaria es iniciada p o r los m acrófa-
gos y los linfocitos CD 4+ y CD 8+. La presencia de linfocitos
CD 4+ es crucial para el éxito de la defensa en personas fiebre. En casos graves se p roduce síndrom e de dificultad
inm unocom petentes, pero los linfocitos CD 8+ pued en p a rti­ respiratoria.
cipar en la activación de citocinas con efecto anticriptococó- Se disem ina hacia cualquier órgano, en especial el SNC
cico. (60% en pacientes con SIDA), hígado, riñ ó n , próstata, h u e­
En 10% de los afectados ocurre disem inación hem ató- sos o articulaciones y ojos. El SNC es el prim er sitio al cual
gena, principalm ente en sujetos debilitados, en particular hay disem inación tras la infección pulm o n ar; se m anifiesta
con sida p o r la falta de in m u n id ad celular eficaz (linfocitos p o r cefalea fron to tem p o ral y retro o cu lar (75%), náuseas y
CD4 <100). Puede afectar cualquier órgano, p referentem en ­ vóm itos (10%), confusión m ental, psicosis, visión borrosa,
te el cerebro y las m eninges; se cree que esta afinidad se debe fotofobia y nistagm o; después hay rigidez de nuca y signos de
a la baja respuesta fagocítica y presencia de factores nutricio- K ernig y B rudzinski (50%).
nales en esos órganos o a la ausencia de factores inhibitorios Las lesiones cutáneas se presentan en 10 a 15% de los
séricos. En las últim as etapas de fungem ia, puede h aber crip- enferm os; son únicas o múltiples; se en cu en tran en cualquier
tococom as en los pulm ones y el cerebro. Las lesiones en la ubicación, pero pred o m in an en la cara, el cuello y el tórax
piel tal vez precedan hasta p o r dos a ocho m eses a las m a n i­ (figura 21-1). El aspecto m orfológico es m uy variado; hay
festaciones sistémicas. pápulas; papulopústulas acneiform es, furunculoides o m olus-
En inm unodeficientes, los principales factores de m o r­ coides; nodulos; placas verrugosas, de celulitis o de hipoder-
talidad son síncope, enferm edades respiratorias previas o mitis (paniculitis), incluso con vesículas, lesiones purpúricas
concom itantes (neum onía) y adm isiones en unidades de o úlceras con bordes violáceos y dolorosos a la palpación, que
cuidado intensivo. p ueden llegar a tejido celular subcutáneo y están cubiertas de
Los criadores de palom as tienen infección dem ostrad a costras o escaras; cicatrizan de m anera espontánea o persis­
p o r las concentraciones altas de anticuerpos, m as no p o r ten con tendencia a fistulizar (figura 21-2).
enferm ed ad .,Se ha descrito esta m icosis en koalas y se ha Por lo general hay fiebre (65%) y poco ataque al estado
postulado que tam bién en sus excretas se puede enco ntrar a general; la evolución es crónica, lenta, con rem isiones p a r­
este hongo, tal com o ocurre con las palom as. ciales; a veces cura sola.
En pacientes con sida, las m anifestaciones pulm onares
son raras (2%); sobreviene m eningoencefalitis en 60%, y es
Clasificación de evolución m uy rápida; en dos sem anas la m o rtalid ad
es m uy alta (15 a 30%). La afección cutánea se presenta en 10
Pulm onar, m eningocerebral, cutánea y m ucocutánea, ósea y
a 20%; incluso se ha dicho que la criptococosis cutánea es
visceral.
centinela de las m anifestaciones m eníngeas, disem inadas
y sistém icas, sobre to d o en pacientes con recu en to s de lin ­
Cuadro clínico focitos C D 4+ m en o res de 100. P uede h ab er infecciones
concom itantes p o r Pneumocystis jiroveci, M ycobacterium
La afección pu lm o n ar p o r lo general es asintom ática; hay avium-intracellulare e Histoplasma capsulatum. La afección
m anifestaciones clínicas en 35 a 77%, a veces hay tos seca; en o cular puede ser consecutiva a otras localizaciones, y relacio­
ocasiones hay expectoración, hem optisis, dolor torácico y narse con trasplante de córnea o queratoplastia.
Capítulo 21 - Criptococosis • 245

Figura 21-3. A ) Cryptococcus neoform ans, representación esque­


mática del examen con tinta china. [Modificada de Segretain C,
Mariat F, Drouhet E. Diagnostique de Laboratoire en Mycologie
Médicale. Paris. Maloine, 1979.} B ) Representación esquemática de
Filobasidiella neoform ans.

Estudio micológico
Para el exam en directo se obtiene exudado, esputo o tejido
cerebral (con KOH se hacen m enos densos); si se trata de
líquido cefalorraquídeo (LCR) u orina, deben centrifugarse
previam ente; se realiza con tin ta china sola o diluida en agua
(1:5), y el criptococo se dem uestra fácilm ente com o levadu­
ras de 4 a 8 m icróm etros de diám etro, rodeadas p o r u n a cáp­
sula m ucoide de 1 a 10 m icróm etros de espesor, que no se
colorea con la tin ta y sem eja u n espacio claro; ocasionalm en­
te hay seudofilam entos (figuras 20-18, 21-3 y 21-4).
Tam bién son útiles el citodiagnóstico de Tzanck, y el
exam en directo con hidróxido de potasio que ayuda a des­
tru ir otros m icroorganism os, células y artefactos que pueden
confundirse con la levadura. Los frotis son m enos eficaces,
pueden teñirse con PAS o técnica de Papanicolaou, se obser­
van las levaduras rodeadas de un a cápsula que capta poco el Figura 21-4. Cryptococcus sp, examen con tinta china [A , B y C).
colorante.
Los cultivos deben llevarse a cabo en m edio de Sabouraud
u otros m edios de cultivo sin ciclohexim ida (A ctidione) que a 15 m icróm etros de diám etro con su cápsula; algunas gene­
inhibe su crecim iento; el desarrollo es óptim o entre los 32 y ran blastosporas en u n o o dos p u n to s de su circunferencia,
37 °C, y se inhibe a 40 °C. Para evitar contam inación se usan rodeadas de u n a cápsula. La presencia de seudom icelios es
m edios con antibióticos antibacterianos. En general, el m uy rara. Si la cepa genera cápsulas pequeñas, se estim ula su
hem ocultivo resulta positivo, así com o el cultivo de o rina y producción m ediante siem bra en agar chocolate e in cu b a­
de secreción prostática ob tenida p o r masaje. ción a 37 °C en atm ósfera de C 0 2.
En prim ocultivos, las colonias se desarrollan en 48 h, las En caso de sem brar m uestras m uy contam inadas, com o
cuales son blancas, am arillentas o café (m arrón) m uy claro, esputo, exudados o excrem ento, se recom ienda em plear el
lisas y brillantes; en cinco a ocho días adoptan u n a ap arien ­ agar niger (Guizotia abyssinica) (figura 21-5C).
cia m ucosa, se escurren y recuerdan el aspecto de la leche Cryptococcus no ferm enta los azúcares, lo cual se com ­
condensada (figura 21-5B). Al exam en m icroscópico de la p rueba fácilm ente al efectuar la p rueba en glucosa. Se prepara
colonia con tin ta china se observan levaduras redondas de 7 u n a batería de tubos con soluciones de distintos azúcares:
246 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura 21-5. Colonia de Cryptococcus neoform ans. A ) Cultivo joven. B ] Cultivo viejo. C) Cultivo en medio de Staib, colonia blanca ( Candida)
y colonia marrón ( Cryptococcus ]. D] Viraje a azul cobalto en agar canavanina-glicina-azul de brom otim ol sódico si hay C. gattii.

glucosa, dextrosa, galactosa, m altosa, rafinosa, celobiosa, tre- Para la enferm edad experim ental, se p rep ara solución
halosa, sacarosa y xilosa. Se incuban a tem peratura am biente salina con 106 m icroorganism os p o r m ililitro y se inoculan
durante cinco a siete días; la prueba resulta positiva si se seis ratones blancos p o r vía intravenosa (0.2 m i), intraperito-
observa turbidez; asim ila dextrosa, galactosa, m altosa y saca­ neal (0.5 mi) o de preferencia intracerebral (0.02 a 0.04 mi).
rosa. En agar de h arina de m aíz (corn meal) pierde los m ice­ Causa enferm edad generalizada m o rtal en 8 a 30 días. Cada
lios. Es ureasa-positivo, es decir, hidroliza la urea y alcaliniza dos a cuatro sem anas se sacrifica u n anim al, se practica
el pH ; para esta prueba se puede utilizar el m edio urea-indol autopsia, y se observa el parásito en el cerebro y las visceras.
(C hristensen) que se em plea para enterobacterias (a 37 °C el Para aislam iento del suelo o de excretas de aves, estos
rojo fenol, de color am arillo, cam bia a rojo-violáceo en 3 a 6 h p ro d u cto s se recolectan en bolsas de polietileno, las cuales
por form ación de carbonato de am onio) (figura 21-6). deben llevarse en pocas horas al laboratorio, do n d e se p ro ce­
C. neoformans es el único del género que utiliza la enzi­ de a colocar 5 g de tierra con tam in ad a o excretas en 30 m i de
m a fenoloxidasa; es posible efectuar esta pru eb a al hacer el solución salina al 0.85%, se agitan y hom ogenizan du ran te 15
cultivo en u n m edio con semillas pulverizadas de Guizotia m in y se dejan reposar 30 m in; del sobrenadante se tom a u na
abyssinica (m edio de Staib o agar de semillas de niger o agar asada y se siem bra en m edio de Sabouraud sim ple o adicio­
ácido caféico), donde adopta u n color ocre (fenoloxidasa- nado con u n antibiótico, y se incuban a 25 y 30 °C durante
positivo). Tam bién se puede sem brar en u n m edio preparado tres a cinco días. Para aislam iento del am biente aéreo, se
con semillas de girasol (Helianthus annuus) o en agar cana- dejan cajas de Petri con el m ism o m edio de cultivo expuestas
vanina-glicina-azul de b rom o tim ol sódico (CGB), y si la al aire du ran te 10 m inutos.
pru eba resulta positiva, ocurre un cam bio de color del m edio
del am arillo oro al azul cobalto (figura 21-5D).
C. neoformans se diferencia de otras levaduras no p ató ­
Datos histopatológicos
genas del género Cryptococcus porqu e utiliza galactosa, pero En las lesiones de poco tiem po, se observa u n a im agen m uci-
no lactosa ni nitrato de potasio; crece a 37 °C pero m uere a laginosa, debido al gran conglom erado de cápsulas del cripto-
40 a 42 °C y es patógeno experim ental (figura 21-7). coco. En lesiones tardías, hay reacción celular leve o
Capítulo 21 - CriptoGocosis • 247

Levaduras

No hay falsa filamentación Falsa filamentación

Fermentación (-} Fermentación [+] Artrosporas (-] Artrosporas 03


ureasa C+] ureasa (-]

Candida Trichosporon
Inositol [-) Inositol C+] Torulopsis
CCandida]

Rhodotorula C ry p to co ccu s

Figura 21-6. Algoritmo para la posición del género Cryptococcus entre los otros géneros de levaduras patógenas. [Modificada de Segretain
G. Cours Supérieur de Mycologie Médicale. Institut Pasteur. Paris 1980.]

C ry p to co ccu s

Ureasa [+]
Inositol [+)

N03 M NO, M
Maltosa [+3

Sacarosa [-] o débil Sacarosa [+] Sacarosa [-] Sacarosa [+3

I I I
C. gastricus C. terreus C. albidus
Lactosa [-] Lactosa [+3

Galactitol [-] Galactitol [+] Almidón [-) Almidón [+]

\ i I
C. uniguttulatus C. flavus Crecimiento en
gelosa de malta

37 °C C-] 37 °C C+D
Sin baño Café [marrón]
I \ o negra
Colonia joven C. neoform ans I
en gelosa de malta C. laurentii j
C. ater

1
Rojo naranja Hialina

\ \
C. hungaricus C. luteolus

Figura 21-7. Algoritmo para la clasificación de las principales especies de Cryptococcus. [Tomada de Segretain G. Cours Supérieur de Myco­
logie Médicale. Institut Pasteur. Paris 1980.]
248 • Sección V - Micosis oportunistas

fluorescentes indirectos), positivos en 77 a 99%; fijación de


com plem ento y enzim oinm unoanálisis de absorción (ELISA,
del inglés enzym e-linked im m unosorbent assay), con sensibili­
dad de 99% y especificidad de 97%. Los resultados positivos en
una prueba son altam ente indicativos de enferm edad disem i­
nada, y los títulos se correlacionan con la gravedad de la enfer­
m edad y la respuesta al tratam iento. El aum ento de anticuerpos
con dism inución de antígenos indica buen pronóstico. Los
resultados positivos falsos (5%) pueden deberse a la presencia
de factor reum atoide, tiem po de incubación excesivo, o resi­
duos de desinfectantes em pleados al tom ar la m uestra.
En el LCR, las alteraciones son leves; hay increm ento de
la presión, leucocitosis p red o m in an tem en te linfocitaria,
aum ento de proteínas y, en 50%, hipoglucorraquia. La tinta
china es positiva en 50%, y la aglutinación de látex, en 90%.
En pacientes con sida, la m eningoencefalitis casi siempre
se acom paña de recuentos de linfocitos CD4+ de m enos de
100, y la detección del criptococo en el LCR se logra en 75%;
se encuentra dism inución de leucocitos y aum ento de la p re­
sión, con anorm alidades leves de proteínas y glucosa. La valo­
ración de antígenos en suero y LCR es sensible y específica,
pero da resultados positivos falsos con Trichosporon spp.
Las radiografías de tórax m u estran condensación de las
bases pulm onares; infiltrados alveolares, intersticiales o
m iliares; lesiones en m oneda, o cavidades, así com o derram e
pleural; en pacientes in m unocom petentes, p red o m in an las
opacidades en los lóbulos superiores. En huesos se observan
lesiones líticas sin periostitis. La tom ografia de la cabeza q u i­
zá revele lesiones p arenquim atosas e hidrocefalia; tal vez se
observen m asas de aspecto tum oral, abscesos o lesiones
quísticas.
En to d o paciente con criptococosis deben practicarse
Figura 21-8. Cryptococcus neoform ans, examen histopatológico.
A ) Levadura [C om ori-Crocott, 40x], B ] Levaduras abundantes en pruebas de anticuerpos co n tra V IH .
un paciente con SIDA [M ucicarm ín, 40x). Cryptococcus se ha dividido en seis genotipos de acuer­
do a diferentes com binaciones de sus cuatro bandas m ayo­
res. En la detección del polim orfism o h an sido útiles:
electroforesis de enzim as m ultiloci, cariotipo electroforético,
granulom atosa; se encuentran num erosos linfocitos, eosinó- huellas dactilares genéticas (fingerprinting), reacción en
filos, histiocitos y células gigantes. C uando la reacción es cadena de la p olim erasa (PCR, del inglés polymerase chain
granulom atosa, hay pocas levaduras y, si es poco inflam ato­ reaction), y el análisis de polim orfism o del ácido desoxirri-
ria, son m ás abundantes (figura 21-8). R ara vez se observan bonucleico (DNA) am plificado con cebadores o iniciadores
necrosis caseosa y calcificación. En el cerebro predo m inan las (primers) arbitrarios (RAPD, del inglés random amplified
lesiones líticas con cavidades, y en los pulm ones, la fibrosis. polym orphic DNA).
Con hem atoxilina y eosina, las levaduras se observan
rodeadas de un espacio claro que corresponde a la cápsula,
se visualizan m ás fácilm ente con el PAS (ácido pery ód ico Diagnóstico diferencial
de Schiff), y tinciones de G iem sa, hierro coloidal, G om ori-
Las form as pulm onares, con histoplasm osis (figura 17-3), coc-
G rocott y fundam entalm en te con m ucicarm ín, que tiñe las
cidioidom icosis (figura 16-4) y neoplasias; las cutáneas, con
cápsulas (figura 21-8); no se tiñe con rojo Congo. Las levadu­
acné, foliculitis, furunculosis, m olusco contagioso, actinom i-
ras se pueden con fundir con los cuerpos am iloides de la
cosis (figura 24-1), m icobacteriosis, ectim a, hipoderm itis, vas­
m édula espinal.
culitis y pioderm a gangrenoso. Tam bién con m eningitis
tuberculosa, carcinom atosis m eníngea o enferm edades vira­
Datos de laboratorio les; en huesos, con coccidioidom icosis (figura 16-8).
En el estudio m icològico debe diferenciarse de Candida
En suero y LCR se realizan pruebas para buscar antígenos, spp (figuras 20-15 y 20-22), M alassezia spp (figuras 7-7 y
com o aglutinación de partículas de látex (sensibilidad de 90 a 7-8), H. capsulatum (figura 17-8) y Blastomyces dermatitidis
95% y especificidad de 93 a 98%) o anticuerpos (anticuerpos (figura 19-7).
Capítulo 21 - Criptococosis • 249

(solo o en com binación con 5-fluorocitosina, 100 m g/kg/


Tratamiento día), se recom ienda com o tratam iento de sostén a largo pla­
A nfotericina B, 0.4 a 0.7 m g/kg/día durante 10 sem anas, o zo; pero genera u n índice de recurrencia m ás alto. El com ­
dosis pequeñas y progresivas cada dos a tres días, con dosis puesto m ás idóneo es el fluconazol p o r su penetración al
total de 1 a 2 g; es necesario hospitalizar al paciente durante cerebro; hay presentación para uso intravenoso. En sujetos
la utilización de este fárm aco (véase cap. 35). inm unocom petentes, los derivados azólicos se utilizan dos a
Por vía oral, 5-fluorocitosina (5-FC), 150 m g/kg/día en seis meses; en pacientes con sida, de p o r vida. No se reco­
cuatro dosis; se observa resistencia rápida a este m ed icam en ­ m ien d an los nuevos antifúngicos com o el voriconazol y la
to; en pacientes con sida y m eningitis se recom ienda com bi­ caspofungina.
nada con anfotericina B durante dos sem anas, seguido de
fluconazol, 400 m g/día, p o r un m ínim o de 10 sem anas.
En sujetos con m eningitis, si no hay respuesta está ju sti­ Pronóstico
ficado el uso de anfotericina B por vía intratecal, sin so brepa­
D epende fund am en talm en te de la enferm edad de base. Las
sar de 1 mg; se diluye en 5 m i de LCR antes de adm inistrarla,
presentaciones prim aria, p u lm o n ar y cutánea pueden curar
y se aplica cada dos a tres días. Las alternativas m enos tóxicas
solas; hay form as cutáneas y óseas crónicas y lentam ente
com prenden la anfotericina B liposom al o de com plejos lipi­
progresivas; la evolución de la enferm edad p u lm o n ar es m uy
díeos (3 a 6 m g/kg/día). D ada la presión alta del LCR, en la
variable. Los casos m eníngeos y en pacientes con SIDA gene­
p rim era sem ana de tratam iento se pueden em plear deriva­
ran m o rtalid ad de 75 a 100%. La afección prostática es
ciones ventriculoperitoneales, v entriculostom ía o tratam ie n ­
im portante, pues puede ser u n reservorio en el transcurso
to con m anitol si la presión supera los 250 m m H 20 o los
del tratam iento. En los pulm ones es posible observar coloni­
estudios de im agen indican que hay aum ento de la presión
zación asintom ática.
intracraneal.
En caso de intolerancia a la anfotericina o falta de d ispo­
nibilidad de las form as liposom ales, se puede utilizar flucona­
zol en u na dosis diaria total de 400 a 800 mg. Este fárm aco
Prevención
tam bién se em plea después de adm inistración de anfotericina El excrem ento de palom a supuestam ente contam inado se
durante dos sem anas, u na vez que se logra m ejoría clínica, o m ezcla con tierra o se expone a la luz. La criptococosis es
com o prim era elección en pacientes inm unocom petentes m ás frecuente en sujetos con SIDA, de raza negra, varones, o
o con form as m eníngeas leves, en dosis de 150 a 450 m g/día usuarios de drogas p o r vía intravenosa. El riesgo en pacien­
durante seis meses; com o segunda alternativa se em plea itra- tes con infección p o r V IH es m ayor cuando los recuentos de
conazol. linfocitos CD 4+ son de m enos de 100. Los triazoles son p re­
O tra opción es el m iconazol, 10 m g/kg, aplicados ventivos en adultos y adolescentes con recuentos de linfoci­
m ediante venoclisis en dosis divididas cada 8 h. Los efectos tos CD 4+ m enores de 50; el fluconazol es el m edicam ento
tóxicos m ás im portantes son flebitis, toxicidad hem atológi- recom endado en inm unodeficientes. Se en cu en tran en estu­
ca, hepatitis e incluso paro cardiorrespiratorio. dio vacunas y anticuerpos m onoclonales; se ha creado una
Por vía oral se utiliza ketoconazol, 200 a 400 m g/día. El vacuna conjugada con toxoide tetánico y glucuronoxilom a-
itraconazol, 200 a 400 m g/día p o r periodos de 6 a 12 meses nan o en m odelos en animales.

♦ Alspaugh JA, Perfect JR, Heitman J. Signal tran sdu ction p a th w a y s ♦ Cogliati M, Allana M, Tortorano M, Viviani MA. G en o typ in g
regulating differen tiation a n d p a th o g en icity o f C ryptococcu s n eo­ Cryptococcus neoformans var. neoformans w ith specific p rim ers
fo rm a n s. Fungal Genet Biol 1998;25( 1): 1-14. design ed f r o m P C R -fin g erp rin tin g ban ds sequ en ced using a m o d i­
♦ Axelson GK, Giorgadze T, Younberg GA. Evaluation o f the use o f Med Mycol 2000;38:97-103.
f ie d P C R -b a se d strategy.
Congo red staining in the differential diagnosis o f Candida vs various ♦ Cox GM, Perfect JR. Cryptococcus neoformans var. neoformans
other yea st-form fu n g a l organism s. J Cutan Pathol 2008;35:27-30. a n d gattii a n d Trichosporon species. En: Ajello L, Hay R (eds).
♦ Brummer E. H u m a n defenses again st Cryptococcus neoformans: Medical Mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and micro­
an update. Mycopathologia 1998; 143(3): 121 -125. bial infections. Vol 4. 9th ed. London. Arnold 1998:461-484.
♦ Castañón-Olivares LR, Carrada-Bravo T. C riptococosis cu tán ea y ♦ Curo M, Salinas M, Casquero J. Cryptococcus neoformans en
SIDA. Reporte de un caso y revisión de la literatura. Med Int excretas de palom as, suelo y aire de los palom ares del perím etro urba­
Mex 2004;20(5):392-395. no de lea, 2002. Rev Perú Med Exp Sal Pub 2005;22(4):262-266.
♦ Castañón-Olivares LR. El género Cryptococcus. En: Méndez- ♦ Choe YH. P u lm o n a ry cryptococcosis in a sy m p to m a tic im m u n o ­
Tovar LJ, López-Martínez R, Hernández-Hernández F. Actuali­ com p eten t hosts. Scand J Infect Dis 2009;41(8):602-607.
dades en Micología Médica 5a ed. México. Editorial de la ♦ da Cunha Colombo ER, Mora DJ, Silva-Vergara ML. Im m u n e
Facultad de Medicina UNAM 2010:259-265. recon stitu tion in fla m m a to ry sy n d ro m e (IRIS) a ssociated w ith
250 • Sección V - Micosis oportunistas

Cryptococcus neoformans infection in A ID S p a tien ts. Mycoses ♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F,
2010 Mar 22. Castañón-Olivares LR. M icología M édica, p ro ced im ien to s p a ra el
♦ Franzot SP, Salkin IF, Casadevall A. Cryptococcus neoformans diagn óstico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:107-111.
var. grubii: S ep arate v a rie ta l sta tu s f o r Cryptococcus neoformans ♦ Mitchell TG, Perfect JR. C ryptococcosis in the era o f A I D S -100
sero typ e A isolates. J Clin Microbiol 1999;3783:838-840. y ea rs after the d isco very o f Cryptococcus neoformans. Clin
♦ Goulart L, Silva LK, Chiapello L, Silveira C et al. Cryptococcus Microbiol Rev 1995;8(4):515-548.
neoformans a n d Cryptococcus gattii genes preferen tia lly expres­ ♦ Olivares LR, Martínez KM, Cruz RM, Rivera MA, Meyer W,
sed d u rin g rat m acrophage infection. Med Mycol 2010 Mar 22. Espinosa RA, Martínez RL, Santos GM. G en o typ in g o f M exican
♦ Guerrero A, Jain N, Goldman DL et al. P h en o typic sw itch in g in Cryptococcus neoformans a n d C. gattii isolates b y PCR -finger-
Cryptococcus neoformans. Microbiology 2006;152:3-9. prin tin g . Med Mycol 2009;47(7):713-21.
♦ Huston SM, Mody CH. C ryptococcosis: A n em ergin g respiratory ♦ Patel NC, Ewanowski C, Kupiec-Banasikowska A, Hogan KP.
m ycosis. Clin Chest Med 2009;30:253-264. D issem in a ted Cryptococcus neoformans: case rep o rt a n d review
♦ Kappe R, Levitz S, Harrison TS et al. R ecent advan ces in c r y p to ­ o f the literature. Cutis 2009;84(2):93-6.
coccosis, ca n did ia sis a n d coccidioidom ycosis com plicatin g H IV ♦ Perfect JR, Cox GM. C ryptococcosis. En: Merz GW, Hay R (eds).
infection. Med Mycol 1998;36(Suppl 1):207-215. Medical Mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and Micro­
♦ Larsen RA, Leal M, Chan LS. F luconazole com pared w ith a m p h o ­ bial Infections. 10th ed. London. Hodder Arnold 2005:637-58.
tericin B p lu s flu c yto sin e f o r the tre a tm en t o f cryptococcal m en in ­ ♦ Ritter M, Goldman DL. P h a rm a co th era p y o f cryptococcosis.
Ann
gitis: A p rospective ra n d o m ized tria l in p a tie n ts w ith A ID S . Expert Opin Pharmacother 2009;10(15):2433-43.
Intern Med 1990;113:183-187. ♦ Saha DC. A n tib o d y responses to Cryptococcus neoform ans in Indian
♦ López-Martínez R, Barriga-Angulo G. Cryptococcus neofor­ p a tien ts w ith cryptococcosis. Med Mycol 2008;46(5):457-463.
mans var. gattii in an A ID S p a tie n t: F irst o b se rva tio n in M exico. ♦ Sajadi MM. R isk fa c to rs f o r m o rta lity f r o m p r im a r y cryptococcosis
J Med Vet Mycol 1997;35:57-59. in p a tie n ts w ith HIV. Postgrad Med 2009;121 (2): 107-113.
♦ Martínez LR, García-Rivera J, Casadevall A. Cryptococcus neo­ ♦ Steenbergen JN, Casadevall A. P revalen ce o f Cryptococcus neo-
formans var. neoformans (sero typ e D ) stra in s are m o re su scep ti­ formams var. neoformans (Serotype D ) a n d Cryptococcus neofor­
ble to h ea t th an C. neoformans var. grubii (S ero -typ e A ) strain s. mans var. grubii (Serotype A) isolates in New York City. J
J Clin Microbiol 2001;39(9):3365-3367. Microbiol 2000;38(5): 1974-1976.
22 Zigomicosis

En 1855, G ottlob F. K urchenm eister com unicó el prim er Taxonomía


caso en u n paciente con cáncer pulm onar. Llamó al m icro o r­
Reino: Fungae
ganismo M ucor y dibujó en su descripción las hifas cenocíti-
División: Eum ycota
cas y los esporangios.
Filo (Phylum): Zygom ycotina
En 1884, L. Lichteim aisló los m ucorales del pan. E stu­
Clase: Zygomycetes
dió la enferm edad experim ental en conejos, y acuñó los tér­
O rden: M ucorales y E ntom ophthorales
m inos de M ucor corymbifera y M ucor rhizopodiformis. En
1885, A rnold P altauf creó el térm in o “m ucorm icosis”, descri­
bió el prim er caso rinocerebral disem inado y m ortal; sin
obtener el cultivo, denom inó al hongo M ucor corymbifera
Mucormicosis
(hoy M ycocladus [Absidia corymbifera]). En 1886, W. L indt Sinonimia
describió M ucor pusillus y M ucor racemosus en seres h u m a ­ H ifom icosis destruens, saprolegniasis.
nos y en anim ales. En 1895, V. H ería aisló u n a especie de
M ucor en u n a caverna p u lm o n ar de u na m ujer que m urió Definición
por cáncer hepático. En 1922 y 1929, C. M. C hristiansen des­
cribió la prim era infección en anim ales. En 1943, J. E. Gre- M icosis que se origina p o r hongos opo rtu n istas del orden
M ucorales, p rincipalm ente Rhizopus, M ycocladus (Absidia),
gory, A. G olden y cois., en u n trabajo considerado clásico,
M ucor y Rhizom ucor. Es cosm opolita y poco frecuente. P ue­
com unicaron tres casos rinocerebrales en el Johns H opkins
de te n er p resen tacio n es rin o cereb ral, p u lm o n ar, g astro in ­
Hospital, de Baltimore.
testinal, cutánea o disem inada. C ausa trom bosis y es de
En 1956, C hester W ilson E m m ons creó el térm in o fico-
evolución aguda, generalm ente m ortal.
micosis para las enferm edades p o r hongos tradicionalm ente
colocados en la clase Phycomycetes, e incluía infecciones por
M ucorales y E ntom ophthorales. Este térm ino se sigue u tili­ Datos epidemiológicos
zando, pero los taxonom istas lo han criticado m ucho p orque Es cosm opolita, los m icroorganism os se aíslan en todo el
esta clase ya no se acepta, y los hongos previam ente clasifica­ m u n d o sin im p o rtar datos geográficos o climatológicos. No
dos en ella se transfirieron a dos subdivisiones: Zygomycoti- se conocen bien las características epidem iológicas de los
na y (M astigom ycotina) Oomycetes. hongos, po rq u e en un porcentaje alto de los pacientes no se
En 1957, R. D. Baker volvió a utilizar el térm in o “m u co r­ realizan cultivos.
micosis” y reunió u n a decena de casos en 75 años. En 1962, Hay pocas series en niños; p red o m in a en prem aturos de
Roberts inform ó la m odalidad cutánea. En 1968, Betty M. bajo peso al nacer, grupo en el cual la m o rtalid ad es de 72%.
Clark propuso seguir usando el térm in o m ucorm icosis para Se en cu en tra en 8% de las autopsias de sujetos con leucem ia
las infecciones po r M ucorales, y creó el de entom oftorom i- y en 2% de las de receptores de trasplante de m édula ósea. A
cosis. En 1976, Libero Ajello, D avid F. D ean y R ichard S. p artir de 2002 se ha n o tad o u n increm ento en unidades de
Irw in aislaron Saksenaea vasiformis a p artir de un paciente trasplantes de m édula ósea debido al uso de voriconazol
que recibió glucocorticoides después de u n accidente au to­ com o profiláctico en aspergilosis. La m o rtalid ad es de 50%.
movilístico. De la m ucorm icosis cutánea prim aria, sólo se han infor­
m ado 72 casos en el m undo. Afecta a am bos sexos; p red o m i­
Sinonimia n a en adultos jóvenes, es rara en niños, se ha observado en
prem aturos bajo vendajes oclusivos. No m uestra vínculo con
Ficomicosis.
la ocupación, ni hay tran sm isió n de u n a p ersona a otra.
Los factores predisponentes son diabetes m ellitus, n eo ­
Definición plasias hem atológicas (leucem ias), alteraciones en el sistem a
E nferm edades de seres h um anos y anim ales ocasionadas por de la transferrina, q u em aduras extensas, trasplantes, uso de
hongos oportunistas, m uy difundidos en la naturaleza, de la drogas p o r vía intravenosa, uso de glucocorticoides en g ran ­
clase Zygomycetes (Phycom ycetes), que com prenden dos des dosis, terapia con deferoxam ina y, a largo plazo, trau m a­
grupos del orden M ucorales y E ntom ophthorales, los cuales tism os, cirrosis hepática, insuficiencia renal (que prolonga la
dan lugar a m ucorm icosis y entom oftorom icosis, respectiva­ circulación en el to rren te sanguíneo de com plejos de hierro)
m ente. o talasem ia, así com o uso de vendas, esparadrapos, abatelen-

251
252 • Sección V - Micosis oportunistas

• Cuadro 22-1. Clasificación de Mucorales


Mucor

Familia Esporangio Esporangiosporas

Mucoraceae Rhizopus [Ehrenberg, Corda, 1838]


R. oryzae/arrhizus [Fischer, 1892]
R. rhizopodiformis [[Cohn, Lichtheim] Zopf, 1890]
R. stolonifer [[Ehrenberg, Fries] Vuillemin, 1902]
Mucor [Micheli, Saint Amans, 1821]
M. circinelloides [van Tiegham, 1875]
Rhizomucor [[Lucet, Costantin] Wehmer y Vuille­
Columela Apófisis
min, 1931]
R. pusillus [[Lindt] Schipper, 1978] Absidia [Van
Tieghem, 1876]
A. corymbifera [[Cohn] Saccardo, Troter, 1912]
Reproducción asexual de zigom icetos
M. corymbifer [[Cohn] Vánová, 1991]
Mortierellaceae Apophysomyces elegans [Misra, Srivastava, Latas,
1979]
Mortierella [Coemans, 1863]
M. wolfii [Mehrotra, Baijal, 1963]
Zigóforos Septos
Cunninghame- Cunninghamella bertholletiae [Lender, 1908] gametangiales
llaceae
Saksenaeaceae Saksenaea vasiformis [Saksena, 1953]
Thamnidiaceae Cokeromyces recurva tus*
Syncephalas- Syncephalastrum
traceae
*Hongo dim orfo con crecim iento de levadura a 37 °C, esporangio la con
pocas esp oras, so sten id a en largos y cu rv ad o s pedículos que n acen de
la v esícu la fértil.

Zigospora
guas e hisopos contam inados. En pacientes infectados p o r Reproducción sexual en zigom icetos
virus de la inm unodeficiencia h u m a n a (V IH ), y en aquellos
con SIDA (síndrom e de inm unodeficiencia adquirida), los
factores predisponentes son recuento bajo de linfocitos
CD 4+, n eu trop enia y uso de drogas p o r vía intravenosa.
En M éxico los casos son esporádicos y se diagnostican
en hospitales de tercer nivel; el m ás frecuente es R. oryzae (R .
arrhizus). En Estados U nidos se calculan 40 casos p o r año, y
se consideran las m icosis graves que se observan con m ayor
frecuencia en inm unodeficientes.
En el ganado vacuno ocasionan abortos y m astitis, y en
cerdos, enferm edad gástrica.

Etiopatogenia
Es ocasionada po r Zygomycetes, grupo de hongos aerobios y
filamentosos, relativam ente prim itivos, m uy difundidos y
saprofitos de suelos húm edos con alto contenido de n itró g e­ Figura 22-1. Características microscópicas de Mucorales. [Modifi­
no, y alim entos com o el pan y vegetales en descom posición. cada de Court Supérieur de Mycologie Médicale. Paris: Institut Pas­
Los que actúan com o patógenos son term otolerantes; pueden teur 1980.)
form ar parte de la flora gastrointestinal y genitourinaria, en
cuyo caso m odifican su estructura y producen blastosporas y porus var. rhizopodiformis (10 a 15%), Mycocladus corymbifer
clam idoconidios. Estas form as se generan en condiciones (A. corymbifera) (2 a 3%) y R. pusillus; el 10% restante se o ri­
am bientales especiales, y se estim ulan en el laboratorio en gina p o r las otras especies. Son poco frecuentes Cunningha-
u na atm ósfera de dióxido de carbono. La clasificación e id en ­ mella bertholletiae y Apophysomyces elegans; R. miehei se
tificación se basan en su estado anam orfo (cuadro 22-1). considera sim ilar a R. pusillus (figura 22-2, y cuadros 22-2 y
Se h an descrito 867 especies de Zygomycetes; tan sólo de 22-3).
M ucorales existen 14 familias. En 90%, el padecim iento Los hongos son p rácticam en te avirulentos, y se co n si­
depende de: R. oryzae (R . arrhizus) (60%), R hizopus micros- dera que hay resisten cia n a tu ra l a la infecció n, quizá
Capítulo 22 - Zigomicosis • 253

Esporangio esférico

Figura 22-2. Características específicas de Mucorales. [M odificada de Cours Supérieur de Mycologie Médicale. Paris: Institut Pasteur, 1980.]

d e te rm in a d a p o r un factor sérico fungistático; actúan com o El hongo puede estim ular su propio crecim iento al ligar
o p o rtu n ista s en sujetos con anorm alid ad es fisiológicas el hierro libre en receptores de transfusiones m últiples, o en
com o diabetes m ellitus y dism inución de la fagocitosis, pero pacientes tratados con quelantes de hierro, com o la defe-
que conservan algún grado de inm unocom petencia. Rhizo- roxam ina, en cuyo caso utiliza ésta com o sideróforo. En
pus oryzae (R . arrhizus) tiene predilección p o r diabéticos ausencia de estas condiciones, el hongo em plea perm easas
cetoacidóticos, dado que en estas condiciones el hierro u n i­ con las que cuenta, com o ferrirhizoferrina.
do a proteínas com o la transferrina se separa de éstas y qu e­ Por o tra parte, en estudios en anim ales se ha observado
da en form a libre, de m odo que el hongo puede aprovecharlo; que un quelante de h ierro de tipo hidroxipiridinona, conoci­
adem ás, presenta crecim iento óptim o a 39 °C en p H ácido, do com o deferiprona, no parece funcionar com o sideróforo
en m edio con alto contenido de glucosa, y tiene u n activo para las especies de m ucorales.
sistem a enzim àtico cetorreductasa. En pacientes con enfer­ Las esporas, lo suficientem ente pequeñas p ara evadir los
m edades m alignas de la sangre y que reciben citotóxicos m ecanism os de defensa de las vías respiratorias superiores,
potentes, o con otras causas de n eutropenia (que se conside­ p en etran p o r los pulm ones hasta los espacios alveolares; se
ra el principal factor), com o anem ia aplástica, no se genera adquieren p o r inhalación en un am biente cerrado (excava­
una respuesta adecuada contra estos hongos. ciones, construcciones o sitios con sistem as de ventilación
254 • Sección V - Micosis oportunistas

• Cuadro 22-2. Formas clínicas y agentes causales • Cuadro 22-3 Forma clínica, agente causal y factores
de mucormicosis predisponentes

Rinocerebral Factor predisponente asociado


R. oryzae,* A. corymbifera (M. corymbiferX C. bertholletiae, 5. Forma clínica principalmente
vasiformis, A. elegans, M. ramosissimus
Rinocerebral*/orbitaria Diabetes no controlada
Pulmonar
Pulmonar**/cutánea/orbitar¡a Neoplasias [neutropenia pro­
R. oryzae,* A. corymbifera (M. corymbiferX C. bertholletiae, R.
longada y quimioterapias]/
pusillus
tratamiento para aspergilosis
Gastrointestinal
pulmonar
A. corymbifera [M. corymbiferX* R. oryzae, M. microsporus var.
Pulmonar/diseminada/ rinoce­ Trasplante de células madre o
rhizopodiformis
rebral médula ósea/inmunosupre-
Cutánea
sores
R. pusillus,* R. microsporus var. rhizopodiformis, R. oryzae,
CutáneaVpulmonar/diseminada Trasplante de órganos sólidos
A. corymbifera (M. corymbiferX C. bertholletiae, A. elegans, 5.
Cerebral, cardiaca, cutánea, Inyección intravenosa de drogas
vasiformis
diseminada
Diseminada
Gastrointestinal**/ diseminada Malnutrición/pica/inmunosupre-
R. oryzae, R. pusillus, A. corymbifera (M. corymbiferX C. bertholle­
sores
tiae, 5. vasiformis, A. elegans
Diseminada,*** pulmonar, rinoce­ Terapia con deferoxamina
*E1 m ás frecuente. rebral, cutánea, gastrointesti­
nal, cerebral primaria
Sin condiciones subyacentes Cutánea, pulmonar, rinocerebral,
gastrointestinal
contam inados), o pueden aspirarse a p artir de u n a localiza­
ción rinocerebral; pen etran al tubo digestivo p o r ingestión, y M odificado de K ontoyiannis DP, Lew is RE. Invasive zygom ycosis: U p­
date on path o g en esis, clinical m an ifestatio n s an d m anagem ent. Infect
a m ucosas p o r traum atism os, p o r infecciones previas recien ­ Dis Clin N A m 2006;20:581-607.
tes, o se relaciona con quim ioterapia (aunque no se conoce *R. oryzae; **M. corymbifer [A. corymbifera); fR. pusillus; ***R. rhizo-
podiformis.
bien el m ecanism o, se cree que predispone el daño previo de
la superficie epitelial). Las form as cutáneas se h an relaciona­
do m ás frecuentem ente con traum atism os directos, picad u ­
ras de insectos y tatuajes con equipos contam inados. U na vez lientas, que cubren la superficie del agar. Se caracteriza p o r la
que las esporas pen etran en el organism o, se desarrollan en presencia de estolones y rizoides m uy pigm entados, así com o
tejidos profundos, invaden vasos p o r m edio de la adhesión a p o r esporangióforos aislados o en grupos que nacen d irecta­
proteínas de m atriz subendotelial (incluyendo lam inin a y m ente de los n udos y están en la p arte opuesta a los rizoides
colágeno tipo IV), perforan las paredes y causan trom bosis (figuras 22-1 y 22-2). El esporangio generalm ente es globoso
con necrosis consecutiva; y dada la afección vascular grave, con apófisis y colum ela m uy m arcados; después de la rotura,
es fácil la disem inación hem atógena hacia o tra ubicación. la apófisis y la colum ela se colapsan en form a de som brilla o
Las hifas que se observan en los tejidos son m uy gruesas som brero chino; las esporangiosporas son globosas u ovoi­
com o para ser fagocitadas, y al parecer los neutrófilos y los des, hialinas o de color café (m arrón). Se h an reconocido tres
m acrófagos tienen un papel im p o rtan te en destruirlas, p u es­ grupos: R hizopus stolonifer (R . sexualis, R. americanus, R.
to que, entre otros m ecanism os, actúan p o r m edio de la sín ­ nigricans), R. microsporus var. rhizopodiformis, y R. oryzae
tesis y la liberación de m etabolitos oxidativos, péptidos (R. arrhizus).
catiónicos y defensinas. N o se conoce bien la intervención de R hizopus oryzae (R . arrhizus, W ent y P rinsen) tiene dis­
sustancias tóxicas y enzim as en la virulencia; sin em bargo, se trib u ció n m undial, con m ayor prevalencia en lugares tro p i­
ha sugerido que las esporangiosporas son capaces de secretar cales y subtropicales. Es el agente m ás frecuente de
proteasas y toxinas que d añan las células endoteliales; asi­ zigomicosis; causa 60% de los cultivos positivos y cerca de
m ism o, estudios in vitro en plantas revelan que las hifas de 90% de las m odalidades rinocerebrales; ocasionalm ente o ri­
m ucorales tienen la capacidad de secretar m etabolitos anti- gina lesiones cerebrales en individuos con leucem ia y en
m itóticos, lo cual dism inuye la respuesta in m u n itaria frente drogadictos.
a estos organism os. Probablem ente la patogenicidad se rela­
cione con la susceptibilidad del huésped, m ejor que con el
Mucor spp
potencial patogénico del hongo. D an colonias algodonosas de color b lanco-am arillento y cre­
cim iento rápido, las cuales se to rn an oscuras con el d esarro ­
llo de los esporangios. Los esporangióforos son rectos,
Especies causales
sim ples o ram ificados. Este género y R hizom ucor tienen
Rhizopus spp esporangios grandes (60 a 300 m icróm etros), globosos o
Este género se asocia a sustratos, com o suelo, plantas y fru ­ esféricos y sin apófisis, y con colum ela bien desarrollada; al
tas; la m ayoría crece en cultivo aun a tem peraturas altas; se rom perse el esporangio queda u n collarete conspicuo; las
usa en la ferm entación de alim entos, y es patógeno p ara a n i­ esporangiosporas son hialinas o color café (m arrón), globo­
males y seres hum anos. D a colonias de crecim iento rápido, sas o elipsoidales, de paredes lisas o finam ente o rnam entadas
algodonosas, al principio blancas y luego grisáceas o am ari- (figuras 22-1 y 22-2). Se diferencia de M ycocladus (A bsidia),
Capítulo 22 - Zigomicosis • 255

Rhizopus y Rhizom ucor p o r la ausencia de estolones y rizoi­ Cunninghamella bertholletiae ( C elegans] [Domsch,
des. Las claves p ara su identificación son crecim iento a 40 Gams, Anderson, 1980 [Stadel]]
°C, esporangióforos m ayores de 1 m m de altura, rizoides con
El género Cunninghamella tiene siete especies, pero sólo una
ram ificaciones secundarias, y esporangios de 100 a 240
causa en ferm edad en seres h u m an o s y animales. Se relaciona
m icróm etros de diám etro. La especie m ás frecuente es M.
con im plantación traum ática e inm unosupresión. Se aísla en
circinelloides y M . ramosissimus, y son raras M . rouxii y M.
zonas de clim a m ed iterrán eo o subtropical. El género se
racemosus. caracteriza p o r colonias de crecim iento rápido, de color
blanco o gris, con esporangióforos rectos y ram ificados, que
M ycodadus spp ( Absidiá)
term in an en vesículas piriform es o globosas donde se desa­
Tiene 21 especies, pero M. corymbifer (A. racemosa, C ohn, rrollan las esporangiolas globosas u ovoides, finam ente equi-
Saccardo y Trotter) es la única especie patógena para an im a­ nuladas o de paredes lisas (figura 22-2). Puede haber
les y seres hum anos. Es de distribución universal y se obser­ zigosporas y clam idoconidios.
va con poca frecuencia. Se caracteriza p o r colonias
algodonosas, de color blanco-grisáceo, de crecim iento rápi­ Mortierella woíñi [Mehrotra, Baijal, 1963]
do entre 35 y 52 °C; tiene estolones arqueados con esp o ran ­
El género Mortierella tiene alrededor de 90 especies, p erte n e­
gióforos m ás o m enos verticilados, hialinos o pigm entados,
ce a la fam ilia M ortierellaceae. Se caracteriza p o r colonias de
que nacen en las zonas internodales, y rizoides escasos y difí­
crecim iento rápido, de color gris-am arillento, que dan el
ciles de visualizar que se form an en el p u n to de contacto con
aspecto de olas o lóbulos; produce esporangios pequeños sin
el sustrato en el n u d o (figuras 22-1 y 22-2); estas característi­
colum ela, con esporangióforos sim ples o ram ificados; se
cas lo separan de Rhizopus. Los esporangios son relativa­
observa u n collarete cuando se rom pen; las esporangiospo­
m ente pequeños (10 a 40 m icróm etros), globosos o
ras son globosas o elipsoidales. Puede hab er clam idoconi­
piriform es, y se sostienen p o r u n a apófisis característica en
dios. Sólo M. wolfii es patógena p ara anim ales, y ocasiona
form a de em budo y colum ela cónica. Esto lo distingue de
aborto m icótico bovino, n eu m o n ía y m icosis sistèmica.
M ucor y Rhizom ucor. Puede haber zigosporas de color rojo-
café (m arrón). Casi nunca genera enferm edad en seres Saksenaea vasi for m is (Saksena, 1953]
hum anos, pero puede ocasionar m eningitis, lesiones c u tá ­
Esta especie tiene distribución m undial. Se ha asociado a
neas o renales en inm unodeficientes.
lesiones postraum áticas cutáneas y subcutáneas, celulitis
Apophysom yces elegans necrosante e infección rinocerebral; se h an descrito 16 casos.
El género se caracteriza p o r colonias de crecim iento rápido,
(Misra, Srivastava, Latas, 1979]
de color blanco con pigm ento en el reverso, esporangios en
Este hongo se ha asociado con quem aduras, lesiones de la form a de botella con colum ela y rizoides sim ples y p ig m en ­
pared ab dom inal y osteom ielitis, no con diabetes. El factor tados, colum ela p ro m in en te en form a de dom o, y esp o ran ­
predisponente de m ayor im portancia es la im plantación giosporas pequeñas y oblongas (figura 22-2). La identificación
traum ática cutánea; se han descrito 13 casos. La colonia es de es difícil, pues con frecuencia no esporula en el prim oaisla-
color blanco-crem oso, y crece con rapidez a 42 °C. Tiene m iento; se debe subcultivar en agar-papa, h arin a de maíz
esporangióforos no ram ificados, rectos o curvos, con apófisis (corn m eal) o Czapek.
en em budo, colum ela hem isférica con u n engrosam iento
p igm entado subapical que constriñe el lum en del esporan- Syncephalastrum racemosum
gióforo debajo de la apófisis; los rizoides son hialinos y las
Sólo se conoce la especie S. racemosum. Las colonias son
esporangiosporas, piriform es, al principio hialinas y luego
blancas o grises, crecen entre 20 y 40 °C. Se caracteriza p o r
pigm entadas.
u n esporangióforo que term in a en u n a vesícula de 20 a 30
m icróm etros o m erosporangio, en d onde nacen esp o ran ­
Rhizom ucor spp [De Hoog, Guarro, 1995]
giosporas en cadenas que dan la im presión de u na cabeza
El género R hizom ucor originalm ente se describió com o aspergilar.
M ucor, del que se distingue p o r la presencia de estolones y
rizoides poco desarrollados en la base de los esporangiófo­
ros, y p o r la term otolerancia de sus tres especies: R. miehei,
Cuadro clínico
R. pusillus y R. tauricus. Las tres son en potencia patógenas Se desconoce cuánto d u ra el p erio d o de incubación, pero se
para anim ales y seres hum anos. cree que es breve. En general, es u n a enferm edad aguda y
R hizom ucor pusillus tiene distribución m undial, el m ice­ m ortal; casi n u n ca se diagnostica en vida. El síntom a más
lio es de color gris a gris-café (m arrón); los esporangióforos com ún es la fiebre (51%) aun du ran te antibioticoterapia. Las
son sim podiales, pigm entados y ram ificados, con u n tabique m anifestaciones clínicas d ependen de la vía de entrada del
debajo del esporangio globoso; la colum ela es oval o p irifor­ hongo y de la enferm edad predisponente, pero desde el p u n ­
me; las esporangiosporas, hialinas y globosas. Puede haber to de vista m orfológico casi siem pre se observan datos de
zigosporas y asim ila sacarosa. R. miehei es raro, causa m a sti­ isquem ia y necrosis que son característicos. Se distinguen las
tis bovina, y da zigosporas de color rojo o café (m arrón) glo­ siguientes presentaciones clínicas: rinocerebral (39%), p u l­
bosas. m o n ar (24%), gastrointestinal (3%), cutánea (19%); y el resto
256 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura 22-3. Mucormicosis, lesiones iniciales.

lo constituyen form as m enos frecuentes com o la cerebral


prim aria, renal, localizada a otros órganos sólidos, y d isem i­
nada.
Se h an observado ciertos factores predisponentes aso ­
ciados a cada form a de presentación clínica (cuadro 22-3).
La m odalidad rinocerebral se inicia en el paladar, la
faringe o los senos paranasales, y se extiende p o r co ntigüi­
dad o p o r grandes vasos y nervios. Afecta la nariz, los ojos, el
cerebro y las m eninges. En las alas y el tabique nasales, así
com o en las mejillas, al principio se observan pequeñas zonas
de necrosis de color rojizo o negro, que luego aum en tan de
tam año (figura 22-3).
En ocasiones hay sensación de opresión sobre la cara,
congestión nasal, cefalea, hipersensibilidad dental, alteracio­
nes olfatorias, rinosinusitis o pansinusitis con secreción nasal
sanguinolenta, y celulitis periorbitaria; en ocasiones hay
m anifestaciones auriculares y auditivas. P osteriorm ente q u e­ Figura 22-4. A ] Mucormicosis, secuelas destructivas centro-fa-
ciales y mucormicosis cutánea primaria. B ] Mucormicosis mortal
dan fístulas o úlceras que abarcan la piel, el tejido celular
en paciente hematológico.
subcutáneo y partes blandas, incluso con perforación del
tabique nasal y del velo del paladar (figura 22-4); tam bién
llega a afectar el V y VII pares craneales. En 50% de los esputo hem optoico secundario a necrosis del parén q u im a
pacientes aparecen úlceras necróticas durante los tres p rim e­ pulm onar. Es posible que invada tejidos blandos y suscite
ros días de la infección). En los ojos se p resen tan edem a celulitis de la pared torácica. Se puede disem inar al p u lm ó n
palpebral, celulitis orbitaria, abscesos periorbitarios y subpe- contralateral y a órganos adyacentes.
riósticos, oftalm oplejía, ptosis, proptosis, dolor en la órbita, R ara vez desencadena hem optisis secundaria a invasión
lim itación de los m ovim ientos oculares, fijación de la pupila, y ro tu ra de vasos mayores. C uando la form a p u lm o n ar se
y alteraciones visuales e incluso pérdida de la visión. El exa­ presenta en in m u n o co m p eten tes se observan síntom as cons­
m en de fondo de ojo revela dilatación de la vena retiniana, titucionales, p érd id a de peso, aneurism as arteriales y obs­
trom bosis arterial, e hifas en el h u m o r vitreo. Se debe sospe­ tru cció n bronquial.
char afección p u lm o n ar sim ultánea cuando se en cuentra tos La form a gastrointestinal o abdom inal se diagnostica en
seca constante e intensa. La afección al sistem a n ervioso vida sólo en 25% de los afectados. P uede hab er ulceración y
central (SNC) ocurre p o r invasión a través de los senos trom bosis de la m ucosa esofágica, gástrica o intestinal, lo
cavernosos, y causa abscesos epidurales, subdurales y, oca­ cual provoca cuadros de peritonitis e íleo paralítico; e in clu ­
sionalm ente, trom bosis del seno sagital (rara vez se observan so puede d añ ar otras visceras. Se m anifiesta p o r dolor ab d o ­
datos m eníngeos); sobrevienen obnubilación, letargo, deli­ m inal, tiflitis, diarrea, hem atem esis y hem atoquezia o melena.
rio, com a y m uerte en 3 a 10 días. En ocasiones se form an m asas que sim ulan apendicitis abs-
La form a pulm o n ar es rara; sólo se han descrito 88 casos; cedada. En recién nacidos p rem aturos origina cuadros de
generalm ente se presenta con fiebre que no cede a pesar de enterocolitis necrosante.
tratam ientos antim icrobianos de am plio espectro; puede dar Se h an descrito casos de abscesos hepáticos p o r m uco-
m anifestaciones de bronquitis, bronconeum on ía, em bolia o rales en pacientes que ingieren preparaciones m edicinales de
cavitación pulm onar, con frote y dolor pleural, así com o herb o laria co ntam inadas con M ucor indicus.
Capítulo 22 - Zigomicosis • 257

La form a renal es excepcional; se sospecha en presencia


A
de dolor en flanco, fiebre y piuría estéril, sin respuesta a anti-
bioticoterapia.
La m odalidad cutánea es rara; se observa tan to en
pacientes con alteraciones in m unitarias com o en aquellos
con in m u n id ad norm al; o curre en m ujeres que se som eten a
colocación de prótesis m am arias, en quienes sufren q uem a­
duras cutáneas, y en recién nacidos prem aturos, así com o en
sitios de inyecciones y de catéteres, en heridas p o r accidentes
autom ovilísticos, y bajo vendajes o adhesivos contam inados
(figura 22-4). En 70% se en cuentra el antecedente de u na
herida cutánea y se asocia a inm unodeficiencia (67%), en
especial diabetes, hem opatías y sida. A fecta la piel y el tejido
celular subcutáneo, y se m anifiesta p o r pústulas, ulceracio­
nes, nodulos, lesiones necróticas (65%) o infartos cutáneos
que en ocasiones adoptan un a form a en “ojo de toro”. O curre
extensión hacia tejido adiposo, m úsculos y huesos; sin tra ta ­
m iento provoca cuadros de fascitis necrosante. Se distinguen
una m odalidad superficial y u n a gangrenosa, e incluso u na
nodular.
Las form as disem inadas generan gran ataque al estado
general, n eum onía y datos de abdom en agudo secundario a
isquem ia intestinal; los síntom as pueden ser m uy vagos.
Tam bién se m encionan la peritonitis en pacientes som e­
tidos a diálisis; infecciones traqueales, m ediastinales, cardia­
cas (particularm ente valvulares en usuarios de drogas p or
vía intravenosa), otitis, corneales, óseas y síndrom e de vena
cava superior.
En todas las presentaciones clínicas, la evolución cró n i­
ca es excepcional.
A lgunos autores han señalado com o datos clínicos
sobresalientes: d ism inución de sensibilidad en el paladar,
o bstrucción nasal, necrosis del paladar, edem a palpebrai,
p erforación del tabique nasal, adorm ecim iento de la cara,
secreción p u ru len ta nasal, ptosis palpebrai, fiebre, afección
de los pares craneales III, IV, V y VI, y cefalea.
Se h an inform ado algunos casos en infección p o r V IH ,
en especial p o r R. o'ryzae, consecutivos a im plantación tra u ­
m ática, y desarrollo de form as disem inadas con abscesos
cerebrales.

Estudio micològico
Los datos clínicos son fundam entales para el diagnóstico, el
cual es necesario confirm ar con exam en directo y estudio
histopatológico; el cultivo define el género y la especie del
Figura 22-5. M ucor sp. A y B) Dos aspectos del cultivo. C] Cultivo
agente causal, pero tiene m ucha im portan cia la in te rp re ta­ en pan.
ción, pues estos hongos se en cuentran m uy difundidos (figu­
ras 22-5.a 22-8).
El exam en directo se efectúa en esputo, m ucosa nasal, m uy útil la observación con negro de clorazol porq u e colo­
tejido necròtico o fragm entos de piezas operatorias, líquido rea los elem entos m icóticos con u n to n o grisáceo (figura
de lavado broncoalveolar, y en el aspirado de senos parana- 22-9). Se observan filam entos hialinos, cenocíticos o m uy
sales u otros exudados; los especím enes deben conservarse poco septados, largos y anchos de 10 a 20 m icróm etros de
húm edos en solución salina o infusión cerebro-corazón y diám etro, con co n to rn o s irregulares y paredes gruesas; p u e­
han de llevarse de inm ediato al laboratorio. Se practica con den verse hifas deform adas y células globosas.
solución de yodopovidona (Lugol) o hidróxido de potasio; El cultivo sólo resulta positivo en 30% de las m uestras y
quizá sea necesario para observarlos añ ad ir un a gota de alco­ se realiza a p artir de tejido o btenido p o r desbridam iento o
hol al 95% com o secante para reducir las burbujas de aire; es biopsia. Se utilizan los m edios habituales sin ciclohexim ida
258 • Sección V - Micosis oportunistas

(Actidione); se incuban a tem peratura am biente, y en gene­ poras (figuras 22-1 y 22-2). A m en u d o es m uy difícil clasifi­
ral crecen a 37 °C. Las colonias se hacen visibles a p artir de car la especie, pues se basa en p equeños detalles m orfológicos
las 12 a 18 h después de la siem bra con excepción de M ucor o en propiedades fisiológicas (cuadros 22-4 y 22-5); m uchas
circinelloides. veces sólo se identifica el género (figuras 22-6 a 22-8). Se
Para inducir fructificación se utiliza agar líquido, agar- desarrollan tam bién técnicas m oleculares p ara su identifica­
papa (patata), extracto de m alta o Czapek. ción com o reacción en cadena de la polim erasa-polim orfis-
El crecim iento es rápido, los cultivos están com pleta­ m o de lo ngitud de fragm entos de restricción (PCR-RFLP, del
m ente m aduros a los tres a cinco días; las colonias son eleva­ inglés polymerase chain reaction, y restriction fra g m en t length
das, cubren toda la superficie del m edio de cultivo, y llenan polym orphism ) y espaciador tran scrito in tern o (ITS, del
p o r com pleto la caja de Petri o el tubo (figura 22-5). Para inglés internally transcribed spacer).
dem o strar su patogenicidad, se precisan aislam ientos rep e ti­
dos o seriados y constantes o la presencia del hongo en todos Datos histopatológicos
los tubos usados con ese fin. La im agen determ inante es la presencia de trom bosis capilar e
Es conveniente observar con la lupa del m icroscopio a hifas fúngicas en la luz de los vasos o en las lesiones. La necro­
través de las paredes del tubo, pues esta m an io bra perm ite sis es supurativa con infiltrados inflam atorios de neutrófilos y
percatarse de la presencia de esporangios. En el exam en eosinófilos; hay edem a, y a veces células epitelioides y gigantes.
m icroscópico se observan filam entos m uy gruesos sin ta b i­ Los filamentos son largos y gruesos, m iden 10 a 25 m icróm e-
ques (cenocíticos) y ram ificaciones onduladas. C uando hay tros de diám etro, m uestran pocos tabiques, y adoptan form a
esporulación, se encuentra form ación hom otálica o hetero- de listón (figura 22-9), en ocasiones el tejido procesado puede
tálica de zigosporas y es m uy im p o rtan te describir las estru c­ estar doblado o m uy com prim ido, entonces los filamentos tie­
turas asexuadas de reproducción, com o esporangióforo nen el aspecto de hifas septadas (y se confunden con Aspergi­
(esporocistóforo), esporangio (esporocisto) y esporangios- llus). Se p ueden observar clam idoconidios de 15 a 30

Figura 22-7. A ] M ycocladus sp, esporangios piriformes y apófisis muy marcadas. B) Rhizom ucor sp.
Capítulo 22 - Zigomicosis • 259

Figura 2 2-8 . M ucor sp. A ) Esporangios globulosos. B) No hay apófisis. C] Cunninghamella sp. D) Syncephalastrum sp.

m icróm etros de diám etro y, a veces, m aterial eosinófilo infiltrados difusos inespecíficos, cavidades, nodulos e infartos
rodeando las hifas. Es m ejor la observación con PAS (ácido pulm onares. C on tom ografía axial com putarizada (TAC) se
peryódico de Schiff) y tinción de G om ori-G rocott. observan nodulos, derram es pleurales y u n signo conocido
co m o “sig n o del h alo ” el cu al co n siste en u n h alo h ip o d e n -
Datos de laboratorio so que rodea u na m asa hiperdensa y que se asocia con riesgo
aum entado de hem optisis masiva. Tam bién es útil la TAC de
No hay estudios serológicos específicos; se tienen estudios
senos paranasales, pulm ones y huesos (figura 22-9).
caseros tipo prueba de enzim oinm unoanálisis de absorción
(ELISA, del inglés enzym e-linked im m unosorbent assay) para
detectar anticuerpos. Es conveniente el estudio radiográfico o Diagnóstico diferencial
la broncoscopia fibróptica. En el cráneo, la radiografía revela R inoesclerom a, linfom as, m icobacteriosis cutánea ulcerosa,
opacidad de senos paranasales sin nivel hidroaéreo; se diag­ aspergilosis p u lm o n ar (figura 23-1), am ibiasis o infarto
nostica sinusitis paranasal, pansinusitis y puede haber lesiones intestinal y úlcera gástrica. En presentaciones cutáneas, con
osteolíticas. La tom ografía com putarizada (TC) m uestra edem a hem orrágico agudo de la infancia, p io d erm a gangre­
sinusitis o pansinusitis, engrosam iento periorbitario y de las n oso am polloso, eritem a m ultiform e, hem angiom a hem osi-
mucosas con niveles hidroaéreos, tabique nasal perforado, derótico targetoide, síndrom e de Lyell, enferm edad de
erosión ósea o destrucción orbitaria. En los pulm ones los Beh<;et, lupus eritem atoso, síndrom e de Rowell y lesiones por
patrones radiológicos son múltiples: consolidaciones lobares, radiación.
260 • Sección V - Micosis oportunistas

A Complicaciones
Infección bacteriana o p o r Candida agregada.

Tratamiento
D ebe iniciarse de inm ediato luego del diagnóstico; se enfoca
p rincipalm ente en tratar la enferm edad subyacente, en p a rti­
cular control de diabetes y de acidosis, y suspensión de los
tratam ien to s con deferoxam ina cuando sea el caso. Es nece­
sario institu ir a la vez m edidas quirúrgicas, com o desbrida-
m iento; el tratam ien to quirúrgico debe ser enérgico y
o p o rtu n o , p o r eso la decisión de cuánto tejido elim inar es
crucial, dado que la in tervención q u irúrgica ju n to con el tra ­
tam ien to m édico da u n índice de curación de 50 a 85%; en
cambio, las probabilidades de recuperación en leucém icos
son m ínim as.
El fárm aco básico es la anfotericina B, 1 a 1.5 m g/kg/día
con los riesgos m encionados en el capítulo 35; se continúa
dos o tres sem anas m ás después de la desaparición de los
signos. Se to leran m ejor la anfotericina B liposom al y las
dosis de m ás de 3 a 5 m g /k g /d ía d u ran te 8 a 10 sem anas. En
form as p ulm onares se h an em pleado nebulizaciones de anfo­
tericina, 50 m g /d ía o resección q u irúrgica con instilación
in trap u lm o n ar p o so p erato ria del fárm aco. En pruebas de
sensibilidad a antim icóticos, R hizopus y Cunninghamella
h an m o strad o resistencia alta a anfotericina B.
T am bién se utiliza ketoconazol, 400 mg; fluconazol, 150
a 400 mg, o itraconazol, 200 m g al día, p ara el control p o ste­
rio r de la enferm edad. E n lesiones sólo cutáneas, los p o rce n ­
tajes de curación son de 69%. A nte lesiones necróticas se
recom ienda tratam ien to m édico -q u irú rg ico con utilización
de anfotericina B. En estos casos, tam bién se h a utilizado
oxigenación hiperbárica, interferón-y, factor estim ulante de
colonias de granulocitos, factor estim ulante de granulocitos-
m acrófagos, yod u ro de potasio, e incluso cauterización.
H oy en día se considera que el posaconazol (200 m g
cuatro veces al día p o r vía oral) es el m ejor m edicam ento
cuando no se tolera la anfotericina B, especialm ente en R hi­
zopus sp. (con u n a concentración m edia in hibitoria <1 ^g/
m i); el voriconazol y el ravuconazol carecen de actividad
co n tra m ucorales, al igual que las eq uinocandinas, com o la
caspofungina (aunque esta últim a m u estra sinergia in vitro
con la anfotericina, es ineficaz com o m onoterapia). A lgunos
autores h an en co n trad o m o rtalid ad baja con el siguiente
esquem a de tratam iento: resección de tejidos blandos y óseos
afectados, así com o drenaje etm oidal; en caso necesario,
resección p erio rb itaria y enucleación; cuando hay invasión
de la órbita está indicada la exenteración. C om o tratam iento
m édico, anfotericina B, 1.5 m g/kg adm in istrad o s p o r veno-
clisis d u ran te 8 a 12 h, hasta llegar a u n a dosis total de 2 a 2.5
g, y fluconazol, 200 m g p o r la m ism a vía cada 12 h duran te
20 días, seguido de 100 m g cada 12 horas p o r vía oral p o r
otros 35 días. La du ració n óp tim a de los tratam ientos debe
individualizarse, porq u e n o hay lím ites precisos; sin em b ar­
go, la m ejoría de los datos clínicos y en estudios de im ágenes,
Figura 22-9. A ) Mucormicosis, filamentos cenocíticos en examen la ausencia de estru ctu ras fúngicas en exám enes directos y
directo con negro de clorazol y B ] biopsia (PA S lOOx). C] TAC, afec­ biopsias subsiguientes, la ausencia de desarrollo en cultivos
ción de órbita.
Capítulo 22 - Zigomìcosis • 261

• Cuadro 22-4. Características de los mucorales más frecuentes


Ramifi­ Tempe­
cación de Presencia ratura 18111
Hongo
Esporangios-
poras Columela Apófisis Esporangio
esporan­
gióforos
Color de la
colonia
de zigos­
poras
máxima de
crecimiento
ÉIÉMI#
Otras
R h izom u cor Casi esféricas Ausente Oval o Esférico, café En umbela Café oscuro Sí* 54 a 58 °C Rizoides
pusillus** (3 a 5 micró­ piriforme (marrón] (sombrilla] más peque­
metros] (50 a ños
80 micróme­
tros]
M. corym bi- Esféricas o Muy Hemisférica Piriforme, Blanco a Sí* 48 a 52 °C Esporan-
fer [A bsidia alargadas notoria. o cónica translúcido gris. gióforo muy
co ry m b ifera j1 (3 a 5 micró­ Alargada (20 a 50 mi­ Cris a negro ramificado
metros] crómetros]
R h izopu s Casi esféri­ Corta, Piriforme Esférico, Cris a negro No 52 °C
rhizopodifor- cas, truncada negro (80 a
m is * lisas (4 a 6 120 micróme­
micrómetros] tros]
R h izopu s Anguladas y Corta sin Casi esfé­ Esférico, gris Ramificado Café a gris No 42 a 44 °C Collarete en
oryzae/arrhi- estriadas (5 a rotura rica (140 a 200 en nudos sombrero
ZUSt 9 micróme­ micrómetros] chino
tros]
*H eterotálica.
**En esp ecie de Rhizopu s, el m icelio p re se n ta estolones y rizoides, es decir, ram ificaciones en la superficie u órganos de fijación, que sem ejan raí­
ces. Los rizoides y racim o s de esporangióforos tien en un m ism o origen o nudo. Los esporangióforos no son ram ificados y a m enudo son ang ulares
con su rco s longitudinales.
Los esp o ran g ios so n esféricos, con apófisis poco notorias.
Si hay zigosporas, tien en su sp e n so re s desig u ales [figuras 22-1, 22-2 y 22-6],
t En Mycocladus [Absidia] sp., los estolones y los rizoides son tran slú cid o s y difícilm ente visibles.
Los esporangióforos son m u y ram ificados.
Los esp orang ios son p iriform es y las apófisis m uy m a rcad as (figuras 22-1, 22-2 y 22-7).
* E sp ecies de Mucor y de Rhizomucor: no hay esto lo n es ni rizoides característico s.
Los esporangióforos n a c e n d irectam en te del su stra to , son ram ificados.
Los esp o ran gio s son globulosos, no hay apófisis.
Si hay zigosporas, p rov ienen de gam etangios isogám icos ( f i g u r a s 22-1, 22-2 y 22-8}.
Saksenaea vasiformis, hongo hialino con esporangióforos de 5 a 10 m icró m e tro s de ancho por 25 a 65 m icro m e tro s de largo en form a de domo,
con cuello largo, las esp o ran g io sp o ras son oblongas o rectan g u lares, los rizoides so n dicotóm icam ente ram ificados y pigm entados. T em peratura
m áxim a de crecim iento: 44 °C.

de seguim iento, y la m ejoría de la inm unid ad, son todos en las form as pulm onares es de 50 a 70%, y se increm enta
indicadores adecuados. D ada la resistencia al itraconazol, no hasta 95% ante infección sistèmica. En esta últim a el p ro n ós­
se recom ienda com o profiláctico; p o r otra parte, profilaxis tico se ensom brece si hay infección p o r Cunninghamella o
con voriconazol para aspergilosis se h a asociado con au m en ­ hay deterioro de la función renal. Se requiere vigilancia estre­
to en la incidencia. cha en conjunto con el oftalmólogo, otorrinolaringólogo,
neurólogo e incluso el n eurocirujano en el caso de infecciones
Pronóstico rino-orbitocerebrales. Los pacientes diagnosticados y trata­
Es m uy om inoso; la m ayoría de los enferm os fallece; en dos o p o rtu n am en te se curan; casi siem pre se requiere recons­
pacientes con neoplasias de la sangre la m ortalidad es de 64%; trucción quirúrgica.

• Cuadro 22-5. Propiedades fisiológicas de los mucorales más frecuentes


Utilización
„ v fe Síntesis de Hidrólisis
Sacarosa Melibiosa Lactosa Rafinosa Etanol Nitrato tiamina de caseína
R h izo m u co r pusillus + + + + - + + -
M y co cla d u s corym bifer - + + + - + - +
(A bsidia corym bifera)

R h izo p u s rhizopodiform is - - - + + +
R h izo p u s oryzae/arrhizus - o+ V - 0+ + - + +
+, positivo; -, negativo; V, variable.
262 • Sección V - Micosis oportunistas

Prevención
C ontrol adecuado de diabetes. Uso de ventilación filtrada en
hospitales, em pleo de quelantes del h ierro diferentes a la
deferoxam ina en caso de necesitarse este tipo de fárm acos.

Entomoftoromicosis
En 1925, van O vereen inform ó la p rim era infección en un
caballo. En 1956, Lei-Kian Joe y N jo-Im jo describieron en
Indonesia los tres prim eros pacientes con ficom icosis su b cu ­
tánea p o r B. ranarum . En 1961, C hester W ilson E m m ons y
C. H. Bridges, en Texas, com unicaron el p rim er caso de fico­
m icosis p o r Entom ophthora coronata en caballos. En 1964,
A. Batko transfirió la especie al género Conidiobolus com o C.
coronatus y designó el padecim iento com o “en tom ofto ro m i­
cosis conidiobolae”. En 1965, G. Bras, en la isla G ran Caim án,
en Jamaica, describió la enferm edad en seres hum anos, y en
ese m ism o año, R enoirte lo hizo de m anera independiente
en el Congo. En 1968, B. M. C lark le llam ó “rin oentom ofto-
rom icosis”. En 1970, E. F. G ilbert, G. H. K houry y R. S. Pore,
describieron en un n iño la p rim era ficom icosis m ediastínica
por C. incongruus. En 1987, H u m b e ry C. C. Brow n in fo rm a­
ron el prim er anim al con rinoconidiobolom icosis p o r C. Figura 22-10. Distribución geográfica de las entomoftoromicosis.
lamprauges.
En Brasil, la enferm edad en seres hum ano s se conoce
desde 1966, y hasta 1988 se habían registrado 17 enferm os diobolom icosis, en mayores de 20. N o se h an en contrado
procedentes del noroeste. En M éxico, en 1988, De Jean-Bo- factores que predispongan, y sólo en u n caso se h a en c o n tra­
joge, R am ón R uiz-M aldonado y Rubén L ópez-M artínez do asociación con trasplante renal. H asta 2004, la form a gas­
com unicaron el prim er caso de basidiobolom icosis p o r B. trointestinal se había com unicado en 15 ocasiones en Kuwait,
haptosporus, y en 1990, Jorge M ayorga, Víctor F ernando Brasil, N igeria, y A rizona en Estados U nidos.
M uñoz E strada y Reynaldo A rosem ena describieron la p ri­ Los h ongos causales tien en am plia distribución m undial
m era infección nasal y paranasal p o r C. coronatus. y se aíslan del m edio, sobre to d o d u ran te los m eses lluviosos.
Los casos en seres h u m an o s provienen de zonas tropicales de
Sinonimia Asia, India, n o rte de A ustralia, y de África, en especial N ige­
ria, C am erú n , G hana y Congo; en L atinoam érica se conocen
Conidiobolom icosis, basidiobolom icosis, rinoficom icosis.
48 casos, 37 de rinoentom oftorom icosis y 11 de b asidiobolo­
micosis, que proced en de Brasil (84%), C olom bia, C entro-
Definición am érica (C osta Rica, Panam á, El Salvador), el C aribe (en
E nferm edad de seres hum anos y anim ales ocasionada p o r República D om in ican a se conocen m ás de 10 casos) y M éxi­
Zygomycetes del orden E ntom ophthorales, en particu lar co (figura 22-10). Se h an registrado casos esporádicos en
Conidiobolus coronatus y Basidiobolus ranarum (haptospo­ Estados U nidos, E uropa y A ustralia; ya se publicó el p rim er
rus). Es tropical o subtropical y poco frecuente. Se m anifiesta caso en C hina. Se h an descrito en clim as ecuatorial, tropical
por u n a presentación rinofacial y un a subcutánea, con ede­ y sem iárido.
m a e infiltración. En el estudio histopatológico el hongo p re ­ La basidiobolom icosis se h a en co n trad o en caballos,
senta u n halo eosinófilo característico. El huésped es n orm al perros, delfines y anim ales salvajes; la conidiobolom icosis,
desde los puntos de vista fisiológico e inm unitario. en caballos y chim pancés.

Datos epidemiológicos Etiopatogenia


Es poco frecuente, se han com unicado alrededor de 350 Se origina p o r Zygomycetes del o rd en E ntom ophthorales,
casos, 66% de basidiobolom icosis y 33% de conidiob olo m i­ fam ilias A nylistaceae y Basidiobolaceae, y géneros Conidio­
cosis (figura 22-10), la m ayoría proviene de N igeria, U ganda bolus y Basidiobolus. Se h an registrado tres especies causan­
Indonesia, República D om inicana y Brasil. A m bas p red o m i­ tes de infecciones en h u m an o y anim ales: Basidiobolus
n an en varones, con un a proporción de 3:1, aunque afectan a ranarum , Conidiobolus coronatum y Conidiobolus incon­
am bos sexos, y en el grupo étnico afroam ericano; 80 y 40% gruus. Esta últim a especie sólo se h a aislado en dos ocasio­
de los casos de basidiobolom icosis ocurre en m enores de 20 nes, y la p rim era se ha en co n trad o en u n a am plia variedad de
y de 10 años de edad, respectivam ente, y 75% de los de coni- clim as y áreas geográficas.
Capítulo 22 - Zigomicosis • 263

Taxonomía
• Cuadro 22-6. Clasificación de las entom oftorom icosis

Orden Familia Género y especie

Entomo- Anylistaceae Conidiobolus coronatus (Cons-


phthorales Basidiobola- tantin y Batko, 1964]
ceae C. incongruus [Drechsler, 1960)
C. lamprauges
Basidiobolus haptosporus
[Drechsler, 1947)
B. meristosporus
B. ranarum

re-H oeppli (véase capítulo 5); la sustancia eosinófila está


co n stitu id a p o r fibrina, lipofuscina, fosfolípidos, lípidos áci­
El m icelio n o es tan extenso com o en los m ucorales, dos o n eu tro s y granulom as acom pañados de u n a reacción
pero la reproducción sexual sigue el m ism o patrón. La rep ro ­ fibrótica. En la basidiobolom icosis no se conocen los facto­
ducción asexual difiere en que las esporas son expulsadas res predisponentes. A unque se p resenta en inm un o co m p e-
con fuerza o “disparadas” dentro del área circundante (balis- tentes, cu an d o ya se en cu en tra establecida, la enferm edad
tosporas), y se adhieren a u n insecto com o vía para pasar al puede agravarse con m edicam entos in m unosupresores o
excrem ento de anfibios. enferm edades que generan alteraciones in m u n itarias, com o
Estos m icroorganism os viven norm alm en te com o la diabetes.
saprofitos de plantas o sus restos, algas, algunos arácnidos, Al parecer, la infección estim ula la síntesis de citocinas
así com o en el intestino y las heces de anfibios, m am íferos proinflam atorias de tipo Th2, com o IL-4 e IL-10, así com o
insectívoros y reptiles que se alim entan de insectos infecta­ factor de necrosis tu m o ra l-a (T N F -a, del inglés tum or necro­
dos; las esporas se adhieren a las patas de los insectos, los sis fa cto r-a )
cuales actúan com o vectores. En algunos lugares del m u nd o
los lagartos están en contacto m uy estrecho con los seres Clasificación
hum anos. En condiciones controladas, se h a visto que B.
Véase el cuadro 22-6.
ranarum , Conidiobolus adiaeretus, C. iuxtagenitus, C. hete-
rosporus, C. pum ilus y C. firm ipilleus son capaces de utilizar
glucógeno, quitina anim al, gelatina, caseína, N -acetil gluco- Cuadro clínico
sam ina y trealosa. El aceite de girasol tam bién favorece el Se desconoce cuánto d u ra el p erio d o de incubación. La for­
crecim iento de estas especies, son capaces de colonizar tanto m a rinofacial o rinoconidiobolom icosis inicia con afección
cadáveres de artró p o d o s (presentan altas cantidades de espo ­ de la m ucosa nasal p o r u n a lesión nodular, con obstrucción
ras en su interior) com o algunas plantas que se en cu en tran nasal que evoluciona en m eses o años; se m anifiesta p o r una
en la superficie del agua. tum efacción subcutánea que crece lentam ente y que afecta la
Son hongos con u n esporangio reducido a funcionar m ucosa y los tejidos blandos de la región centrofacial, con
como u n conidio que es enérgicam ente lanzado al exterior deform ación de los m ism os (fase I). D espués afecta los senos
cuando llega a la madurez; si éste no cae en un sustrato favora­ paranasales, y puede sobrevenir epistaxis; luego se extiende
ble, produce otro m ás pequeño. Crece de m anera saprofítica de m an era centrífuga hacia las regiones glabelar (entrecejo)
en los cultivos, pero algunos requieren sustratos complejos. y frontal, así com o hacia los labios, las mejillas y los p á rp a ­
Basidiobolus haptosporus, B. meristosporus y B. ranarum dos; se observan gran aum ento de volum en y deform ación
(Eidam, 1886) son sinónim os según se h a d eterm inado por con aspecto de “tap ir o h ip o p ó tam o ” esta fase es precipitada
estudios antigénicos, análisis de restricción de ácido desoxi- p o r diabetes, infección p o r V IH /sid a o fárm acos in m u n o su ­
ribonucleico ribosom al (rD N A ) y bandas de isoenzim as. presores (fase II) (figuras 22-11 y 22-12). Las lesiones casi
Basidiobolus ranarum , C. coronatus (Batko, 1964) y C. incon- n u n ca se ulceran ni se to rn an verrugosas. En etapas tardías
gruus causan enferm edad en seres hum anos, y C. lamprau- hay afección de la faringe, las capas m usculares, huesos y vis­
ges, en caballos. ceras (fase III).
Los hongos que actúan com o patógenos son term otole- La basidiobolom icosis subcutánea p o r lo regular se
rantes a 37 °C. La patogenia es casi desconocida, se conside­ localiza en los hom bros, el tronco, las extrem idades superio­
ra que el hongo p en e tra p o r traum atism o s con vegetales res o inferiores, nalgas, cuello o cara (figura 22-13). G eneral­
contam inados (espinas), picaduras de insectos, artró po do s m ente es unilateral; se inicia p o r u n nod u lo que aum enta de
o ácaros, incluso en dos pacientes em pezó después de inyec­ tam año h asta dar la m orfología característica; se form an
ciones intram usculares; tam bién puede p en e trar a las vías grandes zonas infiltradas de consistencia d u ra y bien cir­
respiratorias y el tu b o digestivo p o r inhalación o deglución cunscritas, fijas a la fascia m uscular pero no a piel, con super­
de esporas. En la conidiobolom icosis, después de la p e n e tra ­ ficie lisa o polilobulada (la piel se observa tensa), eritem atosa
ción se produce un a reacción de tipo an tígeno -anticuerpo o y caliente (celulitis inflam atoria); rara vez hay descam ación.
de lisis celular, que se m anifiesta p o r fenóm eno de Splendo- H ay cierto grado de linfedem a, pero sólo en ocasiones afecta
264 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura 22-11. Conidiobolomicosis rinofacial.

ganglios linfáticos. C onform e el padecim iento se hace m ás


crónico, las lesiones se m anifiestan con aspecto seudotum o- Figura 22-13. Basidiobolomicosis subcutánea.
ral, y pueden aparecer lesiones satélite. La piel se observa
atrófica e h iperpigm en tad a o h ipopigm entada, y p o r lo gene­ nales bien delim itadas, de tam añ o variable, y consistencia
ral no se observan úlceras. Se refiere prurito, y escaso dolor a sólida, que se co n fu n d en con cáncer y se diagnostican con
la palpación. Es rara la invasión de visceras (hígado y p u lm o ­ endoscopia y biopsia o, en casos m ás extrem os, con lap aro to ­
nes), que ocurre p o r contigüidad hacia el m ediastino, estó­ mía. En algunos casos graves pued e h ab er disem inación
m ago o colon. H asta el m om en to no se h an identificado hacia el aparato genitourinario, con afección renal e identifi­
factores que predispongan a la form a gastrointestinal, al cación de elem entos fúngicos en el urocultivo. Rara vez se
igual que a la subcutánea; sin em bargo, alguno de los afecta­ h an rep o rtad o m asas hepáticas que sim ulan carcinom as,
dos ha tenido antecedente de intervención quirúrgica ab d o ­ p rincipalm ente en niños.
m inal reciente (apendicectom ía o corrección de hernia), p o r Sólo se ha inform ado u n caso de basidiobolom icosis
lo que no es im posible excluir la im plantación del agente disem inada con m alestar general, síntom as y signos p u lm o ­
patógeno d urante el acto quirúrgico. T am bién se h a relacio­ nares (disnea y acortam iento del ciclo de inspiración-espira-
nado con diabetes m ellitus, úlcera gástrica y con el hábito ción) con m asas subcutáneas in d u rad as e indoloras al nivel
de pica. Se h a propuesto com o vía de entrad a la ingestión de de los hom bros, la espalda y los brazos. Al parecer la d isem i­
esporas en alim entos y bebidas contam inados. En clínica nación o cu rrió a p artir de u n foco in traab d o m in al gástrico.
puede sim ular enferm edad de C roh n o colitis infecciosa; En anim ales, Basidiobolus afecta las partes laterales de la
adem ás, se acom paña de la presencia de m asas intraabdom i- cabeza y el tronco, que presentan m ás contacto con m ateria­
les infectados; se h a aislado de anfibios, reptiles y m urciéla­
gos; se h an d em ostrado lesiones subcutáneas en caballos,
gastrointestinales en perros, y hay u n reporte de infección
disem inada en un búfalo carabao (Bubalus bubalus carabane-
« ' sis). Conidiobolus origina granulom as nasales, y es patógeno
de insectos, delfines, chim pancés, ovejas, llamas y caballos.

Estudio micologico
El exam en d irecto se realiza con h idróxido de potasio (KOH).
D ado que no hay exudado, es necesario utilizar u n frag m en ­
to de tejido, que se m acera con KOH al 20%; se observan
hifas cortas y gruesas, con pocos tabiques o sin ellos.
Los cultivos se realizan tan pronto se obtenga el espécimen
(ya que esta clase de zigomicetos no sobrevive m ucho tiem po a
tem peraturas m enores de 4 °C) en los m edios habituales (agar
glucosado de Sabouraud o extracto de levadura), sin ciclohexi-
mida, dado que ésta los inhibe; todos los que actúan como
patógenos crecen a 37 °C. El desarrollo de las colonias tarda
entre cinco y siete días, y puede haber colonias satélite.
Las especies de Basidiobolus se caracterizan p o r esporo-
Figura 22-12. Rinoconidiobolomicosis. foras con vesícula subesporangial; todas las células son
Capítulo 22 - Zigomicosis • 265

pared lisa u o ndulada y u n a papila o pico que representa el


rem anente del tu b o copulador (figuras 22-15 y 22-16), y que
aparecen después de 10 a 14 días de la siem bra p o r la unión
de dos hifas vecinas que form an picos de conjugación y p er­
sisten en la superficie de la zigospora. Los esporangióforos
m u estran u n a p arte term in al alargada que produce un espo­
rangio unicelular (conidio adhesivo) que deja p o r debajo
u n a vesícula subconidial o esporangiolo (figura 22-15); los
conidios son proyectados con tal fuerza que se estam pan en
las paredes del tu b o de cristal y se adhieren a las mismas.
Rara vez hay clam idosporas o conidios catenulados.
H ay 27 especies de Conidiobolus; la especie tipo es C.
coronatus (C ostantin, Batko) que se considera sinónim o de
Delacoixia coronata (de H oog y G uarro, 1995); tiene d istri­
b ución m undial, pero p rincipalm ente tropical. Crece a 30 a
37 °C; es sensible, adem ás, al cloranfenicol (figuras 22-17 y
22-18). La colonia, de crecim iento rápido, es glabra, plegada
y de color café (m arrón); se en cu en tra cubierta p o r u n fino
m icelio, y las paredes del tubo están llenas de conidios, pues­
Figura 22-14. Basidiobolus ranarum [B . haptosporus]. to que son lanzados con fuerza hasta a 30 cm de distancia.
En el exam en m icroscópico se caracteriza p o r esporófo-
ros sin vesícula subesporangial, núcleo difícil de observar
m ononucleadas, hay conidios y zigosporas (figura 22-14). d u ran te las m itosis, y nucléolo prom inente; se encuentran
Las colonias de B. ranarum (Eidem ) son planas, glabras, de conidios de 25 a 45 m icróm etros de diám etro producidos
color gris a beige (beis), plegadas en el centro, con un patró n p o r conidióforos cortos y no ram ificados; algunos tienen
radiado y escaso m icelio aéreo húm edo; en ocasiones m ues­ vellosidades en su superficie, y otros, u n a papila prom inente
tran u n aspecto céreo; tienen olor característico a h um edad (en lim ón) com o resultado de la presión con que son expul­
(que recuerda al de Streptomyces) y capacidad para esporular sados, y que da lugar a nuevas esporas; adem ás, hay conidios
en un tiem po m uy corto. con varias papilas y esporas que se distribuyen en form a de
La técnica estándar de aislam iento de los m icroo rgan is­ corona y filam entos en m an cu e rn a (figura 22-17); estos últi­
m os del suelo es el uso del m edio de M artin, el cual contiene m os se form an con dos conidios u n id o s p o r u n filam ento y a
peptona y dextrosa con estreptom icina y rosa de Bengala en veces se observa el conidio solam ente con u n a especie de
pH bajo. Para seleccionar m ucorales term otolerantes, hay un tu b o germ inativo; se observan pocas zigosporas.
m edio de cultivo que incluye benom il (Benlate) y antib ió ti­
cos antibacterianos, con incubación a tem p eratu ra de 45 °C. Datos histopatológicos
En el exam en m icroscópico se encu en tran filam entos En la fase II la biopsia debe tom arse de la región glabelar.
gruesos de 8 a 20 m icróm etros de diám etro con pocos tab i­ H ay reacción inflam atoria inicial, luego granulom atosa en la
ques; zigosporas de 20 a 50 m icróm etros de diám etro con hipoderm is, con infiltrados p red o m in an tem en te de m ono-

Figura 22-15. Características microscópicas de Entomophthorales. (Modificada de McGinnis M. Lab Handbook Med Myc. London. Acade­
mic Press 1990.]
266 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura■i 22-16. Basidiobolus ranarum [B. haptosporusj. ziqospora ...


Figura 22-18. ■>• r , ,.
Conidiobolus sp. Conidios en forma de limón.
,

Datos de laboratorio
Se en cu en tran leucocitosis, eosinofilia y aum ento de la sedi­
m en tació n globular. Se im plem entan técnicas de serodiag-
nóstico p o r in m u n o d ifu sió n p ara conidiobolom icosis y
basidiobolom icosis (C . coronatus y B. ranarum ).
Las radiografías de cráneo m uestran increm ento de teji­
dos blandos, antro opaco, obliteración del espacio nasal, y
engrosam iento de la mucosa. En la fase III hay afección de h u e­
sos y de cartílago. En algunos casos en los que no se logra el
aislamiento del agente patógeno de m anera exitosa o los estu­
dios histológicos no son concluyentes, el serodiagnóstico p u e­
de ser u na alternativa adecuada dada la diversidad antigénica
entre las especies de esta clase de hongos. La estim ación de los
títulos séricos de anticuerpos ha dem ostrado aum entos de las
concentraciones de inm unoglobulinas específicas contra la fase
micelial de B. ranarum, las cuales son de clase IgG l e IgG3.
Se h an obtenido antígenos filtrados a p artir de colonias de
B. ranarum y C. coronatus para realizar pruebas de in m u n o d i­
fusión, que h an m ostrado 100% de especificidad, y cuyo valor
puede ser pronóstico; se ha observado dism inución de las
cifras de precipitinas en pacientes tratados de m anera exitosa.

..........
Figura 22-17. C. coronatus. A ) Conidios con vellosidades y conidios
con papila. B ] Zigosporas y filamentos dilatados en mancuerna.

nucleares, neutrófilos y eosinófilos; en m en o r m ed ida se


p ueden observar células epitelioides y gigantes m ultinuclea-
das; se encuentran trom bosis vascular e hifas gruesas de 2 a
6 (y hasta 20) m icróm etros de diám etro, con tabiques esca­
sos y rodeadas de m aterial eosinófilo radiado (fenóm eno de
Splendore-H oeppli), fácil de observar con hem atoxilina y
eosina, PAS y tinción de G o m ori-G rocott (figura 22-19). En
etapas tardías se ha descrito u n a fase regresiva, o puede Figura 22-19. Conidiobolomicosis, la biopsia muestra filamentos
cenocíticos con el fenómeno de Splendore-Hoeppli [PA S 4 0 x ].
encontrarse fibrosis.
Capítulo 22 - Zigomicosis • 267

• Cuadro 22-7. Diagnóstico diferencial en zigomicosis Tratamiento


Mucormicosis Entomoftoromicosis El m ejor tratam iento de la conidiobolomicosis es el itracona-
zol, 300 m g/día durante 6 a 9 meses. También se utiliza anfote-
Distribución Universal Areas tropicales y sub­
tropicales
ricina B según los esquemas señalados para otras micosis (cap.
35); dapsona (diam inodifenilsulfona [DDS]), 1 a 2 mg/kg de
Factores predispo­ Si [diabetes] No hay
peso corporal al día, o ketoconazol, 400 m g/día, cualquiera
nentes
durante tres meses. Hay poca experiencia, pero tam bién m ues­
Tipo Sistèmica [centro- Localizada (cutaneomu- tra respuesta al yoduro de potasio, trim etoprim -sulfam etoxa-
facial) cosa o subcutánea]
zol, 5-fluorocitosina y fluconazol.
Datos clínicos Necrosis cutanea Celulitis inflamatoria En basidiobolom icosis, el tratam iento m ás adecuado es el
Evolución Aguda Crónica yoduro de potasio, 25 a 50 m g/kg/día p o r lo m enos durante 6
Estudio histopato- Necrosis y trombosis Inflamación crónica a 12 meses (y continuado durante 4 a 6 sem anas más después
lógico Invasión vascular granulomatosa de la curación clínica); tam bién es útil el trim etoprim -sulfa-
fungica Hongo con fenómeno de metoxazol, 80/400 mg, u n a a dos tabletas cada 12 h al m enos
Splendore-Hoeppli durante dos meses, o el ketoconazol. Más recientem ente se
Tratamiento Anfotericina B Yoduro de potasio, h an utilizado esquem as terapéuticos con itraconazol y fluco­
itraconazol nazol. Si no hay respuesta se utiliza anfotericina B. C uando sea
Pronóstico Mortai Benigno conveniente o se trate de casos extrem os se instituirán m anio­
bras quirúrgicas com binadas con tratam iento con anfoterici­
na. A lgunas com binaciones terapéuticas utilizadas son
Diagnóstico diferencial trim etoprim -sulfam etoxazol con ketoconazol, itraconazol o
Paniculitis, linfom as, seudolinfom as, sarcoidosis, sarcom as, fluconazol. O tras alternativas constituyen trim etoprim con
esclerom a, celulitis bacterianas, rinosporidiosis (figura 30-4), sulfam etoxazol y dapsona.
pólipos nasales y filariasis. Es im p o rtan te definir claram ente En afección gastrointestinal, se procede a resección q u i­
entre las dos presentaciones de zigom icosis (cuadro 22-7). rúrgica de los segm entos afectados, com binada con tra ta ­
En la infección intraabdom inal, con en ferm edad de m iento con itraconazol; se h a señalado riesgo de disem inación
C rohn y colitis p o r otras causas. con el em pleo de m aniobras invasivas.
En el estudio histológico se debe diferenciar de otros
zigom icetos. Pronóstico
La m o rtalid ad es de 2%; hay recurrencias después de cu ra­
Complicaciones ción aparente. A lgunos autores h an señalado curaciones
O bstrucción nasal, disfagia, incapacidad funcional articular. espontáneas ocasionales en u no a dos años.

Bibliografía

♦ Ameen M, Arenas R, Martinez-Luna E, Reyes M, Zacarías R. The ♦ Choonhakam C. Concurrent subcutaneous and visceral basidio­
emergence o f mucormycosis as an important opportunistic fungal bolomycosis in a renal transplant patient. Clin Exp Dermatol
infection: Five cases presenting to a tertiary referral center for 2004;29(4):369-372.
mycology. Int J Dermatol 2007;46:380-384. ♦ De León-Bojorge B, Ruiz-Maldonado R, López-Martínez R. Sub­
♦ Bandeira V, Monteiro-Bandeira A. Entomoftoromicosis. Zigomi­ cutaneous phycomycosis caused by Basidiobolus haptosporus. A
cosis. Histopatología con relato de casos clínicos. Arch Argent clinicopathological and mycologie study in a child. Pediatr Der­
Dermatol 2007;57:143-50. matol 1988;5(l):33-36.
♦ Barr A, Nolar M, Grant W et al. Rhinoorbital and pulmonary ♦ Ellis DH. Systemic zygomycosis. En: Merz WG, Hay R (eds).
zygomicosis post pulmonary aspergilloma in a patient with chronic Medical mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and micro­
lymphocytic leukaemia. Acta Biomed 2006;77(Suppl 4): 13-18. bial infections. 10th ed. London. Hodder Arnold 2005:659-686.
♦ Bígliazzi C, Poletti V, Dell’ Amore, Saragoni L, Colby T. Dissemi­ ♦ Frye CB, Reinhardt J. Characterization of the zygomycete genus
nated basidiobolomycosis in an immunocompetent woman. J Clin Rhizopus. Mycopathologia 1993;124:139-147.
Microbiol 2004;42(3): 1367-1369. ♦ Greenberg RN, Scot LJ, Vaughn HH et al. Zygomycosis (mucor­
♦ Burns T, Breathnach S, Cox N, Griffiths C. Rooks Textbook of Der­ mycosis) emerging clinical importance and new treatments. Curr
matology, 7th ed. Oxford. Blackwell Publishing 2004:31.85-31.86. Op Infect Dis 2004;17:517-525.
♦ Chakrabarti A, Kumar P, Padhye AA et al. Primary cutaneous ♦ Greene CE. Infection with basidiobolus ranarum in two dogs. J
zygomycosis due to Saksenaea vasiformis and Apophysomyces Am Vet Med Assoc 2002;221(4):528-532.
elegans. Clin Infect Dis 1997;24(4):580-583.
268 • Sección V - Micosis oportunistas

♦ Isa-Isa R, Arenas R. Las micosis superficiales subcutáneas y pseudo- ♦ Nemenqani D, Yaqoob N, Khoja H , Al Saif O, Amra NK, Amr
micosis en República Dominicana-México. Medigraphic 2009:88-94. SS. Gastrointestinal basidiobolomycosis: an unusual fungal infec­
♦ Iwen PC, Sigler L, Noel RK et al. Mucor circinelloides was iden­ tion mimicking colon cancer. Arch Pathol Lab Med 2009; 133( 12):
tified by molecular methods as a cause of primary cutaneous zygo- 1938-42.
micosis. J Clin Microbiol 2007;45(2):636-690. ♦ Oh D, Notrica D. Primary cutaneous mucormycosis in infants and
♦ Kaufman R, Mendoza L, Standard PD. Immunodiffusion test for neonates. Case report and review of the literature. J Pediatr Surg
serodiagnosing subcutaneous zygomycosis. J Clin Microbiol 2002;37:1607-1611.
1990;(2899): 1887-1890. ♦ Pagano L, Caira M, Candoni A et al. The epidemiology of fungal
♦ Khan ZU, Khoursheed M, Makar R, Waheeb AL, Bader AL, infections in patients with hematologic malignancies: the SEIFEM-
Muzaini AL, Chandy R, Mustafa AS. Basidiobolus ranarum as 2004 study. Hematologica 2006;91:1068-1075.
an etiologic agent of gastrointestinal zygomycosis. J Clin Microbiol ♦ Pérez IA, Correa A, Fuentes I, Meléndez E. Conidiobolomicosis:
2001;39(6):2360-2363. reporte de un caso con alteraciones histopatológicas. Biomedica
♦ Kimura M, Smith MB, McGinnis MR. Zygomycosis due to Apo- 2004;24(4):350-5.
physomyces elegans: report of 2 cases and review of the literature. ♦ Pérez-Uribe A, Molina de Soschin D, Arenas R et al. Mucormico-
Arch Pathol Lab Med 1999;123(5):386-390. sis cutánea primaria en una paciente con virus de la inmunodefi-
♦ Kontoyiannis DP, Lee FY, Mossad SB, Acial KA. Pulmonary mucor­ ciencia humana. Revlberoam Micol 2005;22:116-119.
mycosis: The last 30 years. Arch Intern Med 1999;159(12):1301- ♦ Rippon JW. Micología Médica. Philadelphia. Interamericana
1309. 1998:156,739-741.
♦ Kontoyiannis DP, Lewis RE. Invasive zygomycosis: Update on ♦ Roden, MM, Zaoutis, TE, Buchanan, WL et al. Epidemiology and
pathogenesis, clinical manifestations and management. Infect Dis outcome of zygomycosis: a review o f929 reported cases. Clin Infect
Clin N Am 2006;20:581-607. Dis 2005;41:634.
♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LI, Hernández-Hernández F, ♦ Romero-Zamora JL, Bonifaz A, Sánchez CJ et al. Mucormicosis
Castañón-Olivares LR. Micología Médica. Procedimientos para el rinocerebral. Reporte de doce casos. Rev Méd Hosp Gen Méx
diagnóstico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:111-116. 2000;63(3):178-184.
♦ Loree S, Dompmartin A, Duhamel C et al. Mucormycose cutanée ♦ Rubin AI, Grossman M. Bulls eye cutaneous infarct of zygomyco­
primaire. Rapport d ’un cas chez un greffé cardiaque et revue de la sis: A bedside diagnosis confirmed by touch preparation. J Am
literature. J Mycol Med 2001;11:44-49. Acad Dermatol 2004;51:996-1001.
♦ Losee IE, Selber J, Vega S et al. Primary cutaneous mucormycosis: ♦ Shah A, Lagvanker S, Shah A. Cutaneous mucormycosis in chil­
Guide to surgical management. Ann Plast Surg 2002;49:385-390. dren. Ind Pediatr 2006;43(17):167-170.
♦ Machouart M, Larché I, Burton K et al. Genetic identification of ♦ Spellberg B, Walsh TJ, Kontoyiannis DP. Recent advances in the
the main opportunistic Mucorales by PCR-restriction fragment management of mucormycosis: from bench to bedside. Clin Infect
length polymorphism. J Clin Microbiol 2006;44(3):805-810. Dis 2009;48(12):1743-51.
♦ Manning RJ. Saprotrophy of Conidiobolus and Basidiobolus in ♦ Tobon AM, Arango M, Fernández D et al. Mucormycosis
leaf litter. Mycol Res 2007;111:1437-1449. (zygomycosis) in a heart-kidney transplant recipient: recovery
♦ Marques da Fonseca AP, Marques da Fonseca WS, Costa Araujo afterposaconazole therapy. Clin Infect Dis 2003;36:1488-1491.
RD et al. Zigomicose rinofacial. Relato de quatro novos casos. ♦ Van der Berk GE. A fatal pseudo-tumour: disseminated basidio­
Med Cut ILA 1996;34:66-72. bolomycosis. Infect Dis 2006;6:140.
♦ Mayorga IA, Muñoz VF, Arosemena R. Infección nasal y parana­ ♦ Yang X, Li Y, Zhou X, Wang Y et al. Rhinofacial conidiobolomyco-
sal por C. coronatus: primer caso en México. J Clin Microbiol sis caused by Conidiobolus coronatus in a Chinese rice farmer.
1990;28(9): 1887-1890. Mycoses 2009:53(4):369-73.
♦ Mayorga R, Muñoz Estrada F. Entomophtoromycosis. En: Arenas ♦ Yoon YK, Kim MJ, Chung YG, Shin IY. Successful treatment of a
R, Estrada R. Tropical Dermatology. Texas. Landes Bioscience case with rhino-orbital-cerebral mucormycosis by the combination
2001:77-81. of neurosurgical intervention and the sequential use of amphotericin
♦ Munir M, Iones NS. Rhinocerebral mucormycosis with orbital and B and posaconazole. I Korean Neurosurg Soc 2010;47(l):74-7.
intracranialextension: a case report and review of optimum mana­ ♦ Zaitz C. Zygomycosis. En: Tyring S, Lupi O, Hengge U. Tropical
gement. I Laryn & Otology 2007;121:192-195. Dermatology. China. Elsevier Churchill Livingstone 2006:210-212.
♦ Naggie S, Perfect JR. Molds: Hyalohyphomycosis, phaeohypho-
mycosis and zygomycosis. Clin Chest Med 2009;30:337-353.
23 Aspergilosis

En 1729, Pier A ntonio M icheli, un botánico de Florencia, en de fuego. En 1926, M. E. Lapham señaló su aparición debida
su Nova p lan ta ru m , acuñó el térm in o Aspergillus al co m pa­ a tuberculosis. En 1938, F. Devé describió el aspergilom a
rar el conidióforo de ese hongo con el aspergillum cerem o­ com o m icetom a intrabronquiectásico. En 1939, Link publicó
nial utilizado para rociar agua bendita. En 1809, Johann el p rim er caso disem inado con lesiones en el sistem a n erv io ­
H einrich F riedrich Link aisló siete especies a p artir de vege­ so central (SNC).
tales en descom posición, entre ellas, A. flavus, A. candidus y En 1951, A ntonio G onzález O choa (figura 1-11) co m u­
A. glaucus. En 1815, A. C. M ayer y G. E m m ert describieron nicó el p rim er caso en M éxico en u n a paciente con afección
la enferm edad pu lm o n ar en anim ales. En 1842, John H ughes pulm onar.
Bennett, en su tesis recepcional “On the parasitic vegetable En 1952, K. F. W. H inson, A. J. M oon y colaboradores
structures fo u n d growing in living anim als” reconoció parási­ in fo rm aro n ocho casos y revisaron las m odalidades bronco-
tos vegetales en seres hum anos, pero no está perfectam ente pulm onares. En 1957, O livier M onod, G. D. Pesie y colabora­
dem ostrado que correspon dieran a Aspergillus. En 1847, dores com pletaron la descripción del aspergilom a, y
L heodor Sluyter inform ó en Berlín, con m otivo de su tesis, el com p araro n su aspecto con el de u n a trufa. En 1960 y 1961,
p rim er caso de aspergilosis pulm onar. En 1850, J. B. G eorg apareció en Inglaterra u n a epidem ia p o r consum o de ali­
W. Fresenius, quien fue cirujano y botánico, dedicado a la m entos contam inados p o r aflatoxinas, que diezm ó a an im a­
ayuda a los desam parados, describió la infección en u n ave; les, en p articu lar aves de corral, así com o a ganados bovino y
llamó a la m icosis aspergilosis, y al hongo A. fum igatus, co n ­ porcino. En 1965 se publicó A m anual o f aspergilli de Raper
signando esta descripción en publicaciones com o Die Flora y T hom en d onde se clasificaron 18 grupos, 132 especies y 18
von Frankfurt, Beiträge zu r Mykologie (La flora de F rankfurt, variedades. En 1983, M. G. R inaldi reconoció la existencia de
contribuciones a la m icología) y principalm en te Senckenber- 19 especies patógenas, pero ya se h an agregado otras.
gische Stiftung (F undación Senckenbergische).
E n 1856, R udolph V irchow inform ó cuatro casos de
enferm edad broncopulm onar, y realizó un a autopsia; su tra ­ Definición
bajo se considera u n clásico de la patología descriptiva. En
M icosis de anim ales y seres h um anos, causadas p o r hongos
ese m ism o año, Sebastiano Rivolta describió la enferm edad
o p o rtu n istas del género Aspergillus, en especial A. fum igatus,
en caballos. En 1897, G. Dieulafoy, A. C hangem esse y G. F. I.
A. niger y A. flavus, que causan 95% de las infecciones. P u e­
W idal describieron la seudotuberculosis m icótica en ceba­
d en dar en ferm edad p u lm o n ar alérgica o invasiva, aspergilo­
dores de aves. En ese m ism o año, L. R énon publicó en París
m a, disem inarse al SNC u otros órganos, o localizarse, com o
su libro E tude sur les Aspergilloses chez les anim a ux et chez
en otom icosis, onicom icosis, queratitis y m icetom a. En
H om m e (Estudio de las aspergilosis en anim ales y seres
inm unodeficientes es sistèm ica y m ortal.
h um anos), al que m uchos atribuyen haber despertado el
interés p o r estas enferm edades en Europa, ya que hace refe­
rencia al desarrollo y tipos de lesiones, susceptibilidad, así
com o a factores am bientales y alérgicos.
Datos epidemiológicos
En 1902, C. C eni y C. Besta, en Italia, señalaron la exis­ E nferm edad cosm opolita y rara. A fecta a cualquier grupo de
tencia de m etabolitos de A. fum ig a tu s y A. flavescens, tóxicos edad o étnico, y a am bos sexos; p red o m in a en varones adul­
para anim ales. En 1906, E. B odin y L. Gautier, en Francia, tos; 12% de los aspergilom as se ha observado en tu b ercu lo ­
escribieron sobre las toxinas de A. fum igatus, y en 1928, sos curados, pacientes con bronquiectasias, y personas con
R om anov y Tscherniak identificaron en caballos la form a cavitaciones p o r histoplasm osis. Las presentaciones alérgicas
cerebral. En 1939, A. T. H enrici, de Estados U nidos, aisló parecen m ás frecuentes en cam pesinos y en quienes trabajan
endotoxinas del m ism o hongo, y en estudios en conejos con granos, com o los em pleados de silos y m olinos.
com probó las capacidades hem olíticas, pirógenas, neuro- Los factores p red isp o n en tes son neu trop en ia; d esn u tri­
tóxicas e histotóxicas de estos com puestos. E ncontró adem ás ción, antecedente de absceso hepático am ebiano; alcoholis­
que los p erros son altam ente susceptibles a estas toxinas y, m o crónico; carcinom as pulm onares; uso de antibióticos de
p o r el contrario, las palom as son m uy resistentes, aunque am plio espectro, citotóxicos y glucocorticoides; leucem ia, y
observó susceptibilidad a la infección. trasplantes de órganos, en especial de m édula ósea (20 a
En 1924, W. W. C leland encontró aspergilosis p u lm o nar 40%), aunque en estos individuos ha d ism in u id o p o r el uso
consecutiva a un a h erid a p o r proyectil disparado p o r arm a de ciclosporina A. Se observa poco en pacientes con SIDA

269
270 • Sección V - Micosis oportunistas

(síndrom e de inm unodeficiencia adquirida), pues en ellos trad o que A. flavus, cuando se desarrolla sobre granos de
dism inuyen los linfocitos y no los neutrófilos; sin em bargo, cereales, p roduce hepatotoxinas y aflatoxinas carcinógenas.
se h an descrito el aspergilom a y form as disem inadas. A Tales hongos se en cu en tran en el aire, incluso en los desier­
veces no se en cu en tra u n factor predisponente. En sujetos tos y en las capas altas de la atm ósfera; cualquiera puede o ri­
con inm unodeficiencia p red o m in an las m odalidades d ise­ ginar reacciones alérgicas p o r hipersensibilidad cuando hay
m inadas. exposición continua. Las infecciones nosocom iales se p re ­
La presentación alérgica y la m ayoría de los casos p o r sentan cuando hay trabajos de construcción cerca de p ab e­
invasión o sin ella, d ependen de A. fum ig a tu s (56 a 90%); los llones de enferm os neutropénicos.
aspergilom as principalm ente son causados p o r A . niger, A. Las especies que actúan com o patógenas son term otole-
flavus y A. fum igatus. Aspergillus tiene distribución un iv er­ rantes; A. fu m ig a tu s puede crecer a tem peraturas de 20 a 50
sal, sobre todo en clim as con estaciones secas y húm edas °C. Los conidios p en etran p o r inhalación dados su tam añ o y
alternadas. El aspergilom a p redom ina en Francia, Inglaterra sus propiedades aerodinám icas, y llegan a las partes distales
y países nórdicos; es poco frecuente en A m érica y zonas tro ­ de los alvéolos pulm onares; su crecim iento incontrolado en
picales. La form a paranasal se ha observado sobre to do en los p ulm ones los convierte en u n a form a en p otencia angio-
Sudán y en las regiones calientes y húm edas del sudeste de invasiva. Las m odalidades clínicas d ep en d en de la tran sfo r­
Estados U nidos, donde constituye u n a enferm edad ocupa- m ación del hongo de saprofito en parásito. Al parecer los
cional. En M éxico, la incidencia es de 5% en pacientes con bron q u io s constituyen u n nicho ecológico, debido a la p re ­
neum opatías. sencia de n u trim en to s y condiciones de tem peratura. La
En pavos y pollos hay epidem ias de aspergilosis de vías invasión sólo o cu rre cuando las defensas fagocíticas del
respiratorias p o r consum o de granos contam inados; a esto se huésped se debilitan p o r la inm unosupresión.
atribuye 10% de las m uertes de pollitos. En bovinos y ovinos La exposición a grandes cantidades de conidios da lugar
ocasiona abortos. a alveolitis; tam b ién se instala en u n a cavidad p u lm o n ar de
cualquier origen, com o cavernas p o r tuberculosis o b ron-
quiectasias, o en cualquier form a de necrosis pulm onar,
Etiopatogenia incluso sarcoidosis o neum ocistosis. En el aspergilom a, los
hongos colonizan la cavidad y fo rm an u n a bola o pelota fún-
La fam ilia A spergillaceae tiene dos géneros: Penicillium y gica que actúa com o válvula que perm ite la en trad a de aire
Aspergillus. De este últim o se conocen alrededor de 185 con la inspiración y evita la salida d u ran te la espiración. Los
especies, de las cuales 34 se han asociado a enferm edad en hongos pu ed en ser alergénicos y causar enferm edad locali­
seres hum anos. Estos hongos son anam orfos (D euterom yce- zada en los p ulm ones y los senos paranasales. E n n eu tro p é­
tes); sin em bargo, en algunos se conocen sus form as nicos hay gran desarrollo fúngico con disem inación grave
teleom orfas (Ascomycetes) en las cuales los taxonom istas hacia otros órganos. La gravedad del cuadro clínico depende
han dejado la m ism a term inología p ara evitar confusiones. de la frecuencia y can tid ad de conidios inhalados, así com o
Sólo se han identificado com o patógenas unas 19 especies; del estado in m u n itario del paciente.
las m ás im portantes son las A. fum igatus, A. fla vu s y A . niger Es factible que se in tro d u zca p o r otras vías, com o in o ­
que generan 95% de las infecciones. culación directa de la córnea (queratitis), el tejido celular
su b cu tán eo (m icetom a) o la sangre en usu ario s de drogas
Especies m ás frecuentes de Aspergillus.
p o r vía intravenosa, en prótesis valvulares o p o r catéteres
A. fu m ig a tu s (Fresenius, 1850).
arteriales.
A. flavu s (Link, 1809).
La patogenia es com pleja y confusa. Se consideran fac­
A. niger (van Tieghem , 1867).
tores de virulencia: crecim iento a 37 °C; síntesis y liberación
A. nidulans ([Eidam ] W inters, 1884).
de sustancias tóxicas com o restrictocina (que p ro d u ce m u e r­
A. terreus (Thom , 1918).
te de las células del huésped) o gliotoxina (con efecto inm u-
A. fum ig a tu s es la especie m ás virulenta; tien en m enos n o d ep reso r e in h ib id o r de la fagocitosis de los m acrófagos y
interés A. glaucus, A. versicolor, A. deflectus, A. oryzae, A. de las funciones de neutrófilos y linfocitos); pro d u cción de
ustus, A. ochraceus, A. clavatus, A. niveus, A. restrictus y A. enzim as proteolíticas; p o r ejemplo, la capacidad de A. fu m i­
candidus. En las presentaciones paranasales son m ás fre­ gatus de generar elastasa se correlaciona con la v irulencia en
cuentes A. fla vu s y A. fum igatus. ratones. H ay otras enzim as com o serina proteasa de 33 kDa,
Los hongos del género Aspergillus están m uy d ifu n d i­ aspartil proteasa de 38 kD a, m etaloproteasa de 40 kD a, y
dos, y son o portunistas que viven com o saprofitos en el su e­ dipeptidil peptidasas de 88 y 94 kD a, que son capaces de
lo, vegetales en descom posición, cualquier tipo de m ateria degradar los factores hum orales; adhesinas hidrofóbicas
orgánica, com o p in tu ra fresca, alim entos enlatados abiertos ( “rodlets”) que tien en u n a configuración en form a de varillas
o ricos en carbohidratos, ropa vieja, recipientes con agua sin y prom ueven la interacción entre las células fúngicas y las del
usar, reactivos quím icos, paredes de refrigeradores, sistem as huésped, y facilitan la adhesión del hongo a proteínas com o
de ventilación, cuartos de hospital, bolsas de diálisis, e inclu ­ la albúm ina y el colágeno. Recientem ente se ha descubierto la
so lentes de contacto blandas. Es probable que los hongos capacidad de este hongo p ara form ar biopelículas, pero no se
produzcan endotoxinas (véase H ongos, cap. 2). Se h a d em o s­ ha com probado su papel en la patogenia.
Capítulo 23 - Aspergilosis • 271

• Cuadro 23-1. Clasificación de la aspergilosis


PRIMARIA
Alérgica
Pulmonar
Aspergiloma
Pulmonar — — Sinusal
[bola fúngica]*
Otros sitios
Neumónica [invasora]

Micetoma
Ulceración necròtica postraumàtica
Otomicosis
Queratomicosis
Endocarditis y trombosis

SECUNDARIA (DISEMINADA) mm
m
Sistema nervioso central
.
Piel
f
Otros órganos
f i e :■ **•
‘Im p ro p iam en te llam ad a m iceto m a por Aspergillus.
, i# ; ,?
* A ' W *
i ,
W J, » hi : »
• m ■ '
La defensa prim aria es innata; en cam bio, en las p resen ­
¥ *, s' L:'>
taciones alérgicas la respuesta adquirida contribuye m ás a la '■'■M
*
M- í" " $
t
é w
. W
enferm edad que al control de la m ism a. En sujetos con alte­
-
raciones inm unitarias puede haber defectos en la función de
'ÈÈi *
neutrófilos (enferm edad granulom atosa crónica) o n e u tro ­
penia prolongada inducid a p o r fárm acos citotóxicos. A. m
ir*
^ ■
' %
sí- mmtm
fum igatus produce in vitro antioxidantes com o catalasas,
superóxido dism utasas y fosfolipasas (el daño endotelial Figura 23-1. Estudio histopatológico. A ) Aspergiloma pulmonar.
depende de estas últim as), así com o fosfolípidos que inh ib en B ) Aspergilosis, filam entos PAS-positivos.
la activación del com plem ento. Por otro lado, las esporas
carecen de (3-glucanos en su superficie (com puestos fu n d a­
m ón), invasiva en pacientes con sida, p u lm o n ar invasiva en
m entales en el reconocim iento antigénico p o r parte del siste­
recién nacidos, y form as cutáneas.
m a inm u nitario). Este hongo tiene un a gran variabilidad
Las infecciones de senos paranasales p ueden ser sólo
genética, aun m ayor en m uestras clínicas que en aislados del
colonización, o varían de m odalidades benignas a invasivas;
am biente.
la presentación n aso o rb itaria afecta p rincipalm ente los senos
A últim as fechas se h an identificado m utaciones en el
etm oidal y m axilar; se m anifiesta p o r edem a unilateral
gen cyp51A de A. fum igatus, lo cual le perm ite sustituciones
periorbitario, proptosis e inflam ación.
de am inoácidos (glicina-54 y 138C) que le confieren resis­
La m odalidad b ro n co p u lm o n ar alérgica es m ás frecuen­
tencia a itraconazol y posaconazol (y sensibilidad variable a
te en atópicos, aparece 8 a 10 h después de exposición a las
algunos azoles em pleados com o fungicidas en la agricultura,
esporas, y d u ra 24 a 48 h; se m anifiesta p o r alveolitis o asma
com o fenbuconazol, tebuconazol, m etconazol, difenocona-
clásica, tos seca o productiva, m alestar general y reducción de
zol, propiconazol, triflum izol y flusilazol).
peso. Tam bién puede haber form as alérgicas sin datos p u lm o ­
nares, en cuyo caso se m anifiestan p o r rinitis, con rinorrea,
Cuadro clínico congestión y p ru rito nasal y epífora. En la presentación b ro n ­
co pulm onar hay accesos constantes de tos productiva que
Se desconoce cuánto d u ra el p eriodo de incubación. Las puede llegar a la hem optisis, así com o disnea, fiebre, escalo­
aspergilosis se clasifican en prim arias y secundarias, y p u e ­ fríos y m alestar general. En caso de bronquitis m ucom em bra-
den generar enferm edades localizadas o sistém icas (cuadro nosa, los síntom as son m ás crónicos e intensos, con esputo
23-1). Sin em bargo, el espectro de m anifestaciones clínicas gelatinoso y hem optoico; casi n u n ca aparece sinusitis. En la
es m uy am plio: infección de senos paranasales, broncopul- form a invasiva p u lm o n ar aguda la m ortalidad es de 95%.
m o n ar alérgica, aspergilom a, p u lm o n ar crónica, infección En el aspergilom a los síntom as son sim ilares, con m ales­
del SNC, invasiva, fungem ia, ocular, endocarditis y m io car­ tar general, pero la hem optisis es m ás im p o rtan te (figura
ditis, otom icosis, gastrointestinal, hepática, esplénica, en 23-1). En pacientes in m u n o d ep rim id o s, a p artir de este sitio
receptores de trasplantes de órganos sólidos (corazón y pul- se pro d u ce u n a infección disem inada.
272 • Sección V - Micosis oportunistas

sis. Las lesiones en la piel secundarias o p o r disem inación


hem atógena tien en u n a p u erta de en trad a p u lm o n ar o son
extensión de u n a cavidad, com o los senos paranasales. En
receptores de trasplante y en sujetos con sida se encu en tran
form as disem inadas casi siem pre hacia órganos sólidos. En
la piel, la topografía m ás frecuente son los brazos, las piernas
y el tro n co (5%), quizá se detecten pápulas, abscesos, n o d u ­
los rojizos o de color p ú rp u ra, o placas eritem atovioláceas
in d u rad as que evolucionan hacia necrosis (figura 23-2); en
ocasiones se en cu en tran pústulas, abscesos o ulceración.
En la cavidad bucal sim ula las lesiones causadas p o r
zigom icetos. Se p ro d u cen p rincipalm ente p o r A. flavus
(80%), A. niger, A. fu m ig a tu s y A. versicolor.
En uñas, la m orfología clínica es sem ejante a la observa­
da en onicom icosis derm atofíticas; los agentes causales son
A. niger, A. terreus y A. flavus.
O tras m odalidades, com o m icetom a, queratitis ¡nicóti­
ca (figura 10-2) y otom icosis (figura 11-1), se ab o rd an en los
capítulos 10,11 y 12.

Estudio micològico
El diagnóstico se d em u estra m ediante resultados positivos
en el exam en directo, la biopsia y el cultivo; en algunos asper-
gilom as y form as invasivas no se en cu en tran elem entos fún-
gicos en el esputo; en cam bio, es posible hallarlos ante
colonización. En p resencia de sinusitis, las m uestras se o b tie­
n en p o r lavado de senos paranasales o de biopsias de tejido
necròtico. Por o tra parte, u n resultado positivo en u n cultivo
no es patog n o m ó n ico de enferm edad, y debe interpretarse
con m ucha cautela, en especial cuando la m u estra se obtiene
de la superficie cután ea (en cuyo caso se co rro b o ra el diag­
Figura 23-2. Aspergilosis diseminada ante la leucemia. A] Lesio­
nóstico con tres aislados positivos consecutivos); es necesa­
nes en piel. B) Abscesos mesentéricos.
rio o btener varias colonias o varios aislados positivos.
El exam en directo con hidróxido de potasio al 10 o 30%
La m odalidad neum ónica o invasiva se h a observado se realiza a p a rtir de esputo, m em branas expectoradas o frag­
asociada con neoplasias hem atológicas, trasplantes y antece­ m entos de tejido que se ob tien en p o r broncoscopia y lavado
dente de absceso hepático am ebiano. Se m anifiesta p o r sín to ­ bronquial. En m enos de 60% se en cu en tran filam entos g ru e­
m as pulm onares intensos, con dolor, tos con expectoración sos (3 a 4 m ic ró m e tro s de d iá m e tro ) h ia lin o s, largos,
m ucopurulenta o hem optisis, disnea, y frote pleural. sin u o so s y con ram ificaciones dicotóm icas (figuras 23-3 y
En las form as disem inadas hay invasión vascular, así 31-10). En los aspergilom as p u ed en observarse m asas de
com o trom bosis y em bolia que distribuyen los hongos a dife­ filam entos con sus cabezas aspergilares.
rentes sitios (20 a 50%) y provocan reacciones granulom ato- El cultivo se realiza en los m edios habituales sin
sas; las m anifestaciones d ependen de los órganos afectados; ciclohexim ida, a 25 a 37 °C; se h a recom endado el m edio de
en huesos, hay lesiones osteolíticas, y rara vez afección de C zapek p ara estandarizar los aislam ientos. Las colonias cre­
otros órganos, com o vejiga, endocardio, hígado, bazo o tubo cen con rapidez (en tres a cuatro días), son de color blanco,
digestivo; la fungem ia es poco frecuente. verde, am arillo, café (m arró n ) o rojizo, y puede hab er d ifu ­
Lo m ás habitual es la invasión cerebral, con abscesos y sión del pigm ento hacia el m edio de cultivo. La superficie es
m eningitis aguda rápidam ente m ortal; se presenta en neu- aterciopelada, granulosa o p u lverulenta (figuras 11-4 y 23-4);
tropénicos, asociada a enferm edades m alignas de la sangre, los m árgenes pu ed en estar bien delineados o ser difusos e
en receptores de trasplante, o en pacientes con enferm edad irregulares. Estos hongos se identifican p o r el aspecto y la
granulom atosa crónica. pigm entación de la colonia.
Las lesiones en la piel pueden ser prim arias o secu n d a­ En el estudio microscópico las hifas son tabicadas; la
rias. Las prim eras suelen aparecer en sitios de inserción de visualización de la reproducción asexuada es m uy im portante
catéteres, p o r inoculación traum ática, vendajes oclusivos, para su identificación (figura 23-5), que se caracteriza p o r la
intervención quirúrgica o quem aduras. La colonización de presencia de la “cabeza aspergilar”, constituida por: a) el coni-
quem aduras dificulta la cicatrización y puede causar n ecro ­ dióforo, filam ento largo y hialino, con o sin tabiques, a veces
Capítulo 23 - Aspergilosis • 273

Figura 23-3. Aspergilosis. A) Examen directo en otomicosis. B) Frotis con Papanicolaou en vaginitis.

ramificado (A. glaucus), que term ina en una dilatación o vesí­ globosa o elíptica en form a de clava; la pared quizá sea delgada
cula; nace en una hifa vegetativa; esta base del conidióforo o gruesa y casi nunca hay tabique que la separe del conidiófo­
puede ser hialina o pigm entada, lisa o rugosa, y se llam a célula ro; c) fiálides, en form a de botella, nacen directam ente de la
pie; b) la vesícula, que tiene diferente form a y tam año, y en la vesícula (uniseriadas); tam bién pueden nacer de células estéri­
que se disponen hileras de fiálides; puede ser hemiesférica, les llam adas m étulas (biseriadas, A .fla vu s), p o rtan cadenas de

Figura 23-4. Diferentes colonias de Aspergillus: A ) A . nidulans. B ] A. niger. C) A. flavus. D] A. fumigatus.


274 • Sección V - Micosis oportunistas

A sp e rg illu s flavus A sp erg illu s fu m igatu s A sp erg illu s clavatus


(verde am arillento) (verde botella] (verde con un halo bianco)

Una o dos hileras


de fiálides
Conidióforo rugoso

A sp e rg illu s nidulans
A sp e rg illu s n ig er [negro]
(verde am arillento)
A scosporas
café (m arrón)
Dos hileras de fiálides

Cabeza Esporas
globosa oscuras

A sp erg illu s te rreu s Conidióforo café (m arrón)


(beige o café) Peritecio
y sinuoso

A sp e rg illu s versico lo r
(blanco verdoso o
am arillo verdoso)

Dos o m ás hileras
de fiálides
Vesícula en cabeza
Dos hileras de serpiente
de fiálides
Células en
avellana

Figura 23-5. Modalidades de reproducción de Aspergillus.

esporas redondeadas y basipétalas (la m ás joven es la basal); n udos o rodeados p o r células especializadas refráctiles de
pueden estar en una sola línea o ésta dar lugar a otra. En el pared gruesa (clam idosporas), con form a de avellana, que se
pasado, las fiálides se llam aban im propiam ente “esterigm as”. llam an células de H ulle (figuras 23-5 y 23-7A y B). En algu­
La form a de la vesícula y la disposición de las fiálides nos hongos se observan esclerotes (cuadro 23-2). Figuras
hacen que los conidios tengan u n a disposición en colum nas 23-5 y 23-7A y B.
o radiada; la pigm entación de los conidios es el principal fac­
to r que determ ina el color de la colonia. En A. terreus, el
color ocre de la colonia es m uy característico (figura 23-6). Datos histopatológicos
La reproducción sexuada es hom otálica; hay aseas que Se observan abscesos necrosantes e hifas gruesas de 2.5 a 4.5
contienen ocho ascosporas hialinas o de color rojo, café m icróm etros de diám etro, septadas, dicotóm icas y tortuosas,
(m arrón) a violeta (A. nidulans); éstas se encu en tran con te­ en ocasiones con halos eosinófilos (figura 23-1), y casi n u n ­
nidas en ascocarpos o cleistotecios que p ued en aparecer des­ ca, granulom as. En el aspergilom a hay u n a capa de epitelio y
Capítulo 23 - Aspergilosis • 275

m a dirección, p o r lo que ad o ptan el aspecto de brocha o


dedos (figura 23-11); los filam entos no atraviesan las p are­
des; adem ás de los filam entos, p ueden observarse las cabezas
aspergilares y los conidios. Los elem entos m icóticos se apre­
cian m ejor con tinción PAS (ácido peryódico de Schiff), de
G ridley y de G om ori-G rocott.

Datos de laboratorio
En atópicos se en cu en tra respuesta positiva a la in trad erm o-
reacción con antígenos aspergilares. En la form a p ulm onar
hay cristales de oxalato de calcio en el esputo. Pueden enco n ­
trarse títulos altos de IgE, así com o eosinofilia; las co n cen tra­
ciones de IgE m u estran aum entos y decrem entos du ran te las
Figura 23-6. Aspergillus terreus. exacerbaciones y las rem isiones. En el aspergilom a hay u na
fuerte respuesta a IgG. En casos disem inados al SNC el líqui­
fibrosis que rodea a un a m asa (bola o pelota) de filam entos do cefalorraquídeo p resenta increm ento m o d erad o de p ro ­
gruesos y globosos, con ram ificaciones orientadas en la m is­ teínas (> 100 m g), glucosa n o rm al y pleocitosis.

■Cuadro 23-2. Características de las especies de Aspergillus que actúan más a menudo como patógenos

A. fumigatus A . nidulans A . flavus A. niger A . versicolor A. terreus A. clavatus


Colonia Aspecto Plano, ater­ Plano, atercio­ Pulverulento Punteado Aterciopela­ Aterciopelado Granuloso o
ciopelado, pelado negro do, flocoso pulverulento
algodonoso
Color Verde botella, Verde amari­ Verde amari­ Blanco ama­ Azul verdoso Café (marrón] Verde grisáceo
blanco grisáceo llento llento rillento o amarillento achocolatado
Reverso Incoloro, rojo Rojo púrpura Incoloro, café Incoloro, Incoloro, rojo Café (ma­ Sin pigmento
amarillento (marrón] ama­ amarillento amarillento rrón]
rillento
Repro­ Conidióforo Corto, liso, Muy corto, liso, Regular, pared Largo, 1.5 a Regular, 600 Liso, regular Largo ceno-
ducción incoloro, café rugosa 3 mm micrómetros cítico
asexuada 300 micróme- (marrón), 600
tros micrómetros
Vesícula Mazo o domo Hemiesférica Esférica Globosa Elíptica (en Hemiesférica Alargada en
cabeza de de 10 a 16 forma de clava
serpiente] micrómetros
Fiálides Una serie, Dos series, Una a dos se­ Dos series Dos series Dos series Una serie
paralelas paralelas ries radiadas radiadas de fiálides
grandes con
cadenas cortas
de conidios
Conidios Globosos, Globosos, Piriformes Globosos, Globosos o Lisos, cubren Elípticos
equinulados, equinulados, o globosos, negros equinulados, 2/3 de la
verdes verdes verdes amari­ verdosos superficie de
llentos la vesícula
Repro­ Cleistotecios Globoso, café
ducción [marrón].
sexuada 130 micróme­
tros
Ascosporas Rojizas
Células en 20 micróme­
avellana tros
Esclerotes Blanco a negro
Otras Temperatura 37 a 50 °C 30 a 37 °C 37 °C 37 °C 37 °C 25 a 37 °C
de desarrollo
óptimo
276 • Sección V - Micosis oportunistas

Figura 23-7. Aspergillus flavus. A ) Conidióforo rugoso, vesícula


esférica. B ) Cabeza aspergilar con dos hileras de fiálides.

Las pruebas séricas para búsqueda de anticuerpos son


útiles en pacientes alérgicos, y las pruebas de antígenos lo son
en las m odalidades invasivas; detectan galactom ananos y otros
siete antígenos relacionados. Por inm unodifusión se encuen-

Figura 23-9. Aspergillus nidulans. A3 Conidióforo sinuoso, pig­


mentado, vesícula hemiesférica. B ) Conidióforo pigmentado, célu­
las en avellana (Hulle). C] Peritecio y ascosporas.

tran anticuerpos precipitantes (figura 5-13). En pacientes con


aspergilom a y con aspergilosis pu lm o n ar hay títulos de anti­
cuerpos de 1:80 a 1:640; la inm unoelectroforesis con antígenos
específicos confirm a la participación causal de A. fum igatus al
hallarse varias bandas de precipitación; cuando sólo hay uno o
dos arcos, se deben caracterizar con catalasa y quim iotripsina.
O tra opción es la contrainm unoelectroforesis (figura 5-12).
Figura 23-8. Aspergillus fum igatus, vesícula en forma de mazo, En enferm os con aspergilom a las bandas desaparecen después
una serie paralela de fiálides. de la intervención quirúrgica. Si los títulos de anticuerpos son
Capítulo 23 - Aspergilosis • 277

A * ' s « *' %' # w'


A * « * * ,* ;• ’

4A • . - 'í . y 8.
• c ?•
* % . -"•í" W' * fr ' P *
•’ - s . ' " * . K * , «
• i»' ~« •

t
* •*
®f
*
^ 4 s& H - s m ¿C Si Zm,
» f .t*
t >- ./
'• V-

Figura 23-10. Aspergillus niger, cabeza globosa, fiálides radiadas,


esporas oscuras.

fs$ fi ü. e ff
altos, tam bién se detectan con enzim oinm unoanálisis de
absorción (ELISA, del inglés enzym e-linked imm unosorbent
assay), enzim oinm unoanálisis p o r electrodifusión (ELIEDA, r'W* »H Jí1* #
del inglés enzyme-linked-immuno-electro-diffusion-assay) o — 0 \ % i v 1' i s .
fijación del com plem ento. P ueden llevarse a cabo inm unofil-
tración e inm unofluorescencia indirecta y aglutinación de lá-. -f- .. T -'t jffjfjí'ít ’'
partículas de látex (Pastorex®), el enzim oinm unoanálisis (EIA,
del inglés enzym e immunoassay), ELISA doble-em paredado
(double sandwich ELISA, Platelia®) para galactom ananos,
»1 f :• Ir-.jr'TvJ
prueba de (3-glucanos, reacción en cadena de la polim erasa
(PCR, del inglés polymerase chain reaction [aunque para algu­ Figura 23-11. Hifas in vivo de Aspergillus. A ] Ramificaciones dico-
nos no es m uy adecuada debido a fallas en la extracción de los tómicas [PAS 40x). B ] Ramificaciones en brocha (Crocott 40x).
ácidos nucleicos]), análisis de anticuerpos m onoclonales con­
tra 1, 3(3-d-glucanos, y se encuentra en estudio el análisis de
concentraciones de lectina ligada a m añosa (MBL, del inglés Aspergillus se ha analizado con técnicas de polim orfism o de
mannose binding-lectin) cuya deficiencia se h a asociado a for­ longitud de fragm entos de restricción (RFLP, del inglés res­
mas invasivas. triction fra g m en t length polym orphism ) del DNA m itocon-
Las radiografías son de m ucha utilidad. En las m o d ali­ d rial (m tD N A ), lo que indica que esta técnica es m uy útil
dades alérgicas hay infiltrados transitorios y fibrosis. En las p ara investigar sus relaciones filogénicas; sin em bargo, el
m odalidades neum ónicas se observan m últiples infiltrados RFLP no p erm ite resolver los problem as taxonóm icos. A.
focales; zonas de consolidación, a veces con halos m ás ate­ niger se clasificó originalm ente en dos grupos y luego en 13;
nuados, y es rara la cavitación. El aspergilom a se localiza A. fu m ig a tu s en tres tipos, y A .fla v u s y A. parasiticus son dos
preferentem ente en el lóbulo superior; se observa com o zona especies diferentes. A. fu m ig a tu s tiene u n a ribonucleoproteí-
redondeada con opacidad in terna y u n a zona radiotranspa- na de 18 kD a que se detecta con PCR usando u n fragm ento
rente en form a de cayado o m edia luna en la parte apical (sig­ de 26S DNA ribosom al (rDN A ).
no del cascabel o de M onod, figura 23-12), esta últim a
depende de la presencia del aire. Si se coloca al paciente en
posición de T rendelenburg, se aprecia que la m asa opaca Diagnóstico diferencial
cam bia de tam año y la zona radiotransparente se desplaza.
Neoplasias, quiste hidatídico, tuberculom a, hem atom a intra-
En los broncogram as, se observan bronquiectasias cilin­
cavitario, actinom icosis, nocardiosis, seudallescheriasis bron-
dricas. En presentaciones invasivas es útil la tom ografía
copulm onar, histoplasm om as, o bola fúngica. En lesiones
com putarizada.
cutáneas, con ectim a gangrenoso, eritem a nudoso, lepra, crip-
tococosis, zigomicosis cutáneas (figura 22-4), micobacteriosis
Biología molecular y blastomicosis (figura 19-2).
En las form as invasivas debe diferenciarse de cocci-
A fin de diferenciar especies en m uestras de cultivo o incluso dioidom icosis, histoplasm osis, m ucorm icosis y tuberculosis
en tejidos, se usan técnicas de biología molecular. El género miliar.
278 • Sección V - Micosis oportunistas

luego 3 a 4 m g/kg d u ran te 2 a 14 sem anas y hasta p o r seis


meses. A nte aspergilosis p u lm o n ar invasiva subaguda y cró ­
nica se ad m in istra en dosis de 200 m g dos veces al día p o r
periodos de 4 a 24 sem anas; la dosis pediátrica es de 7 m g/
kg/día; los efectos adversos pu ed en incluir trasto rn o s visua­
les y hepáticos, así com o erupciones cutáneas; se considera
m ás útil que la anfotericina, y genera m enos efectos tóxicos.
N o hay grandes estudios con equinocandinas, de las cuales
las m ás usadas son la caspofungina y la m icafungina; la p ri­
m era se usa en aspergilosis invasiva y com o profiláctico ante
Aspergillus. Se recom ienda u n a dosis de im pregnación de 70
m g/día, y luego 50 m g /d ía p o r u n a a dos sem anas; en caso de
daño hepático grado B o m ayor en la escala de C hild-Pugh,
se recom ienda d ism in u ir la dosis a 35 m g/día. Se h a m ejo ra­
do la supervivencia cu an d o la caspofungina se com bina con
Figura 23-12. Signo del cascabel o de Monod [TAC]. anfotericina B o voriconazol.
Recientem ente se h a observado buen a respuesta clínica
En el estudio histopatológico debe diferenciarse de m uco- al posaconazol (800 m g/día) en pacientes postrasplantados
rales o entom ophthorales, Candida y otros hongos op ortu n is­ con aspergilosis invasivas, tan to en form a terapéutica com o
tas com o P boydii y Fusarium. profiláctica.
Para el tratam ien to de onicom icosis es útil el itraco n a­
zol, en las m ism as dosis que p ara el tratam ien to de o n ico m i­
Complicaciones cosis derm atofíticas, con o sin tratam ien to tópico asociado a
base de ciclopiroxolam ina o am orolfina en laca (cap. 6).
Se relaciona con tuberculosis, cáncer, sarcoidosis, bronquiec- En aspergilosis cután ea se em plea el m ism o esquem a
tasias o zigomicosis; en m odalidades disem inadas, con sepsis. que p ara form as pulm onares.
O tras posibilidades futuras son el ravuconazol, la m ica­
Tratamiento fungina y el albaconazol. N o está justificado el tratam ien to
em pírico ante fiebre persistente y n eutropenia.
D epende del cuadro clínico. En las presentaciones alérgicas, se La p ied ra angular del tratam ien to es ante to d o el diag­
proporcionan broncodilatadores, antihistam ínicos com o el nóstico tem prano; la restauración de la in m u n id ad , com o
crom oglicato disódico, o glucocorticoides com o la predniso- supresión de la g ranulocitopenia en enferm edades flem áti­
na, 25 m g/día p o r vía oral durante u n a sem ana, con reducción cas; la creación de nuevas estrategias, así com o el conoci­
progresiva. No se ha p robado que los antifúngicos sean útiles. m iento de las interacciones, la toxicidad y el costo de los
En las otras m odalidades ning ún fárm aco es altam ente nuevos antifúngicos.
eficaz; se usan con resultados variables: yoduro de potasio, 3
g/día; anfotericina B; 5-fluorocitosina, sola o com binada con
rifam picina; ketoconazol, 200 a 400 m g/día, o itraconazol, Pronóstico
200 a 400 m g/día, am bos p o r vía oral (cap. 35). Estos dos últi­
Las m odalidades alérgicas son benignas y crónicas. El asper­
m os no deben com binarse con anfotericina B, pues actúan
gilom a tiene evolución crónica p ero puede hab er m u erte p o r
com o antagonistas.
hem optisis. En inm unodeficientes, la aspergilosis p u lm o n ar
En aspergilom a se obtiene curación con resección q u i­
resulta m o rtal (80%) en u n a a dos sem anas. Publicaciones
rúrgica o lobectom ía. Es discutido el beneficio, dado el costo,
recientes h an d o cu m en tad o u n índice de resistencia en E u ro ­
de la anfotericina B liposom al (Ambisome®), de la anfoterici­
pa de A. fu m ig a tu s de 6 a 12.8% en pacientes con form as
na de com plejos lipídicos (Abelcet®) y de dispersión coloidal
invasivas; esta resistencia se h a relacionado con el uso de p la­
o vesículas lipídicas (Amphosil®) com o tratam ientos altern a­
guicidas (piperazinas, p irid in as y pirim idinas, que actúan de
tivos al desoxicolato; sin em bargo, es m uy im po rtante consi­
u n m o d o sem ejante al de los azoles); residuos de azoles en
derarlas en pacientes con trasplante que reciben otros
alim entos, y tratam ien to s antim icóticos insuficientes.
m edicam entos nefrotóxicos, en especial ciclosporina A; la
dosis que se recom ienda de anfotericina B de dispersión
coloidal es de 4 a 6 m g/kg de peso corporal al día, pero se
puede increm entar con seguridad hasta 7.5 m g/kg/día. El flu-
Prevención
conazol no es tan eficaz, p o r lo que la posible solución es el D ado que los hongos se en cu en tran en el am biente o en el
uso de anfotericina B en aerosol; itraconazol, o terbinafina. agua, es m uy difícil establecer m edidas preventivas. Se deben
En aspergilosis invasivas se adm in istra voriconazol (con evitar los silos que son fuentes de infección. Es necesario
un a eficacia com parable e incluso su perio r a la de la anfote­ im p ed ir que los anim ales con su m an granos contam inados;
ricina), 6 m g/kg p o r vía intravenosa (IV) du ran te dos días, algunos cereales, nueces y especias (pim ienta) tam bién pue-
Capítulo 23 - Aspergilosis • 279

den estar contam inados, p o r lo que no se deben ofrecer a los na B en aerosol o p o r vía intravenosa en dosis bajas, o con
pacientes. En los hospitales deben prohibirse las plantas en itraconazol p o r vía oral y anfotericina B p o r vía intranasal;
las habitaciones; es necesario instalar filtros de aire que son m ejores que la n istatin a y el ketoconazol. Se efectúa des­
reduzcan el núm ero de partículas suspendidas en el aire en contam inación local con 8-quinolinato de cobre. En sujetos
los cuartos de pacientes en riesgo; si hay construcciones o con grandes quem aduras se h a proporcionado ketoconazol,
m odificaciones es preciso utilizar barreras protectoras. 100 m g /día p o r vía oral, pero p o d rían utilizarse los deriva­
En sujetos con trasplante de riñón, las infecciones dise­ dos triazólicos.
m inadas se previenen con el uso de posaconazol, anfoterici-

♦ Barnes PD, Marr KA. Aspergillosis: Spectrum of disease, diagnosis ♦ Lal-Khatri M, Stefanato CM, Benghazeil M et al. Cutaneous and
and treatment. Infect Clin Dis North Am 2006;20:545-561. paranasal aspergillosis in an immunocompetent patient. Int I Der­
♦ Beyer J, Schwartz S et al. Strategies in prevention of invasive pul­ matol 2000;39:846-858.
monary aspergillosis in immunosuppressed or neutropenic patients. ♦ Lambourne J. Association of mannose binding-lectin deficiency
Antimicrob Agents Chemother 1994;38:911-917. with acute invasive aspergillosis in immunocompromised patients.
♦ Blin N, Morineau N, Gaillard F et al. Disseminated mucormycosis Clin Infect Dis 2009;49(10):1486-1491.
associated with invasive pulmonary aspergillosis in a patient trea­ ♦ Latge JP. Aspergillus fumigatus and aspergillosis. Clin Microbiol
tedfor post-transplant high-grade non-Hodgkins lymphoma. Leuk Rev 1999; 12(2):310-350.
Lymphoma 2004;45:2161-2163. ♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F,
♦ Bonifaz A. Micología médica básica, 3a ed. México. McGraw- Castañón-Olivares LR. Micología Médica. Procedimientos para
Hill 347. el diagnóstico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:116-
♦ Castrillón-Rivera LR, Palma-Ramos A. La respuesta inmune en las 121 .
micosis. En: Méndez-Tovar LJ, López-Martínez R, Hernández- ♦ Marr KA, Boeckh H, Carter RA et al. Combination anti-fungal the­
Hernández F. Actualidades en Micología Médica, 5ta ed. México. rapyfor invasive aspergillosis. Clin Infec Dis 2004;39:797-802.
Editorial de la Facultad de Medicina UNAM 2010:71-82. ♦ Regnard JF, Icard P, Nicolosi M et al. Aspergilloma: A series of 89
♦ Del Bono V. Invasive aspergillosis: diagnosis, prophylaxis and surgical cases. Ann Thorac Surg 2000;69(3):898-903.
treatment. Curr Opin Hematol 2008;15(6):586-593. ♦ Richardson MD. Aspergilosis. En: Merz GM, Hay RJ (eds). Medi­
♦ Denning DW, Marr KA, Lau WM et al. Micafungin (MK463) alone cal mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and Microbial
or in combination with other systemic antifungal agents, for the Infections. 10th ed. London. Arnold 2005:686-738.
treatment of acute invasive aspergillosis. J Infect 2006;53:337-349. ♦ Roilides E, Farmaki E. Human immunodeficiency virus infection
♦ Duarte-Escalante E, Zúñiga G, Nava-Ramírez O, Córdoba S, and cutaneous aspergillosis [editorial]. Arch Dermatol
Refojo N, Arenas R, Delhaes L, Reyes-Mota MR. Population 2000;136(3):412-414.
structure and diversity of the pathogenic fungus Aspergillus fumi­ ♦ Sambatakou H, Dupont B, Lode H. Voriconazole treatment for
gatus isolated from different sources and geographic origins. Mem subacute invasive and chronic pulmonary aspergillosis. Am J Med
Inst Oswaldo Cruz, Rio de laneiro 2009;104(3):427-433, 2006;119(6):527.
♦ Goodley JM, Clayton YM, Hay RJ. Environmental sampling for ♦ Thompton CR. Detection of invasive aspergillosis. Adv Appl
Aspergillus during building construction on a hospital site. J Hosp Microbiol 2010;70:187-216.
Infect 1994;26:27-35. ♦ Toriello C. Mecanismos de patogenicidad en hongos patógenos
♦ Grossman ME, Fithian EC, Behrens C, Bissinger J, Fracaro M, humanos. En: Méndez-Tovar LJ, López-Martínez R, Hernández-
Neuh C. Primary cutaneous aspergillosis in six leukemic children. Hernández F. Actualidades en Micología Médica, 5a ed. México.
J Am Acad Derm 1985;12:313-318. Editorial de la Facultad de Medicina UNAM 2010:53-62.
♦ Guazzelli LS, Unis G, Xavier MO, Severo CB, Picon PD, Severo ♦ Van den Bergh MF, Verweij PE, Voss A. Epidemiology of nosoco­
LC. Fungus ball in HIV-infected patients. Rev Inst Med Trop Sao mial fungal infections: Invasive aspergillosis and the environment.
Paulo 2009;51(6):345-8. Diagn Microbiol Infect Dis 1999;34(3):221-227.
♦ Gurwith M. Clinical efficacy of amphotericin B colloidal disper­ ♦ Verweij PE, Snelders E, Kema GHI, Mellado E, Melchers WJG.
sion against infections caused by Aspergillus spp. Chemotherapy Azole resistance in Aspergillus fumigatus: a side-effect of environ­
1999;45(Suppl I):34-38. mental fungicide use? Lancet Infect Dis 2009;9:789-795.
♦ Harari S. Current strategies in the treatment of invasive Aspergi­ ♦ White PL, Bretagne S, Klingspor L, Melchers WJ, McCulloch E,
llus infections in immunocompromised patients. Drugs Schulz B, Finnstrom N, Mengoli C, Barnes RA, Donnelly JP,
1999;58(4):621-631. Loeffler J; on behalf of the European Aspergillus PCR Initiative.
♦ Hay RJ. The prevention of invasive aspergillosis-a realistic goal? J Aspergillus PCR: One Step Closer to Standardization. J Clin
Antimicrob Chemother 1993;32:515-517. Microbiol 2010;48(4): 1231-1240.
ion
■ r

V I

Enfermedades
fe
.
s te
'C
? !1
por actinomicetos y bacterias

La actinom icosis, el actinom icetom a y la nocardiosis son H ay confusión entre los clínicos y entre algunos autores al
enferm edades no relacionadas desde los puntos de vista cau ­ denom inarlas de m an era indistinta, cuando sólo p o r las
sal, epidem iológico y terapéutico. La prim era es u n param i- razones que siguen se h an estudiado juntas: los antecedentes
cetoma; la segunda, un a enferm edad granulom atosa crónica, históricos y la no m en clatu ra son com unes, y la im agen clíni­
y la tercera, fundam entalm ente, un a enferm edad sistèmica. ca y patológica puede ser similar.

24 Actinomicosis

En 1826, D. J. Leblanc describió osteosarcom as en ganado botánico, describió la en ferm edad en el ganado vacuno y,
vacuno, neoplasias quizá de origen actinom icótico. En 1845, con base en el aspecto radiado del agente causal en el estudio
el profesor B ernhard R udolf C onrad von Langenbeck señaló histopatológico, lo d en o m in ó Actinom yces bovis; poco des­
la en ferm edad en seres hum anos, pero su trabajo se publicó pués Bollinger acuñó el térm in o actinom icosis (aktinos,
40 años después. “rayo”, mykes, “hongo”).
Se atribuye a H. L ebert la descripción en 1857 del p ri­ En 1878, Sebastiano Rivolta y M iscellone utilizaron el
m e r caso en seres h u m a n o s. En 1875, T h e o d o r C o h n la nom bre Discomyces bovis, y posterio rm en te se retractaron y
describió en el conducto lagrim al y, sin cultivar el m icro o r­ dejaron el anterior. En 1878, James A dolf Israel y Emile Pon-
ganism o, lo llam ó Streptothrix foersteri. En 1876, O tto von fick describieron las actinom icosis en m aterial de autopsia,
Bollinger, u n veterinario, reconoció el padecim iento com o co m unicaron las características clínicas y anatom opatológi-
parasitario y lo d enom inó “m andíbula gibosa”; ahora se sabe cas en 38 pacientes, y reconocieron la sim ilitud con la enfer­
que la intensa reacción fibrótica es el origen del aspecto m edad en anim ales. James A dolf Israel, u n cirujano m ilitar
tum o ral y la consistencia leñosa. En 1877, C ari O. H arz, un de Berlín, estudió bajo la tutela de von Langenbeck, acondi-

281
282 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

cionó un tren a m anera de hospital m óvil o “L azarettzug”;


fue pionero en la cirugía renal y plástica, e instituyó técnicas
Sinonimia
de antisepsia en procedim ientos invasivos urológicos. Emile M andíbula gibosa o leñosa, leptotricosis, estreptotricosis.
Ponfick, patólogo y asistente de F riedrich D aniel von Rec-
klinghausen y R udolph Virchow, realizó estudios sobre la
fisiopatogenia de la actinom icosis en seres hum anos, y los Definición
publicó en el texto Die Actinom ykose des Menschen, eine neue
Infección inflam atoria endógena polietiológica ocasionada
Infectionskrankheit.
p o r actinom icetos anaerobios, p rincipalm ente Actinomyces
En 1889,0 . Bujwid fue el prim ero en obtener u n cultivo.
israelii en seres h um anos, y A. bovis en anim ales. Afecta la
En 1891, M. W olf e Israel publicaron un a extensa revisión,
región cervicofacial, el tórax, el abdo m en o la región genito-
señalaron la anaerobiosis del m icroorganism o causal e in o ­
perineal; excepcionalm ente es cutánea prim aria, o d isem in a­
culaciones en conejos y conejillos de Indias (cobayos, cuyos).
da. Se caracteriza p o r aum ento de volum en, deform ación de
En ese m ism o año, Eugen W oldem an Bostroem , profesor de
la región, abscesos y orificios fistulosos que d ren an u n exu­
anatom ía patológica, publicó sus investigaciones acerca del
dado sero p u ru len to en el que se en cu en tran los elem entos
aislam iento del m icroorganism o a p a rtir de granos, pasto y
parasitarios llam ados granos o gránulos de azufre. La evolu­
suelo; generalizó el conocim iento del origen exógeno de la
ción es crónica, con afinidad p o r huesos y sensibilidad a los
infección e identificó de m anera errónea u n m icro org an is­
antibacterianos.
m o aerobio com o A. bovis; durante cerca de 40 años se p e r­
petuó esta equivocación en los libros de texto; hoy se sabe
que el aislado correspondió a Streptomyces. En 1896, W alther Datos epidemiológicos
Kruse, bacteriólogo alem án, propuso el nom b re de Acti-
nomyces israelii para el actinom iceto anaerobio. Es cosm opolita; p red o m in a fuera de los trópicos. La in cid en ­
En 1902, J. Lignieres y G. Spitz, en A rgentina, describie­ cia h a d ism inuido quizá p o r el uso in d iscrim in ad o de an ti­
ron u n a enferm edad en el ganado que desde los p u ntos de bióticos y la m ejor higiene bucodental. H oy en día, los casos
vista clínico y anatom opatológico m im etizaba la actin o m i­ son esporádicos. A fecta a cualquier edad, pero es rara antes
cosis bovina, y en 1910 Em ile B rum pt den o m in ó al agente de los 10 años y después de los 70; el paciente m ás joven
causal Actinobacillus lignieresii. Ese año, Frederick T. Lord registrado tenía 1.5 m eses de edad, y el m ás viejo, 89 años.
dem ostró in vitro el actinom iceto en am ígdalas y dientes O cu rre en am bos sexos, con p red o m in io en m ujeres con u na
cariados de personas p o r lo dem ás sanas, y propuso el origen p ro p o rció n de 3:1. En varones se observa m ás a m en u d o de
endógeno de las enferm edades. En 1911, K urt M eyer aisló A. los 21 a 40 años de edad, y en m ujeres, alrededor de los 11 a
meyeri. En 1919, Breed y C o n n propusieron el género Acti- 30. N o es contagiosa.
nomyces y com o especie tipo Actinom yces israelii. En 1920, el Los factores p redisponentes son exodoncia, in terv en ­
com ité W inslow aceptó el género Actinomyces. En 1938, V. ción quirúrgica dental o en otras localizaciones cercanas a
Z achary C ope recopiló 1 330 casos publicados hasta e n to n ­ focos de agentes causales, caries dental, higiene bucal defi­
ces y estableció las tres m odalidades clínicas del proceso. En ciente, y neoplasias de la cavidad bucal; diabetes; d esn u tri­
1940, D. E rikson individualizó Actinom yces bovis p ara las ción; sida; uso de D IU d u ran te m ás de tres años (con los de
cepas bovinas y A. israelii para las hum anas. En 1944, A. plástico se observa en 42%, y con los de cobre, en 2%); en u n
Cornell y H. B. Schookhoff se refirieron a 68 casos de actin o ­ estudio ginecológico efectuado en N ueva York respecto al
m icosis cardiaca d o cum entados entre 1884 y ese año. En DIU, se en co n traro n 31 casos, y al revisar la literatu ra m é d i­
1948, D. R. N ichols y W. E. H errell introdujeron el tratam ie n ­ ca, 63 entre 92 abscesos pélvicos relacionados con trau m atis­
to con penicilina. En 1949, W illiam Bradshaw, u n cirujano m os accidentales o con cuerpos extraños.
inglés, describió la presentación abdom inal com o u n a m asa En EUA la incidencia en anim ales se calcula en 0.2 a 2%;
en la fosa ilíaca derecha que presentaba fístulas que d ren a­ se presenta en vacas, cabras, cerdos, caballos, perro s y gatos;
ban m aterial purulento. En 1991 T. D. Fife y colaboradores A. viscosus afecta perro s y gatos, y A. hordeovulneris ocasio­
describieron 19 casos adicionales de actinom icosis pericár- n a actinom icosis canina.
dica estudiados de 1950 a ese año.
En 1959, R. M. M ontgom ery y W. W elton caracterizaron
la form a cutánea prim aria, y en 1973, S. R. H end erson des­
Etiopatogeni a
cribió la actinom icosis pélvico-uterina p o r uso de dispositi­ Se origina p o r actinom icetos anaerobios o m icroaerófilos no
vo intrauterino (DIU ). En 1998, en la U niversidad de Bonn, ácido-alcohol resistentes, de la fam ilia A ctinom ycetaceae,
Alem ania, se com unicaron los datos clínicos y m icrobiológi- que viven com o endosaprofitos de las cavidades naturales de
cos de 3 329 casos en h um anos estudiados entre 1984 y 1995. seres h u m an o s (boca, tu b o digestivo y aparato genital fem e­
En 2009 estudios paleobiológicos de fósiles de Tyrannosaurus n ino), p rincipalm ente en áreas en don d e puede hab er estan ­
rex, han m ostrado que las erosiones de la m andíbula que cam iento, ya sea de m ateria fecal o esputo (com o criptas
contribuyeron a su extinción, no correspond en a actin o m i­ am igdalinas, ciego, bron q u io s y colon sigm oides), y de an i­
cosis, sino a infecciones p o r protozoarios parecidos a Tricho- m ales superiores, sobre to d o de la cavidad bucal, caries, crip ­
m onas gallinae. tas am igdalinas y faringe, vellosidades del intestino delgado,
Capítulo 24 - Actinomicosis • 283

región ileocecal, vagina, e incluso el útero en raras ocasiones. • Cuadro 24-1. Clasificación de la actinomicosis
Son m icroorganism os pleom órficos, gram positivos que p u e­
den form ar filam entos ram ificados. R equieren nitrógeno
para crecer, y la tem p eratu ra ideal es de 35 a 37 °C, con
excepción de A. hum iferus que crece a 30 °C. La pared celular
está constituida p o r peptidoglucanos, ácido m urám ico y áci­
dos grasos en cantidad variable, pero no contienen ácido
diam inopim élico.
Las cepas se tipifican p o r sus características quim iotaxo-
nóm icas. El principal agente, A. israelii (52%), cuenta con
serotipos 1 y 2, y se aísla en 12 a 52% de los individuos sanos;
le siguen en frecuencia: A. viscosus (40%), A. naeslundii (5%),
A. odontolyticus (2%), Propionibacterium propionicum (Ara­
chnid propionica) (2%), Bifidobacterium spp (A. ericksonii), del agente causal desde la cavidad oral o criptas am igdalinas.
A. gerencseriae (se separó de A. israelii en 1987), A. meyeri En el tu b o digestivo en tra p o r deglución, intervenciones q u i­
(1%); de este últim o se h an registrado 26 casos. rúrgicas o cuerpos extraños, y predispone a apendicitis; la
Tam bién pueden observarse Rothia dentocañosa, Cory- localización rectal puede o c u rrir p o r extensión directa desde
nebacterium m atruchotii, A. hyovaginalis, A. neuii, A. geor- el colon, o ser prim aria, a p artir de u n foco cervicofacial y un
giae, A. bernardiae, A. radingae, A. turicensis, A. suis, A. trau m atism o anal.
pyogenes. A. bovis se aísla a p artir de anim ales, y sólo se ha H ay dudas en cuanto al m ecanism o de entrada a la cavi­
dem ostrado un a vez en seres hum anos; es la especie tipo, y el dad endom etrial; se acepta com o probable la vía ascendente y
espectro de G + C en el contenido de ácido desoxirribonu- se considera que predisponen el contacto bucogenital y los
cleico (DNA) es de 55 a 71 mol% . Gracias a las secuencias de depósitos de carbonato de calcio en D IU de plástico; el riesgo
16S ácido ribonucleico ribosom al (rRNA) se h an logrado de colonización aum enta después de dos años sin reemplazo.
establecer las relaciones filogenéticas de Actinom yces y otros En inm unodeficientes puede h ab er disem inación. Después
actinom icetos. de penetrar, el m icroorganism o se acum ula en colonias (gra­
nos) rodeadas de reacción de tipo Splendore-H oeppli (cap. 5)
debidas a u n a respuesta tipo antígeno-anticuerpo. D esde el
Taxonomía p u n to de vista experim ental, la enferm edad se reproduce más
fácilm ente si hay bacterias acom pañantes.
Actinomyces bovis (Harz, 1877).
A. israelii ([Kruse] Lachner-Sandoval, 1898).
A. viscosus ([Howell, Jordan, G eorg, Pine] G eorg, Pine, Clasificación
Gerencser, 1969).
A. naeslundii (Thom pson, Lovestedt, 1951). Véase el cuadro 24-1.
A. odontolyticus (Batty, 1958).
A. meyeri ([Prevot] Cato, M ore, M ygaard, H olderm an, 1982).
Propionibacterium propionicus (Arachniapropionica) ( [Bucha­ Cuadro clínico
nan, Pine] Pine, Georg, 1969).
La du ració n del p erio d o de incubación varía de u n a a cuatro
Rothia dentocañosa ([O nishi] G eorg, Brown, 1967).
sem anas. La m o d alid ad cervicofacial (97.6%) afecta la
A estos actinom icetos se agregan bacterias, com o estrep ­ región m axilar y el cuello, suele ser unilateral y asim étrica, y
tococos alfa y beta-hem olíticos, Streptococcus pneum oniae, afecta p o r contigüidad los senos m axilares y la región perior-
estafilococos coagulasa-negativos, Staphylococcus aureus, bitaria; hay aum ento de volum en, deform ación de la región y
bacteroides y enterobacterias, Haemophilus, Eikenella, cori- fístulas que d ren an exudado p u ru len to (figura 24-1A). En
nebacterias Capnocytophaga, Fusobacterium y Gardnerella ocasiones, aparecen abscesos y lesiones vegetantes (m an dí­
vaginalis; tam bién algunos anaerobios, com o Actinobacillus bula gibosa o leñosa) (figura 2 4 -IB). Puede h ab er dolor y
actinom ycetem com itans, cuya participación no está bien causar trism o. En casos avanzados afecta huesos. Tam bién
definida; se cree que son fuente de energía para el crecim ien­ hay presentaciones periapicales que en casos extrem os p u e­
to de los actinom icetos. Esta flora concom itante es sinèrgica, den llevar a la destrucción de las estru ctu ras óseas m axilar y
actúa com o activador del proceso actinom icético o p o rtu n is­ nasal. R ara vez afecta los labios, la lengua y las amígdalas; en
ta, y am plía el p o d er invasivo con enzim as agresivas, com o estas dos últim as localizaciones ocurre hiperplasia masiva
hialuronidasa y toxinas. que puede sim ular neoplasia.
El m icroorganism o pen etra p o r la m ucosa bucal luego La m odalidad torácica (1.3 a 20%) se ubica en cualquier
de u n traum atism o (intervención quirúrgica o extracción región del tórax; puede haber síntom as de origen pulmonar,
dentaria); puede bastar un cepillado dental enérgico o m o n ­ com o fiebre, dolor, disnea, tos y expectoración persistente y
darse los dientes con paja u otros vegetales. En las vías respi­ hem optoica; si se extiende a piel y huesos, se manifiesta por
ratorias p en etra p o r contigüidad o p o r aspiración constante aum ento de volum en, deform ación de la región, y fístulas con
284 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

La presentación clínica de la form a pélvica es variable.


La afección inicial del en d o m etrio no origina síntom as. Casi
siem pre hay enferm edad inflam atoria pélvica con dolor, y
abscesos tuboováricos o m asas intraabdom inales que sem e­
jan neoplasias intestinales y d an lugar a cuadros obstructivos
y, en ocasiones, a abscesos y fístulas en la región pùbica; o
quizá o cu rra afección del cuello u terin o y la vagina.
Hay u na form a hepática prim aria (68 casos en todo el
m undo). Se observa afección de un lóbulo, pero puede haber
extensión hacia todo el parénquim a, diafragma, estómago, p án ­
creas o vías biliares. Se manifiesta con signos y síntomas que
duran en prom edio cuatro meses antes del diagnóstico y sim u­
lan hepatopatías de otra causa, incluso neoplasias. Las formas
gástrica y pancreática son más raras (20 y 18 casos en todo el
m undo). El cuadro clínico de la form a biliar simula colecistitis,
colangitis o neoplasias de la vesícula y las vías biliares. La form a
gástrica se asocia con antecedente reciente de intervención qui­
rúrgica bariátrica o de úlcera gástrica perforada, y se observan
masas abdom inales epigástricas. La localización renal o ureteral
se manifiesta p or nefropatia obstructiva con masas retroperito-
neales; puede complicarse con hidronefrosis. La form a vesical
se manifiesta p o r hem aturia, disuria, necesidad im periosa de
orinar, y m asas suprapúbicas; se pueden observar los gránulos
“de azufre” en el sedim ento urinario. La localización testicular,
más rara, es indistinguible de cuadros clínicos neoplásicos.
La localización cutánea p rim aria es excepcional (0.3%);
se h a registrado p o r m o rd ed u ra de anim ales y seres h u m a ­
nos. A últim as fechas, se h an observado enferm os con placas
infiltradas exclusivam ente cutáneas en la región peribucal.
Las form as disem inadas p u ed en d ep en d er de co ntigüi­
d ad y afectar el aparato genitourinario, las regiones in g u in a­
les, el hígado y la colum na vertebral (en esta últim a sim ula
neoplasias y p roduce com presión m edular); hay presentacio­
exudado seropurulento. Puede coexistir con tuberculosis. Por
nes oculares que se inician p o r las vías lagrim ales y dan lugar
contigüidad, quizá se hallen tam bién presentaciones cardia­
a dacriocanaliculitis y conjuntivitis y, rara vez, a queratitis
cas, 70 a 80% de las cuales afecta el pericardio (figura 24-2).
(figura 24-2). Por vía h em atógena puede hab er disem inación
Las m odalidades abdominal (ileocecal) y pélvica (0.7 a
hacia los pulm ones, huesos, el cerebro o las m eninges (0.1 %);
25%) se asocian con procedim ientos quirúrgicos, d iv erticu ­
en esta últim a localización, la principal m anifestación es el
litis, apendicitis, perforación gástrica o del colon, enteritis,
absceso cerebral (que se ubica en los lóbulos tem poral y
am ebiasis del colon y fiebre tifoidea. P redom in an en h o m ­
frontal). El cuadro clínico va desde cam bios de cond u cta y
bres de m ediana edad en la región ileocecal, pero pueden
alteraciones psiquiátricas h asta m eningoencefalitis y coma;
localizarse en cualquier zona de la pared abdom inal, así
las m odalidades m iliares son poco frecuentes. La evolución
com o en las regiones pélvica y perianal; rara vez invade el
es subaguda o crónica, con m o rtalid ad de h asta 25%. Tal vez
retroperitoneo, con afección de los riñones y el páncreas.
se detecten fiebre y ataque al estado general.
Inicia com o u n absceso que se extiende sobre la superfi­
En anim ales afecta sobre to d o la m andíbula; hay au m en ­
cie del peritoneo, y finalm ente fistuliza tanto hacia el exterior
to de volum en y fístulas; puede extenderse al m axilar su p e­
com o hacia la cavidad peritoneal, y afecta visceras intraab-
rior, la lengua y los tejidos vecinos, piel, tejido celular
dom inales. El cuadro clínico es inespecífico y lentam ente
subcutáneo y ganglios linfáticos. La m u erte puede deberse a
progresivo; se acom paña de fiebre, dolor abdom inal, pérd id a
o bstrucción del tubo digestivo y las vías respiratorias.
de peso, anorexia, alteración de los hábitos intestinales, o
sensación de pesantez, náuseas y vóm itos; sim ula apen dici­
tis. C uando hay afección del recto sigm oides, los síntom as
sim ulan una neoplasia, con datos de obstrucción intestinal y
Estudio micològico
heces adelgazadas. C on la afección rectal los síntom as sim u ­ El exam en directo de esputo, o rin a o exudado se realiza con
lan enferm edad de C rohn, y pueden observarse abscesos solución salina o y odopovidona (Lugol). Se observan los ele­
perianales. La palpación perm ite delim itar un a m asa ad h e ri­ m entos parasitarios o granos (gránulos de azufre) (figuras
da a estructuras profundas. M uchas veces se diagnostica p o r 24-3 y 24-4); éstos son pequeños, lobulados, blandos y de
la presencia de fístulas en las zonas correspondientes. color blanco-am arillento; m iden 30 ¡im a 3 m m (50 a 300 j_im
Capítulo 24 - Actinomicosis • 285

Figura 24-2. A ] Actinomicosis en tórax. B) Actinomicosis ocular. Figura 24-4. A . israelii, dos aspectos del grano al examen directo.

en prom edio); están constituidos p o r finos filam entos m e n o ­ transcutánea, aspiración con aguja fina, o biopsia p o r endos-
res de 1 m icróm etro de diám etro y rodeados p o r clavas de copia.
gran tam año (figuras 24-3 y 24-4). Los filam entos, elem entos A fin de llevar a cabo el cultivo, que es difícil, de ser
cocoides y bacilares que constituyen el grano, son gram posi- posible se recom ienda lavar antes los granos varias veces con
tivos; tam bién se puede utilizar tinción de Papanicolaou. agua estéril. Las m uestras deben sem brarse de inm ediato, y si
C on tin ción de Ziehl-N eelsen no son ácido-alcohol-resisten­ se tran sp o rta n lo p u ed en hacer en m edio de Stewart. D eben
tes (no-A A R) (figura 24-5). Se puede practicar pu nció n sem brarse en m edios p ara anaerobios, com o gelosa vertical
de E m m ons, tioglicolato de sodio, agar infusión de cerebro-
corazón y m edio de Brewer; en algunos lugares, se utiliza
agar nutritivo con C O ,, o m edios sem isintéticos.
Es m ejor el cultivo a 30 o 37 °C, en atm ósfera de C 0 2,
según el m éto d o tradicional de Fortner.
Los cultivos deben vigilarse cada dos a tres días, sin
m odificar las condiciones de anaerobiosis. Las colonias cre­
cen en cuatro a seis días, son p rofundas o están suspendidas
en el m edio, y son pequeñas, blanquecinas o am arillentas
(figura 24-6); al principio tienen form a de araña, son red o n ­
deadas o com o granos de arena; p ueden ser grandes y los
filam entos, cortos o largos. Las colonias de A. israelii son
rugosas, con aspecto de “m o lar”; las de Propionibacterium
{.Arachnia) tienen form a de araña, y las de A. bovis son
granulares y convexas; las colonias de A. naeslundii, A. visco­
sus y A. gerencseriae son convexas y lisas, y A. hyovaginalis,
Figura 24-3. Representación esquemática de un grano actinomi- A. neuii, A. bernardiae, A. radingae y A. turicensis dan colo­
cético. nias planas o poco convexas; A. odontolyticus tiene u n aspee-
286 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

ción de ácido (fórm ico, acético, láctico y succínico) m as no


de gas, y reduce el nitrato (cuadro 24-2).
Es útil el cultivo en caldo de carne glucosado para exa­
m en en crom atografía líquida, pues la curva de succinato es
característica de Actinomyces.
La enferm edad experim ental en hám steres (cricetos) y
ratones es difícil de lograr, y cuando se consigue es lim itada
y benigna.
Para cultivar la flora concom itante, conviene sem brar
bajo aerobiosis en infusión de agar cerebro-corazón, agar
chocolate, agar bilis-gentam icina, así com o en soya tripticasa
con bacitracina y vancom icina. En infecciones genitales
fem eninas relacionadas con DIU, adem ás de Actinomyces es
factible aislar otros anaerobios, com o Eubacterium nodatum.

Datos histopatológicos
Se en cu en tra u n granulom a crónico con neutrófilos, linfoci-
tos, células plasm áticas y, en ocasiones, células epitelioides y
gigantes m ultinucleadas de tip o cuerpo extraño; en etapas
tardías hay fibrosis intensa. C on la tin ció n o rd in aria de
hem atoxilina y eosina, pued en enco n trarse granos m ultilo-
bulados, basófilos o am bófilos con clavas; en u n porcentaje
alto se detecta este m aterial eosinófilo que rodea el grano
(fenóm eno de S plendore-H oeppli). Los granos m id en 30 a
400 m icró m etro s de d iám etro y están constituidos p o r fila­
m entos delgados de m enos de 1 m icròm etro de diám etro o
elem entos cocoides; son gram positivos, p o r lo que tam bién
se observan con tinciones de G ram , G iem sa o Brow n-B renn
Figura 24-5. A. ¡sraelii en cortes histopatológicos. A ) Grano poli-
lobulado [H E 4 0 x ). B ] Con Ziehl-Neelsen no es acidorresistente (figura 24-4). Las tinciones de PAS (ácido peryódico de
(ZN 4 0 x ). Schiff) o de G o m o ri-G ro co tt p erm iten observar m ejor los
filam entos m icrosifonados. N o son ácido-alcohol-resistentes
to m etálico que se to rn a de color café (m arró n) rojizo cuando con coloración de Ziehl-N eelsen (figura 24-5).
se incuba en agar sangre. En el exam en al m icroscopio se
observan filam entos delgados gram positivos, ram ificados o
fragm entados en elem entos bacilares o cocoides (cuadro Datos de laboratorio
24-2). A. israelii es u n m icroorganism o anaerobio o m icroae-
En ocasiones hay anem ia, leucocitosis y sedim entación glo­
rófilo; no hidroliza alm idón n i gelatina, es catalasa-negativo,
bular acelerada. Las pruebas séricas carecen de utilidad p rác­
ferm enta carbohidratos (glucosa) p o r lo general con produc-
tica p o r no estar bien estandarizadas y porque no siem pre es
fácil la correlación clínica con los títulos de anticuerpos aglu­
tinantes, precipitantes o fijadores del com plem ento; parecen
m ás útiles las técnicas enzim áticas o de anticuerpos fluores­
centes; se han perfeccionado la inm unodifusión, la in m uno-
electroforesis, la electrotransferencia W estern (W estern blot),
inm unoelectroforesis en cohete (rocket immunoelectrophore-
sis) y la inm unoelectroforesis cruzada (crossed immunoelec-
trophoresis); se usan ahora para la identificación pruebas
fenotípicas y com erciales, com o rapID®, ANAII y API-
ZYM®. Tam bién se practican pruebas m oleculares com o la
reacción en cadena de la polim erasa (PCR, del inglés polyme-
rase chain reaction), sondas de DNA (G en-Probe), así com o el
polim orfism o de longitud de fragm entos de restricción (RFLP,
del inglés restriction fragm ent length polym orphism ).
En las radiografías es posible hallar osteoartritis maxilo-
Figura 24-6 . Colonias de Actinom yces y Streptococcus en tiogli- tem poral, espondiloartritis, lesiones apicales dentarias, lesio­
colato. nes osteolíticas, quistes o geodos (figura 24-7). En los pulm ones,
Capítulo 24 - Actinomicosis • 287

• Cuadro 24-2. Características principales de actinomicetos que causan actinomicosis

A. odontolyti-
A. bovis A. israelii A. viscosus A. meyeri cus A. naeslundii A. propionica B. dentium
Aerobios V V V V V V V -
Anaerobios + + ± + + + + +
Catalasa - ; - + - - - - -
Flora animal + + + 0 0 - - -
Flora humana - + + + + + + +
Fermentan
Arabinosa 7 V - V V + - A
Glucosa A A A A A A A A
Manitol - V - - - - A V
Xilosa A/V A - A V - V A
Ribosa 0 A V A V V V A
Lactosa A + + A + + A A
Sacarosa A A A A + + A A
Reducción de:
Nitrato + V + - + + + -
Hidrólisis
Almidón + - - - - - - +
Gelatina -
Morfología Ramificado, Bastones, Cocoides. Ramificacio­ Ramificacio­ Difteroides,
microscópica difteroide, ramificaciones, Difteroides nes, bastones, nes. Filamen­ cocoides,
de la colonia casi nunca casi nunca difteroides, tosos bifurcaciones
filamentoso filamentosos irregulares terminales
+, positivo; negativo; O, se desconoce; ±, casi siem p re son negativos; A, ácido; V, variable.

las lesiones suelen afectar los lóbulos inferiores y los hilios; se perianales e inguinales (figura 12-7); ante apendicitis con
presentan áreas de consolidación parahiliar con zonas de rare­ exploración física y datos de laboratorio poco claros, es nece­
facción; la im agen puede ser neum ónica, cavitada, de atelecta- sario excluir actinom icosis p o r estudio histopatológico. Se
sias, o de derram e pleural. En la pelvis hay imágenes de debe ser m u y cauto en la interpretación de u n exam en p o si­
abscesos o masas que sim ulan neoplasias. La tom ografía axial tivo, pues los actinom icetos causales form an p arte de la flora
com putarizada (TAC) quizá sea útil, pero no es definitiva; en
el abdom en m uestra masas heterogéneas, indistinguibles de
tum ores cancerosos. Tam bién se utilizan broncoscopia fibróp-
tica, colonoscopia, ecografía transabdom inal, sialografía, reso­
nancia m agnética y electrocardiogram a.

Diagnóstico diferencial
En la m odalidad cervicofacial, el diagnóstico diferencial
com prende abscesos piógenos, absceso apical fistulizado,
tuberculosis colicuativa, paracoccidioidom icosis (figura
18-6), coccidioidom icosis (figura 16-8), osteom ielitis, m ice-
to m a (figuras 12-6 y 12-13) y botriom icosis. La form a to ráci­
ca, con tuberculosis pu lm o n ar y ósea, nocardiosis, m icosis
sistémicas, abscesos pulm onares, bronquiectasias y cáncer
pulm onar. Las presentaciones abdom inales y genitoperinea-
les, con am ibiasis intestinal, absceso hepático, enferm edad
de C rohn, salpingitis, pielonefritis, sífilis tardía, tum ores Figura 24-7. Actinomicosis. Lesiones apicales con engrasamiento
m alignos abdom inales, hidrosadenitis, fístulas y m icetom as de ligamentos.
288 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

norm al en la boca y la vagina. En el SNC, con neoplasias, dazol o am inoglucósidos; la hay m o d erad a con tetraciclinas
cisticercosis y criptococosis. o cloranfenicol, y p o r lo general se observa resistencia a
En el estudio m icroscópico, ha de distinguirse de otros antibióticos p eptídicos (teicoplanina). Es eficaz el tra ta ­
granos actinom icéticos (figura 12-18) y de granos bacteria­ m ien to con im ip en em -cilastatin a p o r vía p aren teral du ran te
nos de botriom icosis (figuras 26-2 y 26-3); tam bién de seu- cu atro sem anas: dos sem anas p o r vía intravenosa (IV), 500
dogranos que se form an alrededor de hongos, bacterias, m g cada 8 h, y dos sem anas p o r vía in tram u scu lar (IM ),
parásitos o cuerpos extraños. 500 m g cada 12 h.
En las presentaciones renal y ureteral, el tratam ien to de
urgencia consta de antibioticoterapia y colocación de catéte­
Complicaciones res ureterales para evitar la p érd id a de la función renal a cau­
sa de hidronefrosis; resección quirúrgica de las lesiones, y
Infección bacteriana agregada; disem inación linfática o
reconstrucción de vías u rin arias altas. En presencia de afec­
hem atógena, especialm ente en inm unodeficientes, y co m ­
ción testicular se procede a orquiectom ía, com binada con
presión m edular con parálisis en form as vertebrales.
antibióticos; en form as hepáticas el tratam iento tam bién es
m édico-quirúrgico.
Tratamiento Si es posible, se recom ienda drenaje o desbridam iento
quirúrgico, previa utilización de tratam ien to m édico; en
El antibiótico m ás adecuado es la penicilina. Puede utilizarse casos resistentes, quizá sea conveniente la resección q u irú r­
penicilina procaínica, 800 000 U l/d ía hasta la rem isión del gica, y en p rese n tac io n e s g enitales se h a co n sid erad o
cuadro; después penicilina benzatínica, 1 200 000 UI cada indispensable retirar el D IU cuando lo haya, aunque recien ­
ocho días hasta com pletar 50 a 120 m illones. tem ente se prefiere no hacerlo salvo en presencia de signos
Tam bién puede proporcionarse penicilina sódica crista­ de infección. Tam bién se ha utilizado la oxigenación hiper-
lina p o r venoclisis, 10 a 12 m illones al día p o r 20 a 45 días. bárica.
En general, se recom iendan tratam ientos a largo plazo
durante 6 a 18 m eses para evitar recurrencias.
C uando hay alergia a la penicilina es posible usar sulfa- Pronóstico
m etoxipiridazina, 500 m g a 1 g/día, o trim etop rim -sulfam e-
D epende de la localización de la infección. Es b enigno en
toxazol, 80/400 mg, dos tabletas al día duran te varios m eses
m odalidades localizadas; sin tratam iento, la enferm edad es
hasta la curación com pleta; eritrom icina, tetraciclinas o
crónica, con p erio d o s de exacerbación. En presentaciones
am picilina, 2 g, o m inociclina, 200 m g/día, varias sem anas.
viscerales, la m o rtalid ad es de 10 a 87%; las cerebrales son
Tam bién se ha enco ntrado sensibilidad al cloranfenicol, la
m ortales.
estreptom icina, la rifam picina, tetraciclina, isoniazida, clin-
dam icina, am oxicilina con ácido clavulánico, am picilina y
sulbactam , lincom icina, cefalosporinas (cefalotina, cefuroxi-
m a o ceftriaxona), y quinolonas (levofloxacina).
Prevención
En estudios in vitro n o hay respuesta adecuada con H igiene dental adecuada. C am bio periódico de DIU; es p re­
(3-lactámicos, oxacilina, dicloxacilina, cefalexina, m etro n i- ferible el dispositivo de cobre.

♦ Andreani A. Bronchopulmonary actinomycosis associated with ♦ Cornejo-Juárez P, Herrera-García JC, Alatorre-Fernández CP,
hiatal hernia. Mayo Clin Proc 2009;84(2):123-128. Herrera R, Ferrari-Carballo T. Absceso hepático por Actinomy­
♦ Bowden GHW. Actinomycosis. En: Collier L, Balows A, Sussman ces. Comunicación de un caso y revisión de la bibliografía. Med
M (eds). Medical mycology. Topley & Wilson’s Microbiology Int Mex 2009;25(6):357-540.
and Microbial Infections. Vol 2. 9th ed. London. Arnold ♦ Crossman T. Actinomycosis o f the maxilla. A case report of a rare
1998:446-462. oral infection presenting in general dental practice. Br Dent J
♦ Brook I. Actinomycosis: diagnosis and management. South Med J 2009;206(4):201-202.
2008; 101 (10): 1019-23. ♦ El Ghannam H, Bai C, Qiao R. Pulmonary actinomycosis presen-
♦ Budenz CL. Actinomycosis o f the temporal bone and brain: case tingas a mass-like consolidation. South Med J 2010;103(l):81-3.
report and review o f literature. An Otol Rhinol Laryngol ♦ Ferreira D de F. Treatment o f pulm onary actinomycosis with levo-
2010;119(5):313-318. floxacin. J Bras Pneumol 2008;34(4):245-248.
♦ Chandler FW, Kaplan W, Ajello L. Histopathology o f mycotic ♦ Fiorino AS. Intrauterine contraceptive device-associated acti­
diseases. London. Wolf Medical Publications 1980:26-29. nomycotic abscess and Actinomyces detection on cervical smear.
♦ Chelli D. Pelvic actinomycosis in Tunisia: five cases. Santé Obstet Gynecol 1996;87( 1): 142-9.
2008;18(2):77-82.
Capítulo 24 - Actinomicosis • 289

Garner JP. MacDonald M, Kumar PK. A b d o m in a l actin om ycosis. ♦ Sánchez-Estella J, Bordel-Gómez MT, Cardeñoso-Álvarez E,
Review Int J Surg 2007;5:441-448. Garabito-Solovera E. A ctin om icosis del labio, una localización
Grigoriu D, Delacrétaz J. A ctin o m yco se p e ria n a le p rim itive. Ann excepcional. Actas Dermosifilogr 2009;100(9):824-6.
Derm Syph 1981;108:59. ♦ Santidrian V, Belmar JM, Verdejo J et al. A ctinom icosis cutánea
Kanellopoulou T. P rim a ry h epatic actin om ycosis. Am J Med Sci disem in ada sin foco prim ario. Actas Dermosifilogr 1989;80(11):
2010:339(4):362-365. 815-817.
Kaplan I, Anavi K, Anavi Y et al. The clinical spectru m o f Acti- ♦ Schall KP. A ctin om ycosis, A ctin obacillu s a n d related diseases. En:
nomyces-a ssocia ted lesions o f the oral m ucosa a n d jaw bon es: Collier L, Balows A, Sussman M (eds). Medical mycology.
correlation s w ith h isto m o rp h o m etric analysis. Oral Surg Oral Topley & Wilson’s Microbiology and Microbial Infections. Vol
Med Oral Pathol Oral Radiol Endod 2009;108(5):738-46. 2. 9th ed. London. Arnold 1998:777-798.
Lippes J. P elvic actinom ycosis: A re view a n d p re lim in a ry look a t ♦ Warren NG. A ctin om ycosis , nocardiosis a n d actin om ycetom a.
prevalen ce. Am J Obstet Gynecol 1999;180(2 Pt l):265-269. Dermatol Clin 1996;14(l):85-95.
Onal ED. Successful o u tp a tie n t m a n a g em en t o f pelvic a ctin o m yco ­ ♦ Wolff ED, Salisbury SW, Horner JR, Varricchio DJ. C om m on
sis by ceftriaxone: a rep o rt o f three cases. Braz J Infect Dis avian infection p la g u e d the ty ra n t dinosaurs. PLoS One
2009;13(5):391-393. 2009;4(9):e7288.
Querol I, Cerda MP, Navarro M et al. A ctin om icosis cu tán eas ati- ♦ Xu GP. C ervical actin om ycosis w ith spin al cord com pression. Case
picas. Actas Dermo-Sif 1990;81(3):157-161. re p o rt a n d litera tu re review . Chemotherapy 2008;54(l):63-66.
Reichenbach J, Lopatin U, Mahlaoui N et al. Actinomyces in ♦ Yew WW, Wong PC, Lee J et al. R e p o rt o f eight cases o f p u lm o n a ry
chronic g ra n u lo m a to u s disease: an em erging a n d u n a n tic ip a ted actin om ycosis a n d th eir tre a tm e n t w ith im ip en em -cila sta tin .
path o gen . Clin Infect Dis 2009;49(11):1703-10. Monaldi Arch Chest Dis 1999;54(2):126-129.
Rosales A, Bonifaz A. A ctin om icosis. Revisión. Dermatología ♦ Yigiter M, Kiyici H, Arda IS et al. A ctin om ycosis: A differential
DCMQ 2005;3(S1):200-210. diagn osis f o r a ppen dicitis. A case re p o rt a n d re view o f the litera tu ­
Roustan A, Al Nakib M, Boubli L. P rim a ry actin om ycosis o f the re. I Pediatr Surg 2007;42:E23-E26.
breast d u e to Actinomyces neuii. J Gynecol Obstet Biol Reprod ♦ Zitsch RP, Bothwell M. A ctin om ycosis: A p o te n tia l com plication o f
(Paris) 2010;39(l):64-7. h ead a n d neck surgery. Am J Otolaryngol 1999;20(4):260-262.
Samant S. A ctin om yco sis m im ickin g a ton sillar neoplasm in an
elderly d ia b etic p a tien t. Br J Oral Maxillofac Surg 2009;47(5):417-
418.
Nocardiosis

En 1888, E d m und N ocard publicó en Francia la descripción sp. Aparece a cualquier edad, p rincipalm ente entre los 30 y
de Streptothrixfarcinica, actinom iceto aerobio que ocasiona­ 50 años. Se observa en am bos sexos, y p redo m ina en v aro ­
ba u na enferm edad linfática en el ganado (farcin du boeuf) nes, con p ro p o rció n de 3:1. Afecta a cualquier grupo étnico.
en la isla G uadalupe. En 1889, V ittore Trevisan, en h o n o r de Se presenta en individuos sanos o es favorecida p o r el uso de
N ocard, creó el género Nocardia e hizo u n a descripción m edicam entos que d ep rim en la in m u n id ad , com o citotóxi-
incom pleta de N. farcinica com o la especie tipo; ésta se cos, glucocorticoides y biológicos anti-factor de necrosis
incluía en N. asteroides complex, y en la actualidad es u n a tu m o ral (TNF, del inglés tum or necrosis factor); asim ism o, se
especie independiente. En 1890, H ans E ppinger describió observa en presencia de diabetes, alcoholism o, tuberculosis,
p o r vez prim era la nocardiosis en seres hum anos; identificó enferm edades debilitantes o au to in m u n itarias (com o leuce­
hifas en el pus de u n paciente con lesiones m iliares en los m ia y linfom as), trasplantes y SIDA (síndrom e de in m u n o -
pulm ones, y abscesos cerebrales, y llam ó al m icroorganism o deficiencia adquirida); en estos últim os se observa con u n a
aislado Cladothrix asteroides. En 1895, R. B lanchard le d e n o ­ frecuencia de 0.3%.
m inó N. asteroides. En ocasiones se sugiere que hay tran sm isió n de u n a p e r­
En 1921, A rth u r Trautw ein H enrici y E. L. G ardner acep­ sona a otra, pues h an surgido epidem ias en u nidades de tra s­
taron com o verdaderos sólo 26 casos, pues en la literatura plante renal; en estos individuos suscita 87% de las m uertes,
m édica y veterinaria era m uy frecuente la confusión con acti­ y en sujetos con cáncer, 14%. N. farcinica se asocia a m o rta li­
nomicosis. En 1943, Selm an W aksm an y A. T. H enrici dife­ dad m ás alta. En casos de sepsis bacteriana el factor de riesgo
renciaron N. asteroides de otros actinom icetos. En 1944, se abarca cuerpos extraños intravasculares, y la m o rtalid ad es
introdujo el tratam iento con sulfonam idas. En 1946, W illiam de m ás de 50%.
M. M. Kirby y James B. M acN aught; en 1957, C. N. Ballenger En pacientes con lupus eritem atoso sistèm ico se origina
y D. G oldring y, en 1961, J. M urray y cois., añadieron 32, 95 y sobre to d o p o r N. asteroides; hay afección p u lm o n ar (81%) y
6 nuevos casos, respectivam ente. En 1968, M. M agnusson y del SNC (13%), y m o rtalid ad alta, especialm ente en aquellos
François M ariat y, en 1975, P. H olm , dem ostraron que N. fa r ­ con afección neurològica.
cinica origina nocardiosis pulm onar en seres hum anos; en No hay d istribución geográfica definida; en países no
A lem ania esta variedad se considera la m ás frecuente. tropicales se consideran m ás frecuentes N. asteroides, N. fa r ­
cinica y N. nova, y en naciones tropicales, N. brasiliensis, N.
otitidis-caviarum y N. transvalensis, En EUA la enferm edad
Sinonimia se observa con relativa frecuencia, y N. brasiliensis se aísla a
p artir del am biente de m an era esporádica; en cambio, en
Seudotuberculosis.
L atinoam érica el actinom iceto se aísla a m en u d o del suelo,
pero la nocardiosis es p oco frecuente y no afecta a cam pesi­
Definición nos, en quienes la infección p o r Nocardia ocasiona m iceto-
ma. A unque se desconoce la fuente original de Nocardia spp.,
E nferm edad causada p o r actinom icetos aerobios, com o se en cu en tra en pequeñas partículas de polvo; los brotes epi­
Nocardia asteroides, N. farcinica, N. abscessus y N. otitidis- dém icos se detien en cuando las unidades de trasplantes se
caviarum (N. caviae), que actúan com o oportunistas, o p o r desinfectan con form ol.
N. brasiliensis, que se desem peña com o agente patógeno p ri­ O tras fuentes posibles de contam inación com prenden
mario. Se adquiere p o r inhalación, y en los p ulm ones origina otros pacientes, el personal m édico y el am biente hospitalario.
infección subclínica o neum ónica. Puede disem inarse al sis­ En el ganado vacuno ocasiona m astitis y se ha in fo rm a­
tem a nervioso central (SNC), piel u otros órganos. H ay una do en perros, gatos y peces.
form a cutánea p rim aria diferente al actinom icetom a.

Etiopatogenia
Datos epidemiológicos Los agentes causales son actinom icetos aerobios, gram posi­
E nferm edad cosm opolita en increm ento constante. En EUA tivos y parcialm ente ácido-alcohol resistentes que p erte n e­
se calculan 1 000 casos p o r año; en Francia, 250 casos, y en cen al género Nocardia, que se h a definido m uy am pliam ente
Alem ania, 50 a 100. En M éxico origina 2% de las m icosis p o r sus propiedades quim iotaxonóm icas, y en el cual se
pulm onares, y representa 1% de las infecciones p o r Nocardia aceptan m ás de 30 especies, 11 de interés m édico, con las

290
Capítulo 25 - Nocardiosis • 291

siguientes características: com puesto peptidoglucano con


AT-acetilglucosamina y ácido m eso-diam inopim élico; frac­
ción polisacárida de la p ared con arabinosa y galactosa;
p atró n fosfolípido; perfil de ácidos grasos; ácidos m icólicos y
fracción de quinona isoprenoide. El m icroorganism o causal
m ás frecuente es N. asteroides (N. sebivorans) (90 a 96%); p o r
su poco p o d er patógeno, éste y N. otitidis-caviarum (N.
caviae) (3%) se consideran oportunistas; en cam bio, N. bra-
siliensis (7%), p o r su m ayor virulencia, es u n agente patóge­
no prim ario (cap. 12) y se relaciona m ás con la m odalidad
cutánea prim aria. La virulencia parece d epend er del con te­
nido de la pared celular. Estos actinom icetos aerobios viven
com o saprofitos en el suelo, el agua y, transitoriam ente, en la
flora no rm al de la tráquea, los bronquios o la piel.

Taxonomía
G énero Nocardia (Trevisan, 1889)
N. asteroides ([Eppinger, 1891] Blanchard, 1895)
N. brasiliensis ([Lindenberg, 1909] C astellani Chalm ers,
1913) Figura 25-1. Nocardiosis primaria cutánea.
N. otitidis-caviarum (N. caviae) ([Erickson] G ordon, M ihn,
1962)
N. pseudobrasiliensis (Ruim y et a l, 1996) en unidades de trasplantes se ha sugerido el contagio o la
N. transvalensis (Pijper, Pullinger, 1927) tran sm isió n p o r el aire.
N .farcinica (Trevisan, 1889) El m icroorganism o p en e tra p o r inhalación de los frag­
N. nova (Tsukam ura, 1983) m entos de m icelio y suscita en ferm edad pulm onar. Puede
N. seriolae (Kudo et a l, 1988) disem inarse p or vía hem atógena a p a rtir del foco p u lm o nar
N. carnea (Rossi D oria, 1891) y afectar prin cip alm en te el sistem a nervioso. La ingestión de
N. vaccinii (D em aree, Sm ith, 1952) las esporas o la deglución del esputo origina la localización
N. brevicatena (Lechevalier et a l, 1961, Goodfellow, Pirouz, gastrointestinal, y la inoculación cutánea p rim aria tiene
1982; figura 25-1) lugar p o r u n trau m atism o y contacto con el suelo.
N. veterana (G ürtler et a l, 2001) La in m u n id ad a la infección es alta; hay poca respuesta
N. abscessus (Yassin et a l 2000) del huésped; se form a u n a reacción supurativa y, en ocasio­
N. africana (H am id et a l, 2001) nes, granulom atosa. Se h a en co n trad o evidencia de plásm i-
N. takedensis (Yam am ura et a l, 2005) dos en especies de Nocardia (sobre to d o en N. asteroides, N.
N. harenae (Seo, Lee 2006) otitidis-caviarum y N. farcinica), que ap ortan propiedades
fenotípicas im portantes, así com o factores de virulencia.
En el género Nocardia la especie m ás habitual es N. bra­
En 64% de los enferm os se en cu en tran factores p red is­
siliensis y son poco frecuentes N. asteroides y N. otitidis-ca-
ponentes; se sospecha deficiencia in m u n itaria en 36%, en
viarum . Los m étodos m oleculares com o el análisis de la
especial trasplante de órganos (2.6%); estos pacientes p re­
secuencia de la subunidad 16S rRNA han perm itid o la id e n ­
sentan m odalidades invasivas; la frecuencia es m ás alta en
tificación precisa de N. abscessus, N. bravicatena/paucivo-
quienes reciben azatio p rin a-p red n iso n a que en los tratados
rans, com plejo N. nova y com plejo N. transvalensis, N.
con ciclosporina A -prednisona.
farcinica, N. asteroides p atró n VI de sensibilidad, N. brasi­
En los pacientes con SIDA, la presentación pulm onar
liensis, N. parabrasiliensis y N. otitidis-caviarum . N. transval­
aparece en 70% y la extrapulm onar en 30%, con m ortalidad
ensis es u n a especie rara, que m uestra resistencia a los
m uy alta; se h a ubicado incluso en quienes tom an trim eto-
antibióticos y se presenta en individuos inm unodeficientes,
prim -sulfam etoxazol dos veces p o r sem ana com o profiláctico
p o r lo general se relaciona con nocardiosis y de m anera
contra P. jiroveci. En 20%, se presenta en inm unocom peten-
excepcional con m icetom a. N. farcinica y N. nova en el p asa­
tes; si estos últim os son niños, causa enferm edad localizada.
do se incluían en N. asteroides complex, pero ahora están
separadas de N. asteroides sensu stricto. Nocardia vive en el
am biente, y algunas especies realizan funciones de gran
im po rtancia ecológica pues tienen la capacidad de ro m p er
Clasificación
hid ro carburos de cadena larga, parafina, asfalto y diesel. En P u lm o n ar
seres h um anos, estos m icroorganism os se co m p ortan fu n d a­ D isem inada (SNC u otros órganos)
m entalm ente com o oportunistas. Por la presencia en brotes C utánea p rim aria
292 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

Cuadro clínico
Las m anifestaciones son principalm ente pulm onares (75%);
hay síntom as de n eu m o n ía aguda o crónica, nodulos únicos
o m últiples, infiltrado intersticial, o cavitación. Al inicio o cu ­
rre disnea de m a n era insidiosa, dolor torácico, tos seca y des­
pués expectoración m ucopurulenta y hem optoica; se
presenta fiebre alta de 38 a 41 °C con predom inio n octurn o ,
sudoración, escalofríos, anorexia, ataque al estado general, y
reducción de peso. En alrededor de 8% se observa extensión
a pleura y p ared torácica, con u n cuadro clínico sem ejante al
de actinom icosis. En la m odalidad p u lm o n ar y en la sistèm i­
ca p o d ría no haber fiebre ni m anifestaciones hem atológicas.
La disem inación al SNC (27%) origina abscesos cere­
brales y poca afección m eníngea; se m anifiesta p o r cefalea Figura 25-2. Nocardiosis cutánea primaria, distribución linfangítica.
continua, letargo, crisis convulsivas, trasto rn o s sensitivos
periféricos, rigidez de nuca, confusión, afasia, náuseas, v ó m i­
tos, tem blores y paresias. rrolla en m edio de B ennett, infusión de cerebro-corazón, en
La extensión hacia la piel (9%) da lugar a nodulos, abs­ m edios para m icobacterias com o el de Lów enstein-Jensen, y
cesos y fístulas (figura 25-1). Tam bién afecta los riñones y bajo anaerobiosis. El crecim iento óptim o ocurre a 30 o
después el hígado (3%), los ganglios linfáticos (3%, preferen ­ 37 °C. La resistencia a lisozim a es u n a característica de
tem ente los cervicales y axilares), el bazo, corazón, articu la­ Nocardia. C on excepción de N. brasiliensis, sobreviven a
ciones, intestinos y glándulas suprarrenales, y casi nun ca los tem peraturas de 8 a 50 °C.
huesos y ojos (sim ula queratitis m icótica). Tras 5 a 10 días de incubación, las colonias de N. asteroi­
La presentación cutánea prim aria es poco frecuente des son crem osas y lisas o de aspecto céreo, plegadas y cubier­
(12%); es consecutiva a u n traum atism o, o a picadura o m o r­ tas de m icelio aterciopelado; son de color blanco o beige,
d ed u ra de insecto. La topografía m ás com ún son las ex trem i­ rosado, salm ón o anaranjado. D espiden u n olor característi­
dades y el tronco. Se m anifiesta p o r pústulas y celulitis en el co a h u m ed ad o m oho. En 2 a 3 sem anas m iden de 5 a 10
sitio de la inoculación o p o r gom as linfangíticos, úlceras y m m , son blanquecinas o rosadas, a veces grisáceas y p ro d u ­
adenopatía; rara vez se presentan form as disem inadas con cen u n pigm ento ligeram ente café (m arrón) (figura 12-30).
gom as hem atógenos (figura 25-2). D entro de las infecciones El estudio m icroscópico m u estra elem entos cocoides y
por Nocardia sp el actinom icetom a p o r este agente debe co n ­ bacilares, cadenas de esporas y, con m en o r frecuencia, fila­
siderarse u na entid ad clínico-m icológica separada (cap. 12). m entos de m enos de 1 m icrò m etro de diám etro. Se observa
En animales afecta el m axilar inferior, los ganglios linfáti­ ácido-alcohol-resistencia (AAR) parcial (figura 25-3). No
cos y el tubo digestivo; en vacas produce m astitis y abortos. hidroliza caseína, tiro sin a ni xantina, resiste a lisozim a, y no
crece en gelatina. Nocardia otitidis-caviarum es similar, pero
hidroliza x an tin a (cuadro 12-5).
Estudio micològico Las características de las diferentes especies de Nocardia
se an o tan en el cuadro 12-4, y algunas características genera­
En la recolección del esputo, se prefiere el p rim ero de la
les de los actinom icetos, en los cuadros 2-1 y 2-2 y las figuras
m añana, luego de aseo de la boca y los dientes. A unque no es
2-2 a 2-4.
necesario, el esputo, el pus o el tejido se puede digerir, co n ­
Para p ro d u cir la enferm ed ad experim ental se utilizan
centrar y centrifugar, tras lo cual se coloca 4 h en fosfato tri-
hám steres (cricetos), que se inoculan p o r vía intraperitoneal;
sódico al 3%. se generan abscesos; el rató n se usa com o m odelo para la
El frotis teñido con azul de m etileno o con G ram m u es­ presentación pulm onar.
tra filam entos gram positivos de 1 m icròm etro de diám etro,
largos, con ram ificaciones espaciadas y en ángulo recto, así
com o elem entos bacilares y, a veces, seudogranos.
C on tinción de Ziehl-N eelsen los filam entos m uestran
Datos histopatológicos
resistencia a ácido; esta tinción puede m odificarse al usar Se observan abscesos constituidos p o r polim orfonucleares,
u n a solución acuosa de ácido sulfúrico al 0.5% en lugar linfocitos y células plasm áticas, con necrosis central y cierto
de alcohol-ácido (K inyoun). Son de utilidad las tinciones de grado de fibrosis. Casi n u n ca se p roduce u n verdadero g ran u ­
Papanicolaou y Giemsa. lom a con células gigantes tipo Langhans y necrosis caseosa.
El diagnóstico se confirm a m ediante cultivo, el cual se R ara vez se observa citofagocitosis.
realiza en los m edios habituales, com o agar glucosado de En n odulos pulm onares, puede h aber cavitación, con
Sabouraud sin antibióticos antibacterianos y a la te m p eratu ­ células de Langhans y necrosis caseosa, y en cerebro, lesiones
ra am biente (figuras 12-29, 12-30 y 12-35). Tam bién se desa- encapsuladas.
Capítulo 25 - Nocardiosis • 293

Figura 25-3. Nocardiosis, filamentos microsifonados [PA 5 lOOx). Figura 25-4. Colonias de N. asteroides.

Se requieren tinciones de G ram , B row n-B renn o M ac- paciente y otro. La clasificación taxonóm ica h a m ejorado
C allum -G oodpasture para p o n er de m anifiesto los filam en­ con m étodos m oleculares com o la secuenciación de la sub-
tos ram ificados o los elem entos bacilares o cocoides; en u n id ad 16S rRNA y el gen hsp65.
ocasiones llegan a observarse seudogranos; tam bién se p u e­ En u n a epidem ia nosocom ial de tres casos, con análisis
de em plear tinción de G om ori-G rocott (figura 25-3). C on RAPD y patrones de restricción de ácido ribonucleico ribo-
la de Fite-Faraco, m uestra AAR parcial (figura 25-7). som al (rRNA) (ribotyping), no se en co n traro n claras diferen­
cias con este últim o; en cam bio, con RAPD se halló un solo
p atró n p ara las especies relacionadas. Tam bién se ha usado la
Datos de laboratorio reacción en cadena de la polim erasa (PCR, del inglés poly­
merase chain reaction) ju n to con análisis de restricción de
Es posible encontrar anem ia y leucocitosis, así com o a u m en ­
endonucleasas de PCR p ara la separación de Nocardia.
to de la sedim entación globular y de las globulinas séricas.
N o se practican de m an era sistem ática estudios séricos po r
las dificultades para interp retar el significado de los an ti­
cuerpos aglutinantes y fijadores del com plem ento, dadas las
Diagnóstico diferencial
reacciones cruzadas con m icobacterias; tam bién se llevan a T uberculosis p u lm o n a r o cutánea, abscesos o neum onías
cabo p rueba de enzim oinm unoanálisis de absorción (ELISA, pulm o n ares bacterianos, carcinom a broncógeno o cerebral,
del inglés enzym e-linked im m unosorbent assay) e in m un o - blastom icosis, coccidioidom icosis (figura 16-4), paracocci-
electrotransferencia; no está dem ostrada la utilid ad de la dioidom icosis (figura 18-3), histoplasm osis (figura 17-3),
in trad erm orreacción con n ocardina y asteroidina. criptococosis, aspergilosis p u lm o n ar (figura 23-1), osteo­
El antígeno m ás p rom etedor para el diagnóstico es u na mielitis, esporotricosis (figuras 13-3 a 13-6), pioderm ias,
proteína específica de 54 kD a que puede dem ostrarse m icobacteriosis atípicas, m icetom a (figura 12-9), actinom i-
m ediante anticuerpos m onoclonales; se h a perfeccionado un cosis (figura 24-1 y 24-2) y botriom icosis (figura 26-1). Estos
m étodo convencional sólido con ELISA basado en dos antí- tres últim os padecim ientos se co n fu n d en con nocardiosis
genos inm unodom inantes. cutánea p rim aria en ausencia de granos. Las form as cerebra­
M ediante radiografía de tórax, se dem uestra en p u lm o ­ les, con neoplasias.
nes afección de ápices e hilios, con predilección p o r las regio­ Las colonias de N. asteroides inicialm ente se confunden
nes basales; las im ágenes son variadas: nodulos, zonas de con m icobacterias (figuras 25-4 a 25-7).
consolidación, neum onía, adenopatías m ediastínicas, cavita­ En el estudio m icroscópico debe diferenciarse de A cti­
ción, así com o engrosam iento y derram e pleurales; en las nomyces (no AAR) (figura 24-5) y de m icobacterias.
costillas y las vértebras las reacciones periósticas pu eden dar
u n aspecto de neoform ación ósea; en el cráneo es posible que
haya lesiones osteolíticas. En ocasiones resultan útiles la Complicaciones
broncoscopia fibróptica y la tom ografía com putarizada.
En sí es u na com plicación, sobre todo en inmunodeficientes.
La diversidad genética de Nocardia ahora se conoce
mejor. U tilizando el análisis del polim orfism o del ácido des-
oxirribonucleico (DNA) am plificado con cebadores arb itra­
rios (RAPD, del inglés random am plified polym orphic D N A ),
Tratamiento
se h a p o d id o conocer si las cepas son las m ism as en varios Los fárm acos m ás adecuados son las sulfonam idas; se reco­
episodios de nocardiosis en u n m ism o paciente, y entre un m ien d an sus valoraciones séricas. Se proporciona trim eto-
294 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

Figura 25-5. N. asteroides y N. otitidis-caviarum. Figura 25-7. Filamentos ácido-resistentes de Nocardia sp. [Kin-
youn lOOx).

veces al día, o claritrom icina, 500 m g dos veces al día, d u ra n ­


te tres meses; así com o linezolid. Se recom ienda com binar el
tratam ien to con am ikacina, 500 m g p o r vía parenteral cada
12 h, p o r lo m enos d u ran te tres sem anas con descansos de la
m ism a duración. Tam bién se recom ienda am oxicilina con
ácido clavulánico, 875/125 m g dos veces al día; im ipenem ,
n etilm icina y ceftriaxona y otras cefalosporinas d e'te rc era
generación. En m odalidades disem inadas y del SNC, d u ra n ­
te las prim eras seis sem anas se recom ienda la com binación
de trim etoprim -sulfam etoxazol con am ikacina e im ipenem .
N. transvalensis presenta m ás resistencia a antim icro b ia­
nos, entre ellos, am oxicilina con ácido clavulánico, am picili­
na, doxiciclina, eritrom icina, fosfom icina, pefloxacina y
cefalosporinas de segunda generación. Si es posible, se reco­
Figura 25-6. N. brasiliensis en medio de Sabouraud y Lówenstein-
Jensen. m ien d an pruebas de sensibilidad a antim icrobianos con dis­
cos de difusión o m étodos de dilución y m icrodilución. A su
vez, N. farcinica es m uy resistente a sulfas, cefalosporinas y
prim -sulfam etoxazol, 5 m g/kg/día, en form a práctica: 80/400
tobram icina. C onviene p racticar a la vez drenaje quirúrgico.
0 160/800 m g/día, du rante 3 a 6 meses, y en presencia de
in m unosupresión durante hasta un año; este m edicam ento
ha m ostrado m ayor eficacia si se com bina con doxiciclina o
cefuroxim a; ya no se utiliza sulfadiazina (4 a 10 g/día). T am ­
Pronóstico
bién puede usarse m inociclina, 200 a 600 m g/día; am picilina, Es malo, em peora si hay disem inación. A nte afección del
1 a 6 g/día, eritrom icina, 1 a 3 g/día, fosfom icina 500 m g tres SNC, la m o rtalid ad es de 40 a 50%.

Bibliografía

♦ Ambrosioni J, Lew D, Garbino J. Nocardiosis: Updated Clinical ♦ Bryant E, Davis CL, Kucenic MJ, Mark LA. Lymphocutaneous
Review and Experience at a Tertiary Center. Infection 2010;38(2): nocardiosis: a case report and review of the literature. Cutis
89-97. 2010;85(2):73-6.
♦ Baradkar VP, Mathur M, Kulkarni SD, Kumar S. Sporotrichoid ♦ Chedid MB, Chedid MF, Porto NS, Severo CB, Severo LC. Nocar-
pattern of cutaneous nocardiasis due to Nocardia asteroides. dial infections: report of 22 cases. Rev Inst Med Trop Sao Paulo
Indian } Pathol Microbiol 2008;51(3):432-4. 2007;49(4):239-46.
♦ Barbara A, Brown-Elliott June, M. Brown et al. Clinical and ♦ Exmelin L, Malbruny B, Vergnaud M, Prosvost F, Boiron P, Morel
Laboratory features of the Nocardia spp. Based on current mole­ C. Molecular study of nosocomial nocardiosis outbreak involving
cular taxonomy. Clin Microbiol Rev 2006;19:259-282. heart transplant recipients. J Clin Microbiol 1996;34(4): 1014-1016.
Capítulo 25 - Nocardiosis • 295

Fukuda H, Saotome A, Usami N, Urushibata O, Mukai H. Lym- ♦ Provost F, Laurent F, Blanc MV, Boiron P. Transmission of nocar­
phocutaneous type of nocardiosis caused by Nocardia brasiliensis: a diosis and molecular typing of Nocardia species: A short review.
case report and review of primary cutaneous nocardiosis caused by Eur J Epidemiol 1997; 13(2):235-238.
N. brasiliensis reported in Japan. J Dermatol 2008;35(6):346-53. ♦ Provost F, Laurent F, Uzcategui LR, Boiron P. Molecular study of
Galvany-Rossell L, Ojeda-Cuchillero R, Umbert-Millet R Nocar­ persistence o/Nocardia asteroides and Nocardia otitidiscaviarum
diosis cutánea primaria. Piel 2008;23(5):245-8. strains in patients with long-term nocardiosis. J Clin Microbiol
Kontoyiannis DP, Ruoff K, Hooper DC. Nocardia bacteremia. 1997;35(5):1157-1160.
Report of 4 cases and review of the literature. Medicine ♦ Ruimy R, Riegel P et al. Nocardia pseudobrasiliensis sp. nov. a
1998;77(4):255-267. new species o/Nocardia which group bacterial strains previously
López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández- Hernández F, identified as Nocardia brasiliensis and associated with invasive
Castañón-Olivares LR. Micologia Médica. Procedimientos para el disease. Int J Syst Bacteriol 1996;46:259-264.
diagnostico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:132-135. ♦ Serrano JA, Sandoval AH, Beaman BL. Actinomicetoma. México.
Paredes BE, Hunger RE, Braathen LR, Brand CU. Cutaneous Plaza y Valdés 2007.
nocardiosis caused by Nocardia brasiliensis after an insect bite. ♦ Warren NG. Actinomycosis, nocardiosis and actinomycetoma.
Dermatology 1999;198(2):159-161. Dermatol Clin 1996;14(l):85-95.
Parra IH, Galimberti R, Galimberti G et al. Lymphocutaneous
nocardiosis and cutaneous pheohyphomycosis in a liver transplant
recipient. Int J Dermatol 2008;47(6):571-4.
26 Botriomicosis

En 1870, O tto von Bollinger describió un a neum om icosis los “granos”. La evolución es crónica y asintom ática. C uando
crónica en un caballo castrado sépticam ente; observó el g ra­ hay inm unodeficiencia puede disem inarse hacia órganos
n o y llam ó al padecim iento zooglea pulm onis equi; en esa internos.
época se creía que el agente causal era u n hongo conocido
com o “champignon de castration”; en 1888, propuso el n o m ­
bre de Botryomyces. En 1884, Sebastiano Rivolta com unicó el Datos epidemiológicos
segundo caso; lo consideró u n a m icosis y acuñó el térm in o
E nferm edad cosm opolita poco frecuente; en seres hum anos,
“botriom icosis”, pues com paró los granos con racim os de
h asta 1983, se habían registrado 77 casos; hasta 1995, 116
uvas (del griego botrys, “racim o”). En 1903, G. Spitz y J. Lig-
casos, y actualm ente se h an registrado 130. La m ayoría p ro ­
nieres com unicaron el p rim er caso en seres h um anos, y en
viene de EUA, Inglaterra y Francia; asim ism o, se han infor­
1913, E. L. Opie, en EUA, inform ó el p rim e r caso visceral.
m ado casos en India, África, Asia y Sudam érica. Se ha
E ntre 1 9 1 4 y 1919,}. M argou concluyó que el agente causal
observado de los nueve m eses a los 80 años de edad, p red o ­
era Staphylococcus aureus, y publicó los cam bios m orfológi­
m in a en edades m edias (tercera y cu arta décadas de vida) y
cos del estafilococo en estudios de experim entación; señaló
es m ás frecuente en varones, con p ro p o rció n de 3:2. La loca­
que la respuesta del huésped dependía de la m ag n itu d del
lización cutánea se observa en 60 p o r ciento.
inoculo: u no grande originaba un absceso, un o interm edio
Se consideran factores predisponentes: diabetes, alcoho­
daba lugar a los granos y uno pequeño se elim inaba; así des­
lismo, higiene inadecuada, desn u trició n e in m u n o d eficien ­
cribió el origen bacteriano de la enferm edad.
cia, intervenciones quirúrgicas, enferm edades renales com o
En 1959, D. J. W inslow revisó la literatura médica,
la nefritis lúpica, hepatopatías, heridas en accidentes au to ­
encontró 40 casos y añadió seis; aclaró el concepto de b o trio ­
m ovilísticos, p erforación del lóbulo de la oreja, cánceres
micosis, la dividió en cutánea y visceral, analizó la naturaleza
hem atológicos, antibioticoterapia inadecuada o prolongada,
de los granos, y caracterizó los pasos de su identificación. En
síndrom e de Job y, en niños, fibrosis quística.
1969, }. E M cK innon utilizó Pseudomonas y reprodujo la
En anim ales se observa m ás a m enu do la localización
enferm edad en conejillos de Indias (cobayos, cuyos). En
pulm onar, y p red isp o n en las bronquiectasias. Ha sido des­
1987, Pedro Lavalle aclaró su nom enclatura; colocó la b o trio ­
crita en vacas, ovejas, cerdos, cabras, cam ellos y caballos; en
micosis y la actinom icosis dentro de los param icetom as, es
estos últim os o cu rre prin cip alm en te después de castración.
decir, en procesos fistulosos con granos, que no son m iceto-
ma. En 1995, Clem ente M oreno-C ollado encontró 109 casos
publicados y agregó siete; en 1996, A lexandro Bonifaz y
Eugenio C arrasco hicieron u na am plia revisión de la literatu­
Etiopatogenia
ra m édica internacional. En 2009, Roland R. Tomb, E Stephan, D epende de bacterias verdaderas que constituyen la flora n o r­
Al H addad y J. C houcair en el Líbano propusieron el térm in o m al de la piel o del tubo digestivo y cuyas cepas son de baja
bacteriosis granular para incluir a los param icetom as y dar virulencia, com o S. aureus (40%), Pseudomonas aeruginosa
antibióticos que abarquen este espectro de cuadros clínicos. (20%), S. epidermidis, E. coli, Micrococcus pyogenes, Serratia
marcescens, estreptococo alfa-hemolítico, Proteus, Actinobaci-
llus lignieresii, Propionibacterium acnés, Peptostreptococcus,
Sinonimia Moraxella non-liquefaciens, Neisseria, Corynebacterium, Acti-
nobacillus actinomycetemcomitans y Bacteroides fragilis, los
A ctinofitosis estafilocócica, bacteriosis granular, seudom ico-
cuales suelen coexistir cuando aparecen las m anifestaciones
sis bacteriana, actinobacilosis.
clínicas.
Se desconoce la patogenia; se ha señalado u na deficiencia
Definición de la in m u n id ad celular, con in m unidad hum oral intacta o
hiperactiva, y respuesta tisular con dism inución de la fagocito­
P aram icetom a de anim ales y h um anos originado p o r b acte­ sis. Después de la penetración en los tejidos sobreviene una
rias, com o Pseudomonas aeruginosa, Proteus, S. aureus y reacción inflam atoria y se organizan colonias o conglom era­
Escherichia coli. A fecta principalm ente la cabeza y las extre­ dos bacterianos unidos p o r u n a sustancia llam ada cemento.
m idades, y m enos el tronco; se caracteriza p o r aum ento de S. aureus tiene varios m ecanism os de patogenicidad,
volum en y fístulas que d renan exudado seroso que contiene entre los que se encuentran: proteínas de superficie que pro-

296
Capítulo 26 - Botriomicosis • 297

m ueven la adhesión a los tejidos y el daño de los m ism os;


u nió n a proteínas que circulan en el torrente sanguíneo con
lo cual evade la respuesta inm unitaria; sum inistro de reser­
vas de hierro necesarias para su propio desarrollo, y p ro d u c­
ción de enzim as com o hialuronidasa y lipasa, que dañ an las
m em branas celulares.
El principal factor de virulencia de los estreptococos es
la proteína M, la cual le p erm ite la u n ió n al fibrinógeno, la
fibronectina y a la (32 m icroglobulina; así com o inhibición de
la fracción C5 del com plem ento (que es u n im po rtante qui-
m iotáctico) y evasión de la fagocitosis; adem ás, esta proteína
puede m im etizarse (dada su sim ilitud estructural) con algu­
nos tipos de colágeno del huésped (lo cual constituye u n a de
las bases fisiopatogénicas de la fiebre reum ática). Tam bién
cuenta en su superficie con ácido teicoico que le facilita la
u n ió n a las células epiteliales.
El proceso se favorece p o r la presencia de u n cuerpo
extraño (cabellos, espinas de pescado, astillas, o secuestros
óseos, entre otros); cuando el inoculo es pequeño, los m icro ­
organism os son fagocitados y el proceso se resuelve; p o r el
contrario, cuando el inoculo es m uy grande, se produce la
infección, incluso con necrosis tisular. Por tanto, p ara que
la botriom icosis ocurra, se requiere de un cierto equilibrio
entre m icroorganism os de virulencia relativam ente baja y un
huésped con respuesta in m u n itaria alterada.
Al establecerse este equilibrio (fenóm eno de Splendore-
H oeppli, cap. 5), se m anifiesta p o r la presencia de los granos
bacterianos con un a m atriz eosinófila; en este m aterial am o r­
fo se han dem ostrado depósitos de IgG y C3, que dependen
de la respuesta del huésped a los antígenos bacterianos.
A lrededor se encu en tran estructuras tipo m em brana
que degeneran hasta casi la necrosis y form an u n a biopelícu-
la (biofilm) en la derm is y el tejido celular subcutáneo. Los
casos viscerales en su m ayoría son de origen endógeno y po r
flora nosocom ial, com o Pseudomonas spp. En inm unodefi-
cientes aparece disem inación.

Clasificación Figura 26-1. A ] Botriomicosis, lesiones en la pierna. B) Aspecto


de micetoma. C) Lesiones nodulares perlumbilicales.
C utánea y visceral.

Cuadro clínico e ingles existe invasión de tendones. La evolución es crónica


y asintom ática, aunque rara vez se refieren dolor y pru rito; a
Se desconoce cuánto dura el periodo de incubación. Afecta veces hay reducción de peso.
principalm ente la cabeza y las extrem idades; p redom ina en La form a visceral se p resenta en pacientes con in m uno-
las m anos y los pies; tam bién se observa en el oído externo, el deficiencia, du ran te el posoperatorio, o con estancias
cuello, las regiones subm am arias, nalgas, ingles o genitales. Se intrahospitalarias prolongadas; ocurre disem inación hacia
caracteriza p o r lesiones aisladas con aum ento de volum en, órganos internos que afecta de preferencia pulm ones y,
nodulos, abscesos, úlceras y fístulas con exudado seroso o m enos a m enudo, hígado, corazón, cerebro, intestino, riñ o ­
p urulento en el que se encuentran los granos (figura 26-1); nes, ojos, pericardio, genitales y ganglios linfáticos; el cuadro
puede haber abscesos interconectados. En la cavidad bucal se clínico depende del o los órganos afectados. La m ayoría de
han descrito lesiones con aspecto de granulom a piógeno. los casos com unicados son pulm onares, relacionados con
Se h an descrito form as de aspecto tum oral, quístico, fibrosis quística; a veces sucede después de prostatectom ía.
vegetante o verrugoso. Es rara la invasión a m úsculos y h u e ­ En pacientes con SIDA (síndrom e de inm unodeficiencia
sos; puede asociarse a osteom ielitis (o ésta puede ser la loca­ adquirida) se h an inform ado form as cutáneas disem inadas
lización prim aria en casos raros). C uando se ubica en axilas con aspecto de p rú rig o nodular.
298 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

Figura 26-2. Grano de botriomicosis, examen directo con Lugol.

Estudio microbiológico
En el exam en directo con solución salina, yodopovidona
(Lugol) o hidróxido de potasio se observan granos blandos,
de color blanco-am arillento (“azufrados”), que varían de 200
m icróm etros a 0.5 m m o hasta m ás de 1 m m de diám etro;
son lobulados y en ocasiones presentan clavas; están con sti­
tuidos p o r elem entos cocoides o bacilares agrupados en raci­
m os (figura 26-2); en ocasiones se observa fenóm eno de
Splendore-H oeppli, que se m anifiesta p o r clavas eosinófilas.
En un frotis, son gram positivos o gram negativos según el
m icroorganism o causal. Se pueden te ñ ir con G ram , G iem sa
o Papanicolaou. Figura 26-3. Grano de botriomicosis (A , HE 2 0 x . B, 4 0 x ).
El exudado se puede sem brar directam ente o tra n sp o r­
tar en tioglicolato. Los cultivos se efectúan en m edios para
bacterias sin antibióticos, com o agar sangre, infusión de
observan granos no filam entosos. La tin ció n de G ram es
cerebro-corazón, M cConkey, m anitol, estafilococo-110, o
positiva o negativa según el m icroorganism o causal; con
eosina azul de m etileno (EMB, del inglés Eosin M ethylene
G iem sa se tiñ e n de azul.
Blue). D eben realizarse las pruebas bioquím icas co rresp o n ­
dientes para su identificación. En ocasiones se aíslan m ú lti­
ples bacterias en los cultivos. Es im p o rtan te tam b ién efectuar
antibiogram as.
Datos de laboratorio
La enferm edad experim ental se pro duce al inyectar Se p u ede en co n trar au m ento de anticuerpos aglutinantes
pequeñas cantidades de P. aeruginosa p o r vía intratesticular p ara estafilococo. Las radiografías de huesos m u estran reac­
en conejillos de Indias (cobayos, cuyos); es un p ro ced im ien ­ ción perióstica o lesiones líticas.
to de investigación.

Diagnóstico diferencial
Datos histopatológicos M icetom a (figuras 12-2 a 12-9 y 12-12 a 12-14), actino m i-
En la epiderm is hay hiperqueratosis y acantosis. En la derm is cosis (figura 24-1), esp o ro trico sis (figura 13-6), tu b e rc u lo ­
se observan infiltrados inflam atorios con neutrófilos, linfoci­ sis o ste o articu lar o colicuativa, osteom ielitis y quistes
tos, eosinófilos, células plasm áticas, fibroblastos e histiocitos; sebáceos infectados, m icobacteriosis, abscesos y p rú rig o
a veces hay células gigantes a cuerpo extraño y fibrosis leve. n o d u la r en form as d isem inadas. Los casos p u lm o n ares se
En el centro del infiltrado se encu en tran los granos que co n fu n d e n con actinom icosis, tu b ercu lo sis y cáncer de p u l­
m iden alrededor de 1 m m de diám etro y son am bófilos (figu­ m ón. Por la term in o lo g ía, n o h a de co n fu n d irse con el
ra 26-3); los cocos son basófilos y se agru p an en pares y b o trio m ico m a o g ran u lo m a piógeno.
tétradas; a veces hay clavas eosinófilas. Los granos presentan En el estudio m icroscópico, debe distinguirse de los gra­
cem ento positivo a PAS (ácido peryódico de Schiff) (figura nos de actinom icetom as y actinom icosis (figuras 12-11,
26-4). C uando se realiza tinción de G o m o ri-G ro co tt se 12-19 a 12-23, 24-3 a 24-5).
Capítulo 26 - Botriomicosis • 299

* *• -i
Tratamiento
Se su m in istran antibacterianos a largo plazo; se aconseja
í verificar la sensibilidad a los m ism os. En ocasiones es útil el
tratam ien to quirúrgico, sobre to d o en las m odalidades visce­
■ rales.
'a Se h an utilizado: eritrom icina, 500 m g cada 6 h; m inoci-
clina, 100 m g/día; trim etoprim -sulfam etoxazol, 80/160 mg
cada 12 h, y en las dosis convenientes: dicloxacilina, gentamici-
na, cefazolina y penicilina benzatínica; deben proporcionarse
al m enos durante dos meses. Podrían utilizarse otras cefalos-
porinas, clindam icina, rifam picina y quinolonas. Algunos han
\S ” ». a . '*• utilizado la oxigenación hiperbárica, dapsona (diam inodifenil-
sulfona [DDS]), trim etoprim -sulfam etoxazol intralesional
Figura 2 6 -4 . Grano de botriomicosis, tinción de PA5. diluido con lidocaína, y láser de CO ,.

Complicaciones Pronóstico
En casos cutáneos es benigno. En casos viscerales, es m alo
Q uizá haya disem inación ante inm unodeficiencia, com o en
(la m o rtalid ad es de 48%).
pacientes con SIDA. Se han inform ado m etástasis cerebrales
luego de tratam iento quirúrgico.

♦ Ahdoot D, Rickman LS, Haghighi P, Heard WU. Botryomycosis ♦ Moreno-Collado C. Botriomicosis. Reporte de 7 casos y revisión
in the acquired immunodeficiency syndrome. Cutis 1995;55(3): de la literatura. Dermatol Rev Mex 1995;39(3): 129-136.
149-152. ♦ Pielop JA, Phillips R, Rosen T. Actinobacillus actinomycetemco-
♦ Bersoff-Matcha SJ, Roper CC, Liapis H, Little JR. Primary pul­ mitans isolated from a case o f cutaneous botryomycosis. Cutis
monary botryomycosis: Case report and review. Clin Infect Dis 2007;79(4):293-6.
1998;26(3):620-624. ♦ Ramírez-Santos A, Aguilar-Besnier M, Sánchez y cols. Botriomi­
♦ Bonifaz A, Carrasco F. Botryomycosis. Int J Dermatol 1996;35(6): cosis cutánea. Med Cutan Iber Lat Am 2008;36(l):23-26.
381-388. ♦ Rojas-Plascencia P, Zapata-Granja CL. Botriomicosis. Dermatol
♦ Bonifaz A, Moreno-Collado C. Botryomycosis. En: Arenas R, Perú 2005;15:51-54.
Estrada R. Tropical dermatology. Austin, Texas. Landes Bios­ ♦ Ruocco E, Donnarumma G, Baroni A, Tufano MA. Bacterial and
ciences 2001:47-49. Viral skin diseases. Dermatol Clin 2007;25:663-676.
♦ Coelho WS, Diniz LM, Souza Filho JB. Cutaneous botryomycosis: ♦ Silvaraj S, Muthu Sekhar MR, Baig MF. Micrococcal botryomycosis
case report. An Bras Dermatol 2009;84(4):396-9. of the left temporal region. Indian I Dent Res 2007;18(3):131-4.
♦ Cohen JL. Cutaneous botryomycosis of the cervicofacial region. ♦ Templet JT, Straub R, Ko C. Botryomycosis presenting as pruritic
Head & Neck 2001;23:594-598. papules in a human immunodeficiency virus-positive patient.
♦ Cubilla E, Guzmán A, González A, Mendoza G, Aguilar G, Gar­ Cutis 2007;80(l):45-7.
cía-Romero MT, Arenas R. Botriomicosis cutánea. Un caso infan­ ♦ Tomb RR, Stephan F, Haddad A, Choucair J. Cutaneous granular
til y uno de adulto. DCMQ 2010;8(3):187-191. bacteriosis, a rarely diagnosed infection of the head and the neck.
♦ Hogan MT. Cutaneous infections associated with HIV/AIDS. Clin Exp Dermatol 2009;34(8):887-9.
Dermatol Clin 2006;(24):473-495.
♦ Isa-Isa R, Arenas R. Micosis superficiales, subcutáneas y pseudomi-
cosis en República Dominicana. México. Graphimedic 2009:98-
100.
Eritrasma

En 1859, fue descrita p or M. Burchardt; en 1862, von Bárens- Trujillo, A renas y colaboradores, en u n a serie de casos de
p ru g le asignó el n o m b re y F. Balzer la individualizó. El localización interdigitoplantar, la observaron en m ujeres
agente causal fue d enom inado originalm ente M icrosporum (86%) con edad p rom edio de 42 años, y sin relación con d ia­
m inutissim um ; se confundió con u n hongo porque se obser­ betes ni obesidad.
vaban filam entos delgados en el exam en al m icroscopio. En En soldados coreanos se h a com unicado la asociación
1884, H einrich K oebner reprodujo la enferm edad al inocular con tricom icosis axilar y queratólisis punteada.
escamas infectadas sobre u n alum no. En 1896, K. B. Leh-
m an n y R. N eum ann propusieron que se incluyeran en el
género Corynebacterium las bacterias sem ejantes al bacilo de Etiopatogenia
la difteria (difteroides). En 1936, H enri G ougerot llam ó
Se origina p o r el bacilo lipófilo, difteroide, filam entoso, aero­
“com plejo de los pliegues” a la relación entre infección b acte­
bio o anaerobio facultativo, no form ad o r de esporas y gram -
riana y m icótica. En 1941, G ougerot y D uché describieron la
positivo, C. m inutissim um (Sarkany, Taplin, Blank, 1961). No
utilidad de la lám para de W ood.
se aísla del am biente y se considera residente habitual de la
En 1961,1. Sarkany, D. Taplin y H. Blank llam aron Cory­
piel, y en las poblaciones exam inadas se llega a aislar en 4 a
nebacterium m inutissim um al m icroorganism o patógeno. En
20% en la región genital en personas p o r lo dem ás sanas. En
1976, D ode G rigoriu y Jean D elacrétaz caracterizaron la for­
infecciones interdigitales de pies se h a aislado hasta en 69%,
m a vesiculoam pollar interdigitoplantar, y en ese m ism o año
ju n to con otros m icroorganism os. P roduce u n a p orfirina de
Pablo N egroni señaló la localización ungueal.
la cual depende su fluorescencia, pero se desconoce su signi­
ficado patógeno. Tam bién h a quedado im plicado C. afer-
Sinonimia mentans.
El género Corynebacterium, en general, se restringe a las
C orinebacteriosis cutánea. especies que tienen: 1) paredes celulares q u im iotipo IV con
ácido m eso-diam inopim élico (m eso-D A P), arabinosa y

Definición galactosa; 2) ácidos m icólicos de aproxim adam ente 22 a 36


átom os de carbono de longitud (“ácidos corinom icólicos”);
Seudom icosis superficial causada p o r la bacteria Corynebac­ 3) ácidos grasos celulares de cadena recta saturados y no
terium m inutissim um , que afecta la capa córnea y se localiza saturados; 4) m e n o q u in o n as dihidrogenadas, y 5) contenido
en pliegues axilares, inguinales y subm am arios, y m enos a de G + C de 51 a 68 mol%. C. m inutissim um es ureasa-nega-
m enud o en los espacios interdigitales de los pies. Se caracte­ tivo; no reduce nitrato s n i p roduce ácido propiónico.
riza p o r m anchas de color café (m arrón) oscuro, cubiertas
p o r escam a fina o m aceración, y olor fétido.
Cuadro clínico
Datos epidemiológicos Puede afectar pliegues grandes o pequeños, o incluso ser
generalizada. Se localiza sobre to d o en pliegues inguinales,
Afecta a cualquier grupo étnico; es m ás frecuente en varones axilares o subm am arios, y se caracteriza p o r placas de color
adultos, con un a proporción de 2:1 respecto de las m ujeres, y café (m arró n ) claro o ligeram ente rojizo al principio y des­
es excepcional en niños. E ntre los factores favorecedores pués oscuro; las placas son p u ntiform es o siguen la dirección
están hum edad, calor, higiene inadecuada, obesidad y d iabe­ de los pliegues, y llegan a m ed ir m ás de 10 cm, en cuyo caso
tes, así com o inm unosupresión. La contagiosidad es baja; se son policíclicas, de lím ites precisos y están cubiertas de esca­
puede tran sm itir a la pareja y p o r m edio de fóm ites (fomes). m as finas (figura 27-1). N o originan síntom as, o se acom pa­
En distintas series se ha diagnosticado en u n 19 a 25% en ñ an de p ru rito leve. La evolución es crónica y sin tendencia a
adultos jóvenes. Es prevalente en lugares con clim a cálido y la rem isión. Casi n u n ca afectan otros sitios; en los espacios
húm edo. Se m enciona m ayor incidencia en otoño (16%) interdigitales de los pies y en las plantas se m anifiesta p o r
y m en o r en invierno (6.7%). En un estudio en D inam arca, en placas eritem atosas, m aceración, fisuras o vesiculoam pollas,
665 reclutas del servicio m ilitar se encontró u na prevalencia descam ación m o d erad a y olor fétido. En personas obesas, las
de 51.3%, y 59.5% de ellos tenía hiperhidrosis. En diabéticos regiones afectadas son m ás extensas, con pred o m in io en axi­
tipo 2 se ha en contrado u n a frecuencia de 1%, y M orales- las, pliegues subm am arios e incluso el tronco.

300
Capítulo 27 - Eritrasma • 301

Figura 27-2. C. m inutissim um , filamentos y elementos cocoides.


A ) Tinción con azul de lactofenol; B ] tinción de Gram lOOx.

m icróm etros de longitud prom edio, con elem entos cocoides


de 1 a 3 m icróm etros, que de m anera individual sem ejan pali­
llos de tam bor, o se agrupan en figuras cuneiform es que tienen
el aspecto de caracteres orientales. El exam en es m ás eficaz si
las escamas se fijan en el portaobjetos o si se tom an con una
cinta adhesiva transparente (scotch tape) y en seguida se colo­
rean con u na gota de azul de m etileno durante 2 a 3 m in antes
de colocar la cinta en el portaobjetos para observarla.
Se p u ed en realizar frotis con tejido m acerado o con
escamas; las p reparaciones se p u ed en colorear con tinción de
G ram o G iem sa (figura 27-2B).
T am bién es posible recolectar las escam as en u n a cinta
adhesiva tran sp aren te de 4 p o r 2 cm; ésta se sum erge unos
m inutos en azul de lactofenol algodón. D espués de la absor­
ción del colorante, se lava la preparación en agua corriente
p ara elim inar el exceso de azul; se seca con papel filtro, se
d eshidrata al pasarla p o r dos frascos de alcohol absoluto, y
se coloca en xileno en u n tubo de centrifugación; éste disuel­
ve la cinta, y las escam as q uedan libres en el tubo.
Figura 27-1. Eritrasm a. A ] Región axilar. B) Clínica de intertrigo y D espués de centrifugación y decantación, las escamas se
fluorescencia rojo coral con luz de Wood.
con cen tran en el fondo y se to m an con u n asa de platino,
se colocan en bálsam o de C anadá en u n a lam inilla y se sellan
En sujetos de grupo étnico negro (principalm ente m uje­
con u n cubreobjetos (Padilha Gon^alves). Se visualizan
res), se describen m odalidades m uy disem inadas que se
m ejor con contraste de fase o inm ersió n (figura 27-2).
conocen com o eritrasm a tropical, y cuya topografía p rin ci­
El cultivo es difícil y n o se precisa p ara el diagnóstico; se
pal es el tronco. C uando afecta las uñas, éstas presentan
utilizan m edios especiales com o agar con infusión de cere-
estrías y se engruesan y colorean de am arillo.
bro-corazón, agar chocolate, o m edios especiales con suero
Es frecuente el vínculo con m icroorganism os piógenos,
fetal bovino al 20%, agar 2% y m edio 199 a 78%; las corine-
derm atofitos y Candida.
bacterias son difíciles de clasificar, y requieren m edios espe­
ciales com o Loeffler, Tinsdale o placas de telurito. Se incuban
a 37 °C con u n a m ezcla de n itrógeno p u ro al 5 a 10% y C 0 2.
Estudio microbiológico En 2 a 3 días, las colonias m id en 2 a 3 m m , son translúcidas,
C on luz de W ood hay fluorescencia rojo coral o anaranjada; convexas y no hem olíticas; m uestran fluorescencia de color
se recom ienda a los pacientes que de preferencia no se aseen rojo con luz de W ood. En el estudio al m icroscopio se obser­
la zona afectada antes de esta p rueba (figura 2 7 -IB). van los m icroorganism os difteroides.
El exam en directo con hidróxido de potasio m uestra b as­ Se utiliza electroforesis p ara identificar C. minutissi­
tones aislados o en cadenas, y filamentos tortuosos de 4 a 7 m u m , p rincipalm ente en los casos de bacteriem ia.
302 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

Datos histopatológicos Tratamiento


En general no se obtiene biopsia. H ay hiperqueratosis para- M edidas higiénicas que m antengan seca la región, control de
queratósica. C on las tinciones de G ram , ácido peryódico de diabetes y obesidad si las hay. El m ejor fárm aco es la e ritro ­
Schiff (PAS) o G om o ri-G rocott se observan las bacterias en m icina, 1 g/día p o r vía oral, du ran te u n a sem ana com o m ín i­
form a de bacilos, cocos o filam entos. Se detecta acantosis, y m o; se llega a usar com o p ru eb a terapéutica ya que la
en las form as vesiculosas, espongiosis. En derm is hay edem a, respuesta es excelente; u n a alternativa es la tetraciclina en
vasodilatación e infiltrado linfocítico. la m ism a dosis y p o r el m ism o tiem po. El tratam ien to con los
nuevos derivados m acrólidos, com o claritrom icina en dosis
única, o azitrom icina d u ran te tres días, es igualm ente eficaz.
Diagnóstico diferencial Tam bién puede utilizarse cloranfenicol. Se obtiene curación
en el doble del tiem po con hiposulfito de sodio al 20%, cre­
Pitiriasis versicolor (figura 7-5), tiñas del cuerpo y de la ingle
m as queratolíticas o con azufre al 2%, ungüen to de W h it­
(figuras 6-11 y 6-13), in tertrigo candidósico (figura 20-6) o
field, antibióticos locales o crem as con derivados azólicos,
m icrobiano, derm atitis p o r contacto o derm atitis atópica, y
ciclopiroxolam ina, m upirocina, clindam icina o fusidato de
psoriasis.
sodio, así com o cloruro de alum inio al 10 a 20% o jabones
antibacterianos; se ad m in istran d u ran te 2 a 3 sem anas. C om o
Complicaciones la corinebacteria p roduce u n a porfirina, se pro po ne el uso de
terapia fotodinám ica con luz roja de 635 nm .
Eccem atización, liquenificación y pigm entación verdadera,
u otras infecciones bacterianas, p o r levaduras o p o r derm a-
tofitos. En pacientes con neoplasias hem atológicas y sida Pronóstico
(síndrom e de inm unodeficiencia adquirida), se h an llegado a
Es bueno, p ero n o hay ten d en cia a la rem isión espontánea.
observar form ación de abscesos, granulom as cutáneos, bac-
teriem ias relacionadas con catéteres intravenosos, afecciones
oftálmicas, endocarditis, peritonitis, pielonefritis, e incluso
m eningitis.

♦ Arce M, Arenas R. Eritrasma. Una revisión. Dermatol Rev Mex ♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F,
1997;41(4):151-154. Castañón-Olivares R. Micología Médica. Procedimientos para el
♦ Arce M, Moneada D, Arenas R. Búsqueda intencionada de eri­ diagnóstico de laboratorio, 2da ed. México. Trillas 2006:55-56.
trasma y su frecuencia relativa en la consulta del servicio de der­ ♦ Mahajan S, Koranne RV, Sharma SK. Cutaneous manifestation of
matología. Dermatol Rev Mex 1997;41(6):205-208. diabetes mellitus. Indian } Dermatol Venereol Leprol 69(2): 105-8;
♦ Bandera A. A case of costochondral abscess due to Corynebacte- 2003.
rium minutissimum in an HIV-infected patient.J Infect 2000;41(1): ♦ Morales-Trujillo ML, Arenas R, Arroyo S. Eritrasma interdigital:
103-105. datos clínicos, epidemiológicos y microbiológicos. Actas dermosifi-
♦ Dalai A. Corynebacterium minutissimum bacteremia and meningi­ logr 2008;99:469-73.
tis: a case report and review of literature. J Infect 2008;56(l):77-79. ♦ Morales-Trujillo ML, Arenas R. Eritrasma. Revisión. Rev Chil
♦ Darras-Vercambre S, Carpentier O, Vincent P et al. Photodyna­ Dermatol 2007;23(2):134-39.
mic action of red light for treatment of erythrasma: preliminary ♦ Padilha-Gon^alves A. A single method to stain Malassezia furfur
results. Photodermatol Photoimmunol Photomed 2006; and Corynebacterium minutissimum in scales. Rev Inst Med
22(3):153-6. Trop Sao Paulo 1996;38(4):299-302.
♦ Grigoriu D, Delacrétaz J, Borelli D. Medical mycology. Lausanne- ♦ Rho MK, Kim BJ. A corynebacterial triad: prevalence of erythras­
Paris. Payot-Doin 1984:413-419. ma and trichomycosis axillaris in soldiers with pitted keratoliysis.
♦ Holdiness M. Management of cutaneous erythrasma. Drugs J Am Acad Dermatol 2008;58(2):s57-s58.
2002;62(8):1131-1141. ♦ Rippon JW. Medical mycology. The pathogenic Fungi and the
♦ Isa-Isa R, Arenas R. Micosis superficiales, subcutáneas y pseudo- pathogenic Actinomycetes. Philadelphia. WB Saunders 1988:69-
micosis en La República Dominicana. México. Graphimedic 72.
2009:96-97. ♦ Wharton JR, Wilson PL, Kincannon JM. Erythrasma treated with
♦ López A, Víctor O, Arenas R. Eritrasma. Revisión y actualiza­ single-dose clarithromycin. Arch Dermatol 1998;134(6):671-672.
ción. Med Int Mex 2006;22:107-112.
28 Tricomicosis axilar

En 1863, F. von Voigt describió el padecim iento p o r vez p ri­ Suborden: C orynebacterineae
mera. En 1869, von Paxton lo consideró probablem ente Familia: C orynebacteriaceae
parasitario. G énero y especie: Corynebacterium tenuis (Castellani; C ris­
En 1912, A ldo C astellani llam ó al m icroorganism o cau­ sey, Revell, Laskas, 1952)
sal Nocardia tenuis. En 1952,}. T. Crissey, G. C. Rebell y }. J.
La infección es favorecida p o r sudoración copiosa e
Laskas realizaron u n a revisión de im portancia, observaron
higiene deficiente. La bacteria se com p o rta com o u n hongo
la variedad am arilla y la d enom inaron Corynebacterium
que después de p en e trar p o r u n a erosión del pelo se d esarro­
tenuis.
lla debajo de la cutícula hacia el extrem o distal, y d añ a esta
últim a, así com o la parte su p erio r de la corteza. F orm a colo­
Sinonimia nias bacterianas que p ro d u cen u n m aterial m ucoide de p ro ­
bable naturaleza lipídica y que actúa com o u n pegam ento
Triconocardiosis, tricom icosis nudosa, tricom icosis cro m á­ que p roduce m al olor. Sin em bargo, su p enetración está lim i­
tica, leptotricosis axilar, pilonodosis palm enlina, epiderm o- tad a p o r sus propiedades aeróbicas, la h u m ed ad y el am b ien­
fitosis axilar, tricobacteriosis, corinebacteriosis. te alcalino. Se cree que los cam bios de coloración depen d en
de interacción con el am biente externo.
U na hipótesis reciente y controvertida señala que el
Definición cem ento insoluble que constituye la vaina no es producido
p o r las bacterias sino p o r la desecación del viscoso sudor
Seudom icosis causada p o r la bacteria Corynebacterium
apocrino que favorece la reproducción consecutiva de Cory­
tenuis. Afecta pelos axilares y púbicos. Se caracteriza p o r una
nebacterium, saprofito habitual de las axilas; tal vez p o r eso
vaina blanquecina y blanda que envuelve algunos m ilím etros
es excepcional en cabellos. El cem ento dism inuye la su p erv i­
del pelo.
vencia de la bacteria, pero el sudor adicional increm enta el
tam añ o de la vaina y el color de la m ism a.
Datos epidemiológicos O tros insisten en que Corynebacterium produce u na
sustancia adhesiva análoga al glucano que form a Streptococ-
Es de d istribución universal, con predom in io en lugares tro ­ cus m utans para adherirse al esm alte dental, y que los m icro ­
picales; la frecuencia es m ás alta en m ujeres europeas y en organism os m odifican el su d o r apocrino, lo que produce el
varones en los E m iratos Á rabes. Se observa m ás a m enud o m al olor característico. Bonifaz ha expresado que los aisla­
en varones jóvenes y personas en condiciones de h ac in a­ dos que se o b tienen corresp o n d en p o r identificación b io q u í­
m iento; es excepcional en niños. m ica y biología m olecular a Corynebacterium flavescens, por
lo que con este n o m bre se debe considerar al agente causal.

Etiopatogenia
Se origina p o r u n a corinebacteria saprofita de la piel, pleo-
Cuadro clínico
m órfica y no fo rm ad ora de esporas C. tenuis, antes conocida A fecta pelos axilares (90%) y, con m en o r frecuencia, los
com o Nocardia tenuis, Discomyces tenuis y Actinom yces púbicos, del escroto o perianales; puede ten er varias localiza­
tenuis. Es u n difteroide gram positivo, aunque según algunos ciones en personas con m alos hábitos higiénicos. Se caracte­
no hay un m icroorganism o causal único. riza p o r u n a vaina m ucoide blanda, blanco-am arillenta o
gris-am arillenta, en form a de m anguito, que envuelve el pelo
(figura 28-1); al inicio puede no ser visible. Es irregular y está
Taxonomía firm em ente ad herida al tallo piloso; a veces origina lesiones
de aspecto n o d u lar (figura 28-2). Se observan las variedades
Reino: E ubacteria
crom áticas que siguen: fla va (am arilla), 98%; rubra (roja) y
Filo (P hylum ): A ctinobacteria
nigra (negra).
Clase: A ctinobacteria
Es u n a trico p atía recu rren te que se acom paña de mal
Subclase: A ctinobacteridae
olor y ocasiona decoloración de la ropa. Los pelos se en grue­
O rden: A ctinom ycetales
san, pierd en su brillo y son m ás frágiles. La ropa se m ancha

303
304 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

Figura 28-1. Tricomicosis.

de los m ism os colores que se observan en los m anguitos del


pelo, y prácticam ente nunca hay afección de la piel subya­
cente.
Puede h ab er asociación con otras enferm edades p o r
corinebacterias (eritrasm a y queratólisis punteada), puesto
que los factores favorecedores son los m ism os.

Estudio microbiologico
En el exam en directo con hidróxido de potasio (KOH), azul
de lactofenol o yodopovidona (Lugol), se observan elem en­
tos cocoides y bacilos difteroides de 0.4 a 0.6 p o r 1.8 m icró-
m etros, así com o filam entos bacterianos de m enos de 1
m icròm etro de diám etro; todos form an u n a m asa h o m o g é­
nea en u n m aterial m ucoide y m ucilaginoso (figura 28-2). Si
se tiñ en en u n frotis se observan filam entos ram ificados y
elem entos difteroides gram positivos y no es ácido-alcohol
resistente.
El cultivo es m uy difícil; crece en m edios enriquecidos a
37 °C. Se prefiere gelosa sangre de borrego (con o sin Tween Figura 28-2 . Examen directo en tricomicosis axilar. A ) con Lugol.
80), agar infusión de cerebro-corazón o agar extracto de B) azul de lactofenol. C) negro de clorazol.
levadura. En 24 a 48 h se obtienen colonias redondas u ova­
les, blanco-grisáceas y brillantes, de consistencia dura (figura
28-3).
Al exam en m icroscópico se observan filam entos g ram ­
Diagnóstico diferencial
positivos, ram ificados en T, V o Y, así com o form as bacilares Pediculosis del pubis, piedras (figuras 8-3 y 8-4), derm atitis
difteroides (figura 28-3B). seborreica tu b u lar (m oldes de queratina), m onilethrix, trico-
F erm enta la dextrosa y no es resistente a la lisozim a. rexis nu d o sa y crom hidrosis.
C uando se coloca un inoculo en caldo de cultivo y pelos,
coloniza con rapidez estos últim os. Se p u ed en hacer pruebas
de degradación de carbohidratos, hidrólisis de gelatina y de Tratamiento
urea para identificar la especie.
Se p ro p o rcio n a p o r razones estéticas e higiénicas. Se reco­
m ien d a higiene adecuada, de preferencia con u n jab ó n an ti­
Datos histopatológicos séptico. Se aplica dos veces al día u n a solución alcohólica de
form ol al 1 a 2%, tin tu ra de yodo al 1%, bicloruro de m e rc u ­
No se practica biopsia. rio al 1%, clindam icina o eritrom icina al 1%, fusidato sódico
Capítulo 28 - Tricomicosis axilar • 305

r #
1 3 7 .
‘y * -
* 00 « \»
||| W flP l
* *
“ A i % # f* 4
m >:Ig<
H $%
w * # t 1 J * « i-
* • *
1
Ik " #
é
Ml ® * If ^ » *
t i * 't
I*
/.IV »

.
• ^
> N, **
• n * A

Figura 28-3. C. tenuis. A] Colonias en gelosa sangre de borrego. B) Elementos difteroides al examen microscópico.

al 2%, o disulfuro de selenio al 2% en cham pú, hasta la c u ra­


ción. No hay experiencia con la retapam ulina. Lo m ás senci­
Prevención
llo es el rasurado de la región; en L atinoam érica no se H igiene adecuada. Se recom ienda el cloruro de alum inio
observa con tan ta frecuencia p o r lo extendido de esta p rác ti­ tópico al 20% p ara evitar la sudoración y las probables recu­
ca en m ujeres. rrencias.

Bibliografía

♦ Bonifaz A. M icología M édica básica, 3a ed. México. McGraw- ♦ Rho MK, Kim BJ. A coryn eb acteria l triad: prevalen ce o fe ry th ra s-
Hill 2010:137-142. m a a n d trich om ycosis axillaris in soldiers w ith p itte d keratoliysis.
♦ Levit F. Trichom ycosis axillaris. J Am Acad Dermatol 1990;22(5 1 Am Acad Dermatol 2008;58(2):s57-s58.
pt l):858-859. ♦ Ruocco E, Donnarumma G, Baroni A, Tufano MA. B acterial a n d
♦ López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F, Viral skin diseases. Dermatol Clin 2007;25:663-676.
Castañón-Olivares R. M icología M édica. Procedimientos para el ♦ Shelley WB, Miller MA. E lectron m icroscopy, h isto ch em istry a n d
diagnóstico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:56-57. m icro biolog y o f ba cteria l adh esion in trich om ycosis axillaris. J Am
♦ McBride M, Duncan CH, Knox JM. The effects o f selen iu m tellu ­ Acad Dermatol 1984;10:1005-14.
riu m co m po u n d s on p ig m e n ta tio n o f trich om ycosis axillaris. Int J ♦ Silva-Lizama E, Logemann H. T ricom icosis infantil. Med Cut
Derm 1970;9(3):226-31. Iber Lat Am 2008;36(2):91-3.
♦ Orfanos CE, Schloesser E, Mahrle G. H a ir d estro yin g g ro w th o f ♦ Wilson C, Dawber R. L ette r to the Editor. J Am Acad Dermatol
Corynebacterium tenuis in the so-called trich om ycosis axillaris. 1989;21:315-316.
Arch Dermatol 1971;103:632-639.
♦ Peñaloza ]A, López-Navarro A. C orin ebacteriosis cu tán ea. Rev
Centro Dermatol Pascua 2001;3(1):142-147.
29 Queratólisis punteada

En 1910, A ldo Castellani, en Ceilán, describió com o querato-


ma plantare sulcatum pequeñas depresiones en las plantas,
Sinonimia
que m ostraban coalescencia y form aban surcos. En 1917, Q ueratólisis p lan tar tropical, q ueratom a plantare sulcatum.
1921 y 1930, publicó observaciones sim ilares en pacientes de
M acedonia, C hina e India.
En 1930, H. W. A cton y C. M cG uire describieron ocho Definición
casos en Bengala, India, y publicaron u n a redescripción clá­
Infección superficial quizá o riginada p o r m icroorganism os
sica de la enferm edad; cultivaron un m icroorganism o que
filam entosos gram positivos, com o especies de Corynebacte­
consideraron actinom iceto, u na especie de Actinom yces kera-
rium, D. congolensis y Kytococcus (Micrococcus) sedentarius.
tolytica nova, y deno m in aro n a la enferm edad “queratólisis
Afecta la capa córnea de las plantas, y rara vez de las palm as;
plantare sulcatum ”, al observar que m ás que hiperqueratosis
está constituida p o r depresiones p u ntiform es y erosiones
había pérdida del estrato córneo. En 1931 cultivaron el m is­
superficiales asintomáticas^ a veces de co ntornos geográficos.
m o m icroorganism o en 42 pacientes, y postu laron que p odía
Es favorecida p o r la hum ed ad , oclusión y m aceración. En la
afectar las palm as y las regiones periungueal e interdigital.
biopsia se observan depresiones córneas, con filam entos y
En 1940, H. S utherland-C am pbell en contró dos casos
elem entos cocoides.
en pies secos; describió en el estudio histopatológico un
m icroorganism o que m orfológicam ente parecía u n actin o ­
m iceto y sugirió su participación causal.
En 1965, I. Sarkany propuso com o agente causal u n a
Datos epidemiológicos
especie de Streptomyces. En 1965, N. Zaias, D. Taplin y G. Es cosm opolita, y m uchas veces pasa inadvertida; es m ás fre­
Rebel observaron ocho casos en m ilitares de Panam á; hicie­ cuente en regiones tropicales, p ero se h a descrito en Japón,
ron u n a revisión de la enferm edad, y la deno m in aro n “q u e­ N ueva Zelanda, y los A ndes en Perú. A fecta a am bos sexos y
ratólisis p lantar”; afirm aron que el m icroorganism o de A cton a cualquier grupo étnico; p red o m in a en los varones jóvenes
y M cG uire correspondía al género M icromonospora, y que se y adultos. Tam bién se ha descrito en niños de zonas urbanas y
desconocía el verdadero m icroorganism o causal. En 1967, rurales. Se creía que era m ás frecuente en quienes cam inan
Taplin y Zaias aislaron Corynebacterium y rep ro du jero n la descalzos y tien en los pies expuestos a hum edad; pero se ha
enferm edad en voluntarios. E ntre 1967 y 1968, R. W. E m m er- observado incidencia alta sobre to d o en civiles, m ilitares y
son y E. W ilson Jones reconfirm aron la afección palm ar. En m arin o s que u san botas, tenis o zapatos oclusivos; se ha
1968, K. A. Gilí y L. J. Buckels en contraro n 208 casos entre observado en 13% de los atletas en G ran Bretaña, y se co m u ­
387 m arinos que usaban botas de plástico y que p erm a n e­ nicó u n a frecuencia de 48.5 a 77.1% en soldados coreanos. Se
cían m ojados varias horas al día. p resenta en alrededor de 50% de las personas que usan botas
En 1969, S. I. Lam berg com unicó u na m odalidad m inus- de plástico y p erm an ecen m ojadas constantem ente; en o bre­
validante y dolorosa en m ilitares de V ietnam . En 1972, L. R. ros que acostum bran el uso de suela de caucho la incidencia
Rubel atribuyó a Dermatophilus congolensis u n a intervención es de 1.5%; se ha en co n trad o en 20% de las personas sin
causal al aislarlo en un niño congolense que tenía depresiones hogar, relacionada con h u m ed ad y m ala higiene. P redom ina
puntiform es plantares; posteriorm ente, A. J. W oodgyer, M. en clim as tropicales con lluvias abundantes (1 a 2% de la
Baxter, J. Brown y W illiam Kaplan corroboraron esto. En 1985, población). Suele ser u n hallazgo incidental, puesto que p o r
W oodgyer aisló u na especie de Micrococcus, y en 1987, K. M. lo general pasa in ad v ertid a para los pacientes.
N ordstrom , K. J. McGinley, L. Cappiello y colaboradores id en ­
tificaron Micrococcus sedentarius en ocho individuos, y rep ro ­
dujeron la enferm edad en un sujeto sano. Etiopatogenia
En 1992, R oberto A renas, Ricardo Jim énez, A driana
D íaz y colaboradores publicaron u n estudio clínico, ep ide­ N o se ha definido con certeza el agente causal. Q uizá varios
m iológico y m icrobiològico en 100 pacientes que usaban m icroorganism os filam entosos gram positivos particip en en
botas de caucho y que perm anecían m ojados varias horas al su aparición, o tal vez se trate de u n sín d ro m e de origen
día; en 30 se aisló un m icroorganism o clasificado com o Baci- variado; incluso se ha propuesto utilizar la d enom inación
llus subtilis e identificado después com o M. (Kytococcus) D erm atophilus pedis para el agente causal que se considere
sedentarius. definitivo.

306
Capítulo 29 - Queratólisis punteada • 307

Por ahora, se atribuye a bacterias y actinom icetos que se • Cuadro 29-1. Clasificación de la queratólisis plantar
han observado m ediante tinciones histológicas en el fondo
de las depresiones o que se h an aislado de m anera ocasional
Común (punteada)
y con los cuales se ha logrado reproducir la enferm edad en
sujetos sanos. P odría explicarse la patogenia de la enferm e­ Queratólisis
plantar _ Hiperqueratosica
dad p o r dos hipótesis: u n a reza que los m icroorganism os (queratoma plantare
causales form an p arte de la flora habitual de los pies, y llegan sulcatum)
a parasitar la capa córnea cuando ocurre aum ento de la
hum edad, m aceración, fricción y relativa m icroaerofilia;
estos factores increm entan el pH de la piel, con proliferación El calzado oclusivo, la hiperhidrosis y la h u m ed ad exó-
de bacterias y p ro du cción de enzim as proteolíticas específi­ gena suelen favorecer la fricción y la m aceración. Esto in d u ­
cas que destruyen el estrato córneo. O tra hipótesis es que la ce parasitación de u n a capa córnea hiperh id ratad a, y lisis
infección proviene del suelo y se ve favorecida po r los m is­ p o sterio r de los corneocitos. Los cam bios de coloración p u e­
m os factores predisponentes. C on m icroscopio electrónico den deberse a la m ism a h u m ed ad y m aceración o quizá a un
de b arrid o y tran sm isión se h an d em ostrad o en la queratina pigm ento pro d u cid o p o r el m icroorganism o. El olor des­
bacterias filam entosas y cocoides con divisiones tran sv ersa­ agradable es consecuencia de la prod u cció n de tioles, sulfu­
les, así com o en espacios en form a de túnel en el piso de los ras y tioésteres.
hoyuelos, y bacterias con superficie vellosa que son la expre­
sión de su actividad queratolítica. U sando anticuerpos
m onoclonales se en cu en tra alteración en la m ad uración epi­ Clasificación
dérm ica y presencia de filagrina en la capa córnea.
Véase el cuadro 29-1.
E ntre estos m icroorganism os figuran alguna especie de
Corynebacterium, D. congolensis y Kytococcus (Micrococcus)
sedentarius; este últim o puede presentar características p are­
cidas a B. subtilis, y los dos p rim eros com parten entre sí
Cuadro clínico
características m orfológicas, bacteriológicas y quím icas. Se Se desconoce con exactitud el tiem po de incubación; parece
ha hallado, adem ás, u n a flora bacteriana m uy variada, que ser de 24 a 48 h. La tríad a característica se com pone de
incluye Staphylococcus epidermidis, estreptococos del grupo h um edad, bro m h id ro sis y erosiones (hoyuelos).
D y Pseudomonas aeruginosa, entre otros. Es u n a derm atosis p o r lo general bilateral (97%) que se
Corynebacterium (Lehm ann, N eum ann, 1896) es u n localiza en las plantas y es excepcional en las palmas; predom i­
m icro o rg an ism o gram positivo, inm óvil, que genera ele­ n a en áreas de presión, com o el triángulo anterior de desplaza­
m entos bacilares rectos y no ram ificados. Se ha propuesto m iento y en el talón (figura 29-1), y la cara plantar de los
C. keratoliticum. ortejos; casi nunca se ve fuera de las regiones de apoyo; siem ­
D erm atophilus congolensis (van Saceghem , 1915) es u n pre está constituida p o r depresiones puntiform es u hoyuelos.
actinom iceto gram positivo, anaerobio facultativo, que se Puede h ab er erosiones superficiales de 1 a 3 m m de d iá­
fragm enta en elem entos tanto bacilares com o cocoides y for­ m etro y 1 a 2 m m de profundidad; el n ú m ero varía de 5 a
m a filam entos y células m óviles o zoosporas; produce quera- m ás de 100; algunas son crateriform es y en sacabocado o for­
tinasas. En anim ales produce u na infección superficial m an surcos que confluyen en lesiones circulares o irregulares
conocida com o derm atofilosis (véase m ás adelante). (figura 29-2); puede h ab er surcos y placas anulares.
Micrococcus es u n actinom iceto no halofílico, g ram po si­ En conjunto ad o p tan aspecto geográfico, y su coloración
tivo aerobio o m icroaerófilo, form a filam entos pequeños, varía de b lanquecina a am arilla, verdosa o gris oscura; dan el
células pequeñas dispuestas en tétradas o cúm ulos irregula­
res, inm óviles y asporógenos; produce queratinasas y protei-
nasas tipos 1 y 2. La especie tipo es M. lecteus (Schzoeter,
1872; C ohn, 1872), que se h a asociado con m eningitis, ch o ­
que térm ico y neu m o n ía h em orrágica en inm unodeficientes.
A hora el género se h a dividido en seis. Micrococcus sedenta­
rius se transfirió a Kytococcus sedentarius, que se encu en tra
en el árbol filogenético en u n a ram a vecina a D. congolensis.
Bacillus subtilis ([E hrenberg] C ohn, 1872) perten ece al
g ru po I de la fam ilia Bacillaceae (Fisher, 1895); está fo rm a­
do p o r bacilos aislados o en cadenas con u n flagelo lateral.
Elabora pequeñas cantidades de sustancias antifúngicas
activas.
Estudios ultraestructurales y de segm entos de guanosi-
na-citosina del D NA bacteriano sustentan que Corynebacte­
rium sp. es el principal agente causal. Figura 29-1. Queratólisis punteada, aspecto geográfico.
308 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

Estudio microbiològico
Si las lesiones son poco notorias, se hacen m ás evidentes si se
m ojan 10 a 15 m in. N o se recom ienda el exam en directo con
hidróxido de potasio (KOH) porque el m icroorganism o se
desintegra con m ucha facilidad. Se raspan las lesiones con
hoja de b isturí y se realiza u n frotis que se colorea con tin ­
ción de G ram , previa fijación con ácido acético. Se observan
elem entos bacilares o cocoides y filam entos gram positivos
de m enos de 1 m icrò m etro de diám etro. Tam bién se pueden
teñ ir con Giemsa.
El cultivo se puede efectuar directam ente; es m ejor
tran sp o rta r la m u estra en agar soya tripticasa. Se realizan
cultivos en m edios ricos, com o el extracto de levadura y BHI
agar; el crecim iento de los organism os se favorece si se in c u ­
ba a 37 °C, y sobre to d o en condiciones de m icroaerofilia con
Figura 29-2. Queratólisis punteada.
5 a 10% de dióxido de carbono ( C 0 2). Tam bién se utilizan
m edios específicos, com o gelosa sangre, EMB y pruebas b io ­
aspecto de suciedad. La form a hiperqueratósica con grandes quím icas, zim ogram a y m icrosistem a API-20®.
surcos es m uy rara. D. congolensis se cultiva en agar sangre de borrego al 5%
La derm atosis es asintom ática y 78% de los pacientes no o en agar glucosado de Sabouraud o extracto de levadura sin
se percata de las lesiones. Éstas se acom pañan de olor fétido antibióticos; se incuba 48 a 72 h a 37 °C en anaerobiosis. O ri­
y penetrante; a veces constituye la prim era m anifestación gina colonias lisas o ásperas, de superficie brillante, color
que no ta el enferm o. Se relaciona con hiperhidrosis y m ace- blanco-grisáceo y después am arillo-anaranjado; son re d o n ­
ración. Rara vez hay p ru rito o lesiones eritem atosas y dolo- deadas e irregulares, con depresiones periféricas. D u ran te el
rosas. Es com ún la vergüenza po r m al olor, lo que puede exam en m icroscópico se observan elem entos bacilares y
retrasar la consulta. cocoides, así com o paquetes de zoosporas (figura 29-3). Es
Las infecciones concom itantes p o r bacterias y derm ato- catalasa y ureasa-positivo; licúa gelatina e hidroliza alm idón
fitos dan lugar a m aceración, descam ación y onicom icosis. y caseína, m as no x an tin a ni tirosina. P roduce ácido, pero no

Z o o s p o ra m ó vil fla g e la d a

T a b iq u e s v e rtic a le s
y h o riz o n ta le s

E s p o ra s co co id e s

Figura 29-3. Ciclo de Dermatophilus. (Modificada de Rippon JW . Medical Mycology. Philadelphia. W B Saunders, 1988.)
Capítulo 29 - Queratólisis punteada • 309

Figura 29-4. Biopsia por rasurado. A) Depresión crateriforme menor [H E, 2 0 x ], B] Elementos coroides y bacilares (Gomori-Grocott, 100x],

gas a p a rtir de glucosa y fructosa. N o ferm enta sacarosa, lac­ tabiques longitudinales y transversales; los fragm entos m iden
tosa, xilosa, m anitol, dulcitol ni sorbitol. Se desarrollan té c­ 0.5 a 1.5 m icróm etros. Se observan con hem atoxilina y eosi-
nicas m oleculares para su identificación. na (80%); son basófilos, pero al igual que con la tinció n de
Corynebacterium se cultiva en infusión de cerebro-cora- G ram , la in terp retació n plantea dificultades a pesar de la
zón, en agar chocolate telurito al 5% o en m edios de extracto positividad para esos colorantes.
de levadura. Se incuba en anaerobiosis a 35 a 37 °C con N o son acidorresistentes. Los m icroorganism os se
atm ósfera de nitrógeno al 5% y dióxido de carbono al 10%. A observan m ejor con tin ció n de G o m o ri-G ro co tt (90%) (figu­
las 24 a 72 h aparecen colonias de color blanco, beige (beis) o ra 29-4) y ácido peryódico de Schiff (PAS) (86%) (figura
café (m arrón) claro, circulares o convexas; presentan ligera 29-5). En la superficie de la depresión se en cuen tra u n m ate­
hem olisis beta. En el exam en m icroscópico se observan ele­ rial opaco que puede ser depósito de tierra, y en derm is
m entos cocoides y bacilares con algunos filam entos de m enos superficial puede h ab er infiltrado inflam atorio p o r m ononu-
de 1 m icròm etro de diám etro. Las colonias son positivas cleares.
para ureasa. En el estudio histológico se h an distinguido dos tipos:
Micrococcus sedentarius se cultiva en agar soya tripticasa u n o superficial o m en o r y otro profundo, clásico o m ayor; en
o en infusión cerebro-corazón en anaerobiosis o m icroaero- el p rim ero se en cu en tran en la base de la depresión elem en­
filia a 37 °C. En 48 a 72 h genera colonias crem osas, lisas y tos cocoides y bacilares, y en el segundo, adem ás, filam entos
brillantes de color blanco-am arillento. El estudio m icro scó­ delgados en sentido vertical.
pico revela elem entos cocoides o filam entos pequeños. Es
ureasa-negativo y se desarrolla en gelatina.
B. subtilis se cultiva en agar sangre. Las colonias son Datos de laboratorio
redondeadas o irregulares de color beige (beis) o café
(m arrón); luego están engrosadas y son opacas y tal vez sean N o hay pruebas séricas, ni fluorescencia con lám para de
rugosas. Crece entre 5 y 55 °C; hidroliza alm idón y reduce W ood.
nitrato a nitrito; es catalasa-positivo.

Diagnóstico diferencial
Datos histopatológicos
En general, el diagnóstico es clínico; no es indispensable el
El diagnóstico es clínico, pero el exam en m ás útil, sencillo y estudio m icrobiológico ni la biopsia.
confirm ador es la biopsia p o r rasurado (figura 29-4), que Puede confu n d irse con tiñ a de los pies (figura 6-17),
adem ás es práctica y m enos m órbida que la biopsia p o r saca­ candidosis (candidiasis) (figura 20-8), tiñ a negra (figura
bocados (punch). Se realiza con la hoja de u n bisturí o de 9-3), hiperhidrosis, q u erato d erm ia palm o p lantar punteada,
afeitar; se corta la capa córnea en sentido horizontal asiendo eritrasm a, arsenicism o crónico, verrugas plantares y sín d ro ­
un fragm ento de piel entre dos dedos; no hay hem orragia; no m e de los nevos basocelulares. N o debe confundirse con la
se requiere equipo quirúrgico ni anestesia. derm atofilosis (véase m ás adelante).
La lesión está lim itada a la capa córnea, y se observa un a
depresión m ilim étrica crateriform e con paredes bien lim ita­
das; en sentido vertical m iden 0.5 a 3 m m (figura 29-4). En
98% de los afectados se encu en tran elem entos cocoides o
Complicaciones
bacilares y filam entos delgados, a veces ram ificados, con T iña de los pies.
310 • Sección VI - Enfermedades por actinomicetos y bacterias

cílico al 3%), crem a de clioquinol (Vioform o) al 3%, antibió­


ticos tópicos (com o gentam icina, fusidato sódico o
m upirocina, eritrom icina, tetraciclina o clindam icina al 1%
con peróxido de benzoílo al 5% en gel), o cualesquiera de los
im idazoles tópicos. N o hay experiencia con la retapam ulina.
Los tratam ientos d u ran u n m es en prom edio.
Para el control p o sterio r convienen la higiene adecuada,
los polvos antitranspirantes y la solución de cloruro de alu­
m inio al 25% en solución alcohólica. Se ha propuesto el uso
de toxina botulínica p ara reducir la hiperhidrosis.

D e rm a to filo sis, e stre p to trico sis


o eccema epidérmico
Fue descrita en 1915 p o r van Sacehen en Zaire (Congo
belga); se origina p o r D erm atophilus congolensis que es un
parásito obligado y puede ocasionar enferm edad exudati­
va de la piel de anim ales (vacas, asnos, cabras, caballos,
ovejas) y seres hum anos; se p resenta en 4 a 12% del gana­
do, p red o m in a en época de lluvias. Se m anifiesta p o r
exantem a cutáneo pustuloso y exudativo que da lugar a
costras y alopecia, y a veces pro d u ce linfadenopatía; p u e­
de ocasionar la m u erte de los anim ales. Si afecta a seres
hum an o s, se localiza en las m anos y se m anifiesta p o r
pústulas que cu ran solas. Se rep roduce ex p erim entalm en ­
te en conejos. E stán en desarrollo técnicas m oleculares
com o reacción en cadena de la p olim erasa (PCR, del
inglés polymerase chain reaction) y polim orfism o de lo n ­
Figura 29-5. Queratólisis punteada. A ) Depresión tipo mayor. gitud de fragm entos de restricción (RFLP, del inglés res­
B ] Elementos parasitarios (PA S, lOOx). triction fra g m en t length polym orphism ). El tratam ien to
consta de fom entos con sulfato de cobre y alum inio (agua
de A libour), es susceptible a penicilina, eritrom icina, clo­
ranfenicol, estreptom icina, tetraciclinas y trim eto p rim -
Tratamiento sulfam etoxazol
En prim er lugar, deben elim inarse los factores que p red isp o ­
nen a la enferm edad o a la persistencia de la m ism a. Lo m ás
eficaz son los toques con form ol en solución acuosa al 1 a 2%
u na o dos veces al día, o glutaraldehído am ortiguado a la
Pronóstico
m ism a concentración; tam bién se pueden utilizar ungüento Es benigno, el padecim iento se lim ita p o r sí solo al elim inar
de W hitfield (vaselina con ácido benzoico al 6% y ácido sali- los factores predisponentes.

♦ Almeida de Jr HI, Castro de LA, Rocha NE et al. Ultrastructure of ♦ Bonifaz A. Micología médica básica, 3a. ed. México. McGraw-
pitted keratolysis. Int J Dermatol 2000;39:698-701. Hill 2010:149-152.
♦ Arenas R, Jiménez R, Díaz A, Cruz C, Moneada D, Herrera R, ♦ Byrne BA, Rand CL, McElliott VR, Samitz EM, Brault SA. Atypi­
Dominguez-Soto L. Queratólisis plantar. Estudio clínico-epide­ cal Dermatophilus congolensis infection in a three-year-old pony.
miológico, histopatológico y microbiològico en 100 pacientes. J Vet Diagn Invest 2010;22(l):141-3.
Dermatol Rev Mex 1992;36(3):152-158. ♦ Conti-Diaz IA, Cestau de Peluffo I, Civila E, Calegari L, Sanabria
♦ Blume J, Levine E, Heymann W. Enfermedades bacterianas. En: D, Viegas MC. Queratólisis en hoyuelos (pitted keratolysis) a for­
Bolognia J, Jorizzo J, Rapini R. Dermatología, la ed. Madrid. ma hiperqueratósica y aislamiento del agente etiológico Coryne­
Elsevier 2004:1129. bacterium sp. Med Cut ILA 1987;XV:157-160.
Capítulo 29 - Queratólisis punteada • 311

García-Cuadros GR, Figueroa YM, Arrese-Estrada J. Q u era tóli­ ♦ Ruiz-Esmenjaud J, Arenas R, Rodríguez-Álvarez M et al. Tinea
sis p u n c ta ta em ergen te en los A n d es Cusco-Perú.Med Cut Iber p e d is y onicom icosis en niños de una co m u n id a d indígena M a za -
Lat Amer 2006;34(5):223-28. hua. Gac Méd Méx 2003;138(3):215-220.
García-Cuadros R, Figueroa-Núñez del Prado Y. A ban ico clínico ♦ Takama H, Tamada Y, Yano K et al. P itte d keratolysis: Clinical
de la q u eratólisis p u n cta ta . Dermatol Perú 2006;16(3):233-238. m an ifestation s in 53 cases. Br J Dermatol 1997;137(2):282-285.
Nordstrom KM, McGinley KJ, Cappiello L et al. P itted keratolysis: ♦ Vera DS, Arenas R. Q ueratólisis p u n tea d a . Dermatol Rev Mex
The role o f Micrococcus sedentarius. Arch Dermatol 1987;123: 2004;48(2):82-89.
1320-1325. ♦ Vlahovic TC, Dunn SP, Kemp K. The use o f a clindam ycin 1 % -ben-
Prado N, Vera-Izaguirre D, Arenas R et al. Q u eratólisis p la n ta r en zo y l p eroxide 5% topical gel in the treatm en t o f p itte d keratolysis: a
p e d ia tría . Informe clínico histológico de 13 casos. Dermol novel therapy. Adv Skin Wound Care 2009;22(12):564-6.
Pediatr Latin 2004;2(2):117-124. ♦ Wohlrab }, Rohrbach D, Marsch WC. K eratolysis su lcata (p itted
Rho MK, Kim BJ. A co ryn eb acterial triad: prevalen ce o fe ry th r a s- keratolysis): C linical sy m p to m s w ith different histological correla­
m a a n d trich o m yco sis a x illa ris in soldiers w ith p i tte d k e ra to l­ tes. Br J Dermatol 2000;143(6):1348-1349.
J Am Acad Dermatol 2008;58(2 Suppl):s57-s58.
ysis. ♦ Zaias N, Taplin D, Rebel G. P itte d keratolysis. Arch Dermatol
Rubel L. P itte d keratolysis a n d Dermatophilus congolensis. Arch 1965;92:151-154.
Dermatol 1972;105:584-586.
ion v il
■ r

Micosis poco frecuentes


Ü!

Contenido
30 Rinosporidiosis 32 Prototecosis y neumocistosis
31 Hialohifomicosis y feohifomicosis

Se estudian en esta sección m icosis raras, casi todas o p ortun is­ Se dividen en hialohifom icosis y feohifom icosis según
tas; algunas se h an observado sólo u na vez o en escasas ocasio­ se originen p o r hongos m ucedináceos o p o r hongos p ig m en ­
nes; en otras no se ha confirm ado po r com pleto la relación tados o dem atiáceos (feoides o dem atiáceos); las infecciones
entre hongo y enferm edad, o incluso la causa es discutible. p o r Scytalidium p ueden incluirse en am bos grupos ya que
Dado que son hongos de baja virulencia, es probable que en los agentes causales p ertenecen tan to a los m ucedináceos
algunas enferm edades no se desarrolle el agente causal y el com o a los dem atiáceos.
hongo aislado sea un patógeno secundario. Este am plio n ú m e­ D ada la m uy am plia distribución de los hongos que o ca­
ro de enferm edades com prende micosis generadas p o r m ohos sionan estas m icosis, es im p o rtan te distinguir entre contam i­
o levaduras. La m ayor parte de estas micosis depende de h o n ­ nación, colonización e infección.
gos que p o r lo general viven com o saprofitos del am biente y Tam bién se incluyen enferm edades p o r protozoarios
actúan com o oportunistas favorecidos por diversas circuns­ acuáticos com o Rhinosporidium seeberi, padecim ientos debi­
tancias actuales, por lo cual el núm ero de hongos en potencia dos a algas com o Prototheca, así com o m icroorganism os
patógenos es ilimitado, y su tratam iento difícil; casi siem pre se recientem ente in co rp o rad o s a los hongos, com o Pneum ocys­
recurre a anfotericina B, 5-fluorocitosina, derivados triazóli- tis jiroveci, y algunos que causan enferm edades en los an im a­
cos y equinocandinas, con resultados variables; están en inves­ les com o P hytium insidiosum.
tigación nuevos antim icóticos sistémicos.

30 Rinosporidiosis

Es probable que el p rim er caso haya sido observado en 1892 Posadas (cap. 16) y alum no del profesor Robert W ernicke en
por M albran en A rgentina, y el segundo en 1897 p o r Ellet en Buenos Aires, describió en su tesis el prim er caso; estudió a
EUA. En 1900, G uillerm o Seeber, condiscípulo de A lejandro u n agricultor de 19 años de edad con u n pólipo nasal, y co n ­

313
314 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Figura 30-1. Distribución mundial de la rinosporidiosis.

sideró al agente causal u n protozoario sim ilar al encontrado u n a m áxim a incidencia entre 21 y 30 años de edad, con afec­
po r Posadas, y le llam ó Coccidioides. ción nasal y nasofaríngea en 81%, ocular en 14%, y 7 casos
En 1903, O ’Kincaly, en India, com unicó u n caso de generalizados.
psorosperm osis que observó desde 1894 e in trod ujo el tér­
m ino Rhinosporidium . En 1905, E. A. M inchin y H. B. Fan-
tham llam aron al m icroorganism o Rhinosporidium kinealy. Definición
En 1907, A lm roth E dw ard W right publicó u n caso originario
Es u n a enferm edad infecciosa de h u m an o s y anim ales. Se
de Tennessee, con lesiones nasales, que había sido estudiado
origina p o r Rhinosporidium seeberi y se m anifiesta p o r lesio­
p o r Ellet en 1897.
nes m u cocutáneas que afectan p rincipalm ente la m ucosa
En 1923, J. H. A shw orth publicó el p rim e r caso en E sco­
nasal y la conjuntiva. Se caracteriza p o r pólipos vasculariza-
cia en u n estudiante de la India con lesiones nasales; presentó
dos y friables de evolución crónica. El agente causal se detec­
u na m onografía de la enferm edad ante la Royal Society of
ta en las lesiones; es u n p rotozoario acuático del Reino
Edinburgh; concluyó que el agente causal era u n hongo, y le
P rotista (M esom ycetozoa). El diagnóstico se realiza al obser­
denom inó Rhinosporidium seeberi. En 1925, V. D enti, en Ita­
var los esporangios en el exam en directo o el estudio histopa-
lia, inform ó el p rim er caso europeo. En 1964, W. A. E. K aru-
tológico.
naratne publicó en Londres u n a de las m onografías m ás
com pletas. En 1974, S. S. D avid revisó la no m en clatura y
publicó cuatro casos en la literatura otorrinolaringológica.
En 1950, R. M endiola y R. C ortés O choa com unicaron
Datos epidemiológicos
el prim er caso en México, y en 1969, Jorge Vega N úñez y Es cosm opolita; predom ina en regiones densam ente pobladas
A belardo H errero observaron dos casos familiares; en 1966 y con malas condiciones higiénicas, pero se ha encontrado en
y 1969 G óm ez-Leal y Sadi De Buen, respectivam ente, co m u ­ todos los estratos socioeconóm icos. D esde 1964 se h an recopi­
nicaron la localización conjuntival. En 1975, A m ado G on zá­ lado en el m u n d o 2 000 casos; 88% proviene de India, Ceilán
lez M endoza y Benito A ustria revisaron la literatura m exicana (Sri Lanka) y Brasil, donde es endém ica (figura 30-1). Tam ­
y añadieron dos nuevos casos, y en 1977, J. Portilla-A guilar, bién existe en EUA, Paraguay, A rgentina (en la región d en o ­
M. Reynoso-G arcía y G. V ivar-M ejía publicaron en la G aceta m inada “El Chaco”), Colombia, Venezuela, islas del Caribe,
M édica de M éxico un caso nasal. Irán, África, Asia, Europa y países del Este; no se ha enco n tra­
En 1986, M. G. Levy, D. J. M euten y E. B. B reitschw erdt do en Australia. En Serbia (Yugoslavia) recientem ente se
señalaron el cultivo en células epiteliales. En 1999, K. B. inform ó u na epidem ia de 21 casos, todos expuestos a la m ism a
Ahluw alia propuso com o agente causal u n m icroorganism o fuente de agua estancada. En M éxico se conocen unos 20 casos
procariótico unicelular, Cyanobacterium (Microcystis) aeru- que provienen de M ichoacán, Jalisco, Guanajuato, ciudad de
ginosa que encontró en agua d onde se bañab an pacientes con México, Veracruz, M orelos, Oaxaca y Yucatán.
rinosporidiosis, y en m uestras clínicas. Se presenta entre los 3 y 90 años de edad, y pred o m in a
En 2007 Vijaya Sudarshan, N. K. Goel, R. G ahine, C. entre los 20 y los 40 años; la relación varón:m ujer es de 8:1;
K rishnani en India com unicaron 462 casos en 12 años con la m odalidad ocular es preponderante en mujeres, y antes de la
Capítulo 30 - Rinosporidiosis * 315

pu b ertad afecta a am bos sexos p o r igual. Afecta a cualquier lo de transm isión. El agua com o hábitat natural tiene com o
grupo étnico. N o se ha d em ostrado transm isión in te rh u m a­ evidencia epidemiológica: exposición a estas fuentes especial­
na; es probable que los casos fam iliares provengan de u na m ente en Asia, lesiones en la nariz y los ojos, ocupación rela­
fuente com ún en el agua o suelo. Se observa m ás a m enudo cionada con ríos (pescadores, buzos o quienes extraen arena
en personas que se bañ an, n adan o trabajan en aguas estan ­ y lodo) y baños en ríos o lagos, presencia en anim ales acuáti­
cadas. C om o la infección ocular predom ina en zonas áridas, cos o con hábitos acuáticos (patos), traum atism o con m ate­
se ha señalado al polvo com o vector. No se conoce algún fac­ rial contam inado (m icrotraum atism os p o r introducción de
tor constitucional que predisponga a la enferm edad. granos de arena en los ojos y p o r el frote).
Se h an com unicado 100 casos en anim ales: ganados Se considera u n a infección transepitelial que es probable
equino y bovino, así com o en perros, patos y u n pájaro; en que penetre p o r u n traum atism o in o cu lad o r y pase in vivo
peces y anfibios se ha observado u na enferm edad parecida. p o r u n ciclo de desarrollo com pleto (figura 30-2); este ciclo
se ha deducido a p artir de su aspecto histopatológico, y co m ­
p ren d e aum ento de tam año, m aduración, y repetición del
Etiopatogenia ciclo o propagación seriada. Las esporas se in tro d u cen en la
m ucosa subepitelial cuando m iden 6 a 9 m icróm etros de d iá­
Clásicam ente se origina p o r el hongo R. seeberi ([W ernicke, m etro (estado trófico); en esta etapa presentan p ared de que-
1900] Seeber, 1912). En el pasado se consideraba d entro de ratina, p rotoplasm a claro y u n solo núcleo vesiculoso. La
Zygomicotina, orden Chytridiales, familia Coccidioidaceae, y espora crece desde 10 a 12 hasta 50 m icróm etros (etapa de
cronológicam ente se ha denom inado: R. seeberi, 1900; Cocci- crecim iento), no hay división nuclear, y en el protoplasm a
dium seeberia, 1903; R. kinealy, 1904; R. equi, 1913; R. seebe- aparece u n m aterial lipídico granular.
ria, 1923; R. am azonicum , 1944; R. ayyari; 1958; y R. seeberi, Pasa entonces de 60 a 150 o 350 m icróm etros (etapa de
1999. m aduración); hay división nuclear; p o r dentro de la pared
H oy en día, p o r secuencias de DNA se considera un pro- de q u itin a (que consta de dos capas: u n a externa eosinofílica
tozoario acuático, catalogado en el reino P rotista dentro de y u n a in tern a hialina) aparece u n a capa de hem icelulosa y se
M esom ycetozoa (M endoza, 2002) y que com parte caracte­ p ro d u cen alrededor de 2 000 núcleos; al principio éstos tie­
rísticas con m icrobios que causan infecciones en peces. Su n en u n a distribución zonal d entro de la vesícula (espo ran ­
clasificación taxonóm ica no es definitiva, dado que es im p o ­ gio), y form an endosporas in m ad u ras de paredes lisas que
sible hacer que crezca en m edios de cultivo, y su caracteriza­ m id en 1 a 2 m icróm etros; p o sterio rm en te m igran hacia el
ción se basa en estudios ultraestructurales, com ponentes de centro de la vesícula al m ism o tiem po que m ad u ran, y alcan­
la pared, ciclo de vida, com ponentes celulares, secuencia del zan u n tam añ o de 5 a 10 m icróm etros, contienen num erosos
ácido desoxirribonucleico (DNA) y análisis de subunidades glóbulos citoplasm áticos refráctiles y es posible enco n trar
ribosom ales (18S). dentro de u n esporangio m ad u ro 16 000 a 20 000 endosporas
(esporangiosporas).
En la parte in tern a de la pared del esporangio se abre un
Taxonomía poro en la capa de hem icelulosa; las endosporas em igran
hacia el poro y al salir a través de él ocasionan rotu ra del espo­
Reino: Protozoa rangio; hay u n m aterial m ucoide que em bebe las endosporas,
Filo (P hylum ): N eom onad a probablem ente u n polisacárido que inhibe la fagocitosis y
Subfilo (Subphylum ): M esom ycetozoa previene la p enetración de los m edicam entos. Las end ospo ­
Clase: M esom ycetozoea ras representan esporas asexuadas; cada u n a tiene u n núcleo
O rden: D erm ocystida con u n a estru ctu ra llam ada cariosom a (presente en Protista),
Familia: R hinosporideaceae y da origen a u n a form a tisular llam ada trofocito, que puede
G énero y especie: Rhinosporidium seeberi m edir de 10 a 100 m icróm etros; tienen paredes eosinofílicas
refráctiles con citoplasm a granular, núcleo pálido con nucléo­
Tiene bajo potencial patogénico, o parece h ab er resis­
los prom inentes y que originan u n nuevo ciclo de desarrollo
tencia n atural a la infección; no se com porta com o o p o rtu ­
(figura 30-3). El ciclo y los pólipos se h an reproducido in vitro
nista. Al parecer R. seeberi tiene varios m ecanism os de
evasión de la respuesta in m u n itaria que p o d rían explicar la en cultivo de células epiteliales; fuera de esta circunstancia ha
cronicidad, la recurrencia y la disem inación. Los casos de resultado im posible cultivarlo e inocularlo (figura 30-5).
disem inación cutánea pueden depender de autoinoculación La propuesta de Microcystis aeruginosa de u n organism o
p rocarionte com o agente causal es poco probable.
y se sabe que no deja in m u n id ad y que no hay transm isión
interhum ana.
Por los lugares geográficos donde predom ina, se ha rela­
cionado con ciertas costum bres religiosas, com o bañarse en
ríos durante algunas festividades, o el hábito de lim piarse
Clasificación
m ecánicam ente la nariz antes de entrar a las m ezquitas. La M ucocutánea (nasal y conjuntival).
localización uretral y en el pene era m ás frecuente en m u sul­ D isem inada.
manes; es probable que el agua de las abluciones sea el vehícu­ O tras localizaciones.
316 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Figura 30-2. Ciclo de desarrollo in vivo de Rhinosporidium seeberi. Estado trófico: a, b, c, esporangio joven [trofocito]. Estado de crecimien­
to; d, formación de endosporas; e, endosporas inmaduras. Etapa de maduración; f, esporangio maduro; g, endosporas maduras (esporan-
giosporas); h, j, endosporas liberadas; k, endospora libre.

ral; en 90% afecta la conjuntiva palpebral y el saco lagrim al, y


Cuadro clínico puede d estru ir la esclerótica; las lesiones son rosadas, g ran u ­
El periodo de incubación dura dos sem anas, pero varía de lares, sésiles y a veces exudativas y friables; se acom pañan de
ocho días a 35 años. En 70% de los enferm os se observa la conjuntivitis, lagrim eo, fotofobia y eversión palpebral.
form a nasal, hay afección de la m ucosa del tabique, los cor­ D e m an era excepcional (8%) se ha descrito la p resen ta­
netes y el piso nasales; la evolución es insidiosa. Al principio ción disem inada a órganos in tern o s (parótidas, bazo, hígado
se p resentan sensación de cuerpo extraño u obstrucción y pulm ones); en la piel (derm osporidiosis) puede h aber
nasal, defectos olfatorios, coriza y p ru rito constante, las pápulas, nodulos, pólipos, lesiones forunculoides, úlceras,
lesiones son tum oraciones polipoides pequeñas, de color placas verrugosas, e incluso lesiones queratósicas que sim u ­
rosado o rojo vinoso, sésiles o pediculadas y conform e se van lan cuernos cutáneos; tam bién puede h ab er afección de la
desarrollando, se cubren de puntilleo blanquecino (esp oran ­ p arte alta de las vías respiratorias, el oído externo, o la región
gios) que dan la apariencia de u n a frutilla (fresa); se acom pa­ anogenital e incluso huesos. La disem inación se ha explicado
ñan de exudado m ucoso o m ucosanguinolento y pueden p o r autoinoculación, vía h em atógena o inoculación directa
sangrar con facilidad ante traum atism os, lo que origina epis­ (figura 30-5).
taxis. En etapas tardías los pólipos son grandes, peduncula-
dos, papilom atosos y hem orrágicos (figura 30-4); pueden
extenderse a nasofaringe p o r invasión de las coanas (facies
de rana), y ocasionar disnea y disfagia. En ocasiones quizá
Estudio micológico
haya afección traqueal que provoca dificultad respiratoria y El exam en directo con hidróxido de potasio del exudado o
constituye un im portante riesgo de sangrado y peligro para del tejido m acerado m u estra los esporangios de 350 m icró-
la vida. La evolución es crónica; se ha inform ad o curación m etros de diám etro, con p ared gruesa y cuyo diám etro varía
espontánea, así com o evolución m ortal. en función del estado de m ad u ració n en el que se en c u en ­
En 15 a 20% se localiza en estructuras oculares (oculo- tren; tam bién se observan las esporangiosporas de 7 a 9
micosis u oculosporidiosis), casi siem pre de m anera unilate­ m icróm etros, que m uchas veces se en cu en tran libres en los
Capítulo 30 - Rinosporidiosis • 317

N o se ha logrado el cultivo ni la enferm edad exp erim en ­


tal; in vitro es posible com pletar su ciclo de reproducción en
células epiteliales a tem peraturas m uy bajas.

Datos histopatológicos
Hay hiperplasia epitelial; el tejido conjuntivo presenta edem a
y está vascularizado y fibrom atoso, y puede m o strar necrosis;
hay datos de inflam ación crónica con infiltrados de linfoci-
tos, plasm ocitos, neutrófilos, histiocitos y células gigantes
tipo cuerpo extraño, con pocos eosinófilos. C on hem atoxili-
na y eosina se observan los esporangios de 50 a 350 m icró ­
m etros, de p ared gruesa, que sem ejan vesículas; cuando
están colapsados p o r la salida de las endosporas adoptan for­
m as sem ilunares; las esporangiosporas m iden 7 a 12 m icró ­
m etros, y los trofocitos (esporangios m uy jóvenes, con pared
delgada y sin divisiones), 10 a 100 m icróm etros (figura 30-3).
Los p rim ero s se tiñen con Gridley, PAS y Giem sa; las esporas
sólo se colorean con este últim o; las células del esporangio se
tiñ e n con m u cicarm ín de Mayer. Tam bién se tiñ en con PAS,
G o m o ri-G ro co tt y Verhoeff-Van Gieson.

Figura 30-3. R. seeberi. A ) Esporangio, examen directo con lugol.


B ] Aspecto histopatoiógico, esporas y esporangios [10x). C] Espo­
rangio maduro (HE 40x],

exudados; a veces, los esporangios se observan a sim ple vista


sobre la superficie de las lesiones; tam bién es posible realizar
frotis y tinción (figura 30-3). Las estructuras parasitarias
tam bién se detectan con aspiración con aguja fina, o se p u e­
de hacer u n citodiagnóstico. Figura 30-5. India, zonas endémicas de rinosporidiosis.
318 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Se puede practicar estudio citológico y de fluorescencia. septal, obstrucción de las vías respiratorias superiores, o cri­
La microscopia electrónica de las endosporas ha m ostrado sis convulsivas.
cuerpos electrodensos que parecen ser una reserva nutricia; en
los esporangios jóvenes se han descrito cuerpos laminados.
Tratamiento
Datos de laboratorio El único eficaz es la extirpación quirúrgica, criocirugía o la
electrodesecación. Se recom ienda la adm inistración conco­
No hay pruebas serológicas, inm unitarias ni cultivos. Se p re­ m itante de anfotericina B intralesional com o terapia adyu­
cisa estudio otorrinolaringológico, oftalm ológico y a veces vante; el índice de recurrencias es de hasta 50%. Se h an usado
imagenológico. con eficacia variable los antim oniales trivalentes y pentava-
lentes com o el neoestibosán, 0.2 a 0.3 g/día p o r vía intrave­
nosa; dapsona (diam inodifenilsulfona [DDS]), 100 a 200
Diagnóstico diferencial m g/día; esta últim a im pide la m ad u ració n de los esp o ran ­
gios, y puede usarse d u ran te 12 a 18 sem anas; adem ás, es útil
Pólipos nasales o conjuntivales, mucocele, hem angiom as,
p o r su efecto antiinflam atorio. Sin éxito se h an usado antim i-
condilom as acum inados y planos, tuberculosis y m icobacte-
cóticos, antipalúdicos, antibacterianos y corticosteroides;
riosis, lesiones tum orales, criptococosis, rinosclerom a y leish­
com o se m encionó, los antim oniales tien en algún efecto y
maniasis.
sólo h a m o strad o eficacia la dapsona.
Por alteraciones histopatológicas, con Coccidioides sp
(figura 16-9), Cryptococcus spp (figura 21-8), E m m onsia cres-
cens y adiaspirom icosis (figura 31-3); histoplasm osis (figuras
17-8 y 17-9), paracoccidioidom icosis (figura 18-8) y blasto-
Pronóstico
m icosis (figura 19-7). La evolución casi siem pre es crónica y benigna; el índice de
recurrencias es alto. Es excepcional la presentación disem i­
n ad a grave.
Complicaciones
Infección agregada, hem orragia (puede am enazar la vida
d ependiendo de la localización de la lesión), perforación

Bibliografía

♦ Ahluwalia KB. Culture o f the organism that causes rhinosporidio- Ghorpade A. R hinosporidiosis: gigan tic cells w ith engulfed sp o ra n ­
sis. J Laryngol Otol 1999;113(6):523-528. o/Rhinosporidium seeberi in the case o f derm ospo ridio sis. Int
g ia
♦ Arora R. Rhinosporidiosis o f trachea: a clinical cause o f concern. I I Dermatol 2008;47(7):694-5.
Laryngol Otol 2008;122(4):el3. González-Mendoza A, Austria B. R in osp orid io sis en M éxico.
♦ Arseculeratne SN, Mendoza L. Rhinosporidium seeberi. En: Merz R evision de la litera tu ra n a cio n a l y co m en ta rio s epidem iológ ico s
GM, Hay RJ (eds). Medical mycology. Topley & Wilson’s Micro­ a p ro p ó s ito de la observación de dos n u evos casos. Bol Soc Mex
biology and Microbial Infections. 10th ed. London. Arnold Microbiol 1975;9:149-153.
2005:437-475. Herr LA, Ajello JW, Taylos SN et al. P hylogenetic an alysis o/Rhi­
♦ Behera SK, Nayak S, Mishra D. Diagnosis by fin e needle aspira­ nosporidium seeberi’s 18S sm a ll su b u n it rib o so m a l D N A grou ps
tion o f disseminated cutaneous rhinosporidiosis presenting as this pa th ogen a m o n g m em bers o f the p ro to c tista n M eso m yceto zo a
cutaneous and subcutaneous tumor-like nodules. Acta Cytol I Clin Microbiol 1999;37:2750-2754.
clade.
2008;52(5):635-6. Kumari R, Nath AK, Rajalakshmi R, Adityan B, Thappa DM.
♦ Bonifaz A. Micología Médica Básica, 3a ed. México. McGraw- D issem in a ted cu tan eou s rhinosporidiosis: v a rie d m orph ological
Hill 2009:217-22. appearances on the skin. Indian J Dermatol Venereol Leprol
♦ Campbell IT, Campbell G, Friedman H, Alvarez R. La rhinospo- 2009;75(1):68-71.
ridiose au Brésil. Nouv Dermatol 1990;9(9):746-748. Kwon-Chung KT. P hylogenetic spectru m o f fu n g i th a t are p a th o ­
♦ Capoor MR, Khanna G, Rajni, Batra K, Nair D, Venkatchalam gen ic to h u m an. Clin Infect Dis 1994;10(Suppl 1):S1-S17.
VP, Aggarwal P. Rhinosporidiosis in Delhi, north India: case series López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F,
from a non-endemic area and mini-review. Mycopathologia Castañón-Olivares LR. M icología M édica. P ro ced im ien to s p a r a el
2009;168(2):89-94. diagn óstico de la b o ra to rio , 2a ed. México. Trillas 2006:73-75.
♦ De Buen S, Durán S. Rinosporidiosis conjuntival. Presentación de Mendiola R, Cortés-Ochoa R. Rin osporidiosis. Primer caso en
un caso. An Soc Mex Ofital 1969;42:47-51. México. Rev Inst Salub Enf Trop 1950; 11:1-17.
♦ Ghorpade A. Polymorphic cutaneous rhinosporidiosis. Eur J Der­ Mendoza L, Herr RA. Ahluwalia KB. C a u sa tive a g en t o f rh in o s­
matol 2006;16(2):190-2. p o rid io sis. I Clin Microbiol 2001;39(19):412-415.
Capitulo 30 - Rinosporidiosis • 319

Mendoza L, Vilela R, Rosa PS, Fernandes Belone AF. Lacazia ♦ Sudarshan V, Goel NK, Gahine R, Krishnani C. Rhinosporidiosis
loboi a n d Rhinosporidium seeberi: a gen om ic perspective. Rev in Raipur, C hhattisgarh: a re p o rt o f 462 cases. Indian J Pathol
Iberoam Micol 2005;22(4):213-6. Microbiol 2007;50(4):718-21.
Nath AK, Madana J, Yolmo D, D’Souza M. D issem in a ted rhinos- ♦ Suh LH, Barron J, Dubovy SR, Gaunt ML, Ledee DR, Miller D,
p o rid io sis w ith u n u su al in vo lvem en t o f the n ail apparatu s. Clin Fell JW, Forster RK. O cu lar rh in osporidiosis presen tin g as chronic
Exp Dermatol 2009;34(8):e886-8. fo llicu la r con ju n ctivitis in a co n ta ct lens wearer. Arch Ophthal­
Pfaller M.A, Diekema DJ. U nusual fu n g a l a n d pseu d o fu n g a l infec­ mol 2009; 127(8): 1076-7.
tions o f h um ans. J Clin Microbiol 2010;43(4):1495-1504. ♦ Thianprasit M. R h inosporidiosis. En: Jacobs PH, Nall L. Antifun-
Portilla-Aguilar J, Reynosa-Garcia M, Vivar-Mejia G. R in ospori­ gal drug therapy. New York. Marcel-Dekker 1990:99-106.
diosis nasal. Gac Med Mex 1977;113:363-365. ♦ Vega-Nunez J. Rhinosporidiosis. En: Arenas R, Estrada R. Tropi­
Radovanovic Z, Vukovic Z, Jankovic S. A ttitu d e o f in volved ep id e­ cal Dermatology. Texas. Landes 2001:81-84.
m iologists to w a rd the f ir s t European ou tbreak o f rhinosporidiosis. ♦ Venkateswaran S, Date A, Job A, Mathan M. L ight a n d electron
Eur J Epidemiol 1997;13(2):157-160. m icroscopic fin d in g s in rh in osporidiosis after d a pson e therapy.
Sivapathasundharam B. R h in osporidiosis o f p a r o tid duct. Indian J Trop Med Int Health 1997;2( 12): 1128-1132.
Dent Res 2009;20(3):388-389.
r -----------------------------------------

Hialohiíomicosis y feohifomicosis

El térm ino “hongos op o rtu n istas” fue creado fu n d am en tal­ altas en anim ales, y en personas inm unodeficientes. En 1913,
m ente p o r Libero Ajello, Baker, C hester W. E m m ons, G abriel en Liberia, se inform ó u n a epidem ia p o r ingestión de granos
Segretain y John P. U tz en 1962 en el Internatio nal Sym po­ contam inados con Fusarium que contenían u n a m icotoxina
sium on O pp o rtu n istic Fungus Infections; así, este grupo de que p roduce aleucia tóxica alim entaria; ésta puede ocasionar
hongos quedó separado de los hongos patógenos clásicos. síntom as gastrointestinales, supresión de la m édula ósea, y
Estas m icosis p o r hongos opo rtun istas filam entosos o m uerte.
m ohos se dividen en hialohifom icosis y feohifom icosis según Por colonización de lentes de contacto puede dar lugar a
se originen p o r hongos hialinos (m ucedináceos) o p o r h o n ­ queratitis; cuan d o se presen ta en q u em aduras o heridas es
gos pigm entados o feoides (dem atiáceos). A lgunos hongos crucial distinguir entre contam inación, colonización o inva­
del género Scytalidium pued en incluirse en am bos grupos sión. Causa onicom icosis blanca superficial, casi siem pre
dado que algunas especies sinanam orfas p ertenecen a los acom pañada de paroniquia; p uede afectar los tejidos vecinos
m ucedináceos (S. hyalinum ) o a los feoides (S. d im idiatum ). y generar eccem a y celulitis. El desarrollo en uñas puede ser
Tales infecciones tienen u na prevalencia m ás alta tanto colonización, p ero puede originar u n a enferm edad que se
en niños com o en adultos p o r el uso de inm unosupresores o detecta p o r cam bios ungueales; bajo vendajes oclusivos, p u e­
de antibióticos de am plio espectro, así com o en neonatos con de invadir la piel. El m icetom a es u n ejem plo de enferm edad
bajo peso al nacer, y en pacientes con alteraciones de la b a rre ­ cutánea y de tejido celular subcutáneo o hueso, e incluso
ra epidérm ica p o r trau m atism os o quem aduras. El cuadro puede ocasionar infección sistèmica.
clínico depende del órgano afectado; cuando afectan piel se
m anifiestan fundam entalm en te p o r pápulas, úlceras y n ecro ­
sis. El diagnóstico debe confirm arse con estudio histopatoló-
gico y m icològico. En form as disem inadas y sistém icas la
Rhodotorula [rodotorulosis)
¡
m ortalidad es alta. Es u n con tam in an te habitual del laboratorio, que produce
En 1957, Stefani y Allegra info rm aron las prim eras colonias lisas y brillantes con pigm entos carotenoides;
infecciones fúngicas en pacientes neutrop énicos con cáncer, Rhodotorula no ferm enta glúcidos, es ureasa-positiva, y
y en 1974 Ajello y colaboradores prop usiero n los térm ino s crece a 25 °C en 2 a 3 días; desde el p u n to de vista m icros­
“hialohifom icosis” y “feohifom icosis” para distinguir las cópico p roduce levaduras ovoides de 2 a 6.5 m icróm etros
micosis causadas p o r hongos hialinos u oscuros y que p re­ de diám etro. R. mucilaginosa es de distribución universal,
sentan filam entos in vivo. En esta clasificación se excluyen las se aísla de la N aturaleza, la piel y las m ucosas del ser
que ya tienen u na deno m in ació n bien establecida, com o la hu m an o y de anim ales (cap. 20 y figura 31-1).
aspergilosis y la zigom icosis en las prim eras, o la tiñ a negra y En ocasiones coloniza la piel, los pulm ones, el tubo
la crom oblastom icosis en las segundas. digestivo y las vías urinarias, pero tam bién genera infeccio­
nes sistémicas, pulm onares, renales y del sistema nervioso
central (SNC); se asocia con catéteres venosos o aplicación
Hialohifomicosis intravenosa de soluciones contam inadas, prótesis valvula­
res o diálisis peritoneal. No existe predom inio de sexo o
Definición raza, pero los ancianos son m ás susceptibles. Causa funge -
El concepto de “hialohifom icosis” se refiere a infecciones m ia, especialm ente en pacientes con enferm edades hem a-
m icóticas cuando en su m odalidad parasitaria no hay pig­ to-oncológicas, com o leucem ia y linfom a no-H odgkin.
I
m ento en las paredes celulares. En sentido am plio, el térm ino
incluye aspergilosis; seudallescheriasis; queratom icosis; fusa- Basidiomicosis
i
riosis; infecciones po r especies de Scopulariopsis, de Paeci-
Es ocasionada p o r basidiom icetos que p erten ecen a Basi-
lomyces o de Beauveria, e incluso basidiom icosis. Sin embargo,
diom ycota, m uchos de los cuales son patógenos para
éste es u n concepto dinám ico que no reem plaza nom bres
plantas, o saprofitos. Son m ohos, pero pued en ten er esta­
establecidos por el uso (p. ej., aspergilosis), y que deben co n ­
dos levaduriform es en su ciclo. M uchos de estos hongos
servarse para evitar confusiones. H oy en día, se consideran
causan m icetism o, efectos alucinógenos o alergia, y pocos
entre los agentes causales m ás de 20 géneros y 70 especies.
se h an asociado con verdaderas infecciones en seres
Fusarium es un hongo que puede ocasionar pérdidas
hum anos. Se ha descrito Schizophyllum com m une que se
económ icas en la agricultura, o m orbilid ad y m o rtalid ad

320
Capítulo 31 - Hialohiíomicosis y feohifomicosis • 321

Figura 31-1. Rhodotorula sp.

ha en co ntrado en úlceras bucales y uñas, y com o causa de


m icosis bro n co p u lm o n ar alérgica.

Infecciones por C e o trich u m (g e o trico sis]


M icosis o p o rtu n ista ocasionada p o r Geotrichum candi-
dum (Link, Persoon, 1922) (figura 31-2) y G. capitatum ,
que tienen su estado teleom orfo en Galactomyces y Dipo-
doascus. F orm an parte de la flora cutánea y gastrointesti­
nal; el p rim ero tam bién se en cu en tra en la tierra, frutas
(cítricos), leche y vegetales.
En 1809, H. F. Link aisló el hongo de hojas en p u tre ­
facción. En 1842, J. E. B ennett lo diferenció de Candida y
lo aisló en u na caverna de origen tuberculoso. En 1916,
Linossier, y en 1928, M artin, in form aro n presentaciones
pulm onares.
En 1935, R. C iferri y G. Redaelli describieron los p ri­
m eros casos cutáneos, pero hoy no se aceptan universal­
m ente. En 1946, Floriano Paulo de A lm eida, C arlos da
Silva Lacaz, y colaboradores com unicaron los prim eros
tres casos gastrointestinales. En 1964, W. W. C hang y L.
Buerger em itieron u n inform e acerca de u n paciente con
lesiones disem inadas. En 1967, O bdulia R odríguez estu ­
dió en E spaña u n n iño con nod ulo s faciales, y Pedro
Lavalle, en México, identificó G. candidum , pero no se
dem ostró p o r com pleto su participación causal. En 1987,
A lexandro Bonifaz y M aritza A ristim uñ o rep o rtaro n tres
casos superficiales con afección de piel, uñas y m ucosa
bucal, respectivam ente. Bonfas y su equipo inform aron
12 casos de geotricosis oral en 2010.
Es cosm opolita y poco frecuente. El hongo se co m ­
p o rta com o opo rtunista, y casi siem pre se relaciona con
otras alteraciones o con in m unodepresión; sin em bargo,
la relación patógena parece dudosa.
Estas especies presentan enzim as com o queratinasas,
peptidasas y hialuronidasas; tienen capacidad de form ar
biopelículas, lo que les p erm ite colonizar catéteres y m ate­ Figura 31-2. Geotrichum sp. A ) Colonia. B ] Artrosporas.
riales protésicos. C) Colonia de Trichosporon sp.
322 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Las m anifestaciones clínicas son variadas y la vía de infiltrados densos y cavitación en los hilios y ápices p u l­
infección puede ser endógena o exógena. Llega a causar m onares.
enferm edad bron qu ial o b ro nco p u lm o n ar parecida a El diagnóstico diferencial com prende aspergilosis
tuberculosis; hay fiebre, taquicardia, y tos con abundante (figura 23-1), candidosis (candidiasis) y granulom a can-
expectoración m ucoide, que p uede ser blanquecina, didósico (figuras 20-1 y 20-14), am ebiasis intestinal, así
p urulenta o hem optoica; es posible que haya traqueítis y com o onicom icosis p o r derm atofitos (figura 6-18) o por
asma; la evolución es crónica y rara vez fulm inante. Candida (figura 20-11).
En la boca afecta la lengua, el velo del paladar, los En el exam en directo se confunde con derm atofitos,
carrillos y las encías; se caracteriza p o r eritem a y placas Candida y Trichosporon; en el aspecto m acroscópico de
m ucosas blanquecinas que se acom pañan de ardor; puede los cultivos, con Acrem onium (figura 31-9) y Coccidioides
co n tribu ir de m an era secu nd aria a la lengua negra vellosa sp (figuras 16-10 y 16-11) y en el estudio m icroscópico de
(figura 20-1). los cultivos, con Candida (figura 20-19) y Trichosporon
La form a gastrointestinal se ha asociado con infec­ (figura 8-6).
ción p o r virus de la inm unodeficiencia hu m an a (V IH ), y N o hay tratam iento específico; algunas form as respira­
sem eja enterocolitis, con dolor abdom inal y diarrea. torias m ejoran con yoduro de potasio, 3 a 6 g/día, p o r vía
En la piel se h an descrito lesiones intertriginosas en oral, o con nistatina en aerosol (1 500 000 UI) o tabletas
las axilas, las ingles, regiones subm am arias y surco in ter­ (500 000 UI) según la presentación clínica. La afección de
glúteo; hay eritem a, escam as y m aceración, y en ocasiones m ucosas se trata con violeta de genciana en solución acuo­
placas satélite; se acom paña de prurito. Puede afectar sa al 1%, o con nistatina en solución o gel (200 000 U /m l).
uñas, en especial de las m anos, las cuales son quebradizas En la piel se puede aplicar cualquiera de los derivados azó-
y m u estran estrías y cam bios de coloración; a veces se p re­ licos. En m odalidades disem inadas y sistémicas se recurre
senta onicólisis e inflam ación periungueal. Se han obser­ a anfotericina B, derivados triazólicos com o itraconazol o
vado m odalidades profu nd as con n odulos y osteólisis, y voriconazol, caspofungina (asociada a itraconazol) o mica-
casos generalizados, especialm ente en sujetos in m un osu - fungina. El fluconazol tiene u n a eficacia m uy variable.
prim idos, com o aquellos con leucem ia, linfom a, SIDA
(síndrom e de inm unodeficiencia adquirida), trasplante Infecciones por Trichosporon
de m édula ósea y n eu tro p en ia p o r quim ioterapia.
(tric o sp o rio sis o trico sp o ro n o sis]
En esputo, escam as o exudado se realiza exam en
directo con hidróxido de potasio, solución fisiológica o En 1890, G. Behrend creó el género Trichosporum, y en
yodopovidona (Lugol). Se observan filam entos tabicados 1902, Jean Paul Vuillemin denom inó a la piedra blanca “tri-
y elem entos ovales, rectangulares o esféricos de 4 a 8 cosporia nodosa”, y al agente causal, T. beigelii; en 1926, N.
m icróm etros de diám etro (en form a de barril). Tam bién O ta lo denom inó Trichosporon cutaneum. Es el agente cau­
se identifican en u n frotis con tin ción de G ram . sal de piedra blanca (cap. 8); son hongos filamentosos de la
El cultivo se realiza en m edios habituales, com o el de familia Cryptococcaceae; presentan artroconidios y blastos-
S abouraud solo o con antibacterianos, pero sin ciclohexi- poras, por lo que tam bién se estudian entre las levaduras.
m ida (A ctidione), ya que es inhibidor. Se incuba a la te m ­ Trichosporon beigellii es el lectotipo y T. cutaneum es
p eratu ra am biente. En dos a cinco días se obtienen u n sinónim o que debe abandonarse. R ecientem ente T.
colonias de color blanco o beige (beis), de aspecto atercio­ cutaneum y T. beigelii se transfirieron a T. ashaii. Las espe­
pelado; luego son finam ente vellosas, radiadas, plegadas y cies aceptadas del género Trichosporon son: T. ovoides, T.
húm edas (figura 31-2). inkin, T. asahii, T. asteroides, T. cutaneum y T. mucoides.
En el estudio m icroscópico se encuentran filamentos T. inkin es el agente causal m ás frecuente de p ied ra blanca
tabicados que se disocian en artrosporas rectangulares de 4 genital; éste, adem ás de T. asahii y T. mucoides tam bién
p or 10 m icróm etros; se disponen u n a tras otra y recuerdan causa piedra blanca, así com o infecciones sistém icas y
vagones de ferrocarril (figura 3-29); después se redondean m ucocutáneas. Los factores predisponentes son n e u tro ­
sus ángulos y sem ejan levaduras ovales (figura 3-41); si penia, trasp lan tes, in terv en ció n q u irú rg ica cardiaca,
éstas germ inan se producen artrosporas, pero nu nca blas- q u em ad u ras extensas, heridas quirúrgicas abiertas y tr a ­
tosporas. El hongo asimila glucosa y galactosa, no desdobla tam ien to con esteroides.
arbutina ni reduce tetrazolio, no ferm enta azúcares y es Es factible aislarlos de piel sana, bucofaringe y heces, o
ureasa-negativo. No se realiza inoculación en animales. puede m anifestarse p o r neum onía, endocarditis, encefali­
En el exam en histopatológico se en cu en tran datos de tis, afección renal, sepsis o localizaciones en otros órganos;
supuración y necrosis con infiltrados de linfocitos, histio- en la piel pueden encontrarse pápulas purpúricas com o
citos y algunas células gigantes. Se observan filam entos consecuencia de fungemia; así com o úlceras y necrosis. En
tabicados, con artrosporas. Se visualizan m ejor con ácido inm unocom petentes hay casos que afectan uñas, pliegues o
peryódico de Schiff (PAS) o tin ción de G om ori-G rocott. pies, y recuerdan las derm atofitosis y las candidosis; se ha
No se practican in trad erm o rreacció n ni estudios seroló- encontrado con u na frecuencia de 0.56% en la población
gicos. En las radiografías de tórax es posible enco ntrar general, y en 9.8% de los pacientes diabéticos.
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohifomicosis • 323

Se origina p o r E m m onsia p a rvu m (Em m ons, A shburn,


El diagnóstico se confirm a po r la obtención del culti­ 1942 [Ciferri, M ontem artini, 1959]) y E. crescens (Em m ons,
vo de m uestras del órgano afectado o p o r hem ocultivo, o Jellison, 1960); otras especies, com o E. brasiliensis y E. cifer-
p o r aislam iento en líquido cefalorraquídeo (LCR) u otros na, se h an reclasificado gracias a las técnicas moleculares;
líquidos. Se realiza en m edio de S abouraud sin ciclohexi- algunos autores todavía consideran al agente causal en el
m ida; las colonias se desarrollan en cuatro a seis días. En género Chrysosporium, y otros separan las especies en varie­
la biopsia se encuentran artroconidios y levaduras. Puede dades: E. parva var. parva y E. crescens var. crescens (von Arx,
dar reacción cruzada con la pru eb a de látex para detec­ 1973; van O orschot, 1980; K w on-C hung, B ennet, 1992). Su
ción de Cryptococcus. En el tratam iento se ha usado anfo- estado teleom orfo es Ajellomyces crescens (Sigler, 1996). Hay
tericina B, 5-fluorocitosina, derivados triazólicos, o u n a relación cercana con Blastomyces dermatitidis.
com binaciones com o anfotericina m ás itraconazol, vori- O riginalm ente, el m icroorganism o causal es Chrysospo­
conazol o caspofungina. La m ayoría de cepas ha m o stra­ rium p arvum ([Em m ons, A shburn] Carm ichael, 1962) y
do resistencia al fluconazol. C. parvum var. crescens. A hora se aceptan Em monsia parvum,
E. crescens y E. pasteuriana (Drouhet, Guého, Gori, 1998), h o n ­
gos que se aíslan del suelo, y de las vías respiratorias de roedo­
res de lugares desérticos, bosques o trópicos. El hongo penetra
Adiaspiromicosis por inhalación y da lugar a adiaconidios debido a la tem peratu­
M icosis rara causada p o r especies del género E m m onsia; ra corporal; es decir, produce esporas que aum entan de tam año
recibe el nom bre p o r las esporas presentes en tejidos y que se sin reproducirse y se transform an en grandes esporas redondas
conocen com o adiasporas o adiaconidios. Afecta de m anera de pared gruesa y sin esporas internas (figura 31-3), que pue­
fundam ental a roedores, pequeños m am íferos, y casi nu nca a den confundirse con esférulas de Coccidioides sp.
seres hum anos, en quienes afecta pulm ones y p o r lo general El cuadro clínico com prende enferm edad broncoalveo-
es autolim itada, benigna y asintom ática, rara vez es progresi­ lar, pero p uede h ab er m odalidades sistém icas e incluso afec­
va o m ortal. ción de la piel y osteom ielitis; las lesiones cutáneas quizá se
En 1939, J. K irshenblatt identificó u n parásito fúngico deban a disem inación o a inoculación prim aria. En las p re­
en quistes pulm onares de roedores, pero no logró cultivarlo. sentaciones respiratorias graves la m u erte depende de obs­
En 1942, C. S. E m m ons, en pulm ones de roedores con cocci- tru cció n m ecánica.
dioidom icosis, aisló u n m icroorganism o que llam ó Haplos- El cultivo se realiza en los m edios habituales, a 25 °C. Se
porangium parvum . En 1959, R. C iferri y A. M o n tem artini lo o b tienen colonias glabras e incoloras; luego prod u cen m ice­
clasificaron com o E m m onsia parvum . En 1960, E m m ons y lio aéreo y corem ios. En el exam en m icroscópico se observan
W. L. Jellison describieron E. crescens, que para algunos es hifas ram ificadas y tabicadas, y conidióforos que generan
u na variedad de la anterior. En 1964, M. M. D oby-D ubois, conidios esféricos de 3 a 4 m icróm etros, con equinulaciones
M. L. Chevrel y colaboradores en contraron el p rim er caso en finas; estas esporas pued en dar lugar a otras. La fase p arasita­
seres hum anos. En 1968, A. A. Padhye y }. W. C arm ichael ria se rep roduce en gelosa sangre a 37 o 40 °C. Los filam entos
transfirieron el hongo al género Chrysosporium. En 1971, J. degeneran y los conidios aum entan de tam añ o conservando
A dán Cueva y M. D. Little, en H onduras, inform aron un u n solo núcleo; en la variedad crescens, estos adiaconidios
segundo caso pulm onar. En 1977, M. Q uilici, A. O rsini, G. son de m ayor tam año y m ultinucleados. A hora se realiza
Lebreuil y cois, com unicaron u n caso disem inado con lesio­ tam bién identificación m olecular.
nes cutáneas. En 1998, E douard D rouhet, Eveline G uého, S. En el estudio histopatológico se observa reacción celular
G ori y colaboradores identificaron E. pasteuriana en un m ín im a o u n verdadero granulom a tuberculoide. Los adia­
paciente con SIDA. conidios m id en 10 a 13 m icróm etros de diám etro en la varie­
Es cosm opolita y m uy poco frecuente. En alrededor de dad p a rvu m o 200 a 400 m icró m etro s en la variedad crescens-,
12 países se h an inform ado unos 50 casos atribuibles a presen tan paredes gruesas y en lám inas, citoplasm a vacuola-
E. crescens en seres hum anos: A rgentina, Brasil, Venezuela, do con u n solo núcleo o son m ultinucleados (var. crescens).
G uatem ala, H onduras, A lem ania, España, la antigua C h e­ Las capas in tern as de la pared se tiñ en con PAS.
coslovaquia, Francia, Rusia, Reino U nido y EUA, entre otros. En el tratam ien to se h an usado anfotericina B, an titu ­
Es frecuente en roedores, arm adillos y en algunos anim ales berculosos y triazoles, asociados a corticosteroides.
carnívoros; la incidencia aum enta en prim avera; en ocasio­
nes hay brotes epidém icos de neum onías m ortales.
En seres hum anos los factores predisponentes son: neu-
Pseudallescheriasis
m opatía quística, tuberculosis, aspergilosis, hipertensión, Callescheriosis, allescheriasis,
silicosis o m etástasis pulm onares; a últim as fechas se ha des­
crito en pacientes con sida, en los cuales se m anifiesta com o monosporiosis, petriellidiosis,
enferm edad pulm o n ar o disem inada con afección de huesos
y m édula ósea, con aislam iento del hongo en cultivo.
seudoallescheriasis]
Al principio esta m icosis se confundió con un padeci­ En 1889, Cari H arz y Bezold aislaron en u n paciente con oti­
m iento ocasionado p o r protozoarios. tis crónica u n hongo que llam aron Verticillium graphii que a
324 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Vacuolas

Esférula
(pared gruesa]

Núcleo

/ var. parvum
(10 a 13 m ieras]

var. cre sce ns


(2 0 0 a 4 0 0 m ieras]

Figura 31-3. Ciclo in vivo de Chrysosporium parvum variedad crescens.

la luz de los conocim ientos actuales parece co rresp on der a presenta en inm unodeficientes. Responde poco a los antim i-
P. boydii. cóticos, los fungom as p u ed en m ejorar con la extirpación
En 1911, P. A. Saccardo y G. Redaelli m en cio naron en q u irúrgica y con m iconazol p o r vía intravenosa.
diferentes publicaciones a u n paciente de G. Tarozzi (1909) El padecim iento se considera la causa m ás frecuente de
con u na m icosis de un pie ocasionada p o r M onosporium m icetom as p o r granos blancos (cap. 12). Se h an inform ado
apiospermum, hifom iceto asexuado. En 1919, A ldo Castella- unos 70 casos de localización pulm onar. El m icetom a es más
ni denom inó a esta fase im perfecta Scedosporium apiosper­ habitual de los 20 a 40 años de edad y en varones; la p ro p o r­
m um . En 1922, Shear describió com o agente de m icetom a un ción entre varones y m ujeres es de 4:1; afecta sobre to d o a
ascom iceto hom otálico: Allescheria boydii. En 1943, Pablo cam pesinos. La otitis p red o m in a en n iños (cap. 11).
Negroni, H. H errm an n e I. Fisher llam aron a esta fase sexua­ Las otras m odalidades clínicas d ep en d en de los factores
da Pseudallescheria sheari. En 1944, C hester W ilson E m m ons predisponentes: linfom as, leucem ias, cavidades o quistes
dem ostró la conexión entre los estados anam orfo y teleom or- pulm onares, uso de glucocorticoides o citotóxicos, o inm u-
fo de este hongo. En 1970, D. M alloch transfirió la fase p er­ nodepresión. Se ha observado en EUA, Canadá, Rum ania,
fecta al género Petriellidium, pero en 1984, M ichael M cG innis, Venezuela, A rgentina, Sudán, Somalia, Senegal, India y
A. A. Padhye y cois, lo colocaron o tra vez en Pseudallescheria México. P redom ina en regiones con precipitación pluvial
(cap. 4). alta (1 000 a 2 000 m m 3), y no se en cu en tra en zonas áridas.
Es u na m icosis causada p o r Petriellidium (Pseudallesche­ E ntre los órganos y sistem as que p ueden q uedar afecta­
ria) boydii, con u n estado anam orfo Scedosporium (M onospo­ dos están la piel, los pulm ones, las m eninges, el encéfalo, el
riu m ) apiospermun y es sinanam orfo Graphium eum orphoum . sistem a m usculoesquelético, el endocardio y los ojos; en for­
Estas m icosis son cosm opolitas y tienen distribución m u n ­ m a parasitaria el agente causal no form a granos y sólo se
dial, pero S. prolificans se observa p rincipalm ente en España en cu en tra en form a de filamentos.
y A ustralia. O rigina m icetom a (99%), queratitis, sinusitis, El cuadro clínico d epende de la localización y la vía de
infecciones del SNC u osteoarticulares y de órganos in ter­ entrada. La m o d alid ad p u lm o n ar se inicia p o r inhalación; se
nos, en especial pulm ones. La inoculación puede ser tra u m á ­ m anifiesta com o u n a b ronquitis alérgica p o r colonización
tica y la evolución crónica, o bien aguda y grave si se broncopulm onar, com o bola fúngica en cavernas tubérculo-
Capítulo 31 - Hialohifomieosis y feohifomicosis • 325

sas, o com o u n a form a invasiva neum ónica. Es posible que se estudiaron 550 enferm os. Se ha inform ado u n caso de un
haya sinusitis y (por disem inación hem atógena) m eningitis m édico congolés con infección p o r V IH que adquirió la
o abscesos cerebrales; artritis y osteom ielitis (P prolificans, enferm edad durante un curso de en trenam iento en el Insti­
antes S. inflatum ); endocarditis consecutiva a im plantes val­ tuto Pasteur; com o no trabajó directam ente con el hongo, se
vulares; abscesos cutáneos o n odulos esporotricoides, q u era­ presum e p o r esto la alta contagiosidad del m ismo.
titis (cap. 10); endoftalm itis, y otom icosis. En form as Sólo P. marneffei es patógeno para anim ales y hum anos;
disem inadas la m ortalidad es de 70%. es la única especie de este género identificada com o dim órfi-
En el exam en directo se observan filam entos hialinos o ca. P roduce u n a m icosis o p o rtu n ista del sistem a reticuloen-
granos (figura 12-26). El cultivo se realiza en los m edios dotelial en pacientes que viven en Asia o que viajan a esta
habituales sin ciclohexim ida, y a tem p eratura am biente, pero últim a, y es m ás frecuente en Tailandia, noroeste de India,
la óptim a es de 30 a 37 °C. La p roducción de cleistotecios se sureste de C hina, H ong Kong, V ietnam , Taiwán e Indonesia;
estim ula en agar-papa (patata) o h arin a de avena. La colonia en áreas no endém icas se ha inform ado en H olanda, A ustra­
crece con rapidez en el tran scurso de cinco a siete días, y lia, Francia e Italia.
m uestra ab undan te m icelio aéreo y aspecto velloso; en o ca­ La micosis es ocasionada por Penicillium marneffei
siones es radiada y m uestra form ación de corem ios; al p rin ­ (Segretain, Capponi, Sureau, 1959), que desde el p unto de vis­
cipio es de color blanquecino, y luego ligeram ente café ta filogenético se relaciona con especies del género Bivertici-
(m arrón); el reverso de la colonia es de color gris o negro. llium y las especies sexuadas Talaromyces (LoBuglio, Taylor,
En el estudio m icroscópico se observan hifas hialinas de 1 1995). O riginalm ente se describió una enferm edad en la rata
a 3 m icróm etros de diám etro, y anelosporas de 4 por 6 o 9 por del bam bú (Rhizom ys sinensis) en el sudeste asiático, después
10 m icróm etros, ovaladas o en form a de lim ón, que se p ro d u ­ en pacientes inm unocom petentes, pero no hay evidencia de
cen de m odo aislado o form an grupos a los lados de los coni- que se transm ita de animales a seres hum anos; es m ás frecuen­
dióforos; estos últim os se agrupan en sinem as o coremios. Los te en inm unodeficientes en tratam iento con corticosteroides,
cleistotecios son globosos, m iden 140 a 300 m icróm etros de con linfoma, con tuberculosis y, en fecha más reciente, se ha
diám etro, y contienen aseas con ocho ascosporas que m iden 4 observado en la m odalidad epidém ica en sujetos con sida.
a 6 m icróm etros de diám etro (figuras 12-24 y 12-26). El hongo Causa lesiones granulom atosas pulm onares ( 7 1 a 86%)
asimila glucosa, urea, nitrato de potasio y am onio, no así lac­ únicas o m iliares, así com o infecciones disem inadas casi
tosa ni maltosa. Si se inocula en ratones produce tortícolis. siem pre m ortales que se acom pañan de fiebre, anem ia,
En el estudio histopatológico se encuentran hifas ra m i­ reducción de peso, linfadenopatía (46 a 56%), hepatoesple-
ficadas y conidios en form a de lim ón; son m uy característi­ nom egalia (43 a 50%), afección de m édula ósea. En 50% hay
cas hifas paralelas y puentes que dan lugar a figuras en H, afección cutánea con pápulas, lesiones m oluscoides acom pa­
conidiación intravascular y conidios de color p ú rp u ra o café ñadas de linfadenopatía o lesiones nodulares. En la m ayoría
(m arrón) en los tejidos. Si está disponible, es conveniente la de casos hay afección del sistem a reticuloendotelial; llega a
hibridación in situ. confundirse con histoplasm osis.
El diagnóstico diferencial com prende m icetom as acti- Penicillium m arneffei en los cultivos en m edios hab itu a­
nom icéticos (figuras 12-2 a 12-19 y 12-12 a 12-14), aspergi- les es u n hongo de crecim iento rápido y aspecto granuloso o
losis (figura 23-1) y zigom icosis rinocerebral (figura 22-3). pulverulento; al principio es blanquecino y después verde-
El tratam iento consiste en extirpación quirúrgica, anfo­ am arillento o verde oscuro (figuras 31-4 y 31-5), en ocasio­
tericina B, m iconazol p o r vía intravenosa o ketoconazol, nes azulado con bordes blanquecinos; el reverso es de color
itraconazol o posaconazol p o r vía oral. El m ejor fárm aco es café (m arró n ) o rojo. A tem p eratu ra am biente, en agar glu-
el voriconazol. co sa-peptona o infusión de cerebro-corazón, es u n m oho
blanquecino que em ite u n pigm ento rojo grosella que se
d ifunde al m edio de cultivo desde los prim eros días de desa­
Infección por P en icilliu m m a rn e ffe i rrollo. A 37 °C en agar sangre o m edios sintéticos m uestra
(Link, Gray, 1821] [peniciliosis] fase dim orfa levaduriform e.
Hay alrededor de 200 especies de este género; la única p ató ­ En el estudio microscópico se observan fiálides aisladas o
gena es Penicillium marneffei. en conidióforos ramificados o no, con ramificaciones secun­
El p rim er caso se reportó en 1911 en u n paciente con darias (m étulas) en las que se disponen las fiálides con cadenas
infección vesical; el agente causal se identificó com o Penici­ de conidios redondeados, lisos o rugosos; toda la estructura
llium glaucum . En 1956, R. J. C apón y colaboradores la des­ tiene aspecto de brocha o “penicillus” (figura 31-6).
cribieron en u na rata china en cautiverio en el instituto La reproducción es clásica del género Penicillium-, en el
Pasteur de Indonesia en D alat (V ietnam ), y en 1959, G abriel vértice del conidióforo se originan m étulas con cuatro a cin ­
Segretain identificó el hongo. En 1988 se com unicó el p rim er co fiálides en verticilo en form a de botella (que dan aspecto
caso en u n paciente con SIDA. de “m ano de esqueleto”), con conidios elipsoidales o globo­
H asta 1995, se conocían 194 casos en sujetos sin altera­ sos en cadenas (figuras 31-4 a 31-6).
ciones inm unitarias, y 148 en pacientes con infección p o r En la form a parasitaria obtenida p o r aspirado de m éd u ­
virus de la inm unodeficiencia h u m an a (VIH ). En el hospital la ósea, el m icroorganism o es intracelular (en macrófagos)
universitario de C hiang M ai en Tailandia, entre 1991 y 1994 ovalado, de 2 a 4 m icróm etros, y se reproduce p o r división
326 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

* 4 •

*' * V* G V
• * ' ' 4,"

Figura 31-4, PenicilHum sp. A ) Cultivo. B) Aspecto microscópico,


fiálides ramificadas con aspecto de "brocha" o "pincel".
Figura 31-5. Colonia de P. m arneffei en medio de Sabouraud. En
esquema: A] estructura microscópica del cultivo; B] formas para­
directa (fisión binaria), no p o r gem ación; se tiñe con hem a- sitarias.
toxilina y eosina, PAS, y tinciones de W right y de Giem sa.
Se ha em pleado la inoculación experim ental en h ám ste­
m entó se ha usado tam bién en la profilaxis secundaria en
res (cricetos) dorados.
dosis de 200 m g/día. Se ha observado in vitro que la m ica-
Las radiografías de tórax revelan infiltrados reticulono-
fungina es sinergista con itraconazol y anfotericina B.
dulares y difusos y, rara vez, lesiones cavitarias.
M uestra reacción cruzada con Aspergillus; se practica
estudio de exoantígenos p o r inm unodifusión , anticuerpos Infecciones por F u s a r iu m [fusariosis]
fluorescentes y anticuerpos m onoclonales EB-A1; p o r inm u- Las m icosis ocasionadas p o r el género Fusarium, que antes
noelectrotransferencia (im m unoblot), se ha sugerido el se llam aban im propiam ente fusariosis o fusariom icosis, tie­
potencial de aplicación de dos proteínas (54 y 40 kD a) inm u- n en u n a d istribución cosm opolita (figuras 31-7 y 31-8). Este
norreactivas y relativam ente específicas p ara la infección. género se ha aislado frecuentem ente en regiones tem pladas y
Para su identificación se desarrollan técnicas de aglutinación en m uestras de granos alm acenados, d onde algunas especies
de látex, enzim oinm unoanálisis de absorción (ELISA, del son capaces de p ro d u cir fusariotoxinas y m etabolitos secu n ­
inglés enzym e-linked im m unosorbent assay), y técnicas m o le­ darios en form a natural; en estudios experim entales es capaz
culares com o la reacción en cadena de la polim erasa (PCR, de au m en tar la pro d u cció n de dichas toxinas en m edios o
del inglés polymerase chain reaction) y PCR anidada (nested alim entos enriquecidos con sal o azúcares. La Food and D rug
PCR). El tratam ien to se establece con anfotericina B du ran te Adm inistration (FDA) en EUA llam ó la atención sobre una
dos sem anas po r vía intravenosa, seguida p o r itraconazol, epidem ia de infecciones oculares que se inició en Singapur y
400 m g p o r vía oral du rante 10 sem anas; este últim o m edica- se relacionaba con el uso de lentes de contacto y u n a solución
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohifomicosis • 327

Fialosporas

F iálides.
M étulas

Pénicillium A crem onium spp. [ Cephalosporium J

M acroconidios arqueados
— 7 [en "m edia lun a"]

Fiálides
Microconidios
M esoconidios

Fusarium spp, Trichoderma


Conidios
con
espículas Cicatriz en anillo

Pythium insidiosum

S cop ulario psis spp.

Paecilom yces Trichothecium

Figura 31-6. Modos de reproducción de algunos hongos hialinos oportunistas.

p ara lim piarlos (ReNu, Baush & Lom b) que fue retirada del Las presentaciones disem inadas que generan m o rtali­
m ercado voluntariam ente en Estados U nidos p o r el m ism o d ad m uy alta (25 a 51%) o cu rren sobre to d o en pacientes con
laboratorio. En Francia se ha aislado del am biente de las p is­ enferm edades hem atológicas, com o leucem ia y en trata­
cinas, p o r lo que se cree que es la fuente para onicom icosis, m iento con quim ioterapéuticos y trasplante de m édula;
en especial en inm unocom prom etidos. especialm ente en pacientes con n eu tro p en ia m en o r a 100
Puede originar infecciones localizadas o sistémicas, células/m m 3. Estos casos se deben a F. solani, F. oxysporum y
com o onicom icosis (blanca superficial), perionixis, q u erati­ F. verticilloides (F. m oniliform e).
tis (cap. 10), lesión cutánea localizada, endoftalm itis, otitis, Fusarium es un hifom iceto clasificado en los ascomice-
sinusitis, pansinusitis necrosante, artritis, osteom ielitis, colo­ tos, pero la identificación es difícil y se basa en la reproduc­
nización de quem aduras, m icetom a, endocarditis, abscesos ción anam orfa; se utiliza m edio de Sabouraud, agar-papa
cerebrales, o enferm edad sistèm ica que suscita lesiones cu tá­ (patata) con dextrosa o sacarosa, y agar jugo de tom ate con
neas (80%) nodulares, de tipo vasculitis fúngica, pústulas, en verduras. Hay sistemas de nom enclatura taxonóm ica que han
diana, tipo ectim a o escaras (figura 31-8), sem ejantes a pani- p erm itido identificar 33 especies. El hongo crece en 5 a 7 días
culitis, acom pañadas de dolor intenso. y produce colonias de crecim iento rápido, vellosas o algodo-
328 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Figura 31-7. A ) Examen directo de córnea con presencia de conidios; B) cultivo de Fusarium; C] estudio microscópico.

nosas; em ite pigm ento de color lila o rosado, que puede variar desarrollo selectivo de Fusarium, en especial a p artir de ali­
de u na especie a o tra o con las resiembras. Las células coni- m entos infectados.
diógenas están aisladas o agrupadas en esporodoquios (figura El pronóstico se relaciona fu n d am en talm ente con la
3-26), la producción de conidios es estim ulada por la luz, y recuperación de neutrófilos; se utiliza anfotericina B (en p a r­
éstos se generan en fiálides sin collarete que pueden ten er un ticular la presentación liposom al), voriconazol y posacona-
poro o m ás (m onofiálides y polifiálides) y se clasifican en: zol; tam b ién se reco m ien d an el factor estim ulante de colonias
m icroconidios, m esoconidios y m acroconidios (figura 3-22). de granulocitos y el factor estim ulante de granulocitos-m a-
Los m icroconidios son elipsoidales, ovoides o globosos, crófagos; probablem ente la m ejor opción es com binar anfo­
son unicelulares o tienen un tabique, y los m esoconidios y tericina B con u n triazol (voriconazol o posaconazol). No
m acroconidios tienen form a de m edialuna con algunos tab i­ h an m o strad o actividad el isavuconazol, ravuconazol y alba-
ques transversales (cap. 10) (figuras 10-3, 3-22, 3-26, 31-7); conazol.
la p arte distal es m ás o m enos redondeada y la proxim al tie­ En m odelos m u rin o s con n eu tro p en ia inducida se ha
ne una cicatriz plana (célula pie). observado b u en a respuesta al posaconazol, 50 m g/kg/día
Fusarium solani es de crecim iento regular, de color g ri­ com o tratam ien to profiláctico p ara form as disem inadas.
sáceo; p roduce u n pigm ento de azulado a m arrón , m icro co ­
nidios abundantes cilindricos u ovales, m acroconidios con Acremonium [4. alahamensis [Link, Fríes]}
dos a tres tabiques, y clam idoconidios abundantes. Las m icosis ocasionadas p o r A crem onium (antes Cephalos-
Fusarium oxysporum genera colonias de crecim iento porium ) tam bién se llam aron cefalosporiosis. Las colonias
rápido, de color rosado con m atices p úrp u ras, tiene m icro-
conidios abundantes, m acroconidios con 3 a 5 tabiques en
conidióforos m ás o m enos ram ificados, y clam idoconidios
globosos aislados o en cadena.
Fusarium moniliform e es de crecim iento rápido y da
lugar a u n a colonia afelpada rápidam ente pulverulenta, con
reverso de color violeta o beige (beis); las m onofiálides dan
lugar a conidios en cadena que se disocian fácilm ente; hay
m acroconidios delgados, y ausencia de clam idoconidios.
Fusarium proliferatum da colonias algodonosas, b lan ­
quecinas, de crecim iento rápido, a veces con tinte p ú rpu ra,
se observan esporodoquios y esclerotes, y hay m icroconidios
ovales en cadenas o racim os y m acroconidios abundantes.
Son m enos frecuentes F. dim erum , F. nivale, F. subgluti-
nans, F. chlamydosporum y F. pallidoroseum.
Los m edios de cultivo agar N ash & Snyder® con penta-
cloronitrobenceno y agar verde de m alaquita favorecen el Figura 31-8. Fusariosis diseminada con lesiones cutáneas.
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohiíomicosis • 329

H asta el m om ento com prende 13 especies; las m ás patógenas


son: P. parasiticum, P. aleophilum , P. inflatipes, y P. rubrige-
num . M orfológicam ente, es u n interm edio entre Acrem o­
nium y Phialophora. Se distingue de A crem onium por las
hifas vegetativas feoides y “verrugosas”, y de Phialophora por
sus células conidógenas angostas con collaretes m uy poco
evidentes. La característica m ás representativa de P. parasiti­
cum es la ausencia de constricción en la base de sus fiálides,
adem ás de que presentan form a de “espina”, aunque otras
especies tien en fiálides anchas. La secuenciación del gen que
codifica para (3-tubulina logra establecer la diferenciación.
Phaeoacrem onium parasiticum es u n causa rara de eum i-
cetom a, infecciones subcutáneas, osteom ielitis, quistes, a rtri­
tis, endoftalm itis, fungem ia y endocarditis. El prim ero se
puede tratar con intervención quirúrgica com binada con
itraconazol, ravuconazol y voriconazol.

Beauveria ha ss ia na (Vuillemin)
Tiene interés histórico, pues en 1835 A gostino Bassi d em os­
tró que era el hongo causal de la m uscardina del gusano de
seda (figura 1-1). El hongo genera colonias pulverulentas
de color blanquecino y en el estudio m icroscópico se en cu en ­
tran conidios pequeños con distribución sim podial que
sem ejan Sporothrix.
En seres hum an o s se ha aislado en linfadenitis, enferm e­
dad b ro n co p u lm o n ar y queratitis.

Paecilomyces (Bainer}
Las especies conocidas son P. variotii, P. lilacinus, P. mar-
quandii, P. viridis y P. javanicus. El hongo es m uy sim ilar a
Penicillium, p roduce colonias de color dorado verdoso, y en
el estudio m icroscópico se observan fiálides con disposición
en verticilo que term in an en un tubo delgado y alargado, y
esporas en form a de lim ón unidas en cadenas largas; en oca­
siones es posible observar clam idosporas (figura 31-6).
Puede originar queratitis, granulom a periorbitario, en d o ­
carditis, endoftalm itis, enferm edad broncopulm onar, nefritis,
peritonitis, sinusitis, infección del SNC, osteomielitis y celuli-
tis, e incluso onicom icosis con onicólisis y m elanoniquia.

Figura 31-9. Acrem onium CCephalosporium ] sp. A ] Colonias color ScopuSariopsis (Bainer)
salmón. B) Color blanco. CD Conidióforos en form a de "cabeza". S. brevicaulis, S. brumptii, S. acremonium, S. fusca y S. koningii
se aíslan del suelo; el prim ero se ha relacionado con enferm e­
dad p ulm onar (fungom a), lesiones cutáneas granulom atosas,
son de color blanco-grisáceo a rosado o café (m arrón ), de abscesos, infecciones peritoneales, y sobre todo con onicom i­
crecim iento rápido, de texturas pegajosas y a veces plegadas. cosis en los prim eros ortejos en ancianos, pero se ha encontra­
En el estudio al m icroscopio se encuentran conidióforos do en personas m ás jóvenes. Las uñas se desm oronan y son de
alargados, y en la punta, grupos de conidios pequeños. Estos color café (m arrón) am arillento, sem ejante a onicomicosis por
conidios son unicelulares y se agrupan de tal m anera que derm atofitos (figura 31-10). En pacientes con alteraciones
recuerdan u na cabeza (figuras 31-6 y 31-9). inm unitarias, com o receptores de trasplante de m édula ósea,
Puede causar m icetom a (cap. 12), onicom icosis, q u era­ puede dar enferm edad disem inada; pero el espectro de m ani­
titis (cap. 10), piedras, m eningitis, artritis, endocarditis y festaciones incluye: cuadros similares a tiña, infección plantar,
osteom ielitis. queratitis, endocarditis asociada a valvuloplastia, bola fúngica
pulm onar, endoftalm itis postraum ática, otomicosis, e infec­
infecciones por Phaeoacremonium spp ciones subcutáneas después de trasplante de hígado.
El género Phaeoacremonium fue propuesto p o r P. C rous, W. En el exam en directo se en cuentran conidios de pared
G am s y cois., basados en especies de Phialophora parasítica. gruesa o hifas profusam ente ram ificadas. Las colonias se
330 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Figura 31-10. A ) Onicomicosis por Scopulariopsis brevicaulis. B] Grandes esporas al examen directo. C] Onicomicosis por A. niger.
D] Examen directo con cabezas aspergilares.

obtienen en m edios sin ciclohexim ida (A ctidione), son de m ente de color café (m arró n ) o canela (figuras 31-10 a
crecim iento rápido, vellosas o pulverulentas, inicialm ente 31-12). En el estudio m icroscópico se observan anelosporas
blanquecinas y luego grisáceas o color m arfil, y posterior- de paredes gruesas, rugosas, con aspecto de ruedas dentadas

Figura 31-11. Scopulariopsis brevicaulis. A] Colonias. B) Anelosporas.


Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohifomicosis • 331

Infecciones por P y th iu m in sid io su m


(D e Cock, Mendoza, Pad hye, Ajello,
K a u m a n , 1987]
P ythium insidiosum es u n m icroorganism o clasificado en el
reino Stramenopila, filo (p hylum ) Oom ycota, clase Oomy-
cetes (Pernosporomycetes), orden Phytiales y familia
Pythiaceae, de distribución m undial, que vive en el suelo y
en el agua. De acuerdo con estudios de secuencias de ácido
ribonucleico ribosom al (rRNA), es u n m icroorganism o
que proviene de la m ism a línea filogenética de microbios
protistas m uy relacionados con algas y plantas y, a diferen­
cia de los hongos, su pared está com puesta de celulosa (con
pocas cantidades de m ananos y quitina). Causa enferm e­
Figura 31-12. S c o p u la r io p s is b re v ica u lis, aspecto de la colonia. dad en animales, pero en 1987 se inform ó en Tailandia la
prim era infección en seres hum anos; se conoce com o pitio-
(figuras 3-35 y 3-36), que se agrupan en cadenas basipétalas sis insidiosi y tam bién se le ha denom inado hifom icosis des-
y en conidióforos a veces ram ificados. Puede llegar a co n fu n ­ truens, ficomicosis equina y cáncer de los pantanos. Al
dirse con colonias de M . gypseum . igual que los zigomicetos, presenta angiotropism o. Se ha
S. brevicaulis es u n a de las prim eras causas de on icom i­ descrito en climas tem plados, tropicales y subtropicales
cosis p o r m ohos no derm atofitos, pero siem pre deben te n er­ con m ucha hum edad, com o en Tailandia, Malasia, Haití,
se en cuenta a Fusarium spp, Aspergillus (figura 31-10 C y D) Nueva Z elanda y Australia; en EUA en Texas y Florida; en
y los hongos negros com o Scytalidium sp. C entroam érica se ha descrito am pliam ente en C osta Rica;
El tratam iento depende del sitio afectado; in vitro es en M éxico ya se dem ostró su existencia en caballos.
sensible a anfotericina B, derivados triazólicos y terbinafina. En anim ales pro d u ce lesiones granulom atosas que
p u ed en alterar el tejido celular subcutáneo y ulcerarse,
Onychocola canadiensis (Singler, Congley) afectan la cabeza y la p arte baja de las piernas.
U na vez que p en etra se enquista y form a tubos ger­
O. canadiensis fue descrita en C anadá en 1990 p o r L. Singler
m inativos, a p artir de los cuales desarrolla hifas y p o ste­
y H. Congly. El estado teleom orfo es la especie nov. Arach-
rio rm en te invade vasos y tejidos.
nomyces nodosetosus (Sigler, A bbott y W oodgyer).
En seres h u m an o s la enferm edad se clasifica en tres
Se h an inform ado en C anadá, Reino U nido, Francia,
form as: ocular, cutánea y arterial. La p rim era se m anifies­
EUA, A ustralia, N ueva Zelanda, España y N igeria. P red o m i­
ta com o queratitis que puede llegar incluso a la p erfo ra­
na en ancianos. En el exam en directo se observan hifas tab i­
ción corneal. Las cutáneas o subcutáneas se m anifiestan
cadas hialinas, ram ificadas, de diferente espesor; en casos
com o celulitis periorbitaria, m ien tras que la form a a rte­
crónicos hay hifas de pared gruesa y ligeram ente p ig m en ta­
rial se ha asociado frecuentem ente a talasem ias en tailan­
das. Es u n hifom iceto de crecim iento lento con escasa espo-
deses, y se caracteriza p o r aum ento de volum en y úlceras
rulación y que da artroconidios; se puede co n fu n d ir con T.
crónicas y dolorosas en las extrem idades, con isquem ia y
rubrum sin esporulación (figura 31-13).
necrosis secundaria a la invasión vascular. Puede com pli­
carse con trom bosis de las arterias y venas de gran calibre,
form ación de aneurism as y hem orragias profusas m o rta ­
les (m o rtalid ad de 41%). En ocasiones hay pleuropericar-
ditis y neum onía.
Crece rápidam ente en m edio de Sabouraud; es una
colonia de color blanco-am arillento con m icelio sum ergi­
do e hifas gruesas de 4 a 10 m icróm etros con tabiques
irregulares, y desarrolla zoosporangios y zoosporas con
doble flagelo en agua y agar-agua (con o sin pasto adicio­
nado) a 37 °C.
En la biopsia se en cu en tran arteritis necrosante,
granulom as, y presencia de hifas gruesas, irregulares, de 3
a 20 m icróm etros de diám etro, con escasos septos (figura
31-14). Se visualizan m ejor en las paredes arteriales utili­
zando tinciones de PAS y Giemsa.
Hay pruebas de inm unoelectrotransferencia (im m uno-
Figura 31-13. Cultivo de O. c a n a d ie n s is .
blot) para su identificación (40 a 35 kDa), y de inm unodifu-
332 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Feohifomicosis
En 1907, Charles Lucien De B eurm ann y H enri G ougerot la
describieron com o una variedad de esporotricosis. En 1967,
François Mariat, Gabriel Segretain, Pierre Destombes y Deras-
se revisaron sus variantes clínicas y acuñaron el nom bre de
“faeoesporotricosis”. En 1974, Libero Ajello propuso el térm ino
“feohifomicosis”, y en 1978, N ardo Zaias el de “cromohifomico-
sis”, cuyo prefijo “crom o” significa lo m ism o que “feo” del ante­
rior, es decir, pigm entado. O riginalm ente M atruchot llamó al
hongo Sporotrichum gougerotii, y después fue trasladado al
género Exophiala com o E. gougerotii. En 1983, Michael M cGin-
nis y Libero Ajello lo consideraron sinónim o de E. jeanselmei.
El género Wangiella fue establecido p o r M cG innis en
1977 p ara colocar a H orm iscium derm atitidis, descrito p o r K.
Kano en 1934, p ero De H oog disintió con esta clasificación y
colocó el hongo en el género Exophiala, p o r lo que esta d e n o ­
m in ació n p erm anece controvertida.
En 1911, Band, en Florencia, describió con el nom bre de
oidiom icosis cerebral u n padecim iento con nodulos cerebra­
les m últiples y pigm entados com parables con u n sarcom a
m elanótico. En 1912, P. A. Saccardo den o m in ó al hongo ais­
lado Torula bantiana. En 1952, C hapm an H. Binford, C. H.
T hom pson, R. K. G orham y C hester W ilson E m m ons infor­
m aro n el prim er caso en Estados U nidos, e identificaron a C.
trichoides com o u n a nueva especie. En ese m ism o año, A. B.
King y T. S. Collette com unicaron u n segundo caso con carac­
terísticas histopatológicas y m icológicas similares. En 1957,
R. Fukushiro publicó u n caso con crom oblastom icosis y
m etástasis cerebrales m ortales, debido a F. pedrosoi. En 1960,
D ante Borelli consideró que Torula bantiana era sim ilar a C.
trichoides; quienes no aceptaron esta interpretación co n tin u a­
ron llam ando a la descripción original “m icosis de Band”.

Definición
Las feohifom icosis (phaeohyphomycosis) com p ren d en un
grupo heterogéneo de m icosis de seres hum anos, plantas y
anim ales inferiores, causadas p o r hongos negros o feoides.
En estas infecciones se desarrollan filamentos pigm enta­
dos en los tejidos, y se clasifican en superficiales y profundas
(subcutáneas, disem inadas, viscerales o sistémicas). Los h o n ­
Figura 31-14. Pitiosis equina, ulceración, clavas de espundia
[m asas de necrosis y filamentos] y biopsia. gos poseen m elanina en sus células, p o r lo que durante m ucho
tiem po se llam aron hongos negros o dem atiáceos; sin em bar­
go, dado que este térm ino es incorrecto desde el punto de vista
sión o búsqueda de anticuerpos por inmunofluorescencia. epistemológico, es decir, desde el p unto de vista de la doctrina
Por biología m olecular se dispone de pruebas de secuencia- de los fundam entos y m étodos del conocim iento científico, se
ción de la subunidad ribosom al de rDN A 18S. ha sustituido p o r el de feoid (Phaeoid, phaios en griego).
El tratam iento de la queratitis incluye queratoplastia
com binada con anfotericina, natam icina, m iconazol
Datos epidemiológicos
o ketoconazol tópicos, o con anfotericina, itraconazol o
ketoconazol po r vía sistèmica; po r lo general se llega a la Son cosm opolitas; hasta 1981 se habían registrado 32 espe­
enucleación. En las form as cutánea y subcutánea el trata­ cies y 18 géneros (Ajello), y para 1994, T. M atsum oto y Libe­
m iento es quirúrgico, com binado con itraconazol; ante ro Ajello h abían recopilado en la literatura m édica 109
invasión arterial se recurre a desbridam iento, aneurism ec- especies y 60 géneros. A fecta a personas de cualquier grupo
tom ía y am putaciones, com binadas con anfotericina más étnico, edad o sexo, y p red o m in a en varones adultos. P redis­
itraconazol. Se h an utilizado vacunas para pitiosis equina. p o n en las endocrin o p atías o la in m u n od ep resió n en 50%,
com o diabetes, cáncer, trasplantes o sida, p ero es posible que
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y íeohifomicosis • 333

no se en cu en tren factores predisponentes, com o en el quiste C. dermo-ungulus Monilliella 5. phaeomuriformis


m icótico que dep ende de inoculación traum ática.
Cladorrhinum M. suaveolens Sarcinosporon

C. bulbillosum Myceliophthora 5. inkin


Etiopatogenia
Cladosporium M. thermophila Scedosporium
Los agentes causales son hongos dem atiáceos (fuliginosos)
m uy difundidos, oportunistas; entre los cuales los p rin cip a­ C. sphaerospermum M ycocentrospora 5. proliñcans
les son: Wangiella dermatitidis, Exophiala jeanselmei, E. spi­ C. oxysporum M. acerina Taeniolella
nifera, Phialophora parasítica, P. richardsiae, Alternaría C. elatum Nattrassia T. stillbospora
alternata y Bipolaris (cuadro 31-1); casi nu n ca depende de F.
C. devriesii N. mangiferae T. boppii
pedrosoi y P verrucosa que causan crom oblastom icosis. Hay
controversias respecto a la inclusión del hongo hialino Sce- C. cladosporioides Nigrospora Tetraploa

dosporium spp. que produce pigm ento cuando causa fungo- C. carrionii N. sphaerica T. aristata
ma, y el feoide Bipolaris spicifera que no siem pre produce Colletotrichum Ochroconis Therm om yces
pigm ento en los tejidos.
C. coccoides 0. tshawytschae T. lanuginosa
C. gloeosporioides 0. gallopava Trichomaris
• Cuadro 31-1. Agentes causales de feohifomicosis
C. dematium Oidiodendron T. invadens
Acrophialophora Dichotom ophoropsis Phialemonium Coniothyrium 0. cerealis Ulocladium
A. fusispora D. nymphaearum P. obovatum C. fuckelii Onychocola U. chartarum
Alternaría Dissitim urus Phialophora Curvularia 0. canadensis Veronaea
A. tenuissima D. exedrus P. verrucosa C. verruculosa Peyronellaea V/ botryosa
A. stemphyloides Dreschslera P. richardsiae C. senegalensis P. g lome rata Wangiella
A. infectoria D. biseptata R repens C. pallescens Phaeoannellomyces W. dermatitidis
A. dianthicola Emerciella P. parasítica C. lunata P. werneckii Xylohypha
A. chlamydosporum E. quadrilineata P. bubakii C. gen ¡culata P. elegans X. emmonsii
A. chartarum Exophiala Phoma C. clavata Phaeosclera X. bantiana
A. alternata E. spinifera P. oculo-hominis C. brachyspora P. dematioides
A nthopsís E. salmonis P. minutella Dichotomophthora Phaeotrichoconis
A. deltoidea E. pisciphila P. hibernica D. portulacae P. crotalariae
Arnium E. monilae P. herbarium Phaeoacremonium
A. leporinum E. jeanselmei R eupyrena P. parasiticum
Arthrinium Exserohilum P. cruris-hominis M odificado de: M atsum oto T, Ajello L et al. D evelopm ents in
h yalohy ph om ycosis and phaeohyphom ycosis. J Med Vet Mycol
A. phaeospermum E. rostratum P. cava
1994;32[Suppl l]:329-349.
Aureobasidium E. mcginnisii Phyllosticta

A. pullulans E. longirostratum P. citricarpa


Bipolaris Fonsecaea PhyUostictina Por lo general se incluyen en los subfilos Ascom ycota y
B. spicifera F. monophora P. species D euterom ycota, así com o Coelomycetes.
Para la clasificación taxonóm ica de estos hongos ahora
B. hawaiiensis F. pedrosoi Pleurophoma
se cuen ta con estudios m oleculares que h an precisado las
B. australiensis Horm onem a P. pleurospora
especies, a veces m uy difíciles de clasificar con los m étodos
Pseudom icrodo- m orfológicos tradicionales. M ediante estudios de ácido des-
Botryomyces H. dematioides chium oxirribonucleico (DNA) se ha d eterm in ad o que E. jeanselmei
B. caespitosus Lasiodiplodia P. suttonii (Langeron, M cG innis y Padhye, 1977) constituye u n grupo
Chaetomium L. theobromae Pyrenochaeta heterogéneo en el aspecto genético. Del género Exophiala se
conocen 10 especies, el cual tam bién causa m icetom a de gra­
C. strumarium Lecythophora P. unguis-hominis
nos negros, p ero su valor com o agente de crom oblastom ico­
C. purpulchrum L. mutabilis Ramichloridium sis es controvertido.
C. globosum L. hoffmannii R. mackenziei E. spinifera (N ielsen y C onant, M cG innis, 1977) p ro d u ­
C. funicolum M icroascus Rhinocladiella ce feohifom icosis en h u m an o s y gatos, y se h an registrado
casos de crom oblastom icosis.
C. atrobrunneum M. cirrosus R. schulzeri
W. derm atitidis (M cG innis, 1977), se ha inform ado en
Chaetophora M. cinereus Sarcinom yces casos cutáneos, neurológicos y sistémicos.
334 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Conidióforo

Exophiala spinifera

Exophiala jea n selm ei

bantiana [C ladosporium trich oides]

Células levaduriform es

0 Levaduras

Fiálides

Esporas pigmentadas

Wangiella derm atitidis A ureobasidium pullulans

Figura 31-15. Formas de reproducción de agentes de feohifomicosis.

Exophiala derm atitidis (De H oog) debe considerarse m elanina; esta últim a le protege co n tra radicales libres e
sinónim o de W. derm atitidis (M cG innis), pues el nom bre hipoclorito, que son pro d u cid o s p o r los fagocitos.
distinto depende de la identificación en E uropa o A m érica.
Cladophialophora (Xylohypha) bantiana (Saccardo, De Clasiñcación
H oog et al., 1955) en su estado teleom orfo es Torula bantia­ Superficiales: infecciones p o r Scytalidium spp., q u erato m ico ­
na. C orresponde a los antiguos Cladosporium bantianum y sis y onicom icosis (m elanoniquia fúngica).
C. trichoides o Xylohypha bantiana, aunque no todos los Subcutáneas: quiste m icótico.
autores concuerdan con esta clasificación (figura 31-15). Sistémicas/viscerales: feohifom icosis profundas.
Alternaría alternata (Fries, Keissler, 1912) genera infec­
ciones corneales, cutáneas y viscerales. Sin em bargo, el térm in o no debe usarse para en ferm e­
Aureobasidium pullulans (De Bary, A rnaud, 1919) tiene dades b ien establecidas, com o la tiñ a y p ied ra negras, crom o-
patogenicidad lim itada, produce queratom icosis e infección blastom icosis, esporotricosis y feoeum icetom a (granos
pulm onar. negros), aun cuan d o los agentes causales tengan pigm ento.
B. spicifera (Balnier, Subram anian, 1971) tiene u n a rela­
ción cercana con Dreschlera (Ito) y Exserohilium (Leonard, Cuadro clínico
Suggs). Su estado teleom orfo es Cochliobolus spicifer. Las m anifestaciones derm atológicas son variadas (figuras
Curvularia lunata (Wakker, Boedijin, 1933) en su estado 31-16 a 31-17). La presentación clínica m ás frecuente y
teleom orfo es Cochiobolus lunatus; crece en el suelo, en pasto característica es el quiste m icótico (nodulo o absceso), que
y en cereales. se origina p o r im plantación trau m ática de los hongos, y se
O tros hongos causales se m encionan en el cuadro 31-1. m anifiesta p o r u n n o d u lo subcutáneo que se localiza en cual­
Rhytidhysteron sp., C haetom ium fum icola y Catenulostroma quier p arte del cuerpo, m ide alrededor de 2 cm de diám etro,
chromoblastomycosum se h an asociado con lesiones tipo cro- y es encapsulado y asintom ático. La enferm edad se diagnos­
m oblastom icosis en pacientes con alteraciones inm unitarias, tica al observarlo en el acto quirúrgico o con el estudio histo-
sin presencia de células m uriform es. patológico.
Este grupo de hongos son exógenos y viven en la n a tu ra ­ La afección de ganglios linfáticos y las m odalidades dise­
leza com o saprofitos; algunos tienen distribución universal, m inadas son poco frecuentes; con la disem inación hem atóge-
y otros ciertas restricciones geográficas. La infección puede na puede haber afección del SNC. Las form as sistémicas se
adquirirse po r inhalación o p o r inoculación traum ática, y adquieren p o r inhalación, y pueden afectar cualquier órgano.
ocurre en pacientes tanto con depresión in m u n itaria com o Existen form as respiratorias que se p resentan com o
con in m u n id ad norm al. La virulencia de estos hongos d ep e n ­ sinusitis, cuadros asm atiform es, neum onía, nodulos paren-
de de la presencia de quitina sintasa, enzim as hidrolíticas y quim atosos asintom áticos o lesiones endobronquiales los
Capítulo 31 - Hialohifomìcosis y feohifomicosis • 335

Figura 31-17. Feohifomicosis. A ) Niño salvadoreño con lesiones


verrugosas. B) Esporas pigmentadas en biopsia.

sin ellas. Tam bién afectan el SNC W. dermatitidis, Curvularia


spp, Bipolaris spp y A lternaría spp, entre otros.

Datos histopatológicos
Se observa u n absceso con infiltrados de polim orfonucleares,
m acrófagos e histiocitos, o la im agen puede ser evidente­
m ente granulom atosa o con necrosis.
Se h an descrito u n a fase abscedada y u n a tuberculoide.
Se en cu en tran células levaduriform es, seudohifas, hifas sep-

£ -
■A
Ì
g
é\-
S ä- v-
¡
**
ímtm
>■.«X...5 1 T Í r-j
PE ¡■8
® :>e*
■ W*
'V 'f
«9* Jp .
A

Figura 31-16. Feohifomicosis. A ] Subcutánea. B ] En inmunosu-


presión. C) Examen directo con filamentos toruloides.

cuales pueden p ro d u cir hem optisis. R ara vez se observan


lesiones en el SNC. Para confirm ar el diagnóstico se debe
evidenciar la infección p o r estudio histopatológico y aislar el
hongo dem atiáceo.
Se h a descrito enferm edad cutánea, neurològica y sistè­
m ica p o r W. dermatitidis, con m ortalid ad de 48%. Es p ro b a­
ble que los pacientes con diagnóstico de crom oblastom icosis
en realidad tengan feohifom icosis.
Cladophialophora (.Xylohypha) bantiana genera clados-
poriosis (feohifom icosis, crom om icosis, dem atiom icosis) Figura 31-18. A ] Biopsia en feohifomicosis con filamentos.
cerebral. Puede presentarse ante alteraciones inm unitarias o BJ Células levaduriformes [PA S y Comori-Crocott).
336 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

negros, pero su valor com o agente de crom oblastom icosis es


controvertido.
E. spinifera p roduce colonias húm edas, negras y b rillan ­
tes (m icroscópicam ente produce blastosporas con levaduras
globosas o subglobosas); con el tiem po se desarrolla micelio
aterciopelado, y la colonia adquiere u n color gris oscuro;
entonces las hifas son tabicadas, de color m a rró n y ram ifica­
das; los conidióforos son laterales y m ás oscuros; las células
conidiógenas son anélidos, y los aneloconidios son u nicelu­
lares hialinos o subhialinos, subglobosos o elipsoidales (figu­
ra 31-19). P roduce feohifom icosis en seres h u m an o s y gatos,
y se h an d o cu m en tad o casos de crom oblastom icosis.
W. derm atitidis da lugar a colonias de crecim iento lento,
de color negro y levaduriform es, con células ovoides o elípti­
cas; las células jóvenes son hialinas, y las células m aduras,
oscuras. Al desarrollar m icelio, la colonia se to rn a aterciope­
lada; se observan anélidos y fiálides, y los conidios son u n i­
celulares, globosos o subglobosos, hialinos o de color café
(m arró n ) (figura 31-15).
Cladophialophora (X ylohypha) bantiana da en siete días
colonias plegadas, de superficie aterciopelada de color o scu ­
ro o gris-verdoso, y reverso negro. En el estudio m icroscópi­
co se observa rep ro d u cció n tipo cladosporium larga (cap.
tadas, o u na com binación de estas estructu ras (figura 31-18).
14), con conidióforos elongados de color café (m arró n ) y
La lesión quística está rodeada de tejido conjuntivo fibroso.
tabicados, y conidios unicelulares en cadenas largas; las
C om o los agentes causales varían en el grado de p ig m en ta­
esporas son pigm entadas, esféricas o elípticas, y m id en 2 a
ción in vivo, quizá sea necesario el uso de tinciones com o la
2.5 p o r 4 a 7 m icró m etro s (figura 31-15). La inoculación en
de Fontana-M asson para dem o strar los pigm entos fúngicos,
ratones p o r vía intravenosa ocasiona lesiones en el cerebro
pues algunos com o Aiternaria, Curvularia y Bipolaris apare­
que llevan a la m uerte. Tam bién C. modesta causa infeccio­
cen hialinos con hem atoxilina y eosina.
nes cerebrales, pero C. carrionii, la especie tipo, causa infec­
ciones subcutáneas y C. mycetomatis, m icetom a.
Estudio micològico A lternaría alternata da colonias de color negro, gris o
Los cultivos a p a rtir de pequeños fragm entos de biopsia se verde oscuro, con superficie lanosa, que pued en llegar a
realizan de preferencia en agar glucosa-peptona, sin cu b rir la to talid ad del m edio de cultivo en u n p erio d o de 5
ciclohexim ida. En general, los dem atiáceos patógenos licúan a 10 días, con conidióforos sim ples o ram ificados que m ues­
gelatina, coagulan la leche y digieren el alm idón. T ienen tran un p equeño poro en su extrem o distal, conidios elipsoi­
po d er patógeno experim ental débil; según la vía de aplica­ dales con m ás de ocho tabiques, transversos u oblicuos, y que
ción (intraperitoneal, intratesticular, intravenosa o intracu- p ued en estar sueltos o fo rm an d o cadenas (figuras 3-37 y
tánea) p roducen nodulos peritoneales, orquitis, y enferm edad 3-39). G enera infecciones corneales, cutáneas y viscerales.
sistèm ica o localizada, respectivam ente. Aureobasidium pullulans origina colonias que cuando
W. dermatitidis, E. jeanselm ei y E. spinifera originan son jóvenes son levaduriform es de color café (m arrón) claro
colonias de color negro, inicialm ente levaduriform es y des­ o rosado, con blastosporas unicelulares; con la edad, el m ice­
pués filam entosas; se reproducen p o r levaduras, fiálides y lio se to rn a tabicado, y la colonia, aterciopelada y negra; los
anélidos (figura 31-15); los conidios pueden form ar cadenas. conidióforos son de 5 a 8 m icróm etros con protuberancias
Los tres hongos son m uy parecidos, pero W. derm atitidis cre­ laterales (espículas) que son los cuellos de las fiálides; los
ce a 40 °C y E. spinifera produce conidióforos m uy alargados conidios m id en 2 a 6 m icróm etros, y los clam idoconidios, 6
(figuras 31-15 y 31-19). po r 12 m icróm etros (figuras 31-15 y 3-16). Posteriorm ente,
E. jeanselm ei da lugar a colonias de color negro, b rillan ­ los conidios p resen tan u n proceso de gem ación y d an lugar a
tes y pastosas (m icroscópicam ente están constituidas p o r cadenas. Tiene patogenicidad lim itada y origina queratom i-
blastosporas globosas o subglobosas [complejo Phaeoco- cosis e infección pulm onar.
ccomyces exophialae]); p o steriorm ente las colonias p ronto B. spicifera genera colonias vellosas, grisáceas y oscuras;
desarrollan m icelio aéreo y se to rn an oliváceas, negras y ater­ los conidióforos son term inales o laterales, con cicatrices de
ciopeladas, las hifas son entonces tabicadas y ram ificadas, y conidios. Los conidios son acrógenos y sim podiales con tres
hay conidióforos term inales o laterales; las células conidió- a cuatro células, y m id en 9 p o r 20 m icróm etros; tien en una
genas son cilindricas o elongadas con anélidos adelgazados d istribución bipolar.
que generan aneloconidios subglobosos y hialinos (figura C. lunata da u n a colonia lanosa de color café (m arrón)
31-15). E. jeanselm ei tam bién causa m icetom a de granos oscuro, con micelios ram ificados y septados, conidióforos
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohifomicosis • 337

Figura 31-20. Conidios con tres lóculos de Curvularia sp.

sim ples o ram ificados que producen poroconidios sim po-


diales (sim podoconidios) curvados con tres tabiques, con la
tercera célula m ás larga, oscura y curvada (figura 31-20).
Phom a es un hongo que produce colonias vellosas de
color café (m arrón) o gris claro, con crecim iento micelial
abundante; los picnidios son globosos y m uestran un a papila
en la punta; en el in terior de éstos se form an esporas que
cuando son expulsadas sim ulan un volcán (figuras 3-9, 3-10,
31-26); Ulocladium genera esporas m urales oscuras (de color
café [m arrón] o negras) con distribución sim podial, de for­
m a ovoide (figuras 3-37 y 3-38).

Tratamiento
Consiste en extirpación quirúrgica, uso de crioterapia, calor Figura 31-21. A ] Scytalidium hialinum. B) Hendersonula toruloidea.
local y en potencia, cirugía m icrográfica de M ohs, así com o
5-fluorocitosina, ketoconazol, tiabendazol, anfotericina B
intralesional o terbinafina.
En los cuadros asm atiform es se puede com binar itraco- prevalencia en Tobago y Tailandia de 45 y 41%, respectiva­
nazol con esteroides sistém icos durante 2 o 3 meses. m ente, y en E uropa y EUA se h a descrito en inm igrantes de
En form as sistém icas o graves el m anejo consta de anfo­ regiones tropicales; tam bién se observa en África, islas del
tericina B com o tratam ien to inicial, luego itraconazol, d u ra n ­ Pacífico, India, el Lejano O riente, Francia, Reino U nido y
te u n perio d o prolongado com o terapia de m antenim iento. España; en A m érica p red o m in an en el Caribe y Colombia.
Es u n hifom iceto m ucedináceo o dem atiáceo, term otoleran-
te, que habita en el suelo y raíces; es patógeno de plantas y
Infecciones por S c y ta lid iu m
árboles frutales de lugares tropicales y subtropicales (figuras
(Campbell, Mulder, 1977} 31-21 a 31-24); la form a hialina sólo causa enferm edad en
En 1933, R. M. N atrass describió un Coelom ycete parásito de seres hum anos. La clasificación taxonóm ica de las especies
vegetales, con p roducción de picnidas, H endersonula toruloi- de Scytalidium es confusa dada su naturaleza pleom órfica. El
dea. En 1970, J. C. G entles y E. G. V. Evans fueron los p rim e ­ estado picnidial se conoce com o Nattrassia mangiferae (Nat-
ros en info rm ar infecciones en seres hum anos, y en 1977, C. trass, 1933), antes d en o m in ad a Hendersonula toruloidea. El
K. C am pbell y J. L. M ulder publicaron el p rim er caso de hongo tiene tres variantes en cultivo, con sim ilitudes en m o r­
infección cutánea debido a Scytalidium hyalinum . Estos h o n ­ fología y presentaciones clínicas; S. dim idiatum es el m utante
gos son patógenos no derm atofitos que p ueden afectar la piel pigm entado sinanam orfo de N. mangiferae; p o r análisis de la
y las uñas, y dar lugar a cuadros clínicos sim ilares a los de las su b u n id ad ribosom al de ácido ribonucleico (rRNA) 18S, se
derm atom icosis. Las infecciones p o r Scytalidium tien en una ha propuesto a S. hyalinum com o u n a especie diferente de
338 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Figura 31-22. Scytalidium sp. Aspecto de la colonia.

Figura 31-24. Estudio microscópico de Scytalidium y H enderso­


nula.
S. d im idiatum ; sin em bargo, la m ayoría de autores, basados
en análisis de polim orfism o de longitud de fragm entos de
resticción (RFLP, del inglés restriction fra g m en t lenght
polym orphism ) pro p o n e que S. hyalinum es u n m u íante sin Las colonias crecen con rapidez, son hialinas o de color gris a
m elanina de S. dim idiatum . Por análisis de laboratorio se han negro, y llenan p o r com pleto la caja de Petri; algunas crecen
identificado “scytaloles” (A a D), los cuales m od ulan la sínte­ m ás lentam ente. Al m icroscopio se observan cadenas de
sis de m elanina, así com o u n a enzim a d en o m in ad a laccasa. artroconidios, a m en u d o ram ificados, de paredes gruesas;
La infección se adquiere p o r m an ipu lar m ateriales co n ­ pued en ser bicelulares; al principio son hialinos y luego se
tam inados, y origina enferm edades indistinguibles las cuales hacen oscuros; se ha observado variabilidad en la anchura de
m im etizan las infecciones superficiales crónicas y secas que las hifas con engrosam ientos y espirales (figura 31-24).
produce T. rubrum y que afectan las palm as y las plantas; Las presentaciones cutáneas cu ran con im idazoles tó p i­
tam bién pueden generar grietas interdigitales e hiperquera- cos o un g ü en to de W hitfield. En las uñas hay resistencia a
tosis p o r lo general asintom áticas; en las uñas hay distrofia casi todos los tratam ien to s antim icóticos; se prefieren los
con oscurecim iento, onicólisis y engrosam iento ligero (figu­ locales.
ra 31-23). Se h an descrito u n caso de infección subcutánea Esta especie es resistente a la m ayoría de los an tim icó ti­
en u n paciente con lupus eritem atoso; sinusitis maxilar, cos disponibles, aun cuan d o las concentraciones m ínim as
endoftalm itis, e incluso fungem ia. inhibitorias son satisfactorias in vitro y sólo se ha observado
El exam en directo es característico de las infecciones por b u en a respuesta a la anfotericina B.
Scytalidium. Los filam entos son de grosor irregular, dan la
apariencia de doble co ntorno debido a la retracción del cito­ Algunos hongos contaminantes
plasm a de la pared. N o crecen en m edios con ciclohexim ida.
en el laboratorio
Los hongos co ntam inantes constituyen u n g ru p o de hongos
saprofitos de la naturaleza, que p u ed en encontrarse en la tie ­
rra, el agua o el aire, p ero que tam bién pued en aislarse a p a r­
tir de m uestras biológicas, dado que m uchos especím enes no
son estériles. Sin em bargo, la inhalación de estos hongos
puede ocasionar enferm ed ad alérgica, superficial o sistèm ica
p o r o p o rtu n ism o ; debido a ello, es m uy im p o rtan te discernir
si se trata de u n sim ple co n tam in an te o el hongo está ac tu an ­
do com o agente patógeno.

Chaetomium
Es u n hongo que p roduce colonias inicialm ente de color
blanco-grisáceo y p o sterio rm en te negro; está cubierto de
filam entos con aspecto de cerdas de form a y tam añ o diferen­
tes. Se caracteriza p o r la presencia de u n peritecio con ostio-
lo y ascosporas oscuras en form a de lim ón (figuras 31-25 y
Figura 31-23. Onicomicosis por Hendersonula. 31-26).
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohifomicosis • 339

Sepedonium
H ongo que produce colonias vellosas de color blanco o am a­
rillento; produce hifas ram ificadas, células conidiógenas que
sem ejan ram as de las hifas vegetativas, m acroconidios de
doble p ared equinulados m uy parecidos a Histoplasma y
m icroconidios ovoides (figura 31-27). Para diferenciarlo de
este últim o se debe incubar a 37 °C p ara o btener su fase leva-
duriform e.

Chrysosporium
Es u n hongo que p roduce colonias de crecim iento m o d era­
dam ente rápido; son de color blanco, canela o beige (beis), y
de aspecto granuloso, m uy parecidas a las de T. mentagro-
phytes; p roduce m icroconidios hialinos en u n a célula coni-
diógena especializada la cual da el aspecto de u n a paleta.
A lgunos son queratinofílicos y otros, celulolíticos.

Epicoccum
H ongo que pro d u ce colonias vellosas de color am arillo o
anaranjado, a veces con el reverso p úrpura; a m ed id a que la
colonia m a d u ra aparecen áreas oscuras. Presenta esporodo-
quios constituidos p o r conidióforos cortos de color café
(m arró n ) y conidios oscuros m ultitabicados en sentido lo n ­
gitudinal y transversal (figuras 31-26 y 31-28).

Nigrospora
H ongo que p roduce colonias vellosas y de color blanco que
p o sterio rm en te se hacen oscuras; p resenta conidios negros,
lisos, ovoides o subglobosos que nacen en u n conidióforo
hialino que crece p erp en d icu larm en te a la hifa (figura
31-26).

Trichoderma
Este hongo de crecim iento rápido, genera colonias vellosas,
de color blanquecino, blanco-am arillento o verde oscuro
(figura 31-29); en el estudio m icroscópico se observan fiáli­
des solitarias o agrupadas en form a de botella con conidios
pequeños y ovalados que se m an tien en agrupados p o r un
m aterial m ucoide (figura 31-6). Se ha relacionado con fun-
gom as pulm o n ares y peritonitis, m icosis disem inada y tra s­
plantes de hígado.

Trichothecium
O rigina colonias de crecim iento m oderado, pulverulentas,
de color blanco, anaranjado o rosado; en el estudio m icros­
cópico se observan aleuriosporas piriform es u ovoides te r­
Figura 31-25. Peritecios de Chaetomium sp. m inales con u n tabique o sin él; se adhieren a la célula
conidiógena (figuras 3-40 y 31-6).

Gliocladium Stemphylium
Es u n hongo que produce colonias vellosas de crecim iento H ongo negro com o el resto de dem atiáceos. Se caracteriza
rápido de color blanco, rosa salm ón o verde olivo, los co n i­ p o r conidióforos pigm entados cortos, sim ples o ramificados
dióforos se agrupan en m étulas, y los conidios hialinos p er­ con u n extrem o distal volum inoso; los conidios tienen form a
m anecen u nidos p o r u n m aterial m ucoide que en ocasiones de m ora, y son solitarios, de color café (m arrón) claro o
puede ten er algún color (figura 31-27). negro, de p ared rugosa o lisa, con u n a constricción central.
340 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

D reschlera

Figura 31-26. Formas de reproducción de hongos oportunistas dematiáceos.

Helminthosporium Monilia
F orm a colonias oscuras, con conidióforos y porosporas de F orm a colonias de crecim iento rápido, con superficie vellosa
color café (m arrón) oscuro, ocasionalm ente agrupados en y color am arillo o anaranjado intenso. M icroscópicam ente
racim os. Son de form a alargada, con u n a base m ás ancha que los conidióforos son alargados, hialinos, sim ples o ram ifica­
el extrem o distal. dos. P roduce blastosporas hialinas o sem ihialinas, globosas
u ovoides que form an cadenas ram ificadas.
Dreschlera
F orm a colonias oscuras, con p oroconidios alargados, ovoi­
des, con doble p ared y septos transversales, en disposición Circinella
sim podial. La célula conidiógena ad opta configuración en F orm a colonias de color grisáceo, con m icelio ram ificado, al
“zigzag” conform e crece y origina los conidios. C ausa q u era­ inicio cenocítico. Los esporangióforos son rectos y con ram i­
titis fúngica. ficación sim podial. El esporangio es esférico, m ultiesporado,
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohifomicosis • 341

Vertidllium

Sepedonium

Sced o sp o riu m (m o n osp oriu m ] apiosperm um

Figura 31-27. Formas de reproducción de algunos hongos oportunistas.

con incrustaciones de cristales de oxalato de calcio; al ro m ­ alternados con fiálides en disposición verticilada, y esporas
perse deja u n collarete irregular. hialinas en form a de balón, agrupadas en el extrem o de las
fiálides (figuras 31-27 y 3-13). Puede confundirse con Acre-
Vertidllium m onium .
P roduce colonias blanquecinas de crecim iento rápido, de
superficie aterciopelada o con aspecto algodonoso, luego Saccharomyces
pulverulenta, con tonos rosado o verde-am arillento; el estu ­ L evadura m uy d ifu n d id a en la naturaleza, pertenece a
dio m icroscópico revela conidióforos rectos, opuestos o A scom ycotina; form a p arte de la m icrobiota de la garganta y
del tu b o digestivo de seres hum anos. P roduce colonias

i V - ''
m

.
-

w
•g ®
- Ëm Êm

Figura 31-28. Conidios característicos de Epicoccum sp. Figura 31-29. Trichoderma sp.
342 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

mucoides, brillantes y húm edas, de color blanquecino sucio. O tros hongos contam inantes son Cunninghamella, Syn-
Al m icroscopio se observan levaduras ovoides de 3 a 5 m icró- cephalastrum, Pénicillium, Paecilomyces, Geotrichum, Scopula-
m etros de diám etro, con gem ación m últiple, y ocasional­ riopsis, Acrem onium , Alternaria, Ulocladium, Cladosporium,
m ente seudohifas. La form a sexuada p roduce aseas con Curvularia, Aureubasidium, Fusarium y Phoma, los cuales ya
cuatro ascosporas globosas. se describieron en este y otros capítulos.

Bibliografía

♦ Alborch L. Comparison of two selective culture media for the ♦ Chávez G, Estrada R, Novales J, Arenas R. Micetoma por Scedos-
detection of Fusarium infection in conventional and transgenic porium (Monosporium) apiospermum. Dermatol Rev Mex
maize kernels. Lett Appl Microbiol 2010;50(3):270-275. 1991;35(4):236-238.
♦ Amemiya Y, Shirai R, Tokimatsu I et al. Allergic bronchopulmo­ ♦ Cuéllar-Rodríguez J, Tricia-Bravo L, Oethinger M, Fraser T,
nary mycosis induced by Schizophyllum commune —case report Mossad SB. Disseminated fusariosis in a recipient of a bone-ma-
and review of the literature. Nihon Kokyuki Gakkai Zasshi rrow transplant. Lancet Infect Dis 2009;9(8):520.
2009;47(8):692-7. ♦ Denson JL, Keen CE, Froeschle PO, Toy EW, Borman AM. Adias-
♦ Arce M, Arenas R. Infeccoes dermatológicas por Trichosporon piromycosis mimicking widespread malignancy in a patient with
beigelii: estudo retrospectivo de 13 casos em pacientes imunocom- pulmonary adenocarcinoma.J Clin Pathol 2009;62(9):837-9.
petentes. An Brass Dermatol 1998;1:13-5. ♦ Dot IM, Debourgogne A, Champigneulle I et al. Molecular diag­
♦ Arenas R, Arce M, Muñoz H, Ruiz-Esmenjaud J. Onychomycosis nosis of disseminated adiaspiromycosis due to Emmonsia cres-
due to Paecilomyces variotii. Case report and review. J Mycol cens. J Clin Microbiol 2009;47(4): 1269-73.
Med 1998;8:32-33. ♦ Dot JM, Debourgogne A, Champigneulle J et al. Molecular diag­
♦ Arenas R, Isa-Isa R. Onicomicosis por Scytalidium anamorfo de nosis o f disseminated adiaspiromycosis due to Emmonsia cres-
Nattrassia mangiferae. Primer caso en República Dominicana. cens. J Clin Microbiol 2009;47(4):1269-73.
Rev Dom Dermatol 2002;29(2):19-21. ♦ Drouhet E, Dupont B. Infection a Pénicillium marneffei: mycose
♦ Badali H, Gueidan C, Najafzadeh MJ, Bonifaz A et al. Biodiversi­ systématique a manifestation cutanée au SIDA. J Mycol Med
ty o f the genus Cladophialophora. Studies in Mycology 1995;5:21-34.
2008;61:175-91. ♦ Drouhet E, Guého E et al. Mycological, ultrastructural and expe­
♦ Baddley J, Mostert L, Summerbell R, Moser S. Phaeoacremo- rimental aspects of a new dimorphic fungus Emmonsia pasteuria-
nium parasiticum infections confirmed by ß-tubulin sequence na. nov, isolated from a cutaneous disseminated mycosis in AIDS.
analysis of case isolates. J Clin Microbiol 2006;44(6):2207-2211. J Mycol Med 1998;8:64-77.
♦ Baran R, Tosti A, Piraccini BM. Uncommon clinical features of ♦ Dunn JJ, Wolfe MJ, Trachtenberg J, Kriesel JD, Orlandi RR,
Fusarium nail infection: Report of three cases. Br I Dermatol Carroll KC. Invasive Fungal Sinusitis Caused by Scytalidium
1997;136:424-427. dimidiatum in a Lung Transplant Recipient. J Clin Microbiol
♦ Bernal MD, Acharya NR, Lietman TM et al. Outbreak of Fusa­ 2003;41(12):5817-5819
rium keratitis in soft contact lens wearers in San Francisco. Arch ♦ Elewski BE, Greer DI. Hendersonula toruloidea and Scytalidium
Ophthalmol 2006;124:251-3. hyalinum. Arch Dermatol 1991;127:1041-1044.
♦ Bonifaz A. Micología médica básica, 3a ed. México. McGraw- ♦ Elston DM. Update on cutaneous manifestations of infectious
Hill 2009:317-324, 390, 401. diseases. Med Clin N Am 2009;93:1283-1290.
♦ Bonifaz A, Aristimuño TM. Geotricosis cutánea superficial. Revi­ ♦ Farina C, Gotti E, Mouniée D, Boiron P, Goglio A. Phaeoacre-
sion del tema a propósito de tres casos estudiados. Dermatol Rev monium parasiticum subcutaneous infection in a kidney-trans-
Mex 1987;31(l-4):25-28. planted patient successfully treated by surgery. Transpl Infect Dis
♦ Bonifaz A, Vázquez-González D, Macias B. et al. Oral geotricho- 2007;9:253-255.
sis: report o f 12 cases. J Oral Scie 2010;52(3):477-83. ♦ García-Suárez J, Gómez-Herruz P, Cuadros JA, Burgaleta C. Epi­
♦ Buot G, Toutous-Trellu L, Hennequin C. Swimming pool deck as demiology and outcome o/Rhodotorula infection in haematologi-
environmental reservoir o/Fusarium. Med Mycol 2010;48(5):780-4. cal patients. Mycoses 2010 Mar 11.
♦ Campbell CK, Jonson EM, Warnock DV. Nail infection caused by ♦ Gianni C, Cerri A, Crosti C. Unusual clinicalfeatures of fingernail
Onychochola canadiensis: Report of the first four British cases. J infection by Fusarium oxysporum. Mycoses 1997;40:451-459.
Med Vet Myc 1997;35:423-425. ♦ Guarro J, Silvestre A, Verkley G, Cano J, Gompertz O, Gené J,
♦ Cao C, Liu W, Li R, Wan Z, Qiao J. In vitro interactions ofmica- Ogawa M, Yamashita J, Teixeira S, Augusto de Almeida F. Limi­
fungin with amphotericin B, itraconazole or fluconazole against tations of DNA sequencingfor diagnosis of mixed infection by two
the pathogenic phase o/Penicillium marneffei. J Antimicrob Che- fungi, Phaeoacremonium venezuelense and Plectophomella sp in
mother 2009;63(2):340-2. a transplant recipient. J Clin Microbiol 2006;44(ll):4279-4282.
♦ Chagas-Neto TC, Chaves GM, Colombo AL. Update on the genus ♦ Gupta AK, Ryder IE, Baran R et al. Non-dermatophyte ony­
Trichosporon. Mycopathologia 2008;166(3):121-32. chomycosis. Dermatol Clin 2003;21:257-268.
Capítulo 31 - Hialohifomicosis y feohifomicosis • 343

Hennequin C, Lavarde V, Poirot JL et al. Invasive Fusarium infections: ♦ Pfaller Ma, Diekema DJ. U nusual fu n g a l a n d pseu dofu n gal infec­
J Med Ver Myc 1997;35:107-114.
A relation su rvey o f 31 cases. tions o f hum ans. J Clin Microbiol 2010;43(4):1495-1504.
Henrich TJ, Marty FM, Milner DA Jr, Thorner AR. D issem in ated ♦ Pongpom M, Sirisanthana T, Vanittanakom N. A pp lication o f
Geotrichum candidum infection in a p a tie n t w ith relapsed acute n ested P C R to detect Penicillium marnefFei in seru m sam ples.
m yelogenous leukem ia fo llo w in g allogeneic stem cell transplantation Med Mycol 2009;47(5):549-53.
a n d review o f the literature. Transpl Infect Dis 2009;11(5):458-62. ♦ Queiroz-Telles F, Esterre P, Perez-Bianco M, Vitales R, Guedes C,
Imwidathaya P. Up D a te o f Pénicillium marnefFei in Thailand. Bonifaz A. Chrom oblastom ycosis: an overview o f clinical m anifesta­
Mycopathologia 1994;127:135-137. tions, diagnosis a n d treatm ent. Medical Mycology 2009;47(1):3-15.
Khor WB, Aung T, Saw SM et al. A n ou tbreak o f Fusarium kera­ ♦ Romano C, Caposciutti P, Ghilardi A et al. A Case o f P rim a ry
titis a sso ciated w ith co n ta ct lens w e a r in Singapore. JAMA L o ca lized C u tan eou s Infection D u e to Fusarium oxysporum.
2006;295:2867-73. Mycopathologia 2010;170(l):39-46.
Kim SH, Kim DH, Joo S, Yoo JI, Kim HB, Kim NJ, Lee YS, Oh M, ♦ Ruiz-Esmenjaud J, Arenas R, Rodríguez-Alvarez M et al. Tinea
Kim EC, Eun HC, Choe KW. Chronic cu tan eou s d issem in a ted p e d is y onicom icosis en niños de una c o m u n id a d in dígen a M a za -
Trichosporon asahii infection in a n o n im m u n o co m p ro m ised hua. Gac Méd Méx 2003;138(3):215-220.
p a tien t. J Am Acad Dermatol 2008;59:S37-S39. ♦ Sfakianakis A, Krasagakis K, Stefanidou M et al. Invasive cutaneous
Kimura M, Maenishi O, Ito H, Ohkusu K. U nique h istological infection w ith Geotrichum candidum: sequential trea tm en t with
ch aracteristics o f Scedosporium th a t cou ld a id in its iden tifica ­ am photericin B a n d voriconazole. Med Mycol 2007;45(l):81-4.
tion. Pathol Int 2010;60(2):131-6. ♦ Sigler L. Ajellomyces crescens sp. n o v -ta x o n o m y o f Emmonsia
Löpez-Martinez R, Méndez-Tovar LJ, Hernândez-Hernândez F, spp. and relatedness with Blastomyces dermatitidis ( T eleom orph
Castanön-Olivares LR. M icologia M édica. P ro c e d im ie n to sp a r a el Ajellomyces dermatitis). J Med Vet Mycol 1996;34:303-314.
d ia gn ô stico de la b o ra to rio , 2da ed. México. Trillas 2006:121-126, ♦ Stebbins WG, Krishtul A, Bottone EJ et al. C u tan eou s ad iaspi-
137-148. rom ycosis: A d istin ct d erm a to lo g ie e n tity associated w ith Chrysos-
Marçoux D, Jafarian F, Joncas V et al. D eep cu tan eou s fu n g a l porium species. J Am Acad Dermatol 2004;51:S113-SI 17.
infections in im m u n o c o m p ro m ised children. J Am Acad Dermatol ♦ Sun PL, Ju YM. O n ych om ycosis cau sed by Phaeoacremonium
2009;61:857-64. parasiticum: f ir s t case report. Mycoses 2009 Sep 27.
Matsumoto T, Ajello L et al. D eve lo p m en ts in h yaloh yph om ycosis ♦ Supabandhu J, Vanittanakom P, Laohapensang K, Vanittanakom
a n d p h a eo h yp h o m yco sis. J Med Vet Mycol 1994;32(Suppl 1):329- N. A p p lica tio n o f im m u n o b lo t assay f o r ra p id diagnosis o f h u m an
349. p yth io sis. J Med Assoc Thai 2009;92(8):1063-71.
Mendoza L, Alfaro AR. E qu in e p y th io sis in C osta Rica. Report of ♦ Supparatpinyo K, Khamwan K, Baosoung C et al. D issem in a ted
39 cases. Mycopathologia 1986;94:123-129. Penicillium marnefFei infection in S ou th ea st A sia. Lancet 1994;
Mendoza L. P ythiosis. En: Merz GW, Hay R (eds). Medical 344:110-113.
mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and Microbial ♦ Swick BL, Reddy SC, Friedrichs A, Seabury-Stone M. D issem in a ­
Infections. 10th ed. London. Hodder Arnold 2005:412-427. ted Scopu lariopsis -c u ltu re is required to d istin gu ish fr o m oth er
Mogensen JM. Effect o f tem p era tu re a n d w a te r a c tiv ity on the p r o ­ d issem in a ted m o u ld infections. J Cutan Pathol 2010;37:687-691.
d u ctio n o ffu m o n isin s by Aspergillus niger a n d different Fusarium ♦ Taylor DJ, Bruenn J. The evolu tion o f n ovel fu n g a l genes fr o m non-
species. BMC Microbiol 2009;9:281. retroviral R N A viruses. BMC Biol 2009;7:88.
Moore CB, Denning DW D eep hyaloh yph om ycosis. En: Merz ♦ Vázquez H, Mendoza C, Arenas R. O nicom icosis p o r Scytalidium
GW, Hay R (eds). Medical mycology. Topley & Wilson’s Micro­ sp. R evision de infecciones p o r Scytalidium (scytalidiosis) a p ro p ò ­
biology and Microbial Infections. 10th ed. London. Hodder sito de un caso de m elan on iquia. Dermatol Rev Mex 2005;49(4):
Arnold 2005:749-761. 168-173.
Moreno G, Arenas R. O th er fu n g i cau sin g onychom ycosis. Clin ♦ Viviani MA, Vanittanakom N. Penicilliosis. En: Merz GW, Hay R
Dermatol 2010;28(2):160-3. (eds). Medicai mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and
Morris-Jones R, Youngchim S, Hextall JM, Gomez BL, Morris-Jo- Microbial Infections. 10th ed. London. Hodder Arnold 2005:560-
nes SR, Hay R, Casadevall A, Nosanchuk JD, Hamilton JA. Scyta- 575.
lidium dimidiatum Causing R ecalcitrant Subcutaneous Lesions ♦ Wiederhold NP. Efficacy o f p o sa c o n a zo le as tre a tm en t a n d p r o ­
Produces M elanin. J Clin Microbiol 2004;42(8):3789-3794. p h yla x is aga in st Fusarium solani. Agents Chemother 2010;54(3):
Mostert L, Groenewalt J, Summerbell R, Robert V, Sutton D, 1055-1059.
Padhye A, Crous P. Species o/Phaeoacremonium a ssociated w ith ♦ Yang Hsu L, Shu-Thing Ng E, Più Koh L. C o m m on a n d em erging
infections in h u m a n s a n d en viro n m en ta l reservoirs in infected fu n g a l p u lm o n a ry infections. Infect Dis Clin N Am 2010;24:557-
J Clin Microbiol 2005;43(4):1752-1767.
w o o d y p la n ts. 577.
Nucci M, Anaissie E. Fungal Infections in H em a to p o ietic Stem ♦ Zhang CZ. D issem in a ted fu sa rio sis p re sen tin g as pan n icu litis-like
Cell T ran splan tation a n d S olid-O rgan T ran splan ta tion — Focus on lesions on the legs o f a n eu tropen ic g irl w ith acu te lym phoblastic
Clin Chest Med 2009;30(2):295-306.
A spergillosis. leu kem ia.Dermatol Online ] 2009;15(10):5.
Pasqualotto AC, Thiele KO, Goldani LZ. N o vel tria zo le an tifu n gal ♦ Zuluaga A, Tabares AM, Arango M et al. Im po rta n cia creciente de
drugs: fo cu s on isavu con azole, ravu con azole a n d albacon azole. los gén eros Fusarium y Scytalidium com o agentes de onicom icosis.
Curr Opin Investig Drugs 2010;ll(2):165-74. Rev As Colom Dermatol Cirug Dermatol 2001;9(3):593-598.
32 Prototecosis y neumocistosis

cualquier edad, grupo étnico o sexo; parece h ab er cierto p re­


Prototecosis d o m inio en ancianos. C om o factores favorecedores se han
En 1894, W ilhelm K rüger creó el género Prototheca para en co n trad o diabetes, cáncer, tratam ien to con glucocorticoi-
incluir algunos m icroorganism os saprofitos unicelulares y des, e in m unodepresión. Se ha observado m astitis bovina;
no pigm entados que se consideraban hongos y que fueron tam bién afecta anim ales dom ésticos (perros y gatos) y salva­
descubiertos p o r Zopf. U n año después, P. A. Saccardo los jes; la m anifestación m ás frecuente en estos últim os es m as­
clasificó en form a errónea com o levaduras, y los colocó en titis y enferm edad generalizada.
Ascomycota. En 1916, G. S. West, y p o sterio rm en te F. E.
Frischt, los clasificaron com o algas p o r su capacidad para Etiopatogenia
p ro ducir esporas internas sim ilares a las de algas verdes,
Se origina p o r m icroorganism os del género Prototheca, que
com o Chlorella. En 1952, M. Lerche describió u n a m astitis
son unicelulares heterótrofos desprovistos de clorofila
bovina com o la p rim era enferm edad en anim ales; observó
(m utantes incoloros de Chlorella, Beyerinck, 1890); se d istin ­
en la o rdeña d ism inución en la prod ucción de leche y, en su
guen p o r la ausencia de cloroplastos, y p o r su reproducción
lugar, salida de un líquido seroso con natas blanquecinas. En
asexuada p o r form ación de h en d id u ras que d an lugar a sep­
1964, R. R. Davies, H. Spencer y P. O. W akelin in fo rm aro n el
tos que p ro d u cen de 2 a 20 esporangiosporas, organizadas
p rim er caso de inoculación cutánea en seres h u m ano s en
hasta el m o m en to de su ro tu ra en u n a configuración que
Sierra Leona, que pu do ser causado p o r Prototheca zopfii; se
sem eja u n a m órula. E stán m ás relacionados con algas ver-
trataba de u n cultivador de arroz con lesiones en u n pie que
des-azules y plantas que con hongos, de los cuales difieren
se com plicaron con elefantiasis. En 1968, G. K. K lintw orth,
p o r la ausencia de glucosam ina en sus paredes; viven com o
B. F. Fetter y H. S. N ielsen com unicaron la p rim era infección
saprofitos del suelo, pasto, vegetales, m ateriales en d escom ­
oportunista; en ese m ism o año, W. B. Cooke, y m ás tarde P.
posición y agua; tam bién form an p arte de la flora tran sito ria
A rnold y D. G. A hearn en 1972, establecieron las caracterís­
del tu b o digestivo de anim ales salvajes y dom ésticos y seres
ticas m orfológicas que distinguían a Prototheca de los h o n ­
h u m an o s (en estos últim os se ha en co n trad o adem ás en las
gos. En 1978, W. Kaplan publicó u n a de las revisiones m ás
uñas de las m anos y en las vías respiratorias). Se h an descrito
com pletas sobre el tem a, y ju n to con C. S. Callaway y F. W.
varias especies; sólo Prototheca wickerham ii y P zopfii son
C handler realizó publicaciones en las que detalló los aspec­
patógenas.
tos m orfológicos que diferencian esta especie de otras algas
en el ám bito tisular. En 1985, R. S. Pore revisó sus aspectos
taxonóm icos y, en 1994, K. J. K w on-C hung p o r estudios filo- Taxonomía
genéticos confirm ó su cercanía con algas y plantas, m ás que Prototheca wickerham ii (Tubaki, Soneda, 1959).
con hongos. P. zopfii (Krüger, 1894).
í! moriformis.
Sinonimia P stagnora.
P. ulmea.
Algosis.
P. f lam enta
P. blaschkeae
Definición P. cutis
Infecciones p o r m icroorganism os del género Prototheca, en
P. cutis se aisló en u n paciente japonés, p o r m edio de
especial P. wickerham ii y P. zopfii, considerados com o algas
análisis de las fracciones 18S y 26S del ácido desoxirribonu-
aclorófilas. Afecta a anim ales y h um anos. Es u n a enferm e­
cleico ribosom al (rD N A ). Esta especie desde el p u n to de vis­
dad p rim aria u oportunista; se m anifiesta p o r lesiones cu tá­
ta taxonóm ico se en cu en tra m uy em parentada con
neas, subcutáneas o sistémicas.
Prototheca wickerham ii y Auxenochlorella protothecoides.
El p rim er caso parece h ab er sido ocasionado p o r P.
Datos epidemiológicos zopfii, pero los subsiguientes p o r P wickerhamii-, las otras
Es cosm opolita y poco frecuente; pred o m in a en zonas tro p i­ especies se h an aislado de la N aturaleza. Estos m icro o rg an is­
cales. H asta el año 2000 se habían info rm ado m ás de 100 m os p en etran p o r inoculación trau m ática y p o r contacto con
casos en seres hum anos; es rara en niños. A fecta a sujetos de agua sucia, o actúan com o oportunistas. Inicialm ente se des-

344
Capítulo 32 - Prototecosìs y neumoeistosis • 345

adquirida], o receptores de trasplantes); los órganos más


afectados son la piel, el tejido celular subcutáneo, el tracto
gastrointestinal y el bazo.
En el SIDA se com porta com o infección o p o rtu n ista y
da m anifestaciones cutáneas y m eníngeas. Se ha inform ado
“algaem ia”, secundaria a la infección de catéteres; se m an i­
fiesta p o r fiebre, escalofríos y sepsis.

Estudio microbiológico
En el exam en directo con hidróxido de potasio, se observan
los esporangios de 8 a 26 m icróm etros; los elem entos se co n ­
fu n d en con levaduras, pero son sugestivos dado que no p re­
sentan gem ación. El cultivo se realiza en los m edios
habituales de Sabouraud y agar sangre sin ciclohexim ida
(A ctidione) y a 25 a 35 °C. En un lapso de 2 a 3 días se obtie­
n en colonias crem osas levaduriform es de color blanco o cre­
ma. El estudio m icroscópico del cultivo m uestra las tecas con
tabicación in tern a (con form ación de 2 a 20 endosporas) de
8 a 10 p o r 24 a 26 m icróm etros de diám etro en prom edio; las
autosporas m id en 9 a 11 m icróm etros (figura 32-2). Proto­
Figura 32-1. Ciclo in vivo de una especie de Prototheca. theca zopfii (que m ide 7 a 30 m icróm etros de diám etro) asi­
m ila dextrosa, galactosa, levulosa y etanol, m as no trehalosa.

encadena reacción celular m ínim a, con neutrófilos y m acró-


fagos; p redisponen las terapéuticas inm unosu preso ras y los
defectos en los leucocitos. Se desarrollan esporas asexuadas
grandes (tecas) que se m ultiplican p o r división binaria, dan
lugar a endosporas (autosporas) y se transfo rm an en espo ­
rangios (figura 32-1). Por estudios de fracciones de ácido
desoxirribonucleico (18S rD N A ), se ha confirm ado su rela­
ción con algas verdes, com o especies de Chlorella, que afec­
tan fu n dam entalm ente anim ales.

Clasiñcación
C utánea y subcutánea.
Bursitis.
G eneralizada (oportunista).

Cuadro clínico
El perio d o de incubación d u ra sem anas. Las lesiones cu tá­
neas (40%) se observan en partes expuestas; se h an descrito
pápulas; nodulos; placas eritem atosas, eritem atoescam osas,
infiltradas o verrugosas; vesículas o placas eccem atosas, y
lesiones exudativas o costrosas con ulceraciones. H ay u n a
m odalid ad consecutiva a intervenciones quirúrgicas, en
especial del túnel del carpo, la cual da lugar a tenosinovitis
supurativa. La evolución es crónica y lenta. La localización
articular (50%) p red om in a en la región retroolecraneana;
hay bursitis con dolor e inflam ación y salida ocasional de
exudado hem opurulento. La presentación generalizada o sis­
tèm ica es excepcional; se m anifiesta p o r lesiones cutáneas o
de órganos internos. H ay un a m odalidad intestinal (esprue
tropical), y u n a peritoneal, secundaria a contam inación de
catéteres o soluciones de diálisis.
La form a disem inada o curre en pacientes in m uno d ep ri- Figura 32-2. P. zopfii, aspecto del cultivo y estudio microscópico
m idos (con cáncer o SIDA [síndrom e de inm unodeficiencia del mismo (25x],
346 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

na, nistatina, ketoconazol, anfotericina B, y oduro de potasio,


itraconazol, fluconazol y voriconazol; los m ás eficaces son
la anfotericina B y los derivados triazólicos. Es resistente a la
5-fluorocitosina.
Las form as cutáneas localizadas se tratan con azoles tópi­
cos y escisión quirúrgica. C uando hay afección de articulacio­
nes se practica bursectom ía, en especial cuando fallan los
drenajes; se com bina con instilaciones intraarticulares de
anfotericina. En form as sistémicas se utiliza anfotericina B; no
se ha establecido la duración óptim a del tratam iento. En pre­
sencia de peritonitis se retira el catéter infectado, si es que lo
hay, y se realizan instilaciones de anfotericina, con o sin itraco­
nazol. Puede ser útil la term oterapia com o coadyuvante.

Neumocistosis
Figura 32-3. Prototecosis, estudio histopatológico (PA S]. Pneum ocystis carinii (hoy P. jirovecí) fue descrito en Brasil
p o r Carlos Chagas en 1909, quien lo in terp retó com o u n
estadio de Trypanosoma y, A ntonio C arini, u n italiano que
Prototheca wickerham ii presenta esporangios de m en o r coincidió con su descripción, envió la lam inilla al Instituto
tam año (3 a 15 m icróm etros) y asim ila glucosa, galactosa, Pasteur en 1912, do n d e se concluyó que era u n parásito dife­
m añosa, glicerol, etanol y trehalosa, no así sacarosa. Se ha rente. En 1942, G. van der M eer y S. L. Brug in fo rm aro n la
observado recientem ente la capacidad de estas algas para presencia de u n m icroorganism o en pulm ones de seres
crecer en m edios com ercializados com o el C H R O M agar h um anos, y en 1951, J. V anek estableció la causa al d em o s­
Candida®. A m bas especies se diferencian p o r m edio de tra r Pneum ocystis en el exudado de n iñ o s que m o rían de
pruebas de asim ilación de carbohidratos. neum onía; d u ran te los decenios siguientes se d o cu m en taro n
la n eu m o n ía intersticial plasm ocelular, así com o las infeccio­
Datos histopatológicos nes en anim ales. En 1955 se inform ó el p rim e r caso en EUA,
y en el decenio de 1970-1979 se inició el tratam ien to con
En epiderm is hay hiperqueratosis, paraqueratosis, acantosis
trim etoprim -sulfam etoxazol (TM P-SMX). Fue hasta 1986
y, en ocasiones, ulceración. La reacción celular es m ínim a,
que J. M ills llam ó la atención sobre la frecuencia de P. carinii
con linfocitos, eosinófilos, células plasm áticas, m acrófagos,
en los pacientes con sida. De acuerdo con J. K. Frenkel, en
neutrófilos e histiocitos; es posible que haya células gigantes
1999 el térm in o P. carinii se reservó p ara el parásito inicial­
y que la reacción celular sea granulom atosa. Se observan las
m ente identificado en ratas; P. m urina, p ara las especies que
tecas o las esporas m ayores, ovoides o esféricas, de pared
infectan ratones (Keely et a l, 2004), P. wakefieldiae que infec­
gruesa y de 8 a 20 m icró m etros de diám etro; contienen en su
ta o tra especie de ratas, y P jiroveci, p ara la especie que
interior esporas m ás pequeñas (autosporas). Se observan
infecta a seres hum anos.
m ejor con tinción de ácido peryódico de Schiff (PAS), G iem -
sa, G ridley o de G o m ori-G ro co tt (figura 32-3).
Definición
Datos de laboratorio N eu m o n ía epidém ica en pacientes con infección p o r virus
de la inm unodeficiencia h u m a n a (V IH )-sida, causada p o r
Llegan a encontrarse títulos altos de IgE. Se p ued en ubicar
u n hongo o p o rtu n ista, P. jiroveci; se m anifiesta p o r disnea,
anticuerpos p o r enzim oinm unoanálisis de absorción (ELI­
tos no productiva, fiebre de 38.5 °C y sudoración no ctu rn a.
SA, del inglés enzym e-linked im m unosorbent assay).

Diagnóstico diferencial Datos epidemiológicos


A ntes de 1980 se habían descrito alrededor de 100 casos; en
Crom oblastom icosis (figura 14-9), derm atitis herpetiform e,
1991, la incidencia se in crem en tó a 20 000. A p a rtir de la
queratosis actínicas, carcinom a basocelular y eccema. En el
profilaxis de infección p o r V IH y con la terapia antirretrovi-
estudio m icroscópico se puede con fu n d ir con células fum a-
ral m uy activa (HAART, del inglés Highly Active AntiRetrovi-
goides (figura 14-3) o con grandes levaduras de Histoplasma
ral Treatment), las cifras se h an reducido de m an era notable;
capsulatum var. duboisii (figura 17-2).
sin em bargo, la m o rb ilid a d y m o rta lid a d son altas, y es
u n a de las principales causas de m uerte. A hora se sabe es u na
Tratamiento infección de novo y se desconoce cuál es el reservorio, au n ­
No hay uno específico. Lo m ejor es la extirpación quirúrgica, que se señalan a los neonatos y población con alteraciones
cuando sea factible. Se han usado pen tam idina, griseofulvi- in m u n itarias leves.
Capítulo 32 - Prototecosis y neumocistosis • 347

• Cuadro 32-1. Especies de Pneumocyst¡5 de acuerdo con diferen­ Subfilo (subphylum): Taphrinom ycotina (Archiascomycotina)
tes mamíferos Clase: Pneum ocystidom ycetes
O rden: Pneum ocystidales
Pneumocystis carinii Rata
Familia: Pneum ocystidaceae (Ericsson y W inka, 1998)
P. wakefielddine Rata G énero y especie: Pneumocystis jiroveci (figura 32-4)
P. murina Ratón
El factor de riesgo más im portante es el decrem ento de la
P. oryctolagy Conejo in m unidad celular, sobre todo cuando el recuento de linfoci-
P. jiroveci Hombre tos CD4+ es m enor de 200, pero tam bién se asocia con algu­
Macacos
nas enferm edades malignas, quim ioterapia y, recientemente,
P. de primates no humanos
con terapéutica biológica con infliximab y rituxim ab.
P. de hurón Hurón
P. jiroveci tiene capacidad p ara adherirse a células alveo­
P. de caballos Caballos lares p o r m edio de u n ió n a la fibronectina y vitronectina; se
P. de cerdos Cerdo h a evidenciado la presencia de (3-glucanos en la pared, de los
P. de perros Perro
cuales d epende el inicio de la respuesta in m unitaria.
La in m unidad celular resulta clave. Los m acrófagos expre­
san receptores para (3-glucanos: Toll tipo 2, dectina 1 e integri-
Etiopatogenia na CR3; éstos inician vías de em isión de señales que originan
Es ocasionada por P jiroveci (Stringer et al., 2002, Hughes activación del factor nuclear kB y la subsiguiente estim ulación
2003), antes identificado com o P. carinii (Delanae, Delanae). en la expresión de factor de necrosis tu m o ra l-a (T N F -a, del
H asta antes del advenim iento de los m étodos m olecula­ inglés tum or necrosis factor-a) e interleucina 8 (IL-8).
res, com o la reacción en cadena de la polim erasa (PCR, del
inglés polymerase chain reaction), las propiedades biológicas Cuadro clínico
de estos m icroorganism os eran confusas y controvertidas. Se m anifiesta p o r u n a n eu m o n ía caracterizada p o r disnea,
A hora se sabe que presenta estenoxenism o, es decir, especifici­ tos no productiva, fiebre de 38.5 °C y sudoración no ctu rn a.
dad de m icroorganism o-huésped; po r tanto, hay especies dis­ En ocasiones p uede h ab er neum otorax, el cual se m anifiesta
tintas de acuerdo con los diferentes m am íferos (cuadro 32-1). p o r disnea aguda y dolor torácico.
Se h an descrito variaciones geográficas en sus genotipos, así Puede h ab er afección extrapulm onar (1 a 3%) de gan­
com o m utaciones que increm entan la resistencia y que segu­ glios, bazo, hígado, huesos, glándulas suprarrenales, aparatos
ram ente se relacionan con la profilaxis con TMP-SMX. digestivo y u rinario, y piel.
El agente causal es u n hongo eucarionte patógeno o p o r­
tunista, el cual se ha encontrado en pulm ones de m am íferos
hom eoterm os. T radicionalm ente se consideró un proto-
Estudio microbiológico
zoario, idea que se perp etu ó p o r su buena respuesta al TM P- En la presentación parasitaria en tejido alveolar (neum ocis­
SMX y la pentam idina. Se ha puntualizado su taxo n om ía al tosis), pro d u ce quistes de 5 a 7 m icróm etros de diám etro con
haberse secuenciado algunos de sus genes de m anera indivi­ 5 a 8 endosporas. Se desarrolla en u n ciclo asexual de tres
dual o en el proyecto genom a. Se h a relacionado con zigomi- estadios: el trofozoíto o estado trófico que es haploide, el más
cetos y levaduras rojas p o r análisis de 5S RNA y 18S rRNA; pequ eñ o (1.5 a 5 m icróm etros), y elipsoidal o am eboide; el
se h a confirm ado la trad ucción del gen 3 de elongación con estado prequístico (esporocito) de tam añ o interm edio, p ro ­
especificidad para hongos; p o r o tra parte, tiene u n sistem a ducto de la conjugación de dos células haploides, y que pasa
genético que cam bia los antígenos de superficie celular com o p o r fases de m eiosis y m itosis, lo que da lugar a u n zigoto
en protozoarios del tipo Trypanosoma. oval de cuatro núcleos, y la form a quística (5 a 8 m icróm e-
El análisis m olecular del gen m itocondrial y de las regio­ tros/asca) de p ared gruesa que da lugar a ocho esporas o
nes del espaciador transcrito in tern o (ITS, del inglés Internal ascosporas, y que ya vacío tiene aspecto de copa o som brero.
Transcribed Spacer) de P. jiroveci perm iten identificar v aria­ Se tiñe con G iem sa (GMS), azul de toluidina, tinciones de
ciones en su propio genom a, y se h a evidenciado que las plata, y se detecta tam bién con estudio inm unohistoquím ico,
recurrencias d epen den de subtipos diferentes. con calcoflúor en m icroscopio de fluorescencia, anticuerpos
En sujetos sin m anifestaciones clínicas n i radiográficas, m onoclonales fluorescentes y PCR; esta últim a técnica ha
la PCR h a perm itido d em ostrar su presencia en diferentes sido útil incluso en presencia de granulom a y ausencia de
m uestras biológicas, com o esputo, líquido de lavado bron- m icroorganism os.
coalveolar y m aterial naso-oro-faríngeo. Por este m otivo se
h an utilizado los térm in os de colonización, p o rtad o r asinto- Estudios de laboratorio y gabinete
m ático e infección subclínica.
Las m uestras pued en obtenerse p o r biopsia pulm onar, bron-
coscopia fibróptica y lavado broncoalveolar (figura 32-5).
Taxonomía Son auxiliares en el diagnóstico la radiografía de tórax (infil­
Reino: Fungae trad o s reticulares o granulares finos difusos) y la tom ografía
Filo (p h ylu m ): A scom ycota axial com putarizada (TAC); se observan imágenes en “vidrio
348 • Sección VII - Micosis poco frecuentes

Asexuada Sexuada
[División binaria) [Form as tróficas)

Figura 32-4. Representación esquemática de Pneum ocystis jiroveci. [Modificada de Cushion MT. Pneum ocystis pneumonia. En: Merz WC,
Hay R J (eds). Topley & Wilson's Medical Mycology. Microbiology and microbial infections. 10th ed. London. Arnold 2 0 0 5 :7 6 3 -8 0 6 .)

despulido” e infiltrados en parche. En 10% pueden observar­ CD 4 m enores de 200 células: TM P-SM X, 160/800 m g tres
se quistes m últiples en el parénquim a. N o se ha logrado su veces p o r sem ana; dapsona, 100 m g/día; atovacuona, 750
cultivo. m g/12 h; p en tam id in a, 300 m g m ensuales o com binaciones
com o d ap so n a-pirim etam ina-leucovorín.

Diagnóstico diferencial
Infecciones respiratorias p o r citom egalovirus, p o r m icobac-
terias atípicas, tuberculosis, histoplasm osis, coccidioidom i-
cosis y criptococosis.

Tratamiento
El m ejor tratam ien to consta de trim etoprim -sulfam etoxazol
(TM P-SMX) que inhibe síntesis de folatos, (15 a 25 y 75 a
100 m g/kg/día), divididos en tres dosis diarias p o r vía in tra ­
venosa; pentam idina, 4 m g /kg /d ía p o r vía intravenosa; dap-
sona 100 m g/día, com binada con TMP, 5 m g/kg/día, este
últim o dividido en tres dosis diarias, am bos p o r vía oral; ato-
vacuona 750 m g/dos veces al día, p o r vía oral; prim aq u in a
(30 m g/día p o r vía oral, com binada o no con clindam icina,
600 m g cuatro veces al día, p o r vía intravenosa) y trim etrexa-
to. En ocasiones, cuando la presión arterial de oxígeno es
m en o r de 70 m m H g, se puede agregar prednisona, 40 m g/
dos veces al día du rante cinco días. Se estudia en anim ales el
uso de equinocandinas.

Prevención
La p en tam idina profiláctica ha d ism inuido la frecuencia y la Figura 32-5. Pneum ocystis jiroveci, frotis de lavado bronquial
gravedad. En pacientes con SIDA y recuentos de linfocitos (Gomori-Grocot, lOOx).
Capítulo 32 - Prototecosis y neumocistosis • 349

♦ Boyd AS, Langley M, King LE. Cutaneous manifestations of Pro- ♦ Méndez CM, Silva-Lizama E, Logemann H. Human cutaneous
totheca infections. J Am Acad Dermatol 1995;32:758-764. protothecosis. In ti Dermatol 1995;34(8):554-555.
♦ Calderon EJ, Dei-Cas E. Pneumocystis infection: unraveling the ♦ Pérez M. Prototheca wickerhamii peritonitis in patients on perito­
colonization-to-disease shift. Expert Rev Anti Infect Ther neal dialysis. Nefrologia 2007;27(l):81-82.
2010;8(3):259-62. ♦ Pfaller Ma, Diekema DJ. Unusual fungal and pseudofungal infec­
♦ Casal M, Linares MJ, Solis F et al. Appearance of colonies of Pro- tions o f humans. J Clin Microbiol 2010;43(4):1495-1504.
totheca on CHROMagar Candida medium. Mycopathologia ♦ Piyophirapong S, Linpiyawan R et al. Cutaneous protothecosis in
1997;137(2):79-82. an AIDS patient. Br I Dermatol 2002;146:713-715.
♦ Catherinot E, Lanternier F, Bougnoux ME, Lecuit M, Couderc ♦ Salas-Campos I. Infecciones pseudofúngicas en humanos III parte.
LJ, Lortholary O. Pneumocystis jirovecii pneumonia. Infect Dis Sección de educación médica continua. Revista del colegio de
Clin N Am 2010;24:107-138. microbiólogos y químicos clínicos de Costa Rica 2010;16(l):4-5.
♦ Chao S, Hsu MM, Lee JY. Cutaneous protothecosis: Report five ♦ Satoh K, Ooe K, Nagayama H, Makimura K. Prototheca cutis sp.
cases. Br J Dermatol 2002;146:688-693. nov., a newly discovered pathogen o f protothecosis isolated from
♦ Cushion MT. Pneumocystis pneumonia. En: Merz GW, Hay R inflamed hum an skin. Int J Syst Evol Microbiol 2010;60(Pt
(eds). Medical mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and 5):1236-1240.
Microbial Infections. 10th ed. London. Hodder Arnold 2005:763- ♦ Scott-Pore R. Protothecosis. En: Merz GW, Hay R (eds). Medical
806. mycology. Topley & Wilson’s Microbiology and Microbial Infec­
♦ Gea-Banacloche JC. Rituximab-associated infections. Semin tions. 10th ed. London. Hodder Arnold 2005:396-411.
Hematol 2010;47(2):187-98. ♦ Sharma K, Rao P, Krishnamurthy P et al. Pneumocystis carinii
♦ Hightower KD, Messina JL. Cutaneous protothecosis: a case report (jirovecii) pneum onia following infliximab infusion fo r Crohn
and review of the literature. Cutis 2007;80(2):129-31. disease: Emphasis in prophylaxis. Southern Med J 2007;10(3):331-
♦ Hightower KD. Cutaneous protothecosis: a case report and review 332.
of the literature. Cutis 2007;80(2):129-131. ♦ Tötet H, Duwat A, Daste G et al. Pneumocystis jirovecii genoty­
♦ Humphrey S, Martinka M, Lui H. Cutaneous protothecosisfollowing pes and granulomatous pneumocystosis. Med Malad Infect
a tape-stripping injury. J Cutan Med Surg 2009;13(5):273-5. 2006;36:229-231.
♦ Jensen HE, Aalhaek B, Bloch B, Huda A. Bovine mammary proto­ ♦ Vigna MS, Alberghina J, Del Monaco S, Galvagno MA. Protothe­
thecosis due to Prototheca zopfii. Med Mycol 1998;36(2):89-95. ca zopfii (Cholophyta) capaz de utilizar “gas oil”, registrada por
♦ leunon T, Fantin-Ribeiro A, Jeunon-Sousa MA, de Oliveira IC, primera vez en aguas contaminadas en Argentina. Darwiniana
Maciel de L. Erythematous plaque and shallow ulcers on right arm 2002;40:45-50.
and forearm. Int J Dermatol 2009;48(ll):1171-3. ♦ Wirth FA, Passalacqua JA, Kan G. Disseminated cutaneous proto­
♦ Kelly MN, Shellito IE. Current understanding of Pneumocystis thecosis in an immunocompromised host: A case report and litera­
immunology. Future Microbiol 2010;5:43-65. ture review. Cutis 1999;63(3):185-188.
♦ Krajicek BJ, Thomas Ir. CE Limper AH. Pneumocystis pneumo­ ♦ Wissmann G, Morilla R, Friaza V, Calderón E, Varela JM. El ser
niae: Current concepts in pathogenesis, diagnosis, and treatment. humano como reservorio de Pneumocystis. Enferm Infect Micro­
Clin Chest Med 2009;30:265-278. biol Clin 2010;28(l):38-43.
♦ Lass F. Human protothecosis. Clin Microbiol Rev 2007;20(2):230- ♦ Yamada N. A case o f cutaneous protothecosis successfully treated
242. with local thermal therapy as an adjunct to itraconazole therapy in
♦ Mathew LG, Pulimood S, Thomas M et al. Disseminated proto­ an immunocompromised host. Med Mycol 2010;48(4):643-646.
thecosis. IndianJ Pediatr 2010;77(2):198-9.
Sección V I I I

Cultivos, tinciones,
antimicóticos
Contenido
33 Medios de cultivo 35 Antimicóticos
34 Tinciones, reactivos, colorantes
y fórmulas diversas

33 Medios de cultivo

Clásicos Medio glucosado de Sabouraud


Es el m edio clásico de aislam iento; en ocasiones no es el id ó ­
P ueden ser de tres tipos: naturales, sem isintéticos y sin téti­ neo, pero se usa de m an era universal p ara la identificación
cos. Los naturales están elaborados con leche, huevo, granos sistem ática de los hongos.
de cereales, levadura de cerveza, frutas y otros com puestos.
Los sem isintéticos, com o el Sabouraud, apo rtan u na fuente Fórm ula original:
de carbono y nitrógeno. Los sintéticos tienen un a com po si­ G lucosa cru d a 4 g
ción quím ica bien definida y se usan en investigación; no son P eptona granulada (chapoteaut) 1 g
de uso sistemático. Agar agar 2 g
Los m edios de cultivo clásicos se p rep aran con facilidad; Agua destilada 100 m i
los ingredientes se disuelven p o r separado en agua y se m ez­ Fórm ula m odificada:
clan en u n m atraz de E rlenm eyer; se calientan 15 m in a baño G lucosa 20 g
M aría y 5 a ó m in en el m echero, la solución se coloca en P eptona 10 g
tubos y se procesa en autoclave a 110 °C d uran te 15 a 20 m in; Agar agar 20 g
al sacarlos se colocan en posición inclinada p ara au m entar la A gua destilada 1 000 mi
superficie de cultivo. Se pueden utilizar cajas de Petri, que
deben llenarse después de esterilizar el medio.
Si se usa tap ó n de rosca no se debe tapar h erm éticam en ­ Medio de Sabouraud con antibióticos
te para facilitar la llegada de oxígeno, o se pueden usar ta p o ­ Se añaden, disueltos en 10 m i de acetona, cloranfenicol,
nes de algodón. 0.05 g, o ciclohexim ida (A ctidione), 0.5 g, o am bos (se disp o ­
Todas las m anipulaciones han de realizarse en el área de ne en el com ercio de m edios ya preparados, com o Mycosel-
esterilidad de la llam a de u n m echero de B unsen o en una agar, M icobiotic-agar, D erm asec-agar), que evitan el
cam pana de flujo lam inar. crecim iento de bacterias y hongos saprofitos.

351
352 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Para cualquier aislam iento se recom ienda el m edio sim ­ Medio agar-harina de maíz [corn m e a l)
ple de Sabouraud y el adicionado con antibióticos, pero debe
E stim ula la clam idosporulación en C. albicans.
evitarse el cloranfenicol si hay sospecha de actinom icetos, o
la ciclohexim ida (A ctidione) si se sospecha de enferm edad Fórm ula:
p or agentes oportunistas. H arin a de m aíz 62.5 g
Agua destilada 1 500 m i
Agar 19 g
Otros medios de cultivo Se colocan la h arin a de m aíz y el agua destilada a 60 °C
Medio líquido de Sabouraud d u ran te 1 h; se filtra y luego se agrega el agua.

Es igual al m edio sim ple de Sabouraud, pero sin agar; puede


utilizarse para reh id ratar cultivos desecados. Agar para clamidosporas
E stim ula la clam idosporulación en C. albicans.
Fórmula:
Peptona 30 g Fórm ula:
Glucosa 20 g Sulfato de am onio 1 g
Agua destilada 1 000 m i Fosfato m o nopotásico 1 g
A zul de trip an o 0.1 g
Medio de conservación Polisacárido purificado 20 g
A gar 15 g
No tiene azúcares; se utiliza para evitar el fenóm eno de
B iotina 5 g
pleomorfismo. Es recom endable sobre todo p ara dermatofitos.
A gua destilada 1 000 m i
Fórmula:
Se su sp en d en 37 g del polvo d eshidratado de la fórm ula
Peptona granulada 30 a 40 g
en el agua destilada y se deja rem o jar d u ran te 15 m in; se
Agar agar 20 g
hierve d u ran te u n m in u to agitando frecuentem ente; se dis­
Agua destilada 1 000 m i
tribuye en los tu b o s y se esteriliza a 121 °C d u ran te 20 m in.

Medio papa Cpatata]-zanahoria


Medio de arroz
E stim ula la producción de clam idosporas en Candida albi-
Favorece la fructificación y evita el pleom orfism o en d e rm a ­
cans y de peritecios en N eotestudina rosatii y Állescheria
tofitos.
boydii.
Fórm ula:
Fórmula:
G elosa 20 g
Pulpa de zanahoria 20 g
A rroz con cáscara 20 g
Pulpa de papa 20 g
P eptona 2 g (optativa)
Gelosa 20 g
A gua destilada 1 000 mi
Agua destilada 1 000 m i

Se pelan y pesan las p apas y las zanahorias; se su m e r­ Medio de plátano (banana) [B-M-80, Ditrani]
gen en agua d u ran te 1 h; se m ach acan en u n m o rtero ; la
Se utiliza p ara derm atofitos, Candida y otros hongos.
m ezcla se calienta 5 m in y se filtra a través de u n a gasa; se
añade el agar y se afora a 1 000 m i; se esteriliza d u ran te 10 Fórm ula:
m in a 120 °C. Pulpa de plátano 60 g
Á cido tartárico al 1% 100 m i
Medio papa-zanahoria-bilis de buey Agar G C 32.5 g
A gua bidestilada 400 mi
Al m edio an terior se agrega 15% de bilis de buey. Estim ula la
clam idosporulación en C. albicans. Se tritu ra la pulpa de plátano en u n m ortero, se mezcla
con el ácido tartárico y 300 m i de agua bidestilada, y se
Medio de cereal calienta h asta la ebullición. Se regula el p H a 5 con ácido
tartárico. Se filtra en gasa. Se añade el agar previam ente
E stim ula la clam idosporulación en C. albicans.
disuelto en los 100 m i de agua bidestilada restantes. Se calien­
Fórmula: ta h asta la ebullición y se com pleta la hom ogeneización. Se
Cerelac®* 14 g ajusta el pH a 6 a 6.5. Se distribuye den tro de tubos y se este­
Agar 10 g riliza en autoclave a 121 °C p o r 15 m in.
Agua destilada 1 000 m i

^Producto com ercial que contiene: h arin a de trigo, m aíz, Medio de Czapek (C z a p e k -D o x )
arroz, cebada, avena y extracto de malta. Sirve p ara estudiar Aspergillus y Penicillium.
Capítulo 33 - Medios de cultivo • 353

Fórm ula: Rojo fenol (fenolsulfonftaleína) 40 m i


N itrato de sodio 3 g Á cido clorhídrico (HC1) 0.8 N 6 m i
Sacarosa 30 g Agua destilada h asta 1 000 mi
Fosfato dipotásico 1 g
Se agregan los antibióticos disueltos en acetona como
C loruro de potasio 0.5 g
p ara el m edio de Sabouraud; se esteriliza a tem peratura de
Sulfato de m agnesio 0.5 g
115 °C duran te 10 m in.
Sulfato de h ierro 0.01 g
La solución de rojo fenol se prepara con 0.5 g de este
Agar 15 g
últim o en 15 m i de hidróxido de sodio (N aO H ) 0.1 N m ás 85
Agua destilada 1 000 m i
m i de agua.

Medio de Sabouraud con aceite de oliva


Medio para dermatofitos
Se utiliza p ara cultivar Malassezia (Pityrosporum ). Al m edio
[DBM, D e r m a to p h y te B lu e M é d iu m ]
de Sabouraud con antibióticos se agrega aceite de oliva al
10%. El aceite se esteriliza p o r separado y se agrega el m edio M edio de cultivo p ara derm atofitos, aún no disponible en el
cuando esté a 50 °C y se vierte en los tubos o las cajas de com ercio. Se em plea azul de bro m o tim o l com o m arcador
Petri. colorim étrico; es m ás específico y fácil de valorar que el rojo
fenol; cam bia de color m ás rápido con la alcalinización del
pH . Los m ohos no derm atofitos no producen un cam bio
Medio M a la sse zia sp CP ity r o s p o r u m ) im p o rtan te de color sino hasta que las colonias están bien
con bilis de buey [Dixon modificado] desarrolladas; esto dism inuye la frecuencia de resultados
Fórm ula: positivos falsos.
Agar extracto de m alta 50 a 60 g
Fórm ula:
Bilis de buey 20 g
P eptona de soya 0.5%
Tween 40, 10 m i
D extrosa 0.5%
G licerina 2.5 m i
A zul de b ro m o tim o l 0.05%
A gua destilada 1 000 m i
C loranfenicol 0.0125%
Se m ezclan los com ponentes y se disuelven a baño C iclohexim ida (A ctidione) 0.05%
M aría; se vierte en tubos y se esteriliza 20 m in a 120 °C. Se Se ajusta a p H de 5.5 (± 0 .1 )
pu eden añadir antibióticos antibacterianos.
Extracto de malta o de cerveza
Medio con ácido oleico y vitamina A E stim ula la fructificación en los hongos.
Se utiliza p ara Malassezia sp.
Fórm ula:
Fórmula: H arin a de m alta 200 g
Sabouraud sim ple 6.5 g A gua destilada 1 000 m i
Tween 80 1 m i
Se coloca a 45 °C; luego se in ten ta au m en tar 1 °C por
Á cido oleico 10 g
m in u to hasta 70 °C en 10 m in. Se verifica m ediante colora­
V itam ina A 10 gotas
ción con yodo si ha desaparecido todo el alm idón. Es necesa­
Cloranfenicol 0.5 g
rio dejar a 70 °C h asta que desaparezca todo el alm idón. A
A gua destilada 100 m i
co ntinuación se filtra la m ezcla y se agrega clara de huevo
(una clara p o r cada 2 L). Se esteriliza a 125 °C duran te 45
Medio para dermatofitos m in. Se afora a 1 L y se esteriliza a 110 °C.
(DTM, D e r m a to p h y te T e s t M éd iu m )
Es un m edio con antibióticos (por lo que inhibe bacterias y Gelosa de malta Cagar extracto de malta]
hongos contam inantes), que contiene adem ás un indicador, Se o b tie n e al agregar gelosa al 2% al ex tra cto de m alta
el rojo fenol, que cam bia de am arillo a rojo en presencia de líquido.
derm atofitos. Sin em bargo, puede h aber positivos falsos si no
se exam ina en etapas tem pranas o las concentraciones de
antibióticos son insuficientes, y aquí la m orfología no es tan
Extracto de levadura
característica ni el m edio es óptim o para la observación [agar extracto de levadura]
m icroscópica. Fórm ula:
Extracto de levadura 15 g
Fórm ula:
Agar bacteriológico 20 g
Fitona o p eptona de soya (soja) 10 g
A gua destilada 1 100 mi
D extrosa 10 g
pH de 6
A gar 20 g
354 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

La “solución m adre” se p repara al diluir el extracto de Fórmula:


levadura en 100 m i de agua y esterilizar p o r filtración. Se Glucosa 10 g
disuelve el agar en el resto del agua, se esteriliza en autoclave Extracto de levadura 1 g
duran te 15 m in a 121 °C, se añ aden a esta mezcla 6 m i de la G licina 10 g
solución m adre, y se deja enfriar a 45 °C. C itrato de bism uto am ónico 5 g
Sulfito de sodio 3 g
Medio de infusión de cerebro-corazón Cloranfenicol 5 g
Agar 20 g
[BHI, B ra in H e a r t I n fu s ió n ]
A gua destilada 1 000 m i
Sirve p ara cultivar actinom icetos y obtener la fase levaduri-
form e de hongos dim orfos. Con este m edio se form a sulfuro de bism uto, y las colonias
de Candida adoptan u na coloración que varía de café (m arrón)
Fórm ula: a negro. Asimismo, los com puestos de bism uto y azufre form a­
Infusión de cerebro de becerro 200 g dos inhiben las bacterias. No deben incubarse durante m ás de
Infusión de corazón de buey 250 g cinco días porque puede haber resultados positivos falsos.
P eptona 10 g Su preparación se ha simplificado con los m edios com er­
G lucosa 2 g ciales, los cuales contienen una fórmula prácticam ente igual
N aC l 5 g (con la salvedad del cloranfenicol) y con pH ajustado a 6.8 ± 0.2;
N a2H P 0 4 2 g sin embargo, no es fidedigno en la diferenciación de especies.
A gua potable hasta 1 000 mi
Se ajusta a pH de 7
Medio de agar-dextrosa-urea
Este m edio puede q uedar gelosado si se agregan 18 g de Se utiliza p ara observar la pro d u cció n de ureasa, p o r ejem plo
gelosa/L. en T. mentagrophytes y Cryptococcus neoformans.

Fórmula:
Medio Lactrimel o Lactrimel de Borelli
D extrosa 1 g
Tiene pocos nu trim ento s; estim ula la p roducción de pig­ P eptona 1 g
m entos y la fructificación de m uchos hongos, p rin cip alm en ­ Fosfato m onopotásico 2 g
te derm atofitos, así com o de clam idosporas en C. albicans. U rea 20 g
Fórmula: Rojo fenol 0.012 g
H arina de trigo 14 g A gua destilada 1 000 m i
Miel 7 g Se disuelven, filtran y esterilizan los ingredientes; se
Leche de vaca 14 g disuelven p o r separado 15 g de agar en 900 m i de agua d esti­
Agar 14 g lada y se esterilizan. D espués de enfriar se añade la solución
C loranfenicol 0.25 g de urea.
Agua 1 000 mi

Medio de Staib
Medio para penetración de pelos in v itro
Sirve p ara identificar C. neoformans, puesto que adquiere
Sirve para observar órganos perforadores que están presen ­ color café (m arró n ) oscuro en este m edio.
tes en Trichophyton mentagrophytes, m as no en T. rubrum .
Fórm ula:
Fórmula: G uizotia abyssinica (alpiste negro) (o ácido cafeico) 50 g
Agua destilada 20 mi Glucosa 1 g
Extracto de levadura al 10% 2 a 3 m i C reatinina 1 g
En una caja de Petri se colocan pelos rubios de niño pre- Fosfato m onopotásico ( K H ,P 0 4) 1 g
púber, de 1 cm de longitud, esterilizados; se agrega la solución A gar 15 g
preparada, se inoculan las colonias p o r estudiar y se dejan Se hierve el polvo de las sem illas de G uizotia abyssinica
transcurrir tres a cuatro semanas. En m edicina veterinaria se en 1 000 m i de agua destilada d u ran te 30 m in; se filtra, y se
usan pelos de caballo, con resultados igualm ente buenos. repone el volum en h asta 1 L con agua destilada. Se añaden
los otros com ponentes; se esteriliza a 120 °C d u ran te 20 m in.
Medio de agar Biggy (B is m u th -G lu c o s e - El pH final debe ser de 5.5.
G ly c in e -Y e a s t A g a r )
La palabra “Biggy” es u n acrónim o de bism uto-glucosa-gli- Agar alpiste negro
cina-agar de levadura (Bism uth-G lucose-G lycine-Yeast Agar). Fórm ula:
Fue descrito p o r W. N ickerson en 1947 y se basa en la p ro p ie­ Semilla de niger o alpiste negro (Guizotia abyssinica) pulveri­
dad de algunas levaduras p ara red ucir las sales inorgánicas. zado, 70 g
Capítulo 33 - Medios de cultivo • 355

Cloranfenicol 50 m g Medio mínimo de esporulación


Agar bacteriológico 20 g
Se em plea p ara estim ular conidiación en m ohos y p ara aislar
A gua destilada 1 000 m i
hongos del suelo.
Se rem oja el alpiste negro en 1 L de agua, se hierve
Fórmula:
30 m in y luego se filtra en gasa y papel filtro. Se repone el
A cetato de potasio 10 g
volum en a 1 L de agua y se esteriliza a 120 °C p o r 20 m in.
Extracto de levadura 2.5 g
C. neoformans adquiere u n color café (m arrón) oscuro. Se
D extrosa 1 g
utiliza p ara su identificación y aislam iento de sustratos m uy
Agar bacteriológico 30 g
contam inados. Para su aislam iento se procesan las m uestras
Agua destilada 1 000 m i
a p a rtir de una suspensión de 0.05 g de polvo en 15 m i de
solución salina fisiológica estéril con 0.3 g/L de cloranfeni­ Se hierven todos los ingredientes p o r 10 a 15 m in y poste­
col. Se siem bran con u n escobillón en placas de Petri. riorm ente se esterilizan en autoclave durante 15 m in a 121 °C.

Medio de canavanina-glicina-azul Agar extracto de suelo


de bromotimol R ecom endado p ara m an ten er la fase m icelial de H. capsula-
Para diferenciar C. neoformans. La L-canavanina inhibe el tum y B. dermatitidis; favorece la p roducción de cleistotecios
crecim iento de C. neoformans var. neoformans. De las cepas en Ajellomyces dermatitidis.
serotipo A, 60% es resistente a L-canavanina, pero no asim i­ Fórm ula:
lan la glicina presente en el medio. T ierra de jard ín 500 g
Fórmula: Agua de la llave 1 200 m i
Solución A G lucosa 2 g
G licina 10 g Extracto de levadura 1 g
Fosfato m onopotásico (K H 9P 0 4) 1 g Fosfato m onopotásico (K H 9P 0 4) 0.5 g
Sulfato de m agnesio (M g S 0 4) 1 g A gar 15 g
T iam ina-H C l 1 m g D ebe m ezclarse el agua con la tierra y esterilizar durante
Sulfato de L-canavanina 30 m g 3 h a 121 °C; después se pasa p o r papel filtro m ientras está
Agua destilada 100 m i caliente; se repone el volum en con agua h asta 1 000 m i y
Se disuelven los ingredientes y se esterilizan p o r filtración se añade el resto de los ingredientes; se ajusta el pH a 7 y se
(0.45 pm ), a u n pH de 5 a 6 esteriliza de nuevo a 121 °C d u ran te 20 m in.
Solución B
Azul de b rom otim ol 0.4 g Medio de transporte para hongos
H idróxido de sodio (N aO H ) al 0.01N 64 m i
[medio de Stuarts]
Agua destilada 36 m i
Se prepara de la siguiente m anera: Fórm ula:
Solución B 20 m i Tioglicolato de sodio 1 g
Agar 20 g G licerofosfato de sodio 10 g
A gua destilada 880 m i C loruro de calcio (CaC l2) 100 m g
Azul de m etileno 0.002 m g
Se m ezclan y se esterilizan a 15 Ib p o r 15 m in. Se enfría Agua destilada 1 000 m i
a 50 °C y se agregan 100 m i de la solución A. Se m ezcla bien El pH debe ser de 7.3
y se vierte.
La lectura se realiza a las 72 h; C. neoformans var. neofor­ Medio de Bennett
m ans n o desarrolla colonia ni cam bia de color (am arillo
Se utiliza p ara actinom icetos.
dorado); C. neoformans variedad gattii crece y cam bia de
color el m edio a azul cobalto p o r m odificaciones en el pH. Fórm ula:
Extracto de levadura 19 g
Medio de Gorodkowa Extracto de carne 18 g
Para el desarrollo de aseas de S. cerevisiae y S. bayanus. N Z A m ida A 2 g
Caseína p ara digestión 1 g
Fórm ula: Glucosa 10 g
Glucosa 0.63 g G elosa 15 g
C loruro de sodio (NaCl) 1.30 g A gua destilada 1 000 m i
Extracto de carne 2.50 g
Agua destilada 250 m i Medio de Lowenstein-Jensen
Se m ezclan y se hierven los ingredientes p o r 5 m in; p o s­ Se em plea p ara actinom icetos, m icobacterias y Actinom adu-
teriorm ente se esterilizan durante 15 m in a 121 °C. ra spp.
356 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Fórmula: Medio para hidrólisis de tirosina,


Fosfato m onopotásico 2.4 g
xantina o hipoxantina
Sulfato de m agnesio 0.24 g
Citrato de m agnesio 0.6 g Sirve p ara tipificar Nocardia spp.
A sparagina 3.6 g Fórm ula:
G licerina 12 m i P eptona 5 g
Agua destilada 600 m i Extracto de carne 3 g
Fécula de papa (patata) 30 g Agar 15 g
H uevos frescos 1 000 m i L-tirosina 5 g
Solución de verde de m alaquita al 2% 20 m i (o x antina o hipoxantina) 4 g
Las sales se disuelven p o r calentam iento y esta solución A gua destilada 1 000 m i
se distribuye en frascos que se esterilizan durante 30 m in a pH 7
110 °C. La tirosina, x antina o h ipoxantina debe d istribuirse de
En u n recipiente de 3 L con perlas de vidrio, se p o n en m an era uniform e en todo el m edio y luego se esteriliza
los 30 g de fécula de papa la cual previam ente se esterilizó d u ran te 15 m in a 110 °C.
d uran te 30 m in a 120 °C, y la solución preparada con an te­
rioridad. En seguida se coloca el recipiente a baño M aría a
100 °C y se agita de m anera continua hasta que el líquido se Medio para hidrólisis de la gelatina diluida
to rn a translúcido en alrededor de 15 a 20 m in. Se deja 1 h a Sirve p ara estudiar actinom icetos.
56 °C. Los huevos se sum ergen 1 h en alcohol de 90 grados; a
continuación se ro m p en u no tras otro en u n vaso de precipi­ Fórm ula:
tado y se vierten en u n a pro beta de 1 L; se h om ogeneizan con G elatina 4 g
un a varita de vidrio o u n agitador m ecánico y se filtran a A gua destilada 1 000 m i
través de u n a gasa. Es preciso envasarla en tubos y esterilizarla duran te
U n litro de ese p rep arad o se m ezcla con u n frasco de 15 m in a 110 °C. Se usan tubos p ara hem olisis con 4 m i de
fécula y se le agregan 20 m i de verde de m alaquita. La mezcla gelatina al 0.4%; se depositan en la superficie del m edio
se deja en reposo 1 h antes de distribuirse en los tubos o en p equeños fragm entos de la colonia p o r estudiar. Se incuba a
las cajas de Legroux. El m edio se coagula con u n solo calen­ 37 °C d u ran te 7 a 14 días. D ebe agregarse 1 m i de n ilh id rin a
tam iento a 85 °C durante 40 m in. al 0.24% en b utanol y sustituir el tap ó n de algodón p o r u na
canica com o condensador. E ntonces debe calentarse a b añ o
M aría d u ran te 5 m in, agitarla de m an era vigorosa y dejarla
Medio para hidrólisis de la caseína reposar. La hidrólisis se m anifiesta p o r la form ación de un
Es útil p ara tipificar Nocardia spp. anillo de color p ú rp u ra o violeta.
Fórm ula 1:
Leche entera en polvo 4 cucharadas Agar tirosina
Agua destilada 50 m i
Es útil p ara diferenciar especies de actinom icetos.
Sig.: A
Agar 20 g Fórm ula:
Agua destilada 1 000 m i Agar nutritivo 23 g
Sig.: B T irosina 5 g
A gua destilada 1 000 m i
Se esterilizan am bas preparaciones. En u n a caja de Petri
se m ezclan dos tubos de agar con u n o de leche, se deja soli­ El agar se disuelve p o r calentam iento en 900 m i de agua;
dificar y se siem bra la colonia problem a. después se deja enfriar a 55 °C.
La tiro sin a se disuelve aparte, en 100 m i de agua a te m ­
Fórm ula 2:
p eratu ra am biente, y entonces se m ezclan am bas soluciones;
D extrosa 1 g
debe tenerse cuidado de que los cristales de tiro sin a se d istri­
Agar bacteriológico 1.5 g
buyan de m an era hom ogénea. Se esteriliza la m ezcla durante
A gua destilada 50 m i
15 m in a 121 °C.
Sig.: A
Leche descrem ada (“Skim m ilk”) 1.5 g
Agua destilada 50 m i Medio para zimograma
Sig- B
Fórm ula:
Se esterilizan p o r separado A y B a 10 Ib de presión P eptona 10 g
duran te 10 m in; se dejan enfriar a 45 °C, se vacían en cajas de C loruro de sodio (NaCl) 5 g
Petri y se mezclan. H idróxido de sodio (N aO H ) 1N 1 m i
Capítulo 33 - Medios de cultivo • 357

C arboh id rato (glucosa, m altosa, lactosa, sacarosa, galactosa, M edios de árboles frutales nativos de América:
rafinosa, trehalosa, etc.) 20 g Theobroma grandifloru (región del Am azonas); contiene en
Agua destilada 1 000 m i el m esocarpo del fruto:
Potasio 34.3 m g/100 g
Se esterilizan m ezclados a 10 Ib de presión p o r 15 m in.
Fósforo 15.7 m g/100 g
M agnesio 13.0 m g/100 g
Medio de coco Bactris gasipaes (“palm a de d urazno”) contiene en el m eso-
Se em plea p ara el aislam iento de hongos levaduriform es y carpo de sus frutos:
para estim ular el crecim iento y la form ación de pigm ento de Potasio 289.3 m g/100 g
A ctinom adura pelletieri y Trichophyton violaceum. Calcio 24.7 m g/100 g
M agnesio 17.6 m g/100 g; adem ás de ser rico en ácidos g ra­
Fórm ula:
sos.
Agua de coco filtrada 100 m i
P eptona 1 g Previo lavado, el m esocarpo de los frutos de estos árb o ­
A gar bacteriológico 2 g les se separa de las semillas, se diluye a u n a p roporción de 1:3
pH a 5 en agua desionizada destilada; se mezcla p ara hom ogeneizar
y se centrifuga a 4 000 revoluciones p o r m inuto durante
Se m ezclan los ingredientes y se esteriliza en autoclave
5 m in. El sobrenadante se recolecta y filtra en papel filtro, el
duran te 15 m in a 121 °C.
pH se regula a 2.7 con HC1 y se esteriliza en autoclave.
En estos m edios se logra inducción de esclerotes en 48 h.
Medio de Garrod
Para aislar actinom icetos y conservarlos. Medio de Kurung
Fórm ula: Es útil p ara conservar hongos patógenos en su form a parasi­
Extracto de carne 3 g taria.
C loruro de sodio 5 g
Fórm ula:
P eptona 10 g
Fécula de papa (patata) 1 g
A lm idón soluble 1 g
A gua destilada 100 m i
Agar 20 g
M ezcla de huevo 150 m i
A gua destilada 1 000 m i
El agua con la fécula de papa se calienta en el m echero
Se disuelven los ingredientes en el agua. Se esteriliza a
de B unsen hasta que la m ezcla se gelifique, entonces se este­
120 °C durante 15 m in y se envasa.
riliza a 115 °C d u ran te 15 m in.
Se agita la m ezcla de huevos (que contiene 100 m i de
Caldo de tioglicolato con soya [soja] tripticasa yem as y 40 m i de huevos enteros) en presencia de perlas
Se usa p ara actinom icetos anaerobios. de vidrio, y se agrega con técnica estéril a la fécula de papa.
El m edio se reparte en tubos y se deja coagular inclinado a 90
Fórm ula:
°C d u ran te 1 h.
Caldo de tioglicolato 29.50 g
Caldo de soya tripticasa 1.50 g
C aldo de triptosa 1.25 g Medio de urea de Christensen
A gua destilada 1 000 m i Perm ite com probar la presencia de ureasa; cuando es positiva
el color del m edio viral de rosado a rojo (por ejemplo, Crypto-
Medio para corinebacterias coccus).

Para aislam iento de especies del género Corynebacterium. Fórm ula:


P eptona 0.1 g
Fórm ula:
Glucosa 0.5 g
Suero fetal bovino 20 m j
NaClD.5 g
Agar bacteriológico 2 g
K H 2P 0 4 0.2 g
Agar 199 (preparado) 78 m i
Agar 1.5 g
Se m ezclan los com ponentes y se envasan. Se esterilizan A gua destilada 100 mi
a 15 Ib de presión p o r 20 m in. Rojo fenol 0.012 g

Se disuelven los com ponentes y se ajusta el pH a 6.8;


Medios para F. p e d r o so i luego se esteriliza el m edio, se enfría y se añade urea al 20%,
M edio de Sabouraud, se obtienen colonias en 30 días. 0.5 m i p o r cada 4.5 m i de m edio. La u rea se esteriliza p revia­
M edio de cultivo con quelante de calcio (EGTA), 2 m m o l/ m ente p ara filtración. Esta pru eb a se ha sim plificado utili­
L_1; induce el desarrollo de colonias en 21 días. zando Bactourea R B roth (Difeo Lab®, D etroit).
3S8 • Sección Vili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Hoy se ha simplificado la preparación de m uchos m edios


de cultivo al utilizar m edios deshidratados a los que solam ente
sobre la colonia aparentem ente no viable, se incuba el cu l­
hay que añadir la cantidad correcta de agua, y esterilizar.
tivo a 30 °C; se revisa p eriódicam ente p ara observar algún
crecim iento que surja a través de la capa fina de agar.
U na vez que se ha logrado u n desarrollo sobre esta
Técnica de recuperación de cultivos capa, se transfiere el nuevo crecim iento a u n tubo con
agar papa-dextrosa (APD) y con extracto de levadura al
aparentemente no viables 1%.
Algunos cultivos que parecen ya no ser viables, en ocasio­ Si no llegara a presentarse desarrollo de nuevas colo­
nes se reactivan al añadir una nueva capa de agar al medio. nias al cabo de tres o cuatro sem anas se desecha el tubo.
En condiciones asépticas, con un a pipeta P asteur se
depositan 2 a 3 m i de agar dextrosa S abouraud a 50 °C

Bibliografía

Alba-Flores J, Garza-Garza D, Martínez E, Osorio M, Ruiz A, Emmons ChW, Binford CH, Utz JP, Kwon-Chung KJ. Medical
Sandoval MA, Tovar C, Trujillo A. Manual de micologia médica. mycology, 3rd ed. Philadelphia. Lea & Febiger 1977:535-569.
3a ed. Laboratorio de Micologia, Departamento de Microbiolo­ Li XF, Yong S, Chen W, Chen H, LV G, Liu LV. A new medium for
gía, Escuela de Ciencias Biológicas. México. IPN 1982. diagnosis of dermatophyte infection. Eur J Dermatol 2009; 19( 1) :34-
Batista da Silva M, Pereira da Silva J, Pereira Yamano S, Salgado 37.
U, Pican^o-Diniz J, Guedes C. Development of Natural Culture López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández F,
Media for Rapid Induction of Fonsecaea pedrosoi Sclerotic Cells Castañón-Olivares LR. Micologia Médica. Procedimientos para el
In Vitro. J Clin Microbiol 2008;46(11):3839-3841. diagnòstico de laboratorio, 2a ed. México. Trillas 2006:149-178.
Bonifaz A. Micologia médica básica, 3a ed. México. McGraw-
Hill 2009:499-507.
7A Tinciones, reactivos, colorantes
y fórmulas diversas

La solución se prepara con 1 g de polvo de calcoflúor blanco


Técnicas de tinción (Polysciences. W arrington PA) en 100 m i de agua desti­
Albert lada (solución m adre al 0.1%), y se calienta suavemente.
Se coloca en u n portaobjetos u n a gota de solución de KOH
Sirve p ara observar granos p o r hongos verdaderos. con u n a gota de la preparación y se coloca u n cubreob­
Se m ezclan 3 m i de solución de A lbert con 6 m i de agua des­
jetos, se calienta ligeram ente y se exam ina al m icrosco­
tilada y 1 m i de glicerina.
pio de fluorescencia.
Se coloca u n grano en u n portaobjetos. Se puede diluir tam bién 1:10 en solución acuosa de azul de
Se agregan varias gotas de la m ezcla sobre el grano.
Evans al 0.05% com o coloración de fondo.
Se oprim e fuertem ente con un cubreobjetos.
Se observa al m icroscopio.
Dominici
Anaranjado de acridina Se colorea con solución de D om inici duran te 10 a 15 m in
h asta obtener u n tinte oscuro.
Se fijan las preparaciones en alcohol absoluto d uran te 1 m in,
Se enjuaga con agua.
p o steriorm ente se sum ergen en ácido acético al 1% y se
Se colorea con azul de to luidina en agua destilada al 1%
lavan con agua destilada.
d u ran te 2 m in.
Se tiñ en con anaranjado de acridina durante 2 m in.
Se enjuaga con agua.
Se elim ina el exceso de colorante con am ortig uado r (buffer)
Se diferencia con agua acética a 1:500.
de fosfatos durante 1 m in.
Se lava con agua.
Se diferencia en cloruro de calcio 0.1 M durante 1 a 2 min.
Se pasa p o r alcohol absoluto.
Se deshidrata, aclara y m o n ta en resina sintética no fluores­
Se pasa p o r tolueno.
cente.
Se m o n ta en resina oxidada o aceite de cedro.
Nota: Los reactivos para esta técnica se en cu en tran dis­
ponibles en el m ercado m exicano.
Giemsa
Azul de metileno Se hace el frotis de la m anera habitual y se fija con alcohol
absoluto d u ran te 15 m in.
Se cubre el portaobjetos con la solución saturada de azul de
Se cubre con solución de Giemsa.
m etileno durante 30 s.
Se deja reposar 45 a 60 m in.
Se enjuaga con agua corriente.
Se lava, se seca y se observa al m icroscopio.
Se seca y se observa.
La solución de G iem sa se diluye en agua destilada n eu tra o
alcalina; puede alcalinizarse con carbonato de bario,
Azul alciano 1 go ta/m l de agua.
Es útil para te ñ ir Cryptococcus neoform ans; las levaduras se
colorean de azul claro, y los m ucopolisacáridos de color Gomori-Grocott [impregnación argéntica]
turquesa.
Se fija la preparación con m etanol absoluto o calor.
Se tiñ en los cortes con azul alciano durante 20 m in.
Se hum edece ligeram ente con agua destilada.
Se lavan con agua corriente.
Se coloca en u n baño de ácido cróm ico duran te 10 m in.
Se tiñ en con safranina durante 5 m in.
Se cubre con agua corriente d u ran te 5 s.
Se deshidratan con pases sucesivos p o r alcoholes al 50, 70 y
Sfe coloca en u n b añ o de bisulfito de sodio duran te 1 m in.
95%, y absoluto.
Se coloca en agua destilada d u ran te 1 m in.
Se m o n tan en resina sintética.
Se coloca en un baño de solución de m etenam ina-nitrato de
plata p o r 5 a 10 m in, hasta lograr u n tono m arrón claro.
Blanco de calcoflúor® Los cortes se tiñen de color café (m arrón) amarillento; se obser­
Es un blanqueador utilizado en la industria textil y del papel; está van al microscopio; utilizando pinzas parafinadas (para
disponible en el comercio (Blankofor, Bayer; Calcoflúor evitar contactos m etálicos). Si la coloración es pálida antes
White, Polysciences; Fluorescent brightener, Sigma)®. de lavar, se repite el paso anterior durante otros 60 s.

359
360 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Se lava brevem ente con agua caliente, luego con agua tibia y Se diferencia con alcohol m ás HC1.
después con agua fría. Se azula con carbonato de litio.
Se lava enseguida con agua destilada. Se cubre con eosina azulosa, 1:5 000 duran te 5 m in.
Se coloca en un baño de cloruro de oro d uran te 10 s. Se enjuaga con agua y se escurre.
Se lava con agua destilada. Se colorea con azafrán alcohólico al 2.5% algunas gotas
Se coloca en u n baño de tiosulfato de sodio durante 3 m in. duran te 5 m in.
Se cubre con agua corriente duran te 30 s. En caso de coloración excesiva, se lava con alcohol de 96 g ra­
P osteriorm ente se cubre con verde brillante du rante 30 s. dos; si no hay, alcohol absoluto.
Se lava con etanol 70%, 95% y absoluto; dos veces con cada Se pasa p o r tolueno.
u no y p o steriorm ente se lava con xilol. Se m o n ta en resina.
Se cubre con bálsam o del C anadá o resina y se coloca un
cubreobjetos. Hotchkiss-Mac Manus [tinción de ácido
peryódico de Schiff [PAS])
Gram
Se elim ina la parafina.
Se hace el frotis de la m anera habitual y se fija a la flama. Se lava con alcohol absoluto.
Se cubre con cristal violeta (o violeta de genciana) durante 1 Se lava con alcohol de 70 grados.
m in, y después se lava ligeram ente con agua corriente. Se cubre con ácido peryódico d u ran te 5 m in a tem p eratu ra
Se cubre con yodopovidona (Lugol) du ran te 1 m in. am biente.
Se lava con agua corriente. Se lava con agua corriente d u ran te 15 m in.
Se decolora con alcohol-acetona (1:1). Se sum erge la preparación en reactivo de Schiff duran te 15 a
Se lava ligeram ente con agua corriente. 45 m in (prom edio 30 m in).
Se cubre con safranina du rante 30 s. Se sum erge en agua sulfurosa d u ran te 10 a 15 m in.
Se lava con agua corriente. Se lava con agua corriente d u ran te 10 m in.
Se deja secar y se observa al m icroscopio. Se cubre con verde de m alaquita al 0.02% o verde brillante
Todos los hongos son gram positivos, excepto Criptococcus (com o coloración de fondo).
que, p o r la presencia de su cápsula, casi no tom a la colo­ Se lava con agua corriente duran te 10 m in.
ración. Se decolora y d esh id rata en baños de alcohol a 70%, 80% y
absoluto duran te 2 m in con cada baño.
Gridley Se d an dos baños de 2 m in cada u no con xileno.
C on esta tinción, los hongos, las fibras elásticas y la m ucina Se m o n ta en resina sintética.
to m an u n color rosado a p ú rp u ra sobre fondo am arillo.
Es m uy útil en Histoplasma y Lacazia loboi. May Grünwald-Giemsa
Se fija de la m anera usual. Se lavan los cortes con agua neutra.
Se pasa p o r xilol, alcohol absoluto, alcohol al 95% y agua des­ Se cubre con colorante de M ay G rünw ald (1 m i en 4 m i de
tilada. agua destilada neu tra) d u ran te 15 m in a 37 °C.
Se coloca en solución acuosa de ácido cróm ico al 4% duran te Sin lavar, se colorea con Giem sa (tres gotas en 2 m i de agua
1 h. destilada neu tra), 40 m in a 37 °C.
Se enjuaga en agua corriente du rante 5 m in. Se lava con agua destilada.
Se sum erge en reactivo de C olem an Feulgen d uran te 15 Se diferencia con ácido acético débil.
m in. Se lava nuevam ente.
Se enjuaga tres veces en agua sulfurosa. Se deshidrata con alcohol-acetona (1:1).
Se lava con agua corriente du rante 15 m in. Se pasa p o r tolueno.
Se coloca en solución de aldehido-fucsina du ran te 15 a 30 Se m o n ta en resina.
m in.
Se retira el exceso de colorante con alcohol al 95%.
Mucicarmín de Mayer
Se enjuaga con agua corriente.
Se contrafija ligeram ente con solución am arilla de m etanilo. Es útil p ara te ñ ir C. neoformans; la m ucina se colorea de
Se enjuaga en agua corriente. rosado intenso, los núcleos de negro, y las cápsulas
Se deshidrata con alcohol al 95% y alcohol absoluto. de am arillo.
Se aclara con xilol. Se elim ina la parafina de los cortes con xileno y después se
Se m onta. pasan p o r las soluciones alcohólicas, pero en orden
decreciente (al 95%, 80% y 75%).
Se tiñe con solución de W eigert duran te 7 m in.
Hematoxilina y eosina
Se lava con agua corriente duran te 5 a 10 m in.
Se cubre con hem atoxilina al 0.2% d urante 10 m in. Se sum erge en m ucicarm ín d u ran te 30 a 60 s.
Se lava con agua durante 10 m in. Se lava con agua destilada.
Capítulo 34 - Tinciones, reactivos, colorantes y fórmulas diversas • 361

Se tiñe con am arillo de m etanilo durante 1 m in. Se dejan los reactivos 3 a 4 m in hasta que se forme una nata
Se lava rápidam ente con agua destilada. de color verde metálico.
Se lava rápidam ente con alcohol al 95% Se enjuaga en agua corriente p ara quitar el exceso de colo­
Se d esh id rata con dos pases p o r alcohol absoluto. rante.
Se aclara con 2 o 3 pases p o r xileno y se m o n ta en resina Se deja secar y se observa al m icroscopio.
sintética.
Ziehl BH
Múltiple de Paragón Para frotis:
D espués de tom ar la m uestra, se fija de inm ediato con alco­ Se dan dos baños de 5 m in cada u n o con una mezcla de
hol isopropílico al 70% durante 3 m in. tolueno con aceite de parafina o vegetal (en proporción
Se sum erge la lam inilla cinco veces en alcohol isopropílico de 2:1), sin lavar.
diluido con agua (1:4). Se deja secar en papel Joseph.
Se sum erge la lam inilla cinco veces en agua. Se cubre con fucsina en frío d u ran te 20 m in.
Se cubre con reactivo de Paragón, 5 s. Se lava con agua.
Se enjuaga con agua. Se decolora hasta aclarar con ácido láctico al 5% en alcohol
Se qu itan las asperezas de los extrem os. de 90 grados duran te 40 a 60 s.
Se coloca un a gota de agua sobre la m uestra. Se lava con agua.
Se ubica el cubreobjetos sobre el agua y se exam ina. Se colorea con azul cielo II o azul de U nna.
Para cortes histológicos:
Se elim ina la parafina directam ente en la m ezcla de tolueno
Papanicolaou, tinción rápida de y aceite.
Los núcleos se tiñen de azul oscuro-violeta, m ientras que los Se sigue el m ism o procedim iento. Se diferencia con alcohol-
citoplasm as se pueden te ñ ir de rosado, azul-verdoso, acetona.
rojo o anaranjado.
Los reactivos que se em plean (hem atoxilina-Papanicolaou, Ziehl-Gram
anaranjado G y eosina ácida-50) se encu en tran d isp o n i­
Se cubre con fucsina fenicada, 15 a 30 m in a 55 °C.
bles en el com ercio.
Se lava con agua.
Se fija con alcohol de 96 grados.
Se cubre con clorhidrato de anilina al 2% duran te algunos
Se pasa 10 veces p o r agua corriente.
segundos.
Se cubre con hem atoxilina-P apanicolaou duran te 40 s.
Se decolora con alcohol.
Se enjuaga con agua corriente hasta elim inar el colorante.
Se cubre con violeta de genciana anilinada durante 3 m in.
Se pasa 10 veces p o r alcohol de 96 grados.
Se retira el exceso de colorante
Se coloca en un baño de A naranjado G 40 s.
Se cubre con y odopovidona (Lugol) duran te 3 m in.
Se pasa 10 veces p o r alcohol de 96 grados.
Se lava rápidam ente con alcohol absoluto.
Se colorea con eosina ácida durante 40 s.
Se colorea con verde brillante al 2% o picroíndigo carm ín
Se pasa 10 veces p o r alcohol de 96 grados.
d u ran te algunos segundos.
Se pasa 10 veces p o r alcohol absoluto.
Se pasa 10 veces con lentitud p o r alcohol absoluto m ás xilol.
Se pasa 10 veces p o r xilol. Ziehl-Neelsen
Se m o n ta en lam inilla. Se hace el frotis de la m anera habitual y se fija a la flama.
Se cubre con fucsina fenicada y se calienta hasta la em isión
de vapores.
Tinta china Se lava con agua corriente.
Para visualizar C. neoformans en líquido cefalorraquídeo. Se decolora con alcohol-ácido (HC1, 1 m i m ás alcohol al
La tin ta china se em plea en un a dilución de 1:2 con agua 70%, 99 mi), d u ran te 5 m in.
destilada. Se lava con agua corriente.
Se coloca un a gota del p roducto biológico p o r exam inar en Se cubre con azul de m etileno duran te 7 m in.
u n p ortaobjetos con un a gota de tin ta china y se coloca Se enjuaga con agua corriente.
el cubreobjetos. Se deja secar y se observa al m icroscopio.

Wright Ziehl-Neelsen modificado de Kinyoun


N o es necesario fijar el frotis. Se seca la preparación.
Se cubre con colorante de W right durante 2 m in. Se cubre con fucsina, se calienta 5 m in y se enjuaga con agua
Se agrega solución am ortiguadora (buffer), m oviendo co n ti­ destilada.
nuam ente la lam inilla para lograr la adecuada d istrib u ­ Se cubre con etanol al 50% hasta elim inar el exceso de colo­
ción de los reactivos. rante.
362 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Se enjuaga con agua destilada y se cubre con ácido sulfúrico Azul de bromotimol
en solución acuosa al 0.5% d uran te 3 m in.
Para añ ad ir al m edio de canavanina-glicina-azul de b ro m o ti­
Se enjuaga con agua destilada y se contrasta con azul de
mol, p ara identificar Cryptococcus gattii. (Véase en el
m etileno al 1% durante 1 m in.
cap. 33 la form a de preparación.)
Se enjuaga con agua destilada, se escurre y se seca.
F unciona com o identificador de pH , dado que C. gattii
degrada la L-canavanina, liberando am onio en el medio,
Reactivos y colorantes que eleva el pH del m ism o.

Azul de metileno
Ácido peryódico, solución de A lcohol 10 m i
Ácido peryódico 1 g Azul de m etileno 1.5 g
Agua destilada 100 m i Fenol 5 g
Agua destilada 100 m i
Agua sulfurosa
A gua destilada 50 m i Azul de triptano
HC1 concentrado 0.5 m i A zul de trip ta n o 1 g
M etabisulfito de sodio 0.2 g Á cido fénico 5 g
Agua destilada 100 m i
Albert, reactivo de
Azul de toluidina 0.15 g Berthelot, solución oligodinámica de
Verde de m alaquita 0.2 g H , 0 1 000 m i
Á cido acético glacial 1 m i Fe2S 0 4-9H 20 50 g
Alcohol al 95% 2 mi M n S 0 4-7H 20 2 g
Agua destilada 100 m i C a S 0 4-2H 20 0.50 g
Se deja reposar 24 h y se filtra. N iC l2-6H 2Ó 0.05 g
C aC l2- 6 H ,0 0.05 g
Aldehido-fucsina, solución de T iS 0 4-4 H ¡0 0.20 g
Z n S 0 4-7H 20 0.10 g
Fucsina básica 1 g
C u S 0 4-5H 20 0.05 g
A lcohol al 70% 200 mi
G IS 0 4-4H 20 0 .1 0 g
Paraldehído 2 m i
H 3B 0 3 0.05 g
Ácido clorhídrico concentrado 2 m i
4 H 2S 0 3 a 66 °C 1 mi
La solución se deja a tem p eratu ra am biente d urante tres días,
Se filtra en papel y se agrega al m edio a razón de 10 gotas/L.
hasta que adopte color azul oscuro.
Se guarda en refrigeración. Se filtra y se deja que llegue a la
tem peratura am biente antes de usarse. Bouin, fijador de
Solución satu rad a de ácido pícrico 300 m i
Amarillo de metanilo, solución F orm ol com ercial al 40% 100 m i
Á cido acético glacial 20 mi
A m arillo de m etanilo 0.25 g
Se precisan u n o a tres días p ara la fijación.
Agua destilada 100 m i
Ácido acético glacial 0.25 m i
Coleman-Feulgen, reactivo de
Andrade, indicador de Se calientan 200 m i de agua destilada y se añade 1 g de fucsi­
na básica; cuando ésta se disuelve, se enfría y se filtra.
Se disuelven 0.5 g de fucsina en 100 m i de agua destilada.
Se añaden 2 g de m etabisulfito de sodio y 10 m i de ácido
Se agrega hidróxido de sodio (N aO H ) N hasta que el color
clorhídrico norm al.
vire a rosa o café (m arrón) rojizo y finalm ente a am arillo
Se deja reposar 24 h y se añaden 0.5 g de carbón activado.
(unos 17 mi).
Se agita 1 m in.
Se agrega el indicador a razón de 1%.
Se pasa a través de papel filtro.
El indicador es incoloro a p H de 7.2 en m edio frío.
El filtrado debe ser incoloro.
Se guarda en refrigeración.
Azul alciano
Azul alciano 0.1 g Cristal violeta
Solución de ácido acético 100 mi
A lcohol de 90 grados 10 m i
Capítulo 34 - Tinciones, reactivos, colorantes y fórmulas diversas • 363

C ristal violeta 1 g Lactofenol, azul de


Á cido fénico cristalizado 2 g
Azul de algodón (de anilina) al 1% 0.05 g
A gua destilada 100 m i
Glicerol 40 m i
Se disuelve el cristal violeta en el alcohol y se agrega poco a
Cristales de fenol 20 g
poco el ácido fénico.
Á cido láctico 20 m i
C uando está hom ogéneo, se añade el agua.
A gua destilada 20 m i
Se deja reposar 24 h y se filtra.

Lugol
Crómico, ácido [trióxido crómico]
Yoduro de potasio (KI) 1 g
Á cido cróm ico 10 g
C ristales de yodo (I) 1.5 g
A gua destilada 100 m i
A gua destilada 100 m i

Dominici, solución de Mucicarmín, colorante de


E ritrosina de G rübler 0.20 g
C arm ín 1 g
N aranja G 1 g
C loruro de alum inio 0.5 g
A gua destilada 100 m i
A gua destilada 2 m i

Eritrosina, solución de Nitrato de plata metenamina [AgN03],


E ritrosina 1 g
solución de
Ácido fénico 5 g
Agua destilada 100 mi A g N 0 3 al 5% 5 m i
H exam etilenotetram ina al 3% 100 m i
El precipitado blanco desaparece m ediante agitación.
Fucsina fenicada Se diluyen 25 m i de esta solución en 25 m i de agua destilada.
Fucsina básica 1 g Al m om ento de usar, se agregan 2 m i de borato de sodio al 5%.
A lcohol absoluto 10 m i
Fenol 5 g
Oro, cloruro de
Agua destilada 300 mi
C loruro de oro 1 g
A gua destilada 100 m i
Giemsa, solución de
Polvo de G iem sa 600 m g
A lcohol m etílico 50 m i
Paragón, reactivo
G licerina n eu tra 50 m i A zul de to lu id in a 0.356 g
El polvo se m achaca con glicerina en u n m ortero. Luego se Fucsina básica 0.135 g
pone a baño M aría 2 h a 55 °C. A lcohol etílico al 30% 50 m i
C o n u n a p a rte de alcohol, se lim p ia el m o rte ro , se filtra y A lcohol isopropílico al 70% (com o fijador)
se agrega el resto del alcohol. Se deja m a d u ra r dos
sem anas. Rojo fenol
In d icad o r p ara agregar a los m edios (se agrega a razón de
Giemsa, solución amortiguadora [Jbuffer], de 1%).
N a9H P 0 4 6.77 g
K H 2P 0 4 2 .5 9 g Rojo de metilo
Agua destilada 1 000 m i
In d icad o r p ara agregar a los medios.
Se utiliza m ezclando 2 m i de la solución con 6 m i del am o r­
tiguador. •
Rosa de Bengala
KOH [Potasio, hidróxido de] O xitona 5 g
D extrosa 10 g
Cristales de hidróxido de potasio 10 g
Fosfato m onopotásico 1 g
A gua destilada 90 m i
Sulfato de m agnesio 0.5 g
Se puede prep arar tam bién al 20%
A gar 20 g
Rosa de Bengala 0.035 g
KOH [Potasio, hidróxido de] - tinta Parker® A gua destilada 1 000 m i
H idróxido de potasio 10 (o 20)% 90 m i Se disuelve p o r calentam iento; se esteriliza 15 m in a
T inta Parker® azul 10 m i 110 °C.
364 • Sección Vili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Si es necesario, se inhibe la contam inación bacteriana, se


agrega 1 m i de sulfato de estreptom icina que contenga 1
Fórmulas diversas
m g/m l p o r cada 20 m i de medio. Azul de lactofenol
Sirve p ara observar preparaciones fijas.
Safranina Se hace la preparación.
Safranina 25 g Se pasa p o r acetona duran te 5 m in.
Alcohol etílico 100 m i Se pasa p o r xilol-acetona d u ran te 5 m in.
Se deja en xilol duran te 30 m in.
Schiff, solución de Se m o n ta con bálsam o de C anadá antes de que seque.

Se disuelven 2 g de fucsina básica en 400 m i de agua destila­


da hirviendo. Goma-cloral
Se deja enfriar a tem peratu ra de 30 °C en u n m atraz de balón Se em plea com o m ontaje p ara m aterial hidratado.
y se agregan 10 m i de ácido clorhídrico (HC1) 2N y 4 g Agua destilada 60 m i
de m etabisulfito de sodio anhidro. G om a arábiga 30 g
Se m ezcla bien y se deja rep osar 24 h en la o scu rid ad , se H idrato de d o ra l 40 g
agregan 2 g de carb ó n anim al (activado) en polvo y se G licerina 20 mi
filtra de inm ediato. Se disuelve la gom a arábiga en agua en “m uñeca”, y el hidrato
Si el colorante se to rn a rosado al secarse, se agregan 8 a 15 m i de d o ra l en glicerina, y se m ezcla cuando estén disueltos
de HC1 2N en pequeñas dosis. p o r com pleto.
Se guarda en la o scurid ad a 4 °C.
Limpiadora de microscopio, solución
Sodio, bisulfito de A lcohol absoluto 33 m i
Bisulfito de sodio 1 g A cetona de 99.5 grados 33 m i
Agua destilada 100 m i Éter sulfúrico 33 m i

Sodio, tiosulfato de Meyer, albúmina de


H ipotiosulfato de sodio 5 g Se utiliza com o fijador de pelos y escamas.
Agua destilada 100 m i C lara de huevo u na parte
G licerina u n a parte
Verde brillante, solución de T im ol unos cristales
Se bate la clara a p u n to de tu rró n , se agrega la glicerina y en
Verde brillante 1 g
seguida los cristales de tim ol.
Ácido acético glacial 1 m i
Agua destilada 100 m i
Raulin, líquido de
Weigert, hematoxilina férrica de Se utiliza com o desco n tam in an te de levaduras y bacterias.
Agua destilada 1 500 m i
Solución A:
A zúcar o rd in aria 70 g
H em atoxilina 1 g
Ácido tartárico 4 g
A lcohol 95% 100 m i
N itrato de am onio 4 g
Solución B:
Fosfato de am onio 0.60 g
C loruro férrico en solución acuosa a 29% 4 m i
C arbonato de potasio 0.60 g
Agua destilada 950 m i
C arbonato de m agnesio 0.40 g
HC1 concentrado 1 m i
Sulfato de am onio 0.25 g
Se m ezclan a partes iguales la solución A y la B.
Sulfato de cinc 0.07 g
Sulfato férrico 0.07 g
Wright, reactivo de Silicato de potasio 0.07 g
C olorante de W right 0.3 g Sulfato de m agnesio (optativo) 0.07 g
G licerina 3 m i
Alcohol m etílico 100 m i
Medios de protección
Wright, solución amortiguadora [¿uffer] de contra los ácaros
Fosfato de potasio m onobásico 6.63 g Las colonias en los m edios de cultivo pu ed en ser invadidas
Fosfato de sodio dibàsico 2.56 g p o r ácaros de los géneros Tyroglyphus y Tarsonemus; m ism os
Agua destilada 1 000 m i que pu ed en aparecer cuando u n a cepa de otro laboratorio se
Capítulo 34 - Tinciones, reactivos, colorantes y fórmulas diversas • 365

Alcohol de 95 grados 0.95 mi


Bicloruro de m ercurio 0.5 g
G licerina 5 m i
Safranina unas gotas
El tap ó n se sum erge en la solución, se tapa el tubo y se corta
el algodón que sobresale de este últim o.

Trampas
Los tubos de cultivo se colocan dentro de recipientes
de vidrio rodeados de u n a mezcla de 2:3 de lanolina y 1:3 de
vaselina.

Aplicación de gelatina sulfatada


G elatina 200 g
Sulfato de cobre (C u S 0 4) 80 g
A gua 1 000 m i

Se calienta un poco la boca del tubo en el mechero de


Bunsen y se sum erge en la mezcla anterior; luego se adhiere un
papel de cigarrillo (papel de arroz) para evitar que los ácaros
p enetren al interior. También se usan discos de papel filtro
im pregnados de lindano, los cuales se introducen en el tubo.
Los estantes don d e se g uardan los tubos p ueden lim ­
piarse con solución de form ol com ercial o se coloca un
m atraz de E rlenm eyer con u n a m echa en su interior y se lle­
na con u n carburante agrícola. Tam bién se usa naftaleno
(paradiclorobenceno) e incluso preparaciones comerciales
Figura 34-1. Huevecillos y ácaros de los cultivos.
com o el H 24 de Bayer®.

Pegamentos para sellar


incorpora a las propias; dichos ácaros se com en los cultivos y
p u ed en extender la contam inación de u n cultivo a otro:
laminillas
incluso son capaces de atravesar tapones de algodón. Se Barniz de uñas [transparente]
reconocen p orque se observan zonas destruidas que sem ejan
Es práctico, barato y fácil de aplicar.
cam inos sobre la superficie del m edio. U n cultivo puede res­
catarse si se cubre con aceite m ineral y se alm acena p o r dos
a tres m eses, entonces los subcultivos estarán libres de áca­ Dunoyer, pegamento de
ros. Estos últim os tam poco toleran el frío, p o r ende, los Lanolina an h id ra 20 g
m edios de cultivo p u eden refrigerarse (figura 34-1). Colofonia 80 g

Solución protectora de cultivos Parañna


Se utiliza en cultivos puestos en tubos de ensayo y con tapón Se disuelve con u n alam bre encorvado y caliente, y se aplica
de algodón. sobre la superficie p o r sellar.

Bibliografía

Alba-Flores J, Garza-Garza D, Martínez E, Osorio M, Ruiz A, Emmons ChW, Binford CH, Utz JP, Kwon-Chung KJ. Medical
Sandoval MA, Tovar C, Trujillo A. Manual de micologia mèdica. mycology, 3rd ed. Philadelphia. Lea & Febiger 1977:535-569.
3a ed. Laboratorio de Micologia, Departamento de Microbiolo­ Keebler C, Reagen J (Eds.). A manual of cytotechnology. Chicago.
gia, Escuela de Ciencias Biológicas. México. IPN 1982. American Society of Clinician Pathologists Press 1983:323.
Bonifaz A. Micologia médica básica. 3a ed. México. McGraw- López-Martínez R, Méndez-Tovar LJ, Hernández-Hernández
Hill 2009:499-507. F, Castañón-Olivares R. Micologia Médica. Procedimientos para
366 . Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

\ ,4 i¡;
' ^^d iagn ó stico '^la b o ra to rio , 2da ed. México. Trillas 2006:149- ♦ Renwick EL. Coloración de Papanicolaou. Buenos Aires. Hosp
Nac Prof. A. Posadas 2009.
-u *.
♦ Pérez v!', Hernández Y, Colella MT, Roselló A, Hartung de Capri- ♦ Segretain G, Drouhet E, Mariat E Diagnostic de laboratoire en
les C, Olaizola C, Magaldi S, Mata-Essayag S. Identificación de mycologie médicale, 4a ed. Paris. Maloine 1979:127-138.
Cryptococcus neoformans var. gatti mediante el uso del medio de ♦ Torres-Rodríguez JM, Palacio-Hernández A, Guarro-Artigas J,
canavanina-glicina-azul de bromotimol (CGB). Rev Soc Ven Negroni-Briz R, Pereiro-Miguens M. Micología médica. Barcelo­
Microbiol 2003;23(2):158-162. na. Masson 1993:11-22.
35 Antimicóticos

Se h an descubierto m uy pocos antim icóticos en com p ara­ ciones p o r hongos em ergentes, la posible resistencia a azoles
ción con los antibióticos antibacterianos, y pu ed en ser fun- y la poca disponibilidad de pruebas de sensibilidad. Un reto
gistáticos o fungicidas, según inhiban el crecim iento o m uy im p o rtan te p ara la in d u stria farm acéutica ha sido el
produ zcan lisis de los hongos. m ejor conocim iento de las propiedades biológicas de los
U no de los adelantos m ás sobresalientes, y que ha sido hongos p ara tratar de diseñar antim icóticos que actúen en
fun d am en tal en el desarrollo de los nuevos antim icóticos, es sitios específicos de las células eucarióticas de los hongos,
la definición de la célula fúngica en contraposición con otras que no estén presentes en las células hum anas, o ampliar y
form as eucarióticas, en especial las de m am íferos. Las dife­ m ejorar la eficacia y la tolerabilidad de los ya existentes. Por
rencias están encabezadas po r la presencia de ergosterol, y tal m otivo, u n o de los retos en el tratam ien to de micosis
no de colesterol, com o el esterol m ás im p o rtan te de la m e m ­ invasivas será diseñar estrategias apropiadas de uso de los
bran a celular (excepto en Pneumocystis jiroveci), así com o antifúngicos, ten ien d o en cuenta los escenarios cambiantes
p o r la p rod ucción de quitina y [3-glucanos com o parte de la en función de los factores de riesgo, del estado de inm unosu-
estru ctu ra de la pared celular. Tam bién están la vía del ácido presión y de los hongos causales.
a-a m in o ad íp ico p ara la síntesis de lisina, y disim ilitudes en
la síntesis de ácido nucleico y los m ecanism os de división
nuclear. En los hongos la pared celular tiene un a función
Interacciones
sim ilar a la de la pared celular de las bacterias, y no existe en O cu rren cuando los alim entos, el alcohol u otras sustancias
las células de m am íferos, p or lo que ahora se considera el alteran la actividad específica de u n m edicam ento en el cuer­
sitio ideal p ara la inhibición de la biosíntesis de los dos po. Estas interacciones p ueden ser farm acocinéticas, como
im po rtan tes com ponentes m encionados: glucanos y quitina. los cam bios en absorción, distribución, m etabolism o o eli­
El m ecanism o de acción de los antim icóticos es variado; m inación del m edicam ento, o farm acodinám icas, y ocasio­
la griseofulvina actúa sobre la síntesis de proteínas de m icro- n ar antagonism o, efectos aditivos que dep en d en de receptores
túbulos, e inhibe la reproducción celular específicam ente en sim ilares, o actividad fisiológica.
derm atofitos. La 5-fluorocitosina (5-FC) fue el p rim er co m ­ La m ayoría de los antifúngicos sistém icos se m etaboliza
puesto sintético en im pedir la reproducción celular, pero está en el hígado; p o r ello, los m etabolitos solubles en agua se
lim itado a la terapéutica com binada. Los polienos, com o la p ueden elim inar con m ayor facilidad que los lipofílicos. Un
anfotericina B y nistatina, afectan la m olécula de ergosterol paso fu n d am en tal en este proceso es la m onooxigenación
de las m em bran as fúngicas. Los im idazoles y los triazoles tie­ p o r enzim as del citocrom o P450. Estas enzim as constituyen
nen actividad prim aria en el sistem a enzim àtico de cito cro ­ u na fam ilia de h em oproteínas presentes en todos los tejidos,
m o P450 involucrado en la síntesis de ergosterol de la pero m uy concentradas en las células hepáticas. Se clasifican
m em brana celular. en familias 1, 2 y 3, en subfam ilias A, B, C y D, y en las isoen-
La terbinafina actúa sobre la epoxidación de escualeno, zim as específicas 1, 2, 3 y 4. En derm atología, u na de las
y es fungicida. U na lim itante de los azoles en particu lar es su isoenzim as m ás im portantes es la citocrom o P450 3A4 (CYP
actividad fungistática, pero se han logrado avances especial­ 3A4) que m etaboliza astem izol, antiarrítm icos, cortisol,
m ente en su espectro de acción y su seguridad. Los nuevos ciclosporina A, estradiol, tacrolim ús, itraconazol y ketoco-
antim icóticos, com o las n eu m ocan dinas y las nikkom icinas nazol, entre otros.
afectan la pared celular al in hibir la síntesis de glucanos y de El m etabolism o está d eterm in ad o genéticam ente, y las
quitina. Por ende, conviene conocer las aplicaciones, v en ta­ personas se clasifican en m etabolizadoras rápidas o lentas.
jas y lim itaciones de estos antim icóticos, sobre to do los efec­ Por tanto, la m edicación concom itante, las sustancias quím i­
tos colaterales y las interacciones. cas o los alim entos p ueden in d u cir o inhibir la actividad de
En los últim os años, se h an pro du cido cam bios llam ati­ estas enzim as.
vos en cuanto a datos epidem iológicos, diagnóstico, p ro n ó s­ La inducción enzim àtica increm enta la biotransform a-
tico y tratam ien to de las micosis, en especial de las invasivas. ción y, p o r ende, dism inuye la concentración del m edicam en­
Los problem as actuales para el uso de antifúngicos son la to y puede generar fracaso terapéutico; por ejemplo, son
presencia de u n m ayor n ú m ero de infecciones sistémicas, el inductores de CYP 3A carbam azepina, fenitoína, cortisol,
uso de inm unosupresores y citotóxicos, la pandem ia de dexam etasona, griseofulvina, rifam picina y fenobarbital.
infección p o r virus de la inm unodeficiencia h u m an a (V IH )/ Los inhibidores enzim áticos reducen la biotransform a-
SIDA (síndrom e de inm unodeficiencia adquirida), las infec­ ción y p erm iten el aum ento de las concentraciones del fárm a-

367
368 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

• Cuadro 35-1. Clasificación de los antim icóticos

Radiaciones
UV [2 0 0 0 a 1 8 0 0 A]
X
Agentes físicos Ultrasonido
Temperatura
Calor mayor de 40 °C

Sulfonamidas
Sulfonas
Diamidinas aromáticas
Estilbamidina
Sistémicos Pentamidina
Propamidina
Yoduro de potasio

Metales pesados [Hg, Ag, Cu, Zn]


Halógenos 0, Cl, Br]
Alcoholes y fenoles
Hipoclorito de sodio al 20%
Antiguos Disulfuro de selenio
Derivados del ácido benzoico
Urea
Ungüento de Whitfield
Agentes químicos — Acidos grasos
Ácido undecilénico
Álcalis
Tópicos Bicarbonato de sodio
Colorantes
Violeta de genciana
Fucsina [tintura de Castellani]
Verde brillante [tintura de Milian]
Alilaminas
Tolnaftato, tolciclato
Pirrolnitrina
Piritione de cinc

5-Fluorocitosina [sistèmico]
Modernos Imidazoles [tópicos y sistémicos]
Alilaminas [tópicas y sistémicas]
— —

Por hongos Griseofulvina

Anfotericina B
Antibióticos [producidos Derivados poliénicos — Nistatina
por microorganismos] Por actinomicetos — Pimaricina [natamicina]

Saramicetina [no disponible]

Por mixobacteriales Ambruticina

co, con increm ento potencial de su toxicidad; p o r ejemplo, fenadina, astem izol, litio, digoxina y teofilina, o de fárm acos
son inhibidores de CYP 3A la cim etidina, la eritrom icina, el inductores o inhibidores de las enzim as citocrom o P450.
etinilestradiol, la ciprofloxacina, el sulfam etoxazol, el itraco- En el cuadro 35-1 se presenta u n a clasificación de los
nazol y el ketoconazol, así com o el jugo de toronja, que parece antim icóticos.
actuar por un efecto farm acocinético de un a furo cum arin a o
po r flavonoides com o la narigenina (toronja) y quercetina.
Es im portante reconocer los factores de riesgo de una
Antimicóticos clásicos
interacción m edicam entosa, com o: cualquier m odificación Casi todos son de espectro reducido. Algunos se em plean de
en u n régim en terapéutico, disfunción renal o hepática, y uso m an era em pírica; otros no son antim icóticos en el sentido
de productos con m argen terapéutico estrecho, com o warfa- estricto, sino antisépticos que actúan com o fungistáticos de
rina, anticonceptivos, anticonvulsivos, benzodiazepinas, ter- m o d o indirecto al m odificar características locales.
Capítulo 35 - Antimicóticos • 369

Yodo com binado con sales de cinc y calcio; el prim ero suprim e de
m anera eficiente la inflam ación, y tiene acción astringente
Se utiliza com o tin tu ra al 1% en solución alcohólica o acu o ­
(undecilenato). Se desconoce el m ecanism o de acción, pero
sa. Es fungicida de am plio espectro, barato y eficaz; se desco­
se señala que éste, al igual que otros ácidos grasos naturales,
noce el m ecanism o de acción. Es utilizado principalm ente en
tiene actividad fungistática y puede ser fungicida p o r exposi­
tiñas y pitiriasis versicolor. Está contraindicado aplicarlo en
ción d u rad era a concentraciones altas del medicam ento. Es
piel inflam ada, pues puede ser irritante.
eficaz contra derm atofitosis, en p articular tiña de los pies. Se
presenta en pom ada, espum a, crem a, polvo en aerosol, y p o l­
Hipoclorito de sodio vos. La p o m ad a de undecilenato de cinc contiene 5% de áci­
Tiene actividad antim icótica en especies de Malassezia. Se do undecilénico y 20% de cinc. Se aplica dos veces al día
utiliza en solución acuosa al 20%, dos veces al día. Puede ser duran te cuatro sem anas. T iene cierto efecto irritante y olor
irritante. característico.

Urea Sulfato de cobre al 1 por 1 000, permanganato


Es un queratolítico que rom pe puentes de hidrógeno de las de potasio al 1 por 10 000, y solución de Burow
proteínas. Se utiliza en pom adas al 10 a 40% para aplicaciones Solución de Burow que contiene acetato de calcio y sulfato
1 o 2 veces al día. Está indicada en tiñas hiperqueratósicas de de alum inio: al hacerse la m ezcla de un sobre de 2.2 g en
m anos y pies, y p ara avulsión ungueal en onicom icosis a con­ 1 L de agua se form a acetato de alum inio a 1:40. Son antisépti­
centraciones de 40%. Hay una preparación com ercial para esta cos con actividad antibacteriana; se usan en form a de fom en­
últim a indicación, con bifonazol al 1%. Q uizá sea irritante. tos ante infección agregada en tiña de pies o de la cabeza.

Ungüento [pomada] de Whitfield Violeta de genciana


Se usa desde 1912; fue ideado por el autor a quien debe su Se usa en solución acuosa o alcohólica al 1% en candidosis
nom bre. Está com puesto por vaselina con ácido benzoico al (candidiasis). N o es m uy recom endable p o r su aspecto
6% y ácido salicílico al 3%; una presentación en gel contiene antiestético, y p o r la probabilidad de originar necrosis epi­
60% de propilenglicol, 6% de ácido salicílico y 20% de etanol. dérm ica.
El ácido benzoico actúa com o fungistático, m ientras que el
ácido salicílico lo hace p o r m edio de su efecto queratolítico, Tintura de Castellani
de m an era que el ungüento propicia la erradicación de la
Se elabora a base de fucsina; es útil en tiñ a de los pies con
infección cu ando se ha desprendido el estrato córneo infec­
infección agregada.
tado. Es eficaz en m icosis superficiales, especialm ente en tiña
de los pies. Se aplica u n a a dos veces al día durante 2 a 4
sem anas. T iene débil p o d er sensibilizante, y rara vez produce Tintura de Milian
derm atitis p o r contacto. No se recom ienda aplicar en g ran ­ Se elabora con verde de m etilo, 0.1 g; violeta de genciana,
des áreas p o r la posibilidad de absorción percutánea y riesgo 0.1 g; alcohol, 30 mi, y agua destilada, cbp 30 mi. Se utiliza en
de toxicidad para el sistem a nervioso central (SNC) (salici- algunos intertrigos.
lism o), la cual se m anifiesta en horas o días p o r náuseas,
dolor abdom inal, vóm itos, confusión, m areo, delirio, psico­ Glioquinol o cloroyodohidroxiquinoleína
sis e incluso estupor, com a y m uerte. Los salicilatos pueden [Vioformo®]
ocasionar tinnitus, taquipnea y acidosis.
Es u n a q uinolina halogenada con actividad antim icótica y
antibacteriana. Se presenta en p o m ad a al 3%. Se usa en m ico­
Acido salicílico sis superficiales, com o tiñas, candidosis, así com o en d erm a­
La form a natural se obtiene del árbol Salis alba y hay u na titis seborreica. Es m uy útil ante infección agregada. En
m o dalidad sintética (ácido hidroxibenzoico). Se em plea en pacientes seleccionados, se puede utilizar con hidrocortiso-
solución o p om ada al 1 a 3%; no es antifúngico, sino que na. Se aplica 2 a 3 veces al día duran te 2 a 4 sem anas. Es raro
actúa com o queratolítico, de m anera que favorece la desca­ que origine derm atitis p o r contacto.
m ación y, p o r tanto, la elim inación de los hongos que afectan
la capa córnea, en particu lar los derm atofitos. Se p ueden Haloprogín
com binar 10% de ácido salicílico y 20% de u rea p ara la elim i­
Se m enciona sólo p o r su interés histórico. Fue sintetizado
nación atraum ática de uñas. Al igual que el anterior, si se
p o r Seki y colaboradores en 1963. Es u n éter fenólico haloge-
aplica en grandes áreas plantea el riesgo de salicilismo.
nado con espectro que abarca derm atofitos, Malassezia y
Candida (yodopropiniltriclorofenol [C9H 4C13I0 ]). A ctúa al
Ácido undecilénico in h ib ir la respiración celular, y p roduce daño en la m em bra­
Acido graso no saturado (ácido 10-undecenoico); com pues­ n a de levaduras, pero no se conoce bien su m ecanism o de
to n o saturado de 11 carbonos que casi siem pre se utiliza acción. Se absorbe poco en la piel y en el organism o es trans-
370 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

coccidioidom icosis e histoplasm osis; se utiliza 1 g al p rin ci­


pio, y luego 500 m g/día d u ran te meses.

Diaminodifenilsulfona [DDS] o dapsona


C om puesto relativam ente insoluble en agua y análogo
estructural y antagonista del ácido para-am inobenzoico
(PABA), p o r lo que im pide que el m icroorganism o utilice de
m anera adecuada este ácido p ara la síntesis de ácido fólico.
Por tanto, los m icroorganism os sensibles son aquellos que
sintetizan su p ropio ácido fólico; no así los que utilizan ácido
fólico preform ado. Su indicación fu ndam ental es en actino-
m icetom as. La dosis diaria en prom edio es de 100 mg.

S
Diamidinas aromáticas
Tolciclato C om puestos variados, com o la estilbam idina, pen tam id in a y
propam idina; se utilizan en enferm edades p o r protozoarios,
Figura 35-1. Estructura química de antim icóticos tópicos clásicos. com o leishm aniasis y tripanosom iasis. T ienen alguna activi­
dad en histoplasm osis y blastom icosis. Las diam idinas p ro ­
bablem ente utilizan un tran sp o rta d o r que es selectivo para
form ado en triclorofenol. H abía presentaciones en crem a o adenina y adenosina, p u rin as que deben ser “im po rtad as”
solución al 1% para aplicar dos veces al día duran te 2 a 4 para asegurar la supervivencia del m icroorganism o. G ene­
sem anas, sus principales indicaciones eran derm atofitosis de ran efectos neurotóxicos graves.
piel lam piña y pitiriasis versicolor. Era poco eficaz y se to le­
raba mal; p od ía causar irritación, prurito, vesículas y sensa­
ción ardorosa en los pies si se usaba calzado m uy oclusivo. Yoduro de potasio (KI]
No se encuentra disponible.
Se usa com o antim icótico desde principios del siglo XX; en
1903, C harles Lucien de B eurm ann y H enri G ougerot lo u ti­
Tolnaftato lizaron en esporotricosis. Se presenta en form a de cristales
A lilam ina (O -2-naftil-m , iV -dim etiltiocarbanilato [C19H 17 blancos, hidrosolubles, con peso m olecular de 166; contiene
NOS]) sintetizada en 1962 p o r N oguchi y colaboradores 76% de yodo y 23% de potasio. La solución acuosa es n eu tra
(figura 35-1). Es un com puesto incoloro e inodoro, soluble o ligeram ente alcalina.
en polietilenglicol y cloroform o, ligeram ente en éter y alco­ N o se conoce con exactitud el m ecanism o de acción; en
hol, e insoluble en agua. Es fungicida o fungistático según su enferm edades inflam atorias afecta la quim iotaxis de los neu-
concentración; quizá destruya ribosom as, pero no se conoce trófilos. N o actúa in vitro contra Sporothrix, incluso a co n ­
bien su m ecanism o de acción. N o se absorbe p o r la piel, no centraciones de 10%; parece que la m olécula de yodo tiene
es tóxico ni sensibilizante. A ctúa en m icosis superficiales, actividad antifúngica directa in vivo, pues p o r m icroscopía
com o tiñas, pitiriasis versicolor, otom icosis y candidosis. electrónica se ha observado degeneración celular ante KI a
Puede utilizarse la presentación en talco com o profiláctico diferente concentración. Su principal efecto quizá es u n estí­
en tiñas. Se presenta en solución, crem a o polvo al 1%; se m ulo de la fagocitosis en el ám bito del sistem a de m ielope-
aplica dos veces al día durante dos a tres sem anas; se ha roxidasa; tam bién se considera m o d erad o r de la respuesta
inform ado derm atitis p o r contacto. inflam atoria, y no parece au m en tar la actividad de m onoci-
tos o neutrófilos p ara elim inar Sporothrix schenckii.
Tolciclato C-ZV-dimetiltiocarbanilato] Es el tratam ien to m ás adecuado p ara esporotricosis fija
y linfangítica, p ero n o es m uy activo en presentaciones dise­
Tiene com posición, actividad e indicaciones sim ilares al
m inadas o sistémicas; tam bién se utiliza en basidiobolom i-
an terior (figura 35-1). No se conoce su m ecanism o de acción,
cosis y en granulom as subcutáneos p roducidos p o r P ythium
pero se cree que actúa en las m itocondrias y los ribosom as
insidiosum.
fúngicos. Su espectro abarca a los derm atofitos, Candida spp.
Se recom ienda u n a fórm ula con 300 m i de agua destila­
y Malassezia. Se presenta en crem a, solución al 1% o polvo al
da y 20 g de KI; cada cucharada de 5 m i contiene alrededor
0.5%; se aplica dos veces al día durante 2 a 4 sem anas.
de 1 g.
Se ad m in istran 3 a 6 g/día duran te 2 a 3 meses; es reco­
Sulfonamidas m endable prolongar el tratam ien to u no o dos m eses después
de la curación. Se puede usar u n a solución saturada que co n ­
A ntibacterianos con actividad contra actinom icetos que tenga 1 g/m l (o 47 m g/gota); se inicia con 10 gotas p o r vía
producen m icetom as y actinom icosis; son eficaces ante para- oral tres veces al día y se au m en ta en form a progresiva hasta
iv n g ,u -l m i y u s ./ n i£ y j o c n iiv -ia j l \j g u i a d p v ji v id

producen m icetom as y actinom icosis; son eficaces ante para- oral tres veces al día y se au m en ta en form a progresiva hasta
x <-> O ■ O o /J “ ~ j - ' » -*-v~

produ cen m icetom as y actinom icosis; son eficaces ante para- oral tres veces al día y se au m en ta en form a progresiva hasta
Capítulo 35 - Antimicóticos • 371

M embrana celular ------------- Sín tesis de ácido nucleico


Polienos: anfotericina B, nistatina 5-fluorocitosina
Imidazoles y triazoles
Pradimicinas
Benanomicinas
Alilaminas: terbinafina
Morfolinas

Pared celular
Equinocandinas
División nuclear
Neumocandinas
Griseofulvina
Nikkomicinas

Figura 35-2. Sitio de actividad de los antifúngicos, los clásicos y los nuevos.

40 gotas, según la tolerancia. En niños se ha propuesto in i­ carbono, cerrado p o r dobles enlaces; se conocen m ás de 60
ciar con la dosis de 150 m g/día y aum entar con rapidez en 11 com puestos; los m ás usados e im portantes son la nistatina y
días a u n m áxim o de 160 m g/kg/día; sin em bargo, el autor ha la anfotericina B; la p im aricina (natam icina) es de uso lim i­
usado la m itad de la dosis de los adultos desde el principio tado y se utiliza casi de m an era exclusiva en queratitis micó-
con la solución saturada. Para evitar la irritación gastrointes­ tica; no están disponibles la tricom icina (hachim icina), la
tinal, se puede to m ar con agua, jugos de frutas o leche. candicidina ni la ham icina. A ctúan al unirse con gran afini­
C om o efectos adversos se presentan irritación gástrica, dad a los esteróles (ergosterol) de las m em branas de los h o n ­
dolor abdom inal, náuseas y vóm itos; es probable que aparez­ gos, lo cual altera la p erm eabilidad de las m ism as y origina
can m anifestaciones de yodism o, que sem ejan u n resfriado poros y cráteres que p erm iten la salida de iones intracelula-
com ún, así com o boca ardorosa, sabor m etálico y exantem as res y ocasionan m u erte p o r lisis celular (figura 35-2).
acneiform es papulopustulares o pustulares.
La toxicidad por potasio se manifiesta p or confusión, Nistatina
arritm ia, adorm ecim iento de m anos o debilidad general (en el
En 1950, E. L. H azen y R. Brown la aislaron a partir de
cap. 13 se describen estos efectos adversos con m ayor detalle).
S. noursei; tam bién se aísla de S. albulus, y en 1954 la FDA
Es com ún que adem ás sobrevenga hipertrofia gradual
(Food and D rug A dm inistration) aprobó su uso. Su nom bre
de las glándulas salivales y lagrim ales, así com o u n a eru p ­
se deriva del lugar de las investigaciones (New York State,
ción acneiform e sobre todo en tórax. Estos efectos desapare­
nystatin), que adem ás, fue el p rim er sitio en el que se encon­
cen después de in te rru m p ir el fármaco.
tró disponible. Es u n tetraeno con 46 átom os de carbono
No debe proporcionarse a em barazadas p o r el riesgo de
(C46H y70 19H) con peso m olecular de 926, con u n anillo
ocasionar hipotiroidism o congènito y m uerte fetal. El KI se
m acrólido con cuatro dobles enlaces y u n a m icosam ina
clasifica en la categoría D, p o r lo que tam poco pueden utili­
(figura 35-3). Es poco soluble en agua y ligeram ente soluble
zarlo las m adres que am am antan. Antes de prescribir KI es
en alcohol. A ctúa p o r contacto directo. Es fungistático y fu n ­
conveniente investigar antecedentes de enferm edad tiroidea
gicida; inhibe la respiración celular, altera el m etabolism o
o autoinm unitaria, o si el enferm o tom a otros m edicam entos,
del fósforo inorgánico y, p o r alteraciones secundarias en la
com o la am iodarona, que afectan la función de la tiroides.
m em b ran a fúngica (form ación de poros), perm ite el paso de
A nte efectos colaterales graves, se debe suspender el KI,
sustancias tóxicas al in terio r de la célula. Es de espectro red u ­
con lo cual habitualm ente rem iten, aun el hipotiroidism o, en
cido y específico p ara infecciones p o r Candida. Q uizá haya
el transcurso de un mes; en algunos casos, incluso es posible
cepas resistentes.
indicar glucocorticoides.
La absorción p o r vía digestiva es nula o m uy baja; no se
absorbe p o r piel y m ucosas. Está indicada en todas las formas
Antibióticos poliénicos de candidosis. Se usa p o r vía oral para esterilizar el tubo diges­
tivo y evitar extensión perianal, o disem inación sanguínea a
Los m acrólidos poliénicos fueron los p rim eros antim icóticos p artir de un foco intestinal en inm unodeficientes; se puede
que se obtuvieron, a p artir de la ferm entación de especies de usar com o profiláctico en prem aturos y para evitar vaginitis.
Streptomyces, entre m ediados y finales de la década de 1950. Se presenta en solución (100 000 U en 5 mi), tabletas
Están form ados p o r un anillo lactona de 26 a 38 átom os de (500 000 U), ungüento, polvo, y óvulos vaginales (100 000 U).
372 • Sección Vili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

OH

OH
OH

Griseofulvina 5-fluorocitos¡na
C i7H17Ci 0 6 pm: 352.77 C4H4FN3O pm: 129

Figura 35-3. Estructuras químicas de antimicóticos sistémicos clásicos.

Se aplica una a dos veces al día po r una a dos sem anas o hasta siva en animales, en dosis de m ás de 8 m g/kg/día, pero es nefro-
la curación. Por vía oral, se recom iendan 500 000 a 1 m illón tóxica en seres hum anos. Se desconoce si estará disponible.
de unidades tres veces al día.
N o es tóxica; se tolera bien p o r vía cutánea; a veces p ro ­ Pimaricina [natamicina]
duce derm atitis p o r contacto. Por vía oral llega a causar n á u ­
Es u n derivado poliénico poco soluble en agua, extraído de
seas, vóm itos y diarrea, incluso excepcionalm ente síndrom e
Streptomyces nataliensis y S. gilvosporeus. A ctúa in vitro co n ­
de Stevens-Johnson. Su uso durante el em barazo se ha rela­
tra derm atofitos, Candida, Aspergillus, A crem onium y Fusa-
cionado con hipospadias.
rium , p o r lo que su principal indicación es en queratitis
Nistatina liposomal m icótica. Se aplica en solución o crem a al 5% cada 2 h d u ra n ­
te 24 h. N o se absorbe, p ero puede causar irritación.
Aún se encuentra en fase de desarrollo. Actúa de la m ism a
m anera que anfotericina B. Se ha elaborado una presentación
m ultilam inar que conserva su actividad in vitro. Se ha usado en Anfotericina B
candidosis y aspergilosis, y com o terapéutica em pírica en En 1955, W. Gold, Vandeputte, J. F. Pagano y cois, la aislaron a
pacientes con neutropenia febril. Es eficaz en aspergilosis inva­ partir de cultivos de Streptomyces nodosus. Es u n heptaeno
Capítulo 35 - Antimicóticos • 373

(C47H 73N 0 17) con peso m olecular de 924; contiene siete enla­ u na solución coloidal cuando se dispersan en solución acuo­
ces no saturados y una m icosam ina unida al carbono 19 por sa), que se diluye en 10 a 20 m i de agua estéril si el frasco ám pu­
u n enlace glucosídico (figura 35-3). Es un polvo amarillo, la viene con 50 o 100 mg, respectivamente, para obtener una
insoluble en agua, alcohol y otros solventes orgánicos; cuando concentración de 5 m g/m l. Posteriorm ente, se prepara la infu­
se hidrata, form a una solución coloidal; es soluble en dimetil- sión al diluir el volum en reconstituido con siete partes de dex-
sulfóxido. Hay u n éster metílico que tiene m ayor hidrosolubi- trosa al 5%, para lograr u na concentración de 0.625 mg/ml.
lidad y eficacia terapéutica en animales, pero es neurotóxico La anfotericina B desoxicolato se diluye prim ero en
en seres hum anos. La vía de uso es intravenosa; después de 10 m i de agua estéril (inyectable) para obtener una concen­
entrar en la circulación tiene vida m edia de 24 h y 95% está tración de 5 m g/m l, y posteriorm ente se diluye en solución
unida a proteínas plasmáticas, pero no se acum ula en el plas­ glucosada (en prom edio 500 mi), de m odo que la concentra­
ma; quizá se une al colesterol de las m em branas celulares de ción para adm inistración lenta m ediante venoclisis sea de 0.1
diferentes tejidos; tiene gran capacidad de alm acenam iento m g/m l. Su actividad dism inuye después de 24 h de la prepa­
extravascular. En el líquido cefalorraquídeo (LCR), se detecta ración; se desactiva p o r el calor y la luz; queda retenida en
2.5% de la dosis por vía intravenosa, y casi no cruza la barrera filtros Seitz, y se precipita en solución salina. Se coloca en un
hem atoencefálica. Por vía oral se absorbe m enos de 5%, y no frasco cubierto p ara protegerlo de la luz y se inyecta p o r veno­
se absorbe p o r vía intramuscular. Se elim ina con lentitud; 4 a clisis con catéter profundo. Esta cantidad de solución se sum i­
5% se excreta p o r los riñones en form a activa. Se une con rapi­ nistra a goteo lento, durante 2 a 8 h. La adición de electrólitos
dez al ergosterol y ocasiona alteraciones estructurales reversi­ a la solución de venoclisis causa agregación del coloide, y la
bles ante concentraciones pequeñas, así com o irreversibles a solución turbia no debe utilizarse porque es m uy probable
grandes concentraciones (figura 35-2). que las cifras del fárm aco en sangre sean m uy bajas.
T iene am plio espectro antim icótico, sobre to do en h o n ­ La dosis se ha fijado de m an era em pírica y p o r la p rácti­
gos de m icosis sistémicas: Cryptococcus neoformans, Histo- ca; se in crem en ta de m o d o progresivo (se inicia con 0.25 m g/
plasm a capsulatum, Blastomyces dermatitidis, Coccidioides kg p ara ad m in istrar en 2 a 6 h, y se increm enta hasta alcanzar
immitis, Paracoccidioides brasiliensis, Aspergillus, S. schenc- 1 m g/kg); se utiliza a diario o cada 2 a 3 días, duran te 4 a 6
kii, Rhodotorula y M ucorales así com o en m odalidades p ro ­ sem anas o hasta cuatro meses. La dosis m áxim a no debe
fundas de candidosis, y candidosis m ucocutànea crónica. Se exceder los 1.5 m g/kg/día.
ha in form ado resistencia en especies de Candida, en especial Por vía intratecal se aplica 0.1 a 1 mg. Se diluye en la
C. glabrata. jeringa con 2 a 3 m i de LCR, y se ad m in istra dos veces por
Es el tratam iento idóneo de casi todas las micosis sistém i­ sem ana sin sobrepasar 15 mg.
cas; todavía se considera el estándar, y está indicado en candi­ La form a liposom al se puede ad m in istrar en dosis más
dosis sistèmica, visceral, granulom atosa o m ucocutànea altas; de 3 a 5 m g/kg. La anfotericina de com plejos lipídicos
crónica, así com o tam bién en coccidioidomicosis, criptococo- puede sum inistrarse en dosis de 5 m g/kg/día; y la anfoterici­
sis, histoplasm osis, blastomicosis, paracoccidioidom icosis, na de dispersión coloidal, en dosis de 3 a 4 m g/kg/día al in i­
aspergilosis, m ucorm icosis, esporotricosis disem inada y neu- cio, e in crem en tar h asta 6 m g/kg al día. G eneran m enos
mocistosis. efectos adversos, y p erm iten ad m in istrar dosis m ás altas,
En candidosis disem inada y criptococosis, el uso ju nto aunque el costo es mayor.
con 5-FC tiene efecto sinèrgico; esto perm ite reducir la dosis En algunos lugares se en cu en tra disponible com o sus­
y, com o consecuencia, la toxicidad, así com o elim inar im itan ­ pensión, crem a, tabletas y óvulos vaginales. Para portadores
tes que m uestran resistencia al 5-FC. N o está claro si hay de sonda a perm anencia, hay u n a solución para vía intravesi-
sinergism o o antagonism o con los imidazoles. cal; se p rep ara con 50 m g de anfotericina B y 1 000 m i de
Las presentaciones farmacéuticas incluyen: a) desoxicola- solución glucosada al 5%. Se irrigan 200 a 300 m i tres veces
to (Terix®: frasco ám pula [vial] con 50 m g de anfotericina, al día d u ran te cuatro a cinco días. Se llega a aplicar p o r vía
41 m g de desoxicolato de sodio, y 20 m g de am ortiguador de in traarticu lar e intraventricular.
fosfato de sodio); b) anfotericina liposom al (AmBisome®: D urante el sum inistro, cada 30 m in se m id en la tem p e­
50 m g de anfotericina y 350 m g de lípidos [lecitina deshidroge­ ratura, el pulso, y la presión arterial, y se observa el estado
nada de soja] a lo cual se deben añadir 12 m i de agua inyectable general. A ntes de iniciar el esquem a de tratam iento conviene
para obtener una concentración de 4 m g/m l); la form a en lipo- ad m in istrar u n a dosis de pru eb a con u n 1 m g disuelto en
somas tiene la ventaja de que son vesículas de fosfolípidos para 20 m i de solución glucosada al 20%, para adm inistrar
el transporte del fárm aco y tienen m enor nefrotoxicidad; c) en 30 m in; se vigilan los signos vitales y se registra la presión
lipidica (Abelcet®: que contiene dimiristofosfatidilcolina y arterial cada 30 m in d u ran te las 2 a 4 h siguientes; si hay una
dimiristofosfatidilglicerol en una mezcla de 7:3 con alrededor reacción secundaria, habitualm ente cesa en 30 a 45 m in; en
de 35 m m ol de anfotericina), la cual se prepara al diluir las ausencia de reacción se procede al inicio del tratam iento.
ám pulas necesarias con solución glucosada de m odo que la Las reacciones adversas son variadas; dependen de
concentración de la mezcla sea de 1 m g/m l, y se debe adm inis­ hipersensibilidad o de efecto tóxico directo, de ahí que debe
trar a 2.5 m g/kg/h (en prom edio se adm inistra en 2 h), y d) de valorarse cuidadosam ente el riesgo-beneficio p ara decidir su
dispersión coloidal (Amphosil®: que contiene cantidades casi utilización. Se ha observado que los efectos adversos em pie­
equivalentes de anfotericina y sulfato de colesteril, que form an zan después de 3 h de iniciada la adm inistración intravenosa,
374 • Sección V ili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

y se deben en parte a m ayor síntesis de prostaglandinas y 5-Fluorocitosina (5-fluocitosina)


m ayor liberación de histam ina, que desencadenan fiebre,
náuseas, vóm itos, escalofríos, cefalea, hipotensión, disnea y En 1963, E. G runberg, E. T itsw orth y J. E. B ennett describie­
taquipnea. La reacción local m ás im portante es la trom bofle­ ron la actividad antifúngica de esta sustancia. En 1967,
bitis, que se evita al utilizar una llave de dos vías duran te el G runberg, Prince y John P. Utz la usaron con resultados
sum inistro; en un a se coloca el antim icótico, y en la otra, satisfactorios en seres hum anos.
solución fisiológica que se aplica periódicam ente a goteo le n ­ Se trata de u n a pirim id in a fluorada sintética (C4H 4-
to y que actúa com o lavado m ecánico de la vena y dism inuye FN 30 ) con peso m olecular de 129, antim etabolito de la cito-
la irritación. cina, con estru ctu ra quím ica p arecida a la del 5-fluorouracilo
Por otra parte, el sum inistro rápido puede causar sudo- (figura 35-3), y soluble en agua y alcohol.
ración, vértigo, dolores generalizados, crisis convulsivas, Es fungicida y fungistática in vitro, pero in vivo sólo es
choque, fibrilaciones e incluso paro cardiaco. D espués de la fungistática. A ctúa sobre Candida albicans y otras especies
adm inistración p o r vía intravenosa lenta puede sobrevenir com o C. (Torulopsis) glabrata, C. neoformans, Aspergillus,
fiebre de 40 °C, escalofríos, anorexia, cefalea, náuseas, v ó m i­ Phialophora y Cladophialophora (Cladosporium ). Las cepas
tos (20%) o aum ento o descenso de la presión arterial. Estos de Candida del serotipo A son sensibles en 95%, y las del B
efectos se pueden prevenir si antes de la anfotericina B se son resistentes en 95%; Cryptococcus es resistente en 5%.
proporciona un antihistam ínico (difenhidram ina, 10 mg), Todos los hongos sensibles desam inan la fluorocitosina
un glucocorticoide (hem isuccinato de hidroco rtison a, 50 a h asta dar 5-fluorouracilo, que actúa p o r interferencia con la
100 mg) y, si es necesario, un antipirético (aspirina). síntesis de ácidos nucleicos (figura 35-2). Penetra a las célu­
Lo m ás grave e im p o rtan te es la toxicidad renal (80%), las p o r m edio de la citosina perm easa. El 5-fluorouracilo es
que depende de la dosis; al p rincipio es reversible y, en etapas m etabolizado en p rim er té rm in o hasta d ar ácido 5-fluoruri-
tardías, irreversible, sobre todo ante dosis m ayores de 3 g o dílico p o r acción de la u rid ín m onofosfato (UM P) pirofosfo-
m últiples periodos de tratam iento. Se p rodu cen vasocons­ rilasa. D espués, el com puesto se in co rp o ra en el DNA p o r
tricción, y lesión en las m em branas lisosom ales de células de m edio de la síntesis de 5-fluoruridín trifosfato; o es m e tab o ­
los túbulos; se m anifiesta p o r increm ento de la urea y la crea- lizado hasta generar ácido 5-fluorodesoxiuridílico, u n p o te n ­
tinina, así com o p o r acidosis tubular renal, hipom agnesem ia te in h ib id o r de la tim idilato sintetasa. Esta últim a reacción
e hipopotasem ia. Se recom ienda h iperhidratació n con 1 000 anula la síntesis de DNA. Las células de m am íferos no tra n s­
m i de solución salina el m ism o día del tratam iento y antes de form an fluorocitosina en fluorouracilo; acción crucial p ara la
ad m in istrar la dosis; si las concentraciones de urea y creati- selectividad del com puesto.
n ina están dos a tres veces p o r arriba de lo norm al, se debe Se recom ienda en candidosis sistèm ica o visceral, crip-
reducir la dosis. tococosis, aspergilosis y crom oblastom icosis. Es m ás útil
A dem ás, puede haber anem ia norm ocróm ica p o r d is­ cuando se com bina con otros fárm acos.
m inución de la síntesis de eritropoyetina, tro m b ocitop en ia y Se absorbe p o r com pleto y con rapidez p o r vía oral y
leucopenia. Los síntom as cardiovasculares o neurológicos, o tiene buen a distribución hacia todo el organism o; en dosis
la toxicidad de la m édula ósea son m enos frecuentes. de 2 g se detecta en suero a los 30 m in, y el m áxim o se alcan­
La aplicación intratecal da lugar a cefalea y vóm itos, za en 2 a 4 h; su vida m edia es de 3 a 6 h. Tiene buen a d ifu ­
m eningitis quím ica, aracnoiditis, radiculalgias, paresias, sión en los tejidos, incluso en el LCR; no se une a proteínas
pérdida de la visión, y alteraciones de los esfínteres. Son séricas. Se tolera bien en dosis altas; de 80 a 90% se elim ina
dudosas la hepatotoxicidad y las alteraciones respiratorias. sin m etabolizar p o r filtración glom erular. Si hay nefropatia,
N o se conoce la im portancia clínica de la inhibición de la se debe reducir la dosis; cuando se en cu en tra insuficiencia
fagocitosis leucocitaria y, p o r lo tanto, de la dism inución de renal, la vida m edia puede ser de 100 a 200 h.
la actividad m icrobicida. Se presenta en tabletas de 250 y 500 mg. T am bién se dis­
Se ha d o cum entado que cuando las dosis de las presen ­ p o n e de u n a m o d alid ad inyectable p o r vía intravenosa.
taciones liposom ales son de 10 m g/kg/día o m ás, hay riesgo Se p ro p o rcio n an 100 a 150 m g /k g /d ía en dosis divididas
de toxicidad renal igual que con el uso de desoxicolato. cuatro veces al día, y al m enos d u ran te cuatro a seis sem anas;
D urante el tiem po que dure el tratam ien to se deben en crom oblastom icosis, el tratam ien to debe d u rar p o r lo
obtener controles periódicos de la función renal, biom etría m enos un año. Se requiere recuento periódico de los leuco­
hem ática y recuento de plaquetas. citos y las plaquetas.
Estudios en cadáveres han revelado que los principales Si hay insuficiencia renal, es necesario ten er en cuenta la
órganos donde se depositan las form as liposom ales de anfo­ depuración de creatinina; cuando ésta es de 20 a 40 m i/
tericina son: hígado, bazo, riñones, pulm ones, m iocardio y m in/1.73 m 2, la dosis es de 75 m g/kg/día; si es de 10 a 20 mi,
cerebro; no se ha esclarecido si esto se relaciona con los efec­ la dosis es de 37 m g/kg/día, y si es m en o r de 10 mi, la dosis
tos tóxicos. dep en d erá de las concentraciones séricas, que deberán p e r­
El m ecanism o p o r el cual los hongos resisten al tra ta ­ m anecer entre 50 y 100 [ig/ml.
m iento con anfotericina es m ediante sustitución del ergoste- En dializados se utilizan 37.5 m g/kg después de cada
rol p o r otros esteróles precursores en la síntesis de sus sesión de diálisis. Se puede elim inar m ediante hem odiálisis y
m em branas. diálisis peritoneal.
Capítulo 35 - Antimicóticos • 375

T iene acción sinèrgica con la anfotericina B, p articu lar­ 48 a 72 h, y en la superficie en 12 a 19 días, de ahí su dificul­
m ente en m eningitis causada por Cryptococcus, lo cual p e r­ tad p ara elim inar derm atofitos de las uñas; tam bién parece
m ite d ism in u ir la dosis de anfotericina, así com o las cepas elim inarse m ediante el sudor, p o r lo cual la evaporación de
resistentes. agua en la piel facilita su acum ulación. Se elim ina en forma
En pacientes con sida se ha observado m ejoría m ás ráp i­ inactiva p o r riñones.
da de la m eningitis p o r Cryptococcus cuando se agrega 5-FC Tiene espectro reducido; actúa sobre derm atofitos y tie­
a un a dosis de anfotericina de 0.3 m g/kg/día. Esta co m bin a­ ne m enos acción sobre Sporothrix; adem ás de su efecto anti-
ción du ran te seis sem anas o más de tratam iento suscita ries­ fúngico, es antiinflam atorio, inhibe la m igración de los
go de supresión de la m édula ósea o de colitis im p ortante si polim orfonucleares, dism inuye la respuesta inm unitaria
la dosis de 5-FC no se ajusta con pron titu d en dirección celular, y deprim e la transform ación de linfocitos. Inhibe in
descendente conform e sobreviene la azoem ia (azotem ia) vitro la proliferación de fibroblastos, la p roducción de gluco-
ind ucida p o r la anfotericina. sam inoglucanos y la síntesis de proteínas.
La 5-FC origina efectos indeseables escasos y de poca Es fungistática; no destruye los hongos, sino que los eli­
im portancia, salvo en la m édula ósea; esto depende de que m in a porq u e altera el crecim iento de las hifas al producir
las células del huésped carecen de citocina desam inasa o tie­ enroscam iento de las m ism as al interactuar con los m icrotú-
n en actividad baja de la m ism a, por lo que no transform an la bulos polim erizados p o r m edio de la u n ió n a la a y |3 tubuli-
5-FC en 5-fluorouracilo; em pero, cuando se em plean g ran ­ na y a otras proteínas (factor rizante [curlingfactor]), aunque
des dosis (concentraciones plasm áticas mayores de 100 pg/ tam bién se h a observado actividad in hibitoria en la síntesis
m i), la toxicidad puede ser consecuencia de la conversión de de ácidos nucleicos y en la replicación de DNA al inhibir
fluorocitosina en fluorouracilo p o r la flora m icrobiana p re ­ m itosis en m etafase (Brian y cois.), de m o d o que im pide la
sente en el aparato gastrointestinal del huésped. invasión de la q ueratina (figura 35-2). La griseofulvina care­
Las reacciones adversas observadas con m ayor frecuen­ ce de acción co n tra levaduras.
cia son del tubo digestivo: náuseas, vóm itos, enterocolitis y, Está indicada en derm atofitosis sin im portar el dermato-
rara vez, perforación intestinal. La m ás grave es la depresión fito; el m enos sensible es T. rubrum; no se ha dem ostrado bien
de la m édula ósea, que se m anifiesta p o r leucopenia y trom - la resistencia in vivo, pero se ha confirm ado in vitro. Es el
bocitopenia. P uede haber daño hepático. Las transam inasas m ejor m edicam ento en tiñ a de la cabeza y en dermatofitosis
vuelven a concentraciones norm ales cuando term in a el tr a ­ disem inadas o de la ingle y los pies; tiene poca actividad en
tam iento. Los efectos adversos dependen de la dosis y, en tiña de las uñas, en especial de los pies. Con todo, después de
general, son leves y reversibles; son m ás frecuentes en sujetos 50 años de experiencia, la griseofulvina se considera un fár­
con sida. Está contraindicada durante el em barazo. m aco seguro y eficaz, aunque hoy en día no está disponible en
La resistencia fúngica se debe a pérdida de la perm easa m uchos países.
necesaria p ara el transporte de citosina, y la m en o r actividad En adultos la dosis es de 500 m g a 1 g/día, y en niños es
de la U M P pirofosforilasa o de la citosina desam inasa. de 10 a 20 m g/kg/día, en am bos duran te 6 a 8 semanas. Cabe
el em pleo de dosis m ás altas (1.5 a 2 g/día) p o r lapsos breves
Griseofulvina en caso de infecciones graves, o extensas, o ambas. Para
m ejorar la absorción se h an sintetizado form ulaciones con
En 1939, A. E. O xford, H. R aistricky P. Sim onart, en Inglate­ partículas m icronizadas y ultram icronizadas. La duración
rra, la aislaron a p artir de Penicillium griseofulvum , pero se del tratam ien to depende de la localización: en la cabeza, dos
abando n ó su estudio p o r no haberse encon trado actividad a tres meses; en piel lam piña, cuatro a seis sem anas; en uñas,
antibacteriana. En 1958, J. C. Gentles, en la U niversity of 6 a 18 m eses (en esta últim a localización se requiere p o r lo
M iam i, la usó p o r vía oral en tiñas experim entales en coneji­ m enos 1 g/día). N o se recom iendan dosis altas y únicas por
llos de Indias (cobayos, cuyos); su eficacia condujo a su u tili­ su toxicidad. En tiñ a de la cabeza y de las uñas conviene u ti­
zación en tiñ a de la cabeza y otras derm atofitosis. lizar com puestos locales com o coadyuvantes.
Se trata de u n derivado del benzofurano (C ^ H ^ C jO g ), En 15% aparecen efectos adversos de poca im portancia,
de estru ctu ra quím ica parecida a la de la colchicina (colqui- casi n u n ca graves. Los m ás frecuentes son cefalea, así como
cina), p ro ducida p o r varias especies de Penicillium (figura m anifestaciones derm atológicas y gastrointestinales; puede
35-3). Es un polvo blanco, term oestable, inodoro, insípido e hab er fotosensibilidad de tipo fototóxico o fotoalérgico, que
insoluble en agua. Se absorbe p o r vía oral y alcanza co ncen ­ se m anifiesta p o r eccem a, cam bios de la pigm entación y
traciones séricas altas (m áxim a de 1 pg/m l) en 4 h; la vida lesiones pelagroides; tam bién puede hab er eritroderm ia, eri­
m edia es de 24 h. Su absorción después de la adm inistración tem a m ultiform e, reacciones liquenoides, exantem as m orbi-
p o r vía oral es baja y variable, de 25 a 70%; m ejora con una liform es, vesiculares o urticariform es y parecidos a lupus
dieta hiperlipídica o consum o sim ultáneo de vitam ina E (se (lupus-like); en el aparato digestivo aparecen irritación gás­
duplican las concentraciones séricas). Tiene dos grupos trica, náuseas y, con m en o r frecuencia, vóm itos, diarrea,
m etilo y se desactiva en el hígado; el principal m etabolito es dolor abdom inal y flatulencia.
la 6-desm etilgriseofulvina. Se distribuye en todos los tejidos, Se h a inform ado depresión de m édula ósea (con leuco­
se fija a la queratina p o r incorporación en las células que sin ­ penia, n eu tro p en ia y m onocitosis); en el SNC, además de
tetizan esta últim a; se detecta en la base de la capa córnea en cefalea, sobrevienen vértigo, visión borrosa, som nolencia,
376 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

fatiga, confusión, insom nio, irritabilidad, depresión y n e u ri­ • Cuadro 35-2. Azoles tópicos
tis periférica. P uede hab er increm ento tran sitorio de trans-
am inasas, y hepatotoxicidad; está co ntraindicada en pacientes Disponibles Recientes
con hepatopatías o con porfiria cutánea tard a porq ue in ter­ Miconazol Fenticonazol
fiere con el m etabolism o de las porfirinas. N o produce in su ­ Econazol Flutrimazol
Tioconazol Sertaconazol
ficiencia renal, pero se han descrito albu m inu ria y cilindruria.
Oxiconazol Eberconazol
En niños puede haber ginecom astia. En anim ales deprim e Ketoconazol Clioconazol
de m o do selectivo la inm un idad, y es teratógena. Omoconazol Butoconazol
Presenta interacción con varios fárm acos. Es u n in d u c­ Clotrimazol Alteconazol
to r de citocrom o P450 y acelera la desactivación del fenobar- Isoconazol
Bifonazol
bital y dism inuye su absorción, p o r lo que reduce su eficacia,
Sulconazol
así com o de los anticonceptivos y salicilatos. Acelera el m e ta­ Itraconazol
bolism o de anticoagulantes tipo w arfarina, y reduce su acti­ Terconazol
vidad; p o r ello, al suspenderse puede haber hem orragia p o r
aum ento del efecto anticoagulante. Potencia los efectos del
alcohol. Los sedantes y los antihistam ínicos dism inuyen la
p ara el tran sp o rte de electrones, lo que inhibe así la prolife­
actividad de la griseofulvina. Potencia el efecto de la tolbuta-
ración de los hongos. T am bién inhiben enzim as m itocon-
m ida. C uando se p roporciona con cloroprom azina, se obser­
driales, com o la citocrom ooxidasa, peroxidasa y catalasa, lo
va aum ento del efecto de am bas sobre el m etabolism o de las
que da lugar a acum ulación de peróxidos y lisis celular. Se ha
porfirinas. P uede h ab er reacción de fotosensibilidad cruzada
registrado resistencia, p articu larm en te en Candida.
con penicilina, p o r lo que no se debe reco m en dar en alérgi­
De los azoles orales, el p rim ero p o r vía oral fue el keto-
cos a este m edicam ento, aunque algunos d u d an de esta in te r­
conazol, luego aparecieron los derivados triazólicos com o
acción.
itraconazol y fluconazol (cuadro 35-3).
No se conocen bien los m ecanism os de resistencia fún-
gica, p ero se ha observado falta de m ejoría de las lesiones
Miconazol
derm atofíticas en pacientes que reciben el fármaco.
Es u n congénere m uy cercano al econazol. Fue sintetizado en
1969 p o r la casa Janssen de Bélgica, y aprobado p o r la FDA
Azoles [imidazoles y triazoles] en 1974. Es u n derivado sintético, 1-fenetil-im idazol [2-4-
dicloro (3-nitrato de im idazol] (C lgH 14N O ), con peso m o le­
Imidazoles cular de 416 (figura 35-4). Es u n polvo cristalino, inodoro,
Se descubrieron en 1949, pero los estudios clínicos se inicia­ poco soluble en agua y soluble en solventes orgánicos. Se
ron a finales de la década de 1960-1969. En 1967, Roger Van- absorbe poco p o r vía oral. Por vía intravenosa tiene d istrib u ­
breuseghen, van C utsem y T hienpont utilizaron p o r vez ción amplia. Se une a las proteínas en 95%, pero n o se d ifu n ­
p rim era el n itrato de im idazol experim entalm ente. de hacia el LCR. T iene vida m edia de 20 h. Por vía tópica
p e n e tr a f á c ilm e n t e a la c a p a c ó r n e a , p e r o ee a b s o r b e p o c o ;
Son anum icoticos de am plio espectro; actúan contra
m ohos y levaduras; tien en actividad antibacteriana y anti- ahí p erm anece 4 h a cuatro días. Por vía vaginal la absorción
protozoarios, y acción inm unoestim ulante. n o rebasa 1.3%.
Todos p resentan un anillo im idazol libre u n id o a otros T iene am plio espectro y pocos efectos adversos. Por vía
anillos arom áticos p o r m edio de un enlace N -C en posición intravenosa es m uy tóxico. A dem ás de su efecto antifúngico
1. Al principio se usaron el m iconazol, el clotrim azol y el com ún al resto de los azoles, inhibe las peroxidasas de los
econazol; después h an aparecido m uchos, casi to do s para hongos, lo que ocasiona la acum ulación de peróxido en el
uso p o r vía tópica; en general, sólo correspo nd en a ligeras in terio r de la célula fúngica y favorece su destrucción.
variantes de la fórm ula original. La m ayoría se presenta en Está indicado en derm atofitosis, pitiriasis versicolor y
crem a o solución al 1 o 2%, y algunos tam bién en polvo, gel, candidosis.
cham pú y espum a. El m ecanism o de acción y las aplicacio­ Se presenta en crem a, solución, polvo o gel al 2%, y en
nes son m uy sim ilares en esta fam ilia de antim icóticos, y las supositorios vaginales con 100 y 200 mg. Por vía tópica se
diferentes presentaciones tópicas no plantean ventajas te ra­
péuticas considerables, sino tal vez sólo m ejor aceptabilidad
estética (cuadro 35-2). Su acción antim icótica es m ediante
• Cuadro 35-3. Derivados azólicos por vía sistèmica

daño de la m em b ran a celular al in hib ir la 14a-desm etilasa Azoles sistémicos


en los hongos, un sistem a de enzim as que depend e del cito-
Albaconazol Posaconazol
crom o P450. De ese m odo, los azoles en general entorpecen
la biosíntesis de ergosterol y p erm iten la acum ulación de Fluconazol Pramiconazol
14a-m etilesteroles. Estos m etilesteroles alteran la disposi­ Itraconazol Ravuconazol
ción de los fosfolípidos y, con ello, las funciones de algunos
sistemas enzim áticos, com o ATPasa y enzim as necesarias Ketoconazol Voriconazol
Capítulo 35 - Antimicóticos • 377

Cl

o
Cl —^ ^ - c h -och2 W //
<¡Hs Bifonazol
N-
Isoconazol
Q

CH,
I

Cl —/P ~ S V c H 2 -CH 2-CH -C H 2-N

Butoconazol O
Figura 35-4. Estructuras químicas de imidazoles tópicos.

aplica dos veces al día d urante cuatro sem anas. En caso de e infecciones p o r Petriellidium boydii. Se sum inistran 10 m g/
candidosis oral se em plea en gel al 2%. Por vía intravenosa su kg/día, es decir, 600 a 1 200 m g cada 8 h disueltos en 200 mi
uso es lim itado dada su toxicidad; constituye una alternativa de solución glucosada. La m ejoría es de 30 a 72%. En m en in ­
si no se puede utilizar anfotericina B o ketoconazol. gitis fúngica se usa p o r vía intracisternal. Para m ejorar la for­
Es posible usarlo en candidosis m ucocu tánea crónica, m ulación intravenosa, se investiga el uso de ciclodextrinas
coccidioidom icosis, histoplasm osis, paracoccidioidom icosis com o vehículo.
378 • Sección V ili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Los efectos adversos locales consisten en ardor, m ace- Bifonazol


ración, y derm atitis p o r contacto alérgica (puede hab er
D erivado im idazólico halogenado (4-difenil)-fenilm etil-l
reacción cruzada con clotrim azol, oxiconazol, sulconazol,
H -im idazol (C2?H 18N 7), con peso m olecular de 310.4 (figura
tioconazol y econazol). Los efectos secun d ario s de la apli­
35-4). Es un polvo cristalino, blanco y lipófilo, que se disuelve
cación vaginal son ardor, p ru rito , irritac ió n y, pocas veces,
fácilm ente en solventes p ara lípidos y alcohol; es casi insolu-
cólicos.
ble en agua. A ctúa en el citocrom o P450 e interfiere con la
La adm inistración intravenosa puede p rod ucir tro m b o ­
síntesis de terpenoides. Se presenta en crem a, solución en
flebitis, fiebre, exantem as cutáneos, síntom as gastrointesti­ aerosol y polvo al 1% para aplicación u n a vez al día durante
nales (anorexia, náuseas, vóm itos y diarrea), hiperlipidem ia, dos a tres sem anas. En pitiriasis versicolor se puede em plear
alteraciones cardiovasculares (taquicardia y arritm ias), así
el aerosol a diario durante dos a cuatro sem anas. Está indica­
com o trasto rn o s hepáticos y hem atológicos. A um enta la do en m icosis superficiales p o r derm atofitos, Candida, M alas­
potencia de los anticoagulantes cum arínicos y de las sulfona-
sezia (Pityrosporum ), así com o Aspergillus y otros m ohos. En
m idas hipoglucem iantes. onicom icosis es útil en com binación con urea al 40%.
A unque se considera inocuo el em pleo durante el em b a­
razo, se h a sugerido no aplicarlo p o r vía intravaginal durante Tioconazol
el p rim er trim estre.
D erivado im idazólico de am plio espectro y con actividad
Econazol antibacteriana. A ctúa m ediante desm etilación del esterol
C-14 y dism inución del trifosfato de adenosina (ATP) intra-
Es un derivado im idazol, sintetizado p o r la casa farm acéuti­
celular (figura 35-4). Se presenta en crem a al 2% para uso
ca Janssen en 1969. Su absorción sistèm ica es en extrem o
tópico o vaginal. Se aplica u na vez al día durante cuatro sem a­
baja; aun así, perm anece en concentraciones m ínim as in h i­
nas (4.6 g de la p o m ad a contienen 6.5% del fárm aco) a la h ora
bitorias en el estrato córneo y puede llegar a la derm is m edia
de acostarse. Para tratar tiñ a de los pies y de piel lam piña se
después de su aplicación tópica. Su espectro abarca derm ato-
em plea diariam ente durante 30 días. Hay u n a form ulación en
fitos, Candida y Malassezia. Se presenta en crem a al 1% y
solución ungueal con tioconazol al 28% com binado con áci­
supositorios. Los efectos adversos registrados son eritem a,
do undecilénico al 22%. Su eficacia es de m enos de 40%, y
ardor y picazón locales.
aum enta si se com bina con u n antim icótico p o r vía oral.
Se han d o cum entado anom alías cardiovasculares en
hijos de m ujeres tratadas con este fárm aco duran te el p rim er
Sertaconazol
trim estre del em barazo.
El n itrato de sertaconazol es u n derivado azólico que co n tie­
Clotrimazol ne u n grupo benzotiofeno 3,7-bisustituido (C2ÜH 15C13-
N^OS); es lipofílico, con peso m olecular de 500.78. Es de
Fue el p rim er azol tópico, sintetizado a finales de la década
am plio espectro; es fungistático y fungicida frente a d e rm a ­
de 1960 p o r el entonces jefe de la división de m icologia de la
tofitos, M alassezia sp., Candida y m ohos; adem ás tiene
casa Bayer, en A lem ania, M. Plempel. Es un tritìi, derivado
acción an tib acterian a y antiinflam atoria. H a d em o strad o
del im idazol, difen il-l-im id azo l-m etan o ( C „ H 17C1N), tiene
persistencia y buen a p en etració n en tiñas, pitiriasis versico­
peso m olecular de 352. Es fungistático de am plio espectro.
lor e infecciones p o r Candida. Se presenta en crem a y solu­
Al dism inuir la síntesis de fosfolípidos de las m em branas
ción al 2%. En A lem ania está disponible p ara onicom icosis
celulares, perm ite un aum ento del flujo de iones, lo que o ri­
en u n parche p ara uñas.
gina desorganización de los ácidos nucleicos e inh ib e la res­
piración celular. Tam bién m uestra actividad contra bacterias,
Eberconazol
am ebas, Trichomonas vaginalis y Toxoplasma.
Está indicado en derm atofitosis, sobre todo de los pies; Es u n im idazol fungistático y fungicida a altas co n cen tracio ­
se presenta en crem a, ungüento, aerosol, supositorios, tros- nes. Su espectro incluye derm atofitos, especies de Candida y
ciscos, talco y loción al 1 y 2%; óvulos vaginales al 2 y 10%, y Malassezia, así com o Aspergillus spp. Está indicado en el tra ­
com prim idos vaginales de 500 mg; p o r vía cután ea tiene tam ien to de tiñ a de los pies, el cuerpo y las ingles; candidosis
escasa absorción (0.5% después de aplicarlo en piel íntegra) y cutánea, y pitiriasis versicolor. Se presenta en crem a al 1 y
genera pocos efectos colaterales. Por vía vaginal persiste h as­ 2%; se recom iendan dos aplicaciones al día d u ran te dos a
ta p o r tres días en concentraciones fungicidas. cuatro sem anas.
Se aplica dos veces al día d u ran te cuatro a seis sem a­
nas. P ara candidosis vaginal se utilizan los óvulos al 2% Fenticonazol
d u ran te tres días, o se p u ed en em plear los óvulos al 10% o Im idazol fungistático, y fungicida in vitro cuando se logran
los co m prim idos, am bos en u n a sola dosis. P uede p re se n ­ altas concentraciones. T iene am plio espectro y es activo co n ­
tarse ardor en el sitio de aplicación y rara vez derm atitis p o r tra derm atofitos, Candida spp. y Malassezia; tam bién m ues­
contacto. tra actividad antibacteriana, sobre todo contra T. vaginalis.
N o se utiliza p o r vía sistèm ica debido a toxicidad gastro ­ Está indicado para el tratam iento de tiñas de la piel lam piña,
intestinal y neurològica, así com o a inhibición p o r enzim as candidosis cutánea y vaginal, e incluso vaginitis causadas
m icrosom ales hepáticas. p o r Gardnerella y Trichomonas.
Capítulo 35 - Antimicóticos • 379

Ketoconazol
°cw :i CH CH¡ ° \ //“ N
N — CO CH3

N>
O
-------N

Itraconazol n-----N
[oriconazol] N" ' l\J r Cl \
ch2 / y o ch 3

I--------- L c h 2 - o - N N

Figura 35-5. Estructuras químicas de imidazoles sistémicos.

Se presenta en crem a al 2% y óvulos de 1 g. En tiñas se Sulconazol


requieren dos aplicaciones diarias durante dos a cuatro
Es u n derivado im idazólico que se utiliza en dermatofitosis.
sem anas, y en candidosis vaginal, dos aplicaciones de crem a
El n itrato de sulconazol se presenta en solución al 1%.
al día d urante dos a cuatro sem anas, o bien un óvulo diario
du ran te dos días.
Butoconazol
Isoconazol Este com puesto im idazólico se presenta en form a de crema
vaginal al 2%. Se ad m in istra d u ran te tres días. En caso de
Es un im idazol fungistático cuyo espectro de acción incluye
em barazo se aconseja utilizarlo a p artir del segundo trim es­
derm atofitos, Candida spp., Malassezia, y C. m inutissim um .
tre duran te u n ciclo de seis días.
Está indicado en tiñas de la piel lam piña, candidosis cutánea
y vaginal, pitiriasis versicolor, y eritrasm a. Se presenta en
crem a, solución con atom izador al 1% y óvulos vaginales de
Omoconazol
600 mg. Es un im idazol fungistático cuyo espectro de acción abarca
derm atofitos, Candida spp. y Malassezia. Está indicado en
Oxiconazol tiñas de la piel lam piña, candidosis cutánea, y pitiriasis versi­
Es un im idazol con acción fungistática, aprobado p o r la FDA color. La presentación es en crem a al 1%.
p ara el tratam iento de las derm atofitosis en 1989. Su espectro
incluye derm atofitos, Malassezia y Candida spp. (en especial Ketoconazol
C. albicans y C. parapsilosis). El nitrato de oxiconazol se p re ­ Fue sintetizado p o r Janssen farm acéutica en 1977 y se consi­
senta en crem a y loción al 1%, y en óvulos vaginales de d era el p rim er azol de am plio espectro p o r vía oral. Fue apro­
600 mg. En tiñas de la piel lam piña y candidosis cutánea se bado p o r la FDA en 1981. Su estru ctura quím ica es
ad m in istra un a vez al día durante 15 a 30 días, m ientras que C is-l-acetil-4-m etofenil-piperazina (figura 35-5). Es soluble
para candidosis vaginal se aplica un solo óvulo de 600 mg. en agua a pH de 3. Se absorbe bien p o r vía oral, pero se
Los efectos adversos son eritem a, vesículas, fisuras, ardor, y requiere algún grado de acidez gástrica; la absorción sólo
derm atitis p o r contacto alérgica. dism inuye cuando hay aclorhidria. Se alcanzan concentra-
380 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

ciones plasm áticas altas en 1 a 2 h y dism inuyen después de Se pro p o rcio n an 200 m g /d ía duran te cuatro a ocho
12 h. N o hay acum ulación, incluso ante deterioro m oderad o sem anas en derm atofitosis de cualquier localización, excepto
de la función hepática. La biodisponibilidad es de 81 a 89%. en tiñ a de la cabeza y en onicom icosis; en la prim era sólo se
Circula unido a proteínas en 90 a 95%. Se distribuye en líq u i­ recom ienda si hay intolerancia a la griseofulvina, y en in m u ­
dos y tejidos; se encuentran concentraciones detectables en nodeficientes, pues en general la actividad de este fárm aco es
la orina, la saliva, el sebo, secreciones vaginales, su dor ecri- m uy lenta en esta localización; en la de las uñas se debe utili­
no, cerum en, LCR y líquido sinovial, y se alcanzan valores zar duran te m ás de cuatro meses; en la de las m anos, u n p ro ­
bajos en los testículos y el cerebro. Se h an llegado a encon trar m edio de seis m eses, y en la de los pies, m ín im o u n año.
cifras de 5% en la queratina de los folículos pilosos hasta Es m uy eficaz en cualquier m odalidad clínica de can d i­
12 h después de la aplicación tópica en form a de cham pú (en dosis; la duración de la terapéutica varía de dos a seis sem a­
plasm a el m áxim o es de 3.5 ¡ag/ml). Se m etaboliza en gran nas según la localización; en vaginitis se recom iendan 200 a
p arte en el hígado. Se excreta p o r las vías biliares y p o r el 400 m g/día p o r cinco días. En pitiriasis versicolor se p ro p o r­
intestino; se elim ina p o r la orina en form a activa en 2 a 4%, cionan 200 m g/día p o r 10 a 30 días, según la intensidad y la
p o r lo que no parece necesario ajustar la dosis ante insufi­ extensión; después de la curación se recom iendan dosis de
ciencia renal. sostén periódicas de 200 m g a la sem ana o al mes. Se usa a
Tiene un am plio espectro antim icótico (derm atofitos, largo plazo en candidosis m u cocutánea crónica y m o d alid a­
Malassezia spp, C. tropicalis, C. albicans) y alguna actividad des profundas o sistémicas.
antibacteriana y antiparasitaria contra Leishmania tropica, En coccidioidom icosis, paracoccidioidom icosis, blasto-
Plasmodium falciparum y Trypanosoma, pero no hay datos de micosis, histoplasm osis, criptococosis, aspergilosis, zigomi-
sinergia con otros antibacterianos. Puede haber antagonism o cosis y otras m icosis p o r oportunistas, suele adm inistrarse
antim icótico con rifam picina, eritrom icina y tetraciclina. d u ran te perio d o s de 6 a 12 meses. Tam bién se ha usado en
Tam bién ejerce u n potente efecto inhibidor sobre la 5-lipo- m icetom a p o r M adurella y en entom oftorom icosis. Los
oxigenasa, lo que origina producción baja de leucotrienos. resultados son p oco satisfactorios en esporotricosis fija o lin-
Es fungistático en concentraciones bajas, y fungicida en fangítica, crom oblastom icosis y lobom icosis. Se h a en co n ­
altas, lo que se relaciona con inhibición de la síntesis de trado resistencia, p articu larm en te en Candida (cap. 20).
ergosterol o daño directo de la m em brana. En Malassezia se Se tolera bien; las reacciones adversas son de 7%; en
han observado cam bios de la estru ctu ra y el crecim iento; en 70%, son gastrointestinales o derm atológicas: náuseas y
Candida, inhibición del desarrollo de seudofilam entos, y vóm itos (3%), dolor abdom inal (1.3%), diarrea, p ru rito
en Coccidioides, falta de m aduración de las esférulas. Hay (1.7%), exantem as cutáneos y fotosensibilidad, m areos, so m ­
datos de actividad com o inm unopotenciador, pues parece nolencia, increm ento asintom ático de enzim as hepáticas
haber sinergia con las células de defensa del huésped; au m en ­ (am inotransferasas) o hepatotoxicidad en 1 de 10 000 a
ta en particular la capacidad de los leucocitos p ara d estru ir 15 000 enferm os; esta reacción se ha considerado idiosincrá­
células en gem ación. sica y au m en ta sobre to d o cuando el tratam ien to es > 7
Su principal sitio de actividad es la m em b rana celular sem anas; puede hab er efectos endocrinos, en p articu lar
(figura 35-2); inhibe la biosíntesis de ergosterol e interfiere antiandrógenos, p o r inhibición de la síntesis de testosterona:
con otros lípidos de m em brana. Se ha postulado el bloqueo ginecom astia, reducción de la libido, oligosperm ia e im p o ­
de la lanosterol 14-a-desm etilasa, que es d ependiente del tencia; tal vez aparezcan palpitaciones y anem ia; con dosis
citocrom o P450 y p recursor del ergosterol; ello da lugar a m ayores de 400 m g se reduce la p roducción de colesterol o
u n a m em brana con bajo contenido de este últim o, lo cual puede interferir con la de h o rm o n as adrenocorticotrópicas.
conduce a m ayor perm eabilidad y deterioro progresivo. Interactúa con varios fárm acos al in h ibir el citocrom o
Está indicado en micosis superficiales, subcutáneas o sis- P450 3A. La absorción depen d e de la acidez gástrica, p o r lo
témicas. Se presenta en tabletas de 200 mg, y se sum inistran que puede ser u n problem a en presencia de aclorhidria; dis­
200 a 400 mg p o r vía oral en una sola toma; excepcionalm ente m inuyen su absorción los antiácidos, los anticolinérgicos, los
se usan 800 m g o más; en niños, la dosis es de 3 a 5 m g/kg/día. antiparkinsonianos, las prostaglandinas, los antagonistas de
La absorción es m ejor en ayuno o con jugos de cítricos. los receptores H 2 (com o cim etidina y ran itidina), así com o el
Hay un a p resentación en crem a al 2% p ara aplicación en sucralfato y la didanosina. Reduce la absorción de antipirina;
m odalidades localizadas de derm atofitosis, candidosis y p iti­ au m en ta la concentración plasm ática de ciclosporina A;
riasis versicolor. Se usa un a vez al día. En form a de cham pú increm enta el tiem po de coagulación, p ero no se ha definido
hay presentaciones al 1 y 2%; se utiliza en derm atitis sebo- con claridad su relación con la w arfarina; dism inuye las
rreica, así com o en algunos casos de pitiriasis versicolor y cifras de rifam picina, isoniazida y clordiazepóxido; in cre­
candidosis; la presentación al 2% es la m ás eficaz. m en ta los efectos adversos de la m etilprednisolona, y con
Se usa com o profiláctico en inm unodeficientes, com o etanol (CYP2E1) origina efecto tipo disulfiram (Antabuse);
receptores de trasplante de m édula ósea, individuos con q u i­ la reacción anafiláctica es m uy rara, y se h a inform ado reac­
m ioterapia p o r cáncer, o en quienes padecen anem ia aplásti­ ción cruzada con otros im idazoles. M uestra antagonism o
ca, agranulocitosis y SIDA. con la anfotericina B. Si se utiliza con astem izol, cisaprida y
D ebe valorarse la proporción entre riesgo y beneficio del terfenadina, tiene efectos cardiotóxicos, com o la p rolonga­
tratam iento que exceda seis sem anas. ción del espacio Q -T o la taquicardia v entricular polim orfa
Capítulo 35 - Antimìcóticos • 381

• Cuadro 35-4. Interacciones potenciales con los derivados azólicos ketoconazol, itraconazol y fluconazol

Contraindicaciones por efectos adversos graves Evitar uso simultáneo por ineficacia antimicótica Uso concomitante con precaución
Alprazolam Antiácidos y depresores de acidez gástrica Anfotericina B
Astemizol Bicarbonato de sodio Anticoagulantes orales
Cisaprida Cimetidina Bloqueadores de canales del calcio
Lovastatina Didanosina Carbamazepina
Midazolam Fenobarbital Clordiazepóxido
Simvastatina Fenitoína Ciclosporina A
Terfenadina Isoniazida Digoxina
Triazolam Lansoprazol Etanol
Omeprazol Fluoxetina
Pantoprazol Glucocorticoides
Rabeprazol Hepatotoxinas
Ranitidina Hipoglucemiantes orales [sulfonilureas]
Rifabutina Loratadina
Rifampicina Quinidina
Pantoprazol Tacrolimús
Sucralfato Vincristina

(torsade de pointes). Hay inducción y consecuente fracaso duboisii, Aspergillus fla vu s y A. fum igatus, S. schenckii, Tricho­
terapéutico si se sum inistra con anticonvulsivos, com o car- phyton spp, y actividad m oderada en Candida krusei y otras
bam azepina, fenobarbital y fenitoína, o con rifam picina. cepas de Candida e in vitro es m ás activo que el ketoconazol.
Es im portante señalar que el uso concom itante de k eto ­ Es fungicida p o r actividad selectiva sobre el citocrom o
conazol, fluconazol o itraconazol con otros fárm acos tiene P450 y el peróxido de h idrógeno (figura 35-2).
varias interacciones potenciales (cuadro 35-4); cabe destacar Está indicado prácticam ente en todas las micosis sistémi-
el aum ento de la concentración plasm ática de sildenafil cas: paracoccidioidom icosis, blastomicosis (pulm onar y extra-
(Viagra®) cuando se com bina con éstos. pulm onar) coccidioidomicosis, histoplasm osis, aspergilosis,
criptococosis m eníngea, peniciliosis y en otras micosis opor­
tunistas. Se recom ienda a largo plazo en criptococosis m enín­
Triazoles gea, aunque no se dem uestra en el LCR. Los resultados son
Son derivados azólicos de segunda generación, que difieren regulares en esporotricosis y candidosis m ucocutánea crónica.
de los im idazoles p o r poseer tres átom os de nitrógeno en el Se obtiene buena respuesta en crom oblastom icosis y otras
anillo im idazol en lugar de dos. Para adm inistración sistèm i­ micosis por dem atiáceos, com o el m icetom a p o r Madurella.
ca se han sintetizado itraconazol, fluconazol, ravuconazol, Por vía oral, tam bién está indicado com o profiláctico en
albaconazol, isavuconazol, pram iconazol, posaconazol y infecciones p o r Candida y Aspergillus. N o está claro su b ene­
voriconazol, y p ara adm inistración tópica, el terconazol. ficio en onicom icosis p o r hongos no derm atofitos.
Está disponible en cápsulas de 100 mg; se sum inistra
Itraconazol Coriconazol] u n a al día en adultos; en niños se utilizan 1 a 3 m g/kg/día en
C om puesto triazólico de segunda generación, sintetizado a dosis única, de preferencia después de la com ida. Se presenta
finales de la década de 1980-1989; es un derivado del dioxo- en cápsulas de gelatina con u n a estru ctu ra especial constitui­
lano, con un átom o adicional de N y peso m olecular alto; no da p o r u na p arte central de hidroxipropilm etilcelulosa y una
se disuelve en agua, pero sí en propilenglicol; sólo se ioniza a cubierta de propilenglicol. D ebido a su elim inación lenta, se
pH bajo (figura 35-5). recom iendan tratam ientos cortos; en piel lam piña la activi­
Se absorbe por vía oral; al parecer la absorción se incre­ d ad antim icótica puede persistir hasta dos sem anas después
m enta con el consum o sim ultáneo de refresco de cola (p. ej., de susp en d er la terapéutica.
Coca-Cola®) o con los alim entos (con el estóm ago vacío su Hay u na presentación en crem a al 1% que se aplica una
biodisponibilidad es sólo del 55%). En 99% se u ne a proteínas sola vez al día y es útil en derm atofitosis; en tiña del cuerpo se
plasmáticas; es altam ente lipófilo y m uestra gran afinidad por recom ienda durante 30 días, y en las m anos y los pies, d u ran ­
las proteínas tisulares. Tiene vida m edia de 15 h. Se m etaboli- te dos a tres meses; no en todos los países está disponible.
za preferentem ente en hígado; se elim ina casi sin cambios p o r H ay u n a p resentación con disponibilidad lim itada, en
la orina y las heces. U na proporción alta se excreta con el solución oral en ciclodextrinas de 100 m g/10 mi, de m odo
sebo; presenta fuerte adherencia a la queratina; su excreción que la ad m in istració n de 200 m g de itraconazol p ro p o rcio ­
p or el sudor y su incorporación a la capa basai son m o d e ra­ n a 8 g de este excipiente; el itraconazol se convierte en un
das. En las uñas, se difunde por la lám ina y a través del lecho m etabolito con actividad biológica: hidroxiitraconazol. La
ungueal; en la capa córnea se ha detectado hasta cuatro sem a­ en ferm ed ad hepática m uy avanzada au m en tará las concen­
nas después de interrum pir el tratam iento. traciones de itraconazol, m ien tras que la ciclodextrina se
Tiene am plio espectro antim icótico, que incluye C andi­ acum ula en presencia de azoem ia (azotem ia); la hem odiáli-
da spp, C. neoformans, B. dermatitidis, H. capsulatum, H. sis carece de efecto, p o r lo que la ad m in istració n de esta for-
382 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

m a farm acéutica está contrain dicada cu an do la d epuración m etabólica. Inhibe la síntesis de esteróles en la m em brana de
de creatinina está p o r debajo de 30 m l/m in. los hongos y sólo en dosis mayores a las terapéuticas tiene
En tiña del cuerpo se aconsejan 100 m g/día du rante dos efecto sobre enzim as de m am íferos (figura 35-2).
a cuatro sem anas; en tiñ a de la ingle y de los pies, durante Se absorbe p o r vía oral aun en presencia de alim entos,
u n o a dos meses; en tiñ a de las m anos el tratam ien to tam bién antagonistas H , y antiácidos. La biodisponibilidad excede
es a largo plazo, y se aconseja com binarlo con un an tim icó ti­ 90%; se une a proteínas en pequ eñ a cantidad (11%). Tiene
co local. En tiñ a de la cabeza, se su m in istran 100 m g/día o vida m edia de alrededor de 30 h (la concentración plasm áti­
5 m g/kg/día; se puede usar tratam iento in term iten te (pulsos) ca m áxim a es de 4 a 8 [ig/ml), que se prolonga ante d isfu n ­
u na sem ana de cada mes, y tres m eses suelen ser suficientes. ción renal. P enetra en el L C R y las estru ctu ras oculares, com o
Es m uy eficaz en la onicom icosis; se utilizan 200 m g/día con la córnea, el h u m o r acuoso y el vitreo en conejos. Las co n ­
buenos resultados d uran te tres m eses, o en terapéutica in ter­ centraciones en el LCR, la saliva, el esputo y la vagina se
m itente de 400 m g/día p o r un a sem ana de cada m es hasta la aproxim an a las del plasm a. Se m etaboliza poco en el hígado.
curación, durante 3 o 4 m eses p o r lo m enos. Está indicado en Se excreta en 4 a 5 h, sobre todo p o r los riñones (80%); ta m ­
candidosis; el tiem po de tratam iento varía con la localiza­ bién se elim ina p o r hem odiálisis o diálisis peritoneal.
ción. En vaginitis aguda p o r C andida, se aconsejan 200 m g/ Es fungicida; actúa co n tra m ohos y levaduras.
día d urante tres días; en vaginitis crónica, 200 m g/día d u ra n ­ Está indicado en las m icosis superficiales y sistémicas,
te tres días, y después 200 m g cada p rim er día del ciclo m en s­ especialm ente en endocarditis p o r Candida; candiduria;
tru al durante seis m eses. En pitiriasis versicolor se candidosis bucofaríngea, vaginal, o esofágica; m eningitis
recom iendan 100 m g/día du rante 10 a 30 días. criptococócica; aspergilosis; coccidioidom icosis, y m icosis
Tiene m ejor absorción p o r vía oral, y vida m edia m ás p o r C. ( Torulopsis) glabrata. En m odelos de anim ales, es el
prolongada; en m ucosas, se detecta h asta 8 h después de su azol m ás p otente co n tra Candida, Cryptococcus, Aspergillus,
uso, y puede ten er sabor desagradable; en candidosis bucofa- Blastomyces, Coccidioides e Histoplasma. Se em plea tam bién
ríngea se utiliza dos veces al día. Se puede d ar a niños. com o profilaxis en receptores de trasplante de células m adre,
No inhibe la esteroidogénesis, ni se ha registrado toxici­ y en pacientes tratad o s con quim ioterapia, o radioterapia, o
dad hepática, p o r lo que puede usarse d urante largos p e rio ­ am bas; com o usos n o autorizados p o r la FDA se en cu en tran
dos de tiem po, especialm ente en ancianos. Se presentan las tiñas, onicom icosis y candidosis m u cocutánea crónica,
efectos adversos en alrededor de 3 a 8%, y com prend en n á u ­ pero en L atinoam érica se usa regularm ente.
seas, cefalea, pirosis, disuria, exantem as cutáneos, alopecia y Tam bién se h an observado resultados satisfactorios en
algún increm ento del nitrógeno ureico; en 1 a 2%, hay aspergilosis, esporotricosis, derm atofitosis, pitiriasis versico­
aum ento transitorio de am inotransferasas. Por el riesgo lor, y com o profiláctico en candidosis.
rem oto de teratogénesis, no debe usarse en em barazadas. Se presenta en cápsulas p o r vía oral de 50,100 y 150 mg,
Interactúa con varios fárm acos al inh ib ir el citocrom o así com o en preparaciones tópica, en supositorios e intrave­
P450 3A. C on antihistam ínicos, com o terfenadina y astem i- nosa en frascos de 50 m i (se puede p rep arar con solución
zol, puede ser cardiotóxico, lo m ism o que con cisaprida; con dextrosa al 20%, H artm a n n y solución salina al 0.9%); esta
ansiolíticos, com o m idazolam , triazolam y alprazolam , hay últim a contiene 2 m g/m l (100 m i = 200 mg). Se sum inistra
prolongación de la sedación; con sim vastatina y lovastatina, u n a vez al día, y en ocasiones u na vez p o r sem ana. Se reco­
se aum enta el riesgo de rabdom iólisis. La eficacia del itraco ­ m ien d an 0.75 a 1 m g/kg/día; en la práctica se usan 50 a
nazol se reduce con el uso concom itante de bloqueadores H ,, 200 m g/día. En niños de m ás de tres años de edad se utilizan
fenitoína (tam bién se increm entan los valores de ésta) y 3 a 6 m g/kg/día; en tiñ a de la cabeza tricofítica, 6 m g/kg/día
rifam picina. D ebe utilizarse con precaución con anticoagu­ d u ran te 20 días d an índices de curación de 90%. En niños
lantes orales (w arfarina), o con digoxina, pues in crem enta su m enores de esta edad con candidosis neonatal, o en p acien ­
toxicidad; quizá aum enten las concentraciones de loratadi- tes con sida que p resentan micosis, se utilizan dosis m ayores
na, pero no hay evidencia de arritm ias cardiacas; con sulfo- p o r vía intravenosa.
nilurea tal vez o cu rra ototoxicidad; con ciclosporina, se En m eningitis m icótica se aconsejan 100 a 400 m g/día
increm entan tanto el riesgo de toxicidad renal com o las co n ­ p o r seis sem anas; se recom ienda iniciar con 400 mg. Se h an
centraciones de tacrolim ús que se usa en receptores de tra s­ inform ado recurrencias de m eningitis coccidioidal y p o r
plante renal. Cryptococcus. C uando hay fungem ia, se utilizan 100 m g
Con el em pleo de la presentación intravenosa se ha d o cu ­ p o r vía intravenosa cada 48 h, 13 dosis. A nte m icosis u rin a ­
m entado la generación de tum ores pancreáticos y teratogeni- rias, 50 a 100 m g /d ía d u ran te 7 a 21 días. En candidosis v agi­
cidad en anim ales de experim entación. Se puede llegar a nal se ha com unicado 80% de resultados satisfactorios con
observar ligero aum ento de las enzim as hepáticas (sin m a n i­ u na dosis única de 150 a 300 mg, o repitiendo la dosis cada
festaciones clínicas) hasta en 0.11 a 1.22% de los pacientes. sem ana d u ran te u n m es en casos resistentes. En candidosis
bucal y esofágica en pacientes con sida, h an dado buenos
Fluconazol resultados 50 a 200 m g /d ía duran te u na a tres sem anas; se
D erivado triazólico altam ente hidrosoluble, de bajo peso elim inan las levaduras en 50 a 90%; tam bién es m uy útil para
m olecular, aprobado p o r la FDA a principios de la década de esta localización la presentación en supositorios. En can d i­
1990-1999. Es u n alcohol terciario bistriazol con estabilidad dosis profu n d as se utilizan 200 a 400 m g/día d u ran te u n mes
Capítulo 35 - Antimicóticos • 383

Voriconazol

Figura 35-6. Estructuras químicas del voriconazol y posaconazol.

com o m ínim o. Se h a usado en candidem ia, candidosis buco- T iene u n a biodisponibilidad de 96% después de su
faríngea y m eningitis p o r Cryptococcus en pacientes con ad m in istració n p o r vía oral; se u ne a proteínas en 65%, y
infección por V IH , en dosis de m ás de 800 m g/día. alcanza concentraciones plasm áticas m áxim as 1 a 2 h des­
Se recom ienda la dosis com pleta si la depuración de pués de su adm inistración. La absorción p o r vía oral es exce­
creatinina excede 0.8 m l/s (50 m l/m in); 50% de la dosis si es lente y la tolerancia es buen a y, al igual que el fluconazol, los
de 0.35 a 0.8 m l/s, y 25% si es de 0.18 a 0.35 m l/s (11 a 20 m i/ cam bios de pH no afectan su absorción.
m in). D espués de cada sesión de hem odiálisis debe su m in is­ Es u n an tim icó tico p o ten te de am plio espectro que
trarse la dosis com pleta recom endada. incluye Aspergillus flavus, A. niger, A. terreus y A. fum igatus
Se tolera bien, no se han detectado m uchos efectos adver­ resistentes a anfotericina; C. albicans, C. krusei, C. glabrata,
sos e interacciones, sobre todo en las dosis semanales, pero en C. parapsilosis y C. tropicalis resistentes a fluconazol y a
potencia se pueden presentar los m ism os suscitados p o r los triazoles en general, y Scedosporium, Fusarium (incluso
derivados azólicos, adem ás de prolongación del intervalo F. solani) y Paecilomyces lilacinus. T am bién es eficaz en el
Q -T (con o sin torsade de pointes) (cuadro 35-4). tratam ie n to de infecciones p o r C andida con invasión ósea
N o cam bia la farm acocinética de la antipirin a ni de los y del SNC.
anticonceptivos, pero p o r el riesgo de interacción se reco­ Es activo a concentraciones m enores que las de flucona­
m ienda precaución con la fenitoína, los anticoagulantes zol co n tra Candida sp., C. neoformans, Scedosporium sp. y
(acenocum arol), las sulfonilureas, la ciclosporina, la rifam pi­ Trichosporon sp. Es activo a la m ism a concentración o a cifras
cina y la hidroclorotiazida. Se considera m enos tóxico que el m ás bajas que de itraconazol y anfotericina B contra Aspergi­
ketoconazol; los efectos adversos son de 16%: náuseas, cefa­ llus, Fusarium, P. boydii, otros hialohifom icetos, dem atiáceos
lea, exantem a, vóm ito, diarrea y dolor abdom inal; se han y algunos dim orfos. Es activo en candidosis y aspergilosis
inform ado hepatotoxicidad y eritroderm ia. No es m utágeno experim ental. Es u na buen a opción en pacientes con candi­
ni afecta las concentraciones plasm áticas de testosterona. En dem ia sin neutropenia; se ha usado de m anera em pírica en
7 a 8% de los enferm os origina anorm alidades de las pruebas n eutropénicos con b uenos resultados.
de funcionam iento hepático. Está disponible p o r vía oral en form a de tabletas con
cubierta entérica, suspensión, y en frascos ám pula para
Voriconazol ad m in istració n p o r vía parenteral (com binado con ciclodex-
Es el p rim ero de la segunda generación de triazoles, con trin as al igual que el itraconazol, p o r lo que se aconsejan las
m odificación de la estru ctu ra del fluconazol p o r sustitución m ism as precauciones que con este últim o).
de un g ru p o fluoropiridina y la añadidura de un grupo m e ti­ Recientem ente se ha ensayado u n a solución oftálmica al
lo; com o los otros, inhibe el citocrom o P450. Fue aprobado 0.1% (preparada a p artir de la presentación intravenosa) la
p o r la FDA en 2001 para las m icosis sistém icas e invasivas cual ha m ostrad o eficacia p ara el tratam iento de queratitis
(figura 35-6); en m ayo de 2002 se autorizó su uso en el tra ta ­ causadas p o r Scedosporium apiospermum, Paecilomyces lila­
m iento de aspergilosis invasivas, así com o de infecciones cinus, Fusarium spp. y C. albicans, y puede usarse como
graves p o r Fusarium y Scedosporium (P boydii), y en 2004, alternativa p ara la terapéutica inicial en infecciones fúngicas
para el m anejo de las candidosis sistémicas. resistentes al tratam iento.
384 • Sección Vili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Se recom ienda un a dosis inicial de im pregnación p o r dencia de m icosis sistèmica, en especial de aspergilosis; u na
vía intravenosa de 6 m g/kg cada 12 h el p rim er día, seguida b u en a opción para la profilaxis son 200 m g tres veces al día.
de 4 m g/kg cada 12 h. En cuanto sea posible se cam bia a vía
oral 100 o 200 m g dos veces al día en pacientes de m enos o Ravuconazol
m ás de 40 kg, respectivam ente. Es u n derivado triazólico de acción prolongada y am plio
En pacientes con infección p o r V IH con candidosis eso­ espectro. Se absorbe rápidam ente después de su ad m in istra­
fágicas tiene eficacia de 80 a 100% con 200 m g una o dos ción oral con dosis única de 50 a 400 mg; su disponibilidad
veces al día durante siete días. En aspergilosis invasivas se aum enta con com idas grasosas. La vida m edia varía de 4 a 8
adm in istran 6 m g/kg p o r vía intravenosa d uran te dos días, y días; la fórm ula intravenosa del profárm aco presenta una
luego 3 m g/kg d urante 3 a 14 sem anas, y hasta p or seis meses. m olécula di-lisina-fosfoéster, la cual difiere de la ciclodextri-
Los niños tienen m ayor capacidad de elim inación; las dosis na con la que se com binan el itraconazol y el voriconazol; el
po r kilogram o de peso corporal deben ser mayores (4 a 7 ravuconazol no se acum ula en los riñones.
m g/kg) p ara que sean com parables con la dosis en adultos. Inhibe el citocrom o P450 y tiene acción en especial co n ­
En pacientes con daño hepático se requiere ajuste de la tra Candida, Cryptococcus, Aspergillus y derm atofitos. Se
dosis; la insuficiencia hepática grado C (según la clasifica­ estudia su acción com o profiláctico en u n a am plia gam a de
ción de C hild-P ugh) es un a contraindicación p ara su uso. En m icosis superficiales y sistémicas.
pacientes con insuficiencia renal es innecesario ajustar las En estudios clínicos de candidosis orofaríngea se h an
dosis p o r vía oral. Se puede adm in istrar la m ism a dosis p o r p robado dosis de 50 m g/día; se o btienen m ejores resultados
vía IV en personas con función renal n o rm al y aun con u na si se ad m in istran 200 m g/día.
depuración de creatinina de 50 m l/m in; de cualquier m odo, Interactúa con inhibidores de proteasas; p o r lo tanto,
cuando el filtrado glom erular es m en or de 30 m l/m in se increm enta en p otencia la dosis de saquinavir, indinavir,
requieren ajustes de la dosis parenteral. ritonavir o atazanavir, pero su adm inistración concom itante
C om o efectos colaterales se h an inform ado trastornos con nelfinavir no se acom paña de cam bios significativos de
visuales, anorm alidades en las pruebas de funcionam iento las cifras plasm áticas. La sim vastatina p otencia al ravucona­
hepático (por lo general asociadas con cifras séricas altas), zol. Los efectos colaterales m ás frecuentes son cefalea, d ia­
fiebre, náuseas, vóm itos, diarrea (poco frecuente), cefalalgia, rrea y d olor abdom inal.
edem a periférico, dolor abdom inal, alteraciones respiratorias,
y erupciones cutáneas (en 7%). N o se ha confirm ado la aso­ Albaconazol
ciación con fotosensibilidad y carcinom a espinocelular en
Es u n derivado triazólico m ás activo que el fluconazol e igual
pacientes con adm inistración prolongada de voriconazol.
de activo que el voriconazol; m u estra actividad co n tra Cryp­
Está contraindicado en zigomicosis, dado que carece de
tococcus, derm atofitos y hongos filam entosos oportunistas,
actividad contra los agentes causales. A dem ás, en estudios
en especial Aspergillus, pero tam bién Paecilomyces, Chaeto-
clínicos y en casos anecdóticos se h an d o cum entado m icosis
m ium y Scedosporium prolificans. H a m o strad o buen a activi­
de brecha (micosis que aparecen durante el tratam ien to de
d ad contra Candida spp., C. tropicalis, Malassezia spp.,
otra), p o r ejemplo: zigomicosis, aspergilosis, e infecciones
C. neoform ans y C. gattii, incluso cepas resistentes al flucona­
p or Scopulariopsis.
zol; tam bién posee actividad co n tra T. cruzi. En vulvovagini­
Posaconazol tis p o r Catidida en estudios en fase II se h an obtenido buenos
resultados terapéuticos con 160 m g/día. P uede hab er resis­
Es u n derivado triazólico, análogo de itraconazol. Tiene baja
tencia cruzada con fluconazol.
solubilidad en agua, es m ás soluble en lípidos que fluconazol.
Se m etaboliza en hígado y excreta p o r degradación hepática.
Terconazol
Su espectro incluye cepas resistentes de Candida, C. neo-
form ans, Aspergillus, Rhizopus, B. dermatitidis, Coccidioides D erivado cetal-triazólico de uso tópico (figura 35-4). Su
spp. e H. capsulatum. Se considera el tratam ien to de prim era espectro incluye vulvovaginitis p o r Candida spp., derm atofi­
línea en casos de candidosis orofaríngea, aspergilosis invasi­ tos y algunos hongos levaduriform es. Se tolera bien en crem a
va, hialohifom icosis p o r Fusarium, y coccidioidom icosis (0.4 y 0.8%) y óvulos vaginales de 80 mg. Es m uy eficaz contra
resistente a tratam iento. Candida; sólo se cuenta con preparaciones para su aplicación
Se presenta para consum o oral. Se encuentra en perfec­ vaginal. La paciente puede utilizar la crem a vaginal al 0.4%
cionam iento u n profárm aco para adm inistración intravenosa. u na vez al día durante siete días, o la crem a al 0.8% durante
Se ha usado en eum icetom a o crom oblastom icosis resis­ tres días; los óvulos se p ueden aplicar u no a la hora de acos­
tentes a los tratam ientos habituales, en dosis de 800 m g/día tarse durante tres días; se ha inform ado fotosensibilidad.
en cuatro dosis divididas du ran te h asta tres años; en algunos
casos se ha conseguido curación y, en otros, m ejoría. Isavuconazol
Se ha d ocum entado su eficacia en niños con en ferm e­ Es u n triazol de reciente generación con u n espectro que
dad granulom atosa crónica; en pacientes con zigom icosis abarca Aspergillus, Candida (C. krusei y C. glabrata), d erm a­
hay respuesta de 70%. En pacientes con trasplante de m édula tofitos y zigom icetos. T iene actividad lim itada contra
ósea y enferm edad de injerto co ntra huésped reduce la in ci­ S. schenckii y Fusarium spp. Los estudios clínicos en fase II
Capítulo 35 - Antimicóticos • 38S

ch 3

CH2— N — CH2 — CH = C H

CH3 ch 3
I I
CH2 - N — C H 2 — CH — CH — C E C - C - C H ,

CH3

Terb in afina

Ciclop iro xolam ina

Figura 35-7. Estructuras químicas de alilaminas y ciclopiroxolamina.

han m ostrado igual eficacia en dosis de 50 a 100 m g/día y (MFS, del inglés m ajor facilitator superfam ily); sobre todo en
400 m g/sem ana, com parado con el fluconazol, 100 m g/día. C. albicans y C. glabrata. O tra causa potencial de resistencia
es la m ayor p roducción de 14a-desm etilasa.
Pramiconazol
Es u n triazol de am plio espectro, de desarrollo reciente. Se ha
observado actividad in vitro frente a Candida, Malassezia,
Alilaminas
derm atofitos, y otras especies de hongos. En estudios preli­ A ntim icóticos sintéticos cuya estru ctu ra consta de dos an i­
m inares se ha observado m ayor eficacia en el tratam iento de llos bencénicos u nidos a u n grupo naftilo y a u no am ino
m icosis superficiales com parado con el itraconazol. La dosis (figura 35-7). Son fungicidas y actúan p o r inhibición de la
para el tratam iento de pitiriasis versicolor es de 200 m g/día enzim a escualeno 2,3-epoxidasa; con ello bloquean la sínte­
du ran te 2 o 3 días. Los principales efectos adversos son n á u ­ sis de lanosterol y, p o r ende, de ergosterol y colesterol (figura
seas y diarrea; en un caso se inform ó bloqueo auriculoventri- 35-2). In vitro, poseen actividad contra derm atofitos, Asper­
cular de p rim er grado. gillus y Candida. H ay dos preparados, la naftifina p o r vía
tópica y la terbinafina p o r vía oral y tópica; la presentación
Genaconazol, saperconazol y electrazol oral se usa fu n d am en talm en te en derm atofitosis, especial­
Son triazoles de segunda generación que han sido retirados m ente en uñas, pero se h an registrado b uenos resultados en
del m ercado p o r cuestiones de seguridad. varias m icosis profundas.

Teratogenicidad y derivados azólicos Naftifina


En estudios retrospectivos se ha observado la aparición de Es u na alilam ina sintética que originalm ente se sintetizó para
hipoplasia de ventrículo izquierdo y hern ia diafragm ática en tratar trastornos del SNC. Su nom bre proviene de los com po­
hijos de m adres que recibieron fluconazol, terconazol, keto- nentes de su estructura química: [E] N -cinam il-N -m etil-1-
conazol o m iconazol durante el p rim er trim estre de la gesta­ naftalenom etil-am ina-3-fenil-2-propen-l-am ina. De amplio
ción. A sim ism o, se ha encontrado asociación del tratam iento espectro, con actividad alta contra derm atofitos y m oderada
con m iconazol con defectos del tubo neural y con labio y contra Candida. Interfiere con la actividad de la 2,3-escualeno
paladar hendidos. epoxidasa, lo cual lleva a rotura de la m em brana celular por
acum ulación del escualeno. N o se ha especificado su punto de
inhibición.
Resistencia a azoles Se usa p o r vía tópica en crem a o gel que contiene clorhi­
Los m ecanism os de resistencia fúngicos a los derivados azó­ drato de naftifina al 1% y cuyas principales indicaciones son
licos han surgido de m anera gradual e involucran acu m ula­ la tiñ a de la ingle y del cuerpo; tam bién es eficaz en pitiriasis
ción de m utaciones en el gen ERG11, que codifica p ara la versicolor y candidosis cutánea; tiene buen a p enetración en
14a-desm etilasa de esterol (Candida spp.). Esto confiere la q ueratina y los folículos pilosos (indicaciones no aproba­
resistencia cruzada contra todos los azoles. Tam bién se ha das aún p o r la FDA). Se aplica a diario duran te 15 a 30 días.
d ocum entado aum ento del flujo de salida del azol p o r m edio C om o efectos adversos se p resentan resequedad, eritem a,
de transp o rtad o res de la superfam ilia facilitadora m ayor ard o r y picazón. N o está disponible en m uchos países.
386 • Sección Vili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Terbinafina dina; potencialm ente p o d ría interferir en el sistem a de cito-


crom o P450, p o r lo que se deben ten er precauciones al
Es u n com puesto con la siguiente fórm ula: [E]-N -(6,6-dim e-
usarla con ciclosporina A o terfenadina.
til-l,2 -h ep ten o -4 -in il)-N -m etil-l-n aftalen em eten am in a; fue
desarrollado en 1979 a p artir de la m odificación a la fórm ula
de la naftifina. Se absorbe p o r vía oral en 70%. Se alcanzan Ciclopiroxolamina
concentraciones plasm áticas m áxim as a las 2 h y se detecta
en piel a los dos días. Se distribuye am pliam ente en todos los Es u n sustituto de la p irid o n a p ara uso tópico. Su fórm ula es
tejidos; tiene afinidad p o r lípidos y queratina. Las co n cen tra­ 6-ciclohexil-l-hidroxi-4-m etil-2(IH ) piridona (C 12H 17N O ?)
ciones en piel, pelo y uñas son 10 veces mayores que en con peso m olecular de 268 (figura 35-7). P uede p en etrar en
el plasm a. Se u ne a proteínas plasm áticas. Se m etaboliza en el la q ueratina d u ra con rapidez, y p en etra hasta la derm is
hígado; 80% se excreta p o r la orina y 20% p o r las heces. En m edia con u n a vida m edia de 1.7 h. Tam bién puede dep o si­
pacientes con alteraciones hepáticas la elim inación es de sólo tarse en los folículos pilosos y glándulas sebáceas.
30% en total. Es fungicida p o r su afinidad a cationes trivalentes com o
Es fungicida in vitro e in vivo al inhibir la epoxidación el hierro y alum inio, y ejerce su efecto p o r acum ulación en las
del escualeno. Es activa contra derm atofitos, y tiene poca células fúngicas y alteración del transporte de iones y am i­
acción contra levaduras, aunque in vitro ha m ostrado buena noácidos a través de la m em brana, lo que lleva a la p érdida de
actividad contra especies de Candida (C. albicans y C. parap- la integridad de dichas células; tam bién produce u n efecto
silosis) y Malassezia. Ha m ostrado actividad contra S. schenc- quelante de iones que inhibe enzim as fundam entales com o
kii, Scopulariopsis, Histoplasma, Aspergillus y algunas cepas los citocrom os, lo cual interfiere con el transp o rte electrónico
de Fonsecaea pedrosoi. en las m itocondrias, lo que dism inuye las reservas energéticas
Se han observado buenas respuestas en m icosis su b cu ­ del hongo, y en altas concentraciones bloquea la respiración
táneas y sistém icas con 500 m g/día p o r tiem po prolongado celular. Inhibe la síntesis de proteínas m ejor que la de ergos-
en crom oblastom icosis, esporotricosis, eum icetom as, histo- terol, y com o efecto adicional tiene capacidad antiinflam ato­
plasm osis, y en aspergilosis e infecciones p o r P. jiroveci. ria m ediante la inhibición de la 5-lipooxigenasa y de la
Se dispone de presentaciones oral y tópica. Por vía oral, ciclooxigenasa (necesarias p ara la síntesis de prostaglandi-
se adm inistran 250 m g cada 24 h. No hay toxicidad en seis nas). Tiene am plio espectro antim icótico y antibacteriano
sem anas de tratam iento. Es activa en tiñas de cualquier loca­ que incluye Candida albicans, C. neoformans, B. dermatitidis,
lización, y tiene buena penetración en las uñas; se han obser­ H. capsulatum, Penicillium, Actinomicetes, Aspergillus, Phialo-
vado buenos resultados con 250 m g/día en nueve sem anas en phora, Epidermophyton floccosum, Microsporum canis, Tri­
las uñas de las m anos, y en m ás de 12 sem anas en las de los chophyton mentagrophytes, T. rubrum y Malassezia spp.
pies; es posible p roporcionar tratam iento interm itente con Está indicada en tiñas de cualquier localización, incluso
500 m g/día durante una sem ana de cada m es hasta observar onicom icosis, así com o en candidosis y pitiriasis versicolor.
la curación. En tiña de los pies son eficaces 250 m g/día d u ra n ­ Se presenta en crem a y solución al 1%; gel al 0.77% y se
te dos semanas; en tiña del cuerpo la crem a es eficaz con una dispone de u n barniz para uñas al 8% para aplicaciones tres
aplicación al día durante dos sem anas. En tiña de los pies se veces por sem ana el prim er mes, dos veces p o r sem ana el
recom iendan dos aplicaciones diarias de la presentación en segundo m es y u na vez a la sem ana a p artir del tercer mes; se
crem a durante 15 a 30 días; en pitiriasis versicolor se prefiere rem ueve la laca con quitaesm alte y se lim a la lám ina ungueal.
la solución un a vez al día d urante dos semanas. Para tiña de la
cabeza se em plea la vía oral, con las siguientes dosis: niños de
3 a 6 años, u n cuarto de tableta de 250 mg; niños de 6 a 10
Amorolfma
años, m edia tableta, y m ayores de 11 años, una tableta de D erivado desm etilado de las m orfolinas; com puesto que susti­
250 mg. N o se recom ienda ante azoem ia (azotem ia) o insufi­ tuye el anillo fenilo del radical p ara-(p-l,l-dim etilpropil-fenil-
ciencia hepática m uy notoria, porque las concentraciones 2-m etilpropio-2,6-cis-dim etilm orfolina). O riginalm ente se
plasm áticas aum entan hasta cifras impredecibles. utilizó com o fungicida en la agricultura. Es activo contra
Los efectos adversos son escasos: cefalea, som nolencia, m uchos hongos y tiene actividad fungicida y fungistática, con
irritación gástrica, alteraciones del gusto, náuseas, vóm itos y, excepción de zigomicetos, Aspergillus y Fusarium. Inhibe la
a veces, eccema. Rara vez aparecen neutropenia, trom bocito- síntesis de ergosterol al actuar sobre la 14,15-reductasa, lo que
penia y pancitopenia. T am bién se ha inform ado exacerba­ perm ite la acum ulación de ignosterol; tam bién actúa sobre la
ción de lupus eritem atoso sistèm ico y, recientem ente, 8,7-isom erasa que convierte el fecosterol en episterol. Su
inducción de lupus eritem atoso cutáneo subagudo con títu ­ espectro incluye derm atofitos y Candida, así com o onicom i­
los altos de anticuerpos antinucleares y anticuerpos antihis- cosis, especialm ente en terapéutica com binada.
tona en personas con susceptibilidad genética; después de Se em plea en concentraciones de 0.25 a 0.5%. Viene en
cuatro m eses de uso de la suspensión de terbinafina se h an crem a tópica al 0.5%, la cual se em plea d u ran te 15 a 30 días;
observado m ejoría del cuadro clínico y dism inución de los tabletas vaginales de 50 m g p ara aplicación única, y en solu­
anticuerpos. ción ungueal al 5% p ara aplicar dos veces p o r sem ana d u ra n ­
E ntre las interacciones m ás im portantes están reducción te seis a ocho m eses, o h asta dos años. Se h an com unicado
de las concentraciones plasm áticas de rifam picina y cim eti- com o efectos adversos p ru rito y vesículas.
Capítulo 35 - Antimicóticos • 387

HN

Nikkomicina Z

Figura 35-9. Estructura química de la nikkomicina Z.


Figura 3 5-8 . Estructura química de la butenafina.

Nikkomicinas [nikkomicina Z]
Son productos naturales (péptido-glucósidos m uy similares a
Butenafina las polioxinas), m etabolitos producidos por la ferm entación
Se introdu jo en Japón en 1992; la FDA aprobó este m ed ica­ de Streptomyces tendae y S. cacaoi; tienen un nucleósido de
m ento en 1997, y en M éxico se introdujo en 2006. pirim idina ligado a u n péptido (figura 35-9). Son inhibidores
El clorhidrato de butenafina es un a bencilam ina con la com petitivos de la quitina sintetasa de la pared celular; esta
siguiente estructura: N -(4-tert-bu tilb en cil)-N -m etil-l-n afta- enzim a realiza el últim o paso de polim erización y formación
lenem etilam ina; bloquea la escualeno epoxidasa y ocasiona de quitina. Su espectro antifúngico es errático, aunque tam ­
acum ulación intracelular de escualeno en form a de vesículas bién son m uy activas contra bacterias grampositivas y gram-
que funcionan al extraer com ponentes de la m em bran a celu­ negativas, adem ás de ser acaricidas; se necesitan grandes
lar, lo cual la hace m ás débil y susceptible de destrucción, cantidades de los com puestos para tener concentraciones clí­
pero sobre todo actúa al desintegrar las m em branas vacuola- nicas relevantes, y actúan m ejor en m ohos que en levaduras. In
res, con liberación de enzim as líticas p ara el hongo, p o r lo vitro actúan contra C. im m itis y fí. dermatitidis, y tanto in vivo
que su actividad fungicida es m uy sim ilar a la de las alilami- com o in vitro h an m ostrado sinergia con derivados azólicos.
nas, adem ás de tener u n im portante efecto antiinflam atorio Tienen actividad m oderada contra Candida, C. neoformans y
y un a concentración fungicida residual de tres días. Aspergillus spp. Se ha dem ostrado que estos com puestos entran
Se une fuertem ente a la queratina, y posee actividad anti- en las células de S. cerevisiae y C. albicans p o r m edio de pepti-
fúngica alta contra derm atofitos, hongos dim orfos y Aspergi­ doperm easas y, u na vez dentro, son susceptibles de degrada­
llus spp.; es fungistática contra C andiday Malassezia; asimismo, ción p o r peptidasa. En m odelos animales, son m edicam entos
posee actividad lim itada contra estreptococos beta hem olíti- que, adem ás de haber m ostrado sinergia con algunos deriva­
cos de grupo A y contra Corynebacterium spp., po r lo que sus dos triazólicos, son prom etedores, pero se necesitan m uchos
principales indicaciones son las tiñas de piel lam piña (figura estudios para definir su potencial en clínica.
35-8). Su concentración sérica es de 0.91 |-ig/L, después de la
aplicación una vez al día durante dos semanas.
Se presenta en crem a al 1%. Se ha usado en tiña de los pies
Lipopéptidos
y se observa curación en cuatro sem anas en 23 a 40% con la Son fungicidas con actividad en l,3-(3-glucanos. Las p rim e­
aplicación dos veces al día; en tiña inguinal es eficaz con sólo ras m odalidades naturales fueron las equinocandinas aisla­
dos sem anas de tratam iento. Tam bién se ha indicado en el tra ­ das de Aspergillus nidulans variedad echinulatus; luego
tam iento de pitiriasis versicolor y tiña del cuerpo. Sus efectos aparecieron la aculeacina, m u lu n d o can d in a, esporiofungina
adversos son raros e incluyen eritem a e irritación local. y FR-901379. Los lipopéptidos sem isintéticos incluyen cilo-
fungina (Lilly), caspofungina (MSD), m icafungina, anidula-
fungina y las neum ocandinas. G eneran nefrotoxicidad y
Antibióticos peptidonucleósidos hepatoxicidad m ínim a, p ero sólo están disponibles p ara uso
Fueron aislados p or p rim era vez por H anz Z áhn er en 1970, en intravenoso. Cryptococcus y Trichosporon son resistentes.
u na pagoda en Nikko, Japón, a partir de Streptomyces tendae.
Se conocen 23 com puestos activos y 10 inactivos, y sus p rin ci­ Neumocandinas A y B
pales representantes son las nikkom icinas X y Z, y la polioxi- La fuente p rim aria es un p ro d u cto obtenido de la ferm enta­
na. Son inhibidores de la sintetasa de quitina, y tienen actividad ción del hifom iceto m arin o Zalerion arboricola, reclasificado
antifúngica, insecticida en parásitos de frutas y vino, y acarici- p o r Bills en 1999 com o Glarea lozoyensis, aislado en el valle
da; actúan contra gram positivos y gram negativos y no son del río Lozoya en España.
tóxicos para plantas, pescados ni mamíferos. Su acción en C o rresp o n d en a lipopéptidos incluidos en eq uinocandi­
C. albicans es baja, pero C. im m itis es m uy susceptible. nas, que actúan al in h ib ir la enzim a glucano sintetasa e impi-
388 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

den la síntesis de polím eros de glucanos, los cuales son los La caspofungina constituye u n liofilizado que se p resen ­
com ponentes m ás im portantes de la pared celular de m uchos ta en frascos ám pula de 56.4 y 75.6 mg. Se aplica p o r venocli-
hongos patógenos; este hecho es m uy im portante, dado que sis, diluida en agua inyectable estéril o solución salina
esta enzim a confiere a los hongos sus características de resis­ (250 m i) d u ran te 1 a 2 h; se recom ienda dosis de im pregna­
tencia y adaptación (no actúan en bacterias). G eneran ines­ ción de 70 m g el p rim er día, y luego 50 m g/día p o r lo m enos
tabilidad osm ótica y lisis de la pared celular m ediante la duran te u na sem ana. A nte insuficiencia hepática (clase B
inhibición en la síntesis de glucanos (figura 35-2). según la clasificación de C hild-P ugh) se debe dism inuir la
La neum ocandina B es activa contra varios hongos, así dosis a 35 m g/día. En pacientes pediátricos las dosis son las
com o contra P. jiroveci (en sus fases de trofozoíto o de quiste). m ism as, pero proporcionales al área de superficie corporal.
Parece tener un amplio espectro de actividad en micosis cutá­ Se observan pocos efectos colaterales dado su blanco de
neas y sistémicas, con acción m oderada en C. neoformans y acción; no obstante, pu ed en llegar a presentarse cefalea,
especies de Aspergillus, pero se requieren más estudios, espe­ escalofríos, fiebre, náuseas, flebitis o trom boflebitis en el sitio
cialmente en neum onía p or P. jiroveci en pacientes con SIDA. de aplicación, dolor abdom inal, erupciones m ed icam en to ­
sas, síntom as gripales, aum ento reversible de las enzim as
Cilofungina hepáticas (sin evidencia clínica de hepatotoxicidad), hiper-
calcemia, increm ento de la creatinina, y rara vez infiltrados
E quinocandina sintética soluble en agua, con actividad lim i­
pulm onares. En tratam ien to s de dos sem anas, se tolera bien;
tada contra Candida. Tiene p otencia com parable a la de la
pero p ueden sobrevenir fiebre (16%), trom boflebitis en el
anfotericina B en cepas de Candida; se usó p o r vía intrav en o ­
sitio de la venoclisis (14%) y cefalea (8%), así com o aum ento
sa en estudios en fase I, pero esta presentación ha sido ab an ­
de enzim as hepáticas (alaninoam inotransferasa, 11%; aspar-
d onada po r tóxica y p o r ten er u n espectro reducido.
tatoam inotransferasa, 12%; fosfatasa alcalina, 10%), y de
Hay una segunda generación de derivados sem isintéti-
creatinina de 1.4%; no requiere ajuste de la dosis ante insufi­
cos de equinocandinas y n eum ocan dinas con u n espectro
ciencia renal o hepática leve. C on el sum inistro rápido, quizá
m ás am plio y m ejores características farm acológicas. Su
o cu rra u n efecto sim ilar al de la h istam in a o incluso reacción
espectro incluye especies de Aspergillus y de Candida, así
anafiláctica. Es controvertido el uso conjunto con ciclospori-
com o P. jiroveci, p ero no Cryptococcus spp.
n a A. El m edicam ento se cataloga en categoría C p ara uso en
em barazadas.
Caspofungina En 2002 se describió la tricosporonosis de brecha en un
El acetato de caspofungina es u n derivado sem isintético de la receptor de trasplante en quien se usó caspofungina com o
n eu m ocan d in a B. Fue aprobada p o r la FDA en 2001. profilaxis de infección p o r Aspergillus. Se h a descrito infec­
Tiene una vida m edia de 9 a 10 h, y 92% se une a proteínas ción d isem inada p o r C. neoform ans en u n paciente con
plasmáticas (con concentraciones plasmáticas que oscilan enferm edad de H odgkin infectado p o r V IH -1, que recibió
entre 7.6 y 12.3 [ig/ml después de dosis de 50 y 70 m g respecti­ caspofungina de m an era em pírica d u ran te u n episodio de
vam ente), pero se puede sum inistrar en una sola dosis diaria. fiebre n eu tro p én ica p osquim ioterapia. Tam bién se ha d escri­
Es soluble en agua, e in vitro posee u n a actividad antim i- to u n caso de endocarditis sobre válvula protésica p o r
cótica comparable con la de la anfotericina D en especies de C. p a r a p s ilo s is multirrcsistcntc a azoles y equinocandinas
Candida, Aspergillus, y m enos en Histoplasma y C. neofor­ después de un tratam ien to con caspofungina y fluconazol.
mans. A ctúa al inhibir la síntesis de l,3-(3-glucanos de la Para otras especies, com o C. albicans, C. krusei y C. glabrata,
pared fúngica. se h an com unicado fracasos terapéuticos con la caspofungi­
Se ha com probado su eficacia en m odelos anim ales con na sola o en com binación con anfotericina B.
candidosis disem inada po r C. albicans, C. glabrata, C. lusita-
niae, C. tropicalis, C. guilliermondii, C. parapsilosis y C. kru- Micafungina
sei, y ha m o strad o ser fungistática co ntra A. flavus, A. terreus
Es u n a eq u in o can d in a sem isintética ob ten id a a p a rtir de la
y A. fum igatus; así com o actividad m o d erad a con tra H. cap-
ferm entación de Coleophoma empetri; fue aprobada p ara su
sulatum , C. im m itis, B. dermatitidis, P. jiroveci y algunos h o n ­
uso en 2005; interfiere con la síntesis de la pared celular al
gos dem atiáceos. Es útil en candidem ia sin n eutropenia, pero
in h ib ir la glucano sintasa. Su vida m edia es de 11 a 15 h. Su
no en casos p o r cepas sensibles a fluconazol; se considera la
espectro es sem ejante al de la caspofungina; actúa en infec­
estrategia más eficaz en candidosis en unidades de cuidado
ciones p o r Candida, incluso ante cepas resistentes a flucona­
intensivo, pero es la m ás costosa. En candidosis esofágica en
zol, y co n tra Aspergillus in vitro y en m odelos animales.
pacientes con infección p o r V IH con recuentos de linfocitos
Se em plea de m an era profiláctica en receptores de tra s­
CD4 m enores de 50, se h an en con trado índices de respuesta
p la n te de célu las h e m a to p o y é tic a s, y co m o tra ta m ie n to
de 85%. N o se conoce su utilidad en endocarditis, m en in g i­
en infecciones fúngicas invasivas en pacientes que m uestran
tis, osteom ielitis, endoftalm itis y abscesos cerebrales por
resistencia o in to leran cia a o tro s antifúngicos. Se p resen ta
Candida. Es activa en aspergilosis invasiva.
en frascos ám pula de 50 y 100 mg, y se puede reconstituir
La caspofungina no es activa frente a Cryptococcus, Tri-
con solución salina isotónica o glucosa al 5% p ara ad m in is­
chosporon ni Rhodotorula, p o r lo que debe usarse con p re ­
tració n p o r vía intravenosa lenta: en adultos con aspergilosis
caución en sujetos con infección p o r VIH .
invasiva se ad m in istran 1.5 m g/kg/día (75 mg); en infeccio-
Capítulo 35 - Antimicóticos • 389

nes p o r Candida, 1 m g/kg/día (50 mg), y en infecciones no


p o r C. albicans, 100 m g día. N o existe una dosis establecida
Otros
en niños, en quienes se utilizan 0.75 a 2 m g/kg/día. C ecropina A, indolicina, péptidos antim icrobianos, terapéu­
Se h an com unicado casos de pacientes con neoplasias tica génica, citocinas recom binantes y vacunas. En el ám bito
hem atológicas y tricosporonosis de brecha (Trichosporon nuclear, actúa el trim etoprim -sulfam etoxazol, que se usa con
beigelii y T. asahii) m ientras recibían tratam iento con m ica- éxito en n eu m o n ía p o r P. jiroveci, y ha validado su sitio de
fungina, sola o com binada con anfotericina B. La co n c en ­ acción en la vía de los folatos com o el m ejor m edicam ento
tración m ín im a inhibitoria p ara dos de los aislados fue co n tra este m icroorganism o. En el ám bito del DNA, la pen-
> 1 6 mg/L. Sólo un paciente, tratado con voriconazol, sobre­ tam id in a actúa tam bién contra Pneumocystis. El benom il
vivió al m o strar recuperación hem atológica e inm unitaria. (benlate) es u n fungicida usado en la agricultura, al igual que
Se señala que la m icafungina debió ejercer u n a presión selec­ algunos azoles em pleados com o pesticidas, com o fenbuco-
tiva que favoreció el surgim iento de hongos resistentes poco nazol, tebuconazol, m etconazol, difenoconazol, propicona-
com unes. Los efectos colaterales m ás frecuentes son diarrea, zol, triflum izol y flusilazol. Por otra parte, la cispentacina
náuseas, vóm itos e hiperbilirrubinem ia. Tam bién se h an inhibe la h o serin a deshidrogenasa, y con este d escubrim ien­
d ocum en tado efectos m ediados p o r histam ina, com o e ru p ­ to se abre la posibilidad de interferir en la síntesis de am in o ­
ciones cutáneas, prurito, edem a facial y vasodilatación. Rara ácidos. La blasticidina y sinefungina interfieren con la síntesis
vez sobreviene trom boflebitis en el sitio de aplicación. de proteínas. Es atractivo el uso de inhibidores de topoiso-
m erasas y poliam inas que se utilizan en quim ioterapia an ti­
Anidulafungina cáncer, así com o de vincristina y vinblastina. Se ha
Es un com puesto recientem ente sintetizado, derivado de especulado en el uso de inhibidores de proteasas p ara com ­
Aspergillus nidulans. Es fungicida para especies de Candida b atir hongos.
(C. krusei, C. lusitaniae y C. parapsilosis), por lo que está in d i­
cado en candidem ia y candidosis invasiva. Se presenta en Nuevos avances científicos
frascos ám pula de 50 y 100 mg, y se recom iendan 50 m g/día
en adultos. En candidosis esofágica se inicia con 100 m g/día y El conocim iento del genom a y las secuencias de DNA de los
posteriorm ente se continúa con la m itad de la dosis, m ientras m icroorganism os h a propo rcio n ad o u n im p o rtan te recurso
que en candidem ia se da una dosis inicial de 200 m g diarios p ara esclarecer las características genéticas y las propiedades
p o r vía IV seguidos p o r 100 mg. En pacientes pediátricos, la fisiológicas de los diversos agentes patógenos. Así, u n a vez
dosis p o r kilogram o de peso corporal es de 1.5 a 3 m g/kg/día que se com pleta la secuencia de DNA de u n m icroorganis­
com o dosis inicial, seguida de 0.75 a 1.5 m g/kg/día. N o hay mo, y se com para con el genom a h u m an o (con el propósito
datos de su uso en neonatos. Los efectos colaterales incluyen de en co n trar inhibidores de p roductos génicos m icrobianos
hipotensión, vóm itos, estreñim iento, náuseas, fiebre, au m en ­ que no tengan u n equivalente en el huésped), es posible defi­
to de enzim as hepáticas, e hipopotasem ia. n ir blancos potenciales p ara nuevos antim icrobianos.
R ecientem ente se h a identificado el com plejo Candida
parapsilosis conform ado p o r tres (C. parapsilosis sensu stricto,
Pradimicina C. orthopsilosis y C. metapsilosis). En estudios de sensibilidad
in vitro, la p rim era ha m ostrado resistencia, dependiente de la
Es un polipéptido arom ático, sim ilar desde el p u n to de vista
dosis, al fluconazol, m ientras que las dos restantes h an m os­
estructural a las b enanom icinas que son derivados de actino-
trado sensibilidad a los azoles y a la anfotericina B; las tres
m icetos. La estru ctu ra tiene u n esqueleto benzonaftaceno-
m uestran resistencia a equinocandinas.
quinona. Posee actividad dependiente de calcio en la parte
Al aplicar estas técnicas en C. albicans (con m ás de 70
sacárida de la m anoproteína de la superficie celular. Es de
factores de virulencia identificados hasta el m om ento) y en S.
am plio espectro y actúa contra Candida, Cryptococcus y
cerevisiae, se ha en co n trad o que la enzim a m RNA 5' guanil-
Aspergillus. Tiene actividad en m odelos anim ales, pero hay
1-transferasa identificada en C. albicans es hom ologa a la
toxicidad hepática.
enzim a CEG1 reconocida en S. cerevisiae; am bas son fu n d a­
m entales p ara la supervivencia de estos agentes patógenos, y
Sordarinas pu ed en ser blancos potenciales p ara nuevos fárm acos, al
igual que factores de virulencia y otros genes sin “equivalen­
Esta clase de derivados antifúngicos sem isintéticos se obtiene tes h u m an o s” que incluyen PM A1, CD C68, VRG4, CHS1,
a p artir de Graphium putredinis (GSK-Stiefel); tienen activi­ N M T1, TO P1, RAM1, CNA1/CNB1; reconocidos en espe­
dad in vitro contra hongos levaduriform es, com o Candida y cies de Aspergillus, C. albicans y C. neoformans. A pesar de
Cryptococcus, así com o contra P. jiroveci y otros hongos fila­ que aún no se h an identificado inhibidores p ara todos ellos,
m entosos. A ctúan contra el factor de elongación 2 (EF-2, del las estrategias basadas en blancos m oleculares p ara el descu­
inglés elongation factor 2), indispensable en la síntesis de p ro ­ b rim ien to de nuevos antifúngicos (com binando tecnologías
teína de la m ayoría de los hongos patógenos, y de la proteína tradicionales con nuevas), ofrece grandes oportunidades
ribosom al P0. Se ha observado aum ento de la eficacia cuando p ara crear nuevos com puestos que in teractúen con estos
se com bina con anfotericina B, itraconazol o voriconazol. blancos.
390 • Sección Vili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

Categoría D. Inseguro duran te la gestación; evitar


Terapéutica antimicótica duran te la lactancia: yoduro de potasio y voriconazol. Podría
combinada aceptarse el riesgo si la prescripción es racional y el problem a
de salud lo am erita.
La disponibilidad de nuevos antifúngicos con m ecanism os Categoría C. Seguridad incierta durante la gestación,
de acción novedosos ha renovado el interés en la terapéutica n o recom endado duran te la lactancia: ciprofloxacino, clari-
com binada debido a los pocos estudios clínicos, la alta m o r­ trom icina, cloranfenicol, DDS, equinocandinas, griseofulvi-
talidad p o r infecciones debidas a m ohos, y la lim itada efica­ na, ketoconazol, itraconazol, fluconazol, econazol, nistatina
cia de los antim icóticos en uso. Sin em bargo, no se debe dejar oral, interferones, rifam picina, ácido salicílico, sulfuro de
de lado la posibilidad de resistencia y de interacciones. La selenio y sulfonam idas. La terapéutica es válida si el p ro b le­
terapéutica com binada puede ser sinèrgica o antagónica, es m a de salud indica la necesidad de su uso.
posible que reduzca la eficacia y aum ente la toxicidad, y no se Categoría B. Seguridad supuesta p o r estudios en an i­
debe descuidar el tiem po de tratam iento y el costo. males: am oxicilina, todas las presentaciones de anfotericina
Por ejemplo, la com binación de 5-FC con m iconazol tie­ B, am picilina, ácido azelaico, azitrom icina, cefalosporinas,
ne u n efecto antagonista, la de 5-FC y derivados triazólicos ciclopirox, cim etidina, clindam icina, clioquinol, clotrim azol,
es sinèrgica o indiferente; em pero, cuando se añade itracona- dicloxacilina, eritrom icina, m etronidazol, m upirocina, oxi-
zol se suprim e el surgim iento de m utantes que m uestran conazol, penicilina, terbinafina, tetraciclinas, m iconazol,
resistencia a 5-FC. H asta hoy se considera que la com b in a­ naftifina y nistatin a tópica.
ción de 5-FC con anfotericina B es la m ejor contra m en in g i­ Categoría A. Seguridad establecida p o r estudios en
tis p o r criptococo, p ero esta sinergia no está d em ostrad a in seres hum anos.
vitro. La com binación de polienos y azoles en infecciones Sin clasificar. Hay m edicam entos generalm ente acepta­
p o r Candida m uestra antagonism o; en cambio, en infeccio­ dos com o seguros, de seguridad desconocida o co n trov erti­
nes po r Cryptococcus es sinèrgica o indiferente. da, y otros reconocidos com o inseguros.
Las equinocandinas com binadas con otros an tim icó ti­
cos, com o anfotericina B o azoles, p o r lo general son sinérgi-
cas o indiferentes, pero hay sinergia de interacciones con Antimicótico idóneo
caspofungina cuando se com bina con tacrolim ús.
La com binación azol-azol en m odelos anim ales (p. ej., Se considera com o tal u n p ro d u cto fungicida in vivo, de p re ­
fluconazol con itraconazol) no parece dar m ejores resultados ferencia de am plio espectro, que tenga b u ena difusión visce­
que el itraconazol solo. La com binación de 5-FC y fluconazol ral, cruce la b arrera hem atoencefálica y se elim ine de m anera
quizá m ejore la eficacia, pero aum enta los efectos adversos. activa p o r los riñones; que tenga baja toxicidad e interaccio­
La triple com binación de anfotericina B, 5-FC y u n triazólico nes, y no genere m utantes resistentes; que tenga cierta activi­
en criptococosis m eníngea ha dado éxitos aparentes. La te ra­ d ad in m u n o estim u lan te y que sea posible usarlo com o
péutica secuencial polieno-azol, con o sin 5-FC, ha m ostrado profiláctico en inm unodeficientes; que pued a utilizarse en
que el tratam iento previo con anfotericina B puede tener dosis bajas y esté disponible p o r vías oral e intravenosa; que
efectos positivos sobre la actividad posterior de los triazoles. pued a aco rtar el tiem p o de tratam iento, se use en dosis única
La combinación de 5-FC-azoles es antagónica en C. gla- y, adem ás, sea barato. Encontrar u n medicamento que reúna
brata, y sinèrgica en C. albicans. De otras com binaciones, la estas características qui 2 á sea utópico, p ero gracias a los
m ás p rom etedora es la de terbinafina con azoles, con sinergia grandes avances en la investigación farm acológica, cada vez
o indiferencia. La com binación de terbinafina o caspofungi­ está m ás cercano el idóneo.
na con inhibidores de calcineurina, com o la ciclosporina A, En el cuadro 35-5, se p resentan los m ecanism os de
tal vez increm ente el efecto fungicida. acción, de resistencia, vida m edia y elim inación de la m ayo­
M ucho se sigue investigando, no sólo en el cam po clíni­ ría de los antifúngicos sistém icos y en el 35-6 su dosificación
co sino tam bién en estudios in vitro y en m odelos anim ales e indicaciones en niños.
de experim entación.

Medicamentos por evitar durante


el embarazo y la lactancia
Categoría X. A ltam ente inseguro d urante la gestación y la lac­
tancia: fluorouracilo. C ontraindicado durante el embarazo.
Capítulo 35 - Antimicóticos • 391

• Cuadro 3 5-5. Antifúngicos sistémicos, mecanismo de acción, resistencia, vida media y eliminación

Mecanismos
Fármaco Mecanismo de acción de resistencia fúngicos Vida media Eliminación
Azoles, imidazoles
Ketoconazol Inhibición de la 14a-desmetilasa. Bloqueo Alteraciones en el gen E R C ll 7a8 h Hepático, 13% renal
en la síntesis de ergosterol con acumula­ Aumento del flujo de salida del azol.
ción de 14a-metilesteroles Mayor producción de desmetilasa

Triazoles
Itraconazol Idem Idem 15 a 30 y hasta De manera bifási­
Además se entorpecen los sistemas de 40 h ca. Principalmente
transporte electrónico hepática

Fluconazol Idem Idem 25 a 30 h 80 a 90% renal


Además actúa sobre enzimas mitocon-
driales catalasa, citocromo oxidasa y
peroxidasa

Posaconazol Idem Idem 24 h [aproxj Desconocida

Voriconazol Idem Idem 12 h [aprox.) Hepática y renal

Ravuconazol Idem Idem 120 a 140 h Estudios en fase II

Pramiconazol Idem Idem Datos aún no Datos aún no dispo­


disponibles nibles

Albaconazol Idem Idem Estudios en fase II Estudios en fase II

Isavuconazol Idem Idem Estudios en fase III Estudios en fase III

Polienos
Anfotericina B Unión al ergosterol de la membrana fúngi- Sustitución del ergosterol por otros 24 h, puede ser Excreción lenta
ca, formación de "poros" esteróles precursores hasta 15 días renal y 4 a 5% en for­
ma activa por orina

Alilaminas
Terbinafina Inhibe epoxidación de escualeno No se conoce 12 h, se extiende 80% renal
hasta 200 h en 20% hepática
insuficiencia renal

Neumocandinas
Caspofungina Inhibe formación de l-3(3-glucanos en Mutaciones en el gen FKS1 que 9 a 10 h Desconocida
Micafungina pared celular codifica una subunidad de sintetasa
Anidulafungina de 1-3 (3-glucanos

Diversos
Nikkomicina Z Inhibidor competitivo de sintasa de quitina No disponible en forma comercial
de pared celular

5-Fluorocito- Interfiere en síntesis de ácidos nucleicos. Pérdida de la permeasa necesaria 3a6h 80 a 90% por vía
sina Se incorpora al DNA fúngico inhibiendo para transporte de citocina, o menor Se puede extender renal
timidilato sintetasa actividad de pirofosforilasa hasta 100 a 200 h

Criseofulvina Inhibe la mitosis del hongo, rompe el huso Se desconoce pero no es infrecuente 24 h Renal
mitótico al interactuar con los microtúbu- la falta de mejoría de las tiñas
los polimerizados. Se une a tubulina

Yoduro de Estimula la quimiotaxis de neutrófilos. Se desconoce Renal


potasio Modera la respuesta inflamatoria
392 • Sección Vili - Cultivos, tinciones, antimicóticos

• Cuadro 35-6. Antimicóticos en niños, dosis e indicaciones

Medicamento Indicaciones Dosis en niños


Criseofulvina Dermatofitosis. El mejor para tiña de la cabeza 10 a 20 mg/kg/día VO
Ketoconazol Pitiriasis versicolor, dermatofitosis 3 a 5 mg/kg/día,
hasta 7 a 10 mg/kg/día VO

Itraconazol Micosis superficiales, micosis subcutáneas y endémicas 5 mg/kg/día VO

Fluconazol Micosis superficiales, candidosis esofágica o diseminada, meningitis por Cocci- 6 a 12 mg/kg/día VO o IV
dioides sp. Profilaxis Candida sp

Voriconazol Aspergilosis diseminada, candidosis invasiva en pacientes no neutropénicos. 200 mg VO o 6 mg/kg IV [primer día] y
Infecciones por Fusarium o S c e d o sp o riu m sp. 100 mg VO o 4 mg/kg IV [días posteriores)

Posaconazoi Profilaxis en infecciones fúngicas en receptores de trasplante de médula ósea, 400 mg VO cada 12 h. Profilaxis 200 mg
leucemia mieloide aguda, enfermedad de injerto contra huésped. Segunda línea VO cada 8 h
en infecciones por A spergillu s, Fusarium , Coccidioides y cromoblastomicosis
Terbinafma Dermatofitosis 20 a 40 kg de peso: 125 mg/día VO
<20 kg de peso: 62.5 mg/día VO
5-Fluorocitosina Terapia combinada en cromoblastomicosis, meningitis por C ry p to co ccu s o 100 mg/kg VO en tres o cuatro dosis
Candida sp.

Anfotericina B Micosis invasivas. Candidosis diseminada, meningitis por C ry p to co ccu s 0.5 a 1 mg/kg/día IV
Formulaciones Micosis invasivas resistentes o por intolerancia a anfotericina B tradicional Dispersión coloidal 5 a 7.5 mg/kg/día IV
lipídicas de anfote­ Terapia empírica en pacientes neutropénicos Complejos lipidíeos 2.5 a 5 mg/kg/día IV
ricina B Liposomal 3 a 5 mg/kg/día IV
Caspofungina Candidosis diseminada en pacientes no neutropénicos 70 mg/m2 IV [día 1] y 50 mg/m2 IV [días
Profilaxis en pacientes neutropénicos con fiebre. Segunda línea en aspergilosis posteriores]
Anidulafungina Candidosis diseminada en pacientes no neutropénicos. Candidosis esofágica 0.75 a 1.5 mg/kg IV
Micafungina Profilaxis en receptores de trasplante de médula ósea, candidosis esofágica 0.5 a 3 mg/kg/día IV [no estandarizada)
Modificado de Dermatol Pediatr Lat 5(3]:155-163; 2007.
Nota: A lgunos antim icó ticos no e stá n aprobados por la FDA p ara su u so en niños. L as indicaciones m en cio n ad as son las reco m en d ad as en e s tu ­
dios clínicos o p or algunos autores.
IV, por vía intraven osa; VO, por vía oral.

Bibliografía mwmmmgmimmmmmMmm

♦ Barton-Sterling J, Heymann WR. Potassium iodide in dermatolo­ Bunyaa VY, Hammersmith K, Rapuano C, Ayres B, Cohen E.
gy: A 19th century drug for the 21st century-Uses, pharmacology, Topical and oral Voriconazole in the treatment of fungal keratitis.
adverse effects, and contraindications. J Am Acad Dermatol Am J Ophthalmol 2007;143:151-153.
2000;43:691-697. Carter T, Druschel C, Romitti R Bell E, Werler M, Mitchell A.
♦ Bennett JE. Echinocandins for candidemia in adults without neu­ Antifungal drugs and the risk of selected birth defects. Am J Obtet
tropenia. N Engl J Med 2006;355(11):154-159. Gynecol 2008;198:191el-191e7.
♦ Bills GF, Platas G, Peläez F et al. Reclassification of a pneumocan- Chang CH, Young-Xu Y, Kurth T, Orav JE, Chan AK. The safety
din-producing anamorph, Glarea lozoyensis gen. et. sp. nov., pre­ of oral antifungal treatments for superficial dermatophytosis and
viously identified as Zalerion arboricola. Mycol Res 1999;103(2): onychomycosis: A meta analysis. J Am J Med 2007;120:791-798.
179-92. Faergemann J, Todd G, Pather S, Vawda Z, Gillies J, Walford T,
♦ Birbaum JE. Pharmacology of the allylamines. J Am Acad Derma­ Barranco C, Quring J, Briones M. A double-blind randomized, place­
tol 1990;23:782-785. bo controlled, dose-findingstudy of oralpramiconazole in the treatment
♦ Blin N, Morineau N, Gaillard F et al. Disseminated mucormycosis of pityriasis versicolor. J Am Acad Dermatol 2009;61:971-976.
associated with invasive pulmonary aspergillosis in a patient trea­ Girmenia C, Moleti ML, Micozzi A et al. Breakthrough Candida
tedfor post-transplant high-grade non-Hodgkins lymphoma. Leuk krusei fungemia during fluconazole prophylaxis followed by
Lymphoma 2004;45:2161-2163. breakthrough zygomycosis during caspofungin therapy in a patient
♦ Bonsmann G, Schiller M, Luger TA et al. Terbinafine induced with severe aplastic anemia who underwent stem cell transplanta­
subacute cutaneous lupus erythematous. J Am Acad Dermatol tion. J Clin Microbiol 2005;43:5395-5396.
2001;44:925-931. Golan Y, Wolf MP, Pauker SG et al. Empirical anti-Candida the­
♦ Brummer E. Voriconazole, a new wide-spectrum antifungal triazole: rapy among selected patients in the intensive care unit: A cost-
Activity in vitro and in vivo. Rev lberoam Micol 1999;16:169-170. effectiveness analysis. Ann Intern Med 2005;143:857-869.
Capítulo 35 - Antimicóticos • 393

Goodman & Gilman A, Hardman JG, Limbird L. Las bases far­ ♦ Moen MD. Liposomal amphotericin B: A review of it use as empi­
macológicas de la terapéutica. 10a ed. Tomo II. México. McGraw- rical therapy in febrile neutropenia and in the treatment of invasi­
Hill 2003:1311-1329. ve fungal infections. Drugs 2009;69(3):361-392.
Gupta AK, Del Rosso JQ. An evaluation of intermittent therapies ♦ Morera-López Y, Torres-Rodríguez IM, liménez-Cabello T et al.
used to treat onychomycosis and other dermatomycosis with the Cryptococcus gattii: In vitro susceptibility to the new antifungal
oral antifungal agents. Int J Dermatol 2000;39:401-411. albaconazole versus fluconazol and voriconazol. Med Mycol
Hay JR. Therapeutic potential of terbinafne in subcutaneous and 2005;43:505-510.
systemic mycoses. Br J Dermatol 1999;141(Suppl 56):36-40. ♦ Moudgal V, Little T, Boikov D, Vazquez IA. Multiechinocandi-
Herbrecht R, Neuville S, Letscher-Bru V et al. Fungal infections nand multiazole-resistant Candida parapsilosis isolates serially
in patients with neutropenia. Challenges in prophylaxis and obtained during therapyfor prosthetic valve endocarditis. Antimi­
treatment. Drugs & Aging 2000;15(5):339-351. crob Agents Chemother 2005;49:767-769.
Heymann WR. Potassium iodide and the Wolff-Chaikojf effect: ♦ Nahm WK, Orengo I, Rosen T. The antifungal agent butenafine
Relevancefor the dermatologist. J Am Acad Dermatol 2000;42:49- manifests anti-inflammatory activity in vitro. ] Am Acad Derma­
52. tol 1999;41:203-206.
Higgins EM, Fuller LC, Smith CH. Guidelines for the manage­ ♦ Negroni R, Tobon A, Bustamante B et al. Posaconazole treatment
ment of tinea capitis. Br J Dermatol 2000;143:53-58. of refractary eumycetoma and chromoblastomycosis. Rev Inst
Imhof A, Balajee SA, Fredricks DN et al. Breakthrough fungal Med Trop Sao Paulo 2005;47(6):339-346.
infections in stem cell transplant recipients receiving voriconazole. ♦ Odds F. Genomics, molecular targets and the discovery of antifun­
Clin Infect Dis 2004;39:743-746. gal drugs. Rev Iberoam Mycol 2005;22:229-237.
Jain S, Sehgal VN. Terbinafne, a unique oral antifungal: Current ♦ Panzarelli A. Interacciones medicamentosas en dermatología.
perceptions. Int J Dermatol 2000;39:412-421. Mecanismos y relevancia clínica. Dermatol Venezol 2006;
Jan JH, Marino MR, Smith RA et al. The effect of ravuconazole on 44(3):5-15.
the pharmacokinetics of nelfinavir in healthy male volunteers. J ♦ Pemán J, Salavert M, Cantón E, Jarque I, Romá E, Zaragoza R,
Clin Pharm 2006;46:193-200. Viudes A, Gobernado M. Voriconazole in the management of
Jan IH, Marino MR, Smith RA et al. The effect of ravuconazole on nosocomial invasive fungal infections. Therapeutics and clinical
the pharmacokinetics of nelfinavir in healthy male volunteers. J risk management 2006;2(2):129-158.
Clin Pharm 2006;46:193-200. ♦ Salavert M, Jarque I. Efecto de los nuevos antifúngicos en la etiolo­
Jarvis B, Figgitt DP, Scott LJ. Micafungin. Drugs 2004;64(9):969- gía de las micosis invasivas: emergencia, resistencia e infección de
982. brecha. Rev Esp Quimioterap 2006;19;1:11-13.
Johnson MD, MacDougall C, Ostrosky-Zeichner L et al. Combi­ ♦ Scott LJ, Simpson D. Voriconazol. A review o f its use in the mana­
nation antifungal therapy. Antimicrob Agents Chemother gement of invasive fungal infections. Drugs 2007;67(2):269-298.
2004:693-715. ♦ Silva AP. Prevalence, distribution, and antifungal susceptibility pro­
Katz HI. Drug interactions of the newer oral antifungal agents. Br files of Candida parapsilosis, C. orthopsilosis, and C. metapsilosis
J Dermatol 1999;41(Suppl 56):26-32. in a tertiary care hospital. J Clin Microbiol 2009; 47(8):2392-
Kontoyiannis DP, Lionakis MS, Lewis RE et al. Zygomycosis in a 2397.
tertiary-care cancer center in the era o/Aspergillus-acf/ve antifun­ ♦ Siwek GT, Dodgson KJ, Magalhaes-Silverman M et al. Invasive
gal therapy: A case-control observational study of 27 recent cases. zygomycosis in hematopoietic stem cell transplant recipients recei­
I Infect Dis 2005;191:1350-1360. ving voriconazole prophylaxis. Clin Infect Dis 2004;39:584-587.
Kullberg BJ, Sobel JD, Runhke M et al. Voriconazol versus a regi­ ♦ Slaughter RL, Edwards DU. Recent advances: The cytochrome
men of amphotericin B followed by fluconazol for candidemia in P-450 enzymes. Ann Pharmacother 1995;29:619-624.
non-neutropenic patients: A randomized non-inferiority trial. ♦ Sorberá LA, Bartoli J, Castañar JI. Albaconazol antifungal. Drug
Lancet 2005;366:1435-1442. of the Future 2003;28:529-537.
Lee RS, Lees AM. Rhabdomyolysis from the coadministration of ♦ Spatzenegger M, Jaeger W. Clinical importance of cytochrome
lovastatin and the antifungal agent itraconazole (letter). N Engl J P-450 in drug metabolism. Drug Metab Rev 1995;27:397-417.
Med 1995;333:664-665. ♦ Urbina IA, Lira R, Visbal R, Bartroli I. In vitro antiproliferative
Lin AN, Nakatsui T. Salicylic acid revisited. Int I Dermatol effects and mechanism of action of the new triazole derívate UR
1998;37:335-342. 9825 against the protozoan parasite Trypanosoma cruzi. Antimi­
Malhotra P, Shah SS, Kaplan M, McGowan JP. Cryptococcal fun- crob Agents Chemoter 44:2498-2502.
gemia in a neutropenic patient with AIDS while receiving caspo- ♦ Vázquez del Mercado E, Arenas R. Antimicóticos en niños. Der­
fungin. J Infect 2005;51:181-183. matol Ped Latinoam 2007;5(3): 155-163.
Marty FM, Cosimi LA, Baden LR. Breakthrough zygomycosis ♦ Vázquez González D. Antimicóticos. En: Micología Médica Bási­
after voriconazole treatment in recipients of hematopoietic stem­ ca, 3a ed. México. McGraw-Hill 2009:453-486.
cell transplants. N Engl J Med 2004;350:950-952. ♦ Vigouroux S, Morin O, Moreau P et al. Zygomycosis after prolon­
Matsue K, Uryu H, Koseki M et al. Trichosporonosis in patients ged use of voriconazole in immunocompromised patients with
with hematologic malignancies receiving micafungin. Clin Infect hematologic disease: Attention required. Clin Infect Dis
Dis 2006;42:753-757. 2005;40:35-37.
394 • Sección VIII - Cultivos, tinciones, antimicóticos

♦ Walsh TJ, Teppler H, Donowitz GR. Caspofungin versus liposo­ ♦ Zhang A, Camp WL, Elewski B. Advances in topical and systemic
mal amphotericin B for empirical antifungal therapy in patients antifungals. Dermatol Clin 2007;25:165-183.
with persistent fever and neutropenia. N Engl J Med 2004;351:
1391-1402.
Apéndice
Guía de productos
comerciales antimicóticos
y contra actinomicetos
396 • Apéndice

03
L.
Ô
to r \i
o o je e J
03
_oo
c t—\
"2
‘u03 o
+Jc c
i/iQajJ "2
‘u□
CL ino

t—*
o“
V_/
03
E en en
01 fN r-
Ù cn en
in

E
o o
in
2 > EJ
LO
> >
Ô O rsi 3 5 en
1
O o o
O l 'S ! c o o o
03
U EE^ =ï o o
en o o
o o § o o °lo cE ■VO uO
<E in i/ i LO LO li-
r"
4-JQJ
’ui t—\
ai
c
"2
"u03 V_Et
JZu
ai(/)c u13

¿
Di
j=
Ul
_Q

03
y
^01
u03
E
<-40J
— <:
103
/1
03
g=
u £ £
CQ Cü > <

"u
fc
Eo
u
aj
_Q
EO LD u
z Q QJ ~

ou
Vc(U Si ~ñ
i/i ~ n


ai
ô
QJ
-Q O) U O
Eo =3 (II -T
Q . 15

¡z J=O¿ uni Z
E -a NJ “üO
'< =5 < < '03
Guía de productos comerciales antimicóticos y contra actinomicetos • 397

Presentación local
_o
o' 1/1
ro
i_n
fN o " E
o
*•13 s=5 "D 10
Q_ Q. Q. o
Q_
E E E
ro ro m
_s= _í= _c QJ
U U U O

Oí en oí en en en en
O O O O O O O
<r 'a i en en en 'a i ' ct
o m lt \ ln m LT\ ln LH
o O O O O O O O
[n O O O O O O O
o i— i— r-^ i— i— i—
Presentación sistèmica

o
o

_C _c
en en
=j =5
o O
CL CL
cn en
_c _c
QJ QJ
_£= JZ
a U U
< cq m i/i O' m co LD LT) Cr < <

>
E O
C _c
u
o
Ò
-Q QJ u
DI E ‘ü O C C QJ
QJ *E =5 in=j oí
en
E *E
aj QJ 7g
ro
tn
QJ en
QJ Q) QJ
ZJ
C0 O a CÜ Q_ 1/1 LD LO

Eo E E E E E
z
398 • Apéndice

o
o
vo
Presentación local

o
o

E
o o
o
Presentación sistèmica

o O
o O
m LH
o 0“
o o o o LH
O
hO
O'
LH
o o o rN rn rN
o o o o LH LH Ln
o o o o fN UD p

_o
m CL

t_n

u
CL
=> ! >

O N M < I— < < O

— — .y o
Guía de productos comerciales antimicóticos y contra actinomicetos • 399

E E E
o
Presentación local

ÍN ÍNI (M (M ÍN ( N N I N I N I N N Í N Í N
Presentación sistèmica

O OO O O OO O o o o o o O O O O O
O OO O o oo o o o o o o o o o o O
rsi in IN IN IN IN IN IN

E E C
03 03 03 '0J
F _£= o LO
CL c O c j= E o <
c
O .9 3
Pisa

SBL

'c u
1 3 £
cu
LD u u _l ÜJ > Q Z
99
o

XI
lE ^ r rn u
oE O
F E
ÜJ |QJ -2--------
% 'i
_l LD M LO O < U O od I-
400 • Apéndice

3 3 ÍN
\D K1
O o o
o o o
o o o E E E O
_cu =¡
> o o o o
u -O a 'O O o o o u u u

Presentación local

o
1/1

O
O
o
o
r\i r\i rsi o

E E
o
o
o o
LT\ LO 3
O
E E O
o
Presentación sistèmica

o
o

E E

o
o
o
o o
o

z>
o
o
o
o
o

a
< tS
u=
JE
D
< m cy lh tn m a

_c
ra >
c ra e -B > iyi
_Q ra Q - E
Eo ¿c a.
Qro o>
.y i/i z
NI

_D
oE
E -
Q_ CL LO 'ü
Guía de productos comerciales antimicóticos y contra actinomicetos • 401

Presentación local

O
10

o
o
00
ò
VD
>
o
o

Presentación sistèmica

o
00

o o o o o
o o o o o
^ ^ SÍ sí
o00 o00 o00 oco o
co

o o o o o o o o o o o o o
o O o o o o o o o
co o o 00
.. o° S°O o
if
o co ;í 00 o 00 o :<r 00
Ò o o o n ° o o Ò o Ò o o o Ò
00 to 00
00 C0
co v
¡yD ccoo ít!
¡5 CcoO co 03 03
C O ¡ y fcof l “ f f
00 VD 0 0 UÍDy ( N N M r N r N f N
l ¡ y 00

CD CD
x 2 Ln LO [D _ £ c c LD LO
aj ■
- ai cu ■■= c o o
cc £ _cLJ _cU *>E— ^
-n t E E
CJ cu_ cu_ C í L n __ i __ J_O J33
O L aj n uru n ru> > fDZ c) Z °_ j .2
(— {— UJ UJ > i-

X
E Ll_
c ^ •- E c e ^ E E
E E E E S- ’= -I -i .E .E I I
<u
E S | ^ ¿
±L í í
"u C í '9 * £ Ü Ü > > E E
O f m id " cc C
c r a
r u r u r ü
ru n 3 u u < u < u c u a j - r : ' i l
Z u j q q <
< <
< m m c o m
CD c o L U L U L r i L n u i L n i — i—

Q
Q

-? c
C O T OE
O «-» c
r-
c
402 • Apéndice

o
fM
o o
00 r^\

O
O
rsi

O
O
rsj


LD
O O nj
Z

-Q <U __ __
E
o o - — CU
-tr í- :> >

cu ,£ + k£ o S G
E £ O _ruO rp a-3 2
o ™ 3 T3
z: .id cu J2 m -
„ g-cn
o 'cö n
¡3 y S
Glosario
acérvula Véase acérvulo. antropofílico Dermatofito restringido a seres humanos,
acérvulo Grupo de conidios que se une de m odo directo al ápex Parte terminal de la estructura fúngica.
micelio subyacente; dt. acérvula. aplanosporas Véase esporangiospora.
aclorófilo Sin clorofila, apófisis Parte dilatada del conidióforo, por debajo de la colu-
acrocatenulado Véase acropétalo. mela.
acrógeno Que se desarrolla en el ápex del conidióforo. apotecio Estroma fructífero sexuado (Ascocarpo) plano o
acropétalo Que se produce hacia el ápex; el conidio más en forma de copa, abierto.
joven es el más distal. appressorium Órgano de fijación de las hifas; puede penetrar
acropleurógeno Que se desarrolla en el ápex y a los lados del en las células epidérmicas,
conidióforo. artículo Segmento de la hifa entre dos septos o tabiques,
acrotheca Forma de reproducción en dematiáceos. artroconidio Véase artrospora.
Acrotheca Género de dematiáceos. artrospora Conidio asexuado rectangular producido por
actinomicetoma M icetoma causado por actinomicetos. desarticulación y fragmentación de una hifa; dt. artro­
actinomicosis Seudomicosis originada por actinomicetos conidio.
anaerobios, como A. israelii. asea Estructura reproductora en forma de saco que contiene
Actinomycete Bacteria filamentosa grampositiva. ascosporas.
acuminado Con levantamiento central, puntiagudo, ascocarpo Cuerpo fructífero sexual que contiene aseas,
adiaconidio Espora asexuada que crece después de su for­ ascógeno Que da origen a aseas,
mación in vitro. Véase adiaspora. ascogonio Gametangio femenino.
adiaspora Espora de gran tam año producida in vivo por Ascomata Plural empleado para denom inar indistintamente
Chrysosporium y Emmonsia. agregaciones miceliales.
aéreo, micelio Micelio que crece sobre el agar. Ascomycetes Grupo de hongos que se reproducen por aseas,
aerobio Que crece en presencia de oxígeno, ascospora Espora sexual haploide contenida en las aseas,
alelo Uno, dos o más genes que ocupan el locus correspon­ por lo general de 4 a 16.
diente en cromosomas homólogos, aseptado Hifa sin septos, característica de zigomicetos; dt.
alérgeno Antígeno que estimula una respuesta de anticuer­ cenocítico.
pos IgE y puede inducir hipersensibilidad específica, asexual Que se reproduce por mitosis,
aleurioconidio Véase aleuriospora. asimilación Utilización de (o capacidad para usar) fuentes
aleuriospora Espora (conidio) producida por un corto de carbono y nitrógeno en el crecimiento,
pedículo al final de un filamento no diferenciado; dt. aspergilosis Micosis originada por hongos del género Asper­
aleurioconidio. gillus.
alícuota Una porción. asteroide, cuerpo Cuerpo radiado formado por una levadu­
ameroconidio Conidio de una sola célula. Véase amerospora. ra (antígeno) rodeada de material eosinófilo (anticuer­
amerospora Espora de una sola célula; dt. ameroconidio. pos). Véase Splendore-Hoeppli, fenómeno de.
anaerobio Que crece en ausencia de oxígeno, aterciopelado Poco micelio aéreo, con textura de terciopelo,
anamorfo Con reproducción asexuada, hongo imperfecto, autótrofo Organismo que puede crecer elaborando sus pro­
anastomosis Fusión entre dos hifas. pias reservas de energía,
aneloconidio Véase anelospora. auxonograma Técnica para medir la utilización de azúcares,
anelospora Espora que al producirse deja cicatriz en anillo balistospora Espora expulsada por su célula esporógena
(annellide); dt. aneloconidio. (Basidiomycetes y entomoftorales).
anemófilo Clase de hongos que crecen a tem peratura basidio (basidium, pl. basidia). Estructura a partir de la cual
ambiente (de 25 a 26 °C) se forman las basidiosporas.
annellide Célula conidiógena que forma anelosporas. basidiocarpo Cuerpo fructífero que produce basidios.
anteridio Gametangio masculino. Basidiomycetes Grupo de hongos que producen basidios.
anticuerpo Inm unoglobulina específica de antígeno produ­ basidiospora Espora haploide producida por basidios.
cida por un clon de linfocitos B en respuesta a su esti­ basipétalo Que produce esporas en la base; el conidio más
mulación por un antígeno concreto, viejo es el más distal.
antígeno Sustancia capaz de reaccionar con las moléculas basocatenulado Cadena de conidios; el más joven está en la
específicas propias de una respuesta inm unitaria (anti­ base de la cadena,
cuerpos). biseriado Una vesícula en Aspergillus con dos capas de célu­
antimicrobiano Que destruye o suprime el desarrollo de los las.
microorganismos. bitunicado Que tiene pared doble.

403
406 • Glosario

heteroconto Zoospora que presenta flagelos desiguales en micelio (pl. mycelia). Conjunto de filamentos o hifas vegeta­
forma y tamaño, son propias de Stramenópilos. tivas.
heterogametangio Gametangio que se distingue del de otro micetoma Infección granulomatosa causada por hongos y
sexo por su estructura, actinomicetos.
heterotálica Reproducción sexuada entre dos hifas diferen­ micología Rama de la ciencia que estudia los hongos y las
tes pero compatibles, enfermedades que producen,
heterótrofo Que requiere compuestos orgánicos preforma- micosis Enfermedad causada por hongos,
dos como fuente de energía, microaerofilia Requerimiento de pequeñas cantidades de
hialino Sin color, no pigmentado. dióxido de carbono,
hifa Filamentos de un hongo, muchas constituyen un micelio, microaleuriospora Véase microconidio.
hifa aérea Hifa sobre la superficie del agar. microconidio Conidio o aleuriospora pequeña y unicelular.
hifa en espiral Hifa con forma de tirabuzón o sacacorchos, Véase aleuriospora.
hifa en raqueta Hifa que term ina en forma de mazo, microide Tipo de parasitación del pelo producida por
hifa reflexiva Ramificaciones que crecen en reversa y en T. mentagrophytes.
ángulo recto a la hifa. mitosis Proceso de división nuclear en el cual las células
hifomiceto Véase Hyphomycete. hijas reciben cromosomas idénticos a los de la célula
hilum Cicatriz conidial. original.
hipopión Colección de material purulento en la cámara mitospórico Hongo sin reproducción sexual conocida,
anterior del ojo. moniliáceos Hongos hialinos con conidióforos libres,
histoplasmosis Micosis ocasionada por Histoplasma capsu- moniliasis Nombre antiguo de la candidosis.
latum e H. duboisii. moniliforme Hifa con estrechamientos y ensanchamientos
holomorfo Hongo completo. Con reproducción anamorfa y o en forma de rosario,
teleomorfa. monocarión Que tiene un solo núcleo,
homotálico Que tiene reproducción sexual en el mismo talo, mosaico fúngico Artefacto refringente de lípidos y coleste-
hormodendrum Véase cladosporium. rol que simula micelio,
Hormodendrum Véase Cladosporium. mucedináceo Hialino.
Hulle, célula Célula refráctil de pared gruesa presente en mucormicosis Micosis producidas por hongos del género
algunas especies de Aspergillus; célula en avellana. Mucor, es una forma de zigomicosis.
Hyphomycete Hongo anamorfo que produce micelio, hifo­ muriforme Que tiene septos verticales y horizontales.
miceto. mycelia sterillia Hongos que no tienen forma de reproduc­
imbricada, tiña Dermatofitosis por T. concentricum (Toke- ción.
lau). nocardiosis Enfermedad ocasionada por actinomicetos
imbricado Que tiene una superposición regular, como en aerobios del género Nocardia.
tejado. nodoso Con engrasamientos en diferentes sitios,
imperfecto Que no se le conoce reproducción sexuada, oculom icosis Infección ocular por hongos. Véase queratitis
intercalar Formado en la mitad de la hifa. micótica.
isogametangio El gametangio de un sexo es morfológica­ Oidium Antiguo género para Candida.
mente indistinguible del de sexo opuesto, onicomicosis Micosis de las uñas.
lacaziosis Micosis producida por Lacazia (Loboa) loboi. oospora Espora femenina que se desarrolla en la oosfera,
lenticular En forma de lenteja, con doble convexidad, oportunista Hongo saprofito que puede ocasionar micosis
levadura Grupo heterogéneo de hongos que se reproducen ante inmunodepresión del huésped,
por gemación, órgano disyuntor Célula que se separa por lisis y da lugar a
lobomicosis Véase lacaziosis. un conidio.
lóculo Cavidad. órgano suspensor Hifa que sostiene un gameto o gametan­
macroaleuriospora Véase macroconidio. gio.
macroconidio Conidio o aleuriospora multicelular. Véase ostiolo Poro del peritecio, abertura para liberar las esporas,
aleuriospora. otomicosis Micosis del oído,
manorramnosa Véase ramnomananos. papila Pequeña elevación en algunas esporas,
Mediar, esclerote de Véase célula fumagoide. paracoccidioidomicosis Micosis producida por Paracocci-
megaspora Espora de gran tamaño, propia de T. verruco- dioides brasiliensis.
sum. paráfisis Hifa estéril que forma parte del cuerpo fructífero,
meiosis Proceso de reducción nuclear que da lugar a núcleos parasexual Mecanismo de recombinación de material gené­
haploides. tico por mitosis.
meiospórico Hongo con reproducción sexual conocida, parásito Organismo que vive a expensas de otro,
mesoconidio Conidio de tam año intermedio en Fusarium. parentosomas Septos complejos propios de los basidiomice-
métula Ramificaciones estériles debajo de las fiálides en tos.
aspergiláceas como Penicillium. pectinado Hifa con protuberancias en forma de peine.
Glosario • 407

perfecto Que tiene reproducción sexuada, sésil Unido directamente por su base,
peridial Hifa en el cuerpo fructífero, como en Arthroderma seudohifa Cadenas de células formadas por gemación y
(Peridium). semejan un filamento, se observa en Candida.
peritecio Ascocarpo con ostiolo. seudomicelio Gran cantidad de seudohifas.
phaeo Prefijo que indica pigmentación de hifas o conidios seudoparénquima Masa de filamentos que forman una
(feo). estructura con aspecto de tejido,
phialophora Forma de reproducción. simbiosis Adaptación de dos organismos para vivir juntos,
Phialophora Género de dematiáceo. simpodial, reproducción Reproducción por simpodulospo-
picnidio o picnidia Estructura micelial con esporas asexua­ ras, es decir, producción de esporas y continuidad del
das. crecimiento subsecuente de la hifa para dar lugar a más
piedra Infección nodular del pelo por Piedraia hortae y Tri- esporas.
chosporon spp. simpodulospora Espora de reproducción simpodial.
piridium Pared de la estructura que rodea el asta, sinanamorfo Un segundo estado anamorfo (o varios),
piriforme En forma de pera (o lágrima), sinema Conjunto de filamentos sin esporas. Véase coremio.
pitiriasis versicolor Micosis superficial causada por especies Splendore-Hoeppli, fenómeno de Reacción antígeno-anti-
de Malassezia. cuerpo manifestada por un cuerpo asteroide. Véase cuer­
plasmogamia Fusión del protoplasma de dos células, mas no po asteroide.
del núcleo. stramenópilo Una de las líneas principales de Eucariontes a
pleomorfo Que tiene más de una forma. En dermatofitos se la que pertenecen organismos como algas y oomycetes.
usa para cepas mutantes estériles, sumergido Que crece dentro del medio de cultivo,
pleuroacrógeno Véase acropleurógeno. suspensor, órgano Véase órgano suspensor,
pleurógeno Que nace a los lados de la hifa o del conidióforo. tabique Separación de las hifas o esporas. Véase septo,
poliploide Que tiene más de dos juegos de cromosomas talo Conjunto de filamentos o hifas vegetativos,
homólogos, talospora Espora que se produce directamente a partir de la
poroconidio Véase dictiospora. hifa.
porospora Véase dictiospora. taxon (pl. taxa) En nomenclatura, cualquier grupo taxonó­
propágulos o propagules Elementos celulares que funcio­ mico. Complejo de especies,
nan en la dispersión de los hongos, taxonomía Clasificación sistemática de los organismos,
proteoma Conjunto de proteínas expresadas en un genoma. teleomorfo Estado de reproducción sexuada,
psicrófilo Clase de hongos que se desarrolla a temperaturas teleutospora (teliospora) Espora de resistencia que presenta
de congelación, pared gruesa y es bicelular. Perdura durante el invierno,
procariota M icroorganismo con material nuclear no bien teliospora Espora que presenta cariogamia; se observa en
organizado, como las bacterias, Ustilaginales.
queratina Escleroproteína con alto contenido de cistina. termòfilo Que puede crecer y generar esporas a más de
queratinofílico Que tiene afinidad por la queratina. 45°C.
queratitis micótica Infección corneal por hongos, tinea Véase tiña.
querión Tiña inflamatoria de folículos pilosos, tiña Micosis superficial de la piel causada por dermatofitos.
quitina Polisacárido formado por residuos de N-acetilgluco- tiña negra Micosis superficial por Exophiala (Hortaea) wer-
samina unidos por enlaces a 1-4. Forma parte de las neckii.
paredes celulares de los hongos, toruloide Con abultamientos, hifa en forma de rosario,
radiado En forma de rayos del sol, con un centro común, tricógino Extensión de un ascogonio que se funde con una
ramnomananos Polisacáridos de las paredes celulares fún- célula fértil.
gicas, en especial de S. schenckii. tubo germinativo El tubo inicial a partir de una espora,
rhinocladiella Véase acrotheca. conidio o levadura.
Rhinocladiella Véase Acrotheca. Tween (20, 40, 80) Producto comercial que abate la tensión
rinoentomoftoromicosis Zigomicosis centrofacial por superficial,
Conidiobolus coronatus. uniloculado Que tiene un solo lóculo,
rinosporidiosis Infección de la mucosa nasal por Rhinospo- uniseriado En Aspergillus, una vesícula con una sola hilera
ridium seeberi. de fiálides.
rizoide Hifa ramificada que recuerda una raíz, unitunicado Con una sola pared,
saprobio Véase saprofito. vegetativa, hifa Parte asimiladora de la hifa.
saprofito Microorganismo habitualmente no patógeno que verticilado Con ramificaciones hifales dispuestas alrededor
utiliza material orgánico como fuente alimentaria; dt. de un eje a un mismo nivel,
saprobio. verticilo Conjunto de células conidiógenas con un punto
septado Que tiene tabiques transversales, común.
septo (septum, pl. septa) Separación de las hifas o esporas, vesícula Parte dilatada de una hifa o célula dilatada, parte
que presenta un poro. Véase tabique. final de un conidióforo (Aspergillus) o esporangióforo.
408 • Glosario

Wood, lámpara de Instrum ento que emite radiación ultra­ zigospora o cigospora Espora característica de Zygomyce­
violeta de aproximadamente 365 nm. tes, originada por unión de dos gametangios similares,
Woronin, corpúsculo de Estructura redonda electrodensa zoofílico Que tiene afinidad primariamente por los anim a­
que oblitera los poros de las hifas de los ascomicetos. les, a veces infecta seres humanos,
zigóforo Hifa reproductora sexuada de Zygomycetes, zoospora Espora asexuada móvil.
zigomicosis o cigomicosis Micosis causada por Zygomycetes.
índice alfabético
A Amanita, muscaria, 14
phalloides, 14
Aspergilosis, 269
biología molecular, 277
A. bovis, 282 Amorolfina, 386 complicaciones, 278
A. candidus, 269 Análisis, del polim orfism o, de longitud de cuadro clínico, 271
A.flavus, 269, 270 fragm entos de restricción de definición, 269
A. fumigatus, 269, 270 regiones amplificadas por reac­ datos, de laboratorio, 275
A. glaucus, 269 ción en cadena de la polim erasa, epidemiológicos, 269
A. israelii, 283 56 histopatológicos, 274
A manual of aspergilli, 269 del ácido desoxirribonucleico amplificado diagnóstico diferencial, 277
A. meyeri, 283 con cebadores arbitrarios, 56 estudio micològico, 272
A. naeslundii, 283 en la conform ación de las cadenas senci­ etiopatogenia, 270
A. nidulans, 270 llas de ácido desoxirribonucleico prevención, 278
A. niger, 269, 270 de regiones amplificadas por pronóstico, 278
A. odontolyticus, 283 reacción en cadena de la polim e­ tratam iento, 278
A. tenuis, 303 rasa, 56 Audouin, Victor, 1
A. viscosus, 283 directo con fluorescencia, 45 Aureobasidium pullulans, 334, 336
Absidia, 255 electroforético del cariotipo, 57 Auxenochlorella protothecoides, 344
Achorion schoenleinii, 2, 61 A nam orfa, 23 Auxonograma, 47
Acremonium (A. alabamensis), 328 Anamorfos, 34 Azoles (imidazoles y triazoles), 376
Actinobacillus lignieresii, 282 Anelosporas, 30 imidazoles, 376
Actinobacilosis, 296 Anim aba, 9 bifonazol, 378
Actinofitosis estafilocócica, 296 Antibióticos, peptidonucleósidos, 387 butoconazol, 379
A ctinom icetom as, 125, 126, 143 nikkom icinas (nikkom icina Z), 387 clotrimazol, 378
Actinom icetos, 9 poliénicos, 371 eberconazol, 378
Actinomicosis, 9, 281 anfotericina B, 372 econazol, 378
clasificación, 283 fluorocitosina (5-fluocitosina), 374 fenticonazol, 378
complicaciones, 288 nistatina, 371 isoconazol, 379
cuadro clínico, 283 nistatina liposomal, 372 ketoconazol, 379
datos, de laboratorio, 286 pim aricina (natam icina), 372 miconazol, 376
epidemiológicos, 282 Antim icótico(s), 367 om oconazol, 379
histopatológicos, 286 clásicos, 368 oxiconazol, 379
definición, 282 ácido salicílico, 369 sertaconazol, 378
diagnóstico diferencial, 287 ácido undecilénico, 369 sulconazol, 379
estudio micològico, 284 clioquinol o cloroyodohidroxiquinoleína tioconazol, 378
etiopatogenia, 282 (Vioformo®), 369 resistencia a, 385
prevención, 288 haloprogín, 369 teratogenicidad y derivados azólicos, 385
pronóstico, 288 hipoclorito de sodio, 369 triazoles, 381
sinonim ia, 282 sulfato de cobre al 1 por 1 000, perm anga­ albaconazol, 384
taxonom ía, 283 nate de potasio al 1 por 10 000, y fluconazol, 382
tratam iento, 288 solución de Burow, 369 genaconazol, saperconazol y electrazol,
Actinomyces, bovis, 281, 283 tintura de Castellani, 369 385
israelii, 282 tintura de Milian, 369 isavuconazol, 384
keratolytica nova, 306 tolciclato (N -dim etiltiocarbanilato), 370 itraconazol (oriconazol), 381
Adiaspiromicosis, 323 tolnaftato, 370 posaconazol, 384
Afta alba, 1 ungüento (pom ada) de W hitfield, 369 pram iconazol, 385
Agaricus hortensis, 13 urea, 369 ravuconazol, 384
Aislamiento del hongo, 53 violeta de genciana, 369 terconazol, 384
Ajellomyces, 192 yodo, 369 voriconazol, 383
capsulatus, 194 idóneo, 390 Azul de m etileno, 44
Aleuriosporas, 32 interacciones, 367
Algaemia, 345
Algodoncillo, 222
Arachnomyces nodosetosus, 331
Archeabacteria, 9 B
Algosis, 344 A rtrosporas, 32 B. dermatitidis, 213
Alilaminas, 385 Ascom icotina, 23, 36 B. spicifera, 334, 336
naftifina, 385 Asimilación de, azúcares, 47 Bacillus subtilis, 306
terbinafina, 386 nitrógeno, 47 Bacteriosis granular, 296
Allescheria boydii, 324 Aspergillaceae, 269, 270 Bactris gasipaes, 165
A lm roth Edward W right, 3 Aspergillus, 1, 115 Band, 332
Alternaría alternata, fumigatus, 115 Basidiobolomicosis, 262
334, 336 niger, 13 Basidiobolus ranarum (haptosporus), 262

409
410 • Indice alfabético

Basidiomicosis, 320 Burchardt, M., 300 Cazenave, Alphée, 2, 61


Basidiomicotina, 24, 36 Buschke, Abraham , 3 Celalettin M uhtar Ozden, 3, 62
Bassi, Agostino, 1 Butenafina, 387 Celso, 1
Bazin, Ernest, 2 Cephalosporium, 13
Beauveria bassiana, 1, 329 Chaetomium, 338
Behrend, G., 105, 322
Beigel, 105
C Chagas, Carlos, 346
Champignon de castration, 296
Benham, Rhoda Williams, 4 C. albicans, 222 Chester W ilson Emm ons, 4, 62
Berkhout, Christine Marie, 4 C. coronatus, 265 Chlorella, 344
Biología molecular, 86 C. glabrata, 223 Chrom ista, 9
complicaciones, 87 C. lunata, 336 Chrysosporium, 339
diagnòstico diferencial, 87 C. neoformans, 242 parvum, 323
en micologia m édica, 54 C. posadasii, 181 Cicero, Ricardo, 4
prevención, 89 Candida, 4, 115, 222, 321 Ciclopiroxolam ina, 386
pronóstico, 89 C andidem ia, 230, 239 Circinella, 340
tratam iento, 87 Candidiasis, 222. Véase también Candidosis. Citom etría de flujo, 49
Biopsia de tejidos u órganos, 42 Candidosis (candidiasis), 222 Ciado, 35
Bizzozero, J., 2 bucal, 222 Cladogram a, 34
Blanchard, Raphael, 62 bucofaríngea, 230, 239 Cladophialophora (Xylohypha) bantiana, 334,
Blank, E, 62 complicaciones, 237 335,336
Blastomicetos, 17 congènita, 222 Cladosporiosis epidérm ica, 111
Blastomicosis, 213 cuadro clínico, 226 Cladosporium, carrionii, 159
clasificación, 214 crónica en placas, 227 castellani, 111
complicaciones, 218 eritem atosa (atròfica) aguda, 227 mansonii, 111
cuadro clínico, 214 erosiva o dolorosa, 227 werneckii, 111, 112
datos, de laboratorio, 217 glositis rom boidal m edia, 227 Cladothrix asteroides, 290
epidemiológicos, 213 lengua negra vellosa, 227 Clasificación, clínica de onicom icosis, 75
histopatológicos, 217 nodular crónica, 227 general de los hongos, 35
definición, 213 queilitis angular (boqueras), 227 Claviceps purpurea, 14
diagnóstico diferencial, 218 seudom em branosa, aguda, 226 Coccidia, 179
etiopatogenia, 213 crónica, 227 Coccidioides, 314
estudio micològico, 216 datos, de laboratorio, 237 immitis, 179, 181, 194
europea, 242 epidemiológicos, 222 Coccidioidina, 179
latinoam ericana, 203 histopatológicos, 236 Coccidioidom icosis, 179
negra, 159 definición, 222 clasificación, 183
norteam ericana, 213 diagnóstico diferencial, 237 cuadro clínico, 183
pronóstico, 218 diseminada, 230 prim aria pulm onar, 183
queloidea, 173 entérica, 230 leves, 183
sinonim ia, 213 estudio micològico, 231 m oderadas o graves, 183
sudam ericana, 203 enferm edad experim ental, 235 prim aria cutánea, 184
tratam iento, 218 filamentación en suero, 233 secundarias, 184
Blastomyces, brasiliensis, 203 m edios de cultivo, 233 datos, de laboratorio, 188
dermatitidis, 213 pruebas fisiológicas y bioquím icas, epidem iológicos, 181
loboi, 174 234 histopatológicos, 186
Blastosporas, 29 reducción de tetrazolio, 234 e infiltración inicial con
Blazer, F., 300 sensibilidad a la cicloheximida linfocitos, 187
Bloch, Bruno, 4 (Actidione), 234 eosinofilia intensa, 187
Boca de tapir, 206 etiopatogenia, 223 intenso de neutrófilos, 187
Bollinger, Otto, 3 levaduras del género Candida, 223 necrosante, 187
Botriomicosis, 296 taxonom ía, 223 sarcoidal, 187
clasificación, 296 interdigital de los pies, 222 ulceración, 187
cutánea, 296 invasiva, 239 definición, 181
visceral, 296 m ucocutànea crónica (CMCC), diagnóstico diferencial, 188
complicaciones, 299 226, 231,239 en animales, 183
cuadro clínico, 296 perinatales, 229 estudio micològico, 185
datos, de laboratorio, 298 prevención, 240 etiopatogenia, 181
epidemiológicos, 296 pronóstico, 239 grave, 180
histopatológicos, 298 sinonim ia, 222 prevención, 189
definición, 296 sistèmica, 230, 239 pronóstico, 189
diagnóstico diferencial, 298 técnicas de genética molecular, 235 sinonim ia, 181
estudio microbiològico, 298 tratam iento, 237 tratam iento, 189
etiopatogenia, 296 otras alternativas, 239 Códice de M artín de la Cruz, 1
pronóstico, 299 vaginal de la m adre, 222 Coelomicetos, 37
sinonim ia, 296 C andiduria, 238 Complejo de los pliegues, 300
tratam iento, 299 Carate negro, 111 Conant, N orm an, 62
Botryomyces, 296 Castellani, Aldo, 303, 306 Conidiobolom icosis, 262
índice alfabético • 411

Conidiobolus, 265 de Pedroso y Lane, 159


coronatus, 262 D de Posadas, 181
Conidiogénesis, 25 D. congolensis, 306 de Wernicke, 181
blástica, 27 D. J. Leblanc, 281 del valle de Ohio, 192
tálica, 28 D. L. Williams, 62 derm atofítica, derm atofitosis profunda
Conidios, 24 Dacriocistitis, 97 generalizada o enferm edad de
Controversias taxonóm icas, 37 de M oraes Pedroso, Alexandrino, 4, 159 Hadida, 76
Corinebacteriosis, 303 de M onbreun, William, 4 por actinom icetos y bacterias, 281
cutánea, 300 Delacoixia coronata, 265 señal, 242
Cornelius Celso, 61 D endrogram a, 34 Entom oftorom icosis, 262
Corymbifer (A. racemosa), 255 Derm atitis, atópica y psoriasis, 99 clasificación, 263
Corynebacterium, 13, 300, 306 estudio micològico, 99 complicaciones, 267
flavescens, 303 datos, de laboratorio, 102 conidiobolae, 262
minutissimum, 300 histopatológicos, 101 cuadro clínico, 263
tenuis, 303 infección sistèmica, 99 datos, de laboratorio, 266
Criptococosis, 242 prevención, 103 epidemiológicos, 262
clasificación, 244 tratam iento, 102 histopatológicos, 265
cuadro clínico, 244 seborreica, 97 definición, 262
datos, de laboratorio, 248 verrugosa, 159 diagnóstico diferencial, 267
epidemiológicos, 242 Dermatofito, 62 estudio micològico, 264
histopatológicos, 246 Dermatofitosis, 1, 61 etiopatogenia, 262
definición, 242 factores predisponentes, 65 sinonim ia, 262
diagnóstico diferencial, 248 inflamatorias, 75 pronóstico, 267
estudio micològico, 245 o estreptotricosis, 9 tratam iento, 267
etiopatogenia, 243 Dermatophilus, congolensis, 306, 310 Entom ophthorales, 251, 262
pronóstico, 249 pedis, 306 Epicoccum, 339
prevención, 249 Dermatophyte, blue medium (DBM), 48 Epidermofitosis, 62
sinonim ia, 242 test medium (DTM ), 48 axilar, 303
tratam iento, 249 Derm atosis glútea derm atofítica, 72 Epidermophyton floccosum, 2
Crom oblastom icosis, 159 D espertar del gigante en enferm edades Eppinger, Hans, 3
biología molecular, 166 m icóticas, 242 Eritrasm a, 10, 300
clasificación, 162 Devéze, M., 62 complicaciones, 302
elefantiàsica, 162 D iam idinas arom áticas, 370 cuadro clínico, 300
en placa o psoriasiform e, 162 Discomyces bovis, 281 datos, epidemiológicos, 300
cicatrizal, 162 Dreschlera, 340 histopatológicos, 302
linfangítica esporotricoide, 162 definición, 300
nodular, 162 diagnóstico diferencial, 302
tum oral, 162 E estudio microbiològico, 301
verrugosa o vegetante, 162 etiopatogenia, 300
complicaciones, 168 E. brasiliensis, 323 pronóstico, 302
cuadro clínico, 162 E. ciferna, 323 sinonim ia, 300
datos, de laboratorio, 166 E. crescens, 323 tratam iento, 302
epidem iológicos, 160 E. Eichstedt, 92 Ernest Baillon, Henri, 2, 92
histopatológicos, 166 E. gougerotii, 332 Esclerotes, 159
definición, 160 E. jeanselmei, 336 Esferulina, 180
diagnóstico diferencial, 168 E. pasteuriana, 323 Esporangiosporas, 24
estudio micològico, 163 E. spinifera, 333, 336 Esporotricosis, 147
etiopatogenia, 161 Eccema epidérm ico, 10 biología molecular, 155
taxonom ía, 161 E ctoendothrix, 69 clasificación, 150
prevención, 171 Eichstedt, Cari Ferdinand, 2 complicaciones, 156
pronóstico, 171 Emmonsia, 323 cuadro clínico, 150
sinonim ia, 159 parvum, 323 datos, de laboratorio, 154
tratam iento, 169 Emmonsiella capsulata, 192, 194 clásica o metabòlica, 154
Crom om icosis, 159 Endosporas, 24 celular, 154
C ronogram a, 34 E ndothrix, 69 somática, 154
Cryptococcus, 242 Enfermedad(es), de Beigel, 105 epidemiológicos, 147
farciminosum, 192 de Busse-Buschke, 242 histopatológicos, 153
hominis, 242 de California, 181 definición, 147
metaniger, 111 de Chicago, 213 diagnóstico diferencial, 156
neoformans, 242 de Darling, 192 estudio micològico, 152
species complex, 242 de Fonseca, 159 esporotricosis experim ental, 153
Cultivo, en lám ina o microcultivo, 46 de Gilchrist, 213 etiopatogenia, 148
sobre pelo o m étodo del anzuelo, 46 de Jorge Lobo, 173 prevención, 157
Curvularia lunata, 334 de las cavernas, 192 pronóstico, 157
Cyanobacterium (Microcystis) aeruginosa, de'Lobo, 173 tratam iento, 156
314 de Lutz-Splendore-Almeida, 203 Esterigmas, 274
412 • índice alfabético

Estreptotricosis, 282
Estudio, con luz de W ood, 40 G definición, 193
diagnóstico diferencial, 200
de las necesidades vitam ínicas, 48 G. candidum, 321 estudio micológico, 197
inm unohistoquím ico, 49 G. capitatum, 321 etiopatogenia, 194
micològico, 77 Galeno, 1, 222 pronóstico, 201
Etude clinique, histologique et G ardner Hopkins, Joseph, 4 prevención, 201
bactériologique sur la pluralité Género, Epidermophyton, 82 sinonim ia, 192
des Trichophytons de datos de laboratorio, 84 tratam iento, 201
l’homme, 2 crecim iento en arroz, 85 Historia, de la derm atología en México, 6
Eubacteria, 9 infección experim ental, 85 de la micología m édica, 1
Eumicetom a(s), 126, 144 intraderm orreacción con tricofitina, 85 del m icetom a en el Sudán, 125
Exofialosis epidérm ica, 111 luz de Wood, 84 Holom orfos, 23, 34
Exophiala, dermatitidis, 334 presencia de ureasa, 85 Hongos, 10, 17, 127
werneckii, 112 prueba de órganos perforadores, 85 alimenticios, 12
Expectoración, 42 requerim ientos vitam ínicos, 85 alucinógenos, 12
Exudado de mucosas, 42 tem peratura óptim a de crecim iento, 85 anemófilos, 23
datos histopatológicos, 83 Aspergillus, 221
Microsporum, 81 bifásicos, 18
F Trichophyton, 78 Candida, 221
Gentles, J. C., 5, 62 contam inantes y patógenos, 12
F. dimerum, 117 Cryptococcus neoformans, 221
Geotrichum candidum, 13, 321
F. oxysporum, 117 dem atiáceos, 22
Gilchrist, Caspar, 3, 213
F. solani, 117 endógenos, 14
Glenosporella loboi, 173, 174
F. T. Berg, 222 exógenos, 14
Gliocladium, 339
Faeoesporotricosis, 332 granos, blancos, 128
González U rueña, Jesús, 6
Faloidismo, 14 negros, 127
Gougerot, Henri, 4, 332
Félix Cassius, 61 hialinos (m ucedináceos), 320
Granos, de A. madurae, 133
Fenograma, 34 inferiores, 35
eum icéticos, 133
Feohifomicosis (phaeohyphomycosis), m acroscópicos, 11
Granulom a, coccidioidal, 179, 181
159, 320, 332 medicinales, 12
paracoccidioidal, 203
clasificación, 334 mesófilos, 23
seudococcidioidal, 203
sistémicas/viscerales, 334 m icroscópicos, 11
tricofítico o derm atofítico, 3, 76
subcutáneas, 334 m ucedináceos, 22
Griseofulvina, 375
superficiales, 334 negros, 166
Gruby, David, 2, 61
cuadro clínico, 334 oportunistas, 14, 320
Guizotia abyssinica, 242
datos, epidemiológicos, 332 ornam entales, 12
histopatológicos, 335 pigm entados o feoides (dem atiáceos), 320
definición, 332
estudio micològico, 336
H superiores, 35
termófilos, 23
etiopatogenia, 333 H. compactum, 159 venenosos o tóxicos, 12
tratam iento, 337 Haplosporangium parvum, 323 zigomicetos, 221
Fialosporas, 29 Heces, 42 Hormiscium dermatitidis, 332
Ficomicosis, 251 Helminthosporium, 340 Hormodendrum, algeriensis, 159
Fiebre del valle de San Joaquín, 181 Helvella esculenta, 14 pedrosoi, 159
Figueira, 159 Herpes, 2 Hortae, P., 105
Fijación de escamas, 45 Hialohifomicosis, 320 Hortaea werneckii, 112
Filobasidiella neoformans, 242 definición, 320
Filograma, 34 Hibridación, 54
Floriano Paulo de Almeida, 4 Hifoblastomicosis, 203
Foliculitis, 96 Hifom icetos o m ohos, 17, 37
I
polim orfa, 97 Hifomicosis destruens, 251 Identificación de los hongos, 53
Fonsecaea pedrosoi, 159 H ipócrates, 1, 222 Infección(es), m icótica del oído, 120
Fórmulas diversas, 364 Histoire Naturelle des végétaux parasites, 2 por Blastoschizomyces capitatus, 109
azul de lactofenol, 364 Histoplasma, capsulatum, 192, 194 po r Fusarium (fusariosis), 326
goma-cloral, 364 duboisii, 192 por Geotrichum (geotricosis), 321
lim piadora de microscopio, solución, Histoplasmina, 192 por Penicillium marneffei (peniciliosis), 325
364 Histoplasmosis, 192 p or Phaeoacremonium spp., 329
Meyer, albúm ina de, 364 africana o duboisii, 192, 193 por Pythium insidiosum, 331
Raulin, líquido de, 364 am ericana o capsulati, 193 p or Rhodotorula, 239
Fox, Tilbury, 2, 62 clásica, 192 p or Scytalidium, 337
Fungae, 9, 34 clasificación, 195 por Trichosporon (tricosporiosis o tricospo-
Fusarium, 13, 320 complicaciones, 200 ronosis), 322
moniliforme, 328 cuadro clínico, 196 Inoculación, experim ental, 49
oxysporum, 328 datos, de laboratorio, 199 intracerebral, 49
proliferatum, 328 epidemiológico?, 193 intraperitoneal, 49
solani, 115, 328 histopatológicos, 198 intratesticular, 49
índice alfabético • 413

intravenosa, 49 Lobo, Jorge, 173 Método, de difusión en disco para


plantar del ratón, 49 Loboa loboi, 174 levaduras, 52
superficial, 49 Lobomicosis, 173 de dilución en caldo para, hongos filam ento­
Introducción a la Micologia Médica, 6 Lobomyces loboi, 174 sos, 52
Locus minoris resistentiae, 184 levaduras, 52
Lucien De Beurman, Charles, 4, 332 Micelio, 17

K Lutz, Adolfo, 4, 203 continuo o cenocítico, 20


tabicado, 20
Kaempfer, Engelbert, 125 Micetismo, 14
Karl Harz, 3
Koch, Robert, 1
M M icetoma(s) (seudom icetom a), 3, 9, 76, 125
aterodorsales, 130
Kriiger, W ilhelm, 344 M. caprae, 92 complicaciones, 143
Kurchenmeister, Gottlob F., 2, 251 M. dermatis, 92 cuadro clínico, 129
Kytococcus (Micrococcus) sedentarius, 306 M. equina, 92 datos, de laboratorio, 140
M. globosa, 92 epidemiológicos, 126
M. japónica, 92 histopatológicos, 137
M. nana, 92 definición, 126
L
M. obtusa, 92 diagnóstico diferencial, 142
Lacazia (Loboa) loboi, 173, 174 M. ovalis, 92 bolas fúngicas, 142
Lacaziosis (lobomicosis), 173 M. slooffiae, 92 m icetom as (seudom icetom as) dermatofí-
clasificación, 175 M. sympodialis, 92 ticos, 142
infiltrante, 175 M. restricta, 92 param icetom as, 142
ganglionar, 175 M. wolfii, 255 seudom icetomas, 142
gomosa, 175 M. yamatoensis, 92 estudio micológico, 133
queloidea, 175 Madurella mycetomii, 3 etiopatogenia, 128
ulcerada, 175 M aduromicosis, 126 intrabronquiectásico, 269
verrugosa, 175 Majocchi, D om enico, 3, 62 m ediodorsales, 130
complicaciones, 177 Maladies du cuir chevelu, 3 pronóstico, 144
cuadro clínico, 175 Malassez, Louis Charles, 2, 92 prevención, 144
datos, de laboratorio, 177 Malassezia, 2, 92 sinonim ia, 126
epidemiológicos, 173 Malasseziasis o malasseziosis, 95 tratam iento, 143
histopatológicos, 176 Malbran, 313 Micheli, Pier A ntonio, 1, 269
definición, 173 M andíbula gibosa o leñosa, 271, 281 Micología, 1
diagnóstico diferencial, 177 M anson, Patrick, 62, 111 Micosis, 14
estudio micològico, 176 M argarot, Jean, 62 cicatrizal, 159
etiopatogenia, 174 M astigom icotina, 23, 251 cutáneas, 221
pronóstico, 177 Mayer, H. P., 120 de Band, 332
sinonim ia, 173 M cQuestin, Ch., 3 en placas, 159
tratam iento, 177 M edicam entos por evitar durante el em barazo y invasivas, 221
Lactofenol, azul de algodón (azul de la lactancia, 390 m exicana, 180
lactofenol), 44 categoría, A, 390 nodular, 159
de A m ann, 44 B, 390 oportunista, 221, 242
Langeron, M aurice Charles Pierre, 62 C, 390 poco frecuentes, 313
Laurilsulfato de sodio al 5%, 45 D, 390 por oportunistas, 15
Lepiota helveola, 14 X, 390 prim aria, 222
Leptotricosis, 271 M edidas de seguridad, 58 secundaria, 222
axilar, 303 Medio(s), base para derm atofitos, 48 sistémicas, 14, 179, 203, 221
Latapí, Fernando, 4, 62 de cultivo, 351 subcutáneas, 14, 125, 221
Leber, T. 115 clásicos, 351 superficiales, 14, 61, 222
Lebert, H erm ann, 61 otros m edios de cultivo, 352 tum oral, 159
Les, sporotrichoses, 4 técnica de recuperación de verrugosa, 159
teignes, 3, 62 cultivos aparentem ente Micotoxicosis, 14
Trichophyties humaines, 3 no viables, 358 M icroarreglos de ácido desoxirribonucleico, 55
Leucemia o candidosis m ucocutànea de Lodder m odificado (auxonogramas), Micrococcus sedentarius, 306
crónica, 230 47 Micromonospora, 306
Levaduras, 37 de Lodder y Bastide, 47 M icrosporiosis negra, 111
Libellus de medicinabulus indorum de Marcelou-Kinti, para ferm entación rápida Microsporum, audouinii, 2
herbis, 1 de azúcares, 47 furfur, 2
Libero Ajello, 62 de protección contra los ácaros, 364 minutissimum, 300
Lipopéptidos, 387 aplicación de gelatina sulfatada, 365 M ilochevitch, S., 62
anidulafungina, 389 solución protectora de cultivos, 365 Miringomicosis, 120
caspofungina, 388 tram pas, 365 M itospórica, 24
cilofungina, 388 Memoire sur, le muguet, 222 M odalidad, abdom inal (ileocecal), 284
m icafungina, 388 une végétation qui constitue la vraie cervicofacial, 283
neum ocandinas A y B, 387 teigne, 2 pélvica, 284
Lobectom ía o resección segm entaria, 189 M entagra, 1 torácica, 283
4 1 4 • índice alfabético

Modesta, 336 Necesidades fisiológicas, 22 Oreja del nadador, 120


M odificaciones del talo, 18 Neumocistosis, 346 Organelos, 17
M onera, 9 cuadro clínico, 347 Osteosarcomas, 281
Monilia, 222, 340 datos epidemiológicos, 346 Otitis, 97
albicans, 222 definición, 346 externa micótica, 120
Moniliasis, 222 diagnóstico diferencial, 348 micótica, 120
Monosporium apiospermum, 115, 324 etiopatogenia, 347 por Aspergillus, 120
Montoyella nigra, 111 estudio(s), de laboratorio y gabinete, 347 Otomicosis, 120
Morbus tuberculosis pedis, 125 microbiològico, 347 clasificación, 121
Morfología, macroscópica, 53 prevención, 348 complicaciones, 122
microscópica, 53 taxonom ía, 347 cuadro clínico, 121
Mucor, 13, 251 tratam iento, 348 datos, de laboratorio, 122
corymbifera (hoy Absidia corymbifera), 251 Neum om icosis crónica, 296 epidemiológicos, 120
indicus, 256 N eum onía, alérgica p or actinom icetos term oto histopatológicos, 122
pusillus y Mucor racemosus, 251 lerantes, 9 definición, 120
rhizopodiformis, 251 epidémica, 346 diagnóstico diferencial, 122
Mucorales, 251 Nigrospora, 339 estudio micológico, 121
Mucormicosis, 251 Nishim ura, Miyaji, 112 etiopatogenia, 120
complicaciones, 260 Nocardia, 3, 290 prevención, 122
cuadro clínico, 255 tenuis, 303 pronóstico, 122
cutánea prim aria, 251 Nocardiosis, 9, 290 sinonim ia, 120
datos, de laboratorio, 259 clasificación, 291 tratam iento, 122
epidemiológicos, 251 cutánea prim aria, 291
histopatológicos, 258 disem inada (SNC u otros órganos), 291
definición, 251
diagnóstico diferencial, 259
pulm onar, 291 P
complicaciones, 293
especies causales, 254 cuadro clínico, 292 P. blaschkeae, 344
Apophysomyces elegans, 255 datos, de laboratorio, 293 P. boydii, 324
Cunninghamella bertholletiae epidem iológicos, 290 P. camembertii, 13
(C. elegans), 255 histopatológicos, 292 P. carinii, 347
Mortierella wolfii, 255 definición, 290 P. chrysogenum, 13
Mucor spp., 254 diagnóstico diferencial, 293 P. cutis, 344
Mycocladus spp (Absidia), 255 estudio micológico, 292 Pfilamenta, 344
Rhizopus spp., 254, 255 etiopatogenia, 290 P. jiroveci, 346
Saksenaea vasiformis, 255 pronóstico, 294 P. marneffei, 325
Syncephalastrum racemosum, 255 sinonim ia, 290 P. moriformis, 344
estudio micológico, 257 taxonom ía, 291 P. orbiculare, 92
etiopatogenia, 252 tratam iento, 293 P. ovale, 92
pronóstico, 261 Nova Plantarum, 1 P. quintanilhae, 105
prevención, 262 Nuevos avances científicos, 389 P. stagnora, 344
sinonim ia, 251 Nocard, Edm und, 3, 290 P. ulmea, 344
tratam iento, 260 P. wickerhamii, 344
Muguet, 222 P. zopfii, 344
Murillo, Esteban, 61 O Paecilomyces, 329
Paltauf, Arnold, 2
O. canadiensis, 331 Papilomatosis confluente y reticulada de Gouge­
N O culom icosis (queratitis m icótica), 115
complicaciones, 118
rot y Carteaud, 97
Paracoccidioides, 203
N. abscessus, 291 cuadro clínico, 116 Paracoccidioides brasiliensis, 173, 174, 203
N. africana, 29 1 datos, de laboratorio, 118 Paracoccidioides loboi, 173, 174
N. asteroides, 290, 291 epidemiológicos, 115 Paracoccidioidom icosis, 203
complex, 290 histopatológicos, 118 clasificación, 205
N. brasiliensis, 291 definición, 115 complicaciones, 210
N. brevicatena, 291 diagnóstico diferencial, 118 cuadro clínico, 205
N. carnea, 291 estudio micológico, 116 datos, de laboratorio, 209
N. farcinica, 290, 291 etiopatogenia, 116 epidem iológicos, 203
N. harenae, 291 prevención, 119 histopatológicos, 208
N. nova, 291 pronóstico, 119 definición, 203
N. otitidis-caviarum, 291 sinonim ia, 115 diagnóstico diferencial, 210
N. pseudobrasiliensis, 291 tratam iento, 118 estudio micológico, 207
N. seriolae, 29 1 O idiom icosis cerebral, 332 etiopatogenia, 204
N. takedensis, 29 1 Oidium, albicans, 2, 222 pronóstico, 211
N. transvalensis, 291 dermatitidis, 213 sinonim ia, 203
N. vaccini, 291 Onicom icosis, 64, 97 tratam iento, 210
N. veterana, 291 sin paroniquia, 222 Parafúngico, 38
Nannizzi, Arturo, 62 Onychocola canadiensis, 331 Parénquim a hipoecoico, 141
Indice alfabético • 415

Pasteur, Louis, 1
Pegam entos para sellar laminillas, 365
Prototecosis, 344
clasificación, 345 R
barniz de uñas (transparente), 365 bursitis, 345 R. miehei, 255
Dunoyor, pegam ento de, 365 cutánea y subcutánea, 345 R. mucilaginosa, 320
parafina, 365 generalizada (oportunista), 345 R. oryzae ( R. arrhizus), 252
Pellizzari, C., 62 cuadro clínico, 345 R. pusillus, 255
Pelo tiñoso, 68 datos, de laboratorio, 346 R. seeberi, 315
Penicillium, 270 epidemiológicos, 344 R. tauricus, 255
glaucum, 325 histopatológicos, 346 Reacción(es), en cadena de la polim erasa
griseofulvum, 13 definición, 344 (PCR), 55
marneffei, 325 diagnóstico diferencial, 346 en tiem po real o cuantitativa, 55
notatum, 13 estudio microbiològico, 345 inmunológicas, 49
roquefortii, 13 etiopatogenia, 344 Reactivos y colorantes, 362
Per H endrick M almsten, 1,61 sinonim ia, 344 ácido peryódico, solución de, 362
Perforación del pelo in vitro (órganos perfora­ taxonom ía, 344 agua sulfurosa, 362
dores), 47 tratam iento, 346 Albert, reactivo de, 362
Petriellidium (Pseudallescheria) boydii, Prototheca, 344 aldehido-fucsina, solución de, 362
120, 324 wickerhamii, 344 am arillo de metanilo, solución, 362
Phaeoacremonium, 329 zopfii, 344, 345 A ndrade, indicador de, 362
parasiticum, 329 Protozoa, 9 azul, alciano, 362
Phaeoannellomyces werneckii, 112 Prueba(s), colorim étrica, 52 de brom otim ol, 362
Phialophora, parasitica, 329 de sensibilidad, a fármacos, 51 de metileno, 362
verrucosa, 159 cutánea, 49 de triptano, 362
Phoma, 337 Pseudallescheria sheari, 324 Berthelot, solución oligodinám ica de, 362
Phycomycetes, 251 Pseudallescheriasis (allescheriosis, Bouin, fijador de, 362
Pie de m adura, 126 allescheriasis, m onosporiosis, Coleman-Feulgen, reactivo de, 362
Piedra(s), 105 petriellidosis, seudoallescheria- cristal violeta, 362
alba, 105 sis), 323 crómico, ácido (trióxido cróm ico), 363
blanca, 106 Pseudococcidioides mazzani, 180 D om inici, solución de, 363
negra, 107 Pseudomonas, 296 eritrosina, solución de, 363
nigra, 105 Psilocybe mexicana, 14 fucsina fenicada, 363
nostras, 105 Pullularla werneckii, 111 Giemsa, solución de, 363
Piedraia hortae, 105 Pustulosis cefálica neonatal, 97 KOH (potasio, hidróxido de), 363
Pilonodosis palm enlina, 303 Pus y líquidos patológicos (líquido -tinta Parker, 363
Pitiosis insidiosi, 331 cefalorraquídeo, líquido lactofenol, azul de, 363
Pitiriasis, capitis, 98 pleural, orina, 42 lugol, 363
versicolor, 92 Pythium insidiosum, 331 m ucicarm ín, colorante de, 363
características ecológicas de Malassezia, nitrato de plata m etenam ina (A gN 03), solu­
94 ción de, 363
clasificación, 95
cuadro clínico, 95
Q oro, cloruro de, 363
paragón, reactivo, 363
datos epidemiológicos, 92 Queratólisis, plantar, 10, 306 rojo, de metilo, 363
definición, 92 tropical, 306 fenol, 363
etiopatogenia, 93 plantare sulcatum, 306 rosa de Bengala, 52
sinonim ia, 92 punteada, 306 safranina, 364
Pityriasis, nigra, 111 clasificación, 307 sodio, bisulfito de, 364
simplex, 2 complicaciones, 309 sodio, tiosulfato de, 364
Pityrosporum pachydermatis, 92 cuadro clínico, 307 solución am ortiguadora ( buffer) de Giemsa,
Plantae, 9 datos, de laboratorio, 309 363
Pleomorfismo, 23 epidemiológicos, 306 solución de Schiíf, 364
Pneumocystis, carinii, 346 histopatológicos, 309 verde brillante, solución de, 364
jiroveci, 313 definición, 306 Weigert, hem atoxilina férrica de, 364
Polim orfism o de longitud de fragm entos de diagnóstico diferencial, 309 solución A, 364
restricción, 56 etiopatogenia, 306 solución B, 364
y cariotipificación electroforética, 57 estudio m icrobiològico, 308 W right, reactivo de, 364
Porosporas (poroconidios, dictiosporas, frag- pronóstico, 310 solución am ortiguadora (buffer) de, 364
m entosporas), 30 sinonim ia, 306 Recherches sur la siége et la nature
Posadas, Alejandro, 3,179 tratam iento, 310 des teignes, 61
Pradim icina, 389 dermatofilosis, estreptotricosis o ecce­ Recolección de m uestras, 40
Preservación y conservación de m a epidérmico, 310 análisis directo, 43
cultivos, 53 Queratoma plantare sulcatum, 306 escamas, 41
Prim er, sem inario de histoplasmosis, 192 Queratom icosis, 115 frotis, 42
Simposio Panam ericano de Paracoccidíoido- negra palmar, 111 m aterial requerido, 40
micosis, 203 nigricans palmaris, 111 obtención de m uestras, 40
Propionibacterium propionicus, 283 Q uerión, 1 rechazo de m uestras, 41
Protista, 9 Q uitridiom icotina, 37 Renispora flavissima, 194
416 • Indice alfabético

Reproducción, 23 Seudomicosis, 38, 303 de tinción, 359


asexuada, 24 bacteriana, 296 Albert, 359
sexuada, 23 superficial, 300 anaranjado de acridina, 359
Requisitos para un laboratorio de Seudotuberculosis, 290 azul, alciano, 359
micologia, 40 Sim podulosporas, 29 de metileno, 359
Reservárea, 204 Sinanam orfos, 34 blanco de calcoflúor, 359
Restrepo, Ángela, 4 Síndrom e de histoplasm osis ocular presuntiva dom inici, 359
Reticuloendoteliosis, 192 (SHOP), 197 Giemsa, 359
Rhinosporidium , 314 Síntesis de ureasa, 48 G om ori-G rocott (im pregnación argénti­
kinealy, 314 Sociedad Internacional de Micología H um ana y ca), 359
seeber, 313, 314 Anim al (International Society of Gram, 360
Rhizomucor, 255 Human and Animal Mycology, Gridley, 360
Rhizopus, 255 ISHAM), 5 hem atoxilina y eosina, 360
oligosporum, 13 Solución de, Albert, 46 Hotchkiss-M ac Manus (tinción de ácido
Rhodotorula (rodotorulosis), 320 DMSO, 44 peryódico de Schiff [PAS]), 360
Riesgo biológico, 57 lugol, 44 May Grünw ald-G iem sa, 360
Rinoentom oftorom icosis, 262 sosa al 30%, 44 M ucicarm ín de Mayer, 360
Rinoficomicosis, 262 Sordarinas, 389 m últiple de Paragon, 361
Rinosporidiosis, 3, 314 Spallanzani, Lazzaro, 1 Papanicolaou, tinción rápida de, 361
clasificación, 315 Splendore, Adolfo, 4 tinta china, 361
disem inada, 315 Sporothrix schenckii, 147 W right, 361
m ucocutànea (nasal y conjuntival), Sporotrichia, 147 Ziehl BH, 361
315 Sporotrichum, 222 para cortes histológicos, 361
otras localizaciones, 315 beurmanni, 147 para frotis, 361
complicaciones, 318 gougerotii, 332 Ziehl-Gram , 361
cuadro clínico, 316 schenckii, 147 Ziehl-Neelsen, 361
datos, de laboratorio, 318 Staphylococcus aureus, 296 m odificado de Kinyoun, 361
epidemiológicos, 314 Stemphylium, 339 Teleomorfa, 23
histopatológicos, 317 Stenella araguata, 111 Teleomorfos, 34
definición, 314 Stramenopilos, 9 Teonanácatl, 13
diagnóstico diferencial, 318 Streptococcus mutans, 303 Terapéutica antim icótica com binada, 390
estudio micológico, 316 Streptomyces, 282, 306 Theobroma grandiflorum, 165
etiopatogenia, 315 Streptothrix, farcinica, 290 Tiña(s), 62
taxonom ía, 315 foersteri, 281 de la barba, tinea barbae o sicosis dermatofí-
tratam iento, 318 Sulfito de sodio al 10%, 45 tica, 73
pronóstico, 318 Sulfonamidas, 370 de la cabeza o tinea capitis, 64, 70
Remak, Robert, 1, 61 diam inodifenilsulfona (DDS) o dapsona, 370 de la ingle, tinea cruris o eccema m arginado
Robin, Charles Phillippe, 2, 61, 92 de Hebra, 73
Rothia dentocariosa, 283 y pies, 64
T de la m ano, 69
de las m anos o tinea manuum, 73
S T. asahii (Akagi), 105, 322
T. asteroides, 105
de las uñas, tinea unguium u onicomicosis
derm atofítica, 69, 75
S. brevicaulis, 331 T. beigelii, 105, 322 de los pies, tinea pedis o pie de atleta, 69, 74
S. dimidiatum, 320 T. cutaneum, 105, 322 del cuerpo, tinea corporis o herpes circinado,
S. hyalinum, 320 T. mucoides, 105,106 64,71
Sabouraud, Raym ond Jacques Adrien, T. ovoides (Behrend), 105 im bricada, tinea imbricata, tokelau o chimbe-
2, 62 T. tonsurans, 1, 62 ré, 69, 72
Saccardo, P. A., 332 Taeniolella boppi, 159 inflamatoria, 1
Saccharomyces, 242, 341 Talo, 17 inguinal, 69
cerevisiae, 13 dim orfos, 18 negra, 111
neoformans, 242 disociado, 18 datos, epidem iológicos, 111
subcutaneous tumefaciens, 242 reproductor, 18 histopatológicos, 113
Sanfelice, 242 vegetativo, 18 definición, 111
Sangre, 42 Tay Zavala, Jorge, 6 diagnóstico diferencial, 113
Saprolegniasis, 251 Taylor Darling, Samuel, 4, 192 estudio micológico, 113
Scedosporium apiospermum, 324 Técnica(s), de aislamiento para líquidos, sólidos etiopatogenia, 111
Scepedonium sp., 192 y ambiente, 53 pronóstico, 114
Schenck, Benjamin, 3, 147 de electrotransferencia ( blotting) Southern y sinonim ia, 111
Schizophyllum commune, 320 Northern, 56 tratam iento, 114
Schònlein, Johann Lukas, 1 de resiembra, 46 tondante, 61
Scopulariopsis, 329 de microscopía alternativas, 54 Tinciones, reactivos, colorantes y fórm ulas
Scytalidium, 320 cam po oscuro, 54 diversas, 359
Seeber, Guillermo, 3 contraste de fase, 54 Tinea, cruris, 2
Sepedonium , 338 m icroscopia, electrónica, 54 gladiatorum, 63
Serodiagnóstico y detección de antígenos, 50 confocal, 54 mannum, 2
Indice alfabético

nigra, 111 cromática, 303 von Paxton, 303


nodosa, 105 nudosa, 303 von Voigt, F., 303
Tokelau, 62 Triconocardiosis, 303
Tonsurans capillitii, 2 Tricosporia nodosa, 105
Torula, bantiana, 332 Tricosporonosis, 105 W
histolytica, 242 Tricosporosis, 105
W. dermatitidis, 333, 336
Torulopsis, 223, 242 Tuber melanospora, 13
Wangiella, 332
Trevisan, Vittore, 3
W eidman, F. D., 62
Trichoderma, 339
Trichomonas gallinae, 282 U William, Robert, 92

Trichosporon, beigellii, 322


Úlcera corneal micótica, 115
cutaneum, 105, 322
hortai, 105
Ulrich Busse, Emil Franz Otto, 3 Y
Trichosporum, 105, 322 Yoduro de potasio (KI), 370
beigelii, 105
Trichothecium, 339
V
Tricobacteriosis, 303
Tricomicosis, axilar, 10, 303
van Leeuwenhoek, Antonie, 1
van Overeen, 262
Z
cuadro clinico, 303 van Sacehen, 310 Zigomicosis, 251
datos, epidemiológicos, 303 Vandick Carter, Henry, 3 definición, 251
histopatológicos, 304 Veda, Atharva, 125 sinonim ia, 251
definición, 303 Velasco Castrejón, Oscar, 6 taxonom ía, 251
diagnòstico diferencial, 304 Verticillium, 341 Zigomicotina, 23, 36
estudio m icrobiològico, 304 graphii, 323 Zim ogram a, 47
etiopatogenia, 303 von Bärensprug, 300 Zooglea pulmonis equi, 296
prevención, 305 von Bollinger, Otto, 296 Zygomycetes, 252, 262
sinonim ia, 303 von Hebra, Ferdinand, 61 Zygomycotina, 251
taxonom ía, 303 von Lagenbeck, B ernhard Rudolph Zymonema brasiliensis, 203
tratam iento, 304 Conrad, 2
Esta nueva edición de Micologia médica ilustrada presenta lo esencial de
la micologia actual, además de proporcionar al estudiante datos históri­
cos, generalidades de los actinomicetos, los hongos y las micosis. Analiza
también las características fundamentales de los hongos, su estructura,
fisiología y reproducción, e incluye esquemas en color de la morfología
microscópica parasitaria y de las formas de reproducción, así como mapas
de la distribución geográfica de las enfermedades por hongos.

Su contenido aborda no sólo las micosis superficiales, subcutáneas y


sistémicas, sino también aquellas causadas por hongos oportunistas y las
llamadas seudomicosis producidas por actinomicetos, bacterias y algas.
También se ocupa de los antimicóticos, medios de cultivo, técnicas de
tinción, reactivos y colorantes, y al final se presenta un práctico glosario.

La información ha sido cuidadosamente sistematizada, con: sinonimia,


definición, datos epidemiológicos, etiopatogenia, cuadro clínico, estudio
micològico, datos histopatológicos, datos de laboratorio y de biología mo­
lecular, diagnóstico diferencial, tratamiento y pronóstico. De igual mane­
ra, la amplia iconografía hace de Micologia médica ilustrada, en su cuarta
edición, una obra sumamente útil para el estudiante de medicina, biología
o bioquímica, así como para el médico general, el dermatólogo o el profe­
sional de otra especialidad relacionada con el tema.

Eli s ín te s is , los t e x t o s , las f ig u r a s en color, los c u a d r o s y algoritm os,


hacen de ésta una obra obligatoria para el interesado en conocer la mico­
logia médica de una manera ágil y práctica.

The McGraw-Hill Companies

V isite nuestra p á g i m T W E B ■
www.mcgraw-hill-educacion.com

También podría gustarte