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EL AZAR EN LA COLONIA
Las partidas de cartas llegaron a La Nuevas España de la mano de los
conquistadores, quienes eran asiduos, sobre todo los que se lanzaban a la aventura
en la mar. El mar se convirtió en un puente natural para el intercambio no sólo de
ideas y mercancías, sino también de formas de manejar el ocio y la diversión, entre los
cuales el juego de naipes ocupo un lugar importante. Con la llegada de los españoles
a tierras mesoamericanas también llego el juego.
Isabel Grañén Porrúa narra que el grupo de conquistadores encabezado por Hernán
Cortes acostumbraba a jugar los naipes en los tiempos de ocio, además según los
testimonios que existen Hernán Cortés era un gran aficionado a este juego.
Con la necesidad de jugar los conquistadores se vieron en la necesidad de crear sus
propias barajas con diversos materiales, ya fuera con las pieles de los animales, las
hojas o cortezas de los árboles, papeles de algodón o con cueros sacados de los
parches de los tambores.
Entonces no sólo los españoles dejaban a la suerte sus pertenencias los indígenas
también comenzaron a tomar cierta filia por los juegos de cartas e iniciaron a apostar.
La pasión por los juegos de azar sobre todo por los dados naipes se dio
principalmente en ricos, que podían arriesgar grandes capitales, que en la plebe que
se exponían en las mesas de juego el jornal del día para probar fortuna. Esta plebe
frecuentaba las casas de juego con el pretexto de atender a sus necesidades con las
ganancias, e incluso algunos de ellos dejaban de ir a trabajar pensando que con el
juego podrían ganar más, lo que solía ser en vano porque normalmente eran deudas
lo que obtenían
El juego fue uno de los puentes que se tendieron entre los diferentes grupos sociales,
a través de los cuales se mezclaron tradiciones de origen indígena e hispano para
conformar el mosaico cultural que hoy define a México.