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EL NIVEL DE LA INTENCION

Desde el eje clínico el trabajo del sanador puede ser comprendido y


diferenciado en “niveles”, que a su vez conllevan habilidades y roles. Si
bien en la práctica estos roles se hallan compenetrados e integrados
entre sí, el ejercicio de separarlos y ordenarlos nos permite tomar
conciencia y explorar sus posibilidades. Partamos haciendo un recuento
de lo ya señalado anteriormente;

1.- NIVEL DE EXPERIENCIA: Es el nivel donde el sanador trabaja


escuchando y conversando con el paciente sobre lo que este siente o
piensa, ayudándole a comprender y dar sentido a su experiencia. Para
esto es fundamental tener nociones aunque sean básicas, de psicología y
emociones. Un sanador es más efectivo como terapeuta cuando más
logra ayudar al paciente a comprender su mundo emocional y
psicológico ofreciéndole una visión más amplia y completa de sí misma.
2.- NIVEL FUNCIONAL; En este segundo nivel el sanador accede a una
mirada global de cómo está funcionando (es decir, como fluye y se
comporta) la energía del paciente. Para esto, debe poseer un amplio
conocimiento sobre los distintos centros (chacras) y zonas del campo, así
como estar familiarizado con los principios de fluidez, autonomía,
conexión y completitud. Este nivel no alcanza a ser propiamente de

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intervención sino más bien de diagnóstico, de modo general se determina
cuáles son las zonas del campo que aparecen más dañadas
y/desequilibradas.
3.- NIVEL ESTRUCTURAL; Es el nivel donde la energía, que hasta ahora era
entendida solo de manera funcional (flujos) aparece como el concepto
de FORMA. En efecto es lo que definimos como “Perspectiva Estructural“
que básicamente plantea que la energía se organiza en formas dentro del
campo. De esta manera cada cosa que existe en la psique
(pensamientos, sentimientos, impulsos, emociones) es –al mismo tiempo-
una forma energética.
Cuando encontramos formas rígidas y densas y/o pesadas reciben el
nombre de estructuras, pudiendo presentarse como ladrillos, cascos,
corazas, lazos, cinturones, grilletes, formas orgánicas (babosas, medusas,
gusanos), bolas, sellos, fisuras, vacíos, púas, etc. El sanador en este Nivel
se entrena en distinguirla y disolverlas (retirarla) ya que todas ellas –en
menor o mayor grado- representan distorsiones del estado sano del
campo.
No obstante, yendo aún más allá, del Movimiento de la Mente Profunda,
existe todavía un nivel más del que –por su importancia- es necesario
hablar. De hecho todo sanador que trabaja con la mente y las energías,
posee alguna familiaridad con él, aunque no siempre se encuentran
conscientes de ello, lo llamaremos NIVEL DE LA INTENCION.

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4.- NIVEL DE LA INTENCION: Todo cuanto existe en el universo (y por lo
tanto en el campo energético) nace y se sostiene desde y a través de la
INTENCION. Podríamos definirlo como un nivel cuántico, que se rige por
las mismas leyes que la magia. En él, el sanador ya no se limita solo a las
formas en el campo (nivel estructural) estas –él lo sabe- son en el último
término, intención e información.
Si tomamos entonces estos cuatro niveles, podemos ver que cada uno
nos muestra una faceta o rol que los sanadores necesitamos desarrollar.
En el primer nivel (experiencia) somos SICOLOGOS, escuchamos al
paciente y damos sentido a lo que le ocurre. En el segundo nivel
(funcional), somos EQUILIBRADORES y DIAGNOSTICADORES del campo,
observamos la manera en que la energía se halla desequilibradas,
dañadas o bloqueadas. En el tercer nivel (estructural) pasamos a ser
CIRUJANOS nos ocupamos de las formas y estructuras, reparándolas,
retirándolas o disolviéndolas según sea el caso. Por último, en el cuarto
nivel (intención) somos MAGOS operamos directo con y sobre “la
intención” transformando la realidad, tanto del campo como más allá de
este.
En cada nivel son los acentos los que en realidad van cambiando QUE
emociones, pensamientos y comportamientos existen en el paciente
(nivel de experiencia), QUE funcionamientos (bloqueos o desequilibrios)
hallamos en cada uno de los chakras y zonas (nivel funcional), QUE
formas y estructuras se muestran en el campo (nivel estructural) y QUE y
DE QUIEN es la intención que las creo y las sigue en la actualidad
manteniendo.
Y de esta forma, con la última pregunta, podemos ver la importancia que
tiene el Nivel de la Intención para el sanador. Si las estructuras –como se
ha dicho anteriormente- SON INTENCION, en este caso rigidizada y
cristalizada a nivel del campo, la pregunta perfectamente puede pasar a
ser “(la intención de) QUIEN creo esta estructura?”. Esto implica un
interesante cambio de enfoque desde el “QUE HAY AHÍ” al “QUIEN ESTA
AHÍ”.

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Cualquier arqueólogo que encuentra una herramienta o artefacto en una
excavación, con seguridad inmediatamente se va a preguntar “quien
fabrico esta herramienta” así como “con qué intención”. Igualmente el
sanador, al encontrar una estructura, al preguntarse lo mismo, está
pasando de un enfoque solo “estructural” a uno de “intención”.
Al observar una estructura, es parte de nuestro trabajo como sanadores –
entonces- preguntarnos a que intención corresponde. Por ejemplo, un
bloque en el pecho podría estar indicando la intención de reprimir o
tapar un sentimiento, un “casco”, la de racionalizar o controlar a través
del pensar; si se trata de un “vacío” o un “agujero”, podríamos deducir la
intención de rechazar o entregar una parte de si mismo; si fuera un lazo –
por su lado- pensaríamos en vincularse, intercambiar y/o amarrarse con
algo o alguien. Junto con todo esto podría ser muy interesante además
descubrir QUIEN o QUE PARTE de uno mismo tuvo esa intención, y ver si
esta aun se halla presente en algún lugar de nosotros mismos.

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