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Católica
A través de los siglos, las normas administrativas y los principios de la organización pública se
fueron trasladando de las instituciones de los estados (como era el caso de Atenas, Roma, etc.)
a las instituciones de la naciente Iglesia Católica y de las organizaciones militares. Esa
transferencia se hizo de manera lenta, pero efectiva, tal vez porque la unidad de propósitos y
de objetivos principios fundamentales en la organización eclesiástica y en la militar no siempre
se encontraban en la acción política vigente en los Estados, acción generalmente impulsada
por objetivos contradictorios de cada partido, dirigente o clase social.
Evangelización
La cultura transmedia
La Iglesia católica no esperó a Henry Jenkins. Con base en un libro, la Biblia, desplegó una gran
cantidad de adaptaciones que complementan la transmisión del mensaje. Como mucha gente
no sabía leer, tuvieron que explicar la Biblia con imágenes. En todas las iglesias, los vitrales y
pinturas tienen esa función, y no sólo didáctica, sino inspiradora, gracias a la creatividad de los
artistas de la época.
Para acompañar el texto sagrado, contamos con la historia de los santos. Esto permite ampliar
la narración del texto principal en múltiples narraciones secundarias.
Para posicionar nuestra marca, hoy solemos trabajar con influencers que cuentan con una
comunidad de seguidores y que puede ser nuestro público objetivo. La idea es que hablen de
nosotros con su lenguaje, no imponerles un guion publicitario.
Si eres católico, seguramente sigues algún santo. San Judas Tadeo, por ejemplo, que cada año
atrae multitudes en la Ciudad de México y otras urbes, es sin duda un influencer. Es un
personaje que encarna valores y crea comunidad.
Responsabilidad social
Las marcas tienen que comprometerse con la sociedad, en su beneficio. Deben ser
responsables para hacer un mundo mejor. Esos valores que se promueven desde hace 10 años
nos importan, porque vemos que si no cambiamos nuestros hábitos, vamos a la catástrofe.
La responsabilidad social está en la raíz del cristianismo. Obviamente con episodios dramáticos
en su historia, como la conquista o la caza de brujas, pero en su ADN está el humanismo, el
cuidar del otro, la humildad, la compasión, ayudar al que lo necesita.
Conversión
Inviertes para crear contenido, interactuar con tu comunidad y, al final, realizar una venta. La
conversión es una venta realizada. Implica convertir una persona en cliente.
Para lograr conversiones, la Iglesia ha aplicado básicamente las mismas reglas que usamos hoy
en marketing: atraer personas con contenido de valor, interactuar con ellos, convencerlos,
convertirlos y fidelizarlos.
La Iglesia Católica tiene una posición privilegiada para influir en el establecimiento de políticas
a nivel internacional. La Iglesia se ha pronunciado sobre temas de interés para sus seguidores
en numerosos países del mundo. A nivel internacional, usa su posición privilegiada en las
Naciones Unidas para influir en un amplio rango de materias, incluyendo el desarrollo
económico internacional, el estatus de la mujer, la población y la planificación familiar. A pesar
de que la Iglesia Católica tiene admirables estrategias dirigidas a erradicar la pobreza y buscar
el desarrollo económico, la defensa de sus estrategias se debilita al establecer posiciones en
contra de la igualdad y el empoderamiento de las mujeres – la mitad de la población mundial.
Este informe cuestiona la legitimidad del estatus de la Santa Sede como Estado Observador
Permanente No-Miembro de las Naciones Unidas e ilustra cómo esta posición ha sido usada
para obstruir la salud y los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.
La Iglesia Católica y la estrategia de las 4P
Producto: La cara visible de la Iglesia, debía ser alguien que represente a la comunidad católica
más numerosa del planeta: el latinoamericano. Comunidad que nunca en la historia de la
Iglesia había sido representada por alguien que comparta su misma cultura. La
representatividad del Católico latino no podía estar a más de 10hs de avión y debía ser alguien
humilde, sencillo, desinteresado de los lujos y cerca de la gente, como fue su fundador: Cristo.
Simplemente "back to the basic".
Plaza: En la tradicional Plaza de San Pedro se escuchó decir “Parece que mis hermanos
Cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo”. Eso necesitaba la Iglesia. Eso se propuso
su management: Buscar un representante de países que no sean potencia, de países que no
manejan el destino del mundo. Darle representatividad real a la Iglesia. “La iglesia es una. Y es
Dios mismo.” Y Dios no existe solamente en Europa. Eso lo entendió la cupúla y por eso se
decidieron buscar lejos de Europa, donde hay riquezas pero también pobreza, humildad,
trabajo y donde también hay Iglesia.
Publicidad: Y la Iglesia Católica salió a comunicar y mostrar su mejor producto para competir,
en su histórico balcón: su gran vidriera al mundo. El bajo perfil y su oratoria clara, cuando
quiere hábilmente improvisada, lo hacen más natural y cercano a la gente. Su forma de
venderse es esa. La Iglesia necesitaba una figura carismática, querible. Que le permita
recuperar su imagen y recuperar la fe de su mercado: los católicos. Y los católicos necesitaban
tener un "sacudón". Alguien que les vuelva a despertar su fe. Alguien que los vuelva a fidelizar.
La Comunidad
La Parroquia
Diócesis
La Iglesia católica está presente en el territorio con 1 sede metropolitana y 10 diócesis
sufragáneas. Estas son:
Arquidiócesis de Tegucigalpa
Diócesis de Choluteca
Diócesis de Comayagua
Diócesis de Danlí
Diócesis de Juticalpa
Diócesis de La Ceiba
Diócesis de San Pedro Sula
Diócesis de Santa Rosa de Copán
Diócesis de Trujillo
Diócesis de Yoro
Diócesis de Gracias
Arquidiócesis de Tegucigalpa
Diócesis de Choluteca
Diócesis de Comayagua
Diócesis de Juticalpa
Diócesis de Trujillo
Diócesis de Yoro
Diócesis de La Ceiba
Diócesis de Danlí
Diócesis de Gracias
La Santa Sede funciona como “el órgano supremo de gobierno de la Iglesia Católica” con el
Papa designado como su cabeza, según el Código de Derecho Canónico. Es por definición una
entidad religiosa sin territorio. La Santa Sede está conformada por el Papado, el Colegio
Cardenalicio y la Curia Romana – los departamentos y ministerios que auxilian al Papa en el
gobierno de la Iglesia. El Papa posee la autoridad suprema dentro de la Iglesia y nadie puede
apelar sus decisiones y decretos. La autoridad del Papa se asienta en principios morales y
espirituales y no se impone por medio de sanciones civiles.
Debido a que la Santa Sede existe para gobernar la Iglesia Católica mundialmente, más allá de
los límites de la Ciudad del Vaticano, su legitimidad como un Estado es cuestionable. La Santa
Sede ha declarado que su misión en las Naciones Unidas es “de un carácter religioso y moral”.
Adicionalmente, la Santa Sede no satisface la definición de Estado bajo el derecho
internacional. De acuerdo a la Convención de Montevideo sobre Derechos y Deberes de los
Estados, “ Estado como persona de Derecho Internacional debe reunir los siguientes
requisitos: a) Población permanente; b) Territorio determinado; c) Gobierno; d) Capacidad de
entrar en relaciones con los demás Estados”. Estos cuatro criterios para determinar la
condición de Estado se fundan en principios acordados por un gran número de eminentes
especialistas en derecho internacional y son consecuentes con las leyes de relaciones
exteriores de algunas naciones.
Aunque la Santa Sede tiene la capacidad para firmar y ratificar tratados internacionales, no ha
establecido un compromiso general respecto a las normas internacionales sobre derechos
humanos. A pesar de su compromiso con el desarrollo económico global y la erradicación de la
pobreza, la Santa Sede negligentemente no ha ratificado el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. Más aun, la Santa Sede tampoco ha ratificado el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ni la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Contra la Mujer. Sólo tres convenciones de las Naciones Unidas
sobre Derechos Humanos han sido ratificadas por la Santa Sede: la Convención sobre los
Derechos del Niño (1990); la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial (1969); y la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados
(1956).
La Santa Sede limita aun más su compromiso con los derechos humanos al establecer reservas
en los pocos tratados que ha ratificado. Por ejemplo, la Santa Sede sostiene que la aplicación
de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados “debe ser compatible en la práctica, con
la especial naturaleza del Estado Ciudad del Vaticano”. En sus reservas respecto a la
Convención sobre los Derechos del Niño, la Santa Sede aseveró que interpreta la frase
“educación y servicios para la planificación familiar” como “sólo aquellos métodos de
planeación familiar que considera moralmente aceptables”. La Santa Sede también declaró en
sus reservas que interpreta la Convención como resguardando “los derechos primarios e
inalienables de los padres”. La Santa Sede declaró que una vez ratificada, la Convención
“resguardará los derechos del niño tanto antes como después del nacimiento”. Finalmente, la
Santa Sede clarificó que al acceder a la Convención, no intenta alejarse “de su misión
específica que es de carácter religioso y moral”.