La sistematica es Sin duda los productos mejor conocidos de la sistemática son las clasificaciones. Éstas constituyen propuestas en las que se agrupan los organismos de acuerdo a sus relaciones evolutivas (putativas o confirmadas), en un arreglo jerárquico que considera varias categorías (taxones) sucesivamente inclusivas que representan líneas de descendencia, justo como un árbol genealógico, donde las ramas terminales son las especies. En la figura 4 se muestran varias de las categorías utilizadas en la clasificación de un pequeño pitayo nativo. Las categorías en sí no tienen significado biológico, son, por así decirlo, los cajones con la forma y el tamaño adecuados para contener a las cajas más pequeñas que guardan a los elementos (grupos de organismos) que comparten la misma historia genealógica. Actualmente, el sustento teórico principal de las clasificaciones es que cada taxón debe ser monofilético. Esta cualidad permite que la capacidad predictiva acerca de las propiedades de características aun no estudiadas en elementos de un mismo grupo sea alta. Aunque por mucho tiempo la morfología fue la fuente principal de datos para establecer el parentesco entre los organismos, en su desarrollo la sistemática fue integrando información de diversas campos del conocimiento, como la anatomía, la fisiología, la química, la paleontología, la geografía y, actualmente, utiliza de manera preponderante las variaciones en la estructura molecular de los ácidos nucleicos, sobre todo del ADN. Al final, el cúmulo de datos considerados en la caracterización de un grupo particular dentro de la clasificación queda asociado a un nombre taxonómico que es reconocido por todo mundo, sin importar el área del conocimiento o la región geográfica. Con ello, las clasificaciones por medio de los nombres taxonómicos constituyen una especie de lenguaje cifrado con el cual se puede recuperar toda la información existente sobre cualquier grupo de organismos.
Como ya se mencionó antes, los resultados de los estudios en sistemática,
cubren diversos campos de interés científico. Pero cabe destacar uno que es básico y central para investigaciones de diversa índole: la identificación correcta de las especies. No es trivial, en un análisis fitoquímico, estar seguros que un compuesto activo fue obtenido de la especie A y no de la especie B, o si el insecto depredador de una planta es el escarabajo X y no el escarabajo Y, o si la especie de ave N está presente o no en cierta región geográfica, e incluso, si las muestras para un análisis filogenético provienen de las especies requeridas. La certidumbre de una “simple” lista de especies de cualquier grupo de organismos es fundamental para la valoración de otros asuntos; primero, para comprender cabalmente la magnitud e importancia del patrimonio biológico que se posee y, en segundo lugar, a fin de tomar las medidas necesarias para su conservación y uso responsable.
Los diversos tópicos con los que la sistemática se enlaza a las
diferentes áreas de la ciencia mencionados más arriba, no son únicamente de interés académico, tienen también, en mayor o menor grado, un impacto social. Para empezar, podemos preguntar ¿no es una necesidad social conocer los recursos biológicos del país?, ¿cuántos hay, cómo son, dónde están? ¿Cómo podemos apreciar, usar y conservar lo que no conocemos? No obstante, la importancia de la sistemática va más allá de la evidente participación que tiene en la resolución de estos rubros. Es preciso reiterar que el trabajo taxonómico, por el carácter predictivo que conlleva, ayuda en el rastreo (exploración/indagación) de nuevos fármacos y diversos materiales o el uso de especies diferentes de las que originalmente fueron obtenidas tales sustancias. Temas más específicos incluyen, por ejemplo, en el área de la salud (8), la identificación de agentes patógenos así como, en su caso, de los vectores de esos organismos nocivos. Así como estudios para evaluar patogenicidad potencial de grupos relacionados a los ya identificados como dañinos. En el caso de la agricultura y la silvicultura (9), la sistemática provee información básica para la identificación de plagas y su posible control, pero también datos para conocer interacciones simbióticas específicas, como las micorrizas, que ayudan al establecimiento y mejoran el desarrollo de las plantas. De igual manera, el conocer cuán diverso es y qué distribución tiene el grupo de especies relacionadas con alguna planta cultivada, puede, mediante hibridación planeada, facilitar el mejoramiento de la calidad del producto o proveer resistencia a infecciones.
La biodiversidad es un vasto campo de estudio, y en México existen
numerosos aspectos que desconocemos de la parte que nos toca. El conocimiento generado por la sistemática puede mejorar la percepción del mundo vivo que nos rodea y contribuir a su preservación (10). El trabajo debe continuar, el esfuerzo vale la pena.