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Venezuela, petróleo y transición energética


Extracto de diversas publicaciones de
Carlos Mendoza Pottellá, Nelson Hernández, Asdrúbal Baptista, Rafael Ramirez,
con discusión, comentarios y agregados de J. J. Pérez

Un componente fundamental de la dinámica del petróleo en la vida venezolana se manifiesta


claramente ante nuestros ojos desde hace más de medio siglo: hemos considerado como joya
de la corona la Faja Potrolífera del Orinoco, FPO (crudos pesados y exprapesados) que alberga
87% de las reservas probadas y hemos descuidado 13% de crudos livianos, “pozos viejos”.

Incluso antes de la revolución bolivariana, se privilegió la Faja del Orinoco con unos sueños de
gloria eterna, el petróleo iba a estar por encima de los 100 dólares. A la fecha, para desarrollar
un campo, un nuevo mejorador en la faja para producir 200 mil barriles diarios más, se
necesita un precio de 114 dólares el barril. De modo que a 80$ el barril la tasa interna de
retorno es negativa durante los próximos 20 años [Dato: entre 2015 y 2021, el P osciló entre
24$ y 64$ por barril]. De modo que no es viable desde el punto de vista económico. Pudiera
argumentarse que, “por ahora”, y que, cuando se acomode la cosa, se levanten las sanciones
criminales y … otras augurios, volveremos a ser la potencia de siempre. Lo cierto es que no
creció la faja, es mucha la discrepancia entre lo planificado y lo ejecutado. Los planes de crecer
no se dieron, pero lo que sí se dió fue la caída de los crudos livianos (convencionales).

En lugar de crecer, como ambicionaban los planes desde 1983, se registra una caída abismal de
la producción. ¿Cómo pudo ser posible que en la Potencia Energética Mundial escaseara la
gasolina, el gasoil, la electricidad, el gas y el agua? Las respuestas ofrecidas están lejos de
satisfacer exigencias de seriedad mínima, sustentadas con cifras. Se asoma como causa
eficiente de la caída: boiciot internacional, corrupción, sanciones, sabotaje interno, falta de
experticia, desidia, o combinación en partes desiguales de estos elementos.

La verdad verdadera es dolorosa y sencilla: la FPO no es viable desde ningún punto de vista. En
lo que sigue, se ofrecen argumentos que respaldan lo afirmado. Las cifras provienen
exclusivamente de PDVSA y del Ministerio de Energía y Petróleo, cotejadas con fuentes
internacionales para efectos de comparación, OPEP y la EIA (Agencia Internacional de la
Energía, por sus siglas en inglés). Existen fuentes de información que no sólo corroboran lo que
aquí se asevera sino que pintan aún más sombrío el panorama.

Se comienza por la relación más sencilla que ha de prevalecer en cualquier negocio: el P > C. Si
no se generan ganancias el petróleo no se extrae, salvo en casos excepcionales.

La caída tendencial de su capacidad generadora de excedentes.

Uno de los rasgos sorprendentes del colapso productivo es que se verifica al cabo de un
período de creciente flujo de ingresos petroleros hasta niveles inusitados. Lo más serio, sin
embargo, para la evaluación del colapso es que ocurre sobre un telón de fondo de decadencia
irreversible de la rentabilidad (ganancias + renta captada con respecto al valor de los activos
fijos utilizados). Decadencia que tiene lugar tanto por la tendencial CAÍDA DE LA PRODUCCIÓN
como por la ELEVACIÓN DE COSTOS POR BARRIL EXTRÁIDO. Aspectos que abarcan tanto al
petróleo convencional como a los crudos pesados y extrapesados de la FPO. En otras palabras,
pese a P altos en el mercado mundial, Venezuela ha entrado en una fase menguante de la
rentabilidad. En el castellano más elemental: el negocio no da.
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La caída de la Producción

Una expresión de la tendencia señalada lo constituye el inicio del agotamiento físico de los
yacimientos a partir de 1970, (Pico de Hubbert en Venezuela), cuando se alcanzó el nivel
máximo de los volúmenes producidos, 3,7 millones de barriles diarios (mmbd). Cima a la cual
se ha tratado de volver con insistencia, pero infructuosamente, como se observa en el
siguiente gráfico

Aunque la evidencia de esa tendencia ha sido eludida por los dirigentes del país de todas las
ideologías y confesiones, la misma subyace, tal como corresponde a un recurso minero
(agotabilidad), y puede identificarse sin género de dudas, en la evolución, negativa para el país,
de los resultados económicos de la industria erigida, precisamente, para aprovechar esa
capacidad. Es la misma secuencia observada en el PIB (parte productiva de la economía no
petrolera)

Anticipándonos a una aclaratoria posterior más detallada, póngase sobre la mesa que cuando
se dice petróleo para 3 o 4 siglos, se alude reservas de crudos pesados; los condensados
prácticamente se agotaron, o están en vías. Aunque con modernas técnicas de recuperación
secundaria, en pozos maduros y yacimientos “viejitos”, [se está haciendo en el Zulia] pudiera
alargarse la vida, con inversión y mantenimiento, unos años más, quizás 15.

La información mostrada puede re-expresarse con mayor nitidez y dramatismo, si se utiliza un


indicador apropiado, uno que tome en cuenta el crecimiento poblacional.

La gráfica que se muestra en la siguiente página no amerita comentarios. Sin embargo, por la
importancia de los asuntos envueltos, agréguese que se entró en la rampa del “tobogán
petrolero” en 1957. Visto así, salvo el desquicimiento total de la cabeza, puede sostenerse que
tal deslave tan prolongado “es culpa de las sanciones impuestas en los últimos cuatro años por
Estados Unidos y la Unión y la Unión Europea. Hay que rendirse ante la evidencia, no queda de
otra. Obsérvese que de un máximo de 156 barriles por habitante en 1957, se ha descendido a
8,46 barriles por persona en 2017. A lo sumo, pudiera arguirse que las sanciones agravaron la
caída. [Nótese un intervalo de recuperación moderada entre 1984 y 1998].
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Fuente: Nelson Hernández (2018); Baptista (2018); OPEP (2020); Ecoanalítica; PDVSA (2016).

En este punto, Q Petrolera/ habitante, cabe destacar que la Nacionalización o Estatización de


la industria petrolera, si alguna influencia tuvo, es la merma de la extracción, que se refleja en
la fuerte inclinación de la curva (pendiente), en los años inmeditamente posteriores a 1976.
Valga enfatizar mirando el gráfico que el declive no es un fenómeno reciente.

La caída de la producción ha venido acompañada, aunque no de manera sincrónica ni


proporcional, de una correlativa caída en la rentabilidad, [oculta tras la deuda] que se
manifiesta en el volumen de renta captada por el Estado, circunstancias atribuibles no solo al
vaivén de los precios y los costos. El peso de las pérdidas por ventas de gasolina y otros
derivados en el mercado interno, significan una carga muy pesada. Antes y ahora. Baptista
(2015: 177) “el mercado doméstico tuvo unas pédidas, sin tomar en cuenta el excendente
normal de explotación (ganancias), iguales a 16 millardos de Bs. F, que si se toma en ncuenta
las ganancias dejadas de percibir, se elevan entonces a 23,6 millardos”.

Aquí se hace imprescindible llamar la atención sobre un hecho particular. Venezuela, al igual
que los demás países productores, comenzó por la extracción de petróleo supercicial, de fácil
acceso y bajo costo (livianos, condensados, dulces, gas natural). De modo que será más tarde
cuando se acuda a crudos pesados y costosos. La FPO fue descubierta en 1936, por entonces
no era factible tecnológica ni económicamente. Sin embargo, y por contraste, los planes
faraónicos “visionarios” de una Venezuela Potencia nos condujeron a disparates
monumentales (como dijera Pérez Alfonzo) que vienen desde los años 80. Planes que
estimaban el precio por las nubes, cuando en la la realidad caminaban a ras del piso.

En esa carrera emprendida, los crudos convencionales empezaron a agotarse, después de 50


60 años de extracción, como era de esperar. Cuando se estaba planteando la Venezuela post
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petrolera y post rentista apareció, con nuevo ropaje y diferente mención, un antiguo sueño, la
la Venezuela Potencia del siglo xxi, con el mensaje “ahora es que hay petróleo”.

Al observar la discrepancia entre planes y relizaciones en el período bolivariano, se corrobora


lo que venimos afirmando, desplome productivo. Desde esa perspectiva y con esos
antecedentes deben enjuciarse los recientes (marzo 2022) anuncios de duplicar la extracción,
hasta llegar a 2 mmbd (TCR de 100%). Compare la estrambótica promesa con este dato:
duplicar la producción le tomó a EEUU 15 años.

Cabe remarcar que en los planes del la Patria (1ro, 2do y 3ro), decretos-leyes de obligatorio
cumplimiento, así como en los planes quinquenales y operativos de PDVSA, promocionados
año tras año por diciembre, se insiste en el rosario de metas de crecimiento que nunca
ocurren. ¿Por qué esta vez si han de cumplirse? ¿Por qué hemos de creer, justo en medio de
numerosas restricciones y cerrado el crédito? Esas son preguntas de interés.

Fuente: Informes de Gestión de PDVSA 2016 y PODE 2003-2014.


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Cuando se observa el curso ascendente de la participación de los costos en los ingresos totales
y la consecuente minimización de la participación fiscal total (PFT), incluidos los “aportes
sociales” [Misiones], se hace claro el mencionado curso declinante de la capacidad generadora
de excedentes [Regalías + impuestos] para el Estado. Hágase énfasis que en 1976 los costos
representaban el 20% de los ingresos, y para 2016, última cifra oficial, significan un 86%.

La tendencia a la elevación de los costos proviene de 4 eventos diferenciados: i)


monumentales gastos de inversión que van desde la exploración hasta las plantas de
mejoramiento de crudos pesados en la fase inicial (sin extraer nada) y ii) compras (consumo)
de crudos livianos y derivados requeridos para procesar crudos no convencionales. Costos
ineludibles que representan una factura grandísima que consume las divisas del negocio; y iii)
la nómina de PDVSA se multiplicó por 3 entre 2003 y 2012, sin aumentar la producció.

La evidencia estadística y contable se presenta a continuación (millones de $USA).

Los desembolsos programados no llegaron a ejecutarse, o se hicieron parcialmente y a medias.


El detalle se deconoce, la rendición de cuentas no existe, ya que PDVSA descontinuó la
presentación de Informe de gestión anual en 2016. Hablar de una inversión de 51.124
millones, en 2015 lleva a preguntar ¿quién va a aportar esa cantidad? ¿De dónde van a salir los
recursos? ¿Quién está tan loco para arriesgarse en un negocio con saldos en rojo? Esa es la
razón por la cual quedan activos abandonados y se paralizan las plantas.

Extinción de la Renta

Muy recientemente se ha comenzado a reconocer la realidad de la desaparición de la renta


petrolera y de su correlato, el rentismo. Sin embargo, la mayoría de los dirigentes del país –de
todas las tendencias- ha mantenido las esperanzas de que, aún con mínimos rendimientos
unitarios, los supuestos 300 mil millones de barriles atrapados en la FPO, las mayores reservas
petroleras del mundo, proveerán a Venezuela de una palanca para sostener el nacimiento y
desarrollo de una economía alternativa, post-rentista. Esas supuestas “reservas”, suficientes
para producir 6, 12 que se estira hasta 18 millones de barriles diarios de hidrocarburos líquidos
durante más de cien años, se enfrentan hoy a las circunstancias de una inminente transición
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técnico económica que intenta minimizar la generación de gases de efecto invernadero.


Circunstancias tales que prefiguran ya un techo y un lapso definido de caducidad para la
utilización de los hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos como fuentes generadoras de
energía.

La extinción de la renta y el Pico de Demanda

Ya no se trata del Pico de Hubbert, sino del Pico de demanda de petróleo, nuevo paradigma de
la transición energética, punto en el tiempo en que empieza la declinación del uso del petróleo
y su sustitución por otras fuentes energéticas con menor, o cero daño ambiental. Para mejor
comprensión del esperado final de la era petrolera, recordar la sentencia de Taro Yamani, “los
metales nos llevaron a superar la edad de piedra, pero no por falta de piedras”.

La extinción de la renta está vinculada a tres variables: la transición energética para minimizar
el daño ambiental, los costos de producción y el precio del barril en comparación con otras
fuentes alternativas y las decisiones gubernamentales de cobrar impuestos a la contaminación
y la creación de incentivos (créditos y baja tributación) a las energías renovables. En el
mercado doméstico, la gasolina ha aumentado y según se perfila seuirá aumentando tratando
de mantener con vida la extracción, pero económicamente, por las razones invocadas es poco
probable. Sala más barata la importación. Por eso se llegó a la situación de

Activos varados, paralización de inversiones y personal en desbandada

Mendoza Potellá (2020) escribe de este modo:

Un fantasma recorre al mundo de los productores y comercializadores de hidrocarburos: Los


activos varados, “stranded assets”, suerte de nuevas pirámides de una civilización en proceso
de desaparición, ectoplasmas que motivan a las grandes corporaciones petroleras y a sus
inquietos accionistas mayoritarios a iniciar su transición particular hacia “corporaciones
energéticas”, eólicas, solares, nucleares.

Se posponen o abandonan los proyectos petroleros más costosos, de maduración larga y


consecuentemente se acelera el drenaje de los más eficientes ya disponibles y aún de los
recién descubiertos.

Mendoza Potellá (diciembre 2021) asienta: Venezuela, sometida al bloqueo de los Estados
Unidos desde hace 4 años [la evalución de daños a la economía no se ha cuantificado con
exactitud, sigue en discusión, incluida la propagandística versión que “Venezuela se está
arreglando” que parece sugerir que no son tan malas como las pintan, JJPS] y previamente
diezmada por más de cuatro décadas de pésima administración de su política e industria
petroleras, contempla desde profundidades abisales los movimientos del mercado, que la
colocan como pionera en la generación de esos activos varados: las actividades en la faja están
paralizadas.

Un millón cuatrocientos mil barriles diarios de capacidad de producción de crudos


extrapesados, de mínima rentabilidad y ociosa en más de dos tercios, en cuyo exagerado
desarrollo nos embarcamos por inducción externa y por ceguera tecnocrática, adormecidos en
el ensueño de que “100 dólares el barril será el costo marginal de la oferta futura y de allí no
podrán bajar los precios”. Un mantra generalizado que todos sostuvimos hasta bien entrado el
2014, año en el que comenzó el desplome de los precios petroleros. Para muestra, un botón:

Mendoza Potellá continúa de este tenor:


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Dada esta premisa, para algunos analistas el costo de producción de los


esquistos no bajaría de 100 dólares el barril en el corto y mediano plazo.

Pero la realidad es otra. Desde 2014, sin contabilizar las cuantiosas


inversiones, se dispone de seiscientos cincuenta mil barriles diarios de
capacidad de procesamiento en cuatro costosos “mejoradores”, con un bajo
nivel utilización y convertidos algunos en simples mezcladoras de esos crudos
con naftas -que se importan de otros países o se hurtan a la actividad
refinadora para la producción de gasolinas- para generar un producto pesado
de 16° API de mediana rentabilidad. Esa es la cruda realidad.

Novecientos mil barriles diarios de capacidad nominal de refinación semiparalizada [los medios
de comunicación han reseñado la situación] por la incuria y el descuido. Instalaciones
septuagenarias, mantenidas al borde del desmantelamiento mientras se planificaban
ampliaciones y procesos novedosos en otras localizaciones nacionales e internacionales.
Incapacitadas hoy para surtir un mercado de menos de 100 mil barriles diarios de gasolina.,
Abandono que se hace hoy más evidente en la pública movilización de taladros y otros equipos
e instalaciones de producción, desmontados y vendidos como chatarra. Tómese como
indicativo de la gravedad de una circunstancia que hoy se ha agudizado, las cifras publicadas
por PDVSA hace 10 años, cuando se producían más de 2 millones y medio de barriles diarios

Las cifras de la Industria petrolera

El siguiente cuadro, tomado de Informe de Gestión de PDVSA (2016), contiene información


relevante

Se trata de un recurso natural agotable y, más aún, no renovable. En resumidas cuentas, la


decisión va a depender de eventos exógenos, que, comparativamente, indicarán a cada paso si
se genera renta, que pasa por determinar si tien sentido la explotación, si son viables los
crudos pesados y extrapesados [CÁPTESE QUE NO ES ASUNTO DE CANTIDAD DE BARRILES EN
EL SUBSUELO, SINO DE VIABILIDAD: COSTOS, PRECIOS Y GANANCIAS]. Antes de seguir, es
oportuno hacer dos aclaratorias del mayor interés.

- Si se levanta el supuesto de escasez, las deduccciones lógicas del pico de hubbert


carecen de sentido.
- Los crudos convencionales, ciertamente ya cruzaron el límite de Hubbert, en el caso de
Venezuela, prácticamente se abandonó la extracción de crudos condensados, ligeros y
livianos. Para el año 2011, cuando la cosa no estaba tan mal, cifra más reciente de la
División de Exploración y Producción del Ministerio del Poder Popular de Energía y
Petróleo, de un total aprox de 50 mil pozos, 17 mil activos, 17 mil cerrados y 13 mil
inactivos (entre éstos, 12 mil abandonados). El lector juzgará.

Dejando para otra ocasión destalles contables de interés, léase la última fila solamente, de
11.211 millones de dólares en Ganancias netas de operaciones en 2014 se aterriza en 138
millones. No hay mejor termino para describir lo sicedido que pulverización de las ganancias.
Pudiera decirse que se atendieron las Misiones, pero la fila respectiva (aportes al desarrollo
social) revela que no fue así, si se atendiron, fue con otra fuente.
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¿Cuanto petróleo hay en la FPO?

- Depende del factor de recobro utilizado y quien certifique la cuantificación.


La reservas probadas constituyen una variable que se estima como el porcentaje del petróleo
in situ que es factible extraer dados los costos, precios y tecnología disponible en cada
momento. [Obviamente, cifra que va cambiando]. A ese porcentaje suele denominarse “factor
de recobro”. Que vendría a ser, para los efectos, la cantidad que efectivamente se extraerá.

Los certificadores de la FPO han estimado el factor de recobro en 20% [como si se trtase de
una decisión soberana de alguna autoridad política] cifra excepcionalmente elevada. De ahí
que los estudiosos del tema han dado en llamar “Paquete chileno del recobro” o “la
certificación de escritorio”. El contrargumento se basa en la metodología usual en el resto del
mundo para crudos no convencionales, el factor de recobro se estima en 4%, aunque oscila,
como ya se indicó. La SVIP (2009) sostiene: “En la Faja no hay suficiente historia para
establecer un factor de recobro de 20% como mínimo”. Un ejercicio matenático “simple y
real”, basado en la experiencia de las que operan en los cuatro bloques en que se ha dividido
la FPO, para 50-100 años, arrojan factores de recobro de 1,64%; 3,24%; 1,97% y 3,95%.
(Mendoza Potellá, 2021). El U. S. Geological Surve, Fact Sheet 70-03, August, (en versión
Online), auoridad indiscutible en la materiam estimó en menos del 1% el factor. Sin
comentarios.

Retomemos el Pico de la demanda para poner las cosas en pespectiva. Las inversiones
millardarias en la FPO requieren un período de retorno continuo de al menos 40 años, para
que sea económicamente viable, suponiendo que P se mantenga por encima de C y que no
tropiece con prohibiciones ambientales. La tendencia es la inversión en energía verde, las
mismas empresas petroleras ya migraron, aunque algunos países en posesión de abundantes
recursos, ahora quieran vender lo más que puedan antes de que sea tarde. Si llegara ese caso,
precios golilla para salir de los crudos convencionales, los costos de extracción elevados en la
FPO, ya comentados anularían cualquier posibilidad, se reproduciría un escenario similar al
acontecido entre 2015 y 2021 que empujó por el barranco el sueño de la potencia.

El factor de recobro no es una meta voluntariamente establecida por el titular de la propiedad


de los yacimientos, por el contrario, depende de las condiciones del yacimiento, el tipo y
gravedad API del crudo, los precios del petróleo Y ALGO IMPORTANTE que antes no estaba:
LOS PRECIOS RELATIVOS, PRECIOS DE LAS ENERGÍAS ALTERNATIVAS.

En un horizonte más amplio, prácticamente no ya se usa el carbón, dentro de poco, menguará


el uso de combustibles fósiles, al que seguirá en el desfile de caídas el fracking, sentenciado
desde ya. Y a quienes acarician la posibilidad de precios elevados ocasionados por la
condenable invasión rusa a Ucrania, que taería la resurección de los crudos de la faja, los
convoco a meditar la siguiente nota, publicada 21/03/2022.
“Si el petróleo se mantiene en cotas elevadas durante un tiempo (al igual que el gas natural), además de
la destrucción de demanda de corto plazo, esto podría suponer el impulso definitivo a las energías
renovables en el medio y largo plazo. Los movimientos de precios generan los incentivos más potentes.
Las ventas de coches eléctricos o la instalación de paneles solares en domicilios y empresas , junto a una
mayor inversión en la mejora de las baterías para almacenar energía, pueden ser algunas de las
tendencias que sufran un mayor impulso como producto de este nuevo pico del petróleo.

Para concluir, se insertan los cálculos del iingeniero Nelson Hernández, al que debe
dispensarse por distanciarse de la terminología propia de los contadores.
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La Renta
petrolera se
hizo
negativa en
2018
El ingeniero usa la expresión obsoleta “No suena la caja registardora” para indicar que sólo una
porción menor de la producción se transforma en ingreso contante y sonante. Aporta cifras
señaladas previamente por el académcio Asdrúbal Baptitsa en video de amplia divulgación,
Auge y Caída del petróleo en Venezuela, disponible un Youtube.

En la gráfica muestra que en 2016 de una producción total de 2,3 millones de barriles/día,
apenas se vendieron 400 mil, los demás estaban comprometidos: 0,6 para atender el mercado
interno que, como se dijo, genera pérdidas; 0,2 barriles solidarios destinados PetroCaribe
+ALBA, también con pérdidas o al costo; 0,6 consumo de las empresas mixtas. Y 0,5 millones
barriles para cumplir con pagos en especies convenidos en el denominado Fondo Chino.

Aunque el ingeniero no lo menciona, en “consumo interno”, por fuerza, hay que incluir el
contrabando de extracción, que algunos autores estimaron en 100 mil barriles diarios, cifra de
imposible comprobación, pero es un hecho indiscutible,

Para el año 2018, empeora la situación. Producción se reduce en un millon de barriles día,
como se muestra en el lado derecho de la gráfica, reduciendo las ventas a 0,2 millones de
barriles, que no alcanza para honrar la deuda financiera de la estatal petrolera. Se entra en una
especie de cierre técnico, pues el negocio causa pérdidas.

2019, baja el telón, el colapso se atribuye a las sanciones, el sabotaje y la pandemia.

Epílogo J.J. P.

Las proyecciones para 2040 OPEP (2020) (Una mirada al mundo petrolero), el pronóstico
optimista sobre la longevidad de los crudos fósiles:

- Asigna a la FPO una producción de 1,7 mmbd en el 2040.


- En el período de análisis, la OPEP aumenta la oferta en 8,7 mmbd. Es decir, 0,36 mmbd por
año, que de ser equitativos entre 12 miembros, le correspondería a cada país 30 mil barriles
de incremento.
- Para el 2040, el 21% del suministro de petróleo demandado corresponde a crudos extra
pesados (7%) y pesados (14%). Los primeros serán suministrados por Estados Unidos,
Canaddá y Venezuela (FPO).

De la información analizada se deriva una duda sustancial sobre la capacidad para continuar
la actividad petrolera como negocio en marcha en Venezuela.
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Referencias bibliográficas

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https://www.youtube.com/watch?v=JF326snJJQE

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option=com_content&view=article&id=6538&Itemid=1186&lang=es

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años noventa. Informe dirigido a la Asamblea Nacional (Capítulo II). Disponible en internet.

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Disponible en: https://www.svip.org/files/Faja_del_Orinoco.pdf

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conocimos en los últimos 100 años se acabó”. Disponible en la web.

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