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Presentado por: María del Coral Miranda – Verónica Curátola Tobar. Marzo 19 de
2022
Problema:
Reparen en el siguiente señalamiento “Lo que le salva la vida a Odiseo en su
confrontación con… un cíclope llamado Polifemo es su inteligencia; lo que lo pone en
serios apuros… es la boca”. (cf. Mendelsohn, 2019, p.220). ¿Están de acuerdo con
dicho señalamiento?¿Están en desacuerdo? Expongan en uno u otro caso, 2 razones.
Para el presente ejercicio hemos decidido enfocarnos en la segunda parte del canto
IX denominada El Cíclope. Con fines organizativos hemos optado por dividir el
episodio en tres secciones denominadas Inicio, La Caverna y Huida, desde las que
proponemos un juego de polaridades entre estar y no de acuerdo con el enunciado
de la actividad, de la misma forma como la figura del Odiseo heroico y capaz se
desdibuja y da paso a un Odiseo insolente y jactancioso a lo largo de la Trashumancia,
finalmente veremos que los apuros no son el resultado de lo que de su boca sale,
sino de otras acciones lejanas al verbo.
Ahora bien, es fundamental recordar que navegamos sobre dos líneas diegéticas: la
narración que está siendo hecha por Odiseo en la corte de Alcínoo y los eventos del
hecho narrado. Podemos llamar presente de narración, o presente narrativo al
momento que vive Odiseo en Feacia y desde donde cuenta sus aventuras; y presente
de enunciación al tiempo en que Odiseo se desenvuelve junto a sus hombres dentro
de sus historias. Es decir que el presente de enunciación siempre estará contenido
dentro del presente de narración.
Por otra parte, que una isla con semejantes condiciones sea un territorio virgen, es
un indicio de que las gentes vecinas carecen de técnica, “no utilizan sus manos; ni
plantan ni labran los campos” y “no tienen los Cíclopes naves de rojas mejillas, ni
tampoco maestros de hacha capaces de hacerlas” (Odisea, 9, 108, 125 y 126). No es
en vano que Nísida sea representada como un edén para la época pero que al tiempo
esté inexplorada por los Cíclopes. La isla funciona alegóricamente como un lugar de
transición para el protagonista que llega servido de la tecnología de la navegación y
el acervo de conocimientos de la cultura griega, hacia una tierra donde no hay techné
ni desarrollo suficiente del sentido de lo común que permita la navegación.
“…yo me iré con mi nave llevando a mis hombres a bordo a saber quiénes son
los que viven en estos lugares; si son gentes tal vez arrogantes, salvajes o
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Recordemos que en La Odisea se pueden identificar rasgos de las épocas oscuras y
arcaicas, donde la soberanía micénica estaba en crisis (Vélez Upegui M., p.5, 2011) y las
emigraciones o viajes de reconocimiento y exploración orientados a la obtención de nuevos
territorios, armas y botines bélicos, mujeres con habilidades manuales y mentales para la
manufactura de armas eran comunes.
injustas, o bien hospitalarias y sienten temor de los dioses” (Odisea, 9, 173-
176)
Cuando Polifemo llega, el grupo no se presenta ante él, sino que se esconden y desde
allí evalúan la criatura a la que se enfrentarán tarde o temprano. El texto describe a
un hombre muy fuerte (Levantó un gran peñasco que hacía las veces de puerta / y
cerró, tan pesado que ni veintidós poderosos / carros de cuatro ruedas lo hubiesen
movido del suelo. Odisea, 9, 240-242), diligente en cuanto a sus animales y
quehaceres, de voz espantosa (Odisea, 9, 257), es un monstruo (ídem), de corazón
implacable (Odisea, 9, 287 y 368). La idea que queda retumbando en la mente del
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Se ha tomado desde esta parte del texto, porque el propósito narrativo de los corchetes está
más cercano a la experiencia en la caverna, a lo que acaba de explicar Odiseo respecto la
adquisición del vino.
lector es la de un ser temible, que no es humano y que además entra en conflicto con
los humanos, intentándolos engañar y luego devorándolos.
“[De él llevaba un gran odre muy lleno y el pan en la alforja porque mi corazón
generoso entendió prontamente que a encontrarnos iría un varón de gran fuerza
dotado, muy salvaje, ignorante de ley y de toda justicia.]” Odisea, 9, 212-215
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Una de las características más redimibles del Cíclope es su cuidado, dedicación y pericia
como pastor. Polifemo es descrito como un monstruo espantoso: “Un varón gigantesco, de
escudo para que el amo no advirtiera la huida: en medio de su aflicción el Cíclope
deja salir a los hombres bajo los carneros de espesos vellones sin darse cuenta del
ardid.
Sin embargo, desde una lectura basada en la filantía o amor propio griego, sustento
principal de la areté, esta proclamación como cegador del cíclope garantiza que
Odiseo sea honrado por su valor y audacia. “Para Homero y el mundo de la nobleza
de su tiempo la negación del honor era, […], la mayor desgracia humana” (Jaeger W.,
p. 25, 2008). Odiseo aristócrata no puede prescindir del reconocimiento por su valor
y astucia en tanto son parte constitutiva de su naturaleza como griego.
Ya evadido de muerte, pero temeroso del vaticinio del Cíclope: que Odiseo no regrese
a los suyos y que si lo hace lo haga con daño, muy tarde, perdidos sus hombres, en
ajeno navío y que encuentre pesar en su casa (Odisea, 9, 528-535), Odiseo sacrifica
el carnero esperando evitar la pérdida de los navíos y sus hombres con la ofrenda.
Zeus no acepta ya que la acción ritual no es realizada bajo las condiciones
sancionadas por la tradición y la memoria, el carnero no le pertenece a Odiseo, por lo
tanto no puede existir unión de este con la divinidad destinataria. En este caso, no es
la boca sino la falta de previsión de Odiseo durante el rito la que lo pondrá en serios
apuros.
noche, habitaba la cueva solitario; a pacer sus rebaños llevaba, y con nadie se trataba, y,
viviendo apartado, pensaba ruindades.” (Odisea, 9, 188-190), sin embargo, durante el relato
de Odiseo en el Canto IX, los griegos admiraban la clasificación y orden de los corrales, sus
hatos y quesos. Podríamos aventurar que para Polifemo las reses y carneros son su única
compañía y posibilidad de relacionamiento, son su manada que curiosamente es plácida y se
alimenta de hierbas en contraste con su naturaleza violenta.
Listos para levar las anclas de esta reflexión, encontramos una relación dialéctica
obligatoria de doble propósito entre todo lo que hemos argumentado: no hay astucia
sin líos, no hay líos sin un astuto que los resuelva. La vinculación del personaje con
su carácter depende de sus acciones, éstas deben ser determinantes, en el sentido
de ser definitivas, sino se cae la intención representativa de héroe. La inteligencia de
Odiseo realmente es lo único que le puede salvar la vida en esta, y en todas las
siguientes ocasiones.
Osamos a decir que tiene doble propósito: evitar la caída de la tensión durante una
narración tan extensa y como un recurso para humanizar la historia, pensemos que
estamos en un momento de transición del mithos al logos, ello implica abandonar
paulatinamente la imaginación mitológica y sus agonistas, sustituirles por el
pensamiento humano, la reflexión y lo que a través de ella se puede alcanzar logrando
un nuevo mecanismo narrativo impresionante.
Sin embargo, como señalamos anteriormente, sin apuros no hay héroe, así que
debemos condescender a esta dialéctica causada por su propio intelecto, más bien
con poca incidencia de la boca, que para el caso, es un vehículo del narrador y no un
detonante.
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Nota: 4.7