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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Facultad de Derecho y Ciencias Sociales


Maestría en Ciencias Políticas
Materia: Cultura Política
Alumno: Guillermo David Muñoz Madrid.

CULTURA POLÍTICA EN MÉXICO. Estado del arte y otros desafíos de su


estudio a nivel subnacional.

El siguiente resumen tratara de describir lo abordado por el libro Cultura


Política en México desde la perspectiva del texto de Almond y Verba, el cual
casi todos los estudios del libro hacen referencia, por lo que es a partir de este
que se hace el resumen del libro con una anotación importante al final del
mismo, sobre Alexis de Tocqueville, que sin bien no formo el concepto de
cultura política, si tomo en cuenta a los ciudadanos y sus costumbres para
realizar su estudio La democracia en America.

Dado que la política ha sido parte fundamental de la organización social


prácticamente desde su surgimiento, se podría decir que la cultura política, ha
acompañado a la historia de la civilización, particularmente la occidental. Sin
embargo, no es sino hasta hace poco más de medio siglo, cuando comenzó a
estudiarse de forma más rigurosa, destacando los trabajos de Eckstein (1961 y
1966), primeramente y el estudio de Almond y Verba (1963), Easton (1965) y
Banfield (1958). Durante la década de 1980, inspirada por la tercera ola
democrática, resurge el estudio de la cultura política ante los retos de las
nuevas democracias (Inglehart, 1988, Verba,1989) (p.226)

El texto sobre cultura política en México. conglomera estudios que nos


permiten analizar la cultura política, por regiones, incluso por entidad en
México, pero lo que más destaca es como a través de cada uno de los
capítulos, se hace una revisión no solo del texto de Almond y Verba, con su
Civic Culture (1963), en donde se estudiaron por primera vez cuatro
democracias y a México, y contenía una propuesta teórica y metodológica,
basada en los tipos ideales de cultura política, que permitían la clasificación y
medición de este tópico, con base en estudios empíricos del comportamiento,
cuidadosamente diseñados (p.16-97)

De acuerdo con Almond y Verba (1963) tres son las dimensiones por
considerar como elementos constituyentes de la cultura política, a partir de las
orientaciones políticas, que se identifican en los prototipos parroquial, súbdito y
participativo; para precisarlas, se elaboran tres preguntas: ¿qué se sabe de
política?, ¿qué se siente respecto a la política?, y ¿cómo se valora la política?
Con ellas se puede hacer referencia a las dimensiones cognitiva, emocional y
valorativa, respectivamente. Quisiera rescatar la definición de Ramos Lara
(2006:29) de cultura política, el cual la considera como el “conjunto de
orientaciones y referentes que ordenan y dan significado a la acción política de
los ciudadanos; y dicho conjunto sería el resultado de un proceso histórico a lo
largo del cual —los miembros de una colectividad— van procesando sus
experiencias con el régimen político que les es correlativo. La cual enfatiza en
los conceptos clásicos de Almond y Verba. (p.114-115)

Si bien, el concepto de cultura política, al ser multidimensional y


polisémico, es utilizado de manera ambigua y flexible, cuando se hace la
revisión de los referentes teóricos de la cultura política, se aprecia una clara
preferencia hacia Gabriel Almond y Sidney Verba, tratando de reproducir e
identificar en espacios geográficos concretos los diferentes tipos de cultura
política que prevalecen de acuerdo con los criterios prestablecidos por ellos
mismos. (p133)

Desde Almond y Verba (1970:49) se ha destacado que un ciudadano


que se interesa en la política y como consecuencia se informa de ella, tiene
mayores posibilidades de poder influir mediante su participación en los
procesos administrativos y políticos. Aunque Inglehart (1990, 1998) también ha
subrayado que la participación que ayuda al fortalecimiento de la democracia
es aquella que está basada en información, ya que sólo ésta es capaz de
desafiar a las autoridades. Por lo que la participación del ciudadano, no
necesariamente es fundamental para que se desarrolle la cultura política
(p.215)

Así, el estudio en lugar de buscar razones formales-institucionales que


determinan la viabilidad de una democracia, indagó a través de encuestas en
cinco países cómo las personas se posicionan frente al estado, encontrando
tres orientaciones o “culturas políticas”: parroquial, de súbdito y participativa. La
última es identificada como la más propia para la democracia; estoy ayudo al
concepto de cultura política a través de los años, a que los científicos sociales,
pudieran entender el acontecer nacional. Por ejemplo, durante los años de
transición a la democracia (o al menos los que antecedieron al cambio de
partido en la presidencia) se hablaba de un círculo virtuoso en que la cultura
política mexicana se hacía más y más democrática, lo que chocaba con las
estructuras autoritarias del partido hegemónico y se traduciría en un empuje
social en búsqueda de democratización (Alonso, 1994; Krotz, 1990 y 1996;
Zemelman, 1990). Igualmente, la noción de cultura política ha servido para
comprender partidos políticos (Silva, 2000), género (Tarrés, 2004), voto (Reyes
del Campillo, 1999; Virriel, 2004) y otros aparatos metodológicos utilizados en
la mayoría de las investigaciones. (p.254- 291)

Sin embargo, a pesar de ser el primer estudio sobre cultura política y


haber considerado a México en él, no consideraron el clientelismo, como un
factor de participación en la cultura política, en un país con un partido político,
con una permanencia de más de ocho décadas en el poder, que muestra que
este factor puede ser determinante en el desarrollo de la cultura política, pues
en este periodo se fueron interiorizando prácticas que contrastan con los
valores democráticos, pues siempre se trató de favorecer al partido que
gobernaba. Es decir, el corporativismo, el clientelismo y la alquimia electoral
fueron las principales estrategias de una organización política que controló la
participación ciudadana, en torno a la cual se generaron hábitos que se fueron
reproduciendo generación tras generación. Por ello la necesidad de la
existencia de una planeación de políticas públicas y programas para la difusión
y aprendizaje de los valores democráticos en la familia, escuela, a través de los
medios de comunicación, organizaciones políticas e incluso redes sociales. En
suma, esto sólo será viable con el compromiso y colaboración de instituciones
tanto públicas como privadas además de contar con el respaldo de las
organizaciones de la sociedad civil, actores sociales y políticos, los cuales
tendrán la obligación de contribuir a la construcción de un Estado democrático.
Sin estos elementos no se podrá iniciar la construcción de una cultura política
democrática caracterizada por la participación activa de una ciudadanía
informada, crítica y comprometida con lo que ocurre en los espacios públicos
(pp.381-382)

Aún falta un camino largo que recorrer, por ejemplo, al día de hoy no existe
alguna bibliografía que se haya dado a la tarea de examinar el fenómeno de la
cultura política, en varios estados de la republica mexicana, entre ellos San
Luis Potosí o Hidalgo, en los términos metodológicos de Almond y Verba
(1965) (p.163)

En conclusión Almond y Verba utilizaron metodologías cuantitativas para


evaluar el comportamiento (Behaviour Analysis) de los ciudadanos, en
regímenes políticos democráticos. Analizaron la cultura cívica de Alemania,
Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y México, por lo que The Civic Culture es
un análisis referenciado con la teoría democrática. Son los investigadores,
quienes deben configuran este texto como un referente de la política
comparada. Si bien existen críticas al texto, debemos considerar que fue el
primer estudio de su tipo, y no se tenían reglas de política comparada tan
estrictas como hoy día, estas criticas, se centran en la inacabada conexión
entre micropolítica y macropolítica (Asensio, 1973: 124); el asunto es que
Almond y Verba, analizan la cultura política desde un enfoque nacional,
nulificando las realidades locales; además que la evaluación utilizada para “la
orientación participativa de la cultura cívica, fue la participación en
organizaciones sociales” (García, 2006), omitiendo otras formas de
participación política sustantivas argumentando que si no es la participación
formal no se debería considerar, cuando nuevos estudios, demuestran que el
involucramiento espontáneo en marchas o mítines; la política argumentativa; la
participación en la comunidad a través del trabajo o tequio, como limpieza de
calles, mantenimiento de parques, organización de fiestas del pueblo; la
participación en la comunidad a través del sistema de cargos, tema relacionado
a formas de organización ciudadana, entre otros.(participación informal) (p.388)

Por último, me gustaría mencionar el referente de Tocqueville en el libro pues


como bien lo expresan los investigadores, lo que perseguía en La democracia
en América, era encontrar los elementos que hacían posible la democracia en
Estados Unidos. Concediendo importancia a los hábitos y costumbres de los
norteamericanos, el señala “si... no he logrado hacer comprender al lector la
importancia que atribuyo a la experiencia práctica de los americanos, a sus
hábitos, a sus opiniones, en una palabra, a sus costumbres, en el
mantenimiento de sus leyes, he fracasado” (Tocqueville, 1985: 292). en este
orden de ideas, afirma que los ciudadanos norteamericanos se sentían parte
importante en la política, por lo que consideraban que su participación era
fundamental no sólo para lograr un bienestar personal sino también el del
propio país; tales intereses estaban relacionados. En consecuencia, el
americano tomaba parte en todo lo que se hacía en el país, “se creía
interesado en defender todo aquello que de él se criticara, pues no es
solamente a su país al que se ataca, sino a él mismo” (Tocqueville, 1985: 223).
Por lo que debe ser considerado como un antecedente de los estudios de
cultura política. (p.26)

Referencia: Hernández García; A.; Meixueiro, G. y Muñoz Armenta, A.


(Coord.) (2019). Cultura política en México. El estado del arte y los
desafíos de su estudio a nivel subnacional, Oaxaca, Instituto Estatal
Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca.

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