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V EL DISCIPULADO EN EL CONTEXTO ECLESIAL CONTEMPORÁNEO

1. El discipulado en la literatura cristiana del siglo XX

1.1 El aporte de los investigadores de iglecrecimiento.

Durante los últimos 50 años los investigadores del movimiento del iglecrecimiento, como
McGavran; han llegado a las mismas conclusiones a las que arribara Wesley en el siglo XVIII,
afirma George Hunter, como se ha mencionado en el capítulo anterior. Estas son:

a) La gente receptiva debe priorizarse en los esfuerzos evangelísticos. Las masas generalmente
son más receptivas que la gente adinerada. Wesley entendía que este era un proceso natural
porque “… la religión no debe ir de los grandes a los menores, o el poder parecería ser de los
hombres.” (Journal, 21 de mayo de 1764, citado por Hunter: 1986)

b) La gente es más receptiva al evangelio cuando este se comunica en los signos de su propia
cultura. Wesley, había aplicado este enfoque “indígena”, nombre conque lo denominan hoy
los antropólogos. Como explica Hunter, “Wesley sentía que la cultura de un pueblo es el
medio de la revelación de Dios a ellos. Sentía que cuando la forma cultural de ministerio
“cuadra con” el pueblo, tiene mejor probabilidad de comprender y la posibilidad de
responder.”

c) El principio de “la multiplicación de las unidades”, que observa que la iglesia crece más
consistentemente cuando la gente se integra a un grupo pequeño, con programas distintos
para las diferentes necesidades y desarrollan un liderazgo laico. En los cuatro consejos
básicos que Wesley daba a sus líderes, se observa la importancia que para él tenían estos
grupos: 1. Predique y visite en tantos lugares como pueda. 2. Vaya más a los lugares dónde
más le quieran. 3. Empiece tantas clases como puedan ser manejadas eficazmente. 4. No
predique dónde no pueda inscribir a la gente despertada en clases. Wesley mismo aplicaba
estos principios rigurosamente, al terminar un sermón, invitaba a la gente a hacerse miembro
de un grupo. Esta podía ser una nueva clase y aún podía reunirse esa misma noche. El único
requisito para asistir a una clase era el deseo de vivir más cerca de Dios y de vivir una vida
mejor. En los cultos al aire libre, un grupo de personas acompañaba a Juan y se mezclaban
con la multitud para conocerles y animarles a formar parte de una clase.

Wesley aplicó estos principios descubiertos de iglecrecimiento y los compartió en sus escritos
de tal manera que después de muerte, fueron aún más los que llegaron a los pies de Jesús en
Inglaterra y en otros países donde sus escritos influenciaron las mentes de los líderes cristianos.
Muchos de sus principios tienen validez perpetua, concluye Hunter, aún en los albores del tercer
milenio. (Hunter 1986 )

1.2 Schwartz y los principios “bioticos” del crecimiento de la iglesia.

Christian A. Schwarz, no considera que todas las conclusiones del movimiento de


iglecrecimiento son muy útiles, por considerar que este, representa un modo de pensar
tecnocrático, o sea, basado en las leyes de crecimiento económicas que rigen la sociedad
industrializada; que no pueden aplicarse a la iglesia, por ser este un organismo de características
bióticas, al igual que todos los seres vivos. En su opinión, los únicos que pueden reproducir vida,
son los seres vivos y sanos; pero las máquinas, como por ejemplo las cafeteras, no pueden
reproducirse en cafeteras, sólo pueden hacer café. Es por eso, que cuando Jesús compara a la
iglesia en sus parábolas, siempre toma figuras de seres vivos.

Para Schwartz, los investigadores de este movimiento (con Peter Wagner o Mc Gavran a la
cabeza) se han enfocado más en descubrir las características de un líder (pastor) excepcional, que
no es común de encontrar o aún reproducir en otros, en vez de concentrarse en los principios
naturales por los cuáles Dios hace crecer la iglesia.

Schwarz y otros investigadores fundaron el Instituto para el desarrollo y crecimiento de


la Iglesia, en Alemania, y examinaron más de 1000 iglesias, en 32 países alrededor del mundo y
como resultado encontraron “Las ocho características cualitativas de una iglesia saludable”, que
es también el título del libro dónde publican sus conclusiones. Estas características son:

1) Liderazgo capacitador: “Los responsables de iglesias en crecimiento concentran su trabajo en


capacitar a otros creyentes para el servicio.” En su investigación descubrieron que las iglesias
que tienen pastores con más alto grado de estudios teológicos y que están menos dispuestos a
aceptar consejo o ayuda externa, son las que crecen menos. (Schwartz 1996: 22-23)

2) Ministerios según dones: Las iglesias que crecen tienen creyentes concientes de sus dones (
en un 70%) y tienen programas de preparación para los ministros voluntarios.(Schwartz 1996:
24-25)

3) Espiritualidad contagiosa: Estas iglesias crecientes enfocan sus energías en producir calidad,
en lugar de cantidad. Sus creyentes incorporan las disciplinas espirituales a su vida de modo
natural y dinámico, en cambio las iglesias que menos crecen, son más legalistas y sus
creyentes conciben la fe como “un cumplimiento del deber.” (Schwartz 1996: 26-27)

4) Estructuras funcionales: Las iglesias que menos crecen eran consideradas por los creyentes
como “tradicionalista”. Las iglesias más crecientes tenían más personas involucradas en el
liderazgo y más diversidad de ministerios. Las iglesias crecientes entienden que “La función
de los responsables no es solamente dirigir, sino también formar otros dirigentes.” (Schwartz
1996: 28-29)

5) Culto inspirador: En las iglesias crecientes los creyentes calificaron al culto como “una
experiencia inspiradora”. El autor afirma que es contraproducente hacer presión en los
creyentes para que asistan a los cultos como una obligación; al igual que entender que el culto
apunta sólo al espíritu del individuo, olvidándose que el ser humano es un ser integral con
gustos y necesidades y explica:

“Factores como un local arreglado con gusto, un ministerio de recepción y


bienvenida a visitantes bien organizado, una presidencia bien preparada, una
secuencia conveniente de las partes del culto, carecen de importancia para creyentes
con pensamiento espiritualista, o incluso podrían despertar en ellos la sospecha de
que contribuyen a acentuar los aspectos externos de la fe.” (Schwartz 1996: 30-31)

6) Células integrales: La división en grupos celulares fue la característica más importante de


crecimiento en las iglesias alrededor del mundo estudiadas. En las iglesias crecientes los
creyentes consideraban más importante la asistencia al grupo celular, que al culto en la
iglesia. En estas iglesias los creyentes manifestaron tener un grupo de creyentes con los
cuáles poder tratar problemas personales. Schwartz explica la gran diferencia que hacen los
grupos en las iglesias:
“Pudimos constatar que existe una diferencia enorme entre el caso en que el consejo
pastoral o de ancianos de un iglesia discute y delibera sobre temas como
“evangelización” o “relaciones caracterizadas por el amor” o “ministerios según
dones”, y aquella en la que cada miembro está integrado en un grupo celular, pasando
por un proceso en el que puede experimentar vivamente de qué manera lo que está
relacionado con tales conceptos es llevado a la práctica en la vida de la célula.”
(Schwartz 1996: 32-33)

7) Evangelismo según las necesidades:

“El estudio muestra que en iglesias con índice cualitativo elevado, el consejo pastoral o
de ancianos conoce a los hermanos que poseen don evangelístico y los estimula y apoya
para un ministerio correspondiente. Sin embargo, la tarea de cada cristiano verdadero es
servir con su don al no cristiano…La clave para el desarrollo de la iglesia es que ésta
dirija sus actividades evangelísticas enteramente hacia las preguntas, inquietudes y
necesidades de los incrédulos.”(Schwartz 1996: 34-35)

8) Relaciones afectivas: en las iglesias crecientes, las personas tienen mejor calidad en sus
relaciones interpersonales, ríen juntos, comen juntos, se demuestran el amor en forma
práctica. En cambio, observa, “Ni el culto para visitantes, ni una gran campaña de
evangelización, ni una “batalla espiritual”(sin pretender restar importancia a estos elementos),
se pueden elevar a la categoría de principios de crecimiento, en tanto que “la risa entre los
creyentes” demuestra tener una relación significativa con la calidad de la iglesia y su
crecimiento.” (Schwartz 1996: 36-37)

1.3 Estudios publicados sobre iglesias que crecen en América Latina:

La Casa Bautista de Publicaciones, sacó a la luz recientemente el libro titulado “Las iglesias
que crecen”, dónde David Fajardo Garcés, compila el testimonio de 10 congregaciones
crecientes, de su denominación, en Venezuela, chile, Uruguay, Buenos Aires, México, Colombia,
Perú y Ecuador. En la obra, se expone el énfasis o estrategia principal que cada iglesia desarrolla
como prioridad, atendiendo las necesidades de su contexto y respetando los dones de su
congregación.

Todas ellas tienen programas de discipulado para nuevos creyentes, 9 tienen programas de
capacitación para laicos en diferentes ministerios, 8 tienen grupos hogareños de estudio bíblico y
7 de las 10 congregaciones comenzaron en un hogar, con un estudio bíblico o culto evangelístico.
1.4 El estado del discipulado en Costa Rica, según la investigación realizada por Jorge
Gomez.

En el libro El crecimiento y a deserción en la iglesia evangélica costarricense, Jorge Gómez


expone los resultados de su investigación realizada en el año 1994, sobre las causas de
crecimiento y deserción en las iglesias de diferentes denominaciones. En su estudio encontró que
el 42% de los pastores no desarrollaban planes de discipulado a los nuevos convertidos.

Este estudio reveló que un 33,8% de los entrevistados no había recibido enseñanza sobre la
dinámica del discipulado. “A esto se puede agregar que una quinta parte de los miembros y una
cuarta parte de los pastores declararon no haber sido discipulados en sus últimos años de
creyente…(Gómez 1996:117).

En cuanto a la comunión entre los miembros las encuestas revelaron que no llegan a ser lo
suficientemente profundas que deberían ser, por lo que Gómez comenta:

La verdadera comunión no es tan fácil ni frecuentemente encontrada en el ambiente comunal


protestante. El sentido de profundo compromiso con la hermandad cristiana que sobrepasa el
respeto, la amabilidad y la comprensión, y que ahonda en el campo de ayuda personal hacia
los necesitados en la sociedad con problemas personales de índole emocional o espiritual,
parece ser una práctica menos común entre los protestantes. (Gómez 1996:118)

Entre los factores que detuvieron el crecimiento de las iglesias que los miembros y pastores
de las congregaciones señalaron en primer lugar la falta de atención personal y discipulado. Entre
la razones dadas por los miembros de las congregaciones del porqué los creyentes abandonan las
iglesias se encontró que en segundo lugar se menciona que la causa fue que no tuvo discipulador
o quién le ayudara. En cuanto a las causales de la movilización protestante, de los tres primeros
mencionados se encuentran: falta de armonía entre los miembros, cambio de domicilio, y no tuvo
discipulador o ayuda espiritual. Cuando se le pidió a miembros y pastores que sugirieran
soluciones para minimizar las deserción protestante el 60% de los miembros y el 59,1% de los
pastores mencionaron programas de discipulado y atención personal. En cuanto a los factores
que ayudan a los evangélicos a permanecer en su fe, las personas señalaron como prioridades:
relación con Jesús, motivación y amor de los miembros, confianza y fe en Dios, estudio de la
Biblia, enseñanza doctrinal, ayuda del pastor o líder con discipulado. (Gómez 1996:121-126)

1.2 El discipulado según el enfoque de teólogos no latinos.

Michael Green, en su libro, La Iglesia local: agente de evangelización, afirma que “hay
pocas áreas en las que fracasamos más estrepitosamente en la iglesia cristiana que en el cuidado
de los nuevos creyentes.” Y continúa afirmando que los creyentes, en vez de cuidarlos,
“generalmente esperamos que se hundan o naden.” Profundamente preocupado por la situación
imperante observa que es decisivo que la iglesia se comprometa en la formación de los nuevos
creyentes.

La brecha cultural entre la iglesia y la sociedad se ensancha cada vez más en el mundo
occidental, y no puede esperarse que los recién convertidos aprendan una nueva cultura,
una nueva serie de criterios, un nuevo lenguaje y un nuevo uso de su domingo sin recibir
ninguna ayuda….la iglesia ha dejado de considerarse a sí misma como una escuela para
pecadores y se ha convertido en la sociedad cerrada de quienes piensan igual; ha perdido
su orientación hacia afuera y, con ella, su vitalidad (1999: 317-318)

Basado en su propia experiencia personal como pastor por muchos años de la iglesia de
St. Aldale, en Oxford, recomienda la estrategia de “grupos de descubrimiento”, o lo que otros
llaman grupos de principiantes, grupos formativos o grupos de seguimiento, conformados por
nuevos convertidos o aquellos que están a punto de entregarse a Cristo, con un liderazgo
competente. (1999: 329)

Gene Getz, en su libro Refinemos la perspectiva de la Iglesia, expone los propósitos del
proceso de edificación de los creyentes, extraídos del Nuevo Testamento, en siete objetivos
específicas a alcanzar:

Proveer a los nuevos creyentes con un conocimiento de las doctrinas básicas de la fe


cristiana.
Proveer a todos los creyentes con un conocimiento profundo de las Escrituras.
Proveer a todos los líderes con experiencias balanceadas del Nuevo Testamento.
Equipar a todos los creyentes pata el servicio cristiano.
Ayudar a los padres a desarrollar una vida familiar de calidad.
Desarrollar formas y estructuras contemporáneas en la iglesia que sirvan como medios
para alcanzar estos propósitos, objetivos y metas.(Getz 1982: 304)

Henrichsen, autor de Un discípulo no nace, se hace, entiende que el discipulado es un


proceso de entrenamiento. Define entrenar como “… dirigir el crecimiento por instrucción,
disciplina y ejercicio, hasta dar forma a una planta por domaje, poda y forzar sus ramas en una
dirección.” Más adelante continúa explicando que el propósito de este entrenamiento es “…
ayudar a la gente a usar hasta el máximo su potencial para Jesucristo… ayudar a la persona en lo
que ésta quiere ser.” Y agrega … “Si una persona está entregada a Jesucristo y altamente deseosa
de hacer su voluntad, el proceso de entrenamiento resultará sencillo y placentero.” (1976: 98)

Ken Hemphil, autor de El modelo de Antioquía. Características de una iglesia efectiva,


también expresa que el discipulado es una tarea de entrenamiento, a la cuál las iglesias saludables
dan suma prioridad. En esto está de acuerdo con Bill Hull, quien define dicipulado como: “El
entrenamiento intencional de los discípulos, del que hay que dar cuenta y el cual está basado en
relaciones de amor.” Luego aclara los términos de esta definición como sigue:

“Intencional” demanda que tengamos una estrategia clara y bien planeada. “Entrenamiento”
implica un curso de estudio elaborado y un proceso diseñados para ayudar a las personas a
alcanzar ciertas metas. La frase “dar cuenta”, reconoce el hecho de que las personas necesitan
ayuda para cumplir con sus compromisos con Dios. La frase final, “basado en relaciones de
amor”, demanda que la edificación de la comunidad sea una prioridad alta de la iglesia que
está discipulando. (1994: 181)

Considera además, que aquellas iglesias que dan mucho énfasis al evangelismo, y no dan
la misma prioridad al discipulado, en realidad no están siendo fieles a la Gran Comisión… “El
evangelismo auténtico requiere la asimilación de nuevos creyentes en la iglesia; la asimilación a
su vez, hace necesario el discipulado que finalmente lleva al evangelismo eficaz.” (Hemphill
1994: 181)

Basándose en el estudio del modelo de la iglesia de Antioquía, concluye que el


discipulado es un proceso continuo que toma al nuevo nacido en Cristo y le lleva hasta un
ministerio reproductivo, en el que al igual que en el crecimiento natural de un bebé, el nuevo
discipulo pasa por las etapas de la infancia, las etapas de desarrollo de la niñez, la adolescencia, la
maduración y reproducción. Cada una de estas etapas tiene sus necesidades y características
especiales a las cuáles se debe atender. (Hemphill 1994: 183-203)

Para Keith Phillips, autor de Id y haced discípulos (1981), el discipulado debe entenderse
como un proceso de edificación, transformación y fructificación…
El discipulador sabe que su labor continúa hasta que su discípulo se convierta en un creyente
espiritualmente maduro y reproductor. Tiene que invertir una gran cantidad de tiempo en su
discípulo y dar una atención individual a sus necesidades. El discipulado es una reproducción
de calidad que asegura que el proceso de multiplicación continuará de generación en
generación. ( Phillips 1981:3)

Ralph Neighbour, dedicó trece años de su vida a entrenar a otros cristianos para compartir su
fe con otros, en su libro: Contacto en el Espíritu (1976), provee sugerencias prácticas sobre
evangelismo personal y el uso de grupos pequeños. El afirma, que el problema por el cuál los
creyentes no quieren ganar a otros, es un problema de egoísmo, lo cuál puede corregirse con un
adecuado plan de discipulado bíblico.

Para Neighbour, la disposición para evangelizar, fluye naturalmente en aquel creyente que ha
nacido del Espíritu. Pero ese impulso natural, se ve a menudo frenado por una mala comprensión
del concepto de evangelismo, que éste es responsabilidad de los ministros “profesionales”. Otro
error común viene a agravar el problema, es asumir que los laicos existen para “sostener” a los
pastores, para que hagan el trabajo. Esta teología, explica, no es bíblicamente correcta, “…Todo
integrante del laicado es un ministro… todo cristiano es un ministro…” Luego se pregunta:
“¿Cómo terminar con un cónclave de ministros profesionales que controlan la vida de la
comunidad cristiana, que manejan las estructuras denominacionales y que estimulan al laicado a
permanecer en su lugar de siempre para observar cómo ministran ellos.” Encuentra que la
solución está en enseñar una teología adecuada, pues “la teología incuba metodología”. (1976:
28)

John Stott, en su libro El cristianismo contemporáneo, afirma tres verdades bíblicas que
debe rescatar la iglesia contemporánea en cuanto al ministerio. En primer lugar, “… todos los
cristianos sin excepción alguna son llamados al ministerio…la diakonía, el servicio.” En
segundo lugar, “…hay una gran variedad de ministerios cristianos” y explica más adelante que
esto también se aplica a las diferentes ocupaciones y profesiones “…Al mismo tiempo, hay una
clamorosa necesidad de hombres y mujeres cristianos que entiendan su actividad cotidiana como
su principal ministerio cristiano y que estén resueltos a penetrar en el entorno secular en el cuál se
desenvuelven para dar a conocer a CristoEn tercer lugar, menciona que “…es probable que el
ministerio particular al cual nos llama Cristo esté determinado por nuestros dones.” .”(Stott 1995:
134-138)

Para Dale Galloway, autor de “Visión 20/20”, donde desarrolla su estrategia de grupos
celulares, considera que la clave de crecimiento de una iglesia es la participación de los laicos en
la obra del ministerio, mediante la cuál alcanzan realización personal, en lugar de tenerlos por
espectadores, las iglesias necesitan liberar a los laicos para el ministerio. En su experiencia
personal como pastor de una iglesia que ha crecido de a más de 6,000 miembros en Portland,
Oregón, entre 1972 y 1992 de las cuáles 5,500 están involucradas en grupos hogareños a los que
llama: Grupos de atención afectuosa y tierna. El afirma que: “… no importa cuán buena sea la
prédica, la enseñanza o la música de una iglesia en particular, si la gente no es llevada a alguna
clase de pequeño grupo de confraternización, dejarán la iglesia local en dos o tres años para luego
irse a la próxima.” (1996: 18)

1.3 El discipulado en los teólogos latinoamericanos.

En el último cuarto de siglo han surgido varios teólogos latinoamericanos, quienes


basados en su mayoría basados en su propia experiencia, han escrito sobre la misión de la iglesia,
su crecimiento y el discipulado. A continuación se expone el aporte de algunos de ellos, al tema
del discipulado y su relación con la misión de la iglesia y su crecimiento númerico.

Orlando Costas, reconocido teólogo latinoamericano se pregunta ¿ Como crece la iglesia?


Afirmando que el crecimiento de la iglesia está directamente relacionado con la visión que ella
tiene de su propia naturaleza y misión. A partir de esta definición de su naturaleza, parten sus
formas de crecimiento natural. El entiende que una iglesia saludable debe crecer en cuatro
dimensiones: numérica (reproducción); orgánico (funcionamiento adecuado de todas sus partes
para la labor reproductiva); conceptual (conocimiento de la Palabra, su contexto, entre otros) y
diaconal (ministerio hacia el mundo como muestra concreta del amor de Dios). (Costas 1982: 13)

Algunos pastores, como Juan Carlos Ortiz, han sido pioneros exitosos, en la experiencia de
crear grupos hogareños para el discipulado cristiano. El llama a estos grupos, células, entendiendo
que este término, describe mejor su dinámica vital…
Las células son los verdaderos huesos y músculos de la iglesia. La reunión dominical no es
más que epidermis. Las células internas tienen que ser fuertes y sanas porque, de lo contrario,
con el tiempo la epidermis irá muriendo. Pero cuando las células están vivas y los discípulos
se van formando durante las veinticuatro horas del día a lo ancho y a lo largo de una ciudad,
las reuniones sí estarán rebosando de salud.” (1978: 168)

Otro de estos pastores, es el costarricense, Alberto Barrientos Paninski, con 44 años de


ministerio, autor reconocido, cofundador y miembro de IINDEF por 25 años. El cree firmemente
en el discipulado gradual del creyente. Para él, la iglesia debe salir al mundo a hacer discípulos, y
considera que el encierro de la iglesia en los templos es pecado, y afima “Lo grave es que este
pecado sigue el que se cierran puertas y corazones. Su aislamiento le puede costar el
estancamiento, el retroceso y aún la muerte.” (Barrientos 1982: 241).

Entiende que el discipulado debe hacerse por etapas, en la primera se enseñan los
rudimentos de lo que se profundizará en la segunda etapa. En la segunda, ya se puede hablar de
las profundidades de la doctrina de Dios (1 Co. 2:6ª), porque el creyente puede digerir alimentos
espirituales más sólidos.

Para Barrientos, si se aplica un plan bíblico de discipulado pueden esperarse los siguientes
resultados:
1) Conversiones más estables. Barrientos es un defensor de las clases para nuevos creyentes.
Pero considera un grave error enseñar en ellas tan sólo los rudimentos de la fe. También
considera errónea la costumbre de medir la estabilidad de los creyentes por su asistencia a
los cultos dominicales, siendo que para él, esta estabilidad sólo se alcanza a través de un
eficiente programa de discipulado
2) Pronta madurez de los creyentes. Barrientos entiende que madurez ( del griego ‘teleios’,
Fil. 3:15) en el sentido bíblico se refiere a una vida constante, prudencia en las acciones,
el evitar pleitos, fidelidad en cumplir el ministerio que se ha puesto en las manos del
creyente, estabilidad en las decisiones, discierne las cosas espirituales, comprende que la
vida cristiana es esforzada y sacrificada. Entiende que es un error equiparar madurez a
los años en la iglesia cuando ha faltado un adecuado plan de discipulado y un alimento
balanceado.
3) Unidad y amor plenos en el cuerpo de Cristo. Esta unidad se muestra en que cada uno
vela por el bienestar del otro (Juan 17:21)
4) La iglesia será más comprometida e inteligente en su participación. La vida del nuevo
creyente se va solidificando con el servicio comprometido.
5) La evidencia de la fe es más seria y real. La fe necesita ser ejercitada. La fe que salva es
la que se pone por obra (I Tes. 1:8).
6) Se descubren, orientan y canalizan los dones del Espíritu Santo y los talentos naturales.
(Barrientos 1982: )

3. Las necesidades del creyente en las diferentes etapas de su desarrollo en la visión de los
autores contemporáneos.

3.1 Alcanzando a los inconversos.

Neighbour denomina “extraños” a las personas que no han tenido oportunidad de conocer
las enseñanzas bíblicas o que las han rechazado. El afirma, que estas personas no serán atraídas
por los programas tradicionales, ni el culto en el templo. A estas personas hay que alcanzarlas
fuera del templo. Sin embargo, observa que la iglesia promedio “… no dedica más de doce horas
por año para adiestrar a los cristianos a testificar para Cristo fuera de las paredes del templo…”
mientras que dedican unas 300 horas a entrenar y preparar a sus miembros para tareas que se
realizan dentro del edificio. (1976: 52)

Neighourg denomina a los ministerios abocados a alcanzar a los inconversos,


“ministerios de contacto”. Algunos consejos prácticos que da Neigbourg para alcanzar a los
inconversos son:
1) Aprovechar como puntos de contacto las necesidades de las personas.
2) Usar los hogares para realizar diferentes actividades con el propósito de relacionarse con
personas que no pertenecen al círculo de miembros.
3) Para iniciar cualquier “ministerio de contacto” el pastor debe ser sensible para reconocer a
aquellos cristianos consagrados que están siendo inquietados por el Espíritu y entrenarlos.
(Recomienda unas seis semanas de entrenamiento). (1976: 49-64)

Para Neighbour, el llamado al arrepentimiento debe ir acompañado de un llamado a aceptar el


señorío de Cristo, de no hacerlo, lo que se logra son “cristianos carnales instantáneos”.
Es este señorío de Cristo en la vida del creyente el que luego le “… impulsa al ministerio.” Como
explica: “Este nuevo cristiano, al ser carnal, paga su seguro de vida entregando el diezmo,
asistiendo y trabajando arduamente en las organizaciones. Pero el control de su vida sigue siendo
totalmente suyo.” (1976: 29-30)

Juan Carlos Ortiz, considera un error, el llamado a los inconversos a “aceptar a Cristo”,
cuando en realidad es el hombre el que es aceptado por Cristo, al hacer acto de arrepentimiento.
Desde el principio, el nuevo creyente, debe comprender que es su vida la que debe reorientarse
para agradar a Cristo y no que Cristo servirá a todas sus necesidades, porque ahora él es su hijo o
hija. La forma en que los cristianos oran es muy diferente a la forma en que oraban los creyente
del Nuevo Testamento (Hechos 4: 24-31). (1978: 15)

3.2 El discipulado inicial a los nuevos creyentes hasta su incorporación a la iglesia como
miembros integrados.

Esta es la etapa más importante en la vida de todo cristiano, pues de su supervivencia a


este período dependerá su futuro en la vida de fe. Walter Henrichsen, observa que muchas
iglesias cometen el grave error de descuidar a estos “bebés”espirituales: “Con mucha razón
repugna a nuestra conciencia cuando oímos de algún bebé que ha sido abandonado; sin embargo,
nuestra conciencia estaba oscurecida en cuanto a nuevos bebés en Cristo que son totalmente
olvidados, dejados solos y expuestos a resbalar en la mundanalidad.” (Henrichsen 1976: 86)

Hay una esfera muy peligrosa en la cuál el nuevo creyente necesita especialmente
cuidado y es la falta de seguridad de la salvación. (1 Juan 5:11-12) La duda que es común a todos
los nuevos creyentes, requiere de asistencia inmediata, afirma Green.(1999: 328) Para desterrar
este temor, será muy importante introducir a la persona en la disciplina de la oración. El
discipulador deberá tener mucha paciencia y amor para guiar al nuevo discípulo de Cristo, en los
primeros pasos de la comunicación con Dios. En ocasiones oraciones modelos contenidas en la
Biblia pueden ayudar al nuevo creyente, como ser las que se encuentran en Efesios 1: 15-23 y 3:
14-20. El nuevo discípulo debe comprender que no podrá vivir la vida cristiana, si no le permite
a Cristo ser el centro, el eje de su vida y la oración es imprescindible para conocer la voluntad de
Dios para la vida de cada persona.
La visita frecuente después de la conversión es indispensable para anclar al nuevo
creyente en la fraternidad del pueblo de Dios, como explica Henrichsen, “… el recién convertido
es particularmente vulnerable porque no tiene la naturaleza de la guerra espiritual, ni las grandes
verdades de la Biblia que pueden ayudarle en medio de las pruebas y tentaciones.” Es necesario
animarlo, hacerle saber que forma parte de la familia de Dios. Tiene que saber que las tentaciones
y problemas que enfrenta son comunes a otros creyentes, pues Satanás le hará creer que sólo él
pasa por eso. Es necesario en esos momentos estar cerca de otros cristianos. (Henrichsen 1976:
88-89)

Para Henrichesen es de suma importancia que se provea de una “dieta adecuada” al


nuevo bebé espiritual, la cuál es responsabilidad de los cristianos ya maduros. Esta debe consistir
de:

1) Un tiempo diario de adoración, con lectura y oración. Es responsabilidad de quién está


haciendo discípulos para Jesús, es reproducir en ellos los hábitos de Jesús (Marcos 1:35).
Enseñar a adorar, implica:
- guiar a la persona a reflexionar sobre la grandeza de Dios, para lo cuál pueden usarse algunas
oraciones bíblicas como ser: 1 Crónicas 29:11-14.
- confesión de pecados es una disciplina indispensable para el crecimiento del nuevo discípulo.
En la confesión se reconoce delante de Dios el pecado y se pide limpieza (1 Juan 1:9). El
nuevo discípulo debe comprender lo que ocurre cuando el pecado es perdonado. El perdón de
Dios es perfecto, El borra la mancha del pecado.
- Acción de gracias. El discípulo debe aprender a ser agradecido (Ro. 1:21). Reconocer las
bendiciones que ha recibido de Dios (Stgo. 1:7).
- Intercesión. Otras personas necesitan acercarse a Dios (familia, amigos), también los
discípulos de Jesús interceden unos por otros y por su país. Enseñar al nuevo discípulo a usar
un cuaderno de oración para registrar las peticiones y las respuestas del Señor.

2) Cultivar su vida en la Palabra, “oyendo, leyendo, estudiando” (Col. 3:16; 1 Pe. 2:2). Leer un
parrafo del Nuevo Testamento o Salmos, meditar en el, subrayar alguna palabra o versículo
que le ha impresionado por su significado. Luego de hacerlo por seis semanas, revisarlos y
escoger uno de los textos favoritos para memorizar. El nuevo discípulo debe aprender a
alimentarse por sí mismo por medio del estudio bíblico. Para ello puede proveerse de material
y luego animarle a compartir y aprender con otros en un grupo. (1976: 92)
3) El Testimonio. También es importante que comparta su vida cristiana con otros desde el
principio de su vida espiritual.

Henrichsen enfatiza además la importancia de ganarse el amor y el afecto del nuevo


creyente, al declarar:

Hay una cosa que es imposible dar con exceso a la gente, y eso es amor. La gente
malinterpretará el amor con imágenes de aquel amor que todo lo estropea; pero los dos no
tienen nada en común. Los sociólogos y psicólogos nos dicen que si un niño es privado
de amor en los primeros años de su vida, es dudoso que pueda entender lo que significa
verdaderamente amar y ser amado, cuando sea mayor. Una de las necesidades básicas en
la vida es ser amado, debemos aplicar el principio del amor tierno a nuestros bebés en
Cristo. (1976: 93)

Luego sugiere algunas formas prácticas de demostrar amor como ser:

1) Invitarle a una comida y hacerlo sentir como parte de la familia (1 Co. 16:15).
2) Rodearle de calor y comunión de la iglesia (He. 10:25). “Hay cierta química que tiene lugar
en la comunión de los creyentes, que produce un medio ambiente que conduce al crecimiento
y a la estabilidad.” (1976: 93). En la iglesia el nuevo creyente aprenderá el estilo de vida
cristiano y lo adoptará como propio, dejando muchas cosas de la vida vieja e incorporando las
de la nueva vida.
3) Compartir la vida con los cristianos: vacaciones, juegos, deportes, entre otros. (Marcos 3:14)
El necesita saber que puede hablar de cualquier tema que tenga en la cabeza, con sus
hermanos, sin temor a ser mal comprendido, ni reprendido, culpado o rechazado. (1 Pe. 4:8)
(1976: 94)

Para Henrichsen el amor es lo más importante que un cristiano maduro puede compartir con
uno nuevo. Asegura, que el amor complementará cualquier inaptitud del discipulador. Si el
discipulador es capaz de amar al nuevo creyente, como a un miembro de su propia familia, Dios
hará el resto.

Otros autores, como Green, enfatizan la importancia de incorporar al nuevo creyente en


grupos de compañerismo cristiano, dónde además de ser guiado en las disciplinas espirituales,
puede encontrar ayuda para las cuestiones éticas que puedan surgir, como ser cuestiones
intelectuales, familiares, laborales, u otros sexuales o económicos, que “…necesitarán
desesperadamente la intervención de algún amigo cristiano con sabiduría que haya sido discípulo
durante cierto tiempo… se necesitará a alguien sabio y amoroso, de talante relajado, que no se
escandalice por nada, para ser modelo y guía al recién convertido.” (1999: 329) Otro aspecto que
señala en que se debe poner cuidado especial, es la incorporación del nuevo discípulo a la
congregación local y al culto (Green 1999: 324).

Cho, afirma que los grupos familiares son una estrategia insuperable de evangelismo.

Necesitamos una evangelización que comienza en nuestros propios barrios, en nuestras


ciudades o aldeas doquiera que el Señor nos haya colocado…
Nuestra iglesia lleva a cabo la evangelización ante todo, mediante el sistema de grupos
familiares. Cada grupo se convierte en un núcleo de avivamiento en su propio barrio,
porque es en el grupo donde se puede encontrar verdadera vida dentro del vecindario.
(1982: 75)

¿Cuánto tiempo debe pasar para que el nuevo convertido sea bautizado?
Ortiz considera que el someter al nuevo creyente a prueba durante unos meses, antes del
bautismo, no tiene fundamento bíblico. En Marcos 16:16 dice: “El que creyere y fuere bautizado
será salvo.” Ortiz considera que esta “tradición evangélica” no ha contribuido a afirmar a los
nuevos creyentes. ( 1978: 139)

Entonces, la pregunta que necesita hacerse la iglesia es ¿cuánto tiempo necesita el nuevo
creyente para comprender el verdadero significado del bautismo cristiano? ¿ Es la señal que
identifica a los creyentes maduros o es sencillamente un ritual de iniciación a la vida con Cristo?

Para Michael Green, el bautismo era parte de la formación de los nuevos creyentes, en la
iglesia primitiva, luego de Pentecostés, los que “… entraban a formar parte de la iglesia mediante
el bautismo.” (Hch. 2:41) Y continúa explicando:

El arrepentimiento y la fe no bastaban: aquellos cristianos tenían que pasar por el rito de


la iniciación que Jesús mismo había inaugurado… Esa es la insignia de identidad
cristiana, y debería conferirse lo antes posible después que la persona se ha entregado
claramente a Cristo. … ; porque el bautismo no constituía la señal del discipulado
cristiano maduro, sino la del comienzo inexperto en la fe de Jesús; porque pensaban en el
arrepentimiento, la fe, la recepción del Espíritu y el bautismo sobre todo como una
unidad, y cuanto más cerca estuvieran estas cosas entre sí tanto mejor. (1999: 318-319)
Esta asociación entre el bautismo y la conversión es muy notable en las Escrituras del
Nuevo Testamento (1 Pedro 3:21; Gálatas 3:27). Son mayores los beneficios de una persona que
es bautizada mientras es instruida en los primeros pasos de la vida cristiana, quien recibe ánimo,
identificación con la iglesia de Cristo, mientras testifica a sus familiares y amigos. Para Green,
esta es una buena oportunidad para incorporarlo en un grupo de nuevos creyentes. La única razón
por la cuál una persona no debiera ser bautizada, es si esta no desea aceptar el compromiso de
incorporarse a la iglesia. (1999: 320)

3.3 El discipulado de los miembros integrados para vivir en santidad.

Uno de los problemas que se observan en las iglesias es la falta de crecimiento de los
creyentes. Carlos Ortiz explica este fenómeno como sigue:

Tenemos el fenómeno de la eterna niñez en las iglesias. Vemos que la gente viene a las
reuniones, se sienta, escucha y se va, y que casi nunca se le ve a ellos haciendo discípulos
nuevos, pastoreando a otras personas. Como dice el escritor de Hebreos: “con el tiempo,
debierais ser ya maestros y todavía hay que estar enseñandoos cuáles son los rudimentos
de la Palabra de Dios.” Es decir, en la mente de los apóstoles, los que hoy están
aprendiendo, mañana tendrán que estar enseñando lo que hoy aprendieron. Eso es lo que
es un discípulo, uno que se transforma en un propagador de aquello que ha aprendido, de
aquello que ha recibido.” (1981: 105)

Getz pg. 303-304 Trae una guía de propósitos y objetivos bíblicos para desarrollar la
edificación de los creyentes en la iglesia local.

Una de las características de la persona santificada es que ya no vive para sí. El fruto de
la falta de discipulado de los creyentes en la vida de santidad son iglesias indiferentes a las
necesidades de quienes les rodean. Michael Green, comenta con acierto, que aquellas “…iglesias
que se molestan en satisfacer las necesidades sociales crecen, y aquellas que viven para sí mueren
sólas.” ( 1990: 118) Algunas iglesias no tratan con el problema del materialismo en los creyentes,
aún algunas lo alimentan con enseñanzas equivocadas sobre la prosperidad cristiana. Pero, como
dice Green, los creyentes necesitan ser liberados de las ataduras del materialismo, aprendiendo a
diezmar y ofrendar con alegría y con sacrificio. Cuando esto ocurre, afirma, “…el espíritu entero
de esa iglesia cambia.” Porque no es cuestión de satisfacer por completo la necesidad de los que
rodean a la iglesia, sino de hacer “algo”, lo que se pueda. Entonces, Dios puede usar esta iglesia y
los que rodean la iglesia querán oir su mensaje. (Green 1990: 118)

3. 4 Desarrollando ministros laicos.

Para que la fuerza laica que hoy duerme en las iglesias pueda ser puesta en acción, se
requiere de un cambio de actitud de los pastores. Para Neighbourg estos son la clave para que las
cosas se inviertan. En primer lugar, se requiere cambiar el mensaje, rescatando los principios
bíblicos de la responsabilidad de la evangelización que recae sobre todos los creyentes, y poner
énfasis en lo que significa aceptar el señorío de Cristo. En segundo lugar, se requiere que los
pastores “…se retiren a una posición secundaria y se conviertan en humildes servidores que
provean a cada hombre, mujer y niño, del equipo necesario para que ellos sean ministros.” ( 1976:
31)
“La actividad no sustituye la producción. La producción no sustituye a la reproducción.
Cualquier ministerio en el que estemos implicados debe ser reproductivo.” (Dawson Trotman,
citado en Henrichsen 1976: 22) es el fundador de los navegantes.

Walter Henrrichsen sugiere una idea para llamar iniciar un programa de discipulado para
creyentes. El entiende que es de suma importancia desarrollar dos esferas en el creyente: 1) La
entrega de tiempo, y 2) Disposición para aprender. El rol del entrenador, en esta etapa, es proveer
estímulo y guía, capacitando a la persona para alcanzar sus propias metas. También es de suma
importancia lograr que el discipulo continúe en la Palabra (Juan 8:38). Para iniciar este proceso
recomienda el siguiente proceso:

1) Preguntar para comenzar ¿ Qué es un discípulo?


2) Proponer que investigue en el evangelio de Juan, durante una semana ¿qué es un
discípulo?
3) Luego reunirse para compartir juntos los resultados y preguntar ¿ Le gustaría a usted
ser un discípulo? Asegurar de que acepta el compromiso de permanecer en la Palabra
(Juan 8:31) y encargarle que medite en la manera en que podría permanecer en la
Palabra. Dejar que descubra por sí mismo la respuesta y que enumere diversos
métodos y maneras prácticas de llevar a las diferentes esferas de su vida las
enseñanzas de la Palabra.
4) Pedir que comparta su respuesta y luego que pase una semana orando acerca de lo
que Dios quiere para su vida en cada esfera, que ha enumerado en su lista.
5) Ayudarle a descubrir los principio del discipulado y a aplicarlas en su vida.
(Henrichsen 1976: 98-99)

3.5 Capacitando líderes del núcleo.

Para Henrichsen las cualidades de una persona fiel son : (1976: 22-29)
1. Su objetivo en la vida es buscar el reino de Dios (Mt. 6:33) Dan su vida por lo eterno, no por
lo temporal.
2. Está dispuesto a pagar el precio que sea con tal de cumplir con la voluntad de Dios para su
vida (2 Tim 2:3-4)
3. Ama la Palabra de Dios (Jer 15:16) (tiene preguntas de autoexamen.)
4. Servicial (Mt. 20:26-28)
5. No confía en sí mismo (en su carne) 2 Co 1:9, Ro 7:18 no es uno que vive “…como si no
tuviera necesidad de Dios.” ( 25)
6. “No tiene un espíritu independiente”. “Dios está buscando gente fiel que quiera someter sus
propias ideas por amor al grupo.” (26)
7. Ama a la gente (Juan 4:10)
8. No permite que la amargura se arraigue en su vida ( Heb. “alguna raíz de amargura’)
9. “Aprende a disciplinar su vida” (1 Co 9:24-27) (En la p. 29 explica cómo se forman los malos
hábitos)

4. Estrategias de discipulado en algunas iglesias crecientes de Costa Rica.

La mayoría de las iglesias que tienen programas de discipulado, producen su propio material
conforme a sus necesidades. Estos pastores trabajan duro, están dispuestos a pagar el precio a
seguir un plan bien elaborado.

Iglesia Sanidad Divina de Moravia.

Su proceso o plan de discipulado es el siguiente:


1) Todo el que se convierte se integra a las clases de adoctrinamiento para nuevos creyentes.
2) Todos pasan a recibir enseñanza para el bautismo. Luego son integrados a la iglesia.
3) Todos pasan por la escuela de evangelismo, lugar donde reciben la teoría y la práctica.
4) Todos quedan involucrados en un ministerio y siguen su capacitación constante.

5. Discipulado del ser humano en el siglo XXI. Desafíos para la iglesia contemporánea.

5.1 Características del ser humano a principios del tercer milenio en América Latina.

5.1.1 Individualismo.

La auténtica perfección cristiana de la que habla Santiago y también Wesley no se


vincula al éxito, a la competencia, al sobrevivir a costa de los demás. Como explica Elsa Tamez:

La perfección de nuestro tiempo margina al pobre, al minusválido – la perfección está


ligada a lo sin defecto; es mentirosa porque el mundo de las apariencias lo domina todo.
En Santiago [y en Wesley] la perfección está vinculada a la sinceridad, mientras que hoy
en día lo perfecto se rige por el nivel de las apariencias. Los modelos que la sociedad
impone son individualistas, en ellos no hay cabida para la solidaridad…
Santiago, y más tarde Wesley, nos desafían a buscar otro tipo de perfección, la auténtica.
Aquel [tipo de perfección] que no divide a las personas y comunidades entre sí, aquel que
exige ser íntegro, cabal, completo. Aquel que vincula las realidades con la fe y actúa
coherentemente con lo que dice y hace… En nuestras comunidades cristianas debemos
reflexionar sobre este aspecto crucial… (Tamez citado en González 1998: 57-58)

5.1.2 Despersonalización:

Para Paul Yonggi Cho, pastor de la iglesia más grande del mundo, los grupos
familimiares proveen un ambiente donde las personas se sienten protegidas. Quizás sean para
muchos la única posibilidad de recobrar su valor como personas, en un mundo cada vez más
despersonalizante, como explica:

Uno de los problemas fundamentales de la sociedad de hoy, es el “anonimato” del ser


humano”

Los grupos familiares les proporcionan a esas personas la oportunidad de comprometerse
a través de una relación llena de sentido en la vida de la iglesia… Cada uno de ellos se
convierte en un miembro de la familia constituida por todos los miembros del grupo.
(1982: 64-66)

La juventud latinoamericana y la cultura global:

El continente americano tiene 530 millones de habitantes con un 45-50% de población


entre 5 a 24 años. El 75-80 % de la población vive en centros urbanos, siendo la región más
urbanizada del mundo. (Barrientos 1999: 6)

La “cultura global”es producida por las megaempresas, que son entre 5 y 10. Estas
“…tienen como objetivo este sector a través de la prensa, radio y, sobre todo, la televisión. Ellos
quieren sembrar y cultivar sus ideas y modos de vivir para tener una generación dócil a sus
intereses, especialmenete comerciales. Se les forma para el placer, para gastar, para la vida fácil a
cualquier costo.” (Barrientos 1999: 7)

La generación adolescente imita a los artistas que fabrican una “imagen” de sí mismos,
con fines puramente comerciales. Jokc Mc Gregor, considera que estos artistas son promotores de
la cultura de la imagen, como es el caso de los populares cantantes Madonna y Mikel Jackson,
quienes han influenciado en gran parte, esta forma de vida egocéntrica en la juventud. La actual
generación, al igual que Madonna, explica Mc Gregor, “… esta atrapada en la rebelión; atrapada
es trabajar a través de relaciones con sus padres; atrapada en trabajar a través de la diversión y la
gratificación inmediata; atrapada en la inconstancia y la falta de responsabilidad; atrapada en un
idealismo ingenuo, sobre ser una revolucionaria sexual y cambiar el mundo…” (Mc Gregor 1996:
37-38)

Esta cultura global, propiciada por intereses económicos, “desconoce, margina y tiende a
destruir las culturas que no se adecuen al modelo vigente.” (Costas, citado en Segura Carmona
1999: 10) Las iglesias que no contrasten esta nueva cultura discipulando a sus miembros para
vivir en los valores del reino de Dios, serán absorbidas por ella. La iglesia debe asumir su rol
profético educativo, reconociendo que es la única que puede ofrecer una salida saludable a esta
generación. Pero ¿cómo alcanzará a estos jóvenes aún no evangelizados, cuando no puede retener
en la fe a los mismos hijos de creyentes que están en contacto con los programas de la iglesia? La
juventud “cristiana”, conformada por hijos de cristianos, no está siendo en general integrada a las
iglesias. “En un reciente estudio hecho en Costa Rica, se ha descubierto que de cada 100 hijos de
creyentes, 66 están lejos de Dios y de la Iglesia. Sólo nos queda un 33%.”(Barrientos 1999: 7)
Este estudio revela la gran crisis por la cuál están pasando los programas que actualmente
se continúan implementando en nuestras iglesias y que han sido transplantados de otras culturas y
que en la mayoría de los casos prácticamente no han sido actualizados y modernizados conforme
las décadas van pasando. Los jóvenes “cristianos” al igual que los que están fuera de las iglesias,
no están creciendo. Mc Gregor afirma:

La gente no está creciendo porque no tienen en qué creer… En esto consiste el


crecimiento: entregarse a algo, a un estilo de vida, a una relación, a responsabilidades, a
la Verdad.”

En el Cristianismo tenemos la verdad que establece un marco que es absoluto, por lo que
no cambia. No es una imagen, es una realidad y es algo en lo que podemos creer y llegar
a ser personas reales. (Mc Gregor 1996: 38)

El crecimiento urbano y los problemas socioeconómicos.

El aglomeramiento de los sectores medios y pobres de la población en las barriadas


urbanas facilita por un lado el proceso de evangelización, pero también presenta grandes desafíos
a la iglesia, como explica Alberto Barrientos

… la familia en forma especial, se ve asaltada y acometida por estados económicos


críticos, conflictos entre cónyuges, divorcios, uniones libres, vida sexual temprana, hijos
sin padre, niños abandonados y otros muchos problemas. Actualmente, en nuestro
continente trabajan 15 millones de niños con salarios miserables para ayudar a sus
familias. Muchos deambulan por las calles, caen en las drogas y en la delincuencia.”
(Barrientos 1999: 7)

El aumento numérico de la iglesia en América Latina aún “…no ha encontrado la manera


de traducirse en fuerza real de transformación y cambio, incluso en aquellos países dónde su
porcentaje supera el 20% de la población total.” La iglesia debe enfrentar el desafío social,
implementando formas creativas y autóctonas de combatir la pobreza, la cuál no disminuirá, por
el contrario se agudizará. (Segura Carmona 1999: 9)

Teología humanista.
Juan Carlos Ortiz señala que gran parte de los problemas que hay en las iglesias se debe a
la infiltración de las ideas humanistas en la teología, lo cuál se percibe en la actitud de los
cristianos quienes no se han despojado del sistema de valores del mundo y los han establecido en
la iglesia. Un ejemplo de ello, menciona, se observa en que los evangélicos se han creído con
derecho a elegir cuáles mandamientos son obligatorios y cuáles optativos. Para ello, los
evangélicos han creado un quinto evangelio, en el cuál, el hombre es el centro del universo y la
resolución de sus necesidades es la prioridad divina. Aún se puede percibir en la motivación para
la evangelización, la cuál se centra en nuestra misericordia, en lugar de partir de la misericordia
de Dios. Para regresar a los cristianos a vivir el verdadero evangelio del Reino, “… todo nuestro
sistema de valores tiene que ser cambiado.” (1978: 15-18)

Harold Segura Carmona, quién es actualmente, rector del Seminario Teológico Bautista
Internacional de Cali, Colombia, entiende que la iglesia debe combatir esta nueva religiosidad
sincrética, cuyo eje central es el ser humano y no Dios. Esta religiosidad, influenciada por el
llamado movimiento de la Nueva Era, se caracteriza por ser emotiva, autosuficiente y mística. El
concepto de lo que significa ser cristiano, pierde en ella, su verdadera connotación bíblica.

La revolución eclesiológica.

En el último siglo, la iglesia protestante era la única opción para todos aquellos que
rechazaban el catolicismo en América, pero las cosas hay cambiado. La iglesia evangélica hoy
debe salir competir en el amplio merado de ofertas religiosas. Algunas iglesias, como observa
José Miguez Bonino, han optado por ofrecer un evangelio a tono con las ofertas del mercado:
salud, paz, prosperidad terrenal y una eternidad de felicidad y placer, pero que no demanda un
discipulado de compromiso activo en la construcción de un mundo diferente. (Miguez Bonino
1991: 156) La iglesia latinoamericana necesita reflexionar a la luz de la Palabra cómo ha de
presentar el evangelio a la presente y futura generación, en un vestido nuevo, pero que transmita
el auténtico evangelio del Reino, que ayude a los creyentes a vivir integrados a su sociedad y no
alienados de ella.

Las iglesias históricas están experimentando la transformación de su estructura interna y


sus estrategias tradicionales de ministerio, sus modelos de liderazgo, sus énfasis teológicos, sus
modelos institucionales y sus estrategias misioneras. Aún, “…el culto presenta nuevos modelos,
más “globalizados”, menos litúrgicos y con una alta oferta de emotividad y de “relax”; la
formación teológica tiende hacia la descentralización y hacia modelos más funcionales de
preparación integral…”. (Segura Carmona 1999: 10)

Pero aún hay mucha resistencia a romper los moldes tradicionales de ministerio. Si la
iglesia no cambia, el cambio la ahogará. La iglesia contemporánea, que quiera ser sal y luz en su
contexto, deberá estar dispuesta a sacrificar la comodidad y la seguridad de los programas y
estrategias que mantiene por tradición, pero que están demostrando ser inefectivas, aún para
discipular y movilizar a sus propios miembros.

Un ejemplo de lo deficiente de algunas estrategias, se observa en la incapacidad de la


iglesia para ministrar a los niños y las familias contemporáneas. Posiblemente por tratarse de
modelos transplantados de la cultura anglosajona, más individualista, algunos de estos programas
no han logrado cubrir las necesidades de las personas en nuestra cultura, que por su origen más
indígena y latino europea, es más apegada a la familia. En esto la cultura latina se asemeja más a
la semita, y la del imperio greco- romano, dónde la iglesia primitiva desarrolló creativamente sus
propias estrategias.

Edesio Sanchez Cetina, considera que la pastoral que se desarrolla hoy en las iglesias no
considera a la familia como una comunidad y afirma…

Es necesario admitir que todo intento de mantener al templo y al domingo como el lugar y
el tiempo para la educación en la fe cristiana ha fracasado y seguirá de igual modo. La
educación teológica clásica se ha manifestado incapaz de ser obediente al mandato
bíblico y de dar respuesta a las necesidades actuales. Desde los centros de educación
teológica, pasando por los templos, hasta llegar a los hogares, se tiende una línea
educativa intelectualista y teoricista. Basta observar el currículo de la mayoría de
nuestros seminarios para darse cuenta de tal hecho. Seminarios e iglesias, maestros y
pastores, han caído presos del sistema educativo de escuelas y universidades del mundo
actual. La información es lo importante, no la formación. (Sánchez Cetina 1992: 49-50)

Considera que hay que recuperar la visión bíblica dónde el hogar es el centro de
formación para la vida cristiana. Pero, se lamenta , “la estructura eclesiástica actual y los modelos
de misión y evangelización le han robado al hogar cristiano el privilegio de ser el centro desde el
cuál sus miembros aprenden y viven la fe cristiana.” (Sánchez Cetina 1992: 50)
En un contexto de desintegración familiar, la iglesia debe comprometerse a desarrollar
estrategias que unan y consoliden a la familia que es el núcleo vital, que puede traer
transformación a toda la sociedad. Desde el hogar es dónde se irradia el señorío de Cristo. La
iglesia no podrá transformar la sociedad, a menos que comience por transformar a las familias,
comenzando por las de los miembros de la iglesia. Es en el hogar, donde se forja el carácter
cristiano, formándose “…mediante cientos de miles de decisiones” como afirma Stephen Neill.

Cualesquiera sean las estrategias que la iglesia adopte para el discipulado, éstas deben
tocar los hogares de los creyentes. La iglesia ha abrazado la cultura que defiende el derecho a la
vida privada y se ha apartado de costumbres tan saludables, como las reuniones caseras y la visita
pastoral. Sin embargo, en las puertas del tercer milenio, la iglesia debería preguntarse si se puede
ser cristiano y tener una vida privada? La tuvo Cristo? La tuvo Pablo, la tuvieron las familias de
la iglesia primitiva? Cristo no puede reinar en la vida de una persona, sino entra en su hogar. El
mundo necesita con urgencia familias cristianas que estén dispuestas a abrir su corazón y sus
puertas para albergar al pobre, al que sufre, al abandonado. Los cristianos necesitan ser un pueblo
de familias unidas, dónde cada uno dependa del otro y se ayuden entre sí, a fin de tener victoria
en la vida de santidad en un mundo cada vez más perverso.

La iglesia latina necesita desarrollar una teología bíblica que le provea de una base sólida
para desarrollar estrategias adecuadas para ministrar a la familia contemporánea y contrastar los
valores antibíblicos, sin importar de dónde estos procedan. La iglesia necesita ejercer fe y
confianza en la dirección del Espíritu Santo, para experimentar formas creativas de ser y hacer
discípulos en la presente generación. Como afirma Catalina de Padilla:

…la iglesia tiene que aceptar el desafío de estar abierta a nuevos modelos, nuevas
maneras de servicio y de ministerio que vendrán de aceptar el desafío de la realidad de
América Latina, la situación de pobreza, las multitudes de gente que entra a la iglesia.
Tenemos que estar abiertos al Espíritu y a su dirección, no quedarnos en nuestros viejos
moldes, viejos moldes, para aceptar y responder a estos desafíos. (Padilla 1990: 159)

Catalina de Padilla, señala la necesidad urgente de que la educación teológica debe salir
de los seminarios y llegar a toda la iglesia, aún a los profesionales. Los maestros cristianos en
todas las iglesias deben ayudar a los cristianos a conocer la Palabra y “… a pensar bíblicamente,
acerca de su vida particular, su vida familiar, su trabajo, su profesión, su lugar en la iglesia”, para
lo cuál encuentra muy útiles las comunidades de base para la interpretación bíblica. (Padilla 1990:
158)

Evangelización sin discipulado a la vida de santidad:

Uno de los problemas que observa Justo González en las iglesias del mundo latino, es el
énfasis en “…la justificación desconectada de la santificación.” Para él, esto representa un gran
peligro para la iglesia si quiere seguir siendo fiel al evangelio bíblico.

Esas decenas de millones que somos, frecuentemente hemos oído que lo importante es
que creamos en Jesucristo, pues de ese modo seremos salvo.(sic) Pero no se nos ha dicho
con la misma insistencia que creer en Jesucristo obedecerle; o, en otras palabra, que la
justificación continúa en la santificación.

…Lo que sí quiero, no sólo implicar, sino subrayar, es que un evangelio sin santificación
es un evangelio trunco. Y que tal evangelio trunco carece de los instrumentos necesarios
para enfrentarse a los retos que nos presentará el siglo veintiuno. (González 1998:108-
109)

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