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Después del II Concilio Ecuménico se realizó la Segunda Conferencia General del Episcopado
en Medellín (Colombia) que aportó aperturas y renovación a las Iglesias Latinoamericanas.
En el mensaje a los Pueblos de América Latina, los obispos escriben desde Medellín: “A la luz de
la fe que profesamos como creyentes, hemos realizado un esfuerzo para descubrir el plan de Dios en
los “signos de nuestros tiempos”, interpretamos que las aspiraciones y clamores de América Latina son
signo que revelan la orientación del plan divino operante en el amor redentor de Cristo, que funda estas
aspiraciones en la conciencia de una solidaridad fraternal” (Medellín 1968).
Para alcanzar el plan de Dios han surgido en las comunidades eclesiales múltiples movimientos,
donde la Palabra de Dios fue protagonista. Hablamos de las comunidades de base, de la lectura popular
de la Biblia, de los círculos bíblicos, de la lectura orante de la Biblia y de reflexiones comunitarias
sobre las lecturas bíblicas dominicales.
Hubo un despertar bíblico en América Latina, se multiplicaron las ediciones bíblicas, tanto en el
mundo católico como en el protestante. SOBICAIN de España contribuyó grandemente a realizar la
Biblia Latinoamericana con millones de ejemplares y traducciones al quichua (Ecuador) y guaraní (Pa-
raguay). Las iglesias evangélicas realizaron diversas traducciones al español. Particularmente aquí en
Venezuela se imprimió la edición de “Dios habla hoy” con ediciones locales en varias diócesis de Vene-
zuela y, además, las sociedades bíblicas hicieron un gran trabajo de traducciones en lenguas indígenas,
preparando traductores populares. SOBICAIN Caracas tiene una larga trayectoria para promover la
difusión de la Biblia empezando con la Biblia de los cuatrocientos años de la fundación de Caracas en
el 1967, hasta las ediciones populares desde el 1992, con la Expobiblia y el inicio de la Escuela de
Biblia SOBICAIN.
En el plano de América Latina, se multiplicaron los grupos bíblicos y las enseñanzas de los cono-
cimientos bíblicos, y grandes biblistas se dedicaron a acompañar al pueblo para lecturas populares de
la Biblia. Habría que citar una gran lista de biblistas, sin embargo, simplemente presento dos nombres
emblemáticos, como son el padre Carlos Mestres ─un verdadero maestro en la lectura popular, de las
semanas y mes de la Biblia─ y el pastor Milton Schwantes ─promotor de la enseñanza bíblica universi-
taria y popular, y la divulgación anual de todos los escritos sobre la Biblia que se publicaron en Améri-
ca Latina desde el final de los años ’70, demostrando un gran despertar bíblico entre las iglesias y el
pueblo.
Los ejemplos y las palabras de Jesús han sido vida de las primeras comunidades cristianas.
Fueron palabras transmitidas oralmente por los testigos, y después escritas, comentadas y nuevamente
llevadas a las comunidades para producir nueva vida. Los textos escritos neotestamentarios que posee-
mos, son el fruto de reflexiones y reinterpretaciones de las primeras comunidades cristianas, ya disper-
sas en el imperio romano.
Muchas comunidades, sobre todo aquellas en situaciones de pobreza o socialmente reprimidas,
buscan en la Palabra de Dios respuestas esperanzadoras. Solamente así la Palabra se renueva y se hace
vida para liberar y salvar. Sin su actualización, la Palabra de Dios está muerta, le falta el Dios vivifica-
dor que se hace presente y continúa la salvación. Dios es un Dios de vida, y no de muerte, es nuestro
Padre que, desde el momento de nuestra concepción, quiere nuestra realización y felicidad a través de
la libertad y dignidad humana.
BIBLIA
REALIDAD COMUNIDAD
(Pueblo y conciencia crítica) (Oración, acción del Espíritu)
La lectura popular de la Biblia, así como el título lo refiere, se realiza principalmente en comunidades
de sectores populares con programas de lecturas bíblicas preparados por el párroco y/o pastoral dioce-
sana o nacional, con el propósito de animar al pueblo a la vivencia evangélica, a través del compartir la
Palabra de Dios, que actúa de la presencia del Espíritu y el compartir la vida.
II. Lecturas bíblicas desde las culturas de América
¿UN CAMINO ALTERNATIVO?
Este es un camino novedoso que comparte muchos elementos de los círculos bíblicos de la lectura
popular y, al mismo tiempo, pretende profundizar nuestras raíces para recuperar todos los rasgos lati-
noamericanos que conforman nuestros pueblos.
Quiero partir de un texto de una conferencia de Carlos Mester y Mercedes López, en el IV Encuentro
de la Federación Bíblica Católica América Latina en Los Teques (Venezuela) en el 1999. “Después de
todo lo que se ha dicho hasta ahora, en el horizonte surge una respuesta. De nada sirve distribuir sim-
plemente la Biblia, esperando que ella actúe "ex opere operato", por sí misma. Hasta el diablo conoce
la Biblia y con ella tentó a Jesús para desviarlo del camino. El texto bíblico exige un contexto comuni-
tario de vida donde actúa el espíritu de Jesús resucitado. La Biblia no vino a ocupar el lugar de la vida,
sino vino para ayudar a leer y transformar la vida. Sin el contexto comunitario, la Biblia es como el
corazón fuera del cuerpo. Muere y hace morir. Sin ligarse a la realidad a ser iluminada, la Biblia es
como la sal sin comida, como semilla sin tierra. La Biblia será fuente de vida y de esperanza si logra-
mos ubicarla e interpretarla dentro de este proceso más amplio de las Iglesias y de la realidad de nues-
tros pueblos.
Los aspectos que la animan están presentándose en Latinoamérica con diferentes objetivos y pro-
puestas. Lecturas bíblicas que van hacia lo político, lo social, lo económico y lo religioso. Son ensayos
de caminos latinoamericanos. No es algo nuevo sino solamente un paso hacia una vía maestra que resu-
man las múltiples idiosincrasias latinoamericanas. Y, como bien sabemos, la religión puede reunir y dar
sentido a todas las expresiones de la vida humana. Es la revalorización de nuestra cultura, es un reen-
contrarnos para dar unidad y fuerza a nuestro ser americano: criollo, indígena y afro.
Cada memoria es alimentada y alimenta creando un flujo vital y liberador que inicia y termina
en Dios. Lo divino en lo humano de Pierre Teilhard de Chardin (Rm 8, 19). Cristo Jesús hacién-
dose hombre se coloca al centro de la creación para,
con la colaboración del hombre, llevar todo a Cristo.
La memoria de la historia de nuestros pueblos y de nuestras comunidades viene vivificada con la histo-
ria de nuestra salvación centrada en Cristo.
Los pobladores de América poseen raíces comunes de culturas y de creencias que preceden la
colonización europea. Con la conquista de América se han producido profundas fracturas que a través
de los años se ha tratado de subsanar. Ha nacido una nueva realidad, fruto de la cultura original y de las
nuevas culturas europea y africana. Dentro de este escenario continúan existiendo divisiones extensas
y profundas que limitan un camino sólido de justicia y progreso: un verdadero camino de convivencia
y libertad.
Las memorias de nuestras culturas precolombina, negra y criolla se fueron perdiendo quedando
en manos de unos pocos y como expresiones superficiales del ser original.
Se trabaja en función de recuperar la memoria integral que subyace en las culturas originales para
compactar y realzar todos sus componentes, fortalecer los vínculos y pautar caminos verdaderos de
liberación.
Ningún pueblo puede crecer sin tener conciencia de sus raíces y tradiciones, porque se hace
sumiso y corre riesgo de extinción. Los factores principales de la sobrevivencia son, a pesar de la
lógica, las inmigraciones constantes en nuestros países y el crecimiento de las minorías indígenas y
negras.
Conclusión
La “lectura latinoamericana de la Biblia” pretende ser una lectura integral de la Palabra de Dios
con la presencia de las tres memorias:
1. La memoria de nuestra historia de la salvación
2. La memoria de nuestras culturas y nuestra historia latinoamericana
3. La memoria del acontecer diario de la comunidad a la cual pertenecemos.
La forma concreta de realizar encuentros de “lectura latinoamericana de la Biblia” está en sintonía con
la “lectura popular de la Biblia”. Los círculos o grupos bíblicos, que se reúnen para reflexionar sobre
la Palabra, necesitan integrarse cada día más, no solo con su entorno, sino también con la recuperación
de nuestras memorias de hijos de Dios, de nuestra historia original para llegar a comunidades libres y
liberadoras, comunidades de vida.
No es oportuno encasillar “la lectura latinoamericana de la Biblia”, dentro de esquemas o guías
preestablecidas de lecturas, que limiten la espontaneidad. Es importante favorecer la creatividad y la
búsqueda de nuevos horizontes a quienes deseen iniciarse en este camino de lectura integral latinoame-
ricana de la Biblia. Sólo la experiencia en el tiempo podrá ser útil para proponer esquemas de reflexio-
nes que puedan facilitar, a quienes quieran experimentar, este “camino alternativo” de acercamiento a
la Palabra de Dios. Es la misma Palabra primordial que permaneció viva entre nosotros, desde los
inicios de la existencia humana, en tierra de América.
Todos tenemos la necesidad de aprovechar la experiencia consolidada de los círculos bíblicos
que nacieron numerosos en América Latina y buscar nuevos caminos de acercamiento al Dios de la
vida. Se necesita alcanzar una formación integral de mujeres y hombres para dignificar al pueblo a
través de la consolidación de las culturas y la liberación de “valores” extraños.
Bernardo Favaretto