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DOMINGO DE RAMOS
A la hora señalada, los fieles se reúnen en algún lugar adecuado, hacia el cual va a dirigirse la procesión.
Los fieles llevan ramos en la mano.
El sacerdote y los ministros, revestidos con ornamentos rojos requeridos para la misa, se acercan al lugar donde el
pueblo está congregado.
(El sacerdote, en lugar de casulla, puede usar la capa pluvial, que dejará después de la procesión).
En seguida el sacerdote saluda al pueblo de la manera acostumbrada y hace una breve exhortación para invitar a los
fieles a participar ACTIVA Y CONSCIENTEMENTE en la celebración de este día.
Después de la exhortación, el sacerdote, dice la oración de bendición de los ramos, y los rocía con agua bendita
mientras ellos los agitan.
Enseguida lee el Evangelio de la entrada del Señor en Jerusalén de acuerdo al ciclo correspondiente.
Después del Evangelio, si se cree oportuno, puede tenerse una BREVE HOMILÍA.
Después de la homilía inicia la procesión exhortándolos con breves palabras.
Inicia la procesión hacia el templo donde va a celebrarse la misa.
Si se usa el incienso, el turiferario va delante con el incensario, en el cual habrá puesto incienso previamente;
enseguida, un ministro con la cruz adornada y, a su lado, dos acólitos con velas encendidas. Sigue luego el sacerdote
con los ministros y, detrás de ellos, los fieles con ramos en las manos (antes los doce apóstoles, Jesús y el burro). Al
avanzar la procesión se entonan cantos apropiados.
EL ALTAR DEBE ESTAR REVESTIDO DE COLOR ROJO.
Al llegar a la iglesia se canta otro canto alusivo a la entrada el Señor en Jerusalén.
El sacerdote, al llegar al altar, hace la debida reverencia, y si lo juzga oportuno, lo inciensa. Luego se dirige a la sede
(se quita la capa pluvial, si la usó y se pone la casulla) y omitida toda otra ceremonia, da fin a la procesión diciendo la
oración colecta y prosigue la misa de manera acostumbrada (no hay acto penitencial).
La misa de este día tiene tres lecturas (1ª, Salmo, 2ª. y la aclamación antes del Evangelio).
Se lee la Pasión del Señor, no se llevan velas ni incienso, ni se hace al principio el saludo, ni se signa el libro. (Puede
ser hecha por lectores, reservando al sacerdote, si es posible, la parte correspondiente a Cristo).
En la expresión de la muerte de Jesús en la lectura del Evangelio todos se arrodillan y guardan silencio por unos
instantes y luego se ponen en pie.
Después de la lectura del Evangelio de la Pasión, si se cree oportuno, puede tenerse una BREVE HOMILÍA.
Prosiguen las fórmulas de la plegaria universal (optativo).
Se reza el CREDO.
Continúan las ofrendas y todos los ritos de la misa de modo ordinario.
Al finalizar la misa puede usarse la bendición solemne del Domingo de Ramos.
En la tarde, a la hora más oportuna, se celebra la misa de la Cena del Señor, con la participación de toda la comunidad
local.
El sagrario debe estar completamente vacío. Conságrense en esta misa suficientes hostias, de modo que alcancen para
la comunión del pueblo, hoy y mañana.
EL ALTAR DEBE ESTAR REVESTIDO DE COLOR BLANCO.
Se inicia la misa con el canto de entrada,
Entran los doce apóstoles y el sacerdote
El sacerdote saluda al pueblo, luego del saludo del sacerdote sigue, acto de contrición y el canto del “Señor ten
piedad”.
Hoy se canta “Gloria” y mientras se canta este himno, se tocan las campanas. Terminado el canto, las campanas no
vuelven a tocarse hasta la Vigilia Pascual.
Continúan las 3 lecturas, la aclamación antes del Evangelio y el Evangelio.
En la homilía se exponen los grandes hechos que se recuerdan en esta misa, es decir, la institución de la Sagrada
Eucaristía y del Orden Sacerdotal y el mandato del Señor sobre la caridad fraterna.
Después de la homilía, se lleva el LAVATORIOS DE LOS PIES.
El sacerdote se quita la casulla.
Mientras se realiza esta acción, se cantan cantos apropiados.
Después se hace la Oración universal (preces, plegaria universal, peticiones).
Continúa la Liturgia Eucarística, puede organizarse una procesión de los fieles, en la que se lleven dones para los
pobres. Se realiza un cántico apropiado.
Continúa la misa de modo acostumbrado. Después de distribuir la comunión, se deja sobre el altar el corporal y el
copón con hostias para la comunión del día siguiente.
Se concluye la misa con la oración después de la comunión.
Dicha la oración después de la comunión, el sacerdote de pie ante el altar, pone incienso en el incensario y arrodillado
inciensa tres veces al Santísimo Sacramento.
Enseguida recibe el paño de hombros, toman en sus manos el copón y lo cubre con las extremidades del paño.
Se forma la procesión para llevar al Santísimo Sacramento a través del templo, hasta el sitio donde se le va a guardar
(monumento).
Va delante un acólito con la cruz alta, otros acólitos acompañan al Santísimo Sacramento con ciriales e incienso.
Durante la procesión se cantan cantos eucarísticos (hoja de cantos propio).
(Se llegan a los SIETE ALTARES con profunda devoción y respeto y se hacen las oraciones correspondientes).
Al llegar la procesión al lugar donde va a depositarse el Santísimo Sacramento, el sacerdote deposita el copón en la
urna y así abierta, pone de nuevo incienso en el incensario y lo inciensa arrodillado, mientras se sigue cantando.
Después de la incensación se cierra el tabernáculo o la urna del depósito.
Después de unos momentos de adoración en silencio, el sacerdote hace genuflexión y vuelve a la sacristía.
Se exhorta a los fieles a dedicar parte de su tiempo a la adoración delante del Santísimo Sacramento (Formulario
correspondiente).
Después de la adoración, se bendice el pan y todos se retiran en silencio.
Enseguida se desnuda el altar, se quitan del templo las cruces e imágenes o queden cubiertas con un velo morado.
(El monumento también se retira y la urna se pone en una mesa que funja como altar, dentro del templo).
Ésta es una noche de vigilia en honor del Señor, los fieles, llevando en la manos lámparas encendidas (velas, cirios), se
asemejan a quienes esperan el regreso de su Señor, para que cuando Él vuelva, los encuentre vigilantes y los haga
sentar a su mesa.
El sacerdote se reviste desde el principio con los ORNAMENTOS BLANCOS.
LUCERNARIO o liturgia de la luz (comienzo de la Vigilia)
Se apagan todas las luces de la iglesia
En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se enciende el fuego. Congregado allí el pueblo, llega el sacerdote, un
ministro lleva el CIRIO PASCUAL.
El sacerdote saluda al pueblo y lo exhorta, luego BENDICE EL FUEGO. Se trae el CIRIO PASCUAL. Se resaltan sus
signos y sus símbolos correspondientes. Luego enciende el cirio con las palabras respectivas.
Eleva el cirio y dice CRISTO LUZ DEL MUNDO y el pueblo responde DEMOS GRACIAS A DIOS.
Camina a la puerta de la Iglesia, precedido por el turiferario (incensario). Lo vuelve a elevar y después de responder el
pueblo, encienden sus velas o cirios. Se entra a la iglesia y al llegar al altar canta por tercera vez, y el pueblo responde.
Se lleva el cirio a su base (debidamente adornada) a lado del ambón, e inciensa el cirio y el leccionario y proclama el
PREGÓN PASCUAL.
Sigue la liturgia de la Palabra. Deben leerse, por lo menos, tres lecturas del Antiguo Testamento. Nunca omitir la
tercera (cap. 14 del Éxodo).
Terminado el Pregón Pascual todos se sientan y el sacerdote exhorta a la asamblea antes de las lecturas que seguirán
esta dinámica:
Lectura/salmo, de pie todos, oración del sacerdote y sentados otra vez.
Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, se entona solemnemente el GLORIA, se prenden
las luces del templo, se apagan los cirios de los fieles, se tocan las campanas, se, recorres las cortinas, se viste el altar
con el MANTEL BLANCO, se ponen las veladoras blancas en el altar.
Luego del Gloria el sacerdote hace la oración correspondiente, se hace la lectura del Nuevo Testamento (carta o
epístola) y terminada se canta solemnemente el ALELUYA que se intercala después de cada estrofa del salmo
correspondiente. Luego la lectura del EVANGELIO.
Antes de la lectura del Evangelio se usa el incienso. Sigue la HOMILÍA.
Continúa la BENDICIÓN DEL AGUA por el sacerdote, todos de pie y teniendo sus velas encendidas, hacen la
renovación de las promesas bautismales CONSCIENTEMENTE (renuncia y profesión).
Luego rocía al pueblo, mientras se entona un canto correspondiente (bautízame). Luego apagan sus velas.
Procede la Oración universal (no se dice credo, pues ya se profesó antes)
Comienza la LITURGIA EUCARÍSTICA de forma acostumbrada (se pueden presentar el pan y el vino).
Concluye la misa con la BENDICIÓN SOLEMNE y a la despedida del sacerdote, la respuesta del pueblo:
¡ALELUYA, ALELUYA!
**Quien participó en esta Vigilia ya celebró de este modo el Domingo de la Resurrección del Señor.