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CAPITULO 2.

“El ratón y la culebra”

Cuando Lázaro dejó al ciego, como ya no tenía amo, empezó a mendigar en Maqueda. Se topó con
un clérigo que necesitaba un ayudante para dar misa. Lázaro dijo: –Maltratado he sido, pero el ciego
me enseñó mucho sobre eso. Así que aceptó. El clérigo, al parecer, también era muy egoísta y sólo
comían muy bien cuando tenían algún entierro. El clérigo guardaba el pan en una vitrina con llave
y, un día, el muchacho encontró la llave. Se comía el pan por la noche y ponía la excusa de que los
ratones entraban por los agujeros y se las comían. Cuando el clérigo veía que le seguía faltando pan,
puso trampas para los ratones, sin obtener resultado alguno y el pan seguía desapareciendo.
Posteriormente empezó a sospechar de una culebra que, tiempo atrás, andaba por allí. Lázaro como
tenía miedo de que le descubriese, se metía la llave en la boca por las noches. Sin
embargo, una noche, se le atravesó y empezó a silbar. El clérigo pensaba que era la culebra la que
hacía silbidos y, dando un garrotazo donde oía el ruido, descubrió que el golpe dio en la cabeza de
Lázaro cuya boca tenía la llave. Al día siguiente, cuando Lázaro se curó de sus dolencias, el clérigo
le echó de casa.

CAPITULO 3.

“Un escudero pobre pero presumido”

Lázaro llega a Toledo y se topa con un escudero que le ofrece el cargo de ser su criado. Al ver su
vestidura Lázaro accede sin objeción pero, tras llegar a una casa oscura y triste, que es
donde se alojaba aquel hombre, se da cuenta de que en realidad aquel escudero se halla en la total
miseria y que pretende disimular su situación. Al igual que sus anteriores amos, el escudero lo tiene
muerto de hambre y tuvo que verse obligado a procurarse la comida. Además, debido a sus
prejuicios de clase, aquel hombre se consideraba incapacitado para el trabajo y la mendicidad, por
lo que Lázaro tenía que pedir limosna para los dos. Una vez harto de esta rutina, se fue.

CAPITULO 5.

“La trampa de las bulas”

El quinto amo de Lázaro fue un buldero, un religioso encargado de predicar y venderlas bulas de la
Santa Cruzada (las bulas eran un documento papal que otorgaba ciertos privilegios). Sin embargo,
en poco tiempo se dio cuenta que el religioso era un estafador pues estaba aliado con un alguacil
para conseguir que la gente comprara las bulas. De modo que, viendo que nadie las compraba, estos
hombres se inventaban una pelea ficticia para hacer creer a la gente que el alguacil no se moría
gracias a Dios y gracias a la bula que había comprado. A pesar de que el buldero le caía simpático,
decidió alejarse de él porque estafar a la gente no estaba bien, aunque recibía buena paga.

CAPITULO 6.

“Un nuevo oficio”


Posteriormente encuentra otro amo, el pintor de panderos. Estando con el pintor su ocupación
consistía en molerlos colores. Pero, como sufría mucho, también terminó alejándose de él.
Seguidamente fue a dar con un capellán, quien le acogió y le regaló un asno y cuatro cántaros. Con
esos instrumentos se ocupaba de echar agua para la ciudad, llegando a ganar bastante dinero.
Por ejemplo, en una semana solía ganar treinta maravedíes. Y, después de 4 años de trabajo,
consiguió comprarse ropa decente. Entonces, diciendo a su amo que no quería seguir más con el
trabajo, se fue.

CAPITULO 7.

“El último oficio de Lázaro”

En el séptimo y último tratado consigue el oficio de pregonero de Toledo, cargo con que
espera tener descanso y ganar algo para la vejez. El arcipreste de San Salvador le propone que se
case con una criada suya y Lázaro acepta gustoso. No obstante, las malas lenguas murmuran a cerca
de las relaciones de su mujer con el arcipreste.

Nota: (las tipos de letras que usé)

Ejemplo: CAPITULO 2. (esos son para los títulos de los cápitulos)

Nombre: Britannic Bold

Para los subtitulos: “El último oficio de Lázaro”

Nombre: Constantia

Para el resumen: Bell MT

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