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Pensar la historia globalmente

Diego Olstein

Alumna: Claudia Armas Pillpa


2018001478
Curso: Teoría de la Historia

Pensar la historia globalmente es la recopilación de una buena parte de los


aportes generados por la historiografía inclinada hacia un novedoso “giro global” en la
historia. En este amplio y detallado recorrido, se pretende reflejar el carácter global de
los hechos, integrando diversos acontecimientos desde los primeros cimientos de la
humanidad hasta los más recientes cambios que la integran en el siglo XXI. Por su
parte, ofrece una metodología, enfoque y unidad de análisis particular con las que busca
aterrizar dicha información a un plano más detallado, como el caso de la Argentina de
Perón, en la cual se centra el libro.

En un primer momento, la historia mundial considera al mundo como su unidad


de análisis máxima y busca conocer fenómenos que tuvieron impacto en la humanidad
como un todo (cambios climáticos, plagas), o procesos que pusieron en contacto a
diferentes sociedades (comercio, migración). La diferencia notable con la historia global
sería que la de tipo mundial abarcó un periodo de tiempo mayor, que precede a las
relaciones globalizadoras, es decir, estima unos 2.5 millones de años (p.68).

En lo que respecta a la Gran Historia, se refiere a un enfoque multidisciplinario


cuyo objeto de estudio es la historia del Universo, el planeta Tierra, la vida y las
sociedades humanas, desde el principio de los tiempos, hasta el presente como una
historia unificada de complejidad creciente. Abarcaron hitos como el Bing Bang, la
formación y creación de la vida, el desarrollo del Homo Sapiens, la agricultura o la
industrialización. Además, argumenta la existencia de patrones recurrentes, como los de
orden y cambio.

La historia comparada representa uno de los intentos más tempranos de


trascender las unidades de análisis cerradas. Gracias a ella se realizó una búsqueda de
una singularidad predominante. En 1935 se fundó la primera asociación “Societe Jean
Bodin”, en donde se plasman sus primeros aportes. Ahora bien, en el caso de la historia
transnacional, se ocupó de asuntos muy complejos que suelen traspasar la capacidad de
los Estado-nación. Involucraron la movilización de personas, ideas, tecnologías, capital,
producción, instituciones, etc. Es decir, se preocupó por los constantes movimientos y
organizaciones alrededor del mundo, a través de archivos de organizaciones
internacionales y transfronterizas.

La disciplina de la Historia Oceánica tuvo como inspiración de la Escuela de los


Annales y Fernand Braudel. Se enfocó en los movimientos a lo largo de los cuerpos de
agua, aplicado a las escalas más amplias de los océanos Atlántico, Índico y Pacífico.

El análisis generado por el enfoque global podría categorizarse en dos tipos, el


civilizacional y el de tipo sociológico. El primero se enfocó en aquellas unidades
especiales y temporales, definidas como civilizaciones, y se basan en una serie de
patrones culturales fundamentales compartidos por varias sociedades agrupadas dentro
de una “familia de sociedades” o “sistema hipersocial de sistemas sociales” (p.89). El
segundo, denominado sociología histórica, tuvo por intereses principales a los procesos
profundos que construyeron nuevas estructuras sociales. Si bien subrayaron las
peculiaridades de cada unidad de comparación, también se destacaron las regularidades
y los patrones generales (p.90). Otra categoría polémica es la de la aplicación de los
sistemas-mundo, propuesto por Inmanuel Wallerstein, el cual plasma un sistema de
doble explotación, en el cual por medio de la plusvalía extraída de los trabajadores, las
sociedades capitalistas del centro sacarían ventaja de las sociedades periféricas. Se
sustentó en la teoría de dependencia.

Es importante precisar que gracias al “giro global” en la historiografía, se pudo


concluir que mientras mayor y mejor sea el conocimiento del mundo como un todo
integrado; así como en las relaciones que comparten las diferentes sociedades del
planeta, mayor será el acercamiento de los historiadores y los científicos sociales hacia
aquellas similitudes y divergencias que nos caracterizan como especie y ser social. Al
fin y al cabo, el ser humano y su entorno, es uno complejo, variopinto y sometido a
constantes cambios.

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