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EL CABALLO DE MADERA

Lo que vamos a contar aquí tampoco pertenece al poema, la Ilíada, lo cuenta más bien Virgilio
en su hendida, recogiendo muchas tradiciones. Resulta que los griegos ya llevaban diez años
peleándose con los troyanos y nadie ganaba la guerra, a pesar de haber muerto Héctor a manos
de Aquiles, y después Aquiles por una flecha envenenada de Paris. Los troyanos no se dejaban,
por fin se les ocurrió entonces a los griegos recurrir a la astucia de Ulises. Este señor Ulises,
llamado también Odiseo, era un hombre muy inteligente; se le ocurrió un truco formidable para
engañar a los troyanos.

¿Qué hicieron los griegos?, fingieron que estaban ya muy cansados y aburridos con la tal
guerrita; se embarcaron en sus naves y se dispusieron a partir, pero antes de irse dejaron en la
playa un gigantesco caballo de madera en honor a la Diosa palas Atenea. Las naves hincharon
sus velas y se fueron, pero los muy sabidos se dieron la vuelta a la isla de tenedos y ahí
permanecieron escondidos, mientras se quedaba en la playa un herrero griego encargado de
meterles letra a los troyanos.

Cuando los troyanos vieron que los griegos se iban, se llenaron de alegría y regocijo, celebraron
grandes fiestas y homenajes a los dioses y también vino a granel, en medio del jolgorio se dan
cuenta del caballo y del hombre griego abandonado, qué pasa aquí dijeron, el griego les contó
que Ulises lo avía abandonado para que los troyanos lo mataran y que el caballo era un regalo
para la Diosa Atenea. Los troyanos desconfiaban, el sacerdote lo encontró, se amargó y tiró su
lanza contra el caballo, este resonó, pues era hueco, y se sintió el ruido de las herraduras de los
herreros griegos escondidos en la panza del animal, pero los troyanos estaban enceguecidos por
el vino y por la alegría y no se dieron cuenta. Además, contribuyó a aumentarles la superstición
la llegada de dos gigantescas serpientes marinas que se comieron a Laocoonte y sus hijos.
Entonces llenos de miedo metieron el caballo a la ciudad, eso fue su perdición. Porque en la
noche el griego suelto abrió las puertas del caballo, salieron los guerreros griegos escondidos,
abrieron las puertas de la ciudad para que entraran los demás griegos y así comenzó el incendio
de Troya.

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