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La Ilíada

La obra comienza
narrando la cólera de
Aquiles, uno de los héroes
griegos que se niega a
luchar porque Agamenón ha
decidido quedarse con
Briseida, la esclava favorita
del guerrero más célebre de
las polis, que únicamente
busca reconocimiento y ser
leyenda.
Al no luchar Aquiles, las
tropas troyanas están
venciendo la guerra y
expulsando a los griegos
hacia la playa, a quienes
cada vez les dejan menos
terreno. En esas
circunstancias, Patroclo, íntimo amigo del héroe griego, decide usar la
armadura y armas de Aquiles para lanzarse a la batalla, ya que sufre al ver
cómo su pueblo pierde la guerra y su preciado compañero no hace nada
para solventar la situación.
Por desgracia, Patroclo, ducho en la guerra, se enfrenta a Héctor, uno
de los hijos del rey Príamo, y el mejor de ellos en la batalla, quien a la
postre, acaba por darle muerte pensando que se enfrentaba a Aquiles. El
guerrero griego, al saber de la desgracia de Patroclo, entra en cólera y
decide volver a la lucha. Además, el hecho de que los troyanos no le
concedan el cuerpo de su amigo para enterrarlo en paz le hace enfadar
más todavía.
En esta tesitura, Aquiles acaba por localizar a Héctor, con quien tiene
una dura batalla, pero termina por dar muerte al héroe troyano. Así pues,
en venganza, ata el cuerpo fenecido de su rival a su carro y lo arrastra por
la playa de Ilión en señal de humillación.
Mientras tanto, Príamo, desolado por la muerte de su querido hijo, decide
una noche acercarse a hurtadillas hasta la tienda de Aquiles en el
campamento griego para pedirle que le dé el cuerpo de su hijo de forma
que pueda enterrarlo dignamente.
Aquiles, ante las palabras de amor y desolación del rey Príamo, le concede
tal honor para que pueda enterrar el cuerpo de su hijo dignamente y con
los honores que merece como héroe real troyano.
La odisea

Diez años después de la caída de


Troya, el victorioso héroe griego
Ulises todavía no ha regresado a
su Ítaca natal. Una banda de
pretendientes alborotados,
creyendo que Ulises está muerto,
ha invadido su palacio y está
cortejando a su fiel pero debilitada
esposa, Penélope, mientras
disfruta de sus reservas de
alimentos. Con el permiso de
Zeus, la diosa Atenea, principal
aliada inmortal de Ulises, aparece
disfrazada e insta al hijo de este,
Telémaco, a buscar noticias de su
padre en Pilo y Esparta. Los
pretendientes, liderados por
Antínoo, planean emboscarlo a su
regreso.

Mientras Telémaco sigue el rastro de Ulises a través de las historias de sus


antiguos compañeros de armas, Atenea organiza la liberación de Ulises de
la isla de la bella ninfa Calipso, de quien él ha sido prisionero y amante
durante los últimos ocho años. Ulises zarpa en una balsa improvisada, pero
Poseidón, dios de los mares, en cuya ira incurrió Ulises anteriormente al
cegar a su hijo, el ciclope Polifemo, evoca una tormenta. Con la ayuda de
Atenea, Ulises llega a la tierra de los feacios. Su princesa, Nausícaa,
enamorada del guapo guerrero, le abre al extraño las puertas del palacio.
Ulises mantiene su identidad en secreto tanto como puede, hasta que
finalmente, a petición de los feacios, cuenta el relato de sus aventuras.

Ulises relata cómo, después de la guerra de Troya, sus hombres sufrieron


más pérdidas a manos de los cícones, y luego casi se vieron tentados a
quedarse en la isla de los lotófagos. A continuación, el ciclope Polifemo
devoró a muchos de los hombres antes de que un ingenioso plan de Ulises
permitiera escapar al resto, pero no antes de que Ulises revelara su
nombre a Polifemo, comenzando así su guerra personal con Poseidón.
Eolo, dios del viento, entregó luego a Ulises el odre de los vientos para
ayudarlo a regresar a su casa, pero sus insensatos compañeros abrieron el
odre con avidez, enviando así el barco a la tierra de los Lestrigones,
gigantes devoradores de hombres, de donde apenas lograron escapar.

En la siguiente parada, la diosa Circe engañó a los hombres de Ulises y los


convirtió en cerdos. Con la ayuda del dios Hermes, Ulises desafió su
hechizo y volvió a convertir a los cerdos en hombres. Permanecieron en su
isla durante un año, siendo Ulises amante de Circe durante este período,
antes de seguir adelante y resistir las tentaciones de las seductoras y
peligrosas sirenas, navegar entre los monstruos marinos Escila y Caribdis,
y adormecerse en las profundidades del Hades para recibir una profecía
del vidente ciego Tiresias. Descansando en la isla de Helios, los hombres
de Ulises desobedecieron sus órdenes de no tocar los bueyes. En el mar,
Zeus los castigó y todos, excepto Ulises, murieron en una tormenta. Fue
entonces cuando Ulises llegó a la isla de Calipso.

Ulises termina su historia, y los feacios le dan regalos y lo llevan a su casa


en barco. Atenea disfraza a Ulises de mendigo y le da instrucciones para
que busque a su viejo porquerizo, Eumeo. Ella traerá de vuelta a Telémaco
de sus propios viajes. Con la ayuda de Atenea, Telémaco evita la
emboscada de los pretendientes y se reúne con su padre, quien revela su
identidad solo a su hijo y a su porquerizo. Diseña un plan para derrocar a
los pretendientes con la ayuda de ellos.

Disfrazado de mendigo, Ulises investiga su palacio. Los pretendientes y


algunos de sus viejos sirvientes lo tratan despectivamente al mismo tiempo
que Ulises reconoce la lealtad de Penélope y de sus otros sirvientes.
Penélope, quien nota el parecido entre el mendigo y su marido,
presuntamente muerto, propone un concurso: se casará, finalmente, con
aquel pretendiente que pueda disparar una flecha a través de una docena
de hachas con el gran arco de Ulises. Solo Ulises puede lograr la hazaña.
Arco en mano, dispara y mata al pretendiente Antínoo y revela su
identidad. Con Telémaco, Eumeo y su mayoral de pastores, Filetio, a su
lado, Ulises lidera la matanza de los pretendientes, ayudado solo al final
por Atenea. Se reúne amorosamente con Penélope. Su conocimiento
acerca de la cama que él mismo construyó constituye la prueba que vence
el escepticismo de Penélope, que aún dudaba que él no fuera impostor.
Fuera de la ciudad, Ulises visita a su padre enfermo, Laertes, pero un
ejército de parientes de los pretendientes derrotados los encuentra
rápidamente. Con el aliento de una Atenea disfrazada, Laertes derriba al
líder, que es el padre de Antínoo. Antes de que la batalla pueda continuar,
Atenea, a la orden de Zeus, ordena la paz entre los dos partidos.
Cantar del Mio Cid

Resumen del Cantar de Mio Cid: El destierro del Cid

Empezamos este resumen del


Cantar de Mio Cid con el primero
de todos que nos explica que el
Cid fue desterrado por el rey
cuando se le acusó de falta de
honradez, a causa de cobrar unos
tributos en Andalucía. El Cid
partió con algunos vasallos que
se mantuvieron fieles a él,
aunque por órdenes del rey no
podían, ni siquiera, dirigirle la
palabra. El protagonista se ve
forzado a dejar a su esposa
Jimena y a sus hijas Elvira y Sol
en el monasterio de los monjes
de Cerdeña.

El Cid campeador parte con la promesa de que regresará a por ellas y que
casará a sus dos hijas con honra. En su partida, el Cid y sus
acompañantes tuvieron un camino lleno de batallas contra los moros,
conquistando reinos para su rey, además acumularon muchos botines que
enviaban de vuelta a casa.

En una ocasión, Don Ramón de Berenguer, que estaba ofendido por el


saqueo del Cid en la tierra aragonesa, lo reta en una batalla. El
protagonista sale vencido y es encarcelado. En estas condiciones el Cid se
declara en huelga de hambre durante tres días, hasta que es dejado en
libertad.

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