Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
www.editorial.jusbaires.gob.ar
editorial@jusbaires.gob.ar
fb: /editorialjusbaires
Av. Julio A. Roca 534 [C1067ABN]
+5411 4011-1320
Miradas feministas sobre derechos / Mario Pecheny ... [et al.] ; compilado por
Aluminé Moreno; Diana Maffía; Patricia Laura Gómez; prólogo de Diana Maffía; Patricia Laura Gómez ;
Aluminé Moreno. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Editorial Jusbaires, 2019.
Libro digital, PDF - (Colección Institucional 2019)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-768-069-0
1. Derecho. 2. Estudios de Género. 3. Feminismo. I. Pecheny, Mario II. Moreno, Aluminé, comp. III. Maffía,
Diana , comp. IV. Gómez, Patricia Laura, comp. V. Maffía, Diana , prolog. VI. Gómez, Patricia Laura, prolog. VII.
Moreno, Aluminé, prolog.
CDD 346.0134
Consejo Editorial
Presidenta:
Vanesa Ferrazzuolo
Miembros:
Alberto Maques
Alejandro Fernández
Lidia Ester Lago
Carlos F. Balbín
Silvina Manes
Alejandra García
Editorial Jusbaires
Edición: Martha Barsuglia; Francisco Berreta; María del Carmen Calvo; Analía Córdoba; Daiana
Fernández
Corrección: Daniela Donni; Mariana Palomino; Florencia Parodi
Coordinación de Arte y Diseño: Mariana Pittaluga
Maquetación: Carla Famá; Esteban J. González
La presente publicación ha sido compuesta con las tipografías Saira del tipógrafo argentino Héctor Gatti para la
fundidora Omnibus-Type y Alegreya de la fundidora argentina Huerta Tipográfica.
Autoridades 2019
Presidente
Alberto Maques
Vicepresidente
Alejandro Fernández
Secretaria
Lidia Ester Lago
Consejeros
Raúl Alfonsín
Silvia Bianco
Vanesa Ferrazzuolo
Anabella Hers Cabral
Darío Reynoso
Marcelo Vázquez
Administrador General
Luis Hernando Montenegro
ÍNDICE
Introducción
Diana Maffía, Patricia Laura Gómez y Aluminé Moreno................ 11
Nelly Minyersky*
Introducción
El Código Civil y Comercial de la Nación vigente (en adelante
CCyCN), sancionado en agosto de 2015, receptó cambios estructurales
que la sociedad venía reclamando en relación con los derechos y liber-
tades de las mujeres, las familias y los colectivos disidentes. Este tipo
de cambios, productos de movimientos y revoluciones al interior de
la sociedad impulsados por cambios de paradigma cultural, implican
muchas veces un largo camino por recorrer. Receptarlos en nuestra
legislación significa legitimarlos.
A los fines de analizar debidamente las profundas modificaciones
del todavía nuevo CCyCN en materia de igualdad y paridad de género
y de esta forma identificarlas, reproducirlas y aplicarlas a la cotidia-
neidad de las relaciones jurídicas, consideramos necesario realizar un
breve repaso sobre algunos conceptos que enarbolan las luchas femi-
nistas sin los que, sin duda, no se hubiera podido alcanzar el estatus
legal del que hoy gozamos: el derecho, como regulatorio de las relacio-
nes que conforma la sociedad; el patriarcado, como estructura de po-
der que legitima desigualdades basadas en el sexo; y el género, como
construcción cultural. Conceptos básicos que ayudarán a entender el
65
colección género
1. Facio, Alda, Cuando el género suena, cambios trae. Una metodología para el análisis de género
del fenómeno legal, San José, Costa Rica, ILANUD, 1991.
2. Ruiz, Alicia, “La imagen que nos devuelve el derecho”, en Faur, Eleonor; Lamas, Alicia;
Acosta Vargas, Gladys (comps.), Derechos Universales, realidades particulares: reflexiones y he-
rramientas para la concreción de los derechos humanos, Buenos Aires, UNICEF, 2003, pp. 50-51.
66
miradas feministas sobre los derechos
67
colección género
3. Giberti, Eva, La familia a pesar de todo, Buenos Aires, Centro de Publicaciones Educa-
tivas y Material Didáctico, 2007.
4. Veinte años después, en la segunda edición del DSM II publicada en 1973 y luego
de numerosa evidencia científica y de innumerables manifestaciones de la comuni-
dad LGBT, se eliminó la homosexualidad como categoría diagnóstica de la sección de
“Desviaciones Sexuales”.
68
miradas feministas sobre los derechos
69
colección género
70
miradas feministas sobre los derechos
71
colección género
7. Cook, Rebecca J.; Cusack, Simone, Estereotipos de género. Perspectivas legales transnacio-
nales, University of Pennsylvania Press, 2009.
72
miradas feministas sobre los derechos
73
colección género
74
miradas feministas sobre los derechos
La compensación económica
El artículo 441 recepta la compensación económica como efecto
del divorcio, que tiene como fin resarcir al cónyuge a quien la ruptura
de la pareja ha colocado en una situación de desequilibrio económico
que signifique un empeoramiento de su situación, y rige tanto para los
75
colección género
76
miradas feministas sobre los derechos
también recae en las niñas y las adolescentes que son parte del grupo
familiar (preferencia de las hijas mujeres por sobre los hijos varones
para la asignación de las tareas del hogar). Además, consideran que
excluye de la norma a las mujeres que no hayan tenido hijos e hijas. La
economista feminista Corina Rodríguez ha dicho que
El hecho de que las mujeres concentren la mayor parte de las responsabi-
lidades de cuidado, atendiéndolas con su propio trabajo no remunerado,
dificulta su plena participación económica. Esto resulta más evidente
cuanto más débiles son sus recursos para el empleo (nivel de educación,
calificaciones, trayectorias previas), cuanto más importantes son sus de-
mandas de cuidado (por caso, existencia de mayor cantidad de niños o
niñas menores en el hogar), y cuanto más escasas las posibilidades de
derivar el cuidado (a instancias extra-domésticas públicas o privadas).
De esta forma, la desigual distribución de responsabilidades de cuidado
y de oportunidades para atenderlas, es un vector claro de reproducción
de desigualdades socio-económicas y de género.10
En esta posición crítica advertimos una contradicción ya que la
misma se basa en que no se ha incorporado la perspectiva de género
en el texto legal, y por tanto la reclaman. Entendemos que la legisla-
ción vigente introdujo lo que ya era norma superior en la Constitución
Nacional de 1994 a través de la necesaria e imprescindible fuente que
constituyen los Pactos de Derechos Humanos –en especial la CEDAW y
su protocolo– el mandato de aplicar la perspectiva de género, y lo hace
contemplando el trabajo de cuidado de forma explícita en todos los tipos
de familias ya sea matrimoniales y/o convivenciales, con hijos o no.
En el análisis del articulado, encontramos que el artículo 442 en
materia de divorcio y el artículo 525 como efectos del cese de las unio-
nes convivenciales, contempla explícitamente la dedicación que cada
cónyuge brindó a la familia, y a la crianza y educación de los hijos.11
Esta distinción entre “familia” y “cuidado y educación de los hijos” es
contemplativa de aquellas parejas que al momento de su ruptura no
han tenido niñas o niños. También tiene en cuenta la capacitación y
la posibilidad de inserción en el campo laboral, lo que refleja una rea-
77
colección género
lidad que atañe a las mujeres que durante décadas han relegado su
desarrollo profesional para la dedicación exclusiva al seno familiar.
Siguiendo esta línea, el artículo 455 que regula el deber de contri-
bución de los cónyuges, establece que se debe considerar al trabajo en
el hogar y cuidado de las hijas e hijos propios y/o afines como contri-
bución a las cargas conyugales.
Es de destacar que estas disposiciones son comunes (art. 454 y
concordantes) a todos los regímenes patrimoniales del matrimonio,
tanto al régimen de comunidad de gananciales como al de separación
de bienes (arts. 446 y 449). Recordemos que en los matrimonios que no
optan por el régimen de separación de bienes, que son prácticamente
la mayoría de los que se celebran, rige subsidiariamente la comunidad
de bienes gananciales, en consecuencia la compensación económica
significa un plus a la división de bienes gananciales.
Es indiscutible que los redactores han optado por un término
neutro, pero ello no va en detrimento del derecho de las mujeres, por el
contrario, recepta y atiende las desigualdades que los estereotipos de
género han instalado en el imaginario social, lo que es aún más difícil
aunque necesario desarraigar, para lograr así una mayor independen-
cia que asegure el camino hacia la verdadera autonomía y a la realiza-
ción personal de cada una. Como hemos mencionado anteriormente,
es necesario que el género y sus mandatos se entiendan como cons-
trucciones sociales y no como asignación biológica de femineidades y
masculinidades que, más allá de textos legales superadores, continúen
signando el camino de la dominación del hombre por sobre la mujer.
Ahora bien, reconociendo el avance de la incorporación como tal
de la compensación económica que sustancialmente puede beneficiar
a la parte más débil de la pareja (en general la mujer), observamos sí
una crítica a la disposición del plazo de caducidad. El plazo de seis me-
ses contados a partir del dictado de la sentencia de divorcio y no de la
notificación de la misma (otorgando igual término para las uniones
convivenciales, pero contados a partir de cualquiera de las causas de
finalización de la convivencia) puede tornar ineficaz el derecho. Los
distintos casos de jurisprudencia que al respecto se han presentado en
nuestros tribunales, avalan la necesidad de una pronta reforma que
subsane los daños que puede producir exigirle a la persona, que la mis-
ma ley señala como alguien en situación de vulnerabilidad y que ha
atravesado una situación traumática como es todo divorcio y/o cese
78
miradas feministas sobre los derechos
79
colección género
que el impacto que provoca en la vida de cada uno de los que consti-
tuyen el grupo familiar puede ocasionar discordancias que incidan en
las debidas relaciones entre sus integrantes. Si bien los progenitores
son quienes se encuentran, en principio, en mejores condiciones para
decidir sobre el régimen más conveniente a adoptar en relación con
los cuidados impartidos a las y los hijas e hijos y qué es lo mejor para
todo el grupo, no siempre esos criterios personales reflejan o amparan
el interés superior de las y los niñas y niños.
En la redacción de los artículos 648 a 651, las legisladoras y los le-
gisladores definieron a los cuidados personales como los “deberes y
facultades de los progenitores, referidos a la vida cotidiana del hijo”
y, en caso que no haya convivencia entre estos, el cuidado puede ser
asumido por uno solo de los progenitores o por ambos. Además, esta-
blece como regla general que el juez, ya sea a pedido de uno o ambos
progenitores o de oficio, debe privilegiar el cuidado compartido de las
y los hijas e hijos con la modalidad indistinta (la niña o el niño convive
de manera principal con uno de los progenitores, pero ambos com-
parten las decisiones y se distribuyen de modo equitativo su cuidado),
ello siempre que no sea perjudicial para la hija o el hijo (se debe tener
en cuenta el interés superior del niño, consagrado en la Convención).
En este orden de ideas, se ha observado que compartir las respon-
sabilidades sobre las hijas y los hijos es mucho más que la elección de
sus lugares de residencia. Orientar desde la ley el camino hacia un ac-
tuar conjunto y solidario de los progenitores entrelaza el interés social
que aspira a la mejor formación de las nuevas generaciones y el interés
individual de quienes integran el núcleo familiar. Significa legitimar
un modelo alternativo frente al sistema “naturalizado” de una guarda
unipersonal que en la generalidad de los matrimonios heterosexuales
recaía sobre la mujer, lo que no hacía más que ratificar un modelo de
dominación del hombre por sobre la mujer que la colocaba una vez
más dentro del ámbito del hogar como su único espacio posible. Debe
recordarse el importante papel educativo de la ley, pues permite incor-
porar en la conciencia de los progenitores esta opción, tan favorable al
niño como a sus padres.12
80
miradas feministas sobre los derechos
13. Disentimos con el uso del término “colaborar” en materia de responsabilidad del
cuidado de hijos e hijas porque entendemos que la participación del padre no debe
surgir como mera colaboración, sino como responsabilidad conjunta de ambos pro-
genitores por la calidad de tal, en un marco de igualdad al interior de las familias,
rompiendo con los papeles asignados por cuestiones de género.
14. Grosman, Cecilia P., “La tenencia compartida después del divorcio. Nuevas tenden-
cias en la materia”, en Revista Jurídica La Ley, Buenos Aires, 1984.
81
colección género
82
miradas feministas sobre los derechos
83
colección género
84
miradas feministas sobre los derechos
identificar cuál es la mujer que se está contemplando como “el otro” del
paradigma de ser humano que es el hombre / varón y desde ahí analizar
cuál o cuáles son sus efectos en las mujeres de distintos sectores, clases,
razas, etnias, creencias, orientaciones sexuales, etc. PASO 4: Identificar
cuál es la concepción o estereotipo de mujer que sirve de sustento del tex-
to, es decir si es sólo la mujer-madre, o la mujer-familia o la mujer sólo en
cuanto se asemeja al hombre, etc. PASO 5: Analizar el texto tomando en
cuenta la influencia de, y los efectos en, los otros componentes del fenó-
meno legal. PASO 6: Ampliar y profundizar la toma de conciencia de lo que
es el sexismo y colectivizarla. Esto último porque si una/o ha realmente in-
teriorizado lo que significa y es el sexismo, siente la necesidad de trabajar
para derrocarlo. Esto necesariamente implica trabajar colectivamente.20
La metodología parte de la existencia de las discriminaciones
comprobadas en razón del género en todos los ámbitos. Discrimina-
ción entendida como
… toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga
por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce
o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la
base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y
las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social,
cultural y civil o en cualquier otra esfera.21
La existencia del sexismo, como la creencia de la superioridad del
sexo o género masculino, lo que se traduce en una serie de privilegios
a cuestionar, y el convencimiento de que la posición subordinada que
ocupa la mujer en todas las relaciones que conforman los vínculos so-
ciales no se debe a cuestiones biológicas ni naturales, sino en cons-
trucciones culturales que reproducen las relaciones de poder.22
La tarea no es fácil e implica desterrar estructuras y argumentos
misóginos, machistas y patriarcales. La “justicia patriarcal” aún per-
siste en algunos tribunales, cuando el tratamiento y la celeridad con la
que se juzga a una mujer son diferentes al juzgamiento de un hombre
85
colección género
Consideraciones críticas
Si bien reconocemos el avance que en el derecho de las familias he-
mos tenido con la reforma del CCyCN, aún se mantienen ciertas cues-
tiones que no fueron receptadas, o se hicieron de forma deficiente.
86
miradas feministas sobre los derechos
23. La nota al pie del art. 70 del Código Civil de Vélez Sarsfield corresponde al jurista
Savigny, y establece que es preciso que el hijo sea separado completamente de la ma-
dre, que viva después de la separación y que sea criatura humana.
24. Vélez Sarsfield, Dalmacio, Código Civil, artículo 3290: “El hijo concebido es capaz de
suceder. Él que no está concebido al tiempo de la muerte del autor de la sucesión, no
puede sucederle. El que estando concebido naciere muerto, tampoco puede sucederle.
Nota al artículo: El hijo en el seno de la madre, tiene solo una vida común con ella; el
nacimiento puede únicamente darle una vida individual. El derecho, sin embargo, lo
considera como hábil para suceder…”.
87
colección género
88
miradas feministas sobre los derechos
25. Minyersky, Nelly; Flah, Lily, “Del embrión a la persona. El proceso de gestación y
la interrupción voluntaria del embarazo”, Buenos Aires, Biblioteca del Congreso de la
Nación Argentina, junio de 2017.
89
colección género
90
miradas feministas sobre los derechos
Conclusión
Analizamos durante el desarrollo del artículo las modificaciones que
consideramos trascendentales e importantes en materia de incorpora-
ción de derechos de las mujeres, y las que aún falta receptar o readecuar.
No queremos dejar de celebrar la importantísima incorporación de
las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derechos, especialmente
los artículos 25, 26 y 27 y, en particular, al reconocimiento de la compe-
tencia médica de estos sujetos. Para su análisis, nos remitimos al reciente
desarrollo que sobre el tema se realizó en la revista Derecho de Familia.27
La recepción de los tipos de familias, de las distintas formas de
filiación, de la autonomía de la voluntad en materia de uniones afec-
tivas y la incorporación del trabajo de cuidado, entre otras, supuso el
reconocimiento del multiculturalismo y de las luchas de los colectivos
sociales que pugnan por la ampliación de la plataforma de derechos.
El desafío que presentan las modificaciones receptadas en el Có-
digo Civil vigente implica analizarlas de forma conjunta y complemen-
taria no sólo con el articulado que compone dicho cuerpo normativo,
sino también con los principios y derechos emanados de la Constitu-
ción Nacional y los Tratados de Derechos Humanos que componen el
llamado bloque de constitucionalidad (art. 75, inc. 22 CN).
No sólo las y los legisladoras y legisladores de nuestro país deben,
a través de la redacción de las normas, garantizar los derechos a to-
26. Belluscio, Augusto, “La elección del régimen matrimonial por los esposos”, en
LL 1994-A-799.
27. Minyersky, Nelly, “Reflexiones sobre la capacidad civil y competencia médica de
niños, niñas y adolescentes”, en Revista Derecho de Familia N° 85, Buenos Aires, Abeledo
Perrot, 2018.
91
colección género
92