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La metamorfosis — Franz Kafka a. Kafka, un clasico no convencional ~iAy! -dijo el ratén-. El mundo se hace cada dla mas pequefto. AA principio era tan grande que le tenfa miedo. Corrfa y corrfa y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestray siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan répido que me encuentro en el debo pasar. Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo ~dijo el gato... y se lo comié. Franz Kafka imo cuarto y ah en el rincén esta la trampa sobre la cual 4 Resulta dificil encuadrar la compleja obra de Franz Kafka bajo un rétulo: gexpresio- nista?, {surrealista?, gexistencialista?, y/o zdecadente? Tal vez por esta imposibili- dad de etiquetarla solo pueda decirse con certeza que forma parte insustituible del tamado canon literario occidental y, en este sentido, es un clésico de la literatura. Un clasico, desde una perspectiva abierta a las generaciones de lectores por venir que harn sus propias interpretaciones a partir de nuevos contextos de recepcién, “es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir” (Calvino, 1981). El caracter de significacién incompleta que tiene todo texto se vuelve rasgo distintivo de las narraciones de Katka debido a la pluralidad de sentidos que abren en la lectura. Existe una imposibilidad radical de clausurar la riqueza significativa de sus historias en un esquema conceptual que organice une interpretacién tnica y cerrada. Esta caracteristica determinante convierte sus obras en cldsicos de la Meraturo a pesar de las estrategias novedosas de su escritura, el hermetismo de sus alegorfas y la l6gica paradojal que organiza los relatos. La estética de sus ficciones implica una mirada diferente que reconfigura el orden de la realidad cotidiana, desnaturalizéndola y, en este sentido, haciendo perceptible aquello que habfa quedado callado, invisibilizedo, marginado det pen: samiento, en la experiencia propia de la relacién hombre/mundo. En cada uno de Us cuentos y novelas, la realidad aparece con un perfil ins6lito que nos hace sentir extrafiados ante aquello que estabamos acostumbrados a percibir y a pensar de otro modo. El de su obra es un antirrealismo-realista que muestra los aspectos si- niestros, oscuros, inadvertidos, de lo familiar. Defendiendo el cardcter inclasificable de su literatura, el critico cultural aleman Theodor Adorno (1984) polemiza con la simplificacién interpretativa en que ha cat- do buena parte de la critica al abordar el estudio de los escritos de Kafka. Rechaza, en este sentido, la pretension de encuadrar, sin més, el cardcter de sus historias bajo la etiqueta de “existencialistas” con el argumento de que en ellas puede ras- trearse una serie de simbolos filoséficos que remiten a una visién abstracta y pesi- mista del hombre, en le que éste aparece como imposibilitado de encontrar el cami- no hacia lo absoluto; o como protagonista sufriente y pasivo de una vida absurda, confusa, sin esperanza ni fundamento, en le que la que la dnica posibilidad para los personajes es cumplir con los deberes que ta sociedad impone, adaptndose a diversas instituciones que exigen de ellos debilidad y sometimiento. Tal mundo ALICIA MONTES 10 absurdo y laberintico en el que los sujetos se sienten perdidos y sobrepasados es el que suele calificarse unilateralmente como “kafkiano”. ‘Adorno cuestiona esta visi6n orgdnica? y sistematica de su obra, que encuentra el sentido de cada elemento parcial que la constituye en su subordinaci6n al todo y @ una idea rectora y general que le otorgaria significado. Considera que, en lugar de simbolos que traducen o expresan una determinada idea ahistorica y absoluta (a lejania y el silencio de Dios o la existencia sin sentido, por ejemplo), en la narrativa de Kafka hay que hablar de alegorfo?, ya que en ella cada parte (palabra, frase, secuencia, elemento) tiene valor por sf misma, independientemente del todo o el sistema en el que se inserta; no esta subordinada a una idea general o metafisica de la que obtendria significado, sino que es una imagen dialéctica®, es decir, un espacio donde se muestran las contradicciones en lugar de anularlas imponiendo tun s6lo concepto. Walter Benjamin (1972), otro importante critico alemén, utiliza el término pa- rabola para definir este tipo de escritura que no cobra sentido por lo que expresa sino por su negativa a expresar, porque implica la ruptura con todo significado fijo 0 preestablecido, A diferencia de las parébolas religiosas, no posee una clave de desci- fromiento determinada que permita atravesar su lenguaje alegorico para encontrar “qué se quiere decir” con él, con lo cual se instaura un sentido supremo y total. En los relatos, cada elemento es un significante* en deriva que, separado del contexto habitual al que pertenece, no deja de transformarse y producir sentidos dentro del nuevo marco en que es insertado. Esta operaci6n, por ejemplo, se pro- duce en La transformacién (Die Verwandlung)*: Kafka toma una sabandija, un in- definible bicho (ungeziefer‘), y lo coloca en el interior pequefio-burgués de una casa de familia donde todo parecia funcionar aceitadamente; con ello trastrueca el orden establecido y todo se transforma, abriendo nuevos significados en el mundo familiar, que se vuelve extrafio y amenazante. 1 Adorno piensa literatura de Kafka desde la perspectiva vanguardista de lo que se puede denominar obra ‘experimental oinoraénica, opuests a a obra orgdnica, Las caracteristicas de la obra organica son la subordinacién de les partes al todo, el borramiento de su carécter construido bajo una apariencia de naturalidac, su valor ideoldglco legitimante del orden establecido. Por su parte, la obra inorgénica o experimental se dstingue por la sutonomia que tienen las partes respecto del todo, el trabajo con lo fragmentario, a exhbicin de sus estrategias de armedo, su catéctercuestionador de to dads. 2. Adorno usa el térming clegorio en el sentide en que es defnido por Benjamin: un elemento determinado se soca de un contextoy se lo hace funcionar en otro para el que no estaba destinado, lo que abre nuevas signficaciones, Por ejemplo, Benjamin tome la figura del trapero, caracterstce del Pars dt silo XI, y la celaciona con la puesto y el poeta cuando analiza ta obre de Charles Baudelaire, y esto despierte nuevas resonanclas de sentido y ver _aspectes poco visibles en la actividad postica al establecer ia relacion poetatrapero, 13 Una imagen dialéctica es un elemento cvalesquiera en el que se pueden leer ls contradiciones de a realidad y $4 complejidad, en términos de Adorno, el momento de verdad y de falsedad,tberador yallenant, de Toda Formacién simbética, 4 Desde el punto de vista lingietico tod signo tendria dos aspectos, el signifcante, o forma acdstca/grafia,y el significado o contenido, ambos relacionados por convencin en wna lengua, 5. Esteeslatraduccién del titulo alemén Die Vewandlung y no La metomorfoss, 66 Ungeciefer connota un significado despectivo y depradante, quiere decir bicho, sabandij,alimatia, algo _miserable. Los alemanes usaban este término para referitse alos gaseados de os campos de concentracién durante la Segunda Guerra Mundial. FRANZ KAFKA Los relatos de Kafka, determina Adorno, no nos permiten tomar distancia para interpretarlos, aos golpean con su agresiva proximidad y, al mismo tiempo, no nos dejan identificar con sus personajes. El mundo que muestran se parece demasiado al de las pesadillas, tienen la estructura onfrica del arte surreatista y responden a tuna logica que no es la racional: no es l6gico que un hombre se despierte conver: tido en insecto; es absurdo que un emperador traiga némades a su propio reino para desarmar el orden que sostiene su dominio y crear caos: zpara qué le dejaria en herencia un padre a un hijo un animal mitad gato-mitad cordero que no es una cosa ni la otra? Como lectores, nos equivocariamos si pensdramos que la consistencia de cada imagen es la de una metafora (se pone B para significar A), pues hay que leer los cuentos y novelas de Kafka guiados por ef principio del sentido literal (se pone 8 para significar B). De este manera, cada palabra, cada imagen cobra consistencia propia para generar ambigledad e indiferencia de sentido. Lo mcitiple & inestable reemplaza el autoritario significado dnico. Para leer a Kafka hay que tomar lo que sus textos dicen af pie de (a letra, repi- tiendo el gesto con el que procede todo estudioso de la Tord’ en la tradicion judfa (Adorno, 1981), Por esta raz6n, es necesario aceptar sin mas que el hombre llamado Gregorio Samsa, en La transformacion, se ha vuelto un bicho para él mismo y sobre todo para los demés; que la puerta abierta para el protagonista de “Ante la ley” es para que pase pero jamés podré hacerlo; que el mensaje del emperador moribundo ho tiene posibilidades de llegar a destino porque gobierna un mundo que es labe- rintico y cerrado al afuera; que el arte del personaje de “Un artista del hambre” es, precisamente, pasar hambre hasta morirse a la vista de todos. Las cosas son como se las narra y en ese punto se parecen bastante a nuestra realidad cotidiana, aunque por lo general no lo advirtamos. Los posibles efectos de significaci6n que tienen estas historias dependen del marco interpretativo en el que se las inserte. Buscar un sentido intencional que surgiria del autor, 0 un soporte metafisico (la lejanfa de Dios, el sin sentido de la xistencia, el poder) que construiria los significados definitivos del texto, es una operacién tan absurda como el paradéjico mundo en que se mueven estos seres tan ajenos a nosotros y tan cercanos. 1 Torah oToré ring] es una palabra hebces que, en el sentido que equ se tilize, hace referencia al texto judo Trade coye contenido es sim a dees cinco primrose de a bia (Pentteaco, que correspondent Antiguo Testamento ALICIA MONTES n a su manera el perfil de una época cruel y violenta, en la que habfan comenzado a evidenciarse los efectos del antisemitismo. Estas circunstancias no impidieron que experimentara la intensidad de existir con una lucidez muy grande. En una de las paginas de sus Diarios expresa: El que no sabe qué hacer con su vida mientras vive necesita una de sus manos para desviar un poco la desesperacién por su destino ~esto acurre de un modo muy imperfecto-, pero con la otra mano puede tomar nota de lo que ve por debajo de las ruinas, porque ve cosas diferentes y en mas abundancia que los otros; es sin duda un muerto en vida, y a la vez el dnico sobreviviente, lo cual no presupone que no necesite las dos manos, y mas si las tuviera, para luchar contra la desesperacién (Kafka, 1919). c. Literatura y realidad: el relato de un mundo en crisis La primera guerra mundial no resulté ser Los ditimos dias de la humanidad, como afirmé Kari Kraus en su cuasi drama de denuncia, pero nadie que viviera una vida adulta antes y después de 1914-1918 en cualquier lugar de Europa, y en muchas zonas del mundo no europeo, podta dejar de darse cuenta de que los tiempos habian cambiado de forma decisiva. Eric Hobsbawm Una sociedad opresiva y alienante La poca en la que le toc6 vivir a Franz Kafka puede definirse de manera gene- ral como el mundo burocratico y alienado del segundo capitalismo o capitalismo financiero. Las caracteristicas de esta sociedad y este sistema de produccién fueron sintetizadas por Max Weber" con una metafora de gran fuerza expresiva, “estuche férreo” (stahihartes gehduse), que se hizo mas conocida con la imagen usada en la primera traduccion al inglés de su obra: “jaula de hierro”. Weber (2002) observa las caracteristicas del mundo capitalista de comienzos del XX y lo presenta en sus escritos como un lugar en el que la existencia ha perdi- do su sentido trascendente, para convertirse en una realidad cientificista, desen- cantada, absurda y burocratizada, hasta el extremo de poner en seria amenaza la libertad de los hombres, que parecen condenados a la alienacion y la infelicidad. Su diagnéstico subraya los efectos nocivos det creciente proceso de racionalizacién que se ha producido sobre la vida humana, cuya maxima expresin es un orden burocrético extendido a todos los 4mbitos de la vida. Esta vision pesimista preanunciaba el modo de existencia propio del totalita- rismo de la Alemania nazi y de la Uni6n Soviética estalinista. Sin el fundamento religioso que daba sentido a la actividad del hombre, en un mundo desmiraculizado 14. Socidlogoe historiadoraleman que viaf6 con su muler a Estados Unidos en 1906 y pudo observar in situ los Vincalos entre protestantismoy capitalism. Kafka tuvo vinculos con su hermana y se supone que conacta as teorias weberianas sobre la sociedad dela €poca. ALICIA MONTES VW 8 que se ha vuelto pragmético, la existencia parece desarrollarse dentro de un capa- raz6n duro y opresivo. La metéfora de la jaula, que expresa las caracteristicas del mundo social mo- derno, es usada por primera vez en el contexto del estudio de Weber sobre la ética protestante, especificamente, en el capftulo Il: “La relaci6n entre la ascesis y el es- piritu capitalista’. Alli afirma que una serie de valores sostenidos por las religiones protestantes de origen calvinista tuvo decisiva incidencia en la construcci6n de le sociedad burguesa: el éxito y enriquecimiento lefdos como signos de la bendicion diving; el trabajo entendido en principio como vocacién, luego como profesién, con su consecuente necesidad de subdivisién. Estos principios éticos fueron perdiendo su sentido religioso original, se convirtieron en desmesurada ambicién por la rique- za y dieron ugar al surgimiento de un tipo de sistema que ponia el acento solo en el enriquecimiento y el éxito, De este modo, a nivel social y econémico se impusieron tas reglas que tentan los puritanos respecto de como encarar la vida laboral, como vocacién y exigencia, sin el fundamento espiritual que le habfa dado sentido. Lo que para los puritanos era un “querer ser”, en el capitalismo burgués se transforma en un “deber ser”, en una *jeula de hierro” opresiva, imposible de contrarrestar para quienes habfan nacido y debian vivir en un entorno regido por tales imperativos que subordinaban todo a criterios practicos y utilitarios. Esto se extiende hacia el plano de lo polttico, lo vacfa de todo ideal y to con- vierte en puro pragmatismo, es decir, “realismo polttico”. De este modo, el hombre se convierte en un ser enajenado: la vida y el progreso se definen para las clases dominantes por la ambicién de ganancias, que debe implicar para ellas un minimo esfuerzo (son los asalariados los que deberan trabajar y dejar sus vidas en ello), dado que el trabajo es una carga que debe ser superada a través del éxito conce- bido de tal modo. En este sentido, Weber mostré que el puritanismo favorecfa la busqueda ra- ional del beneficio econémico. No porque ese haya sido el objetivo de esas ideas religiosas, sino mas bien como una consecuencia devenida del espiritu que se ex- presaba en ellas, un principio inherente a dichas doctrinas y que se vefe en resul- tados derivados directa o indirectamente: la planificacién extrema de la vida y le bisqueda obsesiva de benefictos materiales. Ast la ética del trabajo puritana se convirti6 en el afén de lucro desmedio del capitalismo, la burocratizacién controla- dora de la vida humana, y una division del trabajo que gener6 opresi6n y alienaci6n en {a existencia cotidiana de los trabojadores Basta releer las primeras escenas de La transformacién de Franz Kafka para encontrar una imagen extrafiada de cémo se desarrollaba la existencia de miles de asalariados, y a cuantos suefios y deseos debfan renunciar para cumplir con el deber ser que la sociedad, que desea perpetuarse idéntica a sf misma, les exige. Un imperio en proceso de desintegracién La problemética que se expresa en la metafora de la “jaula de hierro” weberiana penetré la existencia del perfodo en que vivi6 Franz Kafka y, en el caso puntual det heterogéneo y burocratico Imperio austrohGngaro, se vio acentuada por una serie FRANZ KAFKA 22 Michel Foucault (1996) sostiene que el triunfo y la implementacién de un dis- ° curso biologizante, sostenido en las teorfas de Darwin por parte del Estado es el fundamento del racismo, puesto que este prejuicio supone la idea de que la socie- dad se tiene que defender a s{ misma de aquella parte de su propio cuerpo enferma que debe extirpar, eliminar y combatir. El antisemitismo, en el caso que nos ocupa, seria la condici6n a por medio de la cual se legitima la exclusién o la matanza del otro, del diferente, de las minorfas, en quien se proyecta todo lo malo que ocurre, para asegurar la pervivencia de un mundo sostenido en la norma, la regularidad, la homogeneidad y el disciplinamiento. Esto explica, en buena medida, por qué durante la Segunda Guerra Mundial se haya podido imaginar y aplicar la llamada Solucién final en contra de todo un pueblo, y que se haya programado la matanza de milloges de judios en los campos de concentracién como parte de una estrategia politica del Estado, y que los fun- cionarios nazis hayan puesto en marcha el aparato que llevarfa al holocausto de mi- llones de judios de un modo planificado, técnicamente preciso y burocratico. Es “la banalidad del mal” de la que habla Hannah Arendt en Eicham en Jerusalén (1961). d. El universo narrativo de Kafka: un orden estético ‘Toda esta literatura es un avance contra las limitaciones. Franz Kafka En los relatos de Kafka, a menudo el protagonista, por lo general un ser anénimo o insignificante, se enfrenta a un mundo azaroso, organizado con reglas descono- cidas, arbitrarias o incomprensibles. Esta circunstancia, subrayada muchas veces tn las lecturas que se hacen de su obra, ha motivado la creacién de un adjetivo, el término kafkiano, que se utiliza precisamente para describir situaciones opresivas y sin salida de la existencia diaria. Este uso, que toma en cuenta sdlo un aspecto parcial de su obra, ha lievado a una creciente simplificacién de los sentidos de su complejo mundo ficcional y, sobre todo, al borramiento de los procedimientos que utiliza para narrarlo, como si ese mundo existiera por sf mismo y no fuera el efecto de un trabajo con el lenguaje. En efecto, existe una vulgata’® kafkiana que obtura toda posibilidad interpreta~ tiva e impide el cuestionamiento de las lecturas contenidistas cristalizadas, lo cual obliga a repetir una serie de lugares comunes que se reproducen sin cesar en los trabajos criticos mas superficiales, asf como en los escritos escolares sobre este autor. Por ello, si se quiere enfrentar criticamente la obra de Kafka y disfrutarla en toda su riqueza, es necesario dejar de lado todo prejuicio interpretativo que con- dicione y reduzca lo que se puede leer en ella a una interpretacion que s6lo tenga como clave de lectura la intencién autoral, la vida del autor, la subordinacién de todos los relatos a un principio filoséfico 0 ético que se encontrarfa por fuera de 16 En sentido iguradoy por extensi6n, se denomina vulgate e toda traduccién 0 interpretaciin de una obra tebrica ‘literaria que lasirmplifia y que a la vee esté muy generaizada, Originalmente, le pelabra“vulgata” se usa para referitgea la traduecién més difundia y candnica de la Biba FRANZ KAFKA su escritura y més alla de ella, dandole un solo significado a lo que es mucho mas complejo. Mas alld de toda cuesti6n social, biografica, filos6fica 0 ética, la obra de Kafka se caracteriza por el predominio de lo que Jacques Ranciére (2010) denomina orden estético: un modo de narrar que permite hacer visible lo que estaba invisibilizado y desarmar todo principio jerdrquico. Las parabolas de Kafka, sus inquietantes ale- gorfas, permiten ver lo siniestro, lo monstruoso en el mundo que habitamos: el contexto burocratizado y alienante en el que el hombre es humillado y disciplina~ do; lo absurdo y azaroso de la existencia; la resistencia al orden establecida como negacién o rechazo; el cuerpo como lugar incémode de ser en el mundo; la lengua como espacio de lucha; la indiferencia entre vida y muerte; el germen de un mundo totalitario; las relaciones de poder; la violencia fisica, simbélica 0 estructural; lo familiar como asfixiante; [a tensién entre deseo y deber; la fatalidad de la culpa, entre muchos otros temas. En sus narraciones, Katka presenta lo sensible, lo imaginable, lo pensable, lo escribible y lo factible de un modo diferente, disensual, que tiene como objetivo desautomatizar la experiencia sobre la realidad y mostrar de otra manera lo perci- bido, redistribuyendo el ordenamiento del mundo de todos los dias de acuerdo a una l6gica igualitaria que juega con las equivalencias y tiene la forma de una cinta de Moebius sin adentro y sin afuera: A=B. Con este procedimiento, que desordena lo ordenado segiin una determinada jerarquia, se vuelven indecidibles tos sentidos, que se van sumando en un juego de deriva significante: se desarticula el orden imperante y el consenso monolégico que postula que las cosas deben ser 0 son naturalmente de una determinada manera. Los relatos presentan una realidad en la que las cosas no Son como son sino como se las hace ser, como se las produce. El Gnico sostén de una familia de clase media se despierta siendo un insecto, porque un cimulo de seres y de relaciones enfermas y él mismo que ha dicho si a la opresién, lo han hecho vivir como un insecto y lo han convertido en esa cosa repugnante que se arrastra por la casa. Los juicios y las condenas se realizan sin necesidad de pruebas, porque la sociedad crea seres hu- manos culpables. Los mecanismos de producci6n de subjetividades del mundo que habitamos quedan al descubierto gracias al lenguaje y sus tropos, que producen efectos de sentido que ponen en crisis nuestras creencias habituales sin que haya una intencién determinada. Si nos hemos acostumbrado a aceptar por sentido comin un mundo organizado en binarismos irreductibles (blanco/negro; bueno/malo; bello/feo; normal/mons- truoso) en los que siempre el primer término es el privilegiado, quiere decir que hemos aceptado como inmodificable una vision del mundo que determina que debe haber un arriba y un abajo; que hay seres destinados a dominar y otros a ser do- minados; que debe existir un centro poderoso y una marginalidad humillante; que algunos tienen derecho a la palabra y otros no; que la realidad se diferencia clara- mente de la ficcién; que unos estan destinados a la actividad y otros a la pasividad; y que es natural que haya seres felices y otros infelices. La literatura kafkiana se resiste a aceptar este orden de cosas y juega a des- armar la mirada dicotémica de modo inquietante y extremo. Los relatos de Kafka construyen a través de la hipérbole, la sinécdoque, la metonimia y la elipsis un ALICIA MONTES 23 24 mundo que parece una pesadilla, o un suefio en el mejor de los casos: en sus his- torias nada esté en “su” lugar, desde que no existe el lugar “propio” y todo parece demasiado incomprensible, paradéjico, ilégico y complejo en su simplicidad: un hombre Ay un hombre B nunca pueden encontrarse para sellar un trato “simplemente” porque se desencuentran siempre. Ahora bien, a pesar de la incomodidad que suscita en los lectores, @ pesar de lo extranjero que parece todo, se trata ni mas ni menos que del mundo que habitamos, de nuestra realidad diaria, de eso que llamamos existencia, solo que despojados del encantamiento que nos hacia verla real, razonable, justa, racional, verdadera, con sentido pleno, y que hacfa de lo arbitrario la excepci6n. En Kafka la excepcién es la regla puesto que, en este universo, lo Gnico consistente y cierto es la ficci6n: y la escritura, lo que redime al hombre de su existencia inevitablemente humillante y azarosa, sometida a la arbitrariedad: jDesde hoy no dejar el diario! jEscribir con regularidad! No rendirse! Aun- que no haya redencién, voy a ser en todo momento digno de ella (Kafka: 1910-1913). Sus parébolos muestran, a través de la técnica del distanciamiento, el enaje- namiento de los seres humanos, y se posicionan en contra de esa alienacién que condena a la desdicha. El problema es que en esta realidad cerrada y opresiva en la que todo es presente no parece posible pensar un futuro superador, como sucede en a obra de Bertolt Brecht, un escritar que hizo del mismo procedimiento (distan ciamiento/extrafiamiento) la piedra de toque de sus piezas teatrales, que buscaban despertar en el espectador una conciencia critica y una consecuente praxis politica para cambiar lo dado (Fischer: 1982). Los personajes de Kafka, por el contrario, estén sometidos a un presente que parece insuperable y que proviene de los dictados de un poder tan difuso, incom- prensible, oscuro y arbitrario como la vida misma, Por eso, su obra trata de resistir esta situaci6n, aunque no se puede cambiar el estado de las cosas, que es fatal, en el sentido de dado. En sus historias hay una apuesta a favor del inferior, del excluido, del humilla- do. y se rechaza alegéricemente el carécter monstruoso del superior, del que domi- nay provoca sufrimiento infinito, aun a pesar de él. Asi, Gregorio Samsa se sustrae de la opresiva realidad laboral convirtiéndose fisicamente en eso que ya era, un insecto, pero esa resistencia a seguir siendo usado por el sistema, social y familiar, lo lleva a la soledad mas extrema y a la muerte. Dice no, con un costo muy alto que no transforma nada, es pérdida, exclusién al mismo tiempo que liberaci6n. Es ésta la radical situacion del hombre?, znada se puede transformar en beneficio de su felicidad? La respuesta debera buscarla el lector en sus textos, que para algunos criticos tienen un enorme valor liberador en el uso det lenguaje: “(En Kafka...) el len- guaje comprensible es atravesado por una linea de fuga, para liberar una materia viva formada. Este tenguaje est arrancado al sentido, conquistado al sentido, (...) realiza una neutralizacién activa del sentido, ya no encuentra su direccién sino en un acento de patabra, una inflexién” (Deleuze, Guattari, 1978). El uso intensivo y asignificante de la lengua que suprime la idea de sujeto (de ser condicionado que FRANZ KAFKA deba actuar y hablar segiin las instituciones dicen), puede interpretarse como un espacio ganado a la opresién, un grito de libertad. De ahi el ataque que se evidencia en sus textos a las figuras que ejercen el dominio. Los relatos del escritor checo las presentan siempre en posicién erguida (el padre, el jefe, la guardia), es la posicién en la que se suele ubicar al hombre en relacién con los animales destinados, por el contrario, a la horizontalidad 0 a arrastrarse, Unos en el centro y otros en el margen. No obstante, ese estar proximo a la tierra, a su mismo nivel, que caracteriza la posici6n del inferior, puede con- vertirse para el hombre, en tanto humillacion (hummus) que reconace la pertenencia al mundo de los sometidos, en un instrumento de liberacién, salva del aterrador y culpégeno poder que todo parece destruirlo y que causa dolor. (Canetti, 1981) En muchos de los seres que transitan sus relatos puede notarse una fuerte obs tinacién, una resistencia a participar en el juego de los demas, que muchas veces llega al extremo de la muerte, Se trata de decir no y aislarse, antes de seguir siendo parte de una maquinaria que enajena, se trata de usar la lengua de otro modo o de guardar silencio. En su Leccién inaugural, Roland Barthes (2003) dice que la escritura literaria es lo contrario del fascismo de la lengua, del sistema, que obliga a decir de un modo determinado imponiendo reglas al que la usa para comunicarse. Quizés por ello, reiteradamente, en los Diarios de Kafka se escriba que la literatura es salvadora, que es una roca en la que afirmarse: que es dadora de sentido, aquello sin lo cuales imposible sobrevivir: “Odio todo lo que no tiene relacién con la literatura” (Kafka, 1983). El que escribe juega con el lenguaje. La escritura avanza de manera hori- zontal y se somete al fluir de los sentidos, no a las reglas que le impone la comuni- caci6n. El escritor no puede imponerle nada al texto, ni siquiera puede controlar lo que luego el lector pensaré o interpretaré. La escritura decreta la muerte del autor, de la autoridad que todo lo organiza, para que nazca el lector, un cazador furtivo, un inquilino provisorio que produce sentidos sobre lo que ha escrito otro, sobre la propiedad de otro. Claro que estas ideas que se desprenden de su obra. y que no son mas que in- terpretaciones sustituibles por otras, no pueden llevar a calificar a Kafka como un escritor comprometido con una determinada idea social o politica, si bien tampaco cabe para él la denominacién de esteticista 0 decadente que le diera la izquierda (Luckécz, 1966), al considerarlo marcado por la ideologia burguesa. El mayor logro de su escritura no esté en la “funci6n social” intencional de sus relatos, ni en la belleza escapista que se encierra en una torre de marfil, sino en fos procedimientos que emplea para narrar. Lo central en él no es el significado sino (a forma con a que construye sus significaciones, abiertas al proceso de resignificacién de la lectura, el juego de signas sin significado fijo que abren sus alusiones. Su obra es mas un interrogante abierto que una respuesta (Barthes, 1983). La alusién, que también se puede llamar alegorfa, remite a algo diferente de sf mismo, es un elemento que se extrae de un determinado contexto para hacerlo funcionar de manera diferente en otro. Significa por defecto, ya que plantea una analogfa, una similitud con otra cosa, y en el mismo acto de postularla la desarma. Asi, el sefior K es detenido por orden de un tribunal. Esta palabra extrafda del con- texto judicial nos remite al funcionamiento de estas instituciones que pertenecen ALICIA MONTES 25 26 al mundo cotidiano; sin embargo, el del texto kafkiano concibe los delitos y opera de una forma diferente a la manera en que lo hace la justicia que conocemos. De modo que la semejanza que sugiere la palabra “tribunal” entre el mundo ficcional yel que nosotros vivimos queda desmentida en el mismo momento en que es plan- teada: es un tribunal que no funciona como un tribunal o como pensamos que debe funcionar un tribunal. En sus narraciones todo sucede como si; de esta manera, en la vide diaria de sus relatos las cosas pasan como si un hombre fuera un perro, 0 un insecto. De modo que la comparacién presente en toda metéfore se convierte en un hecho literal: en este universo el hombre es un perro, un insecto, un ser que cifra su arte en morirse de hambre, es un humillado, un chacal, un animal en posicién horizontal que come carrofia para vivir, que se arrastra, que se rodea de basura... (Robert, 1969). % Martha Robert sostiene que Kafka se subordina a las leyes del lenguaje habitual, el aleman con el que debe comunicarse, pero siempre les impone una reserva, una duda a sus sentidos, La frase que preside las relaciones es “Si, pero”. En el “si” puede leerse el proyecto realista que dice “si” al mundo; en el “pero”, el proyecto Gtico que lo rechaza porque produce infelicidad y explotacién. El trayecto que se- para al “si” del “pero” est marcado por un juego de sustitucién de significados que sefiala que el mundo no es enunciable, explicable, narrable, y por tanto la dnica tarea del artista es explorar sus significaciones posibles sin decidirse por ninguna (Barthes, 1983). En esta estrategia narrativa se cifra la clave de la obra de Kafka: querer con- tar lo que es imposible de contar. Este punto de partida incomodo, querer narrar lo imposible de contar, se inten- sifica si le sumamos el hecho de que su obra se inscribe dentro de lo que se puede denominar una literatura minoritaria: la literatura judia en Praga, la literatura que una minoria escribe dentro de la lengua de quienes mandan: el aleman (Deleuze- Guattari, 1978). El aleman de Praga es una lengua sin patria, se destina a extranj ros y @ usos menores, de modo que adquiere un valor colectivo, no es la lengua en la que se expresa la subjetividad individual porque no es una lengua propia, es la lengua que se esté a obligado a usar en tanto minoria sin derecho a lengua pro} y que se asume como un dispositivo colectivo de enunciacién"”. En sus textos, el lenguaje enuncia a modo de afirmacién (esto es asf) algo que en realidad es una pregunta (jesto es asf?). No otra cosa es la aiusién, la alegorfa, la pardbola: zpuede el hombre vivir como un insecto y ser feliz? gPor qué se juzga de modo tan arbitrario al sefior K? En qué consiste la justicia? Para qué enviar un mensaje que nunca llegaré o abrir una puerta por la que nadie podra pasar nunca? gEs la vida lo contrario de la muerte o la diferencia es indecidible? ¢Por qué los chacales no eliminan por sf mismos a los drabes que los oprimen y depositan su deseo de redencién en cualquier hombre que viene del Norte? gPor qué el buitre decide ultimar al hombre si en ello se le va la vida? Las preguntas, como las posi bles respuestas, son infinitas. En este sentido, la obra de Kafka esté abierta a las interpretaciones sin limite alguno, desde que los diferentes contextos de lectura 17 Enun largo elatoque'no figura en esta antoogta Josefine la cantoa, la atta renunc ‘su canto pare fundise en el discurso de su pueblo. I ejercicio individual de FRANZ KAFKA

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