Está en la página 1de 2

CANTOS PARA DESPUÉS DE COMPLETAS

Cuando el día va cayendo Junto a ti

Cuando el día va cayendo Junto a ti al caer de la tarde


llénanos de tu paz y de tu amor. y cansados de nuestra labor,
Cuando el cielo se oscurece, te ofrecemos con todos los hombres,
haz sentir tu presencia y tu calor. el trabajo el descanso, el amor.

Mis manos que desean un descanso, Con la noche las sombras nos cercan
mis piernas que han dejado ya de andar, y regresa la alondra a su hogar;
mi cuerpo que cansado del trabajo nuestro hogar son tus manos, ¡oh Padre!
esperan en tu alivio nada más. y tu amor nuestro nido será.

Mis ojos sólo aguardan tu sonrisa, Cuando al fin nos recoja tu mano
mi boca el aliento de tu pan, para hacernos gozar de tu paz,
mi vida necesita de tu vida, reunidos en torno a tu mesa
mi oído tu Palabra para amar. nos darás la perfecta hermandad.

Mi alma que en ti pone mi confianza Te pedimos Señor, que nos nutras


Espera ver tu rostro, oh Señor. con el pan que del cielo bajó
Consuelo y esperanza de ti vienen, y renazca en nosotros la vida
El gozo de tu amor por mi Señor. con la fe, la esperanza, el amor.

CANTOS PARA DESPUÉS DE COMPLETAS


Cuando el día va cayendo Junto a ti

Cuando el día va cayendo Junto a ti al caer de la tarde


llénanos de tu paz y de tu amor. y cansados de nuestra labor,
Cuando el cielo se oscurece, te ofrecemos con todos los hombres,
haz sentir tu presencia y tu calor. el trabajo el descanso, el amor.

Mis manos que desean un descanso, Con la noche las sombras nos cercan
mis piernas que han dejado ya de andar, y regresa la alondra a su hogar;
mi cuerpo que cansado del trabajo nuestro hogar son tus manos, ¡oh Padre!
esperan en tu alivio nada más. y tu amor nuestro nido será.

Mis ojos sólo aguardan tu sonrisa, Cuando al fin nos recoja tu mano
mi boca el aliento de tu pan, para hacernos gozar de tu paz,
mi vida necesita de tu vida, reunidos en torno a tu mesa
mi oído tu Palabra para amar. nos darás la perfecta hermandad.

Mi alma que en ti pone mi confianza Te pedimos Señor, que nos nutras


Espera ver tu rostro, oh Señor. con el pan que del cielo bajó
Consuelo y esperanza de ti vienen, y renazca en nosotros la vida
El gozo de tu amor por mi Señor. con la fe, la esperanza, el amor.
Cristo está conmigo Quédate junto a nosotros

Cristo está conmigo Quédate junto a nosotros


Junto a mí va el Señor que la tarde está cayendo,
Me acompaña siempre pues sin Ti a nuestro lado
En mi vida, hasta el fin nada hay justo, nada hay bueno.

Ya no temo, Señor, la tristeza Caminamos solos por nuestro camino,


Ya no temo, Señor, la soledad cuando vemos a la vera a un peregrino,
Porque eres, Señor, mi alegría nuestros ojos, ciegos de tanto penar,
Tengo siempre tu amistad se nos llenan de vida, se nos llenan de paz.

Ya no temo, Señor, a la noche Buen amigo, quédate junto a nuestro lado,


Ya no temo, Señor, la oscuridad pues el día ya sin luces se ha quedado;
Porque brilla tu luz en las sombras con nosotros quédate para cenar,
Ya no hay noche, Tú eres luz y comparte mi mesa, y comparte mi pan.

Ya no temo, Señor, los fracasos Tus palabras fueron luz de mi espera,


Ya no temo, Señor, la ingratitud y nos diste una fe más verdadera;
Porque el triunfo, Señor, en la vida al sentarnos junto a Ti para cenar,
Tú lo tienes, Tú lo das conocimos quien eras, al partirnos el pan.

Cristo está conmigo Quédate junto a nosotros

Cristo está conmigo Quédate junto a nosotros


Junto a mí va el Señor que la tarde está cayendo,
Me acompaña siempre pues sin Ti a nuestro lado
En mi vida, hasta el fin nada hay justo, nada hay bueno.

Ya no temo, Señor, la tristeza Caminamos solos por nuestro camino,


Ya no temo, Señor, la soledad cuando vemos a la vera a un peregrino,
Porque eres, Señor, mi alegría nuestros ojos, ciegos de tanto penar,
Tengo siempre tu amistad se nos llenan de vida, se nos llenan de paz.

Ya no temo, Señor, a la noche Buen amigo, quédate junto a nuestro lado,


Ya no temo, Señor, la oscuridad pues el día ya sin luces se ha quedado;
Porque brilla tu luz en las sombras con nosotros quédate para cenar,
Ya no hay noche, Tú eres luz y comparte mi mesa, y comparte mi pan.

Ya no temo, Señor, los fracasos Tus palabras fueron luz de mi espera,


Ya no temo, Señor, la ingratitud y nos diste una fe más verdadera;
Porque el triunfo, Señor, en la vida al sentarnos junto a Ti para cenar,
Tú lo tienes, Tú lo das conocimos quien eras, al partirnos el pan.

También podría gustarte