es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo; enfermedad que crece si es curada.
Varia imaginación que, en mil intentos,
A pesar gastas de tu triste dueño La dulce munición del blando sueño, Alimentando vanos pensamientos, Pues traes los espíritus atentos Sólo a representarme el grave ceño Del rostro dulcemente zahareño (Gloriosa suspensión de mis tormentos), El sueño (autor de representaciones), En su teatro, sobre el viento armado, Sombras suele vestir de bulto bello. Síguele; mostraráte el rostro amado, Y engañarán un rato tus pasiones Dos bienes, que serán dormir y vello.
Si a una parte miraran solamente
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran? Y si a diversas partes no miraran, se helaran el ocaso o el Oriente. El mirar zambo y zurdo es delincuente; vuestras luces izquierdas lo declaran, pues con mira engañosa nos disparan facinorosa luz, dulce y ardiente. Lo que no miran ven, y son despojos suyos cuantos los ven, y su conquista da a l’alma tantos premios como enojos. ¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista a que, siendo monarcas los dos ojos, los llamase vizcondes de la vista? Éste es el niño Amor, éste es su abismo. ¿Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo! Madre, yo al oro me humillo, Él es mi amante y mi amado, Pues de puro enamorado Anda continuo amarillo. Que pues doblón o sencillo Hace todo cuanto quiero, Poderoso caballero Es don Dinero. Nace en las Indias honrado, Donde el mundo le acompaña; Viene a morir en España, Y es en Génova enterrado. Y pues quien le trae al lado Es hermoso, aunque sea fiero, Poderoso caballero Es don Dinero. (…)
Allá darás, rayo,
En cas de Tamayo. De hospedar a gente extraña, O Flamenca o Ginovés, Si el huésped overo es Y la huéspeda castaña, Según la raza de España, Sale luego el potro bayo. Allá darás, rayo, En cas de Tamayo. De muy grave la viudita Llama padre al Capellán Con quien sus hijos están, Y Amor que la solicita Hace que por padre admita Al que recibió por ayo. Allá darás, rayo, En cas de Tamayo. (…)