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Segunda Prueba de Psicología Social

PSI 248

La siguiente prueba tiene por objetivo evaluar la aplicació n de contenidos de la segunda


unidad, en virtud de los aportes de la psicología social europea.
Para ello, lo relevante es situarnos en los aportes que nos entregan las perspectivas de
Construcció n Social de Normalidad / Anormalidad, la construcció n del poder, y la teoría
de los sistemas sociales.
Como escenario de aplicació n de los contenidos, utilizaremos el caso de ‘El Tila’, el cual,
hemos revisado en clases y se encuentra disponible en el navegador académico.
Esta es una prueba reflexiva, por lo tanto, no buscamos que busque soluciones, sino, el
‘construir’ diversos ‘lentes’ para mirar una situació n brutal. Por lo tanto, sumado a sus
aprendizajes en la primera prueba, le pedimos que ahora analice y reflexione sobre có mo
interpretar un caso que podría mirarse desde lo patoló gico, desde lo psicopatoló gico y de
lo individual, desde una perspectiva social.
Recuerde que puede hacer uso de conocimientos de la primera unidad, pero estos, deben
servir para dar contexto. Lo importante es que haga uso de la conceptualizació n de
poder, normalidad y teoría de sistemas sociales.
La prueba debe ser respondida en formato Word (otro formato, no será
retroalimentado). Para cada pregunta tiene una extensió n má xima de dos planas (es
decir, cuatro planas má ximo). La letra debe ser en TNR 12, interlineado sencillo y hoja
tamañ o carta. Para títulos, má rgenes y sangría ceñ irse a normas APA
(https://normasapa.com/formato-apa-presentacion-trabajos-escritos/comment-page-
32/)
Las pruebas deben ser enviadas a los correos: luis.jimenez@pucv.cl e
ignacio.moya.m@mail.pucv.cl, con fecha má xima el domingo 14 de noviembre hasta las
23.59 horas. Por cada hora de retraso se descontará 0,5 pts de la prueba, comenzando a
correr la sanció n a partir de las 00.00 del lunes 15 de noviembre.
El nombre del archivo Word al igual que el asunto del correo, deben ser su apellido y su
nombre, junto a la sigla de la asignatura y paralelo, por ejemplo: Moya Ignacio, PSI 248-
01. Esto es muy importante porque de lo contrario, es factible que en los correos no
podamos encontrar su prueba. Si por cualquier razó n, usted usa otra nombre, apodo,
apellido u otro, esto es muy vá lido. Pero frente a ello, le agradeceremos si puede
enviarnos un correo vía aula virtual comentando có mo categorizó su prueba. Para poder
encontrarla con facilidad.
Sobre la prueba y el caso, le recomendamos no solo quedarse con el caso. Recuerde que
los casos escritos son está ticos, es decir, no les podemos hacer preguntas, y nos quedan
vacíos sobre la informació n. Para ello, si considera pertinente, le sugerimos buscar
informació n en la web sobre el caso del Tila. Por ejemplo:
https://www.elmostrador.cl/cultura/2015/08/28/el-tila-la-historia-del-joven-
emblema-del-sename-que-aterrorizo-la-dehesa-tuvo-su-estreno-en-sanfic/#:~:text=Fue
%20en%202002%20cuando%20una,%E2%80%9Cpsic%C3%B3pata%20de%20la
%20Dehesa%E2%80%9D

https://www.ciperchile.cl/2010/09/02/el-tila-un-sicopata-al-acecho-2/
https://www.youtube.com/watch?v=wnITRaGRc3M

https://www.timetoast.com/timelines/biografia-de-el-tila

Ninguna de infografía ejemplificada representa las formas de comprender el caso desde


el equipo docente. Solo son link que ejemplifican formas de informació n sobre el caso. Es
usted y solo usted quien debe determinar, segú n su aná lisis, si la informació n le hace
sentido o no.

1.- Aná lisis del poder: Segú n el caso leído e investigado (El Tila), reflexione y responda:
a.- ¿Có mo comprende usted la normalidad/anormalidad en este caso?
b.- ¿Dó nde o quién identifica usted la figura de ‘el soberano’?
c.- ¿Identifica usted dispositivos de control? Justifique

2.- Teoría de los sistemas sociales


a.- En relació n a su repuesta 1, ¿có mo cree usted que circula el poder?1
Que van comprendiendo los grupos sociales (ej. Victimas, prensa, etc) del poder del
soberano.
b.- Utilizando al menos dos conceptos vistos en la clase sistemas sociales o teoría de la
comunicació n, ¿có mo cree usted que se subjetiviza el poder en este caso?2

Nombre Carla Perfetti Cornejo


1
Por circular el poder, nos queremos referir a la forma en que a nivel social, el poder se va significando y se
va comprendido desde una manera má s social/comunitaria, es decir, qué van comprendiendo los grupos
sociales (víctimas, judicial, prensa u otro) que actú a el poder del soberano y la normalidad.
2
Para comprender esta pregunta, le sugerimos revisar la clase en la que analizamos el caso. En el navegador
académico dejaremos disponibles para ambos paralelos las clases que dictamos los días miércoles y jueves,
por si son de utilidad. En lo concreto a la pregunta, ‘subjetivizar el poder’ significa –en palabras coloquiales-
có mo lo hacemos parte de nosotros. O sea, có mo el poder que usted analiza en la pregunta 1, se internaliza
segú n los postulados de la teoría de los sistemas sociales.
Rut 19.487.839-7

Rúbrica
AL: altamente logrado/ L: Logrado/ ML: medianamente logrado/ IL: insuficientemente
logrado/NL: no logrado

Ítems Puntuación
Identifica claramente có mo opera el poder en la AL L ML IL NL
realidad estudiada puntualizando en elementos 7 6 4 2 1
entendibles y coherentes segú n lo señ alado en las
preguntas.
Propone claramente la forma en que comprende la AL L ML IL NL
normalidad/anormalidad en el caso y desarrolla la 7 6 4 2 1
idea reflexivamente
Explica donde ubica la figura del soberano de manera AL L ML IL NL
coherente e ilustrativa segú n los elementos vistos en 7 6 4 2 1
clases.
Identifica dispositivo(s) de control de manera clara en AL L ML IL NL
el caso y explica la forma en que estos operan. 7 6 4 2 1
Existe coherencia entre la realidad planteada en la AL L ML IL NL
pregunta 1 y la respuesta al ítem 2. 7 6 4 2 1

Propone con hechos identificados del caso y los AL L ML IL NL


elementos vistos en la respuesta anterior la manera en 7 6 4 2 1
que el poder circula de manera clara y pertinente.
Utiliza al menos dos conceptos de la Teoría de la AL L ML IL NL
Comunicació n de manera clara y pertinente para 7 6 4 2 1
explicar la forma en que el poder se subjetiviza en el
caso estudiado.
La prueba es coherente, comprensible, tiene relació n AL L ML IL NL
entre los contenidos teó ricos y los argumentos, y es 7 6 4 2 1
explícita en sus ideas.
La prueba realizada cumple con las normas AL L ML IL NL
establecidas en el formato, no presenta faltas 7 6 4 2 1
ortográ ficas y en caso de utilizar citas, estas se
presentan en formato APA 7.
Total: 63 ptos
Roberto Martínez Vázquez, también conocido como “el Tila”, fue un joven conocido por delitos
tales como robo con violencia, violación, secuestros y asesinatos; cuyas víctimas frecuentes eran
personas de sectores acomodados de Santiago y, principalmente, mujeres.
Fue nacido y criado en la población José María Caro, donde vivió en precarias condiciones
económicas y familiares. Creció en una familia disfuncional y abusiva, compuesta por su madre,
sus hermanos y sus tíos maternos. Este grupo familiar, que a mi juicio jamás demostró interés o
amor por él, lo sometía constantemente a castigos –o mejor dicho torturas– y abusos sexuales. La
situación de la población no era mejor, la “Caro” se caracteriza por la presencia de un alto índice
de violencia, consumo de drogas, uso generalizado de armas de fuego en conflictos entre pandilla
y territorios definidos por bandas de tráfico (Ruiz, 2012). De esta forma, los habitantes de la
J.M.C al ser continuamente testigos de actos ilícitos y violentos, terminaron por normalizar e
incorporar dichas conductas delictuales.

1.a) Para comprender como se normalizaron estas conductas tanto en la población como en el
mismo Tila, es necesario explicar que se entiende por normalidad. Este es el proceso a través del
cual se construyen las normas que se aplican en los grupos humanos, estableciendo así –valga la
redundancia– una normalidad que se busca mantener, la cual se reafirma con lo antagónico, lo
anormal.

En este caso en concreto, la normalidad –a mi juicio– es construida por dos aspectos. En primer
lugar, una violencia estructural, la cual se define por la lógica de la exclusión territorial, aislando
en la periferia de la ciudad a los sectores vulnerables. Desde este punto de vista, los jóvenes
nacidos y criados en la J.M.C, un sector aislado socioculturalmente, no son capaces de conciliar
e incluirse en la dinámica de las perspectivas hegemónicas -para estos esta sería una
anormalidad-, por lo que terminan por asimilar ciertos patrones como normales, que en este caso
correspondería a las conductas criminales. En segundo lugar, la realidad social que construyen
los mismos habitantes de la “Caro”, perpetuando dichas dinámicas de violencia. En una
entrevista al canal TVN el Tila señala: “mis pares (…) al menos casi todos traen la misma
historia que yo, así que todos necesitaron oportunidades en su momento, y lo que se les
ofrecieron fueron migajas, así que por esa parte espero que me comprendan”; de modo que
puedo comprender que este grupo de jóvenes se caracteriza por compartir modos de significar su
realidad poblacional, donde delinquir se transforma en la normalidad con la cual validan su
experiencia dentro de la comunidad a la que pertenecen, reproduciéndolas.
Entonces, la normalidad de Martínez Vázquez era aquella que experimentó desde una edad muy
temprana, es decir, abusos y violencias sistemáticas por parte de personas más poderosas que él y
por su mismo entorno. Por otro lado, esta normalidad puede ser vista desde una posición
antagónica, es decir desde una anormalidad. La sociedad ha determinado históricamente aquello
que considera correcto/incorrecto, normal/anormal; y para una sociedad que tuvo el privilegio de
no criarse en un ambiente tan hostil como la J.M.C, el actuar del Tila era una completa
anormalidad. Con el fin de mantener el status quo, lo anormal, es decir, Roberto, debía ser
controlado, castigado penalmente, y despreciado socialmente; esto por salirse de la norma.

1.b) La vida de Roberto ha consistido en una constante dinámica de poder, donde he podido
identificar diversas figuras de soberanos, pero planeo centrarme en dos: La familia del Tila, ya
que estas dinámicas fueron un factor importante para construir a este psicópata; y al mismo Tila,
desde el punto de vista de la relación con sus víctimas. Antes de continuar recordemos que
soberano es la figura que ejerce el poder sobre los otros en una estructura jerárquica, es la figura
de autoridad que impone sistemas de recompensa y castigo a las personas bajo su alero de poder.

Como se mencionó, la familia de Roberto estaba compuesta por su madre, hermanos y tíos
maternos. La soberanía de esta familia reside en dos ejes: Al ser adultos tratando con un niño
(asimetría en términos etarios), y por la tiranía con la cual ejercían poder sobre él, por medio de
brutales castigos tanto públicos como privados. La figura de autoridad era tal debido a una lógica
de jerarquía donde el menor de edad es subordinado por los adultos, y por los drásticos castigos
con el objetivo de mantener a un niño en la sumisión; esto con el fin de mantener a este niño en
una posición de objeto y no de persona –recordemos que Tila fue utilizado por sus tíos para
satisfacer sus deseos sexuales, que su madre lo vestía como mujer para pedir dinero, entre otros–.
Por otro lado, con posterioridad podemos observar a un Tila con los roles invertidos, donde es él
quien es la figura que ejerce poder a sus víctimas, quienes son los oprimidos. Sus ataques –a mi
juicio– son una reproducción de dinámicas de poder de su pasado, pues estas tenían una serie de
características similares a vivencias de su juventud donde era él quien se encontraba en la
posición de oprimido. En primer lugar, sus ataques eran principalmente a familias acomodadas
de Santiago, quienes vivieron con los privilegios que él siquiera podía imaginar; por lo que se
podría interpretar que en sus ataques invierte la estructura jerárquica económica, siendo él -
persona de escasos recursos- quien tiene el poder de la situación. En segundo lugar, tenía una
fijación por las mujeres, quienes eran las víctimas de los crímenes más crueles, como es la
violación. Esto también podemos analizarlo desde una lógica inversa, ya que en su infancia fue
su madre quien ejercía poder sobre él por medio de diversos castigos y convirtiéndolo en un
objeto con el fin de lucrar con él. En último lugar, los ataques del Tila tenían como audiencia a la
figura masculina de la familia, donde el hombre del hogar atacado era golpeado, atado, y forzado
a observar como este violaba a su esposa e hija si es que habían; acto que podría ser observado
como un castigo directo hacia estos hombres, apreciando nuevamente una lógica de roles
cambiados, pues en su juventud era este la persona atada y golpeada de forma brutal, y por ende,
castigada.

1.c) Los dispositivos de control según Hardt y Negri (2002) son una “red difusa de dispositivos y
aparatos que producen y regulan las costumbre, los hábitos y las practicas productivas (p.35). Es
decir, son los elementos constitutivos de una relación que forma un todo integrado que nos atrapa
y de la cual es difícil salir, donde se trata de transmitir una verdad que será dominante y
normativa, internalizando así el sistema del soberano.
En su infancia, con el fin de formar a un Tila sumiso se le realizaban una serie de castigos que en
algún punto él llegó a normalizar, aplicando torturas similares a sus víctimas. Su cuerpo fue el
medio de disciplinamiento, ya que por medio de este se puede moldear y estructurar al individuo
para que internalice esta normalidad opresiva. Entre estos dispositivos encontramos los golpes, el
ser amarrado constantemente, y las violaciones reiteradas; todos estos dispositivos para controlar
a un pequeño Tila fueron también utilizados por él mismo a la hora de tratar con sus víctimas en
su posición de poderoso. Esto demuestra que el éxito del dispositivo radica en la medida que los
sujetos lo encarnan y creen en esto, hecho demostrado en el Tila, quien normalizó una dinámica
de violencias y torturas como lo normal, aplicándolo en su vida adulta con sus víctimas.
Por otro lado, parece pertinente mencionar que Roberto fue puesto a merced de diversas
instituciones disciplinarias tales como hospitales, hogares de menores, SENAME, y finalmente la
cárcel. Estas instituciones pueden ser consideradas en si como dispositivos de control, ya que
buscan regular el comportamiento con el fin de imponer una idea de lo esperado o normal.

2.a) Como señala Foucault “el poder, creo, debe analizarse como algo que circula o, mejor, como
algo que solo funciona en cadena (…). El poder se ejerce en red y, en esta, los individuos no solo
circulan, sino que están siempre en situación de sufrirlo y también de ejercerlo” (1976, p.38). Es
por esto que para analizar cómo circula el poder lo haré desde la misma figura del Tila, víctima
del poder ejercido por su familia y su contexto sociocultural, y como figura poderosa que ejerce
el poder a sus víctimas y provoca temor en la sociedad.

A pesar de no existir testimonios desde la misma familia de Roberto, sino que opiniones de gente
que observó a esta familia, se puede comprender que este núcleo familiar comprende el poder y
la normalidad desde una perspectiva violenta y tiránica, la cual es necesario entender desde el
contexto sociocultural en el que se encuentran. Esta familia es residente de la población la
“Caro”, zona caracterizada por su violencia y actos ilícitos, por lo que no vendría a ser contrario
que estos aplicaran aquello que observan y viven como normal en su contexto a su vida familiar.
Creo que nadie nace delincuente, sino que se crea, y Roberto es producto de un contexto familiar
y cultural intimidante y torturador. El ser residente de una población violenta generó que su
familia también lo fuera, y esta última, al ser uno de los pilares fundamentales para el
crecimiento de un niño, formaron a un joven violento y sicópata.
Por otro lado, a pesar de que él se comprende a sí mismo como una víctima de su entorno y del
poder que fue ejercido hacia él, un Tila más adulto se convierte en la figura de soberano que
ejerce poder a sus víctimas. Él ha generado un sistema con sus víctimas de jerarquización que le
permite tener el control y orden de la situación por medio de actos violentos, torturas, y
violaciones; amarrando a los sujetos e incluso secuestrándolos. Tanto las victimas como la
sociedad comprenden la normalidad como aquello que han observado y vivido como lo normal,
es decir, comportamientos, reglas o ideales esperados y “correctos”, por lo que un
comportamiento contrario vendría a ser lo anormal. Es por esto que, ante la figura del Tila, se
busca reestablecer el poder a través del control, no solo por medio de instituciones de control
como el SENAME, en el caso de sus primeros delitos, y la cárcel cuando es adulto; sino también
por el reproche y exclusión de este de la sociedad. Es por esto que, en mi opinión, tanto las
víctimas directas como la sociedad solo pueden comprender a este individuo desde la
anormalidad, y no desde el punto de vista de que este es producto de una sociedad que ha
ejercido una violencia estructural hacia su sector social, y por ende, hacia su núcleo familiar,
quienes ejercen la misma violencia hacia este.

De esta forma vemos como circula el poder: Una sociedad hegemónica que tiene cierta
perspectiva sobre la normalidad –aquello que se adecuó a un comportamiento correcto dentro de
la sociedad– y anormalidad –conductas delictuales y violentas, asociadas a actos ilícitos– ejerce
una violencia hacia sectores precarios. Estos sectores, correspondientes por lo general a la
periferia, crecen en estos entornos caracterizados por la desigualdad, provocando entornos
violentos que se normalizan, generando “Tilas”. Luego estos “Tilas” salen a la sociedad y son
considerados como delincuentes peligrosos, desviados; enjuiciándolos y excluyéndolos de la
sociedad, siendo castigados por anormales, volviendo a generar un ciclo.
2.b) El caso del Tila también puede ser comprendido desde la teoría de los sistemas sociales, la
cual plantea que la comunicación es el elemento que constituye a nuestra sociedad. Al mismo
tiempo, esta se basa en la premisa de que la comunicación es improbable, pero esto no significa
que exista una imposibilidad a la hora de comunicarnos, sino que es poco probable que haya un
entendimiento mutuo y exacto entre los sujetos que están comunicando. Para este caso en
particular me propongo analizar los conceptos de observador, experiencia y sentido.

En primer lugar, observador es quien a partir de sus propias experiencias e historias construye la
realidad que lo rodea, a partir de lo que sus ojos ven valida su realidad, por ende, la realidad no
existe hasta que el sujeto la vea. Estas experiencias son la única forma de establecer un contacto
con el entorno, siendo a través de esta que el sujeto visualiza y explica su realidad, ya que, como
observador, las experiencias que vive, y, por tanto, observa, son las que quedan en el interior de
este convirtiéndose en su realidad. Sin embargo, aquellas experiencias que observa y vive solo se
convertirán en su verdad si es que estas le hacen sentido, el proceso comunicativo solo se genera
si es que estas tienen concordancia con las redes de creencias y valores internos del sujeto.
Antes de comenzar con el análisis me parece pertinente reforzar la idea de que aquello que el
sujeto observa de sus experiencias, y que le generan sentido interpretando y formando su
realidad, es desde un punto de vista totalmente subjetivo, por lo que para analizar este caso lo
haré desde lo que presumo es lo que el Tila como observador, vivió y le hizo sentido, ya que al
ser un proceso interno solo este puede tener certeza absoluta respecto a la realidad que comunica.

Roberto, al crecer en un ambiente violento y abusivo, observó esta realidad y se convirtió en su


historia, en sus experiencias de vida; por lo que terminó reproduciéndolas en su vida adulta. Los
constantes abusos sufridos por parte de su familia y por instituciones tales como el hospital,
hogar de menores, o el SENAME, se integraron de tal manera en el interior de Roberto que esta
realidad comenzó a hacerle sentido, esta dinámica entre opresor-oprimido se convirtió en aquello
normal y natural. Es por esto que, a pesar de que en un inicio él fue víctima del poder ejercido,
no parece contrario que para él tenga sentido ejercerlo.
De esta forma, parece natural que el futuro de Martínez Vázquez siguiera con el hilo de hitos
violentos que lo habían acompañado a lo largo de su infancia, pues esta realidad que observó y
que le generó sentido era su normalidad. Esta interpretación de la realidad estaba tan inserta en
su persona que –presumo– no había dentro de él posibilidad alguna de cuestionarse si podía
lograr un futuro sin violencia. Incluso me pregunto si, en el caso en que él alguna vez hubiera
imaginado ¿Cómo sería? ¿sería capaz de trazar un límite entre lo violento y lo no violento?
Quizá, por vivir siempre en esta realidad, lo no violento para él para mí lo seguiría siendo.

A su vez, como la interpretación de la realidad es subjetiva, es que considero que las personas
que vivieron una vida más privilegiada -en el sentido de que no vivieron inmersos en contextos
tan violentos- parecen no comprender cómo es que el Tila terminó convirtiéndose en el psicópata
que fue. La comunicación es más compleja cuando existe una diferencia cultural y valórica entre
quien habla y quien escucha, ya que aquello que alguien entiende como real otras personas no lo
pueden concebir de esa manera. Las personas no insertas en entornos violentos interpretan la
realidad de una forma distinta a la de Roberto, por lo que en el momento en que el caso se dio a
conocer a la sociedad, parece natural que desde sus privilegios solo pudieran juzgarlo como un
delincuente perverso que merece la máxima pena punitiva. Con esto no intento justificar al Tila y
a los atroces actos que cometió, sino que solo intento plantear que desde las experiencias de vida
de estos sectores, generaron interpretaciones del Tila que les hicieron sentido con la forma en
que observan el mundo, existiendo una diferencia comunicacional que hace complejo que
pudieran intentar comprender la vida de este y cómo las experiencias que le hicieron sentido a él
conformaron aquello que interpreta como realidad, convirtiéndose de Roberto a “el Tila”.

Referencias

Foucault, M. (1976). Defender la Sociedad: curso en el Colláege de France (1975-1976). Fondo


de cultural económica.

Negri, A. y Hardt, M. (2002) Imperio. Buenos Aires: Paidós. 35-50.

Ruiz, J. (2012). Violencias en la periferia de Santiago. La población José María Caro. Revista
INVI, 27(74), 249-285.

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