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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

U.E.N “Oscar Luis Perfetti”

Año: 3° Sección: “C”

Cátedra: Fisica

Diablos

Danzantesde Yare.

Profesora:Alumna:

Irian Vargas

Puerto Ordaz, 2013.


Origen:

Existen tres versiones con respecto al origen de los Diablos Danzantes de Yare:

La primera nos cuenta que hace 400 años un sacerdote no tenía suficiente dinero ni
creyentes para sacar la procesión de Corpus Christi y en vista de esto, expresa: “Si
no hay creyentes para sacar al Santísimo, que vengan los diablos entonces”. El
cielo empieza a centellar, desatando una fuerte tormenta, dando como resultado que
en pocos segundos emergen frente a la iglesia un poco de diablos que entran a la
misma a oficiar la misa, y según nos cuentan esta es una de las razones por la que
hoy en día se sigue realizando esta tradición.

La segunda historia nos cuenta que en 1740 fue el primer año de los Diablos
Danzantes de Yare, era época de sequía, los negros desesperados por el miedo de
perder la cosecha, le piden a Dios que llueva, por lo que en ese año llovió
torrencialmente y en agradecimiento los negros le ofrecieron vestirse de Diablos.

La ultima nos cuenta que esta tradición es proveniente de costumbres españolas de


la epoca media.

Tradición:

Los Diablos danzantes de Yare son una festividad religiosa que se celebra en San Francisco
de Yare, Estado Miranda (Venezuela), el día de Corpus Christi, llevada a cabo por las
"Sociedades del Santísimo".

Cada Jueves de Corpus Christi (9 jueves después del Jueves Santo) se hace una danza ritual
de los llamados diablos danzantes, los cuales visten trajes coloridos (Normalmente
completamente de rojo), capas y máscaras de apariencia grotesca, además de adornos como
cruces, escapularios, rosarios y otros amuletos.
Los Diablos danzan al son del repique de la caja, un tambor típico. Bailan por las calles del
pueblo para luego arrodillarse al unísono frente a la iglesia, permaneciendo postrados en
señal de respeto al Santísimo mientras el sacerdote los bendice.

La música:

La música que acompaña la celebración de los Diablos Danzantes de Corpus Christi


(Diablos de Yare), es de tipo instrumental. Las diferentes fórmulas rítmicas están ligadas
estrechamente a la secuencia de actos y figuras representados a lo largo del ceremonial.

Vestuario:

Camisa, pantalón y medias rojas, máscara y alpargatas. Llevan una cruz de palma bendita,
el rosario y la medalla del Santísimo, que por ser difícil de conseguir se sustituye por otra
medalla de una imagen religiosa cristiana. Llevan en una mano una maraca en forma de
diablo y en la otra un látigo.

Participación de la mujer:

La mujer oye la misa como lo hacen los Diablos, además va a todos los sitios con ellos, se
encarga de darles agua, comida, cuidar a los niños y no bailan por las calles con máscaras
sino en una casa donde piden prestada una máscara y bailan al frente del altar por una
promesa. Todas las promeseras visten faldas rojas y cotas blancas. En la cabeza llevan un
pañuelo rojo o blanco. La Capataz es la máxima autoridad en cuanto a las mujeres, viste
totalmente de rojo y sin máscara.

Instrumentos:

El tambor o "caja", que se ejecuta como redoblante a la danza tradicional que


acompaña las procesiones en España. Este instrumento, en Naiguatá, estado Vargas,
es un tambor de barril, llamado "pipa"; en San Francisco de Yare, Chuao y San
Rafael de Orituco es un membranófono de doble parche, tipo granadero.
El cuatro, o guitarrilla de cuatro órdenes simples, es un instrumento de amplia
difusión en Venezuela y es utilizado por los danzantes en Cata, Cuyagua, Ocumare
de la Costa, Turiamo, Patanemo y San Millán. Vale destacar que en Patanemo se
practica la inversión o cruzado de las cuerdas, para conjurar las malas influencias.

La maraca es un idiófono de sacudimiento utilizado por las etnias indígenas


históricas y actuales, se ejecuta en la mayoría de las celebraciones rituales populares
venezolanas, en la mano derecha del mismo modo en que ha sido empleada
secularmente por la población indígena en sus actos ceremoniales.

Un conjunto de cencerros, campanas y cascabeles atados a un cordel colocado en la


cintura, ofrece un sonido abarcante que identifica al grupo de danzantes. El
sacudimiento y entrechoque se acentúa con el desplazamiento y los constantes giros
y saltos de la danza.
Conclusión.

Esta celebración, cuyos orígenes se remontan al teatro litúrgico medieval, se integró a la tradición


popular venezolana, sumándole elementos indígenas y afrovenezolanos propios y ha mantenido su carácter
impregnado de profundo sentimiento religioso. Su permanencia es sostenida por grupos de cofrades que en
su mayoría cumplen promesas de por vida; ellos son vehículo fundamental de la transmisión oral de todos los
aspectos del rito que cuenta con la aceptación mayoritaria de las comunidades donde se efectúa.

La festividad que durante los siglos XV y XVI fue símbolo del catolicismo en España, comenzó a
practicarse en Venezuela aproximadamente a finales del siglo XVI. Por la solemnidad de sus procesiones y
altares de rico adorno, la vistosa indumentaria y elaboradas máscaras, la vigorosa danza y peculiares
muestras de fervor, convocan la presencia entera de las comunidades, a vecinos y visitantes.

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