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ERT

ESTRATEGIAS DE REDUCCION DE LA TRISTEZA


El Proyecto ESTRATEGIAS DE REDUCCION DE LA TRISTEZA (ERT), es un programa de actividades
artísticas, culturales y científicas que pretende reposicionar, a través su reconocimiento y
valoración, al arte y a la cultura como vehículos de importancia fundamental en el desarrollo
humano de nuestra sociedad. Los trabajadores del arte y la cultura reconocen su
responsabilidad en ese proceso y proponen una discusión-acción en toda la sociedad civil en
torno al reconocimiento de las identidades culturales que conforman la nación-cultura que
somos, y hace que seamos Honduras, y a su valoración como objetos, sujetos y herramientas
del desarrollo humano. Se busca también crear las bases, a partir de la construcción participativa
de las ERT, de una política pública hacia una cultura para el desarrollo humano.

2.3. Marco Conceptual del Proyecto

La problemática de la pobreza es un complejo situacional en el que intervienen diversos factores


que van desde los asuntos individuales relacionados a los contextos personales, hasta los
problemas estructurales que se originan mayormente en la organización social y política, en los
cuales la educación, el acceso a la alimentación, la vivienda y la situación laboral juegan un papel
determinante. Igualmente intervienen, con gran impacto, factores relativos a las creencias
especialmente en el destino, la suerte, la predeterminación y la herencia familiar, que
construyen una imagen del mundo inaprensible e irreparable, perpetuando la situación de
generación en generación.

En cualquiera de los casos, la pobreza no sólo refiere a la carencia de los recursos económicos,
cognoscitivos y materiales para solventar las necesidades básicas, sino también a los
acondicionamientos emocionales y espirituales que inciden en las iniciativas individuales y/o
colectivas para superar estados críticos. Refiere especialmente a la insuficiencia de una
educación y un contexto que promocione el desarrollo de las facultades y capacidades creativas
del individuo y grupos, para su participación en las soluciones de los problemas. Hay aspectos
del desarrollo humano que no cubre la educación formal y son elementos determinantes en la
formación de la personalidad.

Las reflexiones que han generado el concepto de Estrategias de Reducción de la Tristeza (ERT)
se basan en el hecho que las Estrategias de Reducción de la Pobreza (ERP) no abordan los
aspectos cualitativos y subjetivos de la vida humana y no visualizan la cultura como expresión
del desarrollo humano; adicionalmente, no se menciona ni dimensiona la cultura en los niveles
estratégicos. Tampoco incorporan la cultura como herramienta de trabajo en los procesos y
programas de desarrollo humano.

Las iniciativas culturales que tanto a nivel oficial como independiente se desarrollan
actualmente, no son reconocidas ni valoradas en su justa dimensión como expresión de las
estrategias de vida de los pueblos, por lo tanto, no son integradas al visionario nacional en la
planificación de las estrategias de desarrollo y reducción de la pobreza. Actualmente no son
contabilizadas en su aporte a la economía, ni consideradas riquezas, ni motivo de felicidad. Por
todo esto, representan todavía limitadas expresiones de lo que es una identidad cultural a tono
con una imagen de país, democrático, equitativo y justo cuyo capital humano y sus ideas,
prácticas y costumbres constituyen su verdadera riqueza e inversión social.
Por su parte la Cultura como sector no está integrada, organizada ni debidamente sistematizada,
careciendo de coherencia en el ámbito de las políticas públicas de educación. Sus componentes
se manifiestan de manera fraccionada y carente de políticas de integración que canalicen y
organicen su verdadera función social que es la del mejoramiento de la calidad de vida de las
gentes, en todos sus aspectos individuales, sociales y súper estructurales.

Es así que existe poca conciencia y valoración de la relación entre las formas de vida de las
personas y las expresiones de la cultura, de la utilidad y beneficio de la cultura cómo expresión
de esa misma vida, y cómo elemento transformador del entorno social y natural de ser humano
y su desarrollo material y espiritual.

Las situaciones de angustia, tristeza, desmotivación y poca estima, son capaces de bloquear
cualquier empresa en cualquier sector del desarrollo humano, científico o tecnológico, capaz de
desmembrar cualquier institución o persona y llevar al fracaso cualquier decisión política o
familiar. Frecuentemente son los factores subjetivos los más contundentes en el éxito o fracaso
de las iniciativas de desarrollo, tanto que su impacto se traduce en una sintomatología colectiva
depresiva, que sobrepasa ampliamente los ámbitos de la pobreza y afecta a la sociedad en
general, con otros rostros, violentos, oscuros, evasivos, enfermos, corruptos, adictivos,
erráticos, que inciden negativamente en la construcción de un concepto amplio de nación,
inclusiva, dinámica, productiva y feliz.

Si interpretamos estas manifestaciones como signos culturales, veremos que nos emiten un
mensaje claro y lleno de sentido. Indican que hay una problemática que se produce en las formas
y modos de relación del ser con la realidad, en las que claramente hay un vacío ético y estético
en la gestión social, que se manifiesta en un universo simbólico que ha perdido coherencia,
desarticulándose progresivamente un lenguaje y pensamiento comunes.

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