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La erupción del Volcán de Fuego en Guatemala en junio de 2018 destruyó el pueblo de Gricelda Santiago Sánchez, enterrando a muchos de sus vecinos bajo rocas y lodo hirviente. Gricelda logró escapar con su hijo de 7 años y dos sobrinos corriendo hacia las plantaciones de café, salvándose al esconderse en un hueco del suelo. Su hijo Felipe Neftaly estaba visiblemente conmocionado por la experiencia aterradora. La erupción arrasó el pueblo entero, mat
La erupción del Volcán de Fuego en Guatemala en junio de 2018 destruyó el pueblo de Gricelda Santiago Sánchez, enterrando a muchos de sus vecinos bajo rocas y lodo hirviente. Gricelda logró escapar con su hijo de 7 años y dos sobrinos corriendo hacia las plantaciones de café, salvándose al esconderse en un hueco del suelo. Su hijo Felipe Neftaly estaba visiblemente conmocionado por la experiencia aterradora. La erupción arrasó el pueblo entero, mat
La erupción del Volcán de Fuego en Guatemala en junio de 2018 destruyó el pueblo de Gricelda Santiago Sánchez, enterrando a muchos de sus vecinos bajo rocas y lodo hirviente. Gricelda logró escapar con su hijo de 7 años y dos sobrinos corriendo hacia las plantaciones de café, salvándose al esconderse en un hueco del suelo. Su hijo Felipe Neftaly estaba visiblemente conmocionado por la experiencia aterradora. La erupción arrasó el pueblo entero, mat
la mañana del sábado 3 de junio de 2018 cuando Gricelda Santiago Sánchez oyó la explosión. Le pareció fuerte, pero vivía allí desde hacía años y había oído otras peores. Aun así, su instinto materno la puso alerta. Pasadas las 15:00 horas del mismo día, Gricelda oyó una nueva explosión, pero esta vez fue diferente: más fuerte, más compleja. Alertó a sus hermanas y, agarrando a su hijo y a dos sobrinos, corrió montaña arriba hacia las plantaciones de café. En cuanto pudieron, se echaron sobre un pequeño hueco que había en el suelo: un instinto que les salvaría la vida. El Volcán de Fuego había entrado en erupción. Corrí lo más rápido que pude, tenía mucho miedo Felipe Neftaly, 7 Felipe Neftaly, el hijo de siete años de Gricelda, es uno de los más de 650.000 niños y adolescentes que viven en las zonas afectadas por el volcán. Mantiene la cabeza baja y sujeta la mano de su madre. Está visiblemente conmocionado. Algunas personas de esta pequeña comunidad, que se encuentra a menos de 50 kilómetros de la ciudad de Guatemala, corrieron a la carretera, pero era imposible escapar de la mezcla de gases volcánicos y lava ardiente provenientes del volcán. La erupción arrasó y enterró el pueblo entero bajo una capa de 3 metros de lodo, rocas y arena hirviendo. Ese día, Gricelda perdió a su suegra y a muchos amigos y vecinos.