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CUATERNARIO DE BRASIL, PARAGUAY Y URUGUAY

Book · August 2016

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2 authors:

Martín Iriondo Ernesto Brunetto


National Scientific and Technical Research Council National Scientific and Technical Research Council
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a multidisciplinary approach applied on key regions of South America View project

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

CUATERNARIO DE
BRASIL, PARAGUAY
Y URUGUAY
 
 
 
 
 

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 1
 

 
 
 
 

Iriondo, Martín H.
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay / Martín H. Iriondo ; Ernesto
Brunetto. - 1a ed ilustrada. - Córdoba : Martín Horacio Iriondo Martín,
2016.
494 p. ; 20 x 12 cm.

ISBN 978-987-42-2573-3

1. Geología. 2. Cuaternario. 3. Brasil. I. Brunetto, Ernesto II. Título


CDD 551.01

 
 
 
 
 
 
 
 
ISBN Nº 978-987-42-2573-3
© Museo Provincial de Ciencias Naturales Florentino Ameghino

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.


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Impreso en Moglia S.R.L. – La Rioja 755


3400 Corrientes, Argentina
moglialibros@hotmail.com
www.mogliaediciones.com
Agosto de 2016
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

CUATERNARIO DE
BRASIL, PARAGUAY
Y URUGUAY
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Martín H. Iriondo y Ernesto Brunetto

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 3
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
PRÓLOGO
 
 
Este volumen es una síntesis parcial de los conocimientos
disponibles sobre el Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay,
que conforman la mayor parte del frente atlántico de Sudaméri-
ca, y forma parte del Proyecto “Tabla de Correlación Estratigrá-
fica de Sudamérica” que desarrolla el Grupo de Estudio del Cua-
ternario (GEC), Miembro Regional de INQUA (International
Union of Quaternary Research) desde principios de la década de
1990. Tiene como objetivo principal facilitar a los interesados el
acceso al conocimiento del último período geológico de la histo-
ria de la Tierra y está dirigido no solamente a los especialistas en
el tema, sino también a usuarios de disciplinas afines que necesi-
ten o se interesen en las características principales y cambios
ambientales de la región a lo largo de los últimos dos millones y
medio de años. Este libro es el sexto y último volumen de la se-
rie que comprende a los quince países sudamericanos y que co-
menzó con el Cuaternario de Bolivia en 2008.

Para facilitar la introducción a los temas que se tratan, ca-


da país está tratado por separado y se adoptaron las grandes
regiones naturales como unidades internas dentro de cada uno

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de ellos. Como el caso general es que dichas grandes regiones


cruzan las fronteras con los países vecinos, aparecen excelentes
oportunidades para intentar correlaciones. Y el hecho es que se
exponen aquí varias correlaciones a gran escala que surgieron
en el oeste de la cuenca del Amazonas entre Brasil y
Perú/Bolivia y entre Brasil y Colombia. También se pudo co-
rrelacionar la terraza de la ingresión eemiana del Atlántico
(Último Interglacial) desde Venezuela/Guayanas, a través de
Brasil, hasta Uruguay y Agentina.

Se presenta aquí (tenemos entendido que por primera vez


en la literatura sudamercana) un resumen de unas 50 páginas
sobre el Cuaternario de Paraguay; la mayor parte del mismo es
el resultado de investigaciones realizadas por los autores de es-
te libro.

Existen varios enfoques posibles para desarrollar la evolu-


ción del Cuaternario, esta se apoya fundamentalmente en Es-
tratigrafía Física, Tectónica y Geomorfología, casi sin incursio-
nar en Paleontología o Vulcanismo, debido a la ignorancia de
los autores sobre dichas disciplinas.

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
RESUMEN
 
 
BRASIL - La República Federativa de Brasil es el país más ex-
tenso de América del Sur; con 8.500.000 Km2 de superficie abarca
más de la mitad del continente, con regiones importantes en ambos
Hemisferios. Limita con todos los demás países de Sudamérica, excep-
to con Chile y Ecuador y comparte sus sistemas geomorfológicos y
dinámicos en forma directa o indirecta, con el resto del continente,
excepto con la Patagonia. Desde el punto de vista del estudio del Cua-
ternario se puede dividir en siete sistemas: El Norte; está controlado
por el Escudo de Guayanas, caracterizado por rocas proterozoicas y
paleozoicas labradas por paisajes antiguos precuaternarios. Limita
con Venezuela y las Guayanas. El clima es tropical húmedo a ecuato-
rial. Los depósitos cuaternarios más importantes son campos de arena
eólica extendidos en la región del río Branco que se continúan en Ve-
nezuela. El Oeste; se extiende desde la frontera con Colombia, Perú y
Bolivia hasta cerca de la longitud de Manaos. Está influido directa-
mente por la Corrdillera de los Andes, que ha formado durante el Ce-
nozoico dos mega-abanicos que sufrieron importantes procesos de
acumulación en el Plioceno y el Cuaternario y cuyas regiones distales
se extienden varios cientos de kilómetros en territorio brasileño. La

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Amazonia Central y Oriental; está compuesta por un paisaje de esca-


sa altitud con sedimentos acarreados originariamente desde los Andes
y alterados por ambientes ecuatoriales y tropicales. Los depósitos eóli-
cos tienen cierta importancia, el principal de ellos es la Formación Pa-
rrintins, un loess tropical que cubre el paisaje desde Manaos hasta
cerca del Atlántiico. Las oscilaciones de la Zona de Convergencia In-
tertropical (que produce copiosas lluvias) tiene una influencia deter-
minante. El sustrato está formado por montañas bajas del sector norte
del Escudo de Brasil y un corredor de 900 kilómetros de longitud y
300 kilómetros dee ancho de rocas cretácico-terciarias deominado
“Planicie Amazónica”. El Nordeste; presenta una constante de climas
más secos que los de las regiones vecinas a lo largo del Cuaternnario,
debido a que su ubicación geográfica lo somete al dominio de los
vienntos alisios. La meteorización física y procesos eólicos son típicos
de casi todo el Período. El Brasil Central; está dominado por paisajes
antiguos labrados en el Escudo de Brasil y rocas cretácicas. El Cua-
ternario se ha acumulado en dos bloques hundidos: El Pantanal del
Mato Grosso y el sistema Xingú-Araguaia, que correlacionan con el
Pantanal Boliviano, ubicado en el noreste de ese país. En el resto de la
región se conserva en áreas pequeñas y de escaso espesor. El Extremo
Sur; predominan en esta región basaltos cretácicos derivados de la
apertura del océano Atlántico que forman una meseta con varios nive-
les de aplanamiento. La mayor parte de este territorio está ocupado
por la cuenca del río Uruguay,que ha sufrido importantes modifica-
ciones (positivas y negativas) durante el Cuaternario debido a captu-
ras fluviales. Los cambios ambientales de climas más frescos que en
resto del país influyeron durante algunos intervalos cuaternarios,

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

compartiendo los procesos sedimentarios y geomorfológicos con re-


giones de Uruguay y Argentina. La Plataforma y el Litoral; la plata-
forma continental atlántica brasileña es comparativamente amplia y
está compuesta por varios segmentos de diferente naturaleza. Los
grandes ríos tienden a derivar sus cargas sedimentarias en sentido
antihorario a lo largo de cientos de kilómetros. Las áreas localizadas
fuera de esas influencias están dominadas por bioclastos y aportes lo-
cales de terrenos cercanos. Las oscilaciones del nivel del mar constru-
yeron líneas de costa ubicadas actualmente a varias profundidades. El
litoral incluye frecuentes playas y albuferas actuales y preserva en
muchos sectores las líneas de costa de las ingresiones del Último In-
terglacial y del Holoceno.Su extensión más importante está represen-
tada por la Planicie Litoral de Río Grande do Sul (más de 100 Km de
ancho), que se extiende hacia el sur en Uruguay.
PARAGUAY – La geología regional del Paraguay está compues-
ta por dos sistemas de primer orden: El Paraguay Oriental y El Chaco,
lo que se refleja en la estratigrafía cuaternaria y en la geomorfología.
El Chaco es una llanura interior de escasa altitud compuesta por el
mega-abanico del río Pilcomayo (que se extiende hacia el sur en Ar-
gentina) y por la región distal del mega-abanico del río Parapetí, desa-
rrollado principalmente en Bolivia. Ambos comenzaron a desarrollarse
durante el Neógeno con ápices en las Sierras Subandinas y conti-núan
activos en la actualidad. Un sector del noroeste está cubierto por are-
nas eólicas holocenas, que se continúan en el Chaco Boliviano.
El Paraguay Oriental está caracterizado por la presencia de su-
perficies de erosión activas durante el Cuaternario sobre afloramien-
tos de rocas de casi todas las edades geológicas y litologías variadas.

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Una de las principales estructuras positivas es el arco de Asunción.


El registro cuaternario es el resultado principalmente de la deposita-
ción de un megasistema fluvial integral y dinámico formado por la in-
teracción de los ríos Parapetí, Pilcomayo, Bermejo, Paraguay y Pa-
raná. Estos sistemas depositacionales coalescen y confluyen confor-
mando el relleno de una gran cuenca de antepaís abierta al sur, ubi-
cada en el eje de la cuenca de los ríos Paraguay y Paraná. La acción de
uno y otro sistema ha dominado alternativamente controlada por
cambios climáticos, tectónicos y del nivel del mar como nivel de base
de los sistemas fluviales. Estos cambios han quedado registrados por
la presencia de sistemas de terrazas situadas en diferentes rangos de
elevaciones. Hay evidencias de antiguas conexiones entre los ríos Pa-
raguay y Paraná con la cuenca del río Uruguay. También se han re-
gistrado episodios subordinados de sedimentación eólica interdigita-
dos en las secuencias fluviales.

URUGUAY - El Cuaternario del Uruguay está determinado en


gran medida por dos factores básicos: a) La dinámica geológica duran-
te el Neógeno fue de elevación de casi todo el territorio, produciendo el
desarrollo de superficies escalonadas y pediplanos bajo climas diver-
sos, aunque no extremos (por ejemplo, no existieron glaciaciones ni
selvas ecuatoriales. b) La acumulación de depósitos de loess durante
por lo menos tres épocas diferentes, con sendas secuelas de retrans-
portes torrenciales y pedogénesis, que cubrieron parcialmente rocas y
sedimentos más antiguos. c) Las oscilaciones del nivel del mar, du-
rante las cuales se generaron playas y albuferas en el litoral y se depo-
sitó la mayor parte de la carga sedimentaria de la Cuenca del Plata en
la plataforma uruguaya. El principal sistema de transporte y sedi-

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

mentación del país fue el río Uruguay, que generró la Formación


Raigón en los departamentos del sur (durante el Pleistoceno innfe-
rior) y la Formación Salto en el borde noroeste, en el Último Intergla-
cial. La segunda región en importancia es la Planicie Litoral, bien
desarrollada en el noreste.

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
1 - EL CUATERNARIO
y SUDAMÉRICA
 
 
Este libro está dedicado a la Geología del Cuaternario en
Brasil, Paraguay y Uruguay. El Cuaternario es un Sistema Ge-
ológico. En Estratigrafía, un Sistema es una unidad compuesta
idealizada del registro geológico compuesta por una sucesión
de rocas o sedimentos que fueron depositados juntos dentro de
un intervalo de tiempo definido y son utilizadas a su vez para
datar cosas y eventos dentro de un cierto período geológico co-
rrespondiente.

El Sistema es, entonces, una unidad de la Columna Geoló-


gica General construida usando la Ley de Superposición y ma-
peada dentro de su correspondiente Período. Es una unidad de
la Cronoestratigrafía, que subdivide sedimentos y rocas según
su litología. Los Sistemas son subdivisiones de los Eratemas
(que representan las Eras) y se subdividen a su vez en Series,
Épocas y Pisos. Aquí se trata del Período Cuaternario, que
abarca los últimos 2.600.000 años, es decir que comprende la
época histórica y la actualidad.

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

A lo largo del desarrollo del conocimiento, el Cuaternario


ha resultado el más importante y fructífero de los once Perío-
dos Geológicos del Eón Fanerozoico para el avance de la Cien-
cia Geológica. Los procesos fundamentales de la dinámica te-
rrestre, tales como la acción fluvial, el vulcanismo o la Tectóni-
ca de Placas (y casi todos los demás) fueron observados e in-
terpretados originalmente para la época actual, subactual y
pleistocena. Y posteriormente se fueron extrapolando hacia
atrás en el tiempo para reconstruir escenarios cada vez más an-
tiguos. Esta contribución del Cuaternario a la Geología General
sigue en la actualidad.

El Cuaternario es también el tiempo geológico en el que


colabora y coordina (o debería coordinar) la Geología con otras
ciencias naturales cercanas, tales como la Ecología, la Climato-
logía y la Oceanografía. Los avances obtenidos en estos campos
son visibles, particularmente para el Holoceno. Lo mismo pue-
de decirse de la Antropología y la Historia.

El Sistema Cuaternario se divide formalmente en dos Se-


ries: Pleistocena (entre 2.600.000 y 10.000 años Antes del Pre-
sente) y Holocena (entre 10.000 años Antes del Presente y la ac-
tualidad), referidas universalmente como Pleistoceno y Holo-
ceno. El Pleistoceno se subdivide en tres subseries:

• Pleistoceno Inferior – De 2.600.000 a 780.000 años A.P.

• Pleistoceno Medio – De 780.000 a 126.000 años A.P.

• Pleistoceno Superior – De 126.000 a 10.000 años A.P.

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Durante un breve período, entre 2004 y 2008, el Cuaterna-


rio fue cambiado de categoría por la Comisión Internacional de
Estratigrafía, dependiente de la Unión Internacional de Ciencias
Geológicas (IUGS), pero a propuesta de INQUA (Unión Inter-
nacional de Estudio del Cuaternario) recobró su anterior status
durante el Congreso Geológico Internacional de Oslo en 2008.
Hasta poco tiempo atrás el Período Cuaternario comenzaba
1.800.000 años antes del presente, pero en los últimos años se le
incorporó (a propuesta de INQUA) el Piso Gelasiano, que for-
maba la parte superior del Plioceno, quedando así con 2.600.000
años de duración. Mientras tanto, debido a la propuesta cientí-
ficamente irrelevante y epistemológicamente dudosa de 2004,
desapareció el Terciario de la columna estratigráfica.

Desde aproximadamente 1970 se utiliza ventajosamente


una subdivisión particular del Cuaternario basada en los lla-
mados Estadios Isotópicos Marinos de Oxígeno (EIO) que
permite una definición más precisa de las edades (Iriondo y
Krohling, 2008). Los registros isotópicos de oxígeno se obtuvie-
ron a partir del análisis de foraminíferos planctónicos en perfo-
raciones oceánicas en el Caribe, que fueron divididas por Emi-
liani (1955) en estadios numerados desde el tope hacia abajo.
Posteriormente, Shackleton (1969) publicó que el porcentaje de
Oxígeno18 en las valvas está determinado por la temperatura
del agua oceánica. Y en consecuencia, que los estadios isotópi-
cos marinos pueden ser usados para crear una columna estra-
tigráfica climática global de carácter cualitativo.

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Desde los 1,7 Ma A.P. se han encontrado 37 Estadios


Isotópicos de Oxígeno, que incluyen 19 fases templado-cálidas
(incluido el período actual) y 18 fases frías. Los períodos con
índices pares definen a las fases frías, los impares a los perío-
dos cálidos. El Último Máximo Glacial corresponde al EIO2; el
EIO4 fue la época más fría del Pleistoceno superior en toda Su-
damérica. El EIO5 fue el Último Interglacial, que aparece divi-
dido en tres partes: EIO5a, EIO5c y EIO5e; este último es con-
siderado como el Último Interglacial por antonomasia en Eu-
ropa, aunque las dataciones absolutas de sedimentos y paleo-
suelos de ambientes cálidos y húmedos en Argentina y regio-
nes vecinas indican persistentemente edades del EIO5a (entre
80 y 95 ka A.P.).

 
 
LA FORMACIÓN GEOLÓGICA
La Formación es la unidad esencial en la Ciencia Geológica
y está incluida entre las “unidades litoestratigráficas”. Es un
conjunto de rocas o sedimentos, generalmente estratificados y
de forma tabular, que se caracteriza por su homogeneidad e
identidad litológica; es cartografiable en superficie y puede se-
guirse e identificarse en el subsuelo. Está separada de otras
formaciones mediante “contactos” concordantes o discordantes.
Representa un ambiente paleogeográfico uniforme y bien defi-
nido, con parámetros sedimentarios, geotécnicos e hidrogeoló-
gicos semejantes en todo su volumen. Puede ser dividida en

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

“miembros” y asociada en “grupos” cuando existen caracterís-


ticas comunes entre ellas. Se la identifica mediante su “perfil ti-
po” que debe llevar el nombre de la localidad donde está situa-
do. Dicho perfil tipo debe estar descrito formalmente mediante
normas sencillas (pero bien específicas) y publicado en revistas
o libros que se encuentren al alcance de todos los especialistas.

Las formaciones son unidades imprescindibles en el traba-


jo de campo; sin formación no hay geología (de la misma ma-
nera que sin fósil no hay paleontología). Son conceptos inde-
pendientes de la edad que se les atribuya en un momento cual-
quiera, cosa que suele variar frecuentemente. Naturalmente,
una formación termina en el contacto con la formación vecina;
es necesario marcarlo porque esta verdad de Perogrullo es vio-
lada con cierta frecuencia.

El concepto de Formación es de innegable operatividad,


independiente de hipótesis y formulaciones teóricas de moda.
No ambiciona sino describir la geometría de los depósitos, y se
aleja de interpretaciones y también de la universalidad (Álva-
rez Muñoz, 2004).

 
 
OTROS TIPOS DE UNIDADES
Existen otros tipos de unidades, que no son tratadas sis-
temáticamente en este libro. La más importante de ellas es la
“unidad bioestratigráfica”, que se puede definir como un con-
junto de sedimentos o rocas caracterizados por su contenido

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

fosilífero, que las diferencia de los estratos adyacentes. La


“unidad pedoestratigráfica” puede ser considerada un caso
particular de la litoestratigráfica. La “unidad magnetoestra-
tigráfica” es una formación geológica caracterizada por magne-
tismo normal o reverso en comparación con otras vecinas. La
“unidad cronoestratigráfica” es una formación o grupo de for-
maciones representativo de sucesos geológicos producidos en
un intervalo determinado de tiempo y comprende todas las ro-
cas y sedimentos, de otras áreas, que fueron formadas en ese
lapso (Código Argentino de Estratigrafía, 1992).

Como puede notarse fácilmente, todas estas unidades de-


penden (desde el inicio) del conocimiento correcto y cabal de
las formaciones geológicas que las sostienen, que deben ser de-
finidas claramente.

 
 
EL TIEMPO EN GEOLOGÍA Y
LAS DATACIONES ABSOLUTAS
Es importante hacer una discriminación: El Tiempo no es
parte de la Geología, está fuera de ella. El Tiempo es un con-
cepto filosófico-cosmológico y una dimensión matemática de la
Teoría de la Relatividad (ver Duncan, 1999). Ha sido definido y
medido de varias maneras diferentes a lo largo del desarrollo
del pensamiento científico, cada vez con mayor precisión. Hoy
en día se utilizan en Geología del Cuaternario varias aproxi-
maciones muy buenas basadas en métodos de la Física Nucle-

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ar, de la Geofísica, de la Cosmología y del Magnetismo que uti-


lizan principios y técnicas que están fuera de nuestro alcance
intelectual. Representan un claro avance en el conocimiento y
son absolutamente recomendables.

Sin embargo, dichas técnicas llevan el engañoso nombre


de “dataciones absolutas” por el simple hecho de que sus resul-
tados son números. Y para nosotros los naturalistas un número
es algo parecido a un dios. Si hemos tenido la suerte de conse-
guir la plata que cobra un laboratorio para tal datación de radi-
carbono, o de Berilio10, o de TL, un tipo de guardapolvo blan-
co nos acerca un número (después de varios meses de demora
no explicada) y somos capaces de defenderlo a morir y destruir
amistades para hacerlo triunfar. Sin darnos cuenta que si le al-
canzáramos al mismo tipo otra muestra del mismísimo lugar,
nunca obtendría el mismo número. Todo esto está fogoneado
por las revistas de moda, que exigen “dataciones absolutas”
para no rechazar los manuscritos. Negocio redondo.

Mucho de ese abuso se hubiera evitado si en lugar del


tramposo término “datación absoluta” se hubiera usado el de
“datación numérica” o algo similarmente honesto. Evidente-
mente, los verdaderos especialistas en este tipo de dataciones
(verdaderos avances importantes) hacen su trabajo honesta-
mente, progresan y chequean sus resultados en congresos y re-
vistas científicas. Saben que sus resultados son relativos y suje-
tos a contaminaciones, errores de medición, fallos de la teoría,

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 19
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

simplificaciones de la estadística y otros. Se trata normalmente


de profesionales graduados en Física y en Química.

Lo realmente peligroso y sumamente costoso para el


avance de la Ciencia son los geólogos aficionados a tales cosas,
quienes a veces dirigen laboratorios y como fanáticos inquisi-
dores exageran cualquier resultado (geógrafos y antropólogos
suelen ser aun peores, en Alemania y otros países “serios”). Lo
mismo ocurre con la Paleontología, con la Palinología y otras
disciplinas.

 
 
ESQUEMA GENERAL DE SUDAMÉRICA
Sudamérica es una placa gondwánica rodeada por grandes
áreas oceánicas, localizada en una región claramente influencia-
da climáticamente por el Anticiclón Antártico. Durante el Cua-
ternario la dinámica sedimentaria de las tierras bajas está domi-
nada por la cordillera de los Andes, un gran orógeno simple
formado por subducción de placas oceánicas debajo de su mar-
gen continental del oeste. Los procesos más importantes en el
Cuaternario de los Andes son las glaciaciones y el vulcanismo: el
escenario actual está dominado por meteorización física y mo-
vimientos de masa. Las tierras bajas están ubicadas al este de la
cordillera, formando una sucesión de mega-abanicos (cada uno
de estás mide miles de kilómetros cuadrados), secuencias de lo-
ess-paleosuelos y campos de arenas eólicas. En las regiones
húmedas se forman grandes humedales. Los ríos mayores

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Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

transportan enormes volúmenes de materiales finos de origen


andino hasta la plataforma atlántica y hacia las planicies abisales
del Atlántico. Además, aproximadamente la mitad de la superfi-
cie de Sudamérica está compuesta paisajes pre-cuaternarios la-
brados en rocas paleozoicas y mesozoicas (Fig. 1-1).

 
 
LA CORDILLERA DE LOS ANDES
En la definición más sencilla, la cordillera de los Andes
puede ser descrita como un orógeno simple formado por sub-
ducción de placas oceánicas debajo de un margen continental.
En la mayor parte de su extensión, los Andes están formados
por un arco magmático acompañado por una fosa oceánica hacia
el oeste y cuencas de antepaís hacia el este. Se trata de una faja
montañosa no colisional formada a lo largo de un sistema de
subducción de larga vida y todavía activo (Jordan et al., 1983).

La cordillera es morfológicamente continua a lo largo de


más de siete mil kilómetros (desde los 10 grados norte hasta los
55 grados de latitud sur) y está compuesta por una serie de
grandes segmentos tectónicos. Dichos segmentos tectónicos
están ubicados encima de segmentos equivalentes de placas
oceánicas subyacentes (particularmente la placa de Nazca), que
están definidas por variaciones de primer orden en la zona de
Benioff (Jordan et al., 1983). Es notable la coincidencia entre las
variaciones laterales de la geometría de la placa de Nazca y la
geología y geomorfología andinas. En base a la distribución es-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 21
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

pacial de focos sísmicos se ha podido deducir que la placa de


Nazca al sur del Ecuador está formada por cuatro segmentos
mayores. Los contactos entre los mismos son abruptos, lo que
sugiere marcadas contorsiones en la placa. Dichos segmentos
varían entre 500 y 700 kilómetros en extensión.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1 - 1 – Sistemas geotectónicos
de Sudamérica.

22 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Concordantemente, el talud continental y el talud oceánico


de la fosa chileno-peruana están abruptamente segmentados.
Entre las latitudes de 22°S Y 27°S la fosa tiene 7000 a 8000 metros
de profundidad e incluye solo manchones aislados de sedimen-
tos; el talud oceánico está fracturado en bloques. Entre 27° y 33°
la fosa es más angosta, con una profundidad típica de 6400 me-
tros y 350 metros de relleno sedimentario que suaviza la morfo-
logía del fondo. Al sur de los 33°S la depresión es relativamente
ancha, con 5000 metros de profundidad y mil metros de relleno
sedimentario. Los cambios en la profundidad del eje de la fosa
están corre1acionados con las variaciones en la curvatura y gra-
do de fracturación en el talud oceánico (Jordan et al., 1983).

La sismicidad de los Andes es mayor en los segmentos


donde la zona de Benioff es casi horizontal, en Perú y Argenti-
na. Los eventos mayores, con magnitudes de 7 a 7,5, ocurren en
áreas relativamente pequeñas. Por el contrario, la placa suda-
mericana sufre sismos menores y menos frecuentes sobre los
segmentos más inclinados de la placa de Nazca, y éstos están
restringidos a la costa.

El vulcanismo cuaternario de los Andes está también vin-


culado a la subducción de placas oceánicas del Pacífico por de-
bajo de la placa continental. El escenario actual comenzó alre-
dedor de 20 Ma. AP, durante el Mioceno (unos 20 millones de
años antes del presente). Sin embargo, el vulcanismo no ha si-
do continuo ni en espacio ni en tiempo a lo largo de toda la
cordillera. Existen importantes zonas no volcánicas intercala-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 23
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

das entre las zonas activas. El origen de ésto es nuevamente la


inclinación de la zona de Benioff: los datos de sísmica indican
que debajo de las regiones volcánicamente activas la faja de
Benioff tiene mayor buzamiento que debajo de regiones no
volcánicas (Clapperton, 1993) Es decir, existe una relación in-
versa con la sismicidad. Un "vacío volcánico" de 1600 kilóme-
tros de longitud abarca casi todo el Perú; otro sector similar de
650 Km de largo está ubicado entre las latitudes de 28°S y 33°S
en Argentina y Chile (Fig. 2). Las estructuras vo1cánicas más
frecuentes son estratovo1canes compuestos por rocas
ca1coalcalinas. Dichas rocas tienen un amplio espectro quími-
co, con dominancia de andesitas (Thorpe et al., 1981).

Hay diferencias entre las distintas zonas volcánicas de


Sudamérica. Basaltos tho1eiiticos y a1calinos de retroarco do-
minan el paisaje patagónico. Un caso diferente es la zona
volcánica central andina, situada entre los 17°S y los 25°S, la
cual está caracterizada por extensos depósitos ignimbríticos
que cubren más de 1000 kilómetros cuadrados en algunos ca-
sos; estos fenómenos están vinculados a grandes sistemas de
calderas de de cientos de kilómetros cuadrados de superfi-
cie.(de Silva y Francis, 1991). Sin embargo, la actividad volcáni-
ca más importante y de mayor alcance en el Cuaternario de los
volcanes andinos son las erupciones piroclásticas. Estas son
frecuentes en todas las zonas volcánicas. Las erupciones actua-
les pueden durar varios días y descargan ceniza y otros mate-
riales a grandes alturas, las que posteriormente forman capas

24 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de materiales piroclásticos en las tierras bajas. Materiales suel-


tos de este tipo son fácilmente retrabajados por el viento y el
agua a través de vastas áreas del continente. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1 - 2 – Zonas volcánicas de Sudamérica
(según Clapperton, 1993)

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 25
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
NEOTECTÓNICA
Un marco adecuado para caracterizar las principales ma-
nifestaciones neotectónicas reconocidas en Sudamérica es con-
siderar aquellas deformaciones comprendidas en el Cuaterna-
rio. Este marco temporal permite involucrar los rasgos estruc-
turales que resultan del campo de esfuerzos actuales, estructu-
ras que generaron cambios topográficos recientes o que se en-
cuentran en progreso y estructuras con evidencias recientes de
sismos y que tiene capacidad de producirlos en el futuro
próximo (Costa et al., 2006). Sudamérica presenta una región
de máxima actividad neotectónica asociada al borde occidental
de la placa Sudamericana el cual interactúa con los bordes de la
placa del Caribe al Norte, el borde de la placa de Nazca en el
Noroeste y Centro-Oeste, la Placa Antártica al Suroeste y Placa
de Scotia al Sur. Esta región donde se concentra la deformación
corresponde a la cadena orogénica Andina de más de 8000 km
de extensión. Las deformaciones neotectónicas se generan por
la liberación de los esfuerzos vinculados a extensas zonas de
subducción con diferentes grados de empinamiento de la losa
que subduce debajo de la placa Sudamericana. En el dominio
andino costero que corresponde a la antefosa se producen los
mayores terremotos, incluyendo aquellos de mayor magnitud
registrados en el planeta durante la historia instrumental, como
fue el terremoto de Chiloé en 1960. En esta región las tensiones
se liberan principalmente como energía acumulada por defor-

26 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

mación elástica a través de terremotos. En el dominio de ante-


país localizado en las vertientes orient1ales del orógeno andino
la liberación de esfuerzos se genera de dos maneras: 1) median-
te sismos de magnitudes variables y 2) a través de deformación
permanente que genera extensas fajas de rocas sedimentarias
plegadas y corrimientos de grandes bloques de rocas.

En los Andes del Norte, la mayor deformación cuaterna-


ria se concentra en la región de las cadenas montañosas, en la
cual se despegan los Bloques Andinos del Norte del resto de
Sudamérica. Hacia el Norte, las megafallas y sistemas de plie-
gues con rumbos NE y E-W presentan desplazamientos de
rumbo, principalmente lateral derecho, determinados por el
movimiento hacia el Este de la Placa del Caribe. Este movi-
miento de placas genera un complejo régimen de desplaza-
mientos de rumbo en las estructuras activas cuaternarias. En la
región que abarca el Norte de Colombia, Venezuela y Trinidad
y Tobago las principales estructuras regionales son los sistemas
de fallas y pliegues de Oca-Ancón, Boconó, San Sebastián, Pi-
lar, Los Bajos y El Soldado (Audemard, 2006) que se extienden
a lo largo de 1200 km. Se han medido allí las más altas tasas de
desplazamientos de los Andes del Norte, del orden de 10
mm/año (Audemard et al., 2006). Otras fallas oblicuas a este
sistema principal del Caribe del Sur, tales como las fallas de
Talcagua-El Ávila, de Tácata y La Victoria, han sido interpre-
tadas como fallas de segundo orden asociadas a la deformación
neotectónica que ocurre en dicho sistema.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 27
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

En Colombia, en la Cordillera Oriental frontal, existe un


sistema de fajas plegadas y corrimientos que se desplaza a
través de fallas inversas sobre el antiguo escudo de Llanos, ge-
nerando niveles de sismicidad de moderados a altos. El régi-
men de esfuerzos compresivos que genera las geformas carac-
terísticas de la Cordillera Oriental frontal se traslada hacia el
Sur produciendo movimientos laterales dominantes en la falla
de Alciegas. En el Norte de Colombia, la falla Santa Marta-
Bucaramanga de rumbo NE muestra desplazamiento de rumbo
antihorario. La interacción de tres placas (Nazca, Caribe y Su-
damericana) resulta en esa región en una compleja cinemática
de las fallas Cuaternarias, estando los esfuerzos principales de
compresión orientados en sentido NO-SE en el Norte de Co-
lombia y hacia el Sur en sentido E-O a NE-SO. Dicho campo de
esfuerzos genera sobre las fallas principales con rumbo N-S,
movimientos laterales izquierdos en las fallas ubicadas al Nor-
te y movimientos laterales derechos en las fallas del Sur de Co-
lombia. En consecuencia, producto de la compresión oblicua
ocurren tanto, desplazamientos inversos como normales (Paris
et al., 2000). El sistema de fallas El Romeral se extiende a lo lar-
go de la pendiente occidental de la Cordillera Central de Co-
lombia, presentando sismicidad hacia el Este.

Los Andes Ecuatorianos al Norte del Golfo de Guayaquil,


presentan cinco dominios morfoestructurales: 1) Planicie de la
Costa, 2) Cordillera Occidental, 3) Valle Interandino o Depre-
siónTectónica Interandina, 4) CordilleraReal y 5) Piedemonte

28 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Andino o Andes Subandinos, en la cuenca superior del Ama-


zonas. El fallamiento Cuaternario y las principales morfoes-
tructuras con una orientación característica NNE-SSO son con-
trolados en parte por antiguos rasgos geológicos regionales. La
tectónica es controlada por la subducción de la placa de Nazca
que presenta en ese sector una inclinación de 35°. Particular-
mente en la costa los rasgos neotectónicos son controlados por
la subducción de la dorsal asísmica de Carnegie y la subduc-
ción oblicua de la Placa de Nazca (Gutscher et al., 1999). Allí,
en la zona de las cuencas de antearco las principales fallas acti-
vas son El Naranjal y Ponce Enriquez, afectadas por esfuerzos
transpresivos. Estas fallas limitan las sierras costeras del Norte
y la Cordillera Occidental (Egüez et al, 2003). Las principales
fallas cuaternarias tienen movimientos oblicuos a los Andes
Ecuatorianos, entre ellas la falla de Pallatanga, en el Golfo de
Guayaquil al SO y la falla del Chingual en el borde oriental de
la Cordillera Real (Soulas et., 1991; Ego etal., 1996). Estas fallas
son probablemente las responsables de los principales terremo-
tos registrados históricamente en Ecuador. Las fallas de San
Isidro - El Ángel- Otavalo constituyen el límite entre la Cordi-
llera Occidental (por el Este) y el Valle Interandino. A lo largo
de este último, la deformación cuaternaria es acomodada en un
conjunto de fallas inversas de orientación NE-SO y N-S, tales
como la falla de Quito y asociados a ella, en los pliegues anti-
clinales de Nagsiche, Latacunga y Yanayacu (Lavenu et al.,
2006). En la zona de piedemonte Subandina de Napo y Cutucú,

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 29
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

que constituye la cuenca superior del río Amazonas, existen fa-


llas con desplazamientos cuaternarios tales como las fallas de
Payamino, Sumaco, Pusuno y Arajuno (Egüez et al., 2003).

 
Andes Centrales

Corresponden al típico orógeno andino, formado por la


subducción de la placa oceánica de Nazca y la colisión con el
borde occidental continental de la Placa Sudamericana (Ramos,
1999). Están comprendidos entre los 4°S y los 46°S de latitud.
Generalmente, se los divide en Andes Centrales del Norte, del
Centro y del Sur (Ramos, 1999). En general, el estilo de la de-
formación Cuaternaria está controlado por la geometría de la
subducción de la placa de Nazca y los rasgos geológicos here-
dados (Costa et al., 2006).

Los Andes Centrales del Norte presentan un sector de


subducción de bajo ángulo en Perú (4°S-14°S) y otro de sub-
ducción normal (14°S-27°S) (Costa et al., 2006). La dinámica del
primero ha generado la migración de la deformación hacia el
este desde el Plioceno, debido al bajo ángulo de la losa subdu-
cida (Sébrier y Soler, 1991; Gutscher et al., 2000). Uno de los
principales efectos fue el levantamiento de la Cordillera Blanca
en Perú, la cual presenta algunas de las más grandes elevacio-
nes de los Andes y fallamiento normal cuaternario (Macharé et
al., 2003). La falla principal de la Cordillera Blanca presenta no-
table expresión geomorfológica (Schwartz, 1988). Rupturas de
fallas en superficie históricas han sido observadas en las fallas

30 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de Chaquilbamba y Quiches. Sismicidad reciente ha sido ob-


servada en la falla de Huaytapallana, como también deforma-
ción activa de pliegues vinculados al sistema de fallas de Shita-
ri (Macharé et al., 2003). El segundo segmento de los Andes
Centrales del Norte de subducción normal es el más ancho de
la Cordillera de los Andes e incluye la fosa de Perú-Chile, la
Cordillera de la Costa y el valle Central, en la costa del Pacífico,
la Cordillera Occidental, la mesta del Altipano-Puna, la Cordi-
llera Oriental y las Sierras Subandinas (Costa et al., 2006). La
deformación cuaternaria está representada por fallas normales
de alto ángulo que generan cuencas hídricas cerradas en la me-
seta del Altiplano-Puna, deformación por fallamiento inverso
de alto ángulo que involucra rocas del basamento en la Cordi-
llera Oriental y fallamiento de bajo ángulo asociado a plega-
mientos en las Sierras Subandinas (Costa et al., 2006). El siste-
ma de fallas de Incapuquio, ubicado en el pie de monte occi-
dental de la Cordillera Occidental, muestra reactivaciones re-
cientes de viejas estructuras y está asociado a pliegues vincula-
dos a fallamiento inverso, fallas de rumbo y fallas normales
(Audin et al., 2006). En el sector Norte de los Andes Chilenos se
observa deformación reciente evidenciada por terrazas marinas
cuaternarias que se encuentran elevadas sobre la costa, sugi-
riendo tasas de levantamiento de 0.2-0.6 mm/año (Lavenu et
al., 2006). La falla de Atacama de rumbo N-S, situada sobre la
costa a 100 km desde la trinchera oceánica, está caracterizada
por un regimen de fallamiento extensional durante el Pleisto-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 31
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ceno tadío (Lavenu et al., 2006). La altura media actual de la


meseta del Altiplano-Puna (3800 m) es una respuesta térmica al
atenuamiento de la litósfera (Isacks, 1988), que se sobrepone al
levantamiento por apilamiento tectónico (Ramos, 1999). Duran-
te el Cuaternario, el Altipano ha estado afectado por falla-
mieinto extensionalo N-S, con colapso de cuencas y desliza-
mientos de laderas en el piedemonte, a lo largo de fallas (Lave-
nu et al., 2000). Este proceso es el responsable de grandes des-
plazamientos sobre fallas normales, cerca de la ciudad de La
Paz en Bolivia. Un resultado de la tectónica extensional cuater-
naria de orientación N-S fue el desarrollo de la cuenca ocupada
por el lago Titicaca (Lavenu, 1992). La Coordillera Oriental ha
estado sufriendo levantamiento a lo largo del Cenozoico (Se-
brier et al., 1988). Se ha reportado deformación neógena en las
cuencas de Cochabamba y Tarija en Bolivia (Lavenu et al.,
2000). Las Sierras Subandinas constituyen el frente orogénico el
cual está constituido por fajas plegadas y corridas dominadas
por contracción desde el Neógeno (Dumont, 1996). Se ha detec-
tado deformación cuaternaria por fallamiento de depósitos
pleistocenos a lo largo de las fallas de Mande-Yapecuá, en Bo-
livia (Moretti et al., 1996) y en el sistema de fallas de Lomas de
Olmedo, en Argentina (Ramos et al., 2003). Uno de los princi-
pales teremotos históricos ocurrió en la región de Talavera de
Esteco (1962), provincia de Salta (Perucca et al., 2006). También
se ha reportado deformación tectónica cuaternaria en la cuenca
de antepaís de El Beni, adyacente al frente orogénico al sistema

32 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de fajas plegadas y corridas de las Sierras Subandinas. Se su-


giere que el río El Beni está sufriendo una deflexión por la acti-
vidad de la falla El Beni (Dumont, 1996).

La región central los Andes Centrales corresponde al seg-


mento de subducción plana Pampeano (27°S-33°S). Como resul-
tado de la horizontalización de la placa de Nazca, la deforma-
ción migró hacia el este desde el Neógeno, generando el levan-
tamiento de la Precordillera durante el Plioceno-Pleistoceno
(Ramos, 1988). La principal deformación cuaternaria en el frente
orogénico andino oriental, se ubica entre la parte oriental de las
fajas plegadas y corridas de la Precordillera y la región occiden-
tal del basamento fragmentado en bloques de las Sierras Pam-
peanas (Costa et al., 2006). Esta deformación tectónica incluye
los grandes terremotos en la falla de Las Lajas (San Juan, 1944) y
en la falla de Ampacampa-Niquizanga (Caucete, 1977) (Costa et
al., 2006). Al norte de los 32°S, se destaca la deformación cua-
ternaria en el sistema de fallas inversas del corrimiento Villi-
cum-Zonda Pedernal, en la Precordillera Oriental, y en la falla
de El Tigre de desplazamiento lateral, en la Precordillera Occi-
dental (Costa et al., 2006). Al sur de los 32°S, en Mendoza, la de-
formación se concentra principalmente en las fallas inversas de
Las Peñas y Las Higueras (Costa et al., 2006).

Las Sierras Pampeanas fueron interpretadas como el ante-


país fragmentado, adyacente al orógeno andino, como expre-
sión morfotectónica de la subducción sub-horizontal (Jordan et
al., 1983). Bloques de rocas de basamento han sido levantados

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 33
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

y basculados desde el Mioceno tardío (Ramos et al., 2002). Se


ha reportado deformación cuaternaria a lo largo de muchas de
las fallas que limitan dichos bloques (Costa et al., 2001; 2014).
Esas fallas de intraplaca, alejadas 600 km de la trinchera oceá-
nica, parecen tener un potencial sismogénico mucho mayor
que el sugerido por el registro sismológico intrumental (Costa
et al., 2006). El Sistema de Fallas de la Sierra Chica, es la estruc-
tura neotectónica más relevante en las Sierras Pampeanas de
Córdoba, el cordón más oriental de esta provincia geológica,
debido a su extensión, los datos obtenidos hasta el presente y
también debido a su significado como fuente sismogénica
(Costa et al., 2014). Otras fallas con evidencias de actividad
tectónica cuaternaria son el Sistema de Fallas de Comechingo-
nes y la falla de la sierra Baja de San Marcos.

En los Andes Centrales al sur de los 33°S, los rasgos es-


tructurales responden al efecto de subducción normal de la
placa de Nazca.

En la trancisión de subducción plana a normal, la defor-


mación cuaternaria se particionó en dos ambientes geológicos
(Lavenu et al., 2006). En el ante-arco (Cordillera de la Costa,
Depresión Central y Cordillera Principal), fallamiento por
compresión fue registrado en las fallas de San José de Maipo,
Esperanza y Victoria, al este de Santiago de Chile y sureste de
Concepción (Lavenu et al., 2006). Y en el arco volcánico, en el
sistema de fallas de Liquiñe-Ofqui el cual registra un regimen
transpresivo durante el Pleistoceno (Lavenu et al., 2006).

34 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La deformación cuaternaria progresó hacia el noreste en el


sector argentino, constituyendo el frente orogénico actual entre
los 36°S y 38°S, sobre las zonas de fallas Antiñir-Copahue de la
faja plegada y corrida de Los Guanacos (Folguera et al., 2004).

En el segmento sur de los Andes Centrales ocurrió el sis-


mo más grande del mundo intrumentalemente registrado, en
Valdivia-Chiloé en 1960 (Costa et al., 2006). Este sismo con epi-
centro en el sector de plataforma marina, produjo grandes le-
vantamientos y subsidencias en la costa. Éste y otros mega-
terremotos anteriores dejaron como evidencia la presencia de
elevadas terrazas costeras y registro de avalanchas de rocas y
deslizamientos de laderas (Costa et al., 2006).

 
Andes del Sur

Es la región de la cordillera situada al sur del punto triple


de unión entre las placas de Nazca, Antártica y Sudamericana,
a los 46°S. En los Andes Fueguinos, se observa un regimen de
fallamiento de rumbo, generado por la interacción entre las
placas Sudamericana y de Scotia. Dos grandes terremotos ocu-
rridos en 1949 generaron rupturas en superficie sobre la falla
Fagnano-Magallanes (Costa et al., 2006). Desplazamientos co-
sísmicos por movimientos transtensivos han sido registrados
cerca del Lago Fagnano, el cual se ha interpretado está locali-
zado en una sección transtensiva del sistema de falla principal
(Costa et al., 2006).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 35
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
Región extra-andina de Sudamérica

Las regiones en las que mejor se ha documentado la de-


formación cuaternaria en un área de intraplaca de Sudamérica
es en la región de Borborena en el Nordeste de Brasil (Bezerra
et al., 2006) y en las estructuras tectónicas de la Serra do Mar,
en el sur de Brasil (Riccomini, 1989; Riccomini y Assumpcao,
1999) (ver sección Neotectónica de Brasil). El análisis de la sis-
micidad en Brasil ha sido medida instrumentalmente y am-
pliamente analizada (Assumpcao, 1992; 1998; Assumpcao et al,
2014). En esta región de intraplaca, se han detectado unos po-
cos sismos con magnitudes > 5,4 mb (Assumpcao, 1998; As-
sumpcao et al, 2004). Sin embargo, sobre la base de evidencia
de licuefacción de gravas aluviales cuaternarias que han sido
vinculadas a terremotos históricos o a paleoterremotes, se han
estimado paleomagnitudes de hasta 6,8 M, en el Nordeste de
Brasil (Bezerra y Vita Finzi, 2000; Bezerra et al., 2006). En gene-
ral la deformación cuaternaria es atribuida en este sector del in-
terior de la Placa Sudamericana, a la reactivación de muy anti-
guas estructuras o zonas de debilidad preexistentes, después
de acumular esfuerzos durante lapsos de tiempo muy largos
(Costa et al., 2006).

La falla Las Lagunas, ubicada dentro de la llanura de la


Pampa Norte, en el interior continental de Argentina, ha regis-
trado actividad durante el Holoceno y ha sido asociada con la
sismicidad actual de la región de Sampacho y al sismo de 1934

36 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

(Sagrispanti et al., 2012; Costa et al., 2014). Deformación tectónica


durante Pleistoceno tardío ha sido documentada en el inte-rior
de la cuenca Chaco-Paraná, en el sector de la Pampa Norte, sobre
la base de evidencia estratigráfica y geomorfológica (Brunetto et
al., 2010). Dichas deformaciones no presentan rupturas en super-
ficies y han sido interpretadas fueron originadas por fallas ciegas
propagantes (Brunetto, 2008; Brunetto et al., 2010, en prensa). Allí
se han estimado tasas de levantamiento de bloques estructurales
llamativamente altas, de hasta 0.35 mm/año (Brunetto et al., en
prensa). También se han aportado evidencias estratigraficas y
geomorfológicas que sugieren actividad tectónica cuaternaria so-
bre las fallas del sistema que controla el Río Paraná en la región
sur de la Mesopotamia (Brunetto et al., 2013 y 2014).

 
 
LAS GLACIACIONES
Indudablemente, el factor decisivo del actual enfriamiento
a largo plazo de la Tierra fue la glaciación de la Antártida, que
comenzó en el Mioceno al situarse dicha masa continental en la-
titudes polares. El extremo sur de los Andes, situado a menos de
1000 kilómetros de la Península Antártica, sufrió la influencia de
ese nuevo sistema climático desde los primeros tiempos. Según
Mercer (1983) los Andes patagónicos fueron sometidos a varios
períodos glaciales desde el Mioceno: en el Mioceno superior
ocurrió una glaciación de montaña relativamente importante en
Tierra del Fuego y sur de Patagonia. Posteriormente, varias gla-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 37
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ciaciones ocurreron en el Plioceno y el Pleistoceno en el sur de


Patagonia y más al norte, hasta Bolivia; aquí los depósitos glacia-
les y glacifluviales tienen espesores de más de 300 metros.
Los pulsos glaciales intermitentes parecen haber sido cada
vez más fuertes hasta que ocurrió un evento extraordinaria-
mente grande, denominado "La Gran Glaciación Sudamerica-
na" (Ferugio, 1944) o "La Gran Glaciación Patagónica", que
formó un casquete de hielo que alcanzó el nivel del mar en al
Atlántico hasta la latitud de 51° S entre 1,2 y 1,0 Ma, en el tope
del Pleistoceno Inferior. Todas las glaciaciones posteriores fue-
ron de menor extensión.
El Pleistoceno Superior de los Andes está caracterizado
por una glaciación bien documentada durante el Estadio Isotó-
pico 2 y por otra, mayor, muy probablemente ocurrida en el El
4. Las morenas del EI 2 están bien preservadas en todos los
países andinos y están generalmente acompañadas de depósi-
tos sedimentarios de deshielo aguas abajo. En la mayor parte
de los casos, los sedimentos glaciales y glaci-fluviales derivan
de la destrucción de rocas terciarias; en varias regiones (por
ejemplo en Patagonia norte) la mayor parte de los sedimentos
glaciales son sedimentos fluviales reciclados. Durante el Holo-
ceno Superior y la Pequeña Edad del Hielo se produjeron re-
avances menores de glaciares en los Andes del Sur y otras áre-
as. Durante el EI2 emergió un amplio sector de la plataforma
continental atlántica debido al descenso del nivel del mar, par-
ticularmente en la Patagonia (Fig. 1-3).

38 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los procesos dinámicos más sobresalientes en los Andes


durante el Cuaternario fueron las glaciaciones. Actualmente,
por el contrario, el escenario está dominado por fenómenos de
meteorización física y movimientos de masa, particularmente
por encima de los 2500 metros de altura. Una amplia variedad
de procesos de destrucción de material rocoso ocurre en la alta
montaña; en su mayor parte el factor principal es insolación
más que congalemiento/descongelamiento, debido a la gran
sequedad del aire. La abundancia de rocas terciarias de grano
fino tiende a producir una proporción dominante de limo en
estos procesos. Las pendientes pronunciadas favorecen los
movimientos de masa de todo tipo: caída de bloques, avalan-
chas secas, gelifluxión, flujos de barro, etc. En algunos períodos
ocurrieron climas más suaves que el actual, desarrollándose
suelos a gran altitud en Bolivia y Perú, que alcanzaron hasta
los 4500 metros sobre el nivel del mar en algunos casos (Rod-
bell, 1993); esto significa clima údico durante un par de miles
de años a esa altitud.

Un proceso eólico particular ocurre en la Puna argentino-


chilena entre las latitudes de 20° y 26°S. En dicha región existen
varios salares en altitudes de 3200 a 4500 m sobre el nivel del
mar. Grandes remolinos similares a tornados se generan sobre
los salares bajo ciertas condiciones meteorológicas, elevando
masas de sedimentos finos y sales hasta varios miles de metros
de altura y alcanzando la troposfera superior. En esas alturas
son captadas por la corriente de chorro tropical (tropical jet

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 39
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

stream), que las transporta hacia el este hacia el interior del


continente. Este fenómeno está bien documentado en imágenes
de transbordadores de la NASA, que registran plumas de cien-
tos de kilómetros de longitud apuntando hacia el este. La im-
portancia de este proceso aun no ha sido considerada.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1 - 3 – Plataforma patagónica emergida durante el Último
Máximo Glacial (EI 2).

40 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
LAS TIERRAS BAJAS INTERIORES
Las tierras bajas interiores son la expresión superficial de
una cuenca geológica continental ubicada entre el cinturón
móvil de los Andes y los terrenos más estables del este de Su-
damérica. Desde un punto de vista geotectónico, se trata de la
cuenca subandina de antepaís, que se extiende desde los 10°N
hasta los 40°S, en el sur de la Pampa. Está dividida geológica-
mente en varios sectores, que coinciden en general con nom-
bres geográficos (Iriondo, 1999b). Los cambios climáticos cua-
ternarios estuvieron caracterizados en las tierras bajas por va-
riaciones en humedad más que en cambios de temperatura.
Los climas húmedos favorecieron la generación de suelos y fa-
jas fluviales; climas semiáridos provocaron la sedimentación
areal de cauces efímeros y grandes derrames aluviales, lo que
resultó en la construcción de mega-abanicos. En intervalos de-
finidamente secos dominaron los procesos eólicos, que forma-
ron campos de dunas y mantos de loess.

De acuerdo con la información actualmente disponible, el


Anticiclón Antártico domina el patrón climático del Hemisferio
Sur, que se intensifica y creee durante las glaciaciones y dismi-
nuye en los períodos de calentamiento global (Iriondo, 1999c).
Este anticiclón avanzó 10-15 grados hacia el norte en el Ultimo
Máximo Glacial. Dicho fenómeno produjo el corrimiento de las
sucesivas fajas climáticas hacia el norte en distancias similares.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 41
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Durante el último calentamiento significativo, ocurrido hacia la


mitad del Holoceno (período Hypsithermal) el Anticiclón
Antártico se contrajo hacia el sur entre 5 y 10 grados con res-
pecto a su posición actual, o sea entre 550 y 1100 kilómetros. En
consecuencia, esa tendencia resulta en una oscilación continen-
tal de climas secos y húmedos, debido a la posición relativa de
la Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ en inglés) en cada
una de las fases: Durante los intervalos fríos la ITCZ es empu-
jada hacia el norte, y un clima húmedo se produce en Venezue-
la mientras que aparece aridez en Argentina; lo contrario ocu-
rre durante calentamientos globales.

Los principales sistemas sedimentarios en las tierras bajas


son los mega-abanicos, los campos de arena y las secuencias
loess- paleosuelos.

 
MEGA-ABANICOS

Un mega-abanico es un sistema sedimentario con forma


de abanico que cubre un área de varios miles de kilómetros
cuadrados; sus características son bastantes diferentes a las
acumulaciones del mismo nombre que se desarrollan en el pie
de monte. Están caracterizados por las siguientes propiedades:

#Cubren un área de varios miles de kilómetros cuadrados.

#El clima en el ápice es diferente al clima en las otras par-


tes del sistema (debido a su gran extensión), particularmente
en la zona distal.

42 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

#La pendiente longitudinal es extremadamente baja en


comparación con los valores de los clásicos abanicos pequeños
de pie de monte.

#Debido a la gran extensión del sistema, frecuentemente


aparecen bloques tectónicos enteros dentro del abanico, cuyos
movimientos originan lagos y otros fenómenos hidrográficos.

#El cuerpo sedimentario del mega-abanico no es homogé-


neo, sino está compuesto por un complejo de unidades sedi-
mentarias y morfológicas depositadas durante largos períodos
de tiempo.

#Un mega-abanico incluye cauces efímeros, derrames,


campos de dunas, fajas fluviales, etc. formados bajo diferentes
condiciones.

Los mega-abanicos sudamericanos forman una serie con-


tinua a lo largo del antepaís andino (Fig. 1-4). Se formaron por
acumulación de sedimentos aportados por las redes fluviales
en los Andes; los colectores de dichas redes cruzan las Sierras
Subandinas y cadenas montañosas similares en forma antece-
dente y desarrollan los mega-abanicos desde el pie de monte
hasta largas distancias hacia el este (Iriondo, 1988). Comenza-
ron a formarse en el Plioceno y, con variaciones en su dinámi-
ca, permanecen activos hasta el presente.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 43
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1 – 4 – Mega-abanicos al este de los Andes.

44 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Depósitos eólicos
Grandes volúmenes de limo y arena originados en los
Andes y transportados a las tierras bajas fueron deflacionados
en los períodos secos y formaron extensos campos de arena y
mantos de loess. El sistema mejor conocido de éstos se desa-
rrolló en la Pampa durante el Ultimo Máximo Glacial y el
Holoceno Superior, que muestra un patrón clásico: montañas
glaciadas -- área de deflación -- campos de arena -- faja de loess
periférico. Otros sistemas eólicos tuvieron diferentes modelos
de desarrollo, por ejemplo el "modelo chaqueño", en el cual
vientos secos tropicales del norte, originados en la planicie
amazónica, deflacionaron hacia el sur a los sedimentos aporta-
dos a la llanura por los ríos que bajan desde el oeste. Se forma-
ron así grandes campos de dunas en Bolivia y Paraguay y una
faja marginal de loess en el sur de Bolivia y noroeste de Argen-
tina (Iriondo, 1997).

Otro caso interesante es el sistema eólico desarrollado en


los Llanos del Orinoco, en Colombia y Venezuela, en el cual los
vientos alisios del norte formaron un mar de arena de 1200
kilómetros de longitud, con orientación este-oeste que gira
suavemente hacia el sur, siguiendo la curvatura de los Andes.
A sotavento de la arena, una formación loéssica cubre los Lla-
nos en Colombia; a lo largo del borde derecho del sistema, en
el pie de monte venezolano, se depositaron manchones meno-
res de dicho loess. Las fuentes de sedimentos fueron la plata-
forma atlántica y el escudo de Guayanas.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 45
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La constelación de campos de arena movilizados en Su-


damérica durante el Ultimo Máximo Glacial permite la recons-
trucción de los paleovientos de ese período. En la mayor parte
de los casos las dunas son de tipo parabólico, lo que facilita la
reconstrucción del sentido de los vientos. En otros casos, la di-
rección de avance de los cuerpos de arena sugiere bastante cla-
ramente la dirección del viento (Fig. 1-5).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1. 5 – Sistema de vientos en
Sudamérica durante el Último
Máximo Glacial (EI 2).

46 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Humedales
Los procesos tectónicos tensionales que ocurren en el ante-
país andino y en otras tierras bajas producen el hundimiento de
bloques de varios miles de kilómetros cuadrados de superficie.
Bajo climas húmedos, esas depresiones son ocupadas por cuer-
pos de agua someros y una densa vegetación palustre. Se trata
de un caso especial de humedales que, debido a su gran exten-
sión, complejidad, flujos internos de sales y sedimentos y otras
características, deben ser considerados como macrosistemas
(Neiff et al., 1994). Dichas áreas están caracterizadas por inun-
daciones más o menos periódicas y constituyen complejos eco-
sistemas adaptados a grandes fluctuaciones en el nivel del agua.
Los cuerpos de agua frecuentemente tienen condiciones ana-
eróbicas y acumulan materia orgánica con varios grados de
descomposición. Una lista parcial publicada por Neiff et al. con-
tiene 15 humedales con superficies mayores a diez mil kilóme-
tros cuadrados. Otros humedales algo menores se forman en fa-
jas fluviales abandonadas dentro de mega-abanicos. Ejemplos
de ese tipo pueden encontrarse en el sistema del río Pilcomayo,
donde una faja antigua está ahora transformada en un pantano
de 250 Km de largo y 7 a 12 Km de ancho; en toda esa área la
profundidad oscila solamente entre 20 y 80 centímetros. Ese
humedal está ubicado en la provincia de Formosa, en Argenti-
na. Otro similar se encuentra en el Chaco paraguayo, una corta
distancia hacia el norte. La superficie del agua está cubierta por
vegetación palustre (Graminiae y Cyperaceae) y plantas flotantes

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 47
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

(Eichhornia y Pistia). Existen en el Chaco otros grandes panta-


nos, con 100 a 200 kilómetros de longitud, 3 a 10 kilómetros de
ancho y menos de 1 metro de profundidad (Iriondo, 1989).

En algunos humedales crecen turberas tropícales. La la-


guna Iberá en NE Argentina ocupa un área de 12.000 Km2, cu-
briendo parcialmente un antiguo mega-abanico del río Paraná.
La superficie de agua libre abarca solamente 10 % del total, el
resto está cuberto por vegetación palustre y flotante. El produc-
to más interesante de ese ambiente es una turba tropical. Su
evolución comienza con el crecimiento de una carpeta de vege-
tación flotante. Las plantas muertas en esa carpeta no se hun-
den, sino que permanecen flotando, parcialmente descompues-
tas, y sirven de soporte a nuevas plantas flotantes. Esto resulta
en un paulatino aumento en el grosos de la carpeta, que se
transforma en un "embalsado" de 1 a 2 metros de espesor,
compuesto por una masa esponjosa saturada de tejidos vegeta-
les parcialmente descompuestos. Durante años excepcional-
mente secos, el nivel del agua desciende y el embalsado puede
tocar el fondo del pantano. En la siguiente estación húmeda el
agua recupera su nivel normal, dejando al embalsado pegado
al fondo. Después, el proceso de formación de embalsado co-
mienza otra vez en superficie. Se han medido espesores de em-
balsados de hasta 3 metros, con edades de hasta 3000 años.
Desde el punto de vista de la ciencia del Cuaternario, el grado
de conocimiento de los grandes humedales es realmente pobre.
En general, dicho conocimiento está restringido a la descrip-

48 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ción de las condiciones actuales. Entre los escasos estudios


existentes en humedales cuaternarios, puede mencionarse el de
la Formación Tapebicuá, una unidad sedimentaria caracteriza-
da por numerosas concreciones ferruginosas y un paleosuelo
del tipo Plintosol en el tope (Iriondo 2004). De todas maneras,
es claro que estos pantanos tropicales existieron a lo largo de
todo el Cuaternario en el continente y que muy probablemente
fueron "puntos calientes" en la evolución de plantas y animales
y refugios de ecosistemas particulares.

 
 
Los grandes ríos
Los ríos mayores de Sudamérica funcionan como colecto-
res de las grandes redes hidrográficas formadas como resultado
de la elevación mio-pliocena de los Andes, con la excepción
parcial del Orinoco. La literatura sobre la historia cuaternaria de
los ríos sudamericanos es abundante y excede el motivo de este
capítulo. Sin embargo, se pueden hacer dos comentarios aquí:

# Se conoce desde hace décadas que la arena transportada


por el Amazonas hasta el océano Atlántico es mineralógica-
mente inmadura (Damuth y Fairbridge, 1970; Potter, 1978), lo
que a primera vista constituye una paradoja, porque el Ama-
zonas es el epítome de ambiente tropical húmedo. Los autores
citados concluyen que la razón de ello fue una aridez durante
la última glaciación. Millman et al. (1975) discrepan con esa
opinión y presentan datos que indican que la arena arcósica

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 49
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

llega desde los Andes vía río Amazonas. Nuestras propias ob-
servaciones realizadas en la alta cuenca del Amazonas confir-
man este origen: Las orillas de los ríos Napo y Pastaza y las de
sus tributarios en Ecuador están formadas por arena volcánica
fresca y muy suelta, la que es erodada en grandes volúmenes
durante la estación lluviosa. La arena tiene composición meso-
silícica y además los valles reciben frecuentemente nuevas llu-
vias de cenizas y sedimentos similares. El río Pastaza ha gene-
rado un mega-abanico de 400 kilómetros de largo, formado por
arena volcánica y ceniza alterada, presumiblemente durante el
Pleistoceno Superior (Iriondo, 1994). El borde distal del abanico
está marcado por el río Amazonas. Integrando ambas observa-
ciones se concluye que la carga sedimentaria del Amazonas
tiene una fuente volcánica moderna, y no debe ser considerada
dentro de la teoría "normal" de meteorización ambiental.

# Los sedimentos del río Paraná provienen de dos fuentes


contrastadas. La carga de fondo está compuesta por arena cuar-
zosa fina originada en la destrucción de areniscas eólicas en
Brasil. El sedimento transportado en suspensión proviene de los
Andes, es transportado por los ríos chaqueños, y pueden alcan-
zar a concentraciones de hasta 40.000 partes por millón de limo
y arcilla illítica. Ambos sedimentos se mezclan en la confluencia
ParanáParaguay, unos 1400 Km aguas arriba de la desemboca-
dura en el océano Atlántico. El contraste entre ambas fuentes de
sedimento es claro, debido a que el clima de ambas regiones os-
cila con una correlación inversa (Iriondo, 1999d).

50 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
La costa y la plataforma continental
La relación entre continente y océano es altamente asimé-
trica en Sudamérica. La plataforma continental atlántica es an-
cha y bien desarrollada, por ejemplo en Patagonia, con todas
las características de un margen pasivo. Por el contrario, la cos-
ta pacífica es escarpada y termina abruptamente en una fosa
oceánica. La cordillera de los Andes es por lejos la fuente más
importante de sedimentos que llegan al océano.

Los tres ríos mayores, el Amazonas entre ellos, descargan


grandes volúmenes de sedimentos de origen andino en la costa
atlántica. Actualmente el Paraná descarga 200 millones de to-
neladas de sedimentos suspendidos por año; el Orinoco 150
Mt/a y el Amazonas entre 1100 y 1300 Mt/a (Meade, 1994).
Los tres son sistemas de transporte transcontinental de sedi-
mentos finos, que forman aproximadamente el 90 % de la des-
carga total. Por el contrario, los sedimentos de fondo del Ori-
noco y del Paraná son originados en rocas antiguas de escudo.

El nivel del mar actual es representativo de los niveles al-


tos interglaciales. En estas condiciones, cuando la masa sedi-
mentaria alcanza el mar, no se derrama hacia el fondo del océa-
no, sino que es transportado a lo largo de la costa sobre la pla-
taforma interior hacia el noreste (Paraná) y el noroeste (Ama-
zonas y Orinoco), esto es, en una dirección antihoraria (Fig. 1-
6). La mayor parte del transporte ocurre en profundidades en-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 51
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tre cero y 40 metros y la concentración de sedimento puede lle-


gar hasta las 100 partes por millón en dicha faja (Nlttrouer et al,
1986). Es interesante hacer notar que la mayor parte de los ríos
de la pendiente atlántica desarrollaron deltas durante el Holo-
ceno, con la notable excepci6n del Amazonas, en cuya desem-
bocadura se forman ondas de marea extremadamente fuertes
que impiden la sedimentación. Por el contrario, la costa pacífi-
ca muestra depósitos costeros escasos, principalmente playas
elevadas y llanuras de marea.

Durante períodos glaciales con bajos niveles del mar, la


sedimentación marina es cualitativamente diferente; los ríos
cruzan la plataforma y descargan sus sedimentos en el fondo
oceánico (Nittrouer and De Master, 1986), formando grandes
cañones submarinos en el talud continental y conos en la plani-
cie abisal. La plataforma emergida en esos períodos puede ser
considerablemente amplia; el área de la Patagonia, por ejem-
plo, fue aproximadamente el doble que la actual durante el
Último Máximo Glacial.

En la actualidad y durante todo el Holoceno, la dinámica


costera en la mayor parte del lado del Pacífico está dominada
por una acción casi constante de las mareas, interrumpida en
algunos años por fuertes tormentas de oleaje durante los even-
tos El Niño. Por lo tanto, las playas elevadas y "beach ridges"
son consideradas en Perú y Ecuador como indicadores de
eventos El Niño. Un punto interesante es la discusión entre es-
pecialistas acerca de si El Niño ocurrió solamente durante el

52 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Holoceno o también apareció en el Pleistoceno; la mayor parte


de ellos cree que es un fenómeno exclusivamente holoceno. Sin
embargo, la estratigrafía pleistocena sugiere que una dinámica
de oleaje (El Niño) tuvo lugar por lo menos tres veces durante
el Pleistoceno, formándose los "tablazos", depósitos elevados
formados en ambientes de playas de alta energía.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1 . 6 – Deriva de sedimentos sobre
la plataforma atlántica en períodos de
alto nivel del mar.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 53
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los terrenos antiguos


Aproximadamente la mitad de Sudamérica está compues-
ta por rocas paleozoicas y mesozoicas caracterizadas por paisa-
jes antiguos, la mayoría de ellos terciarios. En general, dichos
paisajes fueron generados por retroceso generalizados de es-
carpas, que resultaron en la formación de sucesivas superficies
(King, 1986). Además, en algunas regiones del sur de Brasil y
norte de Uruguay, se preservan grandes paleocauces origina-
dos en sistemas paleogeográficos se preservan en forma dis-
continua. Las redes fluviales actuales están parcialmente con-
dicionadas por dichas patrones antiguos. Grandes áreas de los
terrenos antiguos están cubiertas por tierras rojas de origen eó-
lico denominadas "loess tropical" sobre todo en bajas latitudes
(Lichte, 1991; Iriondo y Krohling, 1997).

 
 
Los climas cuaternarios
Sudamérica ha sufrido numerosos cambios climáticos du-
rante el Cuaternario. En las tierras altas y en latitudes mayores
a los 40°S dichos cambios se expresaron en cambios extremos
de temperatura (glaciaciones e interglaciales), mientras que en
las tierras bajas se han producido secuencias de ari-
dez/humedad. La glaciación de mayor intensidad y extensión
fue la llamada Gran Glaciación Sudamericana, ocurrida en el
Estadio Isotópico 30, alrededor de un millón de años antes del
presente, al finalizar el Pleistoceno Inferior.

54 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La época mejor conocida es el último ciclo glacial/inter-


glacial. El último interglacial corresponde al Estadio isotópico 5.
Estuvo caracterizado por altas temperaturas y humedad mayor
que la normal en el sudeste del continente (Sur de Brasil, Nores-
te de Argentina, Paraguay, Uruguay) con elevación de unos 10
metros del nivel del mar y desarrollo de una terraza en el sur de
Brasil, Argentina y Uruguay. Durante el Estadio Isotópico 4
(EI4, entre 85.000 y 65.000 a. A.P.) una masiva glaciación afectó
toda la cordillera de los Andes. Ocurrió un clima húmedo en el
norte del continente y un gran desierto se desarrolló en el sur,
asociado con limos eólicos que alcanzaron la latitud de 25° en el
sudeste de Brasil (Iriondo, 1999).

En el EI3 (65.000/36.000 a. A.P.) los glaciares de montaña


fueron de modesta extensión en los Andes. En el sur (Pampa y
Chaco) revaleció clima húmedo y cálido, mientras condiciones
de sequía dominaban en el norte (Amazonas y Colombia).

En el EI2 (36.000/8500 a. A.P.) ocurrió un avance generali-


zado de glaciares en los Andes, aunque menor que en el EI4.
Clima frío y seco en el sur, con extensión del clima patagónico
hacia el noreste. Húmedo en el amazonas y en el Orinoco.

El período Hypsitermal del Holoceno fue húmedo en el


sur y seco en el norte del continente. Esto se debe a que la Zona
de Convergencia Intertropical (ITCZ) tiene tendencia a perma-
necer más tiempo en el sur durante los períodos cálidos y a es-
tacionarse en el norte en los períodos fríos. Un ejemplo de cada

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 55
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

caso ocurre en la actualidad: los años El Niño reproducen los


períodos cálidos, mientras que La Niña imita a los períodos
fríos. En realidad, el mapa de los paleoclimas sudamericanos no
es solamente una oscilación norte/sur sino que se trata de algo
más complicado. Por ejemplo, el Altiplano funciona climática-
mente como Venezuela mientras que la República del Ecuador
se comporta como la Pampa (Ver mapa). El Chaco y las tierras
bajas bolivanas tienen climas tipo Pampa (Figs. 1-7 y 1-8).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1.7 – Tipos de clima.
V : Tipo Venezuela
P : Tipo Pampa.

56 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 1 . 8 -Columnas comparativas de humedad y temperatura
de los dos tipos de clima.
 
 
LOS MEGA-ABANICOS DE LA AMAZONIA OCCIDENTAL
Una serie de mega-abanicos aparece a lo largo de la ver-
tiente oriental de los Andes, en la Amazonia Occidental (Fig. 1-
4). Los mayores de éstos están ahora drenados por las cuencas

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 57
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de los ríos Pastaza y Purús. El abanico del Purús fue proba-


blemente formado por la acumulación de sedimentos origina-
dos en el Ucayali; está caracterizado por ríos que transportan
montmorillonita como mineral arcilloso dominante. Ese siste-
ma sedimentario está compuesto por la Formación Iñapari
(Argollo e Iriondo, 2008), con 30 metros de espesor.

Los abanicos amazónicos fueron desarrollados bajo climas


más secos que el actual, probablemente durante las glaciaciones
pliocenas y pleistocenas. Teniendo en cuenta que durante las
glaciaciones las fajas climáticas del Hemisferio Sur fueron corri-
das hacia el norte, la dinámica actual de los mega-abanicos del
Chaco puede proveer importantes claves para la interpretación
de los procesos actuantes entonces: Clima tropical/subtropical
semiárido, con marcada estacionalidad en la descarga de agua y
sedimento, alta concentración de sedimento en suspensión, de-
rrames y humedales no permanentes (Iriondo, 1988). Los abanicos
del Chaco son tratados en detalle en el capítulo 5 de este libro.

 
 
EL CLIMA ACTUAL
El clima actual de Sudamérica, con datos instrumentales e
información que cubre a todo el continente y océanos vecinos,
se utiliza como base de referencia para el estudio y compara-
ción de los climas del pasado. Una actualización de los cono-
cimientos sobre este tema ha sido publicada por Garreaud y co-
laboradores (2009). Una síntesis es la siguiente:

58 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• Sudamérica se extiende desde la latitud de 10° en el


Hemisferio Norte hasta los 55 en el Hemisferio Sur,
conteniendo climas tropicales, subtropicales y extra-
tropicales. Esas variaciones norte-sur se combinan asi-
metrías climáticas de dirección este-oeste debido a la
presencia de los Andes, también a variaciones en el an-
cho del continente entre las regiones del norte y la Pa-
tagonia y a la diferencia de temperaturas entre el océa-
no Pacífico (frío) y el Atlántico (cálido). En consecuen-
cia, en latitudes tropicales y subtropicales de la faja oc-
cidental dominan climas secos y relativamente templa-
dos mientras en el interior y en el este se extienden cli-
mas cálidos y muy húmedos, que incluyen el reciclado
parcial del vapor de agua en la selva durante la esta-
ción lluviosa y el desvío de masas de aire húmedo has-
ta la latitud de 35°S.
• Al sur de los 40° de latitud Sudamérica está dentro de
la Faja de Vientos del Oeste (Westerlies) que forman
tormentas ciclónicas que migran en dirección oeste-
este. La presencia de los Andes también rompe la circu-
lación general, especialmente el patrón de precipitacio-
nes, produciendo un clima muy húmedo en Chile y
árido en Argentina debido a lluvias orográficas en el
oeste y vientos catabáticos en el este
• El fenómeno ENSO (El Niño/Southern Oscilation) es
un importante factor que determina la variabilidad

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 59
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

climática interanual en casi todo el continente: provoca


sequías en el norte (Venezuela, Colombia, Guayanas y
norte de Brasil)”y lluvias extraordinarias en la cuenca
del Plata. Durante el evento climático opuesto, llamado
“La Niña”, ocurre lo contrario.
• La variabilidad decadal (en diez años) e interdecadal
(entre dos o más décadas). Posiblemente está provoca-
da por la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO).
• Otra fuente de variabilidad es la Oscilación Antártica
(OAA), caracterizada por anomalías de presión at-
mosférica de un signo centradas en el Anticiclón Antár-
tico y anomalías de signo opuesto en la faja de Wester-
lies que lo circunda.

 
 
LOESS CLÁSICOS Y NO CLÁSICOS
El loess es un sedimento eólico de grano fino con un grado
bajo de epigénesis. Debido a razones históricas, los grades de-
pósitos de loess han sido estudiados desde el siglo XIX en Eu-
ropa y en China, donde este sedimento fue generado por proce-
sos derivados de glaciaciones o derivados de meteorización ba-
jo climas fríos, este escenario también ha ocurrido en Sudaméri-
ca en Argentina, Bolivia y Uruguay (Argollo e Iriondo, 2008;
Iriondo, 2010); de tal manera que la existencia de ambientes
fríos ha influido tan fuertemente en la teoría que la vinculación
con los fenómenos glaciales se suele dar por inevitable. Sin em-

60 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

bargo, si esa restricción fuera aplicada en la definición, violaría


la norma general de definición de clases sedimentarias, que son
estrictamente descriptivas (por ejemplo, una arenisca se define
como arena litificada, sea de origen marino, fluvial, etc.).

El caso real e importante es que existen tipos de loess no


vinculados a glaciaciones, y algunos de ellos están representa-
dos en amplias áreas de Sudamérica. Los denominamos Loess
No Clásicos. Racionalizando el tema, la generación de loess
depende de varias etapas:
a) Generación de partículas de limo – Existen varios
mecanismos naturales que pueden producir masivas
cantidades de limo, los principales son meteorización
física por insolación, exaración (glacial grinding), con-
gelamiento, meteorización salina, abrasión eólica y flu-
vial (Iriondo, 1999).
Uno de los mecanismos más espectaculares de produc-
ción de finos es el vulcanismo explosivo, que suele
eyectar casi instantáneamente millones de metros cúbi-
cos de partículas a la atmósfera. También el proceso de
lixiviación o eluviación de suelos en climas húmedos
(meteorización química) provee grandes cantidades de
partículas de limo sueltas que quedan expuestas a la
deflación en períodos secos subsecuentes. Otro proceso
cuantitativamente notable es la aglomeración de partí-
culas de arcilla y coloides mediante floculación y dese-
cación de cuerpos de agua.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 61
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La meteorización física representa unos procesos muy


importantes en la producción de limo. El más significa-
tivo es el crecimiento de cristales (congelamiento y cre-
cimiento de cristales de sal). La cristalización de sal
produce importantes esfuerzos tensionales en rocas y
sedimentos en desiertos cálidos (Goudie, 1985), lo
mismo que la insolación.
Asimismo, los procesos fluviales y eólicos producen
considerables cantidades de partículas de limo. Simula-
ciones de laboratorio desarrolladas por Wright et al.
(1998) demostraron que ambos procesos son altamente
efectivos para generar limo cuarzoso en cortos períodos
de tiempo; los resultados indican que la fragmentación
fluvial incluso parece ser más efectiva que la fragmen-
tación glacial. Según Whalley et al. (1982), la abrasión
eólica produce partículas de limo y arcilla, lo que im-
plica que las tormentas de arena y polvo pueden tener
importancia considerable en la producción de limo. Por
el contrario, según los ensayos de Wright et al. la tritu-
ración por exaración (acción del hielo) produce gran
cantidad de granos de tamaño arena pero escasas partí-
culas de limo.
b) Deflación – El viento arranca las partículas de limo
de la superficie cuando la humedad local del aire es ba-
ja y la velocidad es mayor que la velocidad crítica de 20
a 40 centímetros por segundo. Estas condiciones am-

62 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

bientales ocurren en muchos lugares y bajo todos los


climas, no es imprescindible un clima árido para gene-
rar deflación, las estaciones secas del año en casi todos
los climas, las playas y los pantanos secos son ejemplos
que se pueden citar.
De acuerdo a la física del aire, los clastos que más
fácilmente e ponen en movimiento son los granos de
arena fina de 100 micrones de diámetro, con 20 cm/seg
de velocidad; en consecuencia, a medida que las partí-
culas se hacen más finas son necesarias mayores velo-
cidades, y las partículas menores a 30 micrones son
más difíciles de erosionar que la arena gruesa.
En la naturaleza el viento incorpora sedimentos finos
actuando en las pequeñas irregularidades de la superfi-
cie, arrancando pequeños terrones tamaño arena que se
rompen en seguida. Después de cierto tiempo, la super-
ficie resultante del lugar queda alisada y se interrumpe
la erosión. En un caso teórico simple, la arena transpor-
tada en saltación sobre la superficie lisa levanta las
partículas por impacto; cuando la arena no está dispo-
nible, la deflación no ocurre hasta que algún otro me-
canismo destruya la superficie. Uno de esos mecanis-
mos, que se observa en el campo en forma muy clara,
es cuando una manada de grandes animales cruza el
lugar levantando nubes de polvo (probablemente los
animales pequeños también sean eficientes, aunque

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 63
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

menos espectaculares). Otro mecanismo efectivo de de-


flación son los remolinos convectivos de decenas a
cientos de metros de diámetro, que elevan columnas de
polvo visibles hasta gran altura.
c) Transporte de polvo – Las partículas de limo son
transportadas en suspensión por largas distancias en
forma de nubes de polvo. Las áreas con condiciones fa-
vorables para el transporte de sedimentos finos son las
regiones áridas y semiáridas de la Tierra, que ocupan el
35 % de los continentes. Las mayores de ellas son las fa-
jas tropicales de alta presión de ambos hemisferios; di-
chas fajas están compuestas por una serie de anticiclones
que generan vientos secos casi permanentemente y pue-
den transportar polvo atmosférico a miles de kilómetros
de distancia (Prospero, 1999); grandes cantidades de se-
dimentos finos son transportados anualmente de esta
manera. Existen también otros sistemas de gran escala;
en resumen son cuatro tipos diferentes de transporte:
1) Sistemas pertenecientes a la Circulación General
de la Atmósfera, tales como vientos alisios, el
Harmattan del Sahara y similares.
2) Transporte monzónico. Las diferencias en radia-
ción entre el océano y las masas continentales
en invierno provoca fuertes vientos en Canadá
y en Siberia que suelen producir tormentas de
polvo que generaron depósito de loess en el

64 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Hemisferio Norte y en la Pampa argentina. El


mecanismo específico es el denominado “mon-
zón de invierno”. Los loess clásicos (vinculados
a glaciaciones) representan un caso extremo de
este tipo.
3) Transporte generado por anticiclones continen-
tales. Estos anticiclones son de segundo orden y
típicos del Hemisferio Sur. Los mayores siste-
mas actuales de este tipo están localizados en
Australia y África del Sur (Preston-White y Ty-
son, 1993; Iriondo, 1999a).
4) Polvo transportado por vientos regionales de es-
cala intermedia. Un ejemplo de este tipo es el
viento del valle central del Ecuador, encajado
por las cordilleras Oriental y Occidental, que
generó un tipo de loess llamado cangahua.
d) Sedimentación subaérea del polvo- Todas las defini-
ciones de loess consideran que la acumulación del pol-
vo que genera al loess se acumula sobre superficies
subaéreas (no en cuerpos de agua). Tsoar y Pye (1987)
indican que hay existe una tasa mínima de acumula-
ción de 0,5 milímetros por año para que se genere loess;
por debajo de ese valor el polvo es mezclado y digerido
por otros procesos pedogénicos y biológicos.
Se han observado dos mecanismos básicos de sedimen-
tación del polvo eólico: uno de ellos es provocado por

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 65
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

la lluvia que “limpia” la atmósfera, el otro está repre-


sentado por las gramíneas que actúan como trampa de
sedimentos.
El mecanismo de acumulación es más efectivo cuando
las partículas de polvo alcanzan áreas cubiertas de
gramíneas, aunque la acción de la lluvia es observada
con mayor frecuencia. La velocidad del viento y su tur-
bulencia cesan casi completamente en el interior del fo-
llaje del pasto, o sea cerca de la superficie a varios
decímetros de altura
e) Epigénesis débil – Existe consenso general entre los
especialistas que el loess no es una simple acumulación
de limo suelto, sino que posee una débil cohesión y una
estructura muy abierta. Ello se observa claramente en el
campo en la aptitud de sostener pendientes verticales
(a pesar de ser friable) y de desarrollar grandes fisuras
subverticales (o subfusión); ambas características deri-
van de una cementación sumamente incipiente. Dicha
cementación es producida por la precipitación de sales
disueltas durante la infiltración del agua en el suelo
hasta la capa freática. Ese proceso incorpora al sedi-
mento varias típicas características de campo, tales co-
mo disyunción vertical, friabilidad, y otras.
Las sales disueltas más comunes son bicarbonatos,
hidróxidos férricos y sílice, cada una de ellas son movi-
lizadas, precipitadas y removilizadas dentro de climas

66 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

específicos, con movimentación vertical de infiltración y


evaporación. La dinámica de los carbonatos ocurre en
climas semiáridos de estepa (300-700 mm/año); la mo-
vilización general del hierro ocurre en sabanas (más de
1.000 mm/a y sobre 20 grados de temperatura media); y
la sílice se disuelve en climas cálidos y muy húmedos.

 
Los loess sudamericanos

Existen cuatro tipos de loess identificados hasta ahora en


Sudamérica: El loess pampeano, el loess tropical, la cangahua y el lo-
ess de los Llanos del Orinoco, con grados diversos de conocimien-
to (ver Iriondo, 1997, 2007 y 2010; Iriondo y Krohling, 1997).

El loess pampeano es el más conocido. Se trata de un loess


clásico, es decir vinculado a glaciaciones, originado en transpor-
te monzónico y con incipiente cementación de carbonato de cal-
cio. Los restantes son loess no clásicos: El loess tropical se ha de-
sarrollado en ambiente de sabana, con movilización generaliza-
da y precipitación de minerales de hierro en ambientes de alta
temperatura y marcada estacionalidad; se encuentra en casi to-
dos los países del continente, su característica distintiva es el co-
lor rojo. La cangahua se formó por deflación y débil epigénesis
de material piroclástico bajo clima cálido y húmedo en Ecuador
y sur de Colombia; existen equivalentes en el sur de Chile y en
México. El loess de los Llanos del Orinoco se ha formado por la
acumulación de sedimentos eólicos finos transportados por los
vientos alisios, que forman parte de la Circulación General de la

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 67
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Atmósfera; es el menos conocido de los loess sudamericanos


(ver la sección “Colombia” en este volumen).

 
El Polvo Eólico Patagónico en la Antártida

El polvo atmosférico atrapado en los glaciares de la Antár-


tida tiene origen patagónico. Esto ocurre porque la Patagonia
es la única masa continental de gran tamaño ubicada en la faja
de los Vientos del Oeste del Hemisferio Sur (Westerlies). Di-
chos “vientos” en realidad son una serie de estructuras ciclóni-
cas de 400 a 800 kilómetros de diámetro que migran permanen-
temente alrededor de la Tierra entre las latitudes de 40 y 70
grados, elevando las masas de aire y aerosoles a la troposfera
superior (Iriondo, 2000). En esa altura tiene lugar una compen-
sación de masas con el Anticiclón Antártico, el cual (como to-
dos los anticiclones) hunde el aire y los aerosoles hacia la su-
perficie.

En esas condiciones, grandes masas de sedimentos super-


ficiales sueltos y polvo atmosférico pueden ser fácilmente ero-
sionados en el clima seco de la meseta patagónica. Se trata de
un efecto particular de la Circulación General de la Atmósfera,
la que impide que los sedimentos finos de Australia y África
del Sur lleguen a la Antártida, a pesar de la importante diná-
mica eólica que domina en ambos continentes.

68 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
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2 - BRASIL
 
 
ESQUEMA GEOMORFOLÓGICO
La República Federativa de Brasil es el país más extenso
de América del Sur; con 8.500.000 Km2 de superficie abarca
más de la mitad del continente, con regiones importantes en
ambos Hemisferios. Se extiende desde el Cabo Orange, a 4
grados 35´ de latitud Norte (frontera con la Guayana Francesa)
hasta el Chuy, ubicado a 33 grados 40´ de latitud Sur (frontera
con Uruguay). La extensión este-oeste es aun mayor, con unos
43 grados de longitud o sea cerca de cinco mil kilómetros de
distancia. Limita con todos los demás países de Sudamérica,
excepto con Chile y Ecuador y comparte sus sistemas geomor-
fológicos y dinámicos en forma directa o indirecta, con el resto
del continente, excepto con la Patagonia.

La herencia geológica y la ubicación geográfica de Brasil


en el planeta y en eel continente se reflejan een el carácter y dis-
tribución de sus regiones naturales. Desde el punto de vista del
estudio del Cuaternario se puede dividir en siete sistemas (FIG:
XXX):

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 79
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• El Norte - Está controlado por el Escudo de Guayanas,


caracterizado por rocas proterozoicas y paleozoicas la-
bradas por paisajes antiguos precuaternarios. Limita
con Venezuela y las Guayanas. El clima es tropical
húmedo a ecuatorial.
• La Amazonia Occidental - Se extiende desde la frontera
con Colombia, Perú y Bolivia hasta cerca de la longitud
de Manaos. Está influido directamente por la Corrdille-
ra de los Andes, que ha formado durante el Cenozoico
dos mega-abanicos que sufrieron importantes procesos
de acumulación en el Plioceno y el Cuaternarrio.
• La Amazonia Central y Oriental - Está compuesta por
un paisaje de escasa altitud con sedimentos acarreados
originariamente desde los Andes y alterados por am-
bientes ecuatoriales y tropicales. Los depósitos eólicos
tienen cierta importancia. Las oscilaciones de la Zona
de Convergencia Intertropical (que produce copiosas
lluvias) tiene una influencia determinante. El sustrato
está formado por montañas bajas del sector norte del
Escudo de Brasil y un corredor de 900 kilómetros de
longitud y 300 kilómetros dee ancho de rocas cretácico-
terciarias deominado “Planicie Amazónica”.
• El Nordeste - Presenta una constante de climas más se-
cos que los de las regiones vecinas a lo largo del Cua-
ternnario, debido a que su ubicación geográfica lo so-
mete al dominio de los vienntos alisios. La meteoriza-

80 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ción física y procesos eólicos son típicos de casi todo el


Período.
• El Brasil Central - Está dominado por paisajes antiguos
labrados en el Escudo de Brasil y rocas cretácicas. El
Cuaternario se ha acumulado en dos bloques hundidos:
El Pantanal del Mato Grosso y el sistema Xingú-
Araguaia. En el resto de la región se conserva en áreas
pequeñas y de escaso espesor.
• El Extremo Sur – Predominan en esta región basaltos
cretácicos derivados dee la apertura del océano Atlánti-
co que forman una meseta con varios niveles de apla-
namiento. Los cambios ambienntales de climas más
frescos que en resto del país influyeron durante algu-
nos intervalos cuaternarios, compartiendo los procesos
sedimentarios y geomorfológicos con regiones de Uru-
guay y Argentina.
• La Plataforma y el Litoral - La plataforma continental
atlántica brasileña es comparativamente amplia y está
compuesta por varios segmentos de diferente naturale-
za. Los grandes ríos tienden a derivar sus cargas sedi-
mentarias en sentido antihorario a lo largo de cientos
de kilómetros. Las áreas localizadas fuera de esas in-
fluencias están dominadas por bioclastos y aportes lo-
cales de terrenos cercanos. Las oscilaciones del nivel
del mar construyeron líneas de costa ubicadas actual-
mente a varias profundidades. El litoral incluye fre-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 81
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cuentes playas y albuferas actuales y preserva en mu-


chos sectores las líneas de costa de las ingresiones del
Último Interglacial y del Holoceno.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-1 - Esquema del Cuaternario de Brasil: 1) Norte. 2) Oeste.
3) Amazonia Central y Oriental. 4) Nordeste. 5) Brasil Central.
6) Extremo Sur. 7) Plataforma y Litoral.

82 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
NEOTECTÓNICA DE BRASIL
Ambiente Tectónico regional

Las estructuras que presentan evidencias cuaternarias de


deformación tectónica son herencia de antiguas estructuras con
una larga historia, incluso desde el Precámbrico (Saadi et al.,
2000). El ambiente tectónico que condiciona la actividad neo-
tectónica en la Plataforma Brasiliana está caracterizado por dos
principales dominios geotectónicos de edad Precámbrica (Al-
meida et al., 1981): 1) Núcleos cratónicos constituidos por com-
plejos gnéisico-graníticos y granitos Arqueanos (Cratones de
São Francisco y de Amazonia) rodeados por 2) fajas de suturas
colisionales que actuaron como zonas de sutura a lo largo de
toda la evolución geológica de la región. Dos principales ciclos
tectónicos precámbricos Transamazoniano (2.1 a 1.9 Ga) y Bra-
ziliano (750 a 550 Ma), generaron fajas de granulitas, fajas de
esquistos verdes y paquetes volcaniclásticos metamorfizados y
plegados (Saadi et la., 2000). Estas orogenias generaron la Faja
Plegada de Borborema (rumbo NE) en el Nordeste de Brasil; la
Faja Plegada de Mantiqueira (rumbo NE a N) en el Sureste de
Brasil y la Faja Plegada de Tocantins (rumbo NNO a N) en la
región central de Brasil. Otra estructura de carácter continental
que controla recientes deformaciones es el Lineamiento Trans-
brasilieano de rumbo NE (45°) desde el estado de Ceará al
Nordeste de Brasil hasta las Sierras Pampeanas en Argentina.
Esta estructura separa dos grandes dominios (Britos Neves,

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 83
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

1991): a) el Dominio Pre-Brasiliano (Region Amazónica), de na-


turaleza cratónica; y b) el Dominio Brasiliano (Region Extra-
Amazónica), que resultó de la sucesión de numerosas oroge-
nias a lo largo de la historia geológica.

Los arcos que limitan las cuencas intracratónicas a)


Amazónica, de Paranaiba (Nordeste de Brasil) y Paraná (Sures-
te de Brasil extendiéndose a Argentina y Uruguay) se estructu-
raron durante el Silúrico - Devónico.
Durante el Jurásico tardío la ruptura de Gondwana resultó
en amplio magmatismo fisural, el cual continuó durante el
Cretácico con la apertura del Océano Atlántico del Sur. Duran-
te el régimen de estiramiento de la corteza se emplazaron di-
ques basálticos preferentemente en las estructuras de dirección
NO, independientemente de las estructuras precámbricas
(Saadi et al., 2000).

Durante la transición Cretácico - Terciario, tuvo lugar un


importante evento de magmatismo alcalino en el Sureste de
Brasil. Este episodio quedó registrado en los Macizos de Italia y
Passa Quatro y le siguió un proceso de ruptura (rifting) que
generó el Sistema de Rift de Sierra do Mar (Almeida, 1976). En
este tiempo se levantó la Sierra de Mantiqueira hasta 2000 m al
sur de dicho sistema. A lo largo del Neógeno, se desarrolaron
algunas cuencas aisladas por reactivación de estructuras Brasi-
lieanas (Saadi, 1993). Hay datos de trazas de fisión de apatitas
que sugieren incremento de las tasa de levantamiento durante
el Cuaternario (Saadi et al., 2000).

84 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Plataforma Brasileana se encuentra entre el margen pa-


sivo Atlántico, las lejanas fosas oceánicas de la subducción andi-
na al Oeste y de la borde de la Placa del Caribe al Norte, resul-
tando un régimen de acortamiento de rumbo NO-SE en el do-
minio de intraplaca. (Saadi et al., 2000). Se propone también que
el margen costero del Este de Brasil está sometido a un acota-
miento regional sobre el eje E-O a ONO-ESE. Localmente dicho
margen continental pasivo está afectado también por fuerzas ex-
tensionales asociadas a la carga de la Plataforma Continental, las
cuales generan estructuras paralelas a la costa (Assumpção,
1998). Los modelos de esfuerzos de la Placa Sudamericana calcu-
lados mediante modelado de elementos finitos a partir de datos
de campo, muestran para Plataforma Brasilieana un campo re-
gional de esfuerzos compresivos orientados aproximadamente
E-O a ONO-ESE (Riccomini y Assumpção, 1999).

 
 
FALLAS CON ACTIVIDAD CUATERNARIA
En la Plataforma Brasilera numerosos ejemplos de Tectó-
nica cuaternaria han sido reportados en las últimas décadas
(Riccomini et al., 1989; Assumpcao, 1992; Saadi, 1993; Bezerra
et al., 1998; 2001; 2005; 2006; Saadi et al., 2002, 2005; Bezerra y
Vita Finzi, 2000). El inventario de estructuras tectónicas con ac-
tividad cuaternaria fue tomado del "Map and database of Qua-
ternary faults of Brazil" - USGS (Saadi et al, 2002).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 85
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
CUENCA DEL AMAZONAS
Las estructuras con actividad Cuaternaria indicadas para
esta región son lineamientos a lo largo de los valles del Río
Amazonas (Riccomini y Assumpção, 1999). A partir de fallas
normales con rechazos de 5-7 m, se ha estimado un eje de exten-
sión ESE y la compresión máxima en el eje NNE. Dichos recha-
zos se observaron afectando bloques basculados por fallas nor-
males y de desplazamiento lateral, los cuales presentan perfiles
de lateritas del Plio-Pleistoceno (Fernandes Filho et al., 1995).

 
Cuenca superior del Río Amazonas

BR-3. Lineamiento de Eurinepé: está ubicado al Oeste de


la Amazonia Brasilera. Controla el valle superior del río Juruá.
Es un lineamiento de rumbo ENE (83°) con probable movi-
miento de desplazamiento lateral y componente inversa.

BR-6. Zona de Falla del Rio Jutaí: se encuentra en el mar-


gen oeste del Río Solimões (Cuenca superior del Amazonas).
Es una falla de rumbo NE (38°) con movimiento inverso y
componente de desplazamiento lateral. Tiene fuerte control so-
bre el valle del Río Jutaí.

BR-4. Zona de Falla Juruá inferior: controla el valle inferior


del río. Es una falla de rumbo NE (35°) con movimiento inverso
y componente de desplazamiento lateral (Cunha, 1988).

86 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

BR-7. Zona de Falla del Rio Coarí inferior: se encuentra


en el margen oeste del Río Solimões. Es una falla de rumbo NE
(46°) con movimiento inverso y probable componente de des-
plazamiento lateral. Tiene fuerte control sobre el valle del Río
Coarí y el borde SE del lago Coarí.

BR-8. Zona de Falla del Rio Purús inferior: controla el va-


lle inferior del río Purús en el margen oeste del Río Solimões.
Es una falla de rumbo NE (47°) con movimiento inverso y pro-
bable componente de desplazamiento lateral.

BR-5. Falla de Codajás: está situada en el centro de la pla-


nicie Amazónica. Tiene fuerte control sobre el canal del Río
Amazonas en la zona de Codajás. Es una falla de rumbo SE
(123°) con movimiento inverso y componente de desplaza-
miento lateral (Cunha, 1988; Assumpção and Suarez, 1988).

BR-48. Falla de Batá-Cruzeiro. Está ubicada al Oeste de


Brasil, en la región de Acre. Se emplaza en rocas mesozoicas y
cenozoicas de la Cuenca Intracratónica de Amazonas. Controla
la sedimentación de depósitos cuaternarios y la organización
de la redes de drenaje. Tiene rumbo NNO (163°) y posibles
movimientos inversos cuaternarios.

 
Cuenca media del Río Amazonas

BR-9. Zona de Falla del Río Madeiras: está ubicada al Sur


del Río Amazonas, sobre la margen oeste del Río Madeiras.
Tiene fuerte control sobre este río y sobre la porción del Ama-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 87
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

zonas entre Itacoatiara y Itapiranga. Tiene rumbo NE (58°) con


probable movimiento de desplazamiento lateral derecho.

BR-10. Falla del Río Negro: forma el contacto con el


cratón de Guyanas. Está localizada al Norte del eje del Río So-
limões-Amazonas. Forma pequeñas escarpas y tiene control
sobre la ampliación el valle del Río Negro donde forma parte
del graben del Río Negro inferior (Igreja y Franzinelli, 1990). Es
una falla sub-vertical buzando al NO de rumbo SE (143°) y
carácter normal.

BR-11. Falla de Barcelos: está ubicada en el margen Norte


del eje del Río Solimões-Amazonas, controla el valle inferior
del Río Negro, aguas arriba de su confluencia con el Río Bran-
co. Es una falla sub-vertical buzando al NE de rumbo SE (119°)
y carácter normal. Forma una escarpa que marca el borde Sur
de la depresión del Río Branco-Río Negro. Forma parte del
graben del Río Negro medio-inferior y muestra una marcada
asimetría en el drenaje.

BR-43. Zona de Falla del Río Branco: controla el valle del


Río Branco desde el punto de captura del río Ubaricuera. Es
una falla de rumbo NNE (22°) con probable movimiento de
desplazamiento lateral derecho.

 
Cuenca inferior del Río Amazonas

BR-33. Falla del Trombetas inferior: controla el tramo in-


ferior de la cuenca del Río Trompetas y el sector en la con-

88 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

fluencia con el Río Amazonas, en el eje Oriximiná-Óbidos-


Santarém. Es una falla normal de rumbo SE (116°).

BR-34. Falla del Tapajós inferior: controla el tramo infe-


rior de la cuenca del Río Tapajós, y en tramo en la confluencia
con el Río Amazonas. La falla control el lago que se forma en
ese sector de la cuenca inferior. Es una falla sub-vertical con
buzamiento al SE de rumbo NE (22°) y desplazamiento normal.

BR-32. Falla de Monte Alegre: control el valle del Río


Amazonas en el sector oeste de su cuenca inferior. Es una falla
normal de rumbo ENE (72°).

BR-31. Falla de Macapá: falla probablemente sub-vertical


de rumbo NE (42°) y desplazamiento lateral derecho con com-
ponente normal. Controla la línea costera al Sureste del Estado
de Amapá, el brazo norte en la desembocadura del Río Ama-
zonas y el lineamiento NO de las Islas de Pará.

BR-30. Falla del Xingú inferior: es una falla probablemen-


te sub-vertical inclinada al Oeste, de carácter normal con rum-
bo SSE (158°).

BR-02. Falla de Amapá: está ubicada en el NE de Brasil en


la región costera del Estado de Amiapá. Genera un marcado
control sobre la costa y el estuario del Río Uacá. Es una falla
normal de rumbo NNO (67°), sub-vertical con inclinación al E.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 89
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
REGIÓN DEL NORDESTE
Esta región corresponde a la provincia geológica de Bor-
borema y al Norte del Cratón de São Francisco. Es una zona de
alta sismicidad que presenta numerosas evidencias de sedi-
mentos cuaternarios afectados por fallas. El desarrollo de gran
cantidad de estudios estructurales ha permitido obtener de-
terminaciones confiables del campo de esfuerzos de la región
(Riccomini y Assumpção, 1999). Hay excelentes marcadores en
bancos rocosos costeros datados, los cuales permiten estimar
rechazos de hasta 3-4 m generados durante el Holoceno (Beze-
rra et al., 1998; Bezerra 1999). Dichos bancos de playa son cor-
tados por fallas de rumbo ENE a NE. Estudios de dos terrazas
correspondientes a los últimos estadios interglaciales (7c y 5e)
ubicadas en Río Grande do Norte concluyeron que la costa su-
frió levantamiento/subsidencia de hasta 12 m (Barreto et al.,
2002). Por ser una región de relativamente alta sismicidad y a
partir del sismo de Joao Cámara ocurrido en 1986, se intensifi-
caron los monitoreos instrumentales y los análisis de sismici-
dad a través de redes de alta densidad y precisión (Bezerra et
al., 2006). Dichos estudios han revelado que la zona de mayor
sismicidad se localiza al Norte del os 7° de latitud, a lo largo de
la costa orientada en dirección ONO-ESE. Se concentra en el
basamento cristalino en los bordes de la cuenca de Potiguar y
en la zona de cizalla de Pernambuco. A pesar de que el área de
Joao Cámara tiene el mejor registro de macrosismos, la sismi-

90 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cidad no se correlaciona espacialmente con las manifestaciones


geológicas observadas en superficie (Bezerra et al., 2006). En
general, no hay evidencias de una correlación directa entre
sismicidad y fallas neógenas-cuaternarias, excepto en la zona
de cizalla de Pernambuco y en la falla de Samambaia (Bezerra
et al., 2006). Esta última muestra prominente sismicidad cerca
de la localidad de Joao Cámara (Takeya et al., 1989) y presenta
desplazamientos laterales derechos desde el Holoceno (Corio-
lano et al., 1999). El registro geológico muestra evidencias de
reactivación neógena de las zonas de cizalla del Precámbrico y
de fallas Cretácicas. Sin embargo, se propone que éstas últimas
poseen una orientación más favorable para la reactivación neo-
tectónica del actual campo de esfuerzos compresivos orientado
en dirección E-O (Bezerra y Vita Finzi, 2000). Evidencias de li-
cuefacción sísmicamente inducida en sedimentos neógenos in-
dican la existencia de terremotos mayores que aquellos regis-
trados instrumentalmente. Por este motivo no debe descartarse
la posibilidad de ocurrencia de sismos de magnitudes 6,8-7,0
Ms, a pesar de la baja tasa de recurrencia del fallamiento (Beze-
rra et al., 2006). Existen registros de licuefacción generados du-
rante los sismos históricos de Itaparica en 1911 y de Araticum
en 1969 (Ferreira, 1983). También existen registros de paleoli-
cuefacción en gravas aluviales miocenas que cubren el basa-
mento cristalino entre las cuencas de Potiguar y Paranaíba
(Saadi y Torquato, 1992) y en gravas aluviales del Pleistoceno
en la cuenca de Potiguar (Bezerra y Vita Finzi, 2000). Las es-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 91
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tructuras asociadas a licuefacción de gravas sugieren sismos de


hasta 6,8 Ms (Bezerra et al., 2005). Ejemplos de fallas que mues-
tran evidencias geológicas de actividad neógena-cuaternaria
son las fallas normales que deformaron el depósitos del delta
de Assu de 30 ka. AP. Otro caso es la falla de Carnaubais, una
estructura Precámbrica que muestra rechazos de hasta 60 m en
la base de la Formación Barreiras (12 Ma., Mioceno medio),
cerca de la costa (Caldas et al., 1997). También se observa le-
vantamiento de niveles compuestos por bioclastos marinos in-
terdigitados en la Fm. Barreiras al SE de la falla de Carnaubais
(Bezerra y Vita Finzi, 2000). En la costa de Rio Grande do Norte
fallas normales y de desplazamiento lateral (rumbos NE y NO)
formaron cuencas y altos (grábenes y horsts) donde se deposi-
taron los "Tabuleiros costeros" (mesetas) de la Fm. Barreiras
(Bezerra et al., 2001). La falla de Jundaí (rumbo ENE; 60°), la
cual cruza la ciudad de Natal, muestra rechazos de hasta 260 m
afectando la base de la Fm. Barreiras. Dicha estructura muestra
estrías de fallas que señalan desplazamientos laterales dere-
chos y movimientos verticales normales. También presenta
evidencias de actividad reciente, a partir de rellenos de fractu-
ras con caracoles holocenos (Bezerra y Vita Finzi, 2000). La falla
de Boa Cica, próxima al Sur de la falla de Jundaí, también pre-
senta evidencias de actividad neógena y holocena. La cuenca
de Cariatá, controlada por fallas, presenta rellenos de flujos de
detritos de 22-45 Ka y flujos de fangos de 128-209 Ka (Britos
Neves et al., 2004 y Bezerra et al., 2005). Todos los ejemplos de

92 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

fallamiento costero muestran una consistente dirección de


máxima compresión ENE a E-O (Riccomini y Assumpção,
1999). Este patrón de esfuerzos se mantiene hacia el interior de
la Provincia de Borborema, deducido a partir de fallas de rum-
bo NE y desplazamiento lateral derecho cerca de Cuté y fallas
normales con componente de movimiento izquierdo en Sao
José del Pilar (Riccomini y Assumpcao, 1999). Más al Sur, en
Xique-Xique, al Norte del Cratón de Sao Francisco, se estimó
una dirección de compresión máxima E-W a partir de fracturas
que afectan a depósitos eólicos holocenos (Barreto, 1996).
BR-20. Falla de Guarupi: está ubicada al Norte del Estado
de Maranhão, al Norte de la cuenca de Paranaíba. Es una falla
de rumbo SE (125°) débilmente expresada en la geomorfología
a partir de deflexiones en los cursos de la red de drenaje y en
pequeños escalones. Probablemente es una falla de tipo normal
inclinada hacia el NE.

BR-21. Zona de Falla Sobradinho: está ubicada al Norte


del Estado de Maranhão, al Norte de la cuenca de Paranaíba.
La falla define la cuenca de Barreirinhas. Tiene un rumbo
aproximado E-W (92°), sentido de movimiento de carácter
normal. La expresión geomorfológica es sutil a partir de colinas
alineadas y deflexiones en el drenaje.
BR-15. Lineamiento de Sobral-Pedro II: está asociado a
líneas de escarpa de falla y al control sobre el valle del Río Aca-
rau. Tiene rumbo NE (43°) y el sentido de movimiento es pro-
bablemente lateral derecho. Posee evidencias de desplazamien-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 93
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tos holocenos. Constituye el extremo Noreste del lineamiento


Transbrasiliano.
BR-16. Lineamiento de Jaguaribe: se encuentra al Norte
del Estado de Ceará controlando una depresión y al margen de
la cuenca inferior del Río Jaguaribe. Forma pequeñas escarpas.
Tiene rumbo NE (39°) y el sentido de movimiento es proba-
blemente lateral derecho con componente normal. Se une con
la Falla de Farías Brito.

BR-17. Falla de Farías Brito. Controla el tramo medio del


Río Jaguaribe, en el Estado de Ceará. Tiene rumbo ENE (63°),
probable sentido de movimiento lateral derecho y se une la li-
neamiento de Jaguaribe hacia el Norte. Se expresa como bordes
alineados de depresiones y colinas de crestas rectas.

BR-18. Falla de Arneiroz-Senador Pompeu: es una estruc-


tura que control segmentos rectos del Río Banabuiu y crestas
rectas en la región de Arneiroz. Forma divisorias de cuencas de
los ríos Banabuiu y Jaguaribe. Tiene sentido de desplazamiento
lateral derecho y rumbo general NE (50°).

BR-35. Lineamento de los Patos: las fallas forman secuen-


cias de escarpas de líneas de falla, crestas y depresiones alinea-
das; controlan la depresión de Sertaneja marcando la divisoria
de aguas regional. Tiene rumbo E-O (87°) y desplazamientos
de tipo lateral derecho. Forma parte del límite Norte de la
cuenca de Araripe. Constituye la parte continental de la zona
de fractura oceánica conocida como Lineamiento de Paraíba.

94 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

BR-36. Lineamento de Pernambuco: las fallas forman se-


cuencias de escarpas de líneas de falla, crestas y depresiones
alineadas y divisorias de aguas entre la cuenca del Río San
Francisco y las cuencas fluviales del Nordeste de Brasil. Tiene
rumbo E-O (86°) y sentido de movimiento lateral derecho. Es la
continuación continental de la zona de fractura oceánica lla-
mada Lineamiento de Pernambuco. BR-37. Falla de Afonso
Bezerra: Tiene evidencias de movimientos recientes dado que
afecta rocas de playa con edad C14 de 5,120 años A.P. (Silva,
1992). La falla ejerce controles lineales sobre valles fluviaes, de-
flexiones de canales y sobre la geometría de la costa holocena.
Presenta rumbo SE y sentido de movimiento lateral izquierdo,
basado en el análisis de campo de esfuerzos de la región me-
diante mecanismos focales (Ferreira et al., 1987,) y deformación
de perforaciones (Lima et al., 1997).

BR-38. Falla de Samambaia: forma parte de la cuenca de


Potiguar. Es una falla de rumbo NE (41°) e inclinación de 70° al
SE. Tiene registro de sismicidad instrumental (Mb 5.1 y nume-
rosos microsismos) a partir de cuyo mecanismo focal pudo de-
terminarse un sentido de movimiento derecho con componente
normal. No posee expresiones geomorfológicas marcadas ni
evidencias de ruptura de la falla en superficie.

BR-39. Falla de Potengi: es una joven falla que reactivó


una zona de cizalla Precámbrica. Forma el límite Sur del Gra-
ben de Potengi. Tiene rumbo ENE (79°) y desplazamientos la-
terales con componente normal. Hay escarpas en la cuenca in-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 95
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ferior del Río Potengi que afectan sedimentos Terciarios. Tam-


bién presenta alineamiento de crestas y control sobre cauces y
divisorias, generando drenajes asimétricos y lagunas.

BR-40. Lineamiento de Lajes. Constituye el borde Sur de


la Cuenca de Potiguar, dentro de rocas de basamento Pre-
cámbrico y ha controlado la intrusión de diques magmáticos
del Jurásico-Cretácico. Tiene rumbo de 87°, desplazamiento la-
teral derecho y forma una escarpa continua de orientación EO.
También produce deflexión de cauces. Es el límite Sur de las fa-
llas de Afonso Bezerra y de Samambaia.

BR-01. Falla y lineamiento de Propriá: es una falla que


afecta rocas del basamento, probablemente formada durante la
ruptura del Gondwana. Tiene rumbo NE e inclinación al SE. Es
de carácter normal con una probable componente de despla-
zamiento lateral. Forma escarpas y afecta el nivel de base de los
pequeños ríos. En el Estado de Bahía es el límite de las cuencas
mesozoicas de Tucano-Jatobá y el Recôncavo, donde forma una
gran escarpa.

BR-13. Falla de Maragogipe: forma una escarpa que ori-


ginalmente es de 100 m sobre roca de basamento. Es la reacti-
vación de una falla Mesozoica que limita una cuenca sedimen-
taria emplazada en estructuras de graben. Es una falla normal
de rumbo NNE (16°) e inclinación al Este. Posiblemente tuvo
desplazamientos Holocenos.

96 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

BR-14. Falla Pé de Serra: controla el borde Este de la Serra


da Jacobina. Es la reactivación de una palla Proterozoica y afe-
ca rocas de basamento en la depresión de Setaneja en el centro
del Estado de Bahía. De rumbo NNE (22°) y sentido de movi-
miento normal con inclinación al Este. Presenta escarpas dis-
continuas y facetas triangulares.

 
Centro de Brasil

BR-12. Falla de la Serra do Estrondo: es una falla que


afecta el basamento precámbrico, constituyendo el límite de la
cuenca de Paraníba y el cratón Amazónico. Tiene rumbo N (7°)
y sentido de movimiento probablemente normal, sub-vertical
con inclinación al Oeste. Forma altas escarpas y crestas en la
Serra do Estrondo que limitan depresiones tectónicas de los
ríos Araguaia medio y Tocantis inferior.

BR-19. Falla de Porangatu: es la sección más representati-


va del Lineamiento Transbrasiliano. Por esto se encuentra aso-
ciado al Lineamiento de Sobral-Pedro II, en Estado de Ceará y a
la Falla de Coxim en el Mato Grosso do Sul. Corresponde a la
reactivación de una falla Proterozoica. Presenta rumbo NE (38°)
y probable sentido de movimiento lateral derecho con una
componente inversa. Forma escarpas en la Serra Dourada, la
cual es el borde Oeste del Planalto Central de Goiás. Controla la
reorganización de toda la cuenca del río Araguaia y límite SE
del graben del Bananal que conforma una cuenca Cuaternaria.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 97
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

BR-22. Falla de Coxim. Controla el borde Este de la cuen-


ca cuaternaria del Pantanal. También controla el borde Oeste
de la cuenca intracratónica de Paraná de edad Neoplaeozoica.
Constituye la sección Sur del Lineamiento Bransbrasilieano.
Controla los bordes de la Serra do Maracaju y la Serra de São
Gerônimo. Tiene rumbo NE (31°), probablemente es una falla
normal sub-vertical o de desplazamiento lateral derecho con
componente normal.

BR-24. Rio Araçuaí. Es una falla que controla el graben


neógeno del río Jequitinhonha medio donde presenta un des-
plazamiento de hasta 100 m. En la confluencia de los ríos Jequi-
tinhonha y Araçuaí rivers, la falla ha deformado las gravas flu-
viales de la terraza baja del río Araçuaí (Pleistoceno medio a
tardío). Es una falla probablemente normal con componente de
desplazamiento lateral y rumbo NE (38°).

BR-29. Río Cardeal Mota. Falla originalmente Neoprote-


rozoica (Orogénesis Brasiliana); es el contacto entre la faja ple-
gada de Araçuai y el borde SE del Cratón de São Francisco.
Constituye el límite occidental de la Serra do Espinhaço Meri-
dional. Es una falla inversa con rumbo NNO (153°) e inclina-
ción de 60° al Este. La escarpa de línea de falla corresponde al
frente del corrimiento inverso Brasiliano.

BR-47. Falla de Manga. Se ubica en el eje del valle del Río


São Francisco al Norte de Minas Gerais, controlando el cauce
entre las localidades de Januária-MG y Paratinga-BA. Está em-

98 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

plazada en el basamento Precámbrico del Cratón de São Fran-


cisco. El carácter inverso de la falla se basa en la determinación
del mecanismo focal del sismo de 1990 (Veloso et al., 1990).
Presenta rumbo NNE (20°) e inclinación de 60° al Este.

BR-28. Falla de Estrela. Fue un corrimiento inverso du-


rante la Orogénesis Brasiliana (Neoproterozoico). Es el contacto
entre la faja plegada de Brasilia y el borde Oeste del Cratón de
São Francisco. su reactivación cuaternaria generó una escarpa
de línea de falla con fuerte control sobre el valle del Río São
Francisco. Es una falla inversa con componente de desplaza-
miento lateral, rumbo NNE (26°) e inclinación hacia el Oeste.

BR-27. Falla de Caratinga. Es la reactivación de una zona


de cizalla Neoproterozica de primer orden denominado linea-
mento o zona de sutura Abre Campo. Es una falla de despla-
zamiento lateral de rumbo NNE (23°). Forma escarpas y crestas
de la Serra do Mantiqueira y controla los valles del Río Cara-
tinga y el Río Muriae superior.

 
Sur de Brasil

Las mejores manifestaciones de fallamiento cuaternario


dentro de la Provincia geológica de la Faja Plegada de la Ribei-
ra son las que se encuentran en las cuencas cenozoicas del rift
continental del SE de Brasil (Riccomini, 1989). Son las reactiva-
ciones más recientes de antiguos lineamientos estructurales de
orientación ENE generados en el ciclo neoproterozoico Brasi-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 99
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

liano o Pan-Africano. Existen ejemplos notables de fallas inver-


sas oblicuas que levantaron basamento sobre depósitos eólicos,
coluvios y líneas de piedra de edad Pleistoceno tardío, a lo lar-
go de fallas de rumbo NE a ENE, en Caçapava, SP (Hiruma,
1999). La falla de Queluz (límite entre los estados de SP y RG)
muestra desplazamiento lateral derecho de más de 20 m de re-
chazo (Riccomini y Assumpcao, 1999). Cuencas limitadas por
fallas normales de rumbo NNE en la región de Tabaté- SP, pre-
sentan rechazos de hasta 30 m, generando el espacio para la
sedimentación de coluvios de edad holocena (Salvador y Ric-
comini, 1995; Hiruma, 1999).

BR-25. Zona de Cizalla del Río São Francisco Superior.


Discontinuidad de escala cortical que forma una faja de 50 km
y afecta al Cratón de São Francisco. Tiene rumbo NO (135°),
plano de falla vertical y sentido de movimiento lateral derecho.
Forma crestas de orientación NE y divisorias de aguas de dos
grandes sistemas fluviales de Minas Gerais: el Río São Francis-
co y el Río Grande (tributario del Río Paraná). La falla modifica
los cursos fluviales y controla zonas de erosión acelerada carac-
terizadas por grandes cárcavas de climas tropicales llamadas
voçorocas.

Br-23. Zona de Cizalla del Río Grande Superior. Es un


discontinuidad de escala cortical que forma parte de la faja de
cizalla de Ouro Fino (Precámbrico) limitando el Cratón de São
Francisco. Muestra escarpas y depresiones rellenas con sedi-
mentos Terciarios y Cuaternarios. Las fallas con reactivaciones

100 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tectónicas controlan valles fluviales, planicies aluviales y zona


de mayor erosión. Zona de falla vertical de rumbo NE (53°) y
desplazamiento lateral derecho y componente inversa. Pudo
tener movimientos holocenos. La zona de São João del Rei tiene
fuerte expresiones neotectónicas y conforma una serie de cuen-
cas Neógenas (Continental Rift of São João del Rei Region).

BR-26. Zona de Falla de Campo do Meio. Es una zona


que forma alineamientos de crestas, escarpas (límite Sur de la
Serra da Canastra) y se observan rechazos que controlan terra-
zas fluviales (Boa Esperança-MG) y controla parte del valle del
Río Grande medio. Es una falla de plano vertical, rumbo NO
(130°) y sentido de movimiento lateral izquierdo. Se registraron
sismos históricos atribuidos a esta estructura: 1) M 4,2 (Escala
de Richter) Mumbuca (Distrito Municipal de Passos) de 1996 y
2) varios sismos de M 3.0 desde 1987 con epicentors en sitios de
la zona de falla.

BR-45. Lineamento Guapiara. Es una antigua zona de fa-


lla de edad mesozoica que corta estructuras del Proterozoico,
en el sur del Estado de São Paulo. Presenta rumbo NO (145°) y
sentido de movimiento normal. Produce anomalías en el Río
Ribeira de Iguape, alineamiento de crestas y escarpas.

BR-42. Zona de Falla de Além Paraíba. Está asociada a las


estructuras de la zona de cizalla del Orógeno Brasileano (Neo-
proterozoico) en SE de Brasil. Su reactivación cenozoica ocurrió
en el Eoceno en la cual se formó el Sistema de Rift de la Serra

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 101


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

do Mar y la cuenca de Volta Redonda. La zona de falla forma


escarpas, crestas y controles sobre valles fluviales (Río Paraíba
do Sul medio). Controla el borde de la Serra do Mantiqueira y
la región costera. Es una falla con orientación ENE (66°) y des-
plazamiento lateral.

Br-46. Zona de Cizalla del Rio Paraíba Do Sul. Es una


discontinuidad de escala cortical. Forma parte de las Fajas Ple-
gadas de la Orógenesis Brasiliana en el SE de Brasil (Faja ple-
gada de Ribeira). Su reactivación Eocena formó el Sistema de
Rift de la Serra do Mar controlando las cuencas terciarias de
Resende y Taubaté. Presenta una escarpa de hasta 2000 m en el
Maciço do Itatiaia. Es una falla (rumbo ENE: 59°) de desplaza-
miento lateral derecho con componente vertical.

BR-44. Zona de Cizalla de Cubatão. De origen Protero-


zoico se orienta paralela a la costa de São Pablo (Faja plegada
de Ribeira) con rumbo ENE (58°). Se reportaron movimientos
de desplazamiento lateral izquierdo y movimientos inversos
durante el Pleistoceno superior (Melo et al., 1990). Forma es-
carpas, crestas y control sobre valles fluviales.

BR-41. Falla de Pelotas. está ubcada al S de Brasil, sobre la


costa. Establece el límite entre rocas precámbricas y la Faja Ple-
gada de Ribeira, activa durante la Orogénesis Brasiliana. La fa-
lla controló la sedimentación cenozoica de la Cuenca Pelotas.
Actualmente, existen zonas deprimidas a lo largo de la falla y
dentro de la Cuenca Pelotas, ocupadas por las extensas lagu-

102 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

nas: Lagoa dos Patos y Lagoa Mirim. Forma un claro escalón


entre el basamento de Río Grande do Sul y la depresión costera
de las lagunas. La falla se extiende de manera continua for-
mando parte del borde E de la Cuenca de Paraná, al Sur, y la
escarpa de la Serra Geral, al Norte. Es una falla de rumbo NE
(37°), probablemente de desplazamiento lateral con componen-
te vertical.

 
 
 
 
 
 
NORTE
 
 
EL ESCUDO DE GUAYANAS
Esta región está ubicada en el norte de Brasil y en los paí-
ses limítrofes (Colombia, Venezuela y Guayanas). En esas rocas
se preservan paisajes antiguos en los que ha dominado una
dinámica de erosión a lo largo de toda la historia geológica. Di-
cha dinámica ocurre debido a la tendencia secular de elevación
suave que sufre el sistema en forma permanente o episódica.
Su historia está compuesta por una sucesión de niveles to-
pográficos que se ubican en forma de escalera, con el más mo-
derno en las parte baja hasta el más antiguo en las cotas más al-
tas. Cada “escalón” consiste en un paisaje completo, general-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 103


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

mente compuesto por colinas y valles; se ha desarrollado me-


diante erosión lateral del escalón o paisaje inmediatamente an-
terior y la transición entre ambos suele ser una faja estrecha
con pendientes fuertes, cauces con cascadas y fenómenos colu-
viales tales como deslizamientos de rocas y sedimentos.

La formación de un escalón o superficie (también llama-


dos “niveles de planación”) se desarrolla en un intervalo ge-
ológico relativamente corto, separado por largos períodos de
los escalones vecinos. Se trata de fenómenos de magnitud con-
tinental, factibles de ser correlacionados a lo largo de grandes
distancias. El tipo de paisaje formado en cada evento depende
del clima dominante en ese intervalo y del tipo de rocas de ca-
da región. A grandes rasgos, se pueden dividir en dos grupos:
paisajes desarrollados en rocas cristalinas, y paisajes formados
en areniscas.

 
En rocas cristalinas

Al sur de la localidad de Mitú (frontera Brasil-Colombia)


se encuentra una serranía labrada en los granitos y migmatitas
del Complejo Migmatítico de Mitú, compuesta por numerosos
cerros convexos que no sobrepasan los 300 metros por encima
del nivel del terreno circundante. La disección está producida
por un alto grado de fracturación. Se estima que el nivel de
cumbres está formado por restos de una superficie de denuda-
ción antigua (Soeters, 1975).

104 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La mayoría de los afloramientos de rocas cristalinas del


basamento aparece como inselbergs, cerros redondeados con-
vexos con pendientes abruptas, desprovistas de vegetación,
por lo cual reciben en esa región el nombre de calvas. Dichas
calvas se distribuyen irregularmente en la zona oriental de la
Amazonia y de la Orinoquia. Khobzy y colaboradores explican
el origen de las calvas como núcleos poco fracturados y por lo
tanto poco afectados por la meteorización química antigua en
una primera etapa de alteración subterránea; una etapa poste-
rior produjo la erosión del saprolito resultante de la primera, y
los dejó como inselbergs. En gran parte de la región dichos in-
selbergs se encuentran rodeados por sedimentos cenozoicos.

Otros elementos geomorfológicos de este paisaje son los


pedimentos con corazas. A lo largo del río Orinoco se encuen-
tran calvas rodeadas por superficies acorazadas de naturaleza
similar; en esos casos las corazas se han formado por cementa-
ción ferruginosa de sedimentos cuarzosos con clastos angulo-
sos de tamaño variable. También existen plintitas endurecidas
en relieves escabrosos de la región.

 
En areniscas

Los relieves más prominentes del escudo en el Oriente de


Colombia y noroeste de Brasil están formados por serranías
alargadas y mesas (denominadas tepuys en Venezuela) que
pueden alcanzar alturas de 900 metros sobre el nivel del mar
(Galvis et al., 1979). Las serranías alargadas corresponden en su

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 105


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

mayor parte con afloramientos de meta-areniscas de la Forma-


ción Guainía, La Pedrera y Piraparaná. Se trata de estructuras
plegadas, marcadas especialmente en las serranías de Naquen
y Raudal Alto. Dichas serranías fueron producidas por fallas
que delimitan bloques hundidos, donde las rocas sedimenta-
rias que cubren el basamento han podido ser preservadas de
fases muy antiguas de erosión. La considerable resistencia de
las rocas que constituyen esos relieves explica su conservación
como formas prominentes respecto del modelado del basamen-
to en áreas cercanas, generando una inversión del relieve.

En cambio, las mesas formadas por areniscas paleozoicas


(como las de Araracuara), corresponden a bloques elevados, de-
limitados por fallas. El levantamiento es de edad pliocena, con-
temporáneo con la elevación de la Cordillera Oriental. Los se-
dimentos terciarios que rodean las mesas presentan plegamien-
tos débiles. Los ríos (por ejemplo el Caquetá) tienen una rela-
ción antecedente con estos macizos. Por otro lado, van Zuidam
(1977) considera las mesas como superficies de denudación.

 
El Karst Silíceo

Las cimas de los tepuys o mesas, formadas por areniscas


silíceas, son áreas donde se ha desarrollado una morfología
kárstica, similar al clásico paisaje de regiones de rocas calcáre-
as, mediante el mismo mecanismo de disolución de cemento y
granos aunque producido de manera sumamente lenta. En
efecto, la sílice no es perfectamente insoluble, sino que tiene so-

106 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

lubilidad muy baja (6 ppm en el mejor de los casos). Entonces,


si una superficie de esa composición se encuentra expuesta du-
rante varias decenas de millones de años en forma estable bajo
condiciones tropicales húmedas, necesariamente el resultado
será la disolución paulatina del paisaje. Algunos autores utili-
zan el término “seudokarst” para este paisaje, lo que para no-
sotros es simplemente un tipo especial de karst.

Las geoformas principales en esta región son acumulacio-


nes caóticas de bloques, paredes, arcos, torres, sumideros y ca-
vernas. Las acumulaciones de bloques se han producido en la
base de la escarpa, en la faja del borde y en quebradas. Las
formas y dimensiones de los bloques son muy variadas, pre-
dominando los prismas rectangulares en apilamientos irregu-
lares. Paredes, arcos y torres son comunes en las zonas de tran-
sición entre áreas escarpadas y superficies más suaves. Las ca-
vernas encierran corrientes subterráneas con poder erosivo,
que atacan preferentemente a unidades estratigráficas particu-
lares. Hay transiciones entre cavernas, “ciudades en ruinas”,
paredes separadas por corredores, paredes con arcos y otras
geoformas.

Los campos de torres pequeñas son probablemente las


áreas más curiosas de las cimas de las mesas/tepuys. Éstos cu-
bren frecuentemente varias hectáreas, con formas y tamaños
variables debido a la erosión diferencial. Sus dimensiones están
controladas por la separación entre diaclasas, por el espesor de
los estratos originales y su resistencia. El diámetro medio de la

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 107


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

base es de 1 a 1,50 metros y la altura entre 1,50 y 2 metros. Los


campos menores se encuentran formando una fase de transi-
ción entre zonas de paredes y turberas, también en zonas de
cascadas pequeñas. En dichas áreas las torres forman anfitea-
tros aguas abajo de los saltos.

Las depresiones se encuentran en las cimas de las mesas;


tienen tamaños entre algunos centímetros y varios cientos de
metros. Los mayores son típicos poljes, los más pequeños se
han formado en superficies de roca desnuda con 25 cm de
diámetro y 2 a 3 cm de profundidad (con el fondo cubierto con
arena y rodados discoidales de venas de cuarzo cubiertas de
algas. En el fondo de los arroyos son comunes las marmitas
cilíndricas de hasta 1,50 m de profundidad y 50 cm de diáme-
tro, conteniendo rodados y gravas redondeados de arenisca.

Las cavernas son un elemento característico del Grupo Ro-


raima (Colveé, 1973). En la mayor parte de los tepuys existen
cavernas de diferentes tamaños (Urbani, 1986), principalmente
en la faja del borde. En algunas cavernas pequeñas se han for-
mado estalactitas y estalagmitas de ópalo y minerales de hierro.
Se trata de la acción de corrientes de agua subterráneas que
transportan las sales disueltas y recementan las paredes de las
galerías, incrementando su resistencia a la erosión física y quí-
mica. Este fenómeno influye en el proceso general, porque las
rocas no recementadas sufren erosión mayor; la precipitación
de minerales de hierro juega un rol subsidiario (más rápido y
transitorio), con posterior erosión e inversión del paisaje.

108 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La génesis de este paisaje particular depende (casi) exclu-


sivamente de la litología sobre la que actúa el ambiente at-
mosférico. Las pequeñas intrusiones de diabasa producen ele-
mentos morfológicos bastante diferentes. Forman una capa la-
terítica, con costras ferruginosas y bauxíticas, similares a las
que aparecen en otras regiones del Escudo (Briceño y López,
1984) (Fig. 2-2).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2.2 – Estructura morfológica de una mesa o tepuy
(Según Briceño y Schubert, 1985).
 
El pedimento pasa hacia abajo a sabanas herbáceas o fo-
restadas, con relieve bajo, y crece hacia arriba hacia el pie de la
escarpa con superficie cóncava de 5 a 15 grados hasta alcanzar
la base de la escarpa. Esta geoforma está generada por el retro-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 109


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ceso de la escarpa, con abanicos aluvio-coluviales que derivan


de la destrucción de la parte superior de la montaña.

El pie de la escarpa está caracterizado por una topografía


de colinas densamente vegetada, labrada en la Formación
Uaimapué del Grupo Roraima y también en diques de diabasa.
Hacia el contacto con la escarpa vertical hay grandes acumula-
ciones de bloques de cuarcita, caídos de la parte alta de de los
tepuys. En esta zona el bosque húmedo y las altas precipitacio-
nes aceleran los procesos de meteorización.

La escarpa vertical está labrada en las capas de la Forma-


ción Matauí del Grupo Roraima, que forman escarpas a veces
superiores a la vertical. Esa superficie está en algunas partes
afectada por huecos de subfusión generados por agua que per-
cola a lo largo de grietas y diaclasas. La elevación de las escar-
pas está en el orden de cientos de metros y aparecen localmen-
te cavernas de tamaño variado, de las cuales surge agua que
forma cascadas. Las bocas de las cavernas están generalmente
agrandadas por la exfoliación de grandes bloques de cuarcita y
el derrumbe del techo de las cavernas.

La faja del borde de las mesas está caracterizada por una


topografía altamente irregular, con profundas quebradas con-
troladas por el sistema de diaclasas. La erosión dejó grandes
columnas residuales de cuarcita separadas del núcleo central
de las mesas y numerosas cavernas por donde fluye en agua de
lluvia de la cima formando cascadas, algunas de gran tamaño.

110 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Uno de los procesos dinámicos más activos es el ensanchamien-


to de las diaclasas y grietas por meteorización química, acom-
pañada de la remoción mecánica de fragmentos de roca y gra-
nos de arena que colapsan y caen hasta la base de la montaña.
Este mecanismo controla el retroceso de la escarpa. Los huecos
y dolinas de esta faja del borde están conectados mediante ca-
vernas a las bocas de salida, resultando en un curioso tipo de
drenaje llamado “reloj de arena” (Poyllau y Seurin, 1985) en el
cual el nivel de resurgencia representa el nivel de base de la ex-
cavación (Urbani, 1986). En algunas áreas este sistema se ex-
tiende hasta 300 metros por debajo del tope del tepuy.

La cima horizontal del tepuy o mesa está caracterizada


por una topografía más suave que la de los bordes, aunque está
disectada por profundas quebradas que siguen el sistema de
diaclasas. Dichas quebradas están separadas por amplias pla-
nicies cubiertas por turberas, lomas aisladas y campos de torres
que consisten en residuos de las capas superiores de la Fm Ma-
tauí. También aparecen colinas suaves, redondeadas, cubiertas
por frondosos arbustos y árboles bajos, labradas en diques de
diabasas. Briceño y Schubert reconocen varias subzonas en las
cimas planas:

Subzona 5a – Comprende las áreas de máxima elevación,


formadas por areniscas silíceas con estratos de 1 a 3 metros de
espesor, con estratificación cruzada, granulometría gruesa a
mediana incluyendo rodados aislados y cementadas por un
denso mosaico de sílice. Esta unidad está apoyada sobre una

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 111


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

secuencia de arenisca mediana a fina, bien cementada, con es-


tratificación fina, que forma paquetes de 1 a 1,5 metros de es-
pesor; su espesor total es de 25 metros. La topografía de esta
subzona es semejante a la de la faja del borde de las mesas
aunque en menor escala. Son comunes las fisuras y los colapsos
de rocas, que pasan hacia abajo a cavernas subhorizontales con
silicificación secundaria en las paredes. Sobre la unidad supe-
rior se han formado turberas discontinuas. En la base de 5a hay
una acumulación caótica de bloques de cuarcita cubierta por
espesos matorrales.

Subzona 5b – Está caracterizada por abundantes geofor-


mas kársticas, tales como paredes, arcos, torres y cavernas. La
roca consiste en estratos finos de arenisca silícea de grano me-
diano con estratificación diagonal; dicha roca se encuentra en
avanzado estado de meteorización, ha perdido gran parte del
cemento y se encuentra en estado friable. Las paredes y los ar-
cos tienen espesores de 1 a 1,5 metros y están separados por co-
rredores con las mismas dimensiones orientados por la direc-
ción de las diaclasas principales. La altura de estos elementos
es de 3 a 4 metros y el conjunto se asemeja a una “ciudad des-
truida”. La base de esta unidad presenta depresiones circulares
de 25 a 30 centímetros de diámetro, rellenas de arena y frag-
mentos de cuarcita derivados de la erosión de la roca vecina.
Esta subzona posee un espesor medio de 4 a 5 metros y grada
hacia abajo a arenisca y lutita. La vegetación es escasa y consis-
te principalmente en matorrales enanos y turberas leñosas so-

112 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

meras (menos de 50 cm de profundidad). Los juegos de diacla-


sas tienen escasa densidad, lo que hace menos permeable a esta
subzona.

Subzona 5c – Forma áreas relativamente planas con bloques


residuales sobresalientes, compuestos por areniscas friables. Esta
secuencia general tiene 2 a 3 metros de espesor y ha sido com-
pletamente fracturada cerca de la base en contacto con la Subzo-
na 5d, formando paredes y cavernas de escasa extensión hori-
zontal. En la mayor parte de esta unidad la superficie está cu-
bierta solamente por una película negra compuesta por algas.

Subzona 5d – Constituye un área de transición, con mato-


rrales en la parte superior y vegetación herbácea abierta más
abajo. Está caracterizada por campos de torres o columnas de
roca; dichas columnas miden hasta 2 metros de altura y están
coronadas por una cuarcita muy silicificada de grano fino a
mediano, muy resistente a la erosión. Las rocas subyacentes
son cuarcitas masivas en estado avanzado de meteorización. La
superficie entre columnas está generalmente ocupada por tur-
beras profundas (más de 1,50 m de espesor).

Subzona 5e – Incluye extensas turberas herbáceas en el


fondo de los valles, las que dan origen a arroyos efluentes. El
espesor de las mismas es de hasta 3 metros y presenta variacio-
nes bruscas de nivel que sugieren movimientos neotectónicos.

El Drenaje – Briceño y Schubert describen en detalle el


drenaje de la abundante agua de lluvia sobre este paisaje parti-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 113


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cular. Sobre las montañas, el agua de lluvia fluye inicialmente


como flujo laminar no encauzado sobre las pendientes. Las de-
presiones son llenadas rápidamente y el flujo es canalizado a lo
largo de los sistemas de diaclasas. La lluvia que cae sobre las
turberas y la que infiltra a éstas lateralmente es retenida hasta
alcanzar la saturación, después fluye sobre la turba hacia los
drenajes. Existe allí una activa captura de cauces y numerosos
cauces abandonados; estos últimos se activan después de llu-
vias extraordinarias.

Los depósitos de turba son cortados y erosionados en


forma retrogradante; en los cauces abandonados (con fondo ro-
coso) son reocupados por la turba. Con la excepción de blo-
ques, los sedimentos clásticos están ausentes en casi todos los
casos, solamente aparecen grava y arena en pequeñas depre-
siones y grietas, lo que indica que los caudales de creciente tie-
nen considerable poder de transporte. Una importante canti-
dad de agua fluye a lo largo de fisuras profundas, sumideros,
quebradas y cavernas; también derrama directamente por el
borde de las montañas, formando grandes cascadas.

Las direcciones principales de avenamiento están contro-


ladas por los sistemas de fracturas y por contactos litológicos.
Las acumulaciones de turba y plantas grandes, que progresan
con rapidez, a veces bloquean y desvían el drenaje, formando
pequeñas lagunas.

114 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El perfil longitudinal de un cauce típico de un cauce de la


cima de los tepuys es muy irregular, con numerosos rápidos y
pequeñas cascadas separados por trechos relativamente planos
donde el agua fluye suavemente o parece estancada sobre el le-
cho de roca. Durante la estación seca numerosas depresiones se
secan; dichas depresiones tienen formas variadas, las más co-
munes son largas y estrechas, con perfil transversal en V y están
determinadas por las fracturas. Las cascadas están frecuente-
mente controladas por la presencia de una capa más resistente
ubicada sobre otra más fácilmente erosionable. En el fondo de
las cascadas aparecen profundas marmitas debido al efecto de
abrasión de gravas y rodados en el lugar. Las caídas de agua
mayores han desarrollado en la base amplios anfiteatros; en
otros casos se ha producido una migración linear del salto, con
la formación de estrechos y profundos cañones aguas abajo.

 
El Macizo de Chimantá

El Macizo de Chimantá forma parte de la Gran Sabana, es


el grupo principal de mesetas del Escudo, está compuesto por
once de ellas, que representan los remanentes de una antigua
superficie de erosión probablemente cretácica (Superficie
Ayuán-Tepui) correlacionable con la Superficie Sulamericana
de Brasil y la Superficie Bernardo de Irigoyen de Argentina.
Las mesetas llegan a los 2.600 metros de altitud y están labra-
das en rocas precámbricas (Briceño et al., 1991). En las cimas de
las mesetas se han formado numerosas turberas que cubren ex-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 115


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tensas superficies, cuyo desarrollo abarca todo el Holoceno; su


desarrollo comenzó con acumulación de algas y líquenes du-
rante el Holoceno inferior, continuó con la colonización de
plantas que crecen en la superficie de rocas meteorizadas, des-
composición lenta de la materia orgánica y alta precipitación.

Las rocas superficiales son areniscas cuarzosas meteoriza-


das solamente en los primeros centímetros (Fm Matauí). El es-
pesor máximo medido fue de 2,10 m. El perfil típico consiste en
una capa superior con abundantes raíces vivas y muertas; una
segunda capa está formada por materia vegetal parcialmente
descompuesta (fibrist). Debajo aparece otra capa de restos vege-
tales más claramente descompuestos (hemist). El color pasa de
marrón oscuro en la superficie a negro en la base. Cerca de la
base el material se hace arenoso, incluso engloba lentes de are-
na aluvial.

El agua de la turba y de los pequeños cauces que se for-


man en esa superficie es ácida, el pH varía entre 3,5 y 4,7, lo
que representa un grado importante de agresividad. El cemen-
to silíceo se disuelve, liberando los granos de arena que tam-
bién sufren ese proceso. Aunque muy lento, actuando a lo lar-
go de probablemente 70 millones de años, el mecanismo de di-
solución (un tipo particular de karst) ha sido el proceso erosivo
más importante de esta región, produciendo el paisaje actual
de mesetas de techo plano, escarpas altas y abruptas y valles
estrechos y profundos. En ese sentido, la dinámica geoquímica
de las turberas ha desempeñado un papel importante.

116 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Briceño y colaboradores determinaron que el ciclo de los


nutrientes involucra energía solar, la cual determina los proce-
sos de fotosíntesis, y agua de lluvia que provee parte de los nu-
trientes, disuelve la roca subyacente y posteriormente abando-
na el sistema en forma de vapor o flujos encauzados. Los ele-
mentos más importantes se comportan de la siguiente manera:
• Cloro – Está presente en altas concentraciones en la ve-
getación (1473-1990 ppm) y en el mantillo (520-960
ppm), decreciendo en profundidad. Algunas plantas lo
concentran.
• Iodo y Bromo – Se encuentran en bajas concentraciones
en la vegetación (3 y 16 ppm respectivamente) y en
concentraciones levemente más altas en el mantillo (7 y
32 ppm). Las concentraciones máximas se encuentran
en la transición fibrist-hemist. Ambos elementos están
correlacionados linearmente.
• Potasio y Calcio – Se concentran preferentemente en la
vegetación (0,25 y 1,28 % respectivamente), dichas con-
centraciones son menores en el mantillo y disminuyen
rápidamente con la profudidad. También son muy ba-
jos en las turberas. Estos elementos son liberados en las
primeras fases de descomposición de la materia orgáni-
ca y reciclados por las plantas. Debajo de la transición
fibrist-hemist son prácticamente inexistentes.
• Silicio y Hierro – El Silicio es muy poco movilizado. El
Hierro incrementa en concentración con la profundidad,
alcanzando valores máximos en la base de los perfiles.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 117


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La meteorización de la sílice en las areniscas ocurre me-


diante una muy lenta disolución del cemento de la arenisca en
el agua de lluvia, donde el óxido de silicio pasa a ácido silícico.
Esto resulta en la liberación de los granos de arena, que son
más resistentes debido al estado cristalino del cuarzo. El proce-
so avanza de arriba abajo a lo largo de diaclasas y planos de
contacto sedimentario; se observan en las rocas de Chimantá
ensanchamientos de fracturas cerca de la superficie y también
incrustaciones de sílice, algunas en forma de espeleotemas.

El hierro está sujeto a procesos similares; con efectos im-


portantes en las diabasas de la región. Debido a la meteoriza-
ción química a altas temperaturas se origina un complejo de
goethita gibbsita a lo largo de una delgada interfase de
aproximadamente 1 milímetro de espesor, en la cual son trans-
formados todos los minerales primarios de la diabasa (Briceño
y López, 1984). El hierro migra dentro de los perfiles de meteo-
rización y precipita formando costras duras y concreciones fe-
rruginosas (pisolitas, oolitas, etc.). Localmente ocurre meteori-
zación esferoidal: esferoides frescos de diabasa aparecen ro-
deados por el complejo goethita-gibbsita.

En áreas topográficamente bajas la humedad de los perfi-


les permanece constante; se desarrollan allí suelos grises com-
puestos principalmente por cuarzo, caolinita y gibbsita. Dicho
patrón de meteorización ocurre en todos los cuerpos de diaba-
sa del macizo, independientemente de la altura sobre el nivel

118 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

del mar en que se encuentre el afloramiento, sin el pasaje


“normal” a través de fases intermedias de arcilla.

Un fenómeno particular y muy poco frecuente que se ha


descrito en la superficie horizontal de la cima aislada de algu-
nas mesas en el sector venezolano del Escudo es el desplaza-
miento horizontal de bloques de arenisca (Schubert, 1993). Los
bloques forman un campo de regulares dimensiones y algunos
de ellos pesan más de mil kilogramos y su desplazamiento no
puede ser explicado por los mecanismos tradicionales. Se cree
que se trata de un fenómeno catastrófico provocado por las
ondas longitudinales de un terremoto de gran intensidad.

 
Edades de las superficies

No se conservan indicios de superficies muy antiguas; la


más vieja reconocida se encuentra a una altura de 500-700 me-
tros de altura sobre el nivel del mar y se caracteriza por corazas
lateríticas (hasta bauxíticas). Se le ha dado diferentes nombres:
Early Tertiary Level en Surinam, Kopinang Surface en Guyana
y Premiére Péneplaine en la Guayana Francesa. Correlaciona
con la Superficie Sudamericana de King y con la Superficie
Bernardo de Yrigoyen en Argentina (Kröhling et al., en pren-
sa). Ha sido datado de edad eocena-oligocena; en Colombia se
ha preservado en la sierra de la Macarena.

Una segunda superficie se encuentra a 300-450 m.s.n.m.:


Velhas de King, Kaieteur en Guyana, Secondiéme Peneplaine

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 119


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

en la Guayana Francesa, Superficie Aristóbulo del Valle en Ar-


gentina. Su edad probable es miocena. Su existencia en Colom-
bia es dudosa, pero se encuentra bien representado en los de-
más países del escudo.

La superficie más extensa caracterizada por la presencia


de corazas reconocido en el escudo de Guayanas se encuentra a
100-150 metros s.n.m. y ha sido denominado Late Velhas en
Brasil, Rupununi en Guyana, Late Tertiary II en Surinam, 4éme
Peneplain en Guayana Francesa y Superficie Apóstoles en Ar-
gentina (Iriondo y Kröhling, 2008). La edad del nivel se consi-
dera mioceno-pliocena.

Inselbergs labrados en rocas cristalinas y relieves residua-


les en areniscas precámbricas se conocen en varias partes del
escudo de Guayanas, sin embargo, su carácter estructural im-
pide correlacionar estos relieves con las tres superficies exten-
sas mencionadas más arriba.

 
 
Se han preservado parcialmente hasta la actualidad seis
superficies en el Escudo de Guayanas. Schubert et al. (1986)
publicaron la siguiente tabla de correlación de las mismas:

120 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
Elevación Nombre Edad
2.000-2.900 Auyán Tepuy Mesozoico

900-1.200 Kanuku (Guyana), Gondwana Mesozoico


(Brasil), Wonkén(Venezuela)

600-700 Kopinang (Guyana), Browns- Terciario inf.


berg (Surinam), 1ére. Pene-
plain (Guayana Francesa), Sul-
Americana (Brasil), Imataca
(Venezuela)

200-450 Kaieteur (Guyana), LT-I (Suri- Oligo-Mioceno


nam) 2me-3me Peneplain
(Gua-yana Francesa), Orono-
que (Brasil), Caroni-Aro (Ve-
nezuela)

80-150 Rupununi (Guyana), LT-II (Su- Plio-Pleistoceno


rinam) 4me Peneplain (Gua-
yana Francesa), Oronoque
(Brasil), Velhas (Brasil), Llanos
(Venezuela)

0-50 Mazaruni (Guyana), Ciclo Flu- Holoceno


vial Cuaternario (Surinam),
Paraguazú (Brasil), Llanura
Aluvial del Orinoco Venezuela

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 121


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Debe notarse que el número de superficies actualmente


aceptadas en el Escudo de Brasil, en el sur, es de solamente
tres, comenzando con la segunda de la secuencia del Guaya-
nas, y colocando a la superficie Paraguazú/Apóstoles en una
edad pliocena y a Velhas/Aristóbulo del Valle en el Terciario
medio, anterior al Mioceno.

El Cuaternario está representado en el Escudo por rellenos


relativamente modestos. Interpretando el esquema geográfico
de Zinck (1980), las depresiones guayanesas que alojan sedi-
mentos cuaternarios son las siguientes:

• Depresiones del macizo central del Escudo. Están ubi-


cadas entre las amplias mesetas tabulares de paredes
abruptas denominadas tepuys, que caracterizan ese sec-
tor. Las depresiones mayores son profundas y están li-
mitadas por las paredes verticales y subverticales de los
tepuys. También se han formado pedimentos en los
flancos de dichas alturas. Sus fondos están cubiertos
por materiales detríticos provenientes de las mesetas,
incluyendo abanicos aluviales arenosos. En general, la
faja central de los valles tiene mal drenaje y está ocu-
pada por vegetación de morichal. En lo alto de los te-
puys se han desarrollado quebradas y gargantas pro-
fundas con escasos sedimentos.
• Depresiones del sector de colinas intermedias. Es un
sector con paisaje antiguo (pre-cuaternario) situado al-
rededor del macizo central caracterizado por relieve de

122 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

colinas entre las que aparecen valles cubiertos por se-


dimentos aluviales y fondo plano. La densidad de dre-
naje de este paisaje heredado es muy alta y parte de los
cauces es inactiva en la actualidad.
• Depresiones de las penillanuras periféricas. También se
trata de un paisaje pre-cuaternario. Está dominado por
pedimentos entallados por numerosos valles pequeños
y profundos cuyos márgenes están formados por de-
pósitos coluviales.

Depresiones tectónicas. Se encuentran en el borde del ma-


cizo central; son de considerable amplitud y contienen volú-
menes considerables de sedimentos cuaternarios.

La unidad geomorfológica principal es la llamada Gran


Sabana, una superficie ondulada continua que incluye altas
mesetas con taludes abruptos. A ambos lados de la misma se
extienden sendas penillanuras que atraviesan las fronteras
hacia los países vecinos. En toda la región se encuentran del-
gados mantos de Cuaternario, aunque los principales depósitos
están ubicados en las depresiones bien definidas. Interpretando
el esquema geográfico de Zinck, las depresiones guayanesas
que alojan sedimentos cuaternarios son las siguientes:

• Depresiones del macizo central del Escudo. Están ubi-


cadas entre las amplias mesetas tabulares de paredes
abruptas denominadas tepuys, que caracterizan ese sec-
tor. Las depresiones mayores son profundas y están li-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 123


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

mitadas por las paredes verticales y subverticales de los


tepuys. También se han formado pedimentos en los
flancos de dichas alturas. Sus fondos están cubiertos
por materiales detríticos provenientes de las mesetas,
incluyendo abanicos aluviales arenosos. En general, la
faja central de los valles tiene mal drenaje y está ocu-
pada por vegetación de morichal. En lo alto de los te-
puys se han desarrollado quebradas y gargantas pro-
fundas con escasos sedimentos.
• Depresiones del sector de colinas intermedias. Es un
sector con paisaje antiguo (pre-cuaternario) situado al-
rededor del macizo central caracterizado por relieve de
colinas entre las que aparecen valles cubiertos por se-
dimentos aluviales y fondo plano. La densidad de dre-
naje de este paisaje heredado es muy alta y parte de los
cauces es inactiva en la actualidad.
• Depresiones de las penillanuras periféricas. También se
trata de un paisaje pre-cuaternario. Está dominado por
pedimentos entallados por numerosos valles pequeños
y profundos cuyos márgenes están formados por de-
pósitos coluviales.

Depresiones tectónicas. Se encuentran en el borde del ma-


cizo central; son de considerable amplitud y contienen volú-
menes considerables de sedimentos cuaternarios.

Terrazas Aluviales – Se conoce la existencia de terrazas


aluviales cuaternarias en la Gran Sabana venezolana debido a

124 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

su potencial contenido de oro y diamantes (Aguerrevere et al.,


1939). Posteriormente, Briceño (1985) estableció la edad holo-
cena para las gravas diamantíferas de San Salvador de Paul.
Simultáneamente, Yáñez (1985) postuló una edad pleistocena
para otras terrazas.

En el flanco sudeste del Auyán-tepuy hay varias áreas con


sedimentos aluviales aterrazados. Las más importantes perte-
necen a la cuenca del río Uruyén (400-450 m de altitud, con
cuatro niveles de terraza) y a la quebrada Tuaiwatey (tres nive-
les de terraza). La altura de cada terraza sobre el fondo del río
varía: La terraza 1 de 1 a 2 metros. La terraza 2 de 5 a 10 me-
tros. La tercera entre 10 y 15 m (Uruyén) y Tuaiwatey entre 30
y 40 m. La terraza 4 en el Uruyén 20-30 m.

Las terrazas están compuestas por gravas y rodados con


bloques englobados. Su petrografía indica que los materiales
derivan del Grupo Roraima. Las edades de las terrazas no han
sido bien determinadas todavía. Briceño (1985) obtuvo edades
de 8030 +/- 110 y 6470 +/-340 años A.P. para la base y la parte
media de la terraza del medio Caroní. Schubert et al. (1994) da-
taron la terraza 1 de Tuaiwatey en 3.770 +/- 70 mediante C14
en turba cercana a la base, aunque los autores previenen sobre
la posible edad de alteración de este dato debido a alteraciones
naturales que sufren las turberas debido a los incendios. No
existen dataciones numéricas de las demás terrazas. De todas
maneras, el aumento progresivo en meteorización y erosión en-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 125


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tre la terraza 1 y la terraza 4 es notable e indica edades clara-


mente anteriores.

Terrazas similares fuerron descritas en Brasil por Rosetti


et al. (2005) en un estudio que comprende parte del Escudo de
Guayanas,además de un sector de la Amazonia Occidental y la
Planicie Amazónica hasta el Atlántico. Los resultados son co-
herentes con las investigaciones venezolanas. Las unidades
descritas por estos autores fueron denominadas Formación Icá,
Q1, Q2, Q3 y Q4 (Ver capítulo “Amazonia Occidental” en este
volumen).

 
Los Campos de Dunas

Existen campos de arena eólica holocena en todos los paí-


ses que comparten el Escudo de Guayanas. Son particularmen-
te extensos en los estados de Amazonas y Roraima y en el sur
de Guyana (Santos, 1993). En Brasil cubren aproximadamente
100.000 Km2 en las cuencas de los ríos Aracá, Demení, Catri-
mani y otros). Las dunas tienen alturas típicas de 10 metros y
longitudes de hasta 4 kilómetros y están fijadas por escasa ve-
getación. La dirección del viento deposicional ha sido suroeste-
noreste y se detectaron de dos a cinco frentes de avance en ca-
da campo de dunas. El gran volumen de arena acumulada
proviene probablemente de abanicos aluviales de dirección
norte-sur, originados en el interior del Escudo por los procesos
descritos más arriba.

126 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Esta región arenosa permanece anegada entre mayo y sep-


tiembre (el verano del Hemisferio Norte). Constituye un área
homóloga, desde el punto de vista de la Geografía Física, al
Pantanal del Mato Grosso; debido a ello, Santos propone de-
signarla como Pantanal Setentrional.
 

Los campos de dunas se extienden también en los países


limítrofes del norte, particularmente en Guyana, donde se en-
cuentran campos de dunas eólicas que cubren unos 14.000 Km2
en las cuencas de los ríos Rupununi e Ireng y que se extienden
al oeste en Brasil en la región del río Branco. Las dunas están
actualmente bastante disipadas y la morfología fluvial ya ha
reemplazado al paisaje eólico, aunque se notan todavía orien-
taciones sur-norte en algunos cuerpos dunares. El tamaño típi-
co de las mismas oscila entre 800 y 1.600 metros de extensión,
con formas redondeadas y elípticas. En imágenes satelitales se
pueden distinguir dos fases de avance del frente dunar hacia
las tierras bajas adyacentes situadas al norte (Iriondo, 2014). En
la cuenca el río Catrimáni, en territorio brasileño cerca de la
frontera con Guyana y Venezuela, aparece un extenso campo
de dunas parabólicas y longitudinales, con orientación sureste-
noroeste (Santos et al., 1993). Entendemos que se trata de una
unidad sedimentaria que pertenece al mismo sistema. También
se extienden en el este (junto a Surinam) campos aislados de
arenas eólicas blancas formando grandes dunas parabólicas
con orientación sur-norte, muy probablemente generadas por
los vientos alisios del norte (Fig. 2-3).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 127


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La edad de los campos de dunas se puede colocar en el


Holoceno medio, comenzando hacia el 8.000 A.P. y finalizando
alrededor del año 3.000 A.P., con el máximo de sequía hacia el
6.000 antes del presente. Esto se deduce de perfiles polínicos
estudiados en el norte de la Amazonia (Absy et al., 1993).

En el ángulo suroeste de Venezuela, la localidad de San


Carlos (ubicada junto al río Negro) ha sido citada para marcar
la existencia de campos de arena eólica suelta similares a los
descritos para Guyana y Brasil, aunque de menores dimensio-
nes (Schnütgen y Bremer, 1985). Estos autores los denominan
“Bana-Sande”, o sea “Arenas Bana”. La geomorfología local de
la región está compuesta por colinas bajas con suelos Ultisoles
y Podzoles; en las divisorias locales se encuentran depresiones
cerradas y áreas bajas con fondos arenosos y areno-limosos,
pobladas por vegetación pobre de “caatinga”. Se trata de dunas
considerablemente disipadas, transformadas en una capa su-
perficial delgada con muy escasos nutrientes (la lluvia anual es
de más de 3.500 milímetros).

La asociación de minerales pesados de la arena está domi-


nada por el circón, que en partes con aporte únicamente local
de afloramientos graníticos (arroyos Chola y Machesito) alcan-
za el 100 %. En los puntos en que los ríos importantes han
aportado sedimentos desde distancias más largas se encuen-
tran también sillimanita, estaurolita y disteno (minerales esta-
bles). Los sedimentos fluviales intercalados con la arena junto a
los ríos mayores se registran hornblenda y otros minerales in-

128 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

estables. El cuadro general, entonces, es que los ríos transporta-


ron la arena desde las fuentes situadas a considerable distancia
dentro del Escudo, y posteriormente ocurrió en el lugar la me-
teorización avanzada y la deflación.
La granulometría se interpreta en forma coincidente: los
sedimentos asociados a los ríos tienen selección más baja que
los de los interfluvios, donde predomina la arena fina bien se-
leccionada en la Fm Bana. En esta unidad las texturas superfi-
ciales de los granos están compuestas por dos poblaciones dife-
rentes; una de ellas está caracterizada por esfericidad mediana
a alta y alta redondez, con frecuentes caries y marcas de diso-
lución, la otra conserva las microformas de mosaico de la cuar-
cita original y la esfericidad y redondez son bajas.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-3 – Detalle del frente de avance del campo de arena de Rupununi (Guya-
na, cerca de la frontera brasileña) hacia el norte. 1) Pantano preexistente. 2)
Primera fase de avance. 3) Segunda fase de avance. (Según Iriondo, 2014).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 129


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Climas Cuaternarios - Se detectaron cambios climáticos


cuaternarios en la región mediante el estudio de anomalías
morfológicas en el río Caroní, caracterizado por un cauce anas-
tomosado y flujo cuasi laminar (Garner, 1966). De acuerdo con
este autor, la cuenca del Caroní se desarrolló durante una suce-
sión de climas húmedos y secos; durante las fases áridas ocu-
rría sedimentación aluvial y formación de superficies planares,
durante las fases húmedas ocurría incisión de los depósitos y
formación de barrancas. Según este autor, la última fase húme-
da holocena no fue lo suficientemente larga como para modifi-
car el paisaje heredado.

Schubert (1988) enumera las principales evidencias paleo-


climáticas encontradas en el Escudo de Guayanas y regiones
aledañas:

1) Presencia de campos de dunas inactivos de edad pleis-


tocena superior, que reflejan climas considerablemente
más secos que el actual.
2) Evidencia palinológica en la zona del lago Valencia (si-
tuado fuera del escudo) que indica un clima seco
aproximadamente 13.000 a. A.P.
3) Drenajes anómalos en numerosos ríos del escudo, entre
ellos el Caroní, que sugieren que las condiciones
húmedas actuales son muy recientes y no existieron
durante un largo intervalo de tiempo.
4) La sedimentación de arenas arcósicas, con alto conteni-
do de feldespatos, en la plataforma continental.

130 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

5) La presencia de duricostras inmediatamente debajo de


la selva lluviosa.

El clima húmedo actual se habría establecido alrededor


del 8.000 A.P., cuando comenzaron a acumularse las turberas
en las cimas de las mesas/tepuys. En las áreas bajas que rode-
an a las montañas aparecen complejos aluviales que sugieren
sedimentación intermitente, caótica y torrencial, típica de cli-
mas con estaciones secas, que cortan a las terrazas. De manera
que posiblemente también ocurrieron fases húmedas durante
el Pleistoceno.

 
 
 
LA PLANICIE COSTERA
Un sector menor del norte de Brasil está representado por
la Planicie Costera, que forma una faja de algunas decenas de
kilómetros de ancho entre el Escudo de Guayanas y la plata-
forma continental. Se extiende desde el Estado de Pará hasta la
frontera con la Guayana Francesa y (a través de Surinam y Gu-
yana) hasta Venezuela.

La Planicie Costera está compuesta por sedimentos conti-


nentales y litorales terciarios y cuaternarios. Durante los perío-
dos de bajo nivel del mar se acumularon sedimentos fluviales
provenientes del Escudo; en las fases de alto nivel marino (in-
cluida la actual) se produce la deriva litoral de los sedimentos
provenientes del río Amazonas hacia el norte y el noroeste en

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 131


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

forma de grandes bancos de barro y cheniers desde la boca del


Amazonas hasta más allá del delta del Orinoco. Se han regis-
trado dos formaciones geológicas cuaternarias de este origen,
una de éstas acumulada durante el Último Interglacial y la otra
durante el Holoceno Medio (Fig. 2-4).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-4 a- Sector de la Planicie Costera en la zona de
frontera entre Brasil y la Guayana Francesa.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-4 b) Planicie Costera en Guayana Francesa y Surinam.
Se extiende hacia el oeste (Según Iriondo, 2014).

132 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-4 c) Planicie Costera en Surinam y Guyana.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-4 d – Planicie Costera en Guyana.
 
El Sistema de Dispersión Amazónico comprende alrede-
dor de 5.000 Km2 en el norte de Sudamérica, que se extiende
también sobre la plataforma del Amazonas, de las Guayanas y

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 133


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de Paria, y las cuencas marinas de Venezuela y del Caribe. Un


panel de especialistas realizado por ORSTOM en 1991 produjo
el siguiente resumen multiautoral acerca de la dinámica actual
del sistema:

• El Amazonas es el mayor río del mundo; contribuye


con aproximadamente 25 % del agua continental que
llega al océano mundial.
• La carga sedimentaria de fondo es relativamente limi-
tada (100.000.000 de toneladas por año). Está formada
por arenas y gravas y llega a la plataforma solamente
en temporada de creciente (mayo-junio y julio). Se
acumula directamente frente a la desembocadura a
menos de 50 metros de profundidad.
• La carga en suspensión es mucho mayor, entre 1.100 y
1.300 millones de toneladas anuales, y se acumula prin-
cipalmente en la zona del estuario y sobre la plataforma
continental.
• La dispersión amazónica obedece a un ritmo anual, con
un período mayor de transporte durante la vigencia de
la ITCZ (Zona de Convergencia Intertropical) en el nor-
te de Sudamérica, la cual produce fuertes tres de olas
inducidos por los alisios del NE. El oleaje aumenta el
transporte costero y la erosión. Un pico menor se pro-
duce entre febrero y mayo debido a la intensificación
de la corriente oceánica de las Guayanas.

134 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• Durante la estación “seca” de las Guayanas (agosto-


septiembre) el mar está calmo, el alisio del SE es más
suave y más estable que el anterior y el pasaje de los
sedimentos amazónicos queda bloqueado.
• Solamente entre 10 y 20 % de la carga total es transpor-
tado a lo largo de la costa de las Guayanas. Dos tercios
de dicho volumen están compuestos por grandes ban-
cos de barro semi-fluido (“sling mud”).
• El porcentaje de esa carga en suspensión que queda se-
dimentada efectivamente en la zona costera de las
Guayanas es escaso, 1 % o menos. La casi totalidad
transita a lo largo de las costas y se acumula en la zona
del delta del Orinoco (que actúa como una trampa de
sedimentos de escala regional), en el golfo de Paria y en
la cuenca de Venezuela.
• Esta dinámica se estableció alrededor del 3.500 A.P. Ha
depositado sobre la plataforma paquetes de barro com-
pacto de varios metros de espesor, no bioturbados, se-
parados por camadas finas de varios centímetros gene-
ralmente laminadas.

La Planicie Costera ha sido estudiada detalladamente en


las Guayanas, sobre todo en Surinam, donde se les dio nom-
bres formacionales a sus unidades sedimentarias. Los depósi-
tos de la ingresión pleistocena reciben el nombre de Formación
Coropina, depositada durante épocas interglaciales; según
Brinkman y Pons el miembro superior de dicha unidad corres-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 135


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ponde al Último Interglacial y el miembro inferior a un integla-


cial más antiguo. Dicha formación está apoyada sobre la For-
mación Coesewijne, de edad pliocena, compuesta principal-
mente por arena mediana, en partes limoarcillosa, y localmente
arcilla caolinítica; se la conoce informalmente como “arenas
blancas” en las tres Guayanas.

La Fm Coropina está compuesta en su parte norte por are-


nas finas bien seleccionadas depositadas en bancos litorales,
denominadas “Arenas Lelydorp”, que pasan tierra adentro a
arcillas limosas que forman el llamado “Paisaje de Arcillas Ma-
rinas Antiguas”. Esta unidad sedimentaria fue severamente
erosionada durante el Último Glacial, preservándose en la ac-
tualidad en varios sectores separados formando grupos de coli-
nas. Está compuesta por dos miembros, el inferior (Miembro
Para) está formado por arena gruesa en la base y arcillas endu-
recidas hacia arriba, la arena proviene de la erosión de la Fm
Coesewijne. La arcilla está finamente laminada y moteada de
colores púrpura, rojo y marrón amarillento, lo que indica una
fase de intensa meteorización tropical. El Miembro Lelydorp
está compuesto por arena fina bien seleccionada (por acción eó-
lica previa) en el norte y por arcilla limosa a arenosa en el sur.
El Miembro Lelydorp fue depositado durante el Último Glacial,
mientras que Para puede representar un interglacial. Un estudio
de los minerales arcillosos revela claras diferencias entre ambos
miembros (Levelt y Quakernaat, 1968). Los minerales pesados
de la fracción arena poseen porcentajes moderados de sillimani-

136 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ta en el miembro Lelydorp, mientras que el miembro Para está


caracterizado por circón y estaurolita con turmalina y rutilo su-
bordinados. El techo de la Fm Coropina forma la Planicie Cos-
tera Antigua, a alturas que varían entre 5 y 30 metros sobre el
nivel del mar, que ha sufrido erosión costera importante.

La Fm Demerara, de edad holocena, ocupa las depresio-


nes entre los segmentos de Coropina y se extiende hacia el nor-
te en un nivel más bajo (entre cero y cinco metros), formando la
Planicie Costera Moderna. Consiste principalmente en arcillas
con cheniers arenosos ubicados generalmente en la margen de-
recha de los ríos principales; en algunas áreas se han acumula-
do turbas. Los cheniers pueden ser divididos en dos grupos:
los de arena fina y los compuestos por arena gruesa. Los pri-
meros están formados por arena muy fina bien seleccionada,
con medianas alrededor de 100 micrones; frecuentemente con-
tienen capas finas de arcilla. Son geoformas considerablemente
anchas y se formaron por sedimentos aportados por el río Su-
rinam que derivaron hacia el oeste. Está compuesta por dos
miembros: Mara y Coronie. Mara fue depositado durante la fa-
se de aumento del nivel del mar (entre 10.000 y 6.000 años
A.P.); Coronie representa el nivel del mar constante, desde
6.000 hasta 3.500 a. A.P. Mara está compuesta por arcillas suel-
tas de turba y turba arcillosa con abundante contenido de piri-
ta; la vegetación estuvo dominada por Rizophora (una datación
marcó 7.240 +/- 100 años A.P.).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 137


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los minerales pesados de la fracción arena de esta forma-


ción son completamente diferentes de los hallados en Coropina
(Krook, 1969). Se reconocieron dos asociaciones principales: la
del sudeste, caracterizada por estaurolita y epidoto, con por-
centajes menores de circón, hornblenda, turmalina, granate y
rutilo; y la del sur con estaurolita dominante, acompañada por
circón, turmalina y granate. La fracción arcilla está representa-
da por clorita en su mayor parte.

En Brasil, la Planicie Costera está bien desarrollada al nor-


te del Amazonas y en la isla de Marajó, donde se pueden iden-
tificar las dos ingresiones marinas en forma de terrazas; la
Formación Coropina constituye un nivel disectado con altura
típica de 12 metros sobre el nivel del mar y la Formación De-
merara una llanura baja a 4 m.s.n.m.

 
Las ingresiones marinas en la planicie amazónica

Las dos ingresiones marinas penetraron profundamente


en el valle del Amazonas, especialmente la ingresión pleistoce-
na que aparece en forma discontinua desde los 57 grados de
longitud hacia el este. Su expresión morfológica es una superfi-
cie baja y plana, con numerosas formas erosivas dendríticas
anchas, vinculadas a barrancas también erosionadas con for-
mas similares (Iriondo, 1982).

138 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Fig. 2-5 – Mapa geomorfológico de la llanura aluvial del Amazons inferior. Nótense los depósitos
de la ingresión marina pleistocena hasta el área de Nhamundá. (Según Iriondo, 1982).

139
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

En la zona de Nhamundá (situada hasta aproximadamen-


te 800 kilómetros de la costa actual) se ha conservado un área
importante de los depósitos de Coropina. Está ubicada al norte
del cauce del Amazonas y se caracteriza por numerosos lagos
grandes e irregulares. La superficie emergida presenta formas
ramificadas y manchas sumamente irregulares, que pasan gra-
dualmente a canales dendríticos originados por corrientes de
marea. Forma una faja de más de 100 Km de longitud y entre
10 y 20 Km de ancho; alcanza casi la confluencia con el río
Trombetas. Al sur del lago Pozón (Pocao), en su margen dere-
cha, existe otra área con las mismas características. En su con-
tacto la barranca del valle amazónico tiene un trazado suma-
mente irregular, típico de erosión de mareas. Más al este se ob-
servan otras áreas menores, y aguas abajo del río Guajará se ha
preservado un segmento extenso, de casi 120 kilómetros de
largo y más de 20 Km de ancho al sur del cauce principal hasta
la boca del río Xingú. Esta área ha sido elevada levemente por
movimientos neotectónicos y carece de cuerpos de agua per-
manentes; sin embargo, conserva las formas irregulares y
dendríticas ya mencionadas: la barranca que la limita está ero-
sionada y aparece mal definida, indicando una evolución
avanzada. Está atravesada por un cauce abandonado del Ama-
zonas que desembocaba en el río Xingú.

Otro elemento diagnóstico de las ingresiones marinas es la


geomorfología de las barrancas de la planicie en el Bajo Ama-
zonas. Las barrancas que limitan el valle del Amazonas están

140 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

labradas por el efecto erosivo de las mareas desde la la longi-


tud de 56 grados hacia el este; presentan fuerte pendiente, con
bordes muy recortados de formas irregulares y pequeñas.

El tramo inferior del río Xingú también conserva una mor-


fología de costas de marea hasta decenas de kilómetros aguas
arriba de su desembocadura. Se traata de un estuario generado
durante el Último Interglacial cuyo ancho de cauce es exagera-
damente ancho y corto con respecto a las dimensiones norma-
les del río aguas arriba; tiene bordes muy recortados con for-
mas menores de tipo erosivo.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-6 – Mapa de la isla de Marajó compuesta por un área de
terraza marina pleistocena y un área de terraza marina holocena.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 141


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
LA AMAZONIA OCCIDENTAL
 
La Amazonia Occidental es una gran región que com-
prende un área mayor a un tercio del país (Fig. 2-1). Su geo-
morfología y estratigrafía cuaternarias están dominadas por el
sistema geotectónico de la Cordillera de los Andes, que ha de-
sarrollado una serie de mega-abanicos en su flanco oriental a lo
largo de todo el continente. Dos de ellos se ubican en territorio
brasileño: El Purús-Madre de Dios, que ocupa la mitad sur, y el
Caquetá-Meta (con ápice en Colombia) que cubre el norte de la
región. Ambos sistemas están separados en sus fajas distales
por el río Marañón-Amazonas, que funcionó como efluente
permanente hacia el océano Atlántico a lo largo de todo el
Neógeno.

 
El caso del Grupo o Formación Solimoes

El criterio actualmente dominante en la estratigrafía del


Cuaternario de las tierras bajas del oeste brasileño es nombrar
a la masa absolutamente predominante de sedimentos plio-
pleistocenos con el nombre de Formación Solimoes. Dicha uni-
dad representa a los cuerpos sedimentarios de los dos mega-
abanicos, además de otros depósitos. Se trata de una definición
complexiva, que agrupa unidades claramente diferentes entre

142 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

sí. De acuerdo a la definición de Oliveira Del´Arco et al (1977)


tiene las siguientes características:

“Areniscas finas a muy finas, micáceas, con matriz arcillo-


sa, color castaño amarillento, con estructuras masivas, plano-
paralelas horizontales y subhorizontales, y estratificaciones cru-
zadas de escala pequeña, media y grande de tipo tabular o aca-
nalada. Aparecen generalmente asociadas a limolitas y arcilitas
limosas en forma intercalada e interdigitada, con contactos ne-
tos o transicionales. Limolitas masivas o finamente laminados,
color ceniza, ceniza plomiza, ceniza-verdosa y rojo-cenicienta;
localmente calcáreas, con concreciones y lentes de carbonato, y
ocasionalmente con materia vegetal carbonizada (turba o ligni-
to). Arcilitas y arcilitas limosas, masivas o estratificadas, colores
cenicientos, verdosos y rojizos, también mosqueados, localmen-
te conteniendo concreciones carbonáticas, yesíferas y limoníti-
cas. Fósiles de vertebrados e invertebrados a veces piritizados, e
intercalaciones de niveles o lentes de materia vegetal carboni-
zada (turba a lignito). Areniscas cuarzosas friables o no, de gra-
nulometría fina a gruesa, blancas, amarillentas y rojizas, con in-
tercalaciones de limolitas y argilitas, ocasionalmente capas con-
glomerádicas y minerales opacos. Areniscas arcósicas de gra-
nuometría media a fina, matriz arcillosa, masivas o estratifica-
das, de colores rojizos. Areniscas ferruginosas concrecionales,
conglomerados polimícticos y oligomícticos y brechas aparecen
en forma subordinada. Ambiente continental fluvial y lacustre.
Edad: Plioceno Medio-Pleistoceno”.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 143


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Estos depósitos sedimentarios han sido descritos por va-


rios autores desde el año 1866 en una cantidad de localidades
alejadas entre sí grandes distancias, en las que aparecen perfi-
les geológicos aflorando en barrancas realmente disímiles; en
ellos dominan las arenas y areniscas estratificadas fluviales de
colores indicativos de ambientes reductores. Por el contrario,
en estudios pedológicos basados en muestreo de redes areales
de calicatas y perforaciones (que cubren preferentemente los
interfluvios) los perfiles dominantes en los primeros dos a tres
metros están compuestos por suelos francos (loam) marrones y
marrón rojizos.

Diferentes autores correlacionaron y extendieron este nivel


sedimentario a Perú, Bolivia, Argentina y también a los países
del norte de Sudamérica. Actualmente, y desde algunas décadas
atrás, se lo denomina genéricamente “Formación Solimoes”,
aunque aplicando un criterio más ajustado debería aceptarse la
propuesta de Almeida (1974) de elevarlo a la categoría de Gru-
po. De manera que en este volumen se lo considera Grupo Soli-
moes. Siguiendo a los geólogos de Radambrasil, su edad abarca
desde el Plioceno Medio hasta el final del Pleistoceno.

 
El Mega-abanico Purús-Madre de Dios

Este mega-abanico abarca una superficie de más de un


millón de kilómetros cuadrados en Brasil, Perú y Bolivia.
Comprende la mayor parte de la Amazonia Occidental brasile-
ña, incluyendo los ríos Purús, Juruá y numerosas cuencas me-

144 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

nores. Se extiende hasta el río Solimoes-Amazonas en el norte y


hasta el río Madeira en el sureste. Llega hasta la longitud de 66
grados Oeste. Este mega-abanico abarca la mayor parte de la
Amazonía peruana, el Departamento de Pando en Bolivia y
más de la mitad de la Amazonia Occidental brasileña. Sus lati-
tudes extremas son aproximadamente 3°30’S en el área de Iqui-
tos y 13°S, donde el río Madre de Dios entra en Bolivia
(Räsänen, 1991). Considerando la distribución regional de las
redes hidrográficas de la Amazonia Occidental (Perú-Brasil-
Bolivia), se desarrolló como un gran sistema con patrón distri-
butario en el Mio-Plioceno y posteriormente fue alterado por
los movimientos neotectónicos que formaron el Arco de Iqui-
tos, que separaron la zona activa actual en las cuencas del Ma-
dre de Dios y del Ucayali en Perú de las cuencas del Purús y
del Yurúa/Juruá en Brasil. El ápice o zona de dispersión origi-
nal está ubicado en la región de Huancayo, entre las latitudes
de 10° y 12°S y las longitudes de 74° y 75°W, donde afloran ac-
tualmente lodolitas, limolitas y areniscas del Terciario Pale-
ogénico; la cuenca imbrífera montañosa ha sido muy proba-
blemente las de los actuales Urubamba y Apurímac, desarro-
lladas en rocas precámbricas y del Paleozoico inferior. Los ma-
teriales sedimentarios que lo componen provienen de rocas
ígneas, metamórficas y en menor medida sedimentarias.

De acuerdo con los indicadores geomorfológicos macro-


rregionales, la línea distal original del mega-abanico se exten-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 145


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

dió unos 1.100 kilómetros dentro de Brasil, hasta la confluencia


de los ríos Javarí y Amazonas.
 
Evolución del Mega-abanico Purús-Madre de Dios
Integrando la información disponible publicada por va-
rios autores (Dumont, 1992; Iriondo, 1994; Suárez, 2000; Camp-
bell et al., 2006; Iriondo y Krohling, 2007; Argollo e Iriondo,
2008; Rigsby et al., 2009; Iriondo, 2012) la evolución de este
mega-abanico fue la siguiente:

• Erosión areal pliocena – Se la ha registrado en la región


de Pando, en Bolivia junto a la frontera peruana. En di-
cha área se encuentra debajo del Cuaternario en el sub-
suelo cercano la Formación Cobija, de origen fluvial,
compuesta por arcillas y arcilitas multicolores (Suárez,
2000); la Fm Madre de Dios está separada de la subya-
cente Formación Ipururo por la discordancia Ucayali.
Ambas son correlacionables con la Fm Pebas.
• Levantamiento del arco de Iquitos – Se lo observa en
toda su extensión. El río Madre de Dios, colector prin-
cipal del sector sur del sistema, es claramente antece-
dente y visiblemente conservó su faja fluvial debido a
su caudal considerable.
• Episodo erosivo pleistoceno y formación de un paisaje de
colinas convexas. Las descripciones geomorfológicas in-
dican que estos fueron procesos generalizados en toda la
Amazonía Occidental, desde Ecuador hasta Bolivia, y se
desarrollaron en amplias áreas de Brasil y Perú.

146 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• Formación de terrazas pleistocenas – Aparece en el sec-


tor ecuatoriano del sistema del Pastaza, en forma poco
conocida (ver Parte 2 de este volumen). Está bien do-
cumentada en el sistema Purús-Madre de Dios (Du-
mont et al., op. cit.; Rigsby et al., 2009).
• Sedimentación de loess tropical – En la región de la
frontera tripartita Perú-Bolivia-Brasil aparece un loess
tropical (Argollo e Iriondo, 2008); el loess tropical es un
tipo de loess no clásico, un sedimento eólico de grano
fino transportado por el viento en suspensión y poste-
riormente sometido a epigénesis leve debido a la acti-
vidad de sesquióxidos de hierro bajo clima de sabana
(Iriondo y Krohling, 2007). Estimamos que fue deposi-
tado durante la última glaciación.
• Fajas fluviales holocenas – Están bien documentadas
(Dumont, 1992 entre otros) y configuran una fase aná-
loga a la del sistema del Pastaza. Dumont y colabora-
dores realizaron un prolijo trabajo de descripción de las
migraciones de los ríos Ucayali y Marañón en la depre-
sión Ucamara. En base al grado relativo de preserva-
ción de los cauces abandonados de dichos ríos deter-
minaron cinco estadios sucesivos: Tapiche (probable-
mente pre-holoceno), Samiria, Pacaya, Puinahua y Ac-
tual. Se detecta una migración persistente del Ucayali
hacia la derecha (de sur-norte a suroeste-noreste); los
cambios sucesivos de curso, de 25 a 30 Km cada uno,
totalizan unos 100 kilómetros hacia el este. El Marañón

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 147


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ha migrado durante el Holoceno hacia el norte una dis-


tancia total de 50 kilómetros, mediante ocupaciones su-
cesivas de los cauces llamados actualmente Yanayacu y
Shiricyacu. La dinámica fluvial citada se debe a una
combinación de relleno fluvial y basculamiento neo-
tectónico (incluso actual) hacia el rincón noreste de la
depresión Ucamara.
• Dunas eólicas del Holoceno superior – En la frontera
peruano-boliviana se han descrito campos de dunas
holocenas parcialmente disipadas, cuya edad se estima
entre 3500 y 1400 años A.P. (Argollo e Iriondo, 2007).
• Humedales actuales – Existen numerosos humedales
de gran tamaño en territorio peruano y también en los
sectores del mega-abanico localizados en países vecinos
(Navarro y Maldonado, 2006). En la cuenca del Madre
de Dios, dichos autores, con un enfoque ecológico, dis-
criminan las áreas de “aguas blancas”, que reciben
aportes terrígenos externos cordilleranos y serranos, de
las zonas de “aguas negras/mixtas”.
Las áreas de aguas blancas tienen cauces meándricos,
playas fluviales o bancos de arena, albardones, llanuras
aluviales recientes frecuentemente inundadas, y llanu-
ras aluviales antiguas algo más altas. Las zonas de
aguas negras/mixtas están caracterizadas por agua no
mineralizada a hipomineralizada. Los ríos de aguas
mixtas se caracterizan por transportar agua durante la
época seca y considerable carga en suspensión (limo y

148 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

arcilla) en la estación húmeda. Los cauces son de alta


sinuosidad con tramos anastomosados; los albardones
presentan suelos desarrollados; las llanuras de inunda-
ción recientes son similares a las del otro tipo; y las lla-
nuras de inundación antiguas no son afectadas por las
inundaciones normales.

Unidades geomorfológicas del mega-abanico Purús-


Madre de Dios
Como resultado de los procesos geológicos desarrollados
desde su origen, el mega-abanico Purús-Madre de Dios consti-
tuye actualmente un sistema morfológico-sedimentario com-
plejo. Un ordenamiento del mismo comprende cinco regiones
principales: 1) La depresión Ucayali- Ucamara de la Selva Pe-
ruana. 2) El arco de Iquitos, cuya cima determina el límite entre
Brasil y Perú. 3) La cuenca superior del río Madre de Dios. 4)
Las Colinas de Acre-Pando, un paisaje de colinas media-
naranja que se extiende desde el departamento de Pando (Boli-
via) hasta el norte del Estado de Acre. 5) La Región Distal ubi-
cada en la Amazonia Occidental de Brasil (Fig. 2-7). En lo que
interesa al Cuaternario de Brasil el esquema es el siguiente:
DEPRESIÓN UCAYALI-UCAMARA – Se extiende en di-
rección sur-norte en territorio peruano a lo largo de varios
cientos de kilómetros, entre la Cordillera de los Andes y el Ar-
co de Iquitos. Su límite inferior está marcado por el río Ma-
rañón-Amazonas. Está sujeta a importantes fenómenos neo-
tectónicos, algunos de ellos actuales (Iriondo, 2012).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 149


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ARCO DE IQUITOS – El llamado “Arco de Iquitos” es una


faja elevada que recorre la frontera peruano-brasileña a lo largo
de toda su extensión de mil kilómetros y se extiende en cierta
medida hacia Colombia y Bolivia. Mide entre 80 y 180 kilóme-
tros de ancho y tiene una altura general de solamente 30 me-
tros en su límite occidental. Es atravesado en ambos extremos
por los grandes colectores Marañón (en el norte) y Madre de
Dios (en el sur); en el resto de su extensión sirve actualmente
de divisoria entre las aguas que drenan hacia el interior del
Perú y las que pertenecen a las cuencas brasileñas.

La superficie de esta unidad geomorfológica está caracte-


rizada por colinas convexas y valles con fondo plano horizon-
tal que limitan abruptamente con dichas colinas. Un mapeo de
detalle de un área de 12 Km2 realizado en el Parque Nacional
Alto Purús (10°31’S/71°49'W) muestra que las colinas tienen
formas redondeadas a elípticas en planta, miden entre 5 a 100
metros de extensión individual y aparecen generalmente en
conjuntos de 2 a 7 cimas convexas asociadas; dichos conjuntos
tienen entre 400 y 800 metros de largo por 100 a 400 metros de
ancho. El área está surcada por ríos desajustados; sus cauces
son tortuosos, con curvas que miden entre 500 y 800 metros de
longitud de onda y aproximadamente 80 a 100 m de ancho, los
lechos son arenosos. Se trata de cauces estables, que fluyen en
fajas amplias y suaves de 700 a 1000 m de ancho que siguen
trazas meándricas de 8 a 10 kilómetros de longitud de onda, lo
que indica que se trata de paleocauces de ríos mayores. Los te-

150 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

rrenos superficiales constituyen la Formación Sapuenilla, com-


puesta por arenas finas gris/blancas intercaladas con arcillas
verdes y rojas. Las secuencias de primer orden son sets de al-
gunos decímetros a dos metros de espesor, comienzan con are-
nas gruesas a gravas sobre una superficie erosiva y tienen per-
fil interno granodecreciente hasta limo y arcilla. Contiene se-
cuencias de tipo “point bar”, o sea depósitos de sistemas flu-
viales meándricos. Su edad puede variar entre Mioceno supe-
rior a Pleistoceno (Dumont et al., 1988). Aflora en la zona de
Jenaro Herrera, a lo largo de la faja de contacto entre este me-
ga-abanico y el mega-abanico del río Pastaza.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-7 - Mega-abanico Purús-Madre de Dios: 1) Depresión Ucayali-
Ucamara (Perú). 2) Arco de Iquitos (Brasil-Perú). 3) Cuenca superior del
río Madre de Dios (Perú-Bolivia).4) Colinas de Acre-Pando (Bolivia-Brasil).
5) Región Distal (Oete de Brasil).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 151


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El límite occidental está formado por lineamientos estruc-


turales que en algunos casos son escarpas de falla (Dumont et
al., 1988); el límite oriental es más difícil de definir. En un perfil
descrito en el extremo norte se han descrito dos terrazas fluvia-
les adosadas a la barranca del río Marañón, la más antigua es la
Terraza Pumacahua. Es una terraza que aflora en la barranca
del río Marañón en la zona de Jenaro Herrera. El nivel superior
está poco más arriba que la aguas altas del río (Dumont et al.,
op. cit.). Está compuesta por estratos lenticulares de arenas
cuarzosas limpias de color blanco, limos y arcillas blancas y ni-
veles importantes de acumulación de troncos y ramas. El de-
pósito corresponde a un sistema fluvial de menor competencia
que el actual. Su superficie es irregular y entallada por varias
quebradas transversales, lo que indica cierta evolución tempo-
ral. El nivel superior está poco más arriba de las aguas altas del
río. Según los autores citados la datación según radiocarbono
indica edades cercanas a los 40.000 años, lo que en nuestra opi-
nión ya no son confiables por ese método; se deberían asumir
edades indefinidas, superiores a los cuarenta mil años. La se-
gunda es la Terraza Chupiari, con superficie dos metros por
debajo del de Pumacahua. Su superficie es horizontal y bien
conservada. Está compuesta por sets de varios decímetros a
dos metros de espesor; comienzan en la base con arenas con es-
tratificaciones oblicuas y pasan gradualmente hacia arriba a
arenas limosas y arcillas. Las arenas finas contienen pequeños
restos de plantas y (en el área tipo) un nivel de un metro de es-

152 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

pesor conteniendo restos de ramas. Los niveles de sedimenta-


ción tienen buzamientos sinsedimentarios de 5 a 15 grados, lo
que indica (juntamente con la sedimentología) que se trata de
un relleno de cauce abandonado. La superficie de la terraza es
horizontal plana, sin evidencias de erosión.

En el extremo sur, donde la faja aluvial del Madre de Dios


atraviesa el Arco de Iquitos, Rigsby et al. describen tres niveles
de sedimentación, respectivamente T3, T2 y T1 en edades de-
crecientes. T3 es la formación más antigua de la faja del colec-
tor de la cuenca, que mide unos 70 kilómetros de ancho al salir
del Perú y se extiende desde la Cordillera Oriental y el arco de
Iquitos. Rigsby el al. (2009) la denominan “terraza”. Yace en
discordancia sobre la Fm Ipururi (Mioceno). Tiene aproxima-
damente 50 metros de espesor; está compuesta por una secuen-
cia de sets de arenas gruesas de cauce y espiras de meandro
(“point bar”) encajados en gruesos sets de llanura de inunda-
ción de hasta 6 metros de espesor individual. La superficie de
esta unidad está labrada en un paisaje de unos 15 metros de re-
lieve y se localiza entre 30 y 46 metros sobre el nivel del agua
del río. Se estima su edad entre el Mioceno y el Pleistoceno su-
perior. T2 es la “terraza intermedia” de ese río, que morfológi-
camente puede ser considerada como la terraza más vieja. T1
es la terraza baja. Está formada por depósitos de llanura de
meandros arenosos. Contiene maderas datadas entre 11.970+/-
100 años y 3.780+/-50 años A.P. Su altura varía entre 5 y 7,60
m. por sobre el nivel actual del río. Los depósitos actuales del

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 153


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Madre de Dios comenzaron a depositarse hacia el año 800 an-


tes del presente.

 
CUENCA SUPERIOR DEL RÍO MADRE DE DIOS – El río
Madre de Dios es el colector de la región sur de la Amazonia
peruana. Su cuenca se extiende desde la Cordillera Oriental y
las Sierras Subandinas de Bolivia y Perú hasta el arco de Iqui-
tos, llegando hacia el norte hasta la latitud de 10° S en territorio
peruano. La parte central de la cuenca forma una figura de
embudo, con numerosos afluentes de tamaño importante con-
vergiendo hacia el área donde el colector cruza el arco de Iqui-
tos en sentido oeste-este. En dicha área se acumularon sedi-
mentos fluviales durante el Cuaternario. Rigsby et al describen
tres formaciones a las que califican como terrazas; en orden de
edad decreciente: T3, T2 y T1. El grupo de formaciones cuater-
narias yace en discordancia sobre la Fm Ipururi (Mioceno).
Tiene unos 50 metros de espesor; está compuesta por una se-
cuencia de sets de arenas gruesas de cauce y espiras de mean-
dro (“point bar”) encajados en gruesos sets de llanura de inun-
dación de hasta 6 metros de espesor individual. La superficie
de esta unidad está labrada en un paisaje de unos 15 metros de
relieve y se localiza entre 30 y 46 metros sobre el nivel del agua
del río. Se estima su edad entre el Mioceno y el Pleistoceno su-
perior. T2 es la “terraza intermedia” de ese río, que morfológi-
camente puede ser considerada como la terraza más vieja, con-
siderándola gran extensión de la primera superficie. Está com-

154 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

puesta por depósitos de llanura de inundación y acreción late-


ral intercalados con paleocauces rellenos por sedimentos grue-
sos, en general gravas. En la parte inferior aparecen gravas ba-
sales que incluyen madera fósil con edad por encima del rango
del radiocarbono y que se consideran provenientes de T3.
Otras maderas englobadas más arriba en el perfil indicaron
edades de 29.850+/-100 y 25.040+/-130 años A.P. De todas
maneras, la acumulación continuó por encima de esta última
fecha y se estima que persistió algunos miles de años más
(Rigsby et al., 2009). La superficie varía entre 6 y 20 metros so-
bre el nivel actual del agua y es discontinua en el vale, lo que
indica que ha sido erosionada considerablemente. TI es la te-
rraza baja. Está formada por depósitos de llanura de meandros
arenosos. Contiene maderas datadas entre 11.970+/-100 años y
3.780+/-50 años A.P. Su altura varía entre 5 y 7,60 m. por sobre
el nivel actual del río. Los depósitos correspondientes a la fase
hidrológica actual son espiras de meandro y pantanos de lla-
nura de inundación, en los que se obtuvieron edades de 870+/-
50 y 690+/-20 años A.P.

La composición modal de las arenas del Madre de Dios y


de sus principales afluentes está dominada por el cuarzo de di-
versos orígenes petrográficos (Decelles y Hertel, 1989). El ori-
gen general indica que se trata de materiales producidos por
un orógeno reciclado con predominio de rocas sedimentarias y
metasedimentarias de la Cordillera Oriental. Los autores del
trabajo agrupan a los afluentes del Madre de Dios en tres tipos:

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 155


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• Ríos con cabeceras ubicadas en las Sierras Subandinas.


• Ríos que están erosionando activamente el arco de
Iquitos.
• Cauces colectores mayores que reciben los aportes de
los dos tipos anteriores y mezclan agua y sedimentos.
 

COLINAS DE ACRE-PANDO - Esta región se extiende


aguas debajo de la Cuenca Superior del río Madre de Dios. La
región de Acre y el vecino departamento de Pando (en Bolivia)
está formada por un sistema de colinas suaves y convexas labra-
das en los depósitos miocenos de la Formación Cobija. Las coli-
nas tienen alturas de 30 a 50 metros; su línea de cumbres conser-
va la misma cota en el paisaje. Están separadas por valles de 200
a 600 metros de ancho. La fase principal de esta morfogénesis
fue probablemente provocada por un movimiento epirogénico
modesto ocurrido en el Pleistoceno inferior a medio.

Los valles fueron labrados por un ciclo fluvial, que depo-


sitó las arenas de la Fm. Candelaria. Posteriormente, dos even-
tos eólicos sucesivos modificaron levemente el paisaje. El pri-
mero de éstos ocurrió probablemente en el Pleistoceno Supe-
rior y depositó a la Fm Barrio Paraíso, que cubrió en forma de
manto todo el paisaje. El segundo fue más reducido en tiempo,
aunque probablemente más seco, y se desarrolló durante el
Holoceno superior.

Entre ambas fases eólicas comenzó la reactivación de la


red fluvial, caracterizada por una erosión vertical, que en el río

156 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Acre en Cobija alcanza entre 15 y 20 metros de profundidad,


alcanzando al Terciario y dejando a la superficie original del
valle en forma de terraza. Dicha superficie no es alcanzada por
las crecientes actuales. Las redes fluviales de la región están
bien desarrolladas y el sistema principal es la red fluvial del río
Madre de Dios. Los cauces de primer orden de cuencas adya-
centes nacen a corta distancia entre sí.

La región de Colinas de Acre-Pando es una unidad cua-


ternaria que coincide con la provincia geológica de Madre de
Dios en Bolivia (Suárez, 2000). Se extiende por todo el depar-
tamento de Pando, norte de La Paz y norte y oeste del Beni.
Además, abarca gran parte del Estado de Acre en Brasil y zo-
nas vecinas de Perú. Tiene una identidad ecológica bien defi-
nida (Navarro y Maldonado, 2006). Está caracterizada geomor-
fológicamente por lomas y colinas suaves, con perfil convexo, y
sedimentos superficiales finos de color rosado (5YR 8/4), y
ocre rojizo.Las formaciones geológicas cuaternarias están de-
positadas sobre unidades sedimentarias continentales tercia-
rias. El paleógeno está representado por la Fm Bala, compuesta
por areniscas amarillentas y blanquecinas de origen fluvial, y
por la Fm Quendeque, de ambiente fluvio-lacustre, formada
por arcillas y lutitas rojas con areniscas intercaladas. El Neóge-
no está representado por la Formación Cobija, de origen flu-
vial, compuesta por arcillas y arcilitas multicolores.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 157


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El Cuaternario de esta región está integrado por tres for-


maciones geológicas, la más antigua de ambiente fluvial y las
otras dos eólicas (Argollo e Iriondo, 2008):

La Formación Candelaria - Es una unidad fluvial de hasta 5


m de espesor aflorante en Brasileia y Cobija. Está formada por
arena compacta, en estratos medianos, que poseen laminación
interna horizontal, lo que indica flujo de agua rápido. Su color
es marrón claro (7.5YR 6/3). El tope de la formación está mar-
cado por un estrato gris de material fino; probablemente se tra-
ta de ceniza volcánica alterada de 40 a 60 cm de espesor. El co-
lor de dicho estrato es originariamente rojo con decoloraciones
y segregaciones posteriores de color gris (5YR 7/1, 5YR 8/1) y
blancas. En el afloramiento del arroyo Catarata esta formación
presenta buzamiento de 5 grados hacia el sur.

La Formación Barrio Paraíso - Esta unidad sedimentaria es


un loess tropical; es decir, un sedimento eólico de grano fino
transportado por el viento en suspensión y posteriormente so-
metido a epigénesis leve debido a la actividad de sesquióxidos
de hierro (Iriondo y Krohling, 2007). Sus afloramientos típicos
aparecen en cortes artificiales y naturales en el Barrio Paraíso
de la ciudad de Cobija; también a los costados de caminos y ru-
tas de la región. Se trata de un loam y loam arenoso masivo, co-
lor rosado (5YR 8/4). Es friable a medianamente consistente;
rompe en terrones irregulares blandos de 1 a 4 cm de largo. En
la lupa se observan grumos de 2 a 5 mmde largo, análogos a los
restos de tierra expulsados por la actividad del tracto digestivo

158 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de lombrices y otros invertebrados del suelo. El espesor típico


de la formación oscila entre 1,5 y 3 metros. Está coronada por
un suelo de tipo oxisol bien desarrollado. Según Navarro y
Maldonado (op. cit.) dicho nivel de pedogénesis corresponde
principalmente a ferrasoles y acrisoles con niveles sub-
superficiales de nódulos y pisolitos férricos.

El sedimento es homogéneo en toda el área de Cobija y


Porvenir. Tiene tendencia a producir taludes subverticales y ver-
ticales; también oquedades aproximadamente esféricas de hasta
1 metro de diámetro y huecos verticales de subfusión en algunos
lugares (por ejemplo en la barranca del mirador de Brisas del
Acre), indicando hidratación más reducida de los sesquióxidos.
Dicho fenómeno se observa también en el paraje Los Laguitos y
en el campus universitario de Cobija. En el campus la formación
tiene 3 metros de espesor y cubre en forma de manto colinas re-
dondeadas de 20 a 30 metros de altura. El sedimento en esa área
es masivo, friable a resistente, con subfusión vertical y microrre-
lieve formado por elementos verticales.

No hay pedogénesis visible ni concreciones. Se encuentra


en discordancia sobre areniscas y limolitas terciarias rojas de la
Formación Cobija. En ese lugar, el tope de la Fm. Barrio Paraíso
está parcialmente cubierto por arena eólica suelta, mediana y
fina, que forma manchones de hasta 50 cm de espesor.

La Fm. Barrio Paraíso caracteriza a toda la región. Esti-


mamos para ella una edad pleistocena superior. No existen

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 159


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

evidencias directas que fundamenten esta opinión, sino que


nos basamos en la semejanza de la epigénesis y de la posición
geomorfológica de otras formaciones similares, por ejemplo la
Formación Oberá en Argentina y Brasil. Por otra parte, Nava-
rro y Maldonado la denominan "Holoceno Laterizado", apun-
tando a una edad algo menor. Esta formación es muy plástica
cuando se satura y forma grietas de desecación al secarse. Di-
cha característica indica la presencia de montmorillonita o de
coloides activos en la mezcla sedimentaria.

En la región distal del abanico se extiende hasta el río Ju-


ruá. Presenta relieve ondulado a quebrado de crestas y colinas
de altura y extensión variables con alta densidad de drenaje.
Contiene arcilla de alta actividad y ha desarrollado un suelo
podsólico rojo amarillento. El sedimento de los 2 a 3 metros
superiores está compuesto por limolitas y arcilitas masivas y en
partes estratificadas, con concreciones carbonáticas y yesíferas;
también se encuentran areniscas arcósicas. Es la unidad más
joven del área. En el Municipio de Envira (Estado de Amazo-
nas, 7·45´/70·17´) se ha descrito el siguiente perfil, adaptado de
Pereira de Souza et al., 1977). De abajo a arriba:
 
0,00-0,20 m – Limo arcilloso.

0,20-0,80 m – Arcilla limosa de coloración variada, rojo


amarillenta (5YR 5/8), ceniciento clara (5Y 7/1) y verdosa. Ma-
siva, muy firme, muy plástica y pegajosa. Transición difusa
hacia abajo y hacia arriba.

160 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

0,80-1,00 m – Limo arcilloso con escasa arena fina. Masivo,


muy firme, ligeramente plástico.

1,00-1,45 m – Arcilla limosa marrón a marrón amarillenta


(10Yr 6/8) moteada. Firme y plástica. Transición difusa.

1,45-1,50 m – Arcilla limosa marrón amarillenta (10YR


5/8), masiva.

1,50-1,60 m – Limo arcilloso marrón amarillento (10YR


5/4), masiva. Friable. Plástico y pegajoso. Transición gradual.

1,60-1,70 m – Limo arcillo arenoso marrón oscuro (10YR


4/3). Friable.

1,70 m – Superficie del terreno.

En la región del Juruá la geomorfología está representada


por colinas de dimensiones variables con profundización mo-
derada del drenaje. El análisis micromorfológico indica escasa
actividad biológica así como abundante carbonato en todo el
perfil; incluye filmes y puentes de arcilla en poros y entre gra-
nos de arena.

La Formación Villa Bosch - Está compuesta por arena fina y


muy fina, bien seleccionada, de origen eólico. Cubre en forma
discontinua a la Fm. Barrio Paraíso en el paisaje de la Región
de Colinas de Pando. El mayor afloramiento observado de esta
unidad está ubicado a 2-3 Km al noreste de Villa Bosch, en la
ruta a Porvenir. Aparece allí con 8 metros de espesor, com-
puestos por sets de 1 m de potencia, horizontales a subhorizon-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 161


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tales, color marrón claro (7.YR 6/3). Se observan estructuras de


disipación en algunos puntos y la morfología corresponde a
dunas disipadas. La consistencia varía entre suelta y friable. En
el área de Cobija y alrededores está presente en la mayor parte
de los afloramientos, claramente visible sobre la Fm Barrio Pa-
raíso, aunque con espesores considerablemente menores (de
algunos decímetros).

Tomando en cuenta la posición estratigráfica de esta are-


na, su falta de compactación y su color libre de pigmentos de
hierro, la correlacionamos con la arena eólica del río Piraí, cuya
edad oscila entre 3500 años A.P. y 1400 a.A.P. (Servant et al.).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-8 – Esquema estratigráfico y geomorfológico de la unidad Acre-Pando
del mega-abanico Purús-Madre de Dios (según Argollo e Iriondo, 2008).

162 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
LA REGIÓN DISTAL -La región distal del mega-abanico
Purús-Madre de Dios se encuentra en el territorio brasileño de
la Amazonia Occidental y alcanza la longitud geográfica de 64°
W. La recorren los ríos Javarí, Juruá y Purús; la Rodovía Ma-
naus-Porto Velho recorre su límite oriental.

La región distal del mega-abanico en Brasil está ubicada


en la depresión Río Acre-Río Javarí y en el denominado Planal-
to Rebajado de la Amazonia Occidental. Este último es una re-
gión que (a pesar de lo que sugiere ese nombre) está formada
por una cobertura cuaternaria de acumulación sedimentaria. Se
identifican allí tres unidades principales arealmente extendi-
das, generadas por depósitos sucesivos que pertenecen al Gru-
po Solimoes:

Planicie Aluvial Disectada de Carauarí (Unidad A) – Es la


más antigua y tiene origen fluvial de grandes cauces. Está ubi-
cada en el sector oriental de la Hoja. Presenta relieve plano en
los interfluvios, que forman bañados durante largos períodos.
La arcilla tiene baja actividad (caolinita) y es de color blanco a
ceniciento blanquecino; contiene concreciones y motas de óxi-
dos de hierro. Suelo hidromórfico laterítico y plintítico. Está
formada por sedimentos fluviales de cauce que forman espiras
de meandro de varios kilómetros de extensión, yuxtapuestas
en extensas áreas (Fig. 2-9); esas espiras forman vías de drenaje
de primero y segundo orden, por lo que dicho patrón recibe el
nombre de drenaje festoneado (Almeida, 1974). Los sedimentos

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 163


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

superficiales son limosos a limoso francos, de color oscuro, con


capas de laterita superficiales y plintitas. El sedimento está es-
tratificado, con estratos medianos a gruesos con contactos
abruptos. Hacia abajo, a más de 1 metro de profundidad, pasa
a arena y arena limoarcillosa. La consistencia varía entre friable
y dura. Correlaciona con la Formación Cobija de Pando y Acre.

Planicie de Derrames de Tabatinga (Unidad C) – Se trata de


una unidad sedimentaria formada por derrames de inundacio-
nes bajo un clima probablemente similar al actual del Chaco
Occidental. Presenta relieve ondulado suave (colinas media-
naranja). Arcilla de baja actividad con exceso de aluminio (cao-
linita). Suelo rojo amarillento álico. Es la unidad más extendida
de la región central del mega-abanico en el Estado de Amazo-
nas. Relieve ondulado suave a quebrado (colinas media-
naranja). Arcilla de baja actividad con suelo podsólico rojo
amarillento. Está cubierta de selva densa. Abarca aproxima-
damente el 40 % de la Hoja en el sector noroeste al norte del
valle del Juruá y se extiende hasta la frontera peruana. Domi-
nan las areniscas finas a muy finas micáceas, con matriz arci-
llosa, en general masivas, asociadas a limos y arcillas limosas
en forma intercalada o interdigitada. Los contactos entre estra-
tos pueden ser netos o transicionales. Correlaciona con la Fm
Candelaria de Pando (Bolivia).

164 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-9 – Trazas de grandes paleocauces en la región distal del
mega-abanico Purús-Madre de Dios.
 
En toda la región central y distal del mega-abanico se con-
servan trazas de paleocauces meándricos de gran tamaño, va-
rias de las cuales han sido ocupadas por afluentes de tamaño
mediano con cuencas desarrolladas en el interior de este siste-
ma (Itaquá, Boa Vista, Biá y otros). También se han preservado
espiras de meandro de tamaños similares en zonas menos alte-
radas (Fig. 2-9). Los tamaños de estos paleocauces se agrupan
en dos conjuntos: los mayores miden entre 100 y 120 kilóme-
tros de longitud de onda y 45 a 50 kilómetros de amplitud (di-
mensiones similares a las actuales del Solimoes); los menores
tienen longitudes de onda cinco veces menores (alrededor de
25 Km) y 30 a 35 Km de amplitud. Casi todos ellos tienen di-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 165


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

recciones suroeste-noreste y afectan a todas las unidades geo-


morfológicas, de manera que se puede deducir que la fase de
sedimentación de grandes cauces ocurrió durante la primera
época de desarrollo del mega-abanico.

La red fluvial actual está representada en superficie por las


llanuras de inundación de los ríos principales y terrazas laterales
holocenas en casi todos ellos (Oliveira D´Arco et al. 1977):

Las terrazas – Están compuestas por aluvión de diferentes


granulometrías: arcilla, limo y arena muy fina a gruesa, con
disminución de tamaño hacia el tope de los estratos. Predomina
la arena fina, cuarzosa, inconsolidada, presentando localmente
estratificación cruzada tabular de pequeño a mediano porte,
con interdigitaciones de limo y arcilla, niveles de concentración
feruginosa con láminas limoníticas, clastos de arcilla dispersos y
ocasionalmente lentes de conglomerados. El color varía del
blanco al marrón oscuro y negro, con tonalidades amarillentas y
rojizas. Se trata de depósitos de cauce y desborde.

Llanuras aluviales – Arcilla, limo y arena de diferentes gra-


nulometrías, predominantemente fina, en bancos con granu-
lometría granodecreciente de la base al tope. El limo y la arcilla
aparecen en estratos interdigitados con la arena. El color es
blanquecino a ceniciento, con frecuente moteado ferruginoso y
localmente láminas limoníticas. Contiene restos vegetales con
hojas y troncos parcialmente descompuestos. Se trata de de-
pósitos de cauce y desborde.

166 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Formación del Paisaje de Colinas Convexas


La mayor parte de las tierras bajas de la Amazonia Occi-
dental (que además de Brasil comprende el Oriente Ecuatoria-
no, la Selva Peruana y Los Llanos y Colinas Amazónicos de Bo-
livia) está formada por un paisaje de colinas convexas, redon-
deadas, con contornos elípticos. Este paisaje comprende el pie-
demonte cordillerano, valles orientales y la planicie amazónica.
El tamaño de las colinas es pequeño en la mayor parte de la re-
gión, las dimensiones típicas oscilan entre 200 y 500 metros de
longitud, 50 a 200 metros de ancho y 10 a 15 metros de altura.
Este tipo de colina redondeada, denominada “media naranja”
en Brasil, fue labrada en todas las formaciones geológicas y
geomorfológicas preexistentes, excepto en las montañas altas
muy inclinadas. Las colinas están particularmente bien desa-
rrolladas en los elementos topográficos finamente texturados,
heredados del evento erosivo árido.

El paisaje de media-naranjas es el resultado de procesos


morfogenéticos de un clima de selva, caracterizado por alta
precipitación y temperatura, abundante vegetación y suelos
ácidos. Los sedimentos de la Fm Mera/Mesa fueron profun-
damente alterados, resultando en varias áreas un saprolito
blando, con clastos profundamente caolinizados. Hasta los ro-
dados de cuarzo pueden ser pulverizados raspándolos con las
uñas. En otros sectores, la alteración es selectiva, permanecien-
do algunos clastos duros junto a otros materiales completa-
mente transformados.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 167


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El agua con bajo pH ha producido un efecto corrosional


mediante infiltración y escorrentía, disolviendo la mayor parte
de los elementos químicos de rocas y sedimentos (incluyendo a
la sílice) y formando en superficie una costra ferruginosa conti-
nua. Dicha costra está compuesta por limonita impura color ocre
amarillento con manchas rojas, de 2 a 5 cm de espesor; incluida
en ella se encuentran masas blanquecinas relativamente blandas
de arcilla, generadas por la precipitación de silicatos. Se encuen-
tran dispersos en la masa granos de cuarzo hialino con corrosión
superficial. 15 a 20 % de la masa de la costra está compuesto por
sílice precipitada en cuerpos botrioidales elongados, con una
longitud máxima de 1 mm. En la masa de limonita terrosa se in-
tercalan bandas duras de hematita de 2 a 4 mm de espesor, de
color rojo oscuro, con brillo metálico y fractura concoide. La cos-
tra está atravesada por poros irregulares de varias décimas de
milímetro de diámetro, con cutanes de hematita.
Los valles pequeños y cárcavas sufrieron erosión vertical
de varios metros de profundidad. Este patrón está bien expues-
to en la ruta Puyo-Tena, unos pocos kilómetros al norte de Pu-
yo, donde las colinas están separadas por estrechos valles con
perfiles en V. Tentativamente, considero que el clima de selva
se estableció en la región durante el Pleistoceno superior.

 
Agradación de los Valles

La masa sedimentaria principal es arcilla limosa a arcilla


arenosa, generalmente laminada, de color ocre rojizo a ocre

168 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

amarillento con motas gris verdosas. El sedimento contiene


importantes porcentajes de sesquióxidos. Engloba grava de
cuarzo y cuarcita, además de numerosos moldes de raíces y
poros. Los granos de arena y clastos de grava componen entre
el 10 y el 50 % del total del sedimento. La superficie del relleno
de los valles es completamente horizontal; en muchos casos no
existe un canal fluvial. El contacto entre colina y valle es neto,
normalmente angular, lo que revela una discordancia.

El tamaño de los valles con fondo plano es pequeño en el


sur del Oriente ecuatoriano, incrementándose gradualmente
hacia el norte. Cerca de la frontera colombiana, en la región lo-
calizada entre el lago Agrio y el río San Miguel, el paisaje está
formado por colinas bajas, de 6 a 8 metros de altura, separadas
por valles amplios, de varios cientos de metros de ancho; el
mismo paisaje se extiende hacia el oeste del lago Agrio. En di-
cha región los procesos de agradación produjeron un sistema
de “colinas enterradas”.

La agradación de los valles fue un episodio sedimentario


ocurrido en un clima seco, con lluvias esporádicas que provoca-
ron transporte de sedimento en forma de arroyadas mantifor-
mes, erosionando los materiales finos de las colinas e inundan-
do los valles durante intervalos cortos. La frecuente ausencia de
un cauce y el origen local de los sedimentos sugiere que duran-
te dicho intervalo de tiempo las redes fluviales estuvieron inac-
tivas. Probablemente, este período seco de agradación fue con-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 169


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

temporáneo con el Último Máximo Glacial de la Cordillera,


ocurrido durante el Estadio Isotópico 2 (Clapperton, 1983).

De acuerdo a lo registrado anteriormente, se deduce que


el paisaje con morfología de medias naranjas es el resultado de
una sucesión de varios ambientes diferentes:

1) La existencia previa de una superficie plana. En este


caso el tope de Mera/Mesa, que se conserva en algunos
relictos.
2) La aparición de un clima seco que genera un paisaje de
bad-lands labrados en la superficie heredada. Un re-
quisito necesario es que el sedimento tenga baja per-
meabilidad, debido a la existencia de arcilla o coloides.
Esta fase se preserva actualmente en Río Villano, Puyo
y otras áreas del Oriente.
3) La instalación de un clima cálido y húmedo como el ac-
tual, con predominio de meteorización química y fuerte
influencia de la vegetación, que facilitan la suavización
de las microformas del relieve y la aparición de laderas
convexas y valles en V.
4) Eventualmente, formación de una costra ferruginosa
que estabiliza el paisaje.
5) Relleno del fondo de los pequeños valles con sedimen-
tos aluviales locales y palustres, que agregan los fondos
horizontales al sistema.

170 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El Mega-abanico del Río Caquetá-Japurá

Este mega-abanico se origina en el flanco de la Cordillera


oriental de Colombia y también recibe sedimentos provenien-
tes del Escudo de Guayanas. Está formado por los depósitos de
varios grandes ríos, entre ellos el Putumayo, el Caquetá-Japurá,
el Caguán, el Guaviare y el Meta; este último marca su extremo
norte. Comprende también parte de la alta cuenca del río Ne-
gro. El río Caquetá recibe el nombre de Japurá en Brasil; es el
mayor afluente del noroeste del Amazonas; su cuenca actual es
de 289.000 Km2. Nace en la Cordillera Oriental a la latitud de
2°N y cruza hacia el este atravesando una amplia región de tie-
rras bajas denominada “superficie de arcilla” (Eden et al., 1982)
ocupadas por un loess tropical. Su característica morfológica
principal es el relieve de media-naranjas. Dicha superficie está
ubicada a 200-300 metros sobre el nivel del mar y recibe altas
precipitaciones durante todo el año (alrededor de 3.000 milíme-
tros anuales). Algunas fracturas han elevado bloques menores
de arenisca, que son atravesados por el río, que ha formado
una amplia llanura aluvial bordeada por terrazas.

Sobre el basamento de rocas del escudo de Guayanas exis-


ten rocas cretácicas y una espesa columna terciaria compuesta
principalmente por lutitas y arenas. Los sedimentos superiores
son de granulometría fina y de edad plio-pleistocena (Gansser,
1954). Los sedimentos del cauce varían entre gravas y limos,
aunque predomina la arena. El Japurá transporta gran cantidad
de sedimento en suspensión (“río de aguas blancas”); por el con-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 171


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

trario, la mayor parte de sus afluentes de las tierras bajas pro-


viene de subcuencas selváticas con bajos contenidos de sólidos
suspendidos y aguas transparentes (“ríos de aguas negras”).
El cauce del río presenta cambios morfológicos marcados
a lo largo de su recorrido. En el tramo superior el patrón es si-
nuoso/anastomosado y pasa a meándrico aguas abajo, con
longitudes de onda entre 5 y 10 kilómetros. El corte de mean-
dros por migraciones laterales es reducido y está restringido al
lado norte del cauce, que se desplaza actualmente en forma
preferente hacia el sur, erosionando la terraza de esa margen.
En la zona central (situada en territorio colombiano) atraviesa
un extenso bloque de arenisca de cuarzo casi puro, elevado en
el Plioceno final/Pleistoceno inferior; el río ha excavado en ese
trecho un cañón de 100 metros de profundidad. La altura
máxima del bloque elevado junto al río es de 380 metros sobre
el nivel del mar; hacia el norte la altitud de esa superficie al-
canza los 800 metros. Aparecen en esa zona de control estruc-
tural varios segmentos de rápidos y correderas. La superficie
de ese macizo es levemente ondulada a plana; la permeabili-
dad de esa superficie es baja y aparecen en algunos sectores
arenas blancas con suelos extremadamente ácidos. Por el con-
trario, las laderas del macizo están cubiertas por sedimentos
coluviales del Cuaternario superior; un ejemplo típico es el si-
guiente (cercano a Araracuara). De arriba a abajo:
0,00-0,12 m - Arena limo arcillosa amarillo grisácea muy
oscura (10YR 3/2). Muy friable, poros comunes. pH 4.0.

172 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

0,12-0,43 m – Sedimento franco (loam) arenoso marrón os-


curo (10YR 3/3). Muy friable, poros comunes. pH 4.4.

0,43-0,58 m – Sedimento franco arenoso marrón oscuro.


Friable, poros comunes. pH 4.3.

0,58-1,25 m – Sedimento franco color marrón fuerte (7.5Yr


5/6). Friable. Escasos poros. pH 4.3.

Es evidente que el coluvio de arenisca está contaminado


en cierta medida con aportes exógenos originados en la “super-
ficie de arcilla”. Según Eden y coautores, la intercalación de se-
dimentos es evidente.

Aguas debajo de la confluencia con el Araracuara el río re-


toma el patrón meándrico, aunque las longitudes de onda de
los meandros es mucho mayor, entre 30 y 35 kilómetros. Las
migraciones del cauce son menos frecuentes que en los mean-
dros de aguas arriba y hay pocos cortes de meandros. Los de-
pósitos de tierras bajas que rodean los bloques elevados del es-
cudo de Guayanas son llamados “superficie de arcilla”. Se ex-
tiende desde el Piedemonte de la Cordillera Oriental y cruza la
frontera con Brasil, donde se los conoce como “Planalto” (Som-
broek, 1966, in Eden et alt. 1982). Existen escasos datos altitu-
dinales acerca de esta superficie de tierras bajas en Colombia;
se puede asegurar que cerca de la localidad de Araracuara el
tope está ubicado en 280 metros sobre el nivel del mar. En la
cuenca del Caquetá-Japurá, la Superficie de Arcilla ha sufrido
una disección variable, lo que revela uno o más episodios ero-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 173


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

sivos. El paisaje es de colinas media-naranja, descrito por Eden


y colaboradores como “incisión generalizada convexo-cóncava,
producida en parte por procesos coluviales”. Se registra fre-
cuentemente relieve local del orden de los 30 a 40 metros, las
pendientes de 5 a 15 grados son características de ese terreno.

El sedimento descrito en el perfil anterior (en el que está


labrado el paisaje de colinas media-naranja) es un loess tropical
que tiene varios metros de espesor en el núcleo de las colinas,
mientras que los mantos de coluvio cubren las laderas adya-
centes. El material es un loam de consistencia firme a friable y
masivo (no estratificado) con evidencias parciales de origen eó-
lico y piroclástico. En algunos lugares aislados aparecen con-
creciones de hierro moderadamente duras. Este sedimento está
meteorizado y sus valores de pH varían entre 4.2 y 4.5. se lo
define como Formación Trinidad. En Brasil se los ha definido
como Formación Balterra. Estimamos que esta formación se ha
sedimentado en el Pleistoceno superior.

En algunos lugares del mega-abanico la Fm Trinidad yace


sobre la Formación La Tagua, de edad pliocena (hasta pleisto-
cena inferior), compuesta por sedimentos finos grisáceos, en
partes litificados, intercalados con estratos gruesos de arena
aguas abajo. Los perfiles tipo de ambas formaciones se definie-
ron en la misma localidad: La Tagua, en una perforación locali-
zada a 600 metros del río Caquetá. La descripción se realizó de
arriba abajo:

174 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Formación Trinidad

0,00-0,35 m – Loam limoso marrón grisáceo (10YR 4/3)


con motas comunes color rojo amarillento ((5YR 4/8). Friable.
Poros comunes. pH 4.3.

0,35-0,60 m – Loam arcillo limoso rojo (2.5YR 4/8), con


gleyzaciones gris claras (10YR 7/2). Escasas gravas cuarzosas
finas. Firme. Poros comunes. pH 4.4.

0,60-1,25 m – Loam arcillo limoso rojo (2.5YR 4/8), con


gleyzaciones comunes de color gris claro (10YR 7/2). Escasas
concreciones duras de hierro. Firma. Poros comunes. pH 4.4.

1,25-2,20 m – Arcilla limosa gris clara (10YR 7/1), con


abundantes motas marrón amarillentas (10YR 5/8) a rojo débil
(7.5R 5/4). Concreciones duras de hierro, escasas a comunes.
Firme. Escasos poros. pH 4.5.

2,20-3,30 m – arcilla gris clara (10YR 7/1), con abundantes


motas amarillo amarronado (10YR 6/8) a rojo (2.5YR 4/8).
Firma. pH 4.4.

Formación La Tagua

3,30-4,20 m – Loam limoso a arcilla limosa color gris claro


(10YR 8/1) con abundante moteado marrón amarillento (10YR
5/8) a marrón fuerte ((7.5YR 5/6). Friable. Laminación hori-
zontal de 1 a 3 mm. pH 4.8.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 175


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

4,20-4,80 m – Loam a loam arcilloarenoso color marrón


grisáceo pálido (10YR 6/2) a gris (10YR 5/1). Escasos fragmen-
tos de conchas pequeñas. Friable. pH 7.8.

4,80-5,60 m – Limolita de color gris muy oscuro (10YR


3/1) conteniendo conchillas. pH 6.8.

5,60-5,70 m – Lignito endurecido, asociado con pirita.

5,70-6,70 m – Limolita dura gris (10YR 5/1) con abundan-


tes fragmentos de conchas.

(A partir de la descripción anterior, da la impresión de


que la Fm La Tagua estaría compuesta por dos unidades de di-
ferente edad, debido a la gran diferencia en litificación entre los
dos estratos superiores y los tres inferiores).

Aguas debajo de la localidad La Tagua se registran varia-


ciones en los sedimentos descritos. Inicialmente, la Fm Trini-
dad permanece similar al área tipo, con un suelo bien definido
en el tope, hasta 180 kilómetros al este. Más lejos (aguas abajo
del macizo de arenisca) se reduce la fracción limosa y aumenta
considerablemente la arena en el suelo; se supone que esa va-
riación se debe a la mayor distancia a la Cordillera, que ha sido
el área fuente del material eólico, mientras que por el contrario
la arena es originada en rocas locales. En algunas localidades
de la zona distal del abanico aparecen gravas aisladas engloba-
das en el loam. Ocasionalmente, en la vecindad de afloramien-
tos de arenisca o rocas ígneas, esa formación está compuesta
por arena limosa o limo arenoso; sin embargo, el loam fino es

176 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

el sedimento característico de la región hasta el límite de la re-


gión estudiada (Tres Islas, situada 400 kilómetros al este de La
Tagua).

La sedimentología de la Fm La Tagua también presenta


variaciones a lo largo del Caquetá. 85 kilómetros al este de la
localidad tipo aflora en la barranca una lodolita asociada a un
estrato orgánico (dicho material litificado no fue hallado más
hacia el este). En Berlín, a 180 Km de La Tagua, afloran arcillas
de colores pálidos en un espesor de 20 metros; están intercala-
das con algunos niveles de lignito. Aguas abajo de Araracuara
(a 100 Km de Berlín) la formación tiene la misma composición
en la base, aunque en varios lugares aparecen estratos de arena
ferruginizada intercalados.

La Tagua aflora también aguas abajo, en Quebrada del


Engaño e isla de Mariñame (cerca de la frontera con Brasil). En
esa localidad la barranca del río mide entre 40 y 55 metros de
altura. En ambos casos la sección superior del perfil está for-
mada por sedimentos gruesos de la terraza depositados direc-
tamente sobre La Tagua en contacto erosivo. Esta unidad está
compuesta por estratos gruesos de arena y arcilla de colores
pálidos. La arcilla es de color gris pálido a blanco con motas
aisladas; es extremadamente compacta. Los estratos arcillosos
más comunes son finos (menores de 10 cm de espesor); tam-
bién se han observado algunos estratos muy gruesos, aun ca-
pas de algunos metros de espesor. Se intercalan delgadas capas
de lignito sin fósiles. La arena está compuesta por cuarzo lava-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 177


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

do, aunque existe ferruginización evidente. La mayor parte de


ese sedimento es arena gruesa bien seleccionada, con arena fina
y grava fina subordinadas. La arena es suelta en consistencia y
es visible estratificación cruzada en algunos niveles. De acuer-
do a los indicios de que disponemos, este perfil se extiende
más de 200 kilómetros dentro de Brasil en las cuencas de los
ríos Negro, Japurá y Putumayo (Fig. 2-10).

En general, la intercalación de arena y arcilla ubicada


aguas debajo de Araracuara parece ser de origen fluvial y flu-
violacustre. La arena fue derivada del macizo de arenisca y la
arcilla tiene una fuente más distante, presumiblemente la Cor-
dillera. El gran volumen de arena acumulado probablemente
refleja una fase de levantamiento y consecuente erosión acele-
rada del bloque de arenisca. La arcilla intercalada es similar a
la que compone esta formación a todo lo largo del río.

 
Las terrazas fluviales del mega-abanico Jaquetá-Japurá
en Brasil

Rosetti et al (2005) describen varias formaciones geológi-


cas que forman terrazas en el norte de la Amazonia Occidental,
cuya correlación con las unidades colombianas no es del todo
segura, porque en ese trabajo se definen cuatro formaciones di-
ferentes para coordinar con Trinidad y La Tagua, que son so-
lamente dos; de todas maneras, la correlación Icá-La Tagua
aparece como razonablemente segura. El perfil estratigráfico

178 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

regional cuaternario comienza con la Formación Icá, de amplia


extensión areal:

Formación Icá – Areniscas feldespáticas fosilíferas blancas


a rosadas, de grano fino a grueso con estratificación cruzada.
Subarcosas y argilitas interestratificadas. Superficies erosiona-
les planas con conglomerados intraformacionales. 25 metros de
espesor. Forma un paisaje de colinas suaves con cauces dendrí-
ticos a subdendríticos. Tiene edad plio-pleistocena. Correlacio-
na con la Forrmación La Tagua de los Llanos colombianos.

Depósitos Q1 – Forman una amplia terraza labrada en la


Fm Icá y alcanzan hasta el río Negro. Poseen morfología plana
con drenaje rectangular a enrejado; alcanzan a 10 metros de es-
pesor. Están compuestos por arenas finas a medianas, modera-
damente seleccionadas, generalmente de granos angulares. 70
% cuarzo-30 % micas. Estratos gruesos con contactos erosivos e
intraclastos de barro en la base. Edades entre 37.400 y 43.700
a.A.P. (EI3).

Depósitos Q2 – Forman una terraza baja en los tramos al-


tos de los ríos principales (Icá, Jutaí, Japurá, Juruá) y en el alto
Solimoes; aguas abajo cubren una amplia área distal de 12.000
Km2 que representa la región distal del mega-abanico, que al-
canza al río Negro. Forman un área plana con baja densidad de
drenaje aproximadamente a 70 metros sobre el nivel del mar. 6
metros de espesor promedio. Existe una datación de 27,200 a.
A.P. (EI2). Correlacionamos tentativamene a estos depósitos

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 179


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

con la Formación Trinidad de los Llanos dee Colombia y con la


Formación Parintins de la Amazonia Central y Oriental.
Depósitos Q3 – Se trata de una terrraza baja discontinua,
compuesta por arena fina limosa masiva gris y marrón mode-
radamente seeleccionada, los granos son angulares. 60 % de
micas y 40 % de cuarzo policristalino. Este cuerpo sedimentario
mide 7 metros de espesor. Incluye turberas datadas entre 6.700
y 2480 a. A.P. (Holoceno medio). Alcanza aguas abajo hasta
cerca de la boca del Amazonas een el Atlántico, con cotas infe-
riores a las de Q2. Correlacionan con los campos de dunas del
Pantanal Setentrional.
Depósitos Q4 – Son depósitos actuales y subactuales (has-
ta 240 a.A.P.) ampliamente distribuidos en la red fluvial de la
Amazonia Occidental, que forman el cauce y la llanura aluvial
de los cauces mayores. Están compuestos por arena muy fina a
fina con estratificación cruzada, intercalada con barros lamina-
dos grises a negros. 50 % de cuarrzo, 45 % de micas y 5 % de
feldepatos.

Puede deducirse de la composiiciión mineralógica de las


unidades aflorantes de este meega-abanico que los sedimentos
de origen cordillerano que las originaron tienen dos origenes
diferentes: los de la Fm Icá provienen de la erosión de rocas
graniticas y andesíticas con abundantes feldespatos; los sedi-
mentos Q, más jóvenes, están originado een los depósitos pi-
roclásticos sueltos o escasamente consolidados de los volcanes
colombianos y ecuatorianos (Iriondo, 2012, 2014).

180 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-10 – Mega-abanico Caquetá-Japurá (Colombia-Brasil).
 
 
 
AMAZONIA CENTRAL Y ORIENTAL
Consideramos bajo esta definición al segmento amazónico
que se extiende desde aproximadamente los 60· hasta los 45·
de longitud Oeste, es decir desde el área de Manaos hasta la
costa del Atlántico (unos 1.600 a 1.700 kilómetros de distancia).
Aunque el Cuaternario de esta región conserva su identidad
amazónica, presenta algunas características particulares que lo
diferencian de la Amazonia Occidental. Una de ellas es la dife-
rencia en el sustrato de rocas antiguas, otra es la muy escasa in-
fluencia de la Cordillera, también es visible la mayor importan-
cia de las pendientes locales en la evolución de las geoformas.
El paisaje está dominado en la mayor parte del territorio por la
Formación Parintins y por campos de arenas eólicas.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 181


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
La Formación Parintins

Es un depósito eólico de grano fino (loess tropical) que se


extiende desde Manaos hacia el este. El color varía entre ocre
amarillento y ocre rojizo (10 YR a 7.5 YR). Cubre el paisaje en
forma de manto irregular al paisaje preexistente, en discordan-
cia con formaciones más antiguas como el Grupo Barrei-
ras/alter do Chao, de edad cretácico-terciaria y la Formación
Trombetas (Silúrico). También cubre una parte del Complejo
Precámbrico de Guayanas.

En general, este sedimento tiene la composición granu-


lométrica de loam (limo, arcilla y arena fina en partes equiva-
lentes), variando localmente a loam limoso, loam arcilloso o ar-
cilla arenosa. La mineralogía está dominada por cuarzo en la
fracción arenosa y por caolinita en los mierales arcillosos. El
espesor varía entre 2 y 5 metros en la mayoría de las localida-
des, con un máximo de 8 metros (Iriondo y Latrubesse, 1994).
Forma la sección superior de los ríos Negro y Amazonas. En la
barranca del Amazonas aflora en esa posición en forma prácti-
camente continua desde manaos hasta Parintins, localidad si-
tuada 400 kilómetros aguas abajo.

La parte inferior de la formación, que corresponden a de-


presiones del paisaje heredado, está compuesta por arena arci-
llosa y arcilla arenosa, de color blanquecino a gris claro, con es-
tructuras aluviales de tracción (corte y relleno, estratificación
paralela, etc.). La sección superior está formada por loam ma-

182 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

sivo, que en algunos lugares forma taludes verticales. En mu-


chos lugares la sección más alta del perfil está compuesta por
loam limoso a limo arcillo-arenoso, estructurado en terrones
irregulares o en prismas verticales; se trata aquí de facies típi-
cas de los loess de regiones templadas.

El sedimento engloba abundantes precipitados de óxidos


de hierro, que forman concreciones pisolíticas compustas por
láminas concéntricas de hematita y goethita. En el área de Parin-
tins los precipitados de hierro han generado capas de ferricreta
en la base del limo. El tope de la formación es plano en general,
suavizando las irregularidades mayores del paisaje en los luga-
res donde existe relieve (normalmente varios metros de altura).

La localidad tipo de esta formación es el pueblo de Parin-


tins (2· 30´S y 57· 30´W), donde aflora en la margen derecha del
Amazonas. La sección superior allí está formada por un loam,
con 50 % de los clastos con diámetros entre 8 y 125 micrones de
diámetro, con la mediana correspondiendo a limo grueso. Di-
cho material es levemente cohesivo, de color ocre amarillento,
y contiene poros y tubos rellenos con óxidos de hierro. La es-
tructura es claramente irregular: terrones débiles y prismas
débiles. El espesor típico de esta facies oscila entre 1,5 y 3 me-
tros. Debajo sigue un sedimento similar, caracterizado por nu-
merosas pisolitas irregulares, compuestas por goethita y pro-
bable hematita, de color ocre oscuro y formas botrioidales o
aplanadas, de 2 a 5 centímetros de largo. La estructura interna
de dichas concreciones está compuesta por láminas irregulares

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 183


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de 0,5 a 2 mm de espesor, con diferentes colores y consisten-


cias: láminas oscuras y duras alternan con otras friables de co-
lor amarillo.

La sección inferior de la formación está representada por


una ferricreta de 1,50 a 2,50 m. de espesor, formada por una
masa esponjosa dura compuesta por pisolitas cementadas, con
huecos interconectados de hasta 2,5 cm de longitud rellenos de
loam intersticial amarillento. La erosión del río socava esta ba-
se de la formación, que se desprende en forma de grandes blo-
ques de hasta 2 metros de largo que cubren el pie de la barran-
ca. Esta unidad cubre en forma discordante arcilitas laminadas
de color rojo a blanco, que probablemente pertenecen al Grupo
Barreiras. El espesor aflorante de dichas rocas alcanza hasta 6
metros por encima de las aguas bajas del río; se encuentran casi
completamente cubiertas por un talus de bloques de la ferricre-
ta de Fm Parintins.

Considerando las características estructurales y mineraló-


gicas de los precipitados de hierro, se deduce que la ferricreta
fue generada durante un clima de sabana fuertemente estacio-
nal. En ese tipo de clima, el agua disuelve los sesquióxidos du-
rante la estación lluviosa, los que percolan dentro del loam has-
ta la base del depósito, donde se forma una capa freática semi-
permanente. En la estación seca subsiguiente la evaporación
favorece la precipitación y oxidación de los complejos de hierro
alrededor de núcleos aislados, que posteriormente se unen en
una masa esponjosa. En esta localidad las pisolitas aisladas en

184 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

la parte central del perfil indican la posición de la zona original


de percolación del sistema.

La posición estratigráfica y expresión morfológica de la


Fm Parintins está esquematizada en el perfil transversal de Pa-
raná do Ramos (Fig. 2-11) unos 10 Km aguas arriba de la con-
fluencia con el cauce principal: En la parte inferior del perfil
aflora una arenisca fluvial de granulometría fina y muy fina
conteniendo grandes troncos de árboles fosilizados y moldes
de los mismos. Se asienta en discordancia otra unidad com-
puesta por arena arcillosa y arcilla arenosa de color blanqueci-
no con numerosas motas ocráceas. Suponemos que pertenecen
al Grupo Barreiras.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2.11 – Perfil transversal del Paraná do Ramos
(según Iriondo y Latrubesse, 1994).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 185


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Encima, formando la parte superior de la barranca, apare-


ce en contacto erosivo la Fm Parintins compuesta por un loam
masivo color ocre amarillento con talud vertical. Forma en el
paisaje un manto de 1,20 a 6 m de espesor, con tope horizontal.
En el pequeño valle del centro de la figura 2-11 el loam sigue la
paleosuperficie con espesor menor. Iriondo y Latrubesse (op.
cit.) describen el perfil tipo de esta formación en la localidad de
Parintins. De abajo a arriba:

• 0,00-3,50 m. – arena arcillosa plástica blanquecina. La


fracción arena contiene un considerable porcentaje de
granos medianos y gruesos. Estratificación horizontal
débil en estratos gruesos. Motas ferruginosas color ocre
rojizo.
 

• 3,50-4,50 m – Base de la Formación Parintins. Ferricreta


compuesta por masas botrioidales irregulares cemen-
tadas en una estructura abierta irregular. Las masas in-
dividuales están formadas por capas milimétricas de
diferentes tonos de ocre y distintos grados de dureza.
El sedimento original que rellena los intersticios es una
mezcla poco seleccionada de arena y sábulos, con estra-
tificación fina irregular. Goethita y hematita son los
principales minerales de los precipitados.
 

• 4,50-6,30 m – Arena fina compacta, con porcentajes me-


nores de granos gruesos y medianos con selección muy

186 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

pobre. El color es ocre amarillento y ocre rojizo. Incluye


granos aislados de sábulos (Md: 2,87 fi; Mz: 4,29 fi).
 

• 6,30-6,50 m – Ferricreta similar a la base de la forma-


ción, con la fracción clástica de menor diámetro.
 

• 6,50-9,80 m – arena muy fina limo arcillosa, muy escasa


selección, porosa, suelta. Color ocre rojizo. Contiene
numerosas concreciones irregulares de goethita y
hematita, con diámetros típicos en el orden de los 2 cm
y máximo de 4 cm. Md: 3,40 fi; Mz: 4,50 fi. Contacto
superior gradacional.
 

• 9,80-11,50 m – Limo areno arcilloso con granulometría


media entre 4,50 y 5 fi. Selección pobre a muy pobre.
Color ocre amarillento. Masivo, suelto, muy poroso.
Forma prismas verticales bien definidos. Poros y tubos
de hasta 3 mm de diámetro. Origen eólico evidente.
• 11,50 m – Superficie del terreno.
 

Sobre la Formación Parintins se desarrollan suelos típicos


del Grupo Oxisol, conocidos regionalmente como “latosoles
amarillos”. Son bien drenados, friables y débilmente estructu-
rados, con valores de pH entre 3.4 y 4.5. La profundidad de
pedogénesis se extiende hasta más de 200 centímetros (Yama-
zaki et al., 1978). Sobre estos suelos se ha establecido una flo-
resta densa de grandes árboles.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 187


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-12 – Mapa de la región de Manaos (según Iriondo y Latrubesse, 1994).
 
Las arenas eólicas

Numerosos campos de arena aparecen entre Manaos y el


Atlántico. Están compuestos por arena muy fina y fina, con
formas eólicas bastante disipadas, incluyendo depresiones, co-
linas irregulares y otras geoformas relacionadas. Dichas áreas
están cubiertas por una vegetación de árboles bajos, escasos, y
abundantes gramíneas de alto porte, denominadas “campi-

188 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

nas”. Un campo de dunas de varios kilómetros de extensión


fue descrito por los autores de este volumen en el área de Pa-
rintins. El mismo tiene forma irregular y discontinua, con fuer-
tes indicadores de disipación aunque las formas originales son
todavía visibles.

El área está caracterizada por topografía ondulada, con


hoyas de deflación circulares y elípticas de 4 a 8 metros de pro-
fundidad y entre 40 y 100 metros de diámetro. En la parte cen-
tral de la depresión se encuentra frecuentemente un pantano
semipermanente. El sedimento superficial está compuesto por
arena fina limosa de color marrón grisáceo, cubierto por vege-
tación de campina. El perfil de una cantera de esta arena fue
descrito junto a la calle que conduce al aeropuerto local; el per-
fil de 4,50 m de altura está formado por dos unidades:

a) El material originalmente transportado por el viento,


compuesto por arena fina blanca (Md 2,40 fi), con se-
lección pobre. Este material ha sufrido un avanzado
grado de podsolización, carece de pigmentos superfi-
ciales y los granos de cuarzo pueden ser destruidos
fácilmente con los dedos. El depósito es masivo, sin es-
tructuras internas. El análisis granulométrico indica 10
% de limo y 3 % de arcilla en el sedimento. La observa-
ción microscópica indica que una considerable propor-
ción de esos finos ha sido producido por la destrucción
in situ de granos de arena de la duna.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 189


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

b) En contacto erosivo sobre una superficie inclinada, yace


un depósito producido por la disipación de la duna,
compuesto por arena fina y muy fina limosa de color
gris claro, con estructuras de disipación caracterizadas
por sets de líneas onduladas paralelas al contacto, y en
partes no inclinadas. La meteorización fue claramente
menos intensa que en la arena original, de maneras que
la podsolización probablemente ocurrió antes o (posi-
blemente) simultáneamente con la disipación.
Estas arenas originan suelos extremadamente ácidos, con
horizontes B podsólicos, abundantes sesquióxidos de aluminio
(con o sin hierro) y muy escasa arcilla. La capacidad de reten-
ción de agua es muy baja.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-13 – Detalle del perfil de una cantera en Parintins.
(según Iriondo y Latrubesse, 1994).

190 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Generación de las colinas convexas

La formación de las colinas convexas o “medias naranjas”


de esta región fue estudiada en detalle por Journaux (1975) en
el área de Altamira, quien describe a dichas geoformas como el
resultado de la aparición e imbricación de un conjunto de ram-
pas sucesivas (Figs. 2-14 y 2-15 ):
• En el tope de las colinas existe una capa de “coluvio-
nes” (nosotros asumimos que se trata de sedimentos
eólicos, no de coluviones, por encontrarse en las cotas
más altas del paisaje). Dichos materiales enmascaran la
roca profundamente alterada. En ciertos lugares aisla-
dos una coraza de hierro gruesa y dura reposa sobre los
topes de las medias naranjas.
• En la parte alta de las vertientes la coraza es erosionada
y transportada por solifluxión de bloques. Los frag-
mentos se acumulan también por escurrimiento en es-
pesores de varios metros, “fosilizando” depresiones.
Más abajo las concreciones (también retrabajadas por
transporte local) son liberadas de sus fracciones finas
por escurrimiento; ellas recubren a los fragmentos
grandes de corazas.
Posteriormente, los sedimentos eólicos recubren todas
esas rampas de sedimentos gruesos truncados. Se hacen más
espesos al pie de las vertientes, desapareciendo debajo de los
sedimentos modernos de los valles.
Cada episodio de erosión forma una nueva faceta en la
vertiente de la colina; toda la ladera es entallada de esa manera

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 191


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

por varios planos yuxtapuestos de rampas. Cada una de estas


facets trunca las rampas anteriores y es truncada a su vez por
las rampas posteriores.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figs. 2-14 y 2-15 – Estructuras internas de las colinas
convexas (según Journeaux, 1975).

192 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Escenario climático

Los indicadores climáticos preservados en sedimentos y


geoformas preservados en la Amazonia Oriental permiten es-
bozar condiciones climáticas menos húmedas que las actuales
para la región. Conviene resaltar que las diferencias con el pre-
sente no han sido radicalmente diferentes; el escenario que
surge como probable no requiere cambios importantes en las
precipitaciones, pues las oscilaciones meteorológicas y climáti-
cas registradas ocasionalmente en el último siglo son de ampli-
tud similar a las requeridas para un cambio climático cualitati-
vo si se hicieran permanentes. Dicho escenario tuvo probable-
mente las siguientes características:

a) Vegetación de sabana. Lo indica el perfil polínico de


Carajás.
b) Fuerte estacionalidad en las precipitaciones. Es una
condición necesaria para la formación de ferricretas.
c) Precipitaciones anuales entre 850 y 1.000 mm anuales
(similares a las registradas en los mínimos históricos de
la región). Serían semejantes a las actuales en el valle
del Orinoco.
d) Los sistemas de circulación dominantes, vientos alisios
e ITCZ (zona de convergencia intertropical ) migraron
hacia el norte de su actual posición.
e) La influencia de los sistemas meteorológicos locales y
regionales que actualmente son responsables de las llu-
vias durante la “estación seca”, tales como frentes fríos,

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 193


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

perturbaciones locales, etc.) se habrían reducido consi-


derablemente.
f) Humedad atmosférica considerablemente menor a la
actual, lo que disminuye el reciclado local de lluvias.
g) Las fluctuaciones en el caudal del Amazonas habrían
sido considerablemente mayores a las actuales.

 
 
 
 
NORDESTE
 
El Nordeste de Brasil forma una región cuya identidad
ambiental es considerablemente fuerte y claramente diferente
del resto del país. Está caracterizado actualmente por un clima
semiárido y cálido; de acuerdo con los datos disponibles esta
identidad existió a lo largo de todo el Cuaternario (Iriondo y
Brunetto, 2010). Dentro de esta gran región existen diferencias
ambientales internas entre el sector norte donde están ubicados
los estados menores (Ceará, Piauí, Río Grande do Norte, Sergi-
pe) y el sector sur, básicamente ocupado por el sur de Bahía.
Dichas diferencias ocurren debido a la mayor influencia de los
vientos alisios en el norte versus un control dominante del sus-
trato geológico y grandes diferencias topográficas en el sur.

194 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

EL CUATERNARIO DE LOS ESTADOS MENORES


DEL NORDESTE

El océano Atlántico Sur está dominado por la circulación


general de la atmósfera, caracterizada por la ITCZ (Zona de
Convergencia Intertropical por sus siglas en inglés) en latitudes
ecuatoriales, una faja de alta presión alrededor del Trópico de
Capricornio, y la faja de los Westerlies (Vientos del Oeste) más
allá de las latitudes de 40/42 grados Sur. Esa faja tropical está
ocupada por una estructura atmosférica semi-permanente, el
Anticiclón del Atlántico Sur. Algunos vientos originados en es-
te anticiclón llegan al Nordeste brasileño con fuerza mediana a
baja y escasa nubosidad, que significa escasa humedad. El anti-
ciclón no desaparece en ninguna estación del año, aunque es
clasificado como “semi-permanente” debido a que ocasional-
mente es atravesado por masas de aire de origen polar o ecua-
torial. En general, el anticiclón domina los mecanismos meteo-
rológicos principales entre las latitudes de 15 y 40 grados, mi-
grando al sur durante el invierno (julio) y al norte durante el
verano (enero) (Preston-White y Tyson, 1993).

 
El Sistema de Vientos en el Nordeste
El sistema de vientos en la actualidad es similar al estable-
cido durante el Cuaternario superior, dominado por la dinámi-
ca de los Alisios del Sur, originados en el Anticiclón. Durante
la mayor parte del año la región está sometida a dichos vientos,
que son una masa de aire descendente, relativamente constan-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 195


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

te. Esas características impiden el ingreso de remolinos de la


ITCZ y de otras perturbaciones de aire húmedo; debido a ello
el clima es semiárido. El anticiclón no es una fuente de precipi-
taciones, pues sus masas de aire más bajas se calientan al llegar
al continente y en consecuencia disminuye su humedad relati-
va, lo que evita las lluvias.

Los datos pluviométricos de Jardim dos Angicos (5· 39´S-


36·00´W) indican una media anual de 530 milímetros para el
período 1911-1977, con 49 % de los años en el intervalo250-500
mm y sequías con menos de 250 mm/año en 7 años. El régi-
men de vientos en Natal (en la costa atlántica) es el siguiente,
según Costa (1980):

• El porcentaje de calmas es muy bajo.


• La condición meteorológica más frecuente es una brisa
leve durante la mañana (6-11 Km/h) de dirección este-
oeste.
• Durante la tarde el viento frecuentemente aumenta de
velocidad (20-28 Km/h). En esos casos comienza a mo-
verse la arena.
• La frecuencia de vientos más fuertes aumenta en la se-
gunda parte del año. La velocidad del viento está aso-
ciada con un aumento de la presión atmosférica y baja
de la humedad relativa del aire.
• Los vientos fuertes (entre 39 y 49 Km/h) son raros.

196 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los Sistemas de Dunas


Existen sistemas de dunas en el interior del continente y
en la faja costera atlántica. Las dunas costeras cubren en forma
casi continua una faja de 1200 kilómetros de largo, desde Sao
Luiz do Maranhao hasta Maceió (Fig. 2-16).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-16 – Campos de dunas del Nordeste (Según Iriondo y Brunetto).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 197


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Forman una secuencia irregular de campos dunares que


se extienden varios kilómetros hacia dentro del continente. Un
área representativa está localizada en la zona de Natal. En el
interior se han formado grandes acumulaciones al oeste del río
San Francisco, generadas por arena deflacionada de dicho río
por los alisios.

Las Arenas de Natal – Aparecen en esa zona dos genera-


ciones de dunas (Costa, 1980). La más antigua está compuesta
por dunas longitudinales de color ocre amarillento de 15 a 22
metros de altura y 150 a 200 metros de largo; están cubiertas por
vegetación abierta. El sedimento es arena fina a mediana, com-
puesta predominantemente por cuarzo con circón y turmalina
en la fracción de minerales pesados. Correlaciona con la Forma-
ción Cariutaba (Pleistoceno superior a Holoceno inferior).

Las dunas más jóvenes están compuestas por arena fina


(moda de 177 micrones) de color gris blanquecino acumuladas
en cuerpos irregulares, con microformas de erosión y sedimen-
tación en un patrón caótico. Esto sugiere un régimen de vientos
menos regular que el que formó las dunas pleistocenas. La ma-
yor parte de las microformas tienen entre 10 y 15 metros de
largo. Los cuerpos mayores son también dunas longitudinales,
aunque irregulares, con ramificaciones y perfiles transversales
asimétricos. Los corredores de deflación intterdunares miden
entre 100 y 200 metros de ancho. Correlacionan con la Forma-
ción Porteiras, ubicada en el Holoceno superior.

198 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Debajo de ambas sistemas de dunas aparece arena limosa


roja, formando una capa de origen eólico. El mineral arcilloso
dominante en dicho depósito es caolinita.
La Formación Cariutaba – La Formación Cariutaba es un
loess tropical masivo de color rojo oscuro, friable y pulverulento;
su espesor varía entre 1 y 6 metros. Aparece en numerosas loca-
lidades en el estado de Ceará, particularmente en la Chapada do
Apodí y en la zona de Farías Brito. Las dataciones según TL in-
dican edades de 21, 39 +/- 0,03 ka A.P. en la base y 8,75 +/- 0,01
ka A.P. en el tope. Está compuesta por 95 a 99 % de cuarzo en la
fracción arena muy fina; este porcentaje disminuye un poco en
las fracciones más gruesas. Los componentes menores son fel-
despato potásico, líticos y minerales pesados. El único mineral
arcilloso presente en el sedimento es la caolinita (Fig. 2-17).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-17 a – Granulometría de la Formación Cariutaba
(Según Iriondo y Brunetto, 2009)

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 199


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig2-17b – Mineralogía de la Formación Cariutaba
(Segun Iriondo y Brunetto, 2009).
 

A pesar del fuerte color rojo oscuro de la formación el con-


tenido de hierro es escaso, entre 3,6 y 4,2 %. El color rojo indica
la evolución posdeposicional del sedimento bajo un clima de
sabana, es decir un mínimo de 20 grados de temperatura media
anual y precipitaciones de más de 1.000 milímetros anuales.

La composición mineralógica de las fracciones finas (limo


y arcilla) es predominantemente cuarzosa, con plagioclasa y
caolinita subordinadas. De acuerdo a los difractogramas de ra-
yos X la relación cuarzo/plagioclasa es cercana a 5 y la relación
cuarzo/caolinita es 3. Existe también un porcentaje considera-
ble de material pobremente cristalizado (proto-arcilla) con
composición química similar a la caolinita, y una proporción
menor con composición similar a la gibbsita. En la fracción

200 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

arena el cuarzo varía entre el 98 % en la fracción muy fina (in-


cluyendo 10 % de células silíceas de gramíneas según conteo
óptico) y 79 % en la fracción arena fina. La composición granu-
lométrica del sedimento es de loam, con 36 % de limo, 34 % de
arena y 28 % de arcilla; el restante 2 % está representado por
concreciones de tamaño grava (FIG. 2-17). La moda está ubica-
da en la fracción limo grueso (fi 5).

La Formación Cariutaba cubre las cadenas montañosas de


la región suroeste de Ceará y estados vecinos, como la Chapada
de Apodí (divisoria entre las cuencas de Apodí y Jaguaribe) en
una extensión de varios kilómetros. Esta unidad forma un man-
to sobre un paisaje de colinas irregulares labradas en esquistos
proterozoicos. En el área de Farías Brito cubre la terraza alta del
río Cariús con 4 a 5 metros de espesor, que a su vez está deposi-
tada sobre depósitos aluviales tentativamente ubicados en el
Pleistoceno inferior. El perfil tipo fue descrito en una cantera
ubicada en la localidad de Cariutaba. De abajo a arriba:

- 0,00-0,50 m - Grava arenosa con cantos rodados aislados


(terraza superior del río Cariú). Forma el piso de la can-
tera. Contacto superior erosivo.
- 0,50-4,30 m – Formación Cariutaba. Loess tropical. Loam
a loam limoso color rojo, masivo, friable, pulverulento.
Incluye concreciones aisladas de óxido férrico. Forma ta-
ludes verticales a subverticales con disyunción vertical.
- 4,30 m – Tope del afloramiento. Superficie del terreno.
 

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 201


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Al este de Nova Olinda la Fm Cariutaba está compuesta


por 1,20 m de conglomerado basal y un cuerpo principal de 4
metros de loess. Yace allí sobre limolitas jurásico-cretácicas que
incluyen huellas de dinosaurios. En la región de Pombal (Esta-
do de Paraíba) caracterizada por un extenso batolito de granito,
la Fm Cariutaba forma parches de varios kilómetros cuadrados
de superficie sobre el granito, frecuentemente cubiertos por la
Formación Porteiras.
La Formación Porteiras – La Formación Porteiras es un
loess tropical compuesto por loam y loam arenoso; es un sedi-
mento masivo, pulverulento y friable. Está caracterizado por
disyunción vertical. Incluye cuerpos de arena eólica fina suelta.
En el perfil tipo, ubicado en las cercanías de la aldea de Brejo
Santo, incluye frecuentes huecos y otros fenómenos de subfu-
sión. Este depósito fue formado durante el Holoceno superior,
con dataciones según TL de 2,59 +/- 0,01, 2,20 +/-0,01 y 2,38
+/- 0,01 ka. A.P. en diferentes localidades.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-18a – Composición granulométrica de la Formación Porteiras
(según Iriondo y Brunetto, 2009).

202 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-18b – Composición mineralógica de la Formación Porteiras
(según Iriondo y Brunetto, 2009)
 
El porcentaje de cuarzo en Porteiras no es tan alto como en
la Fm Cariutaba; los feldespatos y micas están presentes en
porcentajes considerables. Los minerales arcillosos detectados
son caolinita, montmorillonita e interestratificados, todos con
baja cristalización. Todo esto indica que Porteiras es un sedi-
mento menos maduro que Cariutaba, que fue depositado du-
rante un clima más árido que impidió la meteorización y la
oxidación del hierro (que es más abundante que en Cariutaba,
con 4,2 a 7,3 %). Dichas condiciones de sequía también explican
la existencia de cuerpos de arena eólica. El escenario general
sugiere un clima similar al actual, con precipitaciones inferio-
res inferiores a los 1.000 milímetros anuales.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 203


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La composición granulométrica de esta formación es 31-41


% de arena, 26-34 % de limo y 33-35 % de arcilla. Los análisis
de rayos X en muestra total indican predominio de cuarzo, con
porcentajes menores de plagioclasa, caolinita, illita, ortoclasa y
montmorillonita. Plagioclasa, caolinita e illita aparecen en to-
dos los afloramientos, pero ortoclasa y montmorillonita en al-
gunos lugares. La relación cuarzo/feldespato varía entre 2,3 y
5; la relación cuarzo/minerales arcillosos oscila entre 1,4 y 1,7.
El análisis de grano suelto de la fracción arena muy fina indica
85 % de cuarzo, 4 % de ortoclasa, 3 % de líticos y solamente 1,7
% de plagioclasa. El porcentaje de minerales pesados es alto:
5,6 % en promedio. Las fracciones más gruesas de la arena
muestran composiciones similares.

El perfil tipo de esta formación está localizado junto a un


pequeño puente que cruza el arroyo Porteiras, afluente del río
Jenipapeiro (cuenca del río Porcos, principal colector de Ceará).
La formación tiene 3,30 metros de espesor en ese lugar y yace
en contacto neto sobre arena fluvial., está compuesta por arena
con gravas en los 40 centímetros inferiores, que pasa en transi-
ción hacia el loess que compone el cuerpo principal. El color
general es gris. El loess es masivo, pulverulento, friable, con ta-
ludes verticales, disyunción vertical y huecos de subfusión
(Fig. 2-18).

Esta formación también se ha registrado en el área de


Pombal (estado de Paraíba), formando manchones de varios
kilómetros de largo sobre roca granítica; cubre parcialmente la

204 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

terraza del río Peixe. En otras localidades cubre en forma dis-


cordante a la Formación Cariutaba. El espesor típico es de 1
metro, con un registro máximo de 8 metros en Pombal.

Geoquímica de las formaciones loéssicas – La composición


química de ambas formaciones loéssicas posee algunas carac-
terísticas de interés (tabla de la Fig. 2-19): La relación
SiO2/Al2O3 es más baja en Cariutaba que en Porteiras, una ca-
racterística inversa a los resultados observados en el conjunto
de minerales estudiados por rayos X y análisis de grano suelto.
La razón de esta aparente contradicción es la existencia de
abundante materia coloidal (con composición similar a la de las
arcillas) detectada en los difractogramas. Otros indicadores de
madurez, tales como CaO, Na2O y K2O, tienen valores co-
herentes con la mineralogía, es decir, sugieren mayor madurez
en la Fm Cariutaba.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-19 - Tabla de datos químicos de Cariutaba y Porteiras
(Iriondo y Brunetto, 2009)

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 205


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Columna Estratigráfica Regional – Considerando la in-


formación de los párrafos anteriores, surge una columna estra-
tigráfica general para la región ubicada en el interior de los es-
tados de Ceará, Paraíba, Río Grande do Norte y norte de Bahía.
El esquema es el siguiente:

Unidad Edad

Fm Porteiras Holoceno superior

Terraza baja Holoceno medio

Fm Cariutaba Pleistoceno superior/Hol. Inferior

Terraza alta Eemiano?

Depósitos aluviales Pleistoceno inferior?

Rocas jurásico-cretácicas  

206 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
EL SUR DEL ESTADO DE BAHÍA
 
Este sector del Nordeste está caracterizado por un sustra-
to geológico complejo, compuesto por rocas antiguas modela-
das por

 
El paisaje antiguo

La mayor parte del Nordeste brasileño está ocupado por


paisajes antiguos, típicos de los escudos precámbricos de Su-
damérica, dominados por pediplanos, planaltos, geoformas re-
siduales, sierras y valles rejuvenecidos durante el Cenozoico.
Dos tipos de formas residuales son de interés aquí debido a
que sobresalen en los sistemas superficiales e influyen en la
dinámica general largo tiempo después que el ambiente que los
generó ha sido reemplazado por climas completamente dife-
rentes: los inselbergs y las depresiones cerrradas. Existe el con-
senso general que las condiciones climáticas actuales del Nor-
deste son semejantes a las que originalmente las produjeron:
los inselbergs y las depresiones cerradas.

Los inselbergs - Son relieves residuales que sobresalen vi-


gorosamente sobre el relieve modesto del paisaje general. Apa-
recen aislados o en macizos, compuestos por elementos geo-
morfológicos descritos por Briceño y Schubert (1985) en el Es-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 207


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cudo de Guayanas. Naturalmente, los especialistas que traba-


jan aquí suelen emplear palabbras diferentes para definir las
mismas cosas (los conocidos sinónimos). Generalmente, los in-
selbergs corresponden a núcleos de roca menos diaclasados
que el resto, y por lo tanto más resistentes a la meteorización
que la áreas circundantes (Soldatelli, 1980).

Existen dos teorías que xplican el origen de los inselbergs.


Una de ellas es el “retroceso paralelo de las pendientes”, que
comienza con la incisión inicial de un río, que forma barrancas
que van retrocediendo hacia los costados en forma paralela, ge-
nerando pedimentos y dejando colinas resistentes en los inter-
fluvios. Requiere un largo período de tiempo, sin cambios en las
propidades físicas de la roca, necesariamente bajo clima seco.

La segunda toría es la “de la doble superficie”. Implica la


existencia de un frente de alteración, es decir de meteorización
química, extendido en todo el paisaje, que va profundizándose
a partir de la superficie y generando un cripto relieve en el sub-
suelo en la línea donde comienza la roca sana. Eventualmente,
la roca alterada de arriba es erosionada y el cripto relieve
emerge con sus irregularidades (que incluyen a los inselbergs).
Requiere clima húmedo con vegetación bien desrrollada du-
rante la mayor parte del proceso.

Existen varios tipo de inselbergs: a) Domos; son colinas ro-


cosas con pendientes fuertes, normalmente convexas, con dia-
clasas curvilíneas de exfoliación. El ejemplo clásico es el Pan de

208 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Azúcar de Río de Janeiro. b) En Castillo o Tepuy; son de forma


cuadrangular y rectangular, con topos horizontales y diaclasas
ortogonales. c) Tors; se trata de colinas formadas por amonto-
namiento de bloques redondeados, esferoidales y meteoriza-
dos, que aparecen sobre un basamento rocoso o masa meteori-
zada. d) Monadnocks; colinas aisladas que aparecen en regiones
templadas o frías, tienen pendientes cóncavas que pasan gra-
dualmente a la llanura circundante.

Las depresiones cerradas - Debido al clima seco y caluroso


del Nordeste, la superficie del terreno está cubierto por vegeta-
ción escasa en formma irregular, que falta completamente en
muchas áreas. Parrticularmente, faltan las hierbas que protegen
el suelo de las oscilaciones diarias de temperatura y humedad.
Algunas rocas superficiales se desagregan en bloques, que pos-
teriorrmente resuultan envueltos en una matriz más fina de ti-
po arenoso. Es común encontrar todos los estados de desagre-
gación en un mismo lugar, algunos son tan frággile que se
pueden deshaceer con las manos.

Otras rocas se rompen en lajas delgadas parralelas a la


superrficie. Se desarrollan grietas en dirección a la pendiente
topográfica local que recortan las placas mayores, que condu-
cen posteriormente la desagregación en bloques menores de
aristas agudas, posteriormente reducidos a cascajo o arena. Es-
tos procesos forman depresiones de dimensiones métricas o
decimétricas, tanto en la parte más inclinada de la pendiente
como sobre las plataformas horizontales, las cuales aparecen

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 209


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

aisladas o formando un rosario. El fondo de esas depresiones


es la roca desnuda (debido a deflación), o bien está ocupado
por una capa de materiales finos desagregados de la roca, que
puede mantener por un tiempo la humedad y favorecer proce-
sos de meteorización que contribuyen al desarrollo de la de-
presión (Soldatelli, op. cit.).

La meteorización sobre los topes de los inselbergs y otras


superficies expuestas provoca una desagregación en placas, a
partir de diaclasas superficiales de descompresión. En los bordes
de las depresiones ya definidas comienza la desagregación que
progresa mediante la formación de pequeños nichos de meteori-
zación, originados por las diaclasas que afectan la roca. La de-
presión iniciada mediante esos procesos se va ampliando me-
diante el retroceso paralelo de sus bordes; mientras tanto, en el
centro donde se acumula agua de lluvia, un nuevo nivel co-
mienza a ser excavado.La ampliación de este nuevo nivel suele
ser facilitada por la presencia de fisuras subhorizontales. En los
casos en que el proceso se extiende en el tiempo, ocurre la coa-
lescencia de depresiones vecinas, formando depresiones de cien-
tos de metros de diámetro y algunos metros de profundidad.

210 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
BRASIL CENTRAL
 
EL ESCUDO DE BRASIL
 
El Escudo Brasileño ha estado durante el Cuaternario so-
metido a una dinámica de procesos de meteorización química
en ambientes de alta temperatura y climas que varían entre
muy húmedo y semiárido. En general se conservan paisaje an-
tiguos, principalmente terciarios, y los sedimentos y geoformas
cuaternarias son de escaso espesor y discontinuos. Se han desa-
rrollado algunas geoformas y depósitos típicos, poco frecuen-
tes o desconocidos en otros ambientes, entre ellos:

Las rampas – Son formas de ladera, erosivas en su porción


superior y de sedimentación en la base; tienen un perfil longi-
tudinal cóncavo que disminuye hacia abajo. La geometría varía
en función de las rocas del sustrato, del desnivel y del declive
de la pendiente. En las áreas de regolitos espesos y topografía
de colinas toman el aspecto de depresiones muy rasas y de con-
tornos mal delineados. Representan un alto porcentaje de la ex-
tensión total de las vertientes y la coalescencia de las rampas
de anfiteatros adyacente puede ser frecuente. En cuarcitas y
granitos poco alterados que aparecen en los relieves más pro-
nunciados, las rampas son menos numerosas y más pequeñas.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 211


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Las colinas media naranja – Se encuentran formando con-


juntos que cubren extensas superficies. Su génesis y desarrollo
se describen en otras secciones de este volumen. Muy sintéti-
camente su evolución se puede visualizar como el desarrollo
de una sucesión de rampas intercaladas con aportes eólicos de
sedimentos finos, a lo largo de dos o más fases climáticas.

Las costras ferruginosas – Las concreciones de óxidos


férricos son bastante frecuentes en esta región debido a que es-
tos minerales son movilizados masivamente en climas con
temperaturas medias por encima de los 20 grados centígrados
y precipitaciones por encima de 1.000 mm/año. En su mayor
parte aparecen en forma de nódulos y cementando granos de
cuarzo; en algunos casos avanzados forman corazas de algunos
decímetros de espesor.

Las superficies antiguas – Forman unos pocos niveles de


paisajes pre-cuaternarios (generalmente terciarios) que se con-
servan algo modificados hasta el presente. Su desarrollo y pre-
servación se tratan in extenso en el sector “Escudo de Guaya-
nas” de este volumen.

El loess tropical – Se trata de un depósito eólico de grano


fino que cubre la mayor parte del Escudo y regiones vecinas. Se
define y analiza in extenso en la Sección I – “Sudamérica” de
este volumen.

212 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Formación Santa Rita do Passa Quatro

El loess tropical está ampliamente desarrollado en el inte-


rior del Estado de Sao Paulo, fue definido formalmente como
Formación Santa Rita do Passa Quatro por Massoli (1980, 1981).
Está compuesta porr 5 a 20 metros de espesor de depósitos de
loam y areno-arcillosos masivos, con una base discontinua de
tipo torrencial compuesta por clastos gruesos de cuarcita, cuar-
zo y fragmentos de ferricreta. Dicho estrato basal es de forma
lenticular, varía desde algunos centímetros hasta 1 metro de
espesor; en algunas localidades es clasto-soportado con imbri-
cación típica de sedimentación aluvial.

El cuerpo principal del sedimento está compuesto por


arena cuarzosa (77 % del total) con escasos feldespatos. Los
minerales pesados (circón, turmalina, estarolita, rutilo y ciani-
ta) indican un origen en rocas graníticas (Melo y Cuchierato,
2004). Los minerales arcillosos dominantes son caolinita, illita y
vemiculita, con porcentajes menores de goethita y gibbsita. El
sedimento tiene estructura frágil y alta porosidad y arcilla cao-
linítica con aspecto detrítico en placas cubriendo granos de
arena bien redondeados; se desarrollan frecuentemente fenó-
menos de subfusión y colapso. La parte superior de la forma-
ción ha sido datada y descrita en varias localdades del interior
del Estado de Sao Paulo por Melo y Cuchierato (op.cit.); inter-
pretando los datos incluidos en la Tabla 4 de estos autores lle-
gamos al siguiente perfil estratigráfico integrado de la parte
superior de la formación (de arriba hacia abajo):

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 213


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

# Entre 0 y 1,50 m de prrofundidad - Sedimento franco


friable con edades entre 4 y 5 ka AP.
# Entre 1,50 y 2,50 m de profundidad – Suelo enerrado
con edades entre 5 y 6 ka AP.
# Por debajo del suelo enterrado – Sedimento franco fria-
ble con edades entre 6 y 8 ka AP (hasta 3 m de profundidad
aproximadamente).
 
Estas características diagnósticas correlacionan claramente
con las del perrfil tipo de la Formación Oberá de Misiones (Ar-
gentina) tanto en edad como en origen y estratigrafía (Lichte y
Behling, 1999). Porr otro lado, Melo y Cuchierato opinan que el
ambiente de origen es coluvial-eluvial. Esta unidad he recibido
también nombres locales en otros estados de Brasil (ver Melo y
Cuchierato, 2004). La Fm SRPQ está distribuida principalmente
sobre los topes y cotas superiores de colinas suaves y amplias
labradas en areniscas paleozoicas y mesozoicas en Sao Paulo.
 
El Cuaternario en la cuenca del río Doce

El Cuaternario del escudo en la zona cercana al litoral atlán-


tico ha sido estudiado por Mousinho (1977) en el valle medio del
río Doce, en el Estado de Espíritu Santo. En esa región la evolu-
ción de las laderas de los valles y colinas domina la dinámica
cuaternaria. Se observa un retroceso generalizado cuya intensi-
dad es variable, que generó un paisaje caracterizado por una su-
cesión de geoformas en anfiteatros y protuberancias.

214 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Considerando que el agua es el principal agente de mode-


lación, se registró que el ritmo de evolución de las vertientes es
más acentuado en los trechos de anfiteatros, que resultan secto-
res más húmedos. Como “anfiteatro” la autora define toda
pendiente en que las curvas de nivel se presenten cóncavas con
referencia al núcleo rocoso. Los anfiteatros aparecen general-
mente en las cabeceras de drenaje, como extensión final de las
depresiones lineales, de origen estructural, de las redes de dre-
naje. Debido a su forma, el anfiteatro produce concentración
del escurrimiento superficial y subsuperficial. Como “protube-
rancia” se define a las porciones de los interfluvios cuyas cur-
vas de nivel se presentan convexas con referencia al cuerpo ro-
coso de la elevación del terreno. En esas áreas las aguas de per-
colación y de escurrimiento se dispersan radialmente, alimen-
tando a las pendientes vecinas y manteniendo un ambiente re-
lativamente seco. La documentación existente sobre el área
demuestra también que los procesos de denudación de las
pendientes sufrieron severas alteraciones de intensidad en los
últimos tiempos geológicos. Las pendientes laterales y las pro-
tuberancias tienden a mostrar una geometría relativamente
simple: Predominan las colinas convexas de límites suaves
(medias naranjas). Las formas y los depósitos del Pleistoceno
superior (loess tropical en casi toda la región) estarían en des-
equilibrio con los procesos actuales.

Un elemento morfológico y sedimentológico principal en


el paisaje son las rampas. Se presentan como cabeceras cónca-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 215


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

vas, profundas y con límites laterales nítidos. Mousinho reco-


noce tres rampas sucesivas generadas en distintas épocas, y
dos terrazas de acumulación intercaladas estratigráficamente
entre ellas en el valle del Doce. Se formó posteriormente una
tercera terraza, y por último la llanura aluvial del río.

Las conclusiones de este trabajo son que la naturaleza y


distribución de los elementos morfológicos y sedimentarios del
Cuaternario superior indican que la intensidad de denudación
de las pendientes ha decrecido, mientras que ha aumentado la
importancia de la acción fluvial durante los tiempos recientes.
Durante el Pleistoceno se formaron espesos mantos de loess
tropical (denominados “depósitos coluviales” por la autora),
que posteiormente fueron retrabajados por un sistema de ríos
trenzados durante el Pleistoceno final, originando un extenso
relleno aluvial que formó terrazas. Esos sedimentos arenosos,
con estratificación cruzada, pueden tener más de 30 metros de
espesor, rellenando amplos paleocauces.

Los afluentes más importantes de la cuenca del Doce, ali-


mentados con abundantes cargas sólidas por activos procesos
coluviales, acompañaron la elevación general del nivel de base
marino con dinámica agradacional. Los tributarios menores,
que drenan cuencas pequeñas dentro de áreas de colinas bajas,
fueron progresivamente taponados por los sedimentos aca-
rreados en los cauces principales, en procesos similares a los
ocurridos en el Amazonas en mayor escala.

216 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Más recientemente, un clima más húmedo provocó la de-


gradación de las terrazas. Dos nuevas terrazas fueron formadas
en las orillas de los ríos y apareció una nueva jerarquización de
la red de drenaje, sincrónicamente con la elaboración de la
primera de ellas. La terraza más joven está raramente cubierta
por depósitos coluviales, lo que demuestra que los procesos de
denudación de pendiente han disminuido considerablemente
durante el Holoceno.

 
EL ESCUDO EN BOLIVIA -El sector sudoeste del Escudo
de Brasil cubre una amplia región de aproximadamente
240.000 Km2 en el noreste del país. Esta región forma un típico
paisaje antiguo, dominado por lineamientos tectónicos y super-
ficies de aplanamiento (Pitfield, 1983). Se han reconocido en es-
ta región las tres superficies de aplanamiento clásicas estudia-
das por King en Brasil: a) La superficie Sul Americana, deno-
minada en Bolivia Superficie Pega Pega; b) la Superficie Velhas
o San Ignacio; c) el Ciclo Erosivo Paraguazú, llamado Superfi-
cie Tres Lagunas.

La Superficie Pega Pega se conserva en forma de rema-


nentes disectados e inselbergs con cotas de 300 a 400 metros
sobre el nivel del mar. Forma las serranías Huanchaca y San
Simón (Litherland, 1982). Tiene probable edad paleógena. La
Superficie San Ignacio, de posible edad oligocena, domina am-
pliamente en la mayor parte del escudo boliviano. Está caracte-
rizada por un espeso perfil de meteorización, localmente ero-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 217


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

dado en ciertas áreas (Pitfield, 1983).Se trata de una peneplana-


ción extensa, con desarrollo de una potente laterita de 1,5 a 2,5
metros de espesor, de tipo ferralítico-freático, normalmente cu-
bierta por 2 a 3 metros de sedimento fino.

En la serranía de San Simón, por otra parte, dicha duricos-


tra es de tipo pedogenético (Litherland y Pitfield, 1982). Esta
superficie tiene una suave pendiente hacia el noreste. Su altura
varía entre 200 y 210 m.s.n.m. en la zona central y 185-190
m.s.n.m. en los márgenes, a la orilla de los ríos principales. En
dichos bordes se ha producido una disección generalizada de
origen fluvial y en partes un solapamiento con depósitos alu-
viales cuaternarios.

El Ciclo Paraguazú (Superficie Tres Lagunas) está caracte-


rizado por la incisión fluvial de valles estrechos y quebradas.
Se inició en el Plio-Pleistoceno y continúa en la actualidad. Se
trata de un rejuvenecimento de antiguas redes fluviales, acom-
pañado por sedimentación fluvial y formación de terrazas. Su
altitud típica oscila entre los 178 y los 185 metros sobre el nivel
del mar. Está muy poco desarrollado.

Los depósitos cuaternarios son reducidos; están compues-


tos principalmente por sedimentos aluviales marginales a la
Superficie San Ignacio y por llanuras aluviales en los niveles de
Tres Lagunas. Los lineamientos estructurales son el resultado
de la reactivación geotectónica de estructuras antiguas, y con-
dicionan la orientación de las redes de drenaje. Los lineamien-

218 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tos forman sistemas ortogonales, con orientaciones que varían


en las diferentes áreas; los más comunes son NW-SE/NE-SW y
NNW-SSE/NNE-SSW.

Según Suárez (2000) y Navarro y Maldonado (2006), las


diferentes unidades geomorfológicos del Escudo Precámbrico
Boliviano son las siguientes:

 
° Planalto Chiquitano - Representa la superficie general
más extensa y mejor preservada (Superficie San Ignacio). Estra-
tigráficamente está constituída por paleosuelos asociados a co-
razas lateríticas terciarias, probablemente del Mioceno tardío,
sobre los que se desarrollan los suelos actuales y subactuales.
Entendemos que el material parental de dichos suelos es de
origen eólico.

La superficie laterítica fue combada en el Plioceno y co-


mienzo del Pleistoceno en forma de domo muy suave, lo que
generó un drenaje radial con centro en el área de San Ignacio
de Velasco, la que constituye ahora un área elevada (500-600
m.s.n.m.) poco disectada. Desde ese planalto la superficie des-
ciende en todas direcciones hasta los bordes del escudo, ubica-
dos a 100-300 m.s.n.m. Este planalto está interrumpido por va-
rias serranías.

 
° Glacis Disectado Mercedes-Santo Corazón - Es una ram-
pa en forma de circo que conecta el Planalto

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 219


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Chiquitano con el Pantanal norte o Pantanal de San Ma-


tías. Está disectada por la cuenca del río Mercedes en el norte y
los ríos San Fernando y Santo Corazón hacia el sur. Estos ríos
forman fajas muy amplias, de entre 5 y 10 kilómetros de ancho;
son cauces efímeros o no permanentes y fluyen sobre sustrato
antiguo. Los suelos de esta rampa tienen eflorescencias salinas
en el invierno.

 
° Las Serranías - Se trata de tres cordones principales ubi-
cados en la periferia del escudo, además de otras elevaciones
de pequeña extensión en el interior del mismo.En ningún caso
sobrepasan los 1200 metros de altura. Los tres cordones princi-
pales son las Serranías del Norte (parcialmente recubiertas por
superficies lateríticas en altura), las del Oeste (con relieve
abrupto y sin lateritas) y las del Sureste (que terminan cerca de
las grandes lagunas Mandioré y La Gaiba, en la frontera con
Brasil; casi no tienen lateritas).

 
° Penillanura Eólica Ondulada de San José - Desde el sur
de San José de Chiquitos hasta la frontera con Paraguay se de-
sarrolla una penillanura ondulada, labrada en areniscas y cali-
zas dolomíticas.

Desciende en altitud desde unos 400 metros en el norte


hasta 250 m en el sur. Se halla casi totalmente recubierta por
depósitos eólicos, con desarrollo de algunos campos de dunas
modernos al noreste del cerro San Miguel (Navarro y Maldo-

220 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

nado, op. cit.). Correlacionamos a estos depósitos con los del


Chaco

Occidental, a saber: una fase de generación de dunas du-


rante el Último Máximo Glacial y una removilización en el
Holoceno superior, entre 3500 y 1400 años A.P.

 
 
 
EL PANTANAL
 
El Pantanal es un gran humedal ubicado en el interior de
América del Sur; está particularmente bien desarrollado en te-
rritorio brasileño, aunque también se extiende algunos miles de
kilómetros cuadrados en Bolivia y en una superficie menor en
Paraguay. Se lo conoce genéricamente como “el Pantanal del
Mato Grosso” (Fig. 2-11 y 2-12). Se trata de una depresión
tectónica ubicada alrededor del eje Paraguay-Paraná. Está re-
llenada por una potente sucesión de sedimentos cuaternarios.
Su superficie corresponde a un relleno del Cuaternario supe-
rior, de la época de la última glaciación, probablemente remo-
vilizado por el viento en el Holoceno superior. La geomorfo-
logía de la depresión tiene formas de clima seco (semidesierto
o desierto). Está ocupada por grandes abanicos aluviales; el
mayor de ellos es el del río Taquarí, el del río Sao Lourenco es
el segundo en tamaño. Ambos provienen de sistemas hidrográ-
ficos de la meseta oriental. Se pueden distinguir en la superfi-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 221


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cie cauces anastomosados, hoyas de deflación y superficies


planas de arena, además de campos de dunas longitudinales.
Estas formas áridas han sido modificadas gradualmente por
procesos de clima húmedo. Las dunas han sido disipadas hasta
formar pequeñas elevaciones redondeadas o elípticas de poca
importancia. Aparecieron después cauces meándricos, que ac-
tualmente están retrabajando las antiguas formas anastomosa-
das y trenzadas. El relieve del Pantanel es el de un desierto que
está siendo retrabajado por un clima húmedo. Se pueden ob-
servar numerosos campos de dunas fósiles (Klammer, 1982),
que indican direcciones de viento constantes del NNE y del
NNW. Hubo obviamente variaciones estacionales en las co-
rrientes de aire, que provenían muy probablemente del Anti-
cic1ón del Atlántico Sur. En la actualidad dicha estabilidad no
existe, especialmente en verano, cuando el aire polar frío, in-
yectado en las masas tropicales sobre el Brasil sur y central, al-
tera frecuentemente los patrones de presión subtropicales. Por
ello se supone que durante el período de clima árido dichas in-
vasiones fueron menos efectivas o ausentes, según Klammer.

Según este autor, el cambio climático fue monofásico, de


seco a húmedo, y no policíclico, aunque es posible que se trate
simplemente del último episodio de la secuencia pleistocena,
con los registros sedimentarios de los anteriores climas en el
subsuelo.

222 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-20a – Mapa del Pantanal del Mato Grosso según Assine y Soares (2004)

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 223


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-20b – Mapa del Pantanal de Mato Grosso (según Klammer, 1982).

224 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
EL PANTANAL BOLIVIANO
 
ÁREA NORTE

En Bolivia se encuentra otro pantanal cercano, de dimen-


sione similares al de Mato Grosso, que puede ser correlaciona-
do con este. Está formado por dos áreas bien definidas, locali-
zadas en el extremo oriental del país. Dichas áreas están sepa-
radas una de otra por los afloramientos precámbricos de la Se-
rranía de Chiquitos. El área norte es la más importante; se ex-
tiende desde la localidad de San Matías (16°20`S) hasta la lagu-
na Mandioré (18°10`S), a lo largo de unos 240 kilómetros de ex-
tensión. Su superficie estimada es de unos 20.000 Km2.

Es una zona de humedales y pantanos, con pendiente


concéntrica desde el Escudo hasta el río Curiche Grande, que
forma la frontera con Brasil. La pendiente general es muy baja y
los cauces fluviales son escasos y poco integrados. De acuerdo a
la interpretación de imágenes satelitales, la mayor parte del es-
currimiento desde las tierras altas al colector se realiza en forma
de flujo no encauzado. La cobertura cuaternaria es delgada y se
observan afloramientos aislados de rocas precámbricas en el in-
terior del Pantanal. Durante la estación seca se producen eflo-
rescencias salinas generalizadas en superficie, lo que indica que
esos sedimentos fueron acumulados en un clima seco.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 225


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-21 - El Pantanal boliviano (según Argollo e Iriondo, 2008).

226 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Un estudio del polen del Cuaternario Superior sugiere


que ese lugar puede haber sufrido cambios ambientales rápi-
dos (Whitney y Mayle, 2007). La selva tropical semi-decidua
actual apareció en el Holoceno inferior. Se registran a lo largo
del perfil diferentes porcentajes de especies indicadoras de
bosque seco, de lo que se deducen variaciones en las precipita-
ciones. Se detecta "aridez" en el Holoceno Medio, seguida por
un aumento en la precipitación hacia el Presente.

 
AREA SUR

La segunda àrea del Pantanal boliviano se encuentra entre


los 18°30’ y los 20°S. Está formada por un abanico aluvial del
río Tucavaca,, dividido en dos partes por la Serranía de Santia-
go. Dicho abanico tiene 125 Km de longitud y un ancho similar
en su parte distal. La mitad norte es inactiva; está cubierta por
una capa sedimentaria homogénea, probablemente un sedi-
mento eòlico. Se extiende al oeste de Puerto Suárez.

La mitad sur del abanico es actualmente activa. Está for-


mada por una red de anchos cauces anastomosados del río Tu-
cavaca u Otuquis. Este sector del abanico tiene su límite distal
(formado por derrames) llamativamente bien marcado en una
curva ubicada entre 10 y 20 kilómetros al oeste de la frontera.
Dicha característica geomorfológica (la existencia de derrames)
sugiere que esta parte del abanico ha sido generada en una
época semiárida (y no por migración y avulsión de cauces bajo
clima húmedo).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 227


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Hacia el este se extiende un abanico similar formado por


el río Paraguay. La pequeña saliente boliviana de Puerto
Busch/Bahía Negra (que tiene unos 500 Km2 de superficie)
forma parte de este último sistema.

Intentando una integración de los indicadores palinológi-


cos y geomorfológicos, surge el siguiente esquema tentativo
para el Cuaternario superior en el Pantanal de Mato Grosso, es-
te de Bolivia y norte del Paraguay (Argollo e Iriondo, 2008):
 
- Antes del Ultimo Máximo Glacial : Desarrollo del sector
norte del abanico del Tucavaca.
- - Ultimo Máximo Glacial : Clima seco. Depósitos eólicos
sobre el sector norte del abanico.
- - Transición Pleistoceno/Holoceno : Migración del río
Otuquis hacia el sur. Formación de la red distributaria.
- - Holoceno Medio : Clima seco. Derrames generalizados
en el Otuquis. Desarrollo del abanico del río Paraguay.
- - Holoceno superior/Actual : Reactivación de los cauces
cegados por los derrames en el abanico del río Otuquis.
Cauce permanente en el río Paraguay.
 
LA PLANICIE ARAGUAIA-XINGÚ

Esta planicie está ubicada entre las latitudes de 10 y 15


grados de latitud Sur y entre las longitudes de 50 y 55 grados
Oeste. Constituye la superficie de un bloque tectónico hundido
y cubre en total una superficie de 230.000 Km2. Está dividido

228 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

en dos sectores bien definidos: el del oeste forma la alta cuenca


del río Xingú; el sector oriental está atravesado por el río Ara-
guaia y está compuesto por varias unidades geomorfológicas
cuaternarias (Fig. 2-22)

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-22 – Mapa de la planicie Araguaia-Xingú.
 
El sector occidental – Está formado en superrficie por un
paisaje fluvial de valles y colinas convexas redondeadas de
1.800 a 7.000 metros de longitud labradas en sedimentos finos.
La edad de dichos sedimentos es plio-pleistocena, según el Ge-
logical World Atlas. L red fluvial está bien desarrollada.

El sector oriental – Este sector stá compuesto por varias


unidades geomorfológicas de acumulación que conservan re-
gistros de cambios ambientales. La más importante de dichas

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 229


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

unidades es la llamada “Isla del Bananal”.Proponemos el si-


guiente esquema para este sector:

Isla del Bananal – Es la unidad más evolucionada. Está


formada por una suerrficie arenosa llana donde se conservan
algunos meandros colmatados con longitudes de onda de 10 a
30 kilómetros y ancho entre 800 metros y 1 kilómetro. En uno
de los paleocauces existe un rosario de hoyas de deflación elíp-
ticas transformadas actualmente en pantanos; geoformas simi-
lares son frecuentes también sobre la superficie general de la is-
la disstribuidos erráticamente, algunas de ellas están bordea-
das por suaves elevaciones en el borde noroeste. La orientación
general de estas depresiones (además de las elevaciones men-
cionadas) sugiere una actividad dominante de vientos del su-
doeste durante su desarrollo. Las dimensiones de las mismas
son bastante regulares: entre 1.800 y 3.500 metros de largo por
400 a 700 metros de ancho (Fig. 2-23).
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-23 – Mapa del sector norte de la isla del Bananal.

230 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La superficie de la isla se encuentra a una altura promedio


de 255 metros sobre el nivel del mar (Image 2015 Digital Glo-
be), varios metros por encima del nivel actual de los ríos que la
limitan. Se observa carcavamiento en la barranca del río das
Mortes y cárcavas estabilizadas e la barranca del Araguaia.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-24 – Detalle de hoyas de deflación y carcavamiento
en el norte de la isla del Bananal.
 
Terraza alta del Araguaia – Se extiende el forma continua
por la margen derecha del valle con un ancho de 7 a 20 Km de
ancho. Está formada por bancos de arena bien conservados de
6 a 11 Km de longitud, yuxtapuestos en un patrón diagonal con
respecto a la pendiente. Su superficie está bien conservada, sin
indicios de carcavamiento o disipación de geoformas menores.
El talud frontal está marcado por erosión lateral del cauce.

Terraza baja del Araguaia – Tiene características similares a


la terraza alta, aunque es más estrecha (0.8 a 30 cm). Aparecen

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 231


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

en superrficie algunos bancos de arena reciente, probablemente


depositados por crecientes extraordinarias del río.

Cauce del río Araguaia – Tiene traza casi recta en este trecho,
formando curvas muy suaves de varios kilómetros de longitud.
El ancho del cauce mayor varía de 2.500 metros a 5.000 metros.

La faja del río das Mortes – Está compuesta por el cauce


permanente del río, que tiene patrón típicamente meándrico y
una llanura aluvial actual de 4 a 15 kilometros de ancho; las
espiras de mendro tienen el mismo tamaño y forma que los
meandrros actuales del cauce, lo que indica que toda esta uni-
dad ha sido generada en las condiciones hodrológicas presen-
tes. Limita al oste con el sector del Xingú a lo largo de una línea
regular, muy probablemente tectónica; por el contrario, el lími-
te oriental tiene una traza de sucesivas curvas profundas, la-
bradas por la erosión lateral del cauce, que presenta tendencia
a migrar hacia su margen derecha. Existen algunas cárcavas ac-
tuales en la barrranca, que mide varios metros de altura. El
cauce está ccompuesto por meandros regulares (algunos de
ellos con tendencia al estrangulamiento), de unos 7 kilómetros
de amplitud y 7 a 18 Km de longitud de onda, con 350 a 700
metros de ancho y lecho arenoso.

 
Interpretación

El perfil estratigráfico general de la isla, reinterpretando


parcialmente a Latrubesse et al. (1999), es el siguiente:

232 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Formación Bananal - Gravas angulares, conglomerados y


arrenas gruesas con estructuras de corte y relleno de hasta 2
metros de espeesorr visible, que forma una duricostra debido a
la cementación con óxidos de hierro. Discordanciia erosiva.

Depósitos eólicos disipados – Arena suelta masiva a la-


minada, cubre gran parte del sector mapeado. Están caracteri-
zados por una superficie plana con algunas depresiones.

Sedimentos fluviales actuales – Constituyen las llanuras


aluviales de los ríos Araguaia y das Mortes. En el Araguuaia
forman bancos de cauce, bancos de acreción lateral e islas. En
la faja del Mortes se trata de espiras de meandro en toda su ex-
tensión.

La interpretación de los datos anteriores sugiere la si-


guiente secuencia ambiental durante el Cuaternario superior:

1 ) Sedimentación fluvial bajo clima húmedo, probable-


mente durante el Último Interglacial.

- Instalación de un clima de sabana, de tipo estacional, con


movilización general del hierro y formmación de una
duricostra.´Pleistoceno superior.

- Deflación de arenas desde las fajas fluviales. Formación


de hoyas de deflación, algunas de ellas de grandes di-
mensiones. Probablemente Último Máximo Glacial.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 233


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

- Arrasamiento de dunas mediante procesos de disipación


bajo clima húmedo. Se preservan solamente las depre-
siones mayores. Holoceno.

- Clima húmedo actual, caracterizado por actividad domi-


nante y cobertura vegetal importante.
 
Correlaciones con el Pantanal del Mato Grosso y
el Pantanal boliviano

Intentando una integración de los indicadores citados, sur-


ge una razonable correlación del esquema evolutivo para el Cua-
ternario de la planicie Araguaia-Xingú con lo que se conoce so-
bre el Pantanal de Mato Grosso y el pantanal boliviano, que se
extiende hacia el norte del Paraguay (Argollo e Iriondo, 2008):

- Pleistoceno inferior y medio: Acumulación de 500 a 600


metros de sedimentos.
- Último Interglacial: Sedimentación de arenas en el abani-
co del Tacuarí. Desarrollo del sector norte del abanico del
Tucavaca.

- Instalación de un clima de sabana, de tipo estacional, con


movilización general del hierro, formación de duricostras
en Araguaia y enrrojecimientto de arenas en Mato Gro-
sso. Pleistoceno superior, posiblemente durante el EI4.
- Ultimo Máximo Glacial: Clima seco. Ríos trenzados en el
abanico del Tacuarí. Depósitos eólicos sobre el sector
norte del abanico.

234 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

- Holoceno inferior: Aparición del humedal. Migración del


río Otuquis hacia el sur. Formación de la red distributaria.
- Holoceno superior hasta 3.400 A.P.: Clima seco. Forma-
ción de campos de dunas. Derrames generalizados en el
Otuquis. Desarrollo del abanico del río Paraguay.
- Desde 1.400 A.P. hasta el Presente: Clima húmedo. Reac-
tivación de los cauces cegados por los derrames en los
abanicos (Tacuarí, Otuquis y menores). Cauce permanen-
te en el río Paraguay.
 
 
 
 
 
EL EXTREMO SUR
 
LA CUENCA DEL RÍO URUGUAY
 
La cuenca del río Uruguay, con 365.000 Km2 de extensión,
forma la mayor parte del extremo sur de Brasil y se prolonga
en Argentina y Uruguay. Existe desde el Plioceno en forma de
sistema integrado, de manera que sus unidades estratigráficas
y geomorfológicas atraviesan las fronteras en varios casos. Está
caracterizada por escasas formaciones geológicas generadas en
el Pleistoceno inferior y un número mayor de ellas en el Pleis-
toceno superior y Holoceno. El Pleistoceno medio está caracte-
rizado por una dinámica general de erosión.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 235


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Cuenca Superior

La cuenca superior del río Uruguay está formada en su


mayor parte por una meseta basáltica que comprende varias
superficies escalonadas, formando un sistema de paisajes pre-
cuaternarios similares a los del Escudo de Guayanas, con los ni-
veles más altos de mayor edad. Básicamente existen tres super-
ficies conocidas desde tiempo atrás (King, 1956) denominadas
Sulamericana, Velhas y Paraguazú en orden descendente, que
se extienden también en Argentina, donde reciben los nombres
de Bernardo de Irigoyen, Aristóbulo del Valle y Apóstoles.

La más extendida de estas es la Superficie Velhas, forma-


da por colinas redondeadas y valles planos. Los limites entre
superficies son taludes de fuertes pendientes, donde ocurren
movimientos en masa de diversos tipos y cascadas en los cau-
ces fluviales. Mediante un análisis morfométrico regional,
Kröhling et al. (2014) dividieron recientemente las dos superfi-
cies más bajas en sub-sistemas menores, lo que resulta en:

Bernardo de Irigoiyen
---------------------------
Aristóbulo del Valle 1
Aristóbulo del Valle 2
Aristóbulio del Valle 3
----------------------------
Apóstoles 1
Apóstoles 2

236 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Cuenca Media – La cuenca media del Uruguay cubre


una superficie de 163.000 Km2, extendiéndose desde Sao Borja
(Brasil)- Santo Tomé (Argentina) hasta Concepción del Uru-
guay (Argentina)-Colonia Ofir (Uruguay). Está caracterizada
por terrenos bajos y de altura intermedia, menos meteorizados
que los de la alta cuenca. Durante el Neógeno la cuenca media
estuvo caracterizada por grandes capturas fluviales, algunas de
las cuales cubren miles de kilómetros cuadrados de superficie.
En una época todavía no precisada se incorporó la mayor parte
de la cuenca del río Ibicuí, mientras que en el Pleistoceno me-
dio se perdió una extensa área de la provincia de Entre Ríos y
parte de la de Corrientes, que pasaron a integrar la cuenca del
río Paraná. El último gran cambio fue la separación del río Pa-
raná durante el Pleistoceno superior.

Aplicando la clasificación general de Iriondo y Ramonell


(1992) hemos dividido la cuenca media de norte a sur en los si-
guientes sistemas geomorfológicos (Iriondo y Kröhling, 2008):

a) Superficie de la Campanha Gaúcha; b) Depresión del


Alto Ibicuí; ambos en Brasil. c) Meseta de Masoller; d) Depre-
sión de Tacuarembó; e) Sistema Cretácico-Terciario del Oeste
Uruguayo (en Uruguay). f) Superficie Estructural de Mercedes;
g) Llanura Palustre del Este de Corrientes; h) Superficie Feli-
ciano-Federal, e i) Faja Fluvial del Río Uruguay, en Argentina.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 237


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Cuenca Inferior – La cuenca inferior del río Uruguay


tiene 170 kilómetros de extensión norte-sur; comienza un corto
trecho aguas arriba de la ciudad de Concepción del Uruguay
(Argentina) y llega aguas abajo hasta la localidad de Nueva
Palmira (Uruguay), donde se produce un estrechamiento del
cauce debido al avance actual del delta del Paraná. En ese lugar
comienza el Río de la Plata. Está caracterizada por un control
ambiental importante: la influencia directa e indirecta del mar,
que penetró profundamente en el valle del río durante las in-
gresiones cuaternarias.

El territorio de la cuenca inferior es considerablemente


asimétrico, tanto geológica como geográficamente. Más del 80
% de su extensión está ubicado en la margen uruguaya está
compuesta por una columna geológica compleja, que comienza
con granitos proterozoicos y abarca rocas de la mayor parte del
Eón Fanerozoico. El Uruguay recibe en esa margen izquierda al
río Negro, un importante afluente cuya subcuenca abarca va-
rios ambientes. Por el contrario, la margen derecha de 10.200
Km2 de superficie, está formada por depósitos pleistocenos pa-
lustres y fluviales y sedimentos litorales de edad holocena. Re-
cibe un solo afluente de dimensiones medianas, el río Guale-
guaychú.

238 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-25 – Formaciones cuaternarias de la cuenca del río Uruguay
(según Iriondo y Kröhling, 2008).
 
El Pleistoceno Inferior

Los procesos y formas del Pleistoceno inferior ocurrieron


bajo condiciones claramente diferentes a los actuales. Las prin-
cipales formaciones geológicas definidas en esta región con-
trastan con las del Cuaternario superior.

La costra ferruginosa de la alta cuenca – Cerca de los bordes


de la zona basáltica de la alta cuenca se encuentran costras fe-
rruginosas de escasa extensión; aparecen en el suroeste de Río

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 239


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Grande do Sul y en el noreste de la provincia argentina de Co-


rrientes. Su origen está vinculado a la evolución de la superfi-
cie regional donde se encuentran. Esa superficie, suavemente
ondulada y formada por basalto profundamente alterado que
se extiende a alturas menores a 200 m.s.n.m. se denomina
“Planalto das Missoes” en RGS y “Superficie Apóstoles” en
Argentina. Está compuesta por pisolitas de óxidos e hidróxidos
de hierro en estructura vesicular, de color ocre rojizo y amari-
llento. Un perfil localizado 14 kilómetros al noreste de Sao Bor-
ja es el siguiente (de abajo a arriba):

- 0,00-1,00 m – Basalto alterado (de espesor avflorante va-


riable)

- 1,00-1,38 m – Depósito de ladera, formado por concre-


ciones negras rodadas (subredondeadas, de 10 a 60 mm
de diámetro), y guijas a cantos rodados de composición
silícea. Forman una media caña en el perfil.

- 1,38-1,88 m – Costra ferruginosa formada por nódulos


soldados de óxidos de hierro de 3 a 15 mm de diámetro,
de formas redondeadas; contiene canalículos, huecos ca-
vernosos y tubos con paredes tapizadas por óxidos, ori-
ginados a partir de moldes de raíces. Contiene también
un material fino, pulverulento, de colores claros. Se des-
taca el color negro de los nódulos en contraste con el co-
lor general amarillo o rojo. La costra tiene una inclina-

240 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ción de origen primario de 20 grados hacia el valle conti-


guo. Constituye un resalto ien marcado en el perfil.

- 1,88-2,40 m – Estrato formado por fragmentos de costra


destruida y retransportada, de espesor variable entre
0,35 y más de 1 metro en su parte baja, siguiendo el pa-
leo-relieve. Este depósito tiene escasa consistencia, aun-
que se nota reprecipitación de óxido férrico alrededor de
moldes de raíces, algunos de varios centímetros de diá-
metro; dicha reprecipitación está internamente laminada

- 2,40 m – Techo de las concreciones.

- 2,40-6,00 – Formación Oberá (loess tropical).

Las edades de las unidades de este perfil son tentativas.


La costra original aparece siempre vinculada al asalto alterado
en una posición que revela que el paisaje ya era el actual. De
manera que se la coloca en el Plioceno o en el Pleistoceno infe-
rior. La costra retransportada aparece intercalada entre los
miembros superior e inferior de la Fm Oberá en la cercana loca-
lidad de Desiderio Sosa (Corrientes), de manera que le corres-
pondería una edad entre 17.000 y 9.000 años A.P.

La Formación San Salvador – La Fm San Salvador es un


depósito fluvial de arenas de cauce y sedimentos de inunda-
ción, que ocupa una faja de 50 a 100 Km de ancho y unos300
Km de longitud en el subsuelo del este de Entre Ríos (Argenti-
na) cubierta por la Fm. Hernandarias y aflora al sur del Uru-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 241


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

guay. Se trata de un gran colector que reunía las cuencas de los


río Paraná y Uruguay durante la base del Pleistoceno. Su espe-
sor varía entre 22 y 35 metros.

La Formación Hernandarias – Representa un antiguo ba-


rreal del río Uruguay depositado durante un período muy seco
del Pleistoceno inferior (alrededor de un millón de años A.P.)
con algunos aportes eólicos menores. Está compuesta por
montmorillonita proveniente de la descomposición de los ba-
saltos de la alta cuenca y arena cuarzosa muy fina originada en
la destrucción de areniscas cretácicas; engloa concreciones de
yeso en algunas áreas. El color del sedimento varía entre
marrón, negro y verde oliva. Se extiende por las provincias ar-
gentinas de Corrientes y Entre Ríos y un sector pequeño del
norte de Uruguay. Su extensión es de 61.000 Km2 y su espesor
típico varía entre 20 y 40 metros. La curva de estimación de pa-
leocaudales (Iriondo, 1990) indica que el río Uruguay acarreaba
en esa época solamente el 13 % del caudal actual, y que el vo-
lumen total anual de agua aportado por la red de afluentes
brasileña se habría evaporado en seis meses.

242 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-26 - Esquema del Cuaternario de la cuenca del río Uruguay
(Según Iriondo y Kröhling, 2006).
 
El Pleistoceno medio

El Pleistoceno medio comprende un largo período de


tiempo de casi 700.000 años de duración del cual no se encon-
traron hasta el momento depósitos sedimentarios en la cuenca
del Uruguay. Se deduce entonces la existencia de un largo in-
tervalo de erosión generalizada, que labró paisajes de colinas
en toda la cuenca.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 243


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
El Pleistoceno superior

A comienzos del Pleistoceno superior empiezan a mani-


festarse las condiciones ambientales, sedimentológicas y geo-
morfológicas conocidas en el Presente en la cuenca del Uru-
guay y regiones vecinas. Las formaciones geológicas definidas
son las siguientes:

La Formación El Palmar/Salto – Es un depósito fluvial


del río Uruguay que forma la terraza alta. Está compuesta por
arenas de cauce que incluyen grandes lentes de gravas y cantos
rodados; además de facies de cauce el sistema incluye depósi-
tos de inundación y albardón en facies arenosas, configurando
un complejo fluvial de llanura (Iriondo, 1980). Recibe el nom-
bre de “Formación El Palmar” en Argentina; en Uruguay se la
denomina “Formación Salto” (Bossi, 1969).

En Brasil la Fm El Palmar constituye la terraza alta bien


desarrollada del río Uruguay y sus grandes afluentes en el área
de Chapecó (SC); está cubierta en esa región por el loess tropi-
cal de la Fm Oberá. La terraza alta en la confluencia con el río
Passo Fundo con el Uruguay está compuesta por un depósito
de 5 m de altura por sobre la terraza baja (Fm Concordia). El
río Chapecó, un afluente importante de la margen derecha,
también conserva la terraza alta bien desarrollada en ambas
márgenes, con 2,50 m de altura sobre el nivel de terraza baja,
también cubierta por Oberá.

244 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

En el sector superior de la cuenca alta esta formación apa-


rece en forma muy discontinua, aguas abajo de la confluencia
Pelotas-Canoas. Se conserva parcialmente erosionada en el
afluente Buricá. Más al sur se la registró en un afluente del
arroyo Ijuizinho; escasos relictos de la terraza se ven en los
afluentes Piratiní e Icamaquá.

Por el contrario, esta formación está bien desarrollada en


el área de Sao Borja, compuesta por arenas, gravas y un con-
glomerado mal seleccionado matriz soportado, sobreyaciendo
a basalto alterado. El color es ocre rojizo en el 1,30 m inferior y
amarillento en los 1,80 m superiores. Los clastos miden hasta
10 cm de diámetro; la litología dominante es basalto alterado,
con porcentajes accesorios de variedades de sílice (cuarzo, cal-
cedonia). La matriz está cementada por óxidos de hierro. For-
ma la terraza alta con 5 m de desnivel sobre la terraza baja y al-
canza varios cientos de metros de ancho. El redondeamiento de
los clastos es variable, desde anguloso a bien redondeado.

En el río Itú, importante afluente del Ibicuí, la Fm El Pal-


mar constituye una terraza compuesta por un depósito aluvial
de cauce con arenas finas bien seleccionadas de color marrón
rojizo. Incluye cantos rodados, gravas y bloques pequeños que
forman entre el 10 y el 20 % del volumen del sedimento. El se-
dimento es friable, con moteados de color ocre amarillento a
ocre rojizo. Los clastos están distribuidos irregularmente y son
fragmentos de basalto (hasta 25 cm de largo) y de sílice (hasta
10 cm de longitud) en porcentajes similares. Muestran desgaste

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 245


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

por transporte y fracturas de impacto. El depósito mide entre


4,50 y 5 metros de espesor y varios cde metros de extensión.
En Uruguay está bien desarrollado en los departamentos de
Artigas y Salto. En Argentina forma una faja de 4 a 15 Km de an-
cho en Corrientes y Entre Ríos. Está compuesto por arenas cuar-
zosas amarillentas a rojizas con un espesor que varía entre 3 y 12
metros; contiene estratos lenticulares de cantos rodados y gravas
de composición silícea de decenas de metros de largo, en áreas en
que la terraza está muy disectada estas lentes resultan más resis-
tentes a la erosión y forman remanentes llamados “cerros”. De
acuerdo a las dataciones obtenidas, esta formación fue deposita-
da durante el Estadio 5a, es decir, en el Último Interglacial.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-27 a) – Esquema de generación de la Formación Oberá.

246 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-27 b) Perfil ttípico de Fm. Oberá sobre colinas convexas
(media-naranjas) (según Iriondo y Kröhling, 2008).
 
 
 
 
LITORAL Y PLATAFORMA
 
La plataforma continental atlántica de América del Sur es
amplia, bien desarrollada, y está caracterizada por una serie de
sistemas geomorfológicos mayores, entre los cuales figuran
cuencas sedimentarias. Dichas cuencas son en general conti-
nentales de tipo marginal, que se agrupan en cinco tipos (Mar-
tins y Willwock, 1987): deltaicas; de bloques fallados; bloques
fallados con desarrollo de arrecifes encerrando centros de se-
dimentación; bloques hundidos mediante fallas normales; y
cuencas de depósitos progradantes sobre basamento en hun-
dimiento gradual. Martins y Willwock describen las siguientes
regiones en la plataforma brasileña:

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 247


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Región Cabo Orange-Parnaíba - Abarca desde el cabo


Orange, en la Guayana Francesa, hasta el delta del río Parnaí-
ba. En esta región aparecen dos cuencas sedimentarias, la de
Amazonas y la de Piauí-Marañón. La plataforma es la más am-
plia de toda la costa brasileña, variando entre 330 Km frente a
la boca del Amazonas y 100 Km cerca de la boca del Parnaíba.
La profundidad del tope del talud continental varía entre 120
metros en la parte norte y 80 metros en el extremo oriental de
la región. Aunque en su mayor parte la plataforma es amplia y
poco profunda, hay dos elementos sobresalientes: mientras la
plataforma interior hacia el noroeste del río Pará presenta una
superficie plana de 0 a 30 m de profundidad construida por la
sedimentación actual del Amazonas, la mayor parte de la pla-
taforma intermedia e interior al este del río Pará está caracteri-
zada por dunas de arena simétricas y asimétricas con 5 a 10
metros de altura con longitud de onda entre 100 y 500 m. La
plataforma exterior y el talud superior están incididos por nu-
merosos cañones y quebradas, siendo los más importantes en-
tre ellos los del Amazonas y el del Saldanha. Probablemente es-
tos elementos representan sistemas fluviales pleistocenos no
enterrados aun por la sedimentación subsecuente. El sistema
más importante de esta región es el cono abisal del Amazonas,
uno de los abanicos de mar profundo de mayor tamaño del
mundo. A pesar de su gran espesor sedimentario el cono es jo-
ven, estimándose que comenzó su formación 22 millones de
años antes del presente, o sea en el Mioceno inferior.

248 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El cono del Amazonas produce una discontinuidad en el


talud continental de la región, que allí tiene una amplitud
máxima de 45 Km y está cortado por varios valles y cañones.
Actualmente la boca del río Amazonas y el cono están desco-
nectados debido al aumento del nivel del mar, aunque pueden
observarse paleocauces y cañones abandonados en la superficie
de la plataforma. Debido a la voluminosa sedimentación re-
ciente, casi no hay una ruptura en la pendiente de la platafor-
ma, sino una transición gradual de la plataforma al talud con
unos pocos escalones erosivos entre la profundidades de 145 y
220 metros.

El Amazonas aporta el 25 % del total de las aguas conti-


nentales que llegan al océano, extendiéndose su sistema de
dispersión hasta una distancia de aproximadamente 5.000
kilómetros, desde el occidente de América del Sur hacia dentro
del océano Atlántico. Los materiales particulados y disueltos
del Amazonas se dispersan durante los estadios bajos del nivel
del mar desde los Andes hasta los flancos de la cordillera Me-
soatlántica. Durante los períodos altos del nivel del mar el sis-
tema de dispersión cambia, tomando rumbo norte y noroeste
(Nittrouer y De Master, 1986). El punto de unión entre estos
dos modos de dispersión está ubicado en la plataforma conti-
nental cerca de la boca del Amazonas.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 249


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-28 – Mapa de la composición mineral de la arenas en la plataforma
continental en el norte de Brasil (Según Barreto et al., 1975).
 
En la actualidad la concentración de sedimentos amazóni-
cos en suspensión sobre la plataforma excede generalmente los
20 mg/l y a menudo los 100 mg/l. Existen fuertes tensiones de
corte en el lecho marino, que resuspenden partículas y mantie-
nen un balance en la sedimentación. La alta concentración de
sedimentos en suspensión indica más bien una inhibición de la
sedimentación por turbulencia que un aporte muy alto de se-
dimentos.

250 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

En profundidades menores a 30 metros la concentración


de sedimentos en suspensión aumenta, principalmente debido
al oleaje y a las fuertes corrientes de marea. La mayor parte de
los sedimentos y muchos componentes químicamente reactivos
se acumulan en el lecho del mar a lo largo de una faja que está
más o menos a 40 metros de profundidad (Nittrouer et al.,
1986). En escalas de tiempo menores a un mes, los cambios
temporales en los sedimentos en suspensión están dominados
por variaciones semidiurnas (es decir por mareas) sobreim-
puestas a fluctuaciones más largas, de alrededor de 10 días de
duración.

La naturaleza dinámica del lecho del mar produce gruesos


estratos de mezcla de sedimentos y una dominancia de estruc-
turas sedimentarias físicas en la mayor parte de la plataforma
interior. Los sedimentos suspendidos son transportados hacia
el noroeste, con excursiones sobrepuestas de sucesivas entra-
das y salidas a la costa. El flujo hacia el noroeste está vinculado
a la corriente costera del norte de Brasil y las excursiones so-
breimpuestas de vaivén están producidas por las corrientes de
marea. Se pierde muy escaso sedimento hacia afuera (hacia el
océano y hacia el sudeste). La dinámica de marea actual com-
prende todo el litoral atlántico hasta el Caribe, cubriendo la
costa norte de Brasil hasta la bahía de San José, donde está ubi-
cada la ciudad de San Luis de Marañón, a 2° de latitud Sur y
44° de longitud Oeste.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 251


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

252
Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Fig.2-29 – Mapa geomorffológico del tramo inferior de la llanura aluvial del Amazonas. Nótense los depósitos de la
ingresión marina en la zonna de Nhamundá, a 800 Km de distancia de la costa atlántica actual (Según Iriondo, 1981).
Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Alexander et al. (1986) distinguen en la progradación del


delta subacuático del Amazonas durante el Holoceno un cre-
cimiento de estratos dorsales y frontales. El crecimiento se pro-
dujo hacia el noroeste, paralelo a la costa sudamericana. En la
actualidad, en la plataforma amazónica se está acumulando li-
mo fino y arcilla, con algo de limo grueso y arena cerca de la
boca del río. Durante el Holoceno superior el área de acumula-
ción de los sedimentos más gruesos ha permanecido relativa-
mente estacionario, y probablemente también la ubicación ge-
neral de la boca del río. Esto se deduce de la similaridad de las
características sedimentológicas y acústicas de las distintas
unidades en que se puede dividir la sedimentación holocénica.

La composición petrográfica de la fracción arena de los se-


dimentos transportados por el río al Atlántico corresponde a
subarcosa y arcosa (que aparecen desde la boca del Amazonas
hacia el noroeste). Dicha composición contrasta fuertemente con
las arenas ortocuarcíticas y sub-ortocuarcíticas que derivan de los
sistemas menores ubicados al sureste, que llegan al delta sumer-
gido hasta la boca del río Pará (Barreto et al., 1975) (Fig. 2-28).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 253


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-30 – Isla de Marajó, formada por los depósitos
de las ingresiones pleistocena y holocena.
 
Región Parnaíba-Cabo San Roque - Desde el delta del río
Parnaíba hasta el cabo San Roque, donde la costa sudamerica-
na se curva hacia el sur, la costa es más o menos recta, con cli-
ma semiárido y dunas costeras abundantes, detrás de las cuales
se forman albuferas y llanuras de marea. En esa región la plata-
forma se hace mucho más estrecha, alcanzando alrededor de 30
kilómetros de extensión cerca del cabo San Roque. El talud

254 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

continental comienza a profundidades de alrededor de 80 me-


tros. En el mismo se pueden observar sistemas sedimentarios
de origen deltaico y zonas de erosión formadas durante el
Pleistoceno. Esto representa un factor importante en la morfo-
logía actual de la plataforma y especialmente en la parte supe-
rior del talud, donde la acción del oleaje ha dejado trazas de
una serie de escalones hasta 150 metros de profundidad.

Región Cabo San Roque-Belmonte - Este tramo llega hasta


el sur del Estado de Bahía. La costa está allí formada por sedi-
mentos cenozoicos del Grupo Barreiras, depositados en clima
semiárido, que forman una superficie cortada abruptamente en
barrancas costeras casi verticales. Los elementos más importan-
tes de la plataforma interna son los arrecifes y rocas de playa
(beach rocks) que aparecen en varias líneas paralelas a la costa
actual. La plataforma de esta región es típicamente estrecha y
de escasa profundidad; esto último es atribuido por algunos
autores a una ineficiente erosión marina durante el Pleistoceno,
actuando sobre una planicie abrupta y estrecha. También pue-
de deberse a levantamientos recientes.

Sobre este sector de la plataforma actúa permanentemente


la Corriente de Brasil, con dirección sudoeste paralela a la cos-
ta. La superficie de la plataforma es irregular, cortada por una
red de cauces estrechos y poco profundos, con una topografía
de colinas erosivas. Las colinas son suavemente redondeadas,
con relieve de 2 a 6 metros y diámetro de 2 kilómetros. Estas se
encuentran en toda la región, particularmente en el área de la

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 255


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

desembocadura del río San Francisco. En la plataforma interior


la presencia de líneas de rocas de playa, a menudo cubiertas
por algas coralinas, constituye el elemento geomorfológico
principal (Mabesoone y Coutinho, 1970). Al sur de la desembo-
cadura del San Francisco la topografía de la plataforma interior
y media se hace más regular, desapareciendo las colinas debido
a un aumento de la contribución fluvial.

Aguas afuera de la desembocadura del río San Francisco


sus sedimentos forman un delta con una morfología que refleja
los efectos dominantes de olas de alta energía. No hay irregula-
ridades en el relieve de la plataforma externa, lo que puede de-
berse al hecho de que los organismos que actualmente están
construyendo arrecifes no prosperan en la zona. Dicho efecto
se debe a las desfavorables condiciones de vida originadas por
una excesiva turbidez producida por sedimentos biodetríticos,
altamente concentrados en esa área. Existen varios cañones
submarinos en el talud; los del San Francisco, Japaratuba y Sal-
vador son los mayores. Pueden observarse numerosas terrazas
estructurales producidas por sistemas de fallas, así también
como cicatrices de deslizamientos. El talud es en general muy
abrupto, con una amplitud media de 30 Km, haciéndose toda-
vía más estrecho cerca de los cañones.

256 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El litoral del Estado de Alagoas

En el Estado de Alagoas, la faja litoral es considerable-


mente compleja; está formada por playas, depósitos eólicos, de
albufera, palustres y fluviales, además de arrecifes. Costa
(1980) realizó un estudio geomorfológico detallado del área de
Maceió. En esa zona, la deriva de sedimentos litorales cerró dos
valles fluviales paralelos, formando las lagunas de Manguaba y
Mundaú. Se definieron varias unidades geomorfológicas y se-
dimentológicas:

Ambiente de los cordones arenosos paralelos a la playa


actual – Desde el río Gurguri hasta la playa de Jatiúca se desa-
rrolla una formación de cordones arenosos paralelos a la costa,
que cierran la desembocadura de los ríos que desaguan en esa
parte del litoral, originando lagunas alargadas, en general pa-
ralelas al océano, que se conectan con el mismo mediante cana-
les de marea. Dichos cordones miden hasta 6 metros de altura,
con declive abrupto hacia las lagunas; en los márgenes de las
mismas crece una frondosa vegetación de manglares.

Ambiente de los cordones litorales cruzados – Desde Ja-


tiúca hacia el sur la faja litoral se ensancha, desarrollándose
una formación de cordones litorales cruzados, originados en
dos etapas diferentes de sedimentación. La más antigua está si-
tuada al interior y tiene dirección noreste-sudoeste, la segunda
tiene dirección este-oeste. En conjunto forman una punta depo-
sitada sobre formaciones arrecifales. En su porción más ancha

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 257


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

miden 3 Km con alturas de 3 a 4 metros, con indicios de remo-


delación eólica.

Ambiente de los cordones litorales con terraza en discor-


dancia con el Grupo Barreira – Se extiende desde el puerto de
Maceió hasta la playa de Sobral. Está ubicado en una bahía y
también fue generado por dos direcciones de vientos, en este
caso soplando desde direcciones opuestas debido a la topogra-
fía local. Está caracterizado por la presencia de barras curvadas
puntiagudas. Detrás de la playa se conserva una terraza del ti-
po “wave cut terrace”, con cotas entre 7 y 8 metros sobre el ni-
vel del mar, originada durante el Período Eemiano del Último
Interglacial. Al sur de esta bahía aparecen campos de dunas de
hasta 15 metros de altura.

Ambiente de las restingas – A partir de la playa de Sobral


y en dirección sudeste se desarrolla una amplia faja arenosa
que separa la laguna Mundaú del océano. Es la llamada “res-
tinga de Maceio”, sobre la que se eleva un campo de dunas pa-
ralelas a la playa de hasta 15 metros de altura. Entre esas uni-
dades y la playa actual aparecen depresiones que actualmente
acumulan agua, generando pequeños pantanos. Está compues-
ta por arena fina de color blanco. Actualmente este sector está
siendo alterado por la construcción de muelles y muros, lo que
produce desequilibrios importantes en la migración litoral de
la arena, provocando fuerte erosión en el sector norte y acumu-
lación notable en el sector sur. En el extremo sur aparece otra

258 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

formación arenosa de sentido contrario a la anterior, semejante


al “musoir” francés.

Ambiente de los cordones litorales y dunas eólicas – Este


ambiente se desarrolla hacia el suroeste del anterior y está
compuesto por dos generaciones de cordones litorales, la más
antigua de color blanco; la más reciente y externa de color
amarillo, forma la costa actual. Están separadas por lagunas
con niveles de 1 metro por encima del nivel del mar. Los cor-
dones litorales tienen en forma de abanicos con dirección suro-
este-noreste y 3 a 4 metros de altura. Aproximadamente 1 Km
más adelante aparece un campo de dunas de hasta 15 m de al-
tura; en el área también aflora un depósito fluvio-marino en
forma de terraza de 7-8 m de altura, de edad eemiana.

El sedimento que forma este sector del litoral es arena


suelta de color amarillo y blanco. El análisis morfoscópico de
dicho material indica fuentes mixtas: los granos pertenecen a
cuatro clases (angulosos, subangulosos, subredondeados y re-
dondeados). En las dunas y restingas predominan los granos
subredondeados y redondeados, principalmente brillantes, lo
que indica un retrabajamiento posterior a la sedimentación ini-
cial. El tamaño de grano varía de arena mediana a fina con se-
lección buena a moderada, con asimetría muy negativa a posi-
tiva, con distribución dominante mesocúrtica. Son sedimentos
bimodales.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 259


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Ambiente de arrecifes – Están ubicados cerca de la costa y


se componen de areniscas cuarzosas de grano fino y masas de
corales, en los sectores donde el régimen de vientos y de corrien-
tes marinas es muy regular y la amplitud de mareas es de alre-
dedor de 3 metros. En el área de Maceió forman una barrera
prácticamente continua entre el litoral y el mar abierto; se conec-
tan con el mar mediante un canal de 200 a 500 metros de ancho.
Considerando un trecho más amplio de la costa, cierran una la-
guna de hasta 1 kilómetro de ancho conectada por canales seme-
jantes cada 5 a 10 Km de distancia. En la costa nordestina apare-
cen tres líneas de arrecifes, situadas a alturas aproximadas de 2
metros s.n.m. (la más importante), -0,5 m y -5 m. Estas líneas son
paralelas y están separadas por una distancia promedio de 50
metros las dos primeras y 200 metros la restante.

Región Belmonte-Cabo Frío - Está caracterizada por un


gran número de líneas de playa. La sedimentación reciente en
el área es abundante. Aproximadamente en el centro de esta
región la plataforma se hace más amplia y menos profunda;
existen allí varios cuerpos coralinos de gran tamaño, por ejem-
plo el banco de Abrolhos. En este segmento de la platafoma
brasileña la amplitud es muy irregular, debido al desarrollo de
extensas formaciones biogénicas en el tope de bancos de origen
volcánico. La profundidad general es excepcionalmente some-
ra (a menudo tiene menos de 60 metros); el talud comienza a
los 70 metros. La plataforma interior, por encima de los 20

260 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

m.b.n.m., es generalmente plana, resultado del soterramiento


de la topografía preexistente por sedimentación holocena.

La superficie en las fajas intermedia y externa es más ru-


gosa, debido a los numerosos bancos pequeños y canales estre-
chos que existen en ella y que probablemente representan un
sistema de drenaje pleistoceno (Melo et al., 1975). Sobre la pla-
taforma de esta zona se desarrollaron los deltas de los ríos Do-
ce y Parnaíba do Sul, vinculados a una gran depresión deno-
minada Cuenca do Espíritu Santo. Ambos deltas jugaron un rol
importante en el avance del borde de la plataforma hacia re-
giones oceánicas, donde los frentes deltaicos se alternan con te-
rrazas submarinas a profundidades entre 44 y 141 metros.

El Banco Abrolhos, de gran importancia estructural, está


ubicado a una distancia de aproximadamente 120 Km de la
costa y tiene 180 kilómetros de ancho; su superficie es de unos
35.000 Km2. Tiene un sustrato volcánico y presenta una morfo-
logía variada de arrecifes, cañones, terrazas marginales y una
amplia albufera cubierta con sedimentos biodetríticos rodeada
por pináculos de corales muertos. Hacia el norte de este banco,
frente a Belmonte, está ubicado el Banco Royal Charlotte, que
se extiende a 95 Km de la costa formando una plataforma de
aproximadamente 46 Km de ancho. Su superficie es horizontal,
con canales de hasta 30 m de profundidad. Otras acumulacio-
nes marinas, tales como los bancos Vitória y Besnard, también
presentan topes planos a profundidades entre 50 y 80 metros.
Los arrecifes costeros están ausentes al sur de Abrolhos.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 261


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-31a – División de la plataforma continental basileña

262 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-31b – Plataforma y talud continental en el sur de Brasil
(Según Martins y Willwock, 1987)
 
Región Cabo Frío-Cabo Santa Marta - Este sector está carac-
terizado por una línea de costa formada por playas de arena in-
terrumpidas por afloramientos rocosos. Predominan las albufe-
ras, cerradas por un sistema de cordones litorales. Otra carac-
terística particular de esta región del sudeste de Brasil es la pe-
queña área drenada por los ríos que llegan al mar. Estos son cor-
tos y acarrean solo un escaso volumen de material en suspen-
sión, la mayor parte del cual se deposita en estuarios y albuferas.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 263


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-32 – Tipos de cuencas geológicas de la platafoma
atlántica brasileña (Según Martins y Willwock, 1987).

264 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Desde Cabo Frío hacia el sur la línea de costa es convexa y


la plataforma comienza a ensancharse, formando varios esca-
lones. Aparece en esa área la cuenca de Santos, debido al hun-
dimiento del basamento de la plataforma de San Pablo. El an-
cho de la plataforma en esa región varía entre 90 y 210 kilóme-
tros. La ruptura de pendiente con el talud continental ocurre
entre 150 y 185 m.b.n.m., mostrando una inclinación suave y
transición más gradual que en las otras regiones. Sin embargo,
en las zonas con terrazas marginales la ruptura es relativamen-
te pronunciada. En esta región los elementos geomorfológicos
y sedimentarios de la plataforma son más modernos, debido a
que los depósitos superficiales (principalmente terrígenos) han
sido retrabajados durante la ingresión holocena.

Existen bancos alargados paralelos a las líneas batimétri-


cas, que marcan antiguas líneas litorales. Sobreimpuestas a
esos bancos hay dunas submarinas producidas por la dinámica
del fondo, causada por un activo régimen hidráulico. El talud
continental es amplio, con un doble relieve e inclinación suave,
lo que sugiere procesos deposicionales en el sector inferior. La
misma influencia de la sedimentación en la morfología del
borde continental de esa región puede observarse en la faja
oceánica proximal, que tiene un ancho de 300 kilómetros aguas
afuera de Cabo Frío y se incrementa hasta 400 Km hacia el sur.
La expresión morfológica más importante de esta región es la
Plataforma de San Pablo, de topografía compleja. Dicha plata-
forma se extiende por más de 200 kilómetros entre las isobatas

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 265


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de 200 y 300 metros y no está limitada por una escarpa definida


en el borde oceánico.

Región Santa Marta-Buenos Aires - Desde el cabo Santa


Marta hacia el sur, la costa presenta una sucesión de cordones
litorales bien desarrollados y amplias planicies, entre los cuales
aparecen fajas de albuferas, algunas completamente cerradas y
otras conectadas con el mar. En el Estado de Río Grande do Sul
la profundidad del talud continental disminuye gradualmente,
presentando una mercada progradación deltaica. El ancho
promedio de la plataforma es de 125 kilómetros, con un máxi-
mo de 180 y un mínimo de 100.

El comienzo del talud continental es generalmente transi-


cional, sin plataformas o terrazas marginales. En contraste con
otras regiones del margen continental brasileño, su parte sur no
está atravesada por ningún cañón importante (excepto en cierta
medida los valles del río Grande). Otro elemento típico de esta
región es la presencia de numerosas depresiones paralelas a la
costa en la plataforma intermedia; probablemente se trata de an-
tiguas albuferas. Algunos registros batimétricos revelan escalo-
nes cerca del margen de la plataforma, que posiblemente marcan
episodios erosivos relacionados con niveles bajos del mar. La
superficie de la plataforma presentas elementos morfológicos
menores, tales como antiguos bancos, dunas submarinas y cor-
dones litorales paralelos a la costa actual. En el margen externo
de la plataforma todavía existen trazas de canales pertenecientes
a una red fluvial subaérea actualmente sumergida.

266 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Sobre la plataforma interna se ha generado una típica cos-


ta de barreras, desarrollada con crecimiento de cordones litora-
les paralelos, como consecuencia de un nuevo régimen hidro-
dinámico. También aparecen desembocaduras de ríos con es-
tuarios, a través de los cuales llega a la plataforma un gran vo-
lumen de material clástico fino. También existen fajas de rocas
de playa y canales sumergidos al sur de Río Grande, lo que se
interpreta como pertenecientes al sistema del Río de la Plata,
frente a Río Grande do Sul y a Uruguay. Se trata de antiguos
sistemas deltaicos que forman un complejo que alcanzó el bor-
de de la plataforma, creando una serie notable de formas entre
las profundidades de 68 y 620 metros. Existe una serie de estra-
tos progradantes en los sedimentos modernos de plataforma
formado durante el último descenso del nivel del mar (entre
80.000 y 8.000 años A.P. ), que forman un frente deltaico (Urien
y Martins, 1980). Debajo de los mismos se han detectado varios
deltas cuaternarios anteriores y tal vez pliocenos.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-33 – Perfil geológico del Cuaternario litoral en Río Grande do Sul
(según Buchmann et al., 2009).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 267


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Planicie Litoral de Río Grande do Sul – La planicie lito-


ral del estado de Río Grande do Sul ocupa cerca de 33.000 Km2,
extendiéndose por unos 620 kilómetros, entre los paralelos de
29 grados y 34 grados Sur, desde Torres hasta la frontera con
Uruguay; en algunos sectores alcanza a más de 100 kilómetros
de ancho (en estos párrafos tomamos la síntesis de Buchmann
et al., 2009). Se extiende con dirección general noreste-suroeste.
Debido a movimientos epirogénicos persistentes sufridos du-
rante el Cuaternario afloran cuatro sistemas litorales de albufe-
ras cuyas edades son atribuidas respectivamente a los Estados
Isotópicos 11 (400 ka A.P.), 9 (325 ka A.P.), 5 (125 ka A.P.) y 1 (6
ka A.P.). Dichos sistemas están flanqueados por una serie de
abanicos aluviales terciario-cuaternarios que provienen de las
tierras altas del oeste, aunque la mayor parte de los sedimentos
que los componen provienen por deriva litoral del Río de la
Plata. Todo el conjunto ha sido definido como Grupo Patos
(Delaney, 1965).

Los abanicos aluviales constituyen la Formación Graxaim,


desarrollada a partir de la erosión de las formaciones continen-
tales situadas al oeste. Existen dos grupos de abanicos: a) Los
alimentados por el Escudo Riograndense, con facies arcósicas
textural y mineralógicamente inmaduras, derivadas de rocas
graníticas. b) Los abanicos derivados del Planalto (compuesto
por basaltos y areniscas cuarzosas) comprende facies deposi-
cionales líticas gruesas, con predominio de diamictitas y con-
glomerados en matriz limosa. Los sistemas de albuferas, de-

268 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

nominados “sistemas laguna-barreira” por Buchmann et al., es


decir albufera-cordón litoral, por Buchmann et al., son cuatro:

Formación Itapoá (Sistema Laguna-Barreira 1) - Es el más


antiguo, formado alrededor de 400 ka A.P. en el Estadio Isotó-
pico 11. Está compuesto por arenas cuarzo-feldespáticas roji-
zas, semiconsolidadas, con elevado contenido de matriz limoa-
renosa. Está erosionado en forma avanzada y el cordón litoral
aparece como una serie de colinas, algunas perforadas por cro-
tovinas de mamíferos extinguidos. Mide cerca de 250 Km de
extensión, 5 a 10 Km de ancho y las colinas llegan a 100 metros
de altura. Los ambientes de albufera están compuestos por se-
dimentos finos con abundantes turberas de restos vegetales.

Formación Lagoa dos Barros (Sistema Laguna-Barreira 2)


– Fue generada por el evento transgresivo del Estadio Isotópico
9 (aprox. 325 ka A.P.). Este sistema aparece principalmente en
el sector sur de la planicie, y es responsable por el primer epi-
sodio de separación entre las lagunas Mirim y de los Patos. Es-
ta formación está compuesta por arenas cuarzo-feldespáticas,
castañoamarillentas, bien redondeadas, envueltas en matriz
limoarcillosa. En el sector norte aflora con varios metros de es-
pesor en la Lagoa dos Barros; en el sur constituye la margen
oriental de la laguna Mirim, formando una superficie de abra-
sión situada entre 18 y 24 metros sobre el nivel del mar. La la-
guna Mirim estuvo conectada con el océano Atlántico hasta la
transgresión holocena y en su fondo gueron identificados con-
siderables depósitos de diatomita.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 269


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Formación Chuí (Sistema Laguna-Barreira 3) – Corres-


ponde a la transgresión eemiana, del Último Interglacial (alre-
dedor de 125 ka A.P.) y su desarrollo resultó en la generación
de la laguna de los Patos. Se encuentra muy bien preservada a
lo largo de prácticamente toda la planicie costera. Está com-
puesta por arenas de ambiente de playa y nerítico proximal y
se encuentra recubierta por depósitos eólicos formados por
arenas cuarzosas claras, finas y bien seleccionadas, con estrati-
ficación marcada. La transgresión alcanzó en esa región cerca
de 7 metros sobre el nivel actual del mar. Las facies sedimenta-
rias preservadas sugieren un proceso de progradación del
cordón litoral en condiciones similares a las actuales.

En algunos puntos de la costa actual, especialmente en los


sectores central y sur, se encuentran “rocas de playa” (“beach
rocks”) que fueron datados en 109 +/- 7,5 ka A.P., lo que indica
edad correspondiente al Subestadio 5c. Esas rocas de playa
presentan estratificación plano-paralela desarrollada en se-
cuencias que se truncan en ángulos bajos, lo que significa que
fueron originadas en ambientes de playa intermareal similares
a los de la costa actual. El grado de litificación es bastante re-
ducido (Buchmann y Tomazelli, 2003).

El sector más conspicuo de la Fm Chui es el cordón litoral


original. La albufera adyacente de la misma edad fue denomi-
nada Miembro Santa Vitória de la misma formación (Delaney,
1965). Está compuesto por arenas finas limoarcillosas color
crema con laminación paralela. En el sector sur de este sistema

270 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

son comunes concreciones ferruginoso-carbonáticas irregula-


res, formando concentraciones en el Horizonte B de los suelos.
Según Bombí n y Klamt (1975) fueron generadas durante un
clima frío y seco semidesértico. La Fm Chuí está parcialmente
cubierta por sedimentos fluviales más jóvenes (entre 40 y 10 ka
A.P.) según dataciones obtenidas en dientes de mamíferos in-
cluidos en ellos.

Formación Pombas (Sistema Laguna-Barreira 4) – Corres-


ponde a la transgresión holocena, comenzada en el Pleistoceno
hacia 18 ka A.P. y que llegó a su máximo en el período Hypsi-
thermal (alrededor de 6 ka A.P.). Este sistema engloba la línea
de costa actual y una serie de lagunas costeras, siendo la prin-
cipal la laguna Mangueira, que mide cerca de 100 Km de exten-
sión en el sur de la planicie. Los sedimentos que componen es-
ta unidad son principalmente arenas cuarzosas maduras finas
a medianas, con escasa materia orgánica y sedimentos carboná-
ticos de origen biogénico. Mide entre 2 y 8 kilómetros de ancho
desde la costa actual hasta el límite oeste, donde las dunas
avanzan sobre el terreno de albufera. Esas dunas y otras que
forman el cordón varían en morfología desde pequeños mantos
arenosos hasta grandes cuerpos en mares de arena; están típi-
camente limitadas por crestas de precipitación hacia sotavento
y en el sector de barlovento están limitadas generalmente por
planicies y hoyas de deflación.

Dillenburg et al. (2004) dividieron al cordón litoral de esta


unidad en sectores progradantes, agradantes y retrogradantes.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 271


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los sectores progradantes están caracterizados por la migración


de la línea de costa en dirección al mar después del nivel
máximo de la transgresión, y en RGS presentan dos morfolo-
gías diferentes. El primer tipo está compuesto por conjuntos de
dunas frontales relictuales intercaladas con campos de dunas
transgresivas; aparece en el litoral sur desde el Estrecho hasta
el Faro Sarita, donde la línea costera es cóncava. El segundo ti-
po de cordón progradante está ubicado en el litoral norte del
sistema entre Torres y Xangri-lá, donde la costa también es
cóncava, aunque se diferencia del anterior por la imbricación
de campos de dunas transgresivas y la intercalación de depósi-
tos lagunares.

Los cordones agradantes están generados por la alternancia


de procesos progradantes y retrogradantes formados después
de alcanzado el nivel máximo de la transgresión, lo que resulta
en una costa casi estacionaria. Los lugares donde se encuentran
cordones agradantes son puntos de inflexión, donde la línea de
costa cambia de cóncava a convexa (de Xangri-lá a Dunas Al-
tas, por ejemplo). Los cordones retrogradantes están caracteriza-
dos por la migración hacia el continente durante la fase de re-
gresión. En la planicie riograndense se identificaron tres esta-
dios evolutivos de este tipo.

272 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-33 – Mapa geológico de la planicie litoral de Río Grande do Sul
y norte de Uruguay (Según Buchmann et al., 2009).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 273


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Tres elementos geomorfológicos principales aparecen en


la plataforma bonaerense: elevaciones, escalones y canales. Las
elevaciones son elementos sedimentarios acrecionales forma-
dos por playas y dunas eólicas que marcan períodos estaciona-
rios del nivel del mar; el más prominente de ellos está ubicado
cerca de la desembocadura del Río de la Plata, formando un
complejo de barrera. Entre dicho complejo y la costa se desa-
rrolla un canal desde el río hasta la plataforma interior.

 
 
 
 
ALGUNOS RÍOS BRASILEÑOS
 
El Río Amazonas

El río Amazonas es el colector del sistema fluvial más


grande del mundo. Drena una superficie de 6.500.000 Km2 en
ambiente ecuatorial y tropical en toda su extensión, si bien
existe una faja occidental andina con clima de montaña, que es
la que provee más del 80 % de sus sedimentos sólidos. La
cuenca abarca partes de seis países (Bolivia, Perú, Ecuador, Co-
lombia, Venezuela y Brasil); sin embargo, al colector se lo con-
sidera el río brasileño por antonomasia.

El Amazonas apareció durante el Mioceno, y ha estado


ubicado en su posición actual desde entonces. Durante el Cua-
ternario fluyó por la faja actual en sentido oeste-este, constru-

274 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

yendo una llanura aluvial de características similares a las de


otros ríos mucho más pequeños. Las variaciones observadas a
lo largo de los 2.500 kilómetros que el río recorre en territorio
brasileño son significativas dentro de este contexto, tanto por
las modificaciones de dirección como por los tipos de unidades
geomorfológicas que la componen (Iriondo, 1981).

En un mapeo generalizado se reconocen en la llanura alu-


vial unidades geomorfológicas actuales y antiguas. Las unida-
des antiguas son planicies de bancos y meandros antiguos, de-
pósitos de inundación y depósitos estuáticos. Las unidades ac-
tuales son similares a aquellas. En principio, se considera que
las unidades antiguas pertenecen aproximadamente a un mis-
mo período.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 275


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 

Fig.2-34 – Sector representativo de la llanura aluvial del río Amazonas en su tramo medio (Según Iriondo, 1981).
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

276 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
La fase antigua

La planicie de meandros y bancos antiguos – De acuerdo a


los elementos geomorfológicos conservados se puede deducir
que el río tuvo un régimen cualitativamente similar al actual,
es decir, sedimentación de bancos y meandros con migración
lateral. Los bancos de arena tienen longitudes individuales de
hasta 10 kilómetros. Estos bancos y espiras de meandro han su-
frido procesos de disipación, colmatación, erosión, etc. Entre
las estructuras antiguas y actuales de un mismo trecho se pue-
den encontrar diferencias en tamaño y curvatura, aunque no se
han podido encontrar tendencias constantes en uno u otro sen-
tido. Esta unidad está presente en toda la región occidental de
la planicie, hasta los 60°30´W, o sea unos 100 Km aguas arriba
de Manaos. De allí hacia el este no se la observa, con excepción
de un paleocauce en la desembocadura del río Xingú.

Los depósitos de inundación - Están caracterizados por


áreas planas y homogéneas, algunas de ellas completamente
monótonas pero generalmente con lagos de formas y tamaños
diversos, y cauces irregulares muy pequeños (de algunas dece-
nas de metros de ancho) frecuentemente colmatados. En gene-
ral, no existe conexión entre los lagos y los cauces cercanos. Es-
ta unidad fue originada por procesos de colmatación que ocu-
rrieron durante las crecientes, con predominio de sedimenta-
ción fina en ambientes tranquilos, fuera de la influencia directa
del cauce principal. Los depósitos de inundación están frecuen-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 277


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

temente a altura mayor que la planicie de bancos, en algunas


partes formando verdaderas terrazas, y en otras en forma de
áreas deprimidas sembradas de grandes lagos, probablemente
hundidas por fenómenos neotectónicos. Esta unidad se encuen-
tra a lo largo de toda la llanura aluvial del Amazonas.

Depósitos estuáricos – En la zona cercana a la desemboca-


dura, desde la longitud de 57° hacia el este, aparece una uni-
dad caracterizada por una superficie plana y baja, con numero-
sas formas erosivas anchas, asociadas a barrancas también ero-
sionadas con formas semejantes, típicas de ambientes estuári-
cos. Esa unidad no presenta formas sedimentarias visibles en el
interior de las áreas. En la zona de Nhamundá aparece un área
con estas características, a unos 800 kilómetros de la boca ac-
tual del Amazonas; se ubica al norte del cauce y está caracteri-
zada por numerosos lagos grandes e irregulares. La superficie
emergida presenta formas ramificadas y áreas irregulares, que
pasan gradualmente a los cauces dendríticos asociados a ellas.
Esta faja tiene más de 100 Km de longitud y de 10 a 20 Km de
ancho, llegando casi hasta la boca del río Trombetas.

La distribución de unidades antiguas a lo largo de la plani-


cie amazónica forma un esquema coherente si se asume que son
contemporáneas y representan un período estable: Al oeste pre-
dominaba la actividad morfogenética del cauce, con depósitos
extensos de bancos y meandros. Este trecho abarca desde la en-
trada del río en Brasil hasta 100 Km aguas arriba de Manaos.
Aguas abajo predominaron los depósitos de inundación en for-

278 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ma absoluta durante esa fase, cubriendo extensas áreas. Se de-


duce que la dinámica dominante era de inundaciones cubriendo
frecuentemente la planicie, con un cauce estable (poco o nada
divagante) con energía considerablemente inferior a la actual
hasta unos 500 Km aguas debajo de Nhamundá y siendo susti-
tuidos paulatinamente por depósitos estuáricos. Si consideramos
a los depósitos estuáricos más occidentales como indicadores de
la ingresión marina de esa época (presumiblemente el Último In-
terglacial o Época Eemiana, que elevó alrededor de diez metros
el nivel del mar) se deduce que la desembocadura del Amazonas
retrocedió aproximadamente 850 kilómetros en relación a la si-
tuación actual. En realidad, sería más adecuado considerar este
valor como límite interior del estuario, ya que la dinámica litoral
probablemente actuaba en una amplia faja.

 
La fase actual

Durante la fase actual el Amazonas forma una faja de se-


dimentos arenosos, constituida por series de bancos arqueados,
estrechos y muy largos, depositados por migración lateral de
todo el cauce o de un brazo. Estos bancos pueden tener hasta
10 kilómetros de longitud individual y un ancho que varía en-
tre 100 y 200 metros. Por la forma y modo de origen (migración
lateral asociada a corrientes helicoidales) podrían ser descritos
como espiras de meandros, pero conservamos el término “ban-
co” para los trechos en que el canal que sedimenta es trenzado,
lo que ocurre en la mayor parte del recorrido.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 279


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El cauce presenta variaciones en su recorrido brasileño,


exhibiendo trechos trenzados y meandriformes, con una ten-
dencia general al trenzado. El ancho varía entre 1 y 7 kilóme-
tros, aumentando paulatinamente desde la frontera peruana
hasta la desembocadura en al Atlántico. Esto es debido al au-
mento de caudal producido por los tributarios laterales de gran
tamaño. Los principales de ellos son el río Negro en la margen
izquierda y el río Madeira en la margen derecha.

Se observan variaciones locales significativas ancho (origi-


nadas en cambios de la pendiente y a factores litológicos y neo-
tectónicos) dentro de una notable uniformidad sedimentaria y
geomorfológica: no existen diferencias consistentes entre los
segmentos superior, medio e inferior de la llanura aluvial ac-
tual, presentándose como un único compartimiento hidrológi-
co-hidráulico de por lo menos 2500 kilómetros de largo. Tal par-
ticularidad se debe probablemente al enorme caudal del río.
Otra característica notable de la fase actual es el hecho de que el
cauce principal erosiona directamente la barranca de su llanura
aluvial en largos trechos, tanto en la margen sur como en la
margen norte, sugiriendo que la planicie heredada de la fase an-
terior está subdimensionada en relación a los cauces actuales.
 
Neotectónica

Un examen de la red fluvial amazónica permite observar


que está controlada por importantes alineamientos estructura-
les (Iriondo, 1981). Indicios de hundimiento son: inundación

280 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

permanente de la planicie, divagación del canal, abundancia de


lagos y curvatura grande de bancos y meandros. Indicios de
levantamiento: estrechamiento de la planicie, trechos rectos o
poco divagantes del cauce, mudanzas angulares de dirección,
ausencia de lagos y bancos con escasa curvatura. En gran esca-
la, la planicie amazónica atraviesa áreas de hundimiento sepa-
radas por arcos estructurales con orientación norte-sur.

 
Los valles sumergidos

Un elemento geomorfológico directamente ligado a la


planicie amazónica a lo largo de todo el tramo brasileño son los
valles sumergidos de tributarios. Se trata de un fenómeno
complejo, vinculado a un desajuste del paisaje por exceso de
agua en la época actual. Las causas directas del anegamiento
pueden ser reducidas a tres, que actúan aisladas o combinadas:
a) Endicamiento de la desembocadura del tributario por
sedimentos depositados por el cauce principal a lo lar-
go de su orilla. Esto ocurre en todas las unidades geo-
morfológicas, antiguas y modernas.
b) Implantación del régimen estuárico durante las dos in-
gresiones marinas visibles en superficie. Este hecho es
evidente hasta algunas centenas de kilómetros aguas
arriba de la desembocadura actual.
c) Hundimiento de bloques de falla por movimientos neo-
tectónicos que afectan trechos de hasta decenas de
kilómetros.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 281


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Dinámica de los sedimentos en la fase actual

El Amazonas es el mayor sistema de descarga de agua en


el mundo, pero “solamente” el tercero en descarga de sedimen-
tos al océano (Meade, 1994): entre 1.100 y 1.300 millones de to-
neladas anuales. Su cuenca descarga entre 150 y 200 toneladas
por año a la red fluvial mediante varios tipos de erosión. Casi
todo el material transportado proviene de los Andes en forma
directa o indirecta, según los autores el porcentaje varía entre el
82 y el 90 % (Gibbs, 1967) y en gran proporción se trata de se-
dimentos finos en suspensión; la arena acarreada por arrastre y
saltación en el fondo se calcula en alrededor del 6 % del sedi-
mento suspendido.

La importancia relativa de los diferentes afluentes como


fuentes de sedimento no coincide con los aportes de agua. La
mitad de la carga sedimentaria anual llega en Brasil de los An-
des peruanos y casi la otra mitad es aportada desde los Andes
bolivianos a través del río Madeira, que aportan respectiva-
mente el 20 y el 10 % del caudal hídrico. El restante 70 % del
agua se incorpora de afluentes de las tierras bajas y del Escudo
de Guayanas, que contribuyen con muy escasos sedimentos en
suspensión. Esa característica refleja contrastes extremos entre
las tasas de erosión entre algunas regiones de la cuenca: masi-
vas caídas de ceniza suelta en la alta cuenca del río Pastaza en
Ecuador (Iriondo, 2012) y el mínimo mundial de 1 metro por
millón de años de erosión en las cimas planas de las mesas de
Roraima y Auyán Tepuy en el escudo (Brown et al., 1992).

282 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Existe una clasificación tradicional de los ríos de la cuenca


amazónica en ríos de agua blanca y ríos de agua negra. Los prime-
ros son los afluentes que transportan gran cantidad de sedi-
mento desde los Andes, tales como el Madeira y el Apure; los
ríos de agua negra transportan muy escaso sedimento terríge-
no en suspensión, los ejemplos principales son el Negro y el
Caroní (Sioli, 1957). Una tercera categoría (ríos de agua clara)
sería intermedia entre las anteriores, aunque no todos los espe-
cialistas la consideran de utilidad.

La concentración de sedimento en suspensión guarda una


relación compleja con el caudal y el nivel del agua. Los máxi-
mos y mínimos de ambas fases no coinciden, en el Alto Ama-
zonas (aguas arriba de Manaos) las máximas concentraciones
de sedimento preceden al pico de la creciente por varios meses.
Desde manaos hasta Obidos la dinámica es diferente, el sedi-
mento suspendido tiene su máximo durante las crecientes.
Asimismo, la distribución espacial de los sedimentos dentro de
la corriente es heterogénea, con importantes diferencias en la
concentración entre la capa superficial y la zona profunda y en-
tre el centro del cauce y las orillas. La mezcla de agua y sedi-
mento aguas debajo de la confluencia con los afluentes impor-
tantes requiere cientos de kilómetros de distancia, a lo largo de
los cuales ambos cuerpos de agua conservan su color y salini-
dad particulares.

Generalmente, la carga de sedimentos se deposita y remo-


viliza varias veces en el cauce y en la llanura aluvial antes de

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 283


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

llegar al mar. Esas etapas ocurren rápidamente en los cauces


(en forma estacional o anual) y en forma mucho más lenta, con
siglos de intervalo, en la llanura aluvial. Teóricamente, el reci-
clado completo de los materiales que forman la llanura aluvial
se realizaría en un período de 2.500 años. Meade concluye que
la probabilidad de que una partícula de limo o arcilla que entra
en las cabeceras amazónicas en los Andes alcance el Atlántico
en solamente un año es del 20 al 50 %. En efecto:

1) 10 % del volumen anual de finos que entra a Brasil se de-


posita en la llanura aluvial antes de alcanzar el río Negro.
2) 10 % de la carga anual de sedimentos finos en el trecho
siguiente de 130 kilómetros se origina son materiales re-
movilizados por erosión de las barrancas.
3) El intercambio erosión-sedimentación de similares carac-
terísticas ocurre a todo lo largo del Amazonas en Brasil.

Cuando los sedimentos de este río alcanzan el océano se


produce una dinámica de floculación, deriva a lo largo de la
plataforma y otros fenómenos que son tratados en detalle en la
sección “Litoral y Plataforma” de este volumen.

 
El Río Paraná

El río Paraná drena una cuenca de tamaño continental


formada por varias regiones diferentes (en algunos casos con-
trastantes) que abarcan áreas de cientos de miles de kilómetros
cuadrados. La superficie total de la cuenca cubre de 2.600.000 a

284 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

2.800.000 km2, según el criterio de definición que se adopte. La


mayor parte de su territorio está ubicada en Brasil, aunque
también abarca regiones de Argentina y Bolivia y todo el Para-
guay. La geología de cada región influye en diferentes grados
la sedimentología y la geoquímica del colector (Iriondo y Paira,
2007). La composición geológica de la cuenca es la siguiente

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-35 – Cuenca geológica del río Paraná (según Iriondo y Paira, 2007).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 285


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El Escudo Brasileño – El sector del escudo perteneciente a


la cuenca forma una faja irregular en el noreste, que compren-
de 7,4 % del total de la misma. Dominan las rocas metamórfi-
cas; suelos rojos cubren la región. El escudo origina en forma
directa o indirecta la mayor parte de la carga en arrastre del
río, compuesta casi exclusivamente por arena cuarzosa; tam-
bién aporta caolinita.

La cordillera de los Andes – Forma el oeste de la cuenca


con forma de un rectángulo de 170.000 Km2 de superficie
(aproximadamente 7,4 % del área total). Está compuesta por
una serie de montañas plegadas de orientación norte-sur de
edad terciaria (las Sierras Subandinas), parte de la Cordillera
Oriental y del Altiplano. Las rocas dominantes son lutitas, fili-
tas y otras sedimentarias y metasedimentarias de grano fino.
Esta región provee la gran mayoría de los sedimentos finos a la
red hidrográfica, principalmente limo e illita, que constituyen
la carga en suspensión que alcanza al mar. Llegan al Paraná en
territorio paraguayo y argentino, aguas abajo de Brasil.

Área jurásico-cretácica – Comprende casi el 29 % de la su-


perficie total. Sus rocas son basaltos tholeiíticos y areniscas silí-
ceas originadas en ambientes desérticos y fluviales; ambos ti-
pos de roca cubren extensiones similares. La superficie está cu-
bierta por suelos rojos. Provee arena cuarzosa y caolinita a la
red fluvial.

286 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Área carbonífera – Forma dos fajas reducidas que bordean


al área jurásico-cretácica. Está compuesta por rocas glaciales y
periglaciales (tillitas, limolitas, etc.).

Llanura chaco-pampeana – Es la región más extensa de la


cuenca; está ubicada en Paraguay y Argentina, aguas debajo
del territorio brasileño. Está compuesta en superficie por varias
decenas de metros de sedimentos cuaternarios, fluviales y eóli-
cos. Constituye el sistema de transporte de los materiales cordi-
lleranos al colector a través de los ríos chaqueños (Bermejo, Sa-
lado y otros). Aporta también importante volumen de sales di-
sueltas mediante pequeños ríos pampeanos y surgencia directa
de agua subterránea al Paraná.

Planicies de la margen oriental – Se extienden a lo largo


del costado oriental del eje río Paraguay-río Paraná, cubriendo
el 10,8 % del total de la cuenca. Están formadas por sedimentos
cuaternarios (el sector norte es el Pantanal del Mato Grosso); en
la actualidad están caracterizadas por grandes pantanos.

Otras regiones – Se trata de áreas menores de diverso tipo,


que en conjunto alcanzan aproximadamente un 10 % de la su-
perficie de la cuenca.

Conexiones fluviales con la cuenca del Amazonas – El


contacto de las redes fluviales del Paraná y el Amazonas no es
raro. El mismo ocurre en forma esporádica o estacional. La di-
visoria entre ambas cuencas tiene alrededor de 2.000 kilóme-
tros de longitud y cruza varias unidades geomorfológicas de

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 287


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

diferentes características. Algunas de éstas favorecen las trans-


fluencias, capturas, inundaciones y desbordes hacia uno u otro
lado. Dos ejemplos pueden ilustrar alguno de esos procesos.

El más importante está localizado en el este de Bolivia,


donde fluye el río Grande desde las Sierras Subandinas hacia la
planicie sudamericana. El río ha construido un abanico aluvial
de piedemonte de 65.000 Km2 que cubre la divisoria actual y se
extiende dentro de las dos cuencas a lo largo de más de dos-
cientos kilómetros. 70 % del mismo pertenece al sistema del
Amazonas, incluyendo el cauce principal, el resto a la cuenca
del Paraná. Durante el verano los desbordes abarcan a áreas
compartidas y existen paleocauces de 40 a 80 metros de ancho
y 2 a 3 metros de profundidad que se reactivan y producen
transfluencias hacia la porción paranaense; esas dimensiones
sugieren considerables caudales.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-36 – Divisoria entre las cuencas del Paraná y el Amazonas
en Mato Grosso do Sul y norte de Bolivia.

288 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El segundo ejemplo notable está ubicado en las cabeceras


del río Paraguay (Fig. 2-36). En esa zona existen pequeños cau-
ces de primer orden que drenan una meseta de edad cretácico-
terciaria en la que se preserva un paisaje antiguo en rocas du-
ras. Los paleocauces de esa época están ocupados por cauces
actuales a ambos lados de la divisoria. Los ríos Aguapehy (Pa-
raná) y Alegre (Amazonas) fluyen en forma paralela a lo largo
de 40 kilómetros separados por una distancia de solamente mil
metros; existen potenciales transfluencias en varios lugares
(Soldano, 1947).

El Alto Paraná

El curso actual del colector (es decir el río Paraná propia-


mente dicho) conecta una gran región del interior tropical de
Sudamérica con las regiones templadas del continente y el sec-
tor frío del Atlántico Sur. A grandes rasgos se lo puede dividir
en Paraná Superior y Paraná Inferior. El Paraná Superior fluye
desde las nacientes hasta la ciudad de Posadas en la frontera
argentino-paraguaya a los 27 grados de latitud. Todo el sector
brasileño está ubicado allí. Drena una cuenca de 820.000 Km2 y
su longitud es de 809 kilómetros; transporta una carga sólida
anual que oscila entre 10 millones y 30 millones de toneladas
de sedimento en suspensión y una carga por arrastre que varía
entre 300 mil y 3 millones de toneladas (Itaipú Binacional,
1990). El río recorre un paisaje antiguo de meseta caracterizado
por areniscas y basaltos jurásicos y cretácicos de colinas suaves
y trechos cortos de pendiente fuerte, lo que resulta en una su-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 289


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cesión de segmentos trenzados o anastomosados separados por


cañones y cascadas. Los afluentes desembocan en el colector en
ángulos cercanos a los 90°.

Las terrazas -Uno de los segmentos más representativos


ha sido estudiado en detalle por Stevaux (1994) en el área de
Porto Rico (22°43´S - 53°10´W), ubicada inmediatamente aguas
abajo de la confluencia con el Paranápanema. El paisaje regio-
nal está caracterizado por la Formación Paranavaí, un loess
tropical arenoso de 1 a 8 metros de espesor con gravas basales
que cubre areniscas eólicas mesozoicas (Popp y Bigarella,
1975). El paisaje está constituido por colinas bajas con altitudes
entre 250 y 320 metros de altitud sobre el nivel del mar, con
una red hidrográfica local de arroyos cortos y de fuertes pen-
dientes.

290 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-37 – Mapa geomorfológico de un sector del
Alto Paraná en Porto Rico (SC).
 
El Paraná fluye en dirección noreste-suroeste por un va-
lle de 20 a 30 kilómetros de ancho y 3 a 5 kilómetros de ancho
dentro de una llanura aluvial arenosa estrecha. El cauce es
trenzado-anastomosado, la llanura aluvial es estrecha y está
formada por bancos de arena alargados y lagunas desarrolla-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 291


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

dos en su margen derecha. El río recibe un afluente desde el


oeste (el río Ivinheima), en cuya desembocadura se desarrolla-
ron dos terrazas de acumulación sedimentaria, la más alta de-
nominada por Stevaux “unidad Taquaruzú” y que adoptamos
aquí como Formación Taquaruzú, está constituida por arenas
eólicas caracterizadas por dunas parcialmente disipadas con
numerosas depresiones redondeadas transformadas ahora en
lagunas. Tiene altura variable, entre 15 y 45 metros por encima
del nivel medio del río. Tentativamente atribuimos edad pleis-
tocena superior a esta unidad, debido a su relieve relativamen-
te avanzado y altura significativa.

La segunda terraza es considerablemente más baja, de 8 a


10 metros sobre el nivel medio del agua, y se presenta bien
conservada. Está formada exclusivamente por arena y lentes
irregulares de grava con numerosos niveles cementados por
limonita. Está atravesada por un gran número de paleocauces y
albardones abandonados del río Ivinheima. Se trata de la For-
mación Fazenda Boa Vista. Ambas terrazas están formadas
por sedimentos aportados por el Ivinheima, aunque marcan
antiguos niveles del Paraná en la región. Tiene una datación de
31.140 – 1700 años A.P. y su talud se formó por erosión en el
límite Pleistoceno-Holoceno.

La llanura aluvial - Está formada en su mayor parte por


depósitos de cauce que forman una llanura de bancos de 3 a 5
kilómetros de ancho; es arenosa, con bancos alargados adosa-
dos irrgularmente, con lagunas y pantanos intercalados. Exis-

292 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ten algunos cauces menores estrechos, de recorrido tortuoso,


que se ubican cerca de la margen derecha de la llanura. El
patrón fluvial es de tipo trenzado en el cauce principal y anas-
tomosado en los brazos menores. La llanura aluvial queda su-
mergida durante algunos meses durante la temporada lluviosa
de verano. Stevaux y Souza (2004) determinaron que la asocia-
ción de facies sedimentarias que componen la llanura aluvial
está formada por albardones, pantanos, cauces abandonados y
derrames, depositadas sobre facies de cauce (arenas y gravas)).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-38 – Perfil geológico de la llanura aluvial del Paraná
en Porto Rico (Según Stevaux, 1994)

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 293


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El cauce del río - tiene profundidad promedio de 13 me-


tros y velocidad típica de 1,4 m/seg. Está bordeado por albar-
dones y el talweg migra lateralmente entre 13 y 57 metros por
año. La concentración de sedimentos en suspensión varía entre
6 y 30 miligramos por litro. La concentración alcanza los
máximos niveles durante la estación seca (entre abril y no-
viembre) y decrece en diciembre y enero, durante el período de
inundación. El lecho del río está formado por dunas que miden
entre 1,50 y7,50 metros de altura y 50 a 500 metros de largo,
con bancos mayores aislados que alcanzan los 13 metros de al-
tura y 1 kilómetro de longitud.

Las márgenes del cauce son permanentemente alteradas


por erosión y sedimentación, excepto en los trechos en que el río
atraviesa rocas duras (Fernández, 1990). Los segmentos de acre-
ción están formados por dunas o bancos laterales que crecen
preferentemente en el lado interno de una curva; las márgenes
de erosión sufren continuamente retroceso y forman orillas casi
verticales de hasta 3 metros de altura sobre el nivel del agua y su
tasa de erosión varía entre 50 centímetros y 4 metros por año.
Los procesos de erosión dominante son corrosión y derrumbe de
bloques, con escasos deslizamientos rotacionales.

 
El Paraná Inferior

El Paraná inferior recorre la llanura central sudamericana a


lo largo de unos 1.100 kilómetros dentro de una llanura aluvial
de 15 a 30 kilómetros de ancho y desemboca en el Río de la Pla-

294 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ta, todavía a unos 200 kilómetros del Atlántico Sur. Atraviesa


varias regiones que influyen de varias maneras en el sistema. El
cauce y su llanura aluvial comprenden dos segmentos sucesi-
vos: el que atraviesa el mega-abanico (con dirección este-oeste)
y el (erróneamente) llamado “Paraná Medio” que recorre fajas
de sentido norte-sur con control tectónico. Finaliza a la altura de
la ciudad de Rosario (33°S), donde entra en un complejo litoral
de 300 Km de largo y 80 Km de ancho desarrollado en gran par-
te durante la ingresión del Holoceno medio (Iriondo, 2007).

El mega-abanico se extiende por el sur del Paraguay


oriental y la mitad noroeste de la provincia argentina de Co-
rrientes. Mide 260 kilómetros de longitud y 500 kilómetros de
ancho en su línea distal, y se ha desarrollado a lo largo de todo
el Cuaternario mediante cambios erráticos de la dirección del
cauce ocurridos por mecanismos de avulsión en intervalos de
algunos miles de años; los cauces abandonados forman fajas de
varios kilómetros de ancho ocupadas por lagunas y pantanos,
bordeadas en algunos casos por orlas de dunas eólicas forma-
das por el aporte local de arena del propio cauce. El cauce ac-
tual lo atraviesa por su parte central en dirección este-oeste y
presenta características geomorfológicas y sedimentológicas
similares a las descritas en el área de Porto Rico, con cauce
trenzado-anastomosado y numerosas islas y bancos elípticos
de arena.

El segmento siguiente (o “Paraná Medio”) comienza en la


confluencia con el río Paraguay, a la longitud de 59°W. Éste es

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 295


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

su afluente más importante; tiene un comportamiento hidroló-


gico particular, pues su creciente anual sufre un retraso de va-
rias semanas debido a la interferencia del Pantanal en Mato
Grosso, un humedal de 60.000 Km2 compuesto por dunas eóli-
cas, paleocauces y abanicos aluviales parcialmente sumergidos.
Cerca de la confluencia el Paraguay recibe dos importantes
afluentes chaqueños, los ríos Bermejo y Pilcomayo, que aportan
la mayor carga de sedimentos en suspensión de todo el sistema.

Aguas debajo de la confluencia la llanura aluvial tiene di-


rección norte sur y está compuesta por un complejo de áreas
cubiertas por depósitos de cauce y de inundación a lo largo de
600 kilómetros, hasta la latitud de 33°S. Los depósitos de cauce
forman llanuras de bancos y llanuras de meandros; los depósi-
tos de inundación generan llanuras de avenamiento impedido.
También existen dentro de esta faja deltas de tributarios y una
terraza desarrollada en la margen derecha (Fig. 2-43). En la
margen izquierda existe una barranca casi continua de 30 a 50
metros de altura. El ancho de la llanura aluvial varía entre 13 y
45 kilómetros. El cauce principal es de tipo trenzado; está com-
puesto por una sucesión de trechos anchos e inestables de 20 a
30 kilómetros de largo por 4 a 8 Km de ancho limitados por
contracciones cortas y bien definidas. La pendiente hidráulica
promedio está en el orden de 5,8 x 10-5. Los sedimentos de fon-
do están compuestos casi exclusivamente por arena fina de 0,2
a 0,3 mm de diámetro.

296 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-39 – Mapa geomorfológico de un sector de la llanura aluvial del Paraná
Inferior (provincias de Santa Fe y Corrientes, Agentina).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 297


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El Paraná desemboca en el Río de la Plata formando un


complejo litoral de 300 kilómetros de longitud y 80 Km de ancho
de edad holocena a 200 kilómetros de la orilla actual del océano
Atlántico. Dicho complejo está formado por una gran albufera,
cordones litorales, llanuras de marea y cauces fluviales. Su diná-
mica hídrica está dominada por mareas y crecientes provocadas
por vientos ocasionales de dirección sudeste (“sudestadas”).

 
El Río Uruguay

El Uruguay es el colector de una cuenca de 350.000 Km2


de extensión que comprende parte del sur de Brasil, oeste del
Uruguay y noreste de Argentina. Dicha cuenca es un territorio
complejo que vincula una región tropical con áreas meridiona-
les bajo clima templado. Se extiende desde la latitud de 26°30´
S hasta los 34°S y desde la longitud de 49°W hasta los 58°30´
W. Las mayores superficies dentro de la cuenca pertenecen a
los estados de Santa Catarina y Río Grande do Sul, mientras
que casi todo el resto corresponde a la República Oriental del
Uruguay; el área argentina es un sector menor ubicado en la
margen derecha del colector.

La longitud del cauce es de 1.838 kilómetros. Tiene sus na-


cientes en la Serra do Mar y en la Serra Geral; su afluente prin-
cipal, el río Pelotas, nace a 64 Km del océano Atlántico y fluye
hacia el oeste hasta confluir con el Canoas, cerca de Piratuba
(1.800 metros sobre el nivel del mar). En dicha unión recibe el
nombre de Uruguay, que corre hacia el oeste y en elevaciones

298 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

por sobre 1.000 m.s.n.m. llega a la frontera con Argentina. Allí


el río cruza un bloque elevado, formando los saltos de Yu-
cumá/Moconá. En ese punto el rumbo cambia hacia el sudoes-
te, formando la frontera entre Brasil y Argentina y más al sur
entre Argentina y Uruguay (Fig. 2-40).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-40 -Mapa de la cuenca del río Uruguay dividida en tres subcuencas
(según Iriondo y Kröhling, 2008).
 
La red hidrográfica del Uruguay fluye sobre tres regiones
diferentes, que constituyen sendas subcuencas. La superior
está desarrollada sobre la meseta basáltica de sur de Brasil y
noreste de Argentina; la subcuenca intermedia drena una re-
gión caracterizada por un conjunto de formaciones cuaterna-
rias y se extiende por el extremo sur de Brasil y por la Mesopo-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 299


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tamia argentina; la subcuenca inferior es una llanura que ha es-


tado sometida a la influencia del océano Atlántico en forma di-
recta o indirecta durante el Cuaternario.

El colector en la subcuenca superior – El cauce del río


Uruguay en la meseta basáltica presenta un típico patrón de
grandes meandros encajados. Se extiende desde la Serra Geral
hasta Sao Borja-Santo Tomé en la frontera con Argentina. Di-
chos meandros se originaron en algún momento del Terciario
antes de la generación de la Superficie Velhas, porque atravie-
san la superficie más antigua con las mismas características que
las dos superficies posteriores de la meseta. El tamaño del río
aumenta en forma constante desde las nacientes hacia aguas
abajo. El primer tramo del Pelotas, de 100 Km de longitud en
línea recta, mide 3,3 Km de longitud de onda promedio de los
meandros; el segundo tramo, de 250 Km de extensión, pasa a
9,3 Km de longitud de onda. Debajo de la confluencia con el río
Canoas, la longitud de onda aumenta a 9,7 Km. En el tramo si-
guiente (de 200 Km) hasta la frontera argentina, la longitud de
onda promedio de los meandros alcanza los 13,3 kilómetros.

Las demás dimensiones del río también varían. En su tra-


mo superior entre Sao Joaquim y Bom Jardim, el río Pelotas
mide entre 150 y 200 m de ancho, lleva abundante carga en
suspensión y está bordeado por una estrecha terraza, ocupan-
do un valle de cierta profundidad. En su tramo medio, cerca de
Vacaría, el cauce alcanza 250 m de ancho, con numerosos rápi-
dos. Ocupa un cañón de 100 m de profundidad, con pendientes

300 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

laterales simples, de 40 a 50° de gradiente, cubiertas por selva.


Próximo a la localidad de Anita Garibaldi el cauce es estrecho,
presentando correderas y barras compuestas por gravas y can-
tos rodados que provienen de canaletas labradas en las pen-
dientes laterales del valle.
En el punto de confluencia del Pelotas y el Canoas (Barra-
cao) el cañón del río Uruguay es profundo y de grandes di-
mensiones. Fue excavado por el Ciclo Paraguazú, que ha avan-
zado hasta ese punto a lo largo del valle del río y de sus afluen-
tes principales. Es un valle en V sin terrazas, con varios cientos
de metros de profundidad, excavado en la Superficie Velhas
que presenta madurez avanzada en esa área. En la parte final
de la meseta el río se ensancha y aparecen algunas islas en el
centro del cauce. Aplicando la relación longitud de on-
da/caudal (Iriondo, 1990) se deduce que durante la generación
de los meandros el caudal medio anual fue de 10.500 m3/seg,
aproximadamente el doble que el caudal actual. Ello significa
un clima más húmedo que en la actualidad.
Una descripción detallada del río en la zona de Puerto
Mauá-Alba Posse (frontera con Argentina) indica que el cauce
está bordeado por una terraza baja de 70 metros de ancho y
superficie plana; existen varias islas en proceso de erosión y fa-
jas de rápidos. En algunos trechos la terraza está formada por
dos niveles, cada uno de los cuales termina en un albardón.

Una descripción detallada del río en la zona de Puerto


Mauá-Alba Posse (frontera con Argentina) indica que el cauce

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 301


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

está bordeado por dos terrazas. La terraza superior es la geo-


forma más extensa, conocida como Formación Concordia; está
ubicada a 2,50 sobre la inferior. Es un plano regular de 60 a 70
metros de ancho, con una ligera pendiente inversa, que pasa a
un plano horizontal hacia atrás y luego se conecta con la ladera
de una colina. Su borde frontal presenta forma de albardón típi-
ca, en partes con microformas suaves. La terraza inferior está
compuesta por una serie de albardones adosados, con irregula-
ridades menores en su superficie; este plano tiene 10-12 metros
de ancho y se ubica a 4,5-5 m por sobre el nivel del agua.

Una característica notable del cauce en la meseta es la


existencia de un cañón incidido en su lecho basáltico y sumer-
gido en forma permanente aun en aguas bajas; dicho cañón
mide entre ¼ y 1/3 del ancho del cauce actual y es de tres a sie-
te veces más profundo que éste. Sus bordes están bien defini-
dos y su fondo es plano; us curvas son consecuentemente más
cortas e irregulares y su ancho es menor en los estrechamientos
del cauce actual. Se trata de un cauce excavado en un período
seco suficientemente extenso como para erosionar varios me-
tros de basalto. Tentativamente, colocamos dicho episodio en el
Cuaternario inferior.

Al llegar a la frontera argentina el río atraviesa un bloque


elevado por neotectónica. Esto permite que el cañón emerja du-
rante aguas bajas; en esas condiciones el agua del río cae desde
el fondo del cauce al fondo del cañón desde los costados, for-
mando los conocidos Saltos del Yucumá (denominación brasi-

302 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

leña) o Moconá (nombre argentino). En ese trecho el cañón es


estrecho (50 metros) y particularmente profundo; su lecho es
irregular, con profundidades típicas de 50 a 60 metros y supe-
rando los 100 metros en algunos puntos. Los procesos de ero-
sión dominantes en estos saltos son tres: a) Cavitación. b) Dia-
clasamiento del basalto y desprendimiento de pequeños blo-
ques. c) Ensanchamento regular de grietas del basalto, que
forma surcos rectos de 4 a 6 cm de ancho.

El Uruguay en la subcuenca intermedia - La subcuenca in-


termedia cubre una superficie de 163.000 Km2, que se extiende
desde Sao Borja-Santo Tomé hasta Concepción del Uruguay
(Argentina)-Ofir (República del Uruguay).Está caracterizada
por terrenos bajos y de altura intermedia y menos meteoriza-
dos que los de la subcuenca alta. Durante el Neógeno estuvo
sometida a importantes capturas de afluentes, algunas de las
cuales cubren miles de kilómetros cuadrados. En una época no
precisa se incorporó la mayor parte del sistema del río Ibicuy,
mientras que en el Pleistoceno medio se perdió una extensa
superficie de las provincias de Entre Ríos y Corrientes, en Ar-
gentina, que pasó a integrar la cuenca del Paraná. El último
gran cambio fue la separación del río Paraná durante el Pleisto-
ceno superior. El río recibe en este tramo gran cantidad de are-
na (un sedimento casi ausente en la cuenca alta) aportada por
los afluentes de ambas márgenes.

El cauce en la cuenca intermedia mantiene un diseño de


meandros encajados flanqueados por dos terrazas e interrum-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 303


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

pido por rápidos llamados “saltos. El cañón sumergido se con-


serva a todo lo largo de la cuenca intermedia. La terraza infe-
rior holocena (Formación Concordia) es continua a lo largo de
todo el cauce en la región. La terraza alta, generada durante el
Último Interglacial (Formación El Palmar) aparece en forma
discontinua a lo largo del río, debido a que durante la época en
que se depositó el río no tenía el mismo recorrido en todos sus
segmentos. Pueden observarse grandes lóbulos meándricos en
ambos lados de la faja actual; éstos miden varios kilómetros de
longitud de onda y 1 a 4 Km de ancho.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 2-41 – Incorporaciones y pérdidas
de áreas de la cuenca del río Uruguay
durante el Cuaternario (según Iriondo y
Kröhling, 2008).

304 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La cuenca intermedia está compuesta por varios afluentes


importantes, el principal de ellos es el río Ibicuí, que llega al
Uruguay desde la margen izquierda. Drena una depresión ex-
tensa en Río Grande do Sul, caracterizada por un patrón
dendrítico en un paisaje de colinas de topes convexo-planos
con pendientes suaves hacia los valles. Estos valles tienen pro-
fundidades típicas de 20 a 35 metros. Los afluentes principales
ocupan valles amplios con extensas llanuras de inundación e
islas arenosas en los cauces. En el sur y sureste de la depresión
aparecen bañados y lagunas semi-permanentes.

El río Miriñay es un antiguo cauce del río Paraná, con


formas y dimensiones desajustadas actualmente. Sus curvas
meándricas y ancho general forman actualmente un valle si-
nuoso con mayores dimensiones que el propio río Uruguay en
la alta cuenca, dentro del cual fluye el cauce activo. El valle
mide 4 a 5 kilómetros de ancho y bordes bien definidos. El pa-
leocauce propiamente dicho forma una faja central de 3 a 5 Km
bordeada por albardones. Este afluente atraviesa amplias ex-
tensiones de esteros y bañados.

El río Aguapey es otro paleocauce del Paraná que junto


con el Miriñay confluye desde la margen derecha y estuvo ac-
tivo durante un período corto del Pleistoceno superior, especí-
ficamente en el EI3, alrededor de 50 ka. A.P. Tiene dimensiones
similares al anterior y drena actualmente zonas anegadas de la
provincia de Corrientes en Argentina.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 305


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El río Quaraí o Cuareim ocupa un valle encajado en el nor-


te de la meseta de Masoller, constituyendo el límite entre Brasil
y Uruguay. Sus nacientes se hallan próximas a la escarpa de la
meseta (o “cuesta de Haedo”) a unos 400 m de altura, y desem-
boca en el río Uruguay en el área llamada “barra do Quaraí”, a
cotas inferiores a 40 m.s.n.m. Tiene control estructural evidente
en casi todo su recorrido. En su último tramo el cauce presenta
un diseño rectangular y alcanza 200 m de ancho.

La cuenca inferior – El tramo inferior del río Uruguay se


extiende desde Concepción del Uruguay (Argentina) hasta
Nueva Palmira (Uruguay), donde se produce un estrechamien-
to debido al avance del delta del Paraná hacia el este. Su longi-
tud total es de 170 Km. Dicho tramo está determinado por dos
características principales: la más importante es la influencia
directa del mar, que penetró profundamente en el valle duran-
te las ingresiones eemiana (Último Interglacial) y holocena; la
otra es la gran abundancia de arena y sedimentos finos, que
general gran cantidad de bancos e islas. El cañón sumergido se
conserva profundo y estrecho a lo largo de todo el recorrido,
con su lecho por debajo del nivel del mar.

La cuenca inferior es notablemente asimétrica. Mide


10.200 Km2 y está compuesta por sedimentos pleistocenos pa-
lustres y fluviales y sedimentos holocenos litorales. El sistema
finaliza en el Río de la Plata.

306 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
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FORMACIONES GEOLÓGICAS CUATERNARIAS DE BRASIL
• Balterra
• Barreiras (Grupo)
• Barrio Paraíso
• Candelaria
• Coesewijne
• Coronie
• Coropina
• Chupiari
• Demerara
• Ica (Izá)
• La Tagua
• Lelydorp (miembro)
• Mara
• Pantanal

324 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• Para (miembro)
• Paranavaí
• Parintins
• Pumacahua
• Q1
• Q2
• Q3
• Q4
• Sapuenilla
• Solimoes (Grupo)
• T1
• T2
• T3
• Trinidad
• Villa Bosch

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 325


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
3 - PARAGUAY
 
 
La República del Paraguay está formada por dos grandes
regiones claramente diferentes: El Paraguay Oriental y el Chaco,
separadas por el río Paraguay. El Cuaternario de las mismas se
puede dividir en unidades menores; el Chaco comprende el Me-
ga-abanico del Parapetí, una Región de Dunas Eolicas y el Me-
ga-abanico del Pilcomayo; el Paraguay Oriental está integrado
por un sector del Mega-abanico del Río Paraná y por un área de
Superficies Antiguas con depósitos cuaternario menores.

La geomorfología y las formaciones geológicas de las dos


grandes regiones presentan un gran contraste. El Cuaternario
del Chaco está vinculado a los fenómenos geologicos y climáti-
cos de la cordillera de los Andes, desde donde provienen sus
sedimentos (generalmente de origen volcánico) y ríos alócto-
nos; gran parte de su territorio es actualmente semiárido y ha
sufrido fases claramente áridas durante los periodos glaciales.
El Paraguay Oriental, por el contrario, está dominado por un
paisaje antiguo de mesetas compuestas por rocas cretácicas; en
el sector de llanura del sur han sedimentado arenas cuarzosas
originadas en rocas antiguas del Escudo Brasileño y de arenis-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 327


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cas cretácicas. El clima ha sido más húmedo que en el Chaco


durante todo el Cuaternario.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-1. – Mapa del Cuaternario de Paraguay
 

328 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
EL CHACO SUDAMERICANO
 
 
INTRODUCCION
El Chaco es una amplia llanura deshabitada y pobremente
conocida, ubicada en el corazón tropical de Sudamérica. Su su-
perficie es de unos 840000 km2, repartidos entre Bolivia, Para-
guay y Argentina. A pesar de su fuerte identidad climática. ge-
ológica y biogeográfica, no ha recibido la atención de los inves-
tigadores científicos en la medida en que lo han hecho, por
ejemplo, en la Amazonia o la Patagonia. Está ubicado a ambos
lados del Trópico de Capricornio, entre la pampa y la planicie
amazónica, y limita hacia el oeste con las Sierras Subandinas y
hacia el este con el Planalto brasileño.

El Chaco está caracterizado por bosques, sabanas y gran-


des pantanos. Los ríos son escasos, con perfiles longitudinales
muy suaves; en consecuencia, se producen frecuentemente ex-
tensas inundaciones, que cubren la superficie durante varios
meses en los años húmedos. La variabilidad climática inter-
anual es amplia (Iriondo, 1992).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 329


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-2. – Mapa geomorfológico del Chaco sudamericano.

330 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
CLIMA Y BIOGEOGRAFIA
El clima del Chaco es tropical semiárido a tropical húme-
do. Está caracterizado por un intercambio pennanente de ma-
sas de aire tropical y austral. Durante periodos de viento norte,
la temperatura puede subir a 40 °C o más en una hora, incluso
durante los meses frescos de agosto y septiembre. Las lluvias
son generalmente intensas y pertenecen a dos tipos de precipi-
tación: frontal, producida por el avance de masas de aire frío
del sur; y convectiva, originadas en fenómenos convectivos lo-
cales dentro de una masa de aire tropical húmedo estacionada
sobre la región en el verano. En este último caso pueden caer
más de 200 milímetros en unas pocas horas en áreas muy limi-
tadas, mientras que a pocos kilómetros de distancia brilla el
sol. La temporada de lluvias comienza en octubre y tennina en
marzo; los inviernos son secos.

Las temperaturas medias varían entre 24°C y 30°C en ve-


rano (según las localidades), con máximas por sobre los 40
grados todos los años. Las amplitudes diurnas son grandes en
el oeste, alcanzando los 15°C y 20°C, con importante enfria-
miento nocturno provocado por radiación, que produce hela-
das en algunos inviernos. Las condiciones son más suaves en el
este, debido a la mayor humedad del aire.

La vegetación está caracterizada por bosques, sabanas y


asociaciones de pantanos. En el Chaco oriental los bosques pre-
sentan alta diversidad específica y frecuentemente los grandes

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 331


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

pantanos son cubiertos por vegetación flotante y plantas palus-


tres. Como consecuencia del gradiente climático, en el oeste
semiárido la vegetación está representada por solamente diez
especies arbóreas (xerofíticas), cactus y pajonales (Cabrera &
Willnick, 1930). A nivel local, la vegetación depende simple-
mente del tipo y altura relativa del substrato: bosque complejo
en albardones, palmeras en las pendientes intermedias, pajonal
en las depresiones, etc. El Chaco es una provincia biogeográfica
homogénea y bien definida del Dominio Chaqueño, que a su
vez es un importante nivel biogeográfico que cubre. un amplio
sector de Sudamérica. La Provincia Chaqueña se caracteriza
por un escaso número de formas endémicas a nivel familia; son
típicas las Leguminoseae, Mimosoideae y Endentata, Chiropte-
rae, Tinamidae y un pez pulmonado (Lepidosiren paradoxa). En-
tre los insectos son abundantes las hormigas, (Atta) y las termi-
tas (Cornitermes) (Cabrera & Willnick, op. cit.).

En nuestra opinión, desde un punto de vista evolutivo, el


Dominio Chaqueño puede ser interpretado como un ambiente
secundario, derivado de la interacción de los dos grandes polos
neotropicales; Patagonia y Amazonia. Considerando que los
sistemas geológicos y climáticos actuales de Sudamérica fueron
establecidos aproximadamente en el Mioceno (y consecuente-
mente los Dominios Patagónico y Amazón Amazónico), se
puede postular una edad pliocena (aproximada) para la identi-
dad biogeográfica del Chaco.

332 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

EL CHACO OCCIDENTAL
El Chaco occidental se caracteriza por su clima semiárido;
es bordeado hacia el oeste por las Sierras Subandinas, donde
ocurren precipitaciones del orden de los 1000 y 2500 mm. Es
dominado por la dinámica de los grandes ríos alóctonos que
poseen fuerte tendencia a la divagación lateral. Dichos ríos lle-
gan a la llanura desde sus cuencas montañosas a lo largo de
profundos cañones, transportando arenas cuarzosas finas, bien
seleccionadas. A pesar de la elevada capacidad de transporte,
las fracciones granulométricas gruesas están ausentes, excepto
algunos escasos bancos de rodados a pocos cientos de metros
de la montaña. La única excepción es el río Bermejo. Al salir de
la montaña los ríos han formado 2 terrazas.

Los grandes ríos atraviesan la región hacia el este, a lo largo


de fajas complejas caracterizadas por cauces abandonados y
formas menores. Ocasionalmente se produce un proceso mayor
de avulsión. El Bermejo abandonó, a mitad del siglo XIX, un tre-
cho de más de 200 km de cauce, abriendose camino por otra di-
rección (Iriondo, 1990). En la actualidad el Pilcomayo está su-
friendo un proceso similar, el cual está bajo observación. Dicho
proceso lleva ya varios años de duración y aún no ha terminado.

Durante los climas más secos que el actual, los ríos que
descienden del oeste han sido más pequeños y más divagantes,
hecho que se deduce de la presencia de numerosos paleocauces
de reducidas dimensiones en toda la llanura del oeste. Estos
paleocauccs tienen un patrón distributario a gran escala; son

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 333


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

especialmente visibles en los abanicos de los ríos Pilcomayo y


Salado.

Cuando la sequedad del clima llegó a valores máximos, se


estableció una dinámica eólica en el Chaco Occidental, produ-
cida por vientos fuertes y secos del norte.

 
 
LOS EPISODIOS EOLICOS
De la misma manera que el resto de Sudamérica, el Chaco
sufrió durante el Cuaternario cambios climáticos de diferente
magnitud. En las latitudes tropicales los cambios se expresaron
en diferencias de humedad, más que en mudanzas en la tem-
peratura. En todo el Chaco existen evidencias geomorfológicas
y sedimentológicas de épocas más secas que la actual, durante
las cuales la acción del viento fue dominante. De acuerdo con
los datos estratigráficos obtenidos, se han podido identificar
dos períodos secos, en los últimos miles de años, uno de ellos
ocurrido durante el Pleistoceno final, seguramente vinculado
con el Máximo Glacial, y el otro de edad Holoceno superior,
más corto y menos severo.

En cada uno de ellos se formaron dos sistemas de circula-


ción de vientos, uno al sur (de tipo pampeano) y el otro al no-
roeste, paralelo a las Sierras Subandinas. El interés principal de
este último consiste en que los vientos fuertes y secos que mo-
vilizaron la arena y el limo provenían del interior de la planicie
amazónica (Fig. 3.3).

334 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-3 – Depósitos eólicos en el Chaco occidental sudamericano.
(Según Iriondo, 1994).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 335


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
Período seco del Pleistoceno

Sistema Pampeano. El casquete de hielo localizado en Los


Andes patagónicos durante el Ultimo Máximo Glacial generó
un centro anticiclónico en el noroeste de Patagonia, que envia-
ba vientos fríos y secos hacia la pampa (Iriondo, 1990). En con-
secuencia, se acumularon extensos depósitos de arena y loess
en la Argentina central y del norte. La mitad sudoeste del área
fue cubierta por un gran mar de arena, detrás del cual se depo-
sitó un cinturon de loess de 300 km de ancho, que alcanzó el
sur del Chaco en Santa Fe y Santiago del Estero. En dicha re-
gión el loess típico está interestratificado con limo eólico depo-
sitado en ambientes palustres, que está caracterizado por colo-
res castaño grisáceo y gris verdoso, con concreciones de man-
ganeso en su interior (Iriondo, 1987).

Sistema del noroeste - En amplias superficies del Chaco bo-


liviano y noroeste del Paraguay aparecen campos en dunas.
Las dunas fueron disipadas por un clima húmedo posterior,
durante el cual se formaron suelos profundos. Asociada a las
dunas, una faja de loess de 10 a 15 m de espesor rellena par-
cialmente los valles del flanco oriental de las Sierras Subandi-
nas a lo largo de 900 km entre el sur de Santa Cruz de la Sierra
y Tucumán (latitudes de 19° y 27°S). Se trata de la Formación
Urundel. El campo de loess se extiende hacia el este en una an-
cha faja en las provincias argentinas de Salta y Chaco, ahora
parcialmente erodada por los abanicos holocenos de los ríos

336 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Bermejo y Salado. Mineralógicamente está constituido por


cuarzo e illita.

La arena pleistocena edafizada fue erodada y removiliza-


da en varias regiones del noroeste chaqueño. La más extensa
de ella es el arenal del Parapetí, con una extensión de 25 000
km2. Otros menores son los arenales de Guanacos, Piraí, Biru-
Biru, etc. La arena fue movilizada por vientos de rumbo Norte-
Sur, formando dunas parabólicas de hasta 10 km de longitud.
De acuerdo con fechados de Servant et al. (1981), el clima seco
permaneció desde el 3500 AP hasta el 1400 AP.

 
Período seco del Holoceno superior

Sistema Pampeano. Un clima seco, básicamente semiárido


tiene lugar en el Holoceno superior en la zona del Chaco y de
la Pampa. Las fechas 14C disponibles indican que el área estuvo
seca entre 3500 años AP y 1000 años AP. (Iriondo, 1980). La ac-
ción del viento causó erosión de los sedimentos superficiales
existentes así como la redeposición del material erosionado en
una extensa capa de arena y sedimento y campos locales de
dunas. Mediciones de indicadores paleovientos e información
asociada indican la ocurrencia de un sistema anticic1ónico es-
tacional. Se trata del anticiclón que aparece sobre el Altiplano,
el que tuvo un período de expansión y llegó a la superficie del
terreno en toda la región chaco-pampeana. Se lo observa hoy
en día en “años La Niña” y estimamos que fue el escenario

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 337


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

normal durante este período: seco en el Chaco y húmedo en el


Altiplano.

Este sistema afectó principalmente la parte distal de los


abanicos del Salado y del Bermejo, depositando una carpeta de
limo eólico de 20 a 40 cm de espesor sobre el paisaje. y forman-
do hoyas de deflación circulares y elípticas con diámetros que
varían entre los 200 m y los 2000 m.

 
El mega-abanico del Parapetí

El río Parapetí forma un abanico aluvial de varias docenas


de miles de kilómetros cuadrados en Bolivia y Paraguay. Per-
tenece en parte a la cuenca del río de la Plata y en parte a la
cuenca amazónica. Actualmente su cauce permanente desagua
en el bañado de Izozog, que deriva en el río Mamoré. En la
época del creciente tiene un derrame importante que forma el
río Timane, que se dirige hacia el este hacia el río Paraguay
(Fig. 3-4).

338 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-4 – Sistema sedimentario del Parapetí en Bolivia y Paraguay
(Según Iriondo, 1994).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 339


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

De acuerdo a Huamán et al. (1975) se pueden reconocer


cuatro sub-unidades en la superficie del abanico perteneciente
a Bolivia: a) depósitos aluviales antiguos. b) llanura eólica. c)
faja aluvial actual del río, y d) Bañado del Izozog. En el ápice
aparecen dos terrazas correlacionables con las del Pilcomayo.
Los depósitos aluviales antiguos forman una amplia pla-
nicie con pendientes generales menores al 1 % donde el escu-
rrimiento del agua es muy lento. Se observan en superficie
cauces abandonados. La planicie está compuesta por materia-
les franco arcillosos y franco arenosos, color pardo amarillento
rojizo. Los minerales dominantes son cuarzo e illita. Se extien-
de entre los 62°15'O Y los 62°30'O y más hacia el este en Para-
guay. En general son suelos muy profundos, bien desarrolla-
dos, con horizonte B-textural. En el subsuelo hay precipitados
de CO3Ca en forma de pseudomicelios y pequeñas manchas.
Estos depósitos han sido afectados en partes por deflación lo-
cal. Son correlacionables con la terraza baja y los limos del oes-
te de Formosa en el abanico del Pilcomayo (también con el lo-
ess y el gran lóbulo meridional del río Bermejo).

La llanura eólica cubre un área de 25000 km2 en el este de


Bolivia y el noroeste del Paraguay. Está compuesta por arena fina
en grandes dunas parabólicas de orientación N-S de varios kiló-
metros de longitud individual. Mineralógicamente están consti-
tuidas por 98% de cuarzo y 2% de feldespatos. Estas dunas co-
rresponden a la movilización eólica generalizada ocurrida en el
Holoceno superior entre 3400 BP y 1400 BP (Servant et al.. 1981).

340 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La faja aluvial actual del río Parapetí está formada por el


cauce actual y un conjunto de cauces abandonados por proce-
sos de avulsión. Tiene unos 10 km de ancho en los 63°O y va
torciendo hacia el Norte hasta llegar a los Bañados del Izozog
con aproximadamente 20 km de ancho total. La acción eólica
durante los meses secos transporta localmente la arena for-
mando "sombras de arena" y pequeños montículos en el borde
sur de los cauces. Esta unidad está en discordancia con la lla-
nura eólica, por lo tanto apareció posteriormente al 1400 AP.

El Bañado del Izozog es un área pantanosa de 6800 km2 de


superficie, ubicada en la depresión tectónica. El río devide allí
su cauce en numerosos brazos con albardones, en un patrón
distributario. La carga sedimentaria del Parapetí es depositada
en esta zona y redistribuida localmente por el viento en la épo-
ca seca. El agua se pierde en gran parte por evotranspiración e
infiltración; el resto migra lentamente hacia el Amazonas. En
las depresiones el relleno sedimentario está constituido por ar-
cilla (hasta el 80% del total) finamente estratificada. En los al-
bardones la granulometría es algo más gruesa.

El sector paraguayo del sistema del Parapetí – El sistema


del río Parapetí cubre aproximadamente un tercio del Chaco
paraguayo (unos 50.000 kilómetros en el noroeste). La mayor
parte está compuesta por depósitos aluviales y fluviales anti-
guos y el resto por un sector del mar de arena del ápice del
abanico, que se continúa en Bolivia hacia el oeste.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 341


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los depósitos aluviales antiguos forman la mayor parte


de la superficie, con algunos paleocauces mayores visibles en
superficie, que terminan en forma abrupta en medio de la pla-
nicie, y distributarios pequeños emergiendo desde ese lugar. Es
decir, una geomorfología similar a la de la actualidad en los
bañados del Izozog y los esteros de Patiño del Pilcomayo en la
frontera con Argentina. El caso más visible es el preservado en
el área de la localidad de Mayor Lagerenza (Fig. 3-5) actual-
mente colmatado con sedimentos. La superficie actual de esta
unidad es una llanura baja con depresiones eólicas holocenas
transformadas en lagunas salinas esporádicas. El único cauce
(activo estacionalmente) es el río Timane, que se alimenta de
los desbordes de la Precordillera; nace en Lagerenza y fluye
hacia el sureste a lo largo de una fractura.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-5a - Mapa geomorfológico de los depósitos del Parapetí
en el noroeste de Paraguay.

342 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-5b - Mapa geomorfológico de los depósitos del Parapetí
en el área de Lagerenza.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-5c – Detalles locales del mapa anterior.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 343


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Una perforación realizada en Nueva Asunción, cerca de la


frontera con Bolivia, reveló el siguiente perfil, de arriba a abajo
(Karpoff y Renouard, 1965):

- 0,00-5,00 m - Arcilla negra

- 5,00-70,00 m - Arena arcillosa colorada

- 70,00- 100,00 m - Arena fina rosada

- 100,00-120,00 m - Arena arcillosa colorada

- 120,00-145,00 m - Arena grosera

- 145,00-150,00 m - Arena arcillosa colorada

No es posible por ahora conocer las edades de las forma-


ciones atravesadas.

 
Las dunas eólicas cubre aproximadamente 20.000 km2 del
sistema del Parapetí, 14.000 de ellos en territorio paraguayo.
Está formado por dunas longitudinales fósiles con orientación
norte-sur (formadas por vientos secos provenientes de la cuen-
ca amazónica), compuestas por arena anaranjada. Su edad es
con toda probabilidad el Pleistoceno superior. Algunas de esas
dunas han sido retrabajadas durante el período seco del Holo-
ceno superior (3.400 a 1.400 A.P., Servant et al., 1981). Yacen
sobre arcillas coloradas con manchas blancas depositadas en
pantanos no permanentes, y niveles arenosos fluviales. El perfil
resultante es el siguiente:

344 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

- Arena eólica holocena (3,4 a 1,4 ka A.P.).

- Dunas longitudinales pleistocenas (UMG).

- Arcillas palustres (Eemiano?).

- Arena fluvial (Pleistoceno medio a inferior?).

 
Los resultados obtenidos en el sistema del Parapetí, que
representa el noroeste del Chaco paraguayo, son coincidentes
con las conclusiones paleoclimáticas alcanzadas para el Panta-
nal y para el Escudo precámbrico boliviano, ubicado inmedia-
tamente al norte de la frontera (Fig. 3-5).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 345


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-6 – Perfil geológico general del Escudo Boliviano
(Según Argollo e Iriondo, 2006).

346 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-7 – Mega-abanico del río Pilcomayo. Cubre parte de Parraguay,
Bolivia y Argentina (Según Iriondo, 1991).
 
La baja cuenca del río Pilcomayo está desarrollada ac-
tualmente en una faja del mega-abanico de este río, que consti-
tuye el abanico aluvial más importante del Chaco. Se trata de
uno de los pocos abanicos aluviales activos de gran tamaño del
continente sudamericano. Su superficie total es de 210 000 km2.
Tiene una amplia cuenca montañosa en la Cordillera Oriental y
en las Sierras Subandinas bolivianas. Atraviesa esas montañas
en grandes meandros incididos, en una situación claramente
antecedente. Por lo tanto, para el río Pilcomayo debe deducirse
una edad terciaria, probablemente Plioceno inferior. Sus

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 347


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

afluentes subandinos, por el contrario son subsecuentes, mo-


dernos y poco desarrollados.

El río sale a la llanura en Villa Montes (21°20'S y 63°30'O).


En esa área está ubicado el ápice del abanico. Los depositas
fluviales forman dos terrazas, la más alta de altura variable (40
m en el valle aguas arriba y 20 m en el pie de monte), está co-
ronada por un depósito eólico rojizo de 3 m de espesor, en cu-
ya parte superior hay un suelo bien desarrollado. La terraza in-
ferior forma la mayor extensión de la región. En el valle aguas
arriba, cerca del puente carretero, tiene 6 m de espesor y está
formada por dos estratos. El inferior está constituido por roda-
dos y bloques, de color en general gris; el superior está forma-
do por rodados algo menores y bloques en una matriz arenosa
rojiza. En el pie de monte oriental esta terraza tiene 2 m de al-
tura; está cubierta por estratos gruesos y muy gruesos de arena
rojiza, planares, con contactos netos. La terraza baja se extiende
hacia el este, formando una amplia superficie en el Chaco occi-
dental. En el oeste de Formosa, de 300 a 400 km de distancia
hacia el sureste, esta unidad está compuesta por un depósito de
limo cuarzoso y arena cuarzosa muy fina. Los granos están cu-
biertos de hematita y grandes placas de illita intersticial. El se-
dimento es de color marrón amarillento, compacto y modera-
damente plástico. La unidad está caracterizada por numerosos
cauces efímeros, de 5 a 15 km de longitud visible y trazado
irregular. Alcanza hasta aproximadamente el meridiano de
60°O, formando un abanico.

348 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Hacia el este se extiende en superficie una unidad más an-


tigua, probablemente correlacionable con la terraza alta de Vi-
llamontes. Está compuesta por 10 a 20 m de arcillas limosas pa-
lustres, cubiertas por pantanos permanentes y temporarios.
Está cruzada por fajas fluviales de rumbo Oeste-Este y Noroes-
te-Suroeste, compuestas por amplios paleocauces que forman
los colectores de cuencas locales menores (Monte Lindo, Pilagá,
Verde, Melo y otros), con dinámica hídrica similar a la descrita
para Los Amores. Esta unidad forma toda la zona distal del
abanico del Pilcomayo, que limita con la faja Paraguay-Paraná
a lo largo de 650 km.

Los sedimentos del río en Villamontes están compuestos


por arena muy fina y cuarzosa. Los extensos depósitos de are-
na incluyen bancos y clastos sueltos de rodados y bloques re-
dondeados. El caudal máximo del río es 45 veces mayor que el
mínimo. En la parte alta del abanico, el Pilcomayo ha mudado
de cauce varias veces durante el clima húmedo actual. Los cau-
ces abandonados están formados por arena fina limosa, con un
relieve interno del orden de 1 m, sin arcilla ni sedimentos grue-
sos visibles. Algunos de ellos transportan caudales considera-
bles durante la época húmeda.

Durante los últimos siglos, el río Pilcomayo desembocó en


una depresión de origen tectónico, de unos 15 000 km2 de su-
perficie a 250 km de distancia del río mismo, denominada "es-
tero Patiño", depositando en ella ingentes cantidades de arena

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 349


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

muy fina y limo (hasta 40 gr/l de sedimentos en suspensión en


las crecientes).

El mecanismo de colmatación del estero fue estudiado por


Cordini (1947), quien registró altas concentraciones de sólidos
suspendidos (hasta 40 000 ppm) Y. la formación de diques de
troncos y ramas durante las crecientes. Dichos diques constitu-
yen eficientes trampas de sedimentos, que terminan provocan-
do la migración del cauce. Cordini encontró allí un complejo
paisaje caracterizado por largos cauces abandonados, pantanos
cubiertos por vegetación flotante y lagunas. Los diques de
troncos son posteriormente enterrados por la arena, se oxidan
y desaparece, provocando el colapso de la arena subreyacente.
Este fenómeno origina el paisaje de "hoyales", áreas cribadas de
pozos de hasta 5 m de diámetro y 1,5 m de profundidad; hacia
1980 el estero Patiño terminó de rellenarse completamente. En
consecuencia, el Pilcomayo comenzó un proceso de avulsión,
colmatándose paulatinamente la porción inferior del cauce con
arena fina y limo, y desbordando el agua a la planicie que lo
rodea. Dicho mecanismo origina el retroceso del punto de des-
borde aguas arriba en sucesivas crecientes. La velocidad de re-
troceso es de 10 a 35 km/año; el mecanismo específico de col-
matación es el siguiente: la descarga varía de 3600 m3/s en la
crecientes a 80 m3/s en el estiaje (Rabicaluc, 1986). El cauce
normal tiene 500 metros de ancho aguas arriba del área de
colmatación. En el área de colmatación aparecen estrechas zan-
jas cortando los albardones laterales (en 45 km se encontraron

350 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

10 zanjas), drenando cada una de ellas una parte del caudal de


río. La mayor parte de los sedimentos permanece en el cauce,
produciéndose un adelgazamiento de la corriente de agua, que
termina por desaparecer completamente, dejando al cauce
colmatado al mismo nivel de la planicie. El agua que desborda
a la Argentina forma un extenso pantano de 250 km de longi-
tud y 7 a 12 km de ancho. Su dinámica y morfología es palus-
tre. Las aguas derivadas al Paraguay producen un fenómeno
similar. En 7 años el río ha retrocedido 160 km.

En el oeste de Formosa (Argentina) se pueden ver varios


paleocauces bien conservados que atraviesan los depósitos li-
mo-arcillosos pleistocenos de distribución areal. Uno de ellos
(La Pampa) fue perforado a 25 km al norte de Las Lomitas, en-
contrándose arena cuarzosa bien seleccionada, fina y muy fina,
de color rojizo. En ese lugar, no existe diferencia topo gráfica
entre el paleocauce y la planicie circundante; en otros sitios del
mismo hay desnivel de 2 a 3 m. Lo más probable es que el me-
canismo sedimentario que rellenó los paleocauces sea el mismo
observado actualmente en el río Pilcomayo: taponamientos su-
cesivos en el tramo final van acortando el cauce durante varios
años hasta que el agua toma finalmente un rumbo estable, dife-
rente del anterior.

En una primera aproximación, el desarrollo del abanico


del Pilcomayo ha seguido una secuencia de dos mecanismos
contrastados: a) desarrollo de fajas fluviales estables durante
periodos húmedos como el actual; b) sedimentación generali-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 351


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

zada mediante una sucesión de cauces efímeros en los periodos


climáticos secos. En ambos casos hubo desarrollo de pantanos
de distintos tipos en los bloques hundidos.

En la localidad de Teniente Enciso se atravesó el siguiente


perfil estratigráfico en una perforación, de arriba abajo (Kar-
poff y Renouard, 1965):

- 0,00-4,50 m - Arcilla colorada

- 4,50-17,20 m - Arena muy fina y arcilla amarilla

- 17,20-46,00 m - Arcilla colorada, dura

- 46,00-114,00 m - Arena muy fina

- 114,00-130,00 m - Arena fina y gruesa

No es posible actualmente determinar las edades de estas


formaciones, aunque pareciera que los dos estratos superiores
(hasta 17,20 m de profundidad) fueran bastante más jóvenes que
los subyacentes, debido a la clara diferencia en compactación.

 
La faja reciente/actual del río Pilcomayo

El río actual posee diferentes características a lo largo de


los aproximadamente mil kilómetros que recorre desde el ápice
del mega-abanico en Villa Montes y su desembocadura en el
río Paraguay. Se divide en tres trechos bien definidos, con mor-
fología y dinámica diferentes. El transporte y acumulación de
sedimentos provenientes de la alta cuenca ocurren en los tre-

352 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

chos superior e intermedio; el trecho inferior o Chaco Oriental


solamente recibe parte del agua.
Trecho superior - Corresponde al segmento comprendido
entre Villa Montes y unos 100 kilómetros aguas abajo del límite
entre las provincias de Salta y Formosa. El cauce es estable,
formando meandros irregulares con visible actividad de ero-
sión lateral de barrancas aun durante las bajantes. Fluye entre
dos terrazas, la más alta es de edad pleistocena y la inferior
pleistocena.
Actualmente el Pilcomayo fluye dentro de una faja estable
con curvas irregulares de 2 a 5 kilómetros de largo, rodeada
por una faja más elevada (albardón) cubierta de bosque. La
mayor parte de la región está formada por derrames pleistocé-
nicos con pantanos actuales, dentro de los cuales se han labra-
do las fajas del Pilcomayo.

La faja actual es una de las más delgadas; la mayor de las


fajas antiguas tiene unos 20 kilómetros de ancho. La faja actual
está caracterizada por una gran cantidad de cauces abandona-
dos de 100 a 200 metros de ancho, con curvas irregulares, lo
que indica la migración de un único cauce durante un período
determinado. Esta faja entra en la Argentina desde Bolivia,
cruza Salta y entra en Formosa, atravesando derrames pleis-
tocénicos afectados por hoyas de deflación más modernas (por
ejemplo, Pozo de los Chanchos y Pozo de los Leones). En la
zona de General Mosconi la forma de esta faja muestra eviden-
tes efectos de neotectónica.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 353


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La morfología de esta región está dominada por la exis-


tencia de paleocauces, ocupados sucesivamente por el río. El
mecanismo de cambio de cauce se produce por taponamiento
del cauce, que ocurre debido a la acumulación de una gran ma-
sa de sedimentos que suele medir varios kilómetros de largo en
cada creciente y se adosa a los depósitos de los años preceden-
tes, acortando el cauce hacia aguas arriba. El último fenómeno
de este tipo ocurrió en la segunda mitad del siglo XX, con re-
trocesos anuales de 10 a 35 kilómetros en cada episodio (Irion-
do, 1993).

La localidad típica de este trecho es Misión La Paz, donde


aparece como un típico río chaqueño con gran cantidad de se-
dimento en suspensión. Está en un clásico meandro que ero-
siona la margen argentina. Los depósitos de la cara interna del
meandro forman pequeños escalones, lo que demuestra que
existe erosión ocasional en la cara interna. En alturas hidromé-
tricas intermedias la corriente forma remansos con remolinos
de alrededor de 1 metro de diámetro. Se observan en la barran-
ca procesos de licuefacción de material fino bien seleccionado,
combinados con subfusión.

La barranca está compuesta por dos unidades sedimenta-


rias limosas de color marrón claro, la inferior tiene consistencia
mediana, la superior es friable. En el contacto aparece un nivel
de surgencia generalizada.

354 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Formaciones cuaternarias de la sección superior del mega-


abanico

Formación Fortín Soledad - Representa los depósitos de


desborde del mega-abanico del río Pilcomayo y su expresión
morfológica es la terraza baja de Villa Montes. En su perfil tipo
está compuesta por estratos muy gruesos (entre 0,90 y 2,20 m
de espesor) de limo gris a marrón claro, con importantes por-
centajes de arcilla/coloides. El mineral dominante es el cuarzo
(entre 77 y 82%) seguido por feldespatos (10-11 %) y óxidos de
hierro (4-12 %); el carbonato está en el orden del 4%. La unidad
superior es un loam color marrón claro. La edad estimada co-
rresponde al Pleistoceno superior.

Formación Paleocauce La Pampa - Representa el relleno


de los paleocauces del mega-abanico del río Pilcomayo en
Formosa. Está formada por estratos de arena muy fina y fina
de 0,50 a 1,50 m de espesor, color rojo a amarillento. Compacta
en los estratos inferiores hasta suelta en el techo. Composición
mineralógica: cuarzo 51 %, ortoclasa 22 %, óxidos de hierro 18
% y plagioclasa 7 %. La edad estimada abarca desde el Pleisto-
ceno superior hasta el Holoceno.

Formación Las Lomitas - Representa a los pequeños cam-


pos de dunas que aparecen en el Chaco occidental, en las pro-
vincias de Formosa, Salta y Chaco. En el perfil tipo esta forma-
ción está compuesta de dos sets, el inferior de 3,70 m de espe-
sor de arena cuarzosa fina a muy fina bien seleccionada, lim-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 355


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

pia; color amarillo rojizo y consistencia mediana. La composi-


ción mineralógica es cuarzo 85 %, óxidos de hierro 5 %, orto-
clasa 4 %, plagioclasa 4 % y carbonato 2 %. El set superior tiene
3,30 m de espesor; está formado por arena cuarzosa fina a muy
fina, bien seleccionada, limpia. Masiva. Color amarillo rojizo.
Friable a suelta, con numerosas cuevas de aves y mamíferos
pequeños. Edad probable: Holoceno superior, entre 3500 y
1400 a AP.

 
Trecho intermedio – Son los antiguos esteros de Patiño, que
ocupan un bloque hundido de 15.000 Km2 de superficie entre
200 y 300 Km aguas arriba de la desembocadura. Forma un
complejo paisaje de cauces abandonados, pantanos cubiertos
por vegetación flotante y lagunas. Se forman diques de troncos
y ramas arrastrados por el río, que constituyen eficientes tram-
pas de sedimentos que terminan por colmatar el sitio y provo-
can la migración del cauce. Los diques de troncos son poste-
riormente enterrados por la arena, se oxidan y desaparecen,
provocando el colapso de la arena sobreyacente. Este fenómeno
origina el paisaje de “hoyales”, áreas cribadas de pozos de has-
ta 5 metros de diámetro y 1,5 m de profundidad. Hacia 1980 el
estero Patiño terminó de rellenarse completamente.

Durante la fase de relleno de esta depresión la inestabilidad


del cauce del río fue la característica dominante. Cordini (1947)
menciona doce paleocauces principales en un ancho variable,
que llega a 80 kilómetros en algunas partes; dichos paleocauces

356 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

se encuentran en estados variables de relleno. El mecanismo de


relleno ha sido el mismo que en el trecho superior del río, es de-
cir, taponamiento del extremo del cauce en una extensión de
cientos a miles de metros durante una creciente anual.

 
Formaciones cuaternarias en el trecho intermedio
 
Formación Salto Palmar – Está compuesta por arenas al-
go arcillosas, fuertemente yesíferas de color rojizo (Cordini,
1947) y coherencia muy variable, en sets de 4 a 20 metros de
espesor. El espesor total alcanza a por lo menos 120 metros.
Presenta intercalaciones de arena suelta, limo color verde
grisáceo y restos vegetales. Se trata de un depósito de laguna o
pantano de clima árido desarrollado durante el Pleistoceno in-
ferior a Plioceno.

Formación Paleocauce La Pampa – Compuesta por arena


fina, suelta, en estratos medios a gruesos, con espesor total en-
tre 4 y 11 metros. Color marrón rojizo a gris. Escasamente
calcárea. Existen intercalaciones menores de limo palustre gris
verdoso.

 
Trecho inferior – Este trecho es el que atraviesa el Chaco
Oriental, una región de clima húmedo caracterizada por exten-
sos pantanos y fajas fluviales antiguas. La evapotranspiración
en los pantanos es varias veces mayor que la evaporación po-
tencial y el río está alimentado por lluvias locales, prácticamen-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 357


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

te sin contribución de agua de la alta cuenca. El cauce es pe-


queño, angosto e irregular. Según las crónicas coloniales ha
mudado de cauce mediante procesos de avulsión en los últi-
mos cientos de años: En la época del Descubrimiento fluía por
el actual río Confuso (localizado en el Paraguay). Posterior-
mente, durante el siglo XVIII, ocupó el cauce del río Araguay-
miní (dentro de Formosa). Hacia 1850 migró a la posición ac-
tual, que forma la frontera entre Argentina y Paraguay.

 
Formaciones cuaternarias en el trecho inferior
 
Formación Ituzaingó - La Formación Ituzaingó es el de-
pósito fluvial característico del río Paraná. Está ubicada en el
subsuelo del sector distal del mega-abanico desde la ciudad de
Formosa hacia el sur. Está compuesto por arena cuarzosa fina
amarillenta y rojiza en estratos medianos y gruesos, interestra-
tificada con limo gris y verde. Comenzó a sedimentarse al for-
marse este gran colector, en algún momento del Plioceno, es
decir entre 2 y 4 millones de años atrás. Y sigue depositándose
hasta el día de hoy. En general, esta unidad está compuesta por
típicas facies fluviales de cauce en la mayor parte de su espesor
y la parte superior está formada por una mezcla de arena y se-
dimentos finos, probablemente relleno local de un cauce aban-
donado. En la facies fluvial la relación cuarzo/feldespatos osci-
la entre 17 y 100 (es decir, hay entre 94 y 99 % de cuarzo). El
mineral arcilloso representativo es la caolinita, que aparece en

358 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

porcentajes escasos. La goethita es abundante, con picos de las-


ta 30 % del máximo en el difractograma de rayos X. Granu-
lomètricamente es una arena bien seleccionada con diámetros
entre 200 y 300 micrones. La facies superior de relleno tiene
5,50 m de espesor; está compuesta por arena fina limosa y limo
areno-arcilloso. Su composición mineralógica está dominada
por cuarzo; la relación cuarzo/feldespato tiene un valor de 10
en la base, disminuyendo paulatinamente hasta 2 en el techo.
Los minerales arcillosos están representados por illita en la ba-
se y en el techo, y por predominio de montmorillonita en la
parte central, lo que sugiere diferentes fuentes de aporte du-
rante la sedimentación. Considerando un esquema simplifica-
do de las arcillas de la región, puede deducirse que durante la
acumulación de ese relleno se interrumpió el aporte de sedi-
mentos del alto Paraná (caolinita) y predominaron fuentes ubi-
cadas en el sur y el oeste (illita), y ocasionalmente del este
(montmorillonita). La Fm Ituzaingó se encuentra en el subsuelo
de las regiones central y oriental del Chaco.

Formación Fortín Tres Pozos – Se encuentra en el subsuelo,


sobreyaciendo a la Fm Ituzaingó. Se extiende desde el río Verde
en Paraguay hasta el Chaco santafesino en el sur. Tiene un es-
pesor de 15 a 25 metros color gris verdoso a marrón grisáceo en
perforaciones y marrón claro en afloramientos; su granulome-
tría es limo arcillosa, con perfil grano-decreciente. Está formada
por tres miembros de espesores similares. El inferior está com-
puesto por limo grueso y limo fino en porcentajes similares, se-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 359


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

guidos por arcilla y coloides, en ese orden de abundancia. El


miembro medio presenta predominio de limo fino, con propor-
ciones similares de limo fino y arcilla subordinadas. El miembro
superior contiene más de 60 % de arcilla, seguido por limo fino
y coloides, con escaso limo grueso. La arena es muy fina y apa-
rece en proporciones modestas (entre el 4 y el 12 % en el perfil.
La edad estimada es pleistocena superior a holocena.

Sedimentos Palustres Superficiales - Limo arcilloso palus-


tre gris a gris verdoso, en estratos finos de 5 a 8 cm. de espesor,
continuos, horizontales, con concreciones ásperas de CO3Ca de
1 a 3 cm. de largo. Colores “negro verdoso” a gris verdoso (1 10
Y; 1 6.5 GY), característicos de suelos gley. Tiene entre 1 y 2
metros de espesor; su edad es holocena a actual.

Formación San Guillermo – Limo arcilloso poroso, masi-


vo, con valvas de gasterópodos. Rompe en terrones irregulares
de 5 a 10 cm. de largo. Es notable el porcentaje de coloides en
todo el perfil, un 16 % de todo el sedimento en la mayor parte
de la columna. Aparece en forma discontinua, con espesor de
hasta 50 cm. Correlaciona con la Formación Las Lomitas.

 
CONCLUSIONES
Las siguientes conclusiones se desprenden del análisis de
la faja reciente/actual del abanico del Pilcomayo:

- El río Pilcomayo sale de la alta cuenca en Villa Montes,


transportando 221 millones de toneladas de sedimentos

360 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

por año en promedio; la mayor parte del mismo (190


millones Tm) está compuesto por carga en suspensión,
con 22 millones de toneladas de arrastre de fondo y 9
millones de toneladas de sales disueltas. La tasa de ero-
sión calculada para toda la cuenca es de 2358 tonela-
das/Km2/año.
- La cuenca baja forma la parte sur del mega-abanico del
Pilcomayo. Está compuesta por tres sectores sucesivos,
con morfología y dinámica diferentes. El superior está
caracterizado por un cauce estable que fluye en una faja
bien definida y paleocauces semejantes. El intermedio
ocupa un bloque hundido de 15.000 Km2 de superficie;
forma un complejo paisaje de cauces abandonados,
pantanos y lagunas. En el trecho inferior el cauce es
pequeño, angosto e irregular; el río está alimentado por
lluvias locales, prácticamente sin contribución de agua
de la alta cuenca. Ha mudado de cauce mediante pro-
cesos de avulsión en los últimos cientos de años.

- Las formaciones geológicas cuaternarias de la cuenca


baja son: Fortín Soledad (de desborde), Paleocauce La
Pampa (paleocauce) y Las Lomitas (eólica) en el trecho
superior; Salto Palmar (palustre) y Paleocauce La Pam-
pa en el trecho intermedio; Ituzaingó (fluvial), Fortín
tres Pozos (palustre), Sedimentos Palustres Superficia-
les (palustre) y San Guillermo (loess) en el inferior.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 361


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
PARAGUAY ORIENTAL
 
 
Paleosuperficies y valles menores
El paisaje de la meseta basáltica es la combinación de la
preservación de un paisaje heredado antiguo, labrado sobre las
paleosuperficies del Cretácicas tardío-Terciario y la dinámica
geomorfológica del Cuaternario. Abarca el Sur de Brasil, SE de
Paraguay y NE de Argentina, comprendiendo las cuencas altas
del Río Paraná y el Río Uruguay. La Provincia de basaltos de
inundación Paraná-Etendeka está relacionada a la apertura del
Océano Atlántico del Sur, durante la ruptura del Gondwana
occidental. Son basaltos toleíticos que datan 135-130 Ma (Peate
et al., 1990; Milner et al., 1995; Torsvik et al., 2009). Es un siste-
ma de superficies elevadas de bajo relieve separadas por escar-
pas muy pronunciadas que fueron producidas por incisión flu-
vial. La incisión generó profundos valles y meandros encaja-
dos. Cuatro niveles de paleosuperficies que representan ciclos
de erosión de edades diferentes fueron propuestas por King
(1956) para la Meseta Basáltica Paranaense: 1) Superficie
Gondwánica (Cretácico Superior); 2) Superficie Sul-Americana
(Terciario Inferior); 3) Superficie de Velhas (Terciario Superior);
4) Superficie de Paraguaçú (Plio-Pleistoceno). Mediante técni-
cas morfométricas modernas pudo confirmarse la existencia y

362 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

pudieron reconstruirse los límites de las cuatro paleosuperfi-


cies principales y otros niveles secundarios dentro de ellas
(Kröhling et al., 2011; 2014).

La dinámica de la erosión fluvial antigua quedó reflejada


en paleoformas relictas que pueden ser observadas como el re-
lieve sutil de las superficies más elevadas de la meseta actual.
Entre ellas pueden distinguirse los perfiles de valles en forma
de U colgados en las superficies antiguas preservadas, los cua-
les permiten reconstruir la traza de los paleovalles fluviales.
Remanentes de erosión por cavitación fluvial también pueden
ser observados.

La dinámica de la erosión fluvial cuaternaria domina los


procesos superficiales, asociados a procesos gravitacionales por
desprendimientos de laderas. Estos procesos en conjunto con-
fieren la forma de U a los valles fluviales. Otra característica de
la erosión generada por los cauces de lecho rocoso en esta re-
gión es el desarrollo de kinckpoints en el perfil de longitudinal
de los ríos. En dichos quiebres de la pendiente de los canales
fluviales se localizan los grandes saltos de aguas, típicos de la
región. Debido a que la dinámica erosiva es muy intensa en es-
tos relieves escarpados, el grado de preservación de los depósi-
tos sedimentarios es muy escaso, acumulándose de manera
temporal principalmente en el sector inferior de las cuencas,
como se describe en la sección siguiente.

 
 

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 363


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
Terraza fluvial de los tributarios al Río Paraná
en Misiones (Argentina)
El valle del arroyo Garuhapé (Misiones) se encuentra la-
brado sobre basaltos de la Formación Serra Geral. El relleno
sedimentario de este valle conforma una terraza fluvial bien
desarrollada, en el sector de la cuenca inferior próximo a la
desembocadura en el río Paraná. Sobre la intersección de la ru-
ta 12 y el arroyo se observa un perfil representativo (Fig. 3.8).
La sucesión de la terraza está constituida por set y co-sets de 80
cm de espesor, con tendencia grano-decreciente en cada uno de
ellos. Están compuestos en la base por gravas mal selecciona-
das con bloques sub-redondeados de hasta 30 cm. Son gravas
gruesas con matriz mal seleccionada de sábulos arenas, arenas
y fangos. Forman artesas y estratificación cruzada de bajo
ángulo (Facies Gt). Es común la presencia de rellenos de gravas
en la sombra de bloques mayores. Hacia arriba, cada set mues-
tra niveles de arenas estratificadas (Facies St) y en el tope nive-
les de fangos muy arcillosos con presencia de cutanes de óxi-
dos de Fe y Mn muy abundantes. Los niveles pelíticos tienen
hasta 40 cm de espesor. Son sedimentos ocres a rojos, eviden-
ciando la procedencia del material desde las superficies de ero-
sión basáltica. Los sets muestran variaciones marcadas en los
tamaños medios de bloques en diferentes afloramientos y tam-
bién en diferentes sets de cada perfil. Estas observaciones indi-

364 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

can un régimen hidrológico de alta energía y torrencialidad,


con caudales variables.

La dirección media de las paleocorrientes puede ser infe-


rida hacia el Oeste, a partir de la imbricación de bloques plati-
formes u obloides. Esta dirección coincide con la orientación de
las pendientes actuales.

La preservación de un cuerpo sedimentario simple, con-


formando una terraza bien desarrollada sobre el sustrato basál-
tico, indica una dinámica dominantemente erosiva y un bajo
grado de preservación del registro sedimentario. La buena pre-
servación de la terraza sugiere que los sedimentos se deposita-
ron durante el Cuaternario tardío.

El perfil descripto en el Arroyo Garuhapé es representati-


vo de los otros arroyos tributarios del río Paraná, Caraguatay,
Piray Guazú y Piray Miní, los cuales muestran terrazas del or-
den de 3 m de altura.

 
Valle del Río Paraná en la meseta basáltica
A la altura del Dorado (Puerto Pinares), el río Paraná pre-
senta una terraza de 10 a 12 m de altura. Está constituida por
arenas finas bien seleccionadas, de color ocre a blanquecinas,
con estratificación de bajo ángulo (Facies Sp). Estos depósitos
corresponden a sedimentos de ambiente de lecho del río Pa-
raná durante un perfil de equilibrio con un nivel de base dife-
rente al actual. La terraza presenta un desarrollo continuo so-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 365


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

bre las márgenes del valle. Sobre la margen derecha del Pa-
raná, en territorio de Paraguay, se desarrolla de manera casi
continua la terraza correlativa. La dinámica general dominan-
temente erosiva del ambiente, donde aflora roca basáltica en
las laderas del valle fluvial, permite interpretar que la terraza
preservada corresponde a un lapso de tiempo durante el Pleis-
toceno tardío.

Sobre la terraza se acumuló un depósito caótico de fan-


glomerado matriz soportado, con clastos angulosos compues-
tos de basalto. Es una brecha de bloques rodeados por una ma-
triz de limos. Este depósito corresponde a depósitos de grave-
dad provenientes de la ladera de roca basáltica afectada por
procesos de meteorización.

366 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-8 -Perfil en el Arroyo Garuhapé en la intersección con la Ruta 12
(Argentina).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 367


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Aguas arriba en la localidad de Puerto Wanda, aflora el


basalto en la base del valle, marcando el alto poder de erosión
del río Paraná en este sector. Sólo en zonas protegidas del río,
curvas o sectores del antiguo canal abandonados por avulsión,
se preservan afloramientos aislados de la terraza cuaternaria.
Esta terraza de aproximadamente 15 m de altura, está com-
puesta por arenas limosas masivas, con abundante contenido
de cutanes de óxidos de Fe y arcillas. Posiblemente la sedimen-
tación registrada en estos perfiles corresponde a ambientes de
llanura de inundación próximos al canal o relleno de canales
abandonados. En la margen paraguaya aparecen afloramientos
fragmentarios de la terraza correlativa.

 
Mega-abanico de la Formación Ituzaingó
El registro de la historia del río Paraná en Argentina, está
representado por la Formación Ituzaingó. Los afloramientos de
esta unidad litestratigráfica se extienden desde las cercanías de
la ciudad de Ituzaingó en Corrientes hasta la ciudad de Paraná
en Entre Ríos. La sección en la localidad tipo, situada en las
cercanías de Ituzaingó, presenta exposiciones del orden de 12-
15m de potencia. Sin embargo, podemos extender su registro
aguas arriba, a partir de las exposiciones descriptas en la terra-
za alta del río Paraná, representado por los depósitos acumu-
lados y preservados sobre el plateau basáltico, en la Provincia
de Misiones.

368 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

En la provincia de Corrientes se desarrolló un sistema de


abanico aluvial cuyo ápice se encuentra en el área de las locali-
dades de Ituzaingó (Argentina) y Ayolas (Paraguay), a la salida
del Río Paraná de la meseta basáltica de Misiones. Ese sector de
brusco cambio de ambiente geomorfológico fue elegido para la
construcción de la represa Yaciretá. El río Paraná cambia
drásticamente su configuración, de río de cauce incidido sobre
la superficie basáltica a cauce dominado por la sedimentación,
cuando ingresa en la extensa planicie de Corrientes. La poten-
cia de la Formación Ituzaingó pasa de pocos metros acumula-
dos sobre basalto (ver sección anterior) a 60 m de espesor, me-
didos en perforaciones en Rincón de Santa María y en la isla
Apipé (Herbst, 2000).

En el sector paraguayo de este sistema sedimentario se


presentan extensas exposiciones en la localidad de Ayolas, si-
tuada en la margen opuesta de la ciudad de Ituzaingó donde
fue definida la unidad litoestratigráfica.

 
Paraguay Oriental
El Cuaternario del Paraguay Oriental se caracteriza por el
desarrollo de los sistemas sedimentarios acumulados por: 1) el
Río Paraguay, 2) por el río Bermejo en el sector distal del mega-
abanico generado en las Sierras Subandinas y 3) El río Paraná y
la depositación del mega-abanico de la Formación Ituzaingó,
desde el este. Además se caracteriza por los procesos de ero-
sión de superficies expuestas de rocas paleozoicas-mesozoicas

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 369


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

y acumulación en los estrechos valles inter-serranos de origen


estructural.

 
Formación San Antonio
En la localidad de Ytororó (San Antonio) en la ciudad de
Asunción, aflora la sucesión sedimentaria que ha sido reporta-
da como Formación San Antonio (Palmieri y Velázquez, 1982),
representativa del Cuaternario de Paraguay. Esta unidad es ri-
ca en contenido de fósiles de vertebrados. Presser y Fernández
(1984) citan en los alrededores de la localidad de Ytororó en el
Departamento Central, varias especies de Glyptodon, Lestodon
sp, Megatherium sp. y otros restos óseos de taxones no bien
identificados (p.e. mastodonte). La Formación San Antonio
comprende los sedimentos acumulados en el área próxima al
río Paraguay y sus afluentes, en la región Oriental del país.
Cubre un área de 60.782 km2 (Palmieri y Fúlfaro, 1986). Está
constituida por una arenisca blanquecina, con tamaño de grano
medio a grueso, sábulos dispersos y lutitas intercaladas. Las
areniscas, en contacto con estas lutitas, presentan clastos de ar-
cilla. Existen también capas de areniscas arcillosas de hasta 1,5
m de espesor. El ambiente de sedimentación fue interpretado
como fluvial (Palmieri y Fúlfaro, 1986).

A pesar de las referencias a la Formación San Antonio


(Presser y Fernández, 1984; Báez Presser et al., 2004), ésta no
posee un perfil tipo formalmente descripto. Aquí presentamos
la descripción de la unidad en un extenso afloramiento en un

370 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

corte artificial de 300 m de longitud y ≈8-10 m de altura, situado


en la localidad de Ytororó (Figs. 3.9; 3.10; 3.11) y en una cárcava
próxima que canaliza el drenaje hacia el valle del Río Paraguay
(Figs. 3.12 y 3.13). Estos depósitos forman una terraza, que se
encuentra en una cota próxima a los 75-80 m.s.n.m. (Fig. 3.14).
Es una secuencia de arenas cuarzosas y arenas limosas, que pre-
sentan típicas arquitecturas fluviales. Los distintos cuerpos se-
dimentarios se encuentran separados por discontinuidades. La
presencia de rasgos pedogenéticos bien desarrollados sugiere
estadíos de estabilidad entre episodios de sedimentación flu-
vial. La sección no cuenta con dataciones absolutas.

Pueden separarse al menos tres subsecuencias. La subse-


cuencia basal contiene arenas gruesas ocres (2,5 YR 5/8) y gra-
vas dispersas en una matriz arenosa. Estas arenas están cemen-
tadas, con leve reacción calcárea y presentan segregaciones de
óxidos de Fe. Presentan laminación horizontal (Sh) y lamina-
ción difusa (Sh difusa) debido a alteración por meteorización,
pedogénesis y bioturbación. La sección muestra en sectores
una tendencia granodecreciente, desde arenas gruesas (St) en la
base a limos arenosos (Fm) en el tope, lo cual señala variacio-
nes en el nivel de energía de las corrientes. Sobre ella se apoya
en discordancia erosiva, la subsecuencia intermedia. A partir
de estas descripciones, la subsecuencia inferior puede ser in-
terpretada como depósitos de lecho de canal fluvial bajo un
régimen de alta energía. Dichos canales sufrieron avulsiones,
abandono, relleno con materiales más finos y desarrollo de pe-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 371


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

dogénesis y bioturbación. Estos depósitos son remanentes de


una antigua terraza que fue erosionada y enterrada por poste-
riores ciclos fluviales.

La subsecuencia intermedia presenta arenas estratifica-


das menos consolidadas que las anteriores. Muestra niveles
ocres a rojizos (5YR 5/6) y niveles de arenas blancas a castaño
claro. Estos cuerpos de arenas medianas bien seleccionadas se
presentan con arquitecturas de canal fluvial. Dichas formas
fueron generadas por relleno de canales erosionados sobre la
subsecuencia basal. También presenta rasgos de pedogénesis
relacionados con las discontinuidades de menor jerarquía, las
cuales representan estadios de no sedimentación y estabilidad.
Se observan cuerpos lentiformes de sedimentación más fina
como relleno de canales con desarrollo de paleosuelos en el to-
pe. También se presentan superficies de reactivación fluvial,
caracterizadas por la presencia de gravas en la base de los se-
dimentos sobreyacentes.

La subsecuencia superior contiene arenas medianas a fi-


nas, friables y de color ocre y castaño claro. Están estructuradas
en estratificación horizontal a cruzada de bajo ángulo (Sh, St).
Esta sucesión sedimentaria preserva la superficie superior de la
terraza fluvial. Debajo de dicha superficie se han desarrollado
suelos.

372 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-9- Perfil tipo de la Formación San Antonio,
en la localidad de Ytororó (perfil 1)

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 373


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-10 - Perfil 1 en el área tipo de la Formación San Antonio en la localidad
de Ytororó (Municipio de San Antonio, Asunción: 25°26'56"S; 57°32'48"O).
 

374 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-11 - Terraza del Río Paraguay correspondiente a la Formación
San Antonio en la localidad tipo de Ytororó (Municipio de San Antonio).
 

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 375


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-12 -Perfil 2 en una cárcava situada en el área tipo de la
Formación San Antonio, en la localidad de Ytororó
(Municipio de San Antonio, Asunción: 25°27'14"S; 57°32'41"O)

376 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-13 - Perfil complementario en el área tipo de la Formación
San Antonio, en la localidad de Ytororó (perfil 2).
 
 
 
 
 
Fig. 3-14 -Sección del Río Paraguay en la localidad de Ytororó,
Municipio de San Antonio, Asunción
 
La terraza se preserva en la región Norte, en el área donde
se asienta la ciudad de Concepción. En ese sector han sido re-
portados hallazgos de vertebrados fósiles cuaternarios (Souber-
lich y de la Fuente, 2011; Souberlich et al. 2013; Ríos Díaz, 2013;
Ríos Díaz et al., 2014).
También se preserva en el Sur del país, en el sector que
bordea el afloramiento de rocas cretácicas en el área de la ciudad
de San Ignacio (Fig.3.15). La terraza es atravesada por la Ruta 4

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 377


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

en dirección a Pilar, en proximidades de la Estancia Camba.


Afloran dos miembros o subsecuencias. En la base se observan
arenas rojizas medianas a gruesas laminadas, las cuales sufrie-
ron intensos procesos post-depositacionales tales como segrega-
ción generalizada de óxidos de Fe y carbonatos. Dichos procesos
de meteorización, pedogénesis y movilización química debido a
oscilaciones del nivel freático han alterado la laminación prima-
ria del depósito y confieren al sedimento un grado importante
de cementación (Fig.3.16). En marcada discontinuidad, se apo-
yan arenas medianas a finas bien seleccionadas y estratificadas
con bajo ángulo. Presentan color ocre claro y semi-consolidación.
El depósito es de grano más fino hacia arriba, compuesto por
arenas finas limosas de color castaño claro.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-15- Afloramiento de la Formación San Antonio en la terraza alta,
sobre la Ruta 4 entre San Ignacio y Pilar (26°53' 3.7"S; 57°13'47. 4"O).

378 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-16- Detalle del perfil de suelo plintítico en la Formación San Antonio.
 
Formación Limpio
En el municipio de Limpio (Asunción) se preservan dos
terrazas. Una de ellas con cotas alrededor de 75 -80 m.s.n.m.
(25°8'25.1"S; 57°28'37.5"O), la cual podría ser interpretada como
registro de la sección superior de la Formación San Antonio.
Está constituida por arenas friables de blancas a ocres, con
abundantes segregaciones de hierro. Posee estratificación hori-
zontal e intercalación de niveles delgados de arcillas.

La terraza baja se encuentra a una cota entre 65-67


m.s.n.m. (Fig. 3.17). Puede observarse una sección característica
en la Estancia Alborada, sobre el riacho San Francisco, en la

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 379


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

margen izquierda del Río Paraguay (25°8'14"S; 57°30'31.8"O)


(Fig.3.18A). El perfil presenta cuatro estratos separados por su-
perficies de discontinuidad, apoyados en contacto neto sobre
un banco de limo-arcillas (Fh) gris verdoso claro, cohesivo y
plástico (Fig. 3.19). Cada uno de ellos muestra tendencia grano-
decreciente. Están compuestos por arenas finas en la base que
gradan a limos arenosos hacia arriba, con niveles de arcillas en
el tope de algunas de las subsecuencias. Estos sedimentos pre-
sentan color castaño claro a blanquecino (10YR 7/3 – 7/4). Se
agrupan en estratos con espesores de 1,25 a 1,50 m. Las arenas
finas y limos arenosos presentan estratificación que varía de
cruzada de bajo ángulo (Litofacies Sp) a laminación horizontal
(Litofacies Sh y Fl); en sectores los materiales más finos son
masivos (Litofacies Fm) (Fig.18 B y C). El bajo grado de empa-
quetamiento de los sedimentos en esta facies masiva, reflejado
en el desarrollo de estructuras verticales de erosión en el talud
(Fig. 18A), sugiere depositación bajo dinámica eólica. Los ban-
cos estratificados se distinguen por contactos basales netos on-
dulados, los cuales permiten diferenciar sub-secuencias de un
ciclo fluvial mayor.

La posición topográfica, el tamaño de grano medio más


fino, con alto contenido de limos estratificados y el color casta-
ño claro de los sedimentos permiten interpretar que se trata de
una unidad litoestratigráfica diferente a la Formación San An-
tonio. Probablemente, este depósito más fino tiene sus fuentes
en el oeste y está relacionado con el transporte y sedimentación

380 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

a través del sistema del mega-abanico aluvial del Río Pilcoma-


yo. Por las mencionadas razones se propone aquí el nombre de
Formación Limpio.

 
 
 
 
 
 
Fig. 3-17 - Sección del Río Paraguay en la estancia Alborada,
Municipio de Limpio, Asunción
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Fig. 3-18A - Perfil tipo de la Formación Limpio en el área de la Estancia
Alborada sobre el riacho San Francisco (25°8'25.1"S; 57°28'37.5"O). B y C-
Detalle de las estructuras sedimentarias que señalan
el origen fluvial de los depósitos.

382 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3-19 - Perfil tipo de la Formación Limpio en la estancia Alborada
(25°8'14"S; 57°30'31.8"O), Municipio de Limpio, Asunción.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 383


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
Reconstrucción paleoambiental e interacción
de los ríos Paraguay, Pilcomayo, Paraná y Uruguay
El Cuaternario en el centro y sur de Paraguay Oriental
está representado por una extensa llanura de sedimentos, re-
sultante de la depositación de un megasistema fluvial integral
y dinámico formado por la interacción de los ríos Parapetí, Pil-
comayo, Paraguay y Paraná. Estos sistemas depositacionales
coalescen y confluyen conformando el relleno de una gran
cuenca de antepaís abierta al sur, que sobrepasa los límites de
las cuencas sedimentarias previamente desarrolladas. La inter-
acción queda evidenciada por la presencia interdigitada de ni-
veles estratigráficos mostrando la señal sedimentológica y mi-
neralógica general que caracteriza a los distintos depósitos flu-
viales cuaternarios. Por ejemplo, La Formación Limpio se pre-
senta en la margen izquierda del actual río Paraguay apoyada
sobre la Formación San Antonio, sugiriendo un episodio do-
minado por la dinámica sedimentaria del mega-abanico del
Pilcomayo en el eje de la cuenca del río Paraguay.

En el extremo sur, en la región de las Misiones, se desarro-


lla la secuencia fluvial del mega-abanico del río Paraná (hume-
dal de Neembucú), parte del mismo abanico que aparece en la
provincia de Corrientes. El registro estratigráfico es definido
como Formación Ituzaingó. Constituye un abanico al pie de la
meseta basáltica misionera, con ápice 30 km al este de la ciudad
Gdor. Ayolas (actual Embalse Yacyretá), confluyendo hacia el

384 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

oeste con el sistema fluvial del río Paraguay y el abanico del río
Pilcomayo. La superficie se presenta en terrazas y está incidida
por sistemas fluviales abandonados y avulsionados desde su
ápice. Los sedimentos de las terrazas situadas al norte presen-
tan mayor grado de cementación y consolidación en relación a
las terrazas cuaternarias cercanas al cauce actual, integradas
por arenas gruesas y sueltas. El grado de consolidación del se-
dimento y la actitud de las superficies sugieren una relación
secuencial entre diferentes niveles depositacionales de la Fm.
Ituzaingó. En cercanías a la ciudad de San Ignacio es posible
reconocer el contacto entre la terraza de la Formación San An-
tonio, (cota 78m) y la terraza alta de la Formación Ituzaingó
(cota 73m).

Los rasgos geomorfológicos que muestran múltiples nive-


les de terrazas y avulsiones periódicas del mega-abanico del río
Paraná y de los ríos Pilcomayo y Paraguay, ponen de manifies-
to cambios relativos del nivel de base cuya causa podría ser
atribuida a una componente tectónica y/o a las oscilaciones del
nivel del mar en la costa atlántica. En este último caso, el regis-
tro sedimentario evidenciaría que su influencia puede exten-
derse profundamente en el interior continental. Por otro lado
existen datos geodésicos que sugieren que el área está sufrien-
do acortamiento regional (Brunetto y Gimenez, 2012; Sobrero y
Brunetto, 2015).

Quizás el dato más novedoso es la presencia de rasgos de


intensa pedogénesis presentando características similares a los

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 385


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

suelos Plintosoles en la Formación San Antonio en el Paraguay


Oriental. Estos suelos ya habían sido descriptos en la región de
conexión entre la cuenca del río Paraná y del río Uruguay en
Corrientes, Argentina (Iriondo y Kröhling, 2004). Los suelos
Plintosoles presentan moteados de óxido de Fe, patrón reticu-
lar, decoloraciones siguiendo moldes de raíces y concentración
del hierro en peds. Rasgos pedogenéticos similares, pueden
observarse en los depósitos fluviales cuspidales de la Forma-
ción el Palmar en los afloramientos del Parque Nacional el
Palmar en Entre Rïos, Argentina (cuenca inferior del Río Uru-
guay). Si además consideramos que la Formación San Antonio
contiene una abundante fauna fósil de vertebrados, atribuida al
Pleistoceno tardío (Presser et al., 2004; Ríos Díaz et al., 2014) y
en la la Formación Tapebicuá y en la Formación el Palmar se
obtuvieron datos geocronológicos que indican una edad co-
rrespondiente al último interglacial (Iriondo y Kröhling, 2008),
puede establecerse una correlación entre las tres unidades lito-
estratigráficas. La terraza alta que corresponde a la Fm. San
Antonio en el Paraguay Oriental presenta un rango de eleva-
ciones similares a las elevaciones de la terraza que corresponde
a la Fm. Tapebicuá en Corrientes. La convergencia de eviden-
cias (pedogénesis, rango de elevaciones de las terrazas y eda-
des) permiten establecer una correlación general e interpretar
una posible conexión del Río Paraguay con el Río Uruguay du-
rante algún estadío del último período interglacial (probable-
mente entre los 80-100 ka AP).

386 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
El Valle de Ypacaraí
El valle de Ypacaraí es uno de los más importantes de esta
región y puede ser considerado representativo de la geomorfo-
logía e historia cuaternaria de la misma. Mide aproximada-
mente 75 kilómetros de longitud y ancho variable, entre 20 y 35
Km. Está excavado en la Superficie Velhas/Aristóbulo de Valle
y su nivel está unos 160 metros por debajo del nivel general del
paisaje. La Superficie Velhas está ubicada en 180-230 metros
sobre el nivel del mar en esa zona; presenta un relieve fluvial,
con valles en V y colinas bajas asociadas, con desniveles inter-
nos generalmente menores a los 50 metros, que consideramos
originales de su época de generación, desarrollada en el Tercia-
rio medio.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 387


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 3.20 A- Mapa geomorfológico del valle de Ypacaraí; SUP: superficie
regional; TL: talud; TA: terraza alta; TB: terraza baja; LA: nivel del lago.
B- Perfil transversal P1. C- Perfil transversal P2.
 
La morfología actual del valle ha sido generada por retro-
ceso areal generalizado de las paredes laterales bajo clima seco,
afectando rocas antiguas (ver estudios de Briceño y Schubert
en el Escudo de Guayanas y tesis de Soldatelli en el Nordeste

388 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de Brasil, ambos en el sector “Brasil” de este volumen). Dichos


procesos resultaron en una traza irregular formada por inden-
taciones generadas por diaclasas y diferencias menores en la
petrología de las rocas afectadas (Iriondo, 2014). En su parte
más desarrollada, este valle está compuesto por un talud, dos
terrazas y un lago. Es fuertemente asimétrico debido a u origen
tectónico.

Las morfologías y los procesos de detalle del talud revelan


un esquema de escarpa subvertical labrada en roca antigua
(“zona 3 “ de B y S.) y un talus de escombros en su base (“zona
2” de B. y S.). El talus tiene una extensión variable, entre 400
metros y más de 2 kilómetros. Limita en su parte superior con
la escarpa y en la parte inferior con alguna de las dos terrazas e
incluso con el talweg del sistema. Es levemente cóncavo, lo que
probablemente se debe a la existencia de corrientes de barro en
su sector inferior.

La terraza alta es discontinua, profundamente erosionada


en superficie y ha desaparecido en varios sectores; la localidad
de Ypacaraí está construida sobre el área más extensa de la
misma. Su altura típica se ubica alrededor de 125 metros sobre
el nivel del mar. Por el contrario, la terraza baja conserva un
nivel horizontal plano, atravesado por un paleocauce meándri-
co relativamente grande, con curvas cerradas y albardones; al-
canza unos 75 m.s.n.m., es decir 50 metros por debajo. El con-
tacto entre la Terraza Alta y la Terraza Baja es complejo y se ex-
tiende a lo largo de cientos de metros; los perfiles transversales

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 389


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

del valle revelan que dicha superficie está compuesta en gene-


ral por dos segmentos bien definidos, el superior con pendien-
te más pronunciada, lo que también sugiere una dinámica de
corrientes de barro.

El lago tiene forma triangular y una relación de discor-


dancia con los elementos morfológicos anteriores: limita tanto
con el talus como con las dos terrazas y su dinámica actual es
de erosión en todo su perímetro. Su nivel oscila entre 60 y 63
metros s.n.m., o sea de 12 a 15 metros por debajo de la terraza
inferior.

La secuencia evolutiva del paisaje, que puede ser conside-


rada representativa de esta unidad de primer orden del Para-
guay Oriental, es la siguiente:

a) Desarrollo de la Superficie Velhas durante el Terciario


Medio. Esta superficie es la más desarrollada del Paraguay
Oriental.

b) Ensanchamiento del valle preexistente durante el epi-


sodio erosivo generalizado que formó la Superficie Para-
guazú/Apóstoles en Brasil y Argentina. Se estima una edad
neozoica para este evento.

c) Sedimentación de la Terraza Alta durante el Pleistoceno.


Se hace difícil estimar una edad más precisa a este proceso, por-
que las correlaciones continentales y regionales que intentamos
en este trabajo se basan en cambios climáticos y este fenómeno
sedimentario puede deberse a factores tectónicos locales.

390 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

d) Sedimentación de la Terraza Baja. Debido a que no ha


sufrido erosión y se conserva en todas las áreas en que se
formó originalmente, le atribuimos edad holocena.

e) Hundimiento tectónico del bloque central del valle y


aparición del lago. Edad subactual.

 
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Ocean and the dissection of an Aptian salt basin. Geophys. J.
Int., 177, 1315–1333.

 
 
FORMACIONES GEOLÓGICAS DEL
CUATERNARIO PARAGUAYO
• Fortín Soledad

• Fortín Tres Pozos

• Guaharupá

• Ituzaingó

• Las Lomitas

• Limpio

• Paleocauce La Pampa

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 395


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• Salto Palmar

• San Antonio

• San Guillermo

• Sedimentos Palustres Superficiales

• Ypacaraí

396 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
4 - URUGUAY
 
 
El Cuaternario del Uruguay está determinado en gran
medida por dos factores básicos: a) La dinámica geológica du-
rante el Neógeno fue de elevación de casi todo el territorio,
produciendo el desarrollo de superficies escalonadas y pedi-
planos bajo climas diversos, aunque no extremos (por ejemplo,
no existieron glaciaciones ni selvas ecuatoriales. b) La acumu-
lación de depósiitos de loess durante por lo menos tres épocas
diferentes, con sendas secuelas de retransportes torrenciales y
pedogénesis, que cubrieron parcialmente rocas y sedimentos
más antiguos. c) Las oscilaciones del nivel del mar, durante las
cuales se generaron playas y albuferas en el litoral y se depo-
sitó la mayor parrte de la carga sedimentaria de la Cuenca del
Plata en la plataforma uruguaya.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 397


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
El Cuaternario Inferior
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 4-1 – Mapa de Uruguay. Regiones principales durante el Cuaternario:
a) Cuenca del río Uruguay. b) Complejo de rocas antiguas. c) Cuenca de Santa
Lucía. d) Planicie litoral. e) Plataforma continental.

398 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Formación Raigón
Esta formación está compuesta por un conjunto de sedi-
mentos diferentes: arcillas verdes, arenas finas arcillosas verdes
y blancas, arenas medias y gruesas feldespáticas, gravas y con-
glomerados. Los clastos poseen baja redondez y poca madurez
mineralógica. Está bien estratificada en la base, condición que
se va perdiendo hacia arriba. En la parte superior existen fre-
cuentemente bancos de caliza y acumulaciones de óxidos de
hierro en forma de costras. El color general es oscuro, verde o
gris. La consistencia es friable en general (Bossi, 1969).

Se extiende en los deparrtamentos de San José y Canelo-


nes, con un espesor típico de 30 metros, con afloramientos con-
tinuos en las barrancas de la costa. Al suroeste del río San José
se extiende como un manto continuo entre las formaciones Fray
Bentos y Libertad; lateralmente hacia el este comienza a enta-
llarse dentro de una paleotopografía labrada en Fray Bentos.

Según Bossi es un depósito continntal, de fluvial a deltai-


co, de régimen torrencial, formado por sedimentos aportados
por el conjunto ígneo-metamórfico de las tierras altas urugua-
yas mediante transporte aluvial en cauces temporarios con di-
rección general sur-suroeste hacia el Atlántico. La escasa ma-
durez de los clastos es explicada por un clima seco.

La Fm Raigón aparece cubierta por la Formación Bellaco


(arcillas negras) en la zona de la desembocadura del río Negro.
Correlaciona lateralmente allí con la formación San Salvador

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 399


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

(cubierta por las arcillas negras de la Fm Hernandarias) ubica-


da en el área de Campichuelo, en Entre Ríos, cruzando el río
Uruguay (Panario y Gutiérrez, 1999).

La Fm San Salvador es un depósito fluvial de arenas de


cauce y depósitos de inundación, que ocupa una faja de 50 a
100 Km de ancho y unos 300 Km de longitud en el subsuelo del
este de Entre Ríos. El área típica del cauce enterrado está loca-
lizada en San Salvador. La facies de cauce está representada
por un enorme paleocauce meándrico, probablemente formado
por la unión de los ríos Paraná y Uruguay; dicho paleocauce
está marginado por facies de inundación. En dicha área, la
unidad está cubierta por 15 a 30 m de arcillas grises de la Fm
Hernandarias. La edad inferida de la Fm San Salvador es Plio-
ceno / Pleistoceno inferior.

El perfil típico del cauce enterrado está formado de abajo


hacia arriba por: a) Un depósito compuesto por arena gruesa
con gravas y algunos cantos rodados, correspondiente a facies
de cauce, con un espesor que oscila entre 10 y 30 m. La arena es
cuarzosa, mediana a gruesa, reciclada de areniscas mesozoicas;
los cantos rodados son mayoritariamente calcedonias, con es-
casos clastos de basalto y arenisca. b) Un depósito compuesto
por arena arcillosa, interpretado como relleno de cauce aban-
donado, de 2 a 6 m de potencia. c) Un depósito formado por
arcilla gris, en facies de pantano, de 4 a 8 m de espesor (Iriondo
y Kröhling, 2008).

400 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

No se conocen afloramientos naturales de esta formación.


Las únicas exposiciones se hallan en canteras poco profundas
en explotación, ubicadas en la zona del Puerto Campichuelo,
en el SE de Entre Ríos. En dicha área, la formación ocupa una
faja de 6 a 8 km de ancho al este de Colonia. Elía y hasta el río
Uruguay. Está cubierta allí por la Fm Hernandarias, de reduci-
do espesor; el contacto entre ambas unidades es concordante
transicional.

El perfil característico de la unidad en esa zona se ubica en


una cantera situada junto al camino central y a 500 m al oeste
del río Uruguay, en Campichuelo. El frente S de la cantera
(parte central), de 5 m de potencia sobre el nivel del agua, se
describe de abajo hacia arriba:

 
0,00 – 2,50 m. Fm San Salvador:

0,00 – 1,00 m. Facies de cauce. Estratos medianos horizon-


tales, difusos, compuestos por cantos rodados finos (hasta 8 cm
de diámetro y diámetro modal de 3-4 cm), subredondeados a
redondeados y de alta esfericidad (y superficie suave). En ge-
neral dominan los clastos de composición silícea, aunque la
proporción de rodados de basalto es alta (30-40%). El depósito
es clasto soportado y pobremente seleccionado; la matriz está
formada por arena fina arcillosa, plástica y cohesiva.

1,00 – 2,00 m. Facies de cauce. Depósito matriz soportado,


formado por cantos rodados de menor diámetro, subredon-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 401


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

deados a redondeados y matriz de arena fina a gruesa cuarzo-


sa, arcillosa, de color general amarillo con variaciones al oliva y
al amarillo rojizo, cohesiva. Presenta menor selección que el
depósito infrayacente y estratificación difusa. Contacto supe-
rior transicional.

2,00 – 2,50 m. Facies de relleno de cauce. Arcilla arenosa


(arena fina), plástica y cohesiva, de color marrón grisáceo con
variaciones al oliva y al amarillo rojizo en algunas zonas (por
segregación de óxidos de hierro), conteniendo proporciones
variables de costra ferruginosa rodada a lo largo del perfil y es-
casas guijas dispersas en la masa, de 1 a 2 cm de diámetro y de
petrología silícea y basáltica. Producto de una evolución poste-
rior del depósito contiene CaCO3 segregado formando concre-
ciones de tipo tosca, algunas de varios centímetros de longitud.
El perfil expuesto presenta grietas de desecación.

2,50 – 4,00 m. Fm Hernandarias:

2,50 - 3,60 m. Facies aluvial marrón grisácea de la Fm


Hernandarias, conteniendo guijas silíceas de 1 a 3 cm de diá-
metro dispersos en la masa del sedimento (baja frecuencia) y
numerosas concreciones irregulares de CO3Ca.

3,60 – 4,00 m. Facies palustre gris oscura de la Fm Her-


nandarias, sujeta a pedogénesis actual.

 
Cordini (1949) publica un análisis granulométrico repre-
sentativo del yacimiento de Puerto Campichuelo, citando los

402 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

siguientes valores: 6,02% cantos rodados grandes; 43,10% ro-


dados medianos; 4,00% rodados pequeños; 1,99% gránulos;
1,68% arena muy gruesa; 8,16% arena gruesa; 30,55% arena
media; 3,91% arena fina y 0,59% arena muy fina.

La composición mineralógica de la facies de cauce obteni-


da sobre muestras (arena muy fina) de una perforación en San
Salvador es la siguiente: 72% de cuarzo monocristalino, 11,9%
de calcedonia, 7,7% de caolinita, 4,2% de alteritas, 3,6% de fel-
despatos potásicos, 0,6 % de líticos. La fracción pesada ocupa el
2,9% de la arena muy fina.

Esta formación del subsuelo de Entre Ríos probablemente


se correlaciona con un depósito fluvial que aflora en superficie
en el área de San Javier, en el SE de Misiones. Estos depósitos
dispersos sugieren cambios de cauce importantes en la Pene-
planicie de Apóstoles.

Se aplicaron dos métodos de cálculo para estimar el cau-


dal promedio de agua transportado por el paleocauce colector
de esta formación en Entre Ríos, resultando para el método de
Leopold (1964) un caudal próximo a 15.000 m3/seg; con el
método de Iriondo (1990) el resultado fue de 40.000 m3/seg. Se
trata de aproximaciones satisfactorias, y puede adoptarse el
promedio para comparar la paleodescarga con el caudal actual
del Uruguay, que es de 5.000 m3/seg. en Concordia. La conclu-
sión firme es que, durante la sedimentación de la Fm San Sal-
vador el río transportaba descargas mucho mayores que las ac-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 403


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tuales. Esto puede haber sido el resultado de un clima hiper-


húmedo, si se supone que el río Uruguay tenía entonces la
misma cuenca que hoy. Sin embargo, hay indicaciones bastante
sólidas de que en una época del Cuaternario Inferior (y tam-
bién durante el Pleistoceno Superior) el río Paraná se unía al
Uruguay a lo largo de los ríos Aguapey y Miriñay, en el E de
Corrientes.

De manera que proponemos aquí que la Formación


Raigón constituyó el sector terminal (deltaico y litoral) de un
sistema sedimentario mayor que abarcó gran parte de la Cuen-
ca del Plata. Dicho sector fue alimentado principalmente por
aportes laterales de corrientes menores prrovenientes del Es-
cudo uruguayo. Estimamos que la edad pertenece al Plioceno-
Pleistoceno inferior, es decirr algo más joven que la opinión
clásica, debido a que el contacto estratigráfico de campo con las
arcilla suprayacentes (Bellaco/Hernandarias) es transicional, y
dichas arcillas se ubican claramente cerca del límite entre el
Pleistoceno inferior y el Pleistoceno medio según dataciones de
termoluminiscencia (Iriondo y Kröhling, 2008).

 
El Loess Retransportado de Itapebí/Libertad I
En los terrenos basálticos de la cuenca en el Uruguay, al
este de Salto (Uruguay), se encuentra un loess antiguo, local-
mente retransportado hacia el fondo de valles labrados en el
basalto y depositado en ambiente palustre temporario. Su posi-
ción en el paisaje favoreció la concentración del carbonato de

404 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

calcio, que fue transportado por el agua freática hacia las de-
presiones y precipitado por surgencia.

En el arroyo Itapebí Grande esta unidad aflora con 400 m


de longitud aguas arriba del puente de la ruta 31. Por debajo de
0,30 m de un depósito holoceno, se extiende Itapebí, con 2 a 4
m de espesor visible sobre el nivel del arroyo. Está formado
por limo arcilloso plástico, de color marrón oscuro en húmedo.
Forma un talud irregular de bajo gradiente, caracterizado por
formas globulares. La formación contiene numerosos moldes
de raíces de hasta 3 mm de diámetro, rellenos con material
procedente del depósito suprayacente. Los 0,20 m superiores
del depósito son no calcáreos; hacia abajo aparece CaCO3 se-
gregado, cuya concentración aumenta aun más hacia abajo. A
0,50 m de profundidad la masa sedimentaria es muy calcárea,
conteniendo además carbonato pulverulento y concreciones de
hasta 2 y 3 cm, con formas irregulares. A 0,80 m del tope apa-
rece un nivel de tosca, de 0,65 m de espesor. Puede observarse
una débil estraficación fina en el depósito original, afectada por
el crecimiento posterior de concreciones botrioidales interco-
nectadas, de varios centímetros de diámetro. Se intecalan estra-
tos lenticulares de 0,40 m de espesor, formados por gravas mal
seleccionadas que incluyen restos mal conservados de bra-
quiópodos de agua dulce. A 1 m de profundidad respecto del
techo del depósito, el sedimento fino está infiltrado por abun-
dantes segregaciones carbonáticas y rizoconcreciones de hasta
15 cm de longitud y 1 a 2 cm de diámetro. La base visible de es-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 405


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

te nivel, de 0,70 m de espesor, conserva una laminación origi-


nal irregular, con menor contenido de carbonato. En ese nivel
se hallaron restos fósiles de vertebrados, en mal estado de con-
servación (Iriondo y Kröhling, 2008).

Este sedimento puede adscribirse a la descripción de


Panario y Gutierrez (1999) referida a la Formación Libertad
I, un loess más o menos masivo y fuertemente calcáreo que
cubre rocas de varias edades en paisajes estables. La dife-
rencia con esa descripción es que el Loess de Itapebí ocupa
el fondo de valles y no fue observado en el tope de las coli-
nas que forman el paisaje en esa zona. Según Bossi (1969) en
la fracción arcilla de Libertad I predomina el mineral illita,
esto coincide con el predominio de este mineral en la frac-
cion arcilla del loess pampeano.

La Fm Itapebí correlaciona con la Formación Punta


Gorda del suroeste de Entre Ríos, un loess endurecido muy
afectado por pedogénesis en varios niveles y cementado por
precipitados carbonáticos, con talud vertical. Las caracterís-
ticas litológicas evidencian un ambiente de sedimentacion y
remoción muy dinámico a lo largo de todo el período de
acumulación, con pedogénesis frecuente y abundante preci-
pitación de CaCO3, junto con erosiones locales. La unidad
se ha generado bajo condiciones climáticas semiáridas
(acumulación) a húmedas (pedogénesis). Tiene una distri-
bución regional considerable; se extiende por lo menos des-

406 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de el Paraje Puerto Alvear hasta la localidad de Las Cuevas,


en la margen izquierda del Paraná, con varios metros de es-
pesor. Se trata de un loess endurecido con varios paleosue-
los intercalados. El ambiente de acumulación de esta unidad
se interpreta como originada durante un período de clima
alternante entre condiciones semiáridas con acumulación de
polvo eólico y fases húmedas de más de 800 mm de precipi-
tación que produjeron pedogénesis. La base está formada
por un limo arcilloso marrón poco estructurado en bloques
a prismas medianos (de 3 a 4 cm de altura), de resistencia
firme. El sedimento es no calcáreo. Hay pátinas de óxidos de
manganeso. En el talud expuesto se destaca el perfil en me-
dia caña y grietas de desecación. La distribución granulomé-
trica del sedimento de la Fm Punta Gorda es bimodal, con
moda principal en limo medio y moda secundaria en arena
fina: 67,38 % de limo, 17,03% de arena y 15,58% de arcilla.

El modelo general de sedimentación de Punta Gorda y


otras formaciones asociadas (el denominado Grupo Punta
Gorda) se ha podido reconstruir mediante una analogía con
el Sistema Eólico Pampeano del Ultimo Máximo Glacial (Irion-
do y Kröhling, 1995), debido a la semejanza entre ambos:

# La misma fuente de sedimentos (región andina).

# El mismo agente de transporte de larga distancia


(viento).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 407


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

# Importantes similitudes en las distribuciones granu-


lométricas.

# Contribuciones menores de materiales provenientes


del escudo brasileño y áreas mesozoicas del norte.

# Importantes glaciaciones simultáneas a la sedimenta-


ción.

 
Ton-That et al. (1999) dataron la llamada Gran Glacia-
ción Patagónica entre 1Ma y 1,17 Ma, lo que resulta coetá-
neo con la sedimentación del Grupo Punta Gorda.

 
La Formación Bellaco
Esta unidad está compueta por arcillas esmectíticas grises,
verdes y negras que contienen concreciones de yeso en algunos
niveles (Bossi y Navarro, 1998); correlaciona con la Formación
Hernandarias de Entre Ríos (Iriondo 1980) y es completamente
similar a ésta según Panario y Gutiérrez. Representa un anti-
guo barreal depositado por el río Uruguay durante un período
muy seco del Pleistoceno Inferior, con aporte eólicos menores.
La formación Hernandarias cubre gran parte de la provincia de
Entre Ríos y sur de la de Corrientes, aflorando en un área de
61.000 Km² (Iriondo, 1989). Su espesor es variable, en algunas
canteras de la zona de Hernandarias se la ha excavado hasta 15
m de profundidad; en la barranca del Paraná aflora general-

408 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

mente con un espesor de 4 a 8 m. Su potencia típica en el inte-


rior de Entre Ríos varía entre 20 y 40 m.

Los aportes del río Uruguay están formados principal-


mente por montmorillonita proveniente de la alteración de los
basaltos de la alta cuenca y arena muy fina derivadas de la des-
trucción de areniscas cretácicas, aflorantes aguas arriba.

La unidad es una secuencia sedimentaria de grano fino,


con predominio de la fracción limo. Los colores típicos son el
gris oliva y el marrón claro. Está organizada en estratos grue-
sos. El sedimento es muy plástico y cohesivo en los estratos in-
feriores, más pulverulento y friable hacia el techo de la unidad.
Contiene rosetas y placas de yeso en todo su espesor, espe-
cialmente hacia la base, y CO3Ca en concreciones y acumula-
ciones pulverulentas de varios centímetros de diámetro. Las
concreciones son más importantes en la mitad superior de la
unidad. También incluye concreciones y manchas negras pe-
queñas de minerales de manganeso, distribuidas de manera
heterogénea. Dichos complejos de manganeso incluyen impor-
tantes proporciones de hierro. El yeso aparece en forma de cris-
tales de selenita (CaSO4 + 2H2O); dicho mineral es incoloro y
transparente; forma cristales euhedrales y placas gruesas en la
mayoría de los casos. Excepcionalmente posee bandas rosadas
o pardas, debido a impurezas de arcilla.

En el interior de la formación se han conservado numero-


sos paleocauces del río Uruguay, con dirección general NO-SE,

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 409


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

delgados y con pequeños radios de curvatura (rellenos de pa-


leocauces de hasta 100 m de ancho y 3 m de potencia formados
por arena muy fina cuarzosa organizada en estratos finos a
medianos). La curva de estimación de paleocaudales (Iriondo,
1990) indica que el río Uruguay tuvo en esa época una descar-
ga muy pequeña, sólo el 13% de la actual. Considerando una
evaporación potencial de 1000 mm/año y el área total de la
formación, se deduce que todo el volúmen anual de agua apor-
tado por el río se hubiera evaporado en seis meses, quedando
seca la laguna estacionalmente. El valor de 1000 mm/a es pro-
bablemente bajo para esa latitud con alta insolación y baja
humedad relativa del aire, de manera que la estimación ante-
rior es razonable. Es coherente también con otros indicadores
como la precipitación de yeso, las estructuras de barreal, etc.

En Campichuelo, localidad ubicada en el ángulo sudeste


de Entre Ríos, la Fm Hernandarias cubre, mediante contacto
transicional, al miembro superior de la Fm San Salvador (facies
de relleno de cauce) con un espesor menor a 2 m. Se trata de la
misma posición estratigráfica que la descrita por Panario y Gu-
tiérrez en la zona de la desembocadura del río Negro a escasos
kilómetros de distancia de Campichuelo,donde la unidad está
compuesta por limo arcilloso de color marrón grisáceo, conte-
niendo guijas silíceas dispersas en la masa y concreciones de
tipo ”tosca”. La parte superior está afectada por la evolución
del suelo de tipo Vertisol, característico de toda la formación.

410 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La edad de la formación fue datada por paleomagnetismo


entre 0,8 y 1,3 millones de años (Bidegain, 1991), es decir en el
final del Pleistoceno inferior.

 
 
El PLEISTOCENO MEDIO
El Pleistoceno Medio comprende un largo intervalo de
tiempo de casi 700.000 años de duración del cual no se encon-
traron hasta el momento depósitos sedimentarios. Se deduce
entonces la existencia de un largo período de erosión generali-
zada, que labró un paisaje de colinas en partes de las formacio-
nes Hernandarias, en Entre Ríos, y Fray Bentos, en el Uruguay
(Iriondo, 1998).

 
 
EL CUATERNARIO SUPERIOR
 
La FormaciónSalto/El Palmar
 
Esta formación geológica es un depósito fluvial del río
Uruguay, se la conoce como Formación Salto en Uruguay y fue
definida como Fomación El Palmar en Argentina (Iriondo, 1980;
Kröhling, 2009; Ramos et al, 2012). Está compuesta por arenas
de cauce que incluyen grandes lentes de gravas y cantos roda-
dos; además de la facies de cauce el sistema incluye depósitos
en facies arenosas de inundación y de albardón, configurando

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 411


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

un complejo fluvial de llanura. Esta formación fue formalmente


definida por Iriondo (1980) en Argentina. En Uruguay, se la co-
noce desde 1930 con diversas variantes de la denominación
"Salto". Finalmente, en 1969 Bossi la define como Fm Salto. Ri-
moldi (1962) la denominó informalmente Fm Salto Chico.

Este depósito forma una faja de 4 a 15 Km de ancho a lo


largo de la margen derecha del río Uruguay, aflorando en el es-
te de las provincias de Corrientes y Entre Ríos, hasta Concep-
ción del Uruguay. Constituye en dicha región la terraza alta del
Uruguay. En Brasil, también forma la terraza alta de ese río y
sus afluentes en el oeste del Estado de Santa Catarina (SC) y en
el NO de Rio Grande do Sul (RGS). En Uruguay aparece vincu-
lada al río Uruguay en los departamentos Salto y Artigas.

La unidad está formada por arenas cuarzosas amarillentas


a rojizas con un espesor que varía entre 3 y 12 m; contiene es-
tratos lenticulares de cantos rodados y gravas de composición
silícea (en su mayor parte representados por calcedonia, ópalo
y cuarzo) de decenas de metros de largo. Las lentes formadas
por cantos rodados, resultando más resistentes a la erosión,
forman los sectores remanentes de la terraza en áreas muy di-
sectadas, recibiendo el nombre local de "cerros". En muchos lu-
gares, el sedimento contiene proporciones significativas de
fracciones finas (limo-arcilla) y cemento ferruginoso que le
otorga un color general ocre-rojizo a la unidad. La formación
está poco consolidada, con claras diferencias entre el estado

412 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

húmedo y seco debido a particulares características de los ses-


quióxidos de hierro.

En Brasil, la Fm Salto constituye la terraza alta bien des-


arrollada del río Uruguay y sus grandes afluentes en el área de
Chapecó (SC); está cubierta en esa región por el loess tropical
de la Fm Oberá. La terraza alta en la confluencia del río Passo
Fundo con el Uruguay está compuesta por un depósito de 5 m
de espesor por sobre la terraza baja; dicha terraza alta está cu-
bierta por la Fm Oberá. El río Chapecó, importante afluente del
Uruguay sobre margen derecha, también presenta una terraza
alta bien desarrollada sobre ambas márgenes, con 2,5 m de al-
tura sobre el nivel de la terraza baja; aquí tambien está cubierta
por la Fm Oberá.

En las áreas de la subcuenca del río Pelotas y de la sub-


cuenca del río Canoas (SC y RGS) no se ha registrado la terraza
alta, incluso sin contar con evidencias morfológicas. La terraza
alta aparece en forma muy discontínua en la cuenca alta del
Uruguay, aguas abajo de la confluencia Pelotas-Canoas. No
existe en el área de Iraí, ni en el valle de los afluentes Da
Várzea, Guarita y Turvo (RGS). Aunque sí aparece parcialmen-
te erodada en el afluente Buricá. Mas al sur se registró la terra-
za alta en un afluente del arroyo Ijuizinho, aunque no en el re-
sto de la subcuenca del Ijuí. Escasos relictos de la terraza se ven
en los afluentes Piratiní e Icamaquã.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 413


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Por el contrario, la Fm El Palmar está bien desarrollada en


el área de São Borja (RGS), con una facies similar a la descrita en
Puerto Hormiguero (Corrientes). La terraza alta se halla a 5m
por encima de la terraza inferior y alcanza varios cientos de me-
tros de ancho. La Fm El Palmar está compuesta allí por arenas,
gravas y cantos rodados; éstos últimos tienen hasta 10 cm de
diámetro y ocupan entre el 10 y el 20% del volumen total del
sedimento. El redondeamiento de los clastos es variable, desde
anguloso a bien redondeado; la litología está representada por
basalto y minerales silíceos. Los clastos están dispersos erráti-
camente en una matriz formada por arena muy fina o limo
marrón rojizo. La formación apoya allí sobre basalto alterado.

En el rio Itú, importante afluente del Ibicuy, la Fm El Pal-


mar constituye una terraza compuesta por un depósito aluvial
de cauce con arenas finas bien seleccionadas de color marrón
rojizo. Incluye cantos rodados, gravas y bloques pequeños que
forman entre el 10 y el 20% del cuerpo sedimentario. El sedi-
mento es friable; con moteados de color ocre amarillento a ocre
rojizo. Los clastos están irregularmente distribuidos; formados
en partes iguales por clastos de basalto (de hasta 25 cm de
diámetro) y de sílice (cantos rodados y gravas de diámetros
menores a 10 cm). Estos muestran desgaste por transporte y
fracturas de impacto. El depósito tiene entre 4,5 y 5 m de espe-
sor y unos cientos de metros de extensión.

De acuerdo con Bossi (1969), la Fm Salto en el Uruguay


está constituída por arena de tamaño de grano variable de co-

414 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

lor rojo, que oscila del pardo al ocre, pobremente cementada


por arcilla y óxidos de hierro, con un grado de hidratación va-
riable. Niveles lenticulares interestratificados están compuestos
por arcillas verdes y conglomerados. Secundariamente han si-
do muy silicificadas, alcanzando el proceso a bancos de poco
espesor y color pardo amarronado. Entre los cantos rodados de
los niveles conglomerádicos, es posible definir fragmentos de
ágata y madera silicificada. La potencia no supera los 20 m.
Bossi et. al (1975) mapearon la Fm Salto en Uruguay desde el
río Cuareim hasta el río Dayman, en una faja discontínua a lo
largo del río Uruguay de hasta 20 Km de ancho. Hay referen-
cias de afloramientos pequeños de la unidad más hacia el sur.
Las observaciones de los autores de esta obra registran la
existencia de la Fm El Palmar / Salto formando una faja de
cientos de metros a varios kilómetros de ancho en la margen
izquierda del Uruguay, que se extiende desde la frontera Uru-
guay - Brasil hasta el río Dayman. Evidentemente, el principal
control geológico de la divagación del río hacia el este ha sido
el borde de la meseta basáltica. Los datos de campo indican
que este gran colector fluvial no ha realizado importantes
avances erosivos en el basalto durante el Cuaternario.

La Fm Salto/El Palmar se presenta en dos facies bien de-


finidas: facies de llanura de inundación y facies de cauce. La
unidad aflora en forma discontinua a lo largo de la ruta 3, in-
tercalándose con áreas menores de basalto. A la latitud de To-
mas Gomensoro, los afloramientos se extienden hasta unos 3

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 415


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Km al este de la ruta 3. Allí la facies de llanura de inundación


está formada por arena arcillosa plástica, de color rojo con mo-
teados oliva, cubierta por la facies de canal compuesta por gra-
vas y cantos rodados de petrología basáltica y algunos clastos
de composición silícea (dominan los de 2 a 3 cm, algunos al-
canzan 15 cm de diámetro y tienen alta redondez y moderada
esfericidad). Hacia el sur, la Fm El Palmar forma el paisaje en el
área de los arroyos Ñaquiñá y Mandiyú (Cnia. Palma).

La Fm El Palmar/Salto aparece con sus características


típicas en el área situada entre Belén y el río Arapey Grande.
Un perfil aflorante junto a la ruta 3 se describe a continuación,
de abajo hacia arriba:

 
0,00 - 1,50 m. Facies de pantano. Arcilla plástica oliva, con
variaciones al rojo,

1,50 - 2,50 m. Facies de canal. Nivel caracterizado por


abundantes bloques de arenisca de grano fino silícea, la-
minada (de hasta 2 m de longitud y casi 1 m de espesor);
la arenisca engloba guijas silíceas subangulares a subre-
dondeadas. Los bloques se hallan incluídos en masas de
arena fina a media, con variable cantidad de arcilla. Dichos
cuerpos son verdaderas rocas, generadas por la cementa-
ción epigenética de volúmenes aislados de arena dentro de
la formación.

416 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

2,50 - 5,00 m. Facies de llanura aluvial. Arena roja de con-


solidación intemedia, conteniendo clastos dispersos de
tamaño guija a grava, de alta redondez y escasa esferici-
dad, en general de composición silícea. Presenta cambios
de color netos a sectores esféricos de color oliva a gris; la
decoloración aparece rodeando a los clastos mayores del
sedimento. El depósito presenta laminación planar difusa.
Localmente se intercalan niveles de hasta 4 cm de espesor
con alta concentracion de gravas, algunas de arenisca y
basalto. El sedimento incluye abundantes troncos fósiles,
de varios centímetros de diámetro; en general sólo se ha
preservado la corteza de los mismos (reemplazada por
óxidos de hierro y de sílice). En otros sectores aparecen
fragmentos rodados de corteza fosilizada, lo que indica
una fosilización muy temprana. Escasos bloques de are-
nisca se hallan también incluídos en este depósito.

5,00 - 6,00 m. Facies de canal. Guijas y gravas en matriz


arenosa.

6,00 - 6,40 m. Depósito residual moderno. Guijas y gravas


finas de escasa esfericidad y alta redondez en matriz are-
nosa escasa.
 
Próximo al acceso a Belén, la unidad incluye en su parte
superior numerosos troncos fósiles de palmeras de hasta 70 cm
de diámetro, reemplazados por minerales de hierro. Algunos
de éstos se encuentran en posición de vida.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 417


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La formación no ha sido depositada inmediatamente al


sur del río Arapey Grande y hasta cerca del acceso a Constitu-
ción. Próximo a esta última localidad, hay buenos afloramien-
tos de esta unidad. Se describe a continuación un perfil ubica-
do junto a una calle lateral, a 300 m del camino de acceso, des-
de abajo hacia arriba:
 
0,00 - 2,50 m. Talud cubierto por derrubios, cubriendo en
partes basalto alterado.

2,50 - 3,70 m. Facies de canal. Estratos tabulares finos a


medianos formados por guijas, gravas y cantos rodados,
en abundante matriz arenosa. Los clastos yacen con el eje
mayor horizontal. Se intercalan estratos donde predomi-
nan las guijas en abundante matriz arenosa con otros es-
tratos formados por gravas. La petrología de los clastos es
de basalto, arenisca y geodas. Unos de los estratos contie-
ne rodados de arcilla verde, indicando alta energía locali-
zada y de pulso corto. En algunos niveles se concentran
precipitados de óxidos férricos. Fragmentos rodados de
troncos fosilizados aparecen en el interior de dichos estra-
tos (principalmente corteza). Los colores dominante son el
rojo y el negro, producto de la epigénesis del hierro.

3,70 - 4,80 m. Facies de llanura aluvial. Arena roja, conte-


niendo escasas guijas silíceas dispersas. En el sitio incluye
un bloque de arenisca silícea de 1,20 m de largo por 30 cm
de espesor. Discordancia en el techo de la Fm El Palmar.

418 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

4,80 - 5,60 m. Depósito residual moderno.

 
La Fm El Palmar/Salto domina ampliamente en el paisaje
en el área de Salto, entre el arroyo Itapebí Grande y el río
Dayman. En el área de acceso a la presa de Salto Grande (ruta 3
y acceso), la unidad está cubierta por arenas eólicas holocenas,
de hasta 0,50 m de espesor. Un perfil representativo es el si-
guiente, de abajo hacia arriba:

0,00 - 2,00 m (s.v.b.). Facies de llanura aluvial. Arena roja


(en húmedo: 10R 4/6) moderamente seleccionada, con
predominio de arena media y escasas arena gruesa y muy
fina; el depósito contiene proporciones variables de arcilla.
Hay guijas dispersas en la masa (de 1 cm), subangulares a
redondeadas, de composición silícea, que forman lentes
mal definidas. El depósito es friable, presenta pequeñas
variaciones difusas en el color (rojo - amarillo) y decolora-
ciones verticales alargadas (oliva -marrón). La concentra-
cion de guijas aumenta hacia arriba (predominando las de
1 cm de diámetro). A 0,50 m por debajo de la superficie del
terreno, hay una lente de gravas silíceas matriz sostenida.

2,00 - 2,30 m. Depósito residual moderno.

 
En las afueras de Salto y junto al río Uruguay, la Fm El
Palmar / Salto cubre en discordancia a la Fm Fray Bentos (Oli-
goceno), formando la terraza alta del Uruguay. Al norte de la

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 419


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ciudad, dicha terraza está muy erodada, formando "cerros re-


lictuales", que deben su existencia a la facies de canal (cantos
rodados y bloques de arenisca silícea). El tope de estas colinas
se encuentra 10 m por encima de la terraza baja.

La facies de canal de la unidad también aflora cerca del


borde externo de la terraza. A 13 Km al E de Salto, dicha facies
está representada por clastos matriz soportados, de 3 a 4 cm de
diámetro máximo, subangulares a subredondeados, en general
de composición silícea y algunos de arenisca y líticos; la matriz
es arena arcillosa plástica de colores moteados, entre el gris y el
rojo. La unidad está cubierta por la Fm San Guillermo. Al sur
de la ciudad, la facies de canal forma practicamente casi toda la
unidad. La granulometría en esa zona es de gravas y cantos
rodados, conservándose, casi sin modificaciones, la superficie
original de la terraza alta. Esa peculiar composicion granu-
lométrica se debe a que en ese lugar el río Uruguay alcanzó las
rocas sedimentarias cretácicas que afloran al sur del río Day-
man y su cauce migró repetidamente en dicho sector.

Hacia el sur, existen sólo afloramientos reducidos y dis-


persos sobre las sedimentitas cretácicas. Estos aparecen próxi-
mos al Paraje Tres Bocas (ruta 94) y cerca de San Javier. En esta
última localidad, la Fm El Palmar/ Salto está cubierta por un
depósito palustre comparable a lo que ocurre en la zona de Fe-
deración (Entre Ríos).

420 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los materiales que componen la Fm Salto derivan de are-


niscas y basaltos mesozoicos de la alta cuenca del Uruguay. El
transporte desde la fuente original fue largo y probablemente
policíclico. La alta cantidad de calcedonia presente, sobre todo
al sur de la cuenca, fue originada mediante un proceso comple-
jo: numerosas coladas basálticas del Cretácico tienen estructura
alveolar, posteriormente ocurrió un episodio de segregación
importante de sílice que precipitó en los alvéolos formando
geodas de sílice hidratada. La alteración y erosión posteriores
del basalto liberaron las geodas que quedaron formando cantos
rodados bien redondeados desde su origen. La circulación ma-
siva de sílice es un fenómeno que ocurre en escasos períodos
de la historia terrestre; éste en la cuenca del Uruguay tuvo lu-
gar probablemente en el Eoceno.

Un afloramiento de la Fm El Palmar en el area de Federa-


cion, representado por arena muy fina cuarzosa de color ocre-
amarillento, con cemento ferruginoso, masiva o con laminación
difusa, contiene hasta 20% de placas micáceas traslúcidas de
0,2 a 4 mm de diámetro. Análisis mineralógicos (por micros-
copía óptica, electrónica y microsonda) y geoquímicos permi-
tieron identificar dicho mineral como caolinita (Iriondo &
Kröhling, 2003). Debido al tamaño extremadamente grande de
la caolinita presente en comparación con los granos de arena
(hasta 10:1) y la lejanía de las fuentes potenciales de minerales
micáceos detríticos, se deduce un origen autígeno para dicho
mineral.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 421


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El resultado del recuento mineralógico de la fracción mo-


dal de arenas mediante la técnica de grano suelto en dicho ya-
cimiento es el siguiente: 19% de caolinita en placas; 74,4 % de
cuarzo monocristalino en granos bien redondeados; 3,2% de
cuarzo policristalino; 2,7% de feldespatos y 0,7 % de alteritas.
Gentili & Rimoldi (1979) también citan el predominio de cuar-
zo con escasa proporción de feldespatos, mica, magnetita y
otros minerales maficos para los estratos arenosos asignables
por ellos a la Fm Salto Chico.

Los difractogramas de rayos X del sedimento en su area


tipo (Fig. 5) confirman esta composicion (predominio de cuar-
zo con importante proporcion de caolinita, con feldespatos su-
bordinados y escasas esmectitas). Tanto la fraccion limo como
la fracción arcilla estan formadas por esmectitas y caolinita con
reducida proporcion de cuarzo y feldespatos. Los difractogra-
mas sobre muestra total indican el predominio casi exclusivo
de cuarzo. La fraccion limo esta integrada por cuarzo y escasa
caolinita pobremente cristalizada. Esta ultima aparece mejor
definida en la fraccion arcilla, tambien con cuarzo como com-
ponente dominante.

De acuerdo con Veroslavsky & Montano (2004), las “are-


niscas” de la Fm Salto de Uruguay están compuestas por gra-
nos de cuarzo monocristalino y policristalino, feldespatos, opa-
lo, y clastos liticos basalticos e igneo-metamorficos. El cemento
mas común es sílice (cuarzo, calcedonia y ópalo) con calcita su-
bordinada. Las areniscas ferruginosas son también frecuentes.

422 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Estratos discontinuos de arenisca en el tope de la Fm Salto


están con frecuencia fuertemente silicificados; estos habrían si-
do formados bajo condiciones relacionadas a aguas subterrá-
neas alcalinas asociadas al basamento basáltico regional (Scas-
so & Limarino, 1997).

La formación fue datada por Termoluminiscencia en


80.670 ± 13.420 años A.P., (perfil en Federación) lo que corres-
ponde al Estadio Isotópico 5a, característico de una época
húmeda y cálida. Una segunda datación por TL fue realizada
en una muestra de la parte superior del perfil en Salto, resul-
tando en una edad de 88.370 ± 35.680. Coincidentemente, Ton-
ni (1987) describió un ejemplar de Stegomastodon platensis,
hallado en la unidad, en un lugar próximo a la localidad tipo.
Dicho fósil es característico de la Edad Mamífero Lujanense,
que corresponde al Pleistoceno Superior. En la literatura clásica
se la ha considerado como perteneciente al Plioceno, aunque
sin soporte paleontológico o estratigráfico de campo, supone-
mos que debido a su posible semejanza con la facies conglo-
merádicas de Raigón. Sin embargo, aparte de los resultados de
edades absolutas y paleontológicos mencionados en este párra-
fo, la petrología y mineralogía de Salto revelan una madurez
alta en todos sus componentes, claramente diferentes a la in-
madurez de Raigón.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 423


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
La Formación Paso Perico
Esta formación fue formalmente definida por Panario y
Gutiérrez (1999). Representa un depósito aterrazado del río
Negro compuesto por bancos de arena generalmente desarro-
llados en las concavidades de meandros, con cotas de 20 a 30
metros sobre el nivel actual del agua. Sigue un patrón aproxi-
madamente meándrico, típico de flujos estables. Un paleosuelo
de tipo Ultisol se ha desarrollado en el tope, cubierto poste-
riormente por dunas eólicas. Los minerales dominantes en esta
formación son cuarzo y feldespato secundario.

El perfil tipo de la Formmación Paso Perico está ubicado


en la margen derecha del río Negro, a ambos lados de la boca
del arroyo Yapeyú. De arrriba a abajo:

0,00-1,50 m - Horizonte A (arena media a gruesa) color


marrrón rojizo claro (2.5YR 6/4 de la Tabla de Munsell).
En transición a un horizont gris claro (A2).

1,50-2,10 m - Horizonte B2. Loam arenoso color rojo (10R


4/8).

2,10-5,00 m - Arena gruesa con estratificación cruzada con


rodados incluidos en color gris claro (5YR 7/1) en estratos
gruesos.

Este sedimento yace en discordancia sobre rocas terciarias,


cretácicas y precámbricas. Estimamos que correlaciona con la
Formación Salto/El Palmar.

424 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
La Formación Oberá
La Fm Oberá es un sedimento eólico fino de color rojo que
cubre en forma de manto el paisaje de colinas y sierras de Mi-
siones, NE de Corrientes, Paraguay oriental, SE de Brasil y NO
del Uruguay. Fue definida por Iriondo et al. (1997). De acuerdo
con dataciones obtenidas, el miembro inferior de la unidad fue
depositado durante el período relativamente fresco y seco del
Último Máximo Glacial (Pleistoceno Superior), mientras que el
miembro superior fue generado durante el período seco del
Holoceno superior.

Se trata de un tipo de sedimento que fue definido como


"loess tropical" por Iriondo y Kröhling (1997). Son sedimentos
eólicos recientes (de edad Pleistoceno Superior) de grano fino,
similares al loess, que cubren amplias áreas en la región tropical
de Sudamérica y probablemente también de otros continentes.

El loess tropical ha sido recientemente descrito para Ar-


gentina, Brasil y Ecuador (Iriondo, 1996a; Iriondo y Kröhling,
1997). Sus principales características son las siguientes:

 
• Cubre el relieve preexistente en forma de manto.

• De acuerdo a su composición granulométrica, es un se-


dimento "franco", limo franco o franco arcilloso; nor-
malmente la media está localizada en la fracción limo.

• El color es ocre rojizo o amarillento, o rojo.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 425


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

• La fábrica del sedimento es muy porosa y friable; está


organizada en agregados débiles y prismas muy grue-
sos en una estructura similar al loess.

• La percolación y migración de óxidos e hidróxidos de


hierro han sido activas en la fase postdeposicional de la
evolución sedimentaria.

• Forma taludes pronunciados en barrancas y cárcavas,


típicamente entre 45 y 70°, con disyunción vertical.

• En el techo del sedimento se desarrollan suelos de los


grupos Ultisol y Oxisol, que forman el sustrato de sel-
vas bien desarrolladas, en contraste con otras forma-
ciones sedimentarias de las mismas áreas, las cuales
generan suelos diferentes y vegetación más pobre.

 
El loess tropical tiene un origen homólogo al del loess
típico. Sus diferencias principales ocurren en la fase postdepo-
sicional: evolución del depósito eólico bajo un clima de sabana
(en lugar de estepa) con migración generalizada de minerales
de hierro, que cumplen el mismo rol que los carbonatos en lo-
ess normales (loess no clásicos, IK).

En la cuenca del Uruguay, la Formación Oberá está com-


puesta por un sedimento franco arcilloso de color rojo oscuro
(10 R 3/6). Tiene espesores típicos entre 2 y 6 m, alcanzando
localmente 8m. Cubre en discordancia erosiva a areniscas y ba-

426 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

saltos cretácicos, costras ferruginosas y rocas terciarias, culmi-


nando la columna sedimentaria de la región.

La fábrica sedimentaria del depósito es suelta, friable y


porosa. Su estructura es masiva, genera perfiles subverticales,
afectados por disyunción en placas (polígonos de extensión
vertical de 0,50 m de ancho típico, limitados por fisuras de 1
cm de ancho) en afloramientos recientes. Localmente, el perfil
suele estar afectado por derrumbes de tierra en forma de cu-
chara que ocupan casi toda la altura del perfil, con anchos igual
a la mitad de su altura. Estas formas y productos de erosión re-
sultan directamente de estructuras sedimentarias dominante-
mente verticales, producidas por procesos epigenéticos en un
material originariamente masivo. En perfiles antiguos, el talud
disminuye progresivamente hasta formar un perfil suavemente
sinusoidal, de 25° a 30°. En estos casos, se desarrollan micro-
formas convexas elongadas transversalmente al talud, de 0,40 a
1 m de ancho, separadas por surcos profundos de varios decí-
metros de ancho.

En Rivera, inmediatamente al sur de la frontera Brasil-


Uruguay, se registra el mayor espesor de la Fm Oberá en el
área (4 m sin ver base). Está compuesta por un sedimento fran-
co, friable, masivo, de color rojo. Al sur de dicha localidad, tie-
ne espesores de 2 a 4 m sobre la arenisca cretácica de las coli-
nas. Un campo de arenas eólicas holocenas cubre la formación
en el cruce entre la ruta 5 y la ruta 30. La Fm Oberá se extiende

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 427


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

algunos kilómetros hacia el oeste hasta la escarpa de la meseta


basáltica, próxima a Tranqueras.

 
En el norte de Uruguay se ha descrito la Formación Las
Arenas (Bossi et. al, 1975), un sedimento rojo cuaternario que
agrupa a las formaciones Oberá y Yapeyú de Argentina. En la
localidad tipo (Las Arenas), el cuerpo sedimentario equivalente
a la Fm Oberá (sedimento franco arenoso) está cubierto en dis-
cordancia erosiva por otro de la misma naturaleza general, pe-
ro contaminado con sedimentos gruesos, en general dispersos
en la masa, y también formando un conglomerado basal, lo que
equivale a la Fm Yapeyú. Estudios de detalle en la zona de Ba-
ñado de Rocha, al norte de Tacuarembó, demuestran que en
áreas de colinas y valles labrados en el Cretácico, el equivalente
a la Fm Oberá está en posición más elevada que la Fm Yapeyú;
esta última ha rellenado depresiones excavadas en la Fm
Oberá.

El área tipo de la Fm Las Arenas está ubicada a unos 100


Km al este de Tacuarembó (esta unidad cubre unos 100 Km² de
acuerdo al mapa de Bossi, et al. -1975-). En el afloramiento jun-
to a la ruta 26 se observa que el miembro equivalente a la Fm
Oberá ha sido casi completamente erosionado y reemplazado
por el miembro más joven en una facies de depósitos de flujo
de barro con conglomerado basal. En el mapa de Bossi et. al
(1975) hay cuatro áreas cubiertas por la Fm Las Arenas, abar-
cando áreas de tamaño similar en la región de Tacuarembó.

428 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Unos 20 Km al norte de Tacuarembó, sobre ruta 5, la Fm


Oberá aflora formando la parte superior de las colinas del pai-
saje. Está compuesta por 2 m de espesor de arena limosa cuar-
zosa, de color amarillo rojizo, con manchas rojas. Está modera-
damente estructurada en prismas de 5 a 10 cm de ancho y de
50 cm a 1 m de altura. La consolidación del depósito es media.
La formación aflora a pocos kilómetros al este de Tacuarembó,
alcanzando 1,20 m de espesor s.v.b. en los perfiles de la ruta 26;
la unidad está afectada alli por la evolución de un suelo en el
tope. El Horizonte C del mismo es una arena de color general
marrón amarillento a rojizo, con rizoconcreciones férricas; éstas
ocupan un 40% de la masa. El Horizonte B, de 10 a 15 cm de
espesor, está formado por prismas verticales gruesos (de 5 a 10
cm de lado).

La caracterización granulométrica de la Fm Oberá presen-


ta algunos problemas metodológicos. Como es conocido entre
los especialistas, la composición aparente de laboratorio de-
pende fuertemente del método de dispersión que se utilice. Un
ataque enérgico produce la destrucción de partículas y agrega-
dos que estaban ya formados en el sedimento original y resulta
en un predominio de arcilla. Por otro lado, un ataque débil deja
dudas sobre la eficacia de la dispersión, resultando en este ca-
so, alrededor de un 80 % de arena. Por otro lado, la naturaleza
pulverulenta del sedimento al ser destruído con los dedos o ex-
cavado con pala, y las nubes de polvo que levantan los vehícu-
los en tiempo seco, sugieren empíricamente una naturaleza li-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 429


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

mosa para las partículas y agregados originarios. Lo mismo su-


cede con la carga en suspensión del río Paraná actual; recientes
resultados de laboratorio indican que las muestras sin trata-
miento de dispersión (o sea en estado natural) tienen la si-
guiente composición granulométrica: 73-76 % de limo, 15-18 %
de arcilla (0,5-4 μm) y 8-10 % de coloides (<0,5 μm). Aplicando
tratamiento standard de dispersión resulta : 32 % de limo, 44 %
de arcilla y 24 % de coloides, lo que indica formación de flócu-
los ya en la corriente turbulenta.

Varias dataciones absolutas se realizaron en Oberá en Ar-


gentina y Brasil. A 4,50 m por debajo del techo de la unidad en
su perfil tipo (miembro inferior) se obtuvo un fechado por ter-
moluminiscencia (TL), que dio una edad de 18.560 ± 1.340 años
A.P. (Ultimo Máximo Glacial). A 2,50 m por debajo del techo
(miembro superior), se obtuvo una edad TL de 3.740 ± 150 años
A.P. (Holoceno Superior). Un análisis por TL complementario
del miembro inferior en la zona indica una edad de 23.000 años
A.P. Lichte (1991) obtuvo edades cercanas a 20.000 años A.P.
utilizando dataciones por C14 y TL para la misma formación en
el Estado de Minas Gerais. También allí el autor encontró polen
en toda la secuencia.

 
La Formación Yapeyú
La Formación Yapeyú (Iriondo1996) es un sedimento
franco arenoso a franco arcilloso, masivo, que contiene escasa
proporción de cantos rodados, gravas y guijas silíceos englo-

430 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

bados erráticamente en toda su masa, con espesores aflorantes


de 5 metros. Fue generada por movimientos de masa de tipo
“flujo de barro”, que afectaron la Fm Oberá y se mezclaron con
escasas proporciones de sedimentos gruesos de cauce, en pe-
ríodos de lluvias extraordinarias. La Fm Yapeyú se ha formado
inmediatamente después de la sedimentación de la Fm Oberá.

La unidad cubre alturas intermedias del paisaje en la faja


cercana al río Uruguay sobre la margen argentina, entre Santo
Tomé y Yapeyú, con su mayor desarrollo en está última área.
Sobre la margen izquierda de la cuenca, la unidad aparece a la
misma latitud en Brasil y más al sur, en la zona de Tacuarembó
en el Uruguay.

El perfil tipo está ubicado junto a la ruta nac. N° 14, a po-


cos kilómetros al suroeste de Yapeyú, en la margen derecha del
arroyo Guaviraví. Desde la base del afloramiento hacia arriba:

0,00 -1,00 m. Arena fina arcillo limosa (en promedio: 70 %


de arena, 20 % de arcilla y 10 % de limo), masiva, de color
rojo oscuro, con manchas difusas de color gris oliva de va-
rios centímetros de longitud y elongación vertical. Estas
son producidas por la decoloración local del hierro debido
a procesos de reducción. Contiene 2 % de cantos rodados
medianos y finos, gravas y guijas de sílice, bien redondea-
dos. El depósito presenta consolidación media.

1,00 - 5,50 m. Arena fina arcillo limosa masiva, de color ro-


jo oscuro. Constituye un único cuerpo masivo con el metro

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 431


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

inferior, pero sin decoloraciones. El contenido de limo


aumenta desde 10 % en la base hasta 26 % cerca del techo;
la arcilla disminuye de 20 al 15 % y la arena oscila entre el
45 y el 70 %. En el lugar es notable la variación grano-
decreciente de la fracción gruesa accesoria, que pasa de
cantos rodados medianos a finos en la base a grava hacia
el techo. El talud es subvertical; afectado por disyunción
columnar (prismas de 10 cm de ancho y de 50 a 80 cm de
altura, separadas por escalones de 10 a 30 cm de ancho). El
grado de consolidación del depósito disminuye hacia arri-
ba, pasando a friable.

 
En el territorio argentino de la cuenca, los primeros aflo-
ramientos (de sur a norte) de la unidad se reconocen en el valle
del arroyo San Joaquín. Allí está constituída por arena arcillosa
roja, con escasa plasticidad; contiene en forma dispersa guijas y
cantos rodados finos con alta esfericidad, de composición silí-
cea en forma dominante y basáltica subordinada. El sedimento
es friable; se presenta decolorado al oliva grisáceo en un típico
patrón moteado. Contiene localmente fragmentos de troncos si-
licificados y de costra ferruginosa.

La unidad aflora en superficie en forma discontinua en el


interfluvio entre los arroyos San Joaquín y Capiquize en su fa-
cies típica de tierra colorada englobando cantos rodados. El
arroyo Porá está labrado en la Fm Yapeyú.

432 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La Fm Yapeyú en la localidad del mismo nombre cubre


parcialmente un nivel de terraza alta del Uruguay muy resi-
dual, representada por relictos aislados de 100 a 200 m de largo
y de 50 a 60 m de ancho. La unidad forma una serie de rampas
que la unen al paisaje de tierras altas. Una de estas rampas,
ubicada junto al camping, mide 80 m de largo y 6 a 7 m de al-
tura, tiene perfil levemente sinusoidal, con pendiente prome-
dio de 12° a 13°. Entre rampas sucesivas aparecen segmentos
de la antigua barranca de unos 20 m de ancho, de 2,5 m de al-
tura y baja pendiente. Este esquema se repite varios kilómetros
hacia el sur y hacia el norte de Yapeyú (puede observarse, por
ejemplo, en el camping de La Cruz). El arroyo Guaviraví está
labrado en esta unidad, lo mismo que otros arroyos ubicados
en el área entre Yapeyú y La Cruz. Dichos arroyos ocupan va-
lles relativamente amplios.

En el área brasilera de la cuenca, en un afluente relativa-


mente importante del río Ijuí, a 140 Km al este de São Borja, la
terraza fluvial tiene formas suaves, lobuladas, de cientos de
metros de largo, típicas de corrientes de barro que fluyeron
desde los costados del valle hacia el talweg. Se trata de una
dinámica tipo Yapeyú, que puede corresponder a esa misma
formación.

La Fm Yapeyú aflora también en la barranca del rio Itú,


afluente del Ibicuy. Forma allí un perfil de terraza de 4,5 a 5 m
de espesor; está compuesta por arena fina que incluye un 10%
de cantos rodados y gravas de color amarillo rojizo claro. Los

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 433


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

materiales gruesos están distribuídos en forma irregular, en ge-


neral dispersos en la masa sedimentaria; están formados en par-
tes iguales por clastos de basalto (de hasta 25 cm de diámetro) y
de sílice (cantos rodados y gravas de menos de 10 cm de diáme-
tro); tienen alta esfericidad y fracturas de impacto. La unidad
está cubierta allí por arena eólica. En el mismo valle, a algunos
kilómetros de distancia, el perfil del Itú comienza con las are-
niscas cretácicas cubiertas por 1 m de Fm Oberá. Sobre ésta yace
la Fm Yapeyú, que comienza con un conglomerado basal muy
grueso e irregular y termina con la facies típica de flujos de ba-
rro. Próximo a Manuel Viana, la formación sobreyace a la Fm
Oberá y está cubierta por arenas eólicas holocenas.

En el Uruguay, la Fm Yapeyú aflora en la zona Tacua-


rembó, en perfiles ubicados a lo largo de la ruta 5. La unidad
forma la pendiente lateral del valle del arroyo Batoví y descan-
sa en discordancia sobre la Fm Oberá. La Fm Yapeyú está
compuesta por 1,20 m de arena fina cuarzosa marrón anaran-
jada, que contiene clastos formados por un sedimento más fino
de color rojo. El depósito presenta consolidación media y está
estructurado en prismas, presentando moldes de raíces. El con-
junto Fm Yapeyú - Fm Oberá yace en forma de manto algo
irregular sobre rocas cretácicas. Dicho conjunto ha sido descrito
como Formación Las Arenas (Bossi et al., 1975)

En el valle de otro arroyo, ubicado 5 Km al norte del arro-


yo Batoví, aflora la unidad con 5 m de potencia formando la te-
rraza alta del sistema. Está compuesta por arena fina de color

434 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ocre rojizo, con variaciones tonales difusas de elongación verti-


cal, de consolidación media y porosa. Hay escasos cantos ro-
dados finos dispersos en la masa. Presenta talud vertical con
micromorfología similar a la del perfil tipo de la unidad en Ya-
peyú, afectado por nidos de véspidos.

En Bañado de Rocha, al norte de Tacuarembó, la Fm Ya-


peyú forma la terraza alta del arroyo del mismo nombre. Está
formada allí por un sedimento franco ocre rojizo, con numero-
sos clastos gruesos incluídos. La Fm Oberá está cubriendo las
colinas altas asociadas al valle.

Otro afloramiento de la Fm Yapeyú aparece junto a la ruta


26, al oeste de Las Toscas. Corresponde al área tipo de la Fm
Las Arenas (Bossi et al., 1975). En ese lugar la unidad constitu-
ye el relleno de un cauce excavado en la Fm Oberá. Tiene 4 m
de potencia; está compuesta por arena fina a media con meno-
res cantidades de arena gruesa, de color rojo, masiva en todo
su espesor, de consolidación media. Contiene clastos gruesos
(canto rodado a bloque) de areniscas y metamorfitas, lo que re-
fuerza la interpretación de la tesis de flujos de barro. Un aglo-
merado basal, formado por bloques, cantos rodados y gravas
de arenisca y metamorfitas, aparece con varios metros de ex-
tensión lateral. En la parte superior de la unidad se preservó
parte de un paleosuelo, con 0,15 m de espesor. Está debilmente
estructurado en bloques gruesos, de resistencia firme. Hay
moldes de raíces de 0,5 cm de diámetro, ocupadas por precipi-
tados de hidróxidos férricos. El sedimento presenta variaciones

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 435


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tonales entre el rojo y el amarillo rojizo. Está cubierto en dis-


cordancia erosiva por arena eólica holocena.

En el valle del arroyo Caraguatá, la relación estratigráfica


y expresión morfológica entre la Fm Oberá y la Fm Yapeyú es
similar a la descrita para Bañado de Rocha: la Fm Oberá cubre
las pendientes laterales del valle; unos 200 m más abajo, apare-
ce la Fm Yapeyú típica, formando la terraza alta (considera-
blemente erodada).

En síntesis, la Fm Yapeyú es un cuerpo geológico vincula-


do directamente a la Fm Oberá. Las características tixotrópicas
de ese sedimento, una propiedad relativamente rara en la Na-
turaleza, permitió la generación de flujos de barro en períodos
de lluvias concentradas. En estas condiciones, el sedimento co-
lapsa y se comporta como un fluido de alta densidad, fluyendo
aún en pendientes relativamente bajas y acarreando materiales
gruesos en suspensión.

La Fm Yapeyú es inmediatamente posterior a la sedimen-


tación de la Fm Oberá, y fue depositada durante el Ultimo
Máximo Glacial (Estadio Isotópico 2). Una datación por termo-
luminiscencia de una muestra en Yapeyú, ubicada a 1,50 m por
encima de la base aflorante, arrojó una edad de 18.330 ± 1.780
años A.P.

436 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
La Formación Tapebicuá
La Formación Tapebicuá es una una formación geológica
compuesta por depósitos palustres y aluviales, acumulados
principalmente en el este de la provincia de Corrientes (Iriondo
y Kröhling, 2008). Los depósitos se extienden desde Santo
Tomé hasta casi el límite con la provincia de Entre Ríos. En la
margen izquierda del río Uruguay, la faja ocupada por la Fm
Tapebicuá es algo más reducida, con su mayor expresión entre
Uruguaiana (RGS) y Bella Unión (Uruguay).

La unidad está compuesta por una facies de canal de alta


energía, cubierta por una facies de llanura aluvial que evolu-
cionó a pantano; posteriormente su techo fue afectado por pe-
dogénesis. Los materiales que componen la unidad fueron
acumulados por el río Paraná durante una época en la que se
unía al río Uruguay y cuyos grandes paleocauces están actual-
mente ocupados por los ríos Aguapey y Miriñay, entre otros.
Además de los claros indicadores geomorfológicos, la domi-
nante composición silícea de las facies de canal y de llanura
aluvial y la presencia de caolinita en la fracción arcilla de esta
formación soportan la hipótesis del río Paraná como fuente de
aporte principal. El sedimento tiene dos componentes domi-
nantes: una arenosa y la otra arcillosa plástica, presentando va-
riaciones en color entre el rojo, gris, oliva y amarillo.

En Corrientes, el tope de la formación forma superficies


extensas prácticamente planas y horizontales, interrumpidas

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 437


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

en algunos lugares por valles labrados en esa formación. Cons-


tituye el sistema geomorfológico denominado “Llanura Palus-
tre del Este de Corrientes”; con perfiles típicos aflorantes en
canteras y excavaciones alejadas de los arroyos.

El área tipo de la formación está ubicada en el área de la


localidad de Tapebicuá, atravesada por la ruta nac. 14. La uni-
dad ahoga parcialmente el paisaje de colinas labrado en la Fm
Yapeyú. Esstá coronada por un suelo de tipo Plintosol.

Esta unidad fue referida como Fm Toropí-Yupoí por


Herbst y Santa Cruz (1985). Sin embargo las relaciones estra-
tigráficas colocan a la Fm Tapebicuá en discordancia erosiva
sobre la Fm Yapeyú, datada en aproximadamente 18.000 años
A.P., es decir considerablemente más joven que la Fm Toropí-
Yupoi del oeste de Corrientes. Los ambientes sedimentarios,
sin embargo, han sido similares.

El espesor y la distribución de la Fm Tapebicuá es variable


regionalmente. Entre Santo Tomé y La Cruz, la unidad consti-
tuye el relleno de extensas depresiones entre colinas relictuales
formadas por la Fm Yapeyú. Dichos rellenos ocupan extensio-
nes de 3 a 7 Km.

En el área cercana al río Miriñay, los 2 m superiores de la


Fm Tapebicuá están compuestos por arcilla arenosa (granos de
arena cuarzosa en una masa de arcilla plástica) de consolida-
ción media, con variaciones en el color desde el rojo al amarillo
y gris oliva. La parte superior del depósito contiene mayor can-

438 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tidad de arena y está afectada por pedogénesis. Presenta talud


vertical y disyunción vertical en prismas de 0,50 a 1 m de altu-
ra, que rompen en prismas muy gruesos; el color varia entre el
oliva, el rojo y el amarillo. Hacia el este, la unidad aflora en fa-
cies palustre con 2,5 m de potencia junto a la ruta nac. 126. Está
compuesta por arcilla plástica de color general marrón, con va-
riaciones difusas al amarillo y al oliva. El perfil expuesto pre-
senta grietas de desecación y formas de erosión en “tubos de
órgano”. En la parte superior se destaca el horizonte B del sue-
lo enterrado, de 0,30 m de espesor y de color general gris. En
discordancia sobre dicho horizonte se halla la Fm San Guiller-
mo. La unidad aflora junto a la ruta nac.127 entre el paraje
Cuatro Bocas y Paso de los Libres. Yace alli sobre basalto cretá-
cico y está cubierta por la Fm San Guillermo. Se presenta en fa-
cies palustre oliva con variaciones tonales al gris, con formas
de erosión semejando “tubos de órgano”. Un depósito arcillo-
limoso negro corona la unidad, conteniendo abundantes con-
creciones de CaCO3, equidimensionales, de superficie áspera
de 1 a 3 cm de diámetro (frecuencia: 15 a 20%); además suelen
aparecer concreciones manganesíferas elipsoidales de hasta 0,5
cm de diámetro.

En el sector brasileño de la cuenca, la presencia de la Fm


Tapebicuá es reducida. Aparecen afloramientos dispersos junto
a la ruta BR 472 al sur de Uruguaiana (RGS). A unos 20 Km al
sur de esta ciudad, se destaca un nivel plano casi horizontal de
unos 2 Km de largo, formado por el techo de la unidad. A 53

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 439


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Km al sur de Uruguaiana, se observa un perfil típico de la Fm


Tapebicuá, con la facies de canal en la base y la facies palustre
hacia arriba: Por encima de un estrato formado por cantos ro-
dados silíceos con escasa arena intersticial, aparece un sedi-
mento palustre arcillo arenoso gris con moteados ocre amari-
llentos (motas férricas de 8 mm a 2 a 3 cm de largo, difusas,
que abarcan un 15-20% del sedimento), cuyas formas de ero-
sión son parecidas a las de la formación en Corrientes. Está cu-
bierta por la Fm San Guillermo. La formación vuelve a aflorar a
unos 64 Km al sur de Uruguaiana y en otros sectores menores.

La presencia de esta formación en el sector uruguayo de la


cuenca se restringe al área ubicada al oeste de la localidad de
Bella Unión. El techo de la Fm Tapebicuá forma un plano hori-
zontal limitado al oeste por la terraza baja del Uruguay y al es-
te por una superficie ubicada a cotas superior (+ 5 m) sobre la
que se halla Bella Unión.

La composición mineralógica de la fracción arena muy fi-


na de la unidad en el área ubicada entre Paso de los Libres y
Yapeyú es: 88,1% de cuarzo monocristalino, 7,8% de cuarzo po-
licristalino, 1,9% de feldespatos, 1,6% de calcedonia y 0,6% de
vidrio volcánico. La fracción pesada representa menos del 1%
del total.

Los resultados mineralógicos de arcillas obtenidos por


Herbst y Santa Cruz (1985) sobre muestras de la Fm Toropí-
Yupoi en la región oriental de Corrientes (que consideramos

440 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

aquí correspondientes a la Fm Tapebicuá) indican predominio


de montmorillonita, con cantidades importante de caolinita. Esta
última aumenta de sur a norte (0-100% en sus valores extremos).

La ubicación estratigráfica de esta formación presenta


cuestiones interesantes. Por una parte, los indicadores de cam-
po, principalmente geomorfológicos y algunos estratigráficos,
revelan que la unidad es posterior a la Fm Yapeyú, esta última
datada por TL en alrededor de los 18.000 años A.P. Por otro la-
do, recientes dataciones absolutas de la facies palustre de la Fm
Tapebicuá (en el perfil tipo) obtenidas en otro laboratorio re-
sultaron para la misma muestra en tres valores diferentes:
93.800 ± 11.000 a.A.P. (método OSL), 124.700 ± 14.000 (OSL) y
126.500 ± 14.000 método TL). En consecuencia, la Fm Tapebicuá
pertenece al Pleistoceno Superior sensu lato, con dudas sobre la
edad precisa dentro de éste. De todas maneras, queda registra-
da mediante varios indicadores independientes una migración
importante del río Paraná en épocas más recientes que las es-
timadas hasta ahora (Iriondo, 2004).

 
La Formación Libertad
Esta unidad sedimentariase describe genéricamente como
loess y es la continuación del Sistema Eólico Pampeano, que se
desarrolla principalmente en la Pampa Norte de Argentina
(Entre Ríos-Santa Fe-Córdoba) (Iriondo, 2008). Se extiende am-
pliamente por territorio uruguayo, principalmente en el sur del
país, cubriendo las formaciones más antiguas en forma de

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 441


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

manto; hacia el norte se va haciendo discontinua, formando


áreas cada vez menores. Los diferentes autores describen a Li-
bertad como loess, loess retransportado, lodolita, y términos
similares según el sector estudiado en cada caso. Bossi (1969) la
caracteriza sedimentológicamente como un limo muy arcilloso
ue contiene casi constantemente arena gruesa, gravilla y excep-
cionalmente cantos dispersos, suspendidos en la masa sin es-
tratificación. Panario y Gutiérrez miden el espesor típico entre
1 y 2 metros, con sectores más potentes, de hasta 10 metros de
espesor. En muchos sectores se trata de un loess clásico, poroso
y friable, fuertemente carbonático, conteniendo illita de oriigen
andino como mineral arcilloso dominante, está estructurado en
prismas gruesos con taludes verticales, contiene concreciones
de carbonato de calcio, poros con películas arcillosas y suelos
enterrados (Fig. 4.2.).

442 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 4-2 – Formaciones loessicas del Uruguay (Según Panario y Gutiérrez, 1999).
 
Considerando las evidencias de campo, la Formación Liber-
tad correlaciona con lla Formación Tezanos Pinto de Entre Ríos y
Santa Fe, depositada durante el Último Máximo Glacial del Pleis-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 443


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

toceno superior. Evidentemente, la diversidad de los perfiles es-


tratigráficos descritos para Libertad sugieren que esta correlación
también incluye a otras unidades pampeanas argentinas.

Es importante destacar que compartimos la tesis de Pana-


rio y Gutiérrez que expresa que la Fm Libertad es el depósito
denominado a veces Libertad I, y que el término Libertad II se re-
fiere a otra formación loéssica más antigua, generada durante
el Pleistoceno inferior y correacionable con la Fm Punta Gorda
de Entre Ríos.

 
La Formación Sopas/Dolores
La Formación Sopas (Antón, 1975) representa la terraza in-
ferior de los ríos y arroyos uruguayos. Está compuesta por dos
miembros. El miembro basal está formado por sedimentos flu-
viales de cauce, que incluyen gravas y cantos rodados;es en par-
tes masivo, clasto-soportado o soportado por una matriz que
puede ser pelítica o arenosa. En otras localidades, generalmente
en los cursos inferiores de los ríos, está formado por loess re-
transportado, levemente consolidado y suele contener restos
fósiles de malacofauna y mastofauna (Panario y Gutiérrez,
1999). Según dataciones de Ubilla (1996) su edad oscila entre 43
y 45 ka AP, es decir, correlaciona con la Fm Arroyo Feliciano.

El miembro superior está pobremente consolidado; pre-


senta evidencias de pedogénesis y contiene mastofauna, con-
creciones y costras calcáreas. ES un típico depósito de inunda-

444 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ción, desarrollado bajo climas semiáridos con aportes conside-


rables de polvo eólico. Está coronado por un suelo.

El miembro inferior de la Formación Sopas correlaciona


con la Formación Arroyo Feliciano, que representa un relleno
de valles durante el Pleistoceno superior en Entre Ríos. El es-
pesor visible de la Formación Arroyo Feliciano varía de 2 a 5
m. Está compuesta por sedimentos bien seleccionados deposi-
tados principalmente en ambiente de cauce y de pantano.
Constituye en muchos lugares una terraza de pocos metros de
altura en la que pueden verse grandes paleocauces colmatados.
Los paleocauces son más regulares y claramente más grandes
que los cauces actuales de los respectivos arroyos; su ancho y
su longitud de onda, por ejemplo, son 2 a 4 veces mayores. Es-
to significa, en una primera aproximación, que la descarga me-
dia anual fue 10 veces más grande que la de los respectivos ríos
actuales.

La naturaleza sedimentológica de la Fm Arroyo Feliciano


depende del tamaño y la posición geológica de la cuenca flu-
vial en que se la observe. El perfil tipo está ubicado en el arro-
yo Feliciano, en el noroeste de Entre Ríos, 1 Km aguas abajo de
la desembocadura del arroyo Las Piedras. La unidad está com-
puesta por limo pulverulento de color gris muy claro a oliva
claro, de consolidación media. Localmente presenta estructuras
de laminación y estratificación muy fina, en sectores de 0,30 a
0,40 m de espesor y 1 a 2 m de longitud. Dichos sectores están
incluídos en una masa sedimentaria más uniforme sin estratifi-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 445


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

cación visible, con grietas revestidas por óxidos de manganeso.


También son frecuentes pliegues singenéticos. Localmente apa-
recen intercalaciones de arena muy fina levemente diageniza-
da. En su parte superior contiene CO3Ca en forma de concre-
ciones mal definidas y cemento. Se trata de una facies de llanu-
ra aluvial de clima húmedo, con introducción posterior del
carbonato en un clima semiárido. La facies de canal de la uni-
dad en su perfil tipo, está formada por arena limosa, con estra-
tificación mediana a gruesa, difusa y con buzamientos singené-
ticos originados en el relleno de cauces. En la base aparece una
línea de piedras formada por cantos rodados de "tosca" (con-
creciones de CO3Ca).

Esta unidad constituye la terraza alta del arroyo Feliciano,


caracterizada por paleocauces de gran tamaño, de 150 a 300 m
de ancho formando meandros regulares bastante cerrados (300
a 500 m de radio de curvatura). En casi todo el valle se observa
un solo paleocauce, lo que sugiere un cauce estable a lo largo
de un tiempo considerable, dicha característica es típica de ríos
de climas húmedos sin estación seca. Este patrón cambia en el
tramo inferior del arroyo, probablemente por influencia de la
Neotectónica.

En el río Gualeguay, la Formación Arroyo Feliciano es un


depósito fluvial y palustre, compuesto por arena cuarzosa y
limo en partes arcilloso. Presenta grandes estructuras en artesa
de varias decenas a cientos de metros de ancho, con arena es-
tratificada en la base y limo palustre en la parte superior. El co-

446 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

lor en general es oliva grisáceo claro. En la arena aparecen fre-


cuentemente cantos rodados y placas formados por arena y li-
mo, de hasta 0,20 m de longitud, provenientes de la misma
formación. El contacto con la Fm Tezanos Pinto suprayacente
está marcado por un nivel de precipitados de óxidos férricos de
0,20 m de espesor. La arena que compone dicho depósito está
integrada por más del 95% de cuarzo, con zircón como el prin-
cipal mineral pesado, indicando una fuente no pampeana. La
fracción limo está formada en su mayor parte por cuarzo. La
cantidad de minerales arcillosos del grupo de las esmectítas
duplica a la de illita.

Se han encontrado en esta unidad varios yacimientos fo-


silíferos en distintos arroyos: Perucho Verna (afluente del Uru-
guay) y Feliciano; Alcaraz y Espinillo (afluentes del Paraná).
Los elementos identificados (Smilodon populator, Equus (Amer-
hippus) sp., Glossotherium robustum, Toxodon sp. y Stegomastodon
sp.) señalan Edad Mamífero Lujanense (Tonni, com.pers.).

La edad de la formación es Pleistoceno Superior, más es-


pecíficamente perteneciente al Estadio Isotópico 3, lo que co-
rresponde al intervalo húmedo ocurrido entre 60.000 y 36.000
años A.P. La formación se correlaciona con la Fm Toropí-Yupoí
(definida por Herbst y Santa Cruz, 1985) en Corrientes y esti-
mamos que también al miembro inferior de Sopas/Dolores.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 447


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
Los Suelos Vertisólicos
El desarrollo de suelos vertisólicos es uno de los fenóme-
nos más significativos del Holoceno uruguayo (Bossi y Ortiz,
2011). Están caracterizados por un elevado contenido de arci-
llas montmorilloníticas y aparecen en una faja de dirección es-
te-oeste de 20 a 40 kilómetros de ancho que recorre todo el te-
rritorio del país.

 
La Formación Concordia
La Formación Concordia es el depósito sedimentario que
constituye la terraza baja del río Uruguay (Iriondo y Kröhling,
2008). Esta terraza aparece a lo largo de unos 1.300 Km de dis-
tancia, desde Chapecó en Brasil hasta San Javier. La informa-
ción disponible indica que la generación de la terraza baja
abarcó todo el Holoceno y probablemente haya comenzado un
poco antes (Kröhling e Iriondo, 2002).

En general, la unidad está compuesta por sedimentos ma-


sivos o muy groseramente estratificados, franco arenosos y
areno arcillosos, de color marrón grisáceo a marrón rojizo,
según la latitud. Estos corresponden a depósitos de facies de
inundación, acumulados durante dos fases climáticas semiári-
das, separadas por un intervalo húmedo que favoreció la pe-
dogénesis de los materiales superficiales. Durante la formación
de la terraza, el río fluyó por un cauce más pequeño que el ac-
tual y sufría grandes inundaciones esporádicas que acumula-

448 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ban sedimentos finos en su valle. La fuente de los materiales


sedimentarios de la unidad está ubicada en la alta cuenca.

La formación está compuesta por dos miembros de simila-


res características, bien definidos en el área de Concordia. El
Miembro Inferior se desarrolló durante el Holoceno Inferior y
el Optimum Climaticum (o Hypsithermal) del Holoceno Medio;
en este último período se generó el paleosuelo que corona di-
cho Miembro. Predominan ampliamente facies de inundación,
salvo en cortos trechos donde aparecen afloramientos rocosos
(Monte Caseros, Concordia, Puerto Yeruá), lo que produjo la
formación de una facies de canal en la base del Miembro Infe-
rior. El miembro superior se depositó en el Holoceno Superior,
hasta una edad de aproximadamente 1.000 años A.P. Está muy
desarrollado en Misiones. En toda su extensión, dicho miembro
está compuesto por facies de inundación, que representan un
ambiente similar al del Miembro Inferior. Localmente se ha
preservado un suelo enterrado poco desarrollado en el techo
del Miembro Superior, probablemente generado durante el
Período Cálido Medieval. En algunos lugares se intercalan en
ambos miembros lentes arenosas con significativa proporción
de ceniza volcánica de procedencia andina, que son llamadas
localmente "tabatinga".

La Fm Concordia se identificó con sus características típi-


cas en la alta cuenca en Brasil, a partir del sector de Chapecó
(SC) / Erval Grande (RGS) -a unos 120 km aguas arriba de la
frontera Argentina-Brasil-. No se han observado depósitos per-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 449


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tenecientes a la Fm Concordia, asociados al río Pelotas y al río


Canoas. El primer tramo del río Uruguay no presenta terraza
baja asociada, habiendo sido identificada recien a partir de la
confluencia del Uruguay con el arroyo Passo Fundo, en el área
de Chapecó. La unidad está compuesta alli por arena fina a
muy fina arcillosa, de color marrón rojizo oscuro, organizada
en estratos gruesos (entre 0,50 y 1 m de espesor) con contactos
difusos. Tiene 6 a 8 m de espesor visible.

Sobre la margen izquierda del Uruguay, inmediatamente


aguas abajo de la desembocadura del río Cuareim, la terraza
baja está bien desarrollada. Sobre el pelo de agua aflora la Fm
Concordia, con varios metros de espesor, cubierta por la Fm
San Guillermo.

El perfil tipo de la Fm Concordia se encuentra en el Par-


que Municipal San Carlos de esa ciudad, más precisamente en
el sector de la barranca del Uruguay junto a la bajada de lan-
chas del parque. Desde el nivel de aguas medias:

Miembro Inferior:

0,00 - 0,50 m. Facies de canal: Estrato formado por arena


arcillosa conteniendo lentes difusas (de 10 a 0,15 m de es-
pesor y de más de 1 m de longitud) formadas por guijas
silíceas subredondeadas a redondeadas, algunas de petro-
logía basáltica. Este estrato se encuentra en una posición
más baja hacia aguas abajo, por posibles asentamientos

450 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

postdeposicionales. Forma una media caña en el talud por


erosión fluvial.

0,50 - 1,55 m. Facies de relleno de canal abandonado:

0,50 - 1,05 m. Estrato de arcilla cohesiva con alta concen-


tracion de nódulos (ocupan más del 50% de la masa y tie-
nen 1 cm de diámetro medio), de color general marrón cla-
ro. Abundantes grietas de desecación. El estrato forma un
resalto en el perfil expuesto.

1,05 - 1,55 m. Estrato de arcilla cohesiva de color general


gris amarronado. Abundantes grietas de desecación en
superficie y abundantes macroporos. Hay nódulos de ses-
quióxidos de manganeso (de 1 a 3 mm de diámetro, que
ocupan 10-20% de la masa, aumentando hacia abajo).
Forma un resalto en el perfil. Este estrato pasa lateralmen-
te a un suelo enterrado.

Miembro Superior:

1,55 - 3,25 m. Facies de llanura aluvial:

1,55 - 2,15 m. Estrato formado por arena muy fina cuarzo-


sa, con menor cantidad de limo y arcilla, friable, débilmen-
te estructurada en agregados débiles, de color general.
Marrón. Forma un resalto en el perfil. El sedimento es
permeable y hay surgencia de agua subterránea en la base
del estrato.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 451


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

2,15 - 3,25 m. Estrato formado por limo arcilloso con im-


portante cantidad de arena muy fina a fina, de color
marrón, friable, debilmente estructurado en agregados
irregulares. Los contactos superior e inferior de este estra-
to son difusos. El estrato forma un talud de 60°.

3,25 - 4,50 m. Pedocomplejo. El Horizonte Bt inferior, de


0,35 m de espesor, está formado por arena muy fina limosa
marrón grisácea, moderadamente estructurada en prismas
firmes. La arena es cuarzosa, el sedimento tiene consolida-
ción media. Pasa hacia arriba a otro Horizonte Bt, de 0,90
m de espesor, de igual composición, de color general
marrón grisáceo (en detalle se ven variaciones tonales del
marrón claro al marrón rojizo). Está estructurado en pris-
mas gruesos (de 5 a 7 cm de altura), que rompen en pris-
mas menores, firmes, limitados por numerosas fisuras. El
sedimento tiene consolidacion media. Abundantes macro-
poros. Forma un talud subvertical.

4,50 - 4,75 m. Estrato horizontal de limo arcilloso marrón


grisáceo, estructurado en prismas gruesos (de 4 a 5 cm de
altura), de resistencia firme. Discordancia erosiva.

4,75 - 5,35 m. Depósito aluvial actual.

 
La presencia de cerámica en el miembro superior indica
una edad de 2.000 años como máximo en ese nivel. En conse-
cuencia, el Horizonte B del paleosuelo del techo de la unidad

452 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

fue probablemente generado durante el período Cálido Húme-


do Medieval.

En Paysandú, la dinámica del Uruguay se modifica signi-


ficativamente; la Fm Concordia está separada del río por una
sucesión de bancos laterales adosados a la margen derecha. La
terraza baja tiene allí unos 500 m de ancho. En Concepción del
Uruguay, frente a la Isla del Puerto, ésta aflora en la barranca
de uno de los brazos principales del río, con 2 a 2,5 m de po-
tencia sobre el nivel de aguas medias.

A 10 Km al sur de Paysandú/Colón, la unidad alcanza


10,40 m de potencia, suprayaciendo areniscas rojizas de la Fm
Asencio (Cretácico). En una perforación que la atravesó se des-
cribió el siguiente perfil, de abajo hacia arriba:

 
0,00 -1,40 m. Arena fina limo-arcillosa gris oliva, con inter-
calaciones de arena media cuarzosa.

1,40 - 3,95 m. Arena fina limo-arcillosa de color general


marrón grisáceo.

3,95 - 6,40 m. Arena fina marrón grisácea con nódulos arci-


llosos.

6,40 - 6,70 m. Arcilla limosa gris oliva; se interpreta como


probable suelo.

6,70 - 8,40 m. Arena limosa marrón con intercalaciones de


arcilla plástica negra.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 453


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

8,40 - 10,40 m. Arena limosa negra con abundantes restos


orgánicos vegetales conteniendo importante cantidad de
agua intersticial.

 
Junto al Puerto de Paysandú aflora el miembro superior y
el suelo enterrado del techo del miembro inferior de la forma-
ción. Desde el nivel de aguas medias:

 
0,00 - 0,30 m. Horizonte Bt del suelo enterrado. Arcilla gris
oscura con manchas de óxido férrico, bien estructurada en
poliedros resistentes de 5 a 10 cm de lado. Forma una pla-
taforma de abrasión.

0,30 - 1,35 m. Facies de llanura de inundación:

0,30 - 1,20 m. Sucesión de estratos finos a muy finos, tabu-


lares, horizontales y de límites difusos, diferenciables en-
tre sí por sus variaciones texturales (desde arena muy fina
arcillosa a arcilla limosa) y tonales (desde el marrón grisá-
ceo al marrón). A 8 cm del techo aparece un nivel de ocu-
pación humana, representado por una línea horizontal de
piedras partidas (fragmentos de arenisca de la Fm Salto y
limolita de la Fm Fray Bentos, de 2 a 5 cm de diámetro) de
6 m de extensión longitudinal. Este nivel de ocupación se
extiende perpendicularmente a la barranca unos 8 a 10 m,
definiendo una superficie de 50 m².

454 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

1,20 - 1,35 m. Estrato tabular de limo marrón grisáceo


masivo.

1,35 - 1,85 m. Sucesión de estratos muy finos, tabulares,


horizontales y difusos, formados por arcilla limosa marrón
oscuro a gris. Está afectada por pedogénesis. Se trata de un
Horizonte Bt, estructurado en prismas medianos, resisten-
tes, escaso cutanes cubriendo los agregados y paredes de
poros.

1,85 - 1,95 m. En discordancia: Estrato tabular de arena muy


fina marrón grisácea, masivo, de probable origen eólico.

 
En San Javier aflora esta terraza 1 m de altura sobre el ni-
vel del río, representada por la facies de llanura aluvial, com-
puesta aquí por estratos difusos finos. El sedimento es limo ar-
cilloso gris oscuro a negro; un estrato de 0,25 m de espesor y de
color negro corona la unidad.

El desarrollo de la Fm Concordia está determinado por los


siguientes eventos:

 
#El depósito más antiguo de la terraza baja se formó du-
rante el Pleistoceno Tardío y principios del Holoceno
(orientativamente entre 13.000 y 8.000 años A.P.), durante
una fase climática semiárida, con cauce pequeño y grandes
inundaciones esporádicas acrecionando sedimentos finos
mal seleccionados en el valle.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 455


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

La llamada "tabatinga", fue datada en aproximadamente


10.000 años A.P. por Miller, com.pers., (aflorante en la ba-
rranca del Uruguay, cerca de la desembocadura del Ibicuy
30°lat.S y 57° long.O).

#El paleosuelo que corona el miembro inferior fue genera-


do durante el período húmedo Hypsithermal (que se ex-
tendió entre 8.500 y 3.500 años A.P.), bajo condiciones tro-
picales húmedas. Es notable el hecho de que durante ese
período no ha habido una acreción significativa, lo que en
primera instancia sugiere un clima de selva con insignifi-
cante carga de sedimento en suspensión, similar (por
ejemplo) a la carga actual del arroyo Los Muertos, ubicado
en plena selva misionera.

#El miembro superior se acumuló durante el período seco


del Holoceno Superior (entre 3.500 y 1.400 años A.P.). Una
datación por TL del miembro superior tomada en San Ja-
vier (Misiones), a 7,20 m por debajo del techo de la uni-
dad, indicó una edad de 2.170 ± 220 años A.P. Otra data-
ción por TL del miembro superior, a 200 m aguas abajo del
puente internacional Colón - Paysandú, determinó una
edad de 4.850 ± 740 años A.P.

#El paleosuelo del techo del miembro superior se des-


arrolló muy probablemente durante el Período Cálido
Húmedo Medieval (ocurrido en la región entre 1.400 y 800
años A.P. ).

456 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
Los Cauces Menores Holocenos
La terraza inferior de ríos y arroyos (Fm Sopas/Dolores)
fue erosionada por cárcavas y cauces en diferentes ciclos de
corte y relleno, que se pueden reunir en dos grupos (Panario y
Gutiérrez, 1999):

 
a) El grupo más antiguo es un depósito arenoso con talud
vertical datado en 9900 años A.P., que contiene fogones de
origen humano (Austral, 1994). Está cubierto por arcillas
grises, que ocuparon cauces abandonados, con grietas de
desecación en el tope. Esas fisuras están rellenas con arena
eólica deflacionada de los bancos de arena fluviales y cu-
biertas por una delgada capa de arena del mismo origen.
Estos sedimentos están cubiertos por un suelo vértico co-
lor negro desarrollado en tiempos históricos que contiene
restos de fauna europea posterior al año 1661. Panario y
Gutiérrez estiman una edad alrededor del 4.000 A.P. para
el período seco que produjo las grietas de desecación; exis-
te una datación de 4.200 ± 50 a. A.P. en la base de los de-
pósitos eólicos (López e Iriarrte, 1995).

Los canales de este sistema fluvial están rellenos por dos


tipos de sedimentos: loes intercalado con niveles de ceniza
volcánica andina, sin indicadores de pedogénesis; y paleo-
suelos y turba cubiertos por loess retransportado. Esta
condición ocurre en todo el país, desde el río Santa Lucía

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 457


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

hasta el norte, donde una turbera fue datada en 4020 ± 70


años A.P. En ese lugar la turbera fue cubierta por lentes de
ceniza laminada por transporte acuático, intercaladas con
loess retransportado.

b) El segundo tipo de canales aparece en los mismos ríos


que el primero y consiste en cauces meándricos rellenos
con depósitos de arena arcillosa negra. Contiene restos de
especies actuales; se opina que fue desarrollado durante el
Hypsithermal.

 
La Formación Cuaró Grande
Esta formación es un depósito de limo eólico gris oscuro
suelto a friable con arena muy fina de 0,50 a 1 metro de espesor
depositado sobre el canchal de fragmentos basálticos en la re-
gión oriental de la meseta de Masoller. Su área típica está si-
tuada al este de Jaiver de Viana, en las altas cuencas de los
arroyos Tres Cruces, Cuaró Grande y Yucutujá, afluentes del
Cuareim, donde cubre el paisaje en forma de manto continuo
sobre una penillanura (Iriondo y Kröhling, 2008). Hacia el este
el limo aparece como relleno intersticial entre los bloques de
basalto del canchal.
La Fm Cuaró Grande correlaciona con la Formación San
Guillermo, que cubre gran parte d la región Chaco-Pampeana y
la provincia de Entre Ríos en Argentina. Esta unidad fue depo-
sitada durante el período seco del Holoceno superior, entre
3.500 y 1.400 años A.P.

458 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
EL RÍO URUGUAY
El río Uruguay cubre un área de 365.000 Km2 en Brasil,
Argentina y Uruguay. Las mayores superficies dentro del sis-
tema corresponden a los estados de Río Grande do Sul y Santa
Catarina, de Brasil, y la mayor parte del resto a la República
Oriental del Uruguay. La longitud del cauce es de 1838 kilóme-
tros. Tiene sus nacientes en la Serra do Mar, a solo 64 kilóme-
tros de distancia del Atlántico; con el nombre de Río Pelotas
fluye hacia el oeste y al confluir con el río Canoas (cerca de Pi-
ratuba, a 1.800 m.s.n.m.) recibe el nombre de Uruguay hasta su
desembocadura en el Río de la Plata. Queremos notar que el río
no sufre cambios geomorfológicos ni hidrológicos en dicha
confluencia, sino que el cambio de nombre tiene origen históri-
co, como tantos otros casos. El caudal va aumentando paulati-
namente en su recorrido, hasta alcanzar un promedio anual de
4.660 m3 en Concordia, con extremos de 25.000 a 37.000 m3 en
crecidas extraordinarias.

La cuenca del Uruguay está formada por tres partes bien


definidas (Iriondo y Kröhling, 2008). La cuenca alta está desa-
rrollada en 150.000 Km2 de la extensa meseta basáltica del ur
de Brasil y noreste de Argentina. Está caracterizada por basalto
profundamente alterado, afluentes caudalosos y permanentes
con numerosas cascadas y rápidos. Los sedimentos cuaterna-
rios son escasos y de poco espesor, escasos en cuarzo.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 459


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig.4-3 – Cuenca del río Uruguay. La subcuenca superior está ubicada en Brasil
y Argentina. La subcuenca media en Brasil, Uruguay y Argentina. La subcuenca
inferior en Uruguay y Argentina (según Iriondo y Kröhling, 2008)
 
La cuenca media cubre una superficie de 163.000 Km2. El
río entra en la misma en Santo Tomé/Sao Borja (Argenti-
na/Brasil) y la abandona en Concepción del Uruguay/Colonia
Ofir (Argentina/Uruguay). Está caracterizada por terrenos ba-
jos y de altura intermedia, moonos meteorizados que los de la
alta cuenca. Durante el Neógeno la cuenca media sufrió gran-
des capturas fluviales de afluentes, algunas de la cuales cubren
miles de kilómetros cuadrados de superficie (Fig.4-4). En una
época no precisada se incorporó la mayor parte de la cuenca
del Ibicuy, mientras que durante el Pleistoceno medio se per-

460 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

dió una extensa área de la provincia de Entre Ríos y parte de la


de Corrientes, que pasó a formar parrte de la cuenca del Pa-
raná. El último gran cambio fue la separación de la cuenca del
Paraná, durante el Pleistoceno superior.

La margen derecha de la cuenca media tiene como princi-


pal característica geomorfológica a enormes paleocauces cua-
ternarios del río Paraná y/o Uruguay con grados variables de
soterramiento; posteriormente esas depresiones fuerron ocu-
padas por afluentes del Uruguay. La región izquierda (Uru-
guay y Brasil) está desarrollada en una geología más antigua y
más diversificada. Los sistemas heredados de períodos geoló-
gicos anteriores tienen diferentes grados de preservación; las
geoformas de los mismos corresponden a eventos que abarca-
ron territorios más amplios, fuera de la actual cuenca del Uru-
guay. Un ejemplo importante es la existencia de grandes paleo-
cauces fluviales formados en el Terciario inferior, ubicados
hacia el este en la ROU y Río Grande do Sul.

El cauce está formado por sectores aluviales que fluyen


sobre arenas cuarzosas, separados por numerosos rápidos y co-
rrederas, el mayor de los cuales es el Salto Grande. La arena
cuarzosa fue aportada al colector por el río Paraná, que durante
un período corto del Pleistoceno superior (estimamos que alre-
dedor de los 50 ka. AP) quedó como afluente del Uruguay de-
bido a movimientos tectónicos ocurridos en el borde de la me-
seta basáltica. Los paleocauces paranaenses de esa época son

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 461


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

los actuales ríos Aguapey y Miriñay, ubicados en la provincia


argentina de Corrientes.

El tramo inferior del río Uruguay (correspondiente a su


cuenca inferior) comienza un corrto trecho aguas abajo de Con-
cepción del Uruguay y llega aguas abajo hasta la localidad de
Nueva Palmira, donde se produce un estrechamiento debido al
avance actual del delta del Paraná. En ese punto comienza el
Río de la Plata. Su longitud total es de 170 Km. Ese tramo infe-
rior del colector está determinado por dos características am-
bientales importantes: la principal es la influencia directa del
mar, que penetró profundamente en el valle durante la ingre-
sión holocena; la otra es la abundancia de arena y sedimentos
finos, que generan gran cantidad de islas y bancos. El canal
sumergido se conserva aquí profundo y estrecho a lo largo de
todo el cauce, con su lecho por debajo del nivel del mar en gran
parte de su recorrido.

El territorio de la cuenca inferior es considerablemente


asimétrico, tanto geológica como greográficamente. En la mar-
gen izquierda recibe al su principal afluente, el río Negro, que
drena un territorio complejo, compuesto por una columna ge-
ológica que comienza con granitos proterozoicos e incluye ro-
cas de la mayor parte del Eón Fanerozoico. En la margen ar-
gentina mide solamente 10.200 Km2 está formado por sedimen-
tos pleistocenos palustres y fluviales y depósitos litorales de
edad holocena.

462 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 4-4 – Incorporaciones y pérdidas de áreas de la cuenca del río Uruguay
durante el Cuaternario (según Iriondo y Kröhling, 2008).
 
El cañón sumergido – Una característica notable del cauce
del río Uruguay a lo largo de todo su recorrido es la existencia
de un cañón incidido en su lecho y sumergido en forma per-
manente aun en aguas bajas. Dicho cañón mide entre1/4 y 1/8
del ancho del cauce actual y es entre tres y siete veces más pro-
fundo. Sus bordes están bien definidos, en partes son casi ver-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 463


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

ticales y su fondo es plano. Sus curvas son consecuentemente


más cortas e irregulares y su ancho es menor en los estrecha-
mientos del cauce actual. Atraviesa los rápidos, estrechándose
considerablemente en esos lugares; se han medido secciones
del cañón no mayores de 4 metros en algunas correderas
(Iriondo y Kröhling, 2003).

En el sector de Salto Grande el cañón tiene una expresión


importante. Incluye profundos pozos cuyo fondo se halla a
más de 20 metros de profundidad, o sea que se encuentra por
debajo del nivel del mar. Aguas abajo continúa a lo largo de
todo el río y se prolonga dentro del Río de la Plata hasta más
allá de la isla Martín García.

 
El delta del río Uruguay – A la altura de Paysandú (es de-
cir, al comenzar la cuenca baja) el valle del río se ensancha en
forma suave, pasando de 1 kilómetro de ancho al norte de la
localidad de Nuevo Berlín, a 14 kilómetros de amplitud aguas
abajo. El cauce se divide en dos ramas principales y varios cau-
ce secundarios, formando un delta alargado de 65 kilómetros
de longitud, con patrón claramente distributario en los 20 Km
finales; aguas arriba presenta morfología anastomosada.La
mayor parte de los distributarios se encuentran actualmente ac-
tivos, con una dinámica bastante intensa y variaciones impor-
tantes en las profundidades (Iriondo y Kröhling, 2008).

464 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El delta está compuesto por dos unidades geomorfológi-


cas principales: a) En el sector superior hay una llanura de ban-
cos actuales, que crece por adosamiento de nuevas acumula-
ciones de arena en la punta de aguas arriba de islas preexisten-
tes. La causa de este crecimiento en dirección contraria a la co-
rriente es un caso realmente anómalo. Estimamos que se debe a
la influencia del viento sur, que provoca turbulencia irregular y
trenes de olas de considerable energía durante algunas tormen-
tas; en esos casos el flujo se detiene en las capas superiores del
agua. Los depósitos actuales se forman también a los costados
de las islas mayores, como Cambá Cuá y Dolores. b) Una ex-
tensa llanura de mareas, que se hace claramente visible unos 10
Km al sur del ápice del delta y más al sur domina ampliamente
en ambos costados del sistema. Forma amplias terrazas de has-
ta 5 Km de ancho. En el frente de las terrazas y en los bordes de
las islas se desarrolla un albardón actual. El segmento más sep-
tentrional de la llanura de mareas está localizado a la altura de
la boca del arroyo El Molino (Entre Ríos). Ésto indica el punto
máximo de entrada del nivel del mar en el continente durante
la ingresión holocena; es interesante notar que el mar penetró
aquí entre 15 y 20 kilómetros más profundamente que en el ve-
cino sistema del río Paraná.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 465


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 4-5 -Mapa geomorfológico de un sector del río Uruguay inferior
(según Iriondo y Kröhling, 2008)

466 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Los afluentes entrerrianos pequeños entre lo arroyos El


Molino y el Potrero (entre Concepción y Gualeguaychú) desa-
rrollaron pequeños estuarios en sus desembocaduras durante
la ingresión. Son depresiones muy anchas y cortas, con 4 a 6
kilómetros de longitud y 2 Km de ancho en la boca, que forman
triángulos muy recortados, con entradas irregulares y angulo-
sas de 200 a 500 metros de largo.

En la parte inferior del delta, el patrón distributario está


indicando que el río ha invadido recientemente una llanura de
mareas atravesándola con varios brazos, debido a un aumento
de su caudal (Fig. 4-5). Las islas están formada ahora por un
albardón perimetral y una depresión central compuesta por
depósitos de marea, con el sector de aguas abajo sin albardón,
o sea abierta a la entrada de la marea. La cota de la depresión
es de alrededor de 1 metro sobre el nivel del marr y está ocu-
pada por un pantano. En esa zona los principales canales son el
del Burro, con 14 m de profundidad, y el de la Filomena (9 m
de profundidad), o sea varios metros por debajo del nivel del
mar, que se encuentra recién en el área de Montevideo. Tam-
bién es notable el hecho de que la corriente actual excava los
canales y deposita la carga de arena en el frente de éstos contra
la margen uruguaya, en el área de Nuevo Berlín, disminuyen-
do la profundidad de los canales a menos de la mitad de sus
valores máximos. Cada canal presenta un relieve interno de
pozos y umbrales irregulares, de 5 m de desnivel en los dos ca-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 467


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

sos citados. Dichas características fueron producidas proba-


blemente por la acción de corrientes de marea.

El delta de Uruguay llega hasta la gran curva del río, ubi-


cada frente a Fray Bentos-Gualeguaychú, donde el patrón dis-
tributario termina en diez brazos. Se trata de un frente en re-
troceso; los brazos tienden a ensancharse, erosionando lateral-
mente las islas formadas durante la época de acumulación de
la llanura de mareas. No existe progradación actual del frente
del delta. Inmediatamente aguas abajo el río fluye de este a
oeste en un trecho de 20 kilómetros, dentro del cual se ubica un
grupo de islas pequeñas y espaciadas, que representan un es-
tadio más avanzado de destrucción.

 
La terraza marina pleistocena – Una terraza marina anti-
gua de 10 Km de largo y 4 Km de ancho, con forma elíptica, se
ha preservado en el área de la desembocadura de los arroyo
Román Grande y El Pingüino, al norte de Nuevo Berlín. En la
margen derecha la terraza es algo mayor (20 Km de longitud
por 3,5 Km de ancho). La terraza se halla a una cota media de
10 metros sobre el nivel del mar, con una leve pendiente desde
el valle hacia afuera. No hemos encontrado sedimentos litora-
les sobre la superficie, de manera que la consideramos de ori-
gen erosivo.

Esta terraza fue generada durante la ingresión del Último


Interglacial (EIO5) que está registrada en la provincia de Bue-

468 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

nos Aires a la misma cota, denominada “Piso Belgranense” en


la literatura clásica. También está ampliamente desarrollada en
el norte de Sudamérica, particularmente en las Guayanas
(Iriondo, 2014) y en el norte de Brasil.

 
La gran curva Fray Bentos-Gualeguaychú – En este tramo
el río fluye hacia el oeste a lo largo de 20 Km, controlado por
una importante fractura que se extiende desde Tostado (Santa
Fe), pasando por la ciudad de Paraná hasta el interior de la Re-
pública Oriental del Uruguay. La curva incluye un sector de
llanura de mareas. El depósito de mareas en Puerto Unzué está
formado por un estrato superior de arena cuarzosa fina a me-
diana marrón, moderadamente seleccionada. El depósito con-
tiene escasa proporción de finos, es friable y masivo. Pasa hacia
abajo a un estrato de arena cuarzosa mal seleccionada, de color
amarillo claro, friable, con escasa cantidad de finos.

La ingresión holocena formó pequeños estuarios en la bo-


ca de afluentes menores en este tramo.

 
El perfil geológico del valle del Uruguay, elaborado a par-
tir de las perforaciones realizadas durante la construcción del
puente Fray Bentos-Puerto Unzué está representado en la Fig.
4-6. Está compuesto por rocas cretácicas en el subsuelo entre 10
y 60 metros por debajo del lecho del río. Sobre éstas rocas se
encuentra una capa irregular de Fray Bentos, compuesta por
limolitas arenosas con matriz calcárea. Dicha unidad se extien-

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 469


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

de en la mitad izquierda del perfil con un espesor típico de 2 a


4 metros, alcanzando un máximo de 25 m en el extremo orien-
tal, y cubre en forma irregular el relieve preexistente.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 4-6 – Perfil geologico del valle del río Uruguay en Fray Bentos
(según Iriondo y Kröhling, 2008)
 
El Cuaternario comienza con una formación de limos arci-
llosos y arcillas limosas endurecidos con abundantes concre-
ciones de CO3Ca con hasta 12 metros de espesor; estimamos
que se trata de la Fm Punta Gorda/Itapebí/Libertad I. Tentati-
vamente, por correlación continental, suponemos que su edad
corresponde a la Gran Glaciación Continental, ocurrida alrede-
dor de 1 Ma A.P.

El valle se ha rellenado paulatinamente en varios episo-


dios posteriores. La base del relleno está compuesta por un de-
pósito de arena fina a media, con canto rodados incluidos, de 2
a 5 m de espesor y distribución discontinua. Éste está cubierto
por arena pobremente seleccionada con espesor variable de va-
rios metros y origen fluvial; la potencia máxima de esta facies

470 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

es de 20 metros. Los cantos rodados se extienden en el valle a


lo largo de 3 kilómetros, mientras que la arena unos 600 m más
hacia el este. Estimamos que este paquete sedimentario perte-
nece a la Fm Salto/El Palmar, de edad Pleistoceno superior.

En la margen argentina del valle y en discordancia erosiva


suprayacen sedimento litorale correspondientes a la ingresión
marina del Holoceno medio. Están depositados en el sector
norte del valle, con un ancho de aproximadamente 2,4 Km; tie-
nen un espesor constante de 10 m. Están compuestos por pa-
leocanales de marea de alrededor de 100 m de ancho indivi-
dual y 2 a 3 m de profundidad original, posteriormente relle-
nos con limos y arcillas de baja plasticidad. Se interpreta para
esta unidad un ambiente de tipo chenier, similar al que se en-
cuentra en el delta del Paraná anexo a esta área. Corresponde a
la fase de elevación del nivel del mar, que alcanzó estas cotas
aproximadamente a 7.000 años A.P.

En concordancia, y formando la superficie de la mayor


parte del valle, se depositaron los sedimentos estuáricos de la
llanura de mareas del Holoceno superior. Están compuestos en
su mayor parte por barros orgánicos con alto contenido de
agua intersticial, de color negro, y lentes pequeñas de arena.
Dispersos en la masa de sedimento fino se intercalan algunos
depósitos de canales de marea; son facies de arena de escaso
espesor (entre 1 y 2 m) y de 100 a 200 metros de ancho. Se esti-
ma que este ambiente se instaló 3.500 años A.P. y se extendió

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 471


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

hasta 1.400 años A.P. La fase actual ha excavado un canal de 20


m de profundidad a lo largo de la margen izquierda del valle.

 
El tramo final del río Uruguay – El tramo final del río
Uruguay es una amplia depresión heredada, de 85 Km de lon-
gitud por 5 a 12 Km de ancho. Se extiende desde Guale-
guaychú hasta Nueva Palmira. No se trata de un cauce fluvial
propiamente dicho; es una amplia depresión inundada y por
su interior corre el cañón sumergido del río. El resto del cauce
es un área anegada de escasa profundidad que limita con los
barreales de cheniers en la margen derecha (Iriondo, 2008) y
con las barrancas de Fray Bentos en la margen uruguaya. Este
segmento tiene una dinámica general de oleaje, generada por
los vientos dominantes.

 
El río Negro en la zona de confluencia – El tramo inferior
del río Negro está caracterizado por una serie de grandes me-
andros de 10 a 12 Km de longitud de onda y 6 a 8 Km de am-
plitud de onda. El cauce mide en ese tramo entre 500 y 800 me-
tros de ancho. Presenta bancos e islas de cauce, cuyo tamaño
aumenta hacia la desembocadura. Se asocia al cauce la Forma-
ción Paso Perico en forma de terraza.

Los depósitos del río Negro ha desarrollado una extensa


área litoral durante el Holoceno. En el sector norte de la misma
se define un área triangular formada por las islas Vizcaíno, Lo-
bos y un sector de la tierra aledaña con fisonomía deltaica. Ésta

472 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

tiene 7 Km de largo y 14 Km de ancho. El área está compuesta


por playas sucesivas (beach ridges); se trata de un delta de pla-
yas, generado bajo la acción dominante del oleaje y típicamente
arenoso. Dcho cuerpo lleva la denominación formal de Forma-
ción Vizcaíno (Bossi, 1969). El resto de ese complejo está com-
puesto por un patrón de playas de regresión de 25 Km de lon-
gitud y 9 Km de ancho, que penetra profundamente en el valle
del río San Salvador casi hasta Dolores (Fig. 4-5). El arroyo San
Salvador presenta traza irregular en una faja de 3 a 4 Km de
ancho y morfología estuárica. En el área de Mercedes existen
campos de dunas disipadas, se trata probablemente de voladu-
ras producidas durante el período seco del Holoceno superior.

 
EL RÍO DE LA PLATA
El Río de la Plata es un profundo golfo de origen tectónico
ocupado actualmente por agua dulce proveniente de los ríos
Paraná y Uruguay, pero conserva en gran medida morfología y
dinámica litorales. Su condición actual es transitoria en alto
grado. Durante el Último Máximo Glacial su cauce era normal
(no más ancho que el Paraná actual) y atravesaba las platafor-
mas interna e intermedia, desembocando en la plataforma con-
tinental exterior a 125 metros por debajo del nivel del mar ac-
tual. Su carga de arena se derramaba en las planicies abisales
del Atlántico. En el Holoceno fue ocupado en su totalidad por el
mar, que llegó aguas arriba hasta Rosario y cerca de Paysandú.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 473


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Parker y Violante (1992) publicaron el mapa del lecho del


Río de la Plata, al que denominaron “Terraza Rioplatense”, en
el que figuran varias unidades geomorfológicas: Canal Orien-
tal (paleocauce del río en el UMG), Alto Marítimo, Banco La
Plata, Restinga de los Pescadores, Sistema de Bancos Alinea-
dos, Umbral de Samborombón y Canal Marítimo, entre otras.

Canal Oriental – Es el valle fluvial sumergido del río for-


mado por la confluencia del Parraná y el Uruguay, labrado du-
rante etapas glaciales cuaternarias y que se continúa con los
Pozos de Fango frente a Brasil.

Banco La Plata – Es un banco de rumbo noreste de más de


70 Km de largo y 20 Km de ancho, compuesto por arenas no
consolidadas. Tiene un relieve relativo máximo de 12 metros
en su flanco noroccidental. Es un relicto de una línea de islas
de barrera (cordones litorales) formadas en el Holoceno infe-
rior (Urien y Mouzo, 1968).

Sistema de Bancos Alineados – Se extiende a lo largo de


la costa bonaerense desde San Clemente hasta Mar Chiquita.
Constittuye una zona de bancos arenosos no consolidados, que
alcanza un ancho máximo de 25 kilómetros en Punta Médanos.
Edad: Holoceno inferior.

Alto Marítimo – Es un relieve positivo formado por sedi-


mentos pre-holocenos que constituye la extensión subacuática
de Punta Piedras. Incluuye los bancos Rouen, Arquímedes e
Inglés.

474 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Restinga de los Pescadores – Constituye un relieve posi-


tivo alargado con dirección NE-SO a lo largo de la isobata de
30 metros. Su máxima expresión se encuentra a la latituud de
Mar del Plata, donde se manifiesta como un cordón de conchi-
llas semiconsolidadas con 4 a 5 m de relieve relativo, que limita
la Terraza Rioplatense por el ESE. El borde oriental de la res-
tinga está limitado por un talud de 40-50 m de profundidad,
que marca el comienzo de la plataforma intermedia.

Umbral de Samborombón – Es un relieve positivo com-


puesto por sedimentos pleistocenos, ubicado dentro de la bahía
de Samborombón.

Canal Marítimo – Está limitado por el Alto Marítimo al


este, la Plataforma Deltaica al noroeste y el Umbral de Sambo-
rombón/zona costera al oeste. Es un elemento geomorfológico
que no se encuentra en equilibrio.

 
Además de las unidades geomorfológicas anteriores se
debe mencionar que el cañón sumergido del río Uruguay
(Iriondo y Kröhling, 2008) se prolonga varias decenas de kiló-
metros en el Río de la Plata, pasando entre la isla Martín García
y San Isidro, desapareciendo aguas abajo cubierto por sedi-
mentos jóvenes. Es una “zanja” de gran tamaño, con 1 a 2
kilómetros de ancho y más de 15 metros de profundidad que
comienza en el alto Pelotas y continúa sin interrupciones hasta
el centro del Río de la Plata.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 475


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
Las conclusiones de Parker y Violante son las siguientes:

1) En el área considerada el paquete sedimentario holo-


ceeno forma una típica secuencia depositacional de
áreas costeras, vinculadas a una plataforma de un mar-
gen continental pasivo, influido por un importante sis-
tema fluvial. Está compuesto por sistemas depositaciona-
les constituidos por asociaciones de facies o litosomas,
representativos de las siguientes ambientes sedimenta-
rios: costas protegidas (llanuras cossteras, estuarrio y
delta); costas abiertas (llanuras costeras con sistemas de
barrera); y plataforma interior e intermedia.

2) La secuencia evolucionó por interacción de diversos


factores: glacioeustáticos, tectónicos, morfológicos, li-
tológicos y dinámicos.

3) Esta seecuencia depositacional es producto de un único


evento marino que tuvo las siguientes características: a)
Una etapa transgresiva inicial de ascenso rápido del ni-
vel del mar entre 18/20 ka A.P. b) Una etapa de trans-
gresión lenta entre 7 y 6 ka A.P. c) Una etapa final de
regresiónn acompañada de fuerte progradación costera
entre 6 ka A.P. y la actualidad.

4) La discordancia que separa a los registros sedimenta-


rios del Hooloceno de los infrayacentes del Pleistoceno
es tiempo-transgresiva, porque se desarrolló durante

476 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

todo el tiempo que duró la transgresión holocena.


Abarca, por lo tanto, el lapso comprendido entre los
18/20 ka A.P. en la plataforma exterior y los 6 ka A.P.
en las partes continentales más interiores (Rosario, Pay-
sandú) afectadas por la ingresión.

 
La isla Martín García – Esa isla es un pequeño bloque de
basamento, de pocos kilómetros cuadrados de extensión, que
emerge en el interior del Río de la Plata. Se han conservado en
ella cuatro formaciones sedimentarias cuaternarias, cuyas rela-
ciones estratigráficas no son completamente claras (Gonzálezy
Ravizza, 1987). a) La más antigua es una coquina fuertemente
cementada por CO3Ca, color amarillo, que se apoya sobre una
plataforma de abrasión labrada en el Complejo Ígneo-
Metamórfico. Lateralmente pasa a limos, sábulos de cuarzo y
ágatas de color castaño claro.Se le atribuye edad EI5, o sea
Último Interglacial. b) Limos limos arenosos castaño claros, con
concreciones de tosca; se trata de la Formación Tezanos Pin-
to/Libertad II del UMG. c) Un depósito estuárico, atribuido a
una hipotética transgresión interestadial del Pleistoceno supe-
rior. d) Depósitos holocenos yaciendo en discordancia erosiva
sobre sobre la unidad “b”; están compuestos por gravas grue-
sas con litoclastos de metamorfitas, alternando hacia arriba con
arena y conteniendo abundantes valvas de moluscos oligohali-
nos. Fueron datados mediante radiocarbono en 5.800 ± 120 y
5740 ± 130 a. AP.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 477


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
EL LITORAL ATLÁNTICO
 
El Cuaternario del litoral atlántico uruguayo está com-
puesto por tres áreas bien definidas: el sector norte, vinculado
a la laguna Merín, el sector central, que forma una estrecha
línea a lo largo de la costa del complejo ígneo-metamórfico, y el
sector costero de la cuenca de Santa Lucía.

El sector norte – Este sector forma el extremo meridional


de la planicie litoral de Río Grande do Sul. Tiene decenas de
kilómetros de ancho y está caracterizado por una abundancia
de depósitos arenosos holocenos (Ver sección “Brasil” en este
volumen).

El sector central – Se extiende desde La Paloma hasta Pi-


riápolis y está formada por un rosario de lagunas litorales
desarrolladas en las áreas protegidas de los afloramientos de
rocas precámbricas y generadas por la deriva litoral de arena
acarreada por la Corriente de Brasil. Las lagunas principales
son la Negra, Castillos y de Rocha. El tamaño de las mismas
disminuye de noreste a sudoeste, así como también su nivel de
madurez (González, 1992).

El cierre de las lagunas se registra principalmente durante


los últimos 5.500 años, intervalo durante el cual la costa uru-
guaya sufrió un levantamiento de por lo menos cinco metros,

478 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

que se suma al descenso del nivel del mar (Bossi y 0rtiz, 2011).
Durante este período del Holoceno se depositaron la formacio-
nes Villa Soriano (apr. 5.000 años A.P.) y Punta Loberos (apr.
3.000 años A.P.) (Prost, 1982) ambas en ambiente litoral. Ante-
riormente las lagunas fueron bahías que recibían el oleaje del
mar abierto.

La cuenca de Santa Lucía – Es un sector caracterizado por


bahías amplias con playas arenosas limitadas hacia el interior
por barrancas labradas en formaciones cuaternarias, princi-
palmente Raigon y Libertad. El delta del río Santa Lucía está
compuesto por barros y sectores de turberas litorales.

Evolución climática durante el Holoceno – La evolución


climática de la costa uruguaya es similar a la de las regiones
vecinas. Un estudio detallado de Bossi y Navarro (2005) produ-
jo el siguiente esquema morfoestratigráfico (Fig. 4-7):

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 4-7 – Esquema morfoestratigráfico de la costa uruguaya
(según Bossi y Navarro, 2005).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 479


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

El análisis multiproxi de testigos de lagunas costeras rea-


lizado por Del Puerto et al. (2011) demuestra que entre 7.000 y
5.000 años A.P. el ambiente de las mismas fue marino-salobre y
los fitolitos indican que el clima fue templado a cálido y húme-
do; los sedimentos de fondo son gruesos, lo que indica alta
energía de oleaje. En ese período las lagunas eran más bien gol-
fos o ensenadas que verdaderas lagunas litorales (albuferas).

A partir de 5.000 y hasta 2.500 a. A.P. Comienza una fase


regresiva abrupta, acompañada por condiciones climáticas
templadas a frías y subhúmedas-secas o marcadamente esta-
cionales. Los sedimentos de fondo son abundantes, de origen
eólico local y también lejano como vidrio volcánico andino; se
deduce de ésto que el clima seco favoreció la erosión mediante
vientos del sur-suroeste y la captura de sedimentos en los
cuerpos de agua. La carga de nutrientes en el agua fue escasa.

La situación se revierte a partir de 2.500 a. A.P. Los siste-


mas lacustres depositan sedimentos orgánicos de texturas finas
y ricos en nutrientes. Los indicadores químicos y sedimentoló-
gicos indican un cambio hacia condiciones climáticas más cáli-
das y húmedas, semejantes a las actuales. Esa transición sufrió
dos puntos de inflexión: El primero alrededor de 1.000 a. A.P.
se caracterizó por temperaturas más altas y clima húmedo.
Posteriormente, ya en tiempos históricos, se observa un cambio
hacia condiciones climáticas más frías y secas, que se extendie-
ron hasta casi el presente. En estos dos puntos de inflexión se
reconocen el Máximo Medieval y la Pequeña Edad del Hielo,

480 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

registrados también en la llanura argentina. Por otro lado, exis-


ten algunas diferencias regionales, así también como entre los
resultados de este análisis y el perfil estratigráfico de Bossi y
Navarro.

 
 
 
LA PLATAFORMA CONTINENTAL
 
La plataforma continental uruguaya ha estado sometida
durante el Cuaternario a dos dinámicas diferentes. Durante las
épocas glaciales de bajos niveles del mar los sistemas fluviales
menores cercanos a la costa desarrollaron fajas aluviales y del-
tas en la plataforma interior e intermedia; durante los períodos
de niveles altos (tales como eel actual) e produce una deriva de
la carga sedimentaria del Río de la Plata a lo largo de la plata-
forma interior hacia el noreste. Se trata de un fenómeno general
de la plataforma atlántica sudamericana (ver sección “Sudamé-
rica” en este volumen).

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 481


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 4-8 – Esquema paleogeográfico de la plataforma continental
uruguaya y regiones anexas durante el Cuaternario
(según Urien, Marttins y Willwock, 1980).
 
A lo largo del área Uruguay/Río de la Plata la plataforma
interior presenta una faja de barro que cubre un canal extendi-
do desde el estuario hacia afuera (Urien y Martins, 1978) (Fig.

482 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

4.8). El barro está compuesto por limo arcilloso y arcilla areno-


sa, en su mayor parte aportados por el estuario; casi todo el se-
dimento se deposita en esta área. El área cercan a la costa es ro-
cosa, con bolsones de arena amarillenta de origen local, erosio-
nada de depósitos cuaternarios antiguos. En el estuario exterior
se han depositado varios arcos de barro y barro arenoso, que
van pasando hacia afuera a arena fina a media, bien seleccio-
nada. Se trata de episodios sucesivos de estabilidad del nivel
del mar ocurridos durante la fase de retroceso del nivel del mar
durante el enfriamiento de la atmósfera que formaron líneas de
costa bien definidas. Sobre la plataforma intermedia aparece
una concentración de conchas, fragmentos y materiales calcá-
reos mezclados con arena y dispersos en una mancha alargada,
identificada como una línea de costa, probablemente una gran
albufera destruida. También existen algunos paleocauces de
gran tamaño que continúan por la plataforma externa hacia la
planicie abisal, que representan posiciones sucesivas del colec-
tor de la Cuenca del Plata.

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 483


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
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FORMACIONES CUATERNARIAS DE URUGUAY
 
• Bellaco
• Cuaró Grande
• Dolores
• Fray Bentos redepositado
• Libertad
• Malvín
• Paso Perico
• Punta Loberos
• Raigón
• Salto
• Sopas
• Tapebicuá
• Villa Soriano
• Vizcaíno

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 489


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
INDICE
 
PRÓLOGO ...................................................................................................................5
RESUMEN ....................................................................................................................7

1 - EL CUATERNARIO y SUDAMÉRICA ................................................................. 13


LA FORMACIÓN GEOLÓGICA ........................................................................... 16
OTROS TIPOS DE UNIDADES ............................................................................ 17
EL TIEMPO EN GEOLOGÍA Y LAS DATACIONES ABSOLUTAS ....................... 18
ESQUEMA GENERAL DE SUDAMÉRICA ........................................................... 20
LA CORDILLERA DE LOS ANDES ....................................................................... 21
NEOTECTÓNICA.................................................................................................. 26
LAS GLACIACIONES ........................................................................................... 37
LAS TIERRAS BAJAS INTERIORES...................................................................... 41
Depósitos eólicos ............................................................................................... 45
Humedales .......................................................................................................... 47
Los grandes ríos .................................................................................................. 49
La costa y la plataforma continental ................................................................. 51
Los terrenos antiguos ......................................................................................... 54
Los climas cuaternarios...................................................................................... 54
LOS MEGA-ABANICOS DE LA AMAZONIA OCCIDENTAL.............................. 57
EL CLIMA ACTUAL .............................................................................................. 58
LOESS CLÁSICOS Y NO CLÁSICOS..................................................................... 60
REFERENCIAS ..................................................................................................... 69

2 - BRASIL ................................................................................................................ 79
ESQUEMA GEOMORFOLÓGICO ....................................................................... 79
NEOTECTÓNICA DE BRASIL .............................................................................. 83
FALLAS CON ACTIVIDAD CUATERNARIA ........................................................ 85

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 491


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

CUENCA DEL AMAZONAS ................................................................................. 86


REGIÓN DEL NORDESTE ................................................................................... 90
NORTE ............................................................................................................... 103
EL ESCUDO DE GUAYANAS............................................................................. 103
LA PLANICIE COSTERA..................................................................................... 131
LA AMAZONIA OCCIDENTAL .......................................................................... 142
AMAZONIA CENTRAL Y ORIENTAL ................................................................ 181
NORDESTE ........................................................................................................ 194
EL SUR DEL ESTADO DE BAHÍA ...................................................................... 207
BRASIL CENTRAL .............................................................................................. 211
EL ESCUDO DE BRASIL .................................................................................... 211
EL PANTANAL ................................................................................................... 221
EL PANTANAL BOLIVIANO.............................................................................. 225
EL EXTREMO SUR ............................................................................................. 235
LA CUENCA DEL RÍO URUGUAY ..................................................................... 235
LITORAL Y PLATAFORMA ................................................................................ 247
ALGUNOS RÍOS BRASILEÑOS ......................................................................... 274
REFERENCIAS ................................................................................................... 307
FORMACIONES GEOLÓGICAS CUATERNARIAS DE BRASIL ........................ 324

3 - PARAGUAY ...................................................................................................... 327


EL CHACO SUDAMERICANO........................................................................... 329
INTRODUCCION ............................................................................................... 329
CLIMA Y BIOGEOGRAFIA ................................................................................ 331
EL CHACO OCCIDENTAL.................................................................................. 333
LOS EPISODIOS EOLICOS ................................................................................ 334
CONCLUSIONES ............................................................................................... 360
PARAGUAY ORIENTAL .................................................................................... 362
Paleosuperficies y valles menores.................................................................. 362
Terraza fluvial de los tributarios al Río Paraná en Misiones (Argentina) .... 364
Valle del Río Paraná en la meseta basáltica ................................................... 365
Mega-abanico de la Formación Ituzaingó..................................................... 368
Paraguay Oriental............................................................................................. 369
Formación San Antonio ................................................................................... 370
Formación Limpio ............................................................................................ 379

492 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

Reconstrucción paleoambiental e interacción de los ríos Paraguay,


Pilcomayo, Paraná y Uruguay.......................................................................... 384
El Valle de Ypacaraí .......................................................................................... 387
REFERENCIAS ................................................................................................... 391
FORMACIONES GEOLÓGICAS DEL CUATERNARIO PARAGUAYO............. 395

4 - URUGUAY ........................................................................................................ 397


El Cuaternario Inferior ..................................................................................... 398
La Formación Raigón ....................................................................................... 399
El Loess Retransportado de Itapebí/Libertad I .............................................. 404
La Formación Bellaco....................................................................................... 408
El PLEISTOCENO MEDIO ................................................................................. 411
EL CUATERNARIO SUPERIOR.......................................................................... 411
La FormaciónSalto/El Palmar........................................................................... 411
La Formación Paso Perico ............................................................................... 424
La Formación Oberá......................................................................................... 425
La Formación Yapeyú....................................................................................... 430
La Formación Tapebicuá.................................................................................. 437
La Formación Libertad ..................................................................................... 441
La Formación Sopas/Dolores .......................................................................... 444
Los Suelos Vertisólicos..................................................................................... 448
La Formación Concordia.................................................................................. 448
Los Cauces Menores Holocenos ..................................................................... 457
La Formación Cuaró Grande ........................................................................... 458
EL RÍO URUGUAY ............................................................................................. 459
EL RÍO DE LA PLATA......................................................................................... 473
EL LITORAL ATLÁNTICO................................................................................... 478
LA PLATAFORMA CONTINENTAL ................................................................... 481
REFERENCIAS ................................................................................................... 484
FORMACIONES CUATERNARIAS DE URUGUAY ........................................... 489
 

Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto 493


Cuaternario de Brasil, Paraguay y Uruguay 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Este libro se terminó de imprimir en Moglia S.R.L.
en Corrientes, Argentina – Noviembre de 2016

494 Martín H. Iriondo – Ernesto Brunetto


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